Falacias y Argumentacion en El Derecho
Falacias y Argumentacion en El Derecho
Falacias y Argumentacion en El Derecho
Abstract:
This work is an approach to the concept of fallacy distinguishing two different senses:
the ordinary and the technical. According to ordinary sense, a fallacy is something that is
false; according to the technical (logical) sense, a fallacy is a logically incorrect argument,
regardless of wether the involved information is true or false. From this point of view, a
fallacy entails a deficiency in argumentation, because it means that the relationship between
premises and conclusion is not adequately established and the argument fails in its
fudamental purpose.
One of the main questions that this work deals with is the sense in which lawyers,
judges and magistrates use the term fallacy. So, twenty-one sentences issued by the Supreme
Court of Justice of the Republic of Panama were analyzed and the result was that lawyers,
judges and magistrates use the term fallacy in ordinary sense.
Keywords:
Argument, argumentation, fallacy, deduction, induction, validity.
Resumen:
Este trabajo constituye una aproximación al concepto falacia en dos diferentes
sentidos: el corriente y el técnico. De acuerdo con el sentido corriente una falacia es algo que
es falso; de acuerdo con el uso técnico (lógico), una falacia es un argumento lógicamente
incorrecto, independientemente de si la información contenida es verdadera o falsa. Desde
este punto de vista, una falacia implica una deficiencia en la argumentación, pues la relación
entre premisas y conclusión no se establece adecuadamente y el argumento falla en su
propósito fundamental.
Una de las preguntas fundamentales en este trabajo tiene que ver con el sentido en
que los abogados, jueces y magistrados usan el término falacia. Entonces, se analizaron
veintiuna sentencias emitidas por la Corte Suprema de Justicia de la República de Panamá, y
el resultado fue que abogados, jueces y magistrados usan el término falacia en sentido
corriente, no en sentido técnico.
Palabras claves:
*
Investigación registrada en la VIP con el código: VIP-01-06-05-2019-01.
Argumento, argumentación, falacia, deducción, inducción, validez.
Introducción
Argumentar es posiblemente la actividad que más realizamos los seres humanos. Sin
embargo, no se trata tanto de que la realicemos como de la forma en que lo hacemos. En ese
sentido, la lógica -desde los tiempos de Aristóteles- ofrece una serie de parámetros para llevar
a cabo esa tarea de la manera más ordenada posible.
Argumentar ordenadamente es en cierta forma un imperativo para quienes se
desenvuelven en los círculos académicos y científicos, y también para quienes se relacionan
directa o indirectamente con la administración de justicia. Mientras que, en el primer caso,
los riesgos de argumentos incorrectos pueden resolverse en la dinámica dialógica que se
genera en las distintas disciplinas, pues un rasgo del conocimiento científico es la
autocorrección; en el segundo, se trata de una situación que tiene que sobrellevarse con
cautela porque entran en juego (i) bienes jurídicos de diversos tipos y (ii) la credibilidad de
los ciudadanos en las instituciones que tienen el deber de preservar el sistema de derechos
que rige en la comunidad.
Pero, independientemente de estas exigencias, no se puede soslayar que los humanos
distamos de ser agentes epistémicos ideales; somos -por el contrario- razonadores naïve,
expuestos a sesgos cognitivos y errores de diversos tipos.
En ese sentido, nos interesa particularmente abordar el fenómeno de las falacias en la
argumentación jurídica. La reflexión se genera a partir del estudio de fallos de la Corte
Suprema de Justicia panameña, considerando cómo ha entendido y aplicado esta corporación
dicho concepto, y si ella misma ha sucumbido a argumentos falaces. Sin embargo, antes de
entrar en tales consideraciones es necesaria una breve exposición de algunos categorías o
conceptos lógicos que serán de mucha ayuda para comprender adecuadamente de qué va el
asunto.
Es pertinente distinguir los sentidos corriente y técnico de falacia. El sentido corriente
lo encontramos en el Diccionario de la lengua española (versión en línea) que define dicho
término de la siguiente manera: (i) Engaño, fraude o mentira con que se intenta dañar a
alguien. (ii) Hábito de emplear falsedades en daño ajeno.
Es decir, de acuerdo con estas definiciones, se asimila la falacia a lo falso, al fraude
o a la mentira. En efecto, la falacia podría caracterizarse como un pensamiento o argumento
fraudulento, pero no es asimilable a la mentira o a lo falso, pues de hecho hay argumentos
falaces cuyas premisas y conclusión son verdaderas; asimismo, hay argumentos cuya
premisas y conclusiones son falsas, pero son estructuralmente (formalmente) válidos.
En sentido técnico, una falacia es un «tipo de argumento que puede parecer correcto,
pero que mediante una revisión más minuciosa se prueba que no lo es» (Copi & Cohen, 2013,
pág. 149), es decir, «es un argumento no razonable o racionalmente no convincente, es decir
que, aunque puede ser válido, contiene un error inferencial por violar uno o más criterios de
buena argumentación» (Bordes Solanas, 2011). Dichos criterios son fundamentalmente tres:
claridad, relevancia y suficiencia.
2
En el primer caso, entran en juego aspectos como la oscuridad, poca precisión o
ambigüedad del lenguaje usado en la expresión del argumento; en el segundo, entran en juego
las razones que se proponen para la justificación del argumento (si son o no relevantes) y/o
sin son consistentes (subcriterio de consistencia); en el tercero, entran en juego aspectos
como si las razones involucradas (independientemente de su relevancia) son o no escasas
(suficiencia argumentativa) o son suficientes para dar cuenta de los problemas que ha de
resolver (articulación dialéctica) (Bordes Solanas, 2011, pág. 124 y ss.).
Hay, pues, una diferencia importante entre el uso corriente del término falacia que
registra el Diccionario de la lengua española y el sentido técnico que registran Copi y Cohen,
así como Bordes Solanas. Estos usos, dado el entorno profesional, técnico y académico en
que se realiza el derecho, no debieran confundirse. Pero esto, como quedará establecido, no
es lo que ocurre en el medio panameño.
Un elemento para destacar es que el término falacia se aplica en sentido técnico a
argumentos, no a proposiciones o a hechos (estados de cosas).
Pero esta distinción no evita que se cometan algunos errores cuando se habla de las
falacias, entre los que se destacan los siguientes (Bordes Solanas, 2011, págs. 130-131):
i. Una falacia es una creencia sistemáticamente repetida.
ii. Las falacias sólo las cometen personas de escasa formación intelectual.
iii. Una falacia es un argumento inválido.
iv. Si un argumento carece de falacias, es un argumento concluyente.
v. Quien formula argumentos falaces tiene intenciones deshonestas de persuadir a su
audiencia a toda costa sin justificar bien sus afirmaciones.
Que una creencia sea sistemáticamente repetida no supone, necesariamente, un error
argumentativo. En el caso de que la creencia fuese falsa, podría tratarse -en el mejor de los
escenarios- de un error en la identificación o interpretación de los hechos, como cuando
afirmamos que el Sol se mueve con respecto a la Tierra porque lo vemos en posiciones
distintas durante el día; o en el peor, de una situación deliberadamente surgida y puesta en
escena con la intención manifiesta de manipular a las personas por algún particular interés,
como cuando afirmamos que la vacuna combinada contra la difteria, el tétano y la tos ferina
puede provocar el síndrome de muerte súbita del lactante, algo para lo cual -de hecho- no se
ha determinado vínculo causal.
Tampoco las falacias son algo a lo que únicamente las personas con escasa formación
intelectual están expuestas; las falacias ocurren con frecuencia en entornos académicos y/o
científicos; como cuando leemos en R. L. Nettleship (Lecciones sobre la República de
Platón): Si queremos saber si un Estado es valiente, debemos contemplar su ejército; no
porque los soldados sean las únicas personas valientes de la comunidad, sino porque sólo
por su conducta puede manifestarse el valor o cobardía de la comunidad.
Por otro lado, no necesariamente un argumento falaz es inválido. Se suele distinguir
entre falacia formal y falacia informal; las primeras asociadas a sistemas formales (v.g.,
afirmación del consecuente o negación del antecedente), las segundas asociadas con
problemas de opacidad, relevancia, ambigüedad y de confusión de las distintas funciones de
lenguaje (informativo, prescriptivo, emotivo, interrogativo). Esto será tratado más adelante.
3
No necesariamente un argumento que carece de falacias es concluyente. Por ejemplo,
desde el punto de vista formal, cada instancia de modus ponens es válida, aunque no
necesariamente correcta y no necesariamente concluyente. Es conocido el reto que en alguna
𝑎+𝑏𝑛
ocasión formulara el célebre matemático Euler al filósofo de la Ilustración Diderot: 𝑛 =
𝑎+𝑏𝑛
𝑥, luego Dios existe; lo que equivale a decir que: Si 𝑛 = 𝑥1, entonces Dios existe. Si el
antecedente se interpretase en un dominio particular, digamos los números naturales, y la
𝑎+𝑏𝑛
fórmula se interpretase existencialmente, entonces 𝑛 = 𝑥 sería verdadero: al hacer a = 3,
3+52 3+25 28
b = 5 y n = 2, se obtiene 2
= 2
= 2
= 14, que es un número natural. Ahora, si la fórmula
2
se interpretase universalmente en dicho dominio, sería falsa, pues 3+4
2
3+16 19
= 2 = 2 = 9.5, que
claramente no es un número natural. Pero supóngase que se interpreta dicha fórmula en los
números reales, donde es verdadera para cada x. Tendríamos:
𝑎+𝑏 𝑛
(i) (x) (x = 𝑛
) → Dios existe
𝑎+𝑏 𝑛
(ii) (x) (x = )
𝑛
(iii) Dios existe
Por tratarse de un modus ponens, es válido, sin dudas, pero no es concluyente, pues
de hecho no se ha determinado si Dios existe es una proposición verdadera2.
De igual modo, no se puede sostener que quien formula argumentos falaces tiene
intenciones deshonestas de persuadir a su audiencia a toda costa sin justificar bien sus
afirmaciones. No se niega que ello pueda ocurrir o que de hecho ocurra, estamos diciendo
que no necesariamente es así. Una persona puede, por ejemplo, no tener claro cómo
funcionan los tiempos verbales y la modalidad y hacer inferencias erradas, v.g., escenarios
donde las condiciones verbales son subjuntivas y se interpretan conjuntivamente,
extrayéndose conclusiones erradas.
Hecha la distinción, la problemática tratada en la investigación es la siguiente:
1. ¿Cómo entienden los operadores de justicia el término falacia?
2. ¿Cómo lo incorporan a sus fallos?
3. ¿Genera este término algún debate en cuanto a la motivación de la resolución judicial se
refiere?
Expuesta la problemática, la presente investigación pretende sistematizar información
que pueda ser aplicada al proceso de motivación de las sentencias. Vale recordar que la
motivación es un derecho (Barrios, 2011), por lo cual es necesario que el administrador de
justicia proporcione los elementos conceptuales necesarios y suficientes que garanticen que
sus decisiones son el resultado de un ejercicio racional crítico y bien llevado; pues -de lo
contrario- estaría en juego la credibilidad en el propio sistema. En ese sentido, la
1
Es necesario suponer que n 0.
2
Lo que de hecho se afirma es que, si las premisas son verdaderas, la conclusión ha de serlo. Suponiendo que
lo sea, surge el problema de que entre antecedente y consecuente no hay relación alguna. A diferencia de cuando
decimos: Si 4 es un número par, entonces lo es 4; en efecto, 4 es un número par. Luego, 4 es par.
4
investigación ofrecerá no sólo información relevante, sino elementos críticos que permitan
evaluar bajo parámetros lógicos todo el proceso de motivación de las decisiones judiciales.
En ese sentido, el objetivo general que nos hemos propuesto es analizar el proceso
de motivación de las sentencias desde el punto de vista argumentativo; mientras que los
específicos son: (i) describir el sentido que le dan los operadores judiciales a categorías
lógicas en el proceso de motivación de las resoluciones judiciales y (ii) determinar las
formas en que los operadores judiciales usan términos lógicos en el proceso de motivación
de las resoluciones judiciales.
Como hipótesis de trabajo, postulamos que los operadores de justicia entienden el
término falacia (A) no en sentido técnico, sino en sentido coloquial, (B) no lo incorporan
realmente a sus fallos, (C) dicho término no genera debate alguno en cuanto a la motivación
de la resolución judicial, debido a que (D) la lógica jurídica no es un elemento esencial en
la formación de los juristas.
Finalmente, algunas consideraciones metodológicas. Se trata de una investigación de
tipo documental y cualitativa, en la medida en que se concentra fundamentalmente en el
estudio de textos (fallos o jurisprudencia, aparatos normativos, doctrina, obras filosóficas y
de lógica). Es explicativa, en la medida en que pretende asociar causalmente los fenómenos
designados por A, B y C con D en la hipótesis planteada.
Para ello procedimos de la siguiente manera. En primer lugar, se estudiaron los
fundamentos conceptuales de la investigación en los que se abordaron conceptos como
argumento, argumentación, deducción, inferencia, semántica, sintaxis, inducción, validez,
invalidez, solidez, falacia, etc.
En segundo lugar, hicimos un análisis exhaustivo de las sentencias emitidas por la
Corte Suprema de Justicia, ya sea por el Pleno o por alguna de sus Salas, para determinar el
uso que en ellas se hace del término falacia. La información la obtuvimos del Registro
Judicial (en línea) que aparece en el sitio web del Órgano Judicial
(http://bd.organojudicial.gob.pa/registro.html), y se segregó considerando los siguientes
aspectos: (i) expediente, (ii) sala, (iii) materia, (iv) ocurrencias, (v) usuario, (vi)
correspondencia.
Mientras que (i), (ii) y (iii) proporcionan información general, (iv) consiste en
determinar los pasajes en los que aparece el término falacia en cada fallo analizado, (v) se
refiere a si quien usa el término es el magistrado ponente, el petente o los procuradores (de
la Nación o de la Administración), y (vi) indica si los pasajes en cuestión corresponden o no
al uso técnico de la palabra.
En tercer lugar, se hizo un análisis de las falacias teniendo como marco la idea de
motivación judicial.
En cuarto lugar, se aborda la idea de la derrotabilidad como elemento central para la
argumentación jurídica. Ante nuevas evidencias, la tesis defendida puede variar, de modo
que el proceso argumentativo debe verse de modo abierto, aunque no se trata de una apertura
infinita.
En quinto lugar, se hizo un estudio de las mallas curriculares de las licenciaturas en
Derecho y Ciencias Políticas del país. Los hallazgos no fueron los más halagüeños, pues de
5
la diversa oferta académica, sólo un plan de estudios contempla el curso Lógica y
Argumentación Jurídica como parte del proceso formativo de los estudiantes.
Por último, presentamos algunas conclusiones relevantes.
Para finalizar, es necesario señalar que la investigación se articula a partir de una
concepción tanto formal como informal de la argumentación. Dado el alcance formal, se
suelen presentar argumentos simbólicamente. En ese sentido, las conectivas que se usan
tienen una interpretación estándar, clásica: designa la negación; , la conjunción; , la
conjunción; →, la implicación material; , la equivalencia material; , el cuantificador
universal; , el cuantificador existencial; T, lo verdadero; ⊥, lo falso; denota la relación
de consecuencia (tanto en sentido sintáctico como semántico) entre premisas y conclusión.
1. Fundamentos conceptuales
1.1 Argumento
Un argumento puede caracterizarse formalmente como una secuencia o conjunto de
oraciones (enunciados o proposiciones) P1, P2,…, Pn-1 Pn. Los elementos de la
subsecuencia P1, P2,…, Pn-1 reciben el nombre de premisas, mientras que Pn es la conclusión.
El símbolo indica que Pn es consecuencia lógica o se infiere de P1, P2,…, Pn-1, Esta
relación puede entenderse de dos maneras, (i) deductivamente o (ii) inductivamente.
Un argumento deductivo es aquel en el que existe una relación de necesidad lógica
entre las premisas y la conclusión; es decir, no ocurre que P1, P2,…, Pn-1 sea el caso y Pn no
lo sea. Esto puede enunciarse formalmente de esta manera: [(P1 P2 ,… Pn-1) Pn].
Un ejemplo de argumento deductivo sería: Si Martinelli es juzgado en el SPA, será
absuelto. Martinelli es juzgado en el SPA. Luego, Martinelli será absuelto.
Según este argumento, es irrelevante si la CSJ declina competencia o no, si el caso
pasa o no al SPA o si Martinelli es absuelto o condenado. Simplemente expresa que, si las
premisas son verdaderas, la conclusión ha de serlo igualmente. De este modo, desde el punto
de vista deductivo, la consecuencia lógica es preservadora de verdad en virtud de la forma
(Sider, 2010).
Un argumento inductivo es aquel en el que puede ocurrir que P 1, P2,…, Pn-1 sea el
caso y no sea el caso que Pn. Es decir, la conclusión es solamente probable.
Un ejemplo de argumento inductivo sería: El 65,4 de los femicidios en Panamá se dio
en un escenario de relación de pareja. Luego, el 65,4 de los femicidios en Panamá se dan en
escenarios de relaciones de pareja (dato estadístico tomado de (Batista Guevara, 2016)).
Según este argumento, los casos de femicidio que se hayan dado en el pasado justifica
la conclusión de que, independientemente de cuántos casos haya en el presente (o en el
futuro), el 65,4% se dará en un escenario de relación de pareja. Esto, sin embargo, podría no
ocurrir, ya que es posible que los escenarios de femicidio sean otros, v.g., familia, acoso
sexual de conocidos o comercio sexual. Aunque en efecto sea verdadero estadísticamente
6
que el 65,4 de los femicidios hayan ocurrido (en el pasado mediado o inmediato) en escenario
de relación de parejas, ello no implica que sea así en el presente o en los años venideros. A
menos que asumamos cierta homogeneidad en la conducta delictiva en el presente y en el
futuro con respecto al pasado.
Al margen de ese supuesto, es de advertirse que la verdad de la premisa no garantiza
la verdad de la conclusión. El argumento inductivo, por lo tanto, no es preservador de verdad
en virtud de la forma.
7
verdadera y algunas (o todas las premisas) son falsas (v.g. fila No 3 y/o fila No. 15, etc.); (iii)
tanto la conclusión como las premisas son falsas (v.g., fila No. 16).
Por eso, dado que la falsedad implica válidamente cualquier cosa, se debe procurar
no sólo que los argumentos sean válidos deductivamente (conclusión verdadera con premisas
falsas, o conclusión falsa con premisas falsas), sino que sean deductivamente correctos
(premisas y conclusión verdaderas).
¿Es deductivamente válido o inválido el ejemplo anterior? Interpretemos el
argumento siguiendo los siguientes parámetros:
(i) Simbolización de enunciados:
D → M, D M = [(D → M) D] → M
(iii) Construcción de matriz de verdad
D M D → M (D → M) D [(D → M) D] → M
T T T T T
T ⊥ ⊥ ⊥ T
⊥ T T ⊥ T
⊥ ⊥ T ⊥ T
Por supuesto, un mismo argumento puede interpretarse de las dos maneras. Veamos
el siguiente ejemplo:
8
Sólo una pequeñísima cantidad de padres a los que se les ha impuesto pensión
alimenticia incumple con sus obligaciones. A Juan le ha sido impuesta una pensión
alimenticia por el tribunal. Luego, Juan cumplirá con sus obligaciones.
(1) Sólo una pequeñísima cantidad de padres a los que se les ha impuesto pensión
alimenticia en el pasado, en el presente y en el futuro incumple con sus obligaciones.
(2) Sólo una pequeñísima cantidad de padres a los que se les ha impuesto pensión
alimenticia en el pasado incumple con sus obligaciones.
En efecto, dado que el argumento ahora se mueve de premisas acerca del pasado a
una conclusión sobre el futuro, la confiabilidad en el argumento dependerá de cuán estrecha
sea la semejanza entre el pasado y el futuro, más específicamente de cuán consistente o
uniforme sea la conducta humana en el tiempo. Bajo esta interpretación, el argumento es
humeano.
1.4 Falacias
Desde el punto de vista del habla corriente, la palabra falacia -según el Diccionario
de la lengua española (RAE), versión en línea- significa: (i) Engaño, fraude o mentira con
que se intenta dañar a alguien. (ii) Hábito de emplear falsedades en daño ajeno.
3
De hecho, lo que el argumento afirma equivale a: Una elevada cantidad de padres a los que se les ha impuesto
pensión alimenticia cumple con sus obligaciones. A Juan le ha sido impuesta una pensión alimenticia por el
tribunal. Luego, Juan cumplirá con sus obligaciones. Así, si la probabilidad de que los padres cumplan con sus
obligaciones fuese denotada por Pr(C) = (n 1), la probabilidad de incumplimiento Pr(C) = 1 – (n 1). De
este modo, situaríamos a Juan entre quienes hacen que Pr(C) = (n 1) y no en el complemento, por lo cual la
inferencia acerca de que Juan cumplirá con su obligación tiene un fuerte respaldo inductivo.
9
149). No se trata de algo falso, pues un argumento falaz puede contener premisas y
conclusión verdaderas.
Un estudio exhaustivo de las falacias desbordaría los objetivos de este trabajo, por lo
cual nos referiremos solamente a algunas de ellas4.
A. Informales:
4
El lector interesado en profundizar este tema puede consultar (Gula, 2007) y (Reeder, 2007) donde aparecen
diversos ejemplos de falacias.
5
Cfr. (Frege, 1997)
10
v. Ad misericordiam: Ocurre cuando se invoca de manera inapropiada la piedad.
Ejemplo, los que toman las servidumbres públicas para colocar sus pequeños
negocios son personas humildes, por lo cual, mal hacen las autoridades en
desalojarlas. La falacia se comete porque el tema de la ocupación de servidumbres
públicas está sujeta a una serie de condiciones establecidas en la ley, lo cual nada
tiene que ver con que la persona sea humilde, para decidir si es desalojada o no en
caso de ocuparlas (i)legalmente.
vi. Petitio principii: Ocurre cuando se apela a lo que se quiere demostrar como premisa,
por ello, a este tipo de argumentos se les denomina argumentos circulares; como
cuando se dice: el candidato Pérez es la mejor opción porque sabe cómo solucionar
los problemas que nos aquejan a todos, y sabe cómo solucionar los problemas que
nos aquejan a todos porque es la mejor opción. El argumento no ofrece mayores
razones con respecto a porqué el candidato Pérez es la mejor opción.
vii. Vaguedad: Cuando un argumento contiene una conclusión expresada de modo tal
que es imposible juzgar su aceptabilidad como premisa o su importancia como
conclusión. Ejemplo, un cirujano que nunca ha realizado una operación es un
inexperto. Si un cirujano inexperto realizara una operación, seguiría siendo un
inexperto, y lo seguirá siendo si hace dos, tres, cuatro…Por lo tanto, es mejor no
dejarse operar por dicho cirujano. En este caso, estamos ante una instancia de
sorites ascendente, y la falacia ocurre dada la imposibilidad de determinar de manera
exhaustiva cuándo o bajo qué circunstancias se es un experto.
viii. Falsa analogía: Cuando el argumento descansa en una analogía y existe razón para
cuestionar esa misma analogía. Un ejemplo de esta falacia sería la frase de Michael
Corleone: Mi padre no es diferente de ningún otro hombre poderoso…, como un
senador o un presidente. Aunque se pueda pensar en la corrupción como un
elemento que identifica a políticos y mafiosos, suponer que no hay diferencias entre
ellos sería incorrecto, no porque los senadores y presidentes no ordenen asesinar
personas, como alega Kay en el diálogo, sino porque los roles de estos, al menos
institucionalmente, son radicalmente distintos de los desempeñados por mafiosos.
ix. Causa falsa: Se identifica como causa aquello que en realidad no lo es; o bien se
asume que A es la causa de B porque B ocurre luego de A. Ejemplos: cuando he
visitado a mi abuela, ha estado feliz; pero, dejé de hacerlo, y ha fallecido. No hay
dudas de que no visitarla, le ha provocado la muerte. En este caso, el no visitar a
una persona no tiene eficacia causal sobre la vida o muerte de otra. Otro ejemplo:
Pérez ha debido decirle algo a López que le ha causado la muerte. ¡Qué casualidad
que éste muriera después de que Pérez lo visitara! Al igual que en el primer ejemplo,
el orden temporal no es suficiente para determinar relación causal entre eventos:
López pudo haber fallecido debido a una afectación cardiaca crónica.
xi. División: Consiste en afirmar que, porque una propiedad es verdadera del todo, lo
es igualmente de las partes de ese todo. Como cuando se argumenta: la
administración de justicia es lenta. Luego, el juzgado primero de circuito es lento
en el trámite de las demandas. En efecto, es lógicamente posible que el
comportamiento global del sistema de administración de justicia tome tiempo, pero
que esos tiempos no sean los que tome el juzgado en cuestión en el trámite y
resolución de las demandas.
xii. Falsa dicotomía: Ocurre al reducir las alternativas a dos mutuamente excluyentes,
habiendo otras, o bien al pretender establecer una oposición no habiendo
contradicción real entre ellas. En el primer caso, el ejemplo típico es: o están
conmigo o están con mis enemigos; existe, de hecho, una tercera posibilidad, la de
la indiferencia en torno a uno y otro, de modo que se puede sostener -a partir de ello-
una postura neutral entre los dos bandos. En el segundo caso, un ejemplo es el
siguiente: tienes que decidir entre estudiar o trabajar; no hay incompatibilidad entre
estudiar o trabajar, y pueden hacerse las dos cosas.
xiv. Simulacro del otro: Cuando se atribuye al oponente una visión distinta a la visión
real y luego se ataca nuestra propia parodia en lugar de la real. Ejemplo, quienes
defienden la teoría de la evolución sostienen que el hombre desciende del mono;
pero ¿acaso somos monos? La idea es que, dado que no somos monos, no
descendemos de ellos (algo que de hecho la teoría no afirma), por lo cual la teoría
es falsa; en el argumento se ha distorsionado la idea de descendencia de un tronco
común entre los homínidos (humanos, orangutanes, gorilas, chimpancés, bonobos)
con la idea equivocada de descendencia de un grupo (los humanos) de otro (los
monos), de modo que se ha “refutado”, no la tesis evolutiva sino una versión
caricaturizada de ella.
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xv. Lealtad ciega: Ante un ataque, el atacado responde negando las fuerzas de las
evidencias o niega la posibilidad de tal evidencia, y la razón más probable para ello
es la lealtad del argumentador con el tema o idea atacada. Ejemplo, los defensores
de la evolución no pueden estar más equivocados, pues existe la complejidad
irreductible que no puede explicarse evolutivamente; además, la evolución es una
teoría, no un hecho. Se pretende sustentar una equivocación en algo que
presuntamente no puede explicarse evolutivamente (complejidad irreductible) y
luego se usan de manera confusa los términos hecho y teoría.
xvii. Arenque rojo: Cuando se cambia de tema o el argumento toma otro camino.
Ejemplo, las acusaciones en contra de Pérez obedecen a razones puramente
políticas, sin fundamento alguno. Son las formas en las que un Ejecutivo incapaz
ante los grandes problemas del país responde a las voces de sus críticos. En este
caso, se desatienden las razones jurídicas del proceso y se introducen elementos
que nada tienen que ver con él, llevando el tema hacia otra dirección.
xviii. Énfasis: Ocurre cuando se destacan o recalcan algunos temas que interesan a quien
pretende argumentar, obviándose otras referencias importantes. Un ejemplo de
esta falacia es la siguiente: Ningún candidato se ha comprometido con “los
derechos” de los LGTBI.
B. Formales:
i. Negación del antecedente: El siguiente es un argumento válido, si las personas no
creen en la administración de justicia, la sociedad se expone al caos institucional.
Las personas no creen en la administración de justicia. Por tanto, la sociedad se
expone al caos institucional. Para demostrar la validez de este argumento basta con
construir su tabla de verdad. Consideremos ahora, si las personas no creen en la
administración de justicia, la sociedad se expone al caos institucional. Las personas
creen en la administración de justicia. Por tanto, la sociedad no se expone al caos
13
institucional. Mientras que el primer argumento tiene la forma: P → Q, P Q,
es decir, un modus ponens; el segundo tiene la forma inválida P → Q, P Q, la
cual puede representarse como: [(P → Q) P] → Q, y cuya tabla de verdad es la
siguiente:
P Q P P → Q (P → Q) P [(P → Q) P] → Q
T T ⊥ T T T
T ⊥ ⊥ T T ⊥
⊥ T T T ⊥ T
⊥ ⊥ T ⊥ ⊥ T
P Q P P → Q (P → Q) Q [(P → Q) P] → P
T T ⊥ T T ⊥
T ⊥ ⊥ T ⊥ T
⊥ T T T T T
⊥ ⊥ T ⊥ ⊥ T
14
iv. Falacia del apostador6: Ocurre al afirmar que, dado que un evento no ha ocurrido
en cierto tiempo, estará próximo a ocurrir. O bien, dado que el evento ha ocurrido
durante cierto tiempo, pronto dejará de ocurrir. Como cuando se afirma, Pérez
lleva más de cuatrocientos minutos sin anotar gol, pero esta situación acabará
pronto, porque nunca ha pasado tanto tiempo sin que anote gol. De hecho, es
posible que termine el torneo y el esperado gol de Pérez no llegue o bien que
termine de anotar al finalizar la temporada. Asimismo, López ha estado imbatible
en la portería durante quince partidos, pero su suerte terminará pronto, porque
nunca un portero ha terminado el torneo sin goles. Igualmente, es posible que
López termine el torneo imbatible o reciba el gol en contra mucho después de lo
esperado.
Si Panamá es una república, entonces no tiene monarquía. Panamá no tiene monarquía, por
tanto, Panamá es una república.
Un análisis superficial de este argumento muestra que su forma o estructura lógica es:
P → Q, Q P, es decir, se trata de un ejemplo de afirmación del consecuente, que -como
vimos- es un argumento falaz. Nótese que, sin embargo, las proposiciones que conforman
este argumento, incluida la conclusión, son verdaderas. Este resultado nos lleva a una nueva
falacia que no mencionamos en la lista anterior: el argumentum ad logicam o argumento
desde la falacia que consiste en señalar que, si un argumento es falaz, su conclusión es falsa.
De igual manera, se comete esta falacia al suponer que, si las premisas y la conclusión son
verdaderas, el argumento no es falaz.
6
Esta falacia se ubica en una categoría distinta, la de las falacias estadísticas o inductivas. La hemos ubicado
en esta sección solamente por razones prácticas, por violar supuestos relacionados con las probabilidades.
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la acción lo designamos con A; si es el magistrado ponente, con M; si es el procurador de la
Nación, con MP; y si es el procurador de la Administración, con PA.
Sólo en 2 casos se puede afirmar que el uso de falacia corresponde al sentido técnico.
Se trata de los expedientes S/N(IV) y S/N(X). El primero es una acción contenciosa
administrativa que se remonta a 1994, pero el usuario es el procurador de la Administración.
La correspondencia, sin embargo, es parcial porque, aunque el uso se aplica efectivamente a
argumento, el procurador al emitir su opinión no identificó la falacia en cuestión, y se limitó
a decir:
Consideramos que este argumento que esgrime el demandante es una falacia, ya que
durante el inicio y desenvolvimiento del presente proceso ..., la demandada no logró
demostrar que le asistiera un mejor derecho, además, la misma en la vía gubernativa
no presentó prueba alguna ni logró desvirtuar las presentadas por la demandante.
La situación del caso S/N(X) es distinta. En efecto, el uso del término falacia
corresponde inequívocamente al sentido técnico. El procurador de la Nación observó no sólo
que se trataba de una falacia, sino que la nombró:
Cuadro No. 1
Usos del término falacia en fallos de la Corte Suprema de Justicia
de la República de Panamá
22
Sugerir tal cual lo
propone, la PARTE
ACTORA, que el
LAUDO recurrido,
viola los
presupuestos del
DECRETO -LEY
No. 5 de 1999, al
haber sido dictado, A No
S/N(VII) IV Laudo arbitral EXCEDIENDO EL
MARCO DE LAS
DECISIONES QUE
LE OTORGAN SU
AMBITO O
ALCANCE, o en
presunta
INFRACCIÓN AL
REGIMEN DE
ORDEN PUBLICO
PANAMEÑO:
resulta por demás una
falacia inaplicable
Sugerir tal cual lo
propone, la PARTE
ACTORA, que el
LAUDO recurrido,
viola los
presupuestos del
DECRETO -LEY
No. 5 de 1999, al
haber sido dictado,
EXCEDIENDO EL
S/N(VIII) IV Laudo arbitral MARCO DE LAS A No
DECISIONES QUE
LE OTORGAN SU
AMBITO O
ALCANCE, o en
presunta
INFRACCION AL
REGIMEN DE
ORDEN PUBLICO
PANAMEÑIO:
resulta por demás una
falacia inaplicable.
La querellante
plantea que lo
subrayado del párrafo
23
citado es una falacia
ya que en los 237
tomos del expediente
que se le sigue a
URREGO nunca se
S/N(IX) II Delito contra ha corroborado que lo A No
el honor que dicen esos
informes sea cierto y
que por el contrario el
sargento CLÍMACO
QUIJADA al rendir
declaración jurada en
la Fiscalía de Drogas
en febrero de 2008
declaró que en la Isla
Chapera nunca se
encontró nada ilegal
al llevar a cabo una
verificación.
De igual manera,
manifiesta la
colaboradora de la
instancia, que es una
falacia lo afirmado
por la recurrente, al
generalizar de
manera apresurada
S/N(X) II Blanqueo de que "ningún" MP Sí
capitales delincuente usaría los
controles legales,
cuando es de perfecto
conocimiento que la
tendencia del crimen
organizado es la de ir
legitimando los
caudales, por todos
los medios lícitos que
les sean posibles.
…esta superioridad
actuando de buena fe
y dando por ciertas
las aserciones
expresadas por el
petente a fojas 3 del
escrito de incidente
de nulidad, que
S/N(XI) II constituyeron una M No
24
Homicidio falacia en cuanto a
(incidente de que Gonzalo
nulidad) González no había
sido declarado en
rebeldía, procedió a
declarar nulo el
llamamiento a
juicio,…
El planteamiento
medular de la señora
UJUETA es que su
hijo Stefen Tola, un
niño con necesidades
educativas
especiales, pues
padece de síndrome
de down y retraso
mental severo,
recibió durante los
años 2001 y 2002 un
boletín de evaluación
199-03 Pleno Hábeas data escolar que lo calificó A No
en la escala de uno
(1) a cinco (5), es
decir, idéntica a la
calificación que
reciben los
estudiantes de
cualquier centro
educativo regular. De
allí, que, en su
concepto, las
calificaciones de su
hijo son "absurdas y
una falacia".
Basta una lectura
somera del
expediente para
comprobar que
nuestro (sic)
Hábeas defendida nunca tuvo
352-03HC Pleno Corpus las llaves de acceso A No
del Salón de Oro, lo
que deviene en una
falacia lo externado
por el Magistrado
25
Sustanciador en
primera instancia,
¿Cómo se ataca esta
falacia jurídica si el
Despacho a
requerimiento del
Apoderado
348-08 Pleno Amparo nombrado se niega a A No
notificar la
resolución por la cual
no aceptan su
nombramiento,
siendo parte del
proceso?
El licenciado
CARLOS RANGEL
CASTILLO sustenta
que la detención
preventiva de su
representado es ilegal
porque “en su
opinión es una falacia
preparada por las
Hábeas personas que
S/N(XII) Pleno Corpus participaron en el A No
allanamiento a fin de
hacer responsable a
nuestro representado
de todas maneras del
ilícito que se le
imputa y ello es así,
por cuanto si se habla
de nueve billetes
marcados”…,
Fuente. Elaboración del autor a partir de información consultada en el Registro
Judicial en línea, http://bd.organojudicial.gob.pa/registro.html
26
Las pruebas se apreciarán por el juez según las reglas de la sana crítica, sin que esto
excluya la solemnidad documental que la ley establezca para la existencia o validez
de ciertos actos o contratos.
El juez expondrá razonadamente el examen de los elementos probatorios y el mérito
que les corresponde.
Adicional a la sana crítica, la lógica entra en escena en otro aspecto central del
proceso, a saber, en la motivación de autos y sentencias. Con respecto a los primeros, señala
el artículo 989 (976) del Código Judicial: «Los autos serán motivados y expresarán los
fundamentos jurídicos con cita de las disposiciones legales aplicables al caso»; con respecto
a las segundas, expresada la pretensión formulada, presentados los hechos, las referencias a
las pruebas, etc., el artículo 990 (977) numeral 3 señala que «se darán las razones y
fundamentos legales que se estimen pertinentes y se citarán las disposiciones legales o
doctrinarias que se estimen aplicables al caso».
El proceso de fundamentación de una resolución judicial, sin embargo, no es siempre
llevado a cabo de manera correcta desde el punto de vista lógico; suelen haber casos en los
que los errores de razonamiento son palpables. Veamos algunos casos:
Cuadro No. 2
Algunas falacias encontradas en sentencias de la Corte Suprema de Justicia de
Panamá
Expediente Sala Materia Ocurrencia Falacia Comentario
Encuentra la Sala En el pasaje en
perfectamente cuestión se
invocable esta establecen vínculos
eximente de causales fundados en
responsabilidad por relaciones
parte de la demandada, temporales: algo que
en la medida en que los ocurre primero la
riesgos de guerra están invasión, y algo que
expresamente ocurre luego de
excluidos de la póliza haberse dado, el
y por cuanto la guerra -Causa falsa daño, objeto de la
Marítimo guarda con el siniestro controversia. Por
una relación de causa a -Ad otro lado, el
efecto de grado tal que conditionalis argumento se
este último no hubiese presenta en modo
ocurrido de no haber condicional
mediado la subjuntivo en el cual
SN- I intervención de la se establece nexo
20/5/1997 primera. En nuestro causal necesario,
caso: el saqueo no cuando -en realidad-
hubiera tenido lugar si la relación entre
no se hubiese antecedente y
producido la invasión consecuente es
armada del país por las probable, si en el
27
tropas del ejército de argumento se tiene
los Estados Unidos de pretensión inductiva;
América. Los saqueos o posible, si la
fueron consecuencia pretensión es
necesaria e inevitable deductiva. En el
de la invasión. primer caso, se
trataría de la
probabilidad
condicional del
saqueo, dado que
ocurrió una invasión;
en el segundo se trata
de la posibilidad de
que la invasión
implique saqueo.
Pero en ninguno u
otro sentido la
relación entre
antecedente y
consecuente es
necesaria.
Lo que está en juego
De haberlas valorado,
es un tema de no
habría apreciado que
valoración de
los hermanos Forsythe
pruebas, y como no
integraba la empresa
lo fueron, se derivó
criminal en el aspecto
una consecuencia
de coordinación para
perniciosa para el
la ejecución del
casacionista. El
trasiego del
argumento es del
cargamento ilícito,
tenor siguiente: Si se
proveyendo los
hubiesen valorado
vehículos que
las pruebas, se
servirían para
- Negación del habría apreciado
perfeccionar la acción
832-G II Casación antecedente que…Pero, las
criminal, que al final
Penal pruebas no fueron
de la operación ilícita
-Ad valoradas; luego no
mediante los
contitionalis se advirtió que…Es
intercambios de
vehículos decir, P → Q, P
protagonizados por el Q que -como vimos-
resto de los es un esquema de
intervinientes en el argumento inválido.
delito, producen la Adicional a ello, el
incautación de las tres argumento se
baterías vehiculares presenta en
que alojaban el condicional
cargamento de 83 subjuntivo,
28
paquetes que pretendiendo derivar
contienen 29 una consecuencia
kilogramos de necesaria, pese a que
marihuana. apreciar es
claramente un verbo
actitudinal.
El argumento puede
El Tribunal Ad-Quem,
interpretarse como
debió apreciar dicha
sigue: Si el Tribunal
declaración a la luz de
Ad-Quem hubiese
la lógica y la
apreciado la
experiencia, así habría
declaración a la luz
advertido que el
de la lógica y la
imputado no mencionó
- Negación del experiencia, habría
que ROSLYN
648-G II Casación antecedente advertido que el
GUARÍN, durante los
Penal imputado…Pero el
15 días que mantuvo la
-Ad Tribunal Ad-Quem
droga en el
contitionalis no apreció la
guardarropa de la
recámara principal de declaración a la luz
la residencia de ésta, le de la sana critica y de
la experiencia.
hubiera hecho ningún
Luego, no advirtió
reclamo o le hubiera
que…Al margen del
pedido que se llevara
contenido
la droga del lugar.
intencional
(actitudinal) de
advertir el
argumento tiene la
forma inválida, P →
Q, P Q.
Igualmente se
pretende establecer
un nexo de necesidad
entre antecedente y
consecuente, pero el
tiempo verbal está en
condicional
subjuntivo, por lo
cual la conclusión se
seguiría
contingentemente y
no necesariamente,
como se pretende.
Con este pasaje se
Retomando el tema de
busca contrarrestar la
la prohibición de la
no
huelga en el Canal de
inconstitucionalidad
29
Panamá, es necesario de la prohibición del
señalar que la fuerza derecho a huelga en
laboral de la antigua el Canal. De hecho,
Comisión del Canal de que no lo hubiesen
Panamá nunca utilizó utilizado ni ni
ni negoció el ejercicio negociado, no
de la huelga en las implica que no
instalaciones del Canal -Ignoratio pudieran hacerlo ni
974-01 Pleno Inconstitu de Panamá. Estos elenchi que la prohibición
cionalidad antecedentes fueron fuese constitucional.
considerados por la
Comisión Presidencial
que elaboró el
Proyecto de Título
Constitucional y fue
ampliamente debatido
por la Asamblea
Legislativa.
El pasaje introduce
El Pleno debe indicar
un elemento que es
que, si bien es cierto, el
irrelevante a la
constituyente autorizó
discusión, la
al legislador para
derogatoria de una
“expedir, modificar,
Sala y el efecto sobre
reformar o derogar los
las designaciones
Códigos Nacionales”,
hechas, cuando el
en ninguna forma lo
fondo del asunto era
facultó para “derogar”
-Arenque rojo la derogación de una
una Sala de la Corte
ley. Además, se
Suprema de Justicia,
696-99 Pleno Inconstitu -Énfasis enfatiza el verbo
en pleno ejercicio de
cionalidad sus “derogar”, dando a
atribuciones
entender que
jurisdiccionales, y
mientras la Asamblea
dejar sin efecto los
está autorizada para
nombramientos de sus
derogar Códigos
integrantes
Nacionales, no los
constitucionalmente
tiene para derogar
designados, como
una sala, como si en
ocurrió con la
este caso “derogar”
expedición y
supusiese algo
promulgación de la
distinto a lo primero.
Ley N° 49 de 24 de
octubre de 1999.
Fuente. Elaboración del autor a partir de información consultada en el Registro
Judicial en línea, http://bd.organojudicial.gob.pa/registro.html
30
¿Qué supone la ocurrencia de falacias como éstas para el ideal de administrar
justicia? Tal vez la pregunta no sea la más adecuada, pues no está claro que en realidad el
juez administre justicia pues justicia es difícil de operacionalizar, subjetivo, un término
«fuertemente coloreado desde el punto de vista emotivo» (Perelman, 1964); más bien, «la
labor del juez consiste en declarar el derecho a quien lo demuestre» (Araúz Sánchez, 2019,
pág. 35). De modo que si hablamos de administrar justicia, ello obedece -más que a una
situación objetiva- a una cuestión de tradición que tiene su base en el propio texto
constitucional en el cual uno de sus títulos versa, justamente, sobre la administración de
justicia.
Pero -suponiendo que la labor del juez consista en declarar el derecho de quien logra
demostrarlo- un argumento deficiente desde el punto de vista lógico no ofrecería garantía de
que dicha declaratoria sea correcta en algún sentido de correcto; de hecho, una cosa es la
demostración del derecho que hagan las partes y otra la articulación o reconstrucción de dicha
demostración en la sentencia. De modo que, ya sea que el juez administre justicia o que
declare el derecho de quien logre demostrarlo, la deficiente argumentación lógica (falaz)
contraviene la razón de ser del propio proceso; en el primer sentido porque se podría sostener
que no se ha administrado justicia después de todo; en el segundo sentido, porque se ha
declarado el derecho a una de las partes de manera falaz.
En efecto, cuando dichas deficiencias se comenten en las instancias bajas, el ejercicio
del derecho de impugnación podría derivar en escenarios de corrección en las instancias más
altas. Pero y si el error se da en estas últimas, ¿cómo podrían corregirse?
De plano, la teoría de la infalibilidad del funcionario judicial que se mueve en las altas
esferas de la administración de justicia es inaplicable por incorrecta: Todos estamos
expuestos al error7. De modo que, aunque la lógica podría ser un buen recurso para
inmunizarnos contra el error, el hecho de que seamos (incluido el juez) razonadores naïve
nos aleja de ese ideal. Y esto, basándonos en la ley de los grandes números, tiene la siguiente
implicación: En el sistema judicial hay resoluciones definitivas (en un determinado
porcentaje) de problemas que no son justas o bien, en el sistema judicial hay resoluciones
definitivas (en un determinado porcentaje) de problemas en las que la parte favorecida no
necesariamente ha demostrado su derecho. En otras palabras: en el sistema judicial hay
resoluciones (definitivas) a problemas que se fundamentan en un error de juicio (de
argumentación) por parte del juzgador. En cuyo caso no toda resolución judicial sería
consistente con el conjunto de normas que rige el sistema jurídico 8. Por lo que existiría una
asimetría relativa entre lo que idealmente proclama el sistema normativo y las decisiones que
realmente toman los decisores en materia judicial.
4. Monotonía y derrotabilidad
La propiedad de monotonía para los sistemas deductivos señala básicamente que el agregado
de premisas no afecta o modifica la validez de una inferencia. Esta idea puede representarse
7
Este es esencialmente el argumento sostenido por el magistrado Wilfredo Saéz en la admisión de la demanda
en contra de la exprocuradora Ana Matilde Gómez.
8
Suponiendo una frecuencia de error en las argumentaciones igual a , dicho valor -de seguro- tiene incidencia
en la confianza que se pueda tener en el sistema de justicia; suponiendo que tienda a 1, entonces habría una
fundada baja confianza; en cambio, si tendiese a 0, los niveles de desconfianza serían razonablemente bajos.
31
simbólicamente de la siguiente manera: Si A 1,…, An B, entonces A1,…, An, C B. A
manera de ejemplo, consideremos:
Simbolizando:
Ser ave = A
Volar = V
Piolín = p
Esquematizando:
x Ax → Vx, Ap Vp.
1. x Ax → Vx premisa
2. Ap premisa
3. Ap → Vp E-, 1
4. Vp MP., 3, 4
Quien cause la muerte a una persona será sancionado con pena de prisión de 10-20 años.
Juan ha causado la muerte a maría. Luego Juan será sancionado con pena de prisión de 10-
20 años.
Simbolizando:
Causar la muerte = C
Ser sancionado con pena de 10-20 años de prisión: = S
Juan = j
María = m
Simbolizando:
32
Cuya derivación es:
1. x Cxy → Sx premisa
2. Cjm premisa
3. Cjy → Sj E-, 1
4. y=m Identidad
5. Cjm → Sj sustitución y/m 4
6. Sj MP., 2, 5
Supongamos que, de hecho, Juan es inimputable. Del mismo modo en que Piolín es
un pingüino no afecta la validez de la inferencia en el primer caso, en el segundo tampoco la
afectaría el hecho de que Juan sea inimputable. Sin embargo, es obvio que tanto en uno como
en otro hay premisas que son derrotables: los pingüinos son instancias que hacen falsa todas
las aves vuelan y los inimputables hacen inaplicable a todos los casos la norma quien cause
la muerte a otra persona será sancionada con pena de prisión de 10-20 años.
Por otro lado, hay que tener presente que, desde el punto de vista lógico, si un
argumento válido tiene conclusión falsa, como en los ejemplos que hemos visto, entonces al
menos una de las premisas ha de ser falsa. Pero si la idea fuese la validez de la inferencia sin
más, entonces nada habría que hacer, porque no importa qué evidencia adicional agreguemos,
la inferencia realizada será válida. Para el derecho esto sería catastrófico pues sería tanto
como afirmar que los medios de impugnación que garantiza el sistema jurídico devienen en
algo sucedáneo e intrascendente.
1. Pj hecho
2. Cjm hecho
3. x ((Px Cxj) → Sx) norma
4. (Pj Cjm) → Sj E-, 3
5. Pj → (Cjm → Sj) Exp. 4
6. Cjm → Sj MP., 1, 5
7. Sj MP., 2, 6
El hecho de que Juan sea inimputable condiciona la sanción; por tanto, que reciba una
sanción depende -además del vínculo causal enunciado- de que sea imputable. Así, no
necesariamente quien causa la muerte a otra persona recibirá una sanción de 10-20 años,
como no necesariamente, el que algo sea ave quiere decir que vuele.
La derrotabilidad de la argumentación jurídica es algo que el administrador de justicia
debe tener en cuenta al momento de tomar una decisión, pues su exposición al error puede
33
trastocar la eficacia de la tarea que está llamado a realizar. En ese sentido, una pregunta a
responder es si una argumentación jurídica que falazmente decida una controversia
contraviene la razón de ser del proceso.
Supongamos una argumentación con una estructura como la siguiente: A, B, C D,
donde A, B, C son a su vez conjuntos de argumentos (los sub-argumentos) desde los que se
decide la controversia. Desde el punto de vista argumentativo podríamos enfrentarnos a cinco
escenarios:
A+B+C
A+B C
A+C B
B+C A
D
v. Los subconjuntos A, B y C de manera aislada justifican o pretenden justificar D. La
estructura general de la argumentación sería esta:
A B C
34
componente tendría un peso de 0.333. En este caso, si la falacia se cometiese en el conjunto
C, habría una pérdida de 0.333 de peso, y aunque el argumento se debilitaría, la decisión
tendría un respaldo a su favor en términos de peso que equivaldría al 0.667.
En el caso (v) cada (sub)argumento lleva por sí mismo a la decisión. De modo que, aunque
se elimine una de ellas, la decisión estará justificada.
D
En este escenario, la decisión D depende absolutamente de C, el cual depende de B,
que depende de A. Independientemente del tema de la transitividad de la relación de
dependencia, supongamos que A es falaz: dado que la dependencia en este caso es absoluta,
no habría bases para aceptar B, y -justamente en este punto- la línea argumentativa se rompe
o padece una especie de cortocircuito. Igual sucedería en el caso de que B esté justificada
por A, pero justificara falazmente C. Por tanto, ya sea que ocurra lo primero o que ocurra lo
segundo, no existiría fundamento válido lógicamente para la decisión tomada.
Estos escenarios que hemos explorado tienen una moraleja importante. Con respecto
a la pregunta que hemos formulado podríamos responder afirmando que no necesariamente
una argumentación falaz contraviene totalmente la razón de ser del proceso, aunque podría
afectarlo notoriamente, ya sea que entendamos el proceso en términos de administración de
justicia o en términos de reconocimiento de derechos a quien los haya probado. Y aunque es
tal vez imposible diseñar un algoritmo de control para el proceso argumentativo, pues las
formas argumentativas son variadas, una simple inspección a los modelos que hemos
presentado muestra que es preferible fundamentar una decisión en más de una razón: entre
más razones entren en juego mayor garantía para la decisión que se tome; que los modelos
argumentativos en paralelo son más eficientes que los modelos argumentativos secuenciales.
El proceso argumentativo no puede sustraerse de estrategias de optimización de la inferencia
(cfr. (Hintikka, 1989)).
Aunque lo ideal es fundamentar las decisiones judiciales en procesos argumentativos
no falaces, no hay que olvidar que somos agentes epistémicos limitados, y como tales
35
estamos expuestos a la posibilidad de errar en el razonamiento. Por ello, que el juzgador
evalúe críticamente sus argumentos como una forma de control deviene en un imperativo,
por razones de lógica, en efecto, pero sobre todo por razones prácticas, pues entran en juego
cuestiones básicas para la vida social que si se descuidan podrían tener consecuencias
indeseadas.
9
Búsqueda realizada el 19 de mayo de 2019.
10
No se pudo acceder a los planes de estudios de Columbus University ni a los de la Universidad Metropolitana
de Ciencia y Tecnología (Umecit).
36
Esa carencia nos expone aún más al error, a la confusión deliberativa o argumental, y
-desde luego- al uso inadecuado de terminología que tienen un sentido técnico disciplinar
arraigado pero que el profesional del derecho, por regla general, desconoce.
37
Conclusiones
3. Aunque, en efecto, argumentar es una actividad habitual que realizamos los humanos,
se trata de una actividad en la que no somos infalibles y en la que con frecuencia es
alterada por factores intervinientes sobre los que no se tiene control; hay que tener
presente, también (no sólo para diferenciar), las motivaciones conscientes e
intencionales de quien argumenta, de los errores propiamente. En estos últimos, no
se trata tanto de un fallo de juicio, sino de manifiesta intención de la voluntad del
argumentante que constituyen vulneraciones a la ética que debe orientar toda
argumentación. No nos consta que esta situación se dé en el derecho, al resolverse las
controversias jurídicas, pero de darse, sería particularmente contraproducente pues
están en juego bienes jurídicos que han de ser tutelados y la credibilidad del propio
sistema de administración de justicia.
4. El tema del proceso argumentativo en el marco del derecho debe ser estudiado más a
fondo. Dicho estudio debe iniciarse en la formación universitaria, pero eso no está
ocurriendo: de las universidades actualmente vigentes en el país, cuyos planes de
estudios consultamos, solo la Universidad Santa María La Antigua tiene un curso de
cuatro horas sobre lógica y argumentación jurídica durante un cuatrimestre; debiese
-asimismo- profundizarse su estudio mediante seminarios y/o cursos cortos (incluso
diplomados) dirigidos a los operadores judiciales y litigantes para que perfeccionen
sus técnicas argumentativas de modo oral o escrito. Esto, sin embargo, no se traduce
necesariamente en cambios, a menos que se crean condiciones formativas que
permitan un abordaje problematizador y crítico del derecho.
5. La necesidad apuntada no debe entenderse como una exigencia académica sin mayor
propósito. Es preciso tener presente que, cuando de impartir justicia se trata, no puede
soslayarse ese fin del medio en que descansa: la argumentación. Una sentencia
deficiente o insuficientemente razonada (motivada) no contribuye a la realización
plena del ideal al que se debe. De hecho, es necesario tener presente la estructura
misma de la argumentación y cómo se distribuyen los pesos de los distintos sub-
38
argumentos y sus componentes. Pero esa tarea, para realizarla efectivamente, requiere
formación y competencias; y al parecer el profesional del derecho no es del todo
competente en ese sentido.
39
Referencias
40