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Este documento contiene un resumen de 12 lecciones sobre la vida de Cristo tomada del libro "La Vida de Cristo - Tomo IV". La primera lección trata sobre la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, cumpliendo la profecía de que entraría humildemente cabalgando un pollino. La segunda lección describe los eventos de la Semana Santa pero señala que es difícil establecer un orden cronológico preciso. La tercera lección trata sobre la Santa Cena del Señor.

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Este documento contiene un resumen de 12 lecciones sobre la vida de Cristo tomada del libro "La Vida de Cristo - Tomo IV". La primera lección trata sobre la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, cumpliendo la profecía de que entraría humildemente cabalgando un pollino. La segunda lección describe los eventos de la Semana Santa pero señala que es difícil establecer un orden cronológico preciso. La tercera lección trata sobre la Santa Cena del Señor.

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LA VIDA DE CRISTO

TOMO IV

CONTENIDO

Lección Uno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .LA ENTRADA TRIUNFAL


Lección Dos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .LA SEMANA SANTA
Lección Tres . . . . . . . . . . . . . . . . .LA SANTA CENA DEL SEÑOR
Lección Cuatro . . . . . . . . . . . . . . .EL MENSAJE DE DESPEDIDA
Lección Cinco . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .GETSEMANI
Lección Seis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .LA TRAICION
Lección Siete . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .EL JUICIO
Lección Ocho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .CALVARIO
Lección Nueve . . . . . . . . . . . . .LAS SIETE ULTIMAS PALABRAS
Lección Diez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .LA RESURRECCION
Lección Once . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .LA GRAN COMISION
Lección Doce . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .LA ASCENSION

CURSO BIBLICO “ALPHA”

RALPH VINCENT REYNOLDS


Escritor

1
Derechos Reservados

Una Publicación de OVERSEAS MINISTRIES


Iglesia Pentecostal Unida Internacional
8855 Dunn Road
Hazelwood, Missouri 63042 EE. UU.

2
Lección Uno

LA ENTRADA TRIUNFAL

REFERENCIAS BIBLICAS: Mateo 21:1-11


Marcos 11:1-11
Lucas 19:28-40
Juan 12:12-19

A. EN LA ENTRADA TRIUNFAL SE CUMPLIO LA PROFECIA:

Zacarías 9:9 “Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbi-


lo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de
asna.”

Todas las profecías del Antiguo Testamento tenían que cumplirse en


la vida del Señor Jesucristo, incluso la de la entrada triunfal en
Jerusalén. Zacarías había profetizado este momento de triunfo y de
aclamación por el público y había descrito exactamente en qué ma-
nera había de entrar en Jerusalén.

En esta profecía, se le describe a Jesucristo como un rey humilde


cuyos intereses se basaban en la justicia y la salvación. Lo que le
importaría más, sería la paz más bien que la guerra.

Esta profecía de Zacarías dice que Jesús había de cabalgar sobre


un pollino de asna. Un caballo simbolizaba la guerra y la victoria; el
asno era símbolo de la realeza tranquila.

B. JESUS ANTES HABIA RECHAZADO LA ACLAMACION PUBLI-


CA:

Juan 6:15: “Pero entendiendo Jesús que iban a venir para


apoderarse de él y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él solo.”

Hasta la entrada triunfal, Jesús deliberadamente se negó a ser el jefe


de cualquier movimiento popular. Prohibió proclamaciones públicas
de Su mesiazgo y no se enredaba en la política de la epoca. A través
de Su ministerio público, Jesús cumplió la profecía de lsaías de que
el Escogido de Dios había de ser predicador de la verdad divina y no
un alborotador violento (Mateo 12:16-21) como eran algunos mesías
3
falsos que le precedieron. Pilato dijo bien, ningún delito hallo en este
hombre.”

C. LA ENTRADA TRIUNFAL:

Llegó el momento en que Jesús haría una declaración pública de que


El era el Mesías. Debido a que esta declaración tenía que ser sim-
bólica, Jesús deliberadamente planeó la demostración mesiánica
que había de realizarse.

Jesús se dió cuenta que iba a Su muerte, pero aún así hizo las
preparaciones y recibió el homenaje que le rendía la multitud calma-
da y deliberadamente. El Señor sabía que toda crisis que sufriera
sería parte del plan divino.

No muy lejos de Betania estaba el pueblo de Betfagé. Acercándose


a Betfagé, en su camino a Jerusalén, Jesús envió a dos discípulos al
pueblo para conseguir el animal sobre el que cabalgaría a Jerusalén.
Les dijo que hallarían una asna atada y su pollino delante de una
casa. Habían de traérselos a Jesús y si el dueño les dijera algo,
habían de responderle: “El Señor lo necesita.” Como el asno era sím-
bolo de la realeza tranquila, esto demostraría que Jesús entraba en
la ciudad sin demostración de fuerza, sino como el Príncipe de Paz.

La multitud de campesinos llegados a Jerusalén, deseaban ver a


Jesús y a Lázaro, y salieron para Betania. Otros, convencidos de que
Jesús establecería Su Reino, se juntaron a los galileos. Se encon-
traron con Jesús y Sus discípulos y los acompañaron a la ciudad.
Cortaron los ramos de las palmeras y los tendían en el camino con
sus mantos. Mecían los ramos de las palmeras y gritaban, “Hosanna
al Hijo de David.” Este coro resonaba por todas las colinas y llamó la
atención a millares de peregrinos. El entusiasmo crecía cada vez
más a medida que se acercaban a la ciudad.

La palabra “Hosanna” quiere decir “sálvanos ahora.” Originalmente


se usaba como petición, pero en el momento de la entrada triunfal se
hizo un grito de bienvenida.

Los fariseos que habían venido a espiar a Jesús estaban desespe-


rados. Trataban de hacer callar a la gente que alababa a Jesús, pero
no podían. Habían pensado no arrestarle antes de la fiesta, pero no
pudieron porque la multitud le aclamaba y le vitoreaba.
Desesperados, los fariseos apelaron a Jesús, “Maestro, reprende a
tus discípulos.” Pero Jesucristo conocía sus corazones y les
respondió, “Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían.”
4
D. JESUS SABIA QUE EL JUICIO ERA INEVITABLE:

La entrada triunfal era un momento de gran regocijo para los dis-


cípulos de nuestro Señor. Durante tres años ellos habían esperado
ansiosamente tal momento. Con los corazones llenos de gozo, se
unieron a la multitud con canciones y alabanzas. Esperaban la coro-
nación del Maestro como el Rey de Israel.

Sin embargo, Jesucristo no tenía ninguna ilusión. Sabía que pronto


pasaría el entusiasmo y que dentro de una semana muchos de los
que ahora le alababan clamarían, “Crucifícale, crucifícale.” Sabía
que el pueblo había perdido su día de oportunidad y que el juicio era
inevitable.

Al llegar, Jesús vió el panorama magnífico de la ciudad. El vió la ciu-


dad que cuarenta años después sería desolada y destruida por Tito
y sus legiones romanas. Jesús lloró sobre ella. La multitud se calló y
su entusiasmo desapareció al escuchar al que habían proclamado
Rey, pronunciar el juicio sobre la cuidad.

“Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te


rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te
estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y
no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el
tiempo de tu visitación” (Lucas 19:43-44).

5
Lección Dos

LA SEMANA SANTA
A. LA NARRACION DE LA SEMANA SANTA ES MUY IMPORTANTE:

Se puede entender mejor la importancia de los sucesos de esta se-


mana si examinamos la cantidad de información que nos dan los
cuatro escritores de los evangelios.

1. Marcos: De los 16 capítulos, la narración de la Semana


Santa comienza con el capítulo once.
2. Mateo: De los 28 capítulos, la narración de la Semana
Santa comienza con el capítulo 21.
3. Lucas: De los 24 capítulos, la narración de la Semana
Santa comienza en el capítulo 19.
4. Juan: De los 21 capítulos, la narración de la Semana
Santa comienza en el capítulo 12.

Podemos entender la importancia de la Semana Santa consideran-


do esto: Si la vida entera de Jesús en la tierra fuera escrita tan deta-
lladamente como los sucesos de esta semana, se necesitarían 80
tomos, cada uno tan grande como la Biblia.

B. ES DIFICIL PONER LOS SUCESOS EN ORDEN CRONOLOGICO:

Sería difícil probar un definido orden cronológico de los sucesos de


esta semana. Sin embargo, de este estudio veremos que Jesús fue
crucificado o el miércoles o el jueves en vez del viernes, el día tradi-
cional. Considerando los hechos, se debe recordar que en el calen-
dario judío, el día comenzaba a la puesta del sol y no a la medi-
anoche. Estudiemos las Escrituras que nos dan información sobre
esto.

1. Mateo 12:40 “Porque como estuvo Jonás en el vientre del pez


tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el
corazón de la tierra tres días y tres noches.”
2. 1 Corintios 15:4 “Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer
día, conforme a las Escrituras.”
3. Juan 12:1 “Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania,
donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien
había resucitado de los muertos.”

6
4. Juan 12:12 “El siguiente día, grandes multitudes que habían
venido a la fiesta, al oir que Jesús...”
5. Marcos 14:1 “Dos días después era la pascua...”
6. Marcos 14:12 “El primer día de la fiesta de los panes sin levadu-
ra, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos
le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que
comas la pascua?”
7. Marcos 15:42 “Cuando llegó la noche, porque era la preparación,
es decir, la víspera del día de reposo.”
8. Mateo 28:1 “Pasado el día de reposo, al amanecer del primer día
de la semana...”

Hay otros versículos que se pueden citar aquí, pero estos bastan
para darnos la información necesaria. Antes de tratar de poner en
orden cronológico los sucesos, consideremos unos hechos:

1. Jesucristo estuvo sepultado tres días y tres noches. Sin embar-


go, debemos recordar que Jesús resucitó el tercer día después
de Su muerte, no el segundo ni el cuarto después de Su muerte.

2. El Cordero Pascual era matado y comido el día décimocuarto del


primer mes (Nisan) por la tarde. Por eso, la Pascua se conme-
moraba siempre el día catorce de Nisan.

3. La Fiesta del pan sin levadura comenzaba el día quince del


primer mes; el primero y el último día del primer mes se nom-
braban Convocaciones Santas, o días de reposo.

4. Jesús fue crucificado y sepultado en un día antes del día de


reposo, el cual no fue necesariamente el séptimo día de la se-
mana, sino la Santa Convocación o el primer día de la Fiesta del
pan sin levadura.

Teniendo en mente todos los versículos y hechos, atentamos poner


en orden cronólógico los sucesos de la Semana Santa.

Viernes Jesús llegó a Betania


Viernes por la tarde Cenó en la casa de Simón
María ungió los piés de Jesús

7
Domingo La entrada triunfal
Lunes Jesús maldijo la higuera estéril
Jesús limpió el templo
Martes La higuera se secó
La viuda dió las dos minas
Los griegos buscaron a Jesús
El discurso sobre la destrucción de
Jerusalén
La conspiración entre los sacer
dotes principales y Judas
Miércoles La Santa Cena
Los últimos discursos
Getsemaní
Jueves El arresto y juicio de Jesús
La crucifixión y sepultura de Jesús
Domingo por la mañana La resurrección.

C. LA OFRENDA DE LA VIUDA:

REFERENCIAS BIBLICAS: Marcos 12:41-44


Lucas 21:1-4

El acontecimiento de la ofrenda de la viuda tuvo lugar después que


Jesús había denunciado severamente a los escribas y fariseos.
Jesús salió del atrio de afuera del templo y entró en el atrio llamado
“la tesorería” donde habían trece cajones donde los judíos deposita-
ban sus ofrendas voluntarias.

Jesús notó la actitud de arrogancia y de propia importancia de los


judíos ricos que se acercaban a los cajones. Llamaban la atención al
dar sus ofrendas porque dejaban caer la plata de modo que hiciera
ruido. Entonces El notó a una mujer, vestida con la ropa de viudez y
pobreza, que se acercaba a uno de los cofres para dar su ofrenda de
dos blancas. (Dos blancas equivalían a un cuadrante.)

Jesús llamó la atención de los discípulos a la ofrenda de la mujer. “En


verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos.” La lec-
ción que Jesús enseñó aquí es que la cantidad de nuestra ofrenda
no se mide por lo que damos sino por lo que guardamos para nues-
tro propio uso.

8
D. LA PETICION DE LOS PROSELITOS GRIEGOS:

REFERENCIA BIBLICA: Juan 12:20-50

Cuando Jesús nació, magos gentiles vinieron a buscarle desde el


oriente. Y ahora, cerca al final de Su vida, habían otros gentiles que
le buscaban. Estos eran prosélitos griegos, no judíos griegos. Ellos
aparentemente venían de Galilea y conocían a Felipe. Querían una
entrevista con Jesús. Parece que esto creó un problema de prejuicio
racial con Felipe, porque habló con Andrés antes de acercarse a
Jesús. Los griegos habían rechazado sus ídolos paganos para acep-
tar al Jehová de los judíos. Sin embargo, no tenían ningún concepto
de cómo un Dios encarnado pudiera redimir al mundo por Su muerte.

Jesús les dió la entrevista y les explicó de qué manera Sus sufri-
mientos y muerte salvarian al mundo.

Los griegos eran los precursores de las multitudes de gentiles de los


cuales constaría la iglesia. Jesús sabía que Su muerte en la cruz era
el único poder que podría quitar las barreras raciales. El explicó que
el grano de trigo debe caer en la tierra y morir antes de llevar fruto.

En este momento de conflicto sentimental, Jesús rogó ser salvado de


esta hora de muerte; pero inmediatamente se recobró y una voz del
cielo habló, dando testimonio por la tercera vez durante Su vida y
ministerio.

E. LAS CONTESTACIONES A TRES PREGUNTAS:

REFERENCIAIS BIBLICAS: Mateo 22:15-40


Marcos 12:1-12
Lucas 20:19-40

En los acontecimientos que siguen, hay algunas preguntas que los


judíos principales le hicieron. En cada caso, Jesús demostró gran
sabiduría al contestar.

1. ¿Es lícito dar tributo a César?.

Los fariseos y los herodianos hicieron esta pregunta para


engañar a Jesús. Ellos podían pensar en dos contestaciones.

9
Si Jesús dijera que no era lícito, ellos podrían denunciarle al go-
bierno romano. Si dijera que era lícito perdería el favor de
muchos judíos. La respuesta de Jesús, “Dad, pues, a César lo
que es de César, y a Dios lo que es de Dios,” les impuso silen-
cio.

2. En la resurrección, ¿de cuál de los siete será ella mujer?

Los saduceos le hicieron esta pregunta para burlarse de Jesús.


No creían en la resurrección ni en los ángeles. Proponían un
caso imaginario de una mujer con siete maridos, pensando así
confundir a Jesús y a la vez esperando atacar a los fariseos que
creían en la resurrección.

Con Su respuesta, Jesús expuso la ignorancia de los saduceos,


corrigiendo también la idea poco noble de la vida venidera que
tenían los fariseos. “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.”
Jesús no quería decir que no habría reconocimiento en el cielo,
sino que estaríamos en un nivel mucho más alto que el de este
mundo.

3. ¿Cuál es el gran mandamiento en la Ley?

Los fariseos hicieron esta pregunta para tentar a Jesús y para


enredarle en el embrollo quisquilloso de cuestiones teológicas.
Pero Jesús se negó a participar en tal embrollo. El afirmó la
supremacía de amor para el Dios UNICO y declaró Su creencia
monoteísta citando el Antiguo Testamento.

Después de esto, Jesús hizo callar a Sus enemigos con una pre-
gunta sobre la ascendencia del Mesías. No le pudieron contes-
tar y no osaron hacerle más preguntas (Mateo 22:46).

10
Lección Tres

LA SANTA CENA DEL SEÑOR


REFERENCIAS BIBLICAS: Mateo 26:17-30
Marcos 14:12-26
Lucas 22:7-30
Juan 13:1-30

A. EL APOSENTO ALTO:

Cuando los discípulos le preguntaron, “¿Dónde quieres que pre-


paremos para que comas la pascua?” Jesús les dió instrucciones
detalladas. Judas ya había conspirado para la traición y Jesús se dió
cuenta de su perfidia. Por eso, era necesario guardar en secreto el
lugar de la reunión.

Jesús les dijo a los discípulos que encontrarían a un hombre que


llevaba un cántaro de agua. Era muy raro que los hombres llevaran
cántaros; pues llevar el agua era trabajo de mujeres. Habían de
seguir al hombre, y al llegar a la casa habían de decirle al dueño,
“¿Dónde está el aposento donde he de comer la pascua con mis dis-
cípulos?” Se les mostraría un cuarto en el piso alto, ya arreglado con
esteras, una mesa, canapé y otras cosas. Pedro y Juan le obe-
decieron y prepararon la cena de la pascua.

Sin duda el aposento alto se encontraba en la casa de un rico, o el


padre de Juan Marcos o José de Arimatea.

B. LA CENA DE LA PASCUA:

La cena de la pascua seguía una rutina establecida:

1. Pronunciar una bendición


2. Tomar una copa de vino
3. Lavarse las manos. El director de la fiesta llevaba un lavamanos
mientras repetía una oración
4. Comer hierbas amargas mojadas con salsa
5. Comer el cordero y otras partes de la cena
6. Pronunciar otra bendición. Comer de nuevo hierbas amargas
7. Tomar otro vaso de vino; hacer preguntas y respuestas tocantes
al origen de la fiesta

11
8. Cantar la primera parte del “Hallel” (Salmos 113, 114)
9. Pronunciar una bendición
10. El director de la fiesta se lava las manos y hace para todos los
presentes un bocadito envolviendo un pedacito del cordero y pan
sin levadura en las hierbas amargas, mojándolo en la salsa
11. Todos comen lo que quieren, terminando con una porción del
cordero
12. Se lavan las manos
13. Tomar otra copa de vino
14. Cantar la segunda parte del “Hallel” (Salmos 115-118)
15. Tomar una copa de vino.

La cena de la pascua era simbólica y cada parte tenía un significado


religioso.

C. JESUCRISTO LAVO LOS PIES A LOS DISCIPULOS:

No sabemos por cierto el momento exacto durante la cena pascual


en que Jesús lavó los pies a los discípulos. Es muy posible que
Jesús sustituyera el lavamiento de pies por el lavamiento de las
manos.

Los discípulos no estaban en un estado en que podían tomar digna-


mente esta última cena solemne con Jesús y de oír sus últimas pa-
labras. Judas ya había convenido en la traición. En los corazones de
los otros se encontraban falsa ambición, orgullo, celo y amargura.
“Hubo también entre ellos una disputa sobre quien de ellos sería el
mayor” (Lucas 22:24).

Era la costumbre de los judíos que los siervos lavaran los pies a los
invitados a la cena antes que éstos comieran. En esta cena no había
siervo y ninguno de los discípulos se ofreció a lavarles los pies a los
otros porque no querían ser el siervo de los otros. Al lavarles los pies,
Jesús les reprendió de una manera que nunca se olvidarían.

Esta acción es un símbolo de la obra redentora de Cristo. Quitarse la


ropa exterior simboliza quitarse la gloria celestial y ponerse la toalla
indica que Jesús se hizo siervo. Doblarse a los pies de los discípu-
los habla de la humillación del Calvario y el lavamiento de las almas
de los pecadores.

12
Cuando terminó, les dió instrucciones en cuanto al porvenir: “Porque
ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros tam-
bién hagáis...Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las
hiciereis” (Juan 13:15-17).

D. JESUS DECLARO QUE JUDAS ERA EL TRAIDOR:

Cuando llegó el momento de comer el bocadito de cordero con pan


sin levadura y hierbas amargas, Jesús se detuvo e hizo un anuncio
solemne que sorprendió a los discípulos: “De cierto os digo, que uno
de vosotros me va a entregar.” Los discípulos se pusieron ansiosos
y sospechosos y comenzaron a averiguar quién podría ser el culpa-
ble. Para saber del acto traicionero, cada uno de los discípulos,
entristecidos, preguntaron, “¿Soy yo, Señor?” Pedro no pudo sopor-
tar más la gran ansiedad que todos sentían y pidió a Juan que des-
cubriera al traidor. En respuesta a las preguntas de Juan, Jesús dijo,
“A quien yo diere el pan mojado, aquél es.” Según la costumbre, esto
indicaría un honor especial.

Cuando Jesús hizo esto, Satanás tomó posesión completa de Judas


y él sabía que su acto de traición fue descubierto. Jesús le dijo, “Lo
que vas a hacer, hazlo más pronto” (Juan 13:27). Judas salió
inmediatamente, era de noche, ¡Qué noche más oscura para Judas!
¡Y qué noche más oscura sería también para Jesús y los once dis-
cípulos!

E. JESUS INSTITUYE LA SANTA CENA DEL SEÑOR:

Hacia el final de la cena pascual, Jesús instituyó la Cena del Señor,


que habría de observarse como una ordenanza de la iglesia. Esta
ordenanza sería de mucho significado. El bautismo en agua fue una
ordenanza instituído para representar el comienzo de la vida cris-
tiana, la muerte al pecado y la resurrección a la vida nueva. La cena
del Señor representa la continuación de la vida espiritual del
creyente. Representa la verdad que el creyente tiene que apropiarse
de la vida misma en un proceso contínuo.

La Cena del Señor es una memorial de la muerte redentora de


Jesús. También constantemente señala la venida del Señor para Su
iglesia.

13
Al instituír la Cena, Jesús tomó un pan, dió gracias, lo partió y se lo
dió a los discípulos y dijo, “Tomad, comed; esto es mi cuerpo.”
Entonces tomó la copa que contenía el fruto de la vid y dijo, “Bebed
de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo
26:26-28).

F. LA CONCLUSION DE LA CENA:

Después de instituír la Cena del Señor, Jesús les dirigió a los dis-
cípulos el mensaje de despedida, uno de los discursos más impor-
tantes de Su ministerio entero. La lección que sigue trata con este
mensaje.

Finalmente la Cena fue concluída con un himno. Salieron del


aposento alto, bajaron a una calle abandonada y se dirigieron al
huerto de Getsemaní.

14
Lección Cuatro

EL MENSAJE DE DESPEDIDA
REFERENCIA BIBLICA: Juan 13:35-17:26

A. EL MENSAJE DE DESPEDIDA:

Juan 13:33 “Hijitos, aún estaré con vosotros un poco ... A


donde yo voy, vosotros no podéis ir.”

Los discípulos se entristecieron a causa del anuncio de Jesús de que


El iba a donde ellos, en ese momento, no podían acompañarle. Para
animarles, les dió un mensaje de despedida que concluyó con una
oración.

El mensaje de despedida fue pronunciado inmediatamente después


que salió Judas. Parece que las promesas dadas aquí no fueron
dirigidas a Judas, sino a Sus discípulos fieles solamente. No sabe-
mos exactamente cuánto tiempo se quedó Jesús en esta comunión
dulce y tierna con Sus discípulos, pero sí sabemos que todos los
momentos que Jesús pasó enseñando a los discípulos, éstos fueron
los más sagrados. El abrió Su corazón al grupo y les dió unas ver-
dades íntimas y preciosas que ellos no entendían hasta que reci-
bieron el Espíritu Santo. Notemos que les saludó con la palabra “hiji-
tos.”

Este mensaje de despedida contiene algunos de los pasajes más


conocidos y amados en la Biblia entera.

B. EL NUEVO MANDAMIENTO:

El nuevo mandamiento y también el último antes de Su muerte y re-


surrección fue, Que os améis unos a otros, como yo os he amado.”
El amor de los creyentes, en contraste con el odio y el egoísmo que
se ven en el mundo, sería la prueba verdadera y el requisito para ser
discípulo.

La ley de Moisés dijo, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Pero


en el Antiguo Testamento no se podía obedecer este precepto. En el
Nuevo Testamento, después de recibir el Espíritu Santo, los cris-
tianos podrían demostrar su discipulado amándose los unos a los
otros.

15
C. NO SE TURBE VUESTRO CORAZON:

Los corazones de los discípulos fueron entristecidos por la noticia de


que Jesús pronto se iría. Aquí Jesús les consuela y les asegura.

“Creéis en Dios, creed también en mí.” Con estas palabras Jesús


pide que tengan la misma fe en El, que tienen en Dios. Así Jesús se
hace igual con la Deidad.

Jesús les aseguró que iba adelante para prepararles moradas para
ellos. Les prometió que El mismo volvería a recibirles al hogar eter-
no. Acerca de la pregunta que le hizo Tomás sobre el camino, Jesús
le respondió, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida.” Jesús es el
camino de Dios y el camino a Dios; El es la verdad encarnada; El es
también la esencia verdadera de la vida.

D. MUESTRANOS EL PADRE:

Felipe dijo, “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.” ¿Qué espe-


raba Felipe? ¿Quería que algo resplandeciente se apareciera en los
cielos? Felipe no comprendía que durante tres años él había cami-
nado con Dios. Tampoco entendía que no podía conocer más de
Dios que lo que había sido revelado por Jesucristo.

Jesús parecía sorprendido que Felipe no comprendía. “¿Tanto tiem-


po hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El
que me ha visto a mí ha visto al Padre.” Jesús explicó que sus pa-
labras y obras fueron posibles sólo por la presencia del Padre. Luego
les dijo que vendría el Consolador. Este texto prueba que Jesucristo
y el Padre son Uno.

E. OTRO CONSOLADOR:

Juan 14:16 “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador,


para que esté con vosotros para siempre.”

Jesús les aseguró a los discípulos que no les dejaría huérfanos.


Prometió mandarles otro Consolador. La palabra “otro” ha confundi-
do a mucha gente y parece apoyar la tradición trinitaria. Pero la pa-
labra “otro” no quiere decir “otra persona” sino “otro ministerio.”

16
Jesús identifica al Consolador con El mismo. Dijo que El moraba con
ellos, pero estaría en ellos. La declaración positiva “vendré a
vosotros” quita la duda a toda la cuestión. Jesús dijo efectivamente
“No os dejaré sin padre; vendré a vosotros.”

F. EL MINISTERIO DEL CONSOLADOR:

A través del último mensaje, Jesús se refería al ministerio del


Consolador, lo cual resumimos aquí:

Juan 14:16 El Consolador estará con ellos para siempre.


Juan 14:17 El Consolador morará con ellos y estará en
ellos.
Juan 14:26 El Consolador enseñará todas las cosas.
Juan 14:26 El Consolador será testigo de Cristo.
Juan 16:8 El Consolador convencerá al mundo de pecado,
de justicia y de juicio.
Juan 16:13 El Consolador les guiará a toda la verdad.

G. LAS ULTIMAS INSTRUCCIONES Y EXHORTACIONES:

1. La necesidad de dar fruto.

Jesús se comparó con una vid fructuosa y comparó a Sus dis-


cípulos, como las ramas. Les advirtió que si no daban fruto
serían destruídos. Les recordó que El les ayudaría y facultaría si
permanecieren allegados a El como las ramas lo están a la vid.
Sin El, los discípulos no podrían hacer nada.

2. Habrían de sufrir persecución.

Jesús les dijo a Sus discípulos que vendría la persecución y el


odio. El mundo rechazó a Cristo; también los creyentes serían
rechazados.

3. Los Discípulos harían obras mayores.

En Juan 14:12 Jesús prometió a Sus discípulos que harían obras


mayores, la misma clase de obras en calidad, pero mayores en
cantidad.

En Juan 14:13 y Juan 16:23, Jesús prometió que lo que se


pidiera en el nombre de Jesús, sería dado. Pero esto quiere decir
mucho más que repetir el nombre de Jesús. Para orar en el nom-
bre de Jesús, el creyente tiene que ser identificado con El en
17
consagración y devoción al reino de Dios. El nombre de Jesús
representa la obediencia, la humildad y la compasión por el hom-
bre perdido. Para orar en el nombre de Jesús, el Espíritu de
Cristo tiene que dirigir totalmente en el propósito y la expresión
de la oración.

H. LA ORACION DEL SEÑOR: (Juan 17)

Esta oración puede llamarse verdaderamente la oración del Señor,


porque es cierto que fue Su propia oración. La expresó en presencia
de Sus discípulos.

La oración se divide en cuatro peticiones:

1. Jesús oró para Si mismo: Oró para que El fuera glorificado. Esta
petición era efectivamente una oración en la que el plan y
propósito de Dios sería cumplido en El mismo.

2. Jesús oró por Sus discípulos: Oró para que fueran guardados del
mal y fueran santificados.

3. Jesús oró por todos los que creyeran: Miró al porvenir y oró por
los que serían salvos a través del ministerio de los discípulos,
para que estuvieran unidos y santificados.

4. Jesús oró por todos los discípulos en la eternidad: Oró que estu-
vieran con El en el lugar que iba a preparar, y que vieran Su glo-
ria divina.

18
Lección Cinco

GETSEMANI
REFERENCIAS BIBLICAS: Mateo 26:30, 36-46
Marcos 14:26, 32-42
Lucas 22:39-46
Juan 18:1

A. GETSEMANI:

A medio kilómetro al este de los muros de Jerusalén, al pie del monte


de los Olivos, estaba el huerto de Getsemaní. Este era un huerto
donde crecían olivos, higueras y granados. En Getsemaní estaba la
prensa donde se trituraban las aceitunas para exprimir el aceite. A
este lugar de la prensa de aceitunas, Jesús llegó con Sus discípulos
para que El fuera triturado, de manera que de El brotarán la bendi-
ción y la virtud de Su vida.

El actual huerto de Getsemaní es un jardín cercado con muros que


contiene ocho olivos antiguos. Se dice que debajo de estos árboles
Jesús sufría. Pero esto no es posible porque los romanos, bajo el
mando de Tito, destruyeron todos los árboles cerca de la ciudad en
el asedio del año 70 D.C. Es probable que los árboles actuales fue-
ran plantados por los creyentes más tarde.

Jesús a menudo iba con Sus discípulos al huerto para orar. Todos
conocían este bello lugar.

Después que Jesús había orado en el aposento alto y todos habían


cantado un himno, Jesús llevó a los once fuera de la ciudad, bajaron
al barranco y cruzaron el puente sobre el torrente de Cedrón, y de allí
a Getsemaní.

B. LA AGONIA EN GETSEMANI:

Hebreos 2:18 “Pues en cuanto él mismo padeció siendo ten-


tado, es poderoso para socorrer a los que son tentados.”

Jesús no encontró la mayor tentación en el desierto sino en


Getsemaní. Estuvo triturado en el huerto de la “prensa de las aceitu-
nas.” Aquí El luchó Su mayor batalla y ganó Su mayor victoria.

19
Jesús dijo, “Mi alma está muy triste, hasta la muerte,” Podemos
imaginarle allí, cuando en agonía se postró sobre Su rostro. Era tan
intensa Su agonía que grandes gotas de sudor caían a la tierra como
gotas de sangre.

Después de la tentación en el desierto, un ángel le ayudó. En esta


nueva lucha con Satanás, un ángel se le apareció para fortalecerle.
La victoria que ganó en Getsemaní le ayudó a enfrentarse con Sus
enemigos y la muerte en la cruz calma, confiada y victoriosamente.

C. LA COPA DE AMARGURA:

Isaías 53:4-6 “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y


sufrió nuestros dolores; ... mas Jehová cargó en él el pecado de
todos nosotros.”

Tres veces Jesús oró: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa.”


¿Qué era esta copa de amargura? No era el sufrimiento corporal de
la cruz. Jesús no era cobarde. Como millares de mártires se
enfrentaban con la muerte por medios crueles y salvajes, Jesús cier-
tamente podía enfrentarse con la muerte en la cruz sin vacilar.

Para entender esta copa de amargura, debemos recordar que Jesús,


que era sin pecado, llegó a ser nuestra víctima propiciatoria. El peca-
do de todos nosotros fue cargado en El. “Al que no conoció pecado,
por nosotros lo hizo pecado” (2 Corintios 5:21).

Lo horrendo del pecado fue lo que hizo apartar el alma pura y sin
pecado de nuestro Señor de beber esta copa de amargura. La pre-
sencia del pecado le haría probar la terrible sensación de ser aban-
donado por Dios. Tendría que sufrir la separación del rostro del
Padre cuando “por nosotros fue hecho maldición.”

D. DOS HUERTOS:

Es provechoso hacer una comparación con el huerto de Edén.

Adán y Jesús entraron en sus huertos respectivos sin pecado, pero


ambos salieron cargados de pecado. Adán llevó el pecado que
trasmitiría a todos los miembros de la familia humana con la excep-
ción de Jesucristo. Jesús salió del huerto de Getsemaní bajo el peso
del pecado de la familia humana incluyendo a Adán, el cual sería lle-
vado al Calvario donde la pena por ese pecado sería pagado por
completo.

20
Tanto Adán como Jesús dejaron los respectivos huertos para hacer
frente la la muerte, Adán, para morir por su propio pecado y pasar la
pena de muerte a todos los que nacieran después; Jesús, para morir
por los pecados de otros y así salvar a hombres y mujeres de la pena
de muerte.

La gran diferencia entre Adán y Jesús se nota en sus actitudes hacia


la voluntad de Dios. Jesús se entregó a la voluntad divina diciendo,
“No se haga mi voluntad, sino la tuya.” Adán se rebeló contra la vo-
luntad de Dios, y con su acto de desobediencia dijo-figurativa-
mente-”No se haga tu voluntad, sino la mía.” He aquí la diferencia
básica entre nuestro primer padre Adán y nuestro Salvador
Jesucristo. Con la entrega y obediencia, Jesús ganó la victoria; con
la rebelión y terquedad, Adán sufrió la derrota.

Por la terquedad y desobediencia de Adán en el huerto de Edén, el


hombre perdió el paraíso; por la obediencia y humildad de nuestro
Señor en el huerto de Getsemaní, el paraíso fue ganado de nuevo
para los redimidos.

E. LA FALTA DE LOS DISCIPULOS:

Cuando Jesús entró en Getsemaní, dejó a ocho de Sus discípulos a


la puerta, diciéndoles que velaran. Llevó a Pedro, Jacobo y Juan más
adentro en el huerto. Aparentemente, sabía que iba a necesitar
ánimo y fortaleza y quería que los tres le ayudaran a orar hasta la vic-
toria.

Se apartó de ellos unos pasos más adentro y comenzó Su agonía de


oración. Tres veces vino a Sus discípulos y cada vez los encontró
dormidos. Los discípulos estaban rendidos por el cansancio y no
podían impedir el sueño. Les exhortó que estuvieran alertas y los
reprendió porque dormían. No obstante, los disculpó un poco cuan-
do dijo, “El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es
débil.”

Nosotros mismos podemos ser rápidos en condenar a los discípulos


porque fallaron en este momento de crisis. Pero debemos conside-
rar dos cosas:

21
1. No había otro modo de hacerlo. Jesús tenía que sufrir solo. No
podía haber otro que pudiera ayudarle en esta hora de Su mayor
sufrimiento. Por eso concluímos que Dios había ordenado que
nadie estuviera despierto para animar al Señor en ese momen-
to.

2. Los discípulos ignoraban la crisis del momento. No entendían ni


podían entender, la batalla que fue luchada y ganada a unos
cuantos pasos de ellos. Si hubieran sabido de alguna manera lo
que pasaba, habrían estado despiertos. El sueño habría huído.

¿Es ésta la razón por la que la iglesia en estos días está dormi-
da? Poca gente se da cuenta de la grave crisis espiritual del
mundo y la batalla que se está luchando. Como resultado, la
gente está rendida a un sueño espiritual.

22
Lección Seis

LA TRAICION
A. JUDAS ISCARIOTE:

Judas Iscariote era uno de los doce discípulos. Su padre era Simón
Iscariote. Su motivo en seguir a Jesús parece haber sido mercenario
porque esperaba recibir mucho provecho mundano en el estable-
cimiento del reino.

Al estudiar su carácter, nos sorprende que él pudo haber sido uno de


los doce.

Rasgos característicos de Judas:

1. Era codicioso y deseaba mucho dinero (Mateo 26:14, 15).


2. Era hipócrita (Juan 12:5, 6).
3. Era ladrón (Juan 12:6).
4. Era culpable de traición (Marcos 14:10; Lucas 22:47, 48).

A pesar de dichos rasgos característicos, consideremos que Judas


sintió un genuino remordimiento (Mateo 27:3-4). Esto nos dice que
Judas no era del todo malo.

Finalmente, consideremos el título que nuestro Señor le dió en Juan


17:12, “a los que me diste, y los guardé, y ninguno de ellos se perdió,
sino el hijo de perdición, para que la Escritura se cumpliera.”

Este título, “hijo de perdición” se da también al anticristo, quien ha de


ser revelado (2 Tesalonicenses 2:3). El título quiere decir “el hombre
destinado a estar perdido en condenación eterna.” Es significativo
que Judas y el anticristo reciben este título, revelando el destino ter-
rible de los dos, ordenado por Dios.

B. EL ACTO DE TRAICION:

Judas criticó a María cuando ella ungió los pies de Jesús con un per-
fume costoso (Juan 12:1-8). El pensaba que lo que María hacía era
un desperdicio. Jesús defendió a María y reprendió a Judas por su
criticismo.

23
Sin duda, Judas había pensado previamente en entregar a Jesús a
las manos de los enemigos para sus propios fines. Esta reprensión
del Maestro aparentemente fue lo que le hizo decidir definitivamente.
No iba a aplazar más su hecho malo.

Mientras cenaban los discípulos en casa de Simón, el Sanedrín se


reunia en el palacio de Caifás, considerando cómo podrían matar a
Jesús. Judas salió de la cena y se apresuró a ir al palacio, llegando
al momento justo. Los corazones de los políticos religiosos se
llenaron de júbilo inicuo cuando se dieron cuenta de que uno de los
doce estaba dispuesto a traicionar a Jesús.

C. EL PRECIO DE UN ESCLAVO:

Judas y el Sanedrin rápidamente llegaron a un acuerdo, aunque él


sin duda estaba desilucionado con lo poco que le ofrecieron. Es
probable que la culpa y el conocimiento de su traición le hicieron
actuar apresuradamente.

El precio en que convinieron era el precio de un esclav, otreinta


piezas de plata. Después de consuitar dos referencias en esta asun-
to, el escritor ha concluido que esta cantidad representaría cerca de
veinte dólares ($20) en moneda corriente. Es difícil entender como
es que Judas estuvo dispuesto a entregar al Señor por un precio tan
pequeño.

D. EL ACTO DE TRAICION REVELADO:

Durante el tiempo entre la cena en Betania y la Cena del Señor,


Judas parece haber escondido su traición. Sin embargo, durante la
cena, Jesús reveló que El lo sabía, diciendo, “Uno de vosotros me va
a entregar.” Jesús demostró que El conocía al traidor, dando un
bocado a Judas y diciéndole, “lo que vas a hacer, hazlo más pronto.”
Es imposible esconder cualquier acto malo del Señor. El sabe todo
pecado que el hombre comete, sea grande o pequeño.

“Satanás entró en él” (Juan 13:27). Con esta declaración, algunos


han tratado de probar que en este momento Judas llegó a ser el dia-
blo encarnado. Sin embargo, esto es muy dudoso. En cambio, el sig-
nificado parece ser que Satanás logró dominarlo por completo. En
manera similar, Satanás entra en los hombres en estos días y los
domina por completo. El alma de Judas, quien había sido discípulo
durante tres años, fue poseído completamente para hacer la volun-
tad de Satanás.

24
E. TRAICIONADO CON UN BESO:

Judas sabía las costumbres del Señor. Sabía que sin duda lo encon-
traría orando en Getsemaní. Esto demuestra cuán bajo había
descendido Judas que él traicionaría a Jesús mientras estaba en el
lugar de oración secreto. Esto fue planeado deliberadamente, que
Jesús fuera tomado preso en un lugar tranquilo en medio de la noche
para evitar un tumulto público.

Judas llevó a los soldados al huerto y luego identificó a Jesús con


una señal previamente dispuesta. La señal era un beso, probable-
mente el saludo corriente entre los discípulos. Este acto de traición
reveló de nuevo cuánto había descendido moralmente Judas.

F. EL PRECIO DE TRAICION:

El precio verdadero de la traición aún no había sido pagado. No eran


las treinta piezas de plata, sino el precio que Judas tenía que pagar.

En la confusión de la noche, no sabemos lo que hizo Judas después


de entregar a Jesús. Sin embargo, pronto le llegó un terrible sen-
timiento de culpa, remordimiento y vergüenza que siempre sigue a
tales actos malvados. Judas estaba agobiado con el sentimiento de
condenación. Se arrepintió y trató de hacer restitución. Llevó la plata
a los sacerdotes principales y confesó su pecado. Se rehusaron a
admitir alguna responsabilidad por el acto y Judas arrojó el dinero al
suelo del templo.

Luego Judas salió y se ahorcó.

Los sacerdotes compraron el campo del alfarero con el dinero, el


cual era un lugar fuera de la ciudad para sepultar a los extranjeros.
Se supone que Judas se suicidó en este campo y por eso era doble-
mente conmemorativo de la traición. Este lugar fue llamado,
Acéldama, que quiere decir “Campo de sangre” (Mateo 27:3-10;
Hechos 1:18, 19).

Estas palabras siguientes resumen la vida trágica de Judas con un


significado terrible: “Para irse a su propio lugar” (Hechos 1:25).

25
Lección Siete

EL JUICIO
REFERENCIAS BIBLICAS: Mateo 26:57-27:25
Marcos 14:53-15:19
Lucas 22:66-23:24
Juan 18:19-19:16

A. EL PROCESO ANTE EL CONCILIO JUDIO:

Después que Jesús fue tomado preso en Getsemaní, los miembros


del concilio judío, es decir el Sanedrín, se reunieron rápidamente
para pronunciar la sentencia en la que ya habían convenido.

Los soldados se apresuraron a llevar a Jesús por las calles de la ciu-


dad al palacio del Sumo Sacerdote, José Caifás. El era tan astuto así
como intolerante, cruel y sin conciencia. Era el yerno de Anás.

Anás era el sumo sacerdote desde el año 6 hasta el año 15 D.C. Por
su astucia política, Anás consiguió de los romanos la sucesión al
Sumo Sacerdocio de sus cinco hijos y su yerno, Caifás. Anás era el
dueño del famoso Bazar que tenía el monopolio de la venta de ani-
males para los sacrificios y los puestos de los que cambiaban dinero.
El odiaba a Jesús desde el día de la primera puríficación del templo
y se empeñaba en buscar modos de coger con trampa a Jesús en
alguna palabra u obra. Jesús fue llevado ante este enemigo para una
audiencia preliminar. De aqui, Jesús fue llevado ante Caifás y de allí
al Sanedrín.

Habían tres acusaciones contra nuestro Señor:

1. Herejía: Le acusaban de enseñar doctrina contraria a la ley. Anás


le atribuía la herejía al Señor luego de interrogarle (Juan
18:19-24).

2. Sacrilegio: Le acusaban de decir que destruiría el templo hecho


con manos y construiría otro hecho sin manos. Esta acusación
es una perversión de las palabras en Juan 2:19-21.

26
3. Blasfemía: Bajo juramento, Jesús dijo que El era el Hijo de Dios.
Fue esta confesión que dió al Concilio la oportunidad que bus-
caba. Jesús fue inmediatamente condenado a morir.

B. LA SENTENCIA DE MUERTE:

En la interrogación y juicio ante Caifás y el Sanedrín, no había ni mi-


sericordia ni justicia. Al comenzar no tenían testigos que pudieran dar
testimonio contra Jesús. Al fin consiguieron dos que dieron falso tes-
timonio: “Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días
reedificarlo” (Mateo 26:61). Esto no era suficiente para condenar a
Jesús, de modo que Caifás en desesperación comenzó a interrogar
a Jesús: “Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el
Cristo, el Hijo de Dios” (Mateo 26:63). ¡Qué pregunta más extraña
era ésta que hacía el sumo sacerdote a un criminal atado y sin defen-
sa!

En la época cuando la gente le aclamaba como el Mesías y Rey,


Jesús no dió énfasis a esta verdad. Ahora, encarándose con la
muerte y con la vida dependiendo de Su respuesta, Jesús no vaciló.
La contestación solemne fue, “YO SOY; y veréis al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del
cielo” (Marcos 14:62). Con estas palabras fue condenado el Señor.
Caifás entonces rasgó sus ropas y dijo, “¡Ha blasfemado! ¿Qué más
necesidad tenemos de testigos?” (Mateo 26:65). La sentencia, digna
de muerte, fue pronunciada pronto.

C. EL PROCESO CIVIL:

La autoridad de sentenciar a muerte había sido quitada a los judíos;


por eso, los hombres principales fueron a Pilato, el gobernador
romano, para obtener la ejecución de la sentencia. Eran las siete o
las ocho de la mañana, posiblemente, cuando Jesús fue llevado al
palacio de Pilato.

Pilato odiaba a los judíos y era muy cruel. No podían haber más con-
trastes que los que habían entre Jesús y Pilato. Este vivía en lujo,
egoísmo, pecado y arrogancia. Se sentaba cómodamente en una
silla acojinada. El preso estaba de pie, Sus muñecas atadas. Los
judíos no entraron en la sala de juicio para que no se contaminaran.

27
Pilato comienzó a interrogar al preso y le halló inocente. El romano
recibió un mensaje de su esposa sobre un sueño que ella había
tenido y quería advertirle.

Los jefes religiosos habían cambiado sagazmente la acusación reli-


giosa a la política. Decían que el Señor se había rebelado contra
Roma, diciendo que El era rey, prohibiendo a la gente que pagaran
los impuestos a los romanos. Pero los judíos no pudieron convencer
a Pilato, quien quería ponerle en libertad.

D. DELANTE DE HERODES:

Pilato esperaba que se econtrara algún modo de salvar a Jesús y le


mandó a Herodes Antipas. Este era un hombre de gran libertinaje.
Parece que nuestro Señor no le respetaba porque se negó a respon-
der a sus preguntas. Herodes estaba muy contento de ver a Jesús.
Sin duda le molestaba la conciencia desde que mandó decapitar a
Juan el Bautista. Esperaba que Jesús hiciera algún milagro, pero
Jesús se mantenía en silencio.

Cuando Herodes se dió cuenta de que no conseguiría nada de


Jesús, mandó vestirle en ropas lujosas como un rey y le envió de
nuevo a Pilato con una carta lisonjera. Antes los dos eran enemigos;
pero desde este momento se hicieron amigos.

E. EL PROCESO FINAL:

Jesús fue arrastrado por las calles estrechas, llenas de multitudes


que se burlaban de El, al proceso final, la fase más angustiosa de
este terrible proceso.

Pilato estaba determinado en encontrar algún medio de poner a


Jesús en libertad. Había tratado de hacerlo enviándole a Herodes.
Ahora quería aprovecharse de la costumbre de soltar a un preso
durante una fiesta. Finalmente sugirió el compromiso de castigarle y
después soltarle.

Sin embargo, la gente demandaba la sentencia de muerte. Por últi-


mo Pilato se los entregó porque ellos amenazaban denunciarle al
Emperador y arruinarlo políticamente.

28
Pilato intentó quitarse la culpa lavándose las manos y diciendo,
Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros” (Mateo
27:24). Sin embargo, Pilato no pudo escapar de la responsabilidad
de su decisión. Más tarde sufrió las consecuencias de la acción
porque fue deportado a Galia (Francia) y allí se suicidió.

Para aplacar a la multitud, Pilato soltó a Barrabás, un ladrón, asesino


y sedicioso, y entregó a Jesús para que sea crucificado.

29
Lección Ocho

CALVARIO
REFERENCIAS BIBLICAS: Mateo 27:32-61
Marcos 15:21-47
Lucas 23:26-56
Juan 19:16-42

A. LA FLAGELACION:

La flagelación era la actividad corriente antes de la crucifixión. Era un


castigo tan horrible que la mente se rebela al pensar en ello. El que
había de sufrirla era desnudado públicamente, atado por las manos
a una estaca en tal posición que el cuerpo estaba inclinado
exponiendo la espalda al azotador. Luego con los nervios tensos y
temblorosos de la espalda desnuda, se le daban los azotes con un
látigo hecho de correas cargadas de piezas de hueso o de plomo
que tenían puntas. Cada azote penetró la carne hasta poner al des-
cubierto las venas. A menudo el azote daba en la cara, dejando ciego
al hombre, o haciéndole salir los dientes. Generalmente la víctima se
desmayaba y muchas veces se moría.

Estudiando lo horrible de la flagelación romana, la declaración de


Pedro, “por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:24) tendrá
nuevo significado.

En lugar de tenerle lástima a Jesús, los soldados crueles le arras-


traron al patio para burlarse de El. La crueldad de éllos era sencilla-
mente el placer de torturar. Le pusieron a Su cuerpo lastimado un
mianto de escarlata y sobre Su cabeza le pusieron una corona de
espinas. Le pusieron una caña en la mano derecha por cetro. Se
burlaron de El y le golpearon en la cabeza. Arrodillándose delante de
El, le dijeron mofándose del Señor, ¡Salve, Rey de los judíos!”

Las acciones de los soldados cumplieron la profecía. El que llevaba


la corona de espinas será Rey; El que tenía la caña tendrá el dominio
del mundo; un día todos se arrodillarán delante de El, de quien se
burlaron.

30
B. LLEVANDO LA CRUZ:

A los condenados a muerte se les exigía que llevaran su propia cruz


al sitio de ejecución. Por eso, conforme a la costumbre, pusieron la
cruz sobre Jesús, pero débil y agotado, El cayó. Entonces, los sol-
dados obligaron a un judío de Cirene, Simón, el padre de Alejandro
y Rufo, a llevar la cruz. A causa de la importancia de sus hijos en la
historia de la iglesia, se cree que Simón tuvo un conocimiento per-
sonal de un Salvador.

En camino al lugar de la ejecución, algunas mujeres rompieron a llo-


rar y a lamentar tan triste muerte. Jesús dirigiéndose a ellas, les dijo
que no lloraran por El sino por si mismas. Les advirtió de la destruc-
ción que había de suceder dentro de una generación en el año 70
D.C.

Cuando llegaron al Calvario, se le ofreció una bebida que le mitigaría


el sufrimiento. Esta bebida fue preparada por unas mujeres que se
compadecían de los que morían en la cruz. La bebida consistía en
vino mezclado con estupefacientes. Nuestro Señor no la tomó,
porque El no sufriría la muerte para el mundo con la mente nublada
por las drogas.

C. CALVARIO:

La palabra “Calvario” viene de la lengua latina y quiere decir “cala-


vera.” Corresponde a la palabra aramea “Gólgota.” Era el lugar de
ejecución y estaba situada fuera de la puerta de la ciudad. Es posi-
ble que recibiera este nombre a causa de su semejanza a un cráneo
llano y redondo.

D. LA CRUCIFIXION:

La cruz es el instrumento de muerte más cruel y vergonzoso que


haya sido inventado. Los judíos nunca la utilizaron para ejecutar a
criminales. Los romanos no permitían que fueran crucificados ciu-
dadanos romanos; la reservaban sólo para los esclavos y extran-
jeros. La crucifixión causaba una de las más angustiosas agonías.

Primeramente, la víctima era desnudada. La pieza vertical era plan-


tada firmemente en la tierra. Luego la víctima era puesta con los bra-
zos extendidos sobre la parte horizontal y las manos eran clavadas
con clavos grandes de hierro por el centro de cada palma abierta.
Luego el travesaño era elevado a su posición en la parte vertical y
clavado allí firmemente. Después, los piés eran clavados, o por el
31
empeine separados o los dos juntos con un solo clavo. Allí dejaban
a la persona colgada en cuatro heridas grandes durante dos o tres
días hasta que muriera.

La muerte por crucifixión incluía todo lo que acompaña al dolor y la


muerte: calambre, sed, hambre, insomnio, fiebre, tétano, vergüenza,
tormento. Con el tiempo, el sufrimiento se hacía cada vez más
penoso hasta que la víctima pedía que alguien le matara.

Constantino abolió la muerte por crucifixión.

E. CRISTO EN LA CRUZ:

Jesús fue clavado en la cruz a la hora tercera, o sea las nueve de la


mañana. Jesús murió a las tres de la tarde.

Entre otras profecías que se cumplieron en el calvario tenemos:

1. Salmos 22:16-18, los soldados echaron suertes sobre Su túnica


porque era de una pieza.

2. lsaías 53:12, “Fue contado con los pecadores.” Jesús fue cruci-
ficado entre dos ladrones.

Al pie de la cruz había un pequeño grupo de fieles seguidores que


demostraban coraje y devoción. El grupo consistía en cinco per-
sonas: María, la madre de Jesús, Salomé, María, la esposa de
Cleofas, María Magdalena y Juan.

Como el día era un día de fiesta, los judíos pidieron que les que-
braran las piernas a las víctimas para que murieran más pronto y sus
cuerpos sean quitados de la cruz. Cuando los soldados vinieron a
Jesús, vieron que ya estaba muerto. Por eso, no le quebraron las
piernas, cumpliéndose de nuevo las profecías del Antiguo
Testamento.

Uno de los soldados, para asegurarse de la muerte de Jesús, le abrió


el costado con una lanza. De Su costado salieron agua y sangre. Se
dice que la sangre y el agua saliendo del cuerpo son indicaciones de
un corazón roto, es decir, que la persona muere de pesadumbre.
Como Jesús murió en el lapso de seis horas, concluímos que El no
murió de sufrimiento corporal sino de la angustia espiritual.

32
F. LOS MILAGROS DE LA CRUZ:

1. Tinieblas:

Era el mediodía, el momento más reluciente del día. De pronto


cayeron las tinieblas como una cortina sobre la escena trágica.
Esta obscuridad no era debido a un eclipse, pues era el tiempo
de la luna llena de la Pascua. Era un acto sobrenatural de Dios,
un milagro. Parecía que el sol no podía mirar los horrores de la
escena.

2. La rasgadura del velo en el templo:

El velo del templo era tan espeso como el ancho de la palma de


la mano, de 18 metros de largo y de 9 metros de altura y tejido
de fibras fuertes. Este velo separaba el Lugar Santo y el Lugar
Santísimo en el Templo. La rasgadura del velo fue milagroso
porque no se explica como podía ocurrir de una manera natural.
El velo se rasgó en dos de “arriba abajo” por la mano de Dios,
abriendo así el Lugar Santísimo a todos los hombres.

3. Terremoto:

El terremoto también fue sobrenatural. Las rocas se partieron y


los sepulcros se abrieron. Después de la resurrección del Señor
a los tres días, algunos de los santos del Antiguo Testamento
fueron resucitados y se aparecieron a los discípulos.

El centurión, quien estaba a cargo de los soldados, fue testigo


del terremoto y de la obscuridad y clamó, “Verdaderamente éste
era Hijo de Dios.”

33
Lección Nueve

LAS SIETE ULTIMAS PALABRAS


Las palabras que Jesús dijo en la cruz son muy expresivas y de sen-
tido profundo. Por eso, en esta lección consideramos cuidadosa-
mente estas últimas palabras que nuestro Señor pronunció mientras
agonizaba.

A. “PADRE, PERDONALOS, PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”


LUCAS 23:34:

En el momento en que Su agonía era la más fuerte, Jesús buscaba


excusas por las acciones de Sus enemigos y atormentadores.

Las víctimas de la crucifixión por lo general daban chillidos,


maldecían y escupían a los espectadores y verdugos. Pero Jesús no
dijo ni palabras malas, ni quejas, ni pidió misericordia.

Jesús tenía más lástima por Sus atormentadores que por Sí mismo.
No pensó en su propio sufrimiento; pero Su corazón estaba con-
movido por los que le crucificaron. “No saben lo que hacen.” A causa
de Su gran amor, Jesús perdonaba y aún oraba por los enemigos
mientras que en agonía extrema El estaba colgado en la cruz.

B. “HOY ESTARAS CONMIGO EN EL PARAISO” LUCAS 23:43:

Jesús dijo estas palabras al ladrón que se arrepintió y oró,


“Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.” Sabemos que este
ladrón se había arrepentido, porque confesó su culpa y reconoció
que le castigaban justamente.

“¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación?


Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo
que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo.”
Después de decir esto, confesó su fe en Jesús y pidió que se acor-
dara de él en Su reino.

En la agonía de la muerte, Jesús estaba más que dispuesto a


escuchar tal petición. Perdonar los pecados y justificar a un pecador
aún en la cruz era el acto supremo de la gracia de Dios.

34
Esto demostraba claramente que aún mientras estaba agonizando,
Jesús no se olvidó de que había venido al mundo para “salvar a los
pecadores.” No vino para ministrarse a Sí Mismo sino a la gente. Así
lo hizo Jesús hasta el último momento de Su vida.

C. “MUJER, HE AHI TU HIJO ... HE AHI TU MADRE” JUAN 19:26-27:

Ninguna angustia corporal podía causar que Jesús se olvidara de las


necesidades de Su madre amada. Ni aun en la agonía de la muerte
olvidó Jesús Sus responsabilidades. Había sido un hijo obediente de
María. Parece que José había muerto unos años antes de esto y
Jesús, siendo el hijo mayor, tenía la responsabilidad de cuidar de
ella. El no quería dar esta responsabilidad a Sus hermanastros no
creyentes. El sabía quien cuidaría de Su madre fielmente, con ter-
nura y amor, Juan el Amado.

Juan aceptó la responsabilidad y llevó a María a su casa donde ella


vivió el resto de su vida. Por supuesto, antes de ir a la casa de Juan
en Galilea, élla recibió el don del Espíritu Santo en el aposento alto
el día de Pentecostés.

D. “EL, EL, ¿LAMA SABACTANI? DIOS MIO, DIOS MIO, ¿POR QUE
ME HAS DESAMPARADO?” MATEO 27:46:

Este grito amargo de Jesús en la cruz ha sido malentendido por


muchos. Los que le oían no le entendían y pensaban que Jesús lla-
maba a Elías para que la ayudara. Algunas personas todavía tienen
dificultades en entender este grito, porque creen que contradice el
hecho de la Deidad de Jesús.

Para entender esto tenemos que leer 2 Corintios 5:21, “Al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado.” El puso sobre Sí
mismo la iniquidad de todos nosotros. El se hizo nuestra víctima
propiciatoria, llevando la carga terrible del pecado y pagando el pre-
cio del pecado. La humanidad de Cristo tenía que probar completa-
mente lo terrible del pecado. El pecado separa del Dios santo.
Jesucristo tenía que experimentar la sensación terrible de esta se-
paración. En realidad, Dios presenciaba todo porque la naturaleza
verdadera de Cristo nunca cambió. No había ningún momento en
que Jesucristo no era Dios manifestado en la carne. Ciertamente
Dios no le había desamparado.

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Era preciso que Jesús, sin haber pecado, sintiera lo que siente un
pecador. Jesús tenía que pagar todo el precio sólo y morir, morir
espiritualmente para todos los hombres.

E. “TENGO SED” JUAN 19:28:

Vertiginoso, febril—un mundo de aflicción se expresa en estas dos


palabras: “Tengo sed.” El que había creado el mundo con ríos, lagos
y fuentes, ahora deseaba una gota de agua. Cuando los soldados
empaparon en vinagre una esponja y se la acercaron a la boca,
Jesús la aceptó. El vinagre era un insulto, un ácido picante para el
Cristo que moría.

F. “CONSUMADIO ES” JUAN 19:30:

Las primeras palabras de nuestro Señor que tenemos en la Biblia


son: “¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario
estar?” Había vivido de tal manera que ahora estando en la cruz
podía expresar el grito victorioso que indicaba que Su misión fue ter-
minada, “Consumado es.” La obra de redención, la cual era el
propósito de Su vida y ministerio, se había cumplido y el plan de sal-
vación había sido establecido.

Es significativo hacer una comparación entre estas palabras de nues-


tro Señor en la cruz y la gran voz del templo que dijo, “Hecho está”
(Apocalipsis 16:17).

Los que rehusan aceptar las palabras “Consumado es” de la cruz, se


verán obligados a aceptar las palabras “Hecho está” del juicio.

G. “PADRE, EN TUS MANOS ENCOMIENDO MI ESPIRITU” LUCAS


23:46:

Estas últimas palabras de nuestro Señor son una citación de Salmos


31:5, “En tu mano encomiendo mi espíritu.” Se dice que estas pa-
labras se usaban en la época en que Jesús vivía en la tierra como
una oración en las adoraciones de la noche.

Se debe recordar que Jesús había dicho, “ ... yo pongo mi vida, para
volverla a tomar” (Juan 10:17). Jesús tenía el poder de despedir Su
Espíritu para tomarlo otra vez.

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Lección Diez

LA RESURRECCION
A. LA IMPORTANCIA DE LA RESURRECCION:

La resurrección de Jesucristo es esencial para nuestra salvación.


Todo es en vano si el cuerpo de Cristo no está resucitado de entre
los muertos.

Si Jesús se hubiera quedado en la sepultura, la historia de Su vida y


muerte se habrían quedado allí con El. La resurrección no resultó de
la historia de Su vida; la historia bella de la vida de Cristo resulta del
hecho de Su resurrección. En otras palabras, la resurrección del
cuerpo de Cristo de la sepultura prueba la Deidad de Jesús y el
poder de Su sangre para salvar a los pecadores.

B. PRUEBAS DE LA RESURRECCION:

1. El Sepulcro Vacío:

Juan 20:6-7

Una de las mayores pruebas de la resurrección es el mensaje


del sepulcro vacío.

Lázaro salió del sepulcro con las manos y los pies atados con
vendas. Era necesario desatarle desenvolviendo los lienzos
(Juan 11:44).

Pedro y Juan hallaron los lienzos y el sudario en su lugar sin


haber sido tocados, tal como habían estado cuando el cuerpo de
Jesús había estado allí, pero ahora Su cuerpo no estaba en el
sepulcro. Jesús simplemente salió de los lienzos. Asimismo, no
era necesario quitar la piedra para que Jesús resucitara. La
piedra fue quitada para demostrar a todo el mundo el sepulcro
vacío.

2. El Número de Testigos:

Un gran número de testigos dan testimonio de la resurrección.

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a. Los ángeles Mateo 28:8; Marcos 16:6
b. Los soldados Mateo 28:11-15
c. Pedro, los doce, los quinientos hermanos, Jacobo, los Apóstoles,
Pablo en el camino de Damasco. 1 Corintios 15

C. LAS APARICIONES DE JESUCRISTO:

1. Las mujeres junto al sepulcro ven a los ángeles.


2. Ellas se apresuraron a decir a los discípulos. Pedro y Juan vivían
cerca; los otros discípulos vivían más lejos.
3. Pedro y Juan corrieron al sepulcro. Juan, siendo más joven, co-
rrió más aprisa que Pedro.
4. María volvió al sepulcro para esperar y vió a Jesús.
5. Jesús se aparece a los discípulos de Emaús.
6. Jesús se aparece a Pedro.
7. Jesús se aparece a los diez Apóstoles pero Tomás estaba
ausente.
8. Jesús se aparece a los Apóstoles, estando presente Tomás.
9. Jesús se aparece a las multitudes y discípulos en el monte.
10. Jesús se aparece a los discípulos en las riberas del Lago Galilea.
11. Jesús se aparece a Jacobo.
12. Jesús se aparece a los Apóstoles en la ascensión.
13. Jesús se aparece a Pablo en el camino a Damasco.

D. LA NATURALEZA DE LA RESURRECCION:

1. Jesús resucitó literalmente de entre los muertos. Tenía el mismo


cuerpo que había sido puesto en el sepulcro (Juan 20:27; Lucas,
24:37).
2. Jesús resucitó teniendo un cuerpo verdadero; no era un fan-
tasma. Era un cuerpo de carne y huesos (Lucas 24:36-43). Su
cuerpo podía ser tocado (Juan 20:20).
3. Su cuerpo tenía las señales de Su pasión (Juan 20:24-29).
4. Jesús comió y bebió en presencia de todos Sus discípulos
(Hechos 10-41).
5. Podía pasar por puertas cerradas y desaparecer (Juan 20:19).
6. El cuerpo de Cristo ya no muere (Romanos 6:9-10).
7. Cristo es las primicias de la resurrección (1 Corintios 15:20).

E. EL SIGNIFICADO DE LA RESURRECCION:

Romanos 4:25, “El cual fue entregado por nuestras transgre-


siones, y resucitado para nuestra justificación.”

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Este versículo demuestra claramente el significado de la resurrec-
ción en la salvación. La resurrección efectivamente hace válida la
expiación. Para entender esto completamente, tenemos que echar
una mirada al Antiguo Testamento. La gente esperaba fuera del tem-
plo hasta que saliera el sumo sacerdote del lugar santo, porque
sabían que entonces les serían quitados sus pecados. Nuestro sumo
sacerdote salió del sepulcro y por eso sabemos que nuestros peca-
dos están expiados.

F. TOMAS EL INCREDULO:

No haremos un estudio detallado de todas las historias y lecciones


hermosas basadas en la resurrección. Sin embargo, miremos breve-
mente a dos episodios.

En una ocasión Jesús repentinamente se apareció a los discípulos


mientras cenaban. Para fortalecer la fe de ellos, Jesús pidió carne y
comió pescado y miel. Tomás estaba ausente, y cuando le dijeron
que Jesús había estado con ellos, Tomás dijo que no lo creería a
menos que metiera el dedo en el lugar de los clavos y la mano en el
costado de Jesús.

A los ocho días los discípulos estaban juntos y con ellos Tomás,
cuando de repente se les apareció Jesús. Mirando a Tomás, Jesús
le dijo: “Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y
métela en mi costado; y no seas incrédulo sino creyente.” Con ado-
ración y gran gozo, Tomás dijo, “¡Señor mío y Dios mío!” Tomás
reconoció a Jesús como la Deidad y el Señor aceptó su confesión de
fe. ¡Otra prueba de la Deidad de Jesús!

G. LA APARICION CERCA DEL MAR DE GALILEA: Juan 21:1-25

Cuando Pedro dijo, “Voy a pescar,” él reveló su desánimo y aba-


timiento. Después de pescar toda la noche sin éxito, Jesús se apare-
ció a los discípulos. Se dirigió principalmente a Pedro, haciéndole
preguntas tres veces sobre su amor hacia El, y entonces le instruyó
que apacentara Sus ovejas. Pedro había negado al Señor tres
veces. Ahora tenía que confesar su amor tres veces.

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Lección Once

LA GRAN COMISION
Mateo 24:14 “Y será predicado este evangelio del reino en
todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin.”

Mateo 28:19 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las


naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo.”

Marcos 16:15 “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el


evangelio a toda criatura.”

Lucas 24:47 “Y que se predicase en su nombre el arrepenti-


miento y el perdón de pecados en todas las naciones, comen-
zando desde Jerusalén.”

Juan 20:22-23 “Recibid el Espíritu Santo. A quienes remi-


tiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retu-
viereis, les son retenidos.”

Hechos 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre


vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en
toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”

A. LOS CUARENTA DIAS:

Jesús se apareció a los discípulos varias veces durante los cuarenta


días después de la resurrección. Durante este tiempo Su preocu-
pación era que los discípulos obedecieran Su mandamiento de
predicar el evangelio por todo el mundo. Esto no era una petición
sino un mandamiento definido.

Al mismo tiempo, Jesús se preocupaba de que ellos no tratarían de


predicar el Evangelio hasta que hubieran recibido el Espíritu Santo.
Con la comisión misma, les mandó que se quedaran en Jerusalén
hasta que recibieran el Espíritu Santo y fueran dotados del poder de
lo alto (Hechos 31-8). El último énfasis que Jesús puso en todos Sus
mandamientos fue lo concerniente al mayor y más importante requi-
sito, el bautismo del Espíritu Santo.

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B. LA COMISION CONTENIA CINCO MANDAMIENTOS:

La comisión dada por Jesús a Sus discípulos consistía en cinco


cosas:

1. Les mandó IR Marcos 16:15


2. Les mandó PREDICAR Marcos 16:15
3. Les mandó HACER DISCIPULOS A TODAS LAS
NACIONES Mateo 28:19
4. Les mandó BAUTIZAR EN EL NOMBRE Mateo 28:19
5. Les mandó GUARDAR TODAS LAS COSAS Mateo 28:20

C. JESUS DIO LA COMISION EN TRES OCASIONES:

El Señor dió la comisión a Sus discípulos por lo menos tres veces


durante los cuarenta días entre Su resurrección y Su ascensión. Se
lee en los cuatro Evangelios y en los Hechos.

Las tres ocasiones en que Jesús dió la comisión son las siguientes:

1. Mientras los discípulos estaban sentados a la mesa (Marcos


16:14-18; Juan 20:22-23).
2. En un monte en Galilea (Mateo 28:18-20).
3. En el monte de Olivos inmediatamente antes de la ascensión
(Lucas 24:45-51; Hechos 1:6-9).

Al pensar que Jesús dió la comisión por lo menos tres veces y fue
registrado en cada uno de los Evangelios, entendemos bien cuán
importante Jesús consideraba la comisión.

D. LA GRAN COMISION ERA UN MANDAMIENTO:

La gran comisión era un mandamiento irrevocable a la iglesia, el cual


no debía ser disputado sino obedecido completamente. Cada parte
del evangelio exige que el creyente obedezca completamente y de
todo corazón. Cuando Cristo manda a la iglesia que vaya, cuenta con
su obediencia; sí quiere que la iglesia predique, todavía cuenta con
su obediencia. La parte de la iglesia es simplemente creer y obede-
cer.

E. LA COMISION ES LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA:

Aunque la comisión es un mandamiento, es mucho más que eso.


Cuando una persona recibe una comisión, se le da la autoridad de
hacer algo de parte de otro. El Apóstol Pablo se dió cuenta de esto
41
cuando dijo que era embajador en nombre de Cristo (2 Cor. 5:20).

Por eso, cuando Dios llama a un ministro para que predique el evan-
gelio, él recibe órdenes que tiene que obedecer. También recibe el
mandato de representar a Cristo. ¡El no debe esperar más autoridad
que ésta!

F. CON LA COMISION FUE DADA UNA PROMESA:

Mateo 28:20 “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días,


hasta el fin del mundo.”

Tan importante es la comisión que Jesús prometió acompañar a los


que osan obedecerla. La promesa no fue sólo para un corto tiempo
sino para Iodos los días, hasta el fin del mundo.” Las palabras `fin del
mundo” quieren decir “consumación de los siglos.”

Es maravilloso notar que cuando los discípulos obedecieron la


comisión, Jesús cumplió esta promesa. Notemos con cuidado el ver-
sículo final del evangelio de Marcos: “Y ellos, saliendo, predicaron en
todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las
señales que la seguían.”

Nunca debemos olvidar esta promesa de nuestro Señor. El Señor


obrará con nosotros y confirmará la Palabra con señales.

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Lección Doce

LA ASCENSION
A. LO QUE SIGNIFICA LA ASCENSION:

Por “ascensión” se entiende el acto de vencer la ley física de la gra-


vitación para subir corporalmente a los cielos. Jesucristo ascendió
por Su propio poder.

Hay ejemplos de otros en la Biblia que fueron arrebatados y serán


arrebatados por el mismo poder (el poder de Cristo):

1. Enoc, cuando tenía 365 años, fue traspuesto en la época ante-


rior al diluvio (Génesis 5:18-23; Hebreos 11:5).

2. Elías fue quitado del mundo en Jericó (2 Reyes 2:9-13).

3. La iglesia será arrebatada (1 Tesalonicenses 4:13-18).

Jesús ascendió desde el monte de Olivos después de aparecerse a


los discípulos durante cuarenta días (Lucas 24:51; Hechos 1:9-11).

B. ¿ES POSIBLE QUE JESUS ASCENDIERA DOS VECES?

¿Ascendió Jesús dos veces? La primera vez para presentar la san-


gre en el lugar santísimo; la segunda para comenzar Su ministerio
como intercesor. Muchos estudiantes de la Biblia creen que así
sucedió. Examinemos cuidadosamente los siguientes versículos:

Juan 20:17 “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he


subido a mi Padre...”

Juan 20:27 “Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis
manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas
incrédulo, sino creyente.”

Hebreos 9:12 “...sino por su propia sangre, entró una vez


para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna
redención.”

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Jesús dijo a María que no le tocara porque aún no había ascendido, pero
más tarde le dijo a Tomás que le tocara. Esto parece enseñarnos que
en el tiempo que intervino, Jesús había ascendido y regresado. El fin
de esto, por supuesto, era para presentar Su sangre. El factor tiem-
po no ofrecía ninguna dificultad. Jesús podría haber ascendido y
descendido muchas veces.

Sin embargo, hay una dificultad con esto que debemos de conside-
rar. La Biblia declara explícitamente que Jesús entró en el lugar san-
tísimo UNA VEZ. El escritor de estos estudios (Ralph Vincent
Reynolds) no ofrece una conclusión concreta, pero pensó que valía
la pena introducir el pensamiento aquí.

C. LA ASCENSION:

REFERENCIAS BIBLICAS: Marcos 16:19-20


Lucas 24:50-53
Hechos 1:9-12

La ascensión está registrada dos veces en los Evangelios y en Los


Hechos. Tuvo lugar en el monte de Olivos de donde se podía ver
Betania.

Jesús llevó a los Apóstoles al punto más alto del monte, un viaje de
la distancia del día de reposo, o sea 2,000 codos de la ciudad. Alzó
los brazos y les bendijo. De pronto, mientras les benedcía, ellos
vieron que los pies del Señor ya no estaban tocando la tierra.

Para describir esta escena citamos un párrafo del libro del señor T.
DeWitt Talmage, “From Manger to Thone” (del Pesebre al Trono):

“Cristo ha dado su último consejo. El ha ofrecido su última com-


pasión. El ha hablado su última palabra. Sus manos están separadas
de la manera que se suele hacer al pronunciar una bendición, cuan-
do de pronto se rompe la ley más fuerte y estupenda de todos los
mundos. Es la ley que, desde que fueron creados los mundos, los
mantiene juntos. Es la ley que retiene todas las cosas en la tierra, o
si son temporalmente lanzadas de la tierra, las hace volver, la ley que
hace girar los planetas alrededor del sol, y nuestro sistema solar girar
alrededor de otros sistemas, y todos los sistemas girar alrededor del
trono de Dios-la ley de la gravitación.. Esa ley de la gravitación ahora
debe rendirse a El que hizo la ley. Puede que retenga las otras estrel-
las, pero no puede retener el Lucero del Alba de la Redención.
Puede que retenga el sol resplandeciente del mediodía, pero no
puede retener al Hijo de Justicia ... La ley más potente de la natu-
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raleza que hayan pesado o medido los filósofos debe al fin rendirse.
Esa ley será quebrantada entre la roca del Olivar y el talón del pie de
Cristo. ¡Miradlo, vosotros los discípulos! ¡Miradlo, toda la tierra!
¡Miradlo, todos los cielos!...”

Los discípulos ven a su Señor subiendo de la tierra firme. Más alto


que las cimas de las higueras. Más alto que los olivos que daban
sombra al monte. Más alto, hasta que se le puede ver desde Belén,
donde nació, y el río Jordán donde fue bautizado, y Gólgota donde
fue crucificado. Más alto hasta que desaparece en las nubes aborre-
gadas, en un mar de gloria cuyo esplendor ondulante le esconde.

D. LA PROMESA DE VOLVER:

Mientras los discípulos miraban atónitos a los cielos vacíos, de


repente se dieron cuenta de la presencia de dos hombres con
vestiduras blancas que les dijeron: “Varones galileos, ¿por qué estáis
mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros
al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).

La promesa del regreso de Jesús les alegró y volvieron a Jerusalén


con gran gozo. Fueron al templo donde alababan contínuamente a
Dios. “Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con
gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo
a Dios” (Lucas 24:52-53).

E. CONCLUSION:

Con estas palabras sobre la ascensión terminan las cuatro unidades


del estudio de la Vida de Cristo. Debe entenderse claramente que
este estudio es solamente la introducción a esta materia tan enorme.
No hay límite en lo que se puede escribir de la vida y del ministerio
de nuestro Señor.

“Y hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las


cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el
mundo cabrían los libros que se habrían de escribir” (Juan
21:25).

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