Ca126 75
Ca126 75
Ca126 75
La unidad latinoamericana
en el pensamiento de Bolívar
Por Reinaldo ROJAS*
Introducción
*
Profesor de ciencias sociales en el Instituto Pedagógico de Barquisimeto de la
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela; e-mail: <reinaldoeneal@
gmail.com>.
1
Cf. Reinaldo Rojas, “Historia universal y globalización: ¿caras de una misma
moneda”, en id., Temas de historia social de la educación y la pedagogía, Valencia,
Venezuela, Universidad de Carabobo, 2001, pp. 161-189.
2
La contradicción imperialismo-imperio vs gobierno mundial ha tomado cuerpo en
el debate político más actualizado a raíz de conflictos como los de Kosovo, Afganistán e
Iraq. El tema es tratado, por ejemplo, en el dossier de la revista española Vanguardia
(Barcelona), núm. 3 (octubre-diciembre del 2002). El debate es planteado, entre otros,
por autores como Michael Hardt y Antonio Negri en la obra Empire, Harvard University
Press, 2000. Hay versión en castellano, Imperio, Barcelona, Paidós, 2002.
3
Ignacio Ramonet, Géopolitique du chaos, París, Galilée, 1997, p. 11.
76 Reinaldo Rojas
8
Véase Comité Colombiano de Lucha contra el ALCA, Alternativas y acciones en la
lucha contra el ALCA, Bogotá, Memorias de Seminario, 2003.
9
Los organismos de integración latinoamericana son los siguientes: Asociación Lati-
noamericana de Libre Comercio (ALALC) creada en 1960; Pacto Subregional Andino,
1969; Mercado Común Centroamericano, 1960; Asociación de Libre Comercio del Cari-
be, 1968; y el más reciente, Mercado Común Suramericano (Mercosur), 1991.
10
Con el Tratado de Guadalupe-Hidalgo de 1848 México cede a Estados Unidos los
territorios de Nuevo México, Arizona, California, Utha, Nevada y parte de Colorado, ya
que Texas había sido anexado por vía de hecho en 1845, causa de la guerra entre México
y Estados Unidos que culmina con el tratado arriba citado.
11
Este proceso de expansión territorial es reconstruido en su conjunto por el histo-
riador cubano Ramiro Guerra en su clásica obra La expansión territorial de los Estados
Unidos a expensas de España y los países hispanoamericanos, La Habana, Editorial
Nacional de Cuba, 1964.
12
Cf. Philip S. Foner, La guerra hispano/cubano/norteamericana y el nacimiento
del imperialismo norteamericano: 1895-1898, Madrid, Akal, 1975, 2 tomos.
78 Reinaldo Rojas
14
John Lynch, Las revoluciones hispanoamericanas: 1808-1826, Barcelona, Ariel,
1976, p. 35.
80 Reinaldo Rojas
15
Para Alfonso Rumazo González, Miranda no debe considerarse como un simple
precursor de la emancipación hispanoamericana sino como su protolíder, como el primer
dirigente de la misma, el cual no sólo fue capaz de descifrar y comprender el momento
histórico de su tiempo sino que del hallazgo pasó a la acción y cuya ejecución dedicará
treinta años de su vida, hasta su muerte en 1816. Véase biografía de Miranda en Alfonso
Rumazo González, 8 grandes biografías, Cumaná, Gobernación del Estado Sucre, 2001,
tomo II.
16
Cf. Hispanoamericanismo del siglo XIX, Caracas, Gobierno de Venezuela, 1976.
17
Eduardo Arcila Farías, Economía colonial de Venezuela, Caracas, Italgráfica, 1973,
tomo I, p. 288.
La unidad latinoamericana en el pensamiento de Bolívar 81
21
Mariano Picón Salas, Miranda, Caracas, Monte Ávila, 1972, p. 38.
22
Francisco de Miranda, Diario de viajes/Escritos políticos, Madrid, Editora Nacio-
nal, 1977, p. 343.
23
Ibid., p. 336.
La unidad latinoamericana en el pensamiento de Bolívar 83
24
Al respecto puede consultarse nuestro estudio “Bolívar y la Carta de Jamaica”,
en Reinaldo Rojas, Historiografía y política sobre el tema bolivariano, Barquisimeto,
Buria, 1999, pp. 29ss.
25
Sobre la Segunda República y su derrota militar véase Juan Uslar Pietri, La
rebelión de 1814, Madrid, Edime, 1963.
84 Reinaldo Rojas
do con ello una visión más continental de la lucha contra España. Es así
como expone:
Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Nuevo Mundo una sola
Nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya
que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería,
por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes
Estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos,
situaciones diversas, intereses opuestos, caracteres desemejantes, dividen
a la América.28
¡Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de
Corinto para los griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar
26
Simón Bolívar, Obras completas, La Habana, Editorial Lex, s.f., vol. III, p. 546.
27
Ibid., vol. I, p. 171.
28
Ibid., p. 172.
La unidad latinoamericana en el pensamiento de Bolívar 85
29
Ibid., pp. 172-173.
30
Ibid., p. 294.
31
Prematura llamó el historiador venezolano José Gil Fortoul a esta ley ya que “gran
parte del territorio estaba aún en poder del enemigo”. Y a continuación precisa: “Todo lo
hecho en Angostura se ratificó en Bogotá por una asamblea celebrada el 27 de febrero, 1820.
En cuanto al Ecuador, la ley fundamental se retardó hasta que la ciudad de Guayaquil se puso
bajo la protección de Colombia, en 1821, y la de Quito en 1822”, en José Gil Fortoul,
Historia Constitucional de Venezuela, Caracas, Las Novedades, 1942, tomo I, p. 400.
86 Reinaldo Rojas
mática que tendrá como norte la firma de una serie de acuerdos bilate-
rales que vistos en perspectiva serán de fundamental importancia en la
convocatoria que el propio Libertador hará a los gobiernos de Hispa-
noamérica para la celebración de un Congreso Anfictiónico en Pana-
má. Estos acuerdos son los siguientes:
a) “Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua entre Colombia
y el Perú”, firmado por Joaquín Mosquera, por Colombia, y Bernardo
Monteagudo, por Perú, en Lima el 6 de julio de 1822.
b) “Tratado entre Colombia y el Perú, adicional al precedente”, firma-
do por los mismos representantes en la misma fecha y lugar.
c) “Tratado de Unión, Liga y Confederación entre Colombia y Chile”,
firmado por Joaquín Mosquera, por Colombia, y Joaquín Echeverría y
José Antonio Rodríguez por el lado chileno, en Santiago de Chile el 21
de octubre de 1822.
d) “Tratado de Amistad, Unión, Liga y Confederación entre Colombia
y Méjico”, firmado por Miguel Santamaría, por Colombia, y Lucas
Alamán, por México, el 3 de octubre de 1822 en Ciudad de México.
e) “Tratado de Amistad y Alianza entre Colombia y Buenos Aires”,
firmado por Joaquín Mosquera, por Colombia, y Bernardino Rivadavia,
por Buenos Aires, el 8 de mayo de 1823 en la ciudad de Buenos Aires.32
Como bien ha señalado Arístides Silva Otero en su estudio sobre
el Congreso de Panamá, siete pueden ser los aportes jurídicos
bolivarianos al derecho internacional que se forjan alrededor de la con-
vocatoria y organización, llevado a cabo por el propio Bolívar, del
Congreso Anfictiónico y que se despliegan inicialmente en los tratados
que firma la República de Colombia con el resto de naciones hispano-
americanas, como antesala a la reunión en el istmo. Éstos serían: 1) el
principio de solidaridad defensiva, leitmotiv del Congreso de 1826;
2) la igualdad jurídica de los Estados, principio constitutivo de la con-
federación; 3) la garantía de la integridad territorial; 4) el principio del
utis possidetis juris como fundamento de la organización territorial
republicana; 5) la codificación del derecho internacional americano;
6) el arbitraje general obligatorio; 7) el procedimiento de la concilia-
ción en las relaciones internacionales.33
Pues bien, los tratados que Colombia firma con Perú y Chile en
1822, y un año más tarde con México y Buenos Aires se basan en esos
principios. En el primer Tratado de Unión, Liga y Confederación Per-
petua entre Colombia y Perú, que es como un modelo, el objeto pri-
32
Véase Arístides Silva Otero, El Congreso de Panamá, Caracas, Universidad
Central de Venezuela,1969, pp. 35ss.
33
Ibid., p. 28.
La unidad latinoamericana en el pensamiento de Bolívar 87
“Ambas partes se obligan a interponer sus buenos oficios con los go-
biernos de los demás Estados de la América española, para entrar en
este pacto de Unión, Liga y Confederación perpetua”.36 Allí se adelan-
tan algunos de los fines que deberá cumplir tan magna asamblea, como
son: “cimentar de un modo el más sólido y establecer las relaciones
íntimas que deben existir entre todos y cada uno de ellos, y que le sirva
de consejo en los grandes conflictos, de punto de contacto en los pe-
ligros comunes, de fiel intérprete de sus tratados públicos cuando ocu-
rran dificultades y de juez árbitro y conciliador en sus disputas y dife-
rencias”. Se señala el Istmo de Panamá como el lugar “más adecuado
para aquella augusta reunión” y el compromiso de ambas partes de
crear “una fuerza de cuatro mil hombres armados y equipados a fin
de concurrir a los objetos indicados en los artículos anteriores”.37
Estos mismos aspectos serán llevados al tratado con Chile y Méxi-
co, ya que el tratado con Buenos Aires es más escueto y se queda en
propósitos esencialmente bilaterales. Con estos adelantos de por me-
dio, el 7 de diciembre de 1824 —dos días antes de la Batalla de
Ayacucho— el Libertador Simón Bolívar, como encargado del mando
supremo de Perú, le envía a los gobiernos de Colombia, México, Río
de la Plata, Chile y Guatemala la convocatoria formal para la cita en
Panamá, cumpliendo con ello la aspiración compartida con Miranda
de reunir en un solo cuerpo político a las antiguas colonias españolas
en América. Revisemos brevemente el desarrollo de aquella histórica
jornada.
41
En William W. Kaufmann, La política británica y la independencia de la América
Latina, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1963, p. 216.
42
En Pividal, Bolívar: pensamiento precursor del antiimperialismo [n. 40], p. 173.
La unidad latinoamericana en el pensamiento de Bolívar 91
43
Kaufmann, La política británica y la independencia de la América Latina [n. 41], p. 221.
44
Ibid., p. 215.
45
Véase Silva Otero, El Congreso de Panamá [n. 32], p. 45.
46
Ibid., p. 46.
92 Reinaldo Rojas
47
El texto de estas instrucciones puede consultarse en “El Congreso de Panamá:
documentación inédita”, en Archivo Diplomático Peruano, Lima, Ministerio de Relacio-
nes Exteriores, 1942, vol. 4; cf. Silva Otero, El Congreso de Panamá [n. 32], pp. 16-17.
48
En Pividal, Bolívar: pensamiento precursor del antiimperialismo [n. 40], p. 170.
94 Reinaldo Rojas
Chile intente adoptar con respecto a este asunto. Creo que, como Buenos
Aires, ha rehusado enviar miembros a ese cuerpo, no pudiendo ver ninguna
buena razón que cualquiera de ellos tenga de apartarse de ese criterio, tanto
más que de concurrir se sujetarían a los mismos términos que Bolívar im-
ponga a México, Guatemala, Colombia y el Perú. Uniformemente he sostenido
que semejante asamblea sería prematura y no produciría ningún bien: que
las armas de España no pondrían por más tiempo en peligro la independen-
cia de los nuevos Estados; que no existe peligro de intervención en sus
asuntos de ninguna potencia extranjera y que bajo tales circunstancias po-
drían dirigir mejor sus energías a mejorar sus cuestiones internas antes que
a gastar parte de las mismas en alientos inútiles y quizá perjudiciales.49
49
Ibid., p. 172. Las cursivas son nuestras.
50
Ibid., pp. 173-174.
51
Cf. Silva Otero, El Congreso de Panamá [n. 32], p. 18.
La unidad latinoamericana en el pensamiento de Bolívar 95
52
Citado por Jesús María Yepes, Del Congreso de Panamá a la Conferencia de
Caracas 1826-1954, Caracas, Cromotip, 1955, p. 45.
96 Reinaldo Rojas
53
Cf. “Potencias emergentes”, Vanguardia (Barcelona), núm. 12 (julio-septiembre
del 2004).