Leyendas

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Sac Nicté

Dice la leyenda que Sac-Nicté era una antigua princesa cuando Mayapán, Uxmal y
Chichén Itzá conviven como las grandes urbes de la cultura maya. Era una época en
la que sus reyes habían hecho un pacto de paz y no existían los ejércitos. Cuando
Canek tuvo 3 veces 7 años se convirtió en rey de Chichén Itzá y vió por primera vez a
la princesa Sac Nicté teniendo ella apenas 3 veces 5 años. Desde ese momento,
ambos supieron que sus vidas estarían destinadas a estar juntos por la eternidad. En
cambio, Sac-Nicté había sido destinada por su padre, rey de Mayapán, para ser
esposa de Ulil, un sub heredero del reino de Uxmal.

Faltando solo 37 días para la boda, un mensajero de Mayapán citó al príncipe Canek
para invitarlo a la boda, a lo que respondió que no faltaría. Esa misma noche un
enano viejo visitó a Canek y le susurró: “la flor blanca te espera entre las hojas
verdes”, ¿vas a dejar que otro la arranque? Justo después, el enano desapareció.

En Uxmal todo se preparaba para la boda, la ciudad entera había sido decorada para
la gran ocasión. Justo cuando Sac-Nicté estaba a punto de contraer matrimonio,
Canek apareció con sus guerreros y se llevó a la princesa frente a la mirada de todos,
dejando al príncipe Ulil plantado.

Este hecho terminó con la paz y Uxmal y Mayapán se unieron en guerra en contra de
Chichén Itzá. Antes de que la guerra estallara, los habitantes del Chichén Itzá
partieron una noche con la luz de la luna para salvar su ciudad. Cuando llegaron los
enemigos de Uxmal y Mayapán se encontraron la ciudad de Chichén Itzá vacía, la
cual decidieron incendiar. Desde entonces la ciudad quedó abandonada hasta
nuestros días.
La china Hilaria

Cuenta la leyenda que, en la calle de la Alegría, hace muchos años vivió Hilaria
Macías, conocida por todos como china Hilaria, ya que tenía el cabello muy rizado y
hermoso.

Con el tiempo un hombre poco recomendable, conocido como el Chamuco, se


enamoró de Hilaria. Esta no quiso corresponderle ya que sentía cierto rechazo, no
solo a su aspecto, sino también a su personalidad. El cambio, el Chamuco insistía,
primero con modestia, después con palabras soeces.

Hilaria comenzó a sentir miedo y decidió visitar al cura para que hablara con
Chamuco. El padrecito le dijo al hombre que pidiera a Hilaria uno de sus rizos
afirmando: “Si consigues alisarlo, en unos 15 días, te corresponderá”.

Chamuco siguió las recomendaciones del cura y, pasadas dos semanas, harto de
querer enderezar el rizo, acudió a la magia negra. Asistió a un brujo que invocó al
Diablo. Este le pidió su alma como recompensa y el Chamuco aceptó. Tras días y días
de trabajo no pudo hacer nada.

Chamuco reclamó al diablo su falta de seriedad y esté, enojado, se fue. Desde


entonces, Chamuco quedó loco andando por las calles del encino atormentado. Cada
vez que alguien le preguntaba cómo estaba, solo respondía: “De la china Hilaria”.

La dama enlutada

La dama enlutada es una leyenda urbana de principios del siglo XIX muy conocida
de la ciudad de Guadalajara, capital de Jalisco.

Al parecer, la historia fue transmitida por los serenos, quienes vigilaban las calles
durante las noches mientras los habitantes de la ciudad permanecían en sus hogares.

Cuenta esta leyenda que, al casi caer la medianoche, algunas personas fueron testigos
de cómo un espectro femenino salió de la Catedral y puso rumbo hacia el norte de la
ciudad. La mujer vestía de negro y, cuando llegó frente al Santuario de Nuestra
Señora de Guadalupe, atravesaba la calle y después desaparecía. Esa noche, la
enlutada cosechó varias muertes. Aquellos que la persiguieron fueron sus víctimas
cuando escuchaban su tenebroso grito.
Leyenda de la flor de cempasúchil

En el Día de Muertos la flor cempasúchil se convierte en un componente


fundamental. Esta flor cuyo nombre proviene del náhuatl “cempoalxóchitl” y significa
“flor de veinte pétalos” se ha convertido en todo un símbolo de la ofrenda de este
día tan importante.

Se dice que el olor de los pétalos marca el camino que tienen que recorrer las almas
de los difuntos hacia su ofrenda en el mundo de los vivos. Esta leyenda de temática
amorosa trata de explicar cuál es el origen de esta flor tan especial.

Dice la leyenda que hace mucho tiempo existieron una niña llamada Xóchitl y un
niño llamado Huitzilin.

Ambos crecieron juntos y pasaron mucho tiempo unidos durante la infancia, incluso,
iniciaron una historia de amor durante la juventud. Un día, decidieron subir a lo alto
de una colina, allí donde el sol deslumbraba con fuerza, pues sabían que allí moraba
el Dios del Sol. Su intención era pedirle a Tonatiuh que les diera la bendición para
poder seguir unidos. Dios sólo aceptó y bendijo su amor.

Pronto, la tragedia llegó a ellos cuando Huitzilin fue enviado a participar en una
batalla para defender a su pueblo y tuvo que separarse de Xóchitl.

Pasó un tiempo y Xóchitl se enteró de que su amado había fallecido en el conflicto.


La muchacha sintió tanto dolor que le pidió a Tonatiuh unirse con su amado en la
eternidad. El Dios del Sol, al ver a la joven tan apenada, decidió convertirla en una
hermosa flor. Así que lanzó un rayo dorado sobre ella, entonces, creció en la tierra un
botón que permaneció cerrado durante mucho tiempo.

Un día, apareció un colibrí atraído por el aroma de la flor y se posó sobre sus hojas.
Fue entonces que la flor se abrió y mostró su color amarillo, como el mismo sol. La
flor había reconocido a su amado Huitzilin, el cual ahora tenía forma de colibrí.

Cuenta la leyenda que mientras exista la flor de cempasúchil y haya colibríes, el amor
de Xóchitl y Huitzilin vivirá para siempre.
El autobús fantasma

Esta leyenda urbana tiene su origen en la ciudad de Toluca. Se trata de una historia
aterradora basada en un episodio real que tuvo lugar durante los años ochenta del
siglo XX, cuando un autobús que transitaba por una carretera nocturna jamás llegó a
su destino. El misterioso suceso dio pie a diferentes versiones sobre los
acontecimientos que hoy en día se siguen transmitiendo.

Cuenta la leyenda que, en una vieja y peligrosa carretera que unía Toluca con Ixtapan
de la Sal, un autobús circulaba de madrugada de Ixtapan de la Sal hacia Toluca.

Todo iba bien hasta que comenzó a llover, momento en que el autobús tenía que
tomar curvas muy peligrosas y pasar por un puente en el que solo cabe un vehículo.

De repente, los viajeros se asustaron al ver que el autobús había tomado más
velocidad. El conductor se percató de que los frenos estaban fallando. Pronto, en una
de las curvas, el autobús se precipitó al vacío dejando víctimas y sin sobrevivientes.
El autobús número 40 se incendió y jamás llegó a su destino.

Dice la leyenda que desde entonces, si transitas por esa carretera durante la
madrugada e intentas subirte a un autobús, posiblemente sea el número 40. Si subes
al autobús, no deberás hablar en ningún momento. Antes de bajar, jamás deberás
mirar hacia atrás en el autobús. Si lo haces no sobrevivirás.

La novia del mar


Dice la leyenda que hace muchos años vivía en la ciudad de Campeche una hermosa
mujer que solía pasear por la costa para ver las enormes embarcaciones que llegaban
al puerto.

Una tarde, durante sus paseos, la joven quedó asombrada de un marinero y se


enamoró perdidamente de él. Pronto, los encuentros fueron frecuentes y se volvieron
inseparables. Dicen que el mar sintió celos al ver que la joven ya no visitaba cada día
la costa, ni tocaba el agua con sus dedos. Entonces, un día que el marinero zarpó, el
mar transformó sus celos en ira y decidió separarlos para siempre. Su furia creó una
enorme tormenta que hundió el barco donde viajaba el marinero. El joven nunca más
regresó.

Desde aquel momento la mujer espera cada tarde en la playa. Siempre se verá en el
malecón de Campeche, mirando hacia el mar.
La leyenda de los volcanes

Conocidos como “el Popo” y “la mujer dormida”, los volcanes Popocatépetl e
Iztaccíhuatl han dado lugar a diferentes leyendas, especialmente relacionadas con su
origen.

En esta antigua leyenda maya el amor y la desgracia de los enamorados son la causa
del nacimiento de los volcanes. Se trata de una historia que, con el tiempo, ha dado
pie a creaciones como El idilio de los volcanes del poeta peruano José Santos
Chocano.

Dice una antigua leyenda que los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl, de los más
altos de México, representan a una doncella y un joven guerrero Tlaxcaltecas.
Iztaccíhuatl era la princesa más bella y se enamoró del guerrero Popocatépetl, uno de
los más valientes de su pueblo.

Antes de partir a la guerra en la que los Tlaxcaltecas se encontraban inmersos frente


a los aztecas, el joven guerrero pidió la mano de la doncella Iztaccíhuatl. El cacique le
concedió su deseo, a cambio de que volviera sano y salvo del conflicto.

Mientras Iztaccihuatl esperaba el regreso de su amado, un rival de Popocatépetl


engañó a la joven y le dijo que el muchacho había fallecido en la guerra. Entonces, la
princesa murió de tristeza en poco tiempo.

Cuando Popocatépetl regresó victorioso del combate, recibió la mala noticia. Durante
días y noches el joven vagó por la ciudad pensando cómo podía honrar el gran amor
que se habían tenido. Así fue como ordenó construir una gran tumba bajo el sol
amontonando 10 cerros para levantar una enorme montaña.

Entonces, tomó el cuerpo de la princesa y la recostó en la cima de la montaña. Allí, la


besó por última vez para después, con una antorcha humeante en la mano,
arrodillarse a velar por su sueño eternamente.

Desde entonces permanecen juntos uno frente a otro y, con el tiempo, la nieve cubrió
sus cuerpos convirtiéndolos en dos enormes volcanes.
Camécuaro, el lago de lágrimas

En el Parque Nacional de Camécuaro, en Michoacán, existe un lago cuyo origen ha


supuesto el surgimiento de distintas leyendas. Esta es originaria de la cultura
purépecha, cuyos miembros consideraban los lagos como algo sagrado. En ella se
descubre el origen de este precioso lago de agua cristalina, cuyo nombre significa
“lugar de la amargura oculta”.

Dice una antigua leyenda que Huanita, princesa purépecha, se enamoró de


Tangáxhuan, sobrino del fundador del Imperio Purépecha. Un día, Candó, un
sacerdote, la secuestró y la recluyó en una yácata. Se dice que la princesa lloró tanto
que sus lágrimas formaron un lago. De ahí que Camoruco signifique “lugar de la
amargura oculta”.

Pronto Tangáxhuan, al enterarse de la noticia, fue al lugar donde estaba Huanita.


Cuando vió a Candó le lanzó una flecha con su arco. La flecha se clavó en un sabino,
el cual se partió y de allí se formó un manantial de agua verde.

Cuentan que las personas que se introducen en el lago de Camécuaro ven aparecer en
sus aguas la figura de una mujer que intenta que se queden con ella para siempre.

Leyenda de la casa de las brujas

Esta leyenda surge de una vivienda situada en la ciudad de Guanajuato, cuya


construcción data del año 1895. Actualmente forma parte de un hotel, pero los
rumores sobre ruidos por las noches siguen persistiendo y despertando la curiosidad
de aquellos interesados en fenómenos paranormales.

Cuenta la leyenda que el dueño de esta casa ubicada en Guanajuato vivía allí con su
pequeña hija Susan cuando lo mandaron a la cárcel por cometer un delito.

Así, la niña quedó con sus tías, las cuales no la tratan nada bien. Las mujeres la
encerraron en un sótano y no le proporcionaron alimentos. Días después, los vecinos
aseguraban escuchar lamentos cuando fue hallado el cuerpo sin vida de la joven.

Se dice que en las noches de luna llena la casa se vuelve terrorífica, quienes transitan
por ahí aseguran ver a una joven asomándose por una de las ventanas
La mulata de Córdoba

Se trata de una leyenda de la época Virreinal de México originaria del Estado de


Veracruz, es una figura que forma parte del folclore mexicano contemporáneo. Esta
leyenda, cuya temática se centra en la brujería y superstición, cuenta con diferentes
versiones.

Aunque no existen evidencias de la existencia de esta mujer, su figura ha intrigado a


investigadores y estudiosos a través de los siglos. También la leyenda ha sido la base
de obras como la ópera homónima estrenada en 1948 de Xavier Villaurrutia y
Agustín Lazo, también cuenta con versiones cinematográficas.

Cuenta la leyenda que, allá por el siglo XVII se fundó la ciudad de Córdoba. Allí llegó
sola una mujer mulata muy hermosa. Todos los hombres quedaban prendados con
ella a su paso. Pronto, su presencia en la ciudad comenzó a tener reacciones
contrapuestas. Algunos la rechazan, los supersticiosos decían que tenía un pacto con
el diablo; que tenía poderes mágicos que le permitían estar en dos lugares al mismo
tiempo.

Otros la veneraban porque decían que era una virtuosa en las artes de la medicina y
era capaz de curar solo con hierbas.

Ante todos los rumores que se fraguaron, la Santa Inquisición no tardó en apresarla y
enviarla al presidio de San Juan de Ulúa acusada de brujería. Allí esperaría al día de
su muerte en la hoguera. En su celda, encontró un trozo de carbón y empezó a
dibujar con todo lujo de detalles un barco en la pared. Una noche, mientras el
carcelero de turno dormía, desapareció en la nave. Al día siguiente, se encontraron al
carcelero con la razón perdida aferrado a la reja del calabozo vacío.

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