Ja 267
Ja 267
2002)
Situación tributaria de enajenación de terreno perteneciente a sociedad en el cual uno de los
socios edificó una casa.
Agrega más adelante, que actualmente tiene la posibilidad de vender esa propiedad (sitio y
casa), para lo cual le gustaría que se le confirme como correcta la forma en que materializaría
esta operación:
a) La sociedad vendería el terreno tributando en primera categoría por el mayor valor que se
produzca; y
b) El ocurrente vendería, como persona natural, la casa, operación que no sería constitutiva de
impuesto sobre el mayor valor que se produzca de acuerdo al artículo 17 de la Ley de la
Renta.
Por otro lado señala, que el Banco, institución que estaría financiando al comprador de la
propiedad aludida mediante un crédito hipotecario, le ha informado oficialmente después de
consultar a su fiscalía que pueden confeccionar una sola escritura para la compra del terreno y
de la casa, considerando que son personas distintas las que venden cada bien, haciendo
incapié en que habría que individualizar la factura que dio origen a la venta de la casa, en la
escritura de compra y venta.
Finalmente expresa, que dicho bien ha sido usado por él y su familia desde su construcción,
dándole un uso netamente habitacional, y que dicha casa no forma parte de la contabilidad de la
sociedad propietaria del terreno, como tampoco no figura ésta en los títulos del terreno del
Conservador de Bienes Raíces correspondiente.
Esa Dirección Regional, expresa que en atención a que le asisten dudas en cuanto a la
tributación respecto del Impuesto a la Renta que afectaría a estas operaciones, dada la
alternativa planteada por el recurrente, en cuanto a tratarlas como operaciones independientes,
o bien considerarlas, a su juicio, como una sola operación que llevaría a cabo la sociedad,
asumiendo que la intención de construir el inmueble en terrenos de la sociedad,
independientemente de su financiamiento, fue hecho con el ánimo de venderlo o explotarlo
dentro de su giro.
2.- Sobre el particular, en primer término cabe señalar que, atendido a que en la especie hay una
relación contractual entre socio y sociedad, en que el socio reconoce el dominio ajeno del
terreno, y por lo tanto éste es mero tenedor de él, no se ha verificado el modo de adquirir por
accesión reglamentado en el Título V del Libro II del Código Civil y se aplican las reglas que
correspondan según la naturaleza del acto o contrato que media entre el dueño del terreno y
edificador.
Así, de acuerdo a los autores Alessandri y Claro Solar, si entre el dueño del terreno y quien
edifica existe un contrato de arrendamiento, se aplican las reglas generales del arrendamiento y
el dueño deberá indemnizar las mejoras según si el arrendatario estaba de buena o mala fe
(arts. 1.936 y 1.937 del Código Civil ). Con todo, si bien el autor francés Planiol afirma que no es
posible equiparar las construcciones al concepto de mejoras o expensas, con algún mínimo
esfuerzo interpretativo es posible considerar las edificaciones en suelo ajeno como expensas
útiles en cuanto aumentan el valor venal de la cosa. En efecto, es precisamente ese mayor valor
2
que adquiere el suelo producto de la construcción el que se pretende indemnizar a fin de no caer
en un enriquecimiento sin causa.
En la especie, debe estarse a las reglas establecidas para el tipo de sociedad que se haya
constituido. Atendido a que la Ley sobre Sociedades Anónimas no establece normas expresas,
procede aplicar las normas generales del artículo 2.081 N° 2 y siguientes del Código Civil. En
especial lo dispuesto en el N° 2, en cuanto a que cada socio podrá “servirse para su uso
personal de las cosas pertenecientes al haber social, con tal de que las emplee según su destino
ordinario, y sin perjuicio de la sociedad y del justo uso de los otros socios” y lo dispuesto en el
N° 4, en cuanto que ”ninguno de los socios podrá hacer innovaciones en los inmuebles que
dependan de la sociedad sin el consentimiento de los otros”.
Por su parte, se puede afirmar que se verificó la figura del precario establecida en el inciso
segundo del artículo 2.195 del Código Civil, esto es, “la tenencia de una cosa ajena, sin previo
contrato y por ignorancia o mera tolerancia del dueño.”
3.- Sin embargo, si bien no consta a este Servicio si hubo o no consentimiento de la sociedad para
que el socio realizara innovaciones al terreno edificando una casa habitación para uso personal,
en nada afecta lo concluido precedentemente en cuanto que:
4.- En relación a las facultades del Servicio, según regla de general aceptación, éste no puede
hacer más de lo expresamente permitido por el legislador.
Por ello, en la especie, pronunciarse sobre los derechos de cada parte o recomendar la mejor
forma de vender los terrenos, supone emitir un juicio de carácter jurisdiccional sobre el fondo del
asunto, cuestión que excede el ámbito de su competencia.
Por lo tanto, sólo compete a este Servicio determinar, conforme a las normas tributarias, la
situación del contribuyente a efecto de pagar los impuestos que procedan.
5.- En otro orden de cosas, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 33 letra f) de la Ley de la
Renta, por una parte, se deben agregar a la renta líquida de la sociedad, los gastos o
desembolsos provenientes de los beneficios obtenidos por el uso o goce, de bienes a título
gratuito avaluados en un valor inferior al costo que no sea necesario para producir la renta por el
empresario o socio, y por otra, se aplicará la presunción de derecho establecida en el inciso
primero del artículo 21 de la citada ley.
Así, ya en el año 1995 (fecha en que, por lo demás, el socio realizó la edificación), mediante la
Circular 37 de dicho año, se señalaba que el objetivo de la norma citada en último término es
corregir la elusión tributaria de los impuestos Global Complementario o Adicional mediante el
expediente generalizado entre socios y empresarios, de utilizar bienes sociales o empresariales
para fines personales, evitando de este modo efectuar el retiro de utilidades.
Este objetivo es absolutamente armónico con lo dispuesto en el N° 2 del artículo 2.081 del
Código Civil que dispone que cada socio puede “servirse para uso personal” de las cosas
pertenecientes al haber social, pero este uso, en tanto no se supone gratuito ni gracioso, a la luz
de la ley tributaria, constituye renta. Más bien, un retiro presunto para efectos tributarios.
El Código Civil establece una facultad y la Ley de la Renta, en armonía, establece un impuesto
por ejercer dicha facultad.
3
Por consiguiente, atendido a que el socio “usó“ bienes sociales en beneficio personal, debió
computar el impuesto correspondiente en calidad de retiro presunto. Se entiende, por supuesto,
que el retiro no significa ” transferencia de propiedad” sino simplemente “transferencia de uso“
de la propiedad inmueble.
La sociedad sigue siendo dueña del terreno y su edificación, el socio sigue siendo mero tenedor
que “usa” bienes sociales para fines personales.
6.- Finalmente, respecto de quién celebra la compraventa y cual es el impuesto asociado, teniendo
presente que el socio no se ha hecho dueño de lo edificado ni del terreno por ningún modo de
adquirir el dominio, pues simplemente se ha limitado a introducir innovaciones o mejoras al
inmueble social, el único y exclusivo dueño es la sociedad, siendo otra cosa las
indemnizaciones, aplicando por analogía las reglas del arrendamiento ( artículos 1.936 y 1.937
del Código Civil )
Siendo lo vendido un inmueble que pertenece a la sociedad y no constando otra cosa, debe
reputarse como parte del activo fijo de la sociedad. De este modo por aplicación de lo dispuesto
en la letra b) del número 8 del artículo 17 de la Ley de la Renta, debe concluirse que el mayor
valor obtenido por la enajenación de bienes inmuebles que formen parte del activo de empresas
que declaren la renta efectiva en la Primera Categoría, es ingreso constitutivo de renta.