Manejo de Pastoreo
Manejo de Pastoreo
Manejo de Pastoreo
Julián Parga M.
Ing. Agr. D.E.A.
INIA-Remehue, Osorno
Maximizar la producción de forraje de alta calidad por hectárea, así como optimizar su
oportuna utilización por el ganado, son probablemente los dos aspectos más
importantes de la gestión técnica de una explotación lechera.
El manejo del pastoreo es una de las herramientas fundamentales para lograr estos
objetivos. Por una parte, tiene importantes repercusiones en el rendimiento y
persistencia de la pradera, afectando su capacidad sustentadora. Por otra, controla la
oferta de forraje por animal y su valor nutritivo, determinando el consumo de nutrientes
y el rendimiento individual. La producción de leche por hectárea, que constituye uno de
los elementos clave de la rentabilidad predial, es la resultante de la interacción entre la
capacidad sustentadora de la pradera y el rendimiento individual de los animales que
la consumen.
En el corto plazo, los dos aspectos más importantes del manejo de pastoreo son:
La frecuencia de pastoreo puede ser controlada para cada período del año de acuerdo
a diversos criterios, tales como el tiempo de descanso de la pradera, la altura o
fitomasa prepastoreo y/o el número de hojas nuevas emergidas por macollo. Sin
embargo, ninguno de ellos reemplazará el recorrido y observación visual de los
potreros, ya que esto posibilita la mejor apreciación global del estado o condición de la
pradera.
Los objetivos son, por una parte, permitir el descanso suficiente de la pradera para
lograr una adecuada acumulación de reservas para un rápido rebrote y, por otra,
optimizar la disponibilidad y cosecha de hojas verdes por el animal al momento del
pastoreo.
PRIMAVERA
La primavera es el período más delicado en términos de manejo, ya que se produce
cerca del 50% del forraje sobrepasando ampliamente la capacidad de consumo de los
animales, y éste madura con rapidez una vez encañado. El momento óptimo de
utilización es cuando la pradera alcanza entre 15 y 20 cm de altura (2.200 a 2.600 kg
de MS/ha), momento en que la mayor parte de los macollos ha alcanzado el estado
entre 2 y 3 hojas. Dependiendo del tipo de pradera y de las condiciones climáticas, se
debe acelerar gradualmente la rotación de 25 a 14 días aproximadamente entre
septiembre y noviembre, reduciendo el área de pastoreo y liberando los potreros
excedidos (aquéllos con más de 2.800 kg de MS/ha) para destinarlos a conservación
de forraje.
VERANO – OTOÑO
Las fitomasas prepastoreo recomendadas para verano y otoño debieran ser cercanas
a 2.200 kg de MS/ha, siempre y cuando no se sobrepase los 35 días de descanso,
para evitar pérdidas importantes de calidad. Bajo condiciones climáticas favorables, la
frecuencia de pastoreo debiera ser entre 20 y 30 días.
INVIERNO
En invierno, el pastoreo difícilmente representará más de un tercio de la ración de
vacas lecheras en lactancia, pero su aporte será de alta calidad. Por ello resulta
absolutamente indispensable una adecuada suplementación de los animales, de
manera de compensar el déficit de pradera.
Dado el lento crecimiento durante este período, no debiera esperarse una fitomasa
prepastoreo mayor a 2.000 kg de MS/ha, para evitar la acumulación de hojas muertas
en la base de la vegetación. Probablemente, el mejor criterio de pastoreo en esta
estación sea el número de días transcurridos entre pastoreos, el que, dependiendo del
clima, debiera ser de 40 a 60 días. Esto significa que la superficie pastoreada
diariamente por el rebaño debiera ser aproximadamente 1/40 a 1/60 parte de la
superficie total disponible para pastoreo. Por ejemplo, si se dispone de 50 ha, el
pastoreo de 1 ha diaria (1/50) permitirá un intervalo de 50 días entre pastoreos.
Utilizaciones muy frecuentes en forma sostenida durante cualquier estación del año,
no permitirán el desarrollo suficiente de las hojas para alcanzar su crecimiento
máximo, ni para acumular las reservas necesarias para un rápido rebrote,
perjudicando con ello la velocidad de crecimiento promedio y el rendimiento anual de
materia seca. Además, alturas o fitomasas de entrada muy bajas limitarán el tamaño
de los bocados reduciendo el consumo diario de pasto, a pesar de que se amplíe la
superficie de pradera asignada por animal diariamente.
Por el contrario, la utilización tardía con pasto muy alto provocará una acumulación y
envejecimiento excesivo de la vegetación. Esto limitará la penetración de luz
reduciendo fuertemente la densidad poblacional de macollos y estolones y aumentará
las pérdidas de material debido a la muerte de las hojas viejas, disminuyendo el valor
nutritivo del forraje. Estas pérdidas de calidad se aceleran en primavera, debido a que
utilizaciones tardías incrementan la proporción de macollos encañados (Figura 2).
Adicionalmente, aumentan las pérdidas por pisoteo y la cantidad de material
rechazado por los animales, dificultando la utilización eficiente del forraje producido.
En consecuencia, utilizaciones tardías conducirán en general a una mayor
acumulación de residuo de baja calidad (con menor proporción de hojas y mayor
proporción de tallos y material muerto), deteriorando la estructura productiva de la
cubierta vegetal a través del tiempo.
6,0
Rendimiento (ton MS/ha)
4,0
2,0
0,0
0 30 60 90 120
Días de rebrote
22 80
20
70
18
$
16 60
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50
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Figura 6: Disponibilidad y
residuo adecuados
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