RESUMEN DEL LIBRO Gruden 26, 27 y 28 Critico

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RESUMEN DEL LIBRO: TEOLOGIA


SISTEMATICA DE GRUDEM WAYNE, CAP 26,
27 Y 28

Cap 26:
Las Escrituras claramente afirman que Jesús fue concebido en el vientre de su
madre María mediante la acción milagrosa del Espíritu Santo y sin padre
humano. «Pero no tuvo relaciones conyugales con ella hasta que dio a luz un
hijo, a quien le puso por nombre Jesús». Esos mismos hechos los encontramos
confirmados en el Evangelio de Lucas, donde leemos acerca de la aparición del
ángel Gabriel a María. Como Dios había prometido que la «simiente» de la
mujer destruiría a la nuestra salvación solo se produce a través de la obra
sobrenatural de Dios, y eso se hizo evidente al principio de la vida de Jesús
cuando «Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para
rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de que fuéramos adoptados como
hijos» al mundo como hombre. Pensar en estas otras dos posibilidades nos
ayuda a entender cómo Dios, en su sabiduría, ordenó una combinación de
influencias humanas y divinas en el nacimiento de Cristo, de manera que toda
su humanidad fuera evidente para nosotros en razón del hecho de su
nacimiento humano normal de una madre humana, y su plena deidad fuera
evidente en el hecho de la concepción en el vientre de María mediante la obra
poderosa del Espíritu Santo. El nacimiento virginal hizo también posible que
Jesús fuera completamente humano, pero sin la herencia de pecado. Pero el
hecho de que Jesús no tuviera un padre humano significa que la línea de
descendencia de Adán quedó parcialmente interrumpida. Jesús no descendía de
Adán exactamente en la misma manera que los demás seres humanos han
descendido de Adán. «Debido a que el Espíritu Santo causó la concepción de
Jesús en el vientre de María, el niño sería llamado santo». Esa conclusión no
debe interpretarse como que quiere decir que la transmisión del pecado viene
solo por medio del padre, porque las Escrituras no hacen una aseveración así en
ninguna parte. Baste decir que en este caso la línea ininterrumpida de la
descendencia de Adán quedó interrumpida, y Jesús fue concebido por el poder
del Espíritu Santo. La Iglesia Católica Romana responde a esa pregunta diciendo
que María misma es-taba libre del pecado, pero las Escrituras no enseñan eso, y
de todas maneras eso no resuelve el problema.
En ambos casos la clase de obediencia que se requería no era la obediencia a un
principio moral eterno enraizado en el carácter de Dios, sino una prueba de
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pura y simple obediencia a un mandato específico de Dios. Con Adán y Eva, a


quienes Dios les había dicho que no comieran del árbol del conocimiento del
bien y del mal, la cuestión era si ellos obedecerían porque Dios les había dicho
que lo hicieran. Por supuesto, Jesús era el Hijo de Dios, y desde luego tenía
poder para convertirla piedra en pan instantáneamente. Dios de manera
perfecta en nuestro lugar, y hacerlo como hombre. Si hubiera invocado sus
poderes divinos para hacer que la tentación le resultara más fácil, no habría
obedecido a Dios completamente como un hombre. Del mismo modo, la
tentación de arrojarse desde lo alto del pináculo del templo fue la tentación de
«forzar» a Dios a realizar un milagro y rescatarlo en una forma espectacular, y
de ese modo atraer a una multitud de seguidores sin tener que seguir el difícil
camino que tenía por delante, que incluía tres años de ministrar a las personas
en sus necesidades, enseñar con autoridad y ser un ejemplo de absoluta
santidad en su vida en medio de una dura oposición. Estas tentaciones fueron
en verdad la culminación de un proceso moral de toda una vida de
fortalecimiento y maduración que tuvo lugar durante toda la niñez y temprana
adultez de Jesús, al ir «creciendo en sabiduría y estatura, y cada vez gozaba más
del favor de Dios» y «mediante el sufrimiento aprendió a obedecer». En esas
tentaciones en el desierto y en las varias tentaciones que tuvo que enfrentar a
lo largo de los treinta y tres años de su vida, Cristo obedeció a Dios en nuestro
lugar y como representante nuestro, y triunfó allí donde Adán había falla-do,
donde el pueblo de Israel en el desierto había fallado, y donde nosotros hemos
fallado. Jesús para condolerse de nuestras debilidades por el hecho de que fue
tentado como nosotros lo somos en general, después de reflexionar un poco,
seremos capaces de pensar en algunos momentos de la vida de Cristo en las que
enfrentó tentaciones que, aunque no fueron iguales en cada detalle, fueron
semejantes a las situaciones que nosotros enfrentamos a día 7 no. Cristo nunca
pecó. También afirman claramente que Jesús fue tentado, y que fueron
tentaciones auténticas. Si creémoslas Escrituras, debemos insistir entonces en
que Cristo «ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque
sin pecado».
Cristo podía haber pecado nos lleva alguna vez a decir que él no fue verdadera-
mente tentado, hemos llegado entonces a una conclusión errónea, una que
contradice las claras declaraciones de las Escrituras. Debemos también afirmar
con las Escrituras que “Dios no puede ser tenta-do por el mal. Particularmente
en relación con la vida familiar, nos ayuda el recordar que José no aparece
mencionado en ninguna parte en los evangelios después del incidente en el
templo cuando Jesús tenía doce años. Esto parece indicar que en algún
momento después que Jesús cumplió los doce años José falleció, y que durante
unos años Jesús creció en un hogar donde la madre actuaba como cabeza de
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familia. Hasta aquí es donde podemos llegar en términos de afirmaciones claras


y explícitas de las Escrituras. Pero aquí nos enfrentamos con un dilema similar a
algunos otros dilemas doctrinales en los que las Escrituras parecen estar
enseñando cosas que son, si no directamente contradictorias, o al menos muy
difíciles de combinar en nuestro entendimiento. Por ejemplo, con respecto a la
doctrina de la Trinidad, afirmamos que Dios existe en tres personas, y que cada
una es completamente Dios, y que hay un solo Dios. Aunque esas declaraciones
no son contradictorias, son, no obstante, difíciles de entender en relación una
con otra, y aunque podemos hacer cierto progreso en la comprensión de cómo
encajan unas con otras, al menos en esta vida tenemos que admitir que no
puede haber una comprensión final por parte nuestra.
Las Escrituras no nos dicen que “Jesús fue tentado” y que “Jesús no fue
tentado”.

Cap 27:

Para encontrar la respuesta debemos remontamos hasta algo que hay en el


carácter de Dios mismo. Pero la justicia de Dios también requería que
encontrara una forma de que se pagara el castigo que nosotros debíamos por
nuestros pecados. Por supuesto, hay también beneficios de salvación que nos
vienen de la resurrección y ascensión de Cristo, de su constante obra sacerdotal
de intercesión por nosotros, y de su segunda venida. Por amor de la claridad, he
incluido aquí bajo el título la (expiación) solo las cosas que Cristo hizo por
nuestra salvación durante su vida terrenal y su muerte.

Justo y preguntarse cómo podía perdonar pecados sin castigarlo. Con todo,
cuando Dios envió a Cristo para morir y pagar el castigo por nuestros pecados,
lo hizo “para manifestar su justicia. De este modo Dios es justo y, a la vez, el que
justifica a los que tienen fe en Jesús”. Por consiguiente, el amor y la justicia de
Dios fueron la suprema causa de la expiación. Sin embargo, de nada sirve andar
preguntando cuál es más importante, porque sin el amor, Dios nunca hubiera
dado ningún paso para redimimos, pero sin la justicia de Dios, el requerimiento
específico de que Cristo ganara nuestra salvación al morir por nuestros pecados
no se habría satisfecho. El amor y la justicia de Dios eran igualmente
importantes.
¿Había alguna otra manera de que Dios salvara a los seres humanos sin tener
que enviar a su Hijo a morir en nuestro lugar?
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Antes de responder a esa pregunta, es importante que nos demos cuenta de


que no era necesario en absoluto que Dios salvara a los seres humanos. Así que,
en este sentido, la expiación no era una absoluta necesidad. Pero una vez que
Dios, en su amor, decidió salvar a los seres humanos, varios pasajes en las
Escrituras indican que no había otra manera en que Dios podía llevarlo a cabo
sino por medio de la muerte de su Hijo. Por tanto, la expiación no era una
absoluta necesidad, pero, como una «consecuencia» de la decisión de Dios de
salvar a los seres humanos, la expiación era una absoluta necesidad. A este
concepto es a lo que a veces se le llama «consecuencia de absoluta necesidad»
de la expiación. Podemos estar seguros de que Jesús siempre oró conforme a la
voluntad del Padre, y que siempre lo hizo con plenitud de fe. Parece que esta
oración, que Mateo tuvo tanto interés en dárnosla a conocer, muestra que a
Jesús no le era posible evitar la muerte en la cruz que muy pronto tendría que
enfrentar la. Si iba a llevar a cabo la tarea para la que el Padre le había enviado,
y si Dios iba a redimir a las personas, era necesario que Jesús muriera en la cruz.
Jesús dijo algo similar después de su resurrección, cuando conversaba con dos
discípulos en el camino a Emaús. Mesías muriera por los pecados de las
personas. «De este modo Dios es justo y, a la vez, el que justifica a los que
tienen fe en Jesús». El autor de hebreos también argumenta que, puesto que
«es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los
pecados», era necesario un mejor sacrificio. Sólo la sangre de Cristo, esto es, su
muerte, podría borrar de verdad los pecados. No había otra forma de que Dios
nos salvara que mediante la muerte de Cristo en nuestro lugar. Es importante
que nos demos cuenta de que en ambas de estas categorías el énfasis primario
y la influencia primaria de la obra de redención de Cristo no está en nosotros,
sino en Dios el Padre. Jesús obedeció al Padre en nuestro lugar y cumplió
perfectamente con las demandas de la ley. y sufrió en nuestro lugar, y cargó
sobre sí el castigo que Dios el Padre nos hubiera impuesto. Solo
secundariamente tiene implicaciones para nosotros, y esto es solo a causa de
que había sucedido algo definido en las relaciones entre Dios él. Padre y Dios el
Hijo que aseguraba nuestra salvación, la obediencia de Cristo por nosotros. Si
Cristo solo hubiera obtenido el perdón de pecados para nosotros, no
hubiéramos merecido el cielo. Entonces Dios habría visto su obediencia fiel con
placer y deleite, y ellos habrían vivido con él en comunión eterna. Por esta
razón, Cristo tenía que vivir una vida de perfecta obediencia a Dios a fin de
ganar la justicia para nosotros. Tenía que obedecer la ley durante toda su vida
en nombre nuestro a fin de que los méritos positivos de su perfecta obediencia
fueran contada a nuestro favor. Cristo, mientras que a su sufrimiento y muerte
por nuestros pecados se le llama «obediencia pasiva».
Cap 28:
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La resurrección de Cristo no fue simplemente salir de entre los muertos, como


otros, como Lázaro, habían experimentado antes, porque entonces Jesús
hubiera estado sujeto a la debilidad y al proceso de envejecimiento y al final
habría muerto como sucede con todos los demás seres humanos. Es verdad que
dos de los discípulos de Jesús no le reconocieron. En las otras ocasiones parece
que los discípulos reconocieron a Jesús con bastante rapidez. Cuando Jesús se
apareció a los once discípulos en Jerusalén, estos inicialmente se asombraron y
se sobresaltaron, pero cuando vieron las manos y los pies de Jesús y le vieron
comer un pedazo de pescado, se convencieron de que había resucitado. Estos
ejemplos indican que había un grado considerable de continuidad entre la
apariencia física de Jesús antes de su muerte y después de la resurrección. Jesús
no se le veía exactamente como él había sido antes de morir, porque además
del asombro inicial de los discípulos ante lo que ellos aparentemente no
pensaron que podía ocurrir, había probablemente suficiente diferencia en su
apariencia física para que Jesús no fuera reconocido de forma inmediata. Quizá
la diferencia en apariencia fuera solo la diferencia entre un hombre que había
vivido una vida de sufrimiento, dificultades y dolor, y la de alguien cuyo cuerpo
había sido restaurado a la plena apariencia juvenil de la salud perfecta. Aunque
el cuerpo de Jesús era todavía un cuerpo físico, era un cuerpo resucitado y
transformado, que nunca más estaría sujeto al sufrimiento, a la debilidad ni a la
muerte, revestido de «inmortalidad». Pablo dice que el cuerpo es resucitado en
«incorrupción en gloria en poder un cuerpo espiritual».
En las epístolas paulinas, la palabra «espiritual» rara vez significa «no físico»,
sino más bien «consistente con el carácter y la actividad del Espíritu Santo».

 Con todo lo leído que podido notar del libro de Wayne Grudem de los capítulos 26, 27
y 28; donde expresa lo que es la realidad de los hechos bíblicos, como es el capítulo
26 que relata todo los acontecimientos que pasa en la vida de Jesús donde explica
varios aspectos, como que Jesús no era descendiente de Adam, era nacido del vientre
de María, pero nacido sin pecado, por no tenerla de herencia por que era el
verdadero hijo de Dios, donde cuenta los obstáculos que tubo Jesús que también
estos hechos son reales a punto de vista donde podemos encontrar en las escrituras
de la biblia. También el cap. 27 donde nos da a detalle sobre los sucesos del antiguo,
donde Jesús enviado aquí con el propósito de nuestro Salvador, esto lo corrobore con
la biblia donde todos estos hechos están sacados de ahí “Antes que nada, Jesús vino a
la tierra como el Salvador expiatorio que murió para que todos pudiesen tener “paz
en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero” (D. y C. 59:23”); y el capítulo 28
donde Jesús después de la resurrección se reunió con los once discípulos, que a pesar
de estar muerto antes, y resucito, se le veía bien de salud, “ una salud perfecta” de
todas las cosas que nos habla el libro de diferentes temas, tienen de base a la biblia y
esta sustentadas en cada momento con versículos y me pareció una lectura más
exacta breve los hechos que sucedieron en el antiguo.

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