Gálatas - Clase 3
Gálatas - Clase 3
Gálatas - Clase 3
GALATAS
Pr. Jorge Hernández
En la Parte 1 establecimos que el propósito principal de esta carta era
enfrentarse en contra de un grupo llamado los judaizantes, que eran los
primeros cristianos judíos que enseñaban que los convertidos gentiles
al cristianismo también tenían que observar ciertos ritos del Antiguo
Testamento, específicamente la circuncisión. Algunos de ellos aún
discutían que la única manera para que una persona gentil pudiera
convertirse al cristianismo era que primero tenía que convertirse al
judaísmo y estar bajo la Ley.
2
Respondiendo a eso, Pablo presentó una poderosa defensa de la
verdad esencial del Nuevo Testamento de que somos justificados
solamente por la fe en Jesucristo. Nosotros no nos santificamos
a nosotros mismos por medio de las obras religiosas ni el
legalismo judío, sino que somos santificados por la fe en la gracia
y poder de Dios, hechos manifiestos en la obra de Jesucristo y
activados en nuestra vida por el Espíritu Santo.
3
Hay muchas personas en la Iglesia que hoy necesitan que se les recuerde eso, puesto
que los modernos judaizantes de hoy están una vez más enseñando a sus seguidores las
mismas cosas en contra de las que Pablo luchó en sus días. Estos maestros afirman que
la muerte de Cristo en la cruz no terminó con el Pacto Mosaico sino que más bien lo
renovó, y le dan hincapié a la necesidad de que toda persona creyente viva una vida
cumpliendo la Torá. Entre otras cosas, eso incluye guardar el Sabbath de los días
sábados, celebrar las fiestas y festivales judíos, y observar las leyes dietéticas judías.
Esas personas son partidarias de aprender a entender las Escrituras desde una
mentalidad hebrea, y algunas han rechazado el Nuevo Testamento tradicional basado en
el griego, diciendo que los textos en arameo son más antiguos y más exactos.
Por un lado, esas personas niegan que el hacer eso constituya un retorno al legalismo
judío, sino que al contrario es una demostración de amor y de obediencia. Pero por el
otro lado, enseñan que vivir una vida agradable a Dios, que ese caminar cumpliendo con
la Torá debe de ser parte de toda vida cristiana.
4
Capítulo
3
“ El Espíritu se recibe por fe
6
Pablo sabía quiénes habían seducido a los Gálatas. Era un grupo de
judaizantes que habían visitado las iglesias en Galacia. Ellos llegaron
después de que Pablo se había marchado, enseñándoles a estos
nuevos cristianos gentiles que Pablo no les había contado toda la
historia. Si ellos querían ser aceptados como seguidores de Jesús
debían estar bajo la Ley.
Pablo les hizo a los Gálatas una pregunta que a muchas personas
creyentes se les debería hacer hoy. ¿Comenzaron por el Espíritu, y
ahora van a acabar por la carne? (Gálatas 3:3).
7
Las variaciones sobre los temas “salvos por gracia, guardados por
obras” han estado con nosotros durante la Era de la Iglesia. Todas
implican que Jesús solamente empezó la obra de nuestra
salvación, y nos corresponde a nosotros completarla o mantenerla
por medio del esfuerzo humano. Pero en Hebreos 7:24-25 se nos
dice que Jesús tiene un sacerdocio inmutable porque permanece
para siempre. Por eso, también puede salvar para siempre a los que
por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para
interceder por ellos.
8
Pablo les recordó a los gálatas cómo fue que ellos
llegaron a recibir el Espíritu Santo y ser testigos de la
obra milagrosa de Dios. Eso no sucedió porque ellos
eran obedientes a la Ley. En ese momento a ellos no se
les había dicho que necesitaban obedecer la Ley. Eso
sucedió porque ellos creyeron el Evangelio.
9
“ El pacto de Dios con Abraham (a)
“6 Así Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia.
7 Sabed, por tanto, que los que son de fe, éstos son hijos
de Abraham. 8 Y la Escritura, previendo que Dios había de
justificar por la fe a los gentiles, dio de antemano la
buena nueva a Abraham, diciendo: En ti serán benditas
todas las naciones. 9 De modo que los de la fe son
bendecidos con el creyente Abraham.”
11
“ El pacto de Dios con Abraham (b)
“10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo
maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no
permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para
hacerlas. 11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es
evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12 y la ley no es de fe, sino
que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas. 13 Cristo nos
redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición
(porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero,
14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a
los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del
Espíritu.”
12
La Ley no puede ser completamente obedecida. Para poder ser lo
suficientemente estricto para cumplir con los requisitos de Dios es
necesario ser demasiado estricto para las habilidades del hombre. Por
consiguiente, todas las personas que dependen en la ley están
automáticamente malditas y no pueden ser justificadas ante Dios.
Santiago dijo, “Porque cualquiera que cumpla toda la ley, pero que falle
en un solo mandato, ya es culpable de haber fallado en todos”
(Santiago 2:10). Al llevar todas nuestras violaciones de la Ley sobre Él
Jesús se hizo maldición por nosotros y nos redimió de la maldición de
la Ley. Esto hizo que la promesa de Dios a Abraham estuviera
disponible para todas las personas que creen. Por consiguiente, como
Abraham, nuestra fe se nos acredita como justicia.
13
“ El pacto de Dios con Abraham (c)
“15 Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto, aunque sea
de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. 16
Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su
simiente. No dice: Y a las simientes, como si hablase de muchos,
sino como de uno: Y a tu simiente, la cual es Cristo. 17 Esto, pues,
digo: El pacto previamente ratificado por Dios para con Cristo, la
ley que vino cuatrocientos treinta años después, no lo abroga, para
invalidar la promesa. 18 Porque si la herencia es por la ley, ya no
es por la promesa; pero Dios la concedió a Abraham mediante la
promesa.”
14
Una vez que un contrato ha sido aprobado es obligatorio cumplirlo y
no puede ser cambiado sin el mutuo consentimiento de las partes.
Por lo tanto, la promesa de Dios a Abraham no podía ser puesta a
un lado por la Ley, la cual vino después. El pacto de Dios con
Abraham incluyó una promesa que hacía que un descendiente de
Abraham fuera a través del cual todas las naciones serían
bendecidas. Dios no dijo “descendientes”, con lo cual se habría
incluido a todo el pueblo judío, sino que dijo “descendiente” con lo
cual se señalaba a un hombre judío, Jesús.
15
Resumamos lo que hasta el momento hemos leído.
Abraham le creyó a Dios y eso le fue contado por justicia.
Cuando Dios le prometió a Abraham que todas las naciones
serían bendecidas a través de él, Él quiso decir que uno de
los descendientes de Abraham (Jesús) haría posible que
Dios justificara a las personas gentiles por la fe. Por
consiguiente, Él estaba anunciando el Evangelio por
adelantado. La Ley, la cual fue dada después, no podía
cambiar ni cancelar esta promesa.
16
“ El propósito de la Ley (a)
17
En Romanos 3:20 Pablo lo dijo de esta manera. Por consiguiente nadie
será justificado delante de Dios por hacer las cosas que la ley exige,
pues la ley sirve para reconocer el pecado.
De igual forma, la Ley es una señal que nos dice cuando estamos
pecando.
18
La Ley es un contrato entre Dios e Israel (Éxodo 19:5-6), y
estableció las condiciones bajo las cuales ellos disfrutarían los
beneficios de la tierra que Él les estaba dando. La tierra era de
ellos para siempre (Génesis 13:15), pero para vivir allí en paz y
plenitud ellos tenían que obedecer la Ley. Así es como Dios
trataría con sus pecados mientras Jesús venía. El mediador era
Moisés y Dios era una de las partes. La otra parte era Israel.
19
“ El propósito de la Ley (b)
20
La Ley era solamente una sombra de las cosas que vendrían (Hebreos
10:1). La realidad, sin embargo, es Cristo (Colosenses 2:17). La Ley no se
opone a la promesa, su propósito fue ayudar al pueblo de Dios a
mantener su relación con Él hasta que se cumpliera la promesa.
21
“ El propósito de la Ley (c)
22
La Ley puso restricciones muy fuertes sobre el
comportamiento así como un tutor las puede poner sobre
un niño. Pero ahora que somos justificados por la fe, ya no
necesitamos un tutor.
23
“ El propósito de la Ley (d)
24
Nuestra fe en Jesús nos da el derecho de nacer de nuevo como hijos de Dios
(Juan 1:12-13). No importa lo que fuimos anteriormente, si estamos en Cristo
somos hijos(as) de Dios y eso nos hace herederos de la promesa de Dios a
Abraham. Como él somos justificados por la fe porque nuestra fe nos ha sido
contada por justicia.
La ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por
medio de Jesucristo (Juan 1:17). La ley de Moisés no pudo justificarles todos
esos pecados, pero en Jesús queda justificado todo aquel que cree en él
(Hechos 13:39).
25
Capítulo
4
“
“1 Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño,
en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo;
2 sino que está bajo tutores y curadores hasta el tiempo
señalado por el padre. 3 Así también nosotros, cuando
éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los
rudimentos del mundo.”
27
Pablo comparó el tiempo entre el otorgamiento de la promesa y su
cumplimiento a la vida de un niño heredero, el cual está sujeto a
tutores y guardianes. A pesar de que al heredero le pertenece todo,
no tiene la autorización de ejercer ningún control sobre nada antes de
alcanzar cierta edad. Hasta entonces los guardianes y tutores actúan
en su nombre para controlar todo, y el heredero no tiene más poder
que el que un esclavo pueda tener.
28
“
“4 Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a
su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, 5 para que
redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que
recibiésemos la adopción de hijos. 6 Y por cuanto sois hijos,
Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual
clama: !!Abba, Padre! 7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y
si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo.”
29
Tanto en la cultura griega como en la romana, cuando un
heredero llegaba a la edad adecuada, se efectuaba una ceremonia
formal de adopción en la que la persona se convertía en hijo, con
derecho a todos los derechos y privilegios de hijo incluyendo el
derecho de herencia. Después de eso ya no había más guardianes
ni tutores que le dijeran al heredero lo que podía o no hacer. Él ya
quedaba autorizado a actuar por su propia cuenta.
30
Pablo todavía lo puso más claro cuando dijo que debido a nuestra
fe es que hemos sido legalmente adoptados en la familia de Dios,
lo cual se señaliza por el sello del Espíritu Santo que garantiza
nuestra herencia. La Ley ya no sirve como un guardián que nos
dice lo que podemos o no hacer. Ya tenemos todos los derechos
de hijos incluyendo el derecho de la herencia, la cual es la vida
eterna. Por consiguiente ya no hay ninguna razón para que nadie
esté bajo la Ley. Dios no lo requiere, y nosotros no podemos
beneficiarnos de ello. Al contrario, eso puede ser
contraproducente a nosotros, un paso atrás en nuestro
crecimiento espiritual.
31
“ Exhortación contra la esclavitud (a)
32
En su pasado pagano, los gálatas habían adorado cosas que creían
que eran dioses. Cuando se hicieron creyentes se dieron cuenta
de que sus antiguos dioses no podían salvar a nadie. Pero Pablo
dijo que al estar bajo la Ley ellos estaban repitiendo sus errores
anteriores. Los rituales que ahora hacían eran diferentes pero
producían el mismo resultado, esclavitud. En vez de obligarse a
observar los festivales paganos de su pasado, ahora ellos se
habían obligado a observar los festivales judíos.
33
Anteriormente he dicho que es de gran valor aprender acerca de
las festividades de Israel especialmente cuando estas revelan el
plan profético de Dios. Viendo cómo es que la primera venida de
Jesús fue claramente predicha en las fiestas primaverales, el
otorgamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, y la segunda
venida en las fiestas otoñales, eso nos da una visión de conjunto
del plan de Dios para toda la humanidad. Pero a pesar de que
nosotros solamente nos pusiéramos bajo la obligación de guardar
la Ley por “obediencia” mientras que afirmamos ser salvos por
gracia, estamos haciendo algo que Dios nunca nos ordenó hacer y
tampoco desea que lo hagamos.
34
En su carta a los Colosenses, Pablo les advirtió a sus lectores no
dejar que nadie los juzgara por lo que comían o bebían, o con
respecto a los festivales religiosos, la celebración de la nueva luna
y el día del Sabbath. Él dijo que esas cosas eran una sombra de lo
está por venir; pero lo real y verdadero es Cristo (Colosenses 2:16-
17).
35
“ Exhortación contra la esclavitud (b)
36
La narración en Hechos 13-14 del tiempo que Pablo pasó con los
gálatas no hace mención de esta enfermedad, así que no sabemos
qué es. De fuentes extra bíblicas he leído que el viaje desde la
costa del Mediterráneo tierra adentro a la región de Galacia era
exhaustivo, por terreno difícil y repleto de peligros, y una de estas
fuentes sugiere que Pablo sufrió un brote de malaria como
resultado del viaje. Otras fuentes dicen que debido a la referencia
que hace Pablo de los gálatas deseosos de darle sus ojos, pudo
haber sido un problema con la vista.
37
“ Exhortación contra la esclavitud (c)
“17 Tienen celo por vosotros, pero no para bien, sino que
quieren apartaros de nosotros para que vosotros tengáis
celo por ellos. 18 Bueno es mostrar celo en lo bueno
siempre, y no solamente cuando estoy presente con
vosotros. 19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir
dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en
vosotros, 20 quisiera estar con vosotros ahora mismo y
cambiar de tono, pues estoy perplejo en cuanto a
vosotros.”
Gálatas 4:17 – 20 RV1960
38
Imagínense la frustración que Pablo debe de haber sentido.
Después de haber pasado casi dos años en la región (46-48 d.C.)
la mayor parte en Galacia, Pablo y Bernabé habían regresado a
Antioquía de Siria. Ahora ya habían pasado varios años y él estaba
respondiendo a informes de que los judaizantes habían deshecho
mucho de su trabajo, enseñándoles a los gálatas a abandonar la
doctrina de la Gracia y someterse a la Ley.
39
“ Alegoría de Sara y Agar (a)
40
Ahora Pablo utiliza tres pares de símbolos para mostrar la
diferencia entre la Ley y la Gracia; dos hijos, dos mujeres, y dos
ciudades. Un hijo (Ismael) nació de forma natural de una mujer
esclava (Agar). El otro hijo (Isaac) nació de acuerdo a la promesa
divina de la mujer libre (Sara). Antes que usted sugiera que
Isaac también nació como resultado de un parto natural,
recuerde que Abraham tenía 100 años cuando Isaac nació y Sara
tenía 90 años (Génesis 17:15-17). Ismael, cuya madre Agar ya
había alcanzado la edad de quedar embarazada, nació de
manera natural. Pero no se necesita estirar mucho la
imaginación para decir que Isaac, cuya madre era Sara la cual ya
había pasado la edad de quedar embarazada, fue el resultado
de un nacimiento sobrenatural, el cumplimiento de la promesa
que Dios le hizo a Abraham. Esta es solamente una manera en
la cual Isaac fue una prefiguración de Jesús.
41
“ Alegoría de Sara y Agar (b)
“24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos
pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para
esclavitud; éste es Agar. 25 Porque Agar es el monte Sinaí en
Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con
sus hijos, está en esclavitud. 26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual
es madre de todos nosotros, es libre. 27 Porque está escrito:
Regocíjate, oh estéril, tú que no das a luz; Prorrumpe en júbilo y
clama, tú que no tienes dolores de parto; Porque más son los hijos
de la desolada, que de la que tiene marido.”
42
Y finalmente, las dos ciudades. Agar, la esclava,
representa Jerusalén, la ciudad de quienes están
esclavizados por la Ley. Sara, la mujer libre, representa
la Nueva Jerusalén, la ciudad de la Iglesia redimida,
salva por gracia y libre de la ley.
43
“ Alegoría de Sara y Agar (c)
44
En este ejemplo, Agar e Ismael representan la Ley y sus hijos. Ismael persiguió a
Isaac, y junto con su madre fue despedido (Génesis 21:8-14). Sara e Isaac
representan la Gracia y sus hijos. La Ley persigue a la Gracia y ha sido despedida,
porque la Ley nunca compartirá en la herencia de la vida eterna con la Gracia. Los
hijos de la Gracia se han convertido en los únicos herederos de la vida eterna.
Nosotros somos esos hijos.
45
Sin la creencia en un Redentor venidero el cual pagaría el castigo por nuestros
pecados, nadie podía ser salvo obedeciendo la Ley. Los hijos de la Ley nunca
compartirán en la herencia con los hijos de la promesa.
Jesús dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por
mí” (Juan 14:6). No importa lo que fuimos anteriormente, ya sea judíos o gentiles,
varón o mujer, esclavos o libres, si estamos en Cristo somos una nueva creación.
Atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo! (2 Corintios 5:17) Si le
pertenecemos a Cristo, somos descendientes de Abraham y herederos según la
promesa (Gálatas 3:29).
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