7.2 Consideraciones Sobre El Final Del Analisis - Korman
7.2 Consideraciones Sobre El Final Del Analisis - Korman
7.2 Consideraciones Sobre El Final Del Analisis - Korman
Introducción
Repensar la clínica
Lo propio y lo ajeno
Ferenczi: Separación más neta del mundo fantasmático y real, cosa que
determinaría un aumento de la libertad interior; mayor dominio de los actos
y de las decepciones.
Kemberg: Pretende sintetizar el pensamiento freudiano con el de M.
Klein, Hartmann y Margaret Mahler, pasaje progresivo de relaciones de
objeto parciales a totales con reducción del self grandioso y con la apertura
de la posibilidad de análisis de los niveles edípicos, hasta entonces
imposible.
Klein.' Reducción de la ansiedad paranoide y depresiva; elaboración de
las primeras experiencias de duelo; mayor integración del yo (incremento
de la estabilidad y del sentido de realidad) y del superyó.
Kohut: Restauración del self, internalización transmutadora con
establecimiento de armonía empática entre el self y sus objetos en los
diversos niveles de madurez del adulto.
Lacan: reconocimiento del deseo. Caída del S.s.S. Caída del objeto “a”.
Analista como resto. Destitución subjetiva. Atravesamiento del fantasma.
Des-ser. Reducción del goce; tratamiento de lo real del goce por lo simbólico.
Producción de un analista, que puede o no ejercer como tal. El pase.
Procesar con rigor la experiencia clínica implica -por lo recién
enunciado- seguir realizando el necesario, fastidioso y,
probablemente, interminable diálogo con nuestros “padres
analíticos”, para poder convertir en realidad aquella idea que
Goethe pone en boca de su Fausto: hay que hacer propio lo que se
ha heredado. Es un trabajo de internalización no exento de amores,
sumisiones, rebeldías, creaciones, posesiones, desposesiones y
posicionamientos, que pueden posibilitar -al fin— la emergencia
de una nueva opinión -ninguna verdad última- posible de ser
discutida, confrontada.
Realizado este trabajo, ¿cuánto es propio y cuánto es ajeno? Hay
ideas a las que no les puedo poner marca de origen porque, al
haberlas procesado personalmente, podría traicionar el
pensamiento ajeno si les doy carácter de cita Reconocerán, sin
embargo en ellas, un perfume freudiano y lacaniano. Otras
nacieron en tareas de supervisión o en discusiones con analistas
en múltiples contextos, incluido éste, del Espacio Abierto. Por
último hay algunas que aunque no dejan de ser originales para mí
-en tanto las he descubierto en mi práctica clínica-, seguramente
han sido descritas anteriormente por otros.
1) Los síntomas.
2) El fantasma.
3) El trabajo en torno a las identificaciones.
4) El Ideal del yo y el tener proyectos.
5) La transformación de las instancias narcisistas (yo ideal,
ideal del yo, etcétera) en el registro de la castración.
6) La tarea respecto de las pulsiones. Sublimación.
7) El superyó.
8) La relación del sujeto con el tiempo.
1) Síntomas
Creo que ahora se hace palpable que hay una inercia psíquica, un
estatismo, un cierto anquilosamiento de la estructura, que opone
resistencias al logro de las metas analíticas en la clave del “3b” (bueno,
barato, bonito) con que algunos pacientes llegan al análisis. La idea
de metamorfosis de la neurosis implica que lo terapéutico, es decir la
modificación favorable de los sufrimientos ligados a los síntomas, es
consecutiva a la transformación global de la dinámica psíquica del
analizante. Es por el larguísimo rodeo de la conmoción del sujeto que
lo terapéutico se alcanza. Aunque se trabaja sobre los síntomas hasta
las últimas sesiones, en los períodos finales del análisis comienza a
ocupar un cierto espacio el qué hacer con los irreductibles analíticos.
Tiene que Quedar abierta la posibilidad de nuevas resignificaciones
2) El fantasma
El humor
19. Véanse en las págs. 319 y 339, los trabajos sobre “La risa” y “El
humor*.
Al liberarse de la condena que le imponían las verdades eternas y
las certezas, el desprenderse del parentesco sublevante que estableció
entre la cordura y la resignación, el vislumbrar que la ecuanimidad y
el justo medio del que hacía gala servía para el apaciguamiento del
deseo... todo eso les invita a la risa. El antes aludido “siniestrar”
también acaba produciendo hilaridad: no hay nada que esté más cerca
de lo cómico que la angustia horrenda de haber perdido las referencias
del ser. Sentir que las garantías de existencia que pedía nadie se las
puede dar y aunque se la dieran, no le serviría de nada. O sea que
también ríe de las tantas veces que ha pedido peras al olmo.
Hay otra risa: la que aparece después de haberles dado muchas
vueltas a las situaciones y ya no necesitar -ahora- hacerlo como antes.
Es un cierto y relativo “estar de vuelta” de las cosas, de los conflictos,
que da una ligera distancia pacificante. Asimismo, ríe cuando pierde
el análisis como religión. (Lo mismo nos ocurre a nosotros, analistas,
en iguales circunstancias.)
Si el análisis acercó al analizante a ver la imposibilidad de hacer
encontrar el deseo con el objeto que lo causa, si le aproximó a la
imposibilidad de coincidencia de un objeto cualquiera y el objeto causa
del deseo (“no es eso lo que yo te pedía”; Lacan en “AuPire”), poniendo
de manifiesto cuán alejado está el bienestar en el ser humano y cuán
cercano está el aburrimiento y la insatisfacción... por otro lado le
facilita acudir a los paños tibios del humor para consolarnos de tales
heridas incurables. ¡Qué mejor salida que el humor parados
irreductibles analíticos! ¡La seriedad del sufrimiento provocado por la
repetición puede coexistir con el reír a la vista de dichas repeticiones!
La muerte
6) La sublimación
7) Superyó