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Latín

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Para otros usos de este término, véase Latín (desambiguación).

Latín

Lingua Latīna, Sermo Latinus

Región Originalmente en la península itálica, luego en la zona


de influencia del Imperio romano y posteriormente en
aquellos Estados europeos con presencia de la Iglesia
católica.

Hablantes 1 000[cita  requerida] (actualidad)


20-30 millones (c. 14 d. C.)

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Nativos

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Otros

Familia Indoeuropeo
 Itálico
  Latino-falisco
   Latín

Escritura Alfabeto latino

Estatus oficial

Oficial en  Ciudad del Vaticano

 Santa Sede

Regulado
Pontificia Academia de Latinidad1
por
Neo-Latin Lexicon Organisation
Códigos

ISO 639-1 la

ISO 639-2 lat

ISO 639-3 lat

[editar datos en Wikidata]

El latín (autoglotónimo: Lingua Latina o Latina; en griego clásico: Λατινικὴ ɣλῶττα;


en neogriego: Λατινική γλώσσα o Λατινικά) es una lengua itálica perteneciente al
subgrupo latino-falisco,2 y a su vez a la familia de las lenguas indoeuropeas,3 que
fue hablada en la Antigua Roma y posteriormente durante la Edad Media y la Edad
Moderna, llegando hasta la Edad Contemporánea, pues se mantuvo como lengua
científica hasta el siglo XIX. Su nombre deriva de una zona geográfica de
la península itálica donde se desarrolló Roma, el Lacio (en latín, Latium).
Adquirió gran importancia con la expansión de Roma, 4 y fue lengua
oficial del Imperio romano en gran parte de Europa, África septentrional y Oriente
Próximo, junto con el griego. Como las demás lenguas indoeuropeas en general,
el latín era una lengua flexiva de tipo fusional con un mayor grado de síntesis
nominal que las actuales lenguas romances, en la cual dominaba
la flexión mediante sufijos, combinada en determinadas veces con el uso de
las preposiciones, mientras que en las lenguas modernas derivadas dominan las
construcciones analíticas con preposiciones, mientras que se ha reducido la
flexión nominal a marcar solo el género y el número, conservando
los casos de declinación solo en los pronombres personales (estos tienen,
además, un orden fijo en los sintagmas verbales).a
El latín originó un gran número de lenguas europeas, denominadas lenguas
romances, como el español, francés, franco-
provenzal, friulano, gallego, istriano, istrorrumano, italiano, ladino, ligur, lombardo, 
meglenorrumano, napolitano, occitano, piamontés, portugués, romanche, rumano, 
sardo, siciliano, valón, véneto, aragonés, arrumano, asturleonés, catalán, corso, e
miliano-romañol, y otros ya extintos, como el dalmático, panonio y el mozárabe.
También ha influido en las palabras de las lenguas modernas debido a que
durante muchos siglos, después de la caída del Imperio romano, continuó
usándose en toda Europa como lingua franca para las ciencias y la política, sin ser
seriamente amenazada en esa función por otras lenguas en auge (como el
español en el siglo XVII o el francés en el siglo XVIII), hasta prácticamente el
siglo XIX.
La Iglesia católica lo usa como lengua litúrgica oficial (sea en el rito romano sea en
los otros ritos latinos), aunque desde el Concilio Vaticano II se permiten además
las lenguas vernáculas.5 También se usa para los nombres binarios de
la clasificación científica de los reinos animal y vegetal, para denominar figuras o
instituciones del mundo del Derecho, como lengua de redacción del Corpus
Inscriptionum Latinarum, y en artículos de revistas científicas publicadas total o
parcialmente en esta lengua.
El alfabeto latino, derivado del alfabeto griego (en sí derivado del alfabeto fenicio),
es ampliamente el alfabeto más usado del mundo con diversas variantes de unas
lenguas a otras. El estudio del latín, junto con el del griego clásico, es parte de los
llamados estudios clásicos, y aproximadamente hasta los años 1970 fue estudio
casi imprescindible en las humanidades. Hasta el día de hoy, en países
como Alemania, en los Gymnasien se enseña latín o griego junto a lenguas
modernas.

Índice

 1Historia
o 1.1Períodos en la historia de la lengua latina
o 1.2Orígenes y expansión
o 1.3Estratos del latín
o 1.4Influencia sustrato
o 1.5Influencia superestrato
o 1.6Influencia adstrato
 2Literatura latina
o 2.1Literatura temprana
o 2.2Literatura de la Edad de Oro
o 2.3Literatura de la Edad de Plata
 3Latín culto y latín vulgar
 4El latín tras la época clásica
o 4.1Edad Media
o 4.2Renacimiento
o 4.3Edad Moderna
 5Gramática
o 5.1Sustantivos
o 5.2Verbos
o 5.3Sintaxis
 6Fonética y fonología
o 6.1Sistema vocálico[12][13]
 7Evolución del latín: el latín vulgar
o 7.1Cambios fonéticos
o 7.2Cambios morfosintácticos
 7.2.1Declinación
 7.2.2Deixis
o 7.3Determinantes
 8Uso moderno del latín
 9Véase también
 10Notas
 11Referencias
 12Bibliografía
 13Enlaces externos

Historia[editar]
Historia natvrae, maxime peregrinae (libris XVI), de Juan Eusebio Nieremberg (1635), obra escrita en
latín en el siglo XVII

Períodos en la historia de la lengua latina[editar]


La historia del latín comienza en el siglo VIII a. C. y llega, por lo menos, hasta
la Edad Media; se pueden distinguir los siguientes períodos:

 Arcaico: desde que nace hasta que la


sociedad romana entra en la órbita cultural
de Grecia (helenización): siglo VIII a. C.-
siglo II a. C. Autores destacados de este
período son Apio Claudio el Ciego, Livio
Andrónico, Nevio, Ennio, Plauto, Terencio.
 Clásico: en una época de profunda crisis
económica, política y cultural, la élite cultural
crea, a partir de las variedades del latín
coloquial, un latín estándar (para la
administración y escuelas) y un latín literario.
Es la Edad de Oro de las letras latinas, cuyos
autores más destacados son Cicerón, Julio
César, Tito
Livio, Virgilio, Horacio, Séneca, Catulo, Ovidio.
Esto ocurrió aproximadamente en los siglos
siglo I a. C. y siglo I d. C.
 Postclásico: la lengua hablada se va alejando
progresivamente de la lengua estándar, que la
escuela trata de conservar, y de la lengua
literaria. Esta distancia creciente hará que de
las diversas maneras de hablar latín nazcan
las lenguas románicas. Y la lengua escrita, que
inevitablemente también se aleja, aunque
menos, de la del período anterior, se
transforma en el latín escolástico o curial.
 Tardío: los Padres de la Iglesia empiezan a
preocuparse por escribir un latín más puro y
literario, abandonando el latín vulgar de los
primeros cristianos. A este período
pertenecen Tertuliano, Jerónimo de
Estridón (San Jerónimo) y San Agustín.
 Medieval: el latín como se conocía ya no es
hablado; por ende, el latín literario se refugia en
la Iglesia, en la Corte y en la escuela, y se
convierte en el vehículo de comunicación
universal de los intelectuales medievales.
Mientras, el latín vulgar continuaba su
evolución a ritmo acelerado. Ya que las
lenguas romances fueron apareciendo poco a
poco, unas antes que otras, y porque el latín
seguía siendo utilizado como lingua franca y
culta, no se puede dar una fecha en la que se
dejara de utilizar como lengua materna.
 Renacentista: en el Renacimiento la mirada de
los humanistas se vuelve hacia la Antigüedad
clásica, y el uso del latín cobró nueva
fuerza. Petrarca, Erasmo de Róterdam, Luis
Vives, Antonio de Nebrija y muchos otros
escriben sus obras en latín, además de en su
propia lengua.
 Científico: la lengua latina sobrevive en
escritores científicos hasta entrado el
siglo XIX. Descartes, Newton, Spinoza, Leibniz, 
Kant y Gauss escribieron sus obras en latín.
Orígenes y expansión[editar]

Región del Lacio (Latium) en Italia, donde surgió el latín.

El latín aparece hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber,


con los Apeninos al este y el mar Tirreno al oeste, en una región
llamada Latium (Lacio), de donde proviene el nombre de la lengua y el de sus
primeros habitantes, los latinos; sin embargo, los primeros testimonios escritos
datan del siglo VI a. C., como la inscripción de Duenos y otras similares.
En los primeros siglos de Roma, desde su fundación hasta el siglo IV a. C., el latín
tenía una extensión territorial limitada: Roma y algunas partes de Italia, y una
población escasa. Era una lengua de campesinos y pastores.
Así lo demuestran las etimologías de muchos términos del culto religioso,
del derecho o de la vida militar. Destacamos los términos stipulare ('estipular'),
derivado de stipa ('paja'), o emolumentum ('emolumento'), derivado
de emolere ('moler el grano'), en el lenguaje del derecho.
En este sentido, los latinos, desde época clásica al menos, hablaban de un sermo
rusticus ('habla del campo'), opuesto al sermo urbanus, tomando conciencia de
esta variedad dialectal del latín. «En el campo latino se dice edus ('cabrito') lo que
en la ciudad haedus con una a añadida como en muchas palabras».6
Después del periodo de dominación etrusca y la invasión de los galos (390 a. C.),
la ciudad se fue extendiendo, en forma de República, por el resto de Italia. A
finales del siglo IV a. C., Roma se había impuesto a sus vecinos itálicos.
Los etruscos dejaron su impronta en la lengua y la cultura de Roma, pero
los italiotas presentes en la Magna Grecia influyeron más en el latín, dotándolo de
un rico léxico.
El latín de la ciudad de Roma se impuso a otras variedades de otros lugares del
Lacio, de las que apenas quedaron algunos retazos en el latín literario. Esto hizo
del latín una lengua con muy pocas diferencias dialectales, al contrario de lo que
pasó en griego. Podemos calificar, pues, al latín de lengua unitaria.
Después, la conquista de nuevos territorios fuera de Italia, llamados provincias,
empezando con las Galias por parte de César, hasta la Dacia (Rumania) por parte
de Trajano, supuso la expansión del latín en un inmenso territorio y la
incorporación de una ingente cantidad de nuevos hablantes.
Paralelamente a la expansión territorial de Roma, el latín se desarrolló como
lengua literaria y como lingua franca a la vez que el griego, que había tenido estos
papeles antes. Desde el siglo II a. C., con Plauto y Terencio, hasta
el año 200 d. C. con Apuleyo tenemos una forma de latín que no tiene ninguna
variación sustancial.7
Estratos del latín[editar]
El latín era una lengua itálica del subgrupo latino-falisco, lo que significa que la
mayoría de sus elementos gramaticales y la mayor parte de su léxico provienen,
por evolución natural, del protoitálico, el supuesto ancestro de las lenguas itálicas.
El idioma original de los grupos latinos, al desarrollarse en la península itálica, se
vio influido por el contacto con hablantes de otros grupos lingüísticos presentes en
la Italia antigua, tanto indoeuropeos hablantes de otros subgrupos de lenguas
itálicas, principalmente de la rama osco-
umbra (oscos, umbros, samnitas, picenos…), como hablantes de lenguas
indoeuropeas no itálicas (mesapios, griegos, celtas…), así como hablantes
de lenguas preindoeuropeas (etruscos, ligures, nuragicos…). Suelen distinguirse
tres tipos de influencia sociolingüística:

 sustrato, debido al bilingüismo de pueblos que


previamente a su adopción definitiva del latín
usaban también otras lenguas,
 superestrato, entendida como influencia de
lenguas procedentes de grupos que ocuparon
territorios donde se hablaba latín, en el latín
esta influencia no fue muy considerable
durante los primeros siglos, a diferencia de lo
que sucedería posteriormente con las lenguas
románicas,
 adstrato, provocada por el contacto con otros
pueblos y lenguas de prestigio
contemporáneas del latín.
Esta distinción, sin embargo, puede no resultar del todo operativa; por ejemplo, el
etrusco pudo haber sido a la vez substrato, adstrato y superestrato en diferentes
épocas.
Influencia sustrato[editar]
Los habitantes de las regiones de la antigua Italia en las que posteriormente se
difundió el latín eran hablantes nativos de otras lenguas, tanto indoeuropeas del
grupo itálico (como el latín), como de otros grupos de lenguas indoeuropeas y
preindoeuropeas, que al ser asimilados finalmente a la cultura latina ejercieron
cierta influencia lingüística de sustrato. A veces, para indicar estas lenguas, se
habla de sustrato mediterráneo, que proporcionó al latín el nombre de algunas
plantas y animales que los indoeuropeos conocieron al llegar. Son lenguas muy
poco conocidas, pues quedan solo unos pocos restos escritos, algunos aún sin
descifrar. Un sustrato del latín arcaico en la ciudad de Roma y alrededores fue
claramente la lengua etrusca.
En cuanto a la influencia del sustrato indoeuropeo osco-umbro, resulta interesante
el hecho de que prefigura algunas de las características fonéticas y fonológicas
que más tarde aparecerían en las lenguas romances
(ciertas palatalizaciones y monoptongaciones), pues muchos hablantes de lenguas
itálicas al romanizarse conservaron ciertos rasgos fonéticos propios, incluso
(marginalmente) dentro de las lenguas románicas.
Fenómenos de este tipo son la influencia céltica a la que se atribuye la lenición de
las consonantes intervocálicas o la [y] francesa, el vasco (o alguna lengua
parecida), al que se atribuye la aspiración de la /f/ española en /h/, o el
influjo eslavo, responsable de la centralización de las vocales rumanas.
Sustrato etrusco: La influencia del etrusco en la fonología latina se refleja en el
hecho de desarrollar algunas aspiradas (pulcher, 'hermoso') y la tendencia a
cerrar -o en -u. Las inscripciones etruscas muestran una tendencia a realizar
como aspiradas oclusivas sordas previamente no-aspiradas, y poseía un sistema
fonológico de solo cuatro timbres vocálicos /a, e, i, u/, teniendo este último una
cualidad entre [o] y [u] que habría influido en la tendencia del latín a cerrar algunas
/*o/ en [u].
Además los numerales latinos duodeviginti ('18') y undeviginti ('19') son
claramente calcos lingüísticos formados a partir de las formas etruscas esl-em
zathrum ('18') thu-nem zathrum, '19' (donde zathrum es la forma etrusca para
'20', esl- '2' y thun- '1'). También es un hecho de sustrato del etrusco en latín el
sufijo -na en palabras como persona, etc.
Influencia superestrato[editar]
Durante un tiempo, Roma tuvo importantes contingentes de población de origen
etrusco, por lo que el etrusco fue tanto una lengua substrato como una lengua
superestrato, al menos durante el período que abarca la monarquía romana y, en
menor medida, la república romana. La influencia del etrusco es particularmente
notoria en ciertas áreas del léxico, como la relacionada con el teatro y la
adivinación. Roma también sufrió invasiones de los galos cisalpinos, aunque no
parecen existir importantes indicios de influencia celta en el latín. Sí existen
algunas evidencias en el vocabulario de préstamos léxicos directos de lenguas
osco-umbras, que constituyen la principal influencia de tipo substrato en el latín
clásico.
Por otra parte, si bien desde antiguo los romanos tenían contactos con pueblos
germánicos no existen fenómenos de influencia léxica en latín clásico. A diferencia
de lo que sucede con las lenguas románicas occidentales que, entre los
siglos V y VIII, recibieron numerosos préstamos léxicos del germánico occidental y
del germánico oriental. Esto contrasta con la profunda influencia que el latín
ejerció en el predecesor del alto alemán antiguo. Igualmente, existen abundantes
rastros de la administración romana en la toponimia de regiones que hoy son de
habla germánica, como por ejemplo Colonia. Los elementos germánicos en la
Romania occidental proceden del período del Bajo Imperio, y constituyen el
principal superestrato en latín tardío. El flujo no se interrumpió en la formación de
las lenguas románicas. Las influencias de los pueblos godo, alemánico, borgoñés,
franco y lombardo en las lenguas románicas se da mayoritariamente en el campo
de la toponimia y la antroponimia. Aparte de estos, el número de préstamos es
bastante reducido.
Influencia adstrato[editar]
Es la debida al contacto con pueblos que convivieron con los latinos sin tenerlos
dominados ni depender de ellos. Este tipo de influencia se nota más en el estilo y
el léxico adquiridos que en los cambios fónicos de la lengua. Los
adstratos osco, umbro y griego, son responsables del alfabeto y sobre lo
relacionado con la mitología, pues los romanos tomaron prestados los dioses
helenos, aunque con nombres latinos.
Adstrato griego: la entrada masiva de préstamos y calcos áticos y jónicos puso
en guardia a los latinos desde tiempos muy tempranos, encabezados por Catón el
Viejo en el siglo III a. C. Pero en la Edad de Oro de la literatura latina los romanos
se rindieron ante la evidente superioridad del idioma griego antiguo. Bien pueden
resumir este sentimiento los famosos versos de Horacio: «Graecia capta ferum
victorem cepit et artis / intulit agresti Latio» («La Grecia conquistada conquistó a su
fiero vencedor e introdujo las artes en el rústico Lacio»). 8
Esta entrada masiva de helenismos no se limitó a la literatura, las ciencias o las
artes. Afectó a todos los ámbitos de la lengua, léxico, gramatical y estilístico, de
modo que podemos encontrar el origen griego en muchas palabras comunes de
las lenguas románicas.
Después de la Edad Clásica, el cristianismo fue uno de los factores más potentes
para introducir en la lengua latina hablada una serie de elementos griegos nuevos.
Ej: παραβολή > parábola. Encontramos esta palabra dentro de la terminología
retórica, pero sale de ella cuando se usa por los cristianos y adquiere el sentido
de parábola, es decir, predicación de la vida de Jesús. Poco a poco va adquiriendo
el sentido más general de «palabra», que sustituye en toda la Romanía al
elemento que significaba «palabra» (verbum). El verbo que deriva
de parabole (parabolare, parolare) sustituye en gran parte de la Romanía al verbo
que significaba «hablar» (loquor).

Literatura latina[editar]
Artículo principal: Literatura en latín
El cuerpo de libros escritos en latín, retiene un legado duradero de cultura de
la Antigua Roma. Los romanos produjeron una extensa cantidad de libros
de poesía, comedia, tragedia, sátira, historia y retórica, trazando arduamente al
modo de otras culturas, particularmente al estilo de la más madura literatura
griega. Un tiempo después de que el Imperio romano de occidente cayese, la
lengua latina continuaba jugando un papel muy importante en la cultura europea
occidental.
La literatura latina normalmente se divide en distintos períodos. En lo que respecta
a la primera, la literatura primitiva, solo restan unas pocas obras sobrevivientes,
los libros de Plauto y Terencio; se han conservado dentro de los más populares
autores de todos los períodos. Muchas otras, incluyendo la mayoría de los autores
prominentes del latín clásico, han desaparecido, aunque bien algunas han sido
redescubiertas siglos después.
El periodo del latín clásico, cuando la literatura latina es ampliamente considerada
en su cumbre, se divide en la Edad Dorada, que cubre aproximadamente el
periodo del inicio de siglo I a. C. hasta la mitad del siglo I d. C.; y la Edad de Plata,
que se extiende hasta el siglo II d. C. La literatura escrita después de la mitad del
siglo II es comúnmente denigrada e ignorada.
En el Renacimiento muchos autores clásicos fueron redescubiertos y su estilo fue
conscientemente imitado. Pero sobre todo, se imitó a Cicerón, y su estilo se ha
apreciado como el perfecto culmen del latín. El latín medieval fue frecuentemente
despreciado como latín macarrónico; en cualquier caso, muchas grandes obras de
la literatura latina fueron producidas entre la antigüedad y la Edad Media, aunque
no sea de los antiguos romanos.
La literatura latina romana abarca dos partes: la literatura indígena y la imitada.

 La literatura latina romana indígena ha dejado


muy pocos vestigios y solo nos ofrece
fragmentos verdaderamente arcaicos e intentos
de arcaísmo deliberado que proceden
fundamentalmente de tiempos de la República,
de los emperadores y principalmente de
los Antoninos.
 La literatura latina romana imitada ha producido
composiciones en que la inspiración individual
se junta a la imitación más feliz, obras
numerosas y elegidas que nos han llegado
enteras. A veces, se han confundido las obras
de origen italiano, producciones más toscas del
genio agrícola o religioso de los primitivos
romanos (que ofrecen un carácter más
original), con las copias latinas de las obras
maestras de Grecia, que ofrecen un encanto,
una elegancia y una suavidad correspondientes
a una civilización culta y refinada. En este
último aspecto señalamos la tendencia de dos
escuelas retóricas de origen griego que
tuvieron gran influencia en Roma:
el asianismo y el aticismo. Desde los tiempos
de Cicerón estas dos tendencias estilísticas del
griego entraron de lleno en latín y perduraron
durante varios siglos en la literatura latina.
Literatura temprana[editar]

Busto de Marco Tulio Cicerón.

 Poesía: Ennio
 Tragedia: Pacuvio, Lucio Accio
 Comedia: Cecilio, Terencio, Plauto
Literatura de la Edad de Oro[editar]
 Poesía: Lucrecio, Catulo, Virgilio, Horacio, Ovid
io, Tibulo, Propercio, Lucano
 Prosa: Cicerón, Julio César
 Historia: Salustio, Livio, Nepote, Tácito, Sueto
nio
Literatura de la Edad de Plata[editar]
 Poesía: Estacio, Marcial, Manilio
 Prosa: Petronio, Quintiliano, Apuleyo, Séneca, 
Asconio
 Teatro: Séneca
 Sátira: Persio, Juvenal
 Historia: Tácito, Suetonio
Latín culto y latín vulgar[editar]
Artículo principal: Latín vulgar
El latín culto fue la lengua literaria, que utilizaban en sus obras autores como
Plauto, Terencio, Cicerón, Tito Livio, Virgilio, Horacio, Ovidio, Séneca y Plinio el
Viejo entre los siglos III a. C. y II d. C., aunque se hablaba muy poco. Era
prácticamente incomprensible para la mayor parte del pueblo romano que, en su
lugar, hablaba la lengua popular, el latín vulgar (vulgus significa ‘pueblo’), que se
escribía bastante poco.
El plebeius sermo tenía un vocabulario muy reducido y tomó palabras originarias
de distintas provincias dominadas por los romanos, desconocidas por el sermo
nobilis. De igual manera, en el latín vulgar se dieron fenómenos tales como la
reducción del significado de muchas palabras, la ampliación del significado de
otras, el cambio de significado de términos usuales en el latín literario o el cambio
de significado en otros casos.
Asimismo, en la lingua romana rustica se fueron dando diferencias en la
pronunciación de las palabras y en la duración de las vocales. El latín clásico era
sintético, es decir, que expresaba varias ideas en una sola palabra, mientras que
el latín vulgar explicaba los conceptos a través de muchos términos; se volvió una
lengua analítica. El sermo vulgaris hace uso del artículo demostrativo para
precisar el género y número del sustantivo al que acompañan: ille vir (el hombre)
- illa femina (la mujer). En el latín vulgar se pierden las terminaciones que
indicaban los seis casos del singular y del plural, conservando el acusativo. El
género neutro se vuelve masculino, por
ejemplo: baculum (báculo), corpus (cuerpo), damnum (daño), frigus (frío), cor (cora
zón).

El latín tras la época clásica[editar]


Edad Media[editar]
Tras la caída del Imperio romano, el latín todavía fue usado durante varios siglos
como la única lengua escrita en el mundo posterior al estado romano. En la
cancillería del rey, en la liturgia de la Iglesia católica o en los libros escritos en los
monasterios, la única lengua usada era el latín. Un latín muy cuidado, aunque
poco a poco se vio influido por su expresión hablada. Ya en el siglo VII, el latín
vulgar había comenzado a diferenciarse originando el protorromance y después
las primeras fases de las actuales lenguas romances.
Con el renacimiento carolingio del siglo IX, los mayores pensadores de la época,
como el lombardo Pablo el Diácono o el inglés Alcuino de York, se ocuparon de
reorganizar la cultura y la enseñanza en su imperio. En lo que se refiere al latín,
las reformas se dirigieron a la recuperación más correcta de forma escrita, lo que
le separó definitivamente de la evolución que siguieron las lenguas romances.
Luego, con el surgimiento de las primeras y pocas universidades, las enseñanzas
dadas por personas que provenían de toda Europa eran rigurosamente en latín.
Pero un cierto latín, el que no podía decirse que fuera la lengua
de Cicerón u Horacio. Los doctos de las universidades elaboraron un latín
particular, escolástico, adaptado a expresar los conceptos abstractos y ricos en
elaborados matices de la filosofía de la época. El latín ya no era la lengua de
comunicación que fue en el mundo romano; todavía era una lengua viva y vital,
todo menos estática.
Renacimiento[editar]
En el siglo XIV, en Italia, surgió un movimiento cultural que favoreció un renovado
interés por el latín antiguo: el Humanismo. Comenzado ya por Petrarca, sus
mayores exponentes fueron Poggio Bracciolini, Lorenzo Valla, Marsilio
Ficino y Coluccio Salutati. Aquí la lengua clásica empezó a ser objeto de estudios
profundos que marcaron el nacimiento, de hecho, de la filología clásica.
Edad Moderna[editar]
En la Edad Moderna, el latín aún se usa como lengua de la cultura y de la ciencia,
pero va siendo sustituido paulatinamente por los idiomas locales. En latín
escribieron, por ejemplo, Nicolás Copérnico e Isaac Newton. Galileo fue de los
primeros científicos en escribir en un idioma distinto del latín (en italiano, hacia
1600), y Oersted de los últimos en escribir en latín, en la primera mitad del
siglo XIX.

Gramática[editar]
Artículo principal: Gramática latina
Al conjunto de formas que puede tomar una misma palabra según su caso se le
denomina paradigma de flexión. Los paradigmas de flexión de sustantivos y
adjetivos se denominan en gramática latina declinaciones, mientras que los
paradigmas de flexión de los verbos se llaman conjugaciones. En latín el
paradigma de flexión varía de acuerdo con el tema al que está adscrita la palabra.
Los nombres y adjetivos se agrupan en cinco declinaciones, mientras que los
verbos se agrupan dentro de cuatro tipos básicos de conjugaciones.
Sustantivos[editar]
En latín, el sustantivo, el adjetivo (flexión nominal) y el pronombre (flexión
pronominal) adoptan diversas formas de acuerdo con su función sintáctica en la
oración, formas conocidas como casos gramaticales. Existen en latín clásico seis
formas que pueden tomar cada sustantivo, adjetivo o pronombre («casos»):

1. nominativo: es usado cuando el sustantivo


es el sujeto o atributo (o predicado nominal)
de la oración o frase.
2. vocativo: identifica a la persona a la que se
dirige el hablante, se podría decir que es
una llamada de atención. Incluso, puede
servir como saludo.
3. acusativo: se usa, sin rección de
preposición alguna, cuando el sustantivo es
el objeto directo de la frase, o bien como
sujeto del denominado infinitivo «no
concertado»; cuando va regido por una
preposición, pasa a desempeñar la función
sintáctica de complemento circunstancial.
4. genitivo: indica el complemento y las
características del nombre (sustantivo o
adjetivo).
5. dativo: se usa para señalar el objeto
indirecto, con ciertos verbos y, a veces,
como agente (en la conjugación perifrástica
pasiva) y poseedor (con el verbo sum).
6. ablativo: caso gramatical que denota
separación o movimiento desde un lugar. El
latino además, incluía en él la causa, el
agente, usos como instrumental, locativo y
adverbial. También se pone en ablativo el
término de una comparación de
superioridad, inferioridad o igualdad.
Existen además restos de un caso adicional indoeuropeo: el locativo (indicando
localización, bien en el espacio, bien en el tiempo): rurī 'en el campo', domī 'en (la)
casa'.
El adjetivo también tiene formas flexivas, dado que concuerda necesariamente con
un sustantivo en caso, género y número.
Verbos[edita
r]
A grandes
Tema infectum Tema perfectum
rasgos hay dos
temas dentro Present
presente mittit pretérito perfecto misit
e
de la
conjugación del pretérito
Pasado imperfecto mittebat miserat
verbo pluscuamperfecto
latino, infectum  Futuro futuro imperfecto mittet futuro perfecto miserit
y perfectum: en
el infectum
están los tiempos que no indican un fin, una terminación, como el presente, el
imperfecto y el futuro; son tiempos que no señalan el acto acabado, sino que, sea
que está ocurriendo en el presente, ocurría con repetición en el pasado (sin indicar
cuando acabó), o bien un acto futuro. En este tema del verbo la raíz no cambia, al
contrario que con el perfectum, que tiene su propia terminación irregular (capere:
pf. cepi — scribere: pf. scripsi — ferre pf. tuli — esse pf. fui — dicere pf. dixi).
El perfecto (del latín perfectum, de perficere 'terminar', 'completar') en cambio
indica tiempos ya ocurridos, terminados, que son el pretérito,
el pluscuamperfecto y el futuro perfecto.
Ambos cuentan con los siguientes modos gramaticales (a excepción del
imperativo, que no existe en perfectum): el indicativo, que expresa la realidad,
certeza, la verdad objetiva; el subjuntivo expresa irrealidad, subordinación, duda,
hechos no constatados, a veces usado como optativo; el imperativo, que denota
mandato, ruego, exhortación, y el infinitivo, una forma impersonal del verbo, usada
como subordinado ante otro, o dando una idea en abstracto. Con seis personas en
cada tiempo —primera, segunda y tercera, cada una en singular y plural— y
dos voces —activa cuando el sujeto es el agente y pasiva cuando el sujeto padece
una acción no ejecutada
por él—, más los restos
de una voz media, un
verbo Tema en 1.ª persona 3.ª persona futuro infinitivo
no deponente normalmen 1.
ā amō amat amābit amāre
te posee unas 130 °
desinencias. 2.
ē habeō habet habēbit habēre
Los verbos en latín °
usualmente se identifican 3a consonante dīcō dīcit dīcet dīcere
por cinco diferentes 3b i "impura" faciō facit faciet facere
temas de conjugaciones
4.
(los grupos de verbos ī audiō audit audiet audīre
°
con formas flexivas
similares): el tema en -a
larga (-ā-), el tema en -e larga (-ē-), tema en consonante, tema en -i larga (-ī-) y,
por último, el tema en -i breve (-i-). Básicamente solo hay un modo de la
conjugación latina de los verbos, pero vienen influidos por cierta vocal que provoca
algunos cambios en sus desinencias. Por ejemplo, en su terminación de futuro:
mientras lo común era indicarlo mediante un tiempo proveniente del subjuntivo, en
los verbos influidos por E o A larga, el futuro sonaría exactamente igual que el
presente, por lo que tuvieron que cambiar sus desinencias.
Sintaxis[editar]
El objeto de la sintaxis es organizar las partes del discurso de acuerdo con las
normas de la lengua para expresar correctamente el mensaje. La concordancia,
que es un sistema de reglas de los accidentes gramaticales, en latín afecta
a género, número, caso y persona. Esta jerarquiza las categorías gramaticales, de
tal manera que el verbo y el adjetivo adecúan sus rasgos a los del nombre con el
que conciertan. Las concordancias son adjetivo/sustantivo o de verbo/sustantivo.
Obsérvese el ejemplo: «Animus aequus optimum est aerumnae condimentum»
(«Un ánimo equitativamente bueno es el condimento de la miseria»). 9
Mediante la construcción se sitúan los sintagmas en el discurso. En latín el orden
de la frase es S-O-V, o sea, primero va el sujeto, el objeto, y al final el verbo. Esta
idea de construcción supone que las palabras tienen ese orden natural; no es tan
fácil de establecer en rigor. Un ejemplo de orden natural sería «Omnia mutantur,
nihil interit» («Todo cambia, nada perece»).10 Por oposición, al orden que incluye
desviaciones de la norma, por razones
Pronunciación
éticas o estéticas, se le da el nombre de Letra
figurado, inverso u oblicuo, como en Clásica Vulgar
«Vim Demostenes habuit», ă A breve [a] [a]
donde Demostenes ha sido desplazado ā A larga [aː] [a]
de su primer lugar propio (el primer lugar
ĕ E breve [ɛ] [ɛ]
en la frase podía usarse para señalar la
palabra más importante: puesta en ē E larga [eː] [e]
relieve). ĭ I breve [ɪ] [e]
ī I larga [iː] [i]
Fonética y fonología[editar] ŏ O breve [ɔ] [ɔ]
El latín se pronunciaba de forma ō O larga [oː] [o]
diferente en los tiempos antiguos, en los ŭ V breve [ʊ] [o]
tiempos clásicos y en los posclásicos;
también era diferente el latín culto de los ū V larga [uː] [u]
diversos dialectos de latín vulgar. Al ser ÿ Y breve [y] [e]
el latín una lengua muerta, no se sabe ȳ Y larga [yː] [i]
con exactitud la pronunciación de la
æ Æ [aɪ] > [ɛː] [ɛ], a veces [e]
grafía latina: históricamente se han
propuesto diversas formas. Las más œ Œ [ɔɪ] > [e] [e]
conocidas son la eclesiástica (o italiana) au AV [aʊ̯] [aʊ̯] > [o]
que se acerca más a la pronunciación (Consúltese el Alfabeto Fonético Internacional
del italiano que a la del latín clásico11,
la pronuntiatio restituta (pronunciación para una explicación de los símbolos usados)
reconstruida), que es el intento de
reconstruir la fonética original, y la
erasmista. La comparación con otras lenguas indoeuropeas también es importante
para determinar el probable valor fonético de ciertas letras.
No hay un acuerdo entre los estudiosos. Pero parece ser que el latín, a lo largo de
su historia, pasó por períodos en los que el acento era musical y por otros en los
que el acento era de intensidad. Lo que está claro es que el acento tónico
depende de la cantidad de las sílabas según el siguiente esquema:

1. Se puede decir que en latín no hay


palabras agudas (acentuadas en la última
sílaba). Sin embargo, puede ser que un
número muy reducido de palabras, por
ej. adhūc, haya tenido el acento al final.
2. Toda palabra de dos sílabas es llana.
3. Para saber la acentuación de las palabras
de tres o más sílabas, hemos de conocer la
cantidad de la penúltima sílaba. Si esta
sílaba es "pesada" o "larga" por tener una
vocal larga o por terminar en consonante, la
palabra es llana; si es "ligera" o "breve", la
palabra es esdrújula.
4. El latín tiene cuatro diptongos, que son: ae,
au, eu, oe.
Sistema vocálico1213[editar]
El latín clásico tenía cinco vocales breves /a, e, i, o, u/ y cinco vocales largas /ā, ē,
ī, ō, ū/ con valor de distinción fonológica.
El sistema fonológico del vocalismo latino estaba conformada por la oposición dos
tipos de cantidad o duración: las vocales de mayor duración, denominadas largas,
y las de menor duración, denominadas breves. En la actualidad el símbolo (˘) lo
usamos para designar las vocales breves y el símbolo (¯) los empleamos para
designar las vocales largas.
/ă/ breve /ĕ/ breve /ĭ/ breve /ŏ/ breve /ŭ/ breve
/ā/ larga /ē/ larga /ī/ larga /ō/ larga /ū/ larga
Los siguientes son algunos ejemplos de pares contrastivos donde la diferencia es
solo la duración de una vocal.

Pares contrastivos

Ejemplo Ejemplo Equivalente español del


Equivalente español del ejemplo 2
1 2 ejemplo 1

ānus anus ano, anillo vieja

cēdō cedo cedo dame

dīcō dicō digo dedico

mālum malum manzana calamidad, malo

nuevos (plural), del nuevo (genitivo


nōvī novī conocí
singular)

ōs os boca hueso
pūtet putet hiede piense

vēnit venit vino viene

La y (i græca) originalmente no formaba parte del sistema vocálico latino y solo


aparecía en préstamos cultos griegos. Su pronunciación en el griego clásico
correspondía aproximadamente a la de la u francesa o ü alemana [y]. En latín
generalmente se pronunciaba como una i, pues para la población poco educada
resultó difícil pronunciar la /y/ griega. Otras evidencias a favor de la existencia del
sonido /y/ en latín es que era una de las tres letras claudias, concretamente la
llamada sonus medius (escrito como: Ⱶ) se creó para representar un sonido
intermedio entre [i] y [u], muy probablemente [y] (o tal vez [ɨ]) que aparecía estar
detrás de ciertas vacilaciones como OPTUMUS / OPTIMUS 'óptimo', LACRUMA /
LACRIMA 'lágrima'.
Tanto unas como otras podían darse en cualquier posición; es decir, no tenían
ninguna relevancia fonológica el acento ni la intensidad.
El tratamiento de las vocales del latín clásico varía según el tipo de sílaba en que
se encuentran. Estaban muy influenciadas por el acento. El acento original de la
lengua “mater” del latín era musical y libre, pero ese sistema desapareció y ya no
estaba reflejado en el latín clásico, en el que el acento carga sobre la penúltima
sílaba si esta es larga y sobre la antepenúltima si la penúltima es breve. Sin
embargo los estudiosos están divididos en lo que respecta a sus opiniones sobre
la naturaleza del acento latino, aunque la opinión de la mayoría de los lingüistas
cree que el acento tonal o musical es la que se mantuvo hasta el siglo IV d. C.
Las vocales del sistema fonológico latín clásico eran a, e, i, o, u, que podían ser
largas o breves, y las combinaciones en diptongo de las tres primeras con las
semivocales o sonantes i, u, r, l, m, n. El tratamiento de estos sonidos heredados
en latín varía según el tipo de sílaba en que aparecen. Pueden dividirse en sílaba
inicial, sílaba media y sílaba final. En el latín más antiguo estas vocales estaban
acentuadas, y por ello se mantienen con regular constancia.

Sílabas iniciales14ocultar

/ā/ /e/ /ē/ /ə/ /i/ /ī/ /o/ /ō/ /u/ /ū/
/a/
māter ego fémina este sonido video vīde octo dōnum iuveni mūs
o s
aciēs de la lengua mater
del latín surge
por la nacesidad
de dar razón
de ecuaciones
como păater.

Diptongos en sílabas iniciales

ai: oi: eu:


ei au ou: u ēi ōu
ae u ou

Sílabas no iniciales14
En sílabas no iniciales, como hemos visto más arriba, las vocales breves y
diptongos breves experimentaron alteraciones que diferían según la sílaba
terminase en vocal o consonante. Todo esto lo podemos resumir bajo los
epígrafes de las sílabas abiertas y las cerradas.

Sílabas no iniciales

Sílabas abiertas Sílabas cerradas

a a: e, y o: u; e, i y u permanecen inalteradas.

e a

o e

i o

u u

Diptongos en sílabas no iniciales

ei y ou experimentaron los mismos cambios que en sílaba inicial.

ai: ei en latín arcaico y luego pasó a: ī


au: ū

oi

Vocales en sílabas no finales

Sílabas abiertas Sílabas cerradas

a a: e

e e

o: e i

i: e u

o: u

Diptongos

a o
ei ei: ī
i i

Las sonantes
Ciertos tipos de sonidos, según el contexto fonético en que se hallen, funcionan
como vocales o consonantes, es decir, como centro silábico o no.

Sonantes

Ĭ en posición inicial ŭ se conservó en posición inicial İ en latín


r ṙ l m ṁ n ṅ
se conservó. ante vocales y entre vocales. aparece como ol.

Consonantismo1214
Las consonantes F, K, L, M, N, P, S se pronunciaban como en español. La B, D,
G eran siempre oclusivas sonoras. La C representaba los sonidos [k] y [g] en latín
arcaico, aunque en latín clásico se reservó solo para el sonido [k] al crearse la
letra G. El dígrafo QU correspondía en latín tardío a [kw] (en latín arcaico
seguramente era una labiovelar [kw]). La pronunciación de R sencilla no está clara.
Podría haber sido como la del español (que según la posición es [ɾ] vibrante
simple o [r] vibrante múltiple) o tal vez como la del italiano (que muchas veces es
[ɾ] incluso en inicio de palabra); entre dos vocales podría haber sido igual a la "rr"
del español (por lo que CARŌ sonaría con la misma de "rr" de "carro") o tal vez una
geminada [ɾː]. La letra V representaba según el contexto la semiconsonante /w/ o
las vocales /ŭ, ū/. En latín tardío V pasó a [β], reforzándose en [b] inicial en
algunos dialectos occidentales y fricativa dándose [v] en la mayor parte de la
Romania. La x tenía el sonido [ks], como en éxito. La Z originalmente no formaba
parte del alfabeto latino y aparecía solamente en algunos préstamos griegos y
correspondía, al principio, al sonido [dz] como en la palabra italiana gazza, luego
terminó fricativizándose en [z].
No se sabe con certeza la pronunciación exacta de la s latina. Teniendo en cuenta
que era la única sibilante en el sistema consonántico latino, y que en el desarrollo
del francés podría haber sido la causa del desarrollo de la vocal [a] del francés
medieval a [ɑ] antes de ella (ej. casse, del latín CAPSA, pronunciada originalmente
[kasə] y luego [kɑsə]), muchos lingüistas consideran que tenía un sonido de
realización apicoalveolar o predorsodental de /s/, parecido al del español del
medio y norte de España. Algunos han propuesto que en muchas lenguas con una
única sibilante el alófono principal de /s/ es apicoalveolar, ya que no existe la
necesidad de distinguirlo de otro fonema que sería la [ʃ]. Aunque por otra parte, sí
existen lenguas con una sibilante donde la /s/ no es apicoalveolar, por ejemplo
el español de América. Quizás este hecho sea el origen del rotacismo intervocálico
latino en palabras como FLOS >  FLŌRĒS (< *floses).
El sistema consonántico del latín clásico estaba formado por cuatro subsistemas:
el de las consonantes nasales, el de las líquidas, el de las semivocales y el de las
orales no líquidas:

1. Nasales: el subsistema de las nasales tenía


cuatro fonemas: /m/ /n/ /mm/ /nn/.
2. Líquidas: el subsistema de las líquidas tenía
también cuatro fonemas: /l/ /r/ /ll/ /rr/.
3. Semivocales: solo había dos fonemas: /ḽ/
y /ṷ/.
4. Orales no líquidas: se agrupan en los
llamados “haces de correlación”. El español
tiene cuatro, pero el latín tiene tres: labiales,
dentales y velares.

Orales no líquidas
Labiale
Dentales Velares
s

/p/ /t/ /k/

/b/ /d/ /g/

/t/ /s/

Los fonemas consonánticos comprendían una riza variedad de oclusivas, sordas


(p, t, k, q y qʷ), sonoras (b, d, g, y gʷ), con los correspondientes sonidos aspirados.
La única fricativa era la s. El latín no distingue entre la serie palatal y la velar ni
entre aspiradas sordas y sonoras. Del sistema mencionado, el latín conservó
generalmente p, t, k, (q), qʷ y b, d, g, (g), afectando los cambios importantes a las
labiovelares sonoras y a las oclusivas aspiradas.

Sorda
Sonoras Sordas aspiradas Sonoras aspiradas
s

Palatales k g kh gh

Labiovelares qʷ gʷ qʷh gʷh

Fricativas s z - -

Oclusivas labiovelares Oclusivas aspiradas

qʷ gh: x: h

gʷ en inicial ante vocal y en posición intervocálica: v bh en posición inicial: f

dh: f que se mantiene en posición inicial.


gh: x y luego ante y entre vocales: h.

Evolución del latín: el latín vulgar[editar]


Artículo principal: Evolución histórica del latín
Latín vulgar (en latín, sermo vulgaris) (o latín tardío) es un término que se emplea
para referirse a los dialectos vernáculos del latín hablado en
las provincias del Imperio romano. En particular, el término se refiere al período
tardío, que abarca hasta que esos dialectos se diferenciaron los unos de los otros
lo suficiente como para que se les considerase el período temprano de las lenguas
romances. La diferenciación que se suele asignar al siglo IX aproximadamente.
Ya en el ámbito de la gramática, habría que destacar los siguientes fenómenos: en
el sistema verbal, la creación de formas compuestas (normalmente mediante la
combinación de habere con el participio pasado de otro verbo) paralelas al
paradigma sintético ya existente; y la construcción de la pasiva con el auxiliar ser y
el participio del verbo que se conjuga (el francés y el italiano también emplean ser
como auxiliar en los tiempos compuestos de verbos de «estado» y «movimiento»).
Los seis casos de la declinación latina se redujeron y posteriormente se
reemplazaron con frases prepositivas (el rumano moderno mantiene un sistema de
tres casos, tal vez por influencia eslava; hasta el siglo XVIII también algunas
variantes romanches de Suiza tenían caso). Si en latín no había artículos, los
romances los desarrollaron a partir de los determinantes; son siempre proclíticos,
menos en rumano, lengua en la que van pospuestos al sustantivo.
En cuanto a los demostrativos, la mayoría de las lenguas románicas cuenta con
tres deícticos que expresan «cercanía» (este), «distancia media» (ese) y «lejanía»
(aquel). Sin embargo, el francés, el rumano y el extinto romance andalusí
distinguen solo dos términos (uno para «proximidad» y otro para «lejanía»). El
género neutro desapareció en todas partes menos en Rumania, Galicia y Asturias,
en la que existen algunos sustantivos no contables con terminación en neutro (-o)
y una terminación propia igual en el adjetivo cuando concuerda con sustantivos no
contables o "de materia", ya acaben en -a, -o, -u o consonante. El orden sintáctico
responde a la libre disposición de los elementos en la oración propia del latín. Aun
así domina ordenación sintagmática de sujeto + verbo + objeto (aunque las
lenguas del sureste permiten mayor flexibilidad en la ubicación del sujeto).
Cambios fonéticos[editar]
El latín tardío o latín vulgar cambió muchos de los sonidos del latín culto o clásico
(1).
Los más importantes procesos fonológicos que afectaron al consonantismo fueron:
la edición de intervocálicas (las sordas se sonorizan y las sonoras desaparecen) y
la palatalización de consonantes velares y dentales, a menudo con una africación
posterior (lactuca > gallego, leituga; español, lechuga; catalán, lletuga). Ambos
procesos tuvieron mayor incidencia en el Oeste (de las lenguas occidentales, el
sardo fue la única que no palatalizó). Otra característica es la reducción de las
geminadas latinas, que solamente preservó el italiano.

 Los fonemas /k/ y /t/ se palatalizan si les


precede una yod:
o Si a <c, qu> /k/ sigue una /e/ o /i/
muta a /tʃ/ en la Romania oriental y
/ts/ en la occidental (y según la
evolución de cada lengua romance,
posteriormente a /s/ o /θ/).
o Si a /t/ sigue una /i/ en diptongo muta
a /ts/.
 Palatización del fonema /g/ hacia una [ʤ]
ante e, i que después muy pronto se fricativizó
en la Romania occidental resultando en una [ʒ];
este último sonido fue el que se conservó en
francés, catalán y portugués, mientras que en
español, primero se ensordeció dando una [ʃ]
que luego terminó velarizándose en el sonido
moderno de la jota /x/ durante los
siglos XVI y XVII.
 Los diptongos ae y oe pasaron a ser /ε/
(e abierta) y /e/ (e cerrada) y el diptongo au, da
paso a ou y finalmente /o/.
 El sistema de 10 fonemas vocálicos, 5 largos y
5 breves, se fue perdiendo, pasando a ser de
7, sufriendo luego más cambios en las lenguas
romances. Así en el español, por ejemplo, las
variantes abiertas [ε] y [ɔ] se convirtieron en los
diptongos ie [je] y ue [we], respectivamente,
mientras que en el sardo se fusionaron con las
variantes cerradas /e/ y /o/; por lo tanto estos
dos idiomas cuentan con solo cinco vocales: /a,
e, i, o, u/.
 Todas las oclusivas finales (t, d, k, p, b) y la
nasal /m/ se perdieron por lenición.
Aquí también se podrían agregar algunos otros cambios fonéticos, como la
pérdida de la /d/ intervocálica en español o la pérdida de la /n/ y /l/
en portugués, gallego, catalán y occitano.
Cambios morfosintácticos[editar]
Declinación[editar]
Latín clásico
Nominativo
rosa
:
rosa
Artículo principal: Declinación del latín Acusativo:
m
Latín clásico El latín de ser una marcada lengua Genitivo: rosae
Nominativo
sintética pasó a ser poco a poco
bonus Dativo: rosae
: una lengua analítica, en la que el orden
de las palabras es un elemento Ablativo: rosā
bonu
Acusativo: de sintaxis necesario. Ya en el latín Latín vulgar
m
arcaico empezó a constatarse la Nominativo
Genitivo: bonī desestima de este modelo y se advierte rosa
:
Dativo: bonō su reemplazo por un sistema de
Acusativo: rosa
Ablativo: bonō preposiciones. Este sistema no se
propició de forma definitiva hasta que Genitivo: rose
Latín vulgar
ocurrieron los cambios fonéticos del Dativo: rose
Nominativo latín vulgar. Esto provocó que el
bonus Ablativo:
: sistema de casos fuera difícil de
Acusativo: bonu mantener, perdiéndolos paulatinamente
Genitivo: boni en un lapso relativamente rápido.
Dativo: bonu Algunos dialectos conservaron una parte de este tipo de
Ablativo:
flexiones: el francés antiguo logró mantener un sistema de
casos con un nominativo y uno oblicuo hasta entrado el
siglo XII. El occitano antiguo también conservó un sistema parecido, así como
el retorromano, que lo perdió hace unos 100 años. El rumano aún preserva un
separado genitivo-dativo con vestigios de un vocativo en las voces femeninas.
La distinción entre el singular y el plural se marcaba con dos formas diferentes en
las lenguas romances. En el norte y en el oeste de la línea Spezia-Rimini, al norte
de Italia, el singular usualmente se distingue del plural por una /s/ final, que se
presenta en el antiguo plural acusativo. Al sur y al este de esta misma línea, se
produce una alternancia vocálica final, proveniente del nominativo plural de la
primera y la segunda declinación.
Deixis[editar]
La influencia del lenguaje coloquial, que prestaba mucha importancia al
elemento deíctico o señalador, originó un profuso empleo de los demostrativos.
Aumentó muy significativamente el número de demostrativos que acompañaban al
sustantivo, sobre todo haciendo referencia a un elemento nombrado antes. En
este empleo anafórico, el valor demostrativo de ille (o de ipse, en algunas
regiones) fue desdibujándose para aplicarse también a todo sustantivo que se
refiriese a seres u objetos consabidos. De este modo, surgieron los artículos
definidos (el, la, los, las, lo) inexistentes en latín clásico y presentes en todas las
lenguas romances. A su vez, el numeral unus, empleado con el valor indefinido de
alguno, cierto, extendió sus usos acompañando al sustantivo que designaba entes
no mencionados antes, cuya entrada en el discurso suponía la introducción de
información nueva. Con ese nuevo empleo de unus, surgieron los artículos
definidos (un, una, unos, unas) que tampoco existían en latín clásico.
Determinantes[editar]
En latín clásico los determinantes solían quedar en el interior de la frase. Sin
embargo, el latín vulgar propendía a una colocación en que las palabras se
sucedieran con arreglo a una progresiva determinación, al tiempo que el período
sintáctico se hacía menos extenso. Al final de la época imperial este nuevo orden
se abría paso incluso en la lengua escrita, aunque permanecían restos del
antiguo, sobre todo en las oraciones subordinadas.
Las preposiciones existentes hasta ese momento eran insuficientes para las
nuevas necesidades gramaticales y el latín vulgar tuvo que generar nuevas. Así,
se crearon muchas preposiciones nuevas, fusionando muchas veces dos o tres
que ya existiesen previamente, como es el caso de detrás (de + trans), dentro (de
+ intro), desde (de + ex + de), hacia (facie + ad), adelante (adenante + ad + de + in
+ ante).

Uso moderno del latín[editar]


Hoy en día, el latín sigue siendo utilizado como lengua litúrgica oficial de la Iglesia
católica de rito latino. Su estatus de lengua muerta (no sujeta a evolución) le
confiere particular utilidad para usos litúrgicos y teológicos, ya que es necesario
que los significados de las palabras se mantengan estables. Así, los textos que se
manejan en esas disciplinas conservarán su significado y su sentido para lectores
de distintos siglos. Además, esta lengua se usa en medios radiofónicos y de
prensa de la Santa Sede. El papa entrega sus mensajes escritos en este idioma;
las publicaciones oficiales de la Santa Sede son en latín, a partir de las cuales se
traducen a otros idiomas. En noviembre de 2012 fue fundada la Pontificia
Academia de Latinidad por el papa Benedicto XVI para potenciar el latín en todo el
mundo. En la Iglesia anglicana, después de la publicación del Libro de Oración
Común anglicano de 1559, una edición en latín fue publicada en 1560 para usarse
en universidades; como en la de Oxford, donde la liturgia se celebra aún en latín. 15
Más recientemente apareció una edición en latín del Libro de Oración Común de
los Estados Unidos de 1979.16
Por otra parte, la nomenclatura de especies y grupos de la clasificación biológica
sigue haciéndose con términos en latín o latinizados. Además de la terminología
de la filosofía, derecho y medicina, donde se preservan muchos
términos, locuciones y abreviaciones latinas. En la cultura popular aún puede
verse escrito en los lemas de universidades u otras organizaciones y también
puede oírse en diálogos de películas que se desarrollan en época romana
como Sebastiane y La Pasión de Cristo.

Véase también[editar]
 Gramática latina
 Locuciones latinas
 Literatura en latín
 Nombres romanos
 Latín vulgar
 Latín medieval
 Latín contemporáneo
 Latín macarrónico
 Pontificia Academia de Latinidad
 Anexo:Comparación de los inventarios
fonéticos latino y español
 Anexo:Abreviaturas latinas en bibliografía
científica
 Anexo:Abreviaturas latinas

Notas[editar]
1. ↑ Otras modernas lenguas indoeuropeas, como por
ejemplo el inglés, son aún más analíticas, marcando
las relaciones gramaticales mediante un estricto orden
por la falta casi completa de la flexión tanto nominal
como verbal.

Referencias[editar]
1. ↑ BENEDICTO XVI (10 de noviembre de 2012). «Carta
Apostólica en forma de "Motu Proprio" Latina Lingua,
con la que se instituye la Pontificia Academia de
Latinidad». L'Osservatore Romano (Ciudad del
Vaticano: L'Osservatore Romano). Consultado el 21 de
enero de 2013.
2. ↑ Sandys, John Edwin (1910). A companion to Latin
studies (en inglés). Chicago: University of Chicago
Press. pp. 811–812.
3. ↑ Goldman, Norma; Nyenhuis, Jacob E. (1982). Latin
via Ovid: a first course (en inglés) (2.ª edición). Detroit:
Wayne State University Press. p. xv. ISBN 0-8143-1732-
4. OCLC 8934659. Consultado el 31 de marzo de 2012.
4. ↑ Sihler, Andrew L. (2008). New comparative grammar
of Greek and Latin (en inglés). Oxford: Oxford
University Press. p. 16. ISBN 978-0-19-537336-
3. OCLC 262718788.
5. ↑ La misa en latín.
6. ↑ Varrón, La lengua latina, 5, 97.
7. ↑ Latín, castellano y lenguas romances — El léxico
latino — Latín 2º.
8. ↑ Horacio, Epístolas, 2, 4, 156–157.
9. ↑ Pl. Rud. 402.
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Augustana (Augsburg
o).
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en latín clásico)
 Nuntii Latini (YLE
Radio 1), estación de
radio finlandesa que
transmite un noticiero
en latín, Nuntii
Latini (algunas
secciones de la
página están
traducidas al inglés y
al alemán)
 Dionisio Catón
(Dionysius Cato,
s. III o IV): Dísticos (C
atonis Disticha). Estos
escritos morales se
empleaban en la Edad
Media para el
aprendizaje del latín, y
con frecuencia se
siguieron empleando
hasta el siglo XVIII con
el mismo propósito.
o Textos en
verso franc
és en
el sitio de
Philippe
Remacle
(1944-
2011); ed.
de 1802, en
París.
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1
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6
4
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o Definición
de
«catón» en
el sitio del 
DRAE:
véase la
2.ª acepció
n.

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