Los Doce Sentidos

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Los doce sentidos:

Entre los años 1909 y 1910, Rudolf Steiner, en las conferencias que han sido
intituladas al español como “Antroposofía, un fragmento del año 1910”, dio la
primera descripción detallada de una teoría de sentidos, como ampliación a la
comprensión que sobre los sentidos tenía la medicina y la psicología de la época.
En ese año de 1910, planteo la existencia de 10 sentidos, los cuales serían
ampliados a 12 en el año de 1917, teoría publicada en su libro “Los enigmas del
alma”. A estos sentidos se añaden los tres modos de percepción suprasensible
(por encima de los sentidos), los cuales son, a saber: la imaginación, la
inspiración y la Intuición.

Sin lugar a dudas, la teoría de los 12 sentidos, es uno de los grandes aportes de
Steiner a la psicología; aportación fecunda en aplicaciones prácticas, las cuales
fueron retomadas y ampliadas en la obra del autor antroposófico Karl König
(fundador de los centros Camphill), en lo que se ha denominado pedagogía
curativa. Este aporte, no obstante su valor, no ha sido reconocido y aprovechado
en su justa medida.

A lo largo de toda la obra de Rudolf steiner se encuentra la pregunta por la


relación entre la percepción del mundo y el pensar. Las preguntas fundamentales
que conciernen a la percepción y su relación con el pensar, aparecen ya en las
obras filosóficas fundamentales: Teoría del concocimiento basada en la
concepción goetheana del mundo ,Verdad y ciencia, y Filosofía de la libertad.
Sin embargo, los textos filosóficos se orientan a sentar las bases fundamentales
de la concepción antroposófica del pensar, del conocer, de la relación entre el
pensar y la percepción, y no el crear una teoría de los sentidos.

El conocimiento de los doce sentidos, así como también el de la relación que


existe entre las tres fuerzas del alma (pensar, sentir y querer) y los tres dominios
funcionales del cuerpo (polo neurosensorial, polo ritmico, y polo metabólico-
motor fueron conquistas que abarcaron más de 30 años de búsqueda y
comprobaciones para Steiner. Por eso mismo, tienen también una fuerza
particular y podemos decir que fueron la "palanca " que permitió las
realizaciones prácticas de la antroposofía que salieron a la luz entre los años de
1917 a 1924.

¿Qué un sentido?

Lo primero que tenemos que caracterizar es qué es un sentido y qué no lo es.


Desde la perspectiva antroposófica los sentidos son funciones que permiten al
sujeto que percibe, al "yo ", la percepción del mundo exterior y, por esta razón,
cada uno de los sentidos posee un órgano físico, así esto no sea evidente para
todos los sentidos. En el mundo exterior podemos distinguir tres tipos de
fenómenos que nos permitirán diferenciar tres tipos de sentidos: 1) considerado
como parte integrante del mundo exterior encontraríamos en primer lugar nuestro
propio cuerpo, 2) el mundo exterior de la naturaleza, es decir los tres reinos de la
naturaleza (mineral, vegetal y animal), así como los objetos producidos por el
hombre los cuales provienen también de tres reinos naturales, 3) por último el
mundo exterior que está constituido por los otros, es decir los demás seres
humanos.

Tal determinación de los sentidos a la vez amplia el espectro con relación a la


definición fisiológica clásica. Podríamos encontrar sospechosa la idea que
tengamos 12 sentidos}, ni uno más y ni uno menos. No debemos pensar que el
número "doce " surge de una pasión de Steiner por las correspondencias
esotéricas. Este número apareció a posteriori, como el resultado de su propia
investigación. Sin embargo, esto no implica, que no puedan establecerse
relaciones entre los sentidos y otros sistemas; por ejemplo, el de las relaciones
entre los doce sentidos y las doce constelaciones del Zodíaco.

Dice Steiner: “Un sentido entra en acción cuando nosotros nos procuramos una
representación mientras que nuestra comprensión no ha iniciado su actividad.
Aquí hablamos de sentido donde nuestra propia capacidad de juzgar no ha
iniciado su actividad. Si usted percibe un color, necesita un sentido. Pero si
quiere juzgar entre dos colores no necesita un sentido”

Los doce sentidos:

 
 

Para presentar los doce sentidos, volvamos al aspecto triple del mundo exterior
citado arriba, y describamos los tres grupos de sentidos

Grupo 1: Los sentidos que nos informan sobre nuestro propio cuerpo, sus
límites, su estado, su posición, su situación en el espacio:

1. Sentido del tacto. concebimos ordinariamente este sentido como, el que nos
pone en contacto con lo que es exterior a nosotros. Aquí es contemplado ante
todo como el que marca los límites de nuestro cuerpo, y pues como el sentido de
la percepción de nuestro propio cuerpo.

2. Sentido vital o de la vida. Él nos informa sobre el estado de nuestros órganos


internos, sobre el bienestar o malestar de nuestro organismo. A través de este
sentido podemos percibir cunado comemos de más, si dormimos mal, si algo no
funciona como debe ser. Generalmente nos damos cuenta de la sensación propia
del sentido vital solamente cuando algo está en desorden. Es el sentido a través
del cual desde todo el interior del hombre, él toma conciencia de su corporalidad.

3. Sentido del movimiento propio (cinestésico). Este nos informa sobre las
modificaciones de las posiciones relativas de nuestros miembros, el estado de
tensión o de relajamiento de tal o tal músculo. Este sentido “lo encontramos
cuneado se mueve un miembro, por ejemplo cuando levantamos un brazo: usted
no sería un ser humano si no pudiera percibir sus propios movimientos. Una
maquina no percibe sus propios movimientos; esto solo es posible para un ser
viviente a través de un verdadero sentido. Y el sentido a través del cual
percibimos cuando nos movemos, desde el parpadeo del ojo hasta caminar o
correr, lo llamamos sentido del movimiento propio. (Antroposofía, psicosofía,
pneumatosofía)

4. Sentido del equilibrio o estático. Nos informa sobre la situación de nuestro


cuerpo en las tres dimensiones del espacio. A través de este sentido el hombre
puede diferenciar en sí mismo el arriba y el abajo

Grupo 2: los sentidos que nos ponen en contacto con los objetos del mundo
exterior. Estos sentidos son a la vez experiencia interna y externa. En estos
sentidos hay una convivencia con el mundo exterior y, al mismo tiempo, una
experiencia de nuestro porpio interior. En estos sentidos opera el sentimiento, las
simpatías y antipatías son propias de las vivencias de estos cuatro sentidos
medios.

5. Sentido olfativo (el olfato): Con este sentido el hombre empieza a


interrelacionarse con el mundo exterior. Señala Steiner: “La primera relación de
intercambio consiste en el hecho de que el hombre une consigo mismo una
sustancia del mundo, y a través de ella, lo percibe. Uno puede percibir una
sustancia en sí mismo cuando esta sustancia se une realmente con el cuerpo. Esto
no lo pueden lograr los cuerpos sólidos o líquidas sino únicamente los gaseosos.
Ahí se penetra lo material”

6. Sentido gustativo (el gusto): Este sentido implica un grado de


involucramiento mayor del ser humano con el mundo externo. Dice Steiner: “…
ya no meramente percibe la sustancialidad, sino que se adentra en la sustancia
misma. Entra en una relación más profunda hacia esta sustancialidad; ahí la
sustancia tiene que hacer algo y para eso es necesario que ella ejerza ahora un
efecto en el hombre mismo. Esto sucede cuando un cuerpo líquido o disuelto
llega a la lengua y se une con aquello que la lengua misma produce. La relación
de intercambio entre hombre y naturaleza deviene más intima: las cosas no le
dicen solamente al hombre lo que ellas son como materia sino lo que pueden
obrar” (psicosofia)

7. Sentido visual (la vista): El sentido de la vista nos da una mayor


compenetración con el objeto. Evidentemente esta relacionado con la percepción
del color. Sin embargo, en esto debe hacerse una diferenciación importante, y es
que a travpés de este sentido no percibimos la forma del objeto (esta es nuestra
noción habitual; en este caso es el sentido del movimiento el que se haya
involucrado en este).

8. Sentido del calor, que es distintamente diferenciado del sentido del tacto. El
calor para la antroposofía es el fenómeno físico más esencial del objeto. A través
d ela temperatura podemos percibir completamente la interioridad del objeto. El
conocimiento más íntimo del obejto se consigue a través de este sentido. De
hecho el calor en el cuerpo humano es la expresión del Yo, es decir de lo más
espiritual en el hombre.

Grupo 3: Los sentidos específicos de la percepción de los otros seres humanos.


Estos sentidos son marcadamente externos, tienen una función mediadora entre
lo interior y lo exterior.

9. Sentido auditivo o el sentido del sonido: se trata en este caso del sentido que
nos permite percibir el sonido no lingüístico, es decir la vibración sonora con sus
respectivos armónicos, más no el sentido de la palabra propiamente. Dice
Steiner: “el sonido hace que el interior de las cosas comience a vibrar a través de
él; nosotros recibimos el movimiento interior de las cosas. Si golpeamos una
cosa, a través de su sonido, ésta nos manifiesta como ella es interiormente. Y
diferenciamos las cosas según su naturaleza interior, cómo internamente vibra y
tiembla cuando dejamos vibra sobre nosotros su sonido… Es el alma de las cosas
que en su resonancia habla a nuestra propia alma” (psicosofía)

10. Sentido de la palabra ajena o sentido verbal: Nos permite la percepción de


quello que es percibido a través del lenguaje. El niño parende el lenguaje antes de
aprender a juzgar. “La percepción de que un sonido significa esto o aquello, no es
un mero escuhar… por de pronto, debe existir para aquello que se pronuncia a
través del lenguaje un sentido específico” (psicosofía, ). El niño aprende el
lenguaje antes de aprender a juzgar, es a través de este que aprende a hace juicios
de valor.

11. Sentido del pensamiento ajeno o sentido intelectivo: “Este sentido no tiene


la función de percibir los pensamientos propios, sino los de los demás… Nos
permite percibir tanto los pensamienos expresados por ademanes externos, como
también los que nos llegan por el habla. Esta no hace más que “transmitir” los
pensamientos; para estos, sin embargo, necesitamos un sentido especial… el
sentido intelectivo es distinto de lo que está activo en lo fonético, es decir en el
lenguaje audible.

12. Sentido del yo ajeno: la autopercepción de la propia personalidad es distinta


del reconocimiento del yo de la otra persona. Apunta Steiner: “este órgano para
percibir el yo, es distinto de aquello que me permite experimentar el mío propio.
Existe además, una enorme diferencia cualitativa entre la vivencia de mi propio
yo y la percepción del ajeno: ésta es fundamentalmente un proceso cognoscitivo,
o por lo menos, similar a un proceso cognoscitivo, en tanto que aquella es un
proceso volitivo” (Steiner, GA 243, El estudio del hombre como base para la
pedagogía).

No hay que omitir sobre todo el “ajeno” porque no se trata de percibir por medio
de estos sentidos nuestras propias palabras, nuestros propios pensamientos o
nuestro propio "yo ", puesto que esto es para cada uno de nosotros una
experiencia inmediata que no viene del mundo exterior-. Mientras que las
palabras, pensamientos y el “yo” de otro forman parte de nuestro mundo exterior.

Con los nueve primeros sentidos presentados arriba estamos más o menos sobre
un terreno conocido porque reencontramos entre ellos los cinco sentidos
tradicionales, así como otros reconocidos por el fisiología y la psicología oficial,
aunque con otras denominaciones: sentido cenestésico, sensibilidad profunda,
sentido kinestésico, etc... No obstante, incluso para estos sentidos, la
aproximación antroposófica trae notables diferencias en cuanto a sus funciones
específicas, sus relaciones, y sobre todo en cuanto a la dinámica de conjunto.

Así, por ejemplo, el ojo sería únicamente un órgano de percepción de la luz o


bien, de la sombra y de la luz , y por tanto de la percepción del color, pero la
percepción de las formas, volúmenes, movimientos, exige la participación del
sentido del movimiento y del sentido del equilibrio. De modo general, la
percepción sensorial más simple exige la participación por lo menos dos sentidos
entre los doce.

Otro ejemplo: delante de una pintura, el acto perceptivo involucra a nuestro


sentido de la vista (obvio), pero también nuestro sentido del gusto entra a jugar
un papel y se une a la percepción del color, y esto de modo muy concreto, con un
aspecto sutil del sentido del gusto, con una actividad sutil de nuestras papilas
gustativas...

Para los tres sentidos que completan la lista, los de la percepción de otro, no
forman parte de la psicología corriente.

Vivimos con las almas de los otros, de la misma manera que vivimos con los
colores y con los sonidos, y el que no coge esto no conoce absolutamente nada de
la vida del alma. De la misma manera que se puede ser ciego (a la luz) o sordo (a
los sonidos), estos tres sentidos pueden estar más o menos "ciegos " o "sordos "
al otro, y podemos presentir el cambio social que involucraría el reconocimiento
de estos tres sentidos como tales. Un cambio que apunta hacia una cultura más
vivible.

Desde el planteamiento inicial de Steiner sobre los sentidos, han sido muchas las
ampliaciones, y correlaciones que se han hecho a cada uno de los 12. En el
trabajo de König, por ejemplo, aparece el estudio de los diferentes sentidos y sus
correspondencias fisiológicas, y las aplicaciones terapéuticas para un pedagogía
curativa. Otras distinciones de otros autores, o dadas por el mismo Steiner son la
diferenciación entre sentidos diurnos y nocturnos, las relaciones con los procesos
de pensamiento, sentimiento y voluntad, las correspondencias con las fuerzas
zodiacales, las relaciones con cada una de las artes humanas, las relaciones
internas entre estos. Igualmente se ha buscado establecer los procesos de
maduración biológica de cada uno de los sentidos durante el proceso biográfico,
es decir las correspondencias entre los sentidos y su prevalencia de estos en cada
uno de los septenios, etc.

Las aplicaciones de esta teoría son innumerables. Para la práctica pedagógica, ha


significado un cambio en la didáctica y las metodologías de trabajo con los niños
y adolescentes en las escuelas Waldorf, orientadas a un sano desenvolvimiento de
cada uno de los sentidos, de acuerdo a la edad y las necesidades propias de cada
grupo de edad. En lo terapéutico, en la comprensión de los procesos
psicopatológicos, a través de las alteraciones durante el proceso biográfico de
cada uno de los sentidos, y por la utilización de actividades y metodologías
orientadas a restituir la salud al organismo sensorio en los niños y adultos con
este tipo de problemáticas. Para la psicoterapia, tal y como es planteado por
Joachim Beike, la teoría de los sentidos es una herramienta invaluable para el
diagnóstico y el trabajo terapéutico con los clientes.

¿Como usamos nuestros sentidos?

Si estos doce sentidos más o menos despiertos, más o menos saludables, existen
en todo hombre como fruto de la evolución, este hombre, este "Yo " que está en
el centro del círculo o en el punto de cruzamiento de la lemniscata como un
decimotercero en relación a los doce sentidos, -es decir como testigo de la
experiencia de percepción, es en parte libre y responsable de su vida sensorial.
De la misma manera que se puede dar importancia a una alimentación sana o
bien que podemos no querer tomar cualquier medicina, podemos también ser
cuidadosos de la calidad de las impresiones que nuestros sentidos reciben.

Sin abrir un debate sobre todos los daños sensoriales del momento, señalemos
por lo menos los peligros ligados a la expansión y a la sofisticación cada vez más
grande de los medios audiovisuales, medios como el cine, la televisión, la música
“en paquete”, los videojuegos, los mundos virtuales), cuya tendencia básica se
expresa en concentrar de modo artificial en dos sentidos (oído y vista), con toda
suerte de distorsiones espaciales y temporales, los contenidos que necesitarían
una participación de los doce sentidos en condiciones normales.

Esto trae un empobrecimiento terrible y cualitativo de la vida sensorial, no sólo


para el ojo y el oido, sino para todos los sentidos, porque es el organismo global
de los 12 sentidos el que se encuentra muy desequilibrado; al habituarse a
estímulos artificiales el "yo " pierde el sentido de la realidad, pierde la veracidad,
y puede también padecer de una suerte de "ceguera relacional”, debido a la
atrofía de los sentidos superiores que pueden abrirse sólo al contacto real del
otro. Otras amenazas, por ejemplo sobre los sentidos, vienen del exceso de
mecanización de la vida, pero también de la práctica mecánica de ciertos
deportes, cuando el movimiento no se realiza de forma consciente.

Frente a esto, y a uno mil otras fuentes de impresiones sensoriales problemáticas,


es posible en primer lugar decir no, y dosificar o renunciar a ciertas cosas.

Luego, y sobre todo, con el fin de que nuestros sentidos no se fosilicen, no se


separen del “yo” está la práctica de las artes. Este es un elmento central de las
prácticas de salud que todos deberíamos realizar para un sano desarrollo anímico,
y el mantenimiento de nuestro equilibrio emocional y mental.

Por supuesto, hay arte y “Arte”, y las tendencias artísticas actuales están
precisamente impregnadas de tendencias patógenas. Las artes terapéuticas
nacidos de la antroposofía (euritmia, pintura, modelado, escultura, arte de la
palabra, canto, música), se interesan por resituir la vida al cosmos sensorial del
hombre. Lo mismo que el cosmos no se limita al zodíaco, sino comprende
también los planetas, la Tierra, el Sol, la Luna, el cosmos sensorial se completa
con los siete procesos vitales, con las tres fuerzas anímicas (pensar, sentir y
querer), y finalmente con la vida del « Yo » propiamente dicha. Las artes, cada
una de modo específico, actúan sobre este instrumento frágil y complejo que esta
tendido entre el "Yo " y los doce sentidos.

La euritmia, llamada el « arte del movimiento », así como también el « lenguaje


o sonido hecho visible », es arte verdadero y social, y pone en relación viviente
los sentidos superiores y los sentidos inferiores, y hasta solicita, de hecho, el
conjunto de los doce sentidos.

La cultura de nuestra vida sensorial, el respeto activo hacia nuestros sentidos es


por cierto algo esencial para nuestra vida física y psicológica, para nuestra salud.
Pero no hay que descuidar tampoco la importancia de esto para un paso digamos
"espiritual ", situándose más allá de la percepción de los sentidos. Existen
relaciones precisas entre los doce sentidos y los tres modos de conocimiento
suprasensible indicados por Rudolf Steiner: imaginación, inspiración e Intuición. 

Conclusión

Observamos que la pregunta por la vida sensorial es de hecho crucial en nuestra


época, y la concepción de los doce sentidos que se trata sin cesar de verificar, de
experimentar, de profundizar - puede ser una guía eficaz para el pedagogo, el
médico, el artista-terapeuta y el psicólogo, y en general para toda persona que ha
tomado conciencia de la importancia de este acto que hacemos sin cesar y casi
sin darnos cuenta: Percibir.

A cada uno incumbe la tarea de armonizar, de equilibrar, a través de las los artes,
de una ejercitación interior verdadera, el cosmos de los sentidos, el cual está
expuesto a dos peligros paradójicamente concomitantes: una hiperestimulación
cuantitativa, una solicitación superficial, o un empobrecimiento cualitativo,
incluso una atrofía.

Desde este espíritu terapéutico se desprenden muchas cosas, no sólo para el que
percibe, sino también para lo que es percibido, porque está allí un gran secreto de
la vida de los sentidos: por su modo de percibir, de mirar una flor, u otro, por la
cualidad de su "mirada ", de su "escucha ", el hombre, en cada instante, cambia
un todo niño poco el mundo.

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