Módulo 4
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Módulo 4
la voluntad. El
negocio jurídico y
la representación
PID_00260890
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© FUOC • PID_00260890 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Índice
Introducción............................................................................................... 5
Objetivos....................................................................................................... 6
2. La representación............................................................................... 54
2.1. Concepto de representación ....................................................... 54
2.2. Clases de representación ............................................................. 54
2.3. La representación voluntaria ...................................................... 55
2.3.1. El apoderamiento ........................................................... 55
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Resumen....................................................................................................... 64
Ejercicios de autoevaluación.................................................................. 65
Solucionario................................................................................................ 67
Glosario........................................................................................................ 70
Bibliografía................................................................................................. 72
© FUOC • PID_00260890 5 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Introducción
Este módulo se centra en el análisis de los conceptos que integran dos impor-
tantes áreas de estudio: la autonomía�de�la�voluntad y el negocio�jurídico
y la representación.
Objetivos
6. Señalar los elementos que pueden condicionar la eficacia del negocio ju-
rídico.
10. Identificar los posibles vicios que pueden afectar al negocio representati-
vo.
Así pues, las personas quedan incursas en las relaciones y situaciones jurídi-
cas cuando concurren los requisitos previstos por las normas. Estos requisitos
constituyen el supuesto de hecho de la norma que regula el nacimiento de
aquella relación o situación jurídica. Y tal supuesto de hecho puede consistir
en los eventos más variados: eventos materialmente considerados con inde-
pendencia del comportamiento de los sujetos implicados, en comportamien-
tos humanos valorados como tales, etc.
Por otro lado, las reglas aplicables a la situación o relación jurídica de que se
trate pueden estar íntegra, exhaustiva e imperativamente establecidas por el
ordenamiento jurídico. Sin embargo, también es posible que el ordenamiento
no agote su regulación, o que la que establezca sea total o parcialmente dispo-
sitiva, confiando a los sujetos implicados un margen de libertad para acomo-
dar las consecuencias de su situación a sus deseos.
Comportamiento humano
Entre particulares puede haber situaciones de jerarquía y sujeción, pero entonces no es-
tamos dentro de la autonomía privada, sino en otro ámbito. Por ejemplo, los padres ti-
tulares de la patria potestad deben ser obedecidos por los hijos sometidos a ella (art. 155
del CC), pero las normas impuestas por los padres no constituyen actos de autonomía,
sino de heteronomía desde la posición de los hijos. Asimismo, el poder reglamentario
del empleador no es ejercicio de autonomía privada. En efecto, el fundamento de la efi-
cacia vinculante de esas reglas no es la libre voluntad, sino la titularidad de la empresa
o de la potestad de los padres.
• Las reglas creadas por los particulares son reconocidas como reglas vincu-
lantes por el ordenamiento jurídico en cuanto son queridas por los intere-
sados; y pueden ser queridas dentro del margen de libertad, no ilimitada,
que el ordenamiento enmarca.
Esto que acabamos de decir guarda relación con una clasificación tradicional
que distingue entre hechos, actos y negocios�jurídicos. Esta clasificación to-
ma como punto de partida la ponderación que le merece la voluntad humana
al Derecho, de manera que cuando sucede un evento en cuya realización y
conformación interviene o no la voluntad humana, el Derecho puede ponde-
rar la presencia de ese elemento de diferente forma o grado.
© FUOC • PID_00260890 11 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Para ser más concretos, cabe distinguir los eventos, en cuya realización no Transcurso del tiempo
interviene la voluntad humana en absoluto o, si interviene, su presencia no
El transcurso del tiempo pro-
es tenida en cuenta. duce consecuencias jurídicas:
al cumplir los 18 años se al-
canza la mayoría de edad, por
Si, por el contrario, se trata de un acontecer en el que puede intervenir la ejemplo.
Intencionalidad
A la hora de determinar la sanción que merece quien lesiona la vida o integridad física
de otro, el Derecho pondera la intencionalidad del causante de la lesión, sancionando
con mayor dureza a quien actúa con deliberado propósito de herir o matar que a quien
causa esa muerte o lesión por descuido. El evento que se tiene en cuenta es la conducta
humana del causante de la muerte o lesión, valorando especialmente su voluntariedad.
© FUOC • PID_00260890 12 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Esa categoría es muy amplia, por lo que para llevar a cabo su tratamiento se
ha subdistinguido en función de si la voluntad es ponderada sólo como ingre-
diente del evento productor de las consecuencias jurídicas predispuestas por
el Derecho, o si la voluntad del sujeto es también ponderada a la hora de de-
terminar las consecuencias jurídicas, de suerte que el efecto producido por la
conducta humana es, en mayor o menor grado, el querido por su autor.
En general, el margen dentro del cual la voluntad privada puede crear reglas Voluntad del adoptante
jurídicas no es ilimitado. Esto plantea problemas de clasificación, pues existen
La voluntad del adoptante es,
declaraciones de voluntad, cuya intención es crear una relación jurídica con entre muchos otros, requisito
un contenido que viene establecido casi por completo e inderogablemente por indispensable para la adopción
(art. 177.1 del CC), pero los
el Derecho. efectos de la adopción no son
determinados por esa volun-
tad, sino por la ley.
En otras ocasiones, del conjunto de efectos que produce una declaración de
voluntad, la parte más inmediata y sustancial es sustraída de la decisión de
los sujetos interesados, aunque pueden determinar una parte de los efectos
mediante una declaración adicional.
Matrimonio
patrimoniales sí pueden ser fijados por los contrayentes mediante el otorgamiento de las
capitulaciones matrimoniales oportunas (arts. 1325 y siguientes del CC).
Autonomía privada
El artículo 2.º apartado 2 de la Ley Orgánica de Protección del Honor, Intimidad e Imagen
prevé el caso de que una persona haya dado su consentimiento para que un tercero reali-
ce un acto de intromisión en esos derechos, determinando que entonces no se conside-
rará que se ha producido intromisión ilegítima. Pues bien, esto significa reconocer una
cierta disponibilidad sobre esos derechos de la personalidad. Sin embargo, el sujeto que
consiente no está vinculado por su autorización previa, y estará habilitado expresamente
para revocar con libertad (aunque indemnizando los daños y perjuicios causados) el con-
sentimiento previamente dado, según dispone el apartado 3 del mismo precepto. De ahí
se desprende que el contrato celebrado entre un personaje y un medio de comunicación,
en virtud del cual el primero se compromete a autorizar la difusión de hechos íntimos
o imágenes, no impide que pueda arrepentirse más tarde y denegar la autorización para
que se publiquen las fotografías o se difundan hechos atinentes a su intimidad. La auto-
rreglamentación establecida no es, en ese sentido, vinculante para el titular del derecho
a la intimidad o imagen, por lo que prevalecerá su libertad de cambiar de opinión acerca
de los compromisos que haya podido asumir. No es infrecuente que sea así en lo que
concierne a los derechos de la personalidad.
sión, el titular del interés patrimonial puede crear reglas que lo limiten para
lo sucesivo y que sean jurídicamente vinculantes. Se admite, pues, una amplia
gama de posibilidades de autorregulación de los intereses patrimoniales de los
particulares.
Iniciativa privada
Dentro del ámbito en el que se reconoce el juego de la iniciativa privada de los particu-
lares, la libertad de decisión y autorregulación puede ser restringida, lo cual se produce
mediante la planificación a la que se alude expresamente como límite en el texto cons-
titucional (arts. 38 y 131 de la CE).
Así, por ejemplo había ámbitos en los que la autonomía privada tenía tradi-
cionalmente un papel muy secundario, como el caso del Derecho de familia:
los derechos y deberes entre los miembros del grupo familiar estaban rígida-
mente regulados por la ley, la cual dejaba poquísimo margen para el poder de
autorregulación; incluso, en la medida en que se reconocía (curiosamente, el
de las relaciones patrimoniales entre cónyuges mediante el otorgamiento de
capitulaciones matrimoniales), se imponían importantes cortapisas (inmodi-
ficabilidad del régimen económico del matrimonio durante su subsistencia y
consiguiente inmutabilidad de las capitulaciones que debían de ser previas al
matrimonio).
Se aprecia una acusada tendencia a la privatización de las relaciones persona- STC 93/2013
les en este sentido, tendencia que llega acompañada de una crisis de la tradi-
La STC 93/2013, de 23 de
cional institucionalización (con el consiguiente control social) de los grupos abril de 2013, en relación con
familiares. la Ley Foral 6/2000, de 3 de
julio, para la igualdad jurídica
de las parejas estables, estable-
ce que “este respeto a la auto-
En este sentido, se avanza en el reconocimiento de un mayor grado de libertad nomía privada de quienes han
decidido conformar una unión
en la propia configuración y constitución de las relaciones de convivencia, de hecho se traduce en el re-
que, como es lógico, tienen el reflejo normativo oportuno. Tal es el caso de conocimiento de que, en aras
a su libertad individual, pue-
las normas reguladoras de las llamadas parejas de hecho aparecidas en varias den desarrollar sus relaciones
―antes, durante y al extinguir-
comunidades autónomas que, con el paso del tiempo y de forma imparable, se esa unión― conforme a los
se acabarán generalizando. Aunque, paradójicamente, la propia existencia de pactos que consideren oportu-
nos, sin más limites que los im-
normas reguladoras de tales parejas implica, no sólo dotar de reconocimiento puestos por la moral y el orden
público constitucional; y esta
jurídico explícito a estas situaciones, sino también sustraerlas parcialmente libertad debe ser respetada por
el ordenamiento jurídico en
del ámbito meramente privado, institucionalizándolas y, como consecuencia, todo caso, salvo que su ejerci-
generando restricciones a la libertad individual de sus componentes. cio concreto pudiera entrar en
conflicto con valores constitu-
cionales superiores que justifi-
caran su constricción”.
Con todo, dado que el ámbito más característico de la autonomía privada es
el de los intereses patrimoniales, no es de extrañar que el reconocimiento más
explícito de la misma se contenga precisamente entre las normas reguladoras
de los contratos. El precepto general básico de reconocimiento de la autono-
mía privada en el Derecho español es el artículo 1255 del CC, que establece el
reconocimiento de la libertad de pacto entre contratantes: "Los contratantes
pueden establecer los pactos, cláusulas y condiciones que tengan por conve-
niente [...]".
Si lo que hemos visto hasta ahora es cierto, no es de extrañar que los instru-
mentos jurídicos mediante los cuales se encauza el juego de la autonomía pri-
vada estén especialmente diseñados para operar en el seno de los intereses pa-
trimoniales. Hay dos instrumentos principales que están legalmente diseña-
dos para ese fin: el contrato y el testamento.
Su inserción en el tráfico de los bienes resulta a tenor del artículo 609 del CC,
en el que se regulan los medios de adquisición y transmisión de la propiedad
y los demás derechos reales. Entre los mencionados medios hallamos los con-
tratos acompañados de la tradición o entrega de los bienes. Para transmitir
la propiedad de una cosa, el sistema español requiere, entre otras posibilida-
des, la mediación de un contrato suficiente y adecuado (por ejemplo, la com-
© FUOC • PID_00260890 17 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
praventa) y que la cosa sea entregada. Una vez cumplidos ambos requisitos,
la propiedad de la cosa vendida pasa de manos del comprador a manos del
vendedor.
Derecho europeo
La coincidencia de enfoque entre los países europeos posibilita incluso el avance de tex-
tos que pretenden facilitar una armonización futura del Derecho europeo en materia de
contratos, de lo cual es buena muestra el texto Principles of European Contract Law elabo-
rado por la conocida como Comisión Lando (nombre de su presidente).
La esencia del contrato, según se desprende del régimen de los artículos 1254,
1258, 1261, etc., es el acuerdo de voluntades. En esencia, el contrato exige
que dos o más personas consientan, es decir, deseen o sientan algo en común,
por lo que convienen en la creación de obligaciones entre ellas mediante las
que se articula el intercambio de bienes o servicios. Ese acuerdo de voluntades,
resultado de la concordancia de las voluntades de los contratantes, es genera-
dor de vínculos jurídicos que, según la expresión muy gráfica (aunque técni-
camente incorrecta) del artículo 1091 del CC, "tienen fuerza de ley entre las
partes contratantes".
El testador
El testamento crea reglas jurídicas que vinculan a terceras personas (los suce-
sores), siendo, desde ese punto de vista, un acto de heteronomía más que de
autonomía (atendiendo al sentido literal de las palabras).
Los sucesores
La razón por la cual los sucesores quedan vinculados no es, sin embargo, que estén so-
metidos o subordinados al testador. Por ello, se exige que el sucesor, a su vez, acepte (o al
menos no rechace), esto es, manifieste su voluntad de asumir lo estatuido en el testamen-
to que, por este motivo, le terminará vinculando. Y esto no quiere decir que existan actos
jurídicos unilaterales y vinculantes (autovinculantes): sin ir más lejos, la aceptación de
la herencia por parte del heredero lo es, quedando perfecta y surtiendo todos sus efectos
por la sola voluntad del aceptante, sin necesidad del concurso de ninguna otra persona.
guientes del Código del Derecho Foral de Aragón, los pactos sucesorios de las
leyes 172 y siguientes del Fuero Nuevo de Navarra, etc.) se permiten contratos
sucesorios en virtud de los cuales una persona pacta de común acuerdo con
sus sucesores cómo se deferirá la sucesión a su fallecimiento.
En conclusión, nuestras leyes civiles regulan los principales actos jurídicos ne-
gociales, el contrato y el testamento, dotándolos de régimen propio. A dife-
rencia de otros sistemas jurídicos, como ocurre con el Derecho alemán, nues-
tra legislación civil no recoge la categoría ni el régimen general del negocio
jurídico. Aunque es materia opinable, la opción elegida es plausible, dado que
un régimen general del negocio jurídico aporta poco a la solución de los pro-
blemas concretos y no impide la aplicación analógica de las normas en materia
de contratos o testamentos a otras hipótesis carentes de regulación o reguladas
de manera insuficiente.
De lo que hemos tenido ocasión de ver hasta ahora también se desprende que,
dentro del ámbito que le es propio, la libertad de autorregulación (es decir,
de creación de reglas jurídicas vinculantes por los particulares en el ejercicio
de su autonomía privada) no es ilimitada. Las reglas creadas por los propios
interesados son protegidas por el Derecho siempre que no excedan determi-
nados límites. El precepto cuyo tenor se reproducía antes (el artículo 1255 del
CC), tras reconocer la libertad de los particulares para establecer los pactos que
tengan por conveniente, concluye: "[...], siempre que no sean contrarios a las
leyes, a la moral ni al orden público".
Ante todo debemos señalar que el artículo 1255 del CC, como ya pusimos
de relieve antes, pertenece al terreno de los contratos, y éstos son una de las
manifestaciones de autonomía privada, aunque hay más. Sin embargo, la ge-
neralidad con que se enuncian estos límites permite sostener que en general
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La ley
Ley dispositiva
En aquellos casos en los que sucede esto último será necesario averiguar, me-
diante la técnica interpretativa, qué quisieron los interesados: pactar una nor-
ma idéntica a la legal, pero en negativo, o pura y simplemente excluir la aplica-
ción de la norma legal a su situación, en cuyo caso se deberá cubrir la eventual
laguna de regulación mediante técnicas de integración, pero procurando no
recurrir a las normas dispositivas que han sido objeto de exclusión deliberada.
Con toda esta flexibilidad, sin embargo, parece exigible que, en el ejercicio de
su libertad de exclusión de las normas dispositivas, los particulares se doten
de regulación alternativa, explícita o implícita, que permita resolver los pro-
blemas que se planteen.
© FUOC • PID_00260890 22 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Testamento vs contrato
En materia de testamento, la regla habitual es que sólo pierden validez las reglas concretas
ilegales, y conserva su validez el resto del testamento. Por el contrario, en materia de
contratos, lo normal es la nulidad total del contrato, aunque no es así cuando las reglas
nulas forman parte de las condiciones generales de la contratación o se vulneran normas
protectoras de la parte débil.
La moral
Esta raíz social del concepto de moral se desprende del hecho de que se alude
a este límite como moral o como buenas costumbres indistintamente (arts.
792, 1271 y 1328 del CC): el modo de comportamiento reputado modélico en
un determinado momento y en un cierto lugar. Este modelo de conducta es
cambiante conforme al tiempo y las circunstancias.
El orden público
El tercer límite enunciado por el artículo 1255 del CC es del orden público,
expresión que puede inducir a equívocos (no tiene que ver con la noción de
paz pública o ausencia de perturbaciones a la tranquilidad y a los agentes en-
cargados de mantenerla).
Podéis ver, en este sentido, los artículos 544 y siguientes CP relativos a los delitos contra
el orden público.
Normas imperativas
Los principios de orden público están inmanentes en las normas imperativas, pero no
necesariamente formulados como normas concretas. Por este motivo, el orden público
ocupa un papel residual o de reserva respecto de la ley imperativa como límite de la au-
tonomía privada: no habrá que acudir al concepto de orden público allí donde haya una
norma concreta prohibitiva de un determinado acto (por ejemplo, para la invalidez de la
promesa de recompensa hecha a un funcionario para que dicte una decisión beneficiosa
no hay que acudir al concepto genérico de orden público, pues basta con la tipificación
del delito de cohecho). Al mismo tiempo, la identificación de los principios de orden
público ayuda a interpretar las normas con el fin de calificar si son imperativas o no en
los casos de duda (así, la imparcialidad e independencia del juez como principio de orden
público permite afirmar, sin lugar a dudas, el carácter imperativo del artículo 1459-5.º
del CC, si alguna cupiera).
Carácter jurídico
© FUOC • PID_00260890 24 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
El orden público está compuesto por principios formulados o inducidos del ordenamien-
to jurídico, mientras que la moral es un orden ajeno que se interconecta con el orden
jurídico en virtud de llamamiento autónomo (el cual efectúa, por ejemplo, el artículo
1255) o como legitimadora de la eficacia social de las normas jurídicas (donde exista
principio de orden público no es necesario, ni posible, que opere la moral como límite
de la autonomía privada).
Pues bien, esto sería así por lo menos en sentido negativo: los acuerdos entre
particulares contrarios a los principios constitucionales y a los derechos fun-
damentales serían inválidos por atentar contra el orden público.
Ejemplo de Drittwirkung
Ejemplos
Lectura recomendada
Los poderes públicos no pueden discriminar por razón de raza o religión a la hora de Salvador�Coderch,�P.
subvencionar o becar los estudios de personas sin recursos suficientes. Pero ¿podría un (coord.);�von�Münch,�I.;�Fe-
particular dotar una beca para financiar los estudios de personas de religión judía? ¿Puede rrer�i�Riba,�J. (1997). Asocia-
un empresario o un profesional negarse a prestar sus servicios o suministrar sus productos ciones, derechos fundamentales
y autonomía privada. Madrid:
a personas de origen andaluz? ¿Puede constituirse una asociación que sólo admita como
Civitas.
socios a hombres que sepan jugar al dominó o a mujeres aficionadas a hacer punto de
cruz? ¿Puede restringirse la libertad de expresión de los trabajadores de un periódico de
determinada tendencia ideológica, de suerte que pueda despedirse al periodista que se
aparte de la línea del periódico? ¿Puede ser despedida una trabajadora por haber contraí-
do matrimonio o por haber quedado embarazada? ¿Puede un empresario interceptar los
mensajes de correo electrónico enviados o recibidos por un trabajador en su puesto de
trabajo? ¿Puede ser retirada la guarda de menores a una persona divorciada por el hecho
de haberse integrado en determinada confesión religiosa inusual?
No podemos abordar aquí con detenimiento esta cuestión; baste señalar que
uno de los cauces por medio de los cuales las relaciones privadas entre parti-
culares se permeabilizan de los valores constitucionales existen, precisamente,
considerando que las determinaciones de autonomía privada contrarias fron-
talmente a determinados derechos fundamentales (a la igualdad, en cuanto
se estipulen discriminaciones típicas) chocan con el orden público. No obs-
tante, debemos tener en cuanta que, como vimos antes, la protección de la
autonomía privada enlaza también con el sistema de valores que representan
los derechos constitucionales.
1.2.1. Concepto
Negocio jurídico
El Código civil alemán (conocido habitualmente por sus siglas en alemán BGB) regula
el negocio jurídico como tal. Sin embargo, los códigos latinos (el francés, el español y el
italiano) prescinden de la categoría, y prefieren emplear la terminología más tradicional
de actos y regular propiamente los contratos o los testamentos.
Destaca con claridad que el negocio es ante todo una declaración de voluntad
de particulares; esto es: su autor es uno o varios sujetos privados (no autori-
dades o poderes públicos), quienes mediante su voluntad (su inteligencia y
sus deseos), en pos de alcanzar algún resultado, crean efectos o reglas jurídi-
camente vinculantes.
• La voluntad.
© FUOC • PID_00260890 27 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Para que haya voluntad (declarada) es necesario que exista un sujeto a quien
pertenezca esa voluntad. Por consiguiente, hay presupuestos a la existencia
del negocio, los cuales pasamos a detallar.
El ámbito de la autonomía privada suele ser más pleno para los negocios patrimoniales
dado que se refieren a materias disponibles. Por el contrario, el campo de lo extrapatri-
monial a menudo se somete a reglamentaciones de carácter imperativo o bien abundan
los principios que impiden la disponibilidad total. Entre los extrapatrimoniales, por el
tipo de relaciones concernidas, podemos, a su vez, hablar de negocios familiares, estric-
tamente personales, etc.
Cuando es necesario asumir sacrificios con el fin de poder obtener alguna ventaja, enton-
ces nos hallamos en el terreno de los actos onerosos. A esta categoría pertenecen muchos
contratos (compraventa, arrendamientos, etc.).
• El resto de los negocios patrimoniales son inter vivos, incluso aquellos que
pueden condicionar sus efectos o parte de ellos a la muerte de una persona,
incluido alguno de sus autores (por ejemplo, los contratos de seguro de
vida para caso de muerte).
1.3.1. Sujeto
No toda voluntad es, sin embargo, suficiente o capaz para configurar negocios
jurídicos: es preciso que sea una voluntad madura, consciente y libre en la
medida adecuada. La madurez y la conciencia presuponen que el sujeto que
quiere debe poseer una cualidades de aptitud suficiente como para que su que-
rer sea relevante desde una perspectiva jurídica.
Llegados a este punto debemos recordar que, desde la perspectiva jurídica, se distingue
entre capacidad jurídica y capacidad de obrar que provoca una cierta disociación.
Será suficiente con señalar aquí que mediante esa representación se posibilita que todas
las personas se puedan considerar autoras de negocios jurídicos, pues los mecanismos
representativos permiten imputar a sujetos no aptos para querer con relevancia jurídica
los actos de voluntad que se forjan mediante la actuación de sus representantes.
Para donar se requiere plena capacidad de obrar (art. 624 del CC).
Para aceptar donaciones se mitigan los requisitos de capacidad (art. 625 del CC).
En general, para hacer testamento se relajan en gran medida las exigencias de capacidad
(podéis ver los artículos 662 a 666 del CC, artículos 421-3 y 4 del CCCat, artículo 408
Código del Derecho Foral de Aragón, ley 184 Compilación Navarra), dado que el autor,
el testador, no queda concernido por su propio testamento.
Cuando un sujeto carece de la aptitud requerida por el Derecho para realizar Ved también
determinados actos o negocios, a menudo puede actuar por medio de su re-
Consultad, en este sentido, los
presentante legal. Pero si se trata de actos especialmente peligrosos, se suele artículos 166 y 271-2.º, 4.º,
imponer un control a la actuación del representante. 8.º, 9.º del CC.
Representación
El Código civil prevé que no pueda intervenir un representante en los testamentos (art.
670 del CC).
Las personas jurídicas pueden ser titulares de negocios jurídicos actuando por
medio de su sistema de representación (orgánica).
En conclusión, por norma general, todos los sujetos que gozan de plena capa-
cidad de obrar pueden realizar negocios jurídicos por sí mismos. Los sujetos
carentes de plena capacidad de obrar pueden realizarlos por medio de sus re-
presentantes legales (con o sin control externo), salvo que se trate de negocios
personalísimos que están excluidos del ámbito de la representación legal. Hay,
© FUOC • PID_00260890 31 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
finalmente, negocios que por ser poco comprometidos para su autor pueden
ser realizados personalmente por sujetos que no gozan de plena capacidad de
obrar, pero que sí poseen capacidad natural.
1.3.2. La voluntad
Es habitual aludir a la discusión que se da entre quienes sostienen que es de mayor im-
portancia la voluntad interna y quienes sostienen que es más relevante la voluntad de-
clarada.
Para aquellos que sostienen la primera tesis, los efectos del negocio sólo son posibles en
tanto que verdaderamente queridos por el sujeto.
© FUOC • PID_00260890 32 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Para los que mantienen la segunda, es posible la producción de efectos no queridos ver-
daderamente por el sujeto, siempre que se haya generado una declaración de voluntad
(total o parcialmente discorde con la voluntad interna), en cuya regularidad se pueda
confiar en general.
En este asunto, como en tantos otros, podemos apreciar una diferencia sus-
tancial de enfoque dependiendo de si aludimos a los contratos (negocios pa-
trimoniales inter vivos) o a las disposiciones sucesorias (testamentos y demás
negocios mortis causa), por ceñirnos sólo a los negocios patrimoniales.
Mientras que para los negocios patrimoniales inter vivos se dice que está vigen- Ejemplos
te el principio�espiritualista, según el cual no es requisito de existencia del
• Estatutos de asociaciones y
contrato el hecho de que éste haya de manifestarse de una manera determina- fundaciones
da, por el contrario sí que se exige constancia formal concreta a los testamen- • Capitulaciones matrimonia-
les
tos (sirva de ejemplo la comparación entre los artículos 1278 y 687 del CC). • Estatutos de la llamada pro-
piedad horizontal
También es normal exigir constancia formal a las declaraciones de voluntad
dotadas de una cierta eficacia estatutaria, esto es, que crean unas reglas com-
plejas que van a regir la vida o actividad futura de los sujetos implicados con
pretensiones de estabilidad.
En los casos en que se exige la forma, ésta puede ser muy variada. En ciertas Ved también
ocasiones se requiere que la declaración sea formulada de palabra en presencia
Consultad, en este sentido, los
de determinadas personas (testigos, autoridades, etc.). artículos 57 y 58 del CC refe-
rentes al matrimonio.
tura pública también deben contar los actos y contratos de creación, transmi-
sión, modificación o extinción de derechos reales sobre bienes inmuebles para
poder acceder al Registro de la Propiedad, etc.
Voluntad de adquirir
Generalmente se exige un comportamiento activo por parte del sujeto para Silencio
que éste sea vehículo de una declaración de voluntad. El comportamiento pu-
Por regla general, en Derecho
ramente omisivo no es, en sí, apto para incorporar una manifestación de vo- no se aplica el refrán quien ca-
luntad inequívoca. De ahí que, en general, el silencio no pueda ser interpre- lla, otorga, sino que se aplica:
quien calla nada dice.
tado como declaración de voluntad negocial, equiparándolo a la aquiescencia.
"Toda declaración u otro acto del destinatario que indique asentimiento a una oferta
constituirá aceptación. El silencio o la inacción, por sí solos, no constituirán aceptación."
Sin embargo, en ciertas ocasiones esta regla se modifica, de suerte que allí
donde el acuerdo, los usos, la buena fe o la ley imponen el deber de hablar,
cabe entender que el silencio puede tener significado de declaración negocial
de conformidad o aquiescencia.
Ejemplos
El silencio del comerciante minorista ante el envío del suministro habitual de una mer-
cancía por parte del suministrador puede entenderse como su aceptación.
La voluntad negocial tiene como contenido las reglas que se aplican a los efec- Ejemplos
tos jurídicos pretendidos mediante su celebración. Tales reglas pueden ser crea-
• El contenido del testamen-
das íntegramente por la propia voluntad negocial (dentro del marco delimita- to
dor ya visto), por el ordenamiento o, lo que es más común, por el concurso • La institución de heredero
• La atribución de legados
de ambos. Entre esas reglas se incluye la precisión de los efectos o finalidad • La definición de reglas so-
bre la ordenación de la su-
perseguida por el sujeto o sujetos. cesión
porque una de ellas realice una propuesta a la otra que la acepta y se suma
a ella. Cuando esto último sucede, puede ocurrir que el proponente se valga
de un contenido predeterminado de manera estándar que pretende aplicar a
todos sus negocios de un determinado tipo (algo frecuente en el ámbito de
la contratación).
Defensa de consumidores
El legislador se ha hecho eco de los riesgos que existen de que, mediante estos clausula-
dos homogéneos o formularios, se produzcan situaciones de abuso o desequilibrio, en
especial cuando la parte contraria es un consumidor. De esta materia se ocupan la Ley
para la Defensa de Consumidores y Usuarios y la Ley de Condiciones Generales de la
Contratación, encontrándose ambas muy determinadas en este sentido por el Derecho
comunitario.
En este mismo sentido, podríamos decir que el objeto del testamento son las
cosas o titularidades que constituyen, a su vez, el objeto de la transmisión mor-
tis causa. El estudio del objeto se debe remitir al tratamiento de los contratos,
testamentos y contratos sucesorios.
Baste aquí con señalar que la voluntad del sujeto debe proyectarse sobre ese
objeto y el resto del contenido del negocio jurídico. Asimismo, deben respe-
tarse los límites legales, de manera que no son admisibles los contratos para
traficar con cosas de tráfico prohibido o las disposiciones testamentarias que
pretenden imponer deberes o condiciones contrarias al Derecho.
1.3.6. Causa
Causa
De ahí que no se permitan los contratos con causa ilícita o inmoral (art. 1275 del CC; por
otro lado, límites de la autonomía privada) o se desconfíe de los que sólo poseen causa
aparente que se revela falsa (art. 1276 del CC), aunque se parta de que todo contrato la
posee (art. 1277 del CC).
Será suficiente con señalar, aunque de manera muy breve, que la causa de
los contratos se identifica con el modelo de intercambio de bienes o servicios
característico de cada tipo de contrato comparado con el propósito o finalidad
prácticos perseguidos por las partes.
Ejemplos de causa
Por ello, si se pretende celebrar una donación, pero ésta se disfraza de compraventa, en-
tonces se dice que hay un problema de simulación y falsedad de causa, ante lo que resulta
aplicable el artículo 1276 del CC. En consecuencia, la finalidad perseguida en común por
las partes es enjuiciada y contrastada con la función de intercambio, que legalmente jus-
tifica la tipificación de cada contrato. Como es natural, al valorar la finalidad perseguida
por las partes se abre la posibilidad de que los motivos que animan a celebrar el contrato
o realizar una declaración de voluntad sean también controlados. Estos motivos son re-
levantes en diferente medida según el tipo de negocio ante el cual nos encontremos: en
los contratos, los motivos individuales de un contratante y no compartidos por el otro
suelen ser irrelevantes; en el testamento, si se realiza una atribución patrimonial sobre la
base de un motivo o finalidad equivocados, cabe la posibilidad de anular esa atribución,
pero sólo si ese motivo o finalidad son determinantes de la voluntad de beneficiar a ese
sujeto (art. 767 del CC).
También se habla de causa para aludir al hecho de que las atribuciones patri-
moniales no se producen porque sí, sino sólo en función de la preexistencia
de una causa jurídica suficiente.
Por este motivo, si alguien paga algo indebidamente, tiene derecho a reclamar la devo-
lución (arts. 1895 y siguientes del CC). Asimismo, si alguien se compromete a pagar algo
que debe, utilizando un instrumento jurídico dirigido precisamente a facilitar los pagos,
como puede ser el giro de una letra de cambio o el libramiento de un cheque o un pagaré,
en principio se exige que el giro de esos títulos-valores obedezca a una obligación de pago
preexistente ("firmo la letra de cambio o el cheque porque debo el precio de la compra
de un electrodoméstico").
El negocio jurídico puede padecer defectos debido a que alguno de sus elemen-
tos es defectuoso. Esos defectos o carencias se conocen con el nombre de vicios,
especialmente cuando afectan al elemento básico del negocio: la voluntad.
Junto a estos vicios en sentido propio, también podemos hablar de vicios pa- Nota
ra aludir a defectos que producen la ausencia total de voluntad negocial en
Es dudoso que esta distinción
aquellos casos en los que se produce una declaración aparente que no se co- posea consecuencias prácticas
rresponde con ninguna voluntad negocial real, aunque en estos casos no hay en Derecho español, razón por
la cual estudiaremos en lo su-
voluntad viciada, sino mera declaración aparente de una voluntad inexistente. cesivo todos los vicios o defec-
tos del modo tradicional.
Violencia e intimidación
Para que haya intimidación, el mal con el que se amenaza debe ser injustifica-
do o emplearse de forma injustificada. De este modo, amenazar con el ejerci-
cio de un derecho no es en principio constitutivo de intimidación, salvo que
se emplee para fines ajenos a la razón de ese derecho. El mero y simple temor
reverencial no es intimidación.
© FUOC • PID_00260890 39 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Error
En principio, es irrelevante que el error haya sido padecido espontáneamente por el equi-
vocado o que haya sido inducido (deliberada, negligente o inocentemente) a error por
otra persona. Pero esto tiene un límite: si el error es causado por las maquinaciones do-
losas de uno de los contratantes, entonces estaremos en presencia del vicio del consen-
timiento conocido con el nombre de dolo.
Por ello, no todo error es relevante. La ley requiere que sea sustancial (recaiga Error
sobre elementos o factores fundamentales), determinante de la prestación del
A diferencia de otros ordena-
consentimiento y, como consecuencia del principio de autorresponsabilidad, mientos, el Derecho español
que sea excusable o disculpable (en este caso, se considera que quien se equi- no exige que el error sea reco-
nocible por la contraparte o
voca por descuido debe acarrear con las consecuencias de su error –consultad destinatario de la declaración
de voluntad.
el artículo 1266 del CC).
Error sustancial
Se considera sustancial el error que recae sobre aquello que pueda considerarse motivo
principal del negocio. Así, puede ser sobre la identidad del objeto, sobre su sustancia
material o sobre otras condiciones de la cosa que sean determinantes de la celebración
del negocio. El error también puede incidir sobre la identidad o cualidades de la persona
que hayan sido determinantes. En general, el error es también sustancial en los motivos
determinantes. Por ello, aunque silenciado por la ley, no hay inconveniente en mantener
un amplio concepto de error sustancial que dé acogida también al error in negotio (cele-
bración de un negocio creyendo que es otro) y en admitir la relevancia tanto del error
de�hecho, como del error�de�Derecho. Alude esta última distinción a que lo conocido
de manera errónea (o lo ignorado) puede referirse a circunstancias puramente fácticas
(de hecho) o a circunstancias jurídicas (de Derecho), como sucede cuando se consiente
aceptar una herencia tácitamente creyendo que así se gozará de responsabilidad limitada
por las deudas del difunto.
Dolo
El dolo debe haber sido empleado por un contratante contra el otro (o por
un tercero con su anuencia), no siendo admitido el efecto de invalidación del
dolo de tercero. También se exige que el dolo no sea recíproco.
© FUOC • PID_00260890 41 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Estas restricciones están relacionadas con la necesidad de proteger al contra- Ved también
tante inocente que confía en la regularidad de la declaración de voluntad del
Consultad, en este sentido, el
otro. artículo 1270 del CC.
Reserva mental
El objeto del negocio debe ser adecuado para que se pueda negociar con él.
Depende del tipo de contenido del negocio de que se trate. Así, en los negocios
patrimoniales (respecto de los cuales cobra más sentido hablar de objeto), la
cosa o servicios objeto del negocio deben ser susceptibles de tráfico (deben
estar en el comercio de los hombres).
Objeto
La causa debe existir, aunque su existencia se presuma –artículo 1277 del CC–,
ser verdadera y lícita. La ley prevé la invalidez de los contratos cuya causa
no exista, sea falsa o ilícita, mereciendo tal consideración la causa que sea
contraria a las leyes o a la moral (en cuyo caso se suele hablar de causa torpe).
Dentro de los negocios sin causa o con causa falsa se incluyen habitualmente
los llamados negocios simulados.
En Código civil no alberga una regulación suficiente del negocio simulado. El Negocio simulado
negocio simulado, como no se corresponde con una voluntad real de celebrar-
En el artículo 1276 del CC en-
lo de manera efectiva, carece de validez. Entre los implicados, esta invalidez contramos una referencia al
es plenamente denunciable, pero frente a terceros que hayan confiado en la negocio simulado, pues cuan-
do se habla de causa falsa, se
apariencia generada por el acuerdo simulatorio puede resultar inoponible tal considera que también com-
prende los casos de simula-
invalidez. ción.
© FUOC • PID_00260890 43 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Donación encubierta
Se celebra una venta efectiva entre el vendedor A y el comprador B, pero se hace figurar
como comprador a C, ante lo que todos ellos están de acuerdo. En este caso (interposi-
ción ficticia), aunque no haya simulación en sentido estricto, son aplicables las reglas de
la simulación relativa, por lo que deberá prevalecer la situación real sobre la aparente,
sin perjuicio de terceros de buena fe. Sin embargo, si A no se encuentra en el acuerdo
simulatorio, de manera que sólo aparece ante él C como comprador (interposición real),
entonces deben aplicarse las reglas de la representación indirecta, que más adelante ten-
dremos ocasión de estudiar y que implican la validez del contrato entre A y C, y la ulterior
repercusión de este contrato en la esfera de B.
El negocio produce los efectos queridos por el sujeto o sujetos, siempre y cuan- Nota
do se encuentren dentro del margen enmarcado por los límites de la autono-
Recordad lo que explicamos a
mía privada. Las reglas negociales sólo vinculan al autor o autores del negocio propósito de la autonomía.
(recordemos la autonomía), en la medida en que en efecto les vinculen.
Ejemplos
Los contratantes quedan vinculados por su contrato (el artículo 1091 del CC dice gráfi-
camente que las obligaciones contractuales tienen fuerza de ley entre los contratantes).
© FUOC • PID_00260890 44 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
El autor del testamento no queda vinculado por su testamento, que puede ser revocado
libremente.
Puede haber terceros sometidos a las reglas negociales, bien porque ocupen
el lugar de alguna de las partes negociales (sucesores o causahabientes, en la
terminología legal), bien porque hayan aceptado someterse a esas reglas (lo
cual sucede con el heredero que ha de aceptar la herencia, pero que puede
repudiarla).
Ved también
En materia de contratos, la regla según la cual el contrato sólo vincula
a los contratantes (y sus causahabientes) se conoce con el nombre de Consultad, en este sentido, el
artículo 1257 del CC.
principio�de�relatividad.
La vigencia de los efectos del negocio puede venir determinada por la declara-
ción negocial: el propio negocio puede determinar cuándo comienzan o cesan
sus efectos. Existen unas figuras típicas que abordan esta cuestión en las que
conviene que nos detengamos.
1.5.1. La condición
Concepto y clases
El hecho puesto como condición tiene que ser posible, lícito y moral; o dicho
de otro modo, no son válidas las condiciones imposibles, ilícitas o inmorales.
El efecto que esa invalidez de la condición desencadena sobre el conjunto del
acto o negocio condicional varía dependiendo del caso:
• La condición negativa consiste en que las cosas siguen como están sin que
se produzca un determinado evento.
Es discutible que los negocios familiares puedan someterse a condición (no lo Ved también
es, por ejemplo, el matrimonio).
Consultad, en este sentido, el
artículo 45 del CC.
Fase de pendencia
Desde que se celebra el negocio hasta que la condición se cumple se abre una
fase de interinidad o de pendencia que opera:
Cumplimiento de la condición
La condición se cumple cuando efectivamente sucede el evento puesto como Ved también
condición; pero si su realización es impedida por obra del obligado, entonces
Consultad, en este sentido, los
la ley la considera cumplida (ficticiamente). artículos 1119 y 798 del CC.
Cuando se interpone una condición suspensiva, la atribución de la propiedad de un bien Consultad, en este sentido, los
a favor de A, una vez cumplida la condición, se entiende que A ha sido propietario de la artículos 1120 y 1122.
cosa desde que el negocio se celebró. En consecuencia, los frutos producidos por la cosa
en el ínterin son suyos y él debe pechar con las alteraciones experimentadas por la cosa
sin culpa del obligado.
Ved también
Esta retroacción es un efecto jurídicamente dispuesto, esto es, una ficción le-
gal. De ahí que se deba aplicar con cautela y, en la medida de lo posible (como
también se preocupa de prever la ley), especialmente para el caso de las obli-
gaciones diferentes de las de entregar cosas (art. 1120 in fine).
1.5.2. El término
El término es la fijación del tiempo hasta el cual (término�final) o a partir Ved también
del cual (término�inicial) se van a producir los efectos (todos o parte de ellos)
Consultad, en este sentido, el
de un negocio jurídico. Se diferencia de la condición por la certidumbre: del artículo 1125, párrafo 3.º CC.
término se sabe que llegará a suceder siempre, mientras que la condición es
incierta por definición.
No obstante, se habla de término cierto y término incierto, aunque esto no Término incierto
se refiere a la incertidumbre sobre si se cumplirá o no el término, sino a la
Es término incierto el fijado
incertidumbre acerca del momento exacto en que se cumplirá. por referencia a la muerte de
una persona, pues es obvio
que morirá, aunque no se sepa
Se habla de término� esencial para aludir a los casos en los que el tiempo cuándo.
El término
1.6.1. Invalidez
Un negocio es inválido cuando fallan sus requisitos constitutivos o se han ex- Negocio inválido
cedido los límites de la autonomía privada. Desde su origen, el negocio ado-
Esta distinción está formulada
lece de un defecto que genera o puede generar que no produzca los efectos básicamente al hilo de los con-
apetecidos. Pero la invalidez no es una categoría de la ineficacia negocial o, tratos por obra de doctrina y
jurisprudencia, pues el tenor
mejor, un régimen jurídico de la misma. El Derecho prevé, básicamente dos del Código civil en la mate-
ria (arts. 1300 a 1314) es muy
regímenes jurídicos de ineficacia por causa de invalidez: equívoco.
Nulidad y anulabilidad
1.6.2. Nulidad
Contratos nulos
Son nulos los contratos que contravienen los límites generales de la autonomía privada,
los carentes de sus requisitos esenciales o los que tienen vicios en sus requisitos esencia-
les (salvo que sean defecto de capacidad), los que contienen vicios del consentimiento
o falsedad de la causa (entendida como causa equivocada, no como causa simulada), el
caso particular de los contratos onerosos realizados por un cónyuge sin consentimiento
del otro cuando éste es exigido (art. 1301 del CC). También es nulo el matrimonio en el
que fallen sus presupuestos (por ejemplo, la disparidad de sexo entre los contrayentes) o
falten sus requisitos esenciales (salvo que sea un vicio del consentimiento o defecto de
capacidad –artículos 75 y 76 del CC–). De todo esto resulta que son nulos los contratos
que contravienen la ley, la moral o el orden público, así como los que carecen de consen-
timiento, objeto o causa (estos últimos son ilegales o imposibles). Asimismo, son nulos
los negocios formales celebrados sin observar los requisitos de forma.
Los negocios nulos, por el carácter radical del defecto que les aqueja, no pue-
den ser subsanados por el paso del tiempo ni por una declaración posterior de
convalidación de los interesados. Lo que sí podrán hacer es celebrar ulterior-
© FUOC • PID_00260890 51 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
mente y con todos sus requisitos legales el negocio que intentaron celebrar
antes inútilmente. En este sentido, y en general, la nulidad se dice que es in-
sanable.
La nulidad puede afectar a la totalidad o sólo a una parte del negocio, en cuyo Nulidad total
caso se habla de nulidad�parcial.
En materia de contratos, da-
da la unidad y especialidad del
En materia de testamentos se aplica la regla utile per inutile non vititatur, que propósito contractual, es habi-
tual que se decrete la nulidad
significa que solamente se consideran inválidas las disposiciones testamenta- total.
Depende, pues, del contenido y estructura del negocio que se prefiera uno u
otro tipo de nulidad. Así, cuando la anulación de una parte del contenido del
negocio no afecta gravemente a la posibilidad de perduración del mismo, con
lo que pasa a ser posible rellenar las lagunas dejadas por las cláusulas nulas
mediante el recurso a mecanismos de integración (ley supletoria, buena fe,
usos, etc.), entonces permanece el negocio con las adaptaciones oportunas.
Ésta es la regla sentada para el caso de condiciones generales de los contratos
nulos: si es posible, se salva el contrato decretando la nulidad solamente de
las cláusulas preformuladas ilegales (art. 8 de la Ley de Condiciones Generales
de la Contratación).
1.6.3. Anulabilidad
Este término se reserva para aludir a los casos en los que un contrato o el
matrimonio padecen falta de capacidad de alguna de las partes o vicios del
consentimiento (violencia, intimidación, error o dolo). Los contratos onero-
sos celebrados por una persona casada sin consentimiento de su consorte son
también anulables (arts. 75, 76 y 1301 del CC).
1.6.4. Rescisión
Las causas más generales de rescisión son (aparte de casos singulares y particu-
lares dispersos): la lesión de alguno de los contratantes, el fraude de acreedores
o el carácter litigioso del objeto.
Lesión
En Cataluña, el artículo 621-46 del CCCat recoge la figura histórica conocida con el nom-
bre de lesión ultra dimidium o lesión en más de la mitad, según la cual, el contrato de
compraventa y los demás de carácter oneroso pueden rescindirse si la parte perjudicada
prueba que, en el momento de la conclusión del contrato, el valor de mercado de la pres-
tación que recibe es inferior a la mitad del valor de mercado de la prestación que realiza;
igual en Navarra (lesión enorme, ley 499 y siguientes de la Compilación Navarra).
© FUOC • PID_00260890 53 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
2. La representación
Contrato de mandato
Representación voluntaria
Podemos decir que hay dos grandes tipos de representación:
En la representación voluntaria
• Representación voluntaria, que tiene su origen en la voluntad del se distingue:
• Representación directa. Se
interesado (representado), quien autoriza la actuación representati- da cuando el representante
va de otra persona (representante). actúa en nombre del repre-
sentado.
• Representación indirecta o
mediata. Se da cuando el
• Representación legal, en la que la ley legitima al representante para representante actúa en in-
terés ajeno, pero en nom-
actuar. bre propio.
© FUOC • PID_00260890 55 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
2.3.1. El apoderamiento
Por todo lo que acabamos de ver, la doctrina afirma que no hay verdadera abstracción
e independencia del apoderamiento, sino una serie de normas especiales de protección
de terceros de buena fe.
Ejemplo de apoderamiento
El apoderado no tiene por qué tener plena capacidad de obrar, ya que el artícu-
lo 1716 del CC establece que el menor emancipado puede ser representante.
© FUOC • PID_00260890 56 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Cita
El apoderamiento tácito
Cabe decir que el apoderamiento, además de expreso, puede ser tácito, lo cual ocurrirá
cuando éste nazca de un comportamiento o de hechos concluyentes que susciten en los
terceros la confianza de que la representación existe. Para determinar la existencia de tal
apoderamiento, es necesario prestar especial atención a la conducta del representado o
dominus (teoría objetiva), que bien puede haber observado un comportamiento positivo
(colocar a un dependiente en un establecimiento mercantil), o negativo (tolerar las ges-
tiones representativas de un tercero). Además, el tercero ha de ser de buena fe, esto es,
debe haber confiado razonablemente en la existencia del poder.
2.3.2. El poder
Concepto y clases
• Por su objeto, hay poderes generales que comprenden todos los negocios
del mandante, y poderes especiales, referidos a uno o más negocios deter-
minados (art. 1712 del CC).
El CC emplea la expresión límites para delimitar las facultades propias que le Ved también
son otorgadas al apoderado de las que no posee.
Consultad, en este sentido, los
artículos 1714, 1715 y 1727
Sin embargo, en otros preceptos se refiere a las instrucciones (art. 1717) o a la del CC.
En las relaciones internas entre poderdante y apoderado, éste debe seguir las
instrucciones especificadas por aquél y actuar dentro de los límites estableci-
dos.
Ahora bien, en las relaciones externas, aun cuando el representante debe se-
guir las instrucciones fijadas, frente a terceros éstas no serán operantes salvo
cuando las hayan conocido o debido conocer mediante la observación de la
diligencia adecuada a las circunstancias del caso.
Cita
La contemplatio domini "significa consentir explícita o implícitamente que los efectos del
negocio serán para el dominus y no para el gestor" (Núñez Lagos).
Con relación a los vicios de la voluntad que puedan afectar al negocio repre- Teoría intermedia
sentativo (el llevado a cabo por el representante frente a terceros), en la ac-
La teoría intermedia ha sido
tualidad predomina la teoría que sostiene que tanto la voluntad del represen- acogida por el Código civil ita-
tante, como la del representado deben ser tenidas en cuenta, pues ambas han liano vigente (art. 1389), por
el Código civil portugués de
contribuido a su conclusión. 1966 (art. 259) y por la Comi-
sión de Reforma del Código ci-
vil francés.
Según esto, los vicios de la voluntad se han de apreciar, por lo general, en el
representante, salvo respecto a elementos predeterminados por el representa-
do (Díez-Picazo).
La autocontratación
Nuestro ordenamiento no contempla esta figura, y sólo algunos preceptos la Ved también
tienen en cuenta para prohibirla.
Consultad, en este sentido, los
artículos 1459.1.º y 2.º del CC
No obstante, la jurisprudencia la admite cuando media la autorización del y 257 C. de Co.
Ejemplos
Una persona a la que se le ha encargado la venta de una casa situada en primera línea
de playa acaba siendo su adquirente.
© FUOC • PID_00260890 60 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Cuando una persona asume sin suficiente poder de representación una acti-
vidad externamente representativa, se produce una representación sin poder.
Este representante carente de poder se conoce como falsus o fictus procurator.
El acto llevado a cabo sin poder puede ser ratificado a posteriori por el dominus,
cuando una vez conocido lo acepta y asume.
La carencia absoluta de poder es una situación marginal, siendo más habitual el supuesto
de un representante aparente, en el que la apariencia de poder puede deberse, por ejem-
plo, al comportamiento del dominus negotii que, por medio de sus actos, haya contribuido
a crear una apariencia de representación en la que los terceros confían. El tercero puede
entender, en este caso, que se ha producido un apoderamiento tácito derivado de actos
concluyentes.
2.3.7. La ratificación
Ved también
La ratificación es una declaración de voluntad unilateral y recepticia,
expresa o tácita mediante la cual el dominus negotii acepta la actuación Consultad, en este sentido, los
artículos 1727.2.º del CC y STS
de su gestor y asume sus consecuencias. de 10 de mayo de 1984.
En cualquier caso, la ratificación no perjudica los derechos adquiridos por ter- Ved también
ceros de buena fe durante el tiempo que media entre la celebración del nego-
Consultad, en este sentido, la
cio y la ratificación definitiva. STS de 2 de julio de 1964, 25
de junio de 1946; la RRDGRN
de 3 de marzo de 1953 y 23
La ratificación se somete a los mismos requisitos de forma que los del poder. de octubre de 1980.
© FUOC • PID_00260890 61 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
De acuerdo con el artículo 1732 del CC, el poder se extingue por tres causas
basadas en el intuitus personae de la relación representativa:
La revocación puede ser expresa o tácita, algo que ocurre cuando tiene lugar
el nombramiento de un nuevo mandatario para el mismo negocio (art. 1735
del CC), o cuando el poderdante lleva a cabo por sí el negocio para el que
concedió el poder.
• Por�muerte,�declaración�de�prodigalidad�o�concurso�o�insolvencia�del
mandante�o�del�mandatario. En caso de muerte del representante, sus he-
rederos deberán poner en conocimiento del representado el fallecimiento.
© FUOC • PID_00260890 62 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
• Eficacia real o absoluta, que hace que cualquier revocación sea considerada
ineficaz y carente de toda validez.
Revocación
Montés Penadés sostiene que, por aplicación analógica del artículo 1692 del CC, debería
admitirse la revocación por causa justificada o legítima del poder irrevocable.
El representante
Esta figura se encuentra regulada en los complejos artículos 1717 del CC y 246 C. de
Co., a partir de los que parece deducirse que en la representación indirecta el asunto se
presenta como personal frente al tercero que contrata con el representante, siendo éste
el único obligado por el negocio concluido.
De esta forma, debemos entender que los efectos pueden darse de inmediato
para el representado, quedando a su vez el representante obligado a entregarle
cuanto haya recibido (art. 1720 del CC).
Por otro lado, cuando el artículo 1717 del CC exceptúa de su régimen "las cosas
propias del mandante" parece que se refiere a un supuesto de representación
directa, pero en el sentido de que el tercero, una vez descubierto que el asunto
es de otra persona, tendría acción directa frente al representado (De Castro).
© FUOC • PID_00260890 63 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Cita
"Ninguno puede contratar a nombre de otro sin estar por éste autorizado o sin que tenga
por la ley su representación legal."
Resumen
Ejercicios de autoevaluación
La�autonomía�privada.�El�negocio�jurídico
a) un negocio jurídico.
b) un hecho jurídico en sentido amplio.
c) un hecho jurídico en sentido estricto.
d) un acto jurídico en sentido amplio.
e) un acto jurídico en sentido estricto.
3. Según el artículo 1100 del Código civil, los obligados a entregar o hacer algo incurren en
mora desde que el acreedor lleva a cabo la intimación, esto es, desde que exige judicial o
extrajudicialmente al deudor el cumplimiento de su obligación. Ese acto de intimación, ¿es
un acto jurídico en sentido estricto? Razonad vuestra respuesta.
4. ¿Opera la autonomía privada por igual, esto es, con el mismo alcance en todos los derechos
subjetivos?
6. ¿Qué se quiere decir al afirmar que las normas reguladoras de los contratos típicos son de
carácter dispositivo?
7. ¿A qué característica del testamento creéis que hace referencia la siguiente frase?
"El testamento está jurídicamente perfecto por la voluntad de su autor, sin necesidad de que
recaiga sobre él conformidad de nadie."
11. Luis realiza el reconocimiento de un hijo menor de edad no matrimonial ante el encarga-
do del Registro Civil (art. 120.1.º del CC. En vuestra opinión, este acto se puede calificar de...
12. Un contrato de seguro de vida para caso de muerte, ¿es un negocio jurídico inter vivos
o mortis causa?
13. Teniendo en cuenta la diferencia entre voluntad interna y declaración de voluntad, dis-
tinguid entre viciosodefectos de la formación de la voluntadyvicios o defectos de la declara-
ción de voluntad.
14. ¿Qué significa el principio espiritualista en materia de contratos? ¿Es aplicable este prin-
cipio a los testamentos?
16. Enumerad los requisitos exigidos para que el error-vicio sea relevante.
18. "Una persona encubre la donación de una finca realizada a favor de su hijo con la apa-
riencia de un contrato de compraventa". En vuestra opinión, ¿se trataría de una simulación
absoluta o relativa? ¿Por qué? ¿Qué consecuencias tendría la declaración judicial de simula-
ción?
20. Un padre le dice a su hija, estudiante de Derecho en la UOC: "si en junio apruebas todos
los exámenes de Civil I, me comprometo a regalarte un coche". En vuestra opinión, ¿se trata
de una condición suspensiva o resolutiva? Por otro lado, ¿es potestativa, causal o mixta?
21. La ineficacia por causa de invalidez de un negocio jurídico puede manifestarse mediante
dos instituciones distintas: la nulidad y la anulabilidad. Señalad brevemente la principal
diferencia que hay entre ambas.
22. ¿Son rescindibles por lesión los contratos en el Derecho común? ¿En qué casos? ¿Y en
el Derecho foral?
La�representación
5. ¿Qué es el subapoderamiento?
a) Como Faustino carecía de poder, las gestiones que ha realizado, ¿son radicalmente nulas?
b) La gestión llevada a cabo en el fondo le satisface. ¿Podría tener alguna eficacia dicha
gestión?
c) En caso de existir esa posibilidad, ¿desde cuándo sería eficaz la gestión?
8. ¿Es preciso que el representado alegue una causa justa para poder revocar su mandato
representativo?
10. ¿Qué tipo de representación asumen los padres respecto de sus hijos?
© FUOC • PID_00260890 67 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
Solucionario
La�autonomía�privada.�El�negocio�jurídico
2. c)
6. Significa que son normas de derecho supletorio que vienen a cubrir los huecos de regula-
ción que dejan los particulares. Por lo tanto, las reglas establecidas de manera convencional
por los propios interesados deben gozar de preeminencia respecto de las reglas dispositivas.
7. d)
8. En caso de colisión entre las reglas creadas por la autonomía privada y las reglas legales
imperativas, prevalecen éstas y se consideran nulas las reglas privadas. Y esto es así porque
la autonomía privada no es absoluta, sino que se debe ejercer dentro de unos límites (art.
1255 del CC, entre los que cabe destacar la prohibición de crear reglas contra el dictado de
las leyes imperativas.
9. La noción de orden público, que opera como límite de la autonomía de la voluntad exar-
tículo 1255 del CC, es un concepto jurídico indeterminado que comúnmente se identifica
con un conjunto de ideas o principios sociales, políticos y económicos considerados básicos
en la organización jurídica de la convivencia social.
10. El negocio jurídico es una declaración de voluntad de particulares que mediante su vo-
luntad (su inteligencia y sus deseos), en pos de alcanzar algún resultado, crean efectos o re-
glas jurídicamente vinculantes.
11. b)
12. Se trata de un negocio jurídico inter vivos, ya que el contrato se ha celebrado y surtido sus
efectos propios durante la vida del asegurado, limitando su ejecución concreta –consistente
en la percepción de una suma por el beneficiario – en el momento de la muerte de dicho
asegurado.
13. Los vicios de la voluntad son de dos tipos. Si afectan al proceso interno de formación
de la voluntad (esto es, a la libertad y conciencia del implicado), se denominan vicioso de-
fectos en la formación de la voluntad, y producirán como consecuencia que el Derecho no
reconozca como voluntad negocial plenamente eficaz la formada de manera defectuosa. Por
el contrario, cuando tiene lugar una manifestación o declaración de voluntad que no se co-
rresponde exacta o adecuadamente con la voluntad internamente formada, estaremos ante
un vicio o defecto de la declaración de voluntad. En realidad, en este caso no hay voluntad
viciada, sino una mera declaración aparente de una voluntad inexistente.
14. El principio espiritualista significa que no es un requisito para la existencia del contrato
que éste haya de manifestarse de una manera determinada (art. 1278 del CC). Por el contrario,
para los testamentos no es aplicable este principio, ya que se exige su constancia formal
concreta (art. 687 del CC).
15. No. Se habla de declaración tácita de voluntad cuando la voluntad de un sujeto se ma-
nifiesta mediante la observancia de una conducta activa o de un determinado comporta-
miento, esto es, la efectuada mediante actos concluyentes (art. 999 párr. 3.º del CC). Por el
contrario, el silencio no puede ser interpretado como una declaración de voluntad negocial
(aquiescencia), ya que en Derecho, salvo en ciertos casos específicos, opera la regla general:
quien calla nada dice.
© FUOC • PID_00260890 68 Autonomía de la voluntad. El negocio jurídico y la representación
16. Nuestro ordenamiento jurídico requiere que el error sea sustancial, esto es, que recaiga
sobre elementos o factores fundamentales, que sea determinante de la prestación del con-
sentimiento y, como consecuencia del principio de autorresponsabilidad, que sea excusable
o disculpable (art. 1266 del CC).
17. El dolo es el engaño deliberado o las argucias mediante las cuales se consigue que un
sujeto celebre un negocio.
18. Se trataría de un supuesto de simulación relativa, pues consiste en fingir que se celebra un
determinado negocio jurídico (compraventa) cuando en realidad se pretende celebrar uno
diferente del fingido (donación). En este caso, el negocio aparente o negocio simulado sería
la compraventa, mientras que el negocio real subyacente o negocio disimulado sería la do-
nación. De acuerdo con la doctrina del Tribunal Supremo, no habría compraventa (por ser
simulada), ni tampoco donación, por incumplimiento de los requisitos formales constituti-
vos de la misma.
20. Se trata de una condición suspensiva porque el inicio de la producción de los efectos
pactados (donar un coche) depende del cumplimiento de una condición (aprobar los exáme-
nes), y hasta entonces los efectos del negocio están suspendidos (el padre no procederá a la
donación del automóvil hasta que se verifique el cumplimiento de la condición suspensiva).
En principio, es además una condición potestativa, puesto que el hecho establecido como
condición del negocio jurídico depende de la voluntad de una de las partes del negocio inter
vivos.
22. La rescisión por lesión en el sistema de Derecho común recogido por el Código civil es
una figura marginal que sólo se prevé cuando un contratante experimenta un perjuicio pa-
trimonial que excede el 25 % o cuarta parte, y siempre y cuando el lesionado sea un ausente,
un menor o un incapaz sometido a tutela. Por el contrario, en Cataluña son rescindibles por
lesión ultradimidium (superior a la mitad) los contratos onerosos sobre inmuebles (art. 621-46
del CCCat). En Navarra también se contempla la rescisión por parte de quien hubiere sufrido
una lesión enorme (más de la mitad) a causa de un contrato oneroso que hubiere aceptado
por apremiante necesidad o inexperiencia (Ley 499 ss. Comp. Nav.).
La�representación
2. No. El apoderamiento es el negocio jurídico por medio del cual el poderdante concede a
otro la facultad de representación. El poder es el efecto que se deriva del negocio de apode-
ramiento consistente en otorgar al representado la legitimación especial para ejercitar con
plena eficacia un derecho ajeno.
3. b)
5. Se trata de una sustitución por vía de delegación en la que el representante, dentro del
círculo de las facultades que le han sido concedidas, otorga a otra persona el poder para
ejercitar algunas o todas estas facultades. El representante delegante en principio no queda
excluido de la relación de apoderamiento.
6. El CC guarda silencio al respecto, con la excepción de ciertos casos en los que parece
mostrarse contrario a su admisión (art. 1459.1 y 2 del CC). No obstante, la jurisprudencia la
admite cuando media autorización del dominus o cuando no hay conexión entre los intereses
del representante y representado.
b) Sí, puesto que a Juan le cabe la posibilidad de ratificar a posteriori el acto realizado.
c) La ratificación tiene efectos retroactivos, por lo que el negocio se consideraría válido desde
el momento de su celebración.
9. En principio no, ya que la revocación tiene lugar ad nutum, esto es, sin necesidad de que
haya mediado justa causa para invocarla.
Glosario
apoderamiento m Negocio jurídico por medio del cual el poderdante o representado
concede a otra persona un poder de representación.
causa f Concepto jurídico de definición compleja, aunque podemos decir que la causa de
los contratos se identifica con el modelo de intercambio de bienes o servicios característico
de cada tipo de contrato comparado con el propósito o finalidad prácticos perseguidos por
las partes.
condición f Evento incierto de cuya realización dependen los efectos de un negocio jurí-
dico, bien para que se produzcan a partir de ese evento (condición�suspensiva), bien para
que dejen de producirse si tal evento se produce (condición�resolutoria).
dolo m Engaño deliberado o argucias mediante las cuales se consigue que un sujeto celebre
un negocio.
error vicio m Error en la formación de la voluntad negocial que se debe a que el suje-
to parte de un conocimiento inexacto o a la ignorancia, ambos elementos le reportan una
impresión que no se corresponde con la realidad y a partir de la cual toma la decisión de
realizar el negocio.
extinción del derecho m Desaparición absoluta de un derecho que deja de existir para
el titular y para los demás.
falsus procurator loc Persona que asume una gestión representativa sin tener suficiente
poder de representación para ello.
moral f La moral opera como un límite de la autonomía privada y está formada por el
conjunto de convicciones éticas generales y vigentes en una determinada sociedad.
negocios formales ad substantiam m pl Negocios que sólo son reconocidos como tales
por el Derecho si se manifiestan en una forma determinada (el matrimonio, el testamento,
la constitución de hipoteca, las capitulaciones matrimoniales, etc.).
potestad f Poder jurídico que se atribuye y confía a una persona, no para que satisfaga y
defienda sus propios intereses, sino para que lo haga respecto de otras personas que normal-
mente dependen de ella, de tal manera que su ejercicio y defensa no son libres y voluntarios,
dado que le vienen impuestos en atención y beneficio de los intereses de esas otras personas.
renuncia de derechos f Acto unilateral mediante el que el titular hace dejación volun-
taria del derecho.
rescisión f Remedio jurídico que opera cuando un negocio produce un resultado especial-
mente injusto o lesivo para determinadas personas, siendo su finalidad declarar su ineficacia.
revocación f Negocio jurídico unilateral y recepticio que extingue el poder y que realiza el
poderdante ad nutum, es decir, sin necesidad de que haya mediado justa causa para invocarla.
subrogación real f Sustitución del objeto del derecho por otro objeto distinto. Se en-
tiende que el nuevo objeto sustituye el originario en la misma posición que ocupaba éste
respecto de personas distintas del titular. Consiste en sustituir el objeto sobre el que recae
una determinada afección o afectación por otro distinto, en protección, básicamente, de los
intereses de terceros.
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