Unidad Ii

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CONSULTORÍA EN ADICCIONES

Segunda Unidad

Objetivo específico:
Que el futuro Counselor:
1. comprenda los distintos modos de abordaje
2. conozca los aspectos jurídicos y legales qua dan el marco al problema y a
los procedimientos profesionales en el abordaje de las adicciones.
MANUAL DE ORIENTACIÓN PARA EDUCADORES

LAS MEDIDAS CURATIVAS Y EDUCATIVAS QUE ESTABLECE LA LEY.


23.737 SOBRE ESTUPEFACIENTES

I) SÍNTESIS DE LA INTRODUCCION
La promulgación de la Ley 23.737 en octubre de 1989, puso fin al debate que
impidió su puesta en marcha durante más de cuatro años. El Estado argentino
tomó un camino determinado -y determinante- al compartir la posición de los 85
países que suscribieron la Nueva Convención contra el Tráfico Ilícito de
Estupefacientes y Psicotrópicos, el 19 de diciembre de 1988, en una
Conferencia Internacional en Viena.
El capítulo 3º de esta Convención, titulado “Delito y Sanciones”, condena la
posesión de estupefacientes para uso personal. Por consiguiente, rescata en el
país la tendencia imperante en el mundo.

II) UNA NORMA QUE INDUCE AL TRATAMIENTO


La tenencia de drogas, según la Ley, contempla tres hipótesis diferentes:
a) La destinada al tráfico ilícito, con penas de 4 a 15 años de reclusión o
prisión.
b) la tenencia simple con la pena vigente, de 1 a 15 años.
c) La tenencia en escasa cantidad e inequívocamente dedicada a consumo
profesional, con penas de 1 mes a 2 años.

Cuando la tenencia apunta al empleo personal, se dispone respecto de quienes


dependieron física o psíquicamente de estupefacientes, lo siguiente:
a) Tratamiento de desintoxicación y rehabilitación del enfermo. Si se consiguen
resultados satisfactorios, se lo eximirá de la pena. Si después de dos años de
tratamiento no se ha obtenido un grado aceptable de recuperación por su falta
de cooperación, podrá aplicarse el castigo –que se hallaba en suspenso y/o
continuar con el trabajo de rehabilitación (artículo 17).
b) Igual sistema puede imponerse con su consentimiento al enfermo
procesado. Con resultados satisfactorios, se lo sobreseerá definitivamente
(artículo 18).
c) También al tenedor no adicto (principiante o experimentador) se podrá, por
única vez, sustituirle el castigo, por una medida de prevención, siempre que el
procesado se someta a régimen de seguridad educativa. Se busca así brindar
a quien por snobismo, curiosidad u otra causa, se haya iniciado en el uso
indebido de drogas, a oportunidad de que mediante un programa especial,
desista en el futuro de tal comportamiento (artículo 21).
d) Otro avance significativo e inédito de la nueva legislación en favor de la
recuperación del adicto es el que ofrece la Ley a quien tras un tratamiento
exitoso que haga factible su reinserción social plena, se le cancelan, después
de tres años, los antecedentes por empleo y tenencia indebida de drogas
(artículo 22).
Como puede observarse el Poder Legislativo ha fijado el nivel de criminalidad
en el entendimiento de que la pena no puede ser la única alternativa válida;
criterio que recoge de alguna manera la Corte cuando sostiene la conveniencia
de armonizar el castigo con un conjunto racional de acciones tendientes a la
cura, rehabilitación y reinserción social del adicto.

III) LA MEDIDA DE SEGURIDAD CURATIVA


El artículo 19 de la Ley expresa: “La medida de seguridad que comprende el
tratamiento de desintoxicación y rehabilitación, prevista en los artículos 16, 17 y
18 (el 16 se refiere al condenado por cualquier delito que fuere adicto; el 17 al
condenado por tenencia para uso personal y el 18, al procesado por tenencia
para uso personal que da su consentimiento al tratamiento, mientras se
sustancia el sumario) se llevará a cabo en establecimientos adecuados que el
tribunal determine, de una lista de instituciones bajo conducción profesional
reconocida y evaluada periódicamente, registradas oficialmente y con
autorización de habilitación por la autoridad sanitaria nacional o provincial,
quien hará conocer mensualmente la lista autorizada al Poder Judicial y que
será difundida en forma pública.
ƒ "El tratamiento podrá aplicársele preventivamente al procesado cuando
prestare su consentimiento para ello o cuando existiere peligro de que
se dañe a si mismo o a los demás".
ƒ "El tratamiento estará dirigido por un equipo de técnicos y. comprenderá
los aspectos médicos. psiquiátricos. psicológicos. pedagógicos,
criminológicos y de asistencia social, pudiendo ejecutarse en forma
ambulatoria, con internación o alternativamente, según el caso".
ƒ "Cuando el tratamiento se aplicare al condenado su ejecución será
previa, computándose el tiempo de la duración de la misma para el
cumplimiento de la pena. Respecto de los procesados, el tiempo de
tratamiento suspenderá la prescripción de la acción penal".
ƒ "El Servicio Penitenciario Federal, o Provincial, deberá arbitrar los
medios para disponer en capa unidad de un lugar donde, en forma
separada del resto de los demás internos, pueda ejecutarse la medida
de seguridad <;fe rehabilitación de los artículos 16, 17 y 18".

De cara a los supuestos previstos en esos articulas, la Ley determina (artículo


20) que…”el juez, previo dictamen de peritos, deberá distinguir entre el
delincuente que hace uso indebido de estupefacientes y el adicto a dichas
drogas que ingresa al delito para que el tratamiento de rehabilitación en ambos
casos sea establecido en función del nivel de patología y al delito cometido, a
los efectos de la orientación terapéutica más adecuada (lo que se quiera evitar,
es que los centros de tratamiento y rehabilitación se conviertan en
“aguantaderos" de delincuentes, en los cuales el uso de drogas puede ser sólo
un elemento accesorio de su actividad delictiva).
Como se desprende de su estudio, la Ley no ordena que el tratamiento del
adicto detenido por tenencia de drogas dedicadas a uso personal (y sólo por
este delito) deba lIevarse a cabo en un establecimiento oficial.
El tratamiento puede efectuarse en una institución gubernamental, nacional,
provincial o municipal, privada o mixta, de carácter abierto o cerrado, en forma
ambulatoria o por internación, también en forma alternativa, según el cuadro de
afectación y otros aspectos clínicos en juego. Tampoco indica que esa entidad
haya de ser de alta especialización, pues hay cuadros clínicos que pueden ser
manejados en los servicios asistenciales de la red sanitaria o en centros de
salud mental. Y mucho menos que una vez iniciado el sumario, el tenedor deba
estar detenido sin reintegrarse a su domicilio. Lo cual demuestra que como
alternativa ante una conducta reprochable que merece castigo (tenencia de
drogas fiscalizadas o prohibidas), la Ley permite que el sujeto acepte ayuda
terapéutica.
También la Ley garantiza –pues define al adicto como enfermo- que cualquier
terapia se realice bajo garantía profesional, según lo establece la frondosa
legislación sobre el ejercicio del arte de curar. El Estado debe velar a fin de que
los usuarios de drogas y sus familias, no sean estafados en su buena fe
cuando desesperados traten de superar trastornos derivados del consumo de
drogas.
Hemos explicado cómo en el caso de la tenencia o posesión de drogas,
estupefacientes y psicotrópicos para uso personal (experimentadores y
adictos), la Ley establece como alternativa a la pena una medida educativa y
curativa respectivamente.
El cumplimiento de tales medidas en forma satisfactoria por el autor del hecho,
al cabo de dos años posibilita el sobreseimiento de la pena que podría haberle
correspondido y al cabo de dos años, de verificarse su reinserción social plena,
familiar, laboral, escolar etc., la limpieza de todos sus antecedentes sobre el
uso indebido y tenencia de drogas.

IV) LOS CENTROS DE TRATAMIENTO Y REHABILITACIÓN QUE


ESTABLECE LA LEY.
Para la medida curativa, la Ley establece ciertos recaudos:
Debe hacerse en establecimientos adecuados, conducidos por profesionales,
registrados oficialmente, supervisados periódicamente por la autoridad sanitaria
nacional o provincial y el tratamiento se debe efectuar a través de un equipo
interdisciplinario capaz de abordar los diferentes aspectos que afecten al
usuario de drogas.
La Ley no expresa y por lo tanto no impide que en dichos equipos puedan
participar ex-adictos u otras personas que hayan adquirido diferentes
habilidades para trabajar en la ayuda que los usuarios de drogas puedan
requerir. Existe hoy formación especializada para que personas no
profesionales y profesionales mismos, puedan capacitarse: como operadores
socio-terapéuticos, amigos calificados, miembros de staff, orientador familiar u
organizador de comunidades terapéuticas. Por lo tanto, bajo responsabilidad
profesional, diversas técnicas grupales pueden ser coordinadas por personas
no profesionales que hayan recibido algún tipo de entrenamiento para ello.
Cualquier otra forma es violatoria de la Ley del ejercicio del arte de curar y sus
modificatorias, que establece las profesiones y especialidades habilitadas para
tratar enfermedades.
La característica de "establecimientos adecuados” a la que alude la Ley está
relacionada a ciertos aspectos básicos que deben poseer y que señalamos:
a) Funcionar dentro de la legislación vigente para cualquier centro asistencial
mientras no se normatice en forma específica en especial en lo que se refiere a
las prescripciones fiscales, municipales, laborales, etc.
b) Existencia de condiciones de habitabilidad e higiene que deben ser exigidas
a todas las instituciones que soliciten acreditación. (Recordemos las
implicancias del SIDA; en esta patología de la adicción).
c) Existencia de un libro de registro de personas a las que se les brinda
tratamiento, sistema de .recolección de datos estadísticos, información sobre
cantidad de internados, recuperaciones y abandonos al tratamiento,
mecanismos de .seguimiento sobre la reinserción social, registro de
movimiento en consultorios externos, criterios de admisión y de alta, etc.
d) Notificación periódica de incidentes institucionales a la autoridad sanitaria y a
la autoridad judicial; según corresponda. Toda institución de este tipo debe
contar con asesoramiento legal por las implicancias distintivas de esta
patología.
e) Presentación del modelo terapéutico que' desarrolla o tiene previsto
desarrollar el centro. Cada actividad debe ser establecida con referencia a su
objetivo particular y marco teórico referencial sobre el cual se sustenta.
f) Adecuación de las instalaciones al programa terapéutico que desarrolla o
tiene previsto desarrollar el centro. Deben considerarse las características de la
atención de los usuarios de drogas que difieren de otros tipos de asistencia
médica-sanitaria.
g) Información sobre la vinculación formal con otros centros-de asistencia
provivalente u otros ámbitos donde se desarrollan otras etapas del programa
terapéutico.
h) Garantía obligatoria de que las actividades desarrolladas en el centro,
comunidad, institución, etc, para la rehabilitación y reinserción social posterior,
sean supervisadas por un equipo de profesionales con registro y autorización
habilitado.
i) Las actividades que generan beneficios económicos, en la medida, en que
los mismos formen parte de los objetivos del programa, deben estar
correctamente supervisadas por un contable inscripto y habilitado.
j) Garantía de reconocimiento, a los residentes y asistidos, de los derechos que
les corresponden legal y constitucionalmente.
k) Responsabilidad de la dirección del programa, sobre todo hecho de
implicancia médica y jurídica, sobre todo en el caso de atención de menores.
Todo programa terapéutico deberá sustanciar un contrato legal con el asistido y
familiares o autoridades a cargo del caso, que debe establecer las bases
mínimas de relación contractual.
l) Garantía de que el paciente o asistido pueda solicitar el alta voluntaria en
cualquier momento de su tratamiento (en aquellos casos en que no esté, bajo
situación judicial). La coerción sin disposición judicial constituye privación
ilegítima de la libertad y es sancionable.
m) Cumplimiento de cualquier otra norma legal relacionada a la asistencia y
rehabilitación de las personas.
n) Obligatoriedad del secreto profesional. Las instituciones o equipos técnicos o
profesionales están obligados a guardar secreto profesional sobre la
información que obtuvieren durante su actividad terapéutica, salvo solicitud
escrita por juez competente.
Conviene aquí hacer algunas consideraciones sobre preguntas que
generalmente se nos formulan. La incriminación de la tenencia de drogas para
uso personal, no es una normativa legal qua obligue a la denuncia de un adicto
que voluntariamente se presente a solicitar tratamiento u otra ayuda. La Ley
bajo ningún concepto penaliza el consumo, sin la posesión de drogas según un
listado que elabora la autoridad sanitaria (continúa vigente el listado que
obraba como anexo de la ley 20.771 que fue modificada por la actual 23.737).
Tampoco obliga a que inspeccionesmos pertenencias de nuestros pacientes.
En última instancia ello es una función policial en el marco de determinadas
condiciones que no afecten la dignidad de las personas.
En realidad, el consumo de drogas, nunca estuvop sancionado en nuestra
legislación penal, sino la posesión de determinadas drogas que, por su
peligrosidad, la autoridad determina que es illegítimo poseerlas. Estas drogas
están identificadas en el ámbito internacional y nacional y responden a los
tratados internacionales y a la legislación sanitarias interna. El fin primordial de
estas normas es proteger a las personas y a la comunidad frente al cultivo,
elaboración, fabricación, tráfico, distribución, venta y posesión de sustancias
peligrosas. No es el único enfoque preventivo viable, existen otros que
complementan estas medidas. De allí que reconozcamos que no será
simplemente una ley penal la que brindará un resultado exitoso ante este
fenómeno actual.
De todas formas, esta ley posee mecanismos novedosos no encontrados en la
legislación comparada, para que, en el caso de las personas
drogadependientes estas reciban una ayuda terapéutica.
Algunos podrán argumentar que dicho tratamiento es obligatorio y esto es
verdad. También es verdad que estas personas que consumen drogas no
siempre reconocen su situación personal y estado de enfermedad. Algunos
brindarán su consentimiento durante la sustanciación del sumario y otros habrá
que llegar a condenarlos antes de que por decisión judicial sean derivados
hacia un sistema de tratamiento, en una primera instancia y luego se confía en
la toma de conciencia que pueda lograr la relación terapéutica. Puede definirse
esto, como una estrategia de intervención, frente a la realidad que nos
presentan los adictos a las drogas.
Un momento sumamente importante para la aplicación correcta da la Ley lo
constituye el momento en que los expertos o los profesionales forenses, deban
establecer el diagnóstico que el juez les solicite. Allí será necesario establecer
con la mayor certeza posible:
a) cuándo la tenencia de drogas es para uso personal y b).si la persona es
adicta a ellas.
En la primera circunstancia para discriminar si esa tenencia para uso personal
en realidad no está dirigida al mini-tráfico de drogas y en la segunda
circunstancia para comprobar si existe una verdadera compulsión de búsqueda
(signo más claro de la adicción), por cuanto, ello determinará su orientación
hacia la .medida de seguridad educativa o curativa.
Queda claro que por hechos sucesivos, y en casos sin respuesta por parte del
usuario a las medidas establecidas, su destino estará relacionado más a los
institutos de detención y modelos cerrados de tratamiento que a las
posibilidades terapéuticas propiamente dichas.
En síntesis, esta Ley nos coloca ante premisas donde diversas instituciones
sociales deberán demostrar que el Estado y la comunidad unidos, pueden
imponer una sociedad libre de drogas.

V) SINTESIS DE LOS ARTICULOS 40 y 41 .DE LA LEY 23.737


La ley penal Nº 23.737 no es una normativa legal que obligue a la denuncia de
los adictos que voluntariamente se presentan a solicitar tratamiento u otro tipo
de ayuda en tanto bajo ningún concepto se penaliza en nuestro país el
consumo, sino la posesión de drogas, aunque sea para uso personal.
¿Cuáles son estas drogas? En tal sentido, el artículo 40 de la ley señala:
"El término estupefacientes comprende los estupefacientes, psicotrópicos y
demás sustancias susceptibles de producir dependencia física o psíquica que
se incluyan en las listas que se elaboren y actualicen periódicamente por
decreto del Poder. Ejecutivo Nacional".
Nos encontramos por lo tanto con lo que se denomina una "Ley en blanco", en
tanto el objeto de aplicación donde recaen las diferentes figuras jurídicas se
"refiere a drogas que la autoridad sanitaria deberá establecer. Y para ello,
generalmente se tienen presentes los listados que acompañan a los tratados
internacionales de fiscalización de sustancias estupefacientes y psicotrópicas y
los listados de las leyes sanitarias 17.818 y 19.303 y sus modificatorias.
Para evitar cualquier dificultad de aplicación, la ley 23.737 agrega en su artículo
41:
"Hasta la publicación del decreto por el Poder Ejecutivo Nacional a que se
refiere el artículo anterior valdrán como ley complementaria las listas que
hubiera establecido la autoridad sanitaria nacional en virtud de lo dispuesto por
el artículo 10 de la ley 20.771, que tuviesen vigencia en la fecha de
promulgación de la presente ley.
Son 166 las drogas de alcance de aplicación de la ley 23.737 que merecen ser
conocidas. Muchas de ellas están prohibidas bajo todo concepto y sólo son
producidas ilegalmente. Un grupo importante son drogas de uso médico que
integran diversos productos medicinales y su prescripción se debe realizar en
recetario oficial por triplicado. Su disposición para un uso indebido se realiza a
través de la desviación de los canales ilícitos de comercialización. Esta
información puede ser muy útil para los miembros de los organismos de
seguridad, profesionales, miembros del Poder Judicial y público interesado en
general, con el objeto de facilitar la aplicación de la ley 23.737.
La tenencia de cualquiera de estas drogas, en el caso de ser para uso personal
(experimentador y adicto), la ley contempla como alternativa a la pena, una
medida educativa o curativa, respectivamente.
Ya hemos explicado cómo esta ley ha incriminado la tenencia de drogas aún
para uso personal, compartiendo la posición que se está adoptando
internacionalmente.
También cómo, nuestro país, incluyó en la legislación medidas novedosas para
que como alternativa a la pena, en el caso de experimentadores y drogadictos,
el juez pueda otorgar una medida educativa o curativa, según correspondiere.
Los resultados positivos de estos acontecimientos educativos o curativos, al
cabo de dos años, podrán determinar el sobreseimiento del autor del delito y a
los tres años, la limpieza de sus antecedentes sobre uso y tenencia de drogas.
Asimismo, explicamos en qué consiste esta medida de seguridad curativa y las
condiciones que deben exigirse para que un centro de tratamiento o
rehabilitación público o privado pueda considerarse "establecimiento adecuado”
como marca la ley, incluye esto, la responsabilidad profesional reconocida de
su dirección, y la integración de equipos interdisciplinarios, donde pueden
incorporarse bajo supervisión profesional ex-adictos que hayan logrado alguna
habilidad para el manejo con los jóvenes en tratamiento, incluso pudiendo
llegar a obtener posiciones en el grupo del staff directivo.
Nuestra experiencia personal a través de la Escuela de Formación (Gobierno
Argentino-Fondo de las Naciones Unidas para la Fiscalización del Uso Indebido
de Drogas-Centro Italiano de Solidaridad), que es un proyecto tripartito para la
capacitación de operadores socio-terapéuticos, con sede en Buenos Aires, es
que jóvenes recuperados pueden ser agentes valiosos en el trabajo de
rehabilitación de esta patología.
La integración de estos recursos con las actividades profesionales tradicionales
de las ciencias médicas, de las ciencias de la conducta y las ciencias sociales,
podrían generar una amalgama de conocimientos y prácticas de abordaje que
estamos seguros aumentarán las bajas tasas de recuperación que nos
muestran determinados sistemas de atención a un costo institucional
sumamente más reducido, de poder incorporarse el trabajo de voluntarios y el
apoyo comunitario.
Ahora bien, las autoridades sanitarias nacionales y provinciales deben hacer
una convocatoria inmediata para registro, normatización y supervisión de estas
entidades o instituciones dedicadas al tratamiento, rehabilitación y reinserción
social de los usuarios de drogas, sean públicas o privadas, para dar a conocer
esta lista de organizaciones y servicios asistenciales mensualmente al Poder
Judicial y difundirla en forma pública (artículo 19 de la ley).
La aplicación de la ley por los jueces, obliga a desarrollar una suerte de
retaguardia institucional donde éstos puedan hacer la derivación
correspondiente de los casos. Es indudable que para que esta medida pueda
resultar correcta, debe previamente tenerse un ajustado conocimiento sobre el
problema del uso indebido de drogas y la forma de expresarse
sintomáticamente.

VI) LA CARACTERIZACION DEL DROGADICTO


Hay una equivocada tendencia a interpretar que existen dos tipos de personas:
a) los que no consumen drogas y b) los que consumen drogas y por lo tanto se
los define apresuradamente como adictos. Esta es una interpretación simplista
y diríamos hasta cómoda para examinar un fenómeno sumamente complejo
(aconsejamos revisar nuestro libro sobre "Las drogas” donde explicamos una
tipología de usuarios de drogas, teniendo en cuenta la investigación psicosocial
y moderna y no la utilizada por la OMS, que ha quedado superada a la luz de
los acontecimientos actuales del uso indebido de drogas).
Esta nueva concepción en base a la investigación psico-social para saber
"quién está en qué en un momento determinado", nos servirá para ser más
justos y terapéuticamente más útiles con quienes consideramos que debemos
asistir o ayudar. No todos los que hacen uso indebido de drogas pueden ser
considerados adictos. La condición de adicción involucra una serie de
elementos clínicos y psicológicos muy característicos, pero a .veces muy
difíciles de diagnosticar, principalmente en la entrevista personal con el
asistido. Habrá que ir implementando una serie de recursos diagnósticos y
técnicas de evaluación que se aplican en otros países y que son un auxilio
importante para la tarea profesional. Además, es conveniente examinar los
correlatos psicológicos Y sociales del uso indebido de drogas para no
quedamos en la simple atención del síntoma y olvidarnos de las verdaderas
causas que motivan al sujeto a inclinarse por las drogas.
La abstención de las drogas puede ser un objetivo inmediato,- pero la
verdadera reinserción social de estas personas, estará determinada cuando
podamos ayudarlas a superar una serie de circunstancias que se encuentran
más allá del tratamiento.
Así es que no debemos quedamos simplemente en el análisis de algunas
medidas burocráticas, como podría impresionar la obligación del registro
oficializado, sino lo que se busca es la constitución de una red de atención
pública y privada conjunta en todo el país, normalizada y supervisada.
Sabemos por larga experiencia de la materia, que un adicto puede no
prosperar en su tratamiento en un servicio de atención y desarrollar una
evolución positiva en otro por lo cual hay que establecer un consenso de
coordinación de todos los modelos de asistencia y que éstos obren como un
directorio de posibilidades y alternativas de beneficio comunitario.
Se debe evitar constituir la "industria del tratamiento de la drogadicción" donde
las entidades compitan por un clientela determinada y desesperada, a veces
con formas y medios carentes de todo concepto ético y científico.
Conocemos casos donde familias necesitadas de atención de sus hijos adictos
han dejado en tratamientos privados los ahorros y bienes de toda su vida y
luego han tenido que recurrir a la caridad del Estado para que respondan a
dichos "tratamientos fallidos".
Por eso, la ley tiende a encuadrar iodo este tipo: de situaciones, y de allí,
muchas veces, las voces airadas que se levantan contra estas, medidas que en
última instancia tienden a proteger a la comunidad de fa mala "praxis"
profesional, no profesional e institucional.
VII) SÍNTESIS DE. LA ACCION DEL GOBIERNO
La Secretaria de Programación para la- Prevención de la Drogadicción y Lucha
contra el Narcotráfico de la Presidencia de la Nación realizó en poco tiempo de
gestión del actual gobierno, tres tareas, en este sentido:
A) Recorrer el país y contactar con las máximas autoridades provinciales y
áreas competentes de Salud, Educación, Judicial y de Seguridad, para acercar
las bases y los lineamientos para una política nacional contra las drogas, donde
se incluyeron algunas directivas para la aplicación de las medidas de seguridad
educativas y curativas que establece la ley.
B) Se elaboró un listado provisorio de instituciones gubernamentales,
sanitarias, centros de salud mental y servicios especializados sobre
fármacodependencias, donde pueden brindarse, en mayor o menor medida,
una serie de respuestas a las alternativas que la ley determina.
C) Se está desarrollando un programa de capacitación con auxilio financiero
internacional para la formación de operadores socio-terapéuticos en
farmacodependencia. Se han capacitado 140 operadores provenientes de todo
el país (27 en Italia: durante 6 meses y el resto en Buenos Aires, en cursos de
dedicación exclusiva y vivencial de 9 semanas). Varios de estos operadores
capacitados han desarrollado programas de asistencia (municipales,
provinciales, privados y mixtos), como el de "Betania" en Salta, "Por Amor a la
Vida", en Mar del Plata, “Centro Juvenil Esperanza" en Balcarce.
Se tiene previsto mantener esta actividad de formación durante los años 1990 y
1991, con la ayuda de las Naciones Unidas (UNFOAC) y el Centro Italiano de
Solidaridad (CeIS), donde recibirán entrenamiento otros doscientos operadores
socio-terapéuticos, principalmente del interior del país. Asimismo, se proveerá
apoyo para la capacitación de 150 operadores socio-educativos, para la
aplicación de la medida de seguridad educativa que establece el artículo 21, de
la ley 23.737.
Todo ello sobre la misma filosofía antropológica y ética, que basada en el
esquema operacional del Daytop Village de los Estados Unidos, desarrolló el
Proyecto Hombre, del CelS en Italia.
D) En al marco de estas acciones se están tomando previsiones para invitar a
destacados especialistas extranjeros, para el desarrollo de seminarios sobre
diversas cuestiones de la asistencia a los usuarios de drogas, en sistemas
cerrados y abiertos, la utilización de nuevas técnicas integradoras, avances de
la terapia sistémica en el campo de la adicción y para directivos de programas
de tratamiento, logoterapia, psicodrama, etc.

VIII) LA MEDIDA EDUCATIVA


La medida de seguridad educativa es un instrumento sumamente novedoso e
interesante en el campo del abordaje legal del uso indebido de drogas e
inexistente en la legislación comparada sobre la materia.
Como en nuestra condición de asesores de la presidencia de la Comisión de
Drogadicción de la Cámara de Diputados de la Nación, hemos participado
oportunamente en la redacción y discusiones de la citada ley y, en tanto que
dicha medida ha sido de nuestra sugerencia intelectual, bien corresponde que
nos ocupemos de señalar cuál ha sido el espíritu y el sentido del artículo 21 de
la ley 23.737.
Deseamos recalcar que esta ley, en el caso de la tenencia de drogas para uso
personal, su incriminación no significa bajo ningún concepto una medida
represiva, por cuanto, a partir de ello las alternativas que se ofrecen al
experimentador, como el usuario adicto, en los artículos 16 a 22, brindan a los
afectados respuestas de prevención, tratamiento y rehabilitación convenientes.
El articulo 21 señala textualmente lo siguiente: "En el caso del artículo 14,
segundo párrafo, (el articulo 14 establece la incriminación de la tenencia de
drogas y en el segundo párrafo indica que la pena será de un mes a dos años,
cuando por su escasa cantidad y demás circunstancias surgiere que la
tenencia es para uso personal) si el procesado no dependiere física o
psíquicamente de estupefacientes por tratarse de un principiante o
experimentador, el juez de la causa podrá, por única vez, sustituir la pena por
una medida de seguridad educativa en la forma y modo que judicialmente se
determine.”
Tal medida, debe comprender el cumplimiento obligatorio de un programa
especializado relativo al comportamiento responsable frente al uso y tenencia
indebida de estupefacientes, que con una duración mínima de tres meses, la
autoridad educativa nacional o provincial
"La sustitución será comunicada al 'Registro Nacional de Reincidencia y
Estadística Criminal y Carcelaria, organismo que lo comunicará solamente a los
tribunales del país con competencia para la aplicación de la presente ley,
cuando estos lo requiriesen".
“Si concluido el tiempo de tratamiento éste no hubiese dado resultados
satisfactorios por la falta de colaboración del condenado, el tribunal hará
cumplir la pena en la forma fijada en la sentencia”.
El artículo 22, complementa las medidas de seguridad curativa (de las que nos
hemos ocupado con anterioridad) y educativa (que comenzamos a tratar) de la
siguiente manera:
"Acreditado un resultado satisfactorio de las medidas de recuperación
establecidas en los artículos 17, 18 y 21, si después de un lapso de tres años
de dicha, recuperación, el autor alcanzara una reinserción social plena, familiar,
laboral y educativa, el juez, previo dictamen de peritos, podrá librar oficio al
Registro Nacional de Reincidencias y Estadística Criminal y Carcelaria para la
supresión de la anotación relativa al uso y tenencia indebida de
estupefacientes.
Como puede comprenderse, si en un extremo tenemos la incriminación de la
tenencia de drogas para uso personal, en el otro extremo del proceso legal se
brinda una alternativa de sobreseimiento (a los dos años) y de limpieza de
antecedentes (a los tres años).
Por la tanto, nadie puede presumir que lo que se busca en la ley es castigar o
reprimir a los usuarios de drogas sino encausarlos en un mecanismo de
asistencia y ayuda. Bien se entiende, que el actor está obligado a ser un sujeto
activo en su recuperación para evitar que se le aplique la pena.

IX) EDUCACION EN MATEBIA DE DROGAS


¿Qué es la educación en materia de drogas? Podemos aceptar la siguiente
definición: la educación como acción preventiva del uso indebido de drogas y/o
de la drogadependencia, comprende cualquier medida que tienda a desarrollar
en las personas, particularmente los niños y los adolescentes, pero también
jóvenes mayores y adultos en general, la capacidad, la actitud y la voluntad de
evitar el consumo de cualquiera de las drogas que causan daño (ver listado de
drogas de alcance penal).
A la visión de los educadores podrían adaptarse otras definiciones, pero
consideramos que a los fines prácticos de la ley, ésta podría ser aceptable. Lo
que verdaderamente interesa es que cualquiera sea el método adoptado,
deberá diseñarse de tal modo que permita una evaluación objetiva de:
a) los conocimientos adquiridos sobre las drogas,
b) la actitud ante las drogas, y,
c) la conducta con las drogas
Para estos tres elementos se parte de algunas premisas básicas como ser:
a) que generalmente las personas se inician en la experimentación y consumo
reiterado de drogas porque no conocen lo peligrosas que éstas, tarde o
temprano, se demostrarán,
b) que existen influencias personales, sociales, políticas y económicas que
determinan que las personas se inclinen, bajo determinadas justificaciones
racionales, a usar indebidamente drogas y,
c) que tales personas no se iniciarían en el camino de experimentar con drogas
si tuvieran opciones para lograr satisfacciones vitales no sólo permitidas, sino
estimuladas por la sociedad.
El fenómeno de las drogas no es una noticia, es un problema y muchas veces
se deben adoptar medidas legales que determinen os límites que la sociedad
ha decidido tomarse. Pero ello, no significa que no seamos concientes de las
contradicciones humanas y sociales que debemos enfrentar y modificar.
Un programa para la aplicación de esta medida educativa, como alternativa a
una pena por un acto ilícito que señala la ley deberá permitir en un ámbito
especialmente diseñado, hacer entender a los jóvenes, adultos, a los
ciudadano ser general, que frente a la amenaza de las drogas, prevenir
significa impedir que en la familia, en la escuela, en el trabajo; en los diferentes
grupos, sociales, en nosotros mismos, se creen cúmulos de silencio y de
resentimiento que nos conviertan a los integrantes de esta sociedad tan cara
para los argentinos en extraños entre nos
También debe hacer entender que la prevención, más que información, es un
estilo de vida, un gesto de confianza, un compartir crítico sobre el problema,
una búsqueda de responsabilidad común. Favorecer todo aquello que se pueda
oponer a las drogas, construir juntos, comunicarse, asociarse para dicha
empresa.
El objetivo de esta medida, no comprende sólo el transmitir contenidos para
conocer, sino liberar la conciencia para que se puedan elaborar auténticos
proyectos de vida, sin drogas.
Para llevarla a la práctica se necesitará de una fuerte cooperación de las
autoridades educativas nacionales y provinciales a las cuales se les deberán
capacitar recursos humanos especialmente para dicho fin.

X) UNA RESPUESTA CONCRETA


El trabajo que estamos desarrollando en tal sentido, con un equipo de
profesionales y ex-adictos que han recibido adiestramiento para desempeñarse
como operadores en comunidades terapéuticas, a través de la Escuela de
Formación, creada en el marco de un convenio entre el Gobierno Argentino
(Secretaría para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el
Narcotráfico), el Fondo de las Naciones Unidas para la Fiscalización del Uso
Indebido de Drogas (UNFDAC) y el Centro Italiano de Solidaridad (CeIS),
comprenda las siguientes etapas:
a) Elaboración del diseño del programa, contenidos y metodología de
aplicación.
b) Reunión de coordinación de todas las autoridades educativas a nivel
nacional y provindal.
c) Capacitación de 120 operadores socio-educativos de todo el país.
d) Integración de los equipos interdisciplinarios responsables de la aplicación
de la materia, y…
e) Supervisión del funcionamiento de la medida educativa y asistencia técnica a
las autoridades que lo soliciten.
El tiempo de desarrollo y ajuste, demandará todo el año 1990. Como la ley ya
se encuentra vigente, existirá un primer momento donde es lógico aceptar que
las disposiciones judiciales presentarán alguna dificultad primaria en su
aplicación.
Al respecto es conveniente tener presente que el artículo.21 de la ley obliga al
juez al fallo previo de la pena, antes de indicar la alternativa de la medida de
seguridad educativa. Librar oficio a un Centro de Tratamiento y Rehabilitación
para que se aplique esta medida, no es la orientación correcta. La persona
involucrada por no ser un adicto, podrá vivir esta derivación judicial como una
forma de sanción o castigo. Estas personas por ser principiantes o
experimentadores, no aceptarán que se las trate como enfermos. Tal oficio
debe dirigirse entonces a la autoridad educativa.
En otras circunstancias hemos podido comprobar que el oficio judicial de
derivación solicita aplicar una medida de "educativa" o "curativa" según
corresponda, y tampoco nos parece la indicación más apropiada. El juez puede
solicitar un diagnóstico sobre el estado de "experimentador'" o de "adicto al
cuerpo médico forense a un equipo propio del juzgado, o a una institución
sanitaria o especializada, para que elabore un dictamen en tal sentido. Logrado
dicho diagnóstico, el oficio debe dirigirse a la autoridad educativa o sanitaria
según correspondiere. Este procedimiento facilitará mucho la planificación y
coordinación de acciones de la Secretaria Especializada de la Presidencia de la
Nación.
Este mecanismo de diagnóstico, sentencia y derivación involucra un tiempo
que no obliga a que el autor de la tenencia de drogas se mantenga detenido.
Además para el resultado de la medida educativa, la ley establece un plazo de
dos años para demostrar sus bondades y hacer que el juez brinde el
sobreseimiento definitivo. Si la medida fracasa por falta de cooperación del
autor de la tenencia de drogas, el juez podrá ordenar que se cumpla la pena.
Profundicemos un poco más sobre las características que debe tener el
programa que la autoridad educativa deberá implementar en el ámbito de su
competencia.
La disposición legal mencionada sustituye la pena que pudiera corresponderle
a cualquier persona –que no fuere adicto, menor o mayor de edad- que
estuviera en posesión de drogas para uso persona, para una medida educativa.
Esta medida educativa, adiferencia de la curativa, se deberá aplicar a personas
que en su diagnóstico, no evidenciaren signos y síntomas de adicción a las
drogas. Puede ser el caso de un principiante o experimentador que por primera
vez, o en diversas oportunidades ha hecho uso indebido de drogas.
Existen personas que hacen uso indebido de sustancias toxicomanígenas en
forma esporádica, distanciada en el tiempo, por razones de curiosidad o por
entretenimiento, en determinadas circunstancias sociales que por las
características de su consumo, vía de administración y sustancia utilizada, es
difícil clínicamente considerarlo un adicto. Si fuera así, no le correspondería se
le aplique la medida de seguridad curativa que establece el artículo 19.

XI) DIFERENCIA-ENTRE LA MEDIDA EDUCATIVA y..LA CURATIVA


La ley establece dos hipótesis de consumidores:
a) los principiantes o experimentadores, y
b) los que sufren una verdadera adicción a las drogas con diversos tipos de
compromiso físico, psicológico y social.
A los primeros, cuando son detenidos por posesión o tenencia de drogas para
su uso personal, por única vez, el juez por única vez podrá adoptar una medida
sustituta a la pena que se denomina, según el artículo 21, “medida de
seguridad educativa”.
A los segundos, cuando son detenidos por dicha posesión de drogas, en
pequeña cantidad de inequívocamente para su uso personal, el juez podrá
durante el proceso o después de la condena, aplicarle lo que el artículo 19
denomina “medida de seguridad curativa”.
Es conveniente entender con claridad esta diferencia conceptual, pues se trata
de aplicar medidas valiosas socio- preventivas a personas que están en
diferentes situaciones clínicas: el primero no es un adicto, el segundo si lo es,
aunque ambos consuman drogas.
Se considera que al aplicarle una medida educativa al principiante o
experimentador, podrá incidir en su comportamiento para que se abstenga en
el futuro de poseer y consumir drogas y detener el proceso deteriorante de su
personalidad, que lo convertirá; tarde o temprano, en un adicto.
Se considera que en el adicto, ya afectado en su desenvolvimiento personal,
laboral y social, una medida curativa podrá modificar dicho comportamiento e
intentar a través del camino de su recuperación psico-física y rehabilitación ,el
desarrollo de un nuevo proyecto de vida.
Generalmente, es difícil que un experimentador se considere una persona
enferma por dicho consumo y una medida de tratamiento o internación en un
centro especializado o clínica, se le antojará como una forma de castigo. En
cambio un adicto, aunque trate de no aceptar su estado de enfermedad,
entiende muy bien su nivel de afectación y muchas veces una inducción al
tratamiento, termina aceptándose, tomando conciencia de su situación.
El primero no sufrirá ningún grado de compulsividad de búsqueda de drogas,
éste último en cambio, sí sufrirá de este estado incontenible que condiciona su
conducta.
Sin embargo debemos tener presentes las características del consumo de
drogas en nuestro país, para evaluar muy bien las condiciones y la realidad
clínica de la compulsión. Hay una suene de tendencia basada a nuestro
entender en una extendida ignorancia, a homologar los adictos de nuestro país,
con los adictos de otros países cuya modalidad de consumo y el tipo de drogas
utilizadas es muy diferente. Por lo tanto, las consecuencias de tal uso de
drogas, como la forma de su abordaje terapéutico, deben responder a un
diagnóstico diferencial a partir de una caracterización distinta.
No puede considerarse de la misma forma a un consumidor de "crack" en
Nueva Cork, a un usuario de "bazuco" en Bogotá y a un consumidor de
"cocaína” en Buenos Aires, aunque dichas formas de presentación sean
productos de una misma especie de sustancia. Las condiciones personales,
motivacionales, sociales, culturales, raciales" etc., que inciden en la elección de
la droga, sus consecuencias y su abordaje legal y terapéutico, muestran
sustanciales diferencias. Aún la forma de entender el fenómeno la sociedad en
general, incluidos los antecedentes históricos y económicos que lo determinan.
Esto es muy importante al momento de responder a una requisitoria
diagnóstica del juez de la causa. Por lo tanto, deben utilizarse personas con
suma experiencia, muy calificadas en está especialidad e institución es muy
profesionalizadas en esta materia para evitar errores groseros en la aplicación
de la ley que puede quedar desvirtuada en el tiempo.

XII) CONTENIDOS DE LA MEDIDA EDUCATIVA


Lo que la ley busca -previo un acertado diagnóstico- es que los principiantes o
experimentadores realicen un intento preventivo –educativo que los aleje de
este comportamiento inicial con las drogas
Los objetivos generales de esta medida deben ser que las personas colocadas
por disposición judicial a su alcance, realicen un' programa o curso que durará
como mínimo tres meses para que sean capaces de tomar conciencia del
fenómeno y modificar su conducta personal y social con relación a la tenencia y
uso indebido de drogas.
Los objetivos específicos se pueden sintetizar de la siguiente manera:
a) Acceder al ejercicio de una libertad responsable.
b) Lograr una participación activa y creativa en su ámbito cotidiano.
c) Aprender solidariamente y en relación con sus semejantes.
d) Adquirir una concepción global y racional acerca del fenómeno del uso
indebido de drogas.
e) Obtener una concepción creativa y productiva del uso de su tiempo libre.
f) Profundizar en el conocimiento de sus sentimientos y reacciones, frente a
ellos.
g) Incorporarse a la legión de personas que han decidido firmemente decirle no
a las drogas,
h) Entender la forma de resignar derechos individuales en beneficio del
bienestar general.
Este programa involucra, en principio, la aclaración sobre la situación legal y
personal del sujeto, y luego a través de, una serie de módulos, el desarrollo del
mismo durante 32 encuentros de tres horas cada uno. Los encuentros deben
tener lugar dos veces por semana, en un ámbito escolar, coordinados por un
equipo interdisciplinario especialmente entrenado, durante un período de cuatro
meses.
Tendrán tres etapas:
a) la motivacional,
b) el desarrollo dé los contenidos propiamente dichos y
c) la evaluación final.
La etapa sobre la motivación del sujeto, se realizará a través de una
metodología que incluirá actividades grupales: trabajos desde la oposición y la
resistencia a entrevistas individuales y mapa personal autoaplicado. Esto
incluye conocimientos sobre el objetivo del programa y el por qué de aprender,
a través de grupos de información y reflexión.
La etapa sobre los contenidos debe involucrar a su vez seis módulos:
a) Sobre al proceso evolutivo, la sexualidad, la familia y la sociedad, a través
de clases teóricas, exposiciones dialogadas y grupos participativos.
b) Sobre responsabilidad social, cultural, Estado, comunidad, adaptación y
asimilación, a través de grupos autogestivos con coordinación externa,
confrontación, información y asamblea.
c) Sobre actividades creativas, lúdicas, vocación y trabajo, a través de juegos
grupales, información y grupos de reflexión.
d) Sobre la cultura de la dependencia, marginalidad, consumo, modelos
identificatorios, propaganda y publicidad, a través de cine debate, grupos de
reflexión, y juegos grupales.
e) Sobre valores, normas, ética, espiritualidad, educación, libertad y
transgresión, a través de exposiciones dialogadas, grupos de reflexión y
elementos movilizadores, verbigracia: la música.
f) Sobre las emociones y los sentimientos, a través de exposición y grupos de
reflexión.
Finalmente, la tercera etapa tendría qué incluir actividades de evaluación
donde se trabajará sobre la situación judicial a partir de la propia demanda (los
casos comprometidos) y a través de grupos de auto-evaluación.
Las actividades terminarán con un plenario con participación del equipo que
impartió el programa, para un mensaje y conclusión final.
Se deben desarrollar mecanismos de evaluación en los diferentes momentos
de las actividades, a cargo de personal idóneo: que deberán elevar los
informes a los juzgados, correspondientes, indicando fundamentalmente:
a) la participación,
b) el compromiso,
c) el presentismo y
d) el cumplimiento del contrato.

XIII) LA EVALUACION DE LA EDUCACION


La evaluación de la educación ha sido objeto de numerosas publicaciones, que
hemos estado examinando y cuya bibliografía es muy extensa. Existen
diferentes inventarios en tal sentido. Pero es oportuno señalar que es uno de
los instrumentos más descuidados y a su vez más poderosos que puede
disponer un programa de este tipo. Poder llegar a determinar con la mayor
certeza la incidencia que sobre la personalidad de un sujeto con tendencia a
consumir indebidamente droga puede tener una medida como la que establece
el artículo 21 de la ley, será una tarea ardua, pero sumamente valiosa. A través
de ello, podrán determinarse las bondades de estas disposiciones legales que,
como hemos señalado en más de una oportunidad, no se agotan en su
promulgación, sino se ponen a prueba en su aplicación.
Se necesitará de un lugar central para realizar un seguimiento oficial de sus
alcances. La información que puede obtenerse de tal seguimiento con una
apreciación fidedigna de los esfuerzos de carácter educativo aplicados, será
indispensable, tanto para los equipos docentes que prepararán a los
operadores socio-educativos para los grupos inter-disciplinarios que aplicarán
la medida en todo el país, como para los jueces que administrarán la ley con
justicia.
Determinados criterios que se han adoptado para establecer esta medida
educativa, como también la medida curativa en el caso de los adictos, deberían
desembocar en una investigación operativa e influir en el proceso de ejecución
del programa, sus contenidos, su metodología y los resultados obtenidos.
Como puede entenderse, la evaluación la hemos considerado como una parte
integrante del programa. Deseamos que sea una actividad corriente en todos
los lugares de aplicación de esta medida educativa que establece la ley y que
es conveniente integrarla desde un comienzo, esto es, desde la fase inicial de
esta planificación de aplicación del artículo 21 de la ley 23.737 sobre
estupefacientes.

XIV) SINTESIS DE LAS CONCLUSIONES


La aplicación de la ley 23.737, es un desafío para la sociedad.
Creemos que en el país hay recursos y capacidades aún no desplegadas
suficientemente, que pueden brindar respuesta a esta contingencia social.
REGIMEN PENAL EN MATERIA DE ESTUPEFACIENTES- ANTECEDENTES
1- Código Penal 1921 (Ley 11.179): Art. 204, el cual reprimía el suministro de
sustancias medicinales, distintas o en cantidad o calidad diferentes a las
prescriptas. Dicho arto se encuentra en el capítulo correspondiente a los delitos
contra la salud pública.
2- Ley 17.567: Reforma integral al Código Penal (1968): Básicamente es el art.
original del C.P.
- Suministro infiel de medicamentos. - (conf. Art. 204).
- Suministro indebido de estupefacientes. - (conf. Art. 204 bis).-
Se pena además al que estando autorizado para el expendio de sustancias
estupefacientes, las tuviere en cantidades distintas a las autorizadas o las
suministre sin receta médica o en dosis que excedan la necesidad terapéutica
(conf. Art. 204 bis).
Pena de prisión de 1 a 4 años.-
- Tráfico ilegal de estupefacientes (conf. art. 204 ter).-
También se agregan al Código. Penal las siguientes figuras delictivas:
a) el que introduce en el país sustancias estupefacientes o materias primas
para producirlas, con destino ilegítimo.-
b) EI que sin estar autorizado, produjera, elaborara, fabricara estupefacientes o
materias primas para producirlas, con destino ilegítimo.-
c) El que sin estar autorizado tuviere en su poder estupefacientes en
cantidades que excedan a las que –correspondan a uso personal.-
d) El que, sin estar autorizado, vendiere, entregare, suministrare
estupefacientes.
e) El que facilite el local, aun a. título gratuito, para que concurran personas con
el objeto de consumir, estupefacientes. - Las penas son de prisión de 1 a 6
años.- (conf. Art. 204. ter). - Es de hacer notar que no constituye delito la
tenencia de la dosis que es para consumo personal.
Agravantes (conf. Art. 204 quater).-
Conforme al art. 204 quater, las penas son de prisión de 3 a 8 años cuando: las
sustancias estupefacientes sean suministradas aun menor indebidamente;
cuando se hiciere consumir a otro con violencia, intimidación o
subrepticiamente.-
3 - Derogación de la Reforma de la Ley 17.567. (1973).-
Se reimplantan las normas del Código Penal de 1923 con las reformas de 1928
y 1929. Se incrimina la posesión de estupefacientes aún con una dosis para
consumo personal.
4 - Ley 20.771 (1974):
Básicamente se pena el tráfico ilícito de estupefacientes.-
Se incrimina la tenencia para el consumo personal (art. 6) y como novedad de
esta ley se instituye una medida de seguridad curativa para los condenados
que se impondrá además de la pena y que consistirá en un tratamiento de
desintoxicación que se aplicará por tiempo indeterminado que no podrá
exceder el término de la pena y cesará por resolución judicial previo dictamen
de peritos (art 9).-
5 - Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: (1986):
Caso "Bazterrica": Desincriminación de la tenencia de estupefacientes para
consumo personal.- Inconstitucionalidad del art. 6 de la Ley 20.771 por ser
violatorio del art. 19 de la Constitución Nacional.-
6 - Actual régimen penal en materia de Estupefacientes: Ley 23.737 (19.89):
Recoge los lineamientos de la Convención de Naciones Unidas sobre tráfico
ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas.
Establece todos los aspectos atinentes al tráfico ilícito de estupefacientes.
Establece la competencia federal en todo el país.
Elimina el secreto bancario y tributario.-
Fiscaliza y controla el ingreso y egreso da precursores y productos químicos
esenciales para la producción y fabricación de estupefacientes.
Incrimina la tenencia para consumo personal, lo que disminuye la pena, cuando
por su escasa cantidad resulte inequívoco que es para el consumo personal.-
Establece medidas de seguridad curativas, que consisten en un tratamiento de
desintoxicación y rehabilitación para los dependientes física o psíquicamente
de estupefacientes.-
Cuando al condenado le corresponde la pena por tenencia y se encuentra
acreditado que es para consumo personal, siendo éste dependiente física y
psíquicamente de estupefacientes, el Juez puede dejar en suspenso la pena y
aplicar esta medida de seguridad curativa; si transcurridos los dos años de
tratamiento, éste no se recupera se le aplica la pena. También puede el Juez,
durante el trámite del sumario, dejar en suspenso el mismo y aplicar la medida
de seguridad con consentimiento del procesado, y si acredita resultado
satisfactorio, dicta el sobreseimiento definitivo en la causa. La ley establece
que el tratamiento estará dirigido por equipos técnicos y comprenderá los
diversos aspectos: médico, psiquiátrico, psicológico, pedagógico y de
asistencia social.
Puede ejecutarse en forma ambulatoria, con internación o alternativamente.
La ley establece también, respecto de los consumidores ocasionales o
principiantes que no sean dependientes Y cuya tenencia de estupefacientes,
por su escasa cantidad sea inequívocamente para consumo personal, el juez
podrá por única vez, sustituir la pena por una medida de seguridad educativa.-
Dicha medida comprende: Someterse a un programa obligatorio especializado
respecto del uso y tenencia indebidos; la duración mínima es de tres meses y
el organismo de aplicación es la autoridad educativa nacional o provincial.
COMO FORMAR A LOS HIJOS EN UN ESTILO DE VIDA LIBRE DE
DROGAS

1. Inicio. Desde la infancia debe fomentarse la idea de mantenerse alejado de


las drogas. Esto es una forma de hacerle saber a su hijo que se interesa por él,
aunque sea muy pequeño, esta información desempeña un papel importante
para protegerlo de las drogas. Empiece a hacerlo desde este momento.
2. Comunicación. Habitualmente el año nuevo representa un tiempo para
hacer nuevos propósitos. En estas fechas empiece a establecer líneas de
comunicación con sus hijos. Plantee realizar actividades en que participe toda
la familia; pasen el mayor tiempo posible juntos, a la hora de la comida y en
otras actividades donde la comunicación abierta con los hijos desempeñe un
papel importante.
3. Escucha. Escuchar a los hijos es una actividad de suma importancia; saber
qué sucede en las fiestas, qué se les ofrece en ellas, quiénes asisten y si hay
alguna persona responsable, constituyen preguntas que demuestran su interés
de mantener un contacto más estrecho con su hijo y de escuchar lo que puede
comentar sobre estos eventos. Como propósito puede destinar al menos una
hora a la semana para escuchar las inquietudes y preocupaciones de su hijo.
4. Educación. Destine un tiempo pertinente para explicar en términos simples
los hechos relevantes sobre las drogas, sus efectos y repercusiones. Refuerce
este mensaje constantemente.
5. Atención. Organice su tiempo para que pueda disponer diariamente de
algunos minutos para hablar con sus hijos y comunicarles que se interesa por
ellos; debe asegurarse que ellos sepan que usted está orgulloso de que no
usan drogas.
6. Aprendizaje. Para que usted pueda educar a sus hijos sobre el peligro de
las drogas, primero debe educarse usted mismo; en algunos casos pueden
hacerlo de manera conjunta.
7. Orientación. Para orientar a sus hijos necesita hacerlo con el ejemplo: no
tome bebidas alcohólicas, no conduzca en estado de ebriedad, si en ocasiones
bebe alcohol, hágalo con moderación y de manera responsable, evitando llegar
a la ebriedad; si hace uso de tranquilizantes o pastillas para inducir el sueño,
debe hacer del conocimiento de sus hijos que es por tiempo limitado y bajo la
supervisión de un médico.
8. Interés y afecto. Comente con sus hijos que está interesado en lo que les
sucede, disponga del tiempo necesario para platicar con ellos y discutir alguna
inquietud; esta forma de comportamiento refleja el interés que tiene por ellos.
Es muy importante (aunque no estamos educados para ello) manifestarles
nuestro cariño a través de frases, actitudes y acercamiento físico (palmadas,
abrazos, etc.).
La comunicación, el interés y el afecto, constituyen factores protectores de gran
importancia para el desarrollo emocional de nuestros hijos.
9. Esta forma de comportamiento refuerza su autoestima y representa una
actitud de valor inestimable durante el crecimiento y en etapas posteriores de la
vida.
10. Prácticamente podemos afirmar que la actitud que adoptemos ante las
drogas será transmitida a nuestros hijos. Esta actitud debe ser clara para que
permita distinguir entre las drogas que tienen un uso benéfico y las que
representan un uso nocivo. Es importante definir el papel de la familia ante el
uso de sustancias tóxicas y para lograrlo, es importante crear un ambiente
familiar en el que no se acepte beber en exceso o utilizar drogas sin fines
médicos.
ÉTICA COMO AMOR PROPIO
FERNANDO SAVATER

SOBRE LA DESESPERACIÓN
TESIS SOCIOPOLITICAS SOBRE LAS DROGAS
Las siguientes tesis pretenden servir para orientar el necesario debate
institucional sobre el llamado “problema de las drogas”. Actualmente sólo
vemos prosperar la histeria punitiva, la demonización de productos químicos y
personas, la desinformación patológica y la descarada fabulación
pseudocientífica. El precipitado mítico al uso puede exponerse así: “Las drogas
–o, como suele decirse, la Droga- son un invento maIéfico promocionado por
una mafia internacional de desaprensivos para atesorar inmensos beneficios,
esclavizar a la juventud y corromper la salud física y moral de la humanidad;
ante tal amenaza, sólo cabe una enérgica política represiva a todos los niveles,
desde el más simple camello hasta las plantaciones de coca en la selva
boliviana; cuando la policía haya encarcelado al último gran narcotraficante, el
Hombre se verá libre de la amenaza de la droga”. En esta socorrida leyenda se
mezclan los hechos y los prejuicios, se presentan los" efectos como si fueran
causas y se soslaya olímpicamente el fondo del problema; pero se crea un
chivo expiatorio político de evidente utilidad, se fomenta a contrario un
excelente negocio, se utiliza la desdicha ajena como refuerzo de la buena
conciencia propia y se retrocede ante las posibilidades jurídicas y técnicas de
un Estado realmente moderno. El hecho de que los intelectuales llamados «de
izquierda» colaboren unánimemente por acción u omisión a este oscurantismo
demuestra -por si falta hiciere que el problema del intelectual hoy no es su
reciclaje al servicio del poder (como siguen creyendo los que no quieren
abandonar e! Palacio de Invierno que nunca tomaron porque fuera hace frío) ni
su falta de una visión global del mundo, como sostienen los neocuras, sino su
tenaz carencia de opiniones válidamente fundadas ante los conflictos
específicos de la sociedad actual.
Las tesis que proponemos aquí y el llamamiento final no se refieren más que a
los aspectos sociopolíticos del asunto entre los que se incluyen los que por lo
general suelen llamarse con impropiedad «éticos» simplemente por algún
residuo de creencia religiosa. Es decir, que no se habla de lo realmente
importante en la cuestión de las drogas: sus posibilidades como fuente de
placer o derivativo del dolor, como estimuladoras de la creatividad, como
potenciadotas de la introspección y del conocimiento, en una palabra, sus
aspectos de auxiliares válidos para la vida humana, en cuyo concepto han sido
consumidas durante milenios, son consumidas hoy y lo seguirán siendo. Pero
ello sería tema de un tipo de estudio mucho más minucioso del que aquí
planteamos.
Primera tesis: Todas las sociedades han conocido el uso de drogas –es decir,
sustancias, o ejercicios físicos que alteran la percepción normal de la realidad,
la cantidad y cualidad de la conciencia- las han utilizado abundante y
destacadamente, a veces ligadas a rituales sacros, las han adorado y temido,
han abusado en ocasiones de ellas, etc. La historia de las drogas es tan larga
como la de la humanidad y paralela a ella. Lo específico de tener conciencia es
querer experimentar con la conciencia.
Segunda tesis: La sociedad contemporánea está basada en la potencialización
del individuo, en la realización compleja y plural de su libertad. La libertad de
opción política, expresión, información, indagación, realización artística,
religiosa o sexual, etc., son las bases de la democracia moderna. El
totalitarismo, su reverso, no es sino una supeditación del individuo al todo
social –tal como lo establecen unos cuantos garantes del Bien Común-,
hipostasiado en forma de nación, estado, dogma político o tipo de vida por
encima de los conflictivos intereses y gustos individuales. El derecho jurídico de
habeas corpus hay que extenderlo a todos los aspectos de la libre disposición
por el individuo de su cuerpo, de sus energías, de su búsqueda de placer o
conocimiento, de su experimentación consigo mismo (la vida humana no es o
no debe ser más que un gran experimento), incluso de su propia destrucción.
Tercera tesis: Prohibir la droga en una sociedad democrática es algo tan injusto
como prohibir la pornografía, la heterodoxia religiosa o política, la divergencia
erótica, los gustos dietéticos. También hay que decir que es algo tan inútil y
dañoso como cualquiera de las otras prohibiciones: a la vista está.
Según parece, se da por hecho que vivimos en Estado Clínico, es decir, que el
Estado tiene derecho irrestricto a determinar lo mejor para nuestra salud,
mientras que ha perdido el que antes tuvo para marcarnos la pauta en lo
político, lo religioso, lo artístico o lo alimenticio.
Cuarta tesis: El problema de la droga es el problema de la persecución de las
drogas. El uso de drogas no es sencilla y expeditivamente un peligro a
erradicar (el peligro estriba en su prohibición, su adulteración, la falta de
información sobre ellas y de preparación para manejarlas, las actitudes
anómalas que suscita frente al conformismo, el gangsterismo que las rodea, la
obseción de curar que las proscribe o las prescribe, etc.) sino que son también
y principalmente un derecho a defender.
Quinta tesis: La persecución contra la droga es una derivación de la
persecución religiosa: hoy la salud física es el sustituto laico de la salvación
espiritual. Las drogas siempre fueron perseguidas por razones religiosas, pero
ayer se les reprochaba sus efectos orgiásticos –es decir, los trastornos que
producían en el alma y en las costumbres- y hoy los que causan en el cuerpo –
enfermedades, gastos de reparación, improductividad, muerte- y en la
disciplina laboral. Se fomenta así un miedo al espíritu (¿qué tendremos dentro
que la droga pueda liberar?) y un miedo al descenso de productividad (a esta
última se la suele llamar “salud pública”). Naturalmente, hay drogas que
pueden ser peligrosas (tanto como el alpinismo, el automovilismo o la minería)
y dañinas (como los excesos sexuales, el baile o la credulidad política, nunca
tanto como la guerra).
Hay gente que ha muerto, muere y morirá por causa de las drogas: pero
recordemos, a) que la vida que pierden es suya, no del Estado o de la
comunidad, y b que su muerte puede deberse no a la sustancia misma que
desean tomar, sino a la adulteración de ésta, la falta de información y
formación en su manejo, el hampa que rodea al tráfico de droga a causa de la
prohibición, etc.
Sexta tesis: Los drogadictos que quieren abandonar su manía (todos tenemos
nuestras manías, hasta que las sentimos como tóxicas y queremos dejarlas)
tienen obviamente derecho a ser ayudados por la sociedad a ello, tal como el
que desea divorciarse, cambiar de religión, modificar su sexo o renunciar al
terrorismo. La sociedad está para ayudar en lo posible a los individuos a
realizar sus deseos y rectificar sus errores, no para inmolarlos punitivamente a
los ídolos de la tribu. La rehabilitación custa dinero, pero también la sociedad
nos cuesta trabajo a cada uno de los miembros y todos procuramos cumplir
pensando que ese dinero común está precisamente para paliar los efectos de
los accidentes -naturales o inducidos por imprudencia- que nos ocurren a los
socios en la búsqueda de la satisfacción personal. También hay accidentes
laborales y, que yo sepa, nadie ha hablado todavía de prohibir el trabajo o el
tráfico rodado por los accidentes de carretera. Pero es que aquello que produce
se considera necesario, y por tanto justificado en sus pérdidas, mientras que lo
que solamente gasta y disfruta, carece de justificación social por su
derrochadora gratuidad: ninguna tesis puede ser más estrictamente totalitaria y
antidemocrática que ésta. Así se expresa la culpable enemistad pública a la
intimidad individual que debería justificar lo colectivo.
Séptima tesis: A veces se hace equivaler la despenalización de las drogas a
legalizar el crimen, la violación o los secuestros. Evidentemente nada puede
ser más distinto, pues estos delitos tienen como primer objetivo el daño a otro
en beneficio propio, mientras que ninguna droga es en sí misma un mal, sino
que puede llegar a serlo por las circunstancias de su uso. A lo que se parece
en cambio tal despenalización es a la del suicidio, el aborto, la eutanasia, el
divorcio, la homosexualidad, etc., es decir al levantamiento de las trabas que
impiden el disfrute consciente y libre del propio cuerpo. No es fácil entender, ni
ellos encuentran argumentos para explicarlo, por qué quienes apoyan el
reconocimiento jurídico de estas figuras emancipadoras pueden negarse en
cambio a la despenalización de las drogas. El único argumento plausible contra
la despenalización no es en realidad tal, sino la constatación de una dificultad
para llevarla a cabo: en efecto, esta medida debe ser lo más internacional
posible para tener auténtica eficacia. Puede suponerse razonablemente que la
despenalización en un solo país traería dificultades a este pionero. Foros y
reuniones internacionales para tratar este problema no faltan, donde podría
plantearse esta cuestión en lugar del aumento de penas a los traficantes, que
no sirve más que para encarecer los productos. De todas formas, se presenta
aquí una situación conflictiva semejante a la que tienen los partidarios del
desarme unilateral, que reivindican para sus países la postura que creen más
justa confiando en que esta actitud lleve a otros por el mismo camino y
aceptando los peligros indudables que de ellos pueden derivarse.
Octava tesis: El daño a la salud pública es el principal argumento actual contra
las drogas, detallándose los muertos por sobredosis, horas de trabajo perdidas,
gastos que producen a la hacienda estatal los drogadictos que quieren
rehabilitarse, etc….
Han pasado así a segundo plano los motivos condenatorios de índole
estrictamente moral, orgiástica, que durante siglos han motivado esta
persecución. Respecto a la cuestión de las pérdidas económicas causadas por
la drogadicción, me remito a lo dicho en la sexta tesis. Sólo es preciso añadir
que las adecuadas tasas impositivas de los productos hoy descontrolados en el
mercado negro podrían subvenir a estas necesidades, re distribuyendo el
beneficio que hoy sólo lucra a unos pocos. En cuanto a los réditos políticos de
la cruzada contra la droga, tampoco pueden ser cuestionados: si antes la
guerra fue considerada la salud del Estado, hoy la salud puede ser la principal
guerra del Estado, dando la impresión de un activo esfuerzo político en un
campo que goza de reputación unánime y donde se tiene la tranquilidad de que
nunca faltará pábulo demagógico. ¿A qué otra actividad mejor podrían
dedicarse si no las primeras damas de los países, dado que besar a niños
desconocidos en concentraciones públicas puede acarrearle a una el SIDA?
Parece que la sociedad actual toda se ha hecho políticamente
drogodependiente, pues no sabría prescindir de este chivo expiatorio. Pero la
compasión por la muerte y el dolor ajeno ya me parecen razones menos
creíbles. Primero, porque la mayoría de las drogas no matan a nadie y muchas
suprimen muchísimos más dolores de los que causan (¿qué es más doloroso,
la cirrosis de los alcohólicos o todo lo que han ayudado a vivir un par de copas
a tiempo a millones de personas?). Segundo, porque las que matan, matan
mucho más por la adulteración o las circunstancias clandestinas de su empleo
(ignorancia de dosis, jeringuillas contaminadas) que por la nocividad del
producto en sí mismo. Si tanto preocupase a los gobiernos las muertes y
sufrimientos provocados por las drogas, se apresurarían a despenalizarlas. Lo
cierto es que, por debajo de todas las racionalizaciones clínicas, la ancestral
envidia, al goce improductivo y no compartido debe seguir latiendo en la
prohibición y en la histeria punitiva contra las drogas. El gran Macaulay, en su
Historia de Inglaterra, afirma que «los puritanos no odiaban la caza del oso con
perros porque produjese daño al animal, sino porque daba placer a los
espectadores». Me temo que aquí ocurre algo parecido.
Novena tesis: Otro argumento importante contra las drogas y a favor de su más
enérgica persecución legal en su incidencia entre los jóvenes, sobre todo entre
los jóvenes mas desfavorecidos socialmente. En primer lugar, hay que decir
que la razón de esta extensión es la prohibición misma y el negocio que
procura, motivo de que los traficantes quieran extender su mercado entre
personas más ingenuas, más atrevidas y sobre todo más capaces por lo
emprendedor de su edad de hacer cualquier cosa para conseguir las enormes
sumas que quieren sonsacarles. Se habla de la venta de heroína a la puerta de
los colegios o en los centros de reunión juvenil, pero no del tráfico de ginebra o
de revistas pornográficas: estas últimas, al ser fácilmente accesibles, no
producen beneficios. Naturalmente, el paro y el abandono de gran parte de los
jóvenes favorecen ésta y cualquier otra forma de delincuencia, violencia, etc.
Para aquel a quien toda otra intensidad vital le ha sido hurtada, la lúgubre
marginación letal de la droga más condenada le confiere una ocupación
absorbente y siniestra. La mítica Droga permite hablar de ella como la causa de
los males juveniles, cuando en realidad no se trata más que del efecto de una
determinada situación social. En el último término, la obvia necesidad de
proteger a la infancia y la adolescencia de maniobras desaprensivas nunca
justificará la maniobra desaprensiva de tratar a toda la población como si fuese
una guardería infantil.
Décima tesis: La droga, se asegura, es causante de la degradación moral de la
población. El planteamiento de esta degradación admite varios modelos, desde
el vacuamente retórico con pretensiones antropológicas de sacristía «No existe
actualmente un riesgo -excepto en guerras nucleares- para el alma humana,
para el individuo inmaduro y sensual de la sociedad moderna, mayor que la
droga, al tiempo que el desconcierto y la desmoralización cunden por doquier»,
nos asegura el doctor Francisco Llavero, en El País», 11 de mayo de 1987. No
sé qué es más interesante, si saborear que las guerras nucleares son un
peligro para el alma humana o inquirir por cuáles sociedades formadas de
individuos maduros y ascéticos conoce el doctor Llavero), hasta el posmoderno
título de un artículo de Antonio Papell (“Las drogas ya no son progresistas”),
pasando por la teología de la liberación ad usum que denuncia el tráfico de
droga por parte de Ia policía para disminuir el potencial combativo y
revolucionario de la juventud vasca. Estos moralistas muestran, unánimemente,
un inmenso desprecio hacia la libertad humana, base de su dignidad: como
ante la droga nadie puede ser libre, la única forma de garantizar la salud moral
del pueblo es retirar la ocasión de pecado. La base de cualquier propuesta
moral, que es precisamente el dominio de sí, no merece ni estudio: estamos
condicionados por la irresistibilidad del mal. Vuelta, pues la heteronomía moral,
de la que el pobre Kant creía haberese visto ya libre en el siglo XVIII. Porque la
postura de una ética autónoma ante el tema de las drogas no puede ser más
que la expuesta así por Gabriel Matzneff:- «El haschisch, el amor y el vino
pueden dar lugar a lo mejor o a lo peor. Todo depende del uso que hagamos
de ellos. De modo que no es la abstinencia lo que debemos enseñar, sino el
autodominio» (Le taureau de Phalaris).
Llamamiento final: El precipitado mítico expuesto en el preámbulo de estas
tesis debería ser sustituido por este otro planteamiento: nuestra cultura, como
todas las demás, conoce, utiliza y busca drogas. Es la educación, la inquietud y
el proyecto vital de cada individuo el que puede decidir cuál droga usar y como
hacerlo. El papel del Estado no puede ser sino informar lo más completa
razonadamente posible sobre cada uno de los productos, controlar su
elaboración y su calidad, y ayudar a quienes lo deseen o se vean damnificados
por esta libertad social. Naturalmente, dada la situación de frenesí policial y
persecutorio (al menos cara al exterior, frente a la ingenuidad pública) contra
las drogas, será necesaria una etapa de reacomodo hasta la situación final de
normalidad despenalizad. También será preciso difundir internacionalmente la
postura despenalizadora y procurar adoptar medidas conjuntas. Como no cabe
duda de que más tarde o más temprano habrá que llegar a ello, lo mejor será
comenzar cuanto antes, a lo cual ha querido contribuir la proposición de estas
tesis.
NIDA – EL SIDA

En la actualidad, los patrones de comportamiento asociados al abuso de


drogas constituyen el principal factor en la propagación de la infección por el
VIH en los Estados Unidos. El VIH es el virus de la inmunodeficiencia humana,
que causa el síndrome de inmunodeficiencia adquirida o SIDA. El SIDA es una
afección caracterizada por un defecto en la inmunidad natural del cuerpo para
combatir enfermedades. Las personas que lo padecen corren el riesgo de sufrir
enfermedades que normalmente no las sufren quienes tienen un sistema
inmune que funciona adecuadamente. Aunque muchas personas que tienen
SIDA o que son portadores del VIH pueden vivir por muchos años con
tratamiento, no existe vacuna ni cura conocida.
Cuando se usan o se comparten agujas, copos de algodón, agua de enjuague
y calentadores no esterilizados, como ocurre al inyectarse heroína, cocaína u
otras drogas, el toxicómano es vulnerable a contraer o transmitir el VIH. Las
personas también se arriesgan a contraer el VIH por el solo hecho de consumir
las drogas de abuso sin que necesariamente usen una aguja o jeringuilla. Las
investigaciones auspiciadas por el NIDA y el Instituto Nacional sobre el Abuso
de Alcohol y el Alcoholismo han demostrado que el consumo de drogas y
alcohol puede interferir con el juicio y la conducta sexual, afectando así la
probabilidad de involucrarse en relaciones sexuales no planificadas y sin
protección. Esto aumenta el riesgo de contraer el VIH proveniente de
compañeros sexuales infectados.

Tasa de infección
Desde que comenzó la epidemia, el uso de drogas inyectables ha sido directa o
indirectamente el origen de más de un tercio (36 por ciento) de los casos de
SIDA en los Estados Unidos. En el 2002, aproximadamente el 28 por ciento de
los casos de SIDA diagnosticados entre adultos y adolescentes estaban
relacionados con el uso de drogas inyectables. De acuerdo a un análisis de
datos de vigilancia del VIH de los Centros de Control y Prevención de
Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), de los 859.000 casos
acumulativos de SIDA reportados hasta diciembre del 2002, un total de
209.920 (25 por ciento) ocurrieron entre usuarios de drogas inyectables (UDI).
Entre 1998 y el 2002, se calcula que alrededor de 240.268 de los casos
diagnosticados de SIDA fueron resultado directo del uso de drogas inyectables,
siendo aproximadamente el 72 por ciento de estos casos en hombres. Durante
este mismo período de tiempo ha habido una reducción gradual en el número
de casos nuevos de SIDA asociados con el uso de drogas inyectables, tanto en
hombres como en mujeres.
Entre los grupos raciales y étnicos, hasta diciembre del 2002, el 43 por ciento
de casos acumulativos de SIDA reportados entre los hombres hispanos, tanto
adultos como adolescentes, eran directa o indirectamente relacionados al uso
de drogas inyectables; entre hombres afroamericanos fue el 42 por ciento de
los casos. Sin embargo, los porcentajes fueron mayores entre las mujeres. Los
casos acumulativos de SIDA directa o indirectamente relacionados al uso de
drogas inyectables reportados entre mujeres, tanto adultas como adolescentes,
fueron 58 por ciento entre las hispanas, 57 por ciento entre las blancas, y 51
por ciento entre las afroamericanas. En contraste, solamente el 18 por ciento
de los casos acumulativos de SIDA reportados hasta el 2002 entre hombres
blancos eran directa o indirectamente relacionados al uso de drogas
inyectables.
La reducción gradual entre 1998 y el 2002 en el número de casos nuevos de
SIDA en los UDI contrasta con el leve y constante incremento de casos nuevos
de SIDA entre hombres que tienen sexo con otros hombres (MSM, por sus
siglas en inglés). Sin embargo, el mayor contraste ocurre con los casos nuevos
de SIDA que se deben a contactos heterosexuales, los cuales han aumentado
constantemente de 1998 al 2002, tanto en hombres adultos y adolescentes (18
por ciento) como en mujeres (16 por ciento).
El uso de drogas no-inyectables (como cocaína “crack”) también contribuye a la
propagación de la epidemia cuando los usuarios intercambian sexo por dinero,
o cuando participan en actividades sexuales de alto riesgo bajo la influencia de
drogas. Un estudio de los CDC en una muestra de 2.000 adultos jóvenes
ubicados en tres barrios citadinos encontró que los fumadores de crack tenían
tres veces más riesgo de infectarse con el VIH que los no fumadores.
Casos de SIDA por Categoría de Exposición y Sexo hasta el 2002, Número
Acumulativo y Porcentaje

Categoría de Medio Hombres Mujeres Total


de Exposición
No. % No. % No. %

Contacto Sexual de
384.784 55% N/A N/A 384.784 55%
Hombre a Hombre

Uso de Drogas
151.367 22% 58.552 39% 209.919 30%
Inyectables

Contacto
36.692 5% 63.379 42% 100.071 14%
Heterosexual

Prevención del VIH entre los usuarios de drogas inyectables: La evidencia


sugiere que el tratamiento para el abuso de drogas puede ayudar a prevenir la
propagación del VIH/SIDA, especialmente cuando se combina con los
programas de prevención y de alcance comunitario para personas en riesgo.
Estos esfuerzos pueden reducir o eliminar el uso de drogas y las conductas
relacionadas al uso de drogas que aumentan el riesgo del VIH como el
compartir agujas, así como ayudar a reducir prácticas sexuales peligrosas. Un
estudio demostró que los usuarios de drogas inyectables que no recibían
tratamiento alguno (22 por ciento) tenían una tasa de seroconversión 6 veces
mayor a la de los que recibían tratamiento de mantenimiento con metadona
(3.5 por ciento). Además, los programas de tratamiento para el abuso de
drogas pueden ayudar a reducir la propagación de otras infecciones
transmitidas por la sangre, incluyendo los virus de la hepatitis B y C. La
atención médica adecuada del VIH/SIDA y sus enfermedades asociadas es
muy importante en la reducción y prevención de la propagación de nuevas
infecciones.
SOBRE LA LEGISLACIÓN DEL CONSUMO DE DROGAS
¿Legalizar o no legalizar?

Según Durkheim, en la sociedad antigua el hombre estaba determinado por sus


antepasados, en la sociedad actual, el lugar de cada uno no esta prefijado de
antemano (en el mejor de los casos ante cambios tan bruscos, el hombre se
adapta, no se desestabilizan los valores, cuando esto no sucede el hombre cae
en un estado de ANOMIA de perplejidad). Cuando los valores se pierden la
vida no tiene sentido (suicidio). Esto último está exacerbado en el adicto
(suicida a largo plazo), la falta de justicia de las sociedades modernas trae
aparejado este sentimiento de anomia (perplejidad), con la consecuente
desorganización social. Las religiones han sido desbordadas y las sectas
absorben a los que andan por el mundo anómicos.
En nuestra sociedad consumista donde se premia el éxito y no el esfuerzo, el
hombre pasa a ser otro bien de consumo. Su valor está determinado por el
precio que obtiene por sus servicios, entonces su valor reside en el juicio
externo. Así aún cuando satisface sus necesidades y en la medida en que
satisface los deseos del afuera sigue sintiéndose vacío.
El adicto actualmente es considerado por nuestra sociedad como marginal
(como categoría social). Cada sociedad tiene una particular visión de lo que
considera dentro y fuera de ella. Tiene un marco de referencia interno
conformado por todo lo que la sociedad acepta o incluye dentro de ella. Tiene
una clase dirigente encargada de bajar las leyes o normas que regulan la
convivencia y permiten alcanzar los ideales sociales.
Dada le ley o norma existen distanciamientos que suceden cuando la persona
no puede llegar estos ideales sociales a través de la ley y cuando más se
alejan de la norma más se acercan al punto de MARGINALIDAD, que se
encuentra fuera del marco de referencia interno de la sociedad. Este punto de
marginalidad se lo va a otorgar al adicto y a todos los que de alguna manera
transgredan la norma.
La particularidad del adicto es que ese punto de marginalidad es buscado por
el adicto mismo, ya que él busca evadirse y a esto se lo denomina marginalidad
sumante.
A menudo nos encontramos con personas que rompen con este cuerpo social,
que constituyen un emergente enfermo que trata de convertirse en el nuevo
núcleo que aglutina a los demás y considera enfermo al núcleo del que salió.
Actualmente se ve al consumo como una búsqueda de inclusión en la
sociedad, así que ya no hablaríamos de marginalidad sino de inclusión.
Nuestra sociedad acepta sustancias como tabaco y alcohol y a las demás las
margina (no se ve de la misma forma a un alcohólico que a un cocainómano).
Antiguamente el adicto significaba una forma de protesta a la sociedad en la
que habitaba, ahora lo hace para poder sobrevivir en la sociedad exigente,
hipercompetitiva y consumista en la que está inmerso y de la que no puede
salir.

CARACTERÍSTICAS DE LA LEGISLACIÓN ARGENTINA, ALGUNOS


ANTECEDENTES Y LA ACTUAL
Arranca en 1921 con la Ley 11309 que penaba el suministro de sustancias
medicinales en calidad o cantidad distinta a la prevista (receta médica).
En 1968 la ley 17567 pena con prisión de 1 a 4 años al que traficara
ilegalmente estupefacientes.
En 1974 la ley 20771 quizás la más importante, pena con prisión de 1 a 6 años
más multa, la tenencia de sustancias psicoactivas, estupefacientes, aunque la
tuvieren para consumo personal. (Es criticada por contradecir el art. 19 de la
Constitución).
En 1979 para salvar la controversia la Corte Suprema a través de una
acordada establece que "...no es violativo de la garantía establecida por el art
19 de la Constitución la represión de la tenencia de estupefacientes aunque
estuviera destinada para uso personal..." El criterio jurídico y legal ve al adicto
como un vicioso y/o un delincuente.
En 1986 la Corte Suprema determina que la tenencia para consumo personal
no es delito volviendo al art 19 de la Constitución como garantía.
Por último en 1989 la Ley 23737 actualmente vigente, incrimina la tenencia
pero atenúa la pena cuando por su escasa cantidad es inequívoca que está
destinada a consumo personal
Así llegamos a opiniones de profesionales de distintas disciplinas que se
encuentran divididas en cuanto a la LEGALIZACION / NO LEGALIZACION de
las adicciones.
Distintos autores han fundamentado sus opiniones en favor o en contra.
Tomaremos para nuestro trabajo las posturas de Fernando Savater (Etica
como amor propio), Eduardo Kalina (La familia del Adicto y otros temas) y
Alejandro C. Molina (La drogadicción y el sistema jurídico).
Savater hace un planteamiento que lo explícita a través de 10 tesis.
La primera refiere que todas las sociedades han conocido y utilizado drogas en
forma abundante, a veces ligado a rituales religiosos. Las han adorado y en
muchas ocasiones han abusados de ellas. Hoy nuestra cultura como todas las
demás, conoce, utiliza y busca drogas.
La segunda defiende que el derecho jurídico de habeas corpus (libertad de uso
del cuerpo) hay que extenderlo a todos los actos del individuo, incluso al que lo
lleve a su propia destrucción.
El tercero hace referencia a que prohibir la droga en la sociedad democrática
es tan injusto como prohibir la pornografía, la heterodoxia religiosa o política.
Es decir que lo que daña es la prohibición.
La cuarta dice que lo peligroso es la adulteración, la falta de información y por
lo tanto no estar preparados para manejarlas.
La quinta al defender su postura dice que las drogas pueden ser tan peligrosas
como el alpinismo, el automovilismo o la minería, el exceso sexual, la
credulidad política y la guerra.
La sexta se pregunta porque prohibir el placer, los drogadictos que quieren
abandonar su manía deben ser ayudados por la sociedad, tal como el que
desea divorciarse o cambiar de religión. Para justificar ese costo que debe
soportar la sociedad hace la comparación con los accidentes de trabajo que se
producen y representan costos sociales y sin embargo nadie se le ocurriría
prohibir el trabajo.
La séptima dice que ninguna droga es en si misma un mal sino que puede
llegar a serlo por las circunstancias de su uso. Por eso, no se la puede
comparar con el crimen, la violación o el secuestro que tienen como objetivo
dañar al otro. La despenalización de las drogas debe ser lo más internacional
posible para ser eficaz. De hacerlo uno solo le traería aparejado dificultades.
En la octava, Savater hace una dura crítica al Estado en su falta de
preocupación por el tema, diciendo que pareciera que la sociedad actual es
políticamente drogadependiente, pues no sabría prescindir de este chivo
expiatorio. La mayoría de las drogas no matan a nadie y muchas suprimen
muchísimos más dolores de los que producen. Las que matan, matan mucho
más por la adulteración o las circunstancias clandestinas de su empleo
(ignorancia de dosis, jeringas contaminadas, etc.)
La novena hace referencia a la incidencia entre los jóvenes, sobre todo
aquellos más desfavorecidos socialmente y la razón de su extensión es el
resultado de la prohibición misma. Los males juveniles no son producidos por la
droga, sino son los efectos de una determinada situación social.
La décima y última menciona que se asegura que la droga es la degradación
moral de la población. Hace referencia a "El haschisch, el amor y el vino
pueden dar lugar a lo mejor o lo peor" todo depende del uso que hagamos de
ellos. De modo que no es la abstinencia lo que debemos enseñar sino el
autodominio.
Eduardo Kalina tiene una postura opuesta a Savater, diciendo que este tema
ha perdido seriedad ya que su difusión como hábito recreativo y debido a los
poderosos intereses económicos que los sustentan tanto en su producción
como en la comercialización, han despertado el interés de los políticos que lo
utilizan durante sus campañas, para hacer promesas ante un público
desesperado, que necesita ayuda y orientación.
Liga íntimamente la droga con la problemática del SIDA, lo que remite a una
visión catastrófica de fin de la humanidad. Por eso se acrecienta la esperanza
que los gobiernos nos salven de esta maldición. Kalina hace alusión a la
improvisación de los que legislan, que no toman en cuenta las relaciones
existentes con la violencia, la delincuencia, respecto a la producción ilícita
como a la comercialización ilícita y a las mafias operando en medio de estos
polos del espectro comercial, además de los robos, los asesinatos y los
asaltos. Ante este tema central surge la idea adaptativa acerca de la
legalización de la droga y adoptarla como una solución final para acabar con la
violencia y la delincuencia que son producto de la ilegalidad.
Kalina dice que se insinúa que una ley cambiará el significado biológico de los
efectos destructivos que ocasionan en el ser humano, tanto en el área biológica
como en la psicosocial. Las drogas que se pretenden legalizar: marihuana,
heroína, cocaína, anfetaminas, etc. tienen efectos directos sobre la biología
humana, como lo siguen teniendo las drogas socializadas, a pesar de la magia
de la ley. Para Kalina la prohibición del uso de drogas psicotóxicas es
necesaria y funciona en muchos países, pero para que sea realmente efectiva
el conjunto de leyes restrictivas deben ser acompañadas con profundos
cambios ideológicos y por lo tanto socio-politicos-económicos. Cuba, Japón y
otros países han logrado éxitos.
La pandemia de la drogadicción está directamente ligada a la deshumanización
creciente, a la robotización en un mundo centrado en la carrera armamentista,
que constituye el negocio más grande del mundo, le siguen la droga y el
petróleo.
Cuestiona el concepto de libertad, se penaliza el tráfico pero no la tenencia
para uso personal. Perece increíble que la gente no se cuestione como la
elección de una esclavitud-dependecia a las drogas tan denigrante a la
condición humana, pueda tener otros orígenes que el "simple albedrío" o
libertad individual del hombre.
También intervienen otras motivaciones en procura de las drogas, que
responden a un conjunto de pactos perversos que culminan en el pacto
criminoso de la familia y/o sociedad. El adicto es todo lo contrario de su ser
libre. Es el prototipo del sometido.
La legalización transformará en empresarios a los que hoy son traficantes. Por
último conceder la legitimidad a esta moderna versión de la esclavitud, es una
claudicación inaceptable, para aquellos que como Kalina, tienen una ética
humanística, que significa un profundo amor por la naturaleza, por los seres
vivos y todo lo que la ciencia y la tecnología aporta a la vida.
Para enfrentar al narcotráfico, además de recurrir a todo el arsenal legal se
debe trabajar sobre lo que denomina la demanda. Este criterio mira hacia la
prevención, es decir las condiciones históricas psicosocioeconómicas que
favorecen el desarrollo de la oferta y de los oferentes. El enfoque debe ser
sistémico y no unilateral, buscando un proyecto de vida, lo cual significa
humanizarnos creando vínculos solidarios.
Molina habla del cambio producido en nuestro país en los últimos años en que
paso de ser país de transito a país afectado. No toma al drogadicto como un
individuo aislado sino como un individuo inmerso en la sociedad. Con la que
convive por su propia naturaleza humana, la cual no admite conductas que no
solo ponen en peligro a quienes las ejecutan sino que llegan a ofender al orden
y a la moral pública.
Debe haber un ordenamiento jurídico claro para definir la situación del
drogadicto y de la drogadicción en general. Considera que el círculo del
consumo, tráfico y producción de las drogas prohibidas deben ser consideradas
por el régimen jurídico. La ley debe ser aplicada con vigor con resultados
inmediatos y mediatos. Los primeros se refieren a expulsar a los traficantes y
consumidores de las calles y los barrios a los cuales están destruyendo e
intentar dar tratamiento o ayuda a quienes quizá no los busquen por cuenta
propia, y los segundos se refieren a que la comunidad verifique que no existe el
uso inocente de las drogas. De esta manera hay una actividad pedagógica y
también de prevención. Establecer claramente que es lo lícito o lo ilícito para
que el hombre común sepa que es lo prohibido y lo permitido en esta materia.
La ilicitud de la conducta del adicto no debe atacarse exclusivamente desde un
sistema represivo que se apoye en penas privativas de la libertad, sino que
además debe hacerse con medidas alternativas que incluyan tratamientos
familiares e individuales y disposiciones tutelares especialmente para menores
de edad que se ejecutarán en los diversos ámbitos donde éstos desarrollen
sus actividades, muy especialmente en el área de la educación.
Molina hace una crítica al sistema judicial y a la falta de recursos humanos y de
servicios adecuados para atender al drogadicto.
REVISTA PSICOLÓGICA PRÁCTICA (ESPAÑOLA)
TEMA: EFECTOS
DROGAS (Alcohol, Tabaco y Marihuana)

EL CONSUMO DE DROGAS
POR QUE SE CONSUMEN DROGAS
La respuesta no es fácil. No hay una "causa" de la dependencia de drogas. El
tema es más complejo. Hoy parece más acertado hablar de "factores de riesgo"
y buscar la solución en la interrelación de los tres elementos: Sujeto, Sustancia,
Sociedad. Sin embargo, se han dado ya numerosas respuestas.
Para algunos la raíz de la drogadicción se encuentra exclusivamente en la
persona frustración o insatisfacción, necesidad de evasión, limitación
humana...). Se ha hablado de que hay una "personalidad adictiva" sujetos
pasivos, dependientes, con rasgos de “oralidad", inmaduros, depresivos).
En la misma línea anterior se encuentran los que buscan las explicaciones en
el organismo: habría sujetos genéticamente más predispuestos para la
dependencia de ciertas sustancias o bien organismos trastornados que
necesitarían alguna droga para sentir bienestar.
Para otros, la explicación se encuentra en la sociedad. El ambiente social
presiona, coarta y margina; se compondría así un entramado complejo y
asfixiante una de cuyas salidas sería la droga dependencia. Por otra parte, hay
anualmente un gasto enorme para la publicidad y promoción de las drogas
legales, especialmente alcohol y tabaco. El esquema "droga-bienestar
inmediato y fácil" se repite continuamente como reclamo publicitario,
cambiando la droga por un coche, un chicle, una bebida... que proporcionarán
la felicidad sin esfuerzo; estos anuncios, en realidad, promocionan la droga.
Todas estas explicaciones son, al menos, parciales. Hay múltiples factores
interrelacionadas que predisponen, favorecen y precipitan el consumo y la
dependencia de drogas.
FACTORES DE RIESGO PARA LA DROGODEPENDENCIA
Son determinados estados o situaciones que se asocian a la adicción. Al decir,
por ejemplo, que "la carencia de metas en la vida" es un factor de riesgo
expresamos la idea de que las personas que "no tienen metas en su vida", o
ilusiones, están más próximas a la adicción y que es menos probable que sean
adictos los individuos con metas claras y definidas.
Algunos de estos factores de riesgo son inespecíficos, es decir, que suponen
riesgo para la salud mental en general o para conductas perjudiciales para el
individuo o la sociedad. Otros son específicos de las drogas y son más
evidentes en lo que a las drogas ilegales se refiere.

FACTORES PERSONALES
ƒ Determinados rasgos psicológicos como inmadurez, pasividad,
dependencia, inseguridad, egocentrismo, incapacidad para posponer las
satisfacciones, ansiedad, pesimismo, carencia de control interno,
dificultades para relacionarse con los demás, tomar decisiones, superar
dificultades.
ƒ Algunos estados tales como insatisfacción, frustración, culpabilidad,
depresión, falta de expectativas.
ƒ Ciertas actitudes vitales: hedonismo, escepticismo, pasotismo, rechazo
de casi todos los valores sociales.
ƒ Es posible que haya factores orgánicos de origen genético que
intervengan en la mayor o menor facilidad de ciertos individuos para la
dependencia a determinadas drogas. (Es una hipótesis aún no
demostrada).

FACTORES FAMILIARES
ƒ Falta de comunicación en la familia.
ƒ Despreocupación de los padres por lo que hacen sus hijos.
ƒ Abuso de drogas en la familia (tanto si se trata de drogas legales:
fármacos, alcohol, tabaco..., como ilegales) El modelo: "resolver el
problema mediante una pastilla o una copa" suele aprenderse en la
familia.
ƒ Deficiente educación de los hijos: no promover paulatinamente el sentido
critico, la independencia y superación.
ƒ Conflictos familiares frecuentes (familias rotas, con discusiones
continuas, con malos tratos...).

FACTORES SOCIALES
ƒ El fracaso escolar, que deja a muchos adolescentes con un sentimiento
de frustración, rencor y sin el soporte social que supone la institución
educativa.
ƒ El sistema educativo en sí, preocupado por el rendimiento en
conocimientos y poco por la educación.
ƒ El paro y sobre todo el paro juvenil.
ƒ La disponibilidad de la droga.
ƒ Los grupos de consumidores. La relación o integración en alguno de
ellos supone un grave riesgo; en esos grupos el fenómeno de la
"presión" grupal va a hacer que todos sus miembros sean consumidores
o se excluyan de la relación.

FACTORES QUE FAVORECEN EL CONSUMO Y LA DEPENDENCIA


Hay otros factores, fundamentalmente sociales, que intervienen creando un
caldo de cultivo favorable al consumo de drogas y a la drogodependencia:
ƒ La deshumanización de la sociedad de consumo.
ƒ Los actuales valores sociales: dinero, status.
ƒ La coacción social: publicidad, costumbres sociales.
ƒ La información sesgada que ofrecen los medios de comunicación sobre
el tema de las drogas.
ƒ La medicalización de nuestra cultura, que lleva a buscar soluciones
mediante fármacos a todo tipo de trastornos del sujeto.
Determinados periodos de "crisis" pueden actuar como precipitantes del
consumo o adicción:
ƒ La adolescencia con todos los problemas y dificultades propios de la
etapa de transición del mundo infantil al adulto.
ƒ La separación de personas o circunstancias que suponían un equilibrio o
seguridad para el individuo.
ƒ Diversos acontecimientos frustrantes.
ƒ Algunas enfermedades físicas que requieren fármacos que causan
dependencia.

ETAPAS HACIA LA DROGADEPENDENCIA


Desde que un individuo toma contacto con una droga por primera, vez hasta
que se hace adicto, se recorre un camino más o menos largo:
- Primer contacto: No suele haber problemas; pero esta primera relación con la
droga para muchos es la experiencia que marcará su actitud ante ella.
- Fase de experimentación o uso esporádico: Puede haber ya ligeros
problemas, según de qué droga se trate.
- Uso regular: Hay ya problemas de diverso tipo: de salud, sociales... El
individuo puede parar el consumo cuando desee.
- Dependencia: Se establece un nuevo estilo de vida. Se pierde libertad, se vive
para la droga, se establecen lazos de "dependencia" que es muy difícil romper
por uno mismo o incluso con ayuda, se vive un estilo de vida dramático. El
paso del abuso a la dependencia es imperceptible; casi siempre el toxicómano
se hace la ilusión de que puede dejar la droga cuando quiera. Los daños a
todos los niveles son muy graves.
EL ALCOHOL EN EL ORGANISMO
La absorción y distribución del alcohol por todo el organismo es muy rápida.
Una pequeña cantidad pasa a la sangre incluso desde la boca, y la mayor parte
desde el estómago y el intestino delgado. Cuando hay alimento en el estómago
se retrasa algo su absorción. Pequeñas cantidades de alcohol producen
incremento de la motilidad gástrica y cantidades mayores irritan hasta el punto
de causar gastritis; no está demostrado que cause úlcera.
Una vez absorbido se transforma en un 80% en el hígado, y un 10% se expulsa
por la orina; la necesidad de orinar poco tiempo después de haber tomado
alguna bebida se debe a que el alcohol es un buen diurético. El resto sale por
el sudor, por el pulmón y otras vías. El que se desprende por el pulmón es
aprovechado para las pruebas de los agentes de tráfico.

ALCOHOL E HÍGADO: CIRROSIS


Dado que la transformación del alcohol se realiza en el hígado es aquí donde
van a encontrarse las alteraciones más graves que esta droga produce en el
organismo.
En su metabolismo se va a producir acetaldehído, ácido acético, lactosa,
aumento de los ácidos grasos, del ácido úrico (la "gota" asociada al alcohol).
etc., hasta convertirse en agua y anhídrido carbónico. En la persona habituada
a beber este proceso se realiza más rápidamente y se "aguanta" mejor la
bebida, hasta que el hígado "falla" y cualquier pequeña cantidad de alcohol
produce intensos efectos.
Debido a la repetición de este proceso, en los alcohólicos se van a producir tres
cuadros: esteatosis, hepatitis y cirrosis.
La esteatosis se produce por la acumulación de grasas en el hígado. No hay
más síntomas. Si se deja de beber la recuperación es total.
La hepatitis alcohólica es una enfermedad más grave, que causa la muerte en
un 20% de casos. Es una alteración tóxica directa por el alcohol. Hay
inflamación, muerte de células. etc. Algunos casos de hepatitis evolucionan a
cirrosis aunque se deje de beber. Los síntomas son: cansancio, debilidad, tinte
amarillento en la piel, etc.
La cirrosis es la más grave de las tres y siempre evoluciona fatalmente en un
plazo mayor o menor, aunque se suspenda totalmente el alcohol. Los síntomas
son: falta de apetito, vómitos, piel amarillenta, dolor en abdomen, pechos
aumentados, etc. Se llega a esta enfermedad después de llevar años bebiendo,
aunque intervienen otros factores como la alimentación y posiblemente factores
genéticos. Se estima que en España hay unas 12.000 muertes anuales a causa
de la cirrosis alcohólica.

LA EMBRIAGUEZ
Es la intoxicación aguda por alcohol. El alcohol; es un depresor del Sistema
Nervioso por lo que las alteraciones de la embriaguez vienen por esta causa.
En una primera fase se afectan los centros superiores, la corteza cerebral. Se
piensa con dificultad, disminuye el auto control y la ansiedad, el sujeto se
vuelve más locuaz y atrevido.
En una segunda fase se alteran los centros del movimiento y la coordinación.
El bebedor habla con dificultad, tiene problemas para mantenerse en pie (va
haciendo "eses"), no coordina las manos (se le caen los objetos), ve "doble".
En una tercera etapa se afectan ya los centros vitales. Puede haber caída al
suelo con pérdida de conocimiento, coma etílico y parada respiratoria con
resultado de muerte.

LAS CONSECUENCIAS TRÁGICAS DEL ALCOHOL


Se estima que el alcohol produce en España unas 20.000 muertes anuales:
unas 12.000 a causa de cirrosis hepática, el resto por accidentes de circulación
o laborales, suicidios.
El 15% de las muertes en accidentes laborales tienen relación con el alcohol,
así como la tercera parte de los accidentes de circulación mortales.
Las complicaciones psicosociales del alcoholismo se esquematizan en la tabla
siguiente:
ƒ Desajuste familiar
ƒ Separación conyugal
ƒ Disgregación familiar
ƒ Degradación familiar
ƒ Desajuste laboral
ƒ Absentismo laboral
ƒ Incapacidad laboral
ƒ Conducta antisocial menor
ƒ Conducta antisocial mayor (delitos)
ƒ Pérdida del nivel social
ƒ Degradación social completa
(Fuente: Llopis y Santo Domingo)

Los problemas de índole laboral que se plantea el alcohólico son muy diversos
y van desde el número de accidentes que sufre hasta la incapacidad laboral.

CONSECUENCIAS LABORALES DEL ALCOHOLISMO


Desajuste laboral..................... 39.6%
Absentismo.............................. 10.3%
Inestabilidad o rotacionismo .... 32.9%
Degradación laboral .................. 5.6%
Incapacidad laboral ................. 11.6%
"Freixa y cols. 1985"

LAS SUSTANCIAS DEL TABACO Y SUS EFECTOS


El tabaco está compuesto por más de 600 sustancias. El agua supone el 80%
de la planta al ser cortada; al secarse constituirá el 18%. La materia seca
contiene:
l. Sustancias orgánicas nitrogenadas tales como proteínas, aminoácidos Y'
alcaloides como nicotina, nornicotina, anabasina...
2. Sustancias orgánicas no nitrogenadas: hidratos de carbono, pectinas,
ácidos, aceites, resinas.
3. Sustancias inorgánicas: cromo, niquel, plomo, polonio.
Al fumador llegan algunas de estas sustancias a través del humo del tabaco, y
otras distintas producidas al quemarse las anteriores. Para estudiar estos
componentes hay instrumentos muy sofisticados, entre ellos "máquinas
fumadoras", que reproducen el hecho de fumar.
Describiremos los efectos de los tres compuestos más importantes: nicotina,
monóxido de carbono y alquitranes.
Nicotina: Constituye alrededor del 2% de un cigarrillo. Es un estimulante del
Sistema Nervioso. Sus efectos son: hipertensión, aumento de la frecuencia
cardíaca y respiratoria, aumento de los movimientos gastrointestinales y de la
adrenalina, etc. A dosis elevadas es un veneno y puede producir la muerte al
bloquear la transmisión nerviosa.
Su absorción se produce por los pulmones y el aparato digestivo. Los efectos
del tabaco sobre el psiquismo se deben sobre todo a la nicotina.
Monóxido de carbono: Es un gas tóxico que se produce por la combustión del
cigarrillo. Se absorbe por los pulmones y llega en seguida a la sangre. Allí se
une a los glóbulos rojos y desplaza al oxigeno formando carboxihemoglobina.
Alquitranes: Entre ellos se encuentra el benzopireno, el naftol, el criseno y
otros. Es la sustancia untuosa y negra que se observa en los filtros y boquillas.
Algunos, entre ellos el benzopireno, son cancerígenos. Hay más alquitranes en
los tabacos rubios que en los negros.

LOS RIESGOS DEL TABACO


Desde los años 50 cada vez hay más investigaciones sobre este tema. La
mortalidad de los fumadores es, en general, mayor que la de aquellas personas
que no fuman.
Alteraciones del aparato respiratorio:
Muchas de las sustancias que van en el humo son tóxicas. El tabaco produce
irritación del árbol broncopulmonar. Esta irritación origina una inflamación de
amplias zonas y una secreción de moco que se acumula y obstruye los
bronquios. En el fumador son frecuentes las bronquitis agudas. Con el tiempo
se llega a las bronquitis crónicas, a la insuficiencia respiratoria y a la afectación
cardíaca.
Alteraciones gastrointestinales:
La nicotina irrita las paredes del estómago y aumenta la secreción de ácidos.
Esto produce síntomas como dolor, ardor, flatulencias, náuseas y vómitos...
Las consecuencias son gastritis y úlceras. Es de todos conocido que en el
tratamiento de la úlcera gastroduodenal una de las recomendaciones es
suprimir el alcohol y el tabaco. También disminuye el apetito por varios
mecanismos.
Alteraciones cardiovasculares:
Los fumadores suelen tener la tensión arterial más elevada que los no
fumadores. La frecuencia cardíaca está aumentada. Sufren arritmias,
extrasístoles... Es un factor de riesgo para las enfermedades coronarias.
Si se abandona el tabaco, el riesgo de infarto disminuye. El riesgo de
arterioesclerosis también está aumentado.
]
Tabaco y Cáncer:
Los cánceres más relacionados con el tabaco son el broncopulmonar (CBP), el
carcinoma de laringe y el de boca; el de vejiga y el de páncreas también
pueden tener esta etiología.
El aumento del CBP va en paralelo con el consumo de tabaco. En los países
cuyo consumo desciende, disminuye su incidencia. En las mujeres, a la par que
se incrementa el hábito de fumar, sube la frecuencia de este cáncer. En este
sentido son dañinos de más a menos: cigarrillos sin filtro, con filtro, puro y pipa.
En los bronquios los alquitranes producen cambios celulares que se denominan
"metaplasia", "displasia", "cáncer in situ" y CBP. El CBP se da en parte de los
fumadores, no en todos, probablemente porque intervienen también factores de
tipo genético.
El cáncer de boca se produce por el tabaco, el calor, la maceración de los
labios y de la boca, estos últimos sobre todo en fumadores de pipa. Los
tumores de vejiga se producen por determinadas sustancias del tabaco que se
expulsan por la orina.

El fumador pasivo:
Es el individuo que se encuentra en un recinto en el que hay humo de tabaco.
Este humo es inhalado como si esta persona estuviese fumando. Las
sustancias que inhala son, por lo tanto, sólo las contenidas en el humo,
especialmente la nicotina. Se producen alteraciones sobre todo a nivel
pulmonar y cardíaco, tanto más cuanto más frecuente e intensa sea esta
inhalación. No está comprobado el aumento de cáncer.
SUSTANCIAS QUÍMICAS DE Y LA CANNABIS
La planta contiene numerosos compuestos químicos. De entre ellos se pueden
destacar los cannabinoles especialmente el delta-9 y delta-8 tetrahidrocannabis
(THC), que son los que producen la mayoría de los efectos psíquicos. El
aislamiento de estas sustancias y su utilización en laboratorio son realmente
recientes. Hasta la década de los sesenta no se llegó a conseguir su
producción sintética.
El THC se absorbe muy bien por vía pulmonar, porque es muy soluble en las
grasas; sin embargo, por vía digestiva se necesitan dosis mucho más elevadas
(unas 4 veces superiores) para conseguir los mismos efectos. El efecto máximo
se produce en seguida, antes de una hora. Se elimina sobre todo por heces y
algo por la orina; a la semana de haber fumado aún queda una tercera parte de
la dosis en el cuerpo. Para que produzca sus efectos el THC debe ser
transformado en el organismo; en el consumidor crónico este proceso es cada
vez más rápido. El resultado de todo es que el efecto de varias dosis se hace
acumulativo y que un cigarrillo tiene más efecto que el anterior (fenómeno de
"tolerancia inversa”.
La "dosis letal", es decir, la dosis que pude producir la muerte, es muy elevada.
No conocemos que haya sido descrito ningún caso de fallecimiento debido a
fumar o ingerir Cannabis sin otros contaminantes.
Como ya indicamos más arriba la supresión de marihuana y/o de hachís no
produce síndrome de abstinencia, aunque algunos autores indican que habría
un cuadro de leve ansiedad, insomnio, irritabilidad, temblores, etc. Hemos
calificado la tolerancia que producía la Cannabis como dudosa; de hecho se
produce tolerancia a algunos de sus efectos, pero no a otros. Es de notar la
llamada tolerancia inversa a la que ya nos hemos referido.

LOS EFECTOS DE LA CANNABIS


La marihuana se ha relacionado con el sexo, la delincuencia, el suicidio, la
degeneración social. Todo esto son cuestiones que suelen esconder
fanatismos, intransigencia e ignorancia, pero han surgido por determinadas
causas. Veremos estas cuestiones.
Cuando se fuma un cigarrillo se siente primero una taquicardia suave, luego
hay una sensación de bienestar y euforia, o bien de relajación. El individuo
comienza a coordinar peor y tratará de sentarse o tumbarse si el efecto es más
fuerte (ir "colocado", "ciego" o "colgado"). Es típica la hilaridad o el reírse por
todo, la sensación de enlentecimiento del tiempo, la agudeza de las
sensaciones... Dosis fuertes pueden traer alucinaciones (o
pseudoalucinaciones). A veces pueden aparecer sentimientos de angustia,
ideas paranoides...
En el campo intelectual se incrementa la percepción e imaginación, aunque
disminuye la capacidad de atención y concentración. El control sobre uno
mismo disminuye, aunque esto no quiere decir que el individuo se vuelva
agresivo; este aspecto marca una diferencia importante respecto a la
intoxicación por alcohol: tendencia a la agresividad con el alcohol y a la
pasividad con la marihuana y el hachís.
El rendimiento intelectual o artístico suele ser menor, los trabajos complicados
no pueden ejecutarse. La memoria de lo sucedido durante la intoxicación no
suele ser clara, a menudo es fragmentaria. Actividades tales como conducir es
evidente que no deben realizarse, ya que el tiempo de reacción está disminuido
y hay mayor riesgo de accidente.
Aunque parezca extraño, los efectos a largo plazo no están claros. A pesar de
tener datos de esta, droga desde hace 5.000 años, desconocemos las
repercusiones que tiene en el cuerpo humano cuando se consume durante
años.
Unas de las ideas extendidas es que el consumo crónico podría traer lesiones
cerebrales. En 1971 se realizó un estudio en el que se observó atrofia cerebral
en 10 jóvenes que consumían habitualmente marihuana. Este estudio ha sido
citado innumerables veces como apoyo a los daños de esta droga. Sin
embargo, estos jóvenes eran también consumidores de otras drogas y se
realizó con métodos que hoy consideramos anticuados y no correctos. Estudios
posteriores no han detectado ninguna alteración de este tipo.
Sobre el pulmón, los efectos son similares a los que produce el tabaco. El
consumo durante años produce bronquitis crónica con todas sus secuelas.
Los efectos sobre el sistema cardiovascular no parece sean relevantes ni de
gran importancia. Sin embargo podría haber problemas en personas con
alteraciones del corazón al aumentar el trabajo cardíaco.
No está claro que actúe aumentando el apetito, ni parece que tenga efectos
sobre el aparato reproductor disminuyendo la fertilidad. Por el contrario,
algunos autores hablan de un efecto afrodisíaco; este efecto es más bien
subjetivo y no debido propiamente a la Cannabis, sino a las expectativas y al
entorno social en el que suele darse su uso.
En la embarazada, las sustancias activas pasan la barrera placentaria y llegan
hasta el feto. Parece ser que no se producen malformaciones; sin embargo,
ante temas no bien conocidos, una mínima prudencia exige abstinencia
absoluta.

LOS EFECTOS DE LA COCAINA


La cocaína es un estimulante del sistema nervioso central. Actúa sobre las
neuronas, inhibiendo la recaptación de los neurotransmisores (dopamina,
adrenalina, noradrenalina, serotonina...), por lo que las acciones de estas
aminas se ven potenciadas. Sus efectos vienen dados por este fenómeno. Con
la administración crónica parece que se produce la depleción o disminución de
estos neurotransmisores en el cerebro.
A los pocos segundos o minutos de ser consumida se produce un sentimiento
de bienestar, de euforia, exaltación, confianza en uno mismo; los movimientos
son más fáciles, hay locuacidad y resistencia al cansancio. El individuo se cree
más lúcido, está atento a todo, tiene mayor agilidad mental. Su sensibilidad a
los colores, la música o las sensaciones táctiles, aumenta.
A dosis elevadas puede tener alucinaciones, creer que le persiguen o critican o
sentir que insectos y animales pequeños le invaden (fornicación) y padecer
agitación psicomotriz, lenguaje incoherente y otros síntomas.
En el organismo puede producir taquicardia, elevación de la tensión arterial y
de la temperatura, pérdida de apetito, dilatación de las pupilas, sudoración,
escalofríos, náuseas y vómitos. A dosis altas, puede conducir a crisis
coronartas, arritmias cardíacas y convulsiones.
Una cuestión interesante es si esta droga tiene efectos afrodisíacos y si
aumenta la agresividad. No está claro que cause estos efectos por sí misma,
pero dado que se juntan la euforia, desinhibición y aumento de la sensibilidad
propias de la cocaína con otros factores como el deseo de relaciones, las
expectativas de mayor capacidad y fuerza, en el marco de un ambiente
adecuado, el resultado puede ser afrodisíaco y aumentar la agresividad.

Efectos de la heroína
Cuanto se ha dicho de la morfina es válido para la heroína. Un fenómeno
peculiar de la heroína es el "pico", que en el argot significa una inyección
intravenosa. El rito de la preparación: tomar la "papelina", echar el contenido de
una cuchara con agua que se calienta para su mejor disolución, llenar la
jeringuilla... hasta presionar el émbolo, de suerte que el golpe dé en el cerebro.
es una huella que permanece grabada para siempre en el espíritu del adicto.
Después hay tranquilidad, paz, desaparecen las preocupaciones, sólo existe el
sosiego... Hasta que pasadas unas horas, cada vez menos, vuelve la inquietud,
la ansiedad, el malestar, la zozobra..., la necesidad de una nueva dosis; todo
debe supeditarse a conseguirla. Con el tiempo los "picos" son cada vez más
frecuentes, ya no por placer, sino para que desaparezcan el ansia y el
malestar. Con el tiempo toda la vida gira alrededor de la búsqueda de la dosis;
lo demás, no importa. No importa la familia, ni la pareja, ni la vida de los
demás, ni siquiera la propia. Hay un temor que está siempre presente: la
llegada del "mono".

El "Mono"
El "mono", o síndrome de abstinencia, es una referencia continua en la vida del
adicto. Sucede cuando se ha consumido durante algún tiempo diariamente y se
suspende este consumo. El organismo, que había disminuido la producción de
opioides propios, ya que tenía provisión externa, de improviso queda carente
totalmente de ellos. Esto lleva a un cuadro que se caracteriza por
intranquilidad, ansiedad, sudoración, dolores, debilidad. Tiene síntomas de una
fuerte gripe con escalofríos, carne de gallina, exudación nasal. Duerme
superficialmente o no duerme. Padece retortijones intestinales, diarrea,
náuseas y vómitos.
Esta situación será más o menos intensa según la dosis que antes consumía y
otros factores, entre los que se encuentran las expectativas o temores del
adicto y la representación que culturalmente se tenga del síndrome. Puede
comenzar a las 8-10 horas de la última dosis y la intensidad máxima será a los
2-3 días para terminar todo en poco más de una semana. El "mono" de quien
se pone una "papelina" al día será muy distinto del que padecerá el que se
pincha siete.
Antes se consideraba el síndrome de abstinencia como un momento clave para
la recuperación del adicto; se procuraba el ingreso hospitalario y se le rodeaba
de un halo terrorífico. Actualmente, en la inmensa mayoría de los casos se
realiza en el propio domicilio, con la ayuda de fármacos o sin ella. El adicto, en
general, es indolente y soporta muy mal el dolor y el sufrimiento del tipo que
sea. Empero, el síndrome de abstinencia de la heroína no supone riesgo para
su vida, por lo que rara vez es aconsejable la hospitalización.
Cuando una heroinómana da a luz, el recién nacido tendrá síndrome de
abstinencia. En realidad, y debido a que la heroína pasa la barrera placentaria
el niño se ha convertido antes de salir a la luz en adicto. Su síndrome será
similar al de los adultos pero, claro está, más grave, con riesgo de
deshidratación por la diarrea, los vómitos y la sudoración. Es una emergencia
que, por su gravedad, debe ser tratada en un centro hospitalario.

QUE SON lAS COMUNIDADES TERAPÉUTICAS


Son centros en los que permanece, voluntariamente, el drogodependiente,
junto a otros como él, durante meses, sin contacto con la droga. Suelen estar
en el campo. En ellos se realizan actividades tales como trabajos, terapias,
aprendizajes. etc. Hay algunas que desarrollan todas las etapas del
tratamiento: recepción del individuo, ayuda en el síndrome de abstinencia,
rehabilitación y posterior búsqueda de trabajo. Otras están conectadas con
programas y reciben al adicto una vez evaluado, orientado y pasado el
síndrome de abstinencia. Algunas mantienen allí durante un tiempo a los
pacientes, sin que esté entre sus objetivos seguirles u orientarles tras
abandonar la Comunidad.
Las hay de varios tipos:
1. Las dirigidas por profesionales (médicos, psiquiatras, psicólogos...). Los
roles están bien definidos. Las condiciones de ingreso, estancia y alta son
claras y estrictas. Tienen como punto base el tratamiento psicoterapéutico.
2. Las dirigidas por ex-toxicómanos. Fueron las primeras que aparecieron. Las
condiciones son menos estrictas y el trabajo físico es más importante.
3. Las dirigidas por organizaciones sociales o religiosas. Acogen a sus afiliados
o fieles. Son numerosas las de religión protestante. El aspecto religioso es
fundamental y forma parte de la vida cotidiana. El síndrome de abstinencia se
pasa en la comunidad. Los criterios de altas, ingreso... son menos estrictos.
Suele imperar una fuerte disciplina.
Los medios de financiación son: aportaciones de quienes ingresan y conciertos
con las entidades públicas. Las de profesionales pertenecen a veces al sector
público.
Los resultados son muy variados y no conocemos que exista una evaluación
objetiva y clara de ellos. Para algunos adictos han sido pieza clave en su
recuperación, otros ingresan en ellas una y otra vez, tras constantes recaídas.
Además de todo lo expuesto, se requiere que las medidas vayan coordinadas y
dentro de programas globalizadores. En estos programas las medidas de
rehabilitación y reinserción social son fundamentales. En esto fallan casi todos
los programas; se monta un dispositivo sanitario que es insuficiente, se le dote
de medios de tipo social que, por lo timoratos o poco prácticos, se quedan
cortos y son también insuficientes.
Las redes para atención a drogodependientes pronto se constituyeron en
centros más o menos inmovilistas. En estas redes el tema de la rehabilitación
tiene cierta cabida, pero el de la reinserción está lejos de planteamientos
realistas y eficaces.

LOS EFECTOS DE LAS ANFETAMINAS


La acción fundamental de estas sustancias se realiza estimulando el Sistema
Nervioso Central, pero afectan a todo el organismo. El mecanismo de acción se
realiza liberando de la neurona determinados neurotransmisores (Dopamina y
Noradrenalina sobre todo). Sus efectos son, pues, indirectos, a través de otros
compuestos.
Producen euforia, aumentan la capacidad de comunicación, disminuyen el
cansancio físico y mental, aumentan la capacidad de concentración y facilitan
el aprendizaje.
Las anfetaminas disminuyen el apetito y por lo tanto ayudan a perder peso.
Esta acción la realizan inhibiendo la sensación de hambre, al actuar sobre el
centro del hambre del cerebro. Si se suspenden bruscamente aparece un
deseo intenso de comer. Otra acción importante la ejercen sobre el sistema
cardiovascular: aumentan la tensión arterial y la frecuencia cardíaca; a dosis
altas pueden producir taquicardia paroxística, fibrilación auricular y ventricular,
cuadros graves todos ellos. También producen dificultad para conciliar el sueño
o insomnio intenso, tras tomos gástricos, inquietud, temblores, etc.
Se puede producir la PSICOSIS ANFETAMÍNICA, cuadro muy semejante a la
esqui,zofrenia. Los síntomas son ideas de persecución, ansiedad,
alucinaciones visuales y auditivas. etc. Lo padecerán quienes consuman dosis
altas durante tiempos prolongados. Esta psicosis se ha conseguido reproducir
en laboratorio con voluntarios. El tratamiento con fármacos antipsicóticos
suprime el cuadro inmediatamente.
Algunos adictos hacen uso intravenoso de algunas anfetaminas.
Inmediatamente hay una sensación abrupta de placer fuerte y luego un estado
de euforia, gran locuacidad, inquietud, actividad sin freno, irritabilidad, etc.

Utilización en medicina
La utilización actual de las anfetaminas en medicina es mínima. Se usan para
la narcolepsia, para el "trastorno por déficit de atención" en el niño y en el
adulto y para algunos trastornos conductuales en la infancia. Rara vez para
depresiones resistentes. La narcolepsia es una enfermedad caracterizada por
excesiva somnolencia diurna y trastornos del sueño nocturno; el sujeto se
duerme en cualquier actividad (conduciendo. comiendo...), lo que hace que sea
una alteración peligrosa. Las anfetaminas mejoran el cuadro. El trastorno por
déficit de atención en la infancia se caracteriza además por impulsividad e
hiperactividad. Los estimulantes mejoran su nivel de atención, disminuyen su
hiperactividad y a la vez ayudan a la socialización de estos niños.
Un problema con las anfetaminas es que con el uso diario se establece
rápidamente la tolerancia; será necesario aumentar pronto las dosis para
conseguir los mismos efectos. Cuando se suprimen, sobreviene el síndrome de
abstinencia, que se caracteriza por apatía, depresión, hipersomnia y aumento
del apetito. La depresión puede durar meses y a veces es un cuadro grave con
riesgo de suicidio, que debe ser tratado por especialistas.
LOS EFECTOS DE LOS INHALANTES
Producen desde un ligero "atontamiento", hasta una especie de "embriaguez" o
alucinaciones. Después de una inhalación se siente como un mareo, impresión
de debilidad, dificultad para centrarse en cualquier actividad, a veces sensación
de euforia. Aparecen síntomas de despreocupación por todo: estudios,
alimentación, normas sociales. El consumo crónico trae irritabilidad,
desconexión del ambiente, estados de confusión, descoordinación motriz y
disminución del rendimiento académico o laboral. Cuando se realiza una
inhalación profunda o prolongada puede producirse la muerte instantánea por
parada cardíaca o respiratoria. A veces también pueden dar lugar a una
insuficiencia hepática o renal.
Los efectos son inmediatos. El compuesto pasa al pulmón y de ahí va
inmediatamente a la sangre, que lo lleva a todas las partes del organismo.
Algunos inhalables se eliminan a los pocos minutos; pero otros permanecen
horas en el cuerpo humano, debido a que son solubles en grasa y se depositan
en los tejidos grasos como el cerebro, donde causan cuadros de encefalopatía.
Con algunas sustancias se produce tolerancia muy pronto (pegamentos,
gasolina), por lo que el aumento de la dosis incrementa los peligros. El
síndrome de abstinencia que aparece después de la suspensión de un
consumo crónico y mantenido, se caracteriza por irritabilidad, ansiedad,
depresión, insomnio, dolores de cabeza. etc.
En el ámbito escolar, los educadores deben conocer bien este tema,
especialmente en lo que se refiere a la toxicidad de los diversos productos, y
estar atentos para prevenir su consumo entre los alumnos.
MUSACCIO DE ZAN, AMELIA
“DROGADICCIÓN” ED. PAIDÓS. BS. AS. 1996

FACTORES PSlCOLÓGICOS TEMPRANOS EN LA ESTRUCTURAClÓN DE


LA PERSONALIDAD ADICTA

INTRODUCCION
Las sociedades actuales se ven asoladas por el terrible mal de la drogadicción.
Este es un fenómeno ubicuo y preocupante en nivel mundial, que mueve a
aunar esfuerzos para su comprensión y prevención.
Así como desde la antigüedad, el hombre, por su naturaleza vulnerable, no se
ha visto libre de enfermedades, tampoco ha estado exento de búsqueda de
placer enfermizo y de la sofisticación de los ilusorios paraísos de la
intoxicación. Pero, en general, el fenómeno estaba limitado a determinadas
personas que padecían desarmonías psicoafectivas o a núcleos reducidos de
diferentes elites, atraídos por el esnobismo y la tenencia a la deificación de lo
extrasensorio y al desapego de la realidad.
Actualmente, el fenómeno se ha convertido en una grave enfermedad social,
entendida como “aquella que dañando el organismo y la mente del enferm,o,
trasciende sus límites, para invadir y propagarse a los optros individuos de su
medio, mediante la interacción social; atacando y destruyendo la trama de la
sociedad y desencadenando secundariamente vicios sociales tales como las
desocupación, la delincuencia, la violencia, la promiscuidad y el deterioro de los
vínculos familiares”.
Para contraer la drogadicción es necesario la concurrencia de por lo menos dos
de los siguientes factores:
a) un agente exterior: la droga
b) un medio facilitador: el medio sociocultural
Reflexionando de forma abarcativa, consideramos que es difícil anular
completamente el primer factor, porque en mayor o menor medida la droga o
los elementos o situaciones susceptibles de ser elegidos para satisfacer el
fenómeno adictivo es probable que existan siempre.
Sobre el segundo factor se puede actuar. Es posible crear elementos, positivos
en la cultura y en la sociedad que neutralicen las influencias negativas. Pero es
una realidad que, tal como las cosas están planteadas en la actualidad, somos
impotentes como individuos frente a poderes que nos sobrepasan.,
¿Qué es lo que podemos hacer entonces?
Es en el nivel del ser humano individual, de la persona y de su medio
inmediato, la familia, donde creemos que se nos ofrece la posibilidad de
intentar el desafío de una activa e intensa acción preventiva, mediante la
investigación de las condiciones que protejan a los seres humanos y por
consecuencia a la sociedad, del riesgo de enfermar.
No todos los individuos que se encuentran expuestos a situaciones de riesgo
contraen la enfermedad. Las personas que cuentan con recursos internos que
les confieren un sentimiento de seguridad en sí mismos, de sana autoestima y
una disponibilidad bondadosa hacia sus semejantes, capaces de ideales,
metas y valores solidarios, es difícil que claudiquen.
En un artículo anterior nos preguntábamos si los cambios de la cultura
contemporánea podrían llegar a ser determinantes en el desarrollo temprano
de la personalidad adicta.
Respondíamos entonces: las alteraciones en los hábitos sociales, resultantes
de las modificaciones culturales, no producen vivencias crónicas de vacío,
futilidad y depresión, salvo si inciden en la estructura familiar de manera tal que
lleguen a afectar los estadios más precoces de la infancia. Si éste fuera el
caso, tendrían un efecto destructivo en la formación de la personalidad.
Por estas razones, al proponemos estudiar los fundamentos y los mecanismos
psicológicos subyacentes a la drogadicción, hemos creído de utilidad que,
previo considerar los mecanismos patológicos de naturaleza psicológica que
están en juego en estos pacientes, es necesario delimitar cuáles son aquellas
funciones o características del ser humano normal, que actuarían como
protección o disminuirían su riego de enfermar.
Este criterio ha sido elegido a partir del conocimiento de que el fenómeno de la
drogadicción se ha intrincado en la sociedad y ha invadido sus distintos
estamentos. Se ha constituido en frentes de poder inexpugnables, que toman
difícil combatir las circunstancias que introducen el flagelo.
Tanto la miseria material como la miseria moral de las sociedades opulentas
son el resultado de condiciones de vida donde los seres humanos crecen
carentes de la fuerza psíquica y espiritual necesaria para ejercer la capacidad
de adaptación inherente a la naturaleza humana. Son seres vencidos desde el
comienzo de sus vidas.
“Pero la droga es una muleta, incapaz de prevenir la invalidez psíquica”.
Ocuparnos del ser humano en los inicios de su vida y de la íntima relación,
profundamente necesaria, entre él y su familia, es colocar el basamento más
sólido para los fines que nos proponemos.

LA VIDA PSÍQUICA TEMPRANA Y SU PROYECCIÓN SOBRE EL


DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

Al abordar el tema del desarrollo psicológico temprano y su relación con la


personalidad del paciente víctima de la adicción o con riesgo potencial de caer
en ella, creemos importante dejar sentadas algunas premisas respecto de la
naturaleza del ser humano recién nacido.
El recién nacido en contado con el mundo ofrece a nuestra observación
algunas características que determinarán en proporción importante su futuro:
1. Una organización psicoafectiva con un perfil singular desde el inicio.
2. La capacidad necesaria para una dependencia prácticamente total de su
madre.
3. Su sistema neuropsíquico no ha completado aún su desarrollo y necesita del
estímulo ambiental físico y humano que active su potencial evolutivo.
4. Estas circunstancias hacen que el vínculo entre el niño y su madre se
privilegie como la condición necesaria para el desarrollo.
5. La madre o su sustituto, asistida por el padre, se constituye en el mediador
entre el niño y su ambiente.
6. El rol de los padres deberá ir evolucionando con el desarrollo del niño, desde
su comportamiento incondicional, en la constitución de la simbiosis inicial, hacia
la generosidad, que permita al niño el logro de la paulatina individualización,
acompañándolo en el camino hacia la autonomía y afianzamiento de su
identidad, y la capacidad para el ejercicio de su plenitud y libertad personal.
DESARROLLO DELSELF (SI- MISMO)
El niño nace dotado de un equipo psicológico (self) que le permite realizar su
primera acomodación a la estructura de su ambiente. Su forma y su estilo de
adaptación dependerán del interjuego que se dé entre sus recursos
constitucionales, psíquicos, y biológicos, y los vínculos con los objetos que el
medio externo aporta (la familia más próxima) y entre estos sos, a modo de una
constante caprichosa, los sucesos infantiles.
Poniendo el acento en el vínculo entre el niño y. fundamentalmente, su madre,
este se establece a través de los sucesivos encuentros del cuidado maternal,
pronto a resolver los estados de tensión y necesidades, tanto físicas como
emocionales.
Allí el clima afectivo aportado por la madre, su capacidad de soportar la
angustia y de calmar y dar consuelo, guiados por una correcta capacidad
empática, hacen que el niño se sienta bueno, querido y aceptado tal cual es,
pudiendo incorporar en sí mismo, los patrones de capacidad de cuidado y
tolerancia a la angustia y la espera. La madre, mediante su mirada preñada de
profundo interés, escudriña en el interior del niño tratando de comprender sus
necesidades; esta mirada despierta la vida psíquica del niño y estimula la
relación afectiva y el contacto con la realidad.
Sería oportuno aquí citar las sencillas pero sabias observaciones de Winnicott:
En este momento de la relación en el que la criatura depende por completo del
cuidado materno (…) y en el que la fisiología y la psicología todavía no se han
diferenciado o simplemente se encuentran en el proceso de hacerlo [...] la
criatura necesita condiciones ambientales que posean ciertas características
[...] aquellas que satisfagan sus necesidades fisiológicas […) que sean
estables, dignas de confianza; si bien las condiciones ambientales no son
estables desde el punto de vista mecánico, lo son de un modo que entraña la
identificación emocional de la madre (…) el sostenimiento, protege contra la
afrenta fisiológica, toma en cuenta la sensibilidad epidérmica (…) incluye todas
las rutinas de cuidados a lo largo del día y de la noche que no es nunca la
misma en dos criaturas distintas (...) sigue los cambios casi imperceptibles que
día a día van teniendo lugar en el crecimiento y desarrollo de la criatura;
cambios tanto físicos como psicológicos.
También Winnicott señala que aquellas madres que por naturaleza son
capaces de prestar un cuidado satisfactorio son susceptibles de ejercer mejor
su cometido si ellas mismas son objeto de unos cuidados que tengan presente
la naturaleza esencial de la misión a ellas encomendada.
Las madres que no reúnen tal condición natural no mejorarán simplemente con
instrucción". Cuando mencionamos "unos cuidados" creemos que se refiere a
los que pueden aportar las personas que en ese momento asisten a la madre
en esta función.):
Es importante recalcar que a partir de estos cuidados se despierta en el niño el
sentimiento de confianza necesario que genera la autoestima, y aporta los
modelos de conducta que sustentan el cuidado de sí mismo y la modulación y
tolerancia de la ansiedad y la espera.
Pero comprender empáticamente al niño no significa satisfacerlo en todas sus
demandas con la premura que el pequeño exige.
Por el contrario, es importante destacar que el privar al infante del afecto de
displacer durante el transcurso del primer año de vida, es tan dañino como
privarlo del afecto del placer.
Los niños que fracasan no siempre han sufrido excesivas frustraciones, sino
que no han enfrentado las limitaciones que la realidad impone y han sido
víctimas de sus caprichos. Es por esta razón que afirmamos que la frustración
es componente necesario implícito en el desarrollo normal, y que el evitarla a
ultranza trastornaría el equilibrio del crecimiento.
La frustración debe realizarse en el marco de amor suficiente, aportando los
límites y marcando los rumbos determinados por las profundas necesidades del
niño, y no por la comodidad o la violencia del padre que la provoca.
La frustración así entendida barre con el mito de vivir basado en el placer como
única satisfacción y desmitifica la idea de que la vida es un paraíso sin
inconvenientes.
La frustración ejercida de este modo, con esta intención acorde a la necesidad
del niño constituye la frustración óptima: aquella que produce las decepciones
necesarias pero no traumáticas y permite que la recompensa ofrecida por la
madre, vivida como objeto bueno, sirva como compensación de las
experiencias no deseadas, aportadas por la madre que asume ser
momentáneamente el objeto malo.
Esta situación repetida a lo largo del maternaje promueve la formación de las
estructuras del aparato psíquico, responsables del control de los impulsos y
potenciadota de la fuerza del yo., a favor de satisfacciones posteriores más
seguras y adecuadas, posibilitando la tolerancia a frustraciones mayores en
cantidad y duración.
Recordando a H. Kohut, este dice que el niño que sobrevive psicológicamente
es el que nace en un medio cuya madre (objeto del sí mimo) es capaz de
proporcionarle respuestas empáticas óptimas a sus deseos y necesidades
psicológicas, condición que le permite establecer funciones empáticas
transitorias con ella, pudiendo experimentar los estados afectivos como si
fueran propios. Este es el origen de la capacidad de empatía consigo mismo y
con los demás.
El componente agresivo desarrollado dentro de estas condiciones, aún cuando
tenga que sobreponerse a las inevitables fallas del cuidado materno, tiene un
desarrollo propio al servivio de la afirmación del sí mismo, y por consiguiente
de la consolidación y afianzamiento de la seguridad y la fortaleza.
Esta virtud se relaciona con la integridad de las estructuras del carácter.
La fortaleza se expresa en la capacidad de sobreponerse a las urgencias y
ansiedades que la espera para la satisfacción despiertan, condición que los
pacientes adictos no han podido lograr.
Este uso no destructivo de la agresividad utilizada al servicio del self, le
confiere a éste la seguridad y firmeza contribuyendo a su discriminación de la
realidad, otorgándole estabilidad y haciéndolo independiente para que pueda ir
paulatinamente modificando la exigencia de perfección absoluta del objeto. El
niño sufre entonces decepciones de forma gradual y con aspectos parciales de
la madre, y no con su totalidad, lo que acarrearía los problemas patológicos de
los cuales trataremos más adelante.
Concluyendo, es importante destacar que para el logro de la persistencia y
continuidad de los procesos de frustración óptima -internalización de
estructuras, que constituyen las bases de la confianza en sí mismo, el control
de los impulsos y la afirmación del self del niño- son necesarios dos órdenes de
factores:
a) aquellos que pertenecen al niño, dados por la maduración de los aparatos de
autonomía primaria del yo –motricidad, percepción, inteligencia, tolerancia, la
ansiedad, impulsos instintivos, etc. (Hartmann)- que constituyen la dotación
biológica manifiesta en el temperamento y el self corporal determinados por la
herencia.
b) aquellos aportados por la madre, ya que cada madre frustrará de acuerdo
con expectativas selectivas propias, tanto más cuanto menos resueltos tenga
sus propios aspectos narcisistas., que impidan ese delicado equilibrio de
observar y cuidar al niño como parte de sí misma, pero al mismo tiempo como
un ser personal discriminado y distinto de ella.

CORRELACIÓN ENTRE LAS FUNCIONES MATERNAS Y SUS


CORRELATIVOS LOGROS EN EL NIÑO

Madre
1. Comprensión empática.
2. Escudo protector contra los estímulos
3. Modelo de capacidad de tolerancia a la angustia y de calma
4. Modelo de conductas adaptativas sensorio-motoras.
5. Frustraciones óptimas
6. Amor desinteresado y aceptación del niño tal cual es

Niño
1. Capacidad de empatía y mutualidad
2. Incorporación del modelo de autocuidado y cuidado de los demás,
discriminación entre lo auténticamente bueno o dañino
3. Sentimiento de confianza y seguridad, tolerancia a la angustia
4. Manejo de la realidad
5. Control de impulso - fortaleza. Capacidad de decir NO, independencia de
criterio
6. Sentimiento de ser valioso y querido, seguridad en sí mismo y confianza en
los demás y generosidad
CORRESPONDENCIA CLÍNICA ENTRE LA PERSONALIDAD DEL
DROGADICTO Y LAS ESTRUCTURAS PSiCOLÓGICAS TEMPRANAS
DAÑADAS
Fracaso de la relación simbiótica o de sostén Deseo de volar, fantasía de
desafío, depresión vacía: Hastío
y futilidad, falla de vida, estar
muerto por dentro

Fracaso de la empatía Carencia de empatía,


mecanización de vínculos
afectivos con las personas.
Vivencia animista del mundo
natural

Conducta arbitraria confusa en el maternaje Distorsión cualitativa con


repercusión y distorsión de la
ética, lo placentero aunque
dañino parece bueno, lo malo si
es estimulante se convierte en
fascinante. Los buenos son
malos Los malos son buenos.
Los estudiosos son tontos. Los
crueles y egoístas aparecen
como maravillosos

Falta de experiencias de frustración óptima Debilidad o carencia de


estructuras en el control de los
impulsos. Falla en los canales de
sublimación. Falta de fortaleza

Falla de respuesta especular Falla de autoestima, falta de


sentimiento firme de identidad,
debilidad de las ambiciones
Falta de padres previsibles que no se Búsqueda de normas en las
ofrecen como imágenes idealizables antinormas, ideales no
realísticos

Incapacidad de amor de los padres Incapacidad de amor


Búsqueda de estímulos
Confunden excitación con amor
Búsqueda de automatismos
excitantes
Intoxicación
Incapacidad de creación
auténtica

Falla de límites Debilidad del self. Facilismo


Pérdida del sentido de las
proporciones
Desubicación respecto de sí
mismo y de los demás
Pérdida de valoración intrínseca
de las personas y las cosas
Incapacidad de estructurar y
ajustarse a un marco de normas
de convivencia.

EL SELF Y EL SENTIMIENTO DE IDENTIDAD


Fundamentos de la estructura de la personalidad

El sentimiento de identidad es una vivenciua cercana a la experiencia, que


surge de la convergencia de tres vertientes de la vida psíquica, que lo
constituyen y le confieren una función estructural.
Una vertiente es el componente psicológico que incluye todos los procesos
psicológicos de estructuración del mundo interno y la conciencia de sí mismo,
ambos portadores del sentido de continuidad existencial.
Otra vertiente, la psicosocial, comprende la incorporación de las figuras y
modelos de las personas más significativas que rodean al ser human, a las que
experimenta como otro, el logro del sentido de coherencia en las propias
interacciones interpersonales y el reconocimiento de esta coherencia por parte
del ambiente, a la vez que la percepción del individuo de ese reconocimiento.
Por último la vertiente antropológica que está constituida por el medio socio
cultural, geográfico e histórico que ubica al ser humano en una coordenada
temporal y le imprime el sello inconfundible que lo hace arraigado,
perteneciente a ese lugar y en ese momento histórico.
Si nos remontamos a los comienzos del proceso de identidad, vemos que son
distintos aspectos de esa identidad, identidades parciales, los que en los
distintos períodos de la infancia le permiten al individuo lograr sentir quién es
de una menar incipiente. Estas identidades parciales surgen gracias a las
sucesivas identificaciones que aparecen a partir de la relación más temprana
del niño con su madre. Al principio, las primeras identificaciones son masivas e
indiscriminadas, pero poco a poco van reemplazando por identificaciones más
parciales y selectivas con las personas amadas y admiradas. La identidad final
del yo, la que encierra la madurez mental, física y sexual y el dominio
emocional e institucional de éste, constituye una armoniosa estructura global
que aporta la “vivencia de unidad” y que se concreta mediante la función
sintética de yo mismo la más alta organización e integración de todas esas
identidades parciales, aportando la cohesión del self.
Esta identidad incluye la suma de todas las identificaciones que se han dado en
los tempranos años de la infancia, años en que se es muy permeable a las
influencias de las personas de las que dependía. Sin embargo, ninguna de
todas esas identificaciones infantiles podría, si las sumáramos, dar como
resultado una personalidad operada. La identidad final que se da al terminar la
adolescencia está por encima de cualquier identificación infantil, ya que la
incluye a todas pero también altera con el fin de hacer con ellas un todo
(identidad total) coherente y personal. Esto se logra gracias a la función
sintetizadora del yo que trabaja constantemente para incluir en una cantidad
cada vez menor de imágenes, los fragmentos de todas las identificaciones
infantiles.
La vivencia de unidad, que se extiende en el sentimiento de mismidad a través
del tiempo, es lo que permite reconocer el propio pasado como parte de su
historia personal.
La fuerza integradora de ese sí-mismo constituye esa identidad firme y rica que
hace del ser humano un ser previsible, abierto hacia el porvenir y capaz de
tender hacia una plenitud creciente hasta el fin de sus días.
Reconociendo que las raíces de la identidad guardan una íntima y estrecha
relación con la identificación, recordemos que las primeras identificaciones se
establecen en el período más primitivo de la relación objetal, el período
narcisista. En él se destacan dos momentos: el primero cuando el niño tiene
una falta de conciencia del objeto materno, éste se siente como un integrante
de su propia persona y está fundido con él; el segundo, cuando aparece la
emergencia de una oscura conciencia de ese objeto externo, que es vivido
como siendo él mismo y que inicia el camino que gradualmente lleva a sentir lo
externo e interno como diferentes.
Las percepciones primitivas, funciones con las que el bebe incorpora el mundo
externo y registra las experiencias buenas y malas, tienen dos características
importantes: la naturaleza totalmente emocional, no objetiva y un afecto
primitivo, intenso y difuso.
En este momento, para el niño, el apego libidinal que la madre aporta con su
atención y cuidados constituye un estímulo que logra un efecto totalmente
diferente de los demás, pues actúa como un organizador que orienta y dirige el
incipiente mundo afectivo del lactante hacia ella, poniendo de manifiesto entre
sus infinitas potencialidades, una forma de ser, ser el hijo de esa madre.
Si ahondamos en esta identidad, vemos que la buena madre actúa como un
espejo donde el niño ve reflejado de una manera borrosa el perfil de su propia
imagen, una identidad vacilante, tal como la reflejan las necesidades
individuales de esa madre con respecto a él, tratándolas como aspectos
extraños al yo.
De esta interrelación en la cual el niño se siente aceptado y amado tal cual es,
nace el sentimiento de “ser”, núcleo de sí mismo cohesivo, estable y armonioso
que es fuente de la seguridad en sí mismo y del futuro sentimiento de plenitud
personal.
NUCLEO FAMILIAR PATOGENO
Hemos descrito cómo el nacimiento de un self fuerte y vital surge gracias al
encuentro entre un sujeto y un objeto en una relación de dependencia. El sujeto
(bebé) necesita en este vínculo encontrar una madre (objeto) que le aporte
gratificaciones – estímulos seguros y estables-, que dirija, modele y contenga
sus impulsos, que alivie y regule sus tensiones y que lo haga sentir grande e
importante.
El objeto madre, a través de su relación empática aporta a esta relación de
dependencia respuestas específicas y óptimas a las necesidades del bebé.
Cuando la madre por su propia estructura psíquica y fijaciones narcisistas no
puede responder empáticamente a los deseos y necesidades del bebé, el self
de éste se conforma desvitalizado, depresivo, con importantes sentimiento de
vacío, amenaza de fragmentación y desintegración.

Esta situación es el germen que en el futuro generará las ansias de


dependencia patológica (estructura adictiva).
Así enfocada la psicopatología del adicto, vemos que es un fracaso de los
vínculos humanos, donde la familia juega un rol fundamental. Puntualizando
algunos conceptos que conforman la patología familiar decimos:
1. En la familia del adicto es común encontrar otras personas con el mismo
problema, aunque éste no siempre sea evidente. Suelen tener múltiples
adicciones: a psicofármacos (sedantes, estimulantes, hipnóticos, etc.), a
la comida, y a las drogas socialmente aceptadas, como los juegos de
azar, el cine, la televisión o el consumismo.
2. Son familias, en general, con mala alianza marital, donde muchas veces
el precario vínculo que mantiene la relación es un hijo dependiente e
inmaduro que canjea su independencia por la enfermedad.
De esta manera, la drogadicción pasa a ser el precio que paga para no crecer.
Son familias que suelen tener un pasado con situaciones ocultas, secretos
familiares, pasados difíciles, que viven como vergonzosos, con contradicciones
y mentiras.
Con frecuencia, los padres no tienen autoridad sobre los hijos y es evidente la
falta de límites, con un régimen arbitrario que oscila entre la rigidez, el
autoritarismo y la permisividad total.
Dicha permisividad incluye la desaprensiva conducta mediante la cual se
coloca al alcance de los niños, elementos inductores al uso de drogas, como
botiquines, bebidas alcohólicas, etc. Suelen detectarse mensajes explícitos o
encubiertos de la cultura de la muerte, a través de frases como "preferiría verte
muerto", "por qué no desaparecés de mi vista", "me vas a matar", "preferiría
que no hubieras nacido". Cuando no la grave complicidad de la tenencia de
armas mortíferas.
De manera paralela a esta interacción agresivo- destructiva se despliega la
tenencia mágica a evitarle todo sufrimiento y displacer mediante el despliegue
de elementos materiales tales como dinero, regalos valiosos, viajes o remedios.
Son familias donde están borradas las fronteras entre los sistemas paternos y
fraternos, y por eso predomina la incongruencia jerárquica. Son padres con
dobles mensaje, o mensajes contradictorios: “no consumas drogas", mientras
alguno de ellos no puede dejar de filmar o consumir alcohol en exceso.
Son familias donde suele haber un padre sobreinvolucrado cómplice más o
menos disimulado del hijo enfermo, mientras el otro está ausente.
Las madres, que no pueden o no saben ejercer su rol, suelen ser inmaduras,
presentan inconsistencia y yoica, una autoestima muy baja centrada en el
hedonismo y la belleza física. En ocasiones pueden ser depresivas con núcleos
melancólicos. Estas madres llenan su vacío con el hijo, lo absorben y lo usan
como droga antidepresiva. El hijo así vaciado recurre a la droga para resarcirse
y usa como artificio la química y no el afecto de las personas.
La crianza transcurre en un clima de sobreprotección materna la cual suele
ejercer el rol en forma confusa. Confunde bondad del vínculo con complicidad
ya que por ser la mayoría de las veces inmadura, idealiza su propia juventud
con actitudes de seducción que encubren dominio y manipuleo del hijo.
Es importante recalcar que así como una madre narcisista con núcleos
depresivos, poco estimulante, no provee las condiciones para el
establecimiento de una simbiosis suficiente para el normal desarrollo psíquico;
una madre sobreestimulante, con conductas de sobreprotección y
sobregratificación tampoco permite la formación de las mismas porque se
adelante al deseo y la iniciativa del hijo, colmándolo según sus propios deseos
o necesidades proyectivamente gratificado.
La interacción simbiótica madre- hijo en estos casos, suele ir más allá de los
plazos necesarios, con el agravante de haber sido deficitaria en lo que respecta
a las necesidades del niño. Ello genera una vivencia de vacío que es la que
más tarde induce a ser llenada por la droga, falsa ilusión que conduce solo al
desengaño y la autodestrucción.
El padre generalmente es una figura ausente de afecto y preocupación por el
hijo, exigente y dependiente de su mujer, suele tener apariencia de fortaleza,
asumiendo modalidades autoritarias y omnipotentes, pero en lo sustancial
encubre una profunda inconsistencia. Suele utilizar su prepotencia para
desvalorizar a la madre como modo de acentuar su predominancia, pero sólo
logra del desamparo del hijo por parte de ambos, ya que una madre no
respaldada por el padre del niño no puede cumplir su rol con tranquilidad.
También es común que sean padres dedicados de manera exagerada al
trabajo, con poco contacto familiar y desinteresados de la educación y aspectos
afectivos de sus vidas.
Las características familiares recién descriptas no sólo no proveen las bases
suficientes para el desarrollo de las funciones yoicas y la vitalidad del self, sino
que constituyen en sustratos de identificaciones cargados de hostilidad que
estarán en la base de la patología del superyó. Sobreviene una alteración del
sistema de valores y una incapacidad de asumir normas de autocrítica,
capacidad de culpa y preocupaciones frente a sí mismo y por lo demás, que
suelen generar conductas delictivas.
La historia familiar de las figuras parentales del drogadicto puede registrar
padres sometidos a malos tratos, con parejas mal avenidas, con
personalidades narcisistas o psicólicas, o con antecedentes de adicciones.
Este déficit en la personalidad de los padres generador de las estructuras
vulnerables de que venimos hablando, produce un daño más grave a aquellas
épocas primeras, por ser éstas las que encierran el germen de la personalidad.
Sin embargo, su acción patogénica se extiende a etapas posteriores de
educación, que no es otra cosa que la formación del carácter y del sistema de
valores a los cuales la persona se ajustará y tomará como guía en la vida.
No podemos dejar de recordar que en la acción educadora, los padres de la
época actual absorben, a veces sin espíritu crítico, tanto los aspectos benéficos
que aportan los nuevos tiempos como los decadentes. En este mismo sentido,
la materialización de la vida, donde los valores económicos y hedonistas están
privilegiados, no ayudan a formar a los hijos.

DESCRIPCIÓN ETIOPATOGENICA DEL SI MISMO ADICTIVO


Reflexión o identificación patológica restitutiva de la falla estructural
Nos preguntamos: ¿por qué el fenómeno adictivo? ¿Por qué una persona
busca o se adhiere ciegamente a la droga o a sus equivalentes? ¿Por qué esa
persistencia en el camino hacia la autodestrucción?
Hemos insistido en la importancia del estímulo empático y de la respuesta
especular de confirmación del sí-mismo como generadores de la autoestima y
de la identidad.
Se ha fundamentado la función específica que la frustración máxima que tiene
para el desarrollo de la fortaleza yoica y el control de los impulsos.
Nos referiremos ahora a la importancia que la constancia del vínculo afectivo
con los padres, especialmente la madre, en las primeras etapas de la vida, en
un clima de humanidad, preocupación y reconocimiento del otro, tienen en el
establecimiento de las identificaciones y de su patología cuando no se dan en
condiciones y calidad apropiadas.
Al estudiar los antecedentes de la relación madre- hijo de los pacientes adictos
comprobamos que en la mayoría de los casos la madre, debido a la estructura
psíquica deficitaria, careció de la empatía para la necesaria fusión simbiótica
nutriente (Mahler). El self del niño debió sobreadaptarse, entonces con
desarrollos que son expresión de una seudomadurez, que encubren falta de
cohesión, tendencia a la fragmentación, sentimientos de vacío, fuente de
desasosiego y hastío, así como también carencia de la normal capacidad de
experimentar soledad y de poder sobreponerse a ella.
Cuando el sí mismo no ha tenido una relación armónica con el objeto madre, la
relación con su mundo interno se distorsiona y, por lo tanto, se perturba la
capacidad para percibirse a sí mismo y a los demás. El mundo humano que
rodea a estas personas queda desprovisto de relaciones significativas y de
vínculos de amor en los que ellos puedan participar. Como han sufrido la falta
de empatía del objeto madre para con ellos, no han podido desarrollar esta
función para ejercerla consigo mismos o con los demás de forma transitoria.
Por eso no aceptan con facilidad el amor o la preocupación que se les ofrece.
Como consecuencia de no sentirse amados de acuerdo con sus legítimas
necesidades, se exacerban sus demandas instintivas, tanto libidinales como
agresivas, perentorias y cargadas de hostilidad. Sus fantasías omnipotentes
invaden cada vez más su mundo afectivo y los aíslan, causándoles un profundo
sufrimiento.
Estos pacientes serán fijados a una finalidad narcisista, son pasivos, quieren
recibir y sólo muestran interés en el logro de su propia satisfacción.
Desconocen cuál pueda ser el anhelo o Ia necesidad de ese otro, que es
imperiosamente necesario pero fácilmente prescindible. No imaginan los
sentimientos y las interacciones de mutualidad, es como si no tuvieran registro
de ellos. Los objetos son sólo proveedores de suministros. Pero como éstos se
desenvuelven en un registro enigmático para ellos, cuando se resisten a ser
objeto de esclavitud y manipulación, los abandonan fácilmente. Como no
toleran la tensión, el dolor, la frustración, las situaciones de espera, que toda
relación humana implica, suelen escapar de ellos recurriendo a la intoxicación.
Su interés por la realidad va desapareciendo a favor de su única preocupación:
la droga.
El vacío es la modalidad básica de vivencia subjetiva del adicto, y de ella tratan
de escapar participando en la ingesta de drogas. El análisis de los pacientes
muestra cómo las adicciones a las drogas constituyen elementos infructuosos
de dominar la depresión y la angustia. La comprensión psicodinámica de la
modalidad relacional, así como la patología de la personalidad y de la conducta
descritas, nos llevan a concebir que cuando han existido desconexiones
traumáticas producidas por fallas empáticas graves en la madre, que obligan al
yo a sobreponerse a la impotencia de la desesperanza, o bien cuando, por falla
de estímulo, el individuo desconecta y busca en la autoestimulación las
sensaciones que le permitan sentir que está vivo, la droga se constituye en el
elemento al que se le confiere una doble significación: por un lado, calcular la
necesidad o llenar la carencia dejada por el vacío estructural, y por el otro, ser
expresión de hostilidad y destructividad.
Desde el punto de vista psicológico, se constituye en el mundo interno de una
representación del objeto interno formado por un precitado de efectos
frustrados del sujeto con aspectos frustrantes, vividos como los del objeto
(madre), en una relación insdiscriminada, donde no hay una diferenciación
yo/no-yo, propia de la fase temprana en la que se da la relación, y en la que el
niño vive como que lo malo externo es parte de él mismo. Esta vivencia es
expresión de indiscriminación propia de esta etapa temprana que, prolongada
en el tiempo por la patología, explica que el ataque al objeto se constituya en
un ataque a sí mismo, y nos aclara el sentido de la autodestructividad de estos
pacientes.
Esta refusión patológica es algo parecido a una identificación, pero no es lo
mismo, ya que para que haya una identificación tiene que haber habido una
discriminación yo/ no-yo, es decir sujeto-objeto, en ese nivel de la relación.
La identificación normal es un fenómeno progresivo, no masivo, con aspectos
del objeto, en la que interviene un mecanismo de duelo por aquellas partes no
satisfactorias del objeto amado.
En cambio, cuando se produce una situación traumática o deficitaria, la
violencia de los afectos en juego, debida al sentimiento de desamparo psíquico
y de amenaza de vacío y muerte psíquica, se produce una refusión con el
objeto, o lo que sería una fusión masiva cargada de agresividad. A partir de allí,
el sujeto, a pesar de él mismo, reedita este tipo de vínculo con el mundo que lo
rodea, o utiliza conductas defensivas contra él, rígidas y repetitivas, de las
cuales es muy difícil que pueda liberarse. Este mecanismo genera una
estructura caracteropática que, como nos clarifica Musacchio, se manifiesta por
"una disposición afectiva que lleva al sujeto a revivir ofensas y a reaccionar
hostil y vindicativamente. Su origen es una herida narcisística profundamente
humillante y persisten", esta situación "brinda elementos de exigencia y
megalomanía y le facilita la proyección en los objetos circundantes de una
enorme agresión y necesidad permanente de venganza, con la vivencia
simultánea de ser y haber sido una víctima".
Está visto que lo que debía ser un vínculo narcisista sano, que permitiera una
fusión empática móvil y reversible a los fines de recibir comprensión, calor
humano, amor, aceptación y reconocimiento de sí mismo, se convierte en una
adhesión tenaz. Es una refusión hostil de la cual no se puede separar, y que
constituye el sustratum de las identificaciones patológicas. En este punto,
creemos coincidir con el concepto de identificación patológica de García
Badaracco.
Esta identificación patológica, cuya fijeza se asemeja a la irreductibilidad
psicótica y cuya función sería la de restituir el vacío estructural y la
desconexión vincular, contribuye a mantener la escisión como defensa
fundamental, cuyo objetivo es proteger al sí mismo vulnerable de vivenciar o
asumir las experiencias afectivas dolorosas. Esta disociación menoscaba al yo
en sus funciones cognitivo- perceptivas, en los momentos en que Ia fuerza de
las emociones y del sufrimiento psíquico invaden áreas más amplias del self,
llevando a la claudicación del yo.
La oquedad central con sus mecanismos de defensa que la rodean, explican
que el self, buscando su equilibrio, recurre a sus principios más caros: el del
potencial evolutivo y el de la preservación del sí-mismo. El self desestructurado
y desorganizado que no encuentra el sentido de la existencia (principio
teológico), se siente débil y abrumado por la vida.
Recurre entonces a los mecanismos defensivos que hemos descrito (refusión-
negación omnipotente, disociación), engañándose mitomaníacamente a sí
mismo en un círculo infernal de grandiosidad vacía y omnipotente. Podríamos
recordar aquí las palabras del poeta: “Los que buscan paraísos, crean
infiernos”
El “basamento rocoso” (entendiendo por tal lo genético constitucional y lo
reactivo, respuesta al medio ambiente), en este caso deficitario y vulnerable,
lleva a lo que H. Kohut llama “hiperactectización reactiva del self grandioso
omnipotente” patológico. Defensa consistente en una conducta desafiante y
grandiosa pero fallida, que hace de la droga su aditamento imprescindible y
necesario `para enfrentar la angustia de vivir, pero que al mismo tiempo la aleja
de la experiencia vital t vitalizadota.
Reflexionemos sobre el hecho de que el adicto se provoca en el estado de
intoxicación una desestructuración de la conciencia y un alejamiento de la
realidad. Bajo el justificativo el placer de experiencias sensoriales
distorsionadas o meramente excitantes, se oculta a sí mismo el terror de su
propia debilidad para enfrentarse con la realidad de su sí-mismo, de la
problemática vital y con las alternativas del mundo que le toca vivir.
Recurre en su lugar a la penumbra o a la exaltación alucinada de la
infraconciencia.
Se dirá que hay actividades adictivas que aparentemente no alteran la
conciencia. Respondemos que, en esos casos, como la promiscuidad, el juego,
etc., la restricción de la conciencia es lograda a través del mecanismo de
disociación del yo.
Una parte de la persona actúa de una manera, como si la otra parte no tuviera
la menor noción de ella y en completa contradicción. La mano derecha ignora
lo que hace la mano izquierda.
Estas maniobras defensivas no son eficaces, es como usar un "remedio
equivocado" y es su misma ineficacia lo que explica por qué se insiste tanto en
ellas.
"EI vacío estructural no puede llenarse mediante la ingestión oral ni recurriendo
a otras formas de conducta adictiva. Lo que el adicto trata de contrarrestar
mediante su conducta adictiva es la falta de autoestima (…), la incertidumbre
corresponde a la existencia de un sí-mismo...". No hay en realidad satisfacción
o placer alguno en el hecho adictivo, sino una frenética búsqueda compulsiva
insaciable. No sería la droga lo buscado, sino el objeto humano ausente que ha
dejado un vacío y que persiste como una ausencia pertinaz y fantasmal detrás
de ella. Las soluciones enfermizas de las identificaciones patológicas, las
defensas hipertrofiadas del sí-mismo dividido, no conforman las condiciones
necesarias para el desarrollo de las funciones yoicas y la capacidad de amar,
como hemos dicho, al tiempo que la zona transicional poblada de objetos
abocadores de la presencia de la madre no se constituye en la infancia.
Entre los antecedentes infantiles de esas personas encontramos que sus
juguetes dejan de ser vehículos e instrumentos, de la fantasía del niño, que
entretienen, calman y consuelan la incertidumbre, devolviendo la alegría. En su
lugar, son sólo elementos de seudojuegos estereotipados o mediatizadores de
descargas agresivas y blancos de hostilidad. Panes del opio cuerpo son
utilizadas ya adictivamente con el mismo sentido:
Succión del pulgar, tirarse o arrancarse el pelo, el lóbulo de la oreja,
hiperactividad psicomotriz, balanceo, etc., de forma compulsiva, lo que
constituye la patología del objeto transicional y de la “zona transicional”
observada en el historial de estos pacientes.
Las etapas transicionales para el logro de la capacidad de simbolización plena
y la creatividad son severamente menoscabadas en amplias zonas de de la
personalidad.
El resultado de este proceso evolutivo patológico (combinación de vacío o
sentimiento de muerte psíquica, falta de estructuras defensivas patológicas)
constituye la base para las conductas enfermas. El niño crecerá entonces con
el sentimiento equivocado de que las personas que lo rodean no pueden actuar
como seres-autónomos independientes con vida propia, sino que las vivenciará
como extensiones de su propia persona o como funciones útiles para su
supervivencia. Sólo sentirá su presencia en cuanto le satisfagan o calmen una
necesidad de una perentoria e incondicional.
Tendremos, con el correr de los años, a un niño o adolescente incapaz de
valerse por si mismo y de considerar a nadie fuera de sí mismo, mostrándose
tiránico, despótico o retraído.
El estado de tensión psíquica permanente, para poder compensar la situación
de déficit interno, origina impulsividad y gran despliegue de omnipotencia,
como forma de tranquilizar las terribles ansiedades internas o llenar el vacío.
El niño niega así la dependencia infantil sana que acepta la moderación que
imponen sus padres adultos a sus demandas imperiosas e incondicionales, y
adopta una modalidad de ilusoria omnipotencia.
Las estructuras defensivas encargadas de aliviar el dolor psíquico adquieren
una modalidad rígida y esteriotipada, reaccionando de la misma manera, sin
adecuación, frente a estímulos de calidad o cantidad diferente. Tratará de
conseguir satisfacción guiado por el principio del placer puro, sumergido en un
mundo ilusorio que persigue la satisfacción inmediata, cuya meta será desafiar,
distorsionar o negar el peligro físico o mental en detrimento del sentido de
realidad y la adopción de conductas auto o heterodestructivas, equivalentes al
concepto de suicidio crónico.
El grado de reducción de las funciones psíquicas: percepción, memoria,
inteligencia, poder de síntesis, regulación de demandas de impulsos internos y
externos, dependerá del grado en que el sector omnipotente invada en
extensión y rigidez el mundo psicoafectivo manifestándose en las conductas
anómalas de las personalidades adictas.
Este modo de funcionamiento mental en el cual una parle de la organización
psíquica somete al resto de la personalidad, está en la base de las
enfermedades mentales que se caracterizan por dependencias patológicas al
mundo externo tal como la drogadicción.

CUESTIONAMIENTOS ETIOLOGICOS GENERALES


Consideramos que los pacientes drogadictos presentas personalidades que
carecen de estructuras psíquicas capaces de sustentar las vivencias de
vitalidad, calma, autoestima, capacidad de autoafirmación, tolerancia a la
ansiedad y control de los impulsos. Estas carencias son el resultado de un
mundo interno constituido por representaciones de relaciones de objeto
desvitalizadas y cargadas de hostilidad, en razón de vínculos experienciales
traumáticos, que los han hecho Incapaces de experimentar esa completud
interior que garantiza la capacidad de estar solo (Winnicott), condición del amor
a sí mismo y a los otros.
Aunque esta afirmación coincide con la dinámica inherente a la mayoría de las
observaciones clínicas que avalan nuestras teorías explicativas, no es siempre
claro el origen de la vulnerabilidad tic dichas estructuras, así como determinar
las causas de las distorsiones tan graves de las representaciones del mundo
interno. No nos parece ser consecuentes con las dificultades que nos plantea el
lema, si no ampliamos este trabajo explicitando, para compartirlas con el lector,
las siguientes inquietudes:
ƒ En primer lugar nos preguntamos: ¿son siempre adquiridas estas
deficiencias en la época más temprana de la vida en relación con
madres incapaces, por sus propias limitaciones psicológicas, de un buen
maternaje?.
ƒ O bien, ¿no hay casos en los que el niño llega dotado de un aparato
neuropsíquico genéticamente deficitario e inmaduro, con fallas de
desarrollo en los sistemas de regulación y tolerancia a la ansiedad y
cuya capacidad de aprender de las experiencias estaría menoscabada
biológicamente, generando una demanda excesiva, que pone a la madre
en el límite de su capacidad de ejercer el rol materno, sobre todo si ella
misma padece, como suele ocurrir, una personalidad infantil, narcisista,
depresivo esquizoide? Tal vez ese ni no con una madre fuerte que le
aportara el sostén y absorbiera la angustia, no llegaría a enfermar
menos gravemente?
ƒ Serían fallas originarias o producidas por la carencia de los estímulos
apropiados para la maduración de los componen les neuropsicológicos?
ƒ Por otra parte, en algunos casos, la patología adquirida, ¿no sería la
repetición en cadena de privaciones narcisísticas, transmitidas de
generación en generación a través de culturas familiares patogénicas?
Parecería ser un hecho clínico frecuentemente corroborado.
ƒ No dejamos de señalar que la drogadicción suele ser también una
complicación grave de personalidades psicóticas, depresivas o
esquizofrénicas en algunas de sus formas clínicas, sobre todo en los
períodos previos a la descompensación o en sus inicios.
ƒ Nos preguntamos también cuál sería el significado o la causa de la
tenacidad en la búsqueda ciega del objeto adictivo. ¿Estaría tratando de
llenar una carencia estructural?, ¿o un déficit en su constitución
biológica? ¿No es significativo que muchos de ellos se refieran a su
adicción como algo que les ocurre, .algo ante lo cual son pasivos, lo que
recuerda la queja del paciente orgánico?... Nos recuerdan cómo ciertos
animales buscan instintivamente las sales que les faltan o cómo el
deshidratado clama por agua, indicadores de una necesidad no resuelta.
ƒ Por último, no olvidemos el factor facilitador de medios socioculturales
que favorecen y estimulan las tendencias adictivas en las
personalidades propensas.

Estos cuestionamientos nos llevan a privilegiar la idea de que, aun cuando la


etiología psicodinámica en relación con el fracaso del narcisismo sano y el
desarrollo de interrelaciones narcisísticas patológicas sea un componente
ubicuo en la mayoría de los pacientes, otros causales de orden biológico y
social pueden intervenir abriendo posibilidades y campos para la observación y
el estudio multidisciplinario. Es necesario evitar las simplificaciones
explicativas, ya que prevalece la idea de la concurrencia de múltiples factores
etiológicos.
ACERCA DE UN INTENTO DE CLASIFICACION DE LOS PROCESOS
ADICTIVOS
Formular una clasificación de los procesos adjetivos es una tarea compleja y
corre el riesgo de no ser suficientemente precisa t educativa.
La razón de esta dificultad se basa por una parte en la gran diversidad y
ubicuidad de los fenómenos adictivos, y por otra en la problemática que se
plantea de cuándo la adicción es un síntoma y de cuándo constituye la
enfermedad central.
Por esta razón, al abordar este intento nos ha parecido de utilidad tomar como
referentes los factores dinámicos de la personalidad, es decir la psicología
profunda; este enfoque al ser más abarcativo permitiría un ordenamiento y
discriminación basados en causas psicogenéticas y podría ofrecer ventajas que
pasamos a enunciar:
1) La diferencia entre síntoma y enfermedad, si bien se mantiene, se unifica en
su significación más profunda por referencia a una base estructural común a
ambos en algunos aspectos.
2) El referir los problemas conductuales del paciente drogadicto a sus orígenes
psicodinámicos y a los niveles de estructuración de su psiquismo permite una
comprensión más profunda y amplia que puede ser utilizada:
a. para establecer el tipo de tratamiento,
b. para conocer y evaluar el pronóstico,
c. para ilustrar los métodos y oportunidades de los programas de prevención.

Al abordar el tema de la drogadicción es importante destacar un concepto


básico y esclarecedor: la adicción en la mayoría de los casos no obedece a
causales de los llamados conflictos psíquicos, sino que es consecuencia de
fallas en la estructura básica de la psique. La conducta adicta se apoyaría en
un intento de paliar estas deficiencias, y por lo tanto con un movimiento que
cumpliría la función de defensa o prótesis de la fisonomía psíquica. La elección
de esta conducta resulta de la distorsión de los mecanismos de autocuidado y
de la incapacidad de captación empática de las necesidades del sí mimso.
La comprensión psicodinámica de la personalidad adicta sitúa sus bases en los
comienzos de la vida, correspondiendo preferentemente a aquellos pacientes
que, en mayor o menor grado, se enmarcan dentro de las personalidades
narcisitos, o bien, aquellos cuya estructura narcisista es precaria o tiende a
desintegrarse, por lo que configuran un funcionamiento o estructura bordeline.
Ser esbozo de clasificación que deberá ser ampliado con estudios precisos,
propondría encuadrar a los pacientes con patología adictiva en:
a) aquellos con problemas graves de conducta: sociopatías y narcisismo
maligno, con patología grave del superyo, en las cuales la drogadicción
constituye un síntoma agravante de importancia que incrementa la
peligrosidad.
b) pacientes con fallas estructurales graves en cuanto a la vulnerabilidad del sí
mismo, de los sistemas de autocuidado, control de impulso y capacidad de
apaciguamiento, inclinados a usos sustitutivos y/o restitutivos, que
comprenden el narcisismo carenciado o deficitario. Se manifiesta como una
forma de relacionarse con el mundo a manera de prótesis o completamiento
restitutivo de un vacío estructural. El fenómeno adictivo se constituye en un
modo de ser y, por lo tanto, la patología central. Los tratamientos
psicoterapéuticos de inspiración psicoanalítica complementados por los
sistemas de autoayuda e inclusión de la familia en el plan de tratamiento,
ofrecen verdaderos medios para sobrellevar y superar estas difíciles
problemáticas. En los casos más complicados las comunidades
terapéuticas hacen esfuerzos dignos de mención y ofrecen medios
alternativos protegiendo al paciente y a la sociedad de los riesgos implícitos
en esta enfermedad.
c) Personalidades más integradas y evolucionadas de nivel neurótico, pero
que, dadas situaciones descompensatorias especiales, pueden padecer
episodios adictivos aislados o reactivos, constituyen la ofensa narcisista
traumática. La drogadicción sería un síntoma con diversos significados tales
como: venganza, curiosidad, exhibicionismo, llamar la atención, pedido de
ayuda frente a la depresión o la angustia. Tiene mejor pronóstico y
responde con más facilidad al tratamiento psicoanalítico.
CONCLUSIONES
En concordancia con los objetivos expuestos en la introducción a este trabajo,
nuestras conclusiones finales tienen la intención de jerarquizar, dentro de este
capítulo sobre los vínculos tempranos como condicionantes de los problemas
adictivos, las siguientes formulaciones como guías prácticas generales para la
prevención y terapéutica clínica:
1) necesidad insustituible de correcta empatía entre padres y niño;
2) importancia de que los padres superen sus propios problemas narcisísticos;
3) importancia de que los padres posibiliten al niño la experiencia de
incondicionalidad en los aspectos de sostén, de protección físicca y afectiva,
pero también la condicionalidad en el sentido de no impedirles experimentar las
frustraciones, los límites graduales y adecuados a la fase de desarrollo, que
permitan y estimulen
- la formación de estructuras
- la adaptación, la capacidad de tolerancia a la angustia y la frustración;
- el reconocimiento del no-yo y la renuncia a la omnipotencia infantil,
posibilitando que los padres permitan ser objeto de una idealización realista por
parte de sus hijos;
4) es importante que los padres sean reconocidos en sus necesidades propias
e independientes;
5) la respuesta empática adecuada contribuye a formar un correcto sentido de
la búsqueda de lo saludable y evitar lo dañino para calmar la insatisfacción,
dando las bases primarias para la correcta discriminación de lo bueno y lo
malo. Estos son precursores remotos de la ética de las conductas (entendiendo
por ética de las conductas aquella que respeta la naturaleza intrínseca de los
seres y las cosas). La función empática posibilita la capacidad de conocimiento
de los anhelos y necesidades, propios y ajenos, gracias a la posibilidad de
conexión consigo mismo en profundidad;
6) la imagen de los padres se constituye en ese “otro entrañable que, al
alejarse, da lugar a la edificación de la propia arquitectura personal. Los
padres, consciente o inconscientemente, cumplen con la responsabilidad de
ser elementos mediadores para el porvenir y la plenitud personal de sus hijos:
7) es necesario decir que en todas las formas de adicción, la complejidad del
fenómeno adictivo implica la recíproca influencia que existe: entre la
personalidad, débil o disarmónica que recurre a ciertas sustancias restitutivas
de la falla "geológica" de la personalidad y la droga o sustancia psicoactiva,
que induce una transformación en la profundidad del sí-mismo, de la conciencia
de sí, del estilo de vida, el sistema de valores, la percepción del mundo,
provocando insensiblemente una degradación de la esencia de la vida humana,
que deja su impronta en el medio y en la cultura en que transcurre la
existencia.
ADOLESCENCIA Y DROGADICCIÓN
ALFREDO ORTIZ FRÁGOLA

CAUSAS
Existe en nuestros días una preocupación en el ámbito mundial por la
extensión e intensidad con que se presenta el flagelo de la drogadicción.
Todos los países están involucrados y atentos a formar una conciencia que
permita el control de este mal y por tal motivo buscan no solo prevenir sino
tratar de conocer más profundamente las causas que llevan al hombre a
sumarse a las huestes de los adictos.
El hombre desde la antigüedad se visto tentado a seguir el camino del placer
enfermizo buscando el paraíso a través de la intoxicación descontrolada. Este
fenómeno estaba circunscripto a determinadas elites, atraídas por el
esnobismo, tratando de despegar de la realidad para encontrar la satisfacción
de placeres no posibles de lograr fuera de la intoxicación sofisticada. Por otro
lado tenemos los que llegan a la droga por problemas psicoafectivos, buscando
llenar vacíos que sus afectos no logran compensar.
Pero hoy, y de allí la preocupación generalizada, se ha extendido de tal modo
su utilización que podemos identificarla como una enfermedad social, pudiendo
definirla como "aquella que dañando el organismo y la mente del enfermo,
trasciende sus límites, para invadir y propagarse a los otros individuos de su
medio, mediante la interacción social; atacando y destruyendo la trama de la
sociedad y desencadenando secundariamente vicios sociales tales como la
desocupación, la delincuencia, la violencia, la promiscuidad y el deterioro de los
vínculos familiares."
Analizando la drogadicción podemos identificar factores básicos que concurren
para su presencia:
1. un agente exterior: la droga
2. un medio facilitador: el medio sociocultural
3. un ser humano cuyas carencias lo transformen en terreno fértil
para que momentáneamente o permanentemente caiga en el uso de
drogas.
Accionar sobre estos factores conducentes resulta la preocupación que ya
hemos mencionado, si desmenuzamos cada uno de ellos nos daremos cuenta
que tratar de eliminar o minimizar la presencia de la droga es por demás difícil
por no decir imposible, ya que sus componentes podrán se elegidos entre
muchas opciones y que se encuentran en casi todas partes. Un elemento
activador es el gran desarrollo de las comunicaciones, la sofisticación de los
medios utilizados para su transporte y el crecimiento de las organizaciones
destinadas a la comercialización, promoción y distribución de la droga.
Sobre el segundo factor se puede actuar con mayor o menor posibilidad de
éxito. Como veremos más adelante existen varios modelos de prevención que
han sido creados y modelados para crear en la sociedad un crecimiento cultural
que permita neutralizar las condiciones de superioridad con que nos
enfrentamos. Esto no solo represente una tarea difícil por la desigualdad de las
"armas" empleadas, sino una falta de unidad mundial para tratar de encontrar
modelos válidos de lucha.
Por lo expuesto resulta que lo más adecuado y con reales posibilidades de
éxito es el conocimiento y tratamiento del individuo y su medio ambiente
inmediato, para que a través de una acción preventiva, activa e intensa se logre
proteger al ser humano y por extensión a la sociedad, de ser alcanzada por la
enfermedad.
Es indudable que los cambios culturales ocurridos en la sociedad en los últimos
años ha favorecido la aparición de un campo propicio para el desarrollo de la
"personalidad adicta temprana". Con respecto a los cambios culturales,
podemos hacer mención de sensaciones de vacío, carencia de ideales, valores
y metas, tendencia a la depresión; sin duda ayudados por las condiciones
socioeconómicas producidas por la globalización, falta de oportunidades y
escasez de trabajo que influyen en el desempeño familiar afectando los
procesos de desarrollo de la personalidad en los estadios más precoces de la
infancia.
Partiendo del concepto "la droga es una muleta, incapaz de prevenir la
invalidez psíquica", debemos entonces encarar el estudio de la drogadicción
partiendo del análisis del ser humano desde los inicios de su vida, su relación
con el medio ambiente inmediato y su desarrollo en las etapas de adolescente
y adulto.
PERFIL DE IDENTIDAD
La drogadicción debe ser estudiada dentro de un marco psicosocial, si no hay
droga no hay drogadicción.
Otro concepto importante es el de la disposición del individuo a usar drogas.
Este fenómeno es inherente a la condición de fragilidad y finitud del ser
humano. Debemos tener en cuenta que drogadicción no es un diagnóstico que
se corresponde en forma lineal con una estructura de personalidad definida. Es
cierto que entre los adolescentes que hoy usan drogas, hay un porcentaje muy
significativo de trastornos narcisistas de la personalidad, pero esta no es una
condición excluyente, ya que también pueden existir trastornos neuróticos,
psicóticos, depresiones graves, etc. Por otra parte hay personas que padecen
algunos de estos cuadros y que jamás se drogan.
En primer término, las personas con diferentes patologías podrán usar drogas
si existe la posibilidad de tener acceso a su suministro. Donde esta alternativa
no existe, la persona podrá desarrollar otras conductas adictivas: el juego, el
trabajo, la comida, etc., pero no una drogadicción fármaco-dependiente.
La droga es una necesidad que se registra como una constante a lo largo de la
historia de la humanidad, y cuyo fundamento está basado en la incapacidad
humana para aceptar la condición de finitud inherente al fenómeno de la vida.
El hombre es el único animal que no acepta su destino biológico que es nacer,
crecer, reproducirse y morir. Todos los demás desarrollan esta secuencia
aceptándola como un mandato natural.
Para ampliar este concepto Kalina hace una disociación absolutamente
artificial, y considera al hombre como un cuerpo y una mente.
El cuerpo del hombre es igual al de cualquier animal, nace, crece, se reproduce
(o no) y muere. Tiene que cumplir el destino biológico. Nuestra mente, en
cambio, siempre ha querido escapar de este determinismo biológico, y sólo
mentalmente podemos intentar trascender los límites que nos corresponden.
Nuestra fantasía nos permite hacer cualquier cosa que deseemos, siempre que
esta realización sea en el nivel mental. En cambio, en el nivel corporal, físico, la
finitud y la muerte como final inevitable de nuestra existencia es un hecho
capital que duele intensamente y cuesta aceptar, y cuanto más débil es una
persona más dificultad tiene para tolerar el conocimiento de la realidad que es
la vida.
Kalina se refiere a la fragilidad de los adolescentes, en el sentido de aquellos
que han sufrido grandes frustraciones, que han lesionado su YO, debilitando y
distorsionando sus posibilidades de un normal funcionamiento.
Estos adolescentes tienen más problemas para aceptar sus limitaciones, su
finitud, por eso cuando tienen que enfrentarse a situaciones que experimentan
como terribles, horrorosas, un recurso defensivo es refugiarse en su interior y si
esta interioridad está muy dañada, lesionada, carente de objetos buenos
internalizados, producto de relaciones parentofiliales amorosas, que ayuden a
encontrar sentido a la vida, es decir, desilusionante, su sensibilidad a la oferta
externa de substancias mágicas que les brinden ilusiones aumentan
peligrosamente.

DESARROLLO DEL SELF: (SÍ-MISMO)


El niño nace dotado de un equipo psicológico (self) que le permite realizar su
primera acomodación a la estructura de su ambiente. Su forma y su estilo de
adaptación dependerán del interjuego que se de entre sus recursos
constitucionales, psíquicos y biológicos, y los vínculos con los objetos que el
medio externo aporta (la familia mas próxima) y entre estos dos, los sucesos
infantiles.
En este punto, es de fundamental importancia el vínculo que se mantenga
entre la madre y el niño.
La capacidad de la madre para soportar la angustia, calmar y dar consuelo,
hacen que el niño se sienta bueno, querido y aceptado tal cual es.
Esto estimula la relación afectiva y el contacto con la realidad. El sujeto (bebé)
necesita encontrar un objeto (madre) que le aporte gratificaciones que dirija,
modele y contenga sus impulsos, que alivie y regule sus tensiones y que lo
haga sentir grande e importante.
Cuando la madre no puede responder a los deseos y necesidades del bebé, el
self de este, se conforma desvitalizado, depresivo y con importantes
sentimientos de vacío.
Esta situación es el germen que en el futuro generará las ansias de
dependencia patológica (estructura adictiva).
También, podemos observar que son familias, en general con mala alianza
marital, donde muchas veces el precario vínculo que mantiene la relación es un
hijo dependiente e inmaduro que canjea su independencia por la enfermedad.
De esta manera, la drogadicción pasa a ser el precio que se paga para no
crecer. Son familias que suelen tener un pasado con situaciones ocultas,
secretos familiares, pasados difíciles, que viven como vergonzosos, con
contradicciones y mentiras.
Puede suceder que el padre, una figura ausente de afecto y preocupación por
el hijo, que suele tener una apariencia de fortaleza, utiliza la prepotencia para
desvalorizar a la madre, acentuando su predominancia, logrando de este modo
el desamparo del hijo por ambos, ya que una madre no respaldada por el padre
del niño no puede cumplir su rol con tranquilidad.
Es común también, que se trate de padres dedicados de manera exagerada al
trabajo, con poco contacto familiar, desinteresados de la educación y aspectos
afectivos de sus vidas.
Las características recién descriptas se constituyen en sustratos cargados de
hostilidad que estarán en la base de la patología del superyo.
Sobreviene entonces una alteración del sistema de valores y una incapacidad
de asumir normas de autocrítica, capacidad de culpa y preocupaciones frente a
si mismo y hacia los demás, que devienen en conductas delictivas.
Esta generación de estructuras vulnerables produce un daño más grave en
estas primeras épocas, por ser las que encierran el germen del basamento de
la personalidad, extendiéndose a etapas posteriores de la educación, que no es
otra cosa que la formación del carácter y del sistema de valores a los cuales la
persona se ajustará y tomará como guía en la vida.

Adolescencia y drogadicción
Entonces, ¿que se modifica en el psiquismo del joven que llega a la
adolescencia?
1) Los impulsos instintivos.- La pubertad, con el desarrollo de la capacidad
reproductiva y orgásmica, trae aparejada una eclosión de la sexualidad que
muchas veces toma “por sorpresa” al adolescente aun no habituado a
satisfacer sus deseos sexuales.
Esta irrupción incipiente de la sexualidad genital se pone de manifiesto tanto en
sensaciones físicas, -sus preocupaciones románticas, su masturbación, sus
escrúpulos morales y sus obsesiones sexuales- como en las costumbres
grupales o la vestimenta, tendiente a seducir al sexo opuesto.
Ahora bien, en la mayoría de las concepciones psicológicas tradicionales, se ha
tendido a centrar el proceso de transformación adolescente en el desarrollo de
su sexualidad. Sin duda este es un aspecto fundamental, pero por cierto que no
el único. A las otras transformaciones nos referimos a continuación.
2) El YO, o sea el agente encargado del gobierno y distribución de los
impulsos. Todo el sistema defensivo, los mecanismos que utiliza el YO para
protegerse, están sometidos a una mayor presión y el YO tiene que modificarse
para afrontarla. Pero los cambios del YO, no se reducen a sus funciones en
relación con los impulsos instintivos; también se consolida, en el comienzo de
la adolescencia, la transición del pensamiento concreto a otro de mayor nivel
de abstracción, simbólico.
Meltzer menciona, como se suele creer y realmente así parece ser, en muchos
casos, que el adolescente esta fundamentalmente interesado en la sexualidad,
pero en realidad él esta preocupado por el conocimiento y el comprender.
3) Surgen nuevos objetos de amor.- Se produce una desidealización de las
figuras parentales que priva al joven de la protección omnipotente que le
significaban sus padres cuando él era pequeño.
Asimismo, existen fuertes contradicciones entre la tendencia del joven a
alejarse de sus objetos infantiles de amor, asimilando previamente en su
personalidad características de sus figuras parentales, y el hecho de que estas
identificaciones se vuelvan más y más prescindibles.
Hay oscilaciones erráticas del humor, vaivenes emocionales en el transcurso
de los cuales se suelen restablecer antiguas formas de relación objetal.
Inconscientemente se reaniman fantasías de fusión con los objetos, merced a
las cuales el joven intenta fortalecerse y protegerse de la sensación de
fragilidad que le produce la perdida de la imagen de sus padres vistos como
todopoderosos en sus primeros años.
Esto se pone de manifiesto en la búsqueda de ídolos y líderes que satisfagan
estas necesidades primitivas de idealización, al tiempo que le permitan tomar
distancia de sus antiguos amores familiares.
También aparecen las llamadas vivencias del vacío. El adolescente atraviesa
necesariamente por momentos en los que se siente vacío y teme esa
sensación desagradable que se reitera sin que el pueda gobernar su aparición.
A veces la sensación de vacío se liga a alguna razón conocida: la perdida de
algún amigo/a, o un novio/a, la muerte de algún ser querido, un fracaso escolar.
La vivencia de vacío consiste en una experiencia dolorosa y perturbadora que
los jóvenes a veces llaman “depresión”. No es tristeza, mas bien es hastío,
desinterés, sensación de futilidad ante la vida, así como pérdida de la normal
capacidad para enfrentar la sociedad y sobreponerse a ella.
Las vivencias de vacío, tal como los sentimientos de vergüenza, inferioridad y
los procesos de idealización y desidealización son resultado de fenómenos de
desequilibrio narcisista, perturbaciones en los sectores de la personalidad que
regulan el estado del si-mismo (self) y la valoración que el individuo hace de si
mismo, su autoestima.
Ahora bien, desde la timidez vergonzante hasta la desfachatez y los aires
grandiosos de superioridad, desde la introversión inhibida hasta la arrogancia,
podemos adscribir sin dificultad estas características de los fenómenos de
desequilibrio narcisista a un joven que esta atravesando una adolescencia
normal, siempre y cuando no constituyan pautas rígidas y estereotipadas de
funcionamiento y en tanto se alternen con momentos de alegría, entusiasmo e
ilusiones esperanzadas.
La adolescencia es la etapa más susceptible para desarrollar una drogadicción,
pues es el período de resolución del proceso simbiótico.
Es cuando se produce la separación-individuación, la separación del grupo
familiar, el duelo por la exogamia y el enfrentamiento con el mundo externo.
Si el adolescente tiene un YO débil, producto de todos los factores expuestos
anteriormente, entonces va a necesitar una fuerza extra para poder cumplir con
este desafío, y si tanto la familia como la sociedad le muestran que las drogas
son el combustible adecuado para afrontar las exigencias de la vida, él podrá
poner en marcha la “experiencia tóxica".
Una de las patologías más susceptibles de ser vulnerable, es la de los
trastornos de la personalidad, en especial en los casos de personalidad
fronteriza, porque son seres deficitarios en su personificación.
En síntesis, si nos colocamos ante las realidades que debe enfrentar el
adolescente de nuestra época, y si le sumamos la estresante tarea de asimilar
los cambios propios de su crecimiento, tanto corporales como psicosociales, se
hace aún más claro comprender por qué los adolescentes son una población
de alto riesgo.

La búsqueda de riesgos
En la adolescencia, las emociones y riesgos son buscados porque consolidan
el sentimiento del sí-mismo. Un joven lo explicaba mejor: “solo se tiene la
máxima seguridad de estar vivo, y bien vivo, cuando un escalofrío te recorre la
espalda”.
Lichtenberg, un autor que ha estudiado profundamente la búsqueda de
emociones y riesgos, dice que por ello, es parte de este “desafío regulatorio”
para los padres ver como sus hijos se exponen a emociones ante las cuales el
sí-mismo del chico se refuerza, y el riesgo es controlado. Un antecedente y
prototipo infantil de ello es la sensación de ser arrojado al aire y caer en los
brazos fuertes y seguros del padre.
El adolescente busca emoción y riesgo en un intento de expandir y consolidar
su sí-mismo, mientras mantiene estas experiencias bajo su control, con cierto
grado de autorregulación. Quiere ser él mismo quien elija cual riesgo asumirá y
cual no. Quiere él decidir cuales serán sus modelos, cuales sus rivales en estos
desafíos.
El también deseará elegir en que “brazos” confiar para que lo sostengan; un
líder político, su entrenador deportivo, una novia o un novio, o el amigo más
influyente de su grupo, que ahora ha conocido el “excitante” mundo que le
provee la marihuana.
Toda esta actividad del adolescente transita el terreno de la normalidad, y más
allá del éxito o fracaso de los intentos, usualmente es beneficiosa para su
desarrollo. El joven aprende de los demás y de si mismo. Pero, he aquí una de
las injurias que nuestro tiempo produce en la juventud, esa demanda de
emociones y riesgos puede hallar la oferta de la droga, provista muchas veces
por el grupo, al que el adolescente necesita como marco de referencia.
Es cierto que las distorsiones sensoperceptivas que producen las drogas
adictivas suelen provocar una perturbación del sentido del sí-mismo mas que
esa consolidación que el joven busca. Pero no es menos cierto que merced a
las drogas se viven emociones hipertensas y las modificaciones del esquema
corporal crean la ilusión de una expansión del self. Por otra parte, el solo hecho
de consumir algo prohibido entraña un desafío personal que, para colmo, a
veces es compartido por otros amigos o ídolos especialmente valorados por el
adolescente.
El proceso de transformación adolescente es naturalmente más complejo que
esta apretada síntesis, pero a nuestros fines lo importante es que en todas las
características mencionadas podemos encontrar motivos internos de peso,
para acercarse a la droga. No es menos cierto también que de igual modo
hallamos en los jóvenes fuertes razones para combatirla, sustentadas en
poderosos ideales y valores éticos.
En términos generales podemos decir que la perturbación del equilibrio ya
mencionada acarrea sentimientos tanto placenteros como displacenteros. Los
placenteros van desde la sana alegría y frescura juvenil hasta estados de
franca exaltación del YO. Los sentimientos displacenteros oscilan entre la
inferioridad, la vergüenza y culpa ya nombradas, hasta estados de tristeza, de
esa vasta, difusa y a veces profunda melancolía adolescente tan bien descrita
por muchos poetas.
Ahora bien, con frecuencia los adolescentes perciben que muchas sustancias
psicoactivas permiten un alivio transitorio a esos estados disforicos y también
una huida temporaria de otras circunstancias vitales externas desagradables,
de orden familiar o social.
La droga constituye, en este sentido, el intento de restablecer el equilibrio
perturbado por estos procesos de reacomodación psíquica. Aquellos jóvenes
que por factores constitucionales o ambientales presentan un umbral bajo, la
tolerancia a la frustración y poca capacidad de soportar el sufrimiento y esperar
su recuperación espontanea, padecen más intensamente la desarmonía
emocional de su edad y caen con mas facilidad en esta seudosolución química.

La Presión Social
Decíamos que el joven se halla en una búsqueda de nuevos objetos
extrafamiliares para experimentar, y lucha contra su propia dependencia infantil
de las figuras parentales. En consecuencia, pasa a depender en mayor grado
de su grupo social y se torna más influenciable en sus opiniones, costumbres y
hábitos por la presión que ejercen los medios modernos de comunicación, que
muchas veces presentan el consumo de drogas como privilegio exclusivo,
placentero y excitante.
De un modo más directo aun, la necesidad de nuevas figuras de identificación
alienta la incorporación de patrones de conducta pertenecientes a otros
jóvenes o adultos más o menos cercanos, que gocen de estima, prestigio y
reputación. Esto puede brindar al adolescente que sufre por su debilidad
relativa, una sensación de madurez y pertenencia grupal en la medida que
consume drogas. Le facilita también el afrontar situaciones de honda angustia
social. Cree sentirse más fuerte, más aun si, como ocurre especialmente
merced al uso del algunos alucinógenos, se siente cohesionado con sus pares
y con sus ídolos.
Otra perspectiva interesante de la situación grupal de los adolescentes surge
de aplicar las ideas de Meltzer sobre la visión de la sociedad que tienen los
adolescentes.
Este autor observó que los adolescentes distinguen básicamente tres
comunidades:
1) la de los niños, débiles, dependientes y sometidos al arbitrio de los adultos;
2) la de los adultos, los que ostentan el poder, el conocimiento y el pleno
derecho a la sexualidad y
3) la propia, la de los adolescentes, que se sienten relegados pero poseedores
de la fuerza, la justicia y la esperanza.
Enfocando el consumo de drogas desde esta perspectiva podemos observar
como muchos adolescentes, vacilantes por naturaleza en cuanto a su ubicación
grupal, pueden utilizar el consumo de drogas en su intento por diferenciarse
tanto del grupo desvalorizado de los niños como del de los adultos, al que de
esa manera combaten también en sus preceptos.
También es necesario considerar la influencia que tiene la imagen que brindan
los padres y la presión que ejerce el grupo social a través del uso de drogas
“legales”. El consumo de alcohol y tabaco es parte integral y crucial de la
secuencia adictiva. Su uso precede, prácticamente siempre, al de las drogas
ilegales, independientemente de la edad en que se inicie el consumo estas
últimas. Es muy raro el comienzo directo con drogas ilícitas.
Las primeras sustancias que los jóvenes suelen experimentar son alcohol y
tabaco (cerveza, vino y cigarrillos). Mas adelante pasan a las bebidas blancas
y/o a la marihuana. También es muy raro que se utilicen otras drogas ilegales
como la cocaína o los opiáceos sin pasar previamente por la marihuana.
Se desprende de esto la influencia toxicomanígena perniciosa que pueden
ejercer al respecto sobre el niño el consumo abusivo de alcohol, cigarrillos o
tranquilizantes por parte de los padres, modelos tempranos de identificación.
A veces la falla del medio familiar radica en su insuficiencia para proveer
seguridad y calma al niño que por cualquier suceso cotidiano esta angustiado,
con temor o ansiedad por motivos internos o externos. El abrazo tierno, que
permite una suerte de fusión del niño con su madre o padre serenos, es en
ocasiones imposible por la magnitud de la angustia o irritación que sufren los
propios padres.
Naturalmente, la acción patógena no se ejerce en episodios únicos o aislados
sino por efecto de una sucesión acumulativa de pequeños traumas. Esto
determina un déficit estructural de la personalidad, en aquellos aspectos que al
desarrollarse proveen al individuo de la capacidad de autoapaciguarse, de
tolerar y atenuar su angustia, de evitar su difusión.
Mas adelante estos individuos buscarán en las sustancias psicoativas un
elemento compensatorio que les permita eludir la invasión de angustia que
ellos no pueden evitar con sus propios recursos.
Ahora bien, no podemos abandonar el tema de la presión social sin referirnos
al contagio, al papel que cumplen adictos y traficantes en la difusión del
consumo de drogas.
Existe una vasta mitología popular acerca de vendedores siniestros y viciosos
que corrompen a jóvenes ingenuos a través del engaño o la seducción. Sin
embargo, esto es usualmente falso. En términos generales, los traficantes de
drogas comercian con clientes conocidos y habituales, y prefieren no
arriesgarse a vender su mercancía a desconocidos por más jóvenes e
inocentes que parezcan.
Como lo señala el informe norteamericano sobre la Estrategia para el Control
de las Drogas, quienes no se han iniciado en el consumo rara vez aceptan una
sustancia desconocida de una persona extraña,
Mas aun, es muy infrecuente que un adolescente haga un esfuerzo individual
para buscar drogas por primera vez. En realidad no es necesario, porque las
experiencias iniciales con drogas surgen del ofrecimiento de otros
consumidores con los que se tiene un vínculo personal.

La amistad
Al entrar un adolescente en el terreno de la adicción, renuncia a un tipo de
mundo con determinados valores éticos y mediante su mutación entra a formar
parte de otro, donde no existe tal ética y por lo tanto no puede existir la
amistad, que significa un tipo de vínculo que requiere como condición
indispensable el respeto al otro como un otro, complementado por una historia
en común que puede tener muchas variables en cuanto a la situación y al
tiempo de duración.
La vinculación por factores miméticos circunstanciales y/o parciales es la
característica esencial de los vínculos entre los adictos.
En vez de identificaciones asimiladas y producto de interacciones a través del
tiempo, en el mimetismo basta verse, usar algunos términos semejantes
cargados de significados mágicos y ya somos amigos. Posteriormente el
cemento vincular en vez de ser el amor es el miedo.
Adolescencia y drogadicción
Eduardo kalina

ADOLESCENCIA, DROGADICCIÓN Y SU TRATAMIENTO


CONCEPTO DE DROGADICCIÓN.
El tema de la drogadicción abarca un campo de amplio y con numerosas
variables; razón por la cual requiere un enfoque interdisciplinario tanto para su
estudio como para organizar el “combate” en contra del mismo.
Considero como un concepto clave la postulación de que la drogadicción debe
ser estudiada dentro de un marco psicosocial. Si no hay droga no hay
drogadicción. En otras palabras, si se dan las condiciones sociales de total
invitación a la posibilidad de obtención de de drogas por parte de la población,
esta no sufrirá la enfermedad.
El otro concepto que me parece importante destacar es el de la disposición del
individuo a usar drogas. Este fenómeno es inherente a la condición de
fragilidad y finitud del ser humano.
Me gustaría ampliar este último concepto. Drogadicción no es un diagnóstico
que se corresponde en forma lineal con una estructura de personalidad
definida. Es cierto que entre las personas que hoy usan drogas, en especial los
jóvenes, hay un porcentaje muy significativo de trastornos narcisistas de la
personalidad, en especial los denominados borderline o fronterizos, pero ésta
no es una conducta sine qua non. También pueden existir trastornos
neuróticos, psicóticos, depresiones graves, psicopatías, etc. Por otra parte, hay
personas que padecen algunos de estos cuadros y que jamás usan drogas.
En primer término, las personas con diferentes patologías podrán usar drogas
si existe la posibilidad de tener acceso a su suministro. Donde esta alternativa
no existe la persona podrá desarrollar otras conductas adictivas, como pueden
ser el juego, el trabajo, la comida la adquisición de objetos, etc., pero una
drogadicción o fármaco-dependencia.
También vemos estas conductas adictivas en el tipo de relaciones
interpersonales que pueden desarrollar un sujeto. Podemos así observar
personas que mantienen relaciones humanas basadas en una verdadera
necesidad de “llenarse” del otro, de “poseerlo”, y no de relacionarse con el otro
como otro, como es la característica esencial de las relaciones humanas
maduras. En otros términos, con la capacidad de reconocer la “otredad del
otro”. Se produce así un vínculo simbiótico, o sea adictivo, a una sola persona
o a un grupo, que puede llegar a ser funcionalmente positivo o no, dependiendo
de muchas variables, pero donde nunca el otro es un otro. Se produce así un
vínculo simbiótico, o sea adictivo, a una sola persona o a un grupo, que puede
llegara ser funcionalmente positivo, o no, dependiendo de muchas variables,
pero donde nunca el otro es un otro. En esta modalidad relacional el destino de
cada uno puede llegar a depender tanto del otro como un bebé de su mamá, y
su falta podrá desencadenar un verdadero síndrome de abstinencia, o
presentar otras reacciones extremas, como por ejemplo crisis psicóticas,
intentos de suicidio y/o reacciones criminosas como ocurrió con el caso del
Pastor Jim Jones y su grupo de fanáticos hace años en Guyana. Inclusive en
las relaciones adictivas acontecen con facilidad otros fenómenos psicosociales,
como las reacciones asfixiantes equivalentes a sobredosis de drogas que
pueden provocar cuadros claustro-agorafóbicos, o depresiones invalidantes,
para uno o ambos componentes, o francas folies à deux, tipo Don Quijote y
Sancho Panza, o folies à familia o folies à groupes.

EL USO DE DROGAS Y EL SER HUMANO


La droga es una necesidad que se registra como una constante a lo largo de la
historia de la humanidad, y cuyo fundamento está basado en la incapacidad
que los seres humanos tenemos para aceptar la condición de finitud inherente
al fenómeno de la vida. Quisiera extenderme en este último punto, El hombre
es el único animal que no acepta su destino biológico que es nacer, crecer,
reproducirse y morir. Todos los demás desarrollan esta secuencia aceptándola
como un mandato biológico natural.
Llegado a este punto, conviene hacer una disociación absolutamente artificial y
considerar al ser humano como un cuerpo y una mente.
Nuestro cuerpo es igual al de cualquier animal; nos guste o no, nace, crece, se
reproduce (o no) y muere. Tiene que cumplir el destino biológico. Nuestra
mente, en cambio, siempre ha querido escapar de este determinismo biológico,
y sólo mentalmente podemos intentar trascender los límites que nos
corresponden. Estamos aquí, físicamente en estas jornadas de Santiago, pero
con la mente podemos irnos a cualquier otra parte, por ejemplo a otro país, a
otra ciudad, al espacio, etc. Nuestra fantasía nos permite hacer cualquier cos
que deseemos, siempre que esta realización sea en el nivel mental.
En cambio, en el nivel corporal, físico, la finitud y la muerte como final
inevitablemente de nuestra existencia es un hecho capital que nos duele
inmensamente y nos cuesta aceptar, y cuando más débil es una persona más
dificultad tiene para tolerar el conocimiento de la realidad de lo que es la vida.
Me refiero a la fragilidad de las personas, en el sentido de aquellas que han
sufrido grandes frustraciones que han lesionado su Yo, debilitado y
distorsionado sus posibilidades de un normal funcionamiento. Estas personas
tienen más problemas para aceptar sus limitaciones, su finitud, y así, cuando
tienen que enfrentarse a situaciones que experimentan como terribles,
horrorosas, un recurso defensivo clásico al que apelan es el de refugiarse en
su interior; Y si esta interioridad está muy dañada, lesionada, carente de
objetos buenos internalizados, producto de relaciones parentofiliales
amorosas, que ayuden a encontrar sentido a la vida, es decir que es
desilusionante, su sensibilidad a la oferta externa de substancias mágicas que
les brinden ilusiones aumenta peligrosamente.
Por supuesto que en esta descripción hemos reducido el proceso dinámico, por
razones didácticas, exclusivamente a un tipo de reacción defensiva, ya que
diferentes reacciones psicológicas son utilizadas por el psiquismo ante las
frustraciones, y “la solución ilusoria-drogas”, si se dan ciertas y determinadas
variables sobre las que ya hablaremos, aparece en el “repertorio” de
respuestas posibles, cada vez con mayor frecuencia en el mundo actual. La
sociedad deshumanizada en que vivimos estimula al hombre a maquinizarse
(robotizarse), y los combustibles especiales, léase drogas, se ofrecen como el
vehículo ideal para esta transformación.
En cambio, la vida con esperanzas tiene sus bases fundantes en una buena
infancia, en haber sido reconocido como un otro con vida y derechos propios
desde el comienzo de la vida. Luego retomaré este punto.
El hombre siempre ha intentado escapar a su destino, trascender, y para ello
recurre a su fantasía, a su capacidad de invención par encontrar algo que le dé
mayor signifado que “el fatalmente asignado por el determinismo biológico”.
Este algo puede ser entonces una religión, una filosofía, o también una
conducta adictiva o una franca drogadicción: “los paraísos artificiales”.
FACTORES QUE INFLUYEN EN EL DESARROLLO DE UNA
DROGADICCIÓN
¿Cuál es el origen de la drogadicción? Deberán perdonarme que pueda llegar a
simplificaciones demasiado grandes, como en este caso, pues en una primera
aproximación mi respuesta es: la falta de amor, el abandono y las
consecuencias psicológicas correspondientes. Luego veremos otros factores
que influyen y los analizaremos con mayor detalle.
Volviendo a la falta de amor, el hombre, al nacer y durante una cantidad de
tiempo importante, necesita dedicación, atención y cuidados amorosos para
poder desarrollarse e integrarse adecuadamente. Cuando esta condición falla,
vemos entonces aparecer con gran frecuencia los trastornos de la personalidad
y también las adicciones. Esto nos lleva a analizar con detenimiento algunos
elementos que considero importantes para explicar el desarrollo de una
adicción.
a) Factores constitucionales. Estudiosos de la Psicología infantil, como Melanie
Klein y otros, consideran que hay niños que nacen con características de
origen constitucional diferentes. Estas postulaciones surgen de la investigación
psicológica, independientemente de los hallazgos que nos brinda la ciencia que
estudia la genética.
Yo estoy completamente de acuerdo con esto. Por ejemplo hay niños que
nacen con una menor capacidad para tolerar la ansiedad, que son más
impulsivos y que tienen características diferentes a otros niños. Aun cuando
hoy día sabemos poco sobre el tema, estamos investigando las bases
neuroquímicas de la conducta, y así es posible saber, por ejemplo, que el feto
responde con alteraciones del ritmo cardíaco, succión del dedo y movimientos
a situaciones de estrés de la madre, tal vez a través de un mensaje
predominante noradrenérgico.
Podemos suponer entonces que a través de mensajes que podríamos calificar
de “neuroquímicos” se va plasmando una pauta de respuestas conductuales en
germen, que después del nacimiento se expresaran en diferencias de
respuestas psicológicas entre un niño y otro frente a la ansiedad, el miedo, la
frustración, la rabia, etc.
Tampoco podemos olvidar que la ingesta de ciertas sustancias por la madre,
como alcohol, psicofármacos, tabaco y otros, también van a ejercer su efecto
sobre la evolución y estructuración biopsicológica del feto-futuro-hombre.
b) Relaciones objetales tempranas: constancia objetal. Si al nacer un niño su
madre está bien sustentada, por su pareja y por condiciones ambientales
adecuadas, es más posible que pueda ser atendido por ella como otro. En est
fase y durante los primeros años el niño necesita dedicación, amor y cuidados
que le permitirán desarrollarse e ir fortaleciendo su Yo. En la medida en que
han recibido mejorar calidad de amor, respeto por el mismo y un buen concepto
de limitantes entre uno y otro, ya desarrollado dentro de él la génesis de una
conducta madura. Desde mi punto de vista, así se genera la capacidad de vivir
en democracia. Todo esto se logrará si las primeras relaciones del niño con su
madre son adecuadas y si el objeto primario, la madre, permanece constante y
disponible, por lo menos durante los primeros meses de vida. Lo que llamo
microabandono o macroabandono, es decir, el alejamiento de la madre o la
incapacidad de dar todo este sustento al niño, va a provocar alteraciones de las
relaciones objetales tempranas y, por lo tanto, dificultará el logro del desarrollo
de un Yo maduro posteriormente, lo que predispondrá a la aparición de una
adicción, si se cumplen además otras circunstancias, porque este factor recién
expuesto no es específico como base predisponente.
c) Depresión materna. Existe un micro o macroabandono del cuidado del niño
en los casos de depresión materna. Normalmente, frente al nacimiento de un
hijo las madres tienen reacciones depresivas. El parto y el período de postparto
es una etapa de cambios muy importantes para la mujer. Se pierde una
situación de vida y se pasa otra. Hay madres que presentan depresiones muy
serias, y la persona depresiva es alguien siempre hambrienta de estima. Es
una persona que regula su autoestima y la mantiene a través de la estima que
obtiene de los otros. En esta situación, entonces la madre atenderá
posesivamente a su hijo, no porque este la necesita, sino principalmente
porque ella lo necesita a él, o si no directamente lo abandona. Este es un
proceso que se desarrolla y se extiende en el tiempo, y a través del cual esta
mamá permanentemente usa al niño para ella misma, venciendo los límites del
niño para acomodarlo a sus necesidades. Este tipo de relación en forma
enmascarada es también abandonante, aunque parezca lo contrario. Se
produce, en definitiva, una simbiosis que no se va a resolver en la forma
normal, a través de los procesos de separación-individuación descritos por
Margaret Mahler. Aquí vemos un ejemplo contrario a aquellos consejos del
poeta árabe Khalil Gibran cuando dice estas sabias palabras: “…los hijos son
hijos de la vida…”
Siempre me resultaron insuficientes las explicaciones realizadas en un código
verbal para describir procesos de interacción humana tan complejos, pero
espero que ustedes puedan aceptar estos limitados ejemplos, como intentos
didácticos de transmisión de información. Me quiero referir a que esta evolución
patogenética de una drogadicción es más compleja que las breves vicisitudes
de abandono recién mencionadas. Las técnicas de acción para llegar al otro,
en vez de las verbalizaciones, las invasiones del territorio del otro y su
manipulación permanente, los modelos tóxicos, los dobles mensajes
inductores, las mentiras, etc. Van configurando un cuadro muy particular que
iré describiendo poco a poco.
d) Relación con la figura paterna. La figura paterna es un factor clave para la
aparición o no de una drogadicción. Aunque su papel en los primeros
momentos de la vida no es tan capital como el de la madre, al dar estabilidad al
hogar y vínculo entre la madre y el hijo, va generando las condiciones más
adecuadas para que el buen desarrollo del niño sé efectúe adecuadamente. En
la historia de la evolución de un futuro drogadicto, la figura paterna no es capaz
de sostener las dificultades de su esposa y por otro lado no reacciona frente a
la simbiosis madre-hijo para evitar así hacerse cargo de las necesidades y
exigencias de su esposa y/o del hijo.
Lo que constituía una díada de explotación (madre-hijo) se han transformado
en una tríada de explotación, al utilizarse al hijo para que la pareja subsista. Es
como si el marido dijera: “Mujer, ahí tienes un hijo para entretenerte, así que no
me fastidies, y yo haré la vista gorda de toda la explotación que hagas de él.”
A través de este “pacto perverso” se instala el modelo que denomino “hacer la
vista gorda”, algo así como la tendencia a ser un explotador-explotado. En
otras palabras, incorporará una ideología de vida donde una parte de su Yo
hará “la vista gorda” a las actuaciones de la otra, en especial en todo lo que
respecta a las actuaciones adictivas. Les recuerdo mi frase preferida: “Nadie es
original en su patología”.
Su posición de padre ausente, o presente-ausente, de poseer pene pero no
falo, en términos lacanianos, no significa que no pertenezca a este conjunto
simbiótico, que recién calificamos como explotadores. Ya veremos en los
procesos de los tratamientos cómo se niega o sabotea sistemáticamente
cualquier decisión del equipo terapéutico de producir un corte en el “cordón
umbilical psicológico” (que a veces caricaturescamente denominamos “cable
coaxil umbilical”) que existe entre el adicto y su madre, porque su estabilidad
también está sustentada por el mismo juego.
En este momento suelen plantear un ya clásico dilema, para nuestra
experiencia, en términos de que él, el padre, tiene que tomar una decisión “
entre él (puede ser ella) o yo”, o “entre él (puede ser ella) o su madre”. Estos
son los momentos claves del proceso terapéutico, pues si no logramos
modificar el destino trágico de esta encrucijada, se pone en acción lo que he
denominado “el pacto criminoso”.
e) Invasión de los límites del otro. En el tipo de relaciones descritas más arriba,
nadie es otro como otro, sino que está al servicio del otro. Hay una permanente
invasión de los límites y se establecen relaciones de tipo narcisista
caracterizados por la manipulación.
Hay además un permanente uso de la negación, por lo que no se perciben, o
más bien se niegan, los conflictos que existen en la familia, pues “se piensan
unos a otros”, y no conocen el valor del preguntarle al otro qué le pasa. Este
concepto es de gran valor en los procesos terapéuticos (tanto individuales,
grupales y familiares) para trabajar permanentemente sobre esta forma de
relacionarse.

IMPORTANCIA DEL CUERPO Y NEGACIÓN DEL MISMO EN EL ADICTO.


NEGACIÓN DE LA FINITUD.
Me gustaría ahora retomar una idea planteada al comienzo y que tiene que ver
con el vínculo que tiene el adicto con su cuerpo. Esta relación me parece muy
importante, y creo que es necesaria recordarla constantemente. Decíamos que
el cuerpo marca nuestro destino, nuestra condición biológica. El adicto niega
esta circunstancia, hace “la vista gorda”. Siente odio hacia su cuerpo, ya que
este por su finitud le impide vivir la ilusión de grandiosidad que busca. Ahora
bien, el adicto vive una paradoja trágica. Como todo ser humano necesita y
busca un límite para poder integrarse al resto de la humanidad, pero cuando lo
encuentra se desespera, porque este límite le marca su finitud. En
consecuencia, intenta sobrepasarlo, atacándolo y buscando una grandiosidad
que no puede ser satisfecha, y al encontrar un nuevo límite ante la intolerancia
de su cuerpo al tóxico, reaparece nuevamente la condición de finitud. Así, esto
se repite una y otra vez, hasta llegar a la sobredosis, que representa la
posibilidad de marcar un límite que detenga el ciclo, pero que no resulta
suficientemente eficiente, hasta que se llega el límite máximo que es la muerte.
Esta negación del cuerpo y su finitud se complementa con el sentimiento que
tiene el adicto a tener un Yo demasiado frágil, que ha sido invadido y explotado
desde pequeño sin respeto a sus límites. Cuando encara su vida no tiene
fuerzas para enfrentar los límites de la realidad externa, y entonces recurre a
las drogas que operan como una fuerza extra que le ofrece la ilusión de poder
vivir una existencia con una menor vulnerabilidad que la que realmente tiene.

CONSTELACIÓN Y PERSONALIDAD PREADICTIVA.


Decíamos que no hay trastorno de personalidad o condición psicológica
específica en la base de las adicciones. Pero lo que quiero plantear aquí es la
existencia de algunas características que pueden configurar lo que llamo una
“constelación preadictiva”.
“Nadie es original en su patología.” En el adicto hay que buscar los modelos
familiares que complementan los factores predisponentes al desarrollo de esta
enfermedad.
Estas familias, como lo plantea Gerald Davidson, director del Elan, un centro de
tratamiento para adictos, en los Estados Unidos, son “psicotóxicas”.
A través de mensajes verbales y no verbales la familia se encarga de mostrar
al niño una serie de conductas adictivas que tienen que ver con el uso abusivo
de medicamentos, en especial psicofármacos, tabaco, café, alcohol, trabajo,
comida, etc. Con estas conductas está dando un mensaje de cómo enfrentar
las vicisitudes de la vida, en este caso, “psicotóxicamente”, lo que unido a las
otras condiciones expuestas va a generar la adicción futura. Muchas veces
estos “mensajes familiares” tienen la modalidad de dobles mensajes típicos,
que expresados en una frase podrían traducirse en términos de: “Haz lo que yo
digo, pero no lo que yo hago”. Los padres abusan, pero enseñan que esto no
se debe hacer. Esta modalidad es inductora por excelencia de las conductas
adictivas de los hijos.
Ahora bien, mucha gente, adultos y adolescentes, usan o experimentan alguna
vez con drogas, sin embargo no se convierten en adictos. Los que se
transforman en drogadictos serán los que tiene una “constelación preadictiva”,
posición que difundo y sostengo permanentemente en todos los eventos
científicos sobre el tema.
El uso indiscriminado de medicamentos, no sólo psicofármacos, sino
antibióticos, analgésicos y otros, el uso del tabaco en forma compulsiva frente a
cualquier ansiedad, el uso de alcohol o de comidas frente a la ansiedad, o el
comprar, trabajar o hacer cosas en forma impulsiva para calmar la angustia van
construyendo, en el hijo, un modelo donde el pensar, esperar y controlar los
impulsos no existe; en cambio, la acción tóxica (consumo de drogas) sustituyen
el pensar. Así se genera una personalidad preadictiva que al juntarse con la
droga pasa a la categoría de adicta.
En estos conceptos se fundamentan nuestras técnicas terapéuticas, pues
debemos ayudar a los jóvenes a hacer una reeducación o a educar, a saber
esperar, a escuchar al otro, en especial cuando requerimos su opinión, o
cuando corresponde tenerla en cuenta, etc.
En otras palabras, en estos grupos familiares o equivalentes no se aprende el
control de impulsos porque no existe nadie que lo enseñe. No hay modelos
coherentes de reflexión, de espera. El adicto está siempre pidiendo, es decir
buscando la gratificación inmediata, pues no aprendió a mediatizar el impulso
con el pensamiento. Es un ser crónicamente “hambriento”.
Por estas características es que ya a principios de siglo Freíd planteó la
importancia de fijaciones orales en la dinámica de la adicción, y en esta fijación
se fundamentó la clásica descripción de la existencia, en la personalidad del
adicto, de un Yo débil, incapaz de tolerar las frustraciones.
En cambio, desde un punto de vista interaccional, esta postulación está basada
en la introyección de estos modelos familiares, es decir que es una descripción
relacional.
Algo más: estos grupos familiares o equivalentes, “psicotóxicos”, pueden
ofrecer, haciendo un artificio por razones didácticas, modelos simbióticos o
cismáticos. En ambos predomina la rigidez en los roles, separados en el
cismático y mantenidos juntos por “encolamiento” en los simbióticos como
fundamento para la subsistencia del vínculo parental. Estos conceptos nos
explican la falta de repertorio de recursos psicológicos que en un futuro
presentarán los adictos para enfrentar las dificultades de la vida.
Dentro de la constelación y personalidad preadictiva debemos reiterar aquellos
factores de índole sociocultural que inducen el desarrollo de las adicciones.
En muchos países latinoamericanos como Argentina, Chile, Brasil, Venezuela,
México, y en casi todos los países desarrollados o en proceso acelerado de
desarrollo, existen modelos altamente adictivos como por ejemplo nuestra
cultura alcohólica y tabáquica. Hay una especie de complicidad de toda la
sociedad que favorece el desarrollo de un ambiente intensamente alcoholizado,
que a su vez favorecerá la adicción. Es frecuente observar en muchos países
conductas como el beber alcohol reiteradamente en dosis pequeñas a lo largo
del día, como ocurre en España o Venezuela, lo que significa además de otros
males, un ejemplo negativo para las generaciones más jóvenes. Yo planteo la
pregunta: ¿Cómo vamos a dar clases a los niños sobre estos temas si no los
acompañamos con otro tipo de ejemplos?, con el agravante de que estos
modelos están potenciados por la idealización de estas conductas a través de
las poesías, las canciones, propagandas, películas, videos, etc. El que hoy se
usen otros productos como son los inhalantes por los grupos de clases bajas,
en especial los niños y jóvenes más expuestos al abandono, no es más que un
cambio en la sustancia adictiva, pero continuando siempre dentro del mismo
modelo.
Una campaña de prevención primaria contra las drogas debería partir
primeramente por la prevención del alcoholismo, el tabaquismo y las
adicciones recetadas.

ADOLESCENCIA Y DROGADICCIÓN
Evidentemente la adolescencia es la etapa más susceptible para desarrollar
una drogadicción, pues es el período de resolución del proceso simbiótico. Por
tal razón, Masterson la llamó “la segunda etapa de separación-individuación”,
siguiendo la nomenclatura de M. Mahler. Es la etapa de la separación del grupo
familiar, del duelo por la exogamia y del enfrentamiento con el mundo externo.
Si el adolescente tiene un Yo débil, producto de todos los factores expuestos
anteriormente, entonces va a necesitar una fuerza extra para cumplir con este
desafío, y si tanto la familia como la sociedad le muestran que las “drogas” son
el equivalente de “la espinaca para popeye”, es decir, el “combustible”
adecuado para enfrentar las exigencias de la vida, él podrá poner en marcha la
“experiencia tóxica”. En la sociedad actual los factores inductores son
numerosos y reiterados a lo largo de las 24 horas de cada día, y cuando
encuentran terreno propicio fructifican con gran facilidad. Una de las patologías
más susceptibles de ser vulnerable es la de los trastornos de la personalidad;
en especial los casos de personalidad borderline o fronteriza, porque son seres
deficitarios en su personificación. En psicopatología se les considera como
detenciones en el proceso de desarrollo.
En síntesiss, si nos colocamos ante las realidades que debe enfrentar el
adolescente de esta época, y si le sumamos la ya de por sí estresante tarea de
asimilar los cambios propios de de su crecimiento, tanto corporales como
psicosociales, se hace aún más claro comprender por que los consideramos
una población de alto riesgo.

TRATAMIENTO
Existen diferentes programas de tratamiento para pacientes adictos, pero
ninguno tiene una validez universal.
Cada institución debe diseñar sus propios modelos de abordaje, y en
consecuencia trataré de desarrollar el programa que diseñé para nuestro
contexto de trabajo en la actualidad, en la Clínica Psiquiátrica Guadalupe de
Buenos Aires.
Nosotros tratamos inclusive a aquellos que no se consideran a sí mismos como
enfermos, ya sea porque son menores y contamos con el aval de los padres, o
por orden de los padres, o por orden de las autoridades judiciales cuando son
mayores de edad.
Mi postura personal es que independientemente de su decisión voluntaria, el
adicto debe ser tratado, pues él es un “esclavo”(como lo indica el estudio
etimológico de esta palabra) que niega su esclavitud y además cree que es
libre, pues desconoce y/o niega el libreto que contiene el argumento inductor
de su actitud psicótica y suicida.
Toda adicción es una psicosis y una enfermedad suicida a corto o largo plazo.
Antes de seguir en el tema del tratamiento, quiero aclarar que cuando digo que
toda adicción es una forma de psicosis no me refiero a que el adicto pueda
volverse psicótico o que un psicótico pueda volverse un adicto, lo cual si puede
suceder en realidad, ni tampoco al riesgo de que haya una psicosis tóxica. Me
refiero más bien a que estamos viendo una nueva patología del área del
psicotismo, siguiendo la línea de ideas de José Bleger sobre “la parte psicótica
de la personalidad”.
El adicto es un ser en el cual se ha puesto en actividad la parte psicótica de la
personalidad. La drogadicción tiene un tipo de delirio que puede afectar a un
área parcial o a la totalidad del self de una persona.
El adicto no responde a la prueba de la realidad ni a la de la experiencia, no
tiene conciencia de enfermedad, o la tiene parcialmente o mejor dicho
disociadamente, y vive de acuerdo con el delirio, que se convierte así en su
propia “ideología de vida”, tal como ocurre en el psicótico en su sentido más
clásico. Funciona egosintónicamente con su delirio drogadictivo, y por ello la
internación por norma general debiera ser la primera medida a tomar para
intentar su rehabilitación, pues necesitamos crearle un conflicto, una
egodistonía, y para ello al intentarlo en una institución con un programa
especialmente diseñado para el tratamiento de adictos, y al suprimirle el
consumo de drogas, comenzamos estableciendo el NO, el límite tan ansiado
como odiado, y favorecemos además la emergencia de los estados de
abstinencia. Reiteramos, generamos conflictos para poder empezar a trabajar
terapéuticamente.
Dentro del período de internación, lo fundamental es comenzar a enseñar al
adicto a decir NO. Estos pacientes desconocen el NO. Nunca aprendieron a
decir NO, ya que nadie en su familia pudo enseñarles esto.
El adicto debe aprender leyes, límites que implican decir NO. La familia
también. Todos son transgresores.
En nuestra comunidad terapéutica tenemos tres leyes fundamentales: NO
drogas, NO sexo y NO violencia.
Estas tres leyes están basadas en la necesidad de enseñarles a los pacientes
a controlar los impulsos y la agresividad. En la medida en que ponemos un
freno a la persona a mirar su interioridad, a pensar reflexivamente y a tomar en
cuenta a los otros.
Usamos técnicas de terapia individual, familiar y grupal (grupos de convivencia,
confrontación y reflexión), actividad física (gimnasia dirigida y terapias
corporales), tetro, acompañamiento terapéutico por parte de un equipo
especializado, grupos de recreación, etcétera.
Los grupos de convivencia son grupos terapéuticos, dirigidos con un enfoque
inreccional y dinámico, y constituyen la actividad central de todas las mañanas.
En cambio los grupos de confrontación, que se realizan por las tardes, son el
único lugar en el que se puede expresar la violencia, pero sólo en el nivel
verbal y con la obligación de escuchar al otro y a los otros. Con esta
metodología intentamos enseñar a los pacientes a hablar de sus conflictos en
vez de actuarlos, y a aprender a hacerlo en el lugar y el momento adecuados.
Además deben escuchar a los otros, y a los co-terapeutas, que son los
encargados de regular las re-introyecciones, pues las sesiones suelen ser muy
intensas y requieren de terapeutas hábiles para evitar los acting-out, o sea las
re-proyecciones hacia fuera, que suelen producirse como intentos de evitar el
proceso introyectivo que buscamos forzar, dada la circunstancia de que la
mayor parte de los miembros del grupo son pacientes internados. También
concurren algunos de los ya externados que participan de las actividades del
“Hospital de día”.
He aquí una razón más para avalar nuestro criterio de que la internación
constituye un recurso fundamental en una etapa del tratamientote los pacientes
adictos, que independientemente de su estructura básica presentan en la
mayoría de los casos un predominio de mecanismos paranoides
(identificaciones proyectivas masivas) y de negación omnipotente.
Otra parte complementaria de nuestro tratamiento la constituyen la gimnasia
(cinco veces semanales), las terapias corporales (dos clases semanales), el
teatro (dos clases semanales) y el trabajo de los grupos recreacionales, a
cargo de para profesionales especializados en el tema, que se llevan a cabo
todas las noches después de la cena hasta la medianoche, para completar la
tarea socializante o resocializante para aquellos que perdieron su capacidad
de relacionarse entre gente sin que intervengan el objeto del delirio en común:
la droga. Además, de este ritmo nos facilita nuestra tarea de evitar los
psicofármacos para inducir o mantener el sueño y ayuda a reubicarlos en el
ciclo nictameral.
Existen también las reuniones grupales a cargo de ex-pacientes, que se
realizan varias veces por semana, y que resultan estimulantes por el momento
de nihilismo patético como es el que existe alrededor del tratamiento de
personas drogadictas.
El cuerpo, como lo hemos dicho, es el más grande enemigo del adicto, y hay
que hacerle tomar conciencia del mismo, ya que lo tiene disociado y negado.
Los profesionales que se ocupan de estas tareas son los encargados de
indicar las técnicas a utilizar, informando luego al equipo de los resultados de
sus experiencias, ya sea en la historia clínica compartida, o en las reuniones
de equipo.
Los coordinadores (por norma general son dos por grupo), profesores,
acompañantes terapéuticos, médicos internos, enfermeros, encargados de la
limpieza y directores, todos conformamos un equipo que sigue consignas
prefijadas para el grupo y para cada paciente en particular, a través de varias
reuniones semanales.
Al ser tanta gente la que lleva a cabo la labor terapéutica, se evita la
simbiotización característica de la forma de relacionarse de este tipo de
personalidades, y por lo contrario se favorece la desimbiotización, siguiendo la
metodología que nos enseñó José Bleger, en cuya obra fundamentamos gran
parte de nuestro trabajo clínico.
Damos medicación cuando es estrictamente necesario, según nuestros
criterios, y preferentemente lo hacemos en dosis bajas; salvo el clonazepan, no
utilizamos las benzodiazepinas por los riesgos adictivos que presentan.
Cuando el paciente ya está en condiciones de aceptar trabajar sinceramente
sobre su problemática, a través de todo el trabajo con las técnicas
enumeradas, tiene la posibilidad de ampliar su proceso de reeducación fuera
de la institución y se lo autoriza a salir sin acompañantes y posteriormente
incorporarse a hogares sustitutos. Durante las etapas iniciales sale solamente
con acompañamiento, ya sea de su familia o de los acompañantes terapéuticos
de la institución.
Finalmente, un intenso trabajo con la familia nos indicará el momento en que el
adicto puede volver a ella.
El período de tratamiento internado toma como promedio dos a cuatro meses
en dos etapas, y luego hacemos seguimientos grupales, familiares e
individuales, que poco a poco vamos suprimiendo a medida que la evolución
del paciente así lo justifica.
Por regla general diremos que en la parte final sólo resta la psicoterapia
individual de orientación dinámica, que cuando hay condiciones –me refiero a
una adecuada capacidad Yoica en el paciente- poco a poco va tomando la
forma de un proceso psicoanalítico.
En las primeras etapas tanto la psicoterapia individual como todas las otras
terapias a las que me referí anteriormente deben estar centradas en llevarlo a
tomar conciencia de su enfermedad, para así producir una disociación útil en el
Yo del paciente y tener una parte del mismo con la cual trabajar. Recordemos
que “hasta que no se demuestra lo contrario”, todo adicto que acude por sí
mismo al tratamiento lo hace para “perfeccionarse” y no para “curarse” en los
términos que para nosotros significa una verdadera curación.
DROGADICCION: INTERACCION INDIVIDUO- FAMILIA-
SOCIEDAD
Estamos en septiembre de 1987. Ya no es posible aceptar una descripción
fenoménica clínico-psiquiátrica como era tradicional encontrar en los grandes
libros de la psiquiatría, sin incluir lo contextual, en el más amplio sentido de la
palabra, para describir cualquier tema de la psicopatología humana. En nuestro
caso la drogadicción.
Pues bien, las palabras, el medio por excelencia para lograr la transmisión de
nuestras ideas, constituyen un limitado aunque precioso instrumento, que
reduce su poder de comunicación afectiva a pesar de que puede ganar en
consistencia, al tener que transmitidas por escrito. Digo esto porque la palabra
escrita nos da tiempo para pensar, volver una y otra vez sobre el tema, tanto
para el que escribe, mientras lo hace, corno para el lector, que puede así
dialogar mejor con el autor, y muchas otras posibilidades. Pero no está el
expositor presente, con sus modulaciones, movimientos, capacidad de
encantar al otro con la vocalización de sus ideas, escuchar cuestionamientos,
etc. De todas maneras seguimos necesitando escribir, leer y dialogar en todas
las formas, por nuestra conciencia de necesidad del otro, y una conferencia
escrita como la que ustedes me piden me expone a estas reflexiones, a veces
contradictorias, que intento transmitirles y resolver con toda mi pasión por la
comunicación entre los hombres.
Vaya hablarles escribiendo, y voy a hacerla sobre un tema que centra mi
interés como profesional y como hombre de mi tiempo, desde hace muchos
años, tal vez desde las toses de fumador de mi padre, con las consecuentes
promesas de dejar de fumar, en mi primera infancia, y la compulsión a
suministrarme medicinas por parte de mi madre afligida por mis ataques de
asma. Por supuesto que las indicaciones estaban rubricadas por los médicos.
Pero ella las suministraba a su manera. Trataba de salvarme. Muchos años
después comencé a estudiar el tema de las "adicciones recetadas". Mi padre la
dejaba hacer. Un día vinieron siete médicos para atenderme. Creyeron que
podía morir. Luchaban y me enseñaron que hay que hacer todos los esfuerzos
para no morir. He aquí algunas de las raíces de mi vocación.
Muchos años después dedico mi vida a luchar para que seres que buscan la
muerte puedan cambiar su proyecto tanático por otro de vida.
Al introducirme también como objeto de estudio amplio el enfoque contextual e
intento transmitirles mi pasión por la vida, que es mi antídoto ante las
permanentes "ceremonias de la destrucción" que nos acechan por todos lados.
Luego el segundo impacto motivador. Ocurrió en mí época de estudiante de
medicina y fue mi sorpresa y dolor al acceder al tema de las personas que
expresan su tragedia a través del alcohol. Más aún, el alcoholismo como una
problemática psicosocial.
Finalmente, durante mi práctica como psicoanalista de adolescentes, en la
década del 60, con la entrada en el consultorio de las nuevas drogas, además
de las socializadas que ya forman parte del patrimonio cultural de la
humanidad. Las consecuencias del uso abusivo de éstas las habíamos
estudiado en la facultad; en cambio el significado de las nuevas constituía un
capítulo en blanco para nosotros.
Ahora han pasado más de 25 años, miles de horas de práctica clínica,
docencia, conferencias, clases, congresos, libros, visitas a centros de
tratamiento en otros países, y una sensación muy especial: ¿cómo hablar?, y
más difícil aún, ¿cómo escribir? sobre estos seres, los mutantes, que es como
intento denominarlos, para expresar mejor mis sentimientos ante un adicto a
las drogas.
En cualquier contexto, incluyo todo lo posible en esta palabra: tiempo- sociedad
- familia - política - geografía - historia-economía, etc.; un adicto a las drogas
es alguien que a través de substancias químicas, las drogas, modifica la
percepción interna de su realidad contextual mediante la alteración transitoria o
definitiva del equilibrio neuroquímico cerebral, con consecuencias
autodestructivas y a veces heterodestructivas a corto o largo plazo, que pueden
culminar con su muerte. Es decir que constituye una práctica que tiene un
carácter suicida, reitero, a corto o a largo plazo.
El hombre es el único miembro de la escala animal que no acepta su destino
biológico: nacer-crecer-reproducirse y morir. Este ciclo así, tal como está,
igualitariamente planteado, a pesar de las múltiples variables que registramos
no nos gusta. Nuestra finitud nos resulta insoportable.
Somos los máximos ejemplares de la creación. Podemos pensar. Dios nos hizo
a su imagen y semejanza. ¿Por qué morir entonces?
Buscamos todas las formas de trasponer los límites de la finitud, tanto más
cuanto más débiles somos. Los psicóticos se crean mundos alucinatorios y
delirantes, los adictos buscan "los paraísos artificiales". Para no morir buscan la
muerte, triste paradoja de la vida triste de estos seres. Sigo eligiendo palabras.
Quisiera transmitirles algo que siento y no hallo cómo hacerla plenamente,
simplemente no lo sé, y si agregara el video, el cine, la música, etc. también
serían insuficientes. Siempre me pregunté y me lo pregunto cada día de mi
vida: ¿Por qué estos seres no aman la vida? Hace algunos meses, frente a la
Catedral de Quito, miraba con mis hijos a un indiecito de unos 18 años, muy
chiquito de cuerpo, jorobado y sin brazos. Con sus piecitos escribía, dibujaba,
recibía limosnas, cortaba frutas, pelaba con una navaja colocada entre los
dedos de sus pies papas pequeñas, con tal perfección que apenas raspaba las
cáscaras. Transmitía su adhesión a la vida. Era conmovedor.
He conocido jóvenes inteligentísimos, hermosos, cultos, con acceso a todo tipo
de recursos socio- político- económicos, que se hicieron drogadictos y se
destruyeron a pesar de nuestros esfuerzos terapéuticos por transmitirles amor
a la vida.
¡Qué difícil tarea la de dar un sentido racional a tanta irracionalidad! O, en otras
palabras, tratar de encontrar una explicación que nos ayude en nuestra tarea
de intentar revertir el proyecto de muerte del drogadicto en un proyecto de vida.

Mis conclusiones
1) No todo el que experimenta con drogas se hace adicto. Existen bases
predisponentes: individuales, familiares y sociales que condicionan la
posibilidad de una adicción.
2) La adicción es una de las formas en que puede exteriorizarse la actividad de
la parte psicótica de la personalidad, y se puede encontrar funcionando en
cualquier estructura psicopatológica. Por lo tanto, desde este enfoque teórico
debe considerársela como una forma de psicosis, que se acompaña de un
delirio crónico sistematizado que, tal como todos los delirios, no responde a la
prueba de la realidad ni de la experiencia y no se revierte a través de las
explicaciones lógicas; la persona no tiene conciencia de enfermedad o la tiene
disociada (agregado del autor) y vive de acuerdo con esta ideología delirante.
3) Toda adicción constituye una vía regia hacia la muerte, es decir una práctica
suicida a corto o largo plazo, dependiendo de una amplia serie de variables.
4) A partir de estas conclusiones surgen nuevos caminos terapéuticos y un
material significativo para el diseño de programas de prevención primaria que
no serán tratados en esta conferencia.

Breve desarrollo de esta línea de ideas acerca de la adicción como enfermedad


psicosocial.

La sociedad inductora. Siendo el fenómeno de la droga un recurso que


acompaña al hombre a lo largo de toda la historia de la cultura, al estudiarla
debemos colocamos, como lo señalamos al principio de esta conferencia, en
una posición que contemple el contexto como un elemento central para el
entendimiento de cada ser o de cada sociedad a la que pretendemos estudiar,
es decir entender. Pues estudiar sin la actitud de entender, de comprender al
otro a mi modo de ver carece de interés.
Estamos en una época que en muchos aspectos se ha vuelto deshumanizada.
Es decir que los propios hombres estamos generando un medio ambiente que
nos obliga a mutar, hasta llegar a niveles casi deshumanizados, cuando no
infrahumanos. Una evidencia de esto es que para las principales potencias de
la tierra el summum de las posibilidades que nos pudo ofrecer la ciencia, en
estos últimos años, se simboliza en el descubrimiento y producción de la
bomba de neutrones denominada crudamente: "sólo-mata-gente". Es decir, una
bomba que destruye completamente la biología pero que "felizmente" deja
intactos los objetos inanimados, sean sillones, mesas, tal vez los televisores,
edificios, automóviles, tanques, ametralladoras, aviones supersónicos, etc. Este
tremendo mensaje no carece de consecuencias abrumadoras para los seres
humanos, pues concretiza una ideología tanática e inductora de la
drogadicción, perversiones, suicidios, etc. al decirnos: La vida no vale nada.
Esto se complementa con la destrucción de los bosques, lagos, ríos y mares,
con la consecuente desaparición de las especies animales y vegetales que
vivían en esos ambientes naturales, a través de las prácticas poluidoras y
contar minado ras en función de los intereses económico-políticos; al servicio
de la lucha por el "poder", tal vez la más grave e incurable, hasta el momento,
de las adicciones humanas.
Esta "locura" ahora se extiende al espacio, al que además de "basurero" de los
desechos atómicos, lo estamos habilitando como un "estudio grandioso" para la
"guerra de las galaxias". Sólo anuncio la preocupación que comparten los
científicos del mundo acerca de la disminución de la capa protectora de ozono,
debido a factores contaminadores producidos por la tecnología moderna que se
está agravando paulatinamente con consecuencias nefastas para la vida en la
tierra.
Reitero, todos estos mensajes no carecen de consecuencias abrumadoras para
los seres humanos. Los grandes bloques políticos que rigen la humanidad
están embarcados en una lucha por el poder, que tiene las características de
una escalada simétrica, es decir de un camino de interacciones que sin
realimentación positiva se convierte en un círculo vicioso que se continúa hasta
el infinito, en base a la hipótesis teórica de armarse para la paz. O sea, en una
trágica paradoja, pero con armas atómicas. Lo cual nos coloca ante los riesgos,
excesivamente reales y posibles, de una hecatombe nuclear. Recordemos
aquella película norteamericana que golpeó la conciencia del mundo con su
mensaje escalofriante, al ser proyectada en televisión: El día después (The Day
After).
"Estamos sentados sobre un arsenal atómico", "la vida pende de un hilo", "la
vida no vale nada", etc. son frases- sentencias que nos acompañan
diariamente, y a través de múltiples manifestaciones.
Las utopías felices ya no surgen más en los literatos de nuestra época, y toda
la futurología está cargada de significados apocalípticos. Esto adquiere un
significado especialmente preocupante, cuando además resulta el argumento
central de casi todas las historietas que los niños ven por televisión, varias
horas por día.
Las religiones ya no son eficaces para contrarrestar tanto negativismo, y los
"drogadictos", "punks" y otros grupos nihilistas crecen cuali y cuantitativamente.
Los accidentes, de Three Mile Island y de Chernobyl son ejemplos demasiado
contundentes para que requieran más comentarios.
Si ustedes me están siguiendo, podrán ver que los mensajes contradictorios
que constituyen desde los trabajos de Bateson, sobre la comunicación humana
una hipótesis genética de los trastornos psicopatológicos- planteados por este
tipo de inducciones a la no vida constituyen modelos sociales verdaderamente
patéticos. Es decir, "dobles mensajes sociales" o macroscópicos.
George Devereaux, en sus estudios sobre "etnopsiquiatría psicoanalítica",
muestra cómo cada sociedad nos enseña las modalidades correctas e
incorrectas de conducta que podemos adoptar. Y mi lema predilecto, producto
de tantos años de experiencias clínicas, es el de "nadie es original en su
patología. Por lo tanto, la sociedad y la microsociedad-familia, o sus
equivalentes en los inmensos grupos de la población del mundo que carecen
de familias, según los modelos tradicionales, como ocurre en los rancheríos,
tavelas, poblaciones cayampas, pueblos marginales, villas miseria, slums, etc.,
son los medios de cultivo de los cuales nos nutrimos para aprender a ser lo que
somos.
En consecuencia, nos vemos obligados a aceptar como necesario dentro de
este proceso de robotización o maquinización creciente que los combustibles
especiales -o sea las drogas- ríos resulten imprescindibles para sobrevivir.
Todo tipo de propaganda directa sobre los "combustibles" legalizados: alcohol,
tabaco, benzodiazepinas, etc. y todo tipo de propaganda indirecta o tramposa
sobre los "combustibles" ilegales: marihuana, cocaína, etc. podemos encontrar
diariamente en la televisión. Reitero, inclusive en los programas para niños y en
las transmisiones de acontecimientos deportivos.
Los mutantes, o sea los drogadictos, son "chivos emisarios" de este proceso
cultural, y los significados socio-político-económicos que tiene esta
problemática del ser humano se han puesto de moda. Inclusive el narcotráfico
ha adquirido otras "dimensiones", y el oficio de narcotraficante ha pasado a ser
un recurso nuevo en el campo de trabajo. Para los grandes banqueros y
financistas de la mafia existe un aparato de propaganda y. de protección que
los vuelve invulnerables y hasta admirables en un mundo donde la riqueza es
fuente de poder. Luego me ex tenderé más sobre este tema.
Siguiendo la línea de entendimiento del hombre que nos aportó el psicoanálisis
como cuerpo de ideas, podemos darnos cuenta de que los estados más
precarios del desenvolvimiento humano, es decir, todos aquellos que entran en
el área de la patología narcisista: borderlines o fronterizos, o perversiones
psicopatías, etc., se han vuelto lo normal en esta época.
Esto se debe a que las condiciones que requiere el ser humano para
desarrollarse íntegramente y con una consistencia yoica que le permita
enfrentar la vida con capacidad para reconocer los límites de sí mismo y del
otro con amor, con tiempo para el amor, con tiempo, espacio y condiciones
para asimilar identificaciones maduras, se han vuelto una especie de lujo
imposible o casi imposible de alcanzar para la mayor parte de los seres
humanos.
En consecuencia, en un mundo sin proyectos sociopolíticos estimulantes para
la vida, donde reina el armamentismo nuclear y los "paraísos artificiales",
encuentran un caldo de cultivo excepcionalmente fértil, especialmente entre los
grupos de alto riesgo, como son los jóvenes y los niños, que pasan a constituir
una "numerosísima clientela" a quienes se dirige una siniestra propaganda
hecha con todos los recursos que la tecnología moderna puede proveer. No
olvidemos que los jóvenes necesitan ilusiones, y el nihilismo imperante en el
mundo adulto es prácticamente insoportable para quien tiene toda la vida por
delante.
Este tipo de saltos dentro de la temática que ustedes van a ir encontrando en
mi exposición son el resultado de una posición ideológica profundamente
humanista. En esta formulación incluyo amor por la biología y la naturaleza,
que me lleva a tratar de entender lo que nos pasa, independientemente de
cualquier fanatismo o adhesión a una teoría única, ya que como señalé en el
principio de esta conferencia tenemos que comunicarnos con palabras, y las
palabras jamás nos permitirán decir todo lo que sabemos, sentimos y nos pasa
a los seres humanos. Hasta puedo llegar a las extrapolaciones metodológicas
tan censuradas dentro del campo de la ortodoxia cien tífica. Espero que
comprendan mi intencionalidad.
Aquí caben algunas reflexiones que tienen el valor de pequeñas ilustraciones
acerca de una sociedad que en todos sus ámbitos, O por lo menos en una
magnitud absolutamente abrumadora, ha tergiversado los valores del
humanismo.
Vamos a centrarnos en lo que nos atañe a nosotros, miembros de la sociedad
occidental, porque nos preocupa nuestra situación e intentamos conocerla
mejor, por ser el área del mundo en que nos toca vivir. Esta disociación basada
en razones didácticas no implica desconocimiento ni desinterés por lo que
ocurre en el otro lado del mundo, con el que inevitablemente estamos en
permanente interacción, ya que inclusive aprovecha esta vulnerabilidad para
suministrar drogas por todas las vías posibles para minar las bases de la
sociedad occidental. Esto se vio con toda claridad durante la guerra de
Vietnam, y actualmente existen evidencias concretas, como por ejemplo la
reciente detención de un barco procedente de los países de la cortina de hierro
en el puerto de Rotterdam, en Holanda, en el cual se encontró un "insólito"
cargamento de heroína muy pura.
Por lo tanto, sostengo que habiendo conocido el hombre a la droga como una
posibilidad de escapar o enmascarar su debilidad a través del mundo de la
ilusión, ha sido usada con esta finalidad y también por individuos y grupos
sociales con finalidades sociopolíticas desde tiempos muy remotos".
Actualmente, el mundo -estoy hablando de 1987, y reitero que hablo sobre el
mundo occidental- está dominado por un armamentismo y una estructura
socioeconómica predominantemente centrada en estos objetivos, en
detrimento de las otras necesidades de los seres vivos. Para lo cual se .ha
vuelto necesario sedar, por usar una palabra bastante gráfica en sí misma, a
enormes masas de necesitados que quedan rezagados por este tipo de
política, y fundamentalmente a los jóvenes y a aquellos otros seres humanos
que forman parte de la "inteligencia" del mundo, porque son los que cuestionan
y tienen como únicas armas de lucha las palabras escritas, habladas o
transformadas en imágenes a través de cine, la televisión, el video, etc.
Yo no puedo decirles que una serie de señores se ha sentado a pensar cómo
sedar a los otros y que conforman una especie de complot mundial contra el
ser humano, porque tampoco lo pienso así. Creo que esto es el producto de
una interacción de experiencias que se han ido dando a través de la historia. La
conquista de China se hizo con el opio, la mayor conquista de Oeste se hizo
con el alcohol, la conquista de la mayor parte de los países subdesarrollados
sigue haciéndose con el alcohol y la pobreza, que ayuda a la destrucción de los
hombres en sus valores éticos y morales. Todo esto a partir de filosofías
políticas que justifican el esclavismo moderno en función de guerras contra
enemigos tremendos que van él acabar con nuestros valores éticos, religiosos,
políticos, morales, etc.
Siguiendo en esta línea de ideas, intentemos comprender por qué temblaron
los establishment en la década del 60, quince años después de la Segunda
Guerra Mundial.
Fueron años de grandes cambios en todos los aspectos, acompañados de una
explosión demográfica mundial impresionante, que significó multitudes de
jóvenes desarrollándose en todos los niveles. Floreció así el "poder de los
jóvenes", especialmente en los países líderes del mundo como los Estados
Unidos y Francia, y como una consecuencia inevitable las escalas en valores
tradicionales se cuestionaron sin "piedad". Parecía que el mundo iba a cambiar
vertiginosamente, y experiencias de todo tipo y en los más diversos ámbitos
empezaron a surgir con un entusiasmo inigualable.
El arma de la droga surgió inesperadamente como una respuesta alternativa de
control y anulación de este proceso. La represión policial de las protestas
estudiantiles respondía a un modelo más tradicional. Presten atención. En mi
criterio, el uso abusivo de drogas no fue un fenómeno libertario juvenil
espontáneo como parte de la búsqueda de cambios. Fue un instrumento
sutilmente inducido entre los jóvenes por parte de los mencionados
establishment y sus diferentes agentes para "esclavizados".
Las mafias del narcotráfico símbolos de un reaccionarismo político indudable,
entran a jugar un papel político-económico fundamental en esta nueva edición
de la lucha generacional.

Drogadicción es sinónimo de sumisión

Las guerras, en especial la de Vietnam, fue otro de los recursos aprovechados


corno regulador. Recordemos aquella famosa frase que estaba grabada en un
poster que difundieron los hippies en los -Estados Unidos. Decía así: "La
guerra es un magnífico negocio, invierta a su hijo", y otro poster que mostraba
un avión de Pan Am, ya todo color decía: "Pase unas felices vacaciones en
Vietnam".
Con la llegada de la droga a las universidades se acabaron las rebeliones.
Woodstock fue la experiencia masiva más importante que se hizo para probar
el poder demoledor de la droga como sedativo en una multitud de jóvenes: Este
tan maníacamente idealizado festival, en el cual más de 100.000 personas
convivieron escuchando, cantando y bailando rock durante tres días, estuvo
sostenido por un suministro permanente, especialmente de marihuana, la
famosa "chala", "baseado", "Mary Jane", "monte", "yerba", "porro", "pot", etc.
por parte de los "custodios" encargados de la seguridad del mismo.
Recordemos que aquel famoso fascista norteamericano llamado Barry
Goldwater la denominó en noviembre de 1971, al solicitar su legalización, "la
gran pacificadora de las juventudes norteamericanas". Otras drogas como el
LSD y sus tutores encargados de las apologías al drug power condujeron a las
masas de jóvenes "revolucionarios", cual rebaño de ovejas, hacia la
destrucción. El contramensaje era: "Modifiquen su percepción de los
fenómenos, no a los mismos".
Hasta hubo psiquiatras que hicieron una campaña por la "marihuana libre", Sin
comentarios.
Mientras tanto se la utilizó como instrumento político en Chile para aniquilar la
juventud que sostenía a Allende, y como extensión se difundió en todas partes
con significados diferentes, pues para las juventudes de los países opulentos
significa otra cosa que para los jóvenes de los países pobres, para quienes es
una forma de calmar su hambre y su necesidad de vivir un tipo de ilusión que
les permita alcanzar, aunque más no sea de esa forma subjetiva, todo ese
mundo "maravilloso" que diariamente ven en la televisión, el cine, las revistas y
los medios de propaganda de todo tipo, como un ideal de vida que se les
promete y al cual no tienen acceso. He aquí otro doble mensaje patogenético
siniestro.
En esta línea de tergiversación de valores y en esta secuencia de dobles
mensajes, es decir, de mensajes contradictorios, tenemos que los principales
líderes culturales que rigen nuestras sociedades nos hablan de valores ético-
filosóficos-morales-religiosos, y por otro lado vemos que las mafias de
narcotraficantes no son solamente esos delincuentes que nos muestran las
películas, hombres con caras feas, asesinos inescrupulosos, siempre en
acción, etc., sino simpáticos delincuentes, muy queribles, representados por
(dolos del cine con casas fastuosas, coches maravillosos, lindas mujeres, etc.
Sabemos también que tremendas y conocidas multinacionales, según lo
denuncia la Dra. Matea Falca, asesora del presidente Carter en el problema de
drogas, y "bancos" de primera línea en el mundo. etc., forman parte de este
negocio. Una de las empresas multinacionales que más facturan en los
Estados Unidos, entre sus áreas de negocios cuenta con el tráfico de cocaína,
y prestigiosísimos bancos de la más alta legalidad institucional posible se
ocupan del lavado de dólares, producidos por el narcotráfico, con el agravante
de que estos dólares lavados van a parar al Tesoro de los Estados Unidos.
Como esto ya se ha estudiado y denunciado en sucesivas publicaciones, no
entraré en detalles, pero es indudable que con el dinero de la droga se pagan
camparlas políticas, se mantienen gobiernos, se ha llegado a ofrecer, por parte
de los narcotraficantes, tanto en Perú como en Colombia, pagar la deuda
externa de esos países, etc. Sigamos un poco más. Hace seis o siete años,
publicaciones de difusión internacional tales como Life y Newsweek, se referían
¿"ingenuamente"? a la cocaína como una droga recreacional e inocua para la
salud. Es decir, que nos vemos invadidos y/o avasallados por todos lados por
una sociedad que clama por una adaptación a la droga y a la condición de
mutantes como logro al cual debemos llegar y aceptar los seres humanos.
Especialmente los que estamos en el área de la "inteligencia" y cuestionamos
la validez de nuestra escala de valores éticos.
Hoy les estoy hablando aquí en Santander, España, y hace dos años tuve la
oportunidad de dirigirme a un público de políticos y legistas y demás miembros
del grupo Pompidou en el Congreso Europeo sobre Legislación y Drogas que
organizó el gobierno vasco en San Sebastián.
En esa oportunidad, corno hoy, les digo que las políticas de los países
europeos y principalmente la de los Estados Unidos es y ha sido francamente
adaptativa. Lo que sostengo es que no se ha luchado ni se lucha contra la
droga y sus consecuencias nefastas para la humanidad con la energía,
recursos y sabiduría que son necesarios. Me siento algo así como diciendo -y
esto con más razones es también valedero para los países subdesarrollados-
que estamos en una época en la cual no hay un verdadero interés en luchar
contra este problema, especialmente en nuestras áreas del mundo, porque
requiere mucho esfuerzo, dedicación, cuantiosos recursos, tecnología y
fundamentalmente cambios ideológicos profundos. Es decir, en un área en la
cual rige la concepción capitalista que es antiética por esencia.
Al decir estas palabras corro el riesgo de que con toda facilidad me etiqueten
como defensor de la otra área del mundo que es la comunista, que si no es
antiética por esencia lo es por la experiencia: Allí también "se cuecen habas",
pero de otra forma. Pero no es nuestro problema en este momento.
No me aflige que me etiqueten, pero no me encuentro dentro de la defensa del
otro ámbito porque creo que ha caído en muchos de los mismos vicios que los
que motivan mis críticas de hoy.

La familia y el individuo

Esta institución, mediatizadora de la cultura, está en una profunda crisis dentro


de los valores actuales de la sociedad occidental. Tradicionalmente
encontramos una posición de apología fanática de la familia, como podría ser la
que surge de los seguidores de las religiones oficiales. No es esta concepción
la que nos interesa sostener.
Yo defiendo a la familia, ya sea según el modelo tradicional o a través de
estructuras semejantes, como una necesidad real de los seres humanos, que
para nutrirse especialmente en lo afectivo requieren de, una adecuada
constancia en el tiempo y calidad de los objetos de amor parental, porque para
la biopsicología humana lo único imposible de sustituir es el amor, ya que
diferentes tipos de alimentos o de comodidades físicas son posibles de ser
suministrados de diversas formas. Pero la carencia de amor no tiene sustituto.
Y aquí estamos yendo él otro de los factores etibiógicos de la drogadicción. La
falta de amor es una de sus formas más tristes de expresión: el abandono
precoz. Macro o microscópico.
La desestructuración social de la familia, ya sea por divorcios o por razones
económicas, directamente producto de la pobreza y la falta de cultura, son
fenómenos que encontramos en todos los países en proporciones diferentes de
acuerdo a sus condiciones socio-económica-culturales. Pero donde vamos a
encontrar drogadicción es en aquellos medios en los cuales la familia y los
miembros que la componen forman una seudomutualidad. La familia no es una
entelequia, sino un conjunto de seres humanos que establecen tipos de
vínculos especiales, ya que a diferencia de otros grupos entra a jugar en parte
el sexo y la generación de otros seres, es decir, un tipo de experiencias que
hasta hace muy pocos años creíamos intransferibles. Ahora las aventuras
científicas nos demuestran que existen nuevas posibilidades.
En otros trabajos he desarrollado ampliamente la tipología de estas familias,
que no constituye el tema central de esta conferencia. Pero esencialmente
quiero decirles que la familia o sus equivalentes es cogeneradora del fenómeno
adictivo. Donde existen adictos encontramos familias en las cuales, cualquiera
sea la configuración que tengan, está presente la droga o los modelos adictivos
de conductas como técnica de supervivencia por uno o más miembros de este
grupo humano. El modelo adictivo es ofrecido así al ser en desarrollo, con o sin
drogas, ya que el trabajo, la comida, el juego, pueden ser equivalentes por las
modalidades "adictivas" que presentan en esos contextos.
Los que ejercen estas funciones son nuevamente emisores de dobles
mensajes, que sintetizo en el modelo inductor por excelencia: "Haz lo que yo
digo y no lo que yo hago". Nosotros usamos drogas pero ustedes no deben
hacerlo.
Pocos minutos atrás les hablé de la sociedad. Si se detienen a pensar un poco
en el panorama que yernos diariamente, verán que no es un mensaje, sino
cientos de miles que se repiten en todas sus formas y en todas las categorías
lógicas. Como un ejemplo ilustrativo, piensen en los niños y adolescentes
expuestos diariamente, a veces durante horas, al bombardeo de mensajes
tanáticos. Me refiero a las características que tienen los programas que ocupan
los canales de televisión, en especial en los países de Latinoamérica, que se
nutren predominantemente del mercado norteamericano for export .
Volvamos a la familia adictógena. Estas personas que conforman la pareja
parental del adicto parten de un pacto primario que es el de la unidad, a
cualquier costo, generalmente a partir de un encuentro caracterizado por el
deslumbramiento mutuo, que no logran sostener con el paso del tiempo, pero
como deben seguir juntos, integran un sistema que yo llamo encolado o
engomado. En consecuencia, se caracteriza por una rigidez espacial para
poder sostenerse; ya que no admite los "tiras y aflojas" habituales de la vida de
pareja, ni la mutualización que tiene que existir para poder generar un contexto
capaz de una transmisión cultural al hijo o a los hijos en condiciones que
permitan un desarrollo normal. Este encolamiento permite el desarrollo de
vínculos que configuran una seudodemocracia, generalmente sostenido por
drogas y por un conjunto de pactos intermedios que denomino perversos, pues
sus objetivos no son los que se explicitan, sino otros ocultos.
La esposa es una personalidad depresiva en forma manifiesta o enmascarada,
que regula su autoestima en función del otro al que se vincula
narcisísticamente, mostrándose como una receptora ideal y también como una
dadora potencial. El marido, en cambio, por fuertes componentes narcisistas,
se muestra como un dador ideal ocultando sus intensas necesidades
receptoras. El pacto perverso se instala. Cuando surge el desequilibrio, es el
hijo quien debe calmarlos, para que el sistema se equilibre o calibre. De esta
forma se convierte, desde el nacimiento, en la droga de la madre, y aquí surge
el primer microabandono, pues no es atendido por él y en función de sus
necesidades, sino de las de ella, la madre. El marido pasa a cumplir un rol
superficial de padre. "Tiene falo pero no la ley", como dirían nuestros colegas
lacanianos.
En otros términos, hace "la vista gorda" de este vínculo simbiótico
(indiscriminado) que favorece y no interviene para cortar el cordón umbilical
psicológico como debiera, sino que, por el contrario, se aparta con cualquier
racionalización. Por ejemplo, sea rico o pobre, tiene que trabajar mucho. O está
sin estar, si no directamente se va del hogar.
Este juego interaccional puede presentarse rotado en sus personajes, pero
manteniendo las reglas del juego perverso.
Esta es indudablemente una descripción esquemática y sobre ella caben
infinidad de variables, pero siempre están los mencionados pactos, los modelos
adictivos, la falta de límites en estas relaciones simbiótico-narcisistas,
caracterizadas por manipulaciones e invasiones permanentes, una madre
depresiva que muchas veces abandona en forma total al hijo por no poder
sostenerse, un padre débil que simula fortaleza con su pose, etc.
De estas configuraciones surge el clásicamente descripto:
"Yo débil" del adicto, su infinita capacidad para manipular el lenguaje de acción
como instrumento comunicacional, su incapacidad de tolerar la espera por el
riesgo de fracturarse por la ansiedad que no sabe manejar, y su tendencia a
"hacer la vista gorda" sobre sus propias "actuaciones", tal' como lo aprendió en
su familia y/o el contexto más amplio de desenvolvimiento social que constituye
un modelo cultural compartido. La modalidad adaptativa sabio-familiar
constituye la legitimación del "hacer la vista gorda".
Todo esto culmina con el "pacto criminoso" que surge cuando sólo la muerte
puede equilibrar-calibrar el contexto familiar y salvarlo a través del sacrificio de
uno, "el elegido" (léase "paciente identificado", "chivo emisario", "emergente",
"el idiota de la familia", o como se lo decida llamar). He preferido, siguiendo una
sugerencia de Julio Aray, "el elegido", por ser un término que surge de la
mitología, es decir de un lenguaje con valor universal.
Si revisamos la conflictiva edípica a la luz de la teoría del filicidio desarrollada
por Arnaldo Rascovsky, veremos que el drama edípico comienza cuando Laya,
al entender en términos concretos y no simbólicos las profecías del oráculo,
ordena matar a su hijo Edipo, antes de que éste lo mate a él. El encargado de
cumplir esta acción se apiada de la criatura y la entrega a Pólibo y Mérope,
quienes se convierten en los padres amantes que cuidan del niño. Cuando éste
llega a la adolescencia, etapa de la vida donde se logran las condiciones
biológicas capaces de ejecutar "el Edipo" -me refiero a matar al padre y tener
vida sexual con la madre, razones que me llevaron a postular al Edipo
adolescente como la etapa central del proceso edípico y a las descriptas por
Freud y Melanie Klein como ensayos previos al acto magno-, consulta al
oráculo, y otra vez, al entender también él en términos concretos la profecía
que recibe, es decir, al no decodificar el código simbólico, se aleja de sus
padres adoptivos, por amor a dios, para no dañarlos. Luego vienen los sucesos
patológicos que inmortalizaron a la célebre tragedia sofocliana. Se enfrenta con
Layo en una encrucijada de caminos y lo mata; posteriormente desposa a
Yocasta. Finalmente los castigos, la castración, el exilio y la muerte.
Los grupos familiares, adictogenéticos; sean simbióticos o cismáticos (aquellos
que no toleran la cercanía entre sus miembros pues explotan ante los riesgos
de las invasiones y manipulaciones), no son capaces de enfrentar las
vicisitudes de la conflictiva edípica en los niveles simbólicos y la actúan. En
consecuencia, el crimen, o más comúnmente el suicidio, es la resultante trágica
por excelencia cuando las tensiones no encuentran otro nivel de canalización y
amenazan romper la seudomutualidad familiar. Un recurso alternativo es la
separación de los padres. Otro es la instalación de una enfermedad crónica
invalidante en un hijo: la drogadicción.
Como siempre digo, estamos hablando de las tendencias más desagradables a
nuestra conciencia de seres civilizados sin ninguna intención culpogénica.
Intentamos entendernos. Ya Dios enseñó a Moisés la importancia de los NO
para la organización del proceso cultural. La discriminación del otro como un
otro es fundamental para el desarrollo social, y a mi modo de ver constituye la
base de la posibilidad de vivir en democracia. La Biblia, manual que compendia
de manera ejemplar la sabiduría de la cultura popular, así nos lo enseña.
Cuando los desconocemos surgen las otras pulsiones que debieran quedar
ocultadas por la represión, mecanismo de defensa que los sepulta en el
inconsciente para que no perturben nuestro proceso de socialización.
Como consecuencia de estas carencias, el suicidio pasa a ser la resultante
psicótica de una interacción criminosa.
"Ellos la murieron y ella se mató" (anónimo español del siglo XIX).
Así llega el adicto a ejecutarse en función del "pacto criminoso". El, más que un
ser, un otro, es un apéndice al servicio de las necesidades de los que lo
gobiernan, como pueden ser los padres y en otros casos sustitutos o gobiernos
de cualquier tipo de características totalitarias, independientemente del color
ideológico que tengan. Y entonces el adicto, cuando no encuentra espacio para
sí mismo, y sus contradicciones llegan a un límite insoportable, o porque con
sus intentos de lucidez puede conmover las estructuras del sistema en que le
toca vivir, recibe la orden definitiva: "Acaba contigo porque la muerte es la
concretización del placer". Al fin el límite tan evitado cama anhelado: así
pueden renunciar. Se liberan con su condena. Reitero, recordemos que
estamos trabajando en el área psicótica de la personalidad, donde estas
contradicciones constituyen la lógica de la ilógica.
En este momento de la oposición caben algunos conceptos sobre la relación
suicidio-crimen.
Todo suicida es potencialmente un criminal, y esto se puede evidenciar dentro
de la problemática de la drogadicción de diferentes formas:
1) Un adicto por necesidad de la droga puede matar, generalmente para robar
y poder comprada. El robo como recurso egosintónico en los jóvenes de esta
época, así como el uso de la violencia física, constituye un fenómeno que
merece nuestra mayor preocupación.
2) Todo adicto participa directa o indirectamente del negocio criminal del
narcotráfico,
3) Si ingresa como miembro de alguna mafia, tendrá tarde o temprano la
posibilidad de llegar al crimen mayor que es matar activamente a otro u otros
por razones de negocios. Estamos ante la veta psicopática del adicto y en una
época de la historia donde esta modalidad obtiene modelos legitimadores por
todos lados.
La corrupción, la especulación, las estafas, el lavado de narcodólares, las
torturas, etc. y todo lo desarrollado anteriormente así nos lo demuestran. En
este contexto la necesidad que tiene el adicto de “contagiar" a otros aparece
totalmente favorecida. Todo adicto, hasta que no se demuestre lo contrario, es
un inductor al consumo. "Mal de muchos consuelo de tonto", dice un conocido
refrán de la sabiduría popular. Nosotros, desde una óptica psicodinámica,
entendemos esto como una actitud psicopática ante el terror fóbico al vacío-
soledad: psicosis-muerte. Cuanto mayor sea la personalidad psicopática del
adicto, tanto más agudizada será la capacidad que desarrolla para infiltrarse en
el otro, captarle su vulnerabilidad y hacerle habitar "el mal" que podría llegar a
padecer solo. Este accionar tiene el significado de un ataque envidioso, hecho
que se ve más claro cuando el otro es un ex -adicto recuperado.
Esta cadena puede culminar en una nueva ocupación laboral: el narcotráfico.
La gente de mi generación aún lo vive como una tragedia horrorosa. La
sociedad lo va asimilando. Los jóvenes actuales, en una proporción asombrosa
y a la vez alarmante, pues muestra el triunfo de la adaptación, lo miran casi sin
cuestionario. Conocen compañeros o gente que "tranza" (así se llama en la
jerga popular a la "comercialización"). No les resulta distónico. "Es cosa de
ellos", es el comentario habitual. Así se va realimentando negativamente el
círculo vicioso de "la violencia", constituyendo otra "ceremonia de la
destrucción" dentro de la cultura actual.
Poco es lo que debo agregar a lo que tantas veces he señalado, siguiendo a
Herbert Rosenfeld y otros, de que el placer de la droga es un "placer espurio"
porque no puede ofrecer más que transitoriamente situaciones de placer que
van cediendo lugar a una profunda destructividad.
Las clásicas apologías de la droga, sosteniendo que permiten vivir otro tipo de
sensaciones, carecen de significado si hablamos en su contexto total, pues con
la misma consistencia podríamos decir que ir cortándose los genitales de a
poco nos ofrece la posibilidad de explorar "increíbles" sensaciones, apretarnos
los dedos en una morsa de carpintero nos coloca ante otra calidad de
experiencias dolorosas y cualquier tipo de martirologio nos la ofrece también,
Pero hay que mirar los fenómenos en su contexto total, con sus consecuencias
y en lo que pueden aportar para la vida humana y no disociada como lo hacen
los adictos.
La droga a lo largo de la historia nos ha legado predominantemente
destrucción, y más especialmente en esta época y en este contexto socio-
político-económico, que no tiene nada que ver con las ceremonias que
realizaban los aztecas, incas u otro tipo de culturas indígenas con las que se
les suelen comparar con una intencionalidad psicopática, inductora del
consumo, pues las motivaciones por las cuales las drogas eran utilizadas en
esas culturas tienen significados muy diferentes a los que se les atribuyen en la
actualidad.
En aquellos tiempos existían otras condiciones que no pueden ser analizadas
ni comparadas con las prácticas actuales, como por ejemplo las de esos
individuos que recurren a inyectarse cocaína o heroína y además se introducen
el virus del SIDA en su interior, terminando en una destrucción total de su
personalidad y la de los otros a: quienes contagian en un lastimoso espectáculo
de debilidad humana.
Antes de seguir adelante, considero útil incluir algunos conceptos sobre la
"regresión a los objetos tóxicos", pues significan un complemento importante a
las postulaciones desarrolladas a lo largo de esta presentación.

La regresión a los objetos químico- tóxicos

Tomando el concepto dinámico de la regresión psicológica, considero que la


postulación de la regresión oral como punto de fijación de las adicciones es
insuficiente para explicar la variedad de fenómenos que se engloban bajo el
título de las adicciones. Si le agregamos la modificación de O. Fenichel de que
se trata de una etapa oral-respiratoria e inclusive los trabajos de R. Savitt sobre
la incorporación venosa (en el caso de los adictos a los narcóticos que se
inyectan) y los desarrollos de A. Rascovsky y colaboradores sobre la etapa
prenatal del desarrollo humano, también nos encontramos con limitaciones
para explicar los fenómenos que estudiamos, y se vuelve necesario
complementarios incluyendo d enfoque relacional que nos aporta la teoría
interaccional.
Siguiendo esta línea de ideas, así como en las psicosis esquizofrénicas
encontramos una regresión a los objetos inanimados ante los peligros y
frustraciones .que ofrecen los vínculos humanos, postulo que en la modalidad
psicótica que constituyen las adicciones ocurre un mecanismo similar, pero el
refugio se establece en el vínculo con objetos químico-tóxicos, también
inanimados.
Por lo tanto, reitero, nos encontramos con un nuevo modelo de regresión, y es
a los objetos químico-tóxicos, con los cuales se establece un vínculo narcisista,
simbiótico e idealizado, en los niveles del psicotismo, donde el adicto no opera
con ellos como símbolos sino que los trata como el objeto en sí mismo, o sea,
ecuaciones simbólicas, exponentes del pensamiento concreto.
Esto lo grafico en lo que denomino el síndrome de Popeye, donde la droga-
pasa a ser "la espinaca", es decir, el objeto idealizado en sí mismo.
Recordemos lo hablado acerca de las características de esta patología como
una forma de activar la parte psicótica de la personalidad.
Estas características recién descriptas nos explican el éxito de; la propaganda
de los cigarrillos, alcohol, psicofármacos -especialmente la que los
especialistas preparan para los médicos, etc.-, pues apelan al área de
pensamiento concreto del sujeto a quien se dirigen. Un ejemplo ilustrativo es
aquel de que tal tipo de cigarrillos "marca su nivel". Otro ejemplo son aquellas
propagandas que apelan al machismo del fumante, pues ese cigarrillo es para
hombres tan rudos como el que aparece haciendo todo tipo de proezas, como
en el caso de la marca Camel, o el ya clásico cowboy de Marlboro. Son los
Popeye de la actualidad.
He desarrollado las bases generales de la línea de ideas en las que he estado
trabajando a lo largo de estos años, y que son el resultado del procesamiento a
través de mi experiencia clínica, de lo estudiado, leído, oído, trabajado,
pensado, etc.
En mi historia como profesional, generalmente he ido desde la praxis a la teoría
por falta de material de apoyo para la posibilidad de un camino inverso.
Recuerden que vengo de la época del 60, donde comienza una nueva historia
de las drogas para la humanidad. Casi no existía bibliografía especializada y
tampoco maestros para enseñarnos. Debimos crear y lo hicimos con
responsabilidad y "poniendo el cuerpo".
Por todas estas razones, las soluciones conformistas de ir adaptando la
sociedad a las drogas o viceversa, adoptando fa sociedad las drogas como
combustibles especiales para el desarrollo, no las comparto.
Las racionalizaciones de los políticos, juristas, asesores gubernamentales no
especializados, que asesoran sin entender lo que es un ser esclavizado, o
entendiendo pero sin que les importe -en función de los intereses que
representan- son tristemente inconsistentes. Ofrecen soluciones parciales, ya
sea en el área represiva o preventiva con campañas "ingenuas", cómodas para
la conciencia de los gobernantes, como ocurre con el gran espectáculo que han
montado los Reagan, Nancy y Ronald, en los Estados Unidos.
Este es un gran ejemplo histórico gatopardista: "cambiar para que nada
cambie". Indudablemente que bajo el gobierno de Reagan se está llevando a
cabo una gran tarea contra el narcotráfico y el consumo de drogas.
El modelo de abordaje adoptado, que consiste en concentrar las fuerzas en la
represión, es equivalente a lo que en medicina llamamos atacar los síntomas
sin tomar en cuenta los factores etiológicos. Pero no desconsidero su valor; lo
que critico es que deja de lado los factores socio-político - económicos.
Veamos las consecuencias, para lo cual transcribiré parte del informe
suministrado por el Servicio Cultural é Informativo de los Estados Unidos
(USIS).

26/3/87. Un estudio revela que aumenta el contrabando de narcóticos, por


Andrew L. Lluberes.

Washington. "Los traficantes de narcóticos entran más drogas de contrabando


en Estados Unidos que nunca, a pesar de que en los últimos cinco años se ha
doblado tanto el dinero que el gobierno dedica a la interdicción como él
volumen de los estupefacientes decomisados, según un estudio de la Oficina
del Congreso para la Evaluación Tecnológica (OTA).
El aumento en el esfuerzo ha tenido poco efecto neto sobre la disponibilidad a
largo plazo de las drogas ilícitas en el mercado norteamericano, es la
conclusión a la que llega la OTA.
Está claro que la magnitud, al alcance y la diversidad del contrabando son
enormes en comparación con los recursos de que disponen hoy los organismos
de combate en el cumplimiento de la ley, añadió. La OTA encuentra que las
dependencias y el personal del gobierno federal muestran I dedicación y vigor,
coraje e imaginación, pero disponen de recursos tecnológicos limitados.
La OTA, un organismo imparcial de estudios que asiste al Congreso en
cuestiones técnicas, preparó este estudio para la Comisión de Asignaciones
Presupuestarias del Senado" (…).
El mundo occidental está preso dentro de un juego siniestro que configura un
círculo vicioso, y las drogas significan una realimentación negativa que lo
enriquece, pues representa una práctica alienante que no modifica el medio
externo sino que lo perpetúa y/o acrecienta en sus aspectos más denigrantes.
Como nos lo enseña Paul Watzlawick, el cambio auténtico requiere poder salir
del círculo vicioso. Crear otro juego. Lo llama "cambio dos". En otros términos,
significa realimentar positivamente un sistema. O sea, dejar de jugar
maníacamente y buscar un cambio profundo, a través de una ideología
humanista.
Pero estamos en una lucha desigual. Mientras tanto, ellos tienen poder y a
veces "el poder económico-político".
Además cuentan con la debilidad y la estupidez humana en sus más
distinguidas expresiones. La más importante de ellas es la fisiológica necesidad
que tenemos de negar, a veces para sobrevivir, y otras para morir, más
"dulcemente".
Con Kovadloff hemos planteado que el doble del hombre actual no es el mismo
que Mr. Hayde para el Dr. Jekyll, ni el del retrato para Dorian Gray."
En aquellos tiempos de moral victoriana, el hombre debía ocultar los impulsos
perversos, agresivos, drogadictivos, delictivos y psicopáticoso La hipocresía
significaba decadencia. Como bien lo denuncian Stevenson y.Wilde, eran
producto de un Yo abominable e inconcebible como expresiones disociadas de
uno mismo. En cambio, ahora estamos ante el fenómeno opuesto. Nuestra
parte sensible, responsable, humanista, es tan temida y peligrosa que debe ser
disociada, inclusive si también es posible en un otro u ocultada, obligándonos a
enfrentar un doloroso sentimiento de soledad. La otra es la moda, la aceptada,
la que indica pertenencia y pertinencia con los ideales sociales actuales, que
legitiman lo que antes debía quedar relegado a un personaje disociado. En
consecuencia, el fenómeno del dualismo debemos leerlo invertido.
No fumar marihuana para un adolescente es como no tomar alcohol para un
adulto. Decir NO es ser casi un "bicho raro", y muchos adolescentes se sienten
o quedan realmente marginados .de sus grupos de pares al no fumar
marihuana por considerarla nociva para la salud. Se los etiqueta como
"caretas", "square", "estar fuera de onda", etc.
Expresar dolor y preocupación por las miserias del mundo moderno es
molestar, agredir, y de acuerdo con el sistema político imperante la persona
puede llegar a merecer torturas, cárceles, y hasta ejecuciones sin sumario. No
exagero, nosotros los argentinos estamos saliendo de una etapa de
oscurantismo nazista, en la cual un ser humano podía pasar por los horrores
más increíbles a la más putrefacta de las mentes sadomasoquistas, solamente
por ser un niño hijo de padres sospechosos de sustentar ideologías peligrosas
al entonces establishment gobernante.
Me refiero como un ejemplo siniestro a la tortura de un niño de semanas de
edad para obligar a su padre a hablar en una sesión de torturas realizadas en
la Argentina de nuestros días por representantes de las Fuerzas Armadas.
Cristo no hubiera llegado a los 33 años en la época del Proceso de
Reorganización Nacional, ni en el Chile de Pinochet, ni en la España
ultracatólica de Franco.
Protestar por el alza del costo del boleto de transporte originó una cacería y
matanza de púberes en la crueldad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, por
parte de las autoridades del Proceso, inmortalizada como "La noche de los
lápices".
Los responsables de proteger los valores actuales, llámense Hitler; Mussolini,
Franco o Videla, Massera, Somoza, Batista, Duvalier, entre otros en
Latinoamérica, detestan a quienes pensamos que nadie tiene derecho a la vicia
del prójimo por pensar diferente, y asumen que ellos son el bien y nosotros el
mal. Escribir esto 10 años atrás podría haberme costado la vida, y no sé lo que
puede llegar a pasarme en el futuro.
¿Comprenden ahora los riesgos de pensar y comprometerse
responsablemente con los seres humanos, los animales y el medio ambiente?
¿Saben cuántas personas fueron "eliminadas" por perturbar el libre
funcionamiento de poderosas industrias poluidoras del medio ambiente?
Los mutantes a quienes me refiero en especial son los abusadores de
substancias psicotóxicas. Pero mi interés va más allá. Centralizo mi enfoque en
estos seres, "los elegidos" para autoinmolarse en aras de ideologías
deshumanizadas y antiecológicas que rigen los destinos humanos, pues son
parte del precio que la humanidad debe pagar por el desarrollo político-
económico.
Por supuesto que no desconsidero otros tantos fenómenos que desarrollé con
más detalles en el libro Violencias, que escribí con Mariana Perel. Pero quiero
pedirles que no olviden, y pedimos que no olvidemos, que ésos son "los
elegidos", y que los que eligen o elegimos también formamos parte de un juego
interaccional que puede conformar un sistema circular cerrado.
Esto significa que para salir no basta con señalar al otro: también hay que dejar
jugar, y además crear otro u otros juegos. Lo cual puede deparar
persecuciones, maledicencias, calumnias, exilios y I o soledad y aun el posible
refugio de una "cultura de catacumbas", que significa una soledad elegida que
no admite sentimientos de víctima y nos permite rearmarnos para poder seguir
luchando por un mundo mejor.
Denunciar todo esto es parte del proceso de cambio. Es un intento de salir del
círculo vicioso al que la teoría adaptativa de asimilar las drogas a la sociedad
nos invita. Pero el cambio auténtico requiere otro tipo de compromiso, que por
mi parte lo ejerzo a través de mi vida personal y profesional, basado en una
ideología humanista inspirada en una profunda convicción amorosa de respeto
y admiración por todo lo que existe en este Universo y que además se nutre en
cada instante por la maravillosa experiencia de vivir.
MAFIA VERSUS COMPAÑERISMO
La entrada en el mundo de las drogas significa, en términos generales, un
cambio ideológico que en muchos casos no es más que la puesta en evidencia
de aspectos psicopáticos de la personalidad latentes hasta ese momento, o
que estaban canalizados en el área de los trastornos de conducta
principalmente.
A lo largo del desarrollo de mis trabajos sobre la drogadicción he postulado la
condición psicótica de la patología de las adicciones, como núcleo esencial de
las mismas; pero no he desconsiderado la importancia de los mecanismos
psicopáticos en estas personalidades, dentro de un amplio espectro de
variedades, tanto en lo que respecta a lo cualitativo como a lo cuantitativo.
Los valores ético-culturales de estos seres, los mutantes, sufren
transformaciones muy especiales,-pues desde aquel aislamiento para las
prácticas adictivas de M. Hyde, símbolo de una época no muy lejana de una
patología universal y muy antigua, en la historia de la humanidad que ya pasó
por modas de todo tipo, llegamos a los adictos actuales, con vida pública y
publicitados, famosos, idealizados, sean producto de la ficción como James
Bond, o de la realidad como Boy George, Jimmy Heridrix, Bob Marley u otros.
La ideología adictiva, un delirio compartido que cumple con todos los requisitos
que exige la psiquiatría, es decir, que no es modificable por la prueba, de la
realidad, ni por la experiencia, en que la persona no tiene conciencia de
enfermedad o la tiene disociada y que se constituye en una ideología de vida (o
de muerte, agrego ahora), es sin duda manejada por os psicópatas, léase
mafiosos, con una facilidad asombrosa, en especial porque en forma latente o
manifiesta encuentran vetas psicopáticas en todo adicto. Es decir que por
definición es cliente potencial, no sólo como consumidor sino también como
agente de propaganda y posible eslabón en el creciente negocio del
narcotráfico.
Quiero aclarar en este punto que no me refiero a una sola mafia, eje del
narcotráfico internacional, sino a un concepto genérico que inclusive denuncia
organismos legalizados por la sociedad actual, ya sea la CIA, algunas
multinacionales, el cartel de Medellín, famosos laboratorios multinacionales de
productos farmacológicos, redes de bancos de primera línea dedicados al
lavado de narcodólares y una numerosísima cadena de intermediarios que se
incorporan día a día a tan lucrativo negocio.
Todo esto, e inclusive la participación activa de los países comunistas en la
cuestión, es conocido por cualquier ciudadano del mundo occidental, como ya
lo he señalado en otras publicaciones; pero lo que es difícil de percibir, por la
trágica contaminación ideológica que padecemos, en más o en menos los
habitantes de este sector del mundo, es la infiltración de la ideología mafiosa
en nuestras vidas cotidianas. Lo que ocurre en el sector comunista tiene
facetas propias, que no desconozco, pera que no puedo desarrollar en este
trabajo salvo en menciones aisladas debido a que no concita mi interés para
esta publicación.
Así como en la vida cotidiana adulta la psicopatía se va legalizando, por la
misma fuerza de la presión social los jóvenes también van incorporando
prácticas psicopáticas que pasan a ser normas, es decir normales. Utilizo
normales y legales prácticamente como sinónimos.
He dedicado un libro al tema de la violencia donde junto a Mariana Perel
escribo cómo la sociedad actual legitimó la corrupción, la especulación, la
desconsideración por los valores humanistas y por la vida en todas sus formas,
el culto al armamentismo, la pérdida de normas de convivencia social, la lucha
por el poder sin límites, etc., y la tendencia a la incorporación de la droga a la
“vida social”, valga la ironía, como “un derecho del hombre al ejercicio de su
libertad”.
Pues bien, si el alcohol, el tabaco, la cafeína y una gran cantidad de
psicofármacos altamente adictivos y peligrosos para la salud humana, con o sin
alcohol, son utilizados, publicitados, e inclusive idealizados hasta limites
insospechados, y su comercialización, legal e ilegal, cuenta con la complicidad
de todos, es ingenuo de nuestra parte creer que en el mundo juvenil esto no
debía ocurrir.
Las presiones sociales, las crisis socio-política-económicas, el estrés llegan a
todos, y las deformaciones o transformaciones psicopáticas de los valores
éticos también.
En esencia, el otro ya no importa: "sálvese quien pueda", "primero yo", "si él lo
hace por qué yo no", "si todos lo hacen por qué yo no lo voy a hacer", "si
todos", "si todos", "si todos". Así la droga y su comercialización se van
incorporando a la vida social y los negocios que se generan ya están instalados
en todos los niveles de la sociedad, inclusive entre los adolescentes y los
niños.
La figura social del joven que vende drogas, "que tranza" en el léxico de
Buenos Aires, ya no es cuestionada ni horroriza, como hubiera ocurrido hasta
hace pocos años. Es una nueva profesión, que si la sociedad legitima con leyes
que permiten como derechos del hombre el consumo personal de drogas, y/o
su venta comercializada bajo control estatal, puede llegar a tener un lugar de
privilegio dentro de la lucha por el poder.
Señalo esto porque sabemos que si desde una aparente ilegalidad la droga
mueve economías de países, nombra presidentes y asesina ministros, etc., es
de imaginar lo que va a ocurrir con su legalización.
Dentro de estas transformaciones de la escala de valores, la ideología mafiosa
sustituye al compañerismo y la amistad.
La mafia se rige por dos leyes fundamentales: la "ley del silencio" (omertà) y la
de "sangre" (sangue). Quien no las cumple debe morir. Como son gente sin
.escrúpulos, mentirosos, manipuladores, etc., del conocimiento pragmático de
estas "virtudes psicopáticas" surge "la pena capital" como castigo ineludible.
El miedo a la muerte es el único baluarte para asegurar la fidelidad a la
"familia", o equivalente. Quien ya no se interesa por su propia vida, no se
interesa más por nada.
Estos valores, esta otra "ética", se ofrece como sustituto del compañerismo, la
amistad, la confianza y el amor, códigos de valores donde el otro es otro, y
tiene vida propia y derechos propios.
Autoritarismo versus democracia, mafia versus compañerismo. Esta
controversia ideológica es lo que subyace en las campañas para la legalización
de la droga, o en otros términos la adopción conformista por parte de la
sociedad como ideal de otra ética.
Un ejemplo especialmente ilustrativo de estas alternativas lo encontramos en
las recientes luchas en los "morros" de Río de Janeiro, entre los mafiosos del
narcotráfico y los líderes del juego clandestino, por la conducción política de las
masas populares en esos sectores pobres y sobrepoblados de Sudamérica.
Los asesinatos cotidianos, la amedrentación, la corrupción en todos los niveles
y el proteccionismo son los valores en juego. Las poblaciones no tienen
escapatoria, pues su destino está marcado al servicio de estos grupos.
El proyecto político es francamente fascista, pero se encubre en los valores de
la "libertad del hombre".
Vuelvo a recordar aquellas palabras dichas en 1971 por el líder político de la
derecha norteamericana Barry Goldwater: "Hay que legalizar la marihuana,
porque es el gran tranquilizador de la juventud norteamericana". ¿Vamos a
tragamos esta píldora endulzada de libertad?
La crisis de valores subyacentes a la legalización de la droga significa mucho
más que un problema comercial y jurídico: es una gran concesión hacia la
estructuración fascista de la sociedad.
EL PROSELITISMO DEL ADICTO (1988)
Todo adicto, hasta que se demuestre lo contrario, en forma consecuente (las
fantasías inconscientes existen siempre), procura mediante técnicas
psicopáticas no exentas de seducción histérica conseguir “feligreses” para su
grupo, bando, secta, o como se lo prefiera llamar. A esta actividad la denomino:
proselitismo.
Indudablemente que no considero válida la universalización de una regla,
porque existen las excepciones; pero en términos generales el fenómeno del
proselitismo se presenta en una mayoría abrumadora de los casos como
práctica activa.
Digo esto porque no ignoro los casos de aquellos adictos con personalidades
esquizoides que practican sus hábitos y rituales en soledad.
Los mutantes, como actualmente sugiero denominarlos, viven huyendo de sus
angustiantes y a veces terroríficas vivencias de vacío interior y soledad; para lo
cual aprendieron en su contexto familiar y social que las drogas psicotónicas
son un instrumento para lograr este objetivo y que además les brindan una
ilusión de identidad, generalmente grandiosa y hasta épica.
Recuerdo aquí lo que denomino el “síndrome de Popeye": la droga no
representa sino que es para el adicto el equivalente a lo que es la espinaca
para ese famoso personaje, Estamos ante una ecuación simbólica, es decir
que están operando los niveles concretos del funcionamiento mental Esto
significa que está en actividad la parte psicótica de la personalidad.
La persona, al hacerse adicta, adquiere una nueva identidad: “Ya es alguien:
un adicto”, y si también logra en el contexto en que vive que se agreguen otros
miembros a su causa, además de sentirse menos solo, podrá llegar al ideal –
inducido- de que “ellos son el ser superior”.
Veamos lo que quiero decir con estas palabras. Al igual que los homosexuales
que buscan imponer el "tercer sexo" como una realidad que forme parte de la
normalidad de la vida social humana, los "mutantes" intentan lograr un objetivo
parecido. "Mal de muchos consuelo de tontos", dice el refrán. Si las prácticas
adictivas se generalizan, es decir que mediante una legalización política se las
incluye como una pauta de vida normal, entonces ellos no estarán más solos ni
pertenecerán al o a los grupos marginales de la sociedad.
El concepto de "transformista", patrimonio de los homosexuales, y de
"mutantes" de los adictos, son idénticos, y el precio para la vida humana
también lo es, pues la aceptación de la castración en diferentes niveles es la
resultante de estas prácticas, aUnque por ser muchas veces personas
inteligentes y cultas intentan racionalizar estas conductas mediante apologías
basadas en fundamentos filosóficos, sociológicos, psicológicos, históricos,
biológicos, etc.
Pero los objetivos son "espurios", ya que el otro como un otro con su otredad
deja de existir.
Por supuesto que esta postulación tiene variables dentro de una amplia escala,
pero la amistad y el amor maduro basado en el respeto al otro, sea un hijo,
madre o padre, hermano, amigo, conciudadano, etc., en el mundo narcisista de
los "mutantes" deja de existir para quien se integre al mismo.
El otro está a su servicio, ya sea como compinche, "co- adicto", cliente, etc., y
reitero que, en el mundo narcisista en que funcionan la manipulación y otras
formas de abuso del otro por desconocimiento y la desconsideración de sus
límites, es la norma.
En los casos más graves llegan a abandonar los hijos por la procura de drogas,
como' se ve con frecuencia en los países donde la heroína es la droga de
elección. Tomemos el ejemplo de Estados Unidos y España, donde
diariamente se encuentran niños abandonados en las calles por madres que
ejercen la prostitución para poder comprar droga: y los padres están, si existen,
en algún otro lugar dormidos, ya sea drogados o borrachos, o -robando para
mantener su propia necesidad, desconociendo la de las criaturas que traen al
mundo.
Siguiendo con: esta escala tenemos aquellos que llegan a matar para obtener
dinero y en consecuencia droga; es decir que ya no son más miembros de una
comunidad en la cual existe la confiabilidad, respeto y todos los valores
surgidos de la aceptación de los "Diez Mandamientos", sino que entran a
formar parte del mundo delincuencial.
Un adicto, cuando tiene necesidad, resigna progresivamente toda su escala de
valores, y en el inicio de este peregrinaje hacia la destrucción está el
"proselitismo".
Comencé por el otro extremo que más bien es la consecuencia, para retomar
aquí el tema central de este capítulo, que fácilmente se engarza, y continúa
unido, por lo menos actualmente en nuestro medio, con lo que se denomina
"tranzar", o sea el mercadeo al por menor, forma mínima de la iniciación al
narcotráfico que aparece atenuado o disfrazado, mediante diferentes
racionalizaciones, en términos de conseguir a través de "amigos" droga para
que el otro comience a experimentar.
Hacen favores, pues ellos ya están iniciados, y si les falta dinero porque por
ejemplo la cocaína es cara, el "dealer” (traficante) les proporcionará "liga", es
decir, alguna sustancia que sirve para hacer una mezcla con la cocaína,
bajando la calidad pero aumentando la cantidad de la droga, así él puede
vender el excedente resultante y continuar satisfaciendo su propia necesidad.
Al principio señalé que el proselitismo se ejerce mediante tácticas psicopáticas
y/o la seducción histérica, y ahora postulo que la motivación profunda, de esta
actividad humana, que está más allá del miedo al vacío y a la soledad, reside
en la envidia.
El adicto sabe en su interior que, al igual que Fausto, vendió su alma al diablo,
pero necesita negarlo. “Yo dejo cuando quiero”, “lo hago por placer”, “mi vida
es mía y hago lo que quiero con ella”, etc. Pero cayó en la esclavitud, y esta
percepción es trágica, no puede aceptarla, el que creyó burlar sus castración
está condenado a muerte, la máxima castración, Pero, reitero, por su debilidad
yoica no puede aceptar esta terrible verdad, y aquí surge la clásica veta
psicopática movilizada por la envidia: “si yo caí otros caerán”, o como decía un
paciente con esta patología: “hoy me pasó esto (se refería a un fracaso que
disminuía su omnipotencia narcisista), entonces algún culo va a sangrar”.
La necesidad de destruir la escala de valores morales en el otro es una
necesidad psicopática que no podemos ignorar, y como ya lo señalé tantas
veces, esto se ve con trágica claridad cuando un adicto se cura. Me refiero a
que deja de consumir e intenta desarrollar un nuevo proyecto de vida.
Los adictos pertenecientes a su grupo de "amigos", o los otros, rápida o
lentamente, en forma manifiesta o simultánea, intentarán sabotear sus logros,
pues si no su esclavitud se les vuelve patética y en cambio intentan salvarse
maníacamente mediante racionalizaciones como: "mal de muchos, consuelo de
tontos", "no caímos en desgracia, no somos castrados, somos otro género
humano o una clase diferente y hasta superior", "somos Los adictos, los otros
son los caretas", etc.
Indudablemente que este proselitismo nos lleva al concepto de contagio y
epidemia.
En estudios anteriores he planteado que por experimentar con drogas una
persona no necesariamente se vuelve un adicto. Existe una personalidad
previa en la cual coexisten factores predisponentes que hacen que, ciertas
personas sean vulnerables al accionar proselitista del adicto.
Pero en un mundo en crisis, como es en el que actualmente vivimos, estos
factores predisponentes existen con una frecuencia abrumadora. Por lo tanto
no es utópico el riesgo de la epidemia.
A modo de ejemplos señalemos los principales: micro o macro abandonos
precoces en la vida del sujeto, falta de amor maduro y en cambio exceso de
vínculos narcisistas en el contexto familiar o sustituto, donde el otro carece de
otredad desde el comienzo de la vida; no es un otro, sino que está al servicio
del o de los otros, en general la madre, para quien es su droga. Nos estamos
refiriendo a las relaciones simbióticas, patología básica en los modelos de
interacción familiar o franca destrucción de los vínculos entre los mismos:
familias cismáticas, modelos psicotóxicos y contradictorios en el medio
psicosocial circundante; abrumador déficit de valores humanistas en los grupos
que ostenten los poderes políticos, que den sentido a nuestros proyectos de
vida; impotencia frente al armamentismo y a los riesgos a enfrentamientos
bélicos con armas nucleares, anárquicos crecimientos demográficos, hambre y
miseria por todos los continentes, contaminación del aire, los mares y ríos, uso
abusivo de los mares, tierra e inc1usiye del espacio, como "basureros" de los
desechos nucleares, etc.
El desarrollo acelerado de ciertas áreas del mundo con un subdesarrollo del
que se nutren constituye un caldo de cultivo fertilísimo para estas prácticas
proselitistas, y tanto es así que el narcotráfico se ha constituido en un "negocio
brillante'; y el oficio de narcotraficante se va asimilando en nuestras sociedades
como una forma nueva de "ganarse" la vida. La legalización de las drogas
como objetivo social significaría un triunfo maníaco-psicopático, es decir
"pírrico", de la tendencia a la robotización del ser humano sobre los ideales
humanistas. Insisto, es un ideal fascista.
EPÍLOGO
LA AMISTAD (1988)
Mafia es el modelo relaciona! opuesto al de la amistad, que significa un tipo de
vínculo que requiere como condición indispensable el culto a una ética donde el
respeto al otro como un otro es esencial, complementado por una historia en
común que puede tener muchas variables en cuanto a la situación y al tiempo
de duración.
Al vender su “alma al diablo", es decir al entrar en el terreno de la adicción, la
persona renuncia a un tipo de mundo con determinados valores éticos y
mediante su mutación entra a formar parte de otro donde no existe tal ética y
por lo tanto no puede existir la amistad.
La vinculación por factores miméticos circunstanciales y/o parciales es la
característica esencial de los vínculos entre adictos. Por ejemplo: "Alguien fuma
un porro (“joint”, “baseado”, o cualquier otro nombre para la marihuana); por lo
tanto es igual a mi, somos amigos; ya pertenecemos a una categoría superior,
los otros son caretas", etc.
Este concepto nos remite otra vez a la teoría de la simbiosis y de la parte
psicótica de la personalidad de Bleger, pues el mimetismo es una de sus
características fundamentales. En vez de identificaciones asimiladas y producto
de interacciones a través del tiempo, en el mimetismo basta verse, usar
algunos términos semejantes cargados de significados mágicos, y ya somos
"amigos".
Posteriormente o a veces simultáneamente el cemento vincular, en vez de ser
el amor es el miedo. Me refiero a los vínculos mafiosos que surgen de la
"comercialización", que es como los intereses mafiosos denominan al
narcotráfico en pequeña escala, abriendo el camino a su legalización.
En esta área todos son clientes potenciales y el proselitismo adquiere un
significado económico, valor sublimado por un mundo como es el que estamos
hablando, en especial en el área occidental, que glorifica el poder del dinero
independientemente de los medios que se utilicen para obtenerlo.
La ética actual ya no responde a los postulados esenciales que caracterizaron
al pensamiento filosófico íntimamente ligado a los valores judeo-cristianos.
Ahora, "tener es ser” a cualquier costo y caiga quien caiga. El armamentismo
es el objetivo central que sustenta "el poder”, y vivimos en un mundo de
miedos.
El hasta entonces caballero y noble cultor de la amistad, Dr. Jekyll, no sólo usó
y manipuló a sus amigos abusivamente, sino que llegó a destruirlos, como
ocurrió con el Dr. Lanyon, que se suicida ante la crisis moral que le provoca el
Dr. Jekyll-Hyde. Me refiero al clásico personaje de Stevenson en proceso de
mutación por sus experiencias con una extraña droga consistente en un
"polvo", que no dudo es la cocaína, ya que Stevenson era un adicto a la misma
que requirió tratamiento para su desintoxicación.
Otro ejemplo singularmente ilustrativo también lo tomo de la literatura, -porque
refleja valores universales al ser consagrados como clásicos.
Me refiero a Dorian Gray. Las vicisitudes de su vínculo con Basilio Howard y el
final trágico que resulta del abuso despiadado de una amistad amorosa
psicopáticamente denigrada, hasta llegar al crimen, son por demás ilustrativas
del tema que estoy desarrollando.
Oscar Wilde, en su obra, critica fundamentalmente los valores hipócritas de la
época victoriana, pero al presentarnos un personaje que es un adicto está
adelantándose a su época y se convierte en un crítico de profunda actualidad
en 1988. Lo cual nos habla de la sagaz inteligencia de este autor, que
vislumbró el costo para la humanidad de un proceso que tiene raíces muy
antiguas y que explota ahora con toda -la "riqueza", en un sentido irónico, de
matices que ofrece la tecnología del final del siglo XX.
Como ya lo señalamos con Santiago Kovadloff, el doble del hombre actual es el
hombre moral, los Hyde y Gray constituyen los ideales de moda.
La disociación es un mecanismo inherente al psiquismo humano; pero la
cultura marca en cada época histórica los ideales al servicio de los cuales debe
funcionar, y la legalización pretende un mundo de hombres como Hyde y Gray,
pero legitimados.

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