Resumen Libro Instituciones y Derecho de La Union Europea

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Resumen - libro "Instituciones y derecho de la Unión


Europea"

Derecho de la Unión Europea (Universidad Miguel Hernández de Elche)

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LECCIÓN 1: LA UNIÓN EUROPEA

1. EL PROCESO DE INTEGRACIÓN EUROPEA: ORIGEN Y EVOLUCIÓN.


 Los orígenes del proceso integrador hasta el Siglo XIX: la comunidad cultural de la Europa
medieval se caracterizaba por una lengua y una religión comunes. El Imperio y el Papado
daban unidad estructural, pero era políticamente ineficaces. Europa comienza a tener
conciencia de sí misma a partir del S. XVI, con la aparición del Estado moderno, liberado de
la tutela del Imperio y del Papado. La idea de una organización europea se desarrolla a
partir del ensayo de Kant “Sobre la paz perpetua”: para él, la paz mundial y, por
consiguiente, la paz europea requiere una organización europea de Estados y que adopten
el principio de separación de poderes. Pero las primeras décadas del S. XIX todavía
tuvieron que soportar las sangrientas consecuencias del Congreso de Viena (1815) y del
fracaso del Pacto de la Santa Alianza, maquinado por las fuerzas monárquicas y como
reacción a los movimientos sociales y democráticos. Ese siglo fue testigo del inicio de una
cooperación institucionalizada mediante la creación por Estados europeos de las primeras
organizaciones internacionales. Se trataba de una cooperación voluntaria, basada en el
pleno respeto de la soberanía de los Estados, con la finalidad de resolver problemas y
satisfacer intereses comunes en materia de comunicaciones y en los campos técnico-
científico.
 La idea europea entre 1900 y 1945: la iniciativa de A. Briand: el siglo se inició con la
Primera Guerra Mundial, suponiendo un devenir histórico. Al término de la Guerra se inicia
el declive de las grandes potencias europeas ante la aparición de las superpotencias (EEUU
y la URSS). En el período de entreguerras se fundaron numerosas asociaciones y
publicaciones periódicas de europeístas en defensa y difusión de sus tesis federalistas.
Pero el intento de mayor transcendencia política fue la propuesta hecha por Francia, a
través de un discurso del ministro francés de asuntos exteriores Aristides Briand, para la
creación de una federación denominada “Unión Europea”. Esta iniciativa fue considerada
utópica, pero tampoco despertó las respuestas favorables necesarias en el conjunto de
Estados europeos debido a la crisis económica que empezaba, también a sentirse en
Europa y el alarmante ascenso del nacionalsocialismo.
 La construcción europea después de 1945: el movimiento europeo y el federalismo
europeo: tras la Segunda Guerra Mundial, la superviviente fue una Europa amputada de su
mitad oriental, bajo el dominio soviético y moralmente rota por los horrores de la guerra.
Además, las divisiones políticas y las penurias económicas no ayudaban. La necesidad de
resucitar la idea de la unidad europea se hizo urgente y sentida entre la población. Los
movimientos que surgieron compartían los mismos principios políticos: autonomía,
cooperación y subsidiariedad. Asimismo sus principales preocupaciones eran meramente
la necesidad de defensa y la económica. Todas las propuestas desde el medievo hasta
1950 se hicieron con un fundamento común: la cultura, la común identidad cultural
europea.
 El Plan Marshall: el despertar inmediato de la integración europea: la economía europea
de la segunda posguerra se basaba en la autarquía (el Estado se abastece con sus propios
recursos) y el trueque. La situación de penuria era tal que la dislocación económica, social
y política que se vivía hacía temer que la mitad occidental pudiera caer en manos
comunistas y, por tanto, bajo control de la URSS. Esta situación llevó a EEUU en 1947 a
presentar el Plan Marshall, propuesto por el general George Marshall, que consistía en que
el Gobierno norteamericano pagaría directamente a los exportadores norteamericanos
que vendieran productos a los Gobiernos o a los fabricantes europeos. El general Marshall

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sugería la necesidad de un acuerdo entre los Estados europeos sobre sus necesidades de
desarrollo y un programa que pusiera en marcha la economía europea. La respuesta fue
inmediata: 16 Estados europeos se reunieron al mes siguiente (quedaron fuera Alemania,
España y los países del Este). Después se decidió gestionar en común la ayuda
norteamericana mediante la creación de la Organización Europea de Cooperación
Económica (OECE, 16 de abril de 1948), en la que Alemania ingresó en 1949 y EEUU y
Canadá participaron como asociados, sin derecho a voto. Los méritos del Plan Marshall
fueron muchos: prever un plan racional para levantar y desarrollar las economías
europeas, crear un régimen multilateral de los intercambios y liberalizarlos, reducir los
contingentes, coordinar los planes económicos nacionales, organizar la convertibilidad de
las monedas y organizar un sistema de compensaciones multilaterales y la concesión de
créditos a los países deudores. Y en el orden político hay que subrayar que al promover la
necesidad del entendimiento y de las iniciativas europeas para la gestión común de la
ayuda norteamericana se evitaba que dicha ayuda supusiese una dependencia de los
EEUU. Pero los más sobresaliente y decisivo fue que la gestión en común de las ayudas
enseñó a Europa occidental las posibilidades de su unión, la maltrecha Europa supo
aprender de la OECE las mejores lecciones sobre la organización de una Europa con
energías propias.
 El Congreso de la Haya y la creación del Consejo de Europa: en aquella magna asamblea se
hicieron notar las dos grandes corrientes europeístas que persisten hoy en día: aquellos
que pretendían una cooperación intergubernamental y los que soñaban con una
integración de carácter federal. Las dos corrientes desembocaron en creaciones
organizativas distintas: por un lado, la creación del Consejo de Europa (Estatuto firmado en
Londres el 5 de mayo de 1949) que daba satisfacción a las corrientes
intergubernamentales; por otro lado, las corrientes federalistas se sentían insatisfechas
con el Consejo de Europa por lo que encontraron un cauce en la propuesta francesa de
creación de la CECA.
 La creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero: la Declaración Schuman: la
CECA fue la primera de las tres Comunidades Europeas. El proceso de la integración
europea, propiciado por los EEUU a través del Plan Marshall, nació de forma inmediata
mediante la histórica Declaración Schuman, presentada por el Ministro de Asuntos
Exteriores francés Robert Schuman el 9 de mayo de 1950. La inspiración política del
proceso era evidente y se estimulaba así un nuevo espíritu de convivencia y solidaridad en
Europa Occidental. Los pilares básicos de la CECA se fundaban en el establecimiento de un
mercado común, unos objetivos comunes y en unas situaciones dotadas de poderes
efectivos e inmediatos. ¿Por qué carbón y acero? Porque constituían la base de la
economía y porque había sido el principal motivo de enfrentamiento. El Tratado de la
CECA habla de unión con miras al futuro, preveía su término a los 50 años, por lo que
expiró el 23 de julio de 2002, reconduciéndose el ámbito material regulado por el Tratado
CECA al previsto con carácter general en el Tratado de la Comunidad Europea (hoy el
TFUE); esa Comunidad (hoy UE) asumió desde esa fecha los derechos y obligaciones
derivados de los acuerdos internacionales celebrados por la CECA negociándose las
modificaciones técnicas pertinentes con los terceros Estados afectados.
 La creación de la Comunidad Económica Europea y de la Comunidad Europea de la Energía
Atómica (EURATOM): en 1955 se encargó un proyecto de relanzamiento de la integración
cuyas bases eran el desarrollo de las Instituciones, fusión progresiva de las economías,
creación de un mercado común y armonización de las políticas sociales. Para ello se creó
un Comité Intergubernamental de Expertos, que fue la base de las negociaciones y que

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condujeron a la firma en Roma, el 25 de marzo de 1957, de los Tratados constitutivos de la


Comunidad Económica Europea (CEE) y de la Comunidad Europea de la Energía Atómica
(CEEA o EURATOM), los cuales entraron en vigor el 1 de enero de 1958 para sus seis
Estados Contratantes: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, es
decir, los mismos que fundaron de CECA. Así quedaron constituidas las tres Comunidades
Europeas, de las cuales, tras la expiración del plazo de vigencia del Tratado CECA en 2002,
se mantuvieron dos.
 El Acta Única Europea de 1987 y el Tratado de Maastricht de 1993: fue una gran
ampliación. Se denominó así porque afectó tanto a tratados fundacionales como a
posteriores tratados modificativos y se articuló en un texto convencional único. Insertó el
Consejo Europeo (reunión de los Jefes de Estado o de Gobierno), incluyó por primera vez
en un Tratado, la regulación de la cooperación política europea en materia de política
exterior conforme a un régimen ordinario de DI, y atribuyó nuevas competencias a las
Comunidades a fin de facilitar la consecución de un verdadero mercado interior y único, el
cual se redefine como un “espacio sin fronteras interiores, en el que la libre circulación de
mercancías, personas, servicios y capitales estarán garantizadas”. Esto suponía el
planteamiento de una moneda única, para lo cual, el Consejo Europeo se reunió en una
Conferencia Intergubernamental. Tras la caída del Muro de Berlín en 1989, se produjeron
diversas reformas debido a la aceleración histórica. Así, el Consejo Europeo, en su reunión
del 9 y 10 de diciembre de 1991 en la ciudad holandesa de Maastricht, llegó a un acuerdo
sobre el texto que, finalmente, se adoptó y autenticó solemnemente el Tratado de la
Unión Europea (TUE) del día 7 de febrero de 1992, pero no entró en vigor hasta el 1 de
noviembre de 1993. El TUE provocó diversas reformas constitucionales en Francia, España,
Portugal e incluso en Alemania que, además de ser objeto de reforma, fue objeto de un
recurso de inconstitucionalidad y la Corte Constitucional aceptó su conformidad pero
estableciendo ciertos límites y salvaguardias. El Tratado de Maastricht ha sido la más
importante reforma de los Tratados fundacionales. Creó la Unión Europea fundada sobre
las Comunidades Europeas y las formas intergubernamentales de cooperación en la
Política exterior y de seguridad común y de Cooperación en los ámbitos de la justicia y de
los asuntos de interior. El TUE modificó ampliamente los Tratados e hizo perder a la CEE (la
más conocida de las organizaciones comunitarias), la adjetivación de “Económica”, a fin de
responsabilizarla de la asunción de un papel político general en el proceso de la
integración europea, pasando a denominarse oficialmente “Comunidad Europea”.
 La Conferencia Intergubernamental (CI) de 1996: el Tratado de Ámsterdam: la UE se
enfrentaba después de 1993 a dos grandes problemas: ad intra de la Unión una opinión
pública muy crítica, poco compenetrada con el proceso de la integración, y deseosa de una
profunda reforma institucional; y ad extra, diez o quince países de la Europa central y
oriental estaban esperando ver cumplido su deseo de integrarse en la UE. La CI comenzó
sus trabajos en marzo de 1996 en Turín (Italia) y los terminó mediante la adopción del
Tratado de 2 de octubre de 1997 en la ciudad holandesa de Ámsterdam (en vigor desde el
1 mayo de 1999). Se hizo una importante extensión una importante extensión y
simplificación de la codecisión que afectó el PE y se ancló a la UE en los principios
democráticos del Estado de Derecho, previéndose un sistema de sanciones para el Estado
miembro que violase de forma grave y persistente los derecho humanos. Se reconoció
expresamente la competencia del TdJ en materia de violación de derechos fundamentales.
Se incluye en el pilar comunitario un espacio de libertad, seguridad y justicia, junto con una
suerte de “comunitarización” del sistema Schengen (libre circulación de personas sin
barreras) fue un progreso muy notable, así como su parcial sumisión al TdJ.

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 Tratado de Niza de 2003: en el Consejo Europeo de Colonia (junio de 1999) se acordó


redactar una Carta de los Derechos Fundamentales mediante un nuevo método
negociador llamado “Convención”, consistente en una asamblea compuesta por una
importante presencia de las dos legitimidades que conforman la UE, la democrática y la
intergubernamental, en sus dimensiones europea y nacional. La Conferencia
Intergubernamental terminó sus trabajos adoptando el Tratado de Niza de 26 de febrero
de 2001. En la misma ciudad de Niza se acordó solemnemente, por las presidencias del PE,
del Consejo y de la Comisión, firmar la Carta de los Derechos Fundamental, elaborada
como un acuerdo de carácter político y, por tanto, no normativo. El Tratado de Niza entró
en vigor el 1 de febrero de 2003, con el cual se logró modificar el peso de los Estados en las
votaciones por mayoría cualificada; también se acordó reducir notablemente las
votaciones por unanimidad ampliando los supuestos de mayoría cualificada.
 El Tratado de Lisboa de 2009: firmado por los representantes de todos los Estados
miembros de la UE en Lisboa el 13 de diciembre de 2007, es el que sustituye a la
Constitución para Europa tras el fracasado del tratado constitucional de 2004. Con este
tratado, la UE tiene personalidad jurídica propia para firmar acuerdos internacionales a
nivel comunitario. Algunas de las reformas más importantes que introduce el Tratado de
Lisboa son la reducción de las posibilidades de estancamiento en el Consejo de la UE
mediante el voto por mayoría cualificada, un Parlamento Europeo con mayor peso
mediante la extensión del procedimiento de decisión conjunta con el Consejo de la UE, la
eliminación de los tres pilares de la Unión Europea, y la creación de las figuras de
Presidente del Consejo Europeo y Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores
y Política de Seguridad para dotar de una mayor coherencia y continuidad a las políticas de
la UE. El Tratado de Lisboa también hace que la Carta de los Derechos Fundamentales de la
Unión Europea sea vinculante jurídicamente. Se diseñó para mejorar el funcionamiento de
la UE mediante la modificación del Tratado de Maastricht y el Tratado de Roma. Así pues,
las dos reformas más importantes son la supresión de la “Comunidad Europea”, la cual es
sustituida por la “Unión Europea”, tal y como establece el art. 1 TUE; y que supone un
cambio en la estructura de los Tratados (TUE y TFUE).

2. LA UNIÓN EUROPEA DE HOY: EL TUE Y EL TFUE.


A líneas generales podemos decir que el TUE viene a ser la columna vertebral de la legislación
de la UE, y el TFUE viene a desarrollar lo que se plantea en él.

3. LOS VALORES, PRINCIPIOS Y OBJETIVOS DE LA UE.


 Valores: el fundamento último de la UE es la existencia de unos valores comunes a la UE y
a sus Estados miembros; esos valores supremos son la dignidad humana, la libertad, la
democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y respeto de los derechos humanos,
incluidos los derechos de las personas pertenecientes a las minorías (art. 2 TUE). Estos son
los presupuestos esenciales del sistema en los que se inspira el proceso jurídico-político y a
los que se debe subordinar. Respetarlos es una obligación para las Instituciones europeas
y para todo Estado miembro de la UE. Como novedad con el Tratado de Maastricht se
incluyó la dignidad humana, la igualdad y el respeto de los derechos de las personas
pertenecientes a las minorías, prevaleciendo en este último caso, los derechos de cada
persona perteneciente a una minoría, no del colectivo. El significado último de estos
valores es que el objetivo de la UE es crear un espacio de paz. No solo se han de respetar,
sino también se han de promover, como condición de ingreso y de permanencia en la UE.
Estos valores también son exigibles a la acción autónoma de los Estados miembros. Son
valores deseablemente universales.

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 Objetivos: el art. 3 TUE enuncia los objetivos generales de la UE que justifican su propia
existencia y su acción en beneficio de los ciudadanos. Los objetivos plasmados justifican la
atribución del ejercicio de concretos y limitados poderes soberanos nacionales a favor de
la Unión. Del 3.1 cabe destacar su enunciado de fines generales políticos propios de unas
sociedades comprometidas. La paz, la defensa de la dignidad humana y el bienestar son los
principales objetivos que ya se empezaron a mencionar en los Tratados constitutivos. La
presión por una Europa más social, más próxima e implicada en los problemas y
preocupaciones de la gente se traduce en objetivos nuevos: el compromiso de combatir la
exclusión social y la discriminación; o el de fomentar la justicia y la solidaridad entre
generaciones y la protección de la infancia. El conjunto de objetivos representan en buena
medida valores-meta especialmente apreciados por los europeos, como el espacio de
libertad, seguridad y justicia, el crecimiento equilibrado, la estabilidad de los precios, la
economía social de mercado, la igualdad entre hombres y mujeres, la lucha contra la
exclusión social, la solidaridad entre generaciones, la cohesión económica, social y
territorial, la diversidad cultural, la conservación del patrimonio y los valores que deben
condicionar la acción exterior de la UE. Estos objetivos están también precisados en el
TFUE. En consecuencia, por su transversalidad, los objetivos del art. 3 que tienen su
reflejo en los arts. 7 a 14 TFUE forman parte de la legalidad de la norma legislativa europea
o del acto jurídico europeo, por lo que se podría impugnar una norma si se prueba que
tiene un efecto negativo sobre estos objetivos. Estos objetivos no se pueden lograr de
cualquier manera, sino por medios apropiados teniendo en cuenta, caso por caso, las
competencias específicas, limitadas y expresas que se prevén en el TFUE. El art. 3 TUE no
es un título competencial o base jurídica para motivar por sí solo una norma de derecho
privado.
 Principios fundamentales de la Unión:
1º) Principio de la Democracia: recogido en los arts. 2 y 9 TUE, la condición democrática es un
requisito para el ingreso y la permanencia en la UE con un sistema de control en caso de
desviación (art. 7 TUE). La UE es una democracia representativa, en la que los ciudadanos de
los Estados miembros están representados directamente en el Parlamento europeo, mediante
elecciones cada cinco años por sufragio universal directo, así como, indirectamente, en el
Consejo Europeo por el Presidente del Gobierno. Tenemos derecho a participar en la vida
democrática de la Unión eligiendo a nuestros representantes en el Parlamento; a su vez, como
ciudadanos que participamos en organizaciones socio-económicas también estamos
indirectamente representados en el Comité Económico y Social; o como vecinos de municipios
y regiones, estas organizaciones territoriales también pueden hacer llegar estos intereses
específicos ante el sistema de decisiones de la UE por medio del Comité de las Regiones. Como
sistema democrático se proclama la igualdad de los ciudadanos de la UE, cualquiera que sea su
nacionalidad; tendrán igual trato o atención por parte de las instituciones, órganos y
organismos.

2º) Principio del respeto a los derechos humanos: este principio se vio fortalecido y precisado
tras la aprobación en Niza de la Carta de los Derechos Fundamentales de diciembre de 2000; y
sobre todo tras la reforma de 2007. Se reconoce la obligatoriedad de la Carta de los Derechos
Fundamentales para las Instituciones y los Estados miembros, incluido el poder judicial, si bien
se aceptan ciertas excepciones para Reino Unido y Polonia. El respeto a los derechos humanos
y al principio democrático tiene una dimensión interna muy importante. Es una exigencia para
permanecer en la UE. El respeto a esos principios debe ser continuado y para ello la UE alza un
sistema operativo para evitar que sus principios queden relegados a la retórica política; si un

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Estado miembro se apartara de la senda democrática, la UE dispone desde 1997 de medios


jurídicos para prevenir las violaciones a los derechos humanos por parte de sus Estados
miembros y, llegado el caso, sancionarlas. El respeto a este principio tiene también una
dimensión externa: su respeto es una exigencia formal para el Estado que desee adherirse a la
UE.

3º) Principio de igualdad de los Estados miembros: todos los Estados miembros de la UE,
independientemente de su población o riqueza, de su participación en la fundación del
proceso integrador o de su contribución a la creación y financiación de la UE, son iguales en
derechos y obligaciones. Igualdad significa que las normas de los Tratados se formulan de
forma abstracta para todos los Estados miembros al margen de consideraciones relativas a las
características de cada Estado miembro. Ahora bien, como en el orden interno y en el
internacional, este principio, siendo importante, es de carácter formal y general y no impide
estatutos diferenciados en situaciones objetivas aceptados por todos en los Tratados
miembros.

4º) Principio del respeto a la identidad nacional de los Estados miembros y a sus funciones
esenciales.

5º) Principio de cooperación leal: rige con carácter general la totalidad de las relaciones entre
los Estados y la Unión. Es un principio constitucional porque refleja la estructura política,
jurídica y económica de la UE y facilita la organización de los poderes. Su formulación literal no
es muy diferente de la obligación que se recoge en otras OOII o del principio pacta sunt
servanda. En centenares de sentencias se ha referido a este principio, el cual se encuentra en
la base del sistema comunitario y rige las relaciones entre la UE y sus Estados miembros, así
como de estos con las Instituciones y las relaciones de estas entre sí.

6º) Principio de solidaridad: la solidaridad es un fundamento de la Unión y un propósito. Su


significado no se encuentra definido con precisión en el ámbito político y jurídico. Subyace a
esta obligación la existencia de unos valores e intereses comunes, unos vínculos de
interdependencia, unos objetivos y proyecto de convivencia. La insolidaridad se manifiesta
cuando se defienden intereses nacionales perjudicando de forma desproporcionada los
objetivos comunes. Pero también si la actuación de un grupo de Estados miembros o alguna
Institución perjudicase sin motivo los intereses de un Estado miembro sería contraria a este
principio. El principio de solidaridad es un principio político fundamental, pero no es un
principio del ordenamiento jurídico en el sentido de que se pueda invocar para cuestionar la
legalidad de una norma de la Unión.

7º) Principio de transparencia y proximidad: a raíz de la adopción del Tratado de Maastricht, se


encendió el viejo debate de la absurda y gratuita complejidad del sistema de la Unión y la
oscuridad de su proceso decisorio. El objetivo de una mayor transparencia en la toma de
decisiones y su mayor apertura hacia la ciudadanía se ha hecho insistente en esta década. La
exigencia de transparencia nace como la condición para alcanzar una mayor democratización y
para atraer el interés del ciudadano sobre un proceso que no puede continuar avanzando,
incluso peligra el acervo logrado con el esfuerzo de tantas generaciones, si este no alcanza
unos adecuados niveles de proximidad y transparencia.

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LECCIÓN 2: LOS MIEMBROS DE LA UNIÓN EUROPEA

1. LA ADHESIÓN A LA UE.
Desde los años 50 ha sido notable la capacidad de atracción del proceso de integración y
de idear fórmulas de aproximación hasta llegar a la adhesión. El Estado candidato ha de ser un
Estado europeo, es decir, lo que comúnmente se entiende en geografía y en geopolítica como
Europa. Además, debe ser un Estado democrático. Desde la reforma de Ámsterdam, se han
precisado unas condiciones generales sobre el régimen político del Estado solicitante: debe
respetar los valores previstos en el art. 2 TUE. Junto al requisito de estabilidad democrática,
deberán demostrar la existencia de una economía de mercado en funcionamiento.
La comprobación de la capacidad real de integración del candidato y la capacidad de
absorción de la UE impiden los automatismos y dejan en la capacidad de apreciación de la
Unión la decisión última sobre el ingreso de un Estado candidato.
La petición de adhesión se dirige al Consejo. Se informa de la petición al Parlamento
Europeo y a los Parlamentos nacionales. El Consejo solicita un dictamen a la Comisión en el
que se ponen de relieve los problemas y los efectos del ingreso para la UE y para el solicitante.
Si hay unanimidad en el Consejo, entonces se inician las negociaciones con el Estado o Estados
candidatos. Estas negociaciones son siempre complejas y a veces muy largas.
En la Conferencia negociadora lo que se discute en esencia es el cuándo y el cómo de la
aplicación del Derecho originario y derivado; en efecto, la obligación inicial del Estado
candidato es aceptar el “acervo comunitario” a fin de asumir los mismos derechos y
obligaciones que todos los demás Estados miembros.
La aceptación del Derecho adoptado con anterioridad a la adhesión se contempla
siempre en el Acta relativa a las condiciones de la adhesión y a las adaptaciones de los
Tratados, cuyos textos son básicamente concordantes en todas las negociaciones. El resultado
final de las negociaciones de adhesión requiere el acuerdo entre los Estados miembros y el
Estado candidato y se plasma en el Acta de Adhesión. El Acta incluye las adaptaciones
institucionales necesarias para acoger al nuevo Estado en las Instituciones.
El Consejo solicita la aprobación al Parlamento Europeo (por mayoría de los miembros
que lo componen) una vez se ha adoptado el Acta de Adhesión, de forma que el PE podría
vetar el ingreso de un nuevo Estado. El procedimiento de adhesión consta, además, de una
fase de control nacional o democrática en el Parlamento del Estado candidato y en los
Parlamentos de los Estados miembros. Toda adhesión supone un nuevo Tratado que conlleva
una revisión de los Tratados constitutivos al ampliar el número de Estados miembros.

2. LA SUSPENSIÓN DE LOS DERECHOS DE LOS ESTADOS MIEMBROS Y LA RETIRADA DE LA


UE.
La retirada de la UE está reconocida expresamente en el art. 50 TUE y forma parte del
estatuto de derechos de los Estados dentro de la UE. Es una decisión unilateral del Estado que
desea retirarse. Se exige que la voluntad del Estado se haya formado según sus propias reglas
constitucionales; debe notificarse esa intención al consejo para abrir negociaciones sobre la
forma y los efectos de la retirada. El acuerdo internacional requiere la aprobación del PE
(mayoría simple) y del Consejo (mayoría cualificada) sin que pueda participar el Estado que se
retira. Si no se llegara a un acuerdo en dos años, la retirada entrará en vigor al cumplirse ese
plazo desde la notificación de la intención. Por consiguiente, la falta de acuerdo en las
negociaciones no será un obstáculo para lograr la retirada. No ha habido precedentes hasta
ahora.
Si un Estado quiere volver a ingresar, debe volver a pasar todo lo explicado en el punto
anterior.

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3. LA UNIÓN EUROPEA “A LA CARTA”: LA COOPERACIÓN REFORZADA.


Desde hace más de una década se viene hablando de unos desarrollos desiguales del
proceso de integración aunque con significados distintos: una Europa “a la carta”. Se
simbolizan así diversas actitudes de los Estados miembros en relación con la profundización en
la integración, marcadas por el deseo de acelerar o de frenar el logro de los objetivos de la
Unión. Nacen así las cooperaciones reforzadas, que son “opciones a la carta” para avanzar,
cuyos aspectos positivos son que no caben vetos ante una revisión o un nueva iniciativa
normativa cuando hay una amplia y decidida voluntad en los restantes Estados miembros de
seguir avanzando. No obstante, se observan aspectos negativos: se rompe la unidad de
objetivos, el acervo común se hará difuso, la situación jurídica de cada Estado será atípica, de
modo que los estatutos jurídicos de los Estados miembros y de sus pueblos serán diferentes
entre sí: los derechos y obligaciones serán variables, de contornos irregulares y a discreción.
La cooperación reforzada se reguló por primera vez en el Tratado de Ámsterdam, pero
más tarde, en el Tratado de Niza se introdujo el nuevo régimen de la cooperación reforzada.
Tras la reforma por el Tratado de Lisboa se confirma que es un mecanismo de ejercicio de
competencias atribuidas y un mecanismo de integración residual o subsidiario, pero en ningún
caso es un mecanismo de revisión simplificada.
Se establece un marco jurídico general en el art. 20 TUE y unas disposiciones específicas
en el art. 46 TUE. El marco general se refiere a la necesidad de impulsar los objetivos de la
Unión, proteger y servir a sus intereses y reforzar su proceso de integración, existencia un
umbral mínimo de Estados, ser un último recurso, respetar la coherencia interna y externa y
carácter abierto de la cooperación. También debe respetar ciertos límites materiales:
a) Respeto a los Tratados y al marco institucional;
b) No debe sobrepasar la atribución de competencias, pues es obvio que una cooperación
reforzada solo se puede iniciar en el ámbito de competencias ya atribuidas a la Unión;
c) No perjudicará al mercado interior ni a la cohesión económica, social y territorial;
d) No debe constituir un obstáculo ni una discriminación a los intercambios ni provocar
distorsiones en la competencia entre los Estados miembros.
Su procedimiento detallado se regula en los arts. 326 a 334 TFUE y ya ha sido utilizado
para aprobar algunas normas mediante este procedimiento.
Para concluir, podemos definir una cooperación reforzada, en términos generales, como
un procedimiento que permite que un mínimo de nueve países de la UE establezcan una
integración o cooperación avanzada en un ámbito de las estructuras europeas sin la
participación de los demás países de la UE. De este modo, pueden progresar según ritmos u
objetivos diferentes a los establecidos para aquellos que no participan en la cooperación
reforzada. Este procedimiento está diseñado para superar la parálisis, cuando una propuesta
es bloqueada por un único país o por un pequeño grupo de países que no desean participar en
la iniciativa. Sin embargo, no permite una ampliación de las competencias más allá de las
recogidas en los tratados europeos.

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LECCIÓN 3: LA DISTRIBUCIÓN DE COMPETENCIAS ENTRE LA UE Y SUS EEMM

1. LA ATRIBUCIÓN DE COMPETENCIAS POR LOS ESTADOS A LA UE


La UE no tiene competencias originarias o propias, ni se las confieren los Tratados, ya
que ningún Tratado ha sido hasta ahora un acto constituyente de un poder político originario;
las competencias de la UE son derivadas de una atribución de quienes son titulares y las
conserva, los Estados miembros: se atribuye el ejercicio de las competencias, no la titularidad,
pues el titular de la soberanía es el conjunto de la ciudadanía de cada uno de los Estados
miembros.
Son los Estados miembros quienes atribuyen a la Unión competencias para que esta
alcance los objetivos asignados a la Unión (art. 1 TUE). Este precepto significa que los Estados
renuncian a ejercer determinadas competencias concretas y trasladan el ejercicio de la
competencia a las Instituciones de la UE.
La UE habrá de perseguir los objetivos asignados solo mediante las competencias
atribuidas y no de cualquier otra forma: no tiene competencias generales. Nunca la
competencia concreta se puede basar en los artículos que categorizan las competencias ni en
los objetivos a alcanzar. Han de ser preceptos del TFUE en los que se plasma la casuística
competencial.
Actuará solo dentro de los límites de las competencias que le atribuyen los Estados en
los Tratados. Toda la competencia no atribuida a la UE en los Tratados corresponde a los
Estados miembros.

2. LAS COMPETENCIAS EXCLUSIVAS, COMPARTIDAS Y COMPLEMENTEARIAS


 Competencias exclusivas: solo la Unión podrá legislar y adoptar actos jurídicamente
vinculantes, mientras que los Estados miembros solo podrán hacerlo si la Unión los habilita
para ello (art. 2.1 TFUE). La UE tiene la obligación de ejercer estas competencias exclusivas,
pero para los casos en que no lo haga, la administración nacional, regional o local no está
excluida e intervendrá en los niveles más próximos a los ciudadanos en la ejecución de la
acción de la Unión. Competencias exclusivas significa que la UE tiene plena capacidad
legislativa en estos ámbitos: la regulación de la unión aduanera; normas sobre
competencia leal entre empresas, necesarias para el funcionamiento del mercado interior;
política comercial común; la política de gestión y conservación de recursos pesqueros; y
política monetaria (emisión de billetes y monedas, fijación del tipo de interés) de los
Estados miembros cuya moneda es el euro. Por otra parte, ese mismo precepto, de una
forma confusa y discutible se refiere a la competencia exterior de la UE. Lo más pacífico y
sencillo que podemos decir es que reconoce a la Unión competencia exclusiva para la
celebración de acuerdos internacionales cuando sea necesario ejercer una competencia
interna mediante acuerdo internacional.

 Competencias compartidas: significa que la UE y sus Estados miembros son titulares de las
competencias y concurren ambos a regularlas. Ambos tienen potestad para legislar y
adoptar actos jurídicamente vinculantes pero los Estados ejercen su competencia
únicamente si la Unión no ha ejercido la suya o haya decidido dejar de ejercerla y solo en
la medida en que no lo haya hecho. Los dos concurren a regular, pero cuando lo hace la UE
desplaza la competencia nacional y ocupa el terreno. El campo de las competencias
compartidas se instrumenta casi siempre en los Tratados mediante la directiva y ésta por
definición necesita de la acción normativa de los Estados. Si la Unión ejerce la
competencia, los Estados miembros respetarán las obligaciones establecidas. El Tratado
establece que las competencias son las que no son exclusivas ni de apoyo o coordinación.

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Las competencias compartidas se enuncian si bien por exclusión, bien por listado de
ámbitos específicos recogido en el art. 4.2, donde se enumeran once ámbitos principales.
El Tratado enumera algunos ámbitos a título ejemplificativo que pueden ser objeto de
competencia compartida: el mercado interior; la agricultura y la pesca; la política social,
con los límites concretos establecidos en el TFUE; la política de cohesión económica, social
y territorial; la protección de los consumidores; investigación y desarrollo; medio
ambiente; los transportes; las redes transeuropeas; el espacio de libertad, seguridad y
justicia se formula con mucha amplitud en ámbitos como cruce de fronteras, visados, asilo
e inmigración y a la cooperación judicial civil; la energía; los aspectos comunes de
seguridad de la política de salud pública; la cooperación al desarrollo y ayuda comunitaria.
Es en los ámbitos de competencia compartida donde tiene que desplegar sus virtudes el
principio de subsidiariedad. Este principio está pensado fundamentalmente para actuar en
el campo de las competencias no exclusivas y así lo dice expresamente el art. 5.3 TUE.

 Competencias de apoyo, coordinación y complemento: en estos ámbitos la acción de la


Unión es complementaria de la de los Estados miembros y de fomento de la cooperación.
Quedaría excluida expresamente la competencia de armonización de las disposiciones
legislativas y reglamentarias de los Estados miembros. Entran en esta categoría las
siguientes competencias, que ya la UE venía ejerciendo con muy baja intensidad
normativa: política de educación, formación profesional y juventud, deporte; cultura;
industria; turismo; protección civil; la protección; cooperación administrativa. La política
de coordinación económica y de empleo, por su trascendencia política no figura entre los
renglones de las competencias compartidas, entre las que tampoco encaja plenamente,
aunque se pueda clasificar entre ellas. Los instrumentos puestos en manos de la UE, para
coordinar las políticas económicas y de empleo de los Estados miembros serán
orientaciones generales e iniciativas en sentido amplio. Otra política que no se adapta a la
categorización es la Política Exterior y de Seguridad Común y, vinculada a ella, la política
común de seguridad y defensa. Además, el Tratado de la Unión, muy modificado por el
Tratado de Lisboa, incluye normas específicas para el ejercicio de las competencias en
materia de acción exterior.

3. EL EJERCICIO DE LAS COMPETENCIAS: LOS PRINCIPIOS DE SUBSIDIARIEDAD,


PROPORCIONALIDAD Y COOPERACIÓN LEAL
 Principio de subsidiariedad: rige el modo de ejercicio de la competencia; no sirve para
delimitar o atribuir competencias, sino que persigue racionalizar ese ámbito difuso y
demasiado elástico de la competencia compartida. Nos dice hasta dónde debe llegar la UE
cuando aprueba normas. La subsidiariedad es, por tanto, un principio regulador del modo
de ejercicio de las competencias compartidas entre los Estados miembros y la UE. Este
principio no es título de atribución de competencias ni una técnica de reparto de
competencias. Ahora bien, cuando la Unión actúa dentro de sus competencias, si bien en
virtud de una competencia compartida, su intervención deberá justificarse ante la
insuficiencia de la acción de los Estados tanto en su nivel central como regional o local;
deberá justificarse también la dimensión o efectos de la acción a escala de la Unión; y la
mayor eficacia de la acción común.

 Principio de proporcionalidad y de suficiencia de medios: ambos principios son de carácter


general y afectan al ejercicio de toda clase de competencias. El principio de
proporcionalidad viene a decir que ninguna acción puede excederse de lo necesario para
alcanzar los objetivos del Tratado. La UE dispondrá de medios necesarios, aunque se

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limitará a las acciones estrictamente necesarias. Los medios que emplee la UE deben ser
proporcionados al objetivo que persiga. La exclusividad de la competencia de la UE no
significa que las autoridades internas no puedan llevar a cabo acciones normativas o
ejecutivas; precisamente por motivos de proporcionalidad, la administración nacional,
regional o local intervendrá en los niveles más próximos a los ciudadanos en la ejecución
de la acción de la Unión. Por otro lado, el principio de suficiencia de medios dice que la UE
dispondrá de medios apropiados para alcanzar sus objetivos y para llevar a cabo sus
políticas, de acuerdo con las competencias que se le atribuyen. Pone de relieve el
compromiso de la UE y de sus Estados miembros en poner todo su empeño en la
realización de los objetivos de los Tratados. Es claro que tiene una especial conexión con
los recursos financieros de que debe disponer la UE y también con la adecuación de los
medios a los objetivos establecidos en los Tratados.

 Principio de cooperación leal: rige con carácter general la totalidad de las relaciones entre
los Estados y la Unión. Es un principio constitucional porque refleja la estructura política,
jurídica y económica de la UE y facilita la organización de los poderes. Su formulación
literal no es muy diferente de la obligación que se recoge en otras OOII o del principio
pacta sunt servanda. En centenares de sentencias se ha referido a este principio de
colaboración leal. Este principio se encuentra en la base del sistema comunitario y rige las
relaciones entre la UE y sus Estados miembros, así como de estos con las Instituciones y las
relaciones de estas entre sí.

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LECCIÓN 4: LAS INSTITUCIONES DE LA UNIÓN EUROPEA (I)

1. EL SISTEMA INSTITUCIONAL: CONSIDERACIONES GENERALES


El Tratado de la CECA establecía un sistema institucional compuesto por una Alta Autoridad,
una Asamblea Común, un Consejo Especial de Ministros y un Tribunal de Justicia.
- La Alta Autoridad, órgano ejecutivo, colegiado, independiente y dotado de un amplio
poder de decisión, tenía como principal tarea garantizar la relación de los objetivos fijados
por el Tratado actuando en el interés general de la CECA.
- La Asamblea Común, formada por los delegados de los Parlamentos nacionales, estaba
dotada de unas limitadas competencias de control político.
- El Consejo Especial de Ministros, con unos poderes muy escasos, debía coordinar la acción
de los Estados y la actuación de la Alta Autoridad.
- Por último, el Tribunal de Justicia era el encargado de garantizar el respeto del Derecho en
la interpretación y la aplicación del Tratado.
Posteriormente, surgió la preocupación por la inminente multiplicación de instituciones, la cual
llevó a los seis Estados fundadores a firmar, el mismo día que los Tratados de Roma, en 1957,
el Convenio relativo a ciertas instituciones comunes a la CCEE. En virtud a este Convenio, la
Asamblea y el Tribunal serían comunes a las tres CCEE. Por lo que se refiere a los órganos
ejecutivos, habría que esperar al Tratado de Bruselas, por el que se sustituye a los Consejos de
Ministros de cada una de las CCEE:
Por una parte, y a las dos Comisiones de la CEE y CEEA y la Alta Autoridad de la CECA, por otra,
por un Consejo y una Comisión únicos, respectivamente.
Más tarde, el Acta Única Europea, formalizaría la creación del Consejo Europeo y, cuando en
1992 se creó la UE, en virtud del Tratado de Maastricht, se actualizó el sistema institucional y
se concibió la existencia de un marco institucional único, que los Tratados de Ámsterdam y de
Niza no modificaron. Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, el sistema institucional se
ha visto ampliado a siete instituciones, las cuales salen enunciadas en el art. 13.1 TUE:
Parlamento Europeo, Consejo Europeo, Consejo, Comisión Europea, TJUE, BCE y Tribunal de
Cuentas.
La relevancia política y jurídica de cada una de ellas obviamente no es la misma, cinco deben
ser consideradas como fundamentales: Parlamento Europeo, Consejo Europeo, Consejo,
Comisión Europea y TJUE).
Junto a estos siente órganos, a los que se denominan en el Derecho originario de la UE
“instituciones”, existen otros órganos que tienen la función de asistir a las instituciones:
Comité Económico y Social (CES) y Comité de las Regiones.
Este marco institucional de la Unión tiene como finalidad general promover sus valores,
perseguir sus objetivos, defender sus intereses, los de sus ciudadanos y los de los Estados
miembros, así como garantizar la coherencia, eficacia y continuidad de sus políticas y acciones.
En el sistema institucional de la UE rige el principio de equilibrio institucional, cuyo sentido
reside en el ejercicio por cada institución de las competencias que le han sido atribuidas en los
tratados en las modalidades y condiciones previstas por los mismos. Las instituciones gozan de
poderes determinados que ejercen autónomamente; poderes protegidos, a su vez, frente a
invasiones de otras instituciones u órganos. Esa autonomía, sin embargo, no les permite
desentenderse de las tareas de las otras instituciones y deben colaborar entre sí. La doble
consecuencia que se extrae es que: en primer lugar, los poderes atribuidos a una institución no
pueden ser ejercidos por otra institución o por órganos auxiliares; en segundo lugar, que los
poderes atribuidos a las instituciones tienen que ser ejercidos por estas en los límites y
condiciones impuestos en los Tratados.

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Así, este principio se entiende con otro sentido: la cooperación leal entre las instituciones,
diálogo y colaboración entre ellas.

2. EL CONSEJO EUROPEO
El Consejo Europeo reúne a los líderes de la UE para establecer su agenda política. Representa
el nivel más elevado de la cooperación política entre los países de la UE.
El Consejo, una de las siete instituciones oficiales de la UE, se reúne en cumbres (normalmente
trimestrales) celebradas entre líderes de la UE y presididas por un presidente permanente. El
Consejo Europeo tiene como funciones:
- Decidir sobre la orientación y las prioridades políticas generales de la UE, pero no legislar.
- Se ocupa de cuestiones complejas o sensibles que no pueden resolverse en instancias
inferiores de la cooperación intergubernamental.
- Establecer la política exterior y de seguridad común teniendo en cuenta los intereses
estratégicos de la UE y las implicaciones en materia de defensa.
- Designar y nombrar a los candidatos elegidos para determinados puestos destacados de la
UE, por ejemplo en el BCE y en la Comisión.
Con respecto a cada una de las cuestiones, el Consejo Europeo puede: pedir a la Comisión
Europea que elabore una propuesta someterla al Consejo de la UE para que se ocupe de ella.
El Consejo Europeo está compuesto por los jefes de Estado o de Gobierno de todos los países
de la UE, el presidente de la Comisión Europea y el alto representante para Asuntos Exteriores
y Política de Seguridad.
Convoca y preside el Consejo su presidente, elegido por el propio Consejo Europeo por un
período de dos años y medio renovable una vez. El presidente representa a la UE ante el resto
del mundo.
Normalmente se reúne cuatro veces al año, pero su presidente puede convocar reuniones
adicionales para tratar asuntos urgentes.
En general, las decisiones se toman por consenso, pero en algunos casos es necesaria la
unanimidad o la mayoría cualificada. Solo pueden votar los jefes de Estado o de Gobierno.

Función: Definir la orientación y las prioridades políticas generales de la Unión Europea.


Miembros: Jefes de Estado o de Gobierno de los países de la UE, presidente de la
Comisión Europea y alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Presidente: Donald Tusk.
Fecha de creación: 1974 (foro informal), 1992 (estatus oficial) y 2009 (institución oficial
de la UE).
Sede: Bruselas (Bélgica).

3. EL CONSEJO DE LA UNIÓN EUROPEA


En el Consejo, los ministros de cada país de la UE se reúnen para debatir, modificar y adoptar
leyes y coordinar las políticas nacionales. Cada ministro tiene competencias para asumir
compromisos en nombre de su Gobierno en relación con las actuaciones acordadas en las
reuniones.
El Consejo es el principal órgano de decisión de la UE junto con el Parlamento Europeo.
No debe confundirse con: el Consejo Europeo (cumbres trimestrales en las que los líderes de la
UE marcan las grandes líneas de las políticas europeas) ni con el Consejo de Europa Consejo
de Europa (organismo ajeno a la UE).
En cuanto a sus funciones, podemos decir que son las siguientes:

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- Negocia y adopta la legislación de la UE, junto con el Parlamento Europeo, a partir de las
propuestas de la Comisión Europea.
- Coordina las políticas de los Estados miembros.
- Desarrolla la política exterior y de seguridad, siguiendo las directrices del Consejo Europeo.
- Celebra acuerdos entre la UE y otros países u organizaciones internacionales.
- Junto con el Parlamento Europeo, aprueba el presupuesto de la UE.
El Consejo de la UE no está compuesto por miembros fijos, sino que se reúne en diez
formaciones diferentes, en función del tema que se vaya a tratar. Dependiendo de la
formación, cada Estado miembro envía al ministro competente en la materia. Por ejemplo, al
Consejo de Asuntos Económicos y Financieros ("Consejo Ecofin") acude el ministro de
economía de cada país.
El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores tiene un presidente permanente, el Alto
Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE. Las demás reuniones del
Consejo las preside el ministro correspondiente del país que en ese momento ostente la
Presidencia rotatoria de la UE. Por ejemplo, en el periodo de Presidencia de Estonia, cualquier
reunión del Consejo de Medio Ambiente estará presidida por el ministro estonio de Medio
Ambiente.
El Consejo de Asuntos Generales garantiza la coherencia de conjunto, con el apoyo del Comité
de Representantes Permanentes (que actúan como "embajadores nacionales" ante la UE).
Los ministros de economía y finanzas de los países de la zona del euro coordinan sus políticas
económicas en el marco del Eurogroupo, cuyas reuniones se producen un día antes que las del
Consejo de Asuntos Económicos y Financieros. Los acuerdos alcanzados en las reuniones del
Eurogrupo se adoptan oficialmente el día después en el Consejo, por votaciones en las que
solo participan los ministros de la eurozona.
¿Cómo funciona el Consejo?
- Todos los debates y votaciones son públicos.
- Para aprobar las decisiones, normalmente es necesario contar con una "mayoría
cualificada":
 el 55% de los Estados (es decir, 16 países de los 28 miembros actuales)
 que representen, como mínimo, al 65% de la población total de la UE.
Para bloquear una decisión, son necesarios al menos 4 países (que representen, como mínimo,
al 35% de la población total de la UE).
- Excepción: las decisiones en temas sensibles como la política exterior y la fiscalidad deben
recibir la aprobación de todos los países (unanimidad).
- Las cuestiones administrativas y de procedimiento se adoptan por mayoría simple.

Función: Representar a los Gobiernos de los Estados miembros, adoptar la legislación


europea y coordinar las políticas de la UE.
Miembros: Ministros de cada país de la UE, en función del tema que se vaya a tratar.
Presidente: Cada Estado miembro ejerce la Presidencia por turnos de seis meses.
Año de creación: 1958 ("Consejo de la Comunidad Económica Europea").
Sede: Bruselas (Bélgica).

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LECCIÓN 5: LAS INSTITUCIONES DE LA UNIÓN EUROPEA (II)

1. LA COMISIÓN EUROPEA
La Comisión Europea es el órgano ejecutivo, políticamente independiente, de la UE. La
Comisión es la única instancia responsable de elaborar propuestas de nueva legislación
europea y de aplicar las decisiones del Parlamento Europeo y el Consejo de la UE.
¿Qué hace la Comisión?
- Proponer nuevas leyes: la Comisión es la única institución europea que presenta, para que
el Parlamento y el Consejo las aprueben:
 leyes que protegen los intereses de la UE y a sus ciudadanos en aspectos que no
pueden regularse eficazmente en el plano nacional.
 leyes correctas en sus detalles técnicos gracias a consultas con expertos y ciudadanos.
- Gestionar las políticas europeas y asignar los fondos de la UE:
 Fija las prioridades de gasto de la UE conjuntamente con el Consejo y el Parlamento.
 Elabora los presupuestos anuales para que el Parlamento y el Consejo los aprueben.
 Supervisa cómo se gasta el dinero bajo el escrutinio del Tribunal de Cuentas.
- Velar por que se cumpla la legislación de la UE: conjuntamente con el Tribunal de Justicia,
la Comisión garantiza que la legislación de la UE se aplique correctamente en todos los
países miembros.
- Representar a la UE en la escena internacional:
 Habla en nombre de todos los países de la UE ante los organismos internacionales,
sobre todo en cuestiones de política comercial y ayuda humanitaria.
 Negocia acuerdos internacionales en nombre de la UE.
Composición: El liderazgo político corresponde a un equipo de 28 comisarios, uno de cada país
miembro, bajo la dirección del presidente de la Comisión, que decide quién es responsable de
cada política.
El colegio de comisarios está compuesto por el presidente de la Comisión, sus siete
vicepresidentes —incluido el vicepresidente primero—, el alto representante de la Unión para
asuntos exteriores y política de seguridad, y 20 comisarios, cada uno responsable de una
cartera.
En el día a día, se encarga de realizar las tareas de la Comisión su personal (juristas,
economistas, etc.), repartido en una serie de departamentos denominados Direcciones
Generales (DG), cada una de las cuales se responsabiliza de una determinada política.
Los dirigentes de cada país, reunidos en el Consejo Europeo, presentan al candidato a
presidente atendiendo a los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo. Para obtener
la designación, el candidato o candidata necesita el apoyo de la mayoría de diputados del
Parlamento Europeo.
El candidato a presidente elige a los posibles vicepresidentes y comisarios a propuesta de los
países miembros. La lista de candidatos debe recibir la aprobación de los dirigentes nacionales
reunidos en el Consejo Europeo.
Entonces cada candidato comparece ante el Parlamento Europeo para explicar su
planteamiento y responder a las preguntas de los diputados. A continuación, el Parlamento
decide por votación si acepta o no al equipo. Por último, el Consejo Europeo lo designa por
mayoría cualificada.
El mandato de la actual Comisión termina el 31 de octubre de 2019.
¿Cómo funciona la Comisión?
El presidente define la orientación general de la Comisión, lo que permite a los comisarios fijar
conjuntamente los objetivos estratégicos y publicar el programa de trabajo anual.

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Las decisiones se toman bajo responsabilidad colectiva. En este proceso todos los comisarios
son iguales y responden por igual de cada decisión. Los comisarios no tienen facultades de
decisión propias, salvo habilitación en determinadas circunstancias.
Los vicepresidentes actúan en representación del presidente y coordinan los trabajos en sus
respectivos ámbitos de competencia conjuntamente con varios comisarios. Para garantizar
que el colegio trabaje en estrecha colaboración y de manera flexible, se fijan una serie de
proyectos prioritarios.
Los comisarios apoyan a los vicepresidentes a la hora de presentar propuestas al colegio. En
general, las decisiones se toman por consenso, aunque también pueden tomarse por votación.
En ese caso, se aprueban por mayoría simple, con un voto por comisario.
A continuación, el tema pasa a la correspondiente Dirección General, cuyo máximo
responsable, el director general, responde ante el comisario competente. El resultado suele
ser una propuesta legislativa que vuelve a enviarse a los comisarios para que la aprueben en su
reunión semanal. Entonces la propuesta, ya oficial, se remite al Consejo y el Parlamento,
abriendo así la siguiente fase del procedimiento legislativo europeo.

Función: Velar por los intereses generales de la UE proponiendo y comprobando que se


cumpla la legislación y aplicando las políticas y el presupuesto de la UE.
Miembros: Un equipo ("colegio") de comisarios, uno por cada país de la UE.
Presidente: Jean-Claude Juncker.
Año de creación: 1958.
Sede: Bruselas (Bélgica)

2. EL PARLAMENTO EUROPEO
El Parlamento Europeo es el órgano legislativo de la UE. Es elegido directamente por los
votantes de la UE cada cinco años. Las últimas elecciones se celebraron en mayo de 2014.
El Parlamento desempeña tres funciones principales:
- Competencias legislativas:
 Aprobar la legislación de la UE, junto con el Consejo de la Unión Europea, a partir de
las propuestas de la Comisión Europea.
 Decidir sobre acuerdos internacionales.
 Decidir sobre ampliaciones.
 Revisar el programa de trabajo de la Comisión y pedirle que elabore propuestas de
legislación.
- Competencias de supervisión:
 Control democrático de todas las instituciones de la UE.
 Elegir al Presidente de la Comisión y aprobar a la Comisión como colegio. Posibilidad
de aprobar una moción de censura, que obligue a la Comisión a dimitir.
 Aprobar la gestión del presupuesto, es decir, la aprobación de la manera en que se han
gastado los presupuestos de la UE.
 Examinar las peticiones de los ciudadanos y realizar investigaciones.
 Debatir la política monetaria con el Banco Central Europeo.
 Formular preguntas de la Comisión y del Consejo.
 Observación electoral
- Competencias presupuestarias:
 Establecer el presupuesto de la UE junto con el Consejo.
 Aprobar el presupuesto de la UE a largo plazo («marco financiero plurianual»).

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Composición: el número de eurodiputados por cada país es aproximadamente proporcional a


su población, pero siguiendo una proporcionalidad decreciente: ningún país puede tener
menos de 6 ni más de 96 eurodiputados, y el número total no puede ser superior a 751 (750
más el Presidente). Los diputados al Parlamento Europeo se agrupan por afinidades políticas,
no por nacionalidades. El Presidente representa al Parlamento ante las demás instituciones de
la UE y en el exterior y da el visto bueno final al presupuesto de la UE.
¿Cómo funciona el Parlamento?
El trabajo del Parlamento se compone de dos etapas principales:
- En las comisiones - se prepara la legislación.
El Parlamento cuenta con 20 comisiones y dos subcomisiones, cada una de las cuales se ocupa
de un ámbito político determinado. Las comisiones examinan las propuestas de legislación y
los eurodiputados y grupos políticos pueden presentar enmiendas o proponer rechazar un
proyecto de ley. Estas cuestiones son también objeto de debate en los grupos políticos.
- En las sesiones plenarias – se aprueba la legislación.
La sesión plenaria es el momento en que todos los diputados del Parlamento Europeo se
reúnen en la cámara para la votación final de la legislación propuesta y de las propuestas de
modificación. Normalmente se celebran en Estrasburgo durante cuatro días al mes, pero a
veces hay sesiones adicionales en Bruselas.

Función: Órgano de la UE elegido por sufragio directo, con responsabilidades legislativas,


de supervisión y presupuestarias.
Miembros: 751 eurodiputados (diputados al Parlamento Europeo).
Presidente: Martin Schulz.
Creado en: 1952 como Asamblea Común de la Comunidad Europea del Carbón y del
Acero, 1962 como Parlamento Europeo, primeras elecciones por sufragio directo en 1979.
Sede: Estrasburgo (Francia), Bruselas (Bélgica), Luxemburgo.

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LECCIÓN 6: LAS INSTITUCIONES DE LA UNIÓN EUROPEA (III)

1. EL TRIBUNAL DE JUSTICIA DE LA UNIÓN EUROPEA (TJUE)


El Tribunal de Justicia interpreta la legislación de la UE para garantizar que se aplique de la
misma manera en todos los países miembros y resuelve los litigios entre los gobiernos
nacionales y las instituciones europeas.
En determinadas circunstancias, también pueden acudir al Tribunal los particulares, empresas
y organizaciones que crean vulnerados sus derechos por una institución de la UE.
El Tribunal resuelve los asuntos que se le plantean. Los más comunes son:
- Interpretar la legislación (decisiones prejudiciales): los tribunales nacionales deben
garantizar que la legislación europea se aplique correctamente, pero a veces los tribunales
de distintos países interpretan las normas de distintas maneras. Si un tribunal nacional
tiene dudas sobre la interpretación o validez de una norma europea, puede pedir una
clarificación al Tribunal de Justicia europeo. El mismo mecanismo puede utilizarse para
determinar si una normativa o práctica nacional es compatible con la legislación europea.
- Aplicar la legislación (procedimientos de infracción): este tipo de acción se emprende
contra una administración nacional por incumplir la legislación europea. Puede entablarla
tanto la Comisión Europea como otro país miembro. Si se comprueba que un país ha
incumplido las normas, tendrá que poner remedio o afrontar nuevas acciones y una
posible multa.
- Anular normas europeas (recursos de anulación): si se considera que una norma europea
vulnera los tratados de la UE o los derechos fundamentales, los gobiernos de los países
miembros, el Consejo de la UE o (en algunos casos) el Parlamento Europeo pueden
solicitar al Tribunal que la anule.
También los particulares pueden solicitar al Tribunal que anule una norma europea que les
afecte directamente.
- Garantizar que la UE actúe (recursos por omisión): en determinadas circunstancias, el
Parlamento, el Consejo y la Comisión deben tomar decisiones. Si no lo hacen, los gobiernos
nacionales, otras instituciones europeas o (en determinadas circunstancias) los
particulares o empresas pueden recurrir al Tribunal.
- Sancionar a las instituciones europeas (acciones por daños y perjuicios): puede recurrir al
Tribunal cualquier persona o empresa que se considere perjudicada en sus intereses por
acción u omisión de la UE o de su personal.
El Tribunal consta de tres órganos:
1º.- Tribunal de Justicia: resuelve las cuestiones prejudiciales planteadas por los tribunales
nacionales, ciertos recursos de anulación y los recursos de casación.
2º.- Tribunal General: resuelve los recursos de anulación que interponen los particulares, las
empresas y, en algunos casos, los gobiernos nacionales. Esto significa que, en la práctica, el
tribunal se ocupa sobre todo de la legislación sobre competencia, ayudas estatales, comercio,
agricultura y marcas comerciales.
3º.- El Tribunal de la Función Pública resuelve los litigios entre la Unión Europea y su personal.
Los gobiernos nacionales designan a los jueces y abogados generales por un periodo renovable
de seis años. En cada uno de los tribunales, los jueces eligen a su presidente para un mandato
renovable de tres años.
¿Cómo funciona el TJUE?
A cada asunto se le asigna un juez ("juez ponente") y un abogado general. Los asuntos se
instruyen en dos fases:

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1. Fase escrita
- Las partes presentan al Tribunal alegaciones escritas, y también pueden formular
observaciones las administraciones nacionales, las instituciones europeas y, en algunos
casos, los particulares.
- El juez ponente resume todas las alegaciones y observaciones, que a continuación se
debaten en la reunión general del Tribunal, donde se decide:
 según la importancia o complejidad del asunto, si lo instruyen 3, 5 o los 15 jueces del
Tribunal (esto último ocurre en muy raras ocasiones: en la mayoría son cinco)
 si debe celebrarse una vista (fase oral) y si es necesario un dictamen oficial del
abogado general.
2. Fase oral: la vista pública
- Los abogados de ambas partes plantean sus argumentos ante los jueces y el abogado
general, quienes pueden formular preguntas.
- Si el Tribunal decide solicitar un dictamen al abogado general, este lo emite unas semanas
después de la vista.
- A continuación, los jueces deliberan y dan su veredicto.
3. En el Tribunal General, el procedimiento es parecido, salvo que en la mayoría de los
asuntos hay tres jueces y no hay abogado general.

Función: Garantizar que la legislación de la UE se interprete y aplique de la misma manera en


cada uno de los países miembros; garantizar que los países miembros y las instituciones
europeas cumplan la legislación de la UE.
Miembros:

- Tribunal de Justicia: un juez de cada país miembro y once abogados generales.


- Tribunal General: un juez de cada país de UE.
- Tribunal de la Función Pública: 7 jueces.

Año de creación: 1952.


Sede: Luxemburgo.

2. EL TRIBUNAL DE CUENTAS
En su calidad de auditor externo independiente de la UE, el Tribunal de Cuentas Europeo (TCE)
vela por los intereses de los contribuyentes europeos. Aunque el TCE no tiene capacidad
jurídica, contribuye a mejorar la gestión del presupuesto de la UE por parte de la Comisión
Europea e informa sobre las finanzas de la Unión.
¿Qué hace el Tribunal de Cuentas?
- Audita los ingresos y los gastos de la UE para verificar que la percepción, uso, rentabilidad
y contabilidad de los fondos son los correctos.
- Supervisa a cualquier persona u organización que maneje fondos de la UE, en particular
mediante controles puntuales en las instituciones de la UE (especialmente en la Comisión),
los Estados miembros y los países que reciben ayuda de la UE.
- Elabora conclusiones y recomendaciones dirigidas a la Comisión Europea y los Gobiernos
nacionales en sus informes de auditoría.
- Informa de sus sospechas de fraude, corrupción u otras actividades ilegales a la Oficina
Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF).

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- Elabora un informe anual para el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE, que el


Parlamento examina antes de aprobar la gestión del presupuesto de la UE por parte de la
Comisión.
- Facilita dictámenes periciales a los responsables políticos de la UE sobre cómo mejorar la
gestión financiera y la rendición de cuentas a los ciudadanos.

Además, publica dictámenes sobre la legislación preparatoria que incidirá en la gestión


financiera de la UE, así como documentos de posición, estudios y publicaciones específicas
sobre cuestiones relacionadas con las finanzas públicas de la UE.
Para poder ser eficaz, el Tribunal debe ser independiente de las instituciones y organismos que
audita. Por eso, goza de plena libertad para decidir:

- qué somete a auditoría.


- cómo lo hace
- dónde y cuándo presenta sus conclusiones.

La labor de fiscalización del Tribunal se centra esencialmente en la Comisión Europea, puesto


que es la responsable principal de la ejecución del presupuesto de la UE. Sin embargo, también
colabora estrechamente con las autoridades nacionales, ya que la Comisión gestiona junto con
ellas la mayor parte de los fondos de la UE (cerca del 80%).
Composición: los miembros del Tribunal son nombrados por el Consejo, previa consulta al
Parlamento Europeo, para un mandato renovable de 6 años. Eligen a uno de los miembros
como presidente por un periodo de 3 años (también renovable).
¿Cómo funciona el TCE?
El TCE lleva a cabo tres tipos de auditorías:

- auditorías financieras (en las que comprueba si las cuentas reflejan fielmente la situación
financiera, los resultados y los flujos de tesorería de un determinado ejercicio).
- auditorías de conformidad (en las que comprueba si las transacciones financieras se
ajustan a la normativa).
- auditorías de resultados (en las que comprueba si la financiación de la UE ha alcanzado sus
objetivos con el menor número de recursos posible y de la manera más económica).

El Tribunal de Cuentas se divide en grupos de auditoría denominadas "salas", cuya tarea es


elaborar informes y dictámenes que pasan a ser oficiales cuando los aprueban los miembros
del Tribunal.

Función: Comprobar que los fondos de la UE se perciben y se utilizan correctamente;


contribuir a mejorar la gestión financiera de la UE.
Presidente: Vítor Manuel da Silva Caldeira.
Miembros: 1 por cada país de la UE.
Año de creación: 1977.
Sede: Luxemburgo.

3. EL BANCO CENTRAL EUROPEA (BCE)


El Banco Central Europeo (BCE) gestiona el euro y formula y aplica la política económica y
monetaria de la UE. Su principal finalidad es mantener los precios estables, apoyando así el
crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo.

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¿Qué hace el BCE?


- Fija los tipos de interés tipos de interés a los que presta a los bancos comerciales en la
zona del euro (también conocida como la eurozona), controlando de esta forma la oferta
monetaria y la inflación.
- También gestiona las reservas de divisas de la zona del euro y la compra y venta de divisas
para mantener el equilibrio de los tipos de cambio.
- Garantiza que las autoridades nacionales supervisen adecuadamente los mercados e
instituciones financieros y que los sistemas de pago funcionen bien.
- Garantiza la seguridad y la solidez del sistema bancario europeo.
- Autoriza la fabricación de billetes de euros por parte de los países miembros de la zona
euro.
- Vigila la evolución de los precios y evalúa los riesgos para la estabilidad de los precios.
Composición: el presidente del BCE representa al Banco en las reuniones de alto nivel de la UE
y en reuniones internacionales. El BCE cuenta con los tres órganos rectores siguientes:
- El Consejo de Gobierno – principal órgano decisorio. Está formado por el Comité Ejecutivo
(véase más adelante) y los gobernadores de los bancos centrales nacionales de la
eurozona.
- El Comité Ejecutivo – se ocupa de la gestión diaria del BCE. Está formado por el Presidente
y el Vicepresidente del BCE y otros cuatro miembros nombrados por los dirigentes de los
países de la zona del euro por un mandato de ocho años.
- El Consejo General – tiene una función consultiva y de coordinación. Está formado por el
Presidente y el Vicepresidente del BCE y los gobernadores de los bancos centrales
nacionales de todos los países de la UE.
El BCE trabaja con los bancos centrales nacionales de todos los países de la UE. Juntos
constituyen el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC).
Dirige la cooperación entre los bancos centrales de la zona del euro. Es lo que suele conocerse
como el Eurosistema.
El trabajo de los órganos rectores
- El Consejo de Gobierno: evalúa los cambios económicos y monetarios, define la política
monetaria de la zona del euro y fija los tipos de interés a los que los bancos comerciales
pueden obtener dinero del BCE.
- El Comité Ejecutivo: es responsable de ejecutar la política monetaria, gestionar las
operaciones cotidianas del Banco, preparar las reuniones del Consejo de Gobierno y
ejercer determinadas facultades delegadas por el Consejo de Gobierno.
- El Consejo General: contribuye al trabajo consultivo y de coordinación y ayuda a preparar
la adopción del euro en nuevos países.

Función: Gestiona el euro, mantiene la estabilidad de los precios y lleva adelante la política
económica y monetaria de la UE.
Presidente: Mario Draghi
Miembros: Está formado por el Presidente y el Vicepresidente del BCE y los gobernadores de
los bancos centrales nacionales de todos los países de la UE.
Creado en: 1998.
Sede: Fráncfort (Alemania).

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LECCIÓN 7: LOS ÓRGANOS AUXILIARES Y LOS MEDIOS DE ACCIÓN

1. LOS ÓRGANOS AUXILIARES: COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL Y COMITÉ DE LAS REGIONES


A) COMITÉ ECONÓMICO Y SOCIAL EUROPEO (CESE)
El Comité Económico y Social Europeo (CESE) es un órgano consultivo de la UE compuesto por
representantes de las organizaciones de trabajadores y empresarios y otros grupos de interés.
Emite dictámenes sobre cuestiones de la UE para la Comisión Europea, el Consejo de la UE y el
Parlamento Europeo, y actúa como puente entre las instituciones de la UE con capacidad
decisoria y los ciudadanos europeos.
¿Qué hace el CESE?
Permite a los grupos de interés emitir una opinión formal sobre las propuestas legislativas de
la UE. Sus tres tareas principales son:
- velar por que la política y la legislación de la UE se adapten a las condiciones económicas y
sociales, buscando un consenso que sirva al bien común;
- promover una UE participativa, dando voz a las organizaciones de trabajadores y
empresarios y otros grupos de interés y garantizando el diálogo con ellos;
- promover los valores de la integración europea e impulsar la causa de la democracia
participativa y las organizaciones de la sociedad civil.
Composición: Los miembros del CESE miembros del CESE representan las dos caras de la
industria y los grupos de interés social de toda Europa. Son designados por los gobiernos
nacionales y nombrados por el Consejo de la UE por un período renovable de cinco años. El
número de miembros de cada país depende de su población.
El CESE elige a su presidente y a dos vicepresidentes por períodos de dos años y medio. Los
miembros pertenecen a uno de los tres grupos siguientes: empresarios, trabajadores y otros
grupos de interés (agricultores, consumidores, etc.).
¿Cómo funciona el CESE?
El CESE recibe consultas del Parlamento Europeo, el Consejo de la UE y la Comisión Europea
sobre diversos asuntos. También emite dictámenes por iniciativa propia.
Los miembros trabajan para la UE, y actúan con independencia de sus gobiernos. Se reúnen
nueve veces al año y adoptan los dictámenes por mayoría simple.
Preparan las reuniones las secciones especializadas del CESE y la Comisión Consultiva de las
Transformaciones Industriales las secciones especializadas del CESE y la Comisión Consultiva
de las Transformaciones Industriales. Los grupos de reflexión de especialistas del CESE
(llamados «observatorios») y el Comité Director Europa 2020 siguen los avances de las
estrategias de la UE.
El CESE mantiene el contacto con los consejos económicos y sociales regionales y nacionales
de toda la UE, en particular para intercambiar información y debatir cuestiones específicas.

Función: Órgano consultivo que representa a las organizaciones de trabajadores y


empresarios y otros grupos de interés.
Presidente: Georgios Dassis.
Miembros: 350, procedentes de todos los países de la UE.
Fecha de creación: 1957.
Sede: Bruselas (Bélgica).

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B) COMITÉ DE LAS REGIONES


El Comité de las Regiones (CDR) es un organismo consultivo de la UE compuesto por
representantes elegidos, locales y regionales, procedentes de los veintiocho Estados
miembros. A través del CDR, los representantes pueden dar a conocer su opinión sobre la
legislación de la UE que repercute directamente en las regiones y ciudades.
¿Qué hace el CDR?
El CDR permite a las regiones y ciudades participar formalmente en la elaboración de la
legislación de la UE, garantizando el respeto de la posición y las necesidades de los entes
regionales y locales.
- La Comisión Europea, el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo deben consultar al CDR
al elaborar legislación sobre asuntos relacionados con la administración local y regional,
como la sanidad, la educación, el empleo, la política social, la cohesión económica y social,
el transporte, la energía y el cambio climático.
- De lo contrario, el CDR puede llevar el asunto ante el Tribunal de Justicia.
- Cuando el CDR recibe una propuesta legislativa, redacta y adopta un dictamen y lo envía a
las instituciones pertinentes de la UE.
- El CDR también emite dictámenes por iniciativa propia.
Composición: Los miembros del CDR son representantes elegidos que están al servicio de
entes locales o regionales. Cada país designa a sus miembros y el Consejo de la UE los nombra
por un período renovable de cinco años. El número de miembros de un país depende de su
población. Los miembros de cada país constituyen la delegación nacional, que refleja el
equilibrio político, geográfico, regional y local del país correspondiente.
Los miembros también pueden optar por formar parte de un grupo político en el seno del CDR.
En la actualidad hay cinco grupos políticos, que reflejan las distintas afiliaciones políticas:
Partido Popular Europeo (PPE), Partido de los Socialistas Europeos (PSE), Alianza de los
Liberales y Demócratas por Europa (ALDE), Alianza Europea Alianza Europea (AE) y
Conservadores y Reformistas Europeos Conservadores y Reformistas Europeos (CRE). Los
miembros también pueden optar por no formar parte de ningún partido político (no inscritos).
El CDR designa entre sus miembros a un presidente por un período de dos años y medio.
¿Cómo funciona?
El CDR nombra a un ponente (uno de sus miembros), que consulta a las partes interesadas y
elabora el dictamen. La comisión del CDR responsable del ámbito político en cuestión debate y
adopta el texto. A continuación, el dictamen se presenta en sesión plenaria a todos los
miembros, que votan su modificación y adopción. Por último, el dictamen se publica y se envía
a todas las instituciones pertinentes de la UE.
Hay hasta seis sesiones plenarias al año, en las que se aprueban dictámenes sobre unos 50 a
80 proyectos legislativos.

Función: Organismo consultivo que representa a los entes regionales y locales de


Europa.
Presidente: Markku Markkula (PPE/FI), miembro de la corporación municipal de
Espoo, Finlandia.
Miembros: 350, procedentes de todos los países de la UE.
Fecha de creación: 1994.
Sede: Bruselas (Bélgica).

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2. LOS MEDIOS MATERIALES Y PERSONALES (no lo veo importante, pero por si acaso) (En
todo caso, lo que veo más importante son los principios)
- Medios materiales: la UE se financia mediante la Hacienda Pública. Pero antes de esto,
debemos tener en cuenta los principios del presupuesto de la Unión. El presupuesto es el
acto que prevé y autoriza previamente, cada año, los ingresos y gastos previsibles de la UE,
y se rige por los siguientes principios:
1) Unidad: en un solo acto normativo se incluyen todos los ingresos y gastos de todas las
Instituciones, organismos, Programas, etc. Esa unidad garantiza el control efectivo.
2) Universalidad: significa que el conjunto de ingresos cubre el conjunto de gastos, de forma
que no hay afectación de un ingreso a un determinado gasto. Además, el principio de no
afectación, prohíbe la compensación entre ingresos y gastos, es decir, que los ingresos y
los gastos se incluyen por su importe íntegro sin compensaciones entre ellos.
Existen excepciones al principio de no afectación como los ingresos procedentes de
fundaciones, legados, etc.
También hay excepciones en cuanto al principio de no compensación en que se desglosa la
universalidad, como es la tasa de corresponsabilidad agraria.
3) Anualidad: el presupuesto se adopta para un ejercicio anual. Su carácter anual no excluye
que se utilice, como en los Estados, la técnica de las previsiones financieras plurianuales
debido a que numerosas normas tienen incidencia en ejercicios futuros. Además, cada
partida del presupuesto consigna el crédito de compromiso (que representa el coste total
de una obligación jurídica que desborda el ejercicio anual) y el crédito de pago (que
representa el gasto de ejecución contraído durante el ejercicio o ejercicios anteriores).
4) Especialidad o especificación: los créditos se acuerdan de forma detallada, lo que permite
controlar mejor el gasto.
5) Publicidad: una vez adoptado el presupuesto se publica en el Diario Oficial de la Unión
Europea, así como cualquier presupuesto suplementario y rectificativo.
6) Equilibrio y disciplina financiera: como los gastos se cubren con recursos propios tiene que
haber equilibrio entre ingresos y gastos y una evolución ordenada de los mismos. Si en la
cuenta de gestión que se hace al cierre del ejercicio hubiera superávit se transfiere a la del
año siguiente como un ingreso mediante un presupuesto rectificado. Si, por el contrario,
hubiera déficit, su importe se consigna en el del año siguiente como un gasto mediante un
presupuesto suplementario.
7) Enumeración en euros: desde el 1 de enero de 1999 se cuantifica en euros.
8) Buena gestión financiera: el receptor de los fondos debe garantizar una utilización óptima
de los fondos gastados.
Pero, ¿de dónde salen los ingresos?
En primer lugar, de los recursos propios tradicionales, que son las exacciones o derechos
agrarios, incluidos los montantes compensatorios, suplementarios y las primas. Y el arancel
exterior común o derecho de aduana que se percibe por la introducción en el territorio de la
UE de productos de terceros países.
En segundo lugar, de los recursos propios de naturaleza fiscal, como lo son el IVA y la Renta
Nacional Bruta (RNB). En el IVA se trata de la aplicación de un % uniforme sobre la BI del IVA
armonizado recaudado por los Estados miembros. En cuanto a la RNB, resulta de la aplicación
de un % uniforme a la RNB de toda la Unión.
Por último, existen otros ingresos diversos, que son el impuesto sobre las remuneraciones de
los funcionarios, los intereses por demora, las multas y los ingresos por venta de publicaciones
y otros bienes, y el excedente disponible del ejercicio anterior. En conjunto, estos ingresos
oscilan entre el 1 y el 2 %.

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En cuanto a los gastos: los Tratados han venido proclamando el principio de suficiencia de
medios desde 1992. Significa que la UE se compromete a dotarse de los medios necesarios
para alcanzar sus objetivos y para llevar a cabo sus políticas. A fin de garantizar la evolución
ordenada de los gastos dentro del límite de los recursos propios se ha utilizado el mecanismo
de las llamadas perspectivas financieras mediante acuerdos interinstitucionales. Desde la
reforma de Lisboa, esto se denomina “Marco financiero plurianual”, lo que es una
programación presupuestaria plurianual de un mínimo de cinco años, si bien lo habitual son
siete años. El presupuesto anual debe mantenerse dentro de las previsiones del Marco
financiero plurianual.
Para una mejor comprensión y visibilidad de los objetivos de la Unión y de su financiación se
establecen unas categorías de gastos que se corresponden con lo que tradicionalmente se
entendía por gastos de funcionamiento y gastos operacionales. Estos últimos son los gastos de
las políticas de la Unión. Los gastos vienen estructurados por grandes sectores de actividad de
la siguiente forma para el marco presupuestario plurianual 2014-2020:
1) Crecimiento inteligente e integrador, que comprende un 47%, con dos sub-rúbricas
“Competitividad para el crecimiento y el empleo” y “Cohesión económica, social y
territorial”, para la investigación, competitividad, educación, etc.
2) Crecimiento sostenible: recursos naturales, que incluye “Gastos en concepto de ayudas
relacionadas con el mercado y pagos directo”, es decir, agricultura, pesca y
medioambiente, que representa el 38,5%.
3) Seguridad y ciudadanía, a la que se le asigna un 1,6% del Marco Plurianual.
4) Europa global, es decir, toda la acción exterior (6,1%).
5) Administración, que incluye los gastos administrativos de las instituciones, es decir, los
gastos de personal, los inmuebles y su mantenimiento, material y gastos diversos y los
derivados del ejercicio de funciones específicas por parte de la institución, así como otros
gastos.

- Medios personales: habla de funcionarios públicos, del estatuto de los funcionarios de la


Unión, de los edificios, bienes y archivos, etc. No lo veo importante.

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LECCIÓN 8: LAS FUENTES DEL ORDENAMIENTO (I)

1. CONSIDERACIONES GENERALES
El DUE es un ordenamiento jurídico que tiene su propio sistema de fuentes y que, en tanto que
ordenamiento jurídico, comprende a los Tratados constitutivos como Derecho originario, junto
a los principios generales del Derecho; y al Derecho producido por la Unión se le conoce como
Derecho derivado, el cual se ha producido por la Unión por sí sola o a través del acuerdo con
terceros Estados u Organizaciones Internacionales.
Es un sistema dinámico, y a lo largo de su existencia se han producido no solo diversas
reformas de los Tratados constitutivos, sino también toda una producción normativa de
Derecho derivado, elaborado por las instituciones en el ejercicio de las competencias que los
Estados miembros les atribuyen con base en los Tratados constitutivos, es decir, el desarrollo y
aplicación de los mismos.
Cabe considerar la producción normativa que un grupo de Estados miembro puede desarrollar
en el ejercicio de las fórmulas de “cooperación reforzada” que establezcan entre sí; aunque
esos actos son adoptados por las instituciones de la Unión y en desarrollo de los Tratados
constitutivos, no vincularán a todos los Estados miembros de la misma UE, sino solo a aquellos
miembros que participen en la experiencia de cooperación reforzada.
Por tanto, existe todo un acervo comunitario formado por el conjunto de producciones
normativas con fundamento en distintas bases jurídicas contempladas en los Tratados
constitutivos y que, con la salvedad de los actos adoptados en las cooperaciones reforzadas,
forma el conjunto del ordenamiento jurídico que deben aceptar los Estados miembros que se
adhieran a la UE.

2. EL DERECHO ORIGINARIO
a) La norma convencional constitutiva:
La norma que le da origen al sistema jurídico de la Unión es de carácter meramente jurídico-
internacional. En este sentido hay que entender que la norma originaria del sistema se
fundamenta, desde el punto de vista material, en el consentimiento estatal, formado a través
de los procedimientos constitucionales de cada Estado miembro y encauzado a través de la
manifestación del consentimiento prevista en el sistema jurídico internacional para los
Tratados celebrados en forma solemne, es decir, a través de la ratificación. Desde el punto de
vista formal se trata de normas convenciones internacionales (Tratados con sus Protocolos y
Anexos) sujetos a las reglas de Derecho Internacional en materia de Tratados, esto es, al
Convenio de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 23 de mayo de 1969.
Estas consideraciones tienen un doble efecto en relación con la identificación del Derecho
originario: que toda modificación de ese Derecho ha de recogerse en una norma convencional
y que toda norma convencional, concluida por los Estados miembros, con efectos
modificativos de los Tratados constitutivos, forman parte del Derecho originario. Todo esto
explica que el denominado Derecho originario albergue no solo los Tratados constitutivos sino,
además, todos los Tratados que de una manera u otra han modificado sus disposiciones. Se
han configurado así, en la evolución del proceso de construcción europea, dos direcciones del
Derecho originario:
1º) Los Tratados constitutivos y los Tratados concluidos para su modificación:
Los Tratados constitutivos con:
- Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea, adoptado en Roma el 25 de
marzo de 1957 (entrada en vigor el 1 de enero de 1958), denominado de la Comunidad
Europea en Maastricht;
- TFUE desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa el 1 de diciembre de 2009;

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- Y el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica, adoptado en


Roma el 25 de marzo de 1957 (entrado en vigor el 1 de enero de 1958).
- No se incluye el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero
(CECA) de 1952 puesto que este expiró el 23 de julio de 2002.
Algunas de las modificaciones parciales son llevadas a cabo por los dos Tratados, por los que se
modifican determinadas disposiciones presupuestarias y financieras de los Tratados
constitutivos de las Comunidades Europeas y del Tratado por el que se constituye un Consejo
único y una Comisión única de las Comunidades Europeas; las Decisiones relativas a los
recursos propios; y el Tratado por el que se modifican determinadas disposiciones del
Protocolo sobre los Estatutos del Banco Europeo de Inversiones.
No obstante, las modificaciones generales por excelencia son las llevadas a cabo a través del
procedimiento de revisión contemplando en los Tratado constitutivos y que, tras los trabajos
de las correspondientes Conferencias Intergubernamentales, desembocaron en: el Acta Única
Europea; el TUE; el Tratado de Ámsterdam; el Tratado de Niza, el Tratado de Lisboa; El
Protocolo por el que se modifica el Protocolo sobre las disposiciones transitorias, anejo al TUE,
al TFUE y al Tratado constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica; y la Decisión
del Consejo Europeo de 25 de marzo de 2011 por el que se modifica el art. 136 del TFUE en
relación con un mecanismo de estabilidad para los Estados miembros cuya moneda es el euro.

2º) Un segundo núcleo de modificaciones del Derecho originario viene dado por los actos de
naturaleza convencional que se producen con motivo de las adhesiones de nuevos Estados
miembros o para poner término a su aplicación.

3º) Por último, nos encontramos con el caso excepcional de la Carta de Derechos
Fundamentales de la UE. En sí no tiene carácter convencional, pero a tenor del art. 6.1 TUE
tiene el mismo valor jurídico de los Tratados, razón por la que los principios, derechos y
libertades enunciados en la Carta y en las condiciones previstas en el TUE, deben considerarse
derecho originario.

b) Caracteres de la norma constitutiva:


1º) Pluralidad y diversificación de obligaciones: el Derecho Comunitario originario está
compuesto por un conjunto variado de textos jurídicos (pluralidad). La autonomía aparece en
referencia a los diferentes Tratados constitutivos; esa autonomía desde Maastricht está siendo
matizada; por ejemplo, ya no hay un proceso de revisión diferente para cada uno de ellos. Así,
la autonomía va desapareciendo aunque aún conservan cierta independencia.
Estas dos notas han producido un efecto de notable complejidad y disfuncionalidad y en la
actualidad se dice, y probablemente con razón, que el grado de complejidad alcanzado
alimenta la burocracia, dificulta la transparencia y, sobre todo, aleja cualquier posibilidad de
identificación del ciudadano común con el proyecto europeo. En esta línea, la Declaración 23
del Tratado de Niza contempla como uno de los cuatro objetivos prioritarios del futuro de la
Unión: “la simplificación de los Tratados con el fin de clarificarlos y facilitar su comprensión, sin
cambiar su significado”. Hay, según alguna importante doctrina, un cierto margen de maniobra
para llevar a cabo esa simplificación sin afectar al significado de los Tratados; sin embargo, esta
tarea no parece fácil sin alterar equilibrios políticos de fondo que están en el origen de esta
complejidad. Esto parece condenar esta “simplificación” a una mera reorganización formal de
los Tratados.

2º) La supremacía de las normas constitutivas y la consecuente subordinación a estas de las


normas derivadas constituye el segundo elemento de caracterización general. Confiere al
Derecho derivado su fundamento, alcance y límites. En sentido estricto, no existe en el

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ordenamiento jurídico de la Unión Europea una norma de estructuración general del sistema
de producción de normas y, consecuentemente con ello, no existe una determinación expresa
de la jerarquía normativa ni siquiera en la relación entre la norma constitutiva y la derivada.
Pero, en este caso, no por implícita resulta menos notoria su presencia en el ordenamiento
jurídico de la Unión Europea. En efecto, esta supremacía puede inferirse de una norma de
alcance general y, de manera particular, de los procedimientos previstos para controlar
jurisdiccionalmente el respeto de la norma constitutiva, de la actividad comunitaria en la
conclusión de acuerdos internacionales y del mecanismo mismo de revisión de las normas
constitutivas.

3º) La eficacia directa: hunde su raíz en el problema de los destinatarios de la norma. Una
interpretación de su carácter convencional (por cierto, con poco fundamento en el actual
Derecho Internacional) pudo, en principio, identificar como los destinatarios naturales de estas
normas a los Estados y excluir a los particulares a los que, en todo caso, los efectos de las
normas llegarían de manera indirecta a través de una especie de interpositio legislatoris de sus
ordenamientos nacionales.
Pero esta interpretación fue tempranamente corregida por el TJCE, que en la ya citada
sentencia Van Gend en Loos interpretó que “según el espíritu, la economía y el texto del
Tratado, el articulo 12 (hoy derogado) debe ser interpretado en el sentido de que produce
efectos inmediatos y engendra derechos individuales que los órganos jurisdiccionales internos
deben salvaguardar”. Esto viene a significar que si se concede un derecho a un particular y este
es vulnerado, el particular podrá acudir a los órganos jurisdiccionales internos (de su país) para
proteger su derecho.

c) Determinación de los ámbitos de aplicación:


1º) Ámbito material: las normas constitutivas son las que determinan el fundamento, alcance y
límites de las competencias normativas desde el punto de vista material, como recuerda el TJ
en una reiterada jurisprudencia. La delimitación material del a competencia normativa queda
referida, pues, a lo establecido en las normas constitutivas. A tales efectos, el art. 5.1 TUE
establece que la delimitación de las competencias de la Unión se rige por el principio de
atribución. Se trata del efecto del sistema de atribución de competencias que opera en los
Tratados y que determina que, para el cumplimiento de sus funciones, las Instituciones solo
tienen poder normativo cuando esta competencia ha sido atribuida por la norma constitutiva y
solo en la medida en que ha sido atribuida. Los principios de subsidiariedad y de
proporcionalidad contribuyen a la configuración final de la competencia material.

2º) Ámbito temporal: el art. 53 TUE y el art. 356 TFUE dispone que el presente Tratado se
concluye con un período de tiempo ilimitado. También se prevé el procedimiento de retirada,
el cual se inicia con una notificación al Consejo Europeo y la celebración de un acuerdo entre el
Estado miembro y la Unión que determinará la forma y condiciones de la retirada. Los efectos
se producirán o con la entrada en vigor del acuerdo o a los dos años de la notificación.

3º) Ámbito territorial: (art. 25 TUE y 355 TFUE) Los Tratados se aplican con carácter general a
los territorios europeos de los Estados miembros (art. 52.1 TUE). Además, los Tratados se
aplican a los territorios europeos cuyas relaciones exteriores asuma un Estado miembro
(Gibraltar); a Guadalupe, la Guayana Francesa, Martinica, la Reunión, San Bartolomé, San
Martín, las Azores, Madeira y las Islas Canarias en las condiciones especiales del art. 349; a las
Islas Aland de conformidad con las disposiciones del Protocolo número 2 del Acta relativa a las
condiciones de adhesión de la República de Austria, de la República de Finlandia y del Reino de
Suecia; y a los países y territorios de ultramar contemplados en el Anexo II del TFUE que se les

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aplica solamente a la cuarta parte del TFUE. Los Tratado no se aplican a las zonas de soberanía
de Reino Unido de Akrotiri y Dhekelia en Chipre salvo para dar cumplimiento a lo previsto en un
Protocolo especial que se anexó al Acta de Adhesión cuando se adhirió Chipre; a las Islas Feroe;
a los países y territorios de ultramar no incluidos en la lista del Anexo II y que mantengan
especiales relaciones con el Reino Unido; y a las Islas del Canal y a la Isla de Man salvo para
aplicarles lo previsto en la Decisión de 1972.

d) La revisión de las normas constitutivas:


1º) Procedimiento ORDINARIO de revisión:
 Fase iniciativa: cualquier Estado miembro, el PE o la Comisión están facultados para
presentar proyectos de revisión al Consejo. Estos proyectos podrán, entre otras cosas,
ampliar o reducir las competencias atribuidas. El Consejo los remite al Consejo Europeo.
Compete al Consejo decidir por mayoría simple, previa consulta el PE y a la Comisión, la
oportunidad o no del inicio del procedimiento de revisión. Si el resultado de la votación es
positivo, el Presidente del Consejo Europeo convocará una Convención, la cual elabora una
recomendación que dirige a una Conferencia de representantes de los Gobiernos de los
Estados miembros. Se prevé la posibilidad de que el Consejo Europeo, por mayoría simple
y previa aprobación del PE, considere prescindible la Convención cuando la importancia de
las modificaciones no lo justifique.
 La conferencia intergubernamental: se trata de una conferencia que reúne a los
representantes de los Estados miembros, destinada a la elaboración de un tratado que
contenga las modificaciones proyectadas y cuyo desarrollo responde en líneas generales al
esquema habitual de las conferencias internacionales para la celebración de tratados
multilaterales. En primer lugar, la conferencia es convocada y fijado su objetivo de trabajo
por el Consejo a través de la Presidencia. En segundo lugar, el TUE predetermina el sistema
de adopción del texto del Tratado al exigir que este se adopte de común acuerdo por los
Estados miembros.
 La ratificación del Tratado modificativo: las modificaciones entrarán en vigor después de
haber sido ratificadas por todos los Estados miembros, de conformidad con sus respectivas
normas constitucionales.

2º) Procedimiento de revisión SIMPLIFICADO:


Sin que sean demasiadas, existen cláusulas que prevén modificaciones en ámbitos parciales.
Son de dos tipos:
- La cláusula formal de revisión que se articula en fórmula mixta: cuenta con una
procedimiento que se desarrolla por las Instituciones de la UE, pero ha de ser
adoptado conforme a las disposiciones constitucionales de los Estados miembros. Se
inicia a propuesta de un Estado miembro, el PE o la Comisión que las presentan al
Consejo Europeo, el cual puede adoptar por unanimidad una decisión modificativa
previa consulta al PE, Comisión y BCE si se trata de modificaciones institucionales en el
ámbito monetario. Estas modificaciones solo entrarán en vigor cuando sean aprobadas
por todos los Estados miembros según sus procedimientos constitucionales.
- Las cláusulas de naturaleza institucional: se caracterizan porque su procedimiento se
inicia y se agota en el ámbito institucional de la UE sin intervención de los
procedimientos constitucionales de los Estados miembros. La iniciativa hay que
notificarla a los Parlamentos nacionales que, en caso de que se opongan, impide que
se adopte este acto de revisión. En esta categoría se incluyen: a) en los casos en que el
TFUE o el Título V del TUE dispone que el Consejo decide por unanimidad, el Consejo,
por unanimidad, y previa aprobación del PE por mayoría de los miembros que lo

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componen, puede decidir que el Consejo decida por mayoría cualificada. Se excluye
toda cuestión con implicaciones militares y defensa; b) cuando el TFUE disponga que el
Consejo adopte actos legislativos por el procedimiento especial, el Consejo Europeo,
por unanimidad, y previa aprobación del PE por mayoría de los miembros que lo
componen, podrá decidir que se decidan por el procedimiento legislativo ordinario.

3. EL DERECHO DERIVADO
a) Cuestiones generales:
El Derecho derivado es el que alberga la actividad normativa o los actos jurídicos de la Unión
como los califica la sección primera del capítulo 2, Título I, de la Sexta Parte del TFUE. Son ña
expresión formal de la producción por las Instituciones de actos jurídicos vinculantes y no
vinculantes.
En la tipología se identifican como vinculantes los reglamentos, directivas y decisiones, y como
no vinculantes las recomendaciones y dictámenes. Se trata de un sistema que responde a una
evolución muy compleja y que ha desembocado en Lisboa en un modelo de una complicación
sin precedentes, sin coherencia y lleno de ambigüedades.
Los actos tienen siempre la misma denominación y su caracterización general es siempre la
misma. Los actos vinculantes pueden haber sido adoptados por el procedimiento legislativo
ordinario (PE y Consejo a propuesta de la Comisión) o por el procedimiento legislativo especial
(adoptado por el PE con la participación del Consejo o por el Consejo con la participación del
PE).
Es importante distinguir también entre vinculantes y no vinculantes y, dentro de los
vinculantes, los que tiene un alcance general o individual. La distinción es fundamental porque
en función de ella se determinan su obligatoriedad y efectos desde el punto de vista de los
sujetos o destinatarios de los mismos.

b) Publicación, modificación y vigencia:


La publicidad en cada lengua oficial de la UE es un requisito formal sustancial en relación con la
aplicación del acto, es decir, no afecta, como ocurre con la motivación, a su validez, sino a su
eficacia, impidiendo, desde luego, la aparición de obligaciones a cargo de particulares, como el
TJUE tiene claramente sentado. Los actos que han de ser publicados en el Diario Oficial son:
- Los actos legislativos. Diferenciando entre ordinarios y especiales. Los actos legislativos
ordinarios van firmados por el Presidente del PE y por el Presidente del Consejo, mientras que
los actos legislativos especiales deberán llevar la firma del Presidente de la Institución de la
que emanen (PE o Consejo).
- Los actos no legislativos adoptados en forma de reglamentos, directivas o decisiones, con la
firma de la Institución de la que emanen.
Son estos los actos sobre los que la exigencia de publicación es una condición sine qua non
para su aplicación.
El régimen de notificación está previsto para las demás directivas que no tiene como
destinatarios a todos los Estados miembros y para las decisiones que indiquen un destinatario.
El régimen de vigencia para los actos sujetos a publicación se establece que la entrada en vigor
se produce en la fecha que los actos determinen o, en su defecto, a los 20 días de su
publicación.

c) Motivación de los actos:


Tienen que motivarse los reglamentos, directivas y decisiones adoptadas por el P.E. y Consejo.
Se trata de un requisito formal sustancial que influye en la validez de los actos, y cuyo
desconocimiento o insuficiencia puede dar lugar a una declaración de nulidad por el TJCE.

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Requisitos de la motivación: 1) Ha de hacer referencia expresa al fundamento jurídico que


atribuye a las instituciones la competencia para dictar el acto; 2) La motivación ha de expresar
los dictámenes preceptivos; 3) Debe expresar las razones por las que se adopta el acto, esto
está en relación con el principio de subsidiariedad y de proporcionalidad.

d) Los actos vinculantes:


 Contratos típicos:
1.- Reglamentos: Es el acto normativo de Derecho Comunitario más completo y eficaz. Sus
características son:
- Tiene alcance general, lo que implica que se dirige a una categoría abstracta o indeterminada
de destinatarios.
- Se aplica simultáneamente en todo el territorio de todos los Estados miembros.
- Es un acto obligatorio en todos sus elementos, es decir, tiene una autoridad absoluta
completa. Otros actos del Derecho derivado sólo obligan a conseguir un resultado, en cambio,
los reglamentos se imponen en la totalidad de sus disposiciones y esto tiene como
consecuencia que los Estados miembros no pueden modificar el contenido de los reglamentos,
ni realizar una aplicación parcial.
- Son directamente aplicables en todos los Estados miembros. Debido a esto, no necesitan
ningún tipo de recepción en el Derecho interno y no es necesaria ni la incorporación en
normas de Derecho interno ni su publicación en el B.O.E.
- Sustituye o desplaza a la norma interna en la misma materia, y los Estados miembros tienen
que abstenerse de modificar o derogar el Reglamento ya que su contenido está sustraído a su
competencia.

2.- Directivas. Son actos que obligan a los Estados miembros a conseguir un resultado
determinado, dejándoles libertad de actuación en cuanto a la forma y medios a utilizar. Se
trata por tanto de imponer una obligación de resultado. Sus características son:
- Son actos obligatorios, pero no tienen alcance general ya que sólo obligan a los destinatarios,
es decir, a los Estados miembros.
- Necesitan un acto de recepción en el ordenamiento jurídico interno, es decir, no son de
aplicabilidad directa.
- El acto de recepción que necesitan las Directivas es la transposición o traslado de la Directiva
a una norma interna. Para ello los Estados pueden elegir libremente la forma y los medios,
aunque están sujetos a dos límites:
* Límite de plazo; ya que los Estados tienen que respetar el plazo que incorpora la directiva
para efectuar la transposición.
* Tienen que elegir la forma y los medios para garantizar la eficiencia plena de la directiva.

3.- Decisiones: Son actos obligatorios en todos sus elementos. No necesitan de ningún acto de
recepción en el Derecho interno; tienen un alcance limitado (frente a las características de los
Reglamentos), y van dirigidos a unos destinatarios concretos.

Estos tres tipos de actos (reglamentos, directivas y decisiones) son fuentes autónomas, y entre
ellos no existe ningún tipo de jerarquía.

 Actos atípicos
Son actos de las instituciones y otros órganos comunitarios de naturaleza diversa y que no
están previstos en los tratados. Por ejemplo: 1. Los reglamentos internos de las instituciones;
2. Resoluciones del Consejo en las que fija los principios de actuación en determinadas

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materias; 3. Comunicaciones de la Comisión en las que precisa los criterios que va a seguir en
una determinada materia.

 Actos no vinculantes:
a) Recomendaciones. Consiste en la indicación de una conducta a seguir o petición de
modificación de una conducta.
b) Dictámenes. Es la manifestación de una opinión o valoración de una determinada
situación.
La doctrina considera que las recomendaciones y los dictámenes no son actos jurídicos porque
no son obligatorios, otro sector doctrinal opina que la falta de obligatoriedad no les priva de
naturaleza jurídica sino simplemente les priva de sanción jurídica.

4. LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO


En el Derecho originario cabe incluir los principios generales del Derecho, que son calificados
por gran parte de la doctrina como el Derecho no escrito. Estos principios no se recogen en los
Tratados constitutivos, pero sí han podido ir deduciéndose del funcionamiento cotidiano de las
CCEE y de la Unión.
Es común clasificar el conjunto de principios generales del Derecho según su contenido e
incluso según su origen.
En Derecho de la Unión tienen cabida dos categorías de distinta naturaleza y función:
1.- Los principios constitucionales del sistema: los principios recogidos en las normas
constitutivas, posición desde la que irradian e informan a todo el ordenamiento jurídico de la
UE. Entre ellos se encuentran los principios de atribución, subsidiariedad, proporcionalidad, no
discriminación, etc.
2.- Los principios generales del Derecho de la Unión: carecen de una formulación normativa
concreta, pero han sido apreciados jurisprudencialmente como exigencias de racionalidad para
la aplicación del DUE. Todos ellos provienen de una labor de interpretación judicial.

5. LOS ACUERDOS INTERNACIONALES CELEBRADOS POR LA UE Y POR EL DERECHO


INTERNACIONAL
Los acuerdos internacionales constituyen una de las categorías de actos jurídicos de la Unión
Europea (UE). La UE celebra este tipo de acuerdos sola o con los Estados miembros en función
de las disposiciones de los tratados constitutivos.
Con la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, la Unión Europea (UE) adquirió personalidad
jurídica. En consecuencia, pasó a ser un sujeto del Derecho internacional que puede negociar y
celebrar acuerdos internacionales en su propio nombre.
Estos acuerdos internacionales tienen repercusiones jurídicas en el Derecho interno de la UE y
de los Estados miembros. Además, la UE puede celebrar acuerdos internacionales en función
de una serie de modalidades definidas en los tratados constitutivos de la UE.
- Definición:
Los acuerdos internacionales son el resultado de un acuerdo de voluntades entre la UE, por un
lado, y un tercer país u organización por otro. Dichos acuerdos generan derechos y
obligaciones para las instituciones europeas y los Estados miembros. Se incorporan al
ordenamiento jurídico europeo en la fecha de su entrada en vigor o en aquella que haya sido
prevista a tal fin.
Jurídicamente, los acuerdos internacionales son actos convencionales del Derecho derivado y,
por lo tanto, deben cumplir los tratados constitutivos de la UE. Sin embargo, tienen más valor
que los actos del Derecho derivado denominados “unilaterales”; es decir, los que son

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adoptados de forma unilateral por las instituciones europeas (reglamentos, directivas,


decisiones etc.).
- Competencias externas de la UE:
Las competencias externas de la UE se definen en el artículo 216 del Tratado de
Funcionamiento de la UE. Según este, la UE puede celebrar acuerdos internacionales: en los
supuestos previstos en los tratados constitutivos; cuando un acto jurídico vinculante así lo
prevea; si es necesaria la celebración de un acuerdo para alcanzar uno de los objetivos de la
UE, aunque no exista una normativa europea interna; cuando la celebración del acuerdo
pueda afectar a las normas comunes adoptadas por la UE en el Derecho interno; en
consecuencia, si la UE ha aprobado normas comunes para la aplicación de una política, los
Estados miembros ya no tienen derecho a contraer obligaciones con Estados terceros que
afecten a estas normas.
- Competencia exclusiva y competencia compartida:
El reparto de las competencias entre la UE y los Estados miembros también se traslada al plano
internacional. En consecuencia, si la UE negocia y celebra un acuerdo internacional, dispondrá
bien de una competencia exclusiva, bien de una competencia compartida con los Estados
miembros.
En caso de que su competencia sea exclusiva, tan solo la UE podrá negociar y celebrar el
acuerdo. Además, el artículo 3 del Tratado de Funcionamiento de la UE especifica los ámbitos
donde la UE dispone de una competencia exclusiva para la celebración de acuerdos
internacionales.
En caso de que la competencia sea compartida con los Estados miembros, el acuerdo será
suscrito por estos y por la UE al mismo tiempo. Se tratará en consecuencia de un acuerdo
mixto al que los Estados miembros tendrán que dar su consentimiento. Los ámbitos de
competencia compartida se enumeran en el artículo 4 del Tratado de Funcionamiento de la
UE.

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LECCIÓN 9: LOS PRINCIPIOS QUE RIGEN LA APLICACIÓN DEL DUE (I)

1. CONSIDERACIONES GENERALES
La libre y voluntaria manifestación del consentimiento de los Estados de ser miembros de la UE
y, en consecuencia, de obligarse por los Tratados constitutivos y por los actos de las
Instituciones produce la atribución de competencias internas en favor de la UE. Esta
atribución, en determinadas materias, y su ejercicio efectivo por las Instituciones, es el punto
de partida de la existencia del ordenamiento jurídico de la Unión. Esto hace que confluyan dos
ordenamientos jurídicos: el interno de cada Estado y el de la Unión.
Ahora bien, ambos ordenamientos tienen unos mismos destinatarios. El hecho de que
compartan una misma clase de sujetos de derecho hace que se genere una frecuente relación
entre la norma de la Unión y la norma nacional. Pues bien, esas relaciones entre el Derecho de
la Unión y el Derecho interno están condicionadas por los principios de eficacia directa,
primacía, cooperación leal, tutela judicial efectiva (incluido el principio de autonomía
institucional y procesal en su aplicación interna) y responsabilidad del Estado por su
cumplimiento.
El DUE es un subsistema del Derecho Internacional con caracteres singulares, entre otros la
ausencia de cualquier condición de paridad y de reciprocidad en la formación y aplicación del
Derecho derivado. Pero el DUE tampoco es Derecho interno; por el contrario, es autónomo
respecto del Derecho interno, aunque se integra en los sistemas jurídicos nacionales son
perder su calidad de ius commune.

2. LA EFICACIA DIRECTA DEL DUE


a) Fundamento y significado: la jurisprudencia Van Gend en Loos:
Eficacia directa de las normas de la UE significa que pueden desplegar por sí misma plenitud de
efectos de manera uniforme en todos los Estados miembros a partir de su entrada en vigor y
durante toda su duración de validez. En consecuencia, crean derechos y obligaciones para
todos aquellos que puedan verse afectados por su ámbito de aplicación, pudiendo ser
invocadas ante las autoridades públicas (administrativas y judiciales), las cuales tienen la
obligación de salvaguardar esos derechos y obligaciones.
La construcción de este principio está estrechamente unida a referencias constantes a la
estructura y objetivos de la Unión, a la especificidad y a la autonomía de su ordenamiento y a
la participación de los pueblos de los Estados miembros en la construcción europea. El Tribunal
de Justicia tuvo una oportunidad bastante temprana de referirse al principio de la eficacia
directa en la sentencia Van Gend en Loos, de 5 de febrero de 1963.
En esta sentencia, se dice que cada Tratado de la UE no es un tratado como otros muchos, es
“algo más” que una norma internacional, pues expresa la existencia de unas complejas
relaciones que desbordan las iniciales relaciones entre los Estados que cooperaron en la
adopción de los Tratados.
El principio de eficacia directa de las normas de la Unión se funda en el carácter objetivo de los
Tratados. En efecto, el respeto a los Tratados y a los actos de las Instituciones se impone a
cualquiera (Estados miembros, Instituciones y particulares) que se vea afectado por el campo
de acción de una norma de la Unión.
El Tribunal apoya la concepción de una Comunidad de pueblos frente a la estricta organización
de Estados. Las denominadas, entonces, Comunidades Europeas son también “algo más” que
unas organizaciones internacionales: son una Comunidad de pueblos y una Comunidad de
Estados.
Además, en los Tratados hay disposiciones que, de forma clara y expresa, establecen directa y
exclusivamente derechos y obligaciones para los particulares. Pero precisamente el valor

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excepcional de la sentencia Van Gend es que declara efectos para los particulares de una
obligación de abstención impuesta a los Estados miembros.
El Tribunal de Justicia sitúa en un marco de teoría general del Derecho la necesaria correlación
entre obligación y derecho, obligación de los Estados de no aumentar los aranceles y derecho
de los particulares a confiar en los compromisos de los Estados y beneficiarse de su
cumplimiento.
En consecuencia, el efecto directo, a la luz de la sentencia Van Gend en Loos, significa:
- Que las normas de los Tratados pueden producir efectos jurídicos (derechos y
obligaciones) inmediatos, por sí mismas, sin precisar las normas nacionales para su
aplicación o sin que estas sean un obstáculo para su aplicación;
- Que los particulares pueden hacer valer ante los poderes públicos nacionales los derechos
que se deriven de las normas de la Unión, y dichos poderes deben asegurar el respeto a las
obligaciones asumidas por los Estados en los Tratados y proteger los derechos individuales.

b) Criterios para determinar la eficacia directa:


La calificación de norma de efecto directo es una operación compleja, casuística y, en
ocasiones, difícil. El Tribunal de Justicia en el asunto Van Gend formuló varios requisitos y los
amplió en otras sentencias en los años sesenta; pero su jurisprudencia se ha estabilizado y
simplificado, manteniendo ya únicamente dos requisitos:
- Que la norma sea clara y precisa, en el sentido de que funde una obligación concreta en
términos inequívocos, desprovista de ambigüedades;
- Que su mandato sea incondicional, en el sentido de que no deje márgenes de apreciación
discrecional a las autoridades públicas nacionales o a las instituciones de la Unión.
Lo que importa es que el beneficiario y el derecho protegible estén bien definidos en la propia
norma de la Unión sin necesidad de normas de ejecución, ya sean nacionales o de la Unión.
Únicamente le privaría de efecto directo si la intervención ulterior del Estado viene prevista
expresamente por la norma de la Unión y es un complemento indispensable sin el cual no
pudiera aplicarse. En el resto de casos, cuando la intervención del Estado resulte únicamente
de la mera necesidad de aplicar el Tratado o no hubiera tenido lugar en los plazos previstos, la
norma sería directamente aplicable.

3. LA EFICACIA DIRECTA DE LAS DIFERENTES CATEGORÍAS DE NORMAS


No todas las normas del DUE tienen la misma eficacia directa. Del análisis de la jurisprudencia
del Tribunal, y de la definición en los Tratados constitutivos de las categorías normativas del
Derecho derivado, puede interferirse el distinto alcance de las normas en función de esas
distintas categorías normativas (Tratados constitutivos, reglamentos y decisiones dirigidas a
personas físicas o jurídicas, directivas y decisiones dirigidas a los Estados miembros y acuerdos
internacionales); ese análisis también permite trascender la casuística y agrupar las distintas
normas contenidas en los Tratados constitutivos en función de la eficacia directa que
despliegan, plena o limitadamente, o de que no despliegan eficacia directa.
a) La eficacia directa de los Tratados constitutivos. Las normas contenidas en los Tratados
constitutivos, tal como se adoptan originariamente o modificados con posterioridad,
pueden:
- Tener eficacia directa plena y, por tanto, crear derechos y obligaciones para los
particulares en sus relaciones con el Estado y en sus relaciones con otros particulares.
- Tener eficacia directa limitada y crear derechos y obligaciones para los particulares
únicamente en sus relaciones con el Estado. Estas normas exigen a los Estados que
respeten una prohibición (por ejemplo, la no discriminación por razón de la nacionalidad)
o la prescripción de una acción).

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- No tener eficacia directa, como ha reconocido el Tribunal respecto de, entre otras, las
normas que definen los objetivos de la Unión, el principio de cooperación leal, someten a
las empresas encargadas de la gestión de servicios de interés económico general.

b) La eficacia directa de los reglamentos y las decisiones dirigidas a personas físicas o


jurídicas. Los mismos Tratados constitutivos reconocen que un reglamento tiene alcance
general y es directamente aplicable y el Tribunal nunca ha cuestionado su eficacia directa
completa, salvo que a pesar de su denominación el objeto y contenido no responda a la
naturaleza propia del reglamento.
Las decisiones dirigidas a personas físicas o jurídicas no solo crean derechos y obligaciones
para tales personas plenamente exigibles en el ámbito interno, sino que, de imponer una
obligación pecuniaria, constituirán títulos ejecutivos.

c) La problemática de la eficacia directa de las directivas y de las decisiones dirigidas a los


Estados. Las directivas y decisiones no tienen el alcance general de los reglamentos, pero,
cuando son dirigidas a todos los Estados miembros, el Tribunal las ha calificado como acto
de alcance general y, salvo las decisiones dirigidas a personas físicas o jurídicas, tampoco
son directamente aplicables, conforme a los Tratados constitutivos; más aún, por
definición, la directiva no contiene normas incondicionales, pues deja a las autoridades
nacionales la elección de la forma y de los medios de conseguir el resultado exigido al
Estado miembro destinatario.

d) Conforme al a jurisprudencia del Tribunal, tanto las normas contenidas en acuerdos


internacionales celebrados en aplicación del DUE como las decisiones tomadas por
órganos creados en virtud de tales acuerdos, pueden tener eficacia directa; pero, al
tratarse de tratados internacionales ordinarios, la eficacia directa de dichas normas y
decisiones no se presume.

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LECCIÓN 10: LOS PRINCIPIOS QUE RIGEN LA APLICACIÓN DEL DUE (II)

1. LA PRIMACÍA
La primacía es un complemento necesario para la eficacia. Los Tratados constitutivos no
disponen expresamente la primacía del DUE pero, no obstante, y con base esencialmente en la
original naturaleza específica de la UE y su Derecho y en el principio de cooperación leal, la
jurisprudencia del Tribunal ha abundado desde su sentencia Costa c. ENEL.
En esta sentencia, el conflicto se presentaba entre el TCEE y una ley posterior y, de forma
contraria a la previa decisión del TC italiano, el Tribunal afirmó la primacía del DUE con base en
la lógica necesidad de no privar al DUE de la uniformidad de su aplicación y de su eficacia
directa en todos los Estados miembros, así como en su coherencia con la limitación del
ejercicio de derechos soberanos por los Estados miembros en virtud de la atribución de
competencias de la CEE.
La primacía del DUE es para el tribunal un principio fundamental y al centralizar las
condiciones de la solución de conflicto normativo en el propio DUE, la primacía del DUE, tanto
en el ámbito de la Unión como en el ámbito interno de los Estados miembros, el Tribunal
refuerza sin duda la razón de ser del DUE, al margen o a pesar de lo que el Derecho interno
pudiera disponer.
Respecto al alcance de la primacía, el Tribunal ha dicho que, no importando si la norma de
Derecho interno es anterior o es posterior a la norma del DUE, las autoridades nacionales, y
particularmente los jueces nacionales, tiene la obligación de dejar sin aplicar la norma de
Derecho interno incompatible con la norma del DUE en vigor; pero, como afirmó el Tribunal en
1978 en la sentencia Simmenthal, la norma de Derecho interno posterior no solo es inoponible
o inaplicable, sino que podría ser nula o inválida o estar muy próxima a tal nulidad o invalidez,
pues la norma del DUE con la que es incompatible tiene por efecto impedir la formación válida
de nuevos actos legislativos nacionales.
La falta de derogación de la norma interna no condiciona la aplicación de la norma del DUE,
que puede por otra parte facilitarse mediante otras medidas internas distintas de esa
derogación formal. El juez nacional puede, incluso, suspender cautelarmente la aplicación de la
norma del Derecho interno, incluso si su Derecho interno se lo prohíbe. Los Estados miembros
están obligados a reparar los daños causados a los particulares y el juez nacional a
salvaguardar el correspondiente derecho de esos particulares.
El Tratado de Lisboa no recoge expresamente el principio de primacía, esta jurisprudencia del
Tribunal fue recogida en la Declaración nº17 y las dificultades del Derecho comparado.
a) En Francia, el Consejo Constitucional ha perfilado su control sobre el proceso de
integración, estableciendo la primacía del DUE sobre la ley interna.
b) En Italia, el TC abordó la primacía del DUE al validar la constitucionalidad de la ratificación
del TCEE mediante ley ordinaria.
c) En República Federal de Alemania, la Ley Fundamental facilitó desde un primer momento
el reconocimiento de la primacía, pero, como en Italia, el TC federal no dejó de ponerla en
cuestión cuando se trataba de la protección de los derechos fundamentales, hasta que los
nuevos desarrollos del Tribunal tejieron un sistema que satisfizo al TC federal y le permitió,
no sin titubeos, abandonar su reserva.
d) En Bélgica, solo años después de la ratificación de los Tratados originarios se predispuso la
Constitución a tal fin y el Tribunal de Casación se separó finalmente de una tradición
jurisprudencial de tendencia dualista y reconoció la primacía del DI en general, y
específicamente del DUE.

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e) Por el contrario, en los Países Bajos y Luxemburgo las Constituciones y la jurisprudencia


pronto abrieron ampliamente el Derecho interno al DUE y a su primacía, y al DI en general,
y no obstante a veces los tribunales fundamentan la primacía del DUE en su naturaleza
específica.
f) Y, con la experiencia de los Estaos miembros fundadores y la jurisprudencia del Tribunal
más consolidada, en general los nuevos Estados han conocido mejor las implicaciones de la
adhesión y han podido preparar convenientemente sus Derechos internos, también para
hacer efectivo el principio de la primacía del DUE.

2. LA APLICACIÓN UNIFORME DEL DUE: LA CUESTIÓN PREJUDICIAL


La cuestión prejudicial es importante por dos razones:
1- Porque mediante este mecanismo el Tribunal controla materialmente, por lo demás de
forma uniforme, la interpretación y la validez de las normas;
2- Por cuanto ese mecanismo es el mejor exponente de la necesaria cooperación entre
jurisdicciones que se debe dar en el seno del a Unión.
La cooperación entre las jurisdicciones nacionales y el TJUE se hace evidente en los planos de
la interpretación y de la validez normativa.
La vía prejudicial se inscribe en el marco de la cooperación instituida a los fines de asegurar la
buena aplicación y la interpretación uniforme del Derecho comunitario, hoy de la Unión, entre
los tribunales nacionales y el TJUE. Por tanto, el procedimiento prejudicial se fundamenta no
en una relación de jerarquía entre jurisdicciones, sino de colaboración.
El mecanismo mediante el cual un órgano jurisdiccional nacional ante el que se está
desarrollando un litigio en el que se cuestiona la interpretación o la validez de una norma de la
Unión se dirige al TJUE solicitándole que este interprete o determine la validez de la norma
cuestionada. En ese momento, el proceso que se sigue en la instancia nacional queda
paralizado hasta tanto el TJUE se manifieste y una vez que este lo haga será el juez nacional,
aplicando lo precisado por el TJUE, quien dirimirá el pleito correspondiente.
El TJUE será competente para pronunciarse con carácter prejudicial:
a) Sobre la interpretación de los Tratados;
b) Sobre la validez e interpretación de los actos adoptados por las instituciones, órganos u
organismos de la Unión.

Por tanto, en realidad, el recurso prejudicial, como se ha apuntado antes, reviste dos
modalidades en atención a la naturaleza de la petición:
- Una, el recurso de interpretación, persigue que el TJUE interprete una norma jurídica de la
Unión.
- Otra, el recurso de apreciación de validez, persigue que el TJUE determine la validez de los
actos normativos de las instituciones europeas, lo que implica un control de la legalidad,
que por añadidura significa, en cierta medida, otorgar a los particulares la posibilidad de
hacer valer sus derechos e intereses dada la limitada legitimación que tienen para
interponer el recurso de anulación.

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LECCIÓN 11: EL CONTROL JURISDICCIONAL DEL CUMPLIMIENTO DEL DUE

1. EL CONTROL DEL CUMPLIMIENTO DEL DUE POR PARTE DE LOS ESTADOS: EL RECURSO
POR INCUMPLIMIENTO
El recurso por incumplimiento es un mecanismo que controla el cumplimiento por
parte de los Estados miembros de las obligaciones que les incumben en virtud de los Tratados
constitutivos, ya que son los Estados los que en gran medida aplican el DUE. Está regulado en
los arts. 258 a 260 TFUE y se estructura en dos fases: una precontenciosa, de carácter
administrativo, destinada a que el Estado infractor rectifique su conducta ilegal; y otra judicial,
sustanciada ante el TJUE y que concluye con una sentencia.
a) Motivos. Se fundamentan especialmente en la violación por dichos Estados de la
obligación que tienen de adoptar las medidas necesarias para que se observe el
ordenamiento jurídico de la Unión. Es incumplimiento tanto el del Derecho originario y el
del Derecho derivado, como el de las normas internacionales que conciernen a la Unión, e
incluso el de las sentencias del TJUE.
El incumplimiento puede darse por hacer o por un no hacer, tanto por una acción como
por una inacción del Estado obligado. Es decir, puede ser incumplimiento del Estado tanto
cualquier comportamiento positivo, esto es, la adopción de una medida incompatible con
el ordenamiento jurídico de la UE, como la abstención, es decir, la no adopción de una
medida requerida por dicho ordenamiento.
Del mismo modo, el incumplimiento ha de ser atribuible al Estado obligado, lo que quiere
decir que pueden incurrir en él cualesquiera de los órganos estatales, sean del poder
ejecutivo, legislativo o judicial, así como cualesquiera de las entidades en las que se
estructura un Estado, sean nacionales, autonómicas, provinciales, locales o de otro orden.

b) Sujetos legitimados: la Comisión y los Estados miembros. Excepcionalmente el Consejo de


Administración del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el Consejo de Gobierno del BCE.
Estos últimos no están legitimados para su interposición ni las personas físicas ni las
personas jurídicas, pero estas sí pueden poner en conocimiento de la Comisión, para que
actúe, el hipotético incumplimiento por el Estado afectado.
Como hemos dicho antes, se estructura en dos fases:
1.- En cuanto a la fase previa, se puede distinguir en función de que sea la propia Comisión
per se o un Estado miembro quien pretenda interponer un recurso. Si es la Comisión, esta
podrá abrir el procedimiento administrativo si estima que un Estado miembro ha
incumplido alguna de las obligaciones que le incumben en virtud de los Tratados
constitutivos y para ello dirigirá un escrito (escrito de requerimiento) a dicho Estado en el
que le hará saber la contravención detectada y solicitará al Estado que presente las
observaciones al respecto, para finalmente, la Comisión, emitir un dictamen motivado al
que el Estado en cuestión deberá atenerse y, además, en el plazo fijado por ella. Si el
Estado no sigue lo dispuesto en ese dictamen en el plazo determinado por la Comisión,
esta podrá recurrir al TJUE. Asimismo se ha de tener claro que la Comisión no está obligada
a iniciar la fase precontenciosa.
De otro lado, también cualquier Estado miembro puede recurrir al TJUE si estima que otro
Estado miembro ha incumplido una de las obligaciones que le incumben en virtud de los
Tratados constitutivos. En este supuesto, habrá que someter previamente el asunto a la
consideración de la Comisión, la cual debe solicitar de los Estados interesados que
formulen las observaciones pertinentes, de manera escrita y oral, en un procedimiento
tras el que la Comisión emitirá un dictamen motivado, el que si no se hubiese emitido en

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un plazo de tres meses desde la fecha de solicitud, el Estado que persiga interponer un
recuro podrá acudir directamente al Tribunal.
2.- En cuanto a la fase jurisdiccional, la Comisión tiene la facultad de iniciarla o no, por lo
que no está obligada a recurrir al TJUE. La interposición de la demanda no está sometida a
plazo alguno.

c) Sentencia. El TJUE se pronunciará sobre la existencia o no existencia del incumplimiento pro


el Estado en cuestión de las obligaciones impuestas. Si el Tribunal apreciara que existe
incumplimiento, dicho Estado estará obligado a tomar las medidas necesarias para la ejecución
de su sentencia. Esta sentencia es meramente declarativa, pues se limitará a declarar, a
constatar, que tal incumplimiento se produce y no establecerá las medidas concretas que debe
adoptar el Estado para subsanar su infracción.
La sentencia tiene efectos de cosa juzgada; lo que acarrea que, por una parte, se imponga a
todas las autoridades nacionales competentes la prohibición de pleno derecho de aplicar una
prescripción nacional declarada incompatible y, por otra, pueda ser invocada por los
particulares ante los tribunales internos en orden a la inaplicación de esa prescripción. Puede
fundamentar un recurso de los particulares en resarcimiento de los daños y perjuicios
ocasionados por el Estado al que se imputa la violación del ordenamiento jurídico de la Unión.
Existe desde el Tratado de Maastricht un mecanismo sancionador, mediante el cual la
Comisión podrá someter el asunto al TJUE, tras ofrecer al Estado la posibilidad de que presente
sus consideraciones, indicándole al Tribunal el importe de la suma a tanto alzado o de la multa
coercitiva que deba ser pagada por el Estado en cuestión.

2. EL CONTROL DE LEGALIDAD DE LOS ACTOS DE LAS INSTITUCIONES: LOS RECURSOS DE


ANULACIÓN Y POR OMISIÓN
a) El control de la legalidad
El TJUE lleva a cabo el control de la legalidad, esto es, la fiscalización de la adecuación de los
comportamientos de las instituciones del DUE. Tres mecanismos: el recurso de anulación, el
recurso de inactividad y la excepción de ilegalidad.

b) El recurso de anulación: el objeto de este recurso es que se cumpla la legalidad de los


actos jurídicos obligatorios adoptados por las instituciones de la Unión, estando regulado
en los arts. 263 y 264 TFUE. Lo que se pretende con su interposición es que los actos
vinculantes adoptados por las instituciones se adecuen al DUE.
Los actos impugnables son los actos legislativos, los actos del Consejo, de la Comisión y del BCE
que no sean recomendaciones o dictámenes y los actos del PE y del Consejo Europeo. Además,
son también impugnables los actos de los órganos u organismos de la UE destinados a producir
efectos jurídicos frente a terceros, así como también los acuerdos del Consejo de
Gobernadores y del Consejo de Administración del BEI.
Lo realmente pertinente para apreciar si un acto es susceptible de fundamentar la
interposición de este recurso es que tenga naturaleza vinculante para sus destinatarios. Para
el TJUE, en primer lugar, el acto ha de generar efectos jurídicos obligatorios para sus
destinatarios; en segundo lugar, el acto ha de ser definitivo, es decir, que exprese la posición
final de la institución de la que procede; y en tercer lugar, ha de generar efectos jurídicos más
allá del ámbito estricto de la institución que lo adopta, esto es, que el acto no sea de aquellos
que las instituciones han de adoptar en el ámbito de sus procedimientos internos.
El plazo para interponerlo es de dos meses a partir de la publicación del acto, de su
notificación al recurrente o, a falta de esto, del día en que se haya tenido conocimiento.

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1) Motivos: i) la incompetencia del órgano que dictó el acto; ii) los vicios sustanciales de
forma; iii) la violación de los Tratados o de cualquier norma jurídica relativa a su ejecución;
iv) la desviación de poder.
2) Sujetos legitimados: los Estados miembros, la Comisión, el Consejo y el PE. También tienen
legitimación el Tribunal de Cuentas, el BCE y el Comité de las Regiones. Igualmente,
disfrutan de locus standi las personas físicas y jurídicas pero sólo a lo atinente a los actos
de los que tales particulares sean destinatarios o que les afecten directa o
individualmente, o bien a los actos reglamentarios que les afecten directamente y que no
incluyan medidas de ejecución.
Debe observarse que todos los legitimados no están en la misma posición de igualdad
procesal.
3) Sentencia. La consecuencia fundamental de la sentencia de anulación es la de despojar al
acto que se recurre de toda trascendencia jurídica, es decir, la sentencia declarará nulo y
sin valor ni efecto alguno el acto impugnado. Pero también cabe la posibilidad de que la
sentencia declare la nulidad relativa del acto, es decir, declare el acto nulo, pero sólo de
alguno de sus preceptos. En este caso, el acto atacado desplegará efectos parciales.

c) El recurso por inactividad: el fin de este recurso es conseguir que las instituciones de la UE
actúen cuando así están obligadas por los Tratados constitutivos y no lo hubieran hecho.
1) Motivos: cuando, en violación de los Tratados constitutivos, el PE, el Consejo, la Comisión
o el BCE se abstuvieran de pronunciarse, es decir, cuando se produce efectivamente la
inactividad de las instituciones.
2) Sujetos legitimados: los Estados miembros y las demás instituciones de la Unión que no
sean, lógicamente, la institución cuya abstención se acata. Asimismo, las personas físicas o
jurídicas pueden recurrir una queja al Tribunal en el caso en el que una de las instituciones
o uno de los órganos y organismos de la UE no les haya dirigido un acto distinto de una
recomendación o un dictamen. Se dispone de un plazo de dos meses a partir del
requerimiento. Si en ese plazo la institución guarda silencio, se abre un nuevo plazo de dos
meses.
3) Sentencia. Es meramente declarativa, debe limitarse a constatar si ha existido o no
inactividad de las instituciones de la Unión en violación de los Tratados constitutivos. La
ejecución de la sentencia le corresponde a la institución, órgano u organismo cuya
abstención haya sido declarada por el Tribunal, ello sin perjuicio de la responsabilidad
extracontractual que se pueda derivar de su inacción.

d) La excepción de ilegalidad: se trata de un procedimiento incidental que permite el control


de la legalidad de un acto de alcance general en el marco de un litigio principal en el que se
impugna una medida de aplicación de dicho acto. Cualquiera de las partes de un litigio en
el que se cuestione un acto de alcance general adoptado por una institución, órgano u
organismo de la Unión podrá recurrir al TJUE alegando la inaplicabilidad de dicho acto.
Están legitimados junto a los particulares, los Estados miembros así como las instituciones
de la UE.

3. LA RESPONSABILIDAD DE LAS INSTITUCIONES Y DE LOS ESTADOS POR EL


INCUMPLIMIENTO DEL DUE: EL RECURSO DE RESPONSABILIDAD EXTRACONTRACTUAL Y
LA VÍA INTERNA
a) El recurso de responsabilidad extracontractual:
Comoquiera que en el ejercicio de sus competencias los Estados pueden causar daños a
terceros. Acogiendo un principio general bien conocido por los Estados miembros en sus

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ordenamientos internos de que quien causa un daño debe repararlo, se ha otorgado


competencia al TJUE para conocer los litigios relativos a la indemnización por daños.
El recurso de responsabilidad extracontractual tiene por objeto que los daños causados por la
actividad de las instituciones y de los agentes de la Unión sean resarcidos. La Unión debe
reparar los daños causados por sus instituciones o sus agentes en el ejercicio de sus funciones
de conformidad con los principios generales comunes a los Derechos de los Estados miembros,
lo que también se hace extensible.
Ahora bien, la remisión a los principios generales comunes a los Derechos de los Estados
miembros puede plantear problemas respecto de la determinación de cuáles sean esos
principios habida cuenta de la variedad de aquellos ordenamientos jurídicos.
Durante años el Tribunal ha venido exigiendo que se cumplan unos requisitos materiales: el
perjuicio, la culpa y la relación de causalidad, los cuales deben concurrir al unísono.
Así, se reconoce un derecho a indemnización cuando se cumplen tres requisitos:
- Que la norma jurídica violada tenga por objeto conferir derechos a los particulares;
- Que la violación esté suficientemente caracterizada;
- Y que exista una relación de causalidad directa entre la violación y el daño sufrido.

b) La vía interna:
Si las normas internas de responsabilidad son más favorables, se aplicarían estas sobre
aquellas; por consiguiente, el principio de la responsabilidad del Estado tiene el carácter de
estándar mínimo con relación a las legislaciones nacionales.

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LECCIÓN 12: EL DUE Y EL DERECHO ESPAÑOL

1. EL RÉGIMEN DE LA ATRIBUCIÓN DE COMPETENCIAS DE LA UE


a) El régimen de la atribución de competencias a la Unión en el Derecho Español:
En la transición a la Democracia, el constituyente español tuvo en mente la adhesión de
España a las entonces CCEE y fue relativamente consciente de las implicaciones que traía
consigo dicha adhesión, ya que en su seno, y a través de sus instituciones, se ejercían
conjuntamente competencias legislativas, ejecutivas y judiciales que han sido ejercidas
tradicionalmente por los Estados y que, en la medida de esa atribución, dejan de ser ejercidas
por los Estados miembros. Se han planteado al menos dos dificultades a la buena
predisposición general a adaptar el Derecho español al DUE:
1º El art. 93, primera frase, de la Constitución como fundamento para la ratificación de los
Tratados:
Solicitada la adhesión por primera vez en 1962, la misma estuvo vedada durante más de una
década por razones políticas y entonces solo se consiguió la firma de una Acuerdo preferencial
para la reducción de aranceles. Tras una nueva solicitud en 1977, las negociaciones para la
adhesión se abrieron finalmente en 1979. Esto explica la previa adhesión del art. 93 en la
Constitución en 1978, el cual fue fundamento de la adhesión.
Este art., regula el procedimiento especial para la atribución de competencias de la Unión y,
previo dictamen preceptivo del Consejo de Estado, sucesivas leyes orgánicas han permitido
ratificar posteriores Tratados constitutivos y de reforma, así como los Tratados que han
permitido la adhesión posterior de nuevos Estados miembros. Lo que se autoriza mediante ley
orgánica es la celebración del Tratado, es decir, la prestación del consentimiento de España
para obligarse por medio del Tratado. Puede procederse a la revisión previa de la
compatibilidad ya que, de contener estipulaciones incompatibles, habría que reformar
previamente la Constitución. Una vez celebrado válidamente el Tratado, para formar parte del
Derecho interno ha de publicarse oficialmente en España.
2º Los límites constitucionales a la atribución de competencias a la Unión:
Del art. 93 y de otras disposiciones, se desprenden unos límites a la autorización prevista.
En primer lugar, se prevé la atribución del ejercicio de competencias derivadas de la
Constitución, no se atribuyen competencias en sí o su titularidad. Esto se comprende mejor
con la afirmación: “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los
poderes del Estado”.
En segundo lugar, se prevé la atribución del ejercicio de competencias, por lo que no cabe la
atribución de las competencias en bloque o una atribución indeterminada de competencias.

2. LA RECEPCIÓN DEL DUE EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL


a) La recepción del Derecho Originario:
La recepción o inserción de los Tratados de la Unión sigue el procedimiento general previsto en
el art. 96.1 CE: Los Tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados
oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno.
Todos los Tratados que conforman la UE, una vez ratificados, forman parte integrante del
Derecho aplicable en España, si bien conserva su autonomía propia.
Después de la adhesión, se han celebrado nuevos Tratados de reforma, los cuales pasaron a
formar parte integrante del Derecho aplicable en España desde la fecha pactada por los
Estados miembros. Desde luego, la inserción o recepción no depende de la publicación interna
sino de la fecha pactada internacionalmente por los Estados miembros. La eficacia directa para
los particulares se contempla a partir de la publicación interna, desplegando así la plenitud de

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efectos internos. En todo caso, una vez publicado en el BOE, su aplicación se retrotrae a la
fecha pactada para la entrada en vigor por todas las partes.

b) La recepción del Derecho Derivado: La recepción de los actos de las Instituciones después
de la adhesión:
Nos referimos ahora a los actos que se aprueban con posterioridad a la adhesión. El art. 96.1
CE exige la publicación oficial de los Tratados internacionales. Esta exigencia se extiende
análogamente a los actos de las Organizaciones internacionales, si bien quedaría exceptuada
para los actos de las Instituciones comunitarias.
Esta publicación oficial satisface así el principio de publicidad, esencial e irrenunciable en
nuestro sistema jurídico. Importa subrayar que la recepción y entrada en vigor del Derecho
derivado no depende nunca de la publicación en el BOE. Es más, la publicación de los actos
legislativos, así como dos actos que tengan por destinatario a todos los Estados miembros y las
decisiones que no indiquen destinatario, se hace exclusivamente en el DO y su recepción se
produce desde la fecha de entrada en vigor establecida en tales normas.

3. LA APLICACIÓN DEL DUE EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO ESPAÑOL


a) Fundamento jurídico-comunitario de la ejecución por los Estados miembros:
Se observa un doble régimen de desarrollo y ejecución:
- El desarrollo directo de normas de los Tratados, cuando una base jurídica lo prevé
expresamente se confía fundamentalmente al Parlamento y al Consejo a través de actos
legislativos y, en menor medida, mediante actos no legislativos a adoptar por el Consejo,
la Comisión o el Consejo Europeo o el BCE;
- Y la ejecución directa de tales actos legislativos y no legislativos se confía a los Estados
miembros como norma general.
La ejecución por los Estados miembros se hace mediante categorías propias del derecho
nacional (estatal o regional y debe hacerse de forma leal para con la Unión.
Principio de cooperación leal: el precepto clave en la arquitectura jurídica de la UE reclama la
colaboración estrecha y continua de los Estados miembros y les exige adoptar todas las
medidas generales o particulares apropiadas para asegurar el cumplimiento de las obligaciones
derivadas de los Tratados y de los actos de las Instituciones.
La ventaja de la ejecución por las Instituciones es la garantía de una aplicación uniforme; pero
la desventaja estriba en que los órganos de la Unión están peor situados para apreciar los
problemas específicos de los ciudadanos. Al asumir la ejecución los Estados miembros se gana
en eficacia y proximidad a los ciudadanos.
Respeto a la autonomía institucional y procedimental: es obligado recordar que el DUE no
impone ni prejuzga un determinado procedimiento u órgano interno para asumir la concreta
tarea de desarrollo.
b) Fundamento interno: el art. 93.2 CE:
La aplicación interna del DUE en España está regula, de forma confusa e incompleta, en el art.
93.2 CE: “Corresponde a las Cortes Generales o al Gobierno, según los casos, la garantía del
cumplimiento de estos Tratados y de las resoluciones emanadas de los organismos
internacionales o supranacionales titulares de la cesión”.
Lo primero que hay que aclarar es si es competencia exclusiva del Estado o de las CCAA. El
segundo paso es tener en cuenta si la materia a desarrollar es prerrogativa de las Cortes o en
qué medida afecta a las materias y al alcance de la competencia reglamentaria del Gobierno
para decantar la opción en cada caso o el reparto de las tareas de ejecución.

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Además, parece evidente que, incluso desde la óptica del Estado, también los jueces están
llamados de manera preferente a aplicar el DUE y en ellos está descansando el control interno
de su cumplimiento.
También se echa de menos una referencia a la aplicación del DUE por las CCAA. Desde luego, si
la materia es la luz de su respectivo Estatuto de Autonomía.
c) El desarrollo por el Legislativo:
Los Parlamentos deben intervenir de forma selectiva en todas aquellas normas de la Unión
cuya complementación normativa no se limite a una simple adaptación marcada por el
automatismo, sino ante verdaderas opciones políticas.
El carácter soberano del Legislativo es poco compatible con una función subordinada a los
principios, objetivos y al contexto de las normas de la UE.
En definitiva, habrá que tener en cuenta criterios objetivos por lo que será el contenido
material de la norma objeto de desarrollo y la amplitud de opciones dejadas a las autoridades
nacionales lo que determine si serán las Cortes Generales las que llevan a cabo el desarrollo
normativo o si será el Gobierno.
d) El desarrollo por el Ejecutivo:
Los procedimientos normativos del Ejecutivo son los que mejor se adaptan en un buen número
de casos a la necesidad de dar aplicación concreta a la norma de la Unión.
Todas las medidas y procedimientos previstos en el Derecho administrativo son, en principio,
aptos y deben ser respetados a fin de dar cumplimiento a la norma de la Unión. Cuando la
norma sea directamente aplicable, en general, no necesitan actuación alguna y, en todo caso,
el complemento normativo interno se limitará al complemento administrativo mínimo e
indispensable: si se requiere la intervención de un órgano interno, reorganizar los servicios
administrativos a tal fin, determinar la autoridad competente.
e) La obligación de los poderes públicos competentes de eliminar las normas internas
incompatibles con el DUE:
La primacía y el efecto directo de las disposiciones de la Unión no dispensan a los Estados
miembros de la obligación de eliminar de su orden jurídico interno aquellas disposiciones
incompatibles.
La utilización de las circulares administrativas, incluso publicadas en los Boletines Oficiales,
advirtiendo de la inaplicación de una norma interna, no son el medio adecuado para asegurar
el pleno efecto de las normas de la Unión.

4. LA EFICACIA DIRECTA Y LA PRIMACÍA DEL DUE EN EL ORDENAMIENTO JURÍDCIO


ESPAÑOL
Cabe señalar que, si bien la CE no declara de modo directo la primacía del D. Internacional
convencional, dicha primacía se afirma de forma indirecta pero inequívoca en el párrafo final
del art. 96.1: “Sus disposiciones solo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la
forma prevista en los propios Tratados o de acuerdo con las normas generales del DI”.
La primacía y la eficacia del DUE en España no solo tienen el apoyo constitucional general que
encuentra cualquier Tratado internacional en España, sino un refuerzo específico en el art. 93
CE mediante el cual aquel ordenamiento puede desplegar con plenitud sus características
específicas.
Los Tratados internacionales y el derecho que deriva de ellos pueden crean en España, por sí
mismos, derechos y obligaciones directamente exigibles por los particulares e invocables ante
los órganos judiciales y administrativos.
Concluyendo, los Tratados de la Unión en España forman parte del ordenamiento interno en
cuanto tales Tratados, en el sentido de que ni la eventual autorización de las Cortes ni la

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publicación de tales Tratados en el BOE los transforme en normas internas. En consecuencia,


en España las normas internas quedarán inaplicadas en caso de contradicción con un Tratado
comunitario o con un acto que derive de dichos Tratados.

5. LA PARTICIPACIÓN DE LAS COMUNIDADES AUTÓNOMAS EN LA UE


El DUE coexiste y se articula con el Derecho interno de los Estados miembros y no puede sino
respetar los ámbitos de decisión que los Estados miembros se siguen reservando en el
funcionamiento de la Unión, es decir, la autonomía institucional y procedimental de los
Estados miembros, sea en lo relativo a la conformación de la representación del Estado o en la
formación de la voluntad del Estado en asuntos de la UE a efectos de elaboración del DUE o de
su ejecución en el ámbito de la Unión.
Por lo que respecta a España, si en la redacción y aprobación de la CE se traduce la voluntad de
la participación del Estado en el proceso de integración de europea, por el contrario, aunque la
negociación del Tratado de Adhesión coincide prácticamente con el desarrollo del proceso
autonómico ni en la Constitución ni en ninguno de los Estatutos de Autonomía originales se
resolvió la repercusión que habría de tener la atribución de competencias a la UE en la
delimitación de competencias entre Estado y las CCAA; ni siquiera se previó expresamente la
participación del as CCAA en el funcionamiento de la UE. Muchas de las materias en cuyos
ámbitos ejerce competencias la Unión a raíz de la transferencia prevista en el art. 93 CE son
materias en las que las CCAA han asumido competencias conforme al sistema constitucional
español, la transferencia prevista en ese art. justifica la participación de las CCAA en el
funcionamiento de la Unión, no del Estado, y porque los tratados internacional celebrados por
España deben ser compatibles con la Constitución.
Esta falta de previsión de la Constitución y los Estatutos de Autonomía originales, y la pujante
reivindicación y práctica de las CCAA, exigieron un esfuerzo de interpretación de la CE. Las
reformas de los Estatutos de Autonomía han incorporado, precisado y desarrollado la
articulación de las relaciones de las CCAA y las instituciones de la UE. Los poderes ejecutivo y
legislativo centrales se han adaptado a una creciente participación de las CCAA, en el proceso
de integración europea. Por su parte, también la UE ha sido receptiva a la participación de las
regiones en el funcionamiento de la Unión a través del Comité de las Regiones y, en su caso, de
la participación de los Parlamentos regionales.

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LECCIÓN 13: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA UE

1. FUNDAMENTO JURÍDICO
El TJ ha construido su jurisprudencia en materia de protección de derechos humanos sobre un
triple fundamento:
- “Los derechos fundamentales de la persona están comprendidos dentro de los principios
generales del Derecho Comunitario” (sentencia Stauder). Con ello, el TJCE afirmó que los
principios generales del Derecho comunitario constituyen el elemento de sustanciación
normativa de los derechos y libertades fundamentales en el orden jurídico comunitario.
- En la sentencia Internationale Handelsgesellschaft, el TJCE añadió que la protección de los
derechos fundamentales está inspirada en los principios constitucionales comunes a los
Estados miembros y, por consiguiente, consolidó estos principios o tradiciones
constitucionales comunes como fuente de inspiración.
- La progresión cuantitativa y cualitativa en la utilización de los instrumentos jurídico-
internacionales de los que son partes los Estados miembros (especialmente en el Convenio
Europeo de Derechos Humanos de 1950) como elemento de referencia. Efectivamente, en
la sentencia Nold, el TJCE afirmó que los instrumentos internacionales relativos a la
protección de los DDHH, en los que los Estados miembros han cooperado o a los que se
han adherido, pueden facilitar, asimismo, indicaciones que es preciso tener en cuenta en el
marco del Derecho comunitario.

2. MECANISMOS DE CONTROL
A) LA CARTA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES:
La opción de adoptar un instrumento de protección estrictamente elaborado por y
perteneciente a la hoy UE ofrecía, por un lado, la ventaja de no hacer depender a la Unión y su
control de ningún tribunal externo y extraño al sistema, como el TEDH, lo que podría plantear
algunos problemas con el propio TJUE; y, por otro, la ocasión de ajustar su contenido, los
derechos protegidos, a las competencias efectivamente afectadas por el ordenamiento jurídico
establecido en virtud de los Tratados constitutivos.
En 1989, el Consejo Europeo de Estrasburgo adoptó una Carta de Derechos Fundamentales del
Trabajador.
Tras el paso de los años, en 2000, la CDFUE fue proclamada solemnemente por el PE, el
Consejo y la Comisión en Niza, pero la decisión sobre su fuerza jurídica vinculante fue
pospuesta hasta 2004. En virtud de la reforma del TUE por el Tratado de Lisboa, el actual art.
6.1 TUE ha zanjado finalmente el debate sobre su naturaleza jurídica al establecer claramente
que esta goza del mismo valor que los Tratados constitutivos, es jurídicamente vinculante y
tiene rango de Derecho originario. La CDFUE no será de aplicación ni el Reino Unido ni en
Polonia.
La CDFUE se compone de 54 arts., distribuidos en 7 capítulos, que aluden, respectivamente, a
la dignidad del ser humano, a sus libertades básicas, a la igualdad, a la solidaridad, a la
ciudadanía europea y a los derechos, libertades y principios básicos en relación con la
administración de justicia. Para finalizar, el séptimo capítulo contiene unas cláusulas generales
de cierre de carácter transversal acerca del alcance de la CDFUE.

B) LA ADHESIÓN AL CONVENIO EUROPEO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS


HUMANOS Y LIBERTADES FUNDAMENTALES:
Todos los Estados que participaban en el proceso de integración europea, eran Estados parte
en el CEDH y estaban sometidos al control del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH),

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que protege a las personas que se encuentran bajo la jurisdicción de esos Estados frente a
posibles violaciones de los derechos recogidos en el CEDH.
Ante un riesgo de duplicación, dispersión y fragmentación de un sistema único y ejemplar de
protección de los derechos humanos en Europa, establecido trabajosamente a lo largo de los
años, la Comisión planteó al Consejo esta posible adhesión.
Desde entonces este planteamiento se repitió sistemáticamente, como por ejemplo en el
proyecto de Tratado de UE aprobado por el PE en 1984 (Proyecto Spinelli).

C) LA AGENCIA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LA UE:


3. LA ACCIÓN EXTERIOR DE LA UE EN MATERIA DE PROTECCIÓN DE LOS DDFF
La regulación actual permite un mejor soporte a la acción de la UE en la defensa de los DDHH
en su acción exterior. El TUE contiene algunas disposiciones que sirven de fundamento a esta
línea de actuación.
Los objetivos quedan enunciados en el art. 21.2.b) TUE, que prevé definir y ejecutar políticas y
acciones dirigidas a consolidar y respaldar la democracia, el Estado de Derecho, los derechos
humanos y los principios del Derecho Internacional. Son disposiciones del Derecho constitutivo
que facilitarán el soporte de esta política que se ha ido forjando en los últimos años en la
Unión.
Se trata de la incorporación a la acción exterior de la UE de una política de condicionalidad
tanto positiva como negativa:
- En el ámbito de la condicionalidad positiva son múltiples las acciones que contempla la UE,
sobresaliendo el renovado Instrumento Europeo para la Democracia y los DDHH que
persigue y soporta financieramente acciones destinadas a la consolidación de la
democracia, la buena gobernanza y el Estado de Derecho; la eliminación de la pena de
muerte, la lucha contra la tortura a través de medidas preventivas y represivas o la lucha
contra el racismo y la discriminación, asegurando el respeto a los derechos políticos y
civiles, entre otros.
- La condicionalidad negativa es ciertamente más complicada de aplicar. La Comisión, con el
apoyo del PE articularon un aparato jurídico-político de considerable consistencia, cuyos
tres instrumentos básicos son de particular relieve:
 En primer lugar, la cláusula democracia y derechos humanos que la UE celebra con
terceros Estados. La cláusula permite la suspensión o terminación de un acuerdo en
caso de que la otra parte no respete los principios de democracia y derechos humanos.
 En segundo lugar, en el ámbito de la condicionalidad social, la incorporación de un
régimen especial de estímulo a la protección de determinados estándares laborales
internacionales y una cláusula de retirada en el Sistema de Preferencias Generalizadas.
 Y, en tercer y último lugar, la PESC que ha albergado una serie de actuaciones de
censura política en relación con terceros Estados a través del instrumento de las
posiciones comunes.

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LECCIÓN 14: LA CIUDADANÍA DE LA UNIÓN

1. CONSIDERACIONES GENERALES
Los tratados fundacionales al regular el mercado común, como medio para alcanzar unos
objetivos políticos últimos, no mencionaron a los ciudadanos por esta categoría jurídico-
política. Nunca se utilizó el término “ciudadano” hasta la reforma del Tratado de Maastricht de
1992. Sin embargo, los ciudadanos se ocultaban tras la denominación de empresarios,
trabajadores, usuarios, consumidores o, la más fría de todas, operadores económicos.
El primer intento en el tiempo y la primera utilización del concepto actual está en el haber del
PE: la propuesta de crear una ciudadanía de la Unión se incluyó en el Proyecto de Tratado
sobre la UE. Adoptando por el PE el 14 de febrero de 1984, aunque no fue aceptado por los
Estados miembros, los cuales eran conscientes del desapego existente entre el proceso de
integración y sus ciudadanos. Por ello, comienza a fraguarse la aproximación a este concepto
en el Consejo Europeo, reunido en Fontainebleau en 1984. Se creó el Comité ad hoc “la Europa
de los ciudadanos”.
Pero no se habla propiamente de una ciudadanía, ni se menciona la esencia de esta
institución: establecer un vínculo jurídico-político entre un sujeto de Derecho Internacional y
una persona física consistente en el disfrute de determinados derechos y en la asunción de
ciertas obligaciones.
El cambio de modelo se produce en el TUE al introducir los derechos del ciudadano de la UE
con carácter finalista.

2. EL ESTATUTO DE CIUDADANÍA DE LA UNIÓN


El Tratado de Maastricht estableció un estatuto de ciudadano europeo, pero no definió la
ciudadanía como tal: solo afirmaba que ciudadano de la Unión era toda persona nacional de
un Estado miembro, lo que desde sus inicios planteó algunos problemas. Ha sido el Tribunal el
encargado de clarificar algunas cuestiones, estableciendo que los Estados son los únicos con
competencia para decidir, conforme a sus sistemas jurídicos internos, quién posee su
nacionalidad. En este sentido, se creó el estatuto de ciudadano europeo en 1992, donde se
introdujo un matiz fundamental: la ciudadanía europea será complementaria y no sustitutiva
de la nacionalidad de cada Estado miembro y reconoce derechos adicionales a favor de los
nacionales de los Estados miembros a ejercer únicamente a nivel de la UE.
Actualmente, el art. 20 TFUE dice que es ciudadano de la Unión toda persona natural que
ostente la nacionalidad de un Estado miembro; por tanto, la adquisición de la ciudadanía
europea está condicionada a la simple posesión de la nacionalidad de un Estado miembro. En
caso de nacionalidad doble o múltiple y a efectos del ejercicio de la libre circulación de
personas en el interior de la UE, sea exigible el criterio de la efectividad al que el DI supedita la
oponibilidad de una nacionalidad frente a un tercer Estado miembro. Disfrutarán de derechos
y estarán sujetos a los deberes establecidos en los Tratados, sin especificar más respecto al
contenido de los mismos.
Se trata de un estatuto dinámico, pues el propio TFUE ha previsto la posible actualización
periódica de los derechos comprendidos dentro del mismo. Se debe precisar que el objetivo de
este estatuto doble: por un lado, crear nuevos derechos que se ejercen en cualquier Estado
miembro y, por otro, extender la esfera nacional de derechos en favor de los nacionales de los
otros Estados miembros que se encuentren en el territorio de aquel.
No es un estatuto cerrado, se puede completar en un futuro este estatuto abierto mediante un
procedimiento flexible de revisión. La Comisión elabora periódicamente un Informe (cada tres
años) sobre el estado de realización de esos derechos a la luz del desarrollo de la Unión en su

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conjunto y se ha previsto la posibilidad de reconocer otros derechos en función de las


necesidades nuevas que puedan surgir.

3. LOS DERECHOS DEL CIUDADANO DE LA UNIÓN


Los derechos de la ciudadanía se reconocen también en la Carta de los Derechos
Fundamentales, adoptada el 12 de diciembre de 2007, con carácter vinculante, tras la entrada
en vigor de la reforma de Lisboa. Estos son los Derechos que se reconocen:
- Libre circulación y residencia: todo ciudadano de la UE tiene derecho a circular y residir
libremente en el territorio de los Estados miembros, con sujeción a las limitaciones y
condiciones previstas en los Tratados y en las disposiciones adoptadas para su aplicación.
Los ciudadanos de la UE que posean un documento de identidad o un pasaporte válido:
pueden entrar en otro país de la UE, al igual que los miembros de su familia (sean estos
ciudadanos de la UE o no) sin necesidad de disponer de un visado de salida o de entrada;
pueden vivir en otro país de la UE durante un período máximo de tres meses sin estar
sometidos a condiciones ni formalidades; pueden vivir en otro país de la UE durante un
período superior a los tres meses con sujeción a determinadas condiciones, en función de
su estado en el país de acogida: no es necesario que los trabajadores por cuenta ajena o
por cuenta propia cumplan otras condiciones; los estudiantes y otras personas que no
trabajen a cambio de remuneración, como los jubilados, deben poseer recursos suficientes
para sí y su familia para no convertirse en una carga para la asistencia social del país de
acogida y contar con un seguro de enfermedad que cubra todos los riesgos; tienen que
registrarse ante las autoridades competentes si van a vivir en el país durante más de tres
meses. Los miembros de su familia que no sean nacionales de la UE necesitan una tarjeta
de residencia con una validez de cinco años; tienen derecho de residencia permanente si
han vivido legalmente en otro país de la UE durante un período de cinco años
consecutivos. Esto también se aplica a los miembros de su familia; tienen derecho a ser
tratados en igualdad de condiciones que los nacionales del país de acogida. Sin embargo,
las autoridades de dicho país no están obligadas a conceder beneficios a los ciudadanos de
la UE que no trabajen a cambio de una remuneración durante los primeros tres meses de
la estancia. Además: en determinadas condiciones, los miembros de la familia pueden
conservar el derecho a vivir en el país de que se trate si el ciudadano de la UE fallece o
abandona el país; los ciudadanos de la UE o los miembros de su familia pueden ser
expulsados si se comportan de tal forma que amenacen seriamente un interés
fundamental de la sociedad; las únicas enfermedades que justifican que se limite la
libertad de circulación de una persona son las que la Organización Mundial de la Saludo
considera que tienen potencial epidémico.

- Principio de no discriminación por razón de nacionalidad: viene prohibiendo, desde la


fundación de las Comunidades Europeas, toda discriminación por razón de la nacionalidad
en los ámbitos de aplicación de los Tratados. Se acompaña de las disposiciones materiales
sobre la libre circulación y las políticas, de disposiciones específicas que establecen la
igualdad de trato de los nacionales de los diferentes Estados miembros. Este derecho se ha
garantizado de forma muy generosa por el Tribunal de Justicia en innumerables
sentencias, reiterando el carácter estructural de este principio, que prohíbe no solamente
las discriminaciones ostensibles, fundadas en la nacionalidad, sino también todas las
formas encubiertas de discriminación que, por aplicación de otros criterios de distinción,
conducen al mismo resultado. Este principio ha tenido su frente de batalla en materia de
acceso a la función pública, aunque las Administraciones no pueden usarlo como coartada
para acortar un ámbito de empleo a favor de los nacionales y excluir a los de otros EEMM.

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- Derechos de participación política en el lugar de la residencia:


 Elecciones municipales: todo ciudadano de la UE que resida en un Estado miembro del
que no sea nacional puede ser elector y elegible en las elecciones municipales del
Estado miembro en el que resida. Este principio es una prolongación y complemento
del principio de libre circulación y residencia. El régimen de ejercicio del derecho se
rige por el Tratado y la Directiva; las condiciones de ejercicio del sufragio activo y
pasivo habrán de ser las mismas para todos los ciudadanos de la UE sin discriminación
alguna: se aplicará por igual la edad mínima para votar como para ser elegido, así
como el régimen nacional de incompatibilidades; si se excluye de este derecho en
virtud de una resolución civil y penal a los nacionales, la misma privación se aplicará al
resto de ciudadanos de los otros Estados miembros, pudiéndose exigir el certificado; y
se aplicarán las mismas normas de financiación y para la campaña electoral, etc.
Límites al derecho: se podrán acordar en casos justificados cuando la proporción de
ciudadanos de la UE en edad de votar residentes en un Estado miembro sin ostentar la
nacionalidad del mismo fuese superior al 20%; también se puede excluir a los
residentes del cargo de Alcalde, de Teniente de Alcalde o miembro de un órgano
directivo colegiado. Es requisito indispensable estar inscrito en el Censo del Estado
correspondiente.
 Elecciones al Parlamento Europeo: todo ciudadano de la Unión que resida en un
Estado miembro del que no sea nacional tendrá derecho a ser elector y elegible en las
elecciones al PE en el Estado miembro en el que resida, en las mismas condiciones que
los nacionales de dicho Estado. El principio general es que debe ejercerse el derecho
en las mismas condiciones que los nacionales de dicho Estado, ya sea en cuanto a la
residencia previa, edad mínima financiación, acceso a los medios de comunicación,
porcentajes mínimos en el escrutinio, iguales efectos en el Estado de origen y
residencia de la privación por resolución judicial del derecho de sufragio activo, etc.
Asimismo, es requisito indispensable estar inscrito en el Censo del Estado de
residencia.

- Derecho de iniciativa ciudadana: la iniciativa ciudadana europea es un importante


instrumento de democracia participativa en la Unión Europea. Gracias a esta medida, un
millón de ciudadanos de la Unión que residan en al menos una cuarta parte de los Estados
miembros pueden instar a la Comisión a presentar una propuesta de acto jurídico que
consideren necesaria para la aplicación de los Tratados de la UE. Con la iniciativa
ciudadana europea, los ciudadanos de la Unión tienen un derecho similar al derecho de
iniciativa del Parlamento Europeo y del Consejo. Desde la aplicación del Reglamento (UE)
nº 211/2011, que establecía de forma pormenorizada, procedimientos y condiciones para
la iniciativa ciudadana europea, se han intentado dos docenas de iniciativas, de las cuales
dos tercios han llegado a presentarse ante la Comisión.

- Protección fuera del territorio de la Unión: Todo ciudadano de la Unión Europea que se
encuentre fuera de la Unión Europea en un país tercero puede beneficiarse de la
protección diplomática y consular en las condiciones previstas por el artículo 20 del
Tratado constitutivo de la Comunidad Europea (Tratado CE). El preámbulo de la presente
Decisión 95/553/CE de 19 de diciembre de 1995 recuerda que este último se adoptó con el
fin de aplicar la obligación prevista por el artículo 20 del Tratado CE (antes artículo 8 C). Las
condiciones para beneficiarse de la protección diplomática y consular son las siguientes:
que no exista en el territorio de un país tercero donde se encuentra el ciudadano de la UE
en dificultades una representación permanente accesible (embajada, consulado general,

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consulado) del Estado miembro de la nacionalidad del ciudadano; que no exista un cónsul
honorario, accesible y competente, de su propio Estado miembro u otro Estado miembro
que lo represente de manera permanente; la presentación, por parte del ciudadano
solicitante, de una prueba de su nacionalidad (pasaporte o documento de identidad u otro
medio de prueba) ante la representación diplomática o consular a la que se dirija la
solicitud.
La representación diplomática o consular que conceda la protección tratará al ciudadano
solicitante como a un nacional del Estado miembro al que representa. La protección cubre
obligatoriamente: la asistencia en casos de fallecimiento; la asistencia en casos de
accidente o enfermedad graves; la asistencia en casos de arresto o detención; la asistencia
a víctimas de actos de violencia; el socorro y la repatriación de nacionales de la Unión en
dificultades. Aunque esta lista no es exhaustiva.

- Derecho a dirigirse a las Instituciones y Autoridades de la Unión: los ciudadanos de la UE


tienen derecho a dirigirse a todas las Instituciones europeas que aparecen mencionadas en
los Tratados y a hacerlo en cualquiera de las lenguas oficiales, teniendo las Instituciones la
obligación de contestar en la misma lengua. No se limita al derecho de petición ante el PE
y el Defensor del Pueblo europeo, sino que la petición pueda hacerse ante todas las
Instituciones. El derecho de dirigirse a las autoridades de la UE se inscribe en la necesidad
de aproximar las Instituciones a los ciudadanos y hacerlas accesibles. Este derecho se
inscribe en el más amplio de la transparencia y proximidad de la actividad de la Unión a
los ciudadanos y en la necesidad de dar facilidades para acceder a la información sobre las
decisiones adoptadas por las Instituciones.

- Derecho de petición ante el Parlamento Europeo: El art. 21 tras su reforma por el Tratado
de Ámsterdam, reconoce a todo ciudadano de la Unión el derecho a presentar peticiones
ante el Parlamento Europeo. Sin embargo, mucho antes incluso del Tratado de Maastricht,
este derecho ya le había sido reconocido por el propio Parlamento Europeo a los
“ciudadanos de la Comunidad”, a título individual o colectivo, a través de su Reglamento
interno y venía siendo ejercido profusamente por ciudadanos de los Estados miembros
que hacen llegar sus quejas o solicitudes al Parlamento Europeo y se había ido
extendiendo a todos los residentes en la Unión Europea. Se registran las peticiones (este
Registro es accesible al público)y, si las admite al trámite, las hace llegar a la comisión
parlamentaria competente, que las estudia, hace las comprobaciones necesarias y elabora
un informe, que puede dar lugar a una resolución del Parlamento Europeo. El derecho de
petición puede ser de forma individual o mediante escritos recogiendo la firma de
centenares o miles de personas.
El Tratado de la Unión Europea de Maastricht elevo el fundamento jurídico del derecho de
petición. En efecto, además del citado art. 21, otro precepto situado en el capítulo
dedicado al Parlamento Europeo, el art. 194, precisa que cualquier persona física o jurídica
que resida o tenga su domicilio social en un Estado miembro tendrá este derecho de
petición.
La petición puede ser individual o colectiva y deberá versar sobre cuestiones comunitarias
que afecten directamente al peticionario.
El vigente reglamento interno del Parlamento Europeo desarrolla el derecho conforme al
art. 21, precisando que se deben hacer constar todos los datos de cada uno de los
firmantes y en cualquiera de las lenguas oficiales de la Unión Europea; las peticiones que
se declaren impertinentes se archivaran notificándose a los firmantes la decisión y los
motivos de la misma. Si la petición se estima pertinente se estudiara por la Comisión

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parlamentaria de Peticiones, pudiéndose celebrar audiencias o hacer visitas en el lugar de


los hechos, recabar documentos, información o acceso a los servicios de la Comisión. La
opinión se remite a la Institución competente y se informará al Pleno sobre las medidas
adoptadas por la Comisión o el Consejo en relación con las peticiones admitidas.
También pueden ser presentadas por correo electrónico.

- Derecho a presentar reclamaciones ante el Defensor del Pueblo Europeo. Derecho a una
buena Administración: El mismo art. 21 reconoce a los ciudadanos de la Unión el derecho
de dirigirse al Defensor del Pueblo europeo. Según el art. 195 TCE, el Defensor del Pueblo
europeo está facultado para recibir las reclamaciones de cualquier ciudadano de la Unión
o de cualquier persona física o jurídica que resida o tenga su domicilio social en un Estado
miembro, relativas a casos de mala administración en la acción de las Instituciones u
órganos comunitarios, con exclusión del Tribunal de Justicia y del Tribunal de Primera
Instancia en el ejercicio de sus funciones jurisdiccionales.
El Defensor del Pueblo es nombrado por el Parlamento Europeo por todo el periodo de la
legislatura, las candidaturas han de estar avaladas como mínimo por veintinueve
diputados de, al menos, dos nacionalidades. La idoneidad de las candidaturas son
examinadas por la Comisión parlamentaria de Peticiones y presentadas al pleno para el
nombramiento, en primera y segunda votación, por mayoría absoluta; en tercera votación
por mayoría simple. El Parlamento también puede solicitar su destitución si dejare de
cumplir las condiciones necesarias para el ejercicio de sus funciones, pero si el Defensor
del Pueblo Europeo no dimitiese se puede solicitar su destitución por el Tribunal de
Justicia de la Comunidad Europea. Debe ejercer sus funciones con total independencia y
exclusividad de funciones.
El Defensor está facultado para ser un mediador entre el ciudadano y la Administración
comunitaria. Para ello puede llevar a cabo las investigaciones que considere necesarias
ante una reclamación o por propia iniciativa, salvo que los hechos alegados sean o hayan
sido objeto de un procedimiento jurisdiccional. No se precisa una forma concreta para la
presentación de la reclamación, basta una simple carta, si bien su Oficina facilita un
formulario. Debe de presentarse en cualquier idioma oficial reconocido por los Tratados,
en un plazo no superior a dos años a partir de la fecha en que se tenga conocimiento de
los hechos; no puede ser anónima, y se le da un tratamiento público si bien puede tratarse
de forma confidencial si así se solicita.
Cuando el Defensor del Pueblo Europeo comprueba que se trata de un caso de mala
administración, lo pondrá en conocimiento de la Institución interesada y buscará una
solución amistosa. Esta deberá responder en un plazo de tres meses; el Defensor
informara al Parlamento Europeo y al reclamante. Además, cada año elabora un Informe
anual sobre sus actividades y resultados que presenta y debate ante el Parlamento
Europeo. Puede dirigir recomendaciones a las Instituciones y órganos y si tuviera
conocimiento de hechos constitutivos de delito, los notificara a las autoridades nacionales
competentes.

- Derecho a acceso a los documentos de la Unión: de todos los actos adoptados se deduce
un principio general: el público tiene el derecho al mayor acceso posible a los documentos
que posean la Comisión y el Consejo. Por documento se entiende todo escrito que
contenga datos y que obre en poder de estas Instituciones. El mayor problema lo plantean
los documentos internos que no son objeto de publicación bajo ningún concepto; si se
quieren consultar, debe hacerse una solicitud. Límites al derecho de acceso a los
documentos: en determinados casos se restringe el acceso a los documentos cuando su

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divulgación pueda menoscabar: un interés público; o afectar a la protección de la persona


y su intimidad; o al secreto comercial e industrial; o a los intereses financieros de la Unión;
o la confidencialidad solicitada por la persona o Estado que ha dado los datos.
También podrá denegarse el acceso a un documento del Consejo para proteger el secreto
de sus deliberaciones.

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LECCIÓN 15: INMIGRACIÓN Y ASILO EN EL ESPACIO DE LIBERTAD, SEGURIDAD Y JUSTICIA DE


LA UNIÓN EUROPEA

1. ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LAS POLÍTICAS COMUNES DE ASILO E INMIGRACIÓN


Desde hace más de veinte años los Estados miembros han unido sus fuerzas para luchar contra
fenómenos internacionales como el terrorismo, el tráfico de estupefacientes o la inmigración
ilegal. En 1986, cuando se proclamó la libre circulación de las personas como uno de los
principales elementos del mercado interior, la cooperación informal entre los gobiernos de los
Estados miembros se reveló insuficiente para combatir la internacionalización de la
delincuencia organizada y responder a las necesidades de seguridad de los ciudadanos
europeos. En consecuencia, se tomó la decisión de integrar en el Tratado de Maastricht la
cooperación en materia de justicia y asuntos de interior, para hacer de ella una política de
pleno derecho de la Unión Europea.
Al pilar comunitario se unió un pilar intergubernamental, y se crearon nuevos instrumentos
jurídicos. Esta cooperación, iniciada tras la entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea
en 1993, no ha resultado muy satisfactoria, ni en su funcionamiento ni en sus resultados. La
revisión del Tratado de la Unión Europea ha modificado sensiblemente el proceso de toma de
decisiones.
Para crear un espacio de libertad, de seguridad y de justicia, el Tratado de Amsterdam
introduce en el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea un nuevo título, que lleva por
título "Visados, asilo, inmigración y otras políticas relacionadas con la libre circulación de
personas". El control de las fronteras exteriores, el asilo, la inmigración y la cooperación
judicial en materia civil corresponden al primer pilar, y se rigen por el método comunitario. Sin
embargo, esta "comunitarización" será gradual: se implantará a la velocidad que marquen las
decisiones del Consejo de la Unión Europea, en un plazo máximo de cinco años a partir de la
entrada en vigor del nuevo Tratado. Únicamente la cooperación policial y la cooperación
judicial en materia penal siguen inscritas en el tercer pilar, al que el nuevo Tratado añade la
prevención y lucha contra el racismo y la xenofobia.
Estas modificaciones institucionales introducen modalidades nuevas en la toma de decisiones,
merced a las cuales podrán adoptarse, en principio, medidas más numerosas y eficaces, con
una cooperación más estrecha entre los Estados miembros.

2. LA POLÍTICA DE INMIGRACIÓN
3. LA POLÍTICA COMÚN DE ASILO, PROTECCIÓN SUBSIDIARIA Y PROTECCIÓN TEMPORAL
**Los epígrafes 2 y 3 van juntos**:
La supresión de controles en las fronteras interiores no supone el otorgamiento a los
ciudadanos europeos del derecho de libre circulación, pero sí provoca la de los nacionales de
tercer Estados, lo que obliga a responder con medidas en materia de asilo y flujos de
migración.
El carácter común de estos asuntos explica que estas políticas se rijan por el principio de
solidaridad y de reparto equitativo de la responsabilidad entre los EEMM incluido el aspecto
financiero. Ello ha llevado a la creación de agencias y al establecimiento de mecanismos de
asistencia y de compensación entre EEMM, así como de instrumentos financieros europeos,
donde destacan los recién creados Fondo de Seguridad Interior y Fondo de Asilo, Migración e
Integración.
La Política sobre controles de fronteras pretende conjugar su eliminación en las interiores con
un control eficaz en el cruce de las exteriores con miras a lograr un progresivo sistema
integrado de gestión de las fronteras exteriores. El art. 77 TFUE recoge unas amplias bases
jurídicas que posibilitan adoptar, persiguiendo tales objetivos, medidas para establecer la

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ausencia total de controles de las personas, sea cual sea su nacionalidad, cuando crucen las
fronteras interiores, una política común de visados y otros permisos de residencia de corta
duración, las condiciones den las que los nacionales de terceros países podrán circular
libremente por la UE durante un corte período, los controles a los cuales se someterá a las
personas que crucen las fronteras exteriores y cualquier otra medida necesaria para el
establecimiento progresivo de un sistema integrado de gestión de las fronteras exteriores. En
virtud de las normas anteriormente vigentes, ya se había adoptado un denso conjunto
normativo sustantivo (con el Código de Fronteras de Schengen y el Código Comunitario sobre
visados, a la cabeza), que se acompaña de la infraestructura técnica necesaria para su correcta
aplicación, en donde el desarrollo del Sistema de Información Schengen de segunda
generación y el Sistema de Información de Visados tienen un papel central (se trata de bases
de datos que se componen de una parte nacional y una central, donde los EEMM introducen
una serie determinada de datos relevantes para la ejecución de las políticas de cruce de
fronteras y visado, y de la cooperación policial y judicial penal). La ausencia de controles sufre
una presión creciente de los EEMM que ha conducido a modificar el Código ampliando las
posibilidades de reinstaurar los controles en las fronteras interiores.
La reordenación de los temas de asilo ha venido a incluir en el Derecho originario las categorías
elaboradas en la normativa derivada previa para la creación de un sistema europeo común de
asilo (SECA) que distingue tres tipos: asilo, protección subsidiaria (centrada básicamente en los
supuestos de temor de ser objeto de torturas o tratos inhumanos o degradantes, pena de
muerte o una amenaza contra su debido a violencia indiscriminada vinculada a un conflicto
armado) y protección temporal de desplazados en caso de afluencia masiva. El SECA abarcará
un estatuto uniforme de asilo y de protección subsidiaria para los nacionales de terceros
países y un sistema común para la protección temporal de las personas desplazadas, en caso
de afluencia masiva.
La revisión de la normativa adoptada durante los primeros años 2000 devino necesaria, como
lo reconocía el Programa de Estocolmo, pues adolecía de una excesiva debilidad (apenas
mitigable por la importante jurisprudencia del TJ), lo que desembocó en prácticas estatales
muy divergentes y en una deficiente implementación, con una notable preocupación sobre su
compatibilidad con los estándares internacionales de protección.
Finalmente, la política común de inmigración contenida en el art. 79 TFUE persigue el
tratamiento equitativo de los inmigrantes residentes legales y, particularmente, la lucha contra
la inmigración ilegal y la trata de seres humanos. Las competencias atribuidas quedan referidas
a las condiciones de entrada y residencia y la expedición de visados y permisos de residencia
de larga duración (incluida la reagrupación familiar); la definición de los derechos de
inmigrantes residentes legales en un EM y las condiciones en que podrán circular y residir los
demás; la inmigración y residencia ilegales, incluidas la expulsión y la repatriación de
residentes en situación irregular y la lucha contra la trata de seres humanos, en particular de
mujeres y niños. Las líneas principales en la lucha contra la inmigración ilegal parecen
relativamente establecidas y poco sea destacable salvo el nuevo marco penal del tráfico de
personas ahora regulado mediante una directiva. Por el contrario y, aunque tampoco existan
replanteamientos de fondo, las nuevas reglas de Lisboa han permitido destacar importantes
iniciativas relativas a la inmigración legal.
La puesta en práctica de esta política requiere una estrecha colaboración con los terceros
Estados, para lo cual la UE podrá celebrar acuerdos para la readmisión en sus países de origen
o de procedencia, respecto de aquellos que no cumplan o hayan dejado de cumplir las
condiciones de entrada, presencia o residencia en el territorio de uno de los EEMM.

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LECCIÓN 16: LAS RELACIONES EXTERIORES DE LA UNIÓN EUROPEA

1. LA PERSONALIDAD JURÍDICO INTERNACIONAL DE LA UNIÓN


El Tratado de Lisboa declara expresamente que la Unión Europea tiene personalidad jurídica.
En efecto, la UE se erige con expresa personalidad jurídico internacional y se responsabiliza de
la continuidad del proceso de integración.
La UE sustituyó a la Comunidad Europea, de modo que la UE asume todos sus derechos,
obligaciones y procedimientos. No se extinguió el Tratado de la CE o de Roma, sino que se
modifica por el Tratado de Lisboa. Lo que se eliminó o desapareció es la Comunidad Europea
como organización internacional separada, si bien sus atribuciones, instituciones y
procedimientos se asignan a la misma UE.
Cuando los EEMM crearon la Unión como ente político en el Tratado de Maastricht de 1992,
no quisieron, deliberadamente, entonces, atribuirle expresamente personalidad jurídica
internacional ni, posteriormente, con ocasión de los Tratados de Ámsterdam y de Niza. Las dos
organizaciones internacionales existentes en la época, la CE y la CEEA o Euratom, conservaron
por separado su carácter de sujetos del DI, como también hasta la expiración del Tratado CECA
en 2002 tuvo personalidad internacional la Comunidad Europea del Carbón y del Acero. En las
Conferencias Intergubernamentales de 1991, 1996 y 2000, a pesar de varios intentos, se
rechazó la opción de dotar expresamente a la Unión de personalidad jurídica.
Aunque estas normas expresas son importantes, sin embargo, cabe señalar que las normas
atributivas de personalidad internacional son declarativas. La personalidad jurídica se tiene o
no se tiene en función de las competencias atribuidas por los Estados y realmente ejercidas en
el orden jurídico internacional. La UE tuvo a partir de 1997 cierto reconocimiento en función
de su efectividad en el ejercicio de sus competencias y funciones, especialmente en materia de
PESC y de cooperación policial y judicial. En efecto, tras la reforma de Ámsterdam se reconoció
competencia a los dos pilares intergubernamentales para suscribir acuerdos internacionales.
Lo que importa siempre para poder atribuir personalidad jurídica internacional a una
organización internacional es que estemos ante una asociación voluntaria de Estados, con base
convencional, que posea sus propios órganos, que traduzca una voluntad distinta de sus
Estados miembros, y que tenga competencias normativas y las ejerza efectivamente, además
de en el plazo interno, en el externo. En efecto, la UE suscribe acuerdos internacionales, goza
de privilegios e inmunidades, ejerce derechos y asume obligaciones en el orden internacional
y, por tanto, mantiene relaciones diplomáticas directas con otros sujetos internacionales.
La UE posee el llamado derecho de legación activo, que consiste en la facultad de enviar
representantes ante terceros Estados y organizaciones internacionales. El derecho de legación
pasivo reconoce que el Estado miembro en cuyo territorio esté situada la sede de la Unión
concederá a las misiones de terceros Estados acreditadas ante la Unión las inmunidades y
privilegios diplomáticos individuales.
Posee también personalidad internacional activa y pasiva, es decir, capacidad para valer sus
derechos mediante una reclamación internacional y para responder por la comisión de hechos
ilícitos o de hechos lícitos causantes de daños en los supuestos de responsabilidad objetiva.
Medidas restrictivas: en el ámbito de la UE, la cuestión de las sanciones internacionales ha
suscitado no pocos problemas, desembocando en una práctica carente, durante mucho
tiempo, de uniformidad. Eran dos, básicamente, la razón que justificaban tales problemas: en
primer lugar, la concurrencia, en materia de sanciones, de un componente jurídico, político y
económico; y, en segundo lugar, como casi siempre, el modelo de delimitación de
competencias entre la UE y sus EEMM.

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2. LA ACTIVIDAD CONVENCIONAL DE LA UE
--En mis libros no está este epígrafe, si lo tenéis pasádmelo.

3. LA POLÍTICA COMERCIAL COMÚN (PCC)


La PCC es, junto a la PAC, las normas sobre competencias y la política de transportes.
La PCC permitió establecer una unión aduanera entre los EEMM, y la consiguiente adopción de
un arancel aduanero exterior común, es decir, la tasa a pagar por los productos importados
desde fuera de la Unión.
El TFUE no define el contenido de la PCC, que comprende un ámbito material amplio y
completo y, además, conviene apuntar que el Tribunal ha realizado una interpretación
extensiva, sobre todo a través de su jurisdicción consultiva relativa a la conclusión de un
acuerdo internacional sobre una norma relativa a gastos locales en la OCDE.

4. LA COOPERACIÓN CON TERCEROS PAÍSES Y LA AYUDA HUMANITARIA


El TFUE regula en el Título III, la cooperación con los países en desarrollo, la cooperación con
terceros países distintos de los países en desarrollo y la ayuda comunitaria.
- La cooperación para el desarrollo y la cooperación económica, financiera y técnica:
Desde muy temprano se observó la necesidad de colaborar con las antiguas colonias y otros
países vinculados histórica y políticamente a los EEMM.
El TUE adoptado en Maastricht dotó por primera vez de base jurídica específica a esta política
de cooperación para el desarrollo, que en el Tratado de Lisboa, en consonancia con la
jurisprudencia previa al Tribunal, va a caracterizarse por las llamadas tres “c”:
 Complementariedad, porque se trata de un ámbito competencial compartido, en el
que las políticas de la UE y la de sus EEMM complementan y refuerzan mutuamente,
sin existir preferencia por ninguna de ellas;
 Coordinación, porque es una política transversal, ya que la UE debe tenerla en cuenta
al aplicar otras políticas que puedan afectar a los países en desarrollo;
 Y coherencia, porque tanto la política de la Unión como la que cada EEMM lleve a cabo
a título individual deben estar en consonancia con lo acordado en Naciones Unidas y
otras Organizaciones Internacionales.
En la actualidad, se tiene un único objetivo confeso: la reducción y erradicación de la pobreza.
Entre los instrumentos de carácter comercial destacan el Sistema de Preferencias
Generalizadas (SPG), destinado a ayudar a los países en desarrollo a reducir la pobreza
mediante la concesión de preferencias arancelarias. Y, entre los instrumentos financieros,
sobresalen dos: el Instrumento de la Cooperación para el Desarrollo, aprobado en 2006 para
ejecutar tanto programas geográficos como temáticos, encaminados a erradicar la pobreza y
conseguir un desarrollo sostenible; y el FED, que canaliza la ayuda prestada a los países ACP y a
los países y territorios de ultramar en ciclos de 5 años, que suelen coincidir con la conclusión
de los acuerdos de asociación con estos países.

- La ayuda humanitaria:
El objetivo es la prestación de asistencia y socorro a las poblaciones de terceros Estados que
hayan sido víctimas de catástrofes naturales o de catástrofes de origen humano, así como
proteger a las víctimas, para hacer frente a las necesidades humanitarias resultantes de esas
situaciones.
La ayuda humanitaria es una competencia compartida en la que. Además de la
complementariedad, coordinación y coherencia, las acciones tanto de la Unión como de los
EEMM, se ejecutarán cuando las autoridades de los países destinatarios no puedan o no

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quieran actuar y, además, deben ser conforme con el DI y los principios de imparcialidad,
neutralidad y no discriminación.
La gestión de estas ayudas corre a cargo de la Dirección General de Ayuda Humanitaria
(ECHO), creada en 1992, que es la encargada de implementar los programas de auxilio a
instancia de la propia Comisión de Organizaciones Internacionales, de organizaciones no
gubernamentales (ONG) o de los países necesitados. La ECHO opera sobre el terreno en
coalición con una red de ONGs y de Organismos Especializados de la ONU y de la Cruz Roja y la
Media Luna Roja. La financiación de la ayuda humanitaria procede del presupuesto de la Unión
y del FED, y de sus proyectos son auditados por expertos externos.

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LECCIÓN 17: LA POLÍTICA EXTERIOR Y DE SEGURIDAD COMÚN

1. ORIGEN Y EVOLUCIÓN
A lo largo de las distintas etapas de la construcción europea, los conceptos de unión política,
de política exterior común o de defensa común han figurado habitualmente en el orden del día
a medida que se presentaban distintos proyectos políticos.
En 1950, el plan Pléven (que tomó su nombre del Presidente del Consejo en Francia)
contemplaba la creación de un ejército europeo integrado bajo un mando común. Este plan
fue objeto de negociaciones entre los Estados miembros de la Comunidad Europea del Carbón
y del Acero de 1950 a 1952, y condujo a la firma del Tratado constitutivo de la Comunidad
Europea de Defensa (CED). El corolario de la CED era un proyecto político, destinado a crear
una estructura federal o confederal, que fue presentado en 1953. La "Comunidad política
europea" preveía la creación de una Asamblea parlamentaria bicameral, un Consejo ejecutivo
europeo, un Consejo de Ministros y un Tribunal de Justicia. Las competencias de la Comunidad
política eran muy amplias y estaba previsto que a largo plazo absorbieran a la CECA y a la CED.
No obstante, este proyecto no vio nunca la luz, ya que fue rechazado por la Asamblea Nacional
francesa el 30 de agosto de 1954.
A principios de los años sesenta se mantuvieron arduas negociaciones en torno a los dos
planes Fouchet presentados sucesivamente por Francia, que pretendía conseguir una
cooperación política más estrecha, una Unión de Estados y una política exterior y de defensa
común. Un comité, encargado de elaborar propuestas concretas, alcanzó compromisos difíciles
y ambiciosos, tales como la creación de una secretaría independiente o la perspectiva futura
del voto por mayoría cualificada en algunos ámbitos. Desgraciadamente, al no existir acuerdo
sobre las propuestas del Comité Fouchet, las negociaciones entre los Estados miembros
fracasaron en 1962.
A raíz de una petición de los Jefes de Estado y de Gobierno en cuanto a la posibilidad de
avanzar en el ámbito político, en 1970 se presentó en la Cumbre de Luxemburgo un conocido
como el informe Davignon. Este informe es el origen de la cooperación política europea (CPE),
lanzada de manera informal en 1970 antes de ser institucionalizada por el Acta Única Europea
(AUE) en 1987. La CPE implicaba fundamentalmente la consulta entre los Estados miembros
sobre las cuestiones de política exterior.
Tres años más tarde, la Cumbre de Copenhague presentó un informe sobre el funcionamiento
de la CPE, como consecuencia del cual se intensificó el ritmo de las reuniones de los Ministros
de Asuntos Exteriores y del Comité político (compuesto de los directores nacionales de asuntos
políticos). Paralelamente se creó un "grupo de corresponsales europeos", responsables del
seguimiento de la CPE en cada Estado miembro, que pudo también beneficiarse del acceso a
una nueva red de télex que conectaba a los Estados miembros, denominada COREU.
La creación del Consejo Europeo en 1974 contribuyó a una mejor coordinación de la CPE
gracias al papel desempeñado por los Jefes de Estado y de Gobierno en la definición de la
orientación política general de la construcción comunitaria. Desde entonces, el papel de la
Presidencia y la publicidad dada a los trabajos de la CPE vinieron a reforzarse mutuamente a
través de las posiciones adoptadas oficialmente por la Comunidad.
Tras la invasión de Afganistán por la Unión Soviética y la revolución islámica en Irán, los
Estados miembros se percataron de la creciente impotencia de la Comunidad Europea en el
ámbito internacional. Por otra parte, determinados a reforzar la CPE, en 1981 aprobaron el
informe de Londres que impuso a los Estados miembros la obligación general de consultarse
previamente (y de hacer participar a la Comisión Europea) en toda cuestión de política exterior
que afectase al conjunto de los Estados miembros. En 1982, el mismo deseo de consolidar la

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posición de la Comunidad a escala mundial dio lugar a la iniciativa Genscher-Colombo de Acta


Europea que condujo, en 1983, a la declaración solemne de Stuttgart sobre la Unión Europea.
En 1985 el informe del Comité Dooge, preliminar al lanzamiento de la Conferencia
intergubernamental que dio como fruto el Acta Única Europea, contenía una serie de
propuestas relativas a la política exterior, y en concreto, la idea de la concertación reforzada
en las cuestiones relativas a la seguridad y de la cooperación en el sector del armamento.
Junto a ello se preconizaba la creación de una secretaría permanente. Al final, las disposiciones
introducidas en el Tratado por el Acta Única no fueron tan lejos como las propuestas del
Comité Dooge, pero a pesar de todo permitieron institucionalizar la CPE, el grupo de los
corresponsales europeos y una secretaría colocada directamente bajo la autoridad de la
Presidencia. En cuanto a los objetivos de la CPE, se ampliaron a todas las cuestiones de política
exterior de interés general.
Tras la Conferencia Intergubernamental sobre la Unión política y la entrada en vigor, en 1993,
del Tratado de la Unión Europea, se introdujo un título específico relativo a la política exterior
y de seguridad común (PESC). De esta manera, la PESC ha sustituido a la CPE y se ha creado un
pilar intergubernamental diferenciado en el edificio comunitario que expresa la voluntad de la
Unión de afirmar su identidad en el ámbito internacional.

2. LA POLÍTICA EXTERIOR Y DE SEGURIDAD COMÚN


Uno de los objetivos principales de la Conferencia intergubernamental que condujo a la firma
del proyecto del Tratado de Ámsterdam era reformar la política exterior y de seguridad común
(PESC) con el fin de perfeccionar su funcionamiento y equipar mejor a la Unión en el ámbito
internacional.
La reforma parecía especialmente urgente tras el desmembramiento de la antigua Yugoslavia
en trágicas circunstancias que pusieron de relieve la necesidad que la Unión tiene de estar en
condiciones de actuar y prevenir, en lugar de limitarse a reaccionar. Por otra parte, pudo verse
con toda claridad la debilidad que entrañaba una reacción dispersa de los Estados miembros.
El Tratado de Ámsterdam se esfuerza por superar las contradicciones que existen entre los
objetivos comunes de la PESC, especialmente ambiciosos, y los medios de los que la Unión se
ha dotado para alcanzarlos, que no parecen estar a la altura de las expectativas y de los retos
que se plantean.
La política exterior y de seguridad común (PESC) se regula por las disposiciones contenidas en
el título V del Tratado de la Unión Europea. La PESC se aborda también en el artículo 2 (antiguo
artículo B) de las disposiciones comunes que prevé que uno de los objetivos de la Unión es
"afirmar su identidad en el ámbito internacional, en particular mediante la realización de una
política exterior y de seguridad común que incluya, en el futuro, la definición de una política de
defensa común que podría conducir, en su momento, a una defensa común".
La instauración de la PESC respondió al deseo de equipar mejor a la Unión frente a los
múltiples desafíos con que se enfrenta en el ámbito internacional, confiriéndole una nueva
gama de medios de acción que vienen a añadirse a las actividades tradicionales de la
Comunidad en el ámbito de las relaciones exteriores (en particular, la política comercial y la
cooperación para el desarrollo).
El título V constituye un pilar diferenciado de la Unión Europea debido a que sus
procedimientos de funcionamiento, de carácter intergubernamental, se apartan de los que
operan en los sectores tradicionales de la Comunidad, como por ejemplo el mercado interior o
la política comercial. Esta distinción se percibe sobre todo en la toma de decisiones, que
precisa del consenso entre los Estados miembros, mientras que el ámbito comunitario se
caracteriza por el recurso generalizado al voto mayoritario; también se refleja en lo reducido

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de los papeles desempeñados por la Comisión, el Parlamento Europeo y el Tribunal de Justicia


en el ámbito del título V. El desdibujamiento de estas instituciones en el marco de la PESC
contrasta claramente con las competencias de que gozan en el ámbito comunitario.
Con el fin de estimular un funcionamiento armonioso y no contradictorio entre los dos tipos de
acciones (comunitarias e intergubernamentales), el artículo 3 (antiguo artículo C) prevé lo
siguiente:
"La Unión velará, en particular, por mantener la coherencia del conjunto de su acción exterior
en el marco de sus políticas en materia de relaciones exteriores, de seguridad, de economía y
de desarrollo. El Consejo y la Comisión tendrán la responsabilidad de garantizar dicha
coherencia y asegurarán, cada cual conforme a sus competencias, la realización de tales
políticas."
Sin embargo, los primeros años de funcionamiento del título V no han sido tan satisfactorios
como los Estados miembros podían esperar de su acción común. Por tanto, fue relativamente
negativo el contexto, en cuanto al balance de la situación, en el que las negociaciones de la
Conferencia intergubernamental de 1996 abordaron la introducción en el nuevo Tratado de las
reformas institucionales necesarias para la eficacia de la PESC.
Se mantiene la norma general: las decisiones que dependan de la PESC se toman siempre por
unanimidad. Sin embargo, los Estados miembros tienen la posibilidad de recurrir a la
abstención constructiva, lo que significa que la abstención de un Estado miembro no impide la
aprobación de una decisión. Por otra parte, si el Estado miembro en cuestión añade a su
abstención una declaración formal, no estará obligado a aplicar la decisión, pero habrá de
aceptar, con un espíritu de solidaridad mutua, que ésta sea vinculante para la Unión en su
conjunto. Se abstendrá por tanto de cualquier acción que pudiera entrar en conflicto con la
acción de la Unión.
No obstante, procede señalar que el mecanismo de la declaración formal combinada con la
abstención no se aplica si los Estados miembros que deciden recurrir a él representan más de
un tercio de los votos ponderados del Consejo.
El Título V modificado del TUE prevé sin embargo la mayoría cualificada para dos casos:
- para la adopción de decisiones de aplicación de una estrategia común definida por el
Consejo Europeo;
- para cualquier decisión por la que aplique una acción común o una posición común
adoptada de antemano por el Consejo
En el contexto de las decisiones tomadas por mayoría cualificada, los Estados miembros
disponen sin embargo de una cláusula de salvaguardia que les permite impedir el recurso al
voto si justifican el bloqueo por razones de política nacional importantes. En tal situación,
después de que un Estado miembro haya expuesto sus motivos, el Consejo, que decidirá por
mayoría cualificada, puede optar por someter la cuestión al Consejo Europeo con vistas a la
obtención de una decisión unánime de los Jefes de Estado y de Gobierno.
El Secretario General del Consejo también cumple ahora la función de Alto Representante de
la PESC. Está encargado de asistir al Consejo en las cuestiones que correspondan a la PESC y
contribuirá a la formulación, elaboración y aplicación de las decisiones. A petición de la
Presidencia, actuará en nombre del Consejo conduciendo el diálogo político con terceros.
Esta nueva función implica una reorganización de las tareas en el seno del Consejo, en el que la
gestión administrativa de la Secretaría General pasa a corresponder al Secretario General
adjunto. Pero esto no impedirá al Consejo nombrar, cada vez que lo considere necesario, a un
representante especial a quien podrá conferirse un mandato en relación con cuestiones
políticas particulares, como ya se hizo en la antigua Yugoslavia.

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A nivel logístico, el Alto Representante goza del apoyo de una unidad de planificación de
políticas y de alerta rápida, creada en la Secretaría General del Consejo y que se coloca bajo su
responsabilidad.
La coherencia de la política exterior y de seguridad común depende de las reacciones de los
Estados miembros ante la evolución internacional, ya que las lecciones del pasado demuestran
que si la reacción se hace de manera dispersa, la posición de la Unión Europea y de sus Estados
miembros sobre la escena internacional se debilita. Por ello, el análisis colectivo de los retos
internacionales y de sus consecuencias, más la puesta en común de la información, deberían
contribuir a una reacción eficaz de la Unión ante la evolución internacional.
Desde este punto de vista, en una declaración adjunta al Tratado de Ámsterdam se convino el
establecimiento de una unidad de planificación y de alerta rápida en la Secretaría General del
Consejo, bajo la autoridad del Alto Representante para la PESC. Está constituida por
especialistas procedentes de la Secretaría General del Consejo, los Estados miembros, la
Comisión y la Unión Europea Occidental (UEO). Sus tareas abarcan en particular:
- la observación y análisis de la evolución en el ámbito de la PESC;
- la evaluación de los intereses de la Unión en materia de política exterior y de
seguridad común, y la determinación de los ámbitos en los que la PESC podría
centrarse en el futuro;
- la definición oportuna de los hechos, de las crisis políticas potenciales o de las
situaciones que pudieran tener repercusiones importantes sobre la PESC;
- la elaboración, a petición del Consejo, de la Presidencia o por propia iniciativa, de
documentos de opciones políticas razonadas que se refieran a la política que el
Consejo debe seguir.
El Tratado de la Unión Europea preveía que los gastos operativos de la PESC estarían o a cargo
del presupuesto comunitario, o a cargo de los Estados miembros según una clave de
distribución que debe determinarse. Este procedimiento "individual" suscitó varias críticas, en
particular por parte de la Comisión, a causa de su carácter complejo e ineficaz.
El Tratado de Ámsterdam ha remediado esta situación estableciendo que los gastos operativos
que origine la PESC estarán a cargo del presupuesto comunitario, excepto cuando se refieran a
operaciones que tengan implicaciones militares o de defensa, o cuando el Consejo decida lo
contrario por unanimidad. En este último caso está previsto que los Estados que combinen la
abstención con la declaración formal no están obligados a contribuir a la financiación de la
operación.
Cuando los Estados miembros corran con los gastos, la distribución se hará según el criterio del
producto nacional bruto, salvo si el Consejo decide lo contrario por unanimidad.

3. LA POLÍTICA COMÚN DE SEGURIDAD Y DEFENSA DE LA UNIÓN


La política común de seguridad y defensa (PCSD) es la política de seguridad y defensa de la UE.
Forma parte integrante de la política exterior de la Unión Europea (UE), la política exterior y de
seguridad común (PESC).
SÍNTESIS
La política común de seguridad y defensa (PCSD) es la política de seguridad y defensa de la UE.
Forma parte integrante de la política exterior de la Unión Europea (UE), la política exterior y de
seguridad común (PESC).
¿QUÉ HACE LA PCSD?
Crea un marco para los aspectos militares y de defensa de la política de la UE. La PCSD, que se
creó cuando se firmó el Tratado de Lisboa en 2009, sustituye y amplía la anterior política

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europea de seguridad y defensa (PESD). El objetivo de la política es el establecimiento de una


capacidad de defensa común europea.
PUNTOS CLAVE
- Los países de la UE deben poner las capacidades civiles y militares a disposición de la UE
para aplicar la PCSD.
- La PCSD incluye la definición progresiva de una política común de defensa de la UE; esto
conducirá a una defensa común cuando el Consejo Europeo lo decida por unanimidad. La
política de la UE no afectará al carácter específico de la política de seguridad y defensa de
determinados países de la UE y respetará las obligaciones de ciertos países de la UE en el
marco de la OTAN. En virtud del Tratado de Lisboa, se creó una cláusula de defensa mutua,
que es un elemento clave de la PCSD.
- Los países de la UE tomarán medidas para mejorar sus capacidades militares. La Agencia
Europea de Defensa (AED) es el organismo que tiene como objetivo ayudar a facilitar
dichas medidas. Rinde cuentas al Consejo de la UE sobre su labor, que gira en torno a:
 el establecimiento de objetivos comunes para los países de la UE en términos de
capacidad militar;
 la introducción y gestión de programas con el fin de alcanzar los objetivos
establecidos;
 la armonización de las necesidades operativas de los países de la UE a través de la
noción de un «aprovechamiento común y compartido» de las capacidades militares;
 la gestión de las actividades de investigación de tecnología de defensa (veintidós áreas
prioritarias, incluyendo hardware electrónico, sistemas antiminas terrestres y
protección física);
 el fortalecimiento de la base industrial y tecnológica del sector de la defensa, y
 la mejora de la eficacia del gasto militar.
- La cooperación estructurada permanente en defensa (CEP) (también añadida en el Tratado
de Lisboa: artículos 42 y 46 del Tratado de la Unión Europea) se refiere a una forma de
cooperación más profunda entre los países de la UE. En este marco, los países de la UE se
comprometen a desarrollar sus capacidades de defensa de forma más intensiva y a
suministrar unidades de combate para misiones planificadas. La AED evalúa las
contribuciones, mientras que el Consejo autoriza a la cooperación.
- La UE puede utilizar medios civiles y militares fuera de la UE para el mantenimiento de la
paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la seguridad internacional. Los tipos
de misiones que se pueden llevar a cabo en el ámbito de la PCSD son:
 misiones humanitarias y de rescate,
 prevención de conflictos,
 misiones en las que intervengan fuerzas de combate para la gestión de crisis,
 actuaciones conjuntas en materia de desarme,
 misiones de asesoramiento y asistencia en cuestiones militares, y
 tareas de estabilización al término de los conflictos.
- El Consejo de la UE define los objetivos de las misiones y las normas de su ejecución.
Puede delegar la realización de una misión a aquellos países de la UE que lo deseen y
puedan llevarla a cabo. Los países de la UE responsables de realizar misiones actúan en
asociación con el Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de
Seguridad y deben informar periódicamente al Consejo acerca de su desarrollo.
ANTECEDENTES: La idea de una política de defensa común de Europa se remonta a 1948 con el
Tratado de Bruselas (firmado por el Reino Unido, Francia y los países del Benelux), que tenía

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una cláusula de defensa mutua que allanó el camino de la Unión Europea Occidental (UEO).
Desde entonces, la política europea de seguridad ha seguido varios caminos diferentes,
desarrollándose al mismo tiempo dentro de la UEO, la OTAN y la UE.

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