Los Doce Sentidos
Los Doce Sentidos
Los Doce Sentidos
Entre los años 1909 y 1910, Rudolf Steiner, en las conferencias que han sido
intituladas al español como “Antroposofía, un fragmento del año 1910”, dio la
primera descripción detallada de una teoría de sentidos, como ampliación a la
comprensión que sobre los sentidos tenía la medicina y la psicología de la época.
En ese año de 1910, planteo la existencia de 10 sentidos, los cuales serían
ampliados a 12 en el año de 1917, teoría publicada en su libro “Los enigmas del
alma”. A estos sentidos se añaden los tres modos de percepción suprasensible
(por encima de los sentidos), los cuales son, a saber: la imaginación, la
inspiración y la Intuición.
Sin lugar a dudas, la teoría de los 12 sentidos, es uno de los grandes aportes de
Steiner a la psicología; aportación fecunda en aplicaciones prácticas, las cuales
fueron retomadas y ampliadas en la obra del autor antroposófico Karl König
(fundador de los centros Camphill), en lo que se ha denominado pedagogía
curativa. Este aporte, no obstante su valor, no ha sido reconocido y aprovechado
en su justa medida.
¿Qué un sentido?
Dice Steiner: “Un sentido entra en acción cuando nosotros nos procuramos una
representación mientras que nuestra comprensión no ha iniciado su actividad.
Aquí hablamos de sentido donde nuestra propia capacidad de juzgar no ha
iniciado su actividad. Si usted percibe un color, necesita un sentido. Pero si
quiere juzgar entre dos colores no necesita un sentido”
Para presentar los doce sentidos, volvamos al aspecto triple del mundo exterior
citado arriba, y describamos los tres grupos de sentidos
Grupo 1: Los sentidos que nos informan sobre nuestro propio cuerpo, sus
límites, su estado, su posición, su situación en el espacio:
1. Sentido del tacto. concebimos ordinariamente este sentido como, el que nos
pone en contacto con lo que es exterior a nosotros. Aquí es contemplado ante
todo como el que marca los límites de nuestro cuerpo, y pues como el sentido de
la percepción de nuestro propio cuerpo.
3. Sentido del movimiento propio (cinestésico). Este nos informa sobre las
modificaciones de las posiciones relativas de nuestros miembros, el estado de
tensión o de relajamiento de tal o tal músculo. Este sentido “lo encontramos
cuneado se mueve un miembro, por ejemplo cuando levantamos un brazo: usted
no sería un ser humano si no pudiera percibir sus propios movimientos. Una
maquina no percibe sus propios movimientos; esto solo es posible para un ser
viviente a través de un verdadero sentido. Y el sentido a través del cual
percibimos cuando nos movemos, desde el parpadeo del ojo hasta caminar o
correr, lo llamamos sentido del movimiento propio. (Antroposofía, psicosofía,
pneumatosofía)
Grupo 2: los sentidos que nos ponen en contacto con los objetos del mundo
exterior. Estos sentidos son a la vez experiencia interna y externa. En estos
sentidos hay una convivencia con el mundo exterior y, al mismo tiempo, una
experiencia de nuestro porpio interior. En estos sentidos opera el sentimiento, las
simpatías y antipatías son propias de las vivencias de estos cuatro sentidos
medios.
8. Sentido del calor, que es distintamente diferenciado del sentido del tacto. El
calor para la antroposofía es el fenómeno físico más esencial del objeto. A través
d ela temperatura podemos percibir completamente la interioridad del objeto. El
conocimiento más íntimo del obejto se consigue a través de este sentido. De
hecho el calor en el cuerpo humano es la expresión del Yo, es decir de lo más
espiritual en el hombre.
9. Sentido auditivo o el sentido del sonido: se trata en este caso del sentido que
nos permite percibir el sonido no lingüístico, es decir la vibración sonora con sus
respectivos armónicos, más no el sentido de la palabra propiamente. Dice
Steiner: “el sonido hace que el interior de las cosas comience a vibrar a través de
él; nosotros recibimos el movimiento interior de las cosas. Si golpeamos una
cosa, a través de su sonido, ésta nos manifiesta como ella es interiormente. Y
diferenciamos las cosas según su naturaleza interior, cómo internamente vibra y
tiembla cuando dejamos vibra sobre nosotros su sonido… Es el alma de las cosas
que en su resonancia habla a nuestra propia alma” (psicosofía)
No hay que omitir sobre todo el “ajeno” porque no se trata de percibir por medio
de estos sentidos nuestras propias palabras, nuestros propios pensamientos o
nuestro propio "yo ", puesto que esto es para cada uno de nosotros una
experiencia inmediata que no viene del mundo exterior-. Mientras que las
palabras, pensamientos y el “yo” de otro forman parte de nuestro mundo exterior.
Con los nueve primeros sentidos presentados arriba estamos más o menos sobre
un terreno conocido porque reencontramos entre ellos los cinco sentidos
tradicionales, así como otros reconocidos por el fisiología y la psicología oficial,
aunque con otras denominaciones: sentido cenestésico, sensibilidad profunda,
sentido kinestésico, etc... No obstante, incluso para estos sentidos, la
aproximación antroposófica trae notables diferencias en cuanto a sus funciones
específicas, sus relaciones, y sobre todo en cuanto a la dinámica de conjunto.
Para los tres sentidos que completan la lista, los de la percepción de otro, no
forman parte de la psicología corriente.
Vivimos con las almas de los otros, de la misma manera que vivimos con los
colores y con los sonidos, y el que no coge esto no conoce absolutamente nada de
la vida del alma. De la misma manera que se puede ser ciego (a la luz) o sordo (a
los sonidos), estos tres sentidos pueden estar más o menos "ciegos " o "sordos "
al otro, y podemos presentir el cambio social que involucraría el reconocimiento
de estos tres sentidos como tales. Un cambio que apunta hacia una cultura más
vivible.
Desde el planteamiento inicial de Steiner sobre los sentidos, han sido muchas las
ampliaciones, y correlaciones que se han hecho a cada uno de los 12. En el
trabajo de König, por ejemplo, aparece el estudio de los diferentes sentidos y sus
correspondencias fisiológicas, y las aplicaciones terapéuticas para un pedagogía
curativa. Otras distinciones de otros autores, o dadas por el mismo Steiner son la
diferenciación entre sentidos diurnos y nocturnos, las relaciones con los procesos
de pensamiento, sentimiento y voluntad, las correspondencias con las fuerzas
zodiacales, las relaciones con cada una de las artes humanas, las relaciones
internas entre estos. Igualmente se ha buscado establecer los procesos de
maduración biológica de cada uno de los sentidos durante el proceso biográfico,
es decir las correspondencias entre los sentidos y su prevalencia de estos en cada
uno de los septenios, etc.
Si estos doce sentidos más o menos despiertos, más o menos saludables, existen
en todo hombre como fruto de la evolución, este hombre, este "Yo " que está en
el centro del círculo o en el punto de cruzamiento de la lemniscata como un
decimotercero en relación a los doce sentidos, -es decir como testigo de la
experiencia de percepción, es en parte libre y responsable de su vida sensorial.
De la misma manera que se puede dar importancia a una alimentación sana o
bien que podemos no querer tomar cualquier medicina, podemos también ser
cuidadosos de la calidad de las impresiones que nuestros sentidos reciben.
Sin abrir un debate sobre todos los daños sensoriales del momento, señalemos
por lo menos los peligros ligados a la expansión y a la sofisticación cada vez más
grande de los medios audiovisuales, medios como el cine, la televisión, la música
“en paquete”, los videojuegos, los mundos virtuales), cuya tendencia básica se
expresa en concentrar de modo artificial en dos sentidos (oído y vista), con toda
suerte de distorsiones espaciales y temporales, los contenidos que necesitarían
una participación de los doce sentidos en condiciones normales.
Por supuesto, hay arte y “Arte”, y las tendencias artísticas actuales están
precisamente impregnadas de tendencias patógenas. Las artes terapéuticas
nacidos de la antroposofía (euritmia, pintura, modelado, escultura, arte de la
palabra, canto, música), se interesan por resituir la vida al cosmos sensorial del
hombre. Lo mismo que el cosmos no se limita al zodíaco, sino comprende
también los planetas, la Tierra, el Sol, la Luna, el cosmos sensorial se completa
con los siete procesos vitales, con las tres fuerzas anímicas (pensar, sentir y
querer), y finalmente con la vida del « Yo » propiamente dicha. Las artes, cada
una de modo específico, actúan sobre este instrumento frágil y complejo que esta
tendido entre el "Yo " y los doce sentidos.
Conclusión
A cada uno incumbe la tarea de armonizar, de equilibrar, a través de las los artes,
de una ejercitación interior verdadera, el cosmos de los sentidos, el cual está
expuesto a dos peligros paradójicamente concomitantes: una hiperestimulación
cuantitativa, una solicitación superficial, o un empobrecimiento cualitativo,
incluso una atrofía.
Desde este espíritu terapéutico se desprenden muchas cosas, no sólo para el que
percibe, sino también para lo que es percibido, porque está allí un gran secreto de
la vida de los sentidos: por su modo de percibir, de mirar una flor, u otro, por la
cualidad de su "mirada ", de su "escucha ", el hombre, en cada instante, cambia
un todo niño poco el mundo.