Cómo Vencer A La Pereza
Cómo Vencer A La Pereza
Cómo Vencer A La Pereza
Elimina los Obstáculos y Ponte Metas Usa la Acción Para Vencer la Inactividad Mantén la
Motivación
1. 1
Persevera. Cualquier cosas que te abrume, haz lo que puedas por desenterrarlo.
En la mayoría de los casos, tan solo habrá un problema o detalle especifico.
Inspírate en Thomas Alva Edison, el famoso inventor que creía que no había
"sustitutos para el trabajo difícil". Él fallo vez tras vez antes de perfeccionar sus
inventos. Demostró que si una persona persevera en un problema en lugar de
dejarlo, finalmente tendrá éxito. Aplica esto en cada asunto que te resulte tedioso,
difícil o inescrutable––al final cederá ante la presión de la determinación.
2.
2
Ponte metas que puedas alcanzar. Proponte metas que valgan la pena. Elige
metas que de verdad te inspiren y que saquen lo mejor de tu talento y de tus
habilidades. Visualiza lo que verdaderamente quieres. Ten cuidado y no pongas
muy baja la barra––las metas muy bajas no te motivarán y son muy fáciles de
poner a un lado con excusas. Podrías esforzarte por ponerte metas más altas a
largo plazo, como estas: ahorrar para comprar una casa o un deportivo rojo,
comenzar una familia, acabar los estudios o realizar el sueño de tu vida (quizás
has pensado en abrir una librería, una sala de juegos o tener tu propia editorial).
Para las metas a corto plazo, podrías poner una fecha límite o fijar un
acontecimiento con un tope. Haz una lista de cosas por hacer, tanto de cosas
grandes como de cosas pequeñas y colócalas por orden de prioridad según el
plazo de tiempo que necesitas y la importancia que tienen para ti.
Podría resultar práctico llevar un diario de lo qué has hecho cada día y de tus
objetivos. Lleva un registro de lo que verdaderamente podría ayudarte y de lo que
puede impedir que alcances tus objetivos. Esto formará parte de tu equipo
personal de entrenamiento para conseguir realizarte como persona.
Haz un tablero para que puedas poner todas tus metas y sueños. Se creativo y
usa fotos, artículos de revistas, etc. Este tipo de tableros puede servir para ir
trazando tus sueños. Cada día cuando te levantes, míralo y céntrate en lo que
quieres ser. Esto te inspirará el día y te empujará hacia tu sueño.
No todo el mundo encuentra útil este tipo de tableros, pero hay otras formas, como
tener un mapa mental, un diario, tener una idea mental y contársela a otra
persona, o hacer un compromiso público on-line sobre algo que quieras hacer, etc.
Haz una lista de comprobación de los deseos, las metas y las motivaciones que
quieres alcanzar. Mantener una meta en primer lugar en la mente, realmente
requiere que te centres en ella. La lista servirá para que te animes cada vez que
consigues alguna meta. Pon copias de tu hoja o de tu rutina en todos los sitios: en
el refrigerador, en la mesilla de noche, en el ordenador, en el espejo del baño
incluso en la puerta de la habitación. Colócalo dónde lo puedas ver o por donde
pases con frecuencia.
3. 3
¿Es esto algo que de verdad puedo permitirme ignorar o que puedo dejar sin
resolver por más tiempo?
¿Es algo que podría mejorarse si tengo la ayuda de alguien o pidiendo consejo?
¿Estoy abordando el asunto de la manera correcta? (A veces, llega el momento de
tomar un nuevo rumbo en lugar de seguir haciéndolo como lo hemos hecho
durante toda la vida)
¿Estoy siendo demasiado perfeccionista? (Ser perfeccionista puede llevar a la
demora, la cual puede hacer que en poco tiempo nada esté hecho, porque nada
va a estar “bien” hecho) ¿Con qué resultado? (La pereza aparece cuando "todo es
demasiado difícil". Evita caer en este círculo vicioso dando lo mejor de ti en lugar
de quererlo todo o nada)
Método 2 de 3: Usa la Acción Para Vencer la Inactividad
editar
1. 1
2
Comienza. Todas las cosas comienzan en algún sitio, incluso si estás quitando las
grapas a un trozo de papel para leerlo o limpiando el cristal delantero de tu auto
para seguir conduciendo. Pensar que la vida va ser un camino de rosas no es
realista: la vida normalmente es difícil, a veces realmente difícil. Pero a la vez es
maravillosa, sorprendente, excitante y llena de esperanza. Si eres perezoso estás
evitando recibir la información que te da la vida, y esto es auto destructivo.
Quejarse no cambia la realidad; finalmente tendrás que hacer cambios que te
ayudarán a sobrevivir, dejando aislado cualquier sentido de logro personal. Si
mejoras la actitud hacia las incomodidades de la vida diaria y aprendes a tolerar
las cosas que te golpean, tu resistencia mejorará y acabarás siendo más
constructivo. Cuando algo parezca ser inmenso, duro e indeseable, tan solo
comienza. No discutas sobre esto, no pongas excusas, no pelees, tan solo
apégate a un plan de acción. Vencer la inactividad que es natural en la mayoría de
los seres humanos comienza por situaciones difíciles o con trabajos que
inmediatamente aliviarán el dolor de evitarlos. Esto también te enseñará a empujar
un poco más allá. Al comerte el elefante un bocado cada vez, crearás un impulso
vital y acumularás la confianza que necesitas para que las tareas grandes no te
intimiden.
3
Tomate tu tiempo. Es imprescindible hacer descansos cortos durante tu tiempo
de trabajo para dividirlo en pequeñas etapas. Cuanto más pequeñas sean las
etapas, más fáciles te resultarán. Cuando encuentres una forma relajada de
realizar un trabajo, más fácil y accesible te resultará, ya que sentirás que tienes
control de la situación y no te sentirás amenazado por la tarea. A menudo la
pereza surge cuando te sientes superado porque la carga mental que tienes
delante parece enorme. La solución consiste en confiar en el poder de lo pequeño.
Concéntrate en una pequeña tarea a la vez y no pases a otra hasta que no esté
completamente realizada. Puede que no hayas acabado todo el proyecto, pero ya
lo habrás comenzado y habrás tenido tiempo para planear mentalmente cómo
emprender la siguiente etapa sin haber perdido tu tiempo. A menudo se dice que
quien está quejándose no tiene tiempo para hacer algo de provecho. Poco a poco
serás capaz de estar activo en varias tareas a la vez, ya que el cerebro humano
trabaja con mayor eficiencia cuando está bajo presión. Estamos diseñados para
disfrutar de la multi-tarea. Libérate a ti mismo haciendo varias cosas a la vez sin
pensarlo dos veces.
Esto no quiere decir que no puedes alternar varias tareas; sí puedes hacerlo, y de
hecho en la variedad está el gusto. Es una forma de mantener el interés por el
trabajo. Lo que es cierto es que resulta apropiado realizar cada pequeña tarea por
separado, con pequeños descansos entre cada una más bien que ir de acá para
allá enredando una cosa con otra. A demás, es bueno que al pasar de una tarea a
otra, coloques alguna marca mental o física que te indique dónde te quedaste para
retomar la tarea en ese punto cuando regreses a ella tras tu descansito
4. 4
5
No te acerques al sofá hasta que no te merezcas un descanso. Si te sientas
para descansar, establece un tiempo máximo para reemprender la marcha y
regresar al trabajo u otras actividades, como leer un libro, poner una carga de ropa
en la lavadora o escribir un mail a un amigo. La autodisciplina requiere hacer lo
que se debe hacer, te guste o no te guste. No importa cuándo empieces a auto
disciplinarte, esta es la lección más difícil de aprender. Mantén el equilibrio entre
ser estricto y considerado contigo mismo, y da prioridad al trabajo sobre el placer.
6.
6
Encómiate a ti mismo por cada paso positivo que des. Que tu aprendizaje no
se convierta en el festival de la vanidad, pero trata de mantener tu motivación.
Cada vez que acabes una tarea, alcances una meta o superes una barrera,
encuentra una forma de felicitarte a ti mismo. Cada vez te sentirás mejor y mejor al
ir acabando tus tareas. Di a ti mismo que lo has hecho muy bien y celebra cada
logro. Puedes decirte algo como: “Buen trabajo; lo estás consiguiendo; sigue así y
lo vas a acabar muy pronto”. Ya que cada gran logro se consigue mediante una
sucesión se pequeños logros, cada pequeño paso adelante es heroico, así que
reconoce que has sido diligente al superar tu pereza.
7.
7
Aprende a recompensarte por cada pequeña cosa que completes o
intentes.Las recompensas ocasionales endulzan las tareas y te ayudan a
mantenerte en marcha. Si por fin estás haciendo algo que deberías haber hecho
hace mucho o a lo que le tenías pavor, te merecer un premio. Al recompensarte
después de alcanzar un hito en el camino hacia la gran meta, construyes un
refuerzo mental automático de que estás haciéndolo bien. Puedes recompensarte
con descansos más largos, ver una película, comer una barrita baja en calorías
(¡una a la vez!) o cosas así. Cuando termines la tarea por completo la recompensa
puede ser mayor. Al darte premios por el trabajo, entrenarás tu mente para que
disfrute del trabajo y no lo asocie con aburrimiento o cansancio. {largeimage|
Overcome Laziness Step 10.jpg}}
1
Pide ayuda cuando lo necesites. Mucha gente cree que está mal pedir ayuda a
otros. Puede que se deba a una experiencia desagradable del pasado, a su
educación, o a la fiera competitividad del lugar de trabajo, pero es una actitud
malsana. Somos seres sociales y parte de nuestra existencia consiste en
compartir y ayudarnos unos a otros; no se trata de individuos aislados. Pasar de
“yo” a “nosotros” requiere algo de práctica, pero es importante para dejar de
intentarlo solos y crecer como personas. El famoso gurú del liderazgo John C
Maxwell desarrolló el concepto del “grupo de influencia”, que consiste en que cada
individuo se rodee de un conjunto de personas activas (no perezosas), en quienes
confía y por la que se siente respaldado, para no dejarse vencer por la pereza. A
la vez, se espera que cada individuo del grupo de su apoyo al resto. Esto hace
que no te sientas culpable por recibir ayuda ni débil por solicitarla, ya que siempre
podrás devolver el favor cuando sea necesario mientras e sientes parte de un
“equipo de seres humanos”.
2.
2
Reconoce que la vida consiste en sopesar los costos y los beneficios. Para
disfrutar de algo, normalmente hay que pagar o sufrir algo. El pago que
normalmente hay que dar es emocional, físico o psicológico. A menudo el
sufrimiento envuelve un sentimiento de quedarse sin algo, no estar incluido en
algo, o sentir que otros no parecen afrontar los mismos desafíos (aunque todos
tienen desafíos de los que no nos damos ni cuenta). Ese sufrimiento o pago hace
que tengamos la tendencia a no tomar riesgos y quedarnos en una zona
confortable. Para salir de tu zona de confort, debes afrontar el sufrimiento y así
alcanzar tus metas. Valora si la recompensa merece el pago que tendrás que dar.
Si vale la pena (y casi siempre la vale), aprovecha tu madurez en evolución para
generar valor, perseverancia y disciplina. Estas cualidades te darán fuerza para
superar el dolor y conseguir resultados brillantes. Nadie consigue nada sin
esfuerzo y sufrimiento y, de hecho, muchos expertos, profesionales y genios
admiten que su éxito fue resultado de un 1% de inspiración y un 99% de
transpiración. Tener talento pero ser indisciplinado no te llevará a ningún sito. Para
lograr la excelencia en estudios, negocios, deportes , artes o relaciones
personales, se necesita perseverancia y fortaleza, a demás de concentración
mental y lo mejor de uno mismo en sentido físico y emocional. Tu deseo de
sobrevivir y prosperar debe traducirse en trabajo y esfuerzo si de veras vale la
pena.
3.
3
Mantén la marcha. Habrá veces en que te sentirás cansado o no verás los
resultados de tu esfuerzo rápidamente. En esos momentos, haz uso de tus
reservas de fuerza. Recuérdate a ti mismo cuál es tu meta y mantén la
concentración. Haz un esfuerzo para pensar que estás en racha, y mientras dure
ese estado mental, trata de seguir activo después de darte tu premio. Cuanto más
tardes en volver al trabajo después de una pequeña meta, más te costará
continuar con el proyecto. Recuerda lo bien que te sientes cuando acabas una
tarea, y el sentimiento de satisfacción al terminar algo. Cuanto antes reemprendas
la marcha, más confiado te sentirás y esos buenos sentimientos te ayudarán a no
detenerte.
4.
4
No te rindas. Una cosa es encontrar la motivación, y una muy diferente es
mantenerla cuando aparecen los imprevistos. Reconoce que las cosas se tuercen
a veces sin razón aparente y tiran por tierra todo tu esfuerzo. En lugar de que esto
te quite la motivación, trata de determinar por qué sucedió el imprevisto y rehúsa
venirte abajo. Recuerda que no te sucede a ti solo, y que saber superar los
desafíos es la mejor manera de permanecer en la lucha. Recuérdate a ti mismo
cuánto deseas conseguir tu objetivo, busca ayuda si la necesitas, repasa lo que
has conseguido hasta el momento, y ¡no te rindas!
Consejos
Intenta la técnica del 20/10. Esto es: 20 minutos de trabajo (limpiar, estudiar, lo
que sea…) y 10 de descanso. La del 45/15 es igual pero más dura, ya sabes.
Si te olvidas constantemente de tus metas o no consigues visualizar el cuadro
completo cuando luchas con la pereza, escribe tus objetivos cada semana. Pon la
lista en todos lados. Ponte “notas” en la pantalla de tu teléfono o tu computadora.
Crea metas diarias, mensuales e incluso anuales para que cambien cada día,
como en un salvapantallas.
Rodéate de personas que te animen sea en persona, por teléfono o mediante
redes sociales. El amor y apoyo de otros te ayudará a elevar tu fuerza interna.
Bebe agua fría cuando te sientas vago. El agua estimula tu cerebro e incrementa
tu deseo de actividad y de acabar las cosas.
Cuando estés dudando en si hacer o no una tarea, piensa para ti mismo: “Voy a
hacer lo que tengo que hacer, así que puedo hacer lo que quiero hacer”.
Duerme cada noche lo suficiente para sentirte despierto durante el día.
Dependiendo de tu edad y tu actividad, las horas de sueño recomendadas varían
de 10 horas (adolescentes) a 5 (ancianos).
Hacer ejercicios de respiración, concentración y postura te ayudará a reducir la
pereza, ya que aumentará tu capacidad prestar atención y estimulará tus cinco
sentidos, a demás de ayudarte a controlar tus pensamientos y emociones.
Si no trabajas ni necesitas salir de casa, programa tu despertador para levantarte
a una hora decente, digamos a las 7 a.m. Dúchate, vístete y arréglate para estar
presentable antes de salir de la habitación, como si fueses a salir de casa. No
salgas por la casa en pijama. Arregla la cama para que no te de la tentación de
volver a acostarte y no dejes la habitación desaliñada.
Evita los alimentos con azúcar, especialmente los que contienen “sirope de maíz
alto en fructosa” entre sus ingredientes. Estos alimentos hacen que tu cuerpo
metabolice el azúcar en lugar de la grasa. Los azúcares artificiales (sin fibra)
pueden darte un subidón de energía en el momento, pero más tarde producen una
caída en picado del azúcar en la sangre y te hacen sentir fatigado y hambriento.
La mala alimentación estimula los comportamientos perezosos.
Trata de hacer las cosas grandes y pequeñas con amor. No vale la pena hacer
nada si no se hace bien, pero reconoce cuándo es el momento en que está bien
hecho.
Usa tu sentido común. Piensa en un angelito en tu hombro derecho y un diablito
en tu hombro izquierdo. Si trabajas usando tu sentido común siempre ganará el
angelito
Piensa en deshacerte de la televisión. El beneficio vale la pena. Tendrán mucho
más tiempo para hacer cosas nuevas y excitantes cuando no tengas la tentación
de pasar las horas tumbado frente a la tv.
Cuando cambies de canal para ver el siguiente programa en la tv en lugar de
acabar tus tareas, pregúntate: “¿Estoy buscando la gratificación instantánea, o
evitando la experiencia dolorosa del trabajo? Para superar la pereza o dejar las
cosas para después, trata de que estos sentimientos no te venzan.
Planea una estrategia para alcanzar tus metas.
Advertencias
Si tú mismo no quieres ayuda para superar tu problema de comportamiento, no
importa cuánto intenten otros ayudarte, lo más seguro es que no lo consigan. Si
realmente deseas que te ayuden con tu problema, obtendrás la ayuda.
Si las sugerencias de arriba no funcionan contigo, no consigues elevar tus niveles
de actividad, te sientes abrumado o tienes largos períodos de sentimientos de muy
baja autoestima, puede que tengas un serio problema de depresión. Busca ayuda
médica de inmediato.
Todo el mundo se siente triste de vez en cuando, normalmente en circunstancias
deprimentes (como una defunción, pérdida de empleo, etc.), y casi todo el mundo
se recupera a los pocos días. Pero si la tristeza aumenta, dura dos semanas o
más, o empieza a interferir en tu trabajo o tus actividades escolares, entonces
busca ayuda profesional para saber si necesitas tratamiento médico o consejos de
un profesional de la salud mental.