Cognitivismo y Psicoanálisis Segunda Parte
Cognitivismo y Psicoanálisis Segunda Parte
Cognitivismo y Psicoanálisis Segunda Parte
2019-06-14
López, Héctor
http://rpsico.mdp.edu.ar/handle/123456789/1026
Descargado de RPsico, Repositorio de Psicología. Facultad de Psicología - Universidad Nacional de Mar del Plata. Innic
Cognitivismo y psicoanálisis. Ensayo sobre sus relaciones ocultas 11
Cognitivismo y psicoanálisis
Ensayo sobre sus relaciones ocultas
Segunda parte
El debate en torno a la causalidad psíquica
Héctor López *
Resumen
En esta segunda parte se desarrolla la teoría de F. Varela sobre la cognición como enacción. Encontramos que el
“acoplamiento” propuesto (co-dependencia mente-mundo), aunque se refiere al mismo problema que plantea el
psicoanálisis, se diferencia en que este último incluye además la función tercera del lenguaje como Otro (A), lo cual hace
que todo proceso inconsciente (incluso el cognitivo) no sea entre deux (sujeto-mundo), sino entre trois (sujeto-mundo-
lenguaje).
En ambas disciplinas, el interrogante agónico y persistente es por la localización de las unidades últimas con que opera,
tanto el procesamiento de información como las transformaciones (enstellung) inconscientes. Mientras Varela recurre a
la “Rueda de la Vida” budista en busca de los elementos últimos de la experiencia que le permitan evitar el reduccionismo
orgánico del positivismo (el cerebro como causa), el psicoanálisis, con Lacan, encuentra que las unidades primarias con
que opera el “aparato psíquico” son los significantes de la lengua materna. Ellos no pertenecen a ninguna interioridad
de los “tegumentos” del cuerpo, sino a una estructura que es totalmente heterogénea al sujeto: el sistema de la lengua.
Finalmente, se plantean las condiciones de subjetivación y de singularidad deseante que debería cumplir una máquina
autónoma para ser aceptada “como si fuera” un sujeto.
Abstract
*
Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Mar del Plata.
Malabia 2188, PB 1 (1425). Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Argentina. Teléfono 011-4832-6692. E-mail:
[email protected]
Las demostraciones convincentes de Roman aún mayor, el Karma expresa también la filogenia, pues
Jakobson con respecto al proceso que sigue el deterioro condiciona la experiencia a través de la historia acumula-
lingüístico en los afásicos, ya sea afectando de capacidad da y colectiva de la especie.
de seleccionar términos paradigmáticos o de combinar- Estos doce eslabones pueden descomponerse
los en un sintagma, hablan a las claras que aún en una en elementos últimos, equivalentes metafóricos, de las
patología de naturaleza probadamente orgánica, el “partículas” tan ansiosamente buscadas por las ciencias
proceso de la enfermedad sigue las leyes estructurales del cognitivas cuando se trata de dar cuenta de las unidades
lenguaje, en forma “autónoma” con respecto al tejido con que opera la cognición.
cerebral comprometido en la injuria (Jakobson, 1967). Es Varela encuentra aquí una interesante diferen-
la prueba experimental de que la autonomía mental no cia entre el racionalismo occidental y el “racionalismo”
tiene nada que ver con características “funcionales” sino encarnado en el Abhidharma (darma = elemento básico).
con una causalidad muy concreta: la organización En éste, la designación de ciertos elementos básicos
gramatical de cada lengua. como realidad última, no equivale a afirmar que dichos
La teoría de la “autonomía funcional” encierra, elementos sean entidades ontológicas, en el sentido de
se quiera o no, un presupuesto vitalista (recordemos los tener existencia sustancial.
esfuerzos de Varela para superar la teoría de la cognición He aquí un planteo interesante, comenta.
como proceso “emergente”). Aunque se concibe a la Tenemos un sistema filosófico, un sistema reductivo,
mente como animada de propiedades ajenas a la materia, donde los elementos básicos se postulan como realidades
el horror vacui de la causa, hace caer en el absurdo del últimas, pero donde estas realidades últimas no reciben
“cambio cualitativo” por el cual la actividad mental no status ontológico en el sentido habitual. (5)
deja de ser “emergente” de aquella.(4) En el budismo, como en las ciencias cognitivas,
estos elementos básicos o últimos de que se compone la
2. La “Rueda de la vida” (Karma) como explicación de la causa experiencia, siguen siendo de un estatuto vaporoso y
metafísico. Con la diferencia de que, mientras las cien-
El principio vitalista es lo que Varela trata de cias cognitivas los sitúan en la interioridad del cuerpo, el
evitar. Lamentamos que haya debido recurrir a una budismo no les otorga localización espacial, pues para
demostración filosófica casi mística de su teoría “enacti- esa doctrina el espacio es “uno” y la separación interior-
va”, siendo así que el pensamiento occidental cuenta con exterior, una ilusión.
recursos científicos y matemáticos propios que permiti- Planteado el problema en términos cognitivos,
rían plantearla. diremos que se trata de la memoria como almacenamien-
De todos modos, su planteo es, a nuestro to de información. Si las unidades mínimas de informa-
criterio, correcto. Sostiene que para el funcionamiento ción (bytes) se almacenan como datos puramente
simbólico no sólo es innecesario el yo (dando vuelta la diferenciales (digitales), eso aún no responde a la pregun-
tradición cartesiana que lo había erigido en sede de la ta por el lugar donde la información se almacena. Decir:
cognición y de todo principio del ser y el conocer), sino “la mente”, es una respuesta ontologizante, demasiado
que además ese “yo” se convierte en un obstáculo para vaga e inespecífica.
la explicación de la causa. Es sólo nuestro “apego al yo” El psicoanálisis tiene una respuesta: La infor-
lo que lo coloca ilusoriamente en el lugar de agente de mación no le pertenece al sujeto ni se almacena en
los procesos cognitivos. alguna zona oscura de su interioridad. Antes bien, circula
Pero ahora viene la pregunta agónica: ¿Si no es en una exterioridad simbólica a partir de la eficacia del
el yo, entonces quién es el agente, quién conoce? La discurso de nuestros antepasados, llamado discurso del
respuesta de Varela nos depara una enorme sorpresa: No Otro, y afecta a cada cuerpo y a cada sujeto en su
existe un “quién”, removiendo así un impresionante diacronía temporal de manera particular.
obstáculo epistemológico “sustancialista”. No hay sede, hay la masa hablante en la cual,
Ya habíamos mencionado la doctrina del “no según lo dicho por Saussure, se deposita el lenguaje, pero
dualismo” budista (Ver Primera parte, punto 3), como nadie lo posee por completo. La Internet sirve para darnos
doctrina elegida por Varela para presentar una relación una idea de una estructura sin sede, sin centro, sin amo,
interior-exterior que suspende la clásica teoría imaginaria compuesta de unidades que, si bien hipotéticamente
de la interacción, y permite construir un espacio original, finitas (los ordenadores de todo el mundo), permiten una
sin las limitaciones de la espacialidad geométrica tradicio- combinatoria infinita.
nal.
Pero el momento donde Varela queda total- 3. El hombre, no la realidad, plantea los problemas
mente atado a la doctrina budista, –tomada no sólo
como modelo metafórico o figurativo, sino elevada al Para las ciencias cognitivas, los estímulos
estatuto de explicación– es cuando introduce la Rueda de perceptivos brutos (analógicos), son “transformados” en
la Vida o Karma. (Varela, 1991) elementos o unidades simbólicas compatibles con las
Se trata de una bella metáfora sobre el origen condiciones operativas del sistema cuya función es:
y la actividad co-dependiente (no dualista) del sujeto. Le a. Según el cognitivismo clásico, lograr una representa-
fue revelada a Buda por iluminación como la estructura ción adecuada de una realidad “dada”, cuyo significado
misma de la causalidad, es decir, como la legalidad de la unívoco hay que descubrir al modo de una signatura
que depende la experiencia humana. rerum.
Son doce eslabones interdependientes (Varela b. Según los enfoques más actuales, como el “enactivis-
1991) que aluden a la formación histórica de diversos mo” de Varela, pero también los ya mencionados de V.
modelos y tendencias de nuestra vida. Estas formaciones Guidano y H. Maturana, “construir” una realidad que
explican la continuidad del sentido del yo. En una escala sea “viable”, es decir, adecuada a los recursos de que
deja otra salida que la remisión al cerebro como órgano morales. Últimamente es frecuente escuchar la divulga-
compuesto de elementos capaces de simbolismo, aunque ción de ciertos “logros” de la ciencia como el de haber
al psiquismo se la atribuya una “autonomía funcional”. localizado en el mapa cerebral la causa de los sentimien-
Rechazar de esa manera ambigua el anatomismo tiene su tos y de la ética.
precio, porque lo que no puede evitarse es una recaída
en un dualismo cartesiano teñido de vitalismo. A esta 6. La analogía imaginaria entre el hombre y la máquina
manera de concebir el hardaware humano, se opone,
como hemos visto, Francisco Varela, rebuscando en el La analogía entre la mente y la computadora se
“no dualismo” budista los argumentos para refutarlo. hace cada vez más cautivante en la medida en que hoy,
La “mente” del cognitivismo, y su metáfora con las llamadas “tarjetas de sonido” nos encontramos
como sistema informático, es una verdadera res cogitans frente a máquinas que no sólo hablan, sino que también
por sus propiedades y operaciones. Y el cerebro es la res escuchan la voz y “comprenden” el lenguaje humano. Se
extensa que le sirve de soporte complementario. Se trata de una relación cada vez más interactiva llamada
supone así que la “mente computacional” (Minsky), está “interfase”, productora de una fuerte ilusión de comuni-
“encarnada” en el cerebro, y aunque diferente a él, utiliza cación de sujeto a sujeto. Pero no debemos olvidar que
su sustancia de una manera que no queda explicada la gran diferencia, por otra parte insalvable, es que la
satisfactoriamente, ya que, descreyendo de las localiza- máquina no es un ser sino un ente, una cosa. El título de
ciones puntuales, sostiene el cerebro reacciona como Ángel Riviere Objetos con mente (Riviere, 1991) se convier-
organización global e interdependiente, animado por una te en un verdadero indecidible, ya que si la máquina es
“sustancia gaseosa”. objeto, no puede decirse de ella que tenga mente en el
Para el cognitivismo, una cosa es la realidad sentido de la mente humana, y si tiene mente, entonces
material y otra la actividad simbólica, pero veremos que ya no es máquina sino sujeto. Salvo que se piense que el
es imposible desvincular una de la otra mientras se siga sujeto, reducido a su estructura más elemental, es una
sosteniendo que la experiencia humana, siempre simbó- máquina.
lica, tiene su punto de partida en la materia, aun cuando Tengamos en cuenta que este “ser objeto” es
establezcamos entre una y otra todas las mediaciones también el punto de partida del sujeto: en su comienzo
imaginables. el sujeto es todo objeto del deseo del Otro, depende de
Este traspié se muestra en un autor como N. él para constituirse. Luego deberá cambiar de posición:
Chomsky, quien, más allá de postular una gramática de ser objeto a ser sujeto. Pero si no hubiera existido el
generativa, ha construido una teoría de la mente humana, deseo del Otro, este paso no podría ser dado, porque la
con especial referencia a los procesos de cognición función de identificación del sujeto, tanto en el plano
enlazados al lenguaje, y por eso, con justa razón es imaginario (reconocimiento especular) como simbólico
ubicado dentro de las ciencias cognitivas. (rasgo unario), es esencial para su constitución.
Las “estructuras profundas” de Chomsky De tal manera que la analogía entre el hombre
(1957) no son estructuras neurológicas, son en realidad y la computadora es un fenómeno imaginario, producto
estructuras lógicas, pero concebidas como independien- de la ilusión que produce la máquina sobre una supuesta
tes del orden del lenguaje aprendido. Por lo tanto, no capacidad de responder “como” un sujeto, incluso con
sólo admite el dualismo cartesiano, sino que retorna a la sus mismos medios: el lenguaje hablado y escuchado,
gramática general y razonada de Port Royal, que supone pero donde hay absoluta ausencia de subjetivación, es
funciones y operaciones lógicas autónomas que generan decir, de reconocimiento de sí misma. Sólo en ciertas
toda la competencia lingüística del hablante, desde las películas de ciencia ficción, la máquina deja de ser objeto
frases más simples hasta los discursos más complejos. para operar desde un deseo propio, encuentro terrorífico
En ese caso, el lenguaje sería un producto de la capaci- para el hombre, pues resulta inconcebible que una cosa
dad lógica, ¿del cerebro? (Donzé, 1967) piense y desee. Por eso, los deseos de la máquina, las
Así, para Chomsky, el lenguaje no es la realidad más de las veces son imaginados como maléficos.
primera de la que depende toda operación simbólica, Hasta hoy todo parece transcurrir en la especu-
sino que al revés, la lengua hablada es un producto laridad: el pensamiento científico crea a la computadora
epifenoménico de una condición lógica originaria. En dotándola de los recursos significantes de su propio
esta teoría, el habla es una expresión superficial, digamos orden simbólico; luego, frente a ella, eso le retorna como
“emergente”, de la lógica proposicional entendida como la alucinación de estar frente a otro sujeto, para, final-
organización innata. mente, encontrar en el funcionamiento de la máquina el
El lenguaje queda definido así como espejo, modelo de la mente. Ya no es la máquina la que funciona
reflejo o expresión de las reglas lógicas aristótélicas, que como nosotros, sino nosotros como la máquina.
tienen un carácter de “universales formales” y donde las Evoco acá las palabras de L. Feuerbach en su
diferencias sintácticas surgen sólo por el efecto de las Esencia del cristianismo, donde advierte que la creencia del
transformaciones. En este sentido, es interesante citar la hombre de haber sido creado por Dios es el fruto de una
conclusión de O. Ducrot en el Diccionario enciclopédico de tremenda inversión: el hombre ha creado a Dios, y luego
las ciencias del lenguaje”: “Si se probara la exactitud de la se ha distinguido como creación de Dios. (Feuerbach,
tesis transformacional, quedaría demostrado que la 1841)
multitud de los lenguajes particulares tiene como funda- Si bien las ciencias cognitivas niegan el color de
mento común la universalidad de la naturaleza huma- la “caja negra” del conductismo, no por eso niegan que
na”.(6) (Ducrot & Todorov, 1972, p. 161) tal caja exista. Sólo que la denominan “mente computa-
Por supuesto que la neurociencia va mucho cional”, no menos oscura que la caja conductista, aunque
más allá: no sólo supone encontrar en el cerebro el nos imaginemos haber echado luz a sus procesos.
origen de la lógica, sino también de los comportamientos El psicoanálisis no rechaza la metáfora de la
computadora. Freud había hablado ya de “aparato” para realidad podría considerarse como un pariente lejano de
referirse al psiquismo. Pero fue J. Lacan, quien, en los dicha corriente en la medida que plantea una teoría de la
albores de la computación, advirtió la m utación que mente y de su funcionamiento que, si bien no sigue la vía
estaban sufriendo las máquinas. Dijo entonces que el del procesamiento de información, considera a los
hombre es “pariente de la máquina”, en tanto que como procesos psíquicos como autónomos. Se trata de un
animal es “algo descompuesto”, ha perdido la invariabili- principio casi “vitalista” que Lacan no titubeará, a pesar
dad de las reacciones instintivas, para adquirir “una del dualismo manifiesto, en emparentar con el “organi-
multiplicidad de elecciones posibles”. (Lacan, 1954) cismo”.
Sólo que la idea de “mente computacional”, Rigurosamente el órgano-dinamismo de E. Ey se
localizada en la interioridad del sujeto es claramente incluye con toda validez en este doctrina (organi-
idealista (res cogitans). Si hay algo computacional en el cismo) por el mero hecho de no poder relacionar
sujeto, eso no es la mente, sino el lenguaje, ese “cuerpo la génesis de la perturbación mental en su condi-
extraño” que, como tal, invade al organismo, convirtién- ción de tal (… ) con otra cosa que no sea el juego
dolo en máquina parlante, pero además deseante. Freud de los aparatos constituidos en la extensión
se refirió al “cuerpo extraño” no en alusión directa al interior del tegumento del cuerpo. (Lacan, 1946,
lenguaje, sino a los stigmata diaboli con que compara a los p. 47)
síntomas histéricos. Se trata de la “posesión” del cuerpo Si sustituimos el sintagma “perturbación men-
por parte de otro perverso. Pero si tenemos en cuenta tal” por “procesos cognitivos”, estaríamos diciendo la
que los síntomas histéricos son la doliente inscripción de misma verdad.
los estigmas del Otro en el cuerpo, quizá no sea muy E. Ey no es asociacionista; toma –al igual que
aventurado relacionar el “cuerpo extraño” freudiano con el moderno “conexionismo emergente” cognitivista– los
el efecto del lenguaje sobre el cuerpo. (7) modelos de Jackson en neurología y de la escuela de la
La computadora sin duda tiene una existencia Gestalt en psicología. Su teoría es totalmente determinísti-
que confunde: su comportamiento inteligente favorece ca en la medida que la perturbación mental (o también,
que la tratemos como a un otro, incluso un Otro supe- según nosotros, la cognición), es una función que resulta
rior. Pero se trata de una ilusión; mientras que el hombre de la relación entre dos variables: cerebro y mente. Una
se sale todo el tiempo del “programa” y hasta lo contra- suerte de neo-vitalismo es legible en H. Ey, para quien lo
dice, la máquina no hace más que repetirlo, no tiene psíquico es planteado como una emergencia global y
nada que le sea propio y singular. Su existencia es una autoorganizada que no deja de ser emanación de la
existencia vacía y exterior. materia. De la misma manera, podríamos decir irónica-
En este sentido afirmamos categóricamente: mente, que el flogisto emana de los cuerpos en combus-
No hay máquina humana, hay máquina simbólica. Más tión.
aún, la computadora sigue las pautas de los procesos Dice Lacan: “Henry Ey asevera con Goldstein,
cognitivos humanos, pues es el hombre el que la pone en que ‘la integración es el ser’. En esa integración necesita
el mundo “a su imagen y semejanza”, es decir, subordi- comprender no sólo lo psíquico, sino todo el movimien-
nada a ciertas leyes que serían imposibles sin el lenguaje. to del espíritu, que mediante síntesis estructurales y
Por eso las unidades con las que opera, misterio y formas fenoménicas, lo termina abarcando todo, hasta
rompedero de cabeza para la filosofía cognitivista, no los problemas existenciales”. (Lacan, 1946, p. 57)
son nada misteriosas: son los significantes y sus propie- Pero además, Lacan se burla cruelmente de H.
dades combinatorias y sustitutivas. Con esto nos referi- Ey cuando este quiere plantear la actividad psíquica
mos a un extraordinario trabajo que, llamativamente, no como adaptación a la realidad por la vía de la resolución
ha sido considerado por los cognitivistas modernos. Me de problemas: “Cuando H. Ey comienza a definir la tan
refiero a Los niveles del análisis lingüístico, de Emile Benve- maravillosa actividad psíquica como ‘nuestra adaptación
niste, donde, la descripción del funcionamiento del personal a la realidad’, me siento en el mundo de las
lenguaje en el discurso, resulta cercana a una organiza- visiones tan ciertas, que todos los criterios se manifiestan
ción de complejidad creciente, pero siempre con los como si fueran los de un príncipe clarividente. De veras,
mismos elementos de presencia-ausencia con los que ¿de qué no soy capaz en las alturas donde reino?”.
opera un ordenador digital. (Benveniste, 1966) (Lacan, 1946, p. 58)
Aunque en el plano imaginario del significado H. Ey se resiste a ser encasillado como materia-
el sujeto parezca servirse del lenguaje como de un lista, pues no está de acuerdo en que la actividad del
instrumento, es el lenguaje el que se sirve de él, subordi- espíritu sea lisa y llanamente un epifenómeno del cere-
nándolo a un funcionamiento autónomo del cual el bro, como lo es para el materialismo. Para él, el espíritu
sujeto mismo es sólo un efecto. La “autonomía funcio- es inmanente a la materia, “pero se realiza por su propio
nal”, por supuesto que no es la del yo, pero tampoco de movimiento”. En esta última idea recordamos la “auto-
la cognición, –proceso no “puro” sino teñido de todos nomía funcional” de los modernos cognitivistas como V.
los fantasmas de sujeto– sino del lenguaje en su autono- Guidano. Nos encontramos frente a una ambigüedad
mía irreductible. insalvable entre el organicismo y el dualismo cartesiano,
que desemboca inevitablemente en un neo vitalismo: un
7. La causalidad en los “tegumentos” del cuerpo pensamiento que reconoce en el área de lo físico algo
“entelequial”, “irreductible”, “dominante”, de naturaleza
En su escrito Acerca de la causalidad psíquica “psicoide”. (Ferrater Mora, 1965)
(Lacan, 1946), el autor discute precisamente este punto Hemos mencionado esta discusión, presente en
de la causalidad. Si bien lo hace en relación al órgano- el texto de Lacan, pues allí aparece muy explícito el
dinamismo de Henri Ey, sirve igualmente a la discusión problema irresuelto de las ciencias cognitivas en relación
entablada en el seno de las ciencias cognitivas. H. Ey en a la causa.
limitaciones, al acentuar las funciones cognitivas en la nó “reduccionismo simbólico”, operación que apunta a
relación del sujeto con el mundo, y dejar de lado la dilucidar los fundamento de las estructuras y no la
constitución de un sujeto inconsciente; su “enacción” infinita variabilidad de sus efectos.
puede reducirse (y él mismo se encarga de hacerlo) a la La poderosa llave que abre esa posibilidad es la
teoría no dualista del budismo: una especie de compe- inclusión de la estructura del lenguaje que, como dijimos,
netración yo-otro, o yo-mundo, donde si bien aparece un aún siendo un sistema autónomo y exterior, constituye
sujeto descentrado con respecto a sí mismo, esto no da todo lo que hay de interior en el sujeto.
cuenta en absoluto de la constitución de un sujeto La tesis de las ciencias cognitivas dice que el
particular, sino sólo del funcionamiento de la estructura estímulo en bruto de la realidad no puede ser aceptado
cognitiva en el plano de las relaciones imaginarias y por el aparato cognitivo sin ser convertido previamente
fantasmáticas. Quizá su “enactivismo”, pudiera reducir- en unidades aptas para el procesamiento de información.
se, freudianamente, a la teoría de la fantasía como Dejando de lado que esto presupone que existe primaria-
“realidad psíquica”. mente un aparato de capacidad cognitiva en la naturaleza
Estas dificultades afloran cuando se trata de dar del hombre, el verdadero problema consiste en el secreto
cuenta de la articulación inconsciente- conciente: “El de cómo se realiza esa operación, con qué unidades.
cognitivismo divide al sujeto cognitivo en dos: por una Tengamos en cuenta que todas las operaciones del
parte, la cognición es computación simbólica inconscien- proceso: la selección, la clasificación, el procesamiento y
te; por la otra es experiencia consciente” (Varela, 1991, finalmente el acto cognitivo se realizarán con esas
p. 77). El problema es planteado, y complejizado, en el unidades simbólicas, ya sea de una forma puntual como
siguiente párrafo de un autor muy próximo a Varela: lo propone el cognitivismo inicial, o como respuesta
El resultado es que la psicología ahora no tiene global emergente en la teoría más moderna del conexio-
dos dominios de qué ocuparse, el cerebro y la nismo.
mente, sino tres: el cerebro, la mente computa- Para el psicoanálisis, los procesos inconscientes
cional (inconsciente) y la mente fenomenológica son operaciones de lenguaje y están limitados por él. De
(la consciencia). En consecuencia, la formulación tal forma que lo más exterior es al mismo tiempo lo
cartesiana del problema mente-cuerpo se divide único interior. (8)
en dos interrogantes. El problema ‘mente Obviamente, no todo puede ser procesado por
fenomenológica-cuerpo’ es: ¿Cómo puede un el lenguaje. Queda un resto no simbolizable, pero ese
cerebro tener experiencias? El problema ‘mente resto funciona como insistencia que pone a prueba la
computacional-cuerpo’ es: ¿Cómo puede un aptitud simbólica del aparato para hacerle frente o
cerebro efectuar razonamientos? Además, tene- transformarlo.
mos el problema ‘mente-mente’: Cuál es la Los elementos últimos con los que opera el
relación entre los estados computacionales y la aparato son ajenos a él, no deben buscarse en el interior,
experiencia. (Jackendoff, 1987, p. 20) pues se trata de un “cuerpo extraño”, según lo comenta-
Este autor se acerca mucho a la verdadera do en páginas anteriores.
cuestión: la enacción no debería ser planteada como entre La idea de “cuerpo extraño” es introducida por
deux (sujeto-objeto), sino entre trois (sujeto-objeto-lengua- Freud en la época de las cartas a Fliess y la de “Estudios
je). sobre la Histeria”, con el sentido de memoria incons-
Aún así, para el psicoanálisis no se trata del ciente que repite “eficazmente” el suceso traumático,(9)
“acoplamiento” entre distintas relaciones cognitivas, sino y retomada luego en “Inhibición, síntoma y angustia” y
de cómo la estructura “exterior” de lenguaje atrapa a un otros textos finales, para referirse a la envoltura formal
organismo y lo trastoca de tal forma que lo constituye en del síntoma.(10)
sujeto, haciendo de esa exterioridad el núcleo mismo del En nuestra concepción, esos sutiles elementos
ser (kern unseres wessens, S. Freud) extraños al organismo biológico, pero sin embargo
Por eso, más allá de un sujeto que tiene un eficaces en la producción de efectos psíquicos (por
comportamiento “enactivo” a partir de imágenes y datos ejemplo los síntomas de la histeria), son los “elementos”
que le proporciona su umwelt (medio ambiente exterior), que la lingüística ha descubierto como unidades del
se trata de dilucidar la cuestión acerca de cómo es lenguaje: los significantes. El significante como tal
posible que un sujeto “enactivo” sea al mismo tiempo captura al organismo y lo transforma en cuerpo, pero no
singular. Pues la “enactividad” podría no ser más que lo pertenece de por sí ni al organismo ni al cuerpo, sino al
observado en los comportamientos de cortejo y apareo campo del Otro. Son sus stigmata. Esta es la forma en
del mundo animal, donde la conducta de uno desencade- que Lacan interpreta el concepto de “extraterritoriali-
na las respuestas complementarias del otro, en un juego dad” expuesto por Freud en “Inhibición, síntoma y
que lleva al “acoplamiento”, pero donde no hay deseo angustia”.
singular. Con esto se resuelven varios problemas a la
vez. Los significantes tienen una existencia material y por
9. Lo que el psicoanálisis aporta tanto ocupan un lugar: son diferencias fónicas localiza-
bles y que funcionan opositivamente en la lengua; en eso
Es aquí donde el psicoanálisis, sobre todo a consiste su particular materialidad que, no siendo
partir del retorno que Lacan produce a la anticipación sustancia, es sin embargo bien real (“cuerpo extraño”).
freudiana, permite una simplificación enorme del proble- Por otra parte, su funcionamiento consiste en una
ma, y la limpieza de toda la hojarasca de falsas vías. A combinatoria de unidades mínimas puramente diferen-
quienes pudieran tildar a esto de “reduccionismo”, ya les ciales llamadas fonemas, desprovistas totalmente de
respondió Lacan diciendo que efectivamente se trata de sentido. A medida que se integran en unidades superio-
un reduccionismo, pero en el sentido de lo que denomi- res (palabras, frases) se comienza a producir el fenómeno
del sentido. La lengua impone sus condiciones al sujeto, linaje como ser sexuado, subordinado a las leyes estruc-
incluso en el plano de sus fantasías, de su sexualidad y turales del parentesco. (11) Si el sujeto sólo tuviera el
sus deseos. recurso del no dualismo o entre deux que propone Varela,
Esa “falta de yo” que habían reconocido los le sucedería espontánea y constantemente aquella
filósofos cognitivos, es para el psicoanálisis otra cosa: es experiencia de la “presencia plena” que el budismo
la división originaria del sujeto, producida por y desde el persigue en la meditación: fusión con el universo que lo
lenguaje, encarnado en todos los sujetos hablantes. El inhabilitaría como sujeto singular, o vivencia constante
lenguaje es para Lacan el Otro con mayúscula, que no del fenómeno del “doble”, estudiado por el psicoanálisis
existe sino en tanto estructura de reglas operatorias, y el como una patología grave de la identidad.
lugar donde se encarna es el deseo de los otros que De ahí que nada es posible en el campo del
hablan a la cría humana desde antes aún de su nacimien- sujeto sin el lenguaje: “Si al hombre le es tan necesario
to. ¿Cómo se transmite esa ley del lenguaje que es usar la palabra para encontrase o para no perderse, es en
verdaderamente herencia filogenética de la humanidad?, función de su propensión natural a descomponerse en
se pregunta Lacan en el Seminario 3, y su respuesta es: presencia del otro”. (Lacan, 1955, p. 330)
“Por el hecho de que, alrededor del sujeto, se habla”
(Lacan, 1955, p. 357). Así de sencillo, pero así de hetero- 10. El ideal del hombre-máquina
géneo es el lenguaje a la naturaleza del cerebro.
El recurso simbólico viene a dar un lugar al Metaforizar el orden simbólico del lenguaje
sujeto, como continuidad y permanencia: esa función como máquina informática no es lo mismo que compa-
que Varela había ido a buscar en la “Rueda de la Vida” rar al hombre con ella. Aclaramos esto, pues luego de
budista, es la función del “nombre propio”, concepto utilizar la metáfora computacional como símil del
que no pocos dolores de cabeza ha dado a la filosofía funcionamiento mental subjetivo, la psicología cognitiva
analítica y a la lógica moderna. se ha deslizado a proponer técnicas psicoterapéuticas
El nombre propio no es sólo ese elemento donde explícita o implícitamente se propone el ideal de
material que nos da un lugar legal en el mundo y nos una resolución de los problemas individuales, de pareja
identifica desde nuestra “partida de nacimiento” en o familiares, que siga los pasos del procesamiento de
adelante. Es, sobre todo, un elemento puramente información que utiliza un ordenador digital. Si el
simbólico, asemántico, intraducible, que marca al sujeto modelo es el robot inteligente, las “debilidades” específi-
con un “rasgo unario”, que si bien no alcanza a signifi- camente humanas aparecen como un déficit, un estorbo
carlo, sirve a los fines de su diferenciación. De tal modo a superar. Así, el hombre sano, sería aquel que, en su
que si todo sujeto sabe quién es, incluso en el suceder funcionamiento vital, se pareciera mejor a una máquina,
del tiempo, esto se debe solamente a que está identifica- capaz de “acoplamiento”.
do por un elemento formal que le asegura no ser ningún Pero tengamos en cuenta que no hay adapta-
otro. ción lograda que al mismo tiempo no implique la renun-
Esta “marca” es permanente, y asegura la cia a lo más verdadero del sujeto: su deseo. Esto es: la
continuidad del sujeto en el tiempo. Gracias a este “imperfección” de su funcionamiento, lo que lo hace
recurso, el ser humano, como ser parlante, es el único impredecible, que es lo que no padece la máquina. Ella
que puede reconocerse a sí mismo. En cambio, el animal no comete “actos fallidos”. El día que una criatura
reconoce a los demás, como por ejemplo el perro a su robótica, en vez de comportarse automáticamente, nos
amo, pero no puede reconocerse a sí mismo. La indife- sorprenda con algo que manifieste un deseo propio, es
rencia de un animal doméstico ante el espejo lo demues- decir, se conduzca de una manera diferente al programa
tra bien. del que el hombre la dotó: un fallido, un síntoma o un
La cuestión de la “autoconciencia” de Varela, chiste, habrá nacido la máquina con inconsciente, es
se reduce en el psicoanálisis a ser un fenómeno imagina- decir un “androide”, un ser humano artificial. Entonces,
rio, efecto de la identificación simbólica que el sujeto cuidado, no podremos confiar en lo que ella produzca
recibe desde el Otro, a través del Edipo como legado como enunciado, pues para comprender sus intenciones
paterno de un nombre propio. Este nombre cumple la tendremos que remitirnos a otro nivel, el de la enuncia-
función de localizarlo particularmente en el seno de un ción, que es la guarida de un sujeto singular.
Notas
1. La “autonomía funcional” que proponía, con Hartmann, la Escuela Norteamericana de Psicoanálisis, se refiere a la función del yo,
cuestión exactamente opuesta a la del cognitivismo que se refiere, en cambio, a la autonomía del proceso cognitivo con respecto al
yo, relegado a ser una formación ilusoria de identidad. (Ver Parte primera, punto 4. La incerteza de la existencia del yo).
2. Para el psicoanálisis lo inconsciente es una estructura subordinada al lenguaje con leyes propias diferentes a las de la conciencia. Para
el cognitivismo en cambio, que generalmente no habla de inconsciente sino de procesos “subyacentes” de la mente, estos procesos
son equiparables al procesamiento de información, e inconscientes en el sentido de no-concientes, o sea como reverso de la conciencia.
3. La idea que así se pone a nuestra disposición es la de una localidad psíquica, Queremos dejar por completo de lado que el aparato
anímico de que aquí se trata nos es conocido también como preparado anatómico, y pondremos el mayor cuidado en no caer en la
tentación de determinar esa localidad psíquica como si fuera anatómica. Nos mantenemos en el terreno psicológico y sólo proponemos
seguir esta sugerencia: imaginarnos el instrumento de que se valen las operaciones del alma como si fuera un microscopio compuesto,
un aparato fotográfico, o algo semejante. La localidad psíquica corresponde entonces a un lugar en el interior de un aparato, en el que
se produce uno de los estadios previos de la imagen” (La interpretación de los sueños, en Obras Completas, Amorrortu Editores, tomo V,
pág. 529.
4. El vitalismo, escuela biológica de gran vigencia hasta principios del 20 y opuesta al mecanicismo, defiende la existencia de un elan
vital es decir de un principio autónomo con respecto a la materia orgánica. No obstante, las características de los seres vivos son
“emergentes” de sus componentes materiales pero adquieren nuevas propiedades no presentes en ella.
5. Varela alude con esto a que el racionalismo oriental no piensa que la experiencia dependa en absoluto del cerebro como lo entiende
el positivismo occidental. Pero aquella inmaterialidad de las realidades o elementos primarios, hace sobrevolar nuevamente la sombra
del vitalismo. Mientras no se logre pensar en una materialidad que no sea sustancia, el misterio continúa.
6. La locución “naturaleza humana” resulta un verdadero oxímoron. O es “naturaleza” o es “humana”. Nada en el hombre funciona
“naturalmente”, ni nada en la naturaleza se sujeta leyes humanas divinas o humanas. ¿Haríamos hoy una invocación a los dioses para
hacer llover?
7. “¿Te acuerdas que siempre dije que la teoría de la Edad Media y de los tribunales eclesiásticos sobre la posesión era idéntica a nuestra
teoría del cuerpo extraño y la escisión de la conciencia? Pero, ¿por qué el diablo, tras posesionarse de esas pobres, comete con ellas
unas lascivias de las más asquerosas? ¿Por qué las confesiones en el potro son tan semejantes a las comunicaciones de mis pacientes
en el tratamiento psíquico? Pronto me sumergiré en la bibliografía sobre este tema. Las crueldades permiten además comprender
algunos síntomas de la histeria, hasta ahora oscuros. Los alfileres, que salen a la luz por los más raros caminos; las agujas, por causa
de las cuales las pobres se dejan desollar los pechos y que no se ven con rayos X, pero sí se encuentran en la historia de seducción..”
(Sigmund Freud, Fragmentos de la correspondencia con Fliess, Carta 56, en Obras completas, Amorrortu Ed., tomo I.
8. La idea del sistema de lenguaje como autónomo y absolutamente heterogéneo al organismo es una idea que nace con el
estructuralismo en lingüística, que es el recurso con que piensa Lacan al inconsciente. La teoría lingüística que emplea el cognitivismo
es muy otra. Desde ella no podría pensarse que el lenguaje es heteromórfico con respecto a la mente, ya que la mente misma está
dotada de una lógica proposicional de la cual puede surgir toda la gramática.
9. “Hemos de afirmar más bien que el trauma psíquico, o su recuerdo (por lo que sigue, Freud-Breuer se refieren a “memoria” antes
que a “recuerdo”, pues se trata de la repetición “en acto” del trauma, ante la imposibilidad del recuerdo como hecho psíquico, HL),
actúa a modo de un cuerpo extraño; que continúa ejerciendo sobre el organismo una acción eficaz y presente, por mucho tiempo que
haya transcurrido desde su penetración en él. (Estudios sobre la Histeria, en Obras completas, tomo 1, Biblioteca Nueva, Madrid, 1968, págs.
26-27).
10. “Un paralelo que nos es familiar hace ya mucho tiempo equipara el síntoma a un cuerpo extraño que mantiene incesantes fenómenos
de estímulo y reacción en el tejido en el que se ha alojado. Sucede ciertamente a veces que la lucha defensiva contra el impulso
instintivo indeseado queda terminada con la formación de síntomas. Que sepamos, es la conversión histérica donde esto puede darse
con mayor facilidad; mas, por lo general, hallamos un curso muy distinto”. (Inhibición, síntoma y angustia, en Obras Completas II, Biblioteca
Nueva, Madrid, 1968, pág. 36)
11. Fue C. Lévi-Strauss en el campo antropológico quien en su investigación de los pueblos primitivos descubrió las leyes simbólicas
que estructuran las relaciones de parentesco. (Lévi-Strauss, 1949)