Montonera

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Montonera

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Para la organización guerrillera del siglo XX, véase Montoneros.
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Este aviso fue puesto el 28 de febrero de 2022.

Las Montoneras de Nicolás de Piérola Villena entrando a Lima por la Puerta de


Cocharcas (17 de marzo de 1895).
Se conoce como montoneras en algunos países de América Latina a las formaciones
militares irregulares constituidas generalmente por individuos de una misma
localidad, que brindan su apoyo armado a una determinada causa o caudillo. Surgidas
inicialmente durante la guerra de independencia frente a España estas agrupaciones
de civiles en armas han tenido un papel importante en la historia de algunos países
hispano-americanos durante el siglo XIX.

Es generalmente compartida por diversos filólogos la idea que el término


"montonero" se debe a que estos hombres marchaban "en montón" es decir
desorganizados, se agrupaban y dispersaban "en los montes" y generalmente luchaban
"montados".123

El hecho de que las montoneras aparecían espontáneamente en las localidades


sublevadas, atacando a guarniciones realistas aisladas y dispersándose
inmediatamente al enfrentar a una fuerza superior para volverse a reunir y actuar
de nuevo ha llevado a algunos autores a compararlas con el fenómeno social de la
guerrilla aparecida durante la guerra de independencia española esto debido a que,
a decir del historiador español Manuel Ovilo y Otero, operaban bajo el mismo
sistema de guerrillas que se planteó en España contra las tropas de Napoleón desde
1808 a 1814, perfectamente entendido y aun mejorado en mucho por aquellos
naturales.4

Por su parte el oficial inglés Guillermo Miller, que sirvió en el ejército del
general Wellington durante su campaña en España, señalaba que los montoneros en el
Perú, como las guerrillas en la guerra peninsular, brindaban un incalculable
servicio como fuerza auxiliar.5

Índice
1 En la Argentina
1.1 Características
1.2 La apreciación histórica del término
1.3 Evolución del armamento y táctica
2 En Bolivia
3 En Perú
4 En Ecuador
5 En Venezuela
6 Referencias
7 Bibliografía
En la Argentina
En la historia argentina, se llamó montoneras a las unidades militares de
extracción rural, generalmente de caballería, conducidas por los caudillos locales,
que participaron en las guerras civiles argentinas del siglo XIX.

Soldados de Rosas jugando a los naipes, óleo sobre tela, Juan L. Camaña, 1852.
Características
Las montoneras eran unidades relativamente inorgánicas, de extracción rural, y que
generalmente operaban en ámbitos rurales. Generalmente se las asocia con el
concepto de milicias rurales; la diferencia esencial entre éstas es que se llamaba
milicias a las fuerzas que contaban con el apoyo del gobierno provincial, mientras
que “montoneras” eran las que se alzaban contra el mismo. Lógicamente, cuando una
montonera lograba cambiar una situación provincial, pasaban automáticamente a ser
consideradas “milicias rurales”. De igual manera, muchas milicias rurales pasaron a
ser montoneras cuando perdieron el apoyo del gobierno provincial.6

Las provincias con capitales más populosas, sobre todo Buenos Aires y, en menor
medida, Córdoba, contaban además con importantes fuerzas de milicias urbanas, que
servían únicamente para defender las ciudades.

Su grado de organización dependía fuertemente de las circunstancias. Por ejemplo,


las montoneras organizadas por Blas Basualdo en la provincia de Entre Ríos en 1814
parecen haber sido amontonamientos de hombres sin disciplina, que lograron algunos
éxitos merced solamente a su valor y audacia. Reorganizaron pocos años más tarde
por Francisco Ramírez, llegaron a disponer de una disciplina, organización y mando
notables, que les permitieron vencer repetidamente a fuerzas muy superiores en
número, de tropas "de línea".7

Montonera Federal - pintura de mediados del Siglo XIX


Sus tácticas de combate eran rudimentarias, pero se adaptaban a las condiciones
predominantes en el campo abierto en la Argentina. En efecto, generalmente debían
recorrer grandes distancias sin población alguna entre pueblos y ciudades, y
combatir en lugares elegidos por características geográficas naturales, eligiendo
sitios en donde la cercanía de cursos de agua o montes de árboles les podía dar
alguna ventaja. No obstante, tratándose de tropas casi exclusivamente de
caballería, preferían espacios abiertos.

Generalmente, las tropas ansiaban entrar en contacto con el enemigo y combatir


cuerpo a cuerpo. Sus jefes, en cambio, preferían llevar adelante una estrategia de
guerrillas, con la que desgastaban a las tropas regulares y les dificultaban sus
maniobras, además de derrotar a cualquier grupo que se alejara del grueso del
ejército enemigo. Se suele citar al caudillo de la provincia de Santa Fe,
Estanislao López, como el más capaz en el desarrollo de estrategias de desgaste,
que de esta manera logró mantener la autonomía de su provincia ante los ejércitos
enemigos, venciendo a jefes tan capaces como Juan Ramón Balcarce, Manuel Dorrego,
Juan Lavalle y José María Paz. Esta misma estrategia terminó también por darle la
victoria sobre su ex aliado Francisco Ramírez, confirmando que, en esas
condiciones, la disciplina valía menos que las tácticas apropiadas.

La apreciación histórica del término

Campamento de Rosas en Palermo, por Fiorini, 1835.


En la historiografía argentina, el término montonera suele ser citado de manera
despectiva, especialmente por los historiadores liberales, que se identifican con
los gobiernos de esa tendencia de Buenos Aires.8 Tanto es así, que los
historiadores liberales suelen evitar por todos los medios llamar "montoneros" a
los combatientes de la llamada Guerra Gaucha, eficaz defensa del norte del país
durante la guerra de independencia, aunque la estrategia y tácticas que llevaron
adelante Martín Miguel de Güemes y sus seguidores eran idénticas a las que
utilizaban los caudillos federales.

Por su parte, los historiadores de la corriente revisionista suelen exaltar estas


formaciones militares como auténticas defensoras del federalismo provincial contra
el centralismo porteño.9

El nombre fue utilizado por un movimiento guerrillero del último tercio del siglo
XX, la organización Montoneros. Su ideología y metodología, sin embargo, debían muy
poco a los montoneros del siglo XIX.

Evolución del armamento y táctica


Las armas que se utilizaban eran, con mucha frecuencia, combinaciones de lanza con
otra u otras. En un principio disponían de armas de fuego, y adaptaban sus tácticas
de combate para combinar su uso con el de lanza o sable. Sin embargo, avanzando el
siglo XIX, el uso de armas de fuego se hizo más esporádico debido a su alto costo,
y el aumento del número de combatientes exigió simplificar el armamento: combinaban
lanzas con sables, y en su defecto armas más primitivas, como las boleadoras
indígenas.

Caballerías Montoneras mediados del siglo XIX, Autor Carlos Morel


Un caso especial de la estrategia militar lo presentó la provincia de Santiago del
Estero, cuyo gobernador Juan Felipe Ibarra prefirió siempre defenderse por la
estrategia de “tierra arrasada”. Dado que las fronteras de la provincia eran
especialmente difíciles de controlar, cada vez que la provincia era invadida, dejó
a sus enemigos ocupar la capital provincial y la privó de agua y alimentos, hasta
obligar a los invasores a abandonar la provincia.

Desde 1828 en adelante, algunas provincias comenzaron a contar con ejércitos


formales, especialmente Buenos Aires y, en menor medida, Córdoba. El general José
María Paz llevó la formalidad militar a esta última provincia, pero en los años que
siguieron a su caída, las milicias rurales de Córdoba volvieron a preferir una
organización de estilo montonero. La provincia de Buenos Aires, en cambio, prefirió
organizar ejércitos profesionales, limitando la acción de las milicias rurales a la
defensa contra los indígenas. Durante la guerra contra la Coalición del Norte fue
la superioridad de este ejército profesional porteño lo que decidió la lucha;
máxime cuando enfrentaban al ejército del general Lavalle, que intentaba hacerse
popular organizando montoneras.10

Montoneras en la época de Juan Manuel de Rosas , Litografía de Jean-Baptiste Henri


Durand-Brager, 1846.
Iniciado el período llamado de la "Organización Nacional", es decir, posterior a la
sanción de la Constitución Argentina de 1853, las luchas entre grupos políticos
continuaron siendo dirimidas por medio de combates entre tropas regulares y
montoneras. A partir de la batalla de Pavón, éstas comenzaron a perder
posibilidades operativas frente al armamento cada vez más moderno de la infantería
de línea. Aun así, la primera de estas guerras civiles, dirigida contra el gobierno
nacional por Ángel Vicente Peñaloza, se resolvió en contra de este por la mejor
capacitación y equipamiento de las tropas nacionales de caballería “de línea”.

En las siguientes luchas, en cambio, la superioridad de la infantería decidió en


todos los casos las luchas: el último de los caudillos federales, Ricardo López
Jordán, fue derrotado repetidamente por esta razón.11 Sorprendentemente, el último
caudillo unitario, el expresidente Bartolomé Mitre, también fue derrotado por la
superioridad de la infantería del gobierno nacional frente a sus montoneras. Por
cierto, en esa época, la palabra "montonera" se le aplicaba únicamente a los
federales, pero la organización de las tropas que apoyaron a Mitre en la revolución
de 1874 seguía la tradición de las montoneras en cuanto a su formación y
operaciones.12

En Bolivia
En la historia de Bolivia fueron famosos los Montoneros de Méndez, dirigidos por el
nacionalista Eustaquio Méndez más conocido como el Moto Méndez, que participaron de
las luchas independentistas, en el sur del Alto Perú. Méndez un pequeño hacendado
de la zona, buen jinete a pesar de que había perdido la mano en un accidente, lo
que le ganó el apodo de "El Moto" Méndez.

Se enroló en la división de gauchos de Güemes, con los que participó en la primera


expedición auxiliadora al Alto Perú, luchando en la victoria de Batalla de
Suipacha. Más tarde luchó contra las invasiones realistas en la Guerra Gaucha.

A fines de 1812 formó su propia guerrilla en la región de Tarija, y peleó


activamente contra las varias invasiones de los españoles. Cada vez que Tarija caía
en manos de los realistas, Méndez lanzaba sus ataques sobre la ciudad o sobre los
caminos que la comunicaban con el resto del Alto Perú, por el norte o por el oeste.

Logró sus mayores proezas en el año 1816, después de la batalla de Sipe-Sipe aunque
el ejército enemigo capturó y logró retener en su poder a Tarija, durante más de un
año los rodeó y atacó metódicamente, cortando sus líneas de comunicaciones y, sobre
todo, impidiendo que realizaran operaciones desde esa ciudad.

En Perú
Artículo principal: Montoneras del Perú

Montoneros al servicio de Andrés Avelino Cáceres durante la Guerra del Pacífico.


En Perú se llamaron “montoneras” a distintos cuerpos guerrilleros que combatieron
contra las fuerzas españolas durante la independencia aunque hubo algunas partidas
que se unieron a los realistas.

Unos estaban montados en mulas, otros en caballos, algunos llevaban gorras de piel
de oso, otros cascos, otros morriones, y muchos tenían sombreros gachos de lana de
vicuña: algunos tenían plumas; pero la mayor parte no llevaban plumaje. Sus trajes
no eran menos variados; chaquetas de húsar, casacas de infantería, y pellizas
encarnadas, quitadas a los realistas muertos, estaban entremezclados con los
uniformes patriotas. A esto debe añadirse pantalones de mameluco, otros ajustados,
con campana y cuchillas corridas de piel, calzones cortos, sandalias, y sin
zapatos; pero todos estaban uniformados en una prenda. Cada individuo tenía un
poncho que llevaba en la forma usual, o liado alrededor de la cintura, en forma de
faja, o colgado fantásticamente del hombro; tampoco había ninguno que dejase de
llevar su lazo. Sus armas tenían la misma diversidad: fusiles, carabinas, pistolas,
espadas, bayonetas, sables, grandes cuchillos y lanzas o picas, eran las armas con
que el azar había armado ya a uno, ya a otro de ellos; pero las cuales manejaban en
el combate con terrible efecto. E1 comandante de ellos, el capitán ..., que había
sido nombrado en consideración a sus particulares hazañas, iba armado con una
pistola, una carabina y una larga espada recta que le había quitado a un coronel
español, a quien mató en combate singular. Memorias del General Miller13
El término “montoneras” volvió a utilizarse el año siguientes para referirse a las
fuerzas irregulares que combatieron durante las guerras civiles peruanas y
posteriormente contra la ocupación chilena, durante la Guerra del Pacífico.

En Ecuador
En Ecuador, las “montoneras” fueron un fenómeno militar inorgánico, surgido después
de la Independencia, en la zona agrícola de la costa de ese país. Se trataba del
brazo armado – de caballería – de un movimiento de oposición popular frente a las
violencias cometidas por hacendados o autoridades del nuevo poder republicano, e
incluía a peones de las haciendas, pequeños propietarios y trabajadores a destajo.
Con el tiempo, se transformaron en la fuerza de choque del Partido Liberal,
liderados por Eloy Alfaro, en la década de 1880.

Foto del general Eloy Alfaro antes de la batalla de Chasqui con sus montoneros.
En Venezuela
En Venezuela imperaba un clima de guerra auspiciada por montoneras y caudillos.
Todos descendientes del ejército libertador de Simón Bolívar en la guerra para
conquistar la independencia.

Destacan La Cosiata, la Revolución de las Reformas; más tarde la Revolución de


Marzo; luego la Guerra Federal; y posteriormente, en 1868, José Tadeo Monagas
enarbola el estandarte de la Revolución Azul, La Revolución de Queipa “para
sucederse dos años de anarquía”, este periodo culmina con la famosa Revolución
Liberal Restauradora en donde Cipriano Castro toma el poder y termina eliminando el
caudillismo en Venezuela.

Referencias
Martha Hildebrandt, "Peruanismos", pág. 249
Bruno Rosario Candelier, "La ficción montonera: las novelas de las revoluciones",
pág. 14
Carlos Molina Massey, "La montonera de Ahuancruz: novela de ambiente histórico de
la época de Rosas", 263
"Historia de las Cortes de España, y examen histórico-crítico de las mismas desde
el casamiento de S. M. la reina Doña Isabel II. Libro de los diputados célebres",
Biografía del teniente general José Santos de la Hera, pág. 103
"Memoirs of General Miller: in the service of the republic of Peru", Volumen 2,
Publicado por John Miller, edición de 1829, pág. 138
El caso más típico al respecto es el de las milicias de la provincia de La Rioja
comandadas por el Chacho Peñaloza, que perdieron el favor del gobierno provincial
después de la batalla de Pavón, y continuaron la guerra contra los invasores
porteños transformados en montoneras.
Paz, José María, Memorias póstumas. Ed. Hyspamérica, Bs. As., 1988. ISBN 950-614-
762-0
Sarmiento, Domingo Faustino, Facundo, civilización y barbarie. Ed. Emecé, Bs. As.,
1999.
Rosa, José María, La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas, Ed.
Hyspamérica, 1986. ISBN 950-614-362-5
Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II, Ed. Emecé, Bs.
As., 2006. ISBN 950-04-2794-X. También en Beverina, Juan, Las campañas de los
ejércitos libertadores 1838-1852, Bs. As., 1923.
Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo III, Ed. Emecé, Bs.
As., 2008. ISBN 978-950-620-245-3
López Mato, Omar, 1874: Historia de la revolución olvidada, Ed. Olmo, s/f.
"Memoirs of General Miller: in the service of the republic of Peru", Volumen 2,
Publicado por John Miller, edición de 1829, pág. 140
Bibliografía
Academia Nacional de la Historia, Partes de batalla de las guerras civiles, Bs.
As., 1977.
Aráoz de Lamadrid, Gregorio, Memorias, Bs. As., 1895.
Cárcano, Ramón J., El general Quiroga. Ed. Emecé, Bs. As., 1947.
Quesada, Ernesto, Pacheco y la campaña de Cuyo, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1965.
Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As.,
2004. ISBN 950-04-2675-7
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Las guerras de independencia hispanoamericanas fueron una serie de conflictos


armados entre 1809 y 1829, que se desarrollaron en los territorios americanos del
Imperio español a principios del siglo xix, en los cuales se enfrentaron el bando a
favor de la independencia, también denominado «revolucionario» o «patriota», contra
el bando a favor de mantener la integridad de la Monarquía española, que se
conocería más tarde como «realista» o «virreinal». Según la postura
historiográfica, estos conflictos son considerados también guerras civiles o bien
una combinación de diversas formas de guerras.

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