Trabajo Social
Trabajo Social
Trabajo Social
de Honduras
Asignatura:
Historia y Campo del Trabajo Social
Alumno:
Pedro Arturo Rodríguez Escoto
2022100
Catedrática:
Lic. Juana Martina Lobo
30/01/2023
Historia del Trabajo Social.
(Primera parte)
El Trabajo Social surge, como actividad organizada, a fines del siglo XIX, en los
países industrializados. En Francia, surgen, como en Inglaterra, las primeras
«residentes sociales» instaladas en el corazón de los barrios obreros. Así, se inicia
en 1896 el servicio social, que ya entonces era una práctica colectiva, en los
centros de barrio, que luego se llamarían centros sociales. Cada una de ellas
contribuyó al surgimiento de una de las tres primeras escuelas de Trabajo Social
en París, entre 1911 y 1917.
El Servicio Social asume, a lo largo de la historia, períodos de gran conflictualidad
y contradicción, sobre todo en los períodos de conflicto armado como fueron la
primera y la segunda guerra mundial. Durante la primera guerra mundial, el trabajo
de las mujeres en las fábricas reemplazó al de los hombres enviados al frente, así
surgió la especialidad de las asistentes sociales, superintendentes de fábricas,
para aportar ayuda a la mano de obra femenina y a los niños. Durante la segunda
guerra mundial, el servicio social no daba abasto con toda la atención necesaria
para ayudar a la población de evacuados, refugiados, clandestinos.
El Trabajo Social se ha transformado en una profesión articulada a las políticas
sociales de un país, o una región determinada. La iniciativa privada, y
frecuentemente religiosa, de las primeras épocas, se transformó luego en la
participación activa de las instituciones públicas y privadas encargadas de aplicar
las políticas sociales. Tales políticas tratan de resolver los problemas sociales
existentes y de dar respuesta a ciertas necesidades. Así, por ejemplo, cuando en
los años 80 se comprobó que un número cada vez más importante de familias
estaba sumamente endeudado, una legislación específica estableció la ayuda
necesaria a la corrección de las deudas. Los trabajadores sociales facilitaron a las
personas poder beneficiarse de dichos recursos y las ayudaron a no perder todas
sus pertenencias vendiéndolas en remate. En el marco de las políticas sociales, el
trabajo social no tiene únicamente como rol el poner al servicio de las personas los
recursos existentes, se trata también de adaptar dichos recursos a la situación
específica de los solicitantes. Más aún, para hacer frente a nuevos problemas
sociales emergentes, el trabajador social concibe y crea nuevos recursos a través
de proyectos elaborados a partir de un diagnóstico social establecido.
Durante los años 70, la función del Trabajo Social fue definida como integrada a la
reproducción de la fuerza de trabajo. Los trabajos de Louis Althusser establecen
que dicha reproducción no es solamente física, sino que también concierne a la
reproducción de la calificación y el aprendizaje de técnicas en la que participa la
enseñanza. Althusser ve en los aparatos ideológicos una pluralidad de
instituciones: religiosas, familiares, escolares, jurídicas, políticas, informativas,
culturales, deportivas, dentro de las cuales podríamos también incluir al trabajo
social.
Por lo tanto, los mismos aparatos ideológicos del Estado existen en todos los
países, independientemente del tipo de estructuración política éstos que tengan.
Hoy en día, casi todos los países llamados «socialistas» han sido borrados del
mapa de la historia, pero en la época de los escritos de Althusser también ellos
participaban, como Estados, en los aparatos represivos e ideológicos.
Una vez dicho esto, ¿A dónde nos puede llevar la comprensión de la función
social del Trabajo Social en un análisis de este tipo? Nos lleva a una definición
esquemática y estereotipada, que da poco espacio a un análisis de la realidad,
siempre compleja. Durante su desarrollo histórico, el trabajo social fue también
definido con otras funciones. Podríamos decir que el trabajo social tiene una
función de suplencia familiar, y de respuestas a algunos problemas sociales
emergentes. Pero también el trabajo social se estructuró a partir de los problemas
emergentes en cada época y también se les trato de darles respuestas positivas.
El Trabajo Social se ha transformado en una profesión articulada a las políticas
sociales de un país, o una región determinada. Tales políticas tratan de resolver
los problemas sociales existentes y de dar respuesta a ciertas necesidades. Así,
por ejemplo, cuando en los años 80 se comprobó que un número cada vez más
importante de familias estaba sumamente endeudado, una legislación específica
estableció la ayuda necesaria a la corrección de las deudas.Y también los
trabajadores sociales facilitaron a aquellas personas que pudieron beneficiarse de
dichos recursos y las ayudaron a no perder todas sus pertenencias vendiéndolas
en remate.
En el marco de las políticas sociales, también el Trabajo Social no tiene
únicamente como rol el poner al servicio de las personas los recursos existentes,
que se trata también de adaptar dichos recursos a la situación específica de los
solicitantes. Más aún, que, para hacer frente a nuevos problemas sociales
emergentes, el trabajador social concibe y crea nuevos recursos a través de
proyectos elaborados a partir de un diagnóstico social establecido. Los valores en
origen del surgimiento del trabajo social siempre han sido la promoción de las
personas, la lucha contra la miseria, la reparación de la injusticia. Forman parte de
un ideal de justicia y se unen así al pensamiento judeocristiano y humanista de la
época. Incluso hoy, estos valores son la base del profesional. Y los trabajadores
sociales también están comprometidos con un ideal de justicia social, como:
mejorar el bienestar y los derechos de las personas y los grupos, y también,
trabajar por el logro de un cambio en las actitudes y políticas que crean o
mantienen desigualdades o desventajas sociales y estos principios guían la acción
del Trabajo Social. Es a partir de ellos que el trabajador social favorece una
posición diferente de la persona como: salir de la asistencia (que a veces
necesaria) para ejercer plenamente su derecho de ciudadano; y adquirir poder
sobre su vida ya siendo capaz de influir en ella y tomar decisiones que afirmen su
autonomía; que acompañan a las personas en la búsqueda de nuevas formas de
expresión y de participación; que también favorece a la auto organización de los
grupos y colectividades.
Historia del Trabajo Social.
(Segunda parte)
También el capitalismo, en el curso de su desarrollo histórico en el trabajo social,
junto con instituir la acumulación de algunas riquezas, que produjo el fenómeno de
la extrema pobreza. Tal como podemos constatar, ya que en el siglo XIX estaba
arraigado el problema que vendría a desafiar en el siglo XXI: la indiscutible
tendencia a la exclusión de los procesos productivos y del acceso a los bienes
materiales y culturales que socialmente son producidos.
Lo que diferencia la problemática y la programática de la situación anterior
respecto de la actual es el horizonte expansivo del capitalismo, con una brutalidad
reducción de la mano de obra (en los procesos de trabajo y producción), la
subordinación de la producción material a los imperativos del capital financiero, y
los cambios en la intervención social del Estado y el acento de este proceso en las
luchas en la historia de la clase trabajadora. Si en el periodo expansivo de la post-
guerra el estado era el que mediaba la acumulación a través de la intervención
social, que hoy en día éste gestiona la financierización y que le entrega a la
sociedad y a sus organizaciones la responsabilidad de encontrar formas creativas
de abordar el problema social, depositando en la ayuda, en la solidaridad
interpersonal, en el voluntarismo personal y empresarial y en el trabajo social, la
única posibilidad de intervención social.Todas estas son efímeras, ocasionales, y
que surgen en regímenes de excepción o de emergencia. Del mismo modo,
transforma aquellos que fueran los pilares de sustentación de los sistemas
mundiales de protección social en servicios comerciales o en negocio, que
despojando con esto a los usuarios de los servicios públicos y colectivos de su
condición de sujetos con derechos y transformándolos en genéricos ciudadanos
consumidores. Así, el panorama mundial, subordinado al equilibrio de poder y a
una inédita capacidad de concentrar el poder en unas pocas manos, pone en
evidencia la existencia de problemas que afectan gravemente la forma de ser y de
vivir: el desempleo estructural, la crisis del trabajo asalariado, la desarticulación
del estado de bienestar, la cancelación de los derechos sociales, que afectan el
tenor ideológico de sus luchas sociales.
Más que las normas y disposiciones económicas, lo que el nuevo imperialismo
instala en el mundo es la construcción de una hegemonía plasmada por la difusión
de culturas y valores de una determinada clase: la de los que acumulan riqueza y
poder a costa del trabajo de los millones de hombres, mujeres y niños de todo el
mundo. Esta calificado por muchos como un periodo en el que el trabajo perdió su
centralidad o como un periodo en el cual el capitalismo dejó de tener miedo, el
hecho es que estas últimas dos décadas son el escenario de un proceso de
restauración capitalista asentado en un doble movimiento: como la redefinición de
las bases de la economía del mundo a través de la reestructuración productiva y
de los cambios en el mundo del trabajo; y la ofensiva ideo-política necesaria para
la creación del predominio del gran capital, que se evidencia en el surgimiento de
un nuevo imperialismo, y característico de esta nueva fase del capitalismo. Y que
los trabajadores se transforman en accionistas mayoritarios de las mayores
corporaciones mundiales, así como en ejecutivos del capital financiero, y que
también implica lo que es la degradación del medioambiente, que con el aumento
de la industria de los desechables y con la producción de las mercancías con
caducidad programada, que esto va generando una sociedad de basura y de
productos desechables.
También en el ámbito del trabajo hay cambios substantivos, ya sea bajo una
nueva versión de antiguas formas de trabajo, como la producción de partes, en el
hogar, etc., o bien instituyendo nuevos procesos de trabajo, externalizando y
desterritorializando por parte del ciclo productivo o construyendo unos nuevos
modos de cooperación, donde se adaptan en un mismo proceso productivo,
actividades que implican altas tecnologías y la absoluta precariedad.Y nos
preguntamos: ¿Empoderamiento de quién? ¿Y Para qué? Y en este panorama, el
gran capital desea que los lugares ocupados por las clases trabajadoras en los
procesos de producción y reproducción social que se separen cada vez más de su
convivencia de clase, fragmentándosela, y a veces, está confrontando sus
intereses, ya que a la vez que el proceso de mundialización consigue articular y
reunir los capitales de todas partes del mundo, ya que fragmenta las identidades y
las necesidades de aquellos que viven de su trabajo. Es la razón de que sea
necesario crear una interface con el movimiento antiglobalización anticapitalista y
anti-imperialista con acento en la tensión entre lo global y lo local, en una
perspectiva de clases, como la única manera de resistir y revertir el proceso social
en curso. Y esto no es tarea exclusiva de los asistentes sociales, si bien como
trabajadores sociales que somos, como profesionales reconocidos socialmente y
por la utilidad de nuestro trabajo, tenemos la obligación, de que cada uno desde
su lugar y desde su país, de no desconocer este proceso.
Y es necesario tener en claro que los mecanismos de enfrentamiento y superación
de las desigualdades sociales deben considerarse en dos dimensiones como:
1 Es la que apunta al enfrentamiento a través de la lucha por la emancipación
política y el campo del derecho, del acceso universal, del reconocimiento
público y civil de la condición del ciudadano.
2 Es la que percibe su superación a través de la búsqueda de la
emancipación humana de los pueblos, cuya estrategia se puede ser la inter-
nacionalización de las luchas y de los trabajadores, proceso para el cual
tenemos contribuciones, teorías, políticas y prácticas para ofrecer. Y es en
esta atmósfera que están puestos los desafíos del Servicio Social mundial.
Que, en primer lugar, un supuesto para todos nosotros: si se confunde la
esencia con la apariencia, toda investigación sería innecesaria. Y, en
segundo lugar, investigar nuestra práctica docente de una condición de
trinchera teórica, académica y de formación y capacitación de las nuevas
generaciones de profesionales, respetando las diferencias, pero sin
renunciar a la posibilidad de ser profesionales críticos, formadores de
cultura y protagonistas de la construcción de una sociedad distinta.