Tema 1 Cultura Estudio

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TEMA 1: LA HETEROGENEIDAD DE LAS LENGUAS

1. Variaciones temporales, situacionales, espaciales y sociales


1.1: Reflexión sobre la relevancia de la variación lingüística: variaciones temporales,
situacionales y espaciales:
En el siglo XIX apareció la corriente de los Neogramáticos, dedicados a la lingüística
histórica, los que trataron de estudiar la evolución de las lenguas. Tenían un interés por
la diacronía, es decir, por el cambio del lenguaje desde el latín al español. A finales de
este siglo aparece Saussure, cuyas reflexiones han podido definir la lingüística tal y como
la conocemos hoy en día.
Desde el estructuralismo, cuyo origen está en el Curso de lingüística general de Saussure
(1916), dejó de verse la variación a lo largo del tiempo, pasando a la sincronía, viendo el
lenguaje como un sistema complejo de reglas, como una estructura jerárquicamente
ordenada. Por tanto, Saussure busca un código común para que los hablantes puedan
entenderse entre ellos, con lo que la variación lingüística no tenía demasiada importancia.
Se buscaban las variantes dentro de esas reglas básicas.
Encontramos una serie de dicotomías Saussureanas:
-Individuo y sociedad lingüística. La lengua como soporte de pensamiento y como forma
de comunicación con la sociedad lingüística.
-Lengua y habla (langue / parole): Dicotomía fundamental para Saussure:
a. Lenguaje: facultad común a todos los hombres (receptáculo vacío que espera
los datos e impresiones obtenidos del resto de la comunidad social para ser
llenado)
b. Lengua: producto social de la facultad del lenguaje. Es para Saussure el
verdadero objeto de estudio de la lingüística-
c. Habla: acto individual de voluntad y de inteligencia: concretización de la
lengua, realizada por un individuo en un momento dado.
Saussure pensaba que el lingüista debería centrarse en la lengua, algo que en sincronía es
estático pero que en diacronía es evolutiva, para hacer extracciones en ella y obtener las
normas generales. Tiene que haber una serie de elementos que funcionen en diacronía,
pero para ello tienen que ser estáticos en sincronía, puesto que, si cambiasen de semana
a semana, no podrían ser estudiados de ninguna manera.
El habla es el único método de acceso a la lengua, de escuchar muchas oraciones y
estructuras podemos definir las reglas lingüísticas. Lengua y habla forman una dicotomía
indisoluble. Si no existiera la lengua en la mente de los hablantes no podrían realizar el
habla individual. Si no se diera la concretización del habla, no existiría la lengua. El habla
refleja también que existe una organización interna. El habla es el único elemento
empírico del que podemos extraer el funcionamiento de la lengua.
¿Una lengua puede variar y no variar al mismo tiempo? Sí, las normas escritas
normalmente van a ser las mismas, pero el habla va a evolucionar con más frecuencia,
por lo que no podemos definir una lengua como invariable o variable, sino que hemos de
considerar los dos extremos.
CUIDADO: No existe una lingüística del habla y otra de la lengua. No son conceptos
independientes.
Sincronía y diacronía: Dos ejes de estudio de la lengua. Para Saussure son dos enfoques
de estudio completamente independientes y antinómicos.
- Diacronía: El eje de sucesiones. Estudia los cambios lingüísticos a través del
tiempo: Faito, feito, fecho, hecho. La toma en consideración de esta dimensión de
análisis hace que se le reconozca a la lengua su carácter de mutabilidad.
- Sincronía: Eje de simultaneidades. El estudio de los elementos coexistentes en un
momento dado. Es el estudio de un estado de la lengua en un momento dado.
Saussure entiende por sistema un conjunto de relaciones que define, por oposición, a las
unidades lingüísticas en un estado de lengua, considerado sincrónicamente- La lengua es
un sistema de signos y de elementos interrelacionados, que cada uno adquiere su valor
por relación a los otros, nunca de forma absoluta. En una lengua, estas interrelaciones se:
hallan en cada una de las dos dimensiones fundamentales de la estructura lingüística
sincrónica, la sintagmática (sucesión de expresiones) y la paradigmática (asociativa, en
sistemas de elementos o categorías en oposición). Lo principal de estas relaciones es que
permiten la combinación de signos lingüísticos, tanto presentes como no presentes, para
poder formar un sistema comunicativo.
-Hablante y oyente: Dualidad esencial y evidente por la experiencia. Refiere a los
participantes de una comunicación lingüística.
Los indicios de variación en Saussure se encuentran principalmente en la dicotomía
lengua y habla, y en la perspectiva diacrónica de los estudios de la lengua. En la
‘lingüística geográfica’ del cuarto capítulo del Curso de Saussure, se hace alusión por
primera vez a la variación diatópica, aunque al estructuralismo le interesa la
inmutabilidad.
En fonética también hay cierta alusión a la variación, aunque sea para indicar para
diferenciar unos elementos de otros (fonemas y alófonos). Al estructuralismo le interesa
el fonema, puesto que es el que no varía, a diferencia del alófono.
LA ESCUELA DE PRAGA
Se inserta dentro del estructuralismo.
La variación queda presente, sobre todo, en los estudios fonéticos de Trubetzkoy, y la
diferencia de dos disciplinas para el estudio de los sonidos de una lengua: la fonética y la
fonología. El estudio de los alófonos permite entender cierto rango de variación. Con el
objetivo de obtener invariantes fonéticas (los fonemas) crece la importancia que se le da
a los rasgos distintivos.
Jakobson, de la misma escuela, se muestra interesado en pasar este aspecto distintivo de
los fonemas a todos los niveles de la lengua y encontrar invariantes en cada uno de ellos
por el carácter diferenciador de cada uno de esos rasgos.
Existen variaciones morfológicas, por ejemplo, en la raíz: niñ, ped. Varias formas de
representar el plural (libro-s, leon-es, tesis- (morfema 0).
LA ESCUELA DE COPENHAGUE
El autor más destacado fue L. Hjemslev (1899-1965), en la corriente que se denominó
glosemática. Esta corriente bebe del estructuralismo de Saussure y persigue la
identificación de invariantes en cualquiera de sus manifestaciones, variantes o posibles
realizaciones.
Se entiende la lengua como un sistema de signos que constituye una totalidad
autosuficiente. Por tanto, se deben desechar todos los fenómenos no lingüísticos:
sociológicos, psicológicos, etc. Esto hace que se busque una homogeneidad en el sistema
y que se considere constante e inmutable.
EL ESTRUCTURALISMO AMERICANO
Destaca Bloomfield. De nuevo, hay un acercamiento fonético a la variación. Aunque no
se producen nunca dos sonidos acústicamente iguales, en esta infinita variación de
sonidos se pueden delimitar los rasgos distintivos de los que no lo son.
Hockett lleva estas consideraciones fonéticas al plano morfológico y defiende que un
morfema constituido por los mismos sonidos puede tener diferentes significados (vestid-
or;… orad-or;…), o el mismo significado puede ser representado por dos morfemas
distintos (labrador-a; ac-triz;…)
GRAMÁTICA GENERATIVO-TRANSFORMACIONAL
Según las prerrogativas de Chomsky, la gramática se percibe como un sistema de reglas
universal. Esta teoría trata de explicar cómo se crea un número ilimitado de enunciados
con un conjunto de reglas, conocimientos y unidades limitados.
Una parte de la corriente generativista profundiza en el concepto de aceptabilidad, un
concepto gradual por el cual ciertas estructuras que se consideran no gramaticales pueden
llegar a serlo en ciertas circunstancias comunicativas concretas. Ej.: prótasis condicional
en futuro en discurso referido. Ciertas cosas son aceptables o no, dependiendo de la
situación comunicativa.
La recursividad, por su parte, consiste en que podemos utilizar las mismas combinaciones
para ir acumulándolas y reutilizándolas. Por ejemplo, cuando hay una oración dentro de
otra y otra dentro de otra, estamos ante el sentido recursivo de la lengua, mismos
elementos, a distintos niveles, que funcionan de la misma manera. A Chomsky le
interesaba la abstracción de las reglas de la lengua en una situación determinada para que
puedan ser utilizadas en otros contextos diferente.
1.2: Desarrollo de otras tendencias en los estudios sobre la variación:
La acumulación de material lingüístico y el desarrollo de la lingüística de lo oral y la
lingüística de corpus ha permitido el crecimiento de los estudios sobre la variación. Se
dieron cuenta de que hay variación en sincronía, y que la gramática había tenido un
problema a lo largo de la historia, que era como accedíamos a las muestras de habla para
analizarlas. En primer lugar, no escribimos igual que hablamos, basándose los gramáticos
en los textos escritos para analizar la lengua, pues se consideraba una gramática de la
lengua casi perfecta, debido a la capacidad de planificación con la que contamos al
realizar un texto escrito.
Como Halliday defendía: «La lingüística ha jugado un papel importante en la
santificación del lenguaje escrito. Sólo después de que el lenguaje es escrito se convierte
en un objeto accesible a la atención consciente y al estudio sistemático; así que la
gramática comienza con la escritura, y codifica el lenguaje escrito. La llamada “gramática
tradicional” que llegó a las “escuelas de gramática” era una teoría del lenguaje escrito».
2. Variantes lingüísticas: definición
El término variante empieza a usarse de forma más o menos técnica en los estudios del
lenguaje no antes de las primeras décadas del s. XX para designar las orientaciones de
sentido o materializaciones que adquieren las unidades lingüísticas invariantes (fonemas,
morfemas, palabras, oraciones, etc.) en la realidad concreta del hablar. Este concepto, en
resumen, se utiliza para denominar cualquier variación dentro de la lengua, es decir, son
variantes en relación con una invariante, según el estructuralismo. A partir de ahora,
podremos centrarnos en las variantes, para estudiar las relaciones que se dan entre ellas,
así como su sentido en un nivel léxico semántico. Por ejemplo: variable-fonema, variante-
alófono.
«Si imaginamos un texto dividido en períodos, estos en frases, estas en palabras, etc., y
un inventario por cada análisis, podremos observar que en muchos lugares del texto
tenemos “un mismo” período, “una misma” frase, “una misma” palabra, etc.; puede
decirse que hay muchos ejemplos de cada período, de cada frase, de cada palabra, etc. A
estos ejemplos los llamaremos variantes y a las entidades de las que son ejemplos,
invariantes». (Hjelmslev 1961. Prolegómena to a theory of language)
Saussure sostenía, con razón, que la parole (habla), que es el dominio de las variantes, no
puede estudiarse sin tener en cuenta la langue (lengua), que es el dominio de las
invariantes; que «hay que colocarse desde el primer momento en el terreno de la lengua
y tomarla como norma de todas las otras manifestaciones del lenguaje».
En principio se suelen identificar en variantes de expresión, variantes semánticas y
variantes históricas.
2.1: Variantes de expresión:
Tenemos un sentido inmutable, semántico o gramatical, que varía en su expresión formal.
• Variantes de expresión en la pronunciación (en los fonemas): la invariante es el
fonema y las variantes los alófonos: Ej. /b/ - [b] y [β].
• Variantes de expresión en las palabras. Ej.: cereza pronunciada [seresa] o esto
como [etso].
• Variantes de expresión en los morfemas: alomorfos. Ej.: morfema de pto.
imperfecto: -aba(-) e -ía(-).
• Variantes de expresión sintáctica. Ej. Los profesores enseñaron a los alumnos –
Los alumnos fueron enseñados por los profesores – Se enseñó a los alumnos. Ej. 2: Iré al
cine. Voy a ir al cine.
2.2: Variantes semánticas:
Hay un sentido semántico que permanece invariable, pero puede tener diversas
representaciones categoriales.
1. Una misma raíz léxica (invariante) presenta distintas representaciones
categoriales. Ej.: fond- (hond-, hund-) (lado opuesto a la superficie), tiene tres
representaciones categoriales: 1) como sustantivo: fondo, 2) como adjetivo hondo, 3)
como verbo, hundir; fuego (sust.) fogoso (adj.) foguear (verbo).
2. Un mismo referente (invariante) se muestra a través de elementos léxicos
(sustantivos: árbol, pared, balón...) y de elementos gramaticales (demostrativos: eso, esto,
aquello, él...). Mi hermano, tu madre, nuestros primos → él, ella, ellos.
3. Una misma palabra (invariante) presenta distintas funciones sintácticas. No es lo
mismo persona como sujeto o agente, que como objeto o paciente. No es lo mismo el
perro mordió al niño que el niño mordió al perro. Juan ayuda a su padre ≠ Su padre ayuda
a Juan.
4. Un mismo sufijo (invariante) adquiere diversas especificaciones de su sentido. Ej.:
–ero/a, que tiene un sentido general como agente, puede adquirir diversos sentidos:
• Lugar de extracción: pedrera, cantera...
• Árbol que produce: limonero, melocotonero...
• Lugar en el que se realiza: asadero, aserradero, saladero...
• Lugar en el que se cría: criadero, gallinero...
• Agente de la acción: panadero, cabrero, embustero...
• Lugar en el que se coloca: fichero, cartera, monedero…
• Aspecto al que afecta una enfermedad: ceguera, sordera, cojera (cojo del lat. vulg.
coxus, y este quizá del lat. coxa 'cadera')...
• Lugar de procedencia: habanero, mesetero...
5. Un mismo contenido o información (invariante) presenta diferentes modalidades
(variantes modales o modalidades del enunciado). Esto pertenece más al ámbito de la
pragmática y la lingüística de la enunciación.
• Declaración: Ester te ayuda.
• Duda: Quizás Ester te ayude.
• Deseo: Ojalá que te ayude Ester.
• Pregunta: ¿Ester te ayuda?
• Orden o exhortación: Que Ester te ayude; Ester, ayúdalo.
2.3: Variantes históricas:
Se pueden analizar también a lo largo de la historia. Las variantes históricas se sitúan en
el eje diacrónico e incluyen tanto variantes de expresión como de contenido.
- VARIANTES DE EXPRESIÓN: conservan el mismo sentido semántico, cambia
la forma. FURNUS> horno; FOCUS > fuego
- VARIANTES DE CONTENIDO: cambia el sentido semántico. TRIPALIARE
(Del lat. vulg. *tripaliare 'torturar', der. del lat. tardío tripalium 'instrumento de tortura
compuesto de tres maderos') > trabajar.; loco (Del lat. vulg. loco, abl. de locus 'lugar) >
luego (desus. “prontamente, sin demora”; en la actualidad “más tarde”).
2.4: Las lenguas y sus variedades como variantes:
Un sistema lingüístico completo puede ser considerado, a su vez, variante de una lengua
de la que se desprende. Así, el español y otras lenguas romances pueden ser consideradas
variantes del latín.
Una lengua ya conformada puede, a su vez, tener sus propias variantes dialectales o de
registro. Se conforman así distintos subsistemas que conforman el diasistema de una
lengua. En el fondo todas estas variantes actúan a la vez (aunque de fondo siga existiendo
la invariante que permite reconocer el sistema que conocemos como español). Es
necesario abstraer un sistema homogéneo de estas variantes para poder analizarlas,
aunque en la realidad el cambio sea continuo.
Podemos pensar en un nivel superior, una lengua puede considerarse una invariante y
todas las formas de variación en todos los ejes, sus variantes. Por ejemplo, el español es
la invariante y el andaluz es una de sus variantes.
Pero, hay un problema, ¿existe el español invariable (el español ideal)? Hay que entender
que el español “base” o cualquier lengua es una abstracción, y solamente se hace real y
empírica en sus variaciones concretas. Solo se hace real cuando lo habla un andaluz, un
argentino o un vallisoletano. ¿podemos aspirar a un español ideal? ¿o tenemos que
entender que el español va a ser una abstracción ideal, pero en el fondo es a través de sus
variantes de expresión cuando se hace realidad?
A través de Coseriu, el estructuralismo usa esto, hablando de la lengua histórica para
explicarlo. Solo en las realizaciones particulares tenemos una lengua.
Diasistema: sistema de sistemas. Incluye sus propias reglas y variantes. Tenemos
diferentes ejes de variación en sincronía que nos ayudan a entender los sistemas y reglas
de algo mayor, de la LENGUA HISTORICA. A pesar de que Saussure no planteaba esta
posibilidad, ya Coseriu nos dice que sí es posible realizar sistematizaciones con las
variantes en las posibilidades de realización de una lengua, para conseguir una
clasificación en la que también nos fijemos en las variantes.
3. Lengua funcional y diasistema (Coseriu):
Como heredera de las teorías estructuralistas, la lingüística funcional observa el sistema
y trata de buscar aquellos elementos que poseen una «función» en él, los que tienen un
valor funcional. Se trata de delimitar las invariantes del sistema y de dar un valor
explicativo a la lengua, y no solo descriptivo.
Él quiere hacerlo porque es útil, porque analizar la lengua como algo invariable es irreal,
y así además puede entender el objeto de estudio desde todas sus posibilidades. Como
solo tenemos realizaciones de la lengua, tenemos que crear un punto de vista, un sistema,
para poder analizarla y entender el porqué de las realizaciones concretas.
Ciertamente, el funcionalismo se ha visto desde muchas perspectivas distintas. La
mayoría de investigadores se ha centrado en aquellos elementos o rasgos que dotan de
valor funcional a las unidades básicas de cada nivel lingüístico: el fonema, el morfema,
el sintagma o el sema.
La gramática funcional de Halliday, por ejemplo, también destaca el valor funcional de
ciertos elementos en el discurso y en la interacción real.
Algunos de los autores más destacados del funcionalismo han sido Nikolai Trubetzkoy
(fonética), A. Martinet, E. Coseriu, M.A.K. Halliday, o Emilio Alarcos y Salvador
Gutiérrez Ordóñez en la tradición hispánica.
López Serena reivindica la necesidad de un sistema abstracto y homogéneo para el
análisis lingüístico. El movimiento es lo único real, pero solo lo estático resulta
perceptible (Hugo Schuchardt).
Coseriu también quería ver para qué sirve la variación. Por ejemplo, da riqueza y nos
permite adaptarnos a los diferentes contextos comunicativos, para decir más de lo que
decimos (implicaturas).
Este nuevo funcionalismo encaja bastante bien co el funcionalismo de Halliday. Había un
sentido último, se centraba también en las funciones del discurso, los elementos
discursivos en la comunicación real.
Coseriu insiste en que no podemos dejar de entender la variación linguistica dentro de la
lengua, y no podemos dejar de analizarla, ya sea en diacronía o sincronía.
Coseriu llama la atención sobre la dificultad de prescindir del cambio lingüístico para el
estudio de la «lengua abstracta» (que no irreal), tratando así de superar la dicotomía
saussureana de diacronía (en movimiento) y sincronía (estática). Es decir, aunque admite
la utilidad del análisis de la sincronía como elemento estático, también observa que solo
se puede comprobar que un elemento es estático si permanece igual en dos momentos
distintos (no se puede prescindir de la diacronía).
Para Coseriu, la lengua es un sistema de isoglosas comunes delimitadas por la tradición.
En su interior se incorporan una gran variedad de «subsistemas ». Las lenguas se perciben,
así, como un diasistema, un sistema de sistemas, un sistema lingüístico que integra la
variación.
Diasistema ayuda a explicar la variación porque la divide en subsistemas. Cuando
hablamos de subsistemas lingüísticos tenemos que entender que son delimitables y que
hay una serie de rasgos específicos que son propios a ese subsistema. Pero para poder
seguir hablando de español, debemos de seguir considerando que esos subsistemas van a
tener cosas en común, base similar.
Tenemos que entender que son sistemas, pero que no son independientes unos de otros,
se superponen. PERO si quisiéramos analizar rasgos específicos de un subsistema, no lo
podemos mezclar con los demás. Entonces tenemos que entender que se relaciona con los
demás subsistemas, pero para poder analizarlo tengo que aislarlo de los demás y buscar
las diferencias.
ISOGLOSAS: es una línea imaginaria, un mapa, que reúne los rasgos que usa una región
que engloba la isoglosa. Es delimitar los sistemas lingüísticos. Por ejemplo: en andaluz
tenemos la isoglosa del ceceo en la parte occidental, la isoglosa del seseo en la oriental
(Córdoba). Una lengua en variación se compone de las isoglosas.
-Variedades diasistémicas: se pueden representar según la concepción de José Pedro
Rona: En el fondo todas estas variantes actúan a la vez (aunque de fondo siga existiendo
la invariante que permite reconocer el sistema que conocemos como español). Es
necesario abstraer un sistema homogéneo de estas variantes para poder analizarlas,
aunque en la realidad el cambio sea continuo. Las variantes se cruzan y se relacionan, va
más allá de la diatopía.
4. La cadena de variedades (Koch y Oesterreicher)
4.1: Tres dimensiones de variación lingüística
La historicidad del lenguaje presenta dos aspectos estrechamente relacionados. Desde una
perspectiva externa, se constata la diversidad lingüística entre las diferentes lenguas
históricas (ej.: español frente a francés, italiano, rumano, finés, suajili, etc.). Desde una
perspectiva interna, nos encontramos la variación lingüística intraidiomática (por
ejemplo: dialectos, sociolectos, tecnolectos, estilos, etc.). En general, se distinguen tres
dimensiones de la variación lingüística intraidiomática:
• Variación diatópica: diferencias desde el punto de vista espacial (en español:
leonés, andaluz, extremeño, etc.; en francés: picard, poitevin, québécois, etc.; y en
italiano: piemontese, toscano, lucano, etc.).
• Variación diastrática: diferencias que se corresponden con la pertenencia a grupos
y estratos sociales (en español: el caló, etc.; en francés: argots, etc.; y en italiano: italiano
popolare, etc.). Sólo se refería a niveles socioeconómicos, pero el término se ha
extendido, y el término ahora se refiere a los diferentes estratos o grupos sociales, ej:
lenguaje de niños o de ancianos.
• Variación diafásica: tiene que ver con los llamados estilos de lengua, que se
adecuan a situaciones comunicativas determinadas (en e-spañol: español literario,
coloquial, etc., en francés: francais littéraire, familier, etc.; en italiano: italiano letterario,
familiare, etc.).
La suma de las variedades diatópicas, diastráticas y diafásicas de una lengua histórica da
lugar a un sistema estructurado de tradiciones y normas lingüísticas, un diasistema.
La acuñación histórica específica del sistema de variedades de una lengua histórica
particular se denomina también arquitectura.
4.2: Cuatro dimensiones de la variación lingüística:
En la diasistemática esbozada anteriormente se echa de menos la diferenciación entre
oralidad y escrituralidad1, que es fundamental para una modelación adecuada del espacio
variacional idiomático de una lengua histórica.
Existen construcciones lingüísticas a las que no se le puede atribuir ninguna de las tres
variedades diasistémicas: son simplemente motivadas por las condiciones comunicativas
de la inmediatez o la distancia.
Por ejemplo, las oraciones segmentadas No lo he leído, el libro (esp); fr. Je ne l'ai pas lu,
le libre (fr); It. Non l'ho letto, il libro (it) son manifestaciones calificables simplemente de
habladas, producto de las condiciones comunicativas de la inmediatez y no corresponden
a una regla de construcción de la técnica idiomática que llamamos español, francés o
italiano.
4.3: La cadena de variedades:
Las investigaciones desarrolladas hasta la fecha han mostrado que las variedades
diasistémicas diatópicas, diastráticas y diafásicas no coexisten de forma completamente
inconexa, sino que se relacionan en una dirección fija determinada, de tal modo que, en
la sincronía, lo diatópico puede funcionar como diastrático y lo diastrático como
diafásico, pero no a la inversa. A este mecanismo se le conoce como cadena de
variedades. Así, una expresión dialectalmente muy marcada de un hablante puede ser
calificada como diastráticamente baja. De igual modo, una expresión marcada como
diastráticamente baja puede ser empleada por hablantes de procedencia social muy
diversa en una situación relajada e informal (diafásicamente baja). Por tanto, la cadena de
variedades es el conjunto de relaciones unidireccionales que se establecen, en sincronía,
entre las distintas variedades de una lengua.

Las variaciones dialectales (dialectalismos) se relacionan con estratos sociales bajos (por
ejemplo, el ceceo y el seseo tienen esa consideración). Esto se debe a que se tiende a
considerar que las personas que hablan empleando rasgos dialectales no han adquirido
competencias de la lengua estándar y, por tanto, no se pueden relacionar con un nivel
cultural más alto, ya que esta es la empleada en las situaciones formales. Encontramos,
además, más rasgos dialectales en conversaciones cercanas y familiares, es decir, se
relacionan con la inmediatez comunicativa.
Este condicionamiento no se produce, o resulta menos frecuente a la inversa, ya que el
empleo de marcas dialectales en el habla puede relacionarse con un estrato social
determinado, pero una variedad diastráticamente baja no se adscribe una zona geográfica
específica.
A la inversa, cuando el lenguaje no está diatópicamente marcado —lengua estándar—, se
relaciona con un nivel más culto. Siguiendo la cadena, lo culto se relaciona con
situaciones formales (eje diafásico) y, a su vez, las variedades diafásicas altas se
relacionan con la distancia comunicativa.
La dimensión variacional hablado/escrito, que es expresión directa del continuo universal
entre inmediatez y distancia comunicativa, se revela, sin embargo, justamente como la
verdaderamente central, ya que abarca todos los hechos lingüísticos histórico-idiomáticos
que resultan de las condiciones comunicativas y estrategias de verbalización no
específicamente idiomáticas: una construcción lineal, más simple, frente a una
construcción jerárquica y más estructurada del discurso; sintaxis parcelada frente a
sintaxis compleja; vocabulario vago frente a vocabulario preciso…
En el continuo entre oralidad y escritura es posible incluir muchos tipos de texto: una
carta es más cercana que un libro, existe un mayor grado de inmediatez. Un correo
electrónico es más inmediato que una carta, por lo que solemos encontrar rasgos más
coloquiales.
4.4: Condiciones comunicativas:
Condiciones que nos permiten entender si un texto se considera más inmediato o más
distante:
a) Grado de publicidad: el carácter más o menos público de la comunicación, para el
que son relevantes el número de interlocutores (desde el diálogo entre dos hasta la
comunicación de masas), la existencia de público y sus dimensiones. El carácter público
de un texto favorecerá la distancia comunicativa frente al carácter privado.
b) Grado de familiaridad entre los interlocutores: depende de la experiencia
comunicativa conjunta previa, del conocimiento compartido, del grado de
institucionalización de la comunicación, etc. A mayor grado de familiaridad, mayor
inmediatez.
c) Grado de implicación emocional: regida por el interlocutor (afectividad) y/o por
el objeto de la comunicación (expresividad). A mayor implicación emocional, mayor
inmediatez.
d) Grado de anclaje de la comunicación en la situación o en la acción. La relación
que guarda el hic et nunc de la comunicación con la situación comunicativa (contexto).
Un mayor grado de anclaje es más propio de la inmediatez comunicativa.
e) Campo referencial: es decisiva la distancia de los objetos y personas referidas con
respecto al origo (ego-hicnunc) del hablante. (cf. Buhler, 1965: 102 sigs.) Relacionado
con el anclaje a la situación comunicativa. Es la distancia entre las realidades designadas
por el hablante en la comunicación y su origo (ego-hicnunc). La distancia entre el hic et
nunc del hablante y las realidades que designa favorece la distancia comunicativa.
f) Inmediatez física de los interlocutores (comunicación cara a cara) frente a la
distancia física en sentido espacial y temporal. La inmediatez física favorece la
inmediatez comunicativa.
g) Grado de cooperación: medido según las posibilidades de intervención de los
receptores en la producción del discurso. A mayor grado de cooperación existe mayor
inmediatez comunicativa.
h) Grado de dialogicidad: medido según la posibilidad y la frecuencia de la asunción
espontánea del papel de emisor (en sentido amplio, se pueden adscribir a la dialogicidad
fenómenos corno las apelaciones al interlocutor; cf. también c y e). Mayor dialogicidad
supone mayor inmediatez.
i) Grado de espontaneidad de la comunicación: La comunicación inmediata tiene
mayor grado de espontaneidad que la distante. Se debe considerar el grado de
planificación del discurso.
j) Grado de fijación temática. Las conversaciones coloquiales (inmediatez
comunicativa) se prestan a un mayor número de cambios temáticos debido a su escaso
grado de planificación.
En relación al anclaje se debe tener en cuenta una serie de contextos diferenciados:
1) Contexto situacional: personas, objetos y acciones o estados de cosas perceptibles
en la situación comunicativa.
2) Contexto cognitivo:
a. Contexto cognitivo individual: conocimientos específicos inherentes a los
interlocutores y a la relación existente entre ellos. Vivencias comunes de los
interlocutores, conocimiento mutuo del uno sobre el otro, etc.
b. Contexto cognitivo general: conjunto de conocimientos humanos, bien
sean socioculturalmente específicos o de carácter universal (hechos culturales,
valores, etc.; relaciones lógicas, leyes físicas y biológicas, etc.).
3) Contexto comunicativo lingüístico: enunciados y partes de enunciados anteriores
o posteriores al enunciado en cuestión (también llamado cotexto). Cómo se relaciona un
mensaje con el resto de mensajes. En una novela, cómo se relacionan los capítulos entre
sí; en un discurso, cómo se relacionan las intervenciones entre sí.
4) Otros contextos comunicativos:
a. Contexto comunicativo paralingüístico: fenómenos de entonación, rapidez
locutiva, intensidad del sonido, etc.
b. Contexto comunicativo no lingüístico: gestos y mímica concomitantes,
etc. Los apoyos audiovisuales suelen ser propios de la distancia comunicativa.
En cuanto a la espontaneidad se debe considerar el grado de planificación del discurso:
1) Los enunciados caracterizados por la distancia comunicativa presentan un alto
grado de planificación.
2) Lo propio de la inmediatez es escaso grado de planificación o planificación sobre
la marcha. De este carácter se derivan otras características:
a. Uso de palabras comodín, repeticiones redundantes, sintaxis
fragmentada...
b. Carácter efímero o de construcción en marcha o en proceso
c. Verbalización extensiva, lineal y agregativa (enunciados incompletos,
parataxis...)
d. Menor densidad informativa del discurso. En muchas palabras se dice
poco: se repite y se redunda para hacer llegar el mensaje.

5. Escalas de la variación situacional (Briz). Propuesta de Val.Es.Co.:


Por variación pragmática se entienden los cambios que, en función de la situación
[comunicativa], pueden sufrir en la interacción los registros o estilos de comunicación,
así como los modos de realización de estos, que son los géneros discursivos, y, así pues,
toda la actividad estratégica.
La situación está condicionada por:
a) la mayor o menor relación de igualdad social o funcional entre los interlocutores
que participan en la interacción (estratos sociales y roles),
b) la mayor o menor relación vivencial de proximidad (saberes compartidos,
acercamiento interpersonal) entre los interlocutores,
c) la mayor o menor cotidianidad del marco o espacio interaccional,
d) la mayor o menor cotidianidad temática del evento comunicativo y
e) el fin más o menos interpersonal [interaccional] (o más transaccional).
A su vez, a mayor o menor presencia de estos rasgos se asocian, respectivamente:
a) un grado mayor o menor de planificación sobre la marcha
b) un tono más o menos informal
Según la propuesta Val.Es.Co., cabe distinguir entre situaciones de mayor o menor
coloquialidad y situaciones de mayor o menor formalidad (entre la constelación
comunicativa +/−coloquial y la +/−formal, en los términos con que se refiere a nuestra
propuesta López Serena (2007), o, en los términos de Oesterreicher (1996) y Koch y
Oesterreicher (1990), situaciones de más o menos inmediatez comunicativa.
El movimiento en este continuum tiene consecuencias en varios ámbitos:
a) En el registro de uso, incluidos en este los modos de manifestarse los rasgos de
usuarios —dialectales y sociolectales—.
b) En los géneros discursivos (según aparece en la tercera parte), más o menos orales
o más o menos escritos.
c) La actividad estratégica: la función y la forma pragmáticas dependen de la
variación diafásica o situacional.
PARTE DOS
1. ¿Qué sucede en el ámbito de la traducción? (Villena Ponsoda, 2016)
El problema de la traducción de la variación lingüística se ha tratado poco de modo
explícito hasta muy recientemente. Las actuaciones lingüísticas se producen en
comunidades de habla heterogéneas y por hablantes-oyentes reales, nunca —más allá del
dominio abstracto de los modelos formales de la ciencia del lenguaje— en comunidades
homogéneas por hablantes-oyentes idealizados (Weydt y Schlieben-Lange 1981). En
consecuencia, ni los textos de la lengua fuente ni los de la lengua meta están por encima
ni son ajenos a la estructura de variación de la que proceden.
Habida cuenta de los problemas que plantea la relación entre la variación y el significado,
la cuestión es si se debe traducir y cómo se traduce, en su caso, la variación, así como qué
implicaciones tienen las decisiones adoptadas a este respecto sobre el resultado del
proceso traductor y sobre sus posibles repercusiones.
Para entender bien la naturaleza de dichos procesos conviene plantearlos en términos
problemáticos. Los problemas que presenta la traducción de la variación lingüística son
de dos clases fundamentalmente:
• Problemas en la microestructura (variantes de una invariante)
• Problemas connotativos (implicaturas socioculturales) y de variación
sociolingüística
1.1: Problemas en la microestructura:
Los problemas lingüísticos que surgen en la traducción de la variación se originan y
se solucionan a partir de las estructuras intra e interlingüísticas de la variación.
La traducción de textos supone una cadena de análisis sucesivos de unidades de las
lenguas en contacto desde dos perspectivas del objeto: intra e interlingüística y desde
dos orientaciones metodológicas: sema (desde el término al objeto) y onomasiología
(del objeto al término).
El hablante opera en su lengua siguiendo estos trayectos: en primer lugar, «cómo se
dice C en L» (onomasiología: campo de sinónimos del concepto C en la lengua L) y
«qué sinónimo corresponde seleccionar» en función de los rasgos virtuales o las
marcas que los especifican (semasiología).
• Onomasiología: parte del significado (objeto) para llegar al significante
(término).
• Semasiología: parte del significante (palabra) para llegar al significado
(término).
Ejemplo de caso: pig - cerdo

1.2: Problemas connotativos y de variación sociolingüística:


En la comparación entre lenguas y culturas se detectan también distintas estructuras de
connotación.
Los textos aparecen en variedades específicas y no en una lengua ideal; no siempre en la
variedad estándar. En el uso de una variedad concreta en contraste con la lengua ideal
subyacen estructuras connotativas.
«Los connotadores pueden ser enunciados [nombrados] y seguramente tienen mucho que
ver con los rasgos “enciclopédicos” ligados y dependientes de cada cultura nacional o
étnica: connotadores de estratificación (coloquial, normal, poético, elevado, etc.),
estilísticos (anticuado, eufemístico, peyorativo, etc.), geográficos (regional, berlinés,
bávaro, etc.), de frecuencia (usual, poco frecuente), de ámbito de uso (lengua común,
lenguaje de especialidad, lenguaje médico), de condiciones de uso, etc.». (Koller 1978:
83; Kubczak 1979: 137-138).
Las connotaciones pueden aparecer en cualquier nivel lingüístico, como el fonético
(vídeos bagel y ceceo; hay mucho de la noción de prestigio de la sociolingüística en estos
ejemplos). Un ejemplo del nivel léxico puede ser el título de El castillo en el cielo
(Laputa) y en el semántico comunista.
La traducción de textos con marcación connotativa supone bien el reconocimiento de la
estructura de connotación en la LO y la exploración de la equivalente en la LM, bien su
elusión o neutralización. Las opciones de los traductores son variadas, como también lo
son las justificaciones.
Ejemplo: francés de Bélgica de cambio de niveles (1) → español (2).
(1) À sa question il lui avait répondu: «J’ai compté septante vaches dans la prairie» (A su
pregunta, le había contestado: «conté setenta [+dialecto] vacas en la pradera»).
(2) A su pregunta le había contestado: «conté setenta vaques en el prau».
El texto (1) introduce el numeral cardinal septante ‘setenta’, que es una forma marcada
regionalmente como francés regional belga o suizo y social y estilísticamente como forma
de clase baja y origen rural (septante ‘setenta + regional’), lo mismo que ocurre con
octante ‘ochenta’, nonante ‘noventa’. El texto (2) es un intento de traducir al español el
texto francés mediante el uso de estrategias de traducción que permiten “copiar” la
estructura semántica de connotación del texto original: la compensación sirve aquí para
traducir una forma lingüística marcada regionalmente en el texto fuente (francés regional
belga o suizo, connotación rural, provinciana, etc.) por otra que puede fácilmente ser
identificada por el receptor del texto meta con una connotación equivalente (rural,
dialecto), dada la inexistencia de una variación regional similar en la denominación del
concepto universal /’70’/ en español. Con la elección del asturiano central (que se
caracteriza prototípicamente por el cierre de /a/ en [e] en los plurales en –as): 1.º se
reproduce la misma estructura lexicosemántica (vaques es una palabra morfológicamente
marcada como dialectal) de modo similar a septante; 2.º la connotación es similar
(+regional: asturiano/belga).
En estos casos, podemos adoptar distintas opciones ante distintas situaciones:
1. El texto fuente puede no estar marcado desde el punto de vista sociosituacional, como
ocurre habitualmente con los textos científicos o técnicos. En estos casos, si hay un
estándar universalmente aceptado (como el caso del alemán de Alemania o el francés de
Francia), la opción suele ser adoptar este estándar. Si, por el contrario, tenemos una norma
pluricéntrica, como en el caso del español en Europa y América, se suele adoptar una de
ellas.
2. Un texto puede estar profusamente marcado porque adopta o asume, sin más, una
determinada norma de uso lingüístico (un dialecto, un sociolecto, un registro, un género
discursivo, etc.). Ej.: catalán de Valencia. En este caso no se obliga necesariamente a la
traducción, lo que abre la puerta a la neutralización de los rasgos propios de esa variedad.
3. Un texto puede estar marcado por una variedad y aludir directamente a ella. Esta
situación hace desaconsejable la normativización o estandarización en la traducción.
La normalización de textos con eliminación de los connotadores es, desde el punto de
vista de la teoría de la variación, un caso de traslado erróneo, puesto que supone la
eliminación de contenido (Díaz Fouces, García y Costa 2002). Se debe evitar,
principalmente, en el caso de alusión directa a la variedad.
En este caso se han de poner en práctica estrategias concretas para hacer frente a este
hecho. Una de las estrategias para conseguir marcar esta variación es el traslado directo,
que consiste en el intento de «copia» de la estructura semántica lingüística, utilizando
para ello las estrategias de compensación que se consideren necesarias (Pym 1998, 2000).
Estrategias de compensación:
• Naturalización. Consiste en proponer un texto equivalente al original en la comunidad
de habla de llegada creando así una distancia con respecto a la norma estándar y, por ello,
con respecto al receptor/lector medio.
• Caricaturización. Realización de una caricatura más o menos artificial, más o menos
estereotípica que mezcle rasgos de diversas variedades (La bella y la bestia).
• Intercambio de variedad (también de variedades de distinto lugar en la cadena de
variaciones). Las reglas de verosimilitud se relajan, pero lo que se busca es el efecto
funcional de un cambio de variedad. Por ej., la traducción de un dialecto tradicional
fuertemente diferenciado de la variedad estándar a través del registro coloquial; el
dialecto bajo alemán de Hamburgo a través del español coloquial de España (Dumbo).
No se traduce la variedad, sino la variación, esto es, «[…] the syntagmatic alteration of
distance, the relative deviation from the norm» (Pym 2000: 72).
PARTE TRES
1. La norma lingüística:
1.1: El concepto de norma: historia y homonimia del término:
1.1.1: Norma descriptiva o consuetudinaria:
La norma lingüística descriptiva coincide con el uso de la lengua estadísticamente
dominante o con el uso prestigiado de unos grupos de hablantes.
Para Coseriu la norma está constituida por las estructuras fijadas social o tradicionalmente
por el habla y que son de uso general dentro de una comunidad lingüística. Es el lenguaje
en su institución social, que coincide con el «conjunto formalizado de las realizaciones
tradicionales del sistema».
Otras acepciones de norma son las de prototipo lingüístico, literario o de la lengua ideal
escrita. En esta línea apunta una de las definiciones que da Dubois, según la cual se llama
norma al sistema de instrucciones que definen lo que debe elegirse entre los usos de una
lengua, si se quiere acomodar a un determinado ideal estético o sociocultural.
1.1.2: Norma prescriptiva:
Las normas prescriptivas son acepciones de larga tradición que establecen un uso de la
lengua como modelo ejemplar, más adecuado y de prestigio, y propugnan la imposición
de unos modelos de corrección en base a este modelo. Con frecuencia la norma impuesta
coincide con un «dialecto literario».
Estas normas se manifiestan en distintos niveles: así hay normas ortoépicas o de
pronunciación, ortográficas, gramaticales, léxicas, pragmáticas, retóricas y estilísticas.
No se puede negar cierta utilidad de algunas de ellas en la enseñanza de la lengua, al
menos en unos niveles iniciales de conocimientos, pero estas normas deben adaptarse y
reformularse debidamente.
Este tipo de normas han sido rechazadas por los lingüistas, por considerarlas ajenas a la
objetividad exigida en el estudio científico. En todo caso, las normas se imponen a la
comunidad hablante.
“La lingüística es el estudio científico del lenguaje humano. Un estudio se llama científico
cuando se funda sobre la observación de los hechos y se abstiene de proponer una
selección entre estos hechos en nombre de ciertos principios estéticos u orales. Científico
se opone, pues, a prescriptivo” A. Martinet, Elementos de lingüística general, Madrid,
Gredos, 1970.
Descripción = científico // prescripción ≠ no científico
El uso de unas normas u otras responde no solo a factores esencialmente lingüísticos, sino
también a otros situacionales, en función del ámbito en que se utilizan y de las diferentes
funciones sociocomunicativas que desempeñan.
2. Norma consuetudinaria (Coseriu):
Uno de los estructuralistas que más ha influido en los últimos años es Coseriu, en especial
su aportación en cuanto a las relaciones de sistema, norma y habla:
• Habla: actos lingüísticos concretamente registrados en el momento mismo de su
realización. Es la realización concreta-individual de la norma.
• Norma (consuetudinaria/descriptiva): conjunto formalizado de realizaciones
tradicionales del sistema. Realización colectiva del sistema, que incluye el sistema mismo
y los elementos funcionales “no pertinentes”.
• Sistema: Incluye las características indispensables, lo funcional, las leyes abstractas que
rigen las relaciones de sus unidades y que originan el funcionamiento de ese sistema. Es
el conjunto de reglas funcionales de una lengua.

Ej.: un niño que dice cabo y no quepo está en el habla como hecho lingüístico
concretizado, no está en la norma lingüística porque no es aceptado, aunque forma parte
del sistema porque sigue sus leyes funcionales.
También hay otros aspectos que atañen a la norma en todos los niveles:
• Fonético: ceceo/seseo, vocales abiertas y cerradas.
• Morfológico: distintas terminaciones para los plurales o como marca de género o
persona. Ej.: Tú me dijistes que no; si me queréis, irse; formas en –ra.
• Sintáctico: laísmo, loísmo, leísmo, posición del sujeto en verbos de preferencia.
• Léxico-semántico: uso de sinónimos.
• Discursivo: formas de cortesía. Ofrecimiento – Rechazo y justificación.
3. Lo correcto, lo ejemplar, lo apropiado:
3.1: Definiciones (Coseriu):
El lenguaje se desarrolla en tres niveles:
• Nivel universal (cognición). Es la facultad de hablar del ser humano, por encima de su
manifestación en cualquier lengua. Se corresponde con el saber elocucional: saber hablar
de acuerdo con los principios generales del pensamiento y con la experiencia general
humana del mundo. La conformidad con este saber se denomina congruencia.
• Nivel histórico (sistema y norma). Plasmación de la facultad del lenguaje en una lengua
particular. Se corresponde con el saber idiomático: saber hablar de acuerdo con las
normas de la lengua que se realiza. La conformidad con este saber se denomina corrección
idiomática. De este nivel derivan los conceptos de correcto y ejemplar.
o Lo correcto es una propiedad de los hechos de habla (o de «discurso»): su
conformidad con el sistema lingüístico que se realiza o se pretende realizar en un
discurso determinado.
o Lo ejemplar (la norma estándar) es una segunda lengua común (un sistema
lingüístico) que se establece por encima de cualquier variedad como forma
idealmente unitaria de la misma, al menos, para aquellas tareas y actividades
(políticas, sociales, educacionales, culturales) que son (idealmente) de toda
comunidad idiomática. La lengua ejemplar confirma la cohesión y la
individualidad de la comunidad correspondiente a una lengua histórica y es la
expresión más elocuente de la unidad étnico-cultural de la comunidad idiomática.
• Nivel individual/actual (habla). Puesta en práctica del habla en situaciones
comunicativas concretas. Se corresponde con el saber expresivo: saber hablar de acuerdo
a la situación comunicativa y estructurar los discursos de acuerdo con las normas de cada
uno de los tipos discursivos. La conformidad con este constituye lo apropiado, que se
divide en:
o Lo adecuado: adecuación al tema del que se habla.
o Lo conveniente: adecuación al destinatario del discurso.
o Lo oportuno: adecuación a las circunstancias comunicativas.
3.2: Normativismo y liberalismo idiomático (Coseriu):
La normatividad vulgar reduce la corrección idiomática a la ejemplaridad (solo reconoce
como «correcta» a la lengua ejemplar) y, en sus formas extremas, pretende que en
cualquier circunstancia se hable solamente la lengua ejemplar. Aunque peca, sin duda,
por exceso, reconoce al menos, aunque confusamente, el valor funcional y sociocultural
de la lengua ejemplar.
El igualitarismo idiomático considera todas las lenguas y todas las modalidades
idiomáticas
«iguales» (mejor dicho, «homólogas») en tanto que sistemas lingüísticos, por producir
todas ellas estructuras lingüísticas completas y suficientes y cumplir todas con su función
de comunicación en su ámbito»; hecho del que no se deduce que sean «iguales» para
cualquier función y en cualquier ámbito.
El liberalismo lingüístico afirma que toda modalidad lingüística tiene su propia
corrección y que la lengua ejemplar no es más «correcta» que ninguna de ellas. Pero de
esto no se deduce que la ejemplaridad carezca de todo valor o que simplemente no exista
como «hecho natural», ni que sea lícito emplear en cualquier ámbito las formas
«correctas» de una modalidad determinada.
El "liberalismo" lingüístico es, por tanto, un falso liberalismo: no promueve la libertad
sino la arbitrariedad. Y no es, como algunos piensan —o dicen sin pensarlo— una actitud
«progresista», «tolerante» y «democrática», sino, en el fondo, una actitud reaccionaria y
profundamente antidemocrática, ya que ignora la dimensión deóntica del lenguaje, o sea
que ignora y desprecia la aspiración a hablar «mejor». Esto implica aceptar tácitamente
que los hablantes de modalidades no ejemplares queden excluidos de la cultura mayor de
la comunidad idiomática.
4. La postura de la RAE ante la variación y la norma:
La 1ª Gramática de la RAE (1771) expone en su prólogo la utilidad de la gramática y
defiende su necesidad de uso y perfeccionamiento:
«Ella nos hace ver el maravilloso artificio de la lengua, enseñándonos de qué partes
consta, sus nombres, definiciones, y oficios, y como se juntan o enlazan para formar el
texido de la oración. Sobre ninguna de estas cosas se hace reflexîón ántes de entender el
arte, y así es difícil que sin él hablemos con propiedad, exactitud, y pureza».
Lema de la Academia: Limpia, fija y da esplendor.
Estatutos de la RAE (1993. Última modificación en mayo de 2020): “La Academia es una
institución con personalidad jurídica propia que tiene como misión principal velar porque
los cambios que experimente la lengua española en su constante adaptación a las
necesidades de sus hablantes no quiebren la esencial unidad que mantiene en todo el
ámbito hispánico. Debe cuidar igualmente de que esta evolución conserve el genio propio
de la lengua, tal como este ha ido consolidándose con el correr de los siglos, así como de
establecer y difundir los criterios de propiedad y corrección, y de contribuir a su
esplendor”.
El prólogo de la Nueva Gramática (2009) de la RAE asume el carácter policéntrico de la
norma, compatibilizándolo la cohesión lingüística del español y se inclina por una
normativización descriptiva.
5. La lengua estándar o norma general:
Por encima de las variedades y las diversas normas está la norma general, la supernorma
que denominó Müller, un hecho sociolingüístico que afecta a la vida de toda una
comunidad lingüística. Es lo que sirve de koiné o lengua común a todos los hablantes y
coincide con lo que se conoce hoy como lengua o norma estándar.
Es una lengua que se sitúa por encima del resto de variedades lingüísticas, con mínimas
variaciones superficiales (fonéticas y léxicas), que garantiza la cohesión de una
comunidad lingüística y la existencia de una lengua. Se equipará con la norma culta.
5.1: Características y propiedades de la lengua estándar:
1) La intelectualización o capacidad de adaptación a todo tipo de enunciados
(precisos, abstractos, técnicos…)
2) La estabilidad flexible o capacidad de adaptarse a las necesidades comunicativas
más diversas sin perder su estabilidad.
3) El arraigo o inserción en una tradición cultural viva por voluntad de los hablantes.
4) La urbanización o disponibilidad: la calidad y extensión de la lengua estándar en
la comunidad lingüística; la total disponibilidad para cualquier oyente en cualquier
situación comunicativa.
5) Marco de referencia o eje en el que confluyen o del que emanan todas las
variedades del idioma, realizando una función unificadora a la vez que separadora: por
ella, los hablantes de una lengua mantienen y potencian su identidad grupal y se
distinguen de otros grupos.
6) Rasgo de prestigio sobre el resto de variedades: norma habitualmente impuesta en
muchos ámbitos.
7) No fija y cerrada. Existe una parcela fijada, codificada y realizada, patrimonio de
todos los hablantes, pero también un mundo de posibilidades a la hora de crear nuevos
mensajes.
8) No es rígida ni enteramente unitaria, sino más bien flexible, relativamente
uniforme, capaz de enriquecerse y potenciarse continuamente mediante las realizaciones
de los usuarios.
6. Los procesos de elaboración y estandarización lingüística:
Según Cardona (1991) se han conformado variedades de amplia difusión, no
particularmente prestigiosas, de la adaptación de diversas variedades que han eliminado
sus características particulares más destacadamente locales.
6.1: Koneización vs. Estandarización:
Moreno Cabrera distingue dos tipos de proceso en la elaboración de una lengua:
Koneización
• Proceso de tendencia natural.
• Surge de la adaptación del habla de los hablantes al habla de sus interlocutores
(acomodación).
• Se mezclan dos o más variedades lingüísticas próximas genéticamente.
• Conlleva un proceso de nivelación lingüística (pérdida de la diversidad).
• La variedad resultante nunca es completamente homogénea.
• Suelen tener como base una variedad dialectal dominante concreta.
Estandarización
• Proceso planificado por instituciones o sectores de poder, e impuesto a la
sociedad, que suele responder a una serie de objetivos (económicos,de control social). Es
por tanto, un proceso convencional, no natural.
• Tiene un carácter fijado, inmutable y más estable a lo largo del tiempo.
• Se considera que atenta contra la realidad del funcionamiento de las lenguas.
• Es imposible, en la práctica, que una lengua estándar pueda ser utilizada de forma
generalizada en una comunidad lingüística: siempre termina realizándose en variedades
y por tanto pasa a convertirse en un conjunto de variedades lingüísticas, un diasistema.
6.2: Estandarización en la cadena de variaciones:
Para López Serena, contradiciendo a Moreno Cabrera, la estandarización no es un proceso
impuesto, sino el resultado de la apropiación paulatina del espacio de la distancia
comunicativa de una variedad que termina aceptándose como ejemplar, quedando el resto
de variedades subordinadas a ella.

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