Universidad Autónoma de Santo Domingo

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Universidad Autónoma de Santo Domingo

(UASD)

Nombres:
Catherine Santillan Garcia
Matricula:
100469364
Materia
Derecho Comercial
Sección:
261
Maestro:
Domingo Antonio Guerrero Calderon
Tema:
Derecho Comercial
Fecha:
10/02/2023
Derecho Comercial

El derecho mercantil, derecho comercial o derecho del comercio es la rama del derecho
privado que regula los actos de comercio y el estatuto de los empresarios. La creciente
internacionalización de los negocios y la necesidad de los poderes públicos de establecer un
marco de protección al consumidor y de mantener la estabilidad económica y financiera ha
dado lugar a lo que se conoce como el fenómeno de la «publificación» del Derecho
mercantil, consistente en que son cada vez más y más normas de Derecho público las que
se entremezclan con normativa puramente de Derecho privado para salvaguardar dichos
intereses. Notable ejemplo lo constituye toda la normativa de supervisión y sanción en
materia del sistema financiero, donde todas las sociedades operantes en él y las operaciones
que en él se realizan están fuertemente vigiladas.1

En la mayoría de las legislaciones, leyes y decretos, una relación se considera comercial, y


por tanto sujeta al Derecho mercantil, si es un acto de comercio. El Derecho mercantil
actual se refiere a estos actos, de los que lo son intrínsecamente, aunque en muchos casos el
sujeto que los realiza no tenga la calidad de comerciante (sistema objetivo); sin perjuicio de
ello, existen ordenamientos jurídicos en que el sistema es subjetivo, con base en la empresa,
regulando tanto su estatuto jurídico, como el ejercicio de la actividad económica, en sus
relaciones contractuales que mantienen los empresarios entre ellos y con terceros.

En otros ordenamientos jurídicos, especialmente en el Derecho anglosajón, no existe una


visión unificada del "Derecho Mercantil" (como tampoco ocurre con otras ramas del
Derecho), sino que el objeto de su estudio se reparte entre pequeñas parcelas jurídicas (tales
como Companies' Law, Corporate Law o Antitrust Law) que no guardan una base de
fuentes unificada como sí ocurre en los ordenamientos continentales donde suele existir un
Código Mercantil que sirve como piedra angular a todo el sistema.
Concepto Del Derecho Comerciar

odríamos definir el Derecho Comercial como aquella rama del derecho privado que tiende a
la regularización de las relaciones entre comerciantes, y entre comerciantes y particulares,
como también de los actos y operaciones jurídicas realizadas por los comerciantes, sea
entre ellos, o con sus proveedores y clientes.
Pero esta definición quedaría corta, si no actualizamos sus características, y no analizamos
el papel protagónico e interventor del Estado en esta rama del derecho, para determinar con
ella la naturaleza de las normas que lo conforman.
Este derecho se manifiesta de forma tangible. Así, existe una legislación comercial (el
Código de Comercio y Leyes complementarias, y especiales que regulan la actividad
comercial); una organización administrativa (Cámaras de Comercio y Producción, [un
Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes] y otras entidades gubernamentales que
incidirán en él), una organización jurisdiccional del comercio, un cuerpo de doctrina
especializada, una jurisprudencia constante, y los usos y costumbres, tanto nacionales como
internacionales los cuales les imprimirán características particulares, entre otros.
El Derecho Comercial es, en esencia, entonces, el derecho del comercio, y esto nos ha de
llevar a definir varios aspectos, y puntualizar otros conceptos envueltos en esta concepción.
De ahí que la expresión “comercio”, comprenda o abarque desde el punto de vista jurídico,
no solamente las operaciones de circulación de bienes y servicios, y con ello la distribución
de las riquezas, sino también las operaciones de producción realizadas por los industriales,
y las operaciones financieras ejecutadas por los banqueros, sino también todas aquellas que,
de una forma u otra involucran la intermediación, y procuran una plusvalía.
Fuentes del Derecho Comercial

Ante todo, es importante destacar que en este tema no se trata tan sólo de señalar las fuentes
formales del derecho comercial, sino la vinculación existente entre éstas y los asuntos
relativos al orden institucional que serán tratados más adelante. En efecto, la especificidad
de las fuentes y de su interpretación en materia comercial, resultan en gran parte de la
existencia de un “mundo de negocios” dotado hoy día de una organización compleja, tanto
estatal como privada, y espontánea; tanto nacional como supranacional; tanto normativa
como supletoria, (ejemplo los sindicatos profesionales), como intervencionista e imperativa
(organización, monopolio público, etc.).
Es necesario entender por fuentes, los textos que rigen la materia y por interpretación de
las fuentes, la línea de conducta del jurista en presencia de una dificultad jurídica o
contenciosa determinada. Como aquellas del derecho en general, las fuentes del derecho
comercial, pueden ser agrupadas en dos categorías: las fuentes oficiales o fuentes directas.
Ante todo, es importante destacar que en este tema no se trata tan sólo de señalar las fuentes
formales del derecho comercial, sino la vinculación existente entre éstas y los asuntos
relativos al orden institucional que serán tratados más adelante.
En efecto, la especificidad de las fuentes y de su interpretación en materia comercial,
resultan en gran parte de la existencia de un “mundo de negocios” dotado hoy día de una
organización compleja, tanto estatal como privada, y espontánea; tanto nacional como
supranacional; tanto normativa como supletoria, (ejemplo los sindicatos profesionales),
como intervencionista e imperativa (organización, monopolio público, etc.
Es necesario entender por fuentes, los textos que rigen la materia y por interpretación de
las fuentes, la línea de conducta del jurista en presencia de una dificultad jurídica o
contenciosa determinada.
Usos Y Costumbres del Derecho Comercial

El origen de cualquier legislación, como el Derecho Civil, igual que el Derecho Comercial,
reposa sobre las prácticas costumbristas, pero lo que las diferencia aquí del Derecho Civil,
es el rol sustancial que aún, los usos juegan hoy en materia comercial. De hecho, en adición
a la codificación y a la abundancia
La costumbre es una práctica más o menos constante (aspecto objetivo) y, de otra parte, un
fenómeno de opinión; la convicción (para el grupo social interesado) de que esa práctica se
impone jurídicamente (opinio necessitatis). De aquí que los elementos que debe reunir una
costumbre para su aplicación, son su uso constante, y que la misma sea reputada como
norma que se impone jurídicamente a quien la reclama.
Según su alcance se distinguen diversos usos. Así, los usos internacionales o generales,
comunes al conjunto del comercio mundial, (por ejemplo los usos de competencia leal, tal
como el que impone el enviar o despachar, y en ausencia de toda otra precisión, una
mercancía de calidad); los usos nacionales y generales (ejemplo, la compra venta de tejidos
medidos por yarda, no obstante la adopción en nuestro país del sistema métrico decimal que
obliga a medir por metro, y al Kilo como medida de peso); los usos especiales propios de
determinados sectores comerciales o profesionales (como son la forma de medir
determinados rubros agrícolas, por jarro o lata, o de vender los plátanos, por “carga”); los
usos regionales, los usos de una localidad determinada, etc. Todas las costumbres o
modismos son en consecuencia concebibles. Los usos juegan así un rol importante en el
derecho interno, y en materia de comercio internacional, su rol es esencial.
Contrario a lo que sucede en otros países, en el nuestro no existe una jurisdicción llamada a
estatuir sobre los conflictos que en esta materia pudiesen surgir, y a aplicar la ley comercial
a los hechos que les son sometidos. Pero esto no ha sido óbice para que tanto los tribunales
inferiores como la misma Suprema Corte de Justicia, en funciones de Corte de Casación,
hayan dado nacimiento a una serie de teorías que han enriquecido este derecho, tal es, por
ejemplo, la teoría de la sociedad de hecho, la competencia desleal, entre otros.
Historia del Derecho Comercial

La historia del derecho comercial no debe ser confundida con la historia del comercio, pues
esta última nace
desde que se evidencia en el hombre la necesidad de intercambiar productos con otros
semejantes, para
satisfacer sus necesidades y el surgimiento del Derecho Comercial como disciplina
autónoma se presenta en
la edad media; razón por la cual la existencia de algunas normas jurídicas que aparecieron,
inclusive siglos
antes del surgimiento del Imperio Romano, pueden llegar a constituir a lo sumo sus
remotos antecedentes,
pero de ninguna manera constituyen un sistema de normas y principios que permitan inferir
que se trate de
una disciplina homogénea y autónoma

Antigüedad: El código de Hammurabi.

Código de Hammurabi es uno de los conjuntos de leyes más antiguos que se han
encontrado y uno de los ejemplares mejor conservados de este tipo de documentos creados
en la antigua Mesopotamia. Representa un desarrollado concepto de igualdad entre los
habitantes de Mesopotamia. Se basa en la aplicación de la ley del talión,2 y es también uno
de los más tempranos ejemplos del principio de presunción de inocencia, pues sugiere que
el acusado o el acusador tienen la oportunidad de aportar pruebas.3 Fue escrito en 1750 a.
C. por el rey de Babilonia Hammurabi,456789 donde unifica los códigos existentes en las
ciudades del imperio babilónico. Actualmente está conservado en el Museo del Louvre de
Paris.
Edad Media y Edad Moderna

Edad Media:
Constituye la época en la cual se define el Derecho Mercantil como una ciencia jurídica
autónoma. Su estructuración se inicia una vez que los comerciantes se asocian para cada
arte, y con éstas se conciben las universidades y las corporaciones. Las corporaciones eran
administradas por uno o más Cónsules, asistidos por un consejo de ancianos de reconocida
trayectoria en el comercio. Se crearon normas jurídicas que fueron alimentadas por la
costumbre, dando paso no sólo a los Cónsules, sino además a los Estatutarios y Estatutos.
Los Estatutarios eran encargados de compilar las soluciones a los problemas por escrito,
dictadas mediante sentencias por los Cónsules, para luego archivarlas en la Sede de la
Corporación, dando origen a los Estatutos. La sentencia que dictaban los Cónsules eran
firmes y ejecutorias, pero podían ser apelables ante un Tribunal, integrados por
comerciantes elegidos por sorteo a quienes se les llamaba: Sobre – Cónsules.
Las ferias también tuvieron lugar en esta época, donde los comerciantes de distintas
regiones concurrían para exhibir sus mercancías, comprar o vender.

Edad Moderna:

Parte del descubrimiento de América, lo cual representa las transformaciones de las


condiciones económicas, sociales, políticas y espirituales. Nacen nuevas instituciones
comerciales, que culminan en el siglo IXX con la promulgación del Primer Código de
Comercio, el cual entró en vigencia el 01-01-1.811
De manera rápida y consecuente, se formaron diversas empresas comercializadoras de
diferentes productos y servicios, que movían al empresario hacia el mundo de la
competencia en los actos serios y legales, comenzándose anotar el fuerte del derecho
comercial, hasta tal punto de llegar a decir quedominaba al derecho civil, reemplazándolo
en la parte económica, creando entre ellos un momento de compenetración.
Surgimiento de Organización Comercial en Italia

El caso de los distritos industriales italianos ha abierto un nuevo camino en la organización


territorial de la producción, sustentada en gran parte por la pequeña y mediana empresa. La
densidad en el territorio y el número de empresas que ahí se constituyen dan origen a
economías externas de escala (Schmitz, 1999), las cuales han beneficiado al desarrollo y
crecimiento de las PYMES italianas pertenecientes a un distrito industrial o a un sistema
productivo local.

Además de la importancia que cobra el territorio, se deben añadir otras variables que son de
especial relevancia como son: la división del trabajo3, la cooperación entre las empresas, la
interacción con la comunidad local que habita y trabaja en dicho lugar, y el papel de las
instituciones en garantizar las reglas del juego4 (North, 1994).

El distrito industrial representa un modelo dinámico de organización de la producción, de


absorción y reproducción del conocimiento y de recursos humanos. Los elementos clave en
la atención a los procesos de transformación de los sistemas productivos locales son la
innovación y el cambio, conformando, a su vez, los pilares clave del desarrollo de la
economía italiana basada en empresas de pequeña dimensión.
Los Estatus de las Corporaciones de Mercaderes

La aparición del novedoso libro Mercaderes: comercio y consulados de Nueva España en el


siglo XVIII, coordinado por Guillermina del Valle Pavón, en 2003, sin duda entusiasmará a
muchos historiadores interesados en el amplio tema del comercio y la historia del
virreinato. Escrito por especialistas en historia económica y social novohispana es un
compendio de excelentes investigaciones sobre temas muy puntuales, analizados a
profundidad. Todos los trabajos se basan en fuentes de primera mano, destacando, entre
muchos otros, los grandes archivos españoles y mexicanos, así como los regionales y de
notarías.
Aunque no enfoca un problema central, el libro conforma un conjunto de excelentes
estudios, verdaderas "joyitas", por lo que cada uno merece ser tratado por separado, con la
desventaja que esta reseña resultará algo abultada y excedida en páginas.
Después de la breve introducción firmada por la coordinadora y Ernest Sánchez Santiró, el
estudio de María Teresa Huerta "Comerciantes en tierra adentro, 1690-1720" subraya el
peso del capital mercantil en relación con la explotación minera norteña en ese periodo.
Experta en estos temas, esta historiadora muestra el control monopólico de las economías
locales que ejercieron los grandes mercaderes del centro en esas zonas mediante el crédito y
el abasto comercial y las grandes redes de influencias políticas y sociales que se tejieron.
También describe cómo se vincularon los conflictos locales sociales y militares con la
expansión al norte y el abasto de presidios, y cómo mineros, hacendados, comerciantes
locales, funcionarios y militares entraban a formar parte de estas impresionantes cadenas y
redes económicas y sociales de los comerciantes del Consulado de México al terminar el
siglo XVII e iniciarse el XVIII.
Los Roles de oleron y los consulados del Mar.

Durante los siglos XII, XIII y XIV –como ha señalado el catedrático Enrique Gacto
Fernández– el comercio naval abrió todo un dédalo de rutas entre las ciudades portuarias de
los Países Bajos, Normandía, Bretaña, Inglaterra, Escocia, Francia, Castilla, Escandinavia
(…) que tuvo como resultado facilitar la consolidación de un denso tráfico mercantil cada
vez más próspero (…). Y esta expansión económica, regida por una serie de normas
consuetudinarias de observancia bien arraigada entre marineros, transportistas y cargadores
de muy diversas procedencias, hizo aconsejable la redacción por escrito de esas costumbres
para facilitar su conocimiento, para dotarlas de una fijeza y de una seguridad que les
permitiera alcanzar la confianza de los negociantes y de los hombres de la mar, y para
contribuir a su más fácil aplicación en los tribunales [1].

Si hace unos meses ya tuvimos ocasión de referirnos a La Hansa que fomentó el


intercambio comercial y la seguridad en las transacciones mercantiles en el Norte de
Europa, desde mediados del siglo XII hasta bien entrado el XVII; en el transcurso de todo
ese tiempo, en la fachada atlántica del Viejo Continente también surgió un código que
recopiló los usos y costumbres relativos a la navegación y el comercio marítimo vigentes en
el siglo XIII, a lo largo de veinticuatro capítulos que alcanzaron su mayor difusión durante
los dos siglos posteriores, gracias a las ediciones impresas en diversas lenguas [francés,
flamenco, inglés, castellano (traducidas como Leyes o Fuero de Layron)….] y que, a partir
de finales del siglo XV, pasaron a la historia del derecho con el título de los Roles de
Olerón [Rôles d'Oléron] por el nombre de esta isla francesa, la mayor del Hexágono
después de Córcega.

En España, la investigación llevada a cabo por Margarita Serna Vallejo [2] es la mejor
referencia para acercarnos a conocer este Código del Mar de Poniente. La catedrática de la
Universidad de Cantabria opina que, en la Baja Edad Media, lo más importante de aquel
derecho marítimo es que se elaboró por los propios intervinientes en el comercio por mar,
por los navegantes. Lejos por tanto de la actividad de los juristas y de las cancillerías reales.
Tuvo en la costumbre, y no en la ley, su fuente principal. Realidad que permitió que se
configurara como un derecho esencialmente consuetudinario, práctico, sencillo, exento de
formalidades, a técnico y alejado por completo de las complejidades que ofrecían ya otros
sectores del ordenamiento jurídico como consecuencia de la importancia que los juristas
estaban alcanzando en Europa al compás de la difusión del Derecho Común; aunque
conviene tener presente que si bien ni la monarquía ni la justicia intervinieron en la
redacción del articulado, la actitud que mantuvieron ante el texto facilitó su consolidación
como derecho vigente.
El derecho Comercial Frances: Luis XI y las ferias
Internacional.

FUENTES DEL DERECHO COMERCIAL: Al mismo tiempo que se extendía el comercio


y sus primeras normas jurídicas por la ciudades marítimas de Francia, readquiría vigor la
feria en muchas de ellas; a tal punto, que Luis XI organizó en Lyon, por ordenanzas de
1492 1464 la celebración anual de cuatro ferias internacionales, acordando para el efecto,
privilegios especiales a los mercaderes que quisieran concurrir o enviar sus mercancías, y
otorgando fuerza ejecutoria en todo el reino a las decisiones de u tribuna especial - de la
conservación – convertido entonces en jurisdicción comercial permanente. Un siglo
después, Carlos IX creó en Paris la jurisdicción consular – tribunal de comercio -,
institución ya conocida, aunque con carácter oficios.

Las Ordenanzas de Luis XIV sobre los terrestre (16739),


Las Ordenanzas de Colbert son instrumentos normativos de fines del siglo XVII, referidos
– respectivamente – a Derecho Comercial y Derecho Marítimo. Por su incidencia en el
Código de Comercio napoleónico de 1807 constituyen una piedra fundamental en el
Derecho Hispanoamericano. -
A la ordenanza de 1673, del “comercio terrestre”, se la denomina Code Savary, en honor,
en alusión a Jacques Savary, el autor (o acaso el autor principal y más destacado...) de las
disposiciones que la componen.
(En post aparte hacemos referencia a Savary y a otra obra de su autoría)
« Comme le commerce est la source de l’abondance publique et la richesse des particuliers,
nous avons, depuis plusieurs années, appliqué nos soins pour le rendre florissant dans notre
royaume. […] Ces établissements ayant eu le succès que nous en attendions, nous avons cru
être obligés de pourvoir à leur durée par des règlements capables d’assurer, parmi les
négociants, la bonne foi contre la fraude, et prévenir les obstacles qui les détournent de leur
emploi par la longueur des procès, et consomment en frais le plus liquide de ce qu’ils ont
acquis.
Jean Baptiste Colbert, nació en Reims en 1619 y falleció en París en 1683, siendo un
destacado ministro del rey Luis XIV. La inteligencia y capacidad fabulosa de trabajo
sustenta su fama, a la que se agrega que aparece en los primeros escenarios de política
europea desde un origen plebeyo, de familia de comerciantes. Se destacó como secretario
personal del Cardenal Mazarino y por su eficiencia fue recomendado al rey, naciendo una
brillante trayectoria que dejó huellas en la Historia.
Sobre Comercio Maritimo

La Ordenanza de la Marina francesa de 1681 se considera un texto de vital importancia


para la historia del derecho marítimo tanto desde el punto de vista formal como sustantivo1.
Implicaría el final de una ley marítima “común a cada uno de los ámbitos marítimos de
Europa y con ello la fragmentación del derecho marítimo transnacional en múltiples
derechos nacionales, al mismo tiempo que sentó las bases para la homogeneización de los
principios marítimos en el continente, permitiendo la superación de la antigua distinción
entre las tradiciones jurídicas del Báltico, del Atlántico y del Mediterráneo”, de modo de
constituir el “primer texto de derecho marítimo de carácter nacional” que se redactó en
Europa2. Por tanto, esta fragmentación no va a significar la vigencia de distintos principios,
sino la nacionalización del Derecho marítimo y la desaparición de su perspectiva
transnacional, inspirando “unos mismos fundamentos jurídicos” las nuevas leyes marítimas
europeas3. A la vez, se unificaba y homogeneizaba el “derecho comercial marítimo de
naturaleza pública en Francia”, aunque no estuviese vigente en todo el Reino por la
oposición de Bretaña que quería mantener su Almirantazgo y tendría su propia Ordenanza
basada en principios similares4. Así, de forma paulatina, el derecho marítimo
consuetudinario y el común de los navegantes europeos, fue sustituido por unos nuevos
derechos nacionales, “creados por los órganos legislativos de cada uno de los estados
europeos”, aunque estas leyes tendrían como base las antiguas costumbres marítimas5. Por
tanto, con la Ordenanza de 1681 no se pretendió “hacer tabla rasa de la tradición jurídica
del pasado”, sino una redacción basada en “los principios fundamentales del derecho
marítimo hasta entonces en vigor en Francia y en los demás países europeos”6.

Según Garrigues, la Ordenanza francesa de 1681 supondría “el primer ejemplo de


codificación estatal en materia de derecho marítimo”, que “bajo la influencia técnica del
derecho romano” concilió los dos sistemas principales de la época (el atlántico y el
mediterráneo). Además, implicaría “el reconocimiento y la confirmación” por parte de un
Estado absoluto del “particularismo del derecho marítimo, al agrupar en un solo código
todos los preceptos relativos a ese derecho”, tanto públicos como privados. Cuando, a partir
de la codificación napoleónica, se incorpora el derecho marítimo al Código de Comercio,
aquel perdería su autonomía y su independencia (no la tendencia a la misma), respecto al
derecho mercantil, pero no sus particularidades, aunque en España esto sucedería con las
“Ordenanzas de Bilbao” de 17377.
Código de comercio Frances
En Francia, el derecho comercial es cada vez más un derecho internacional, y, sobre todo,
un derecho europeo, con la consecuencia de que, progresivamente, está perdiendo su
carácter de derecho nacional. La esfera europea, en especial, limita la codificación del
derecho comercial en Francia, pero, al tiempo, abre nuevas perspectivas en orden a la
unificación de ese Derecho en todos los Estados miembros de la Unión europea.
En Francia, la idea de codificar el derecho mercantil es muy antigua, como lo acredita el
hecho de que la primera codificación tuviera su origen en las Ordenanzas del Comercio
terrestre y marítimo de 1667 y de 1681, que fueron aprobadas gracias a Colbert, famoso
consejero del rey Luis XIV.
El código de comercio francés de 1807 se inspira mucho en estas Ordenanzas de finales del
siglo XII. El mérito principal que hay que reconocerle es el de constituir el primer código
en el mundo sobre la materia.
demás, clarificó el ámbito cubierto por esta rama del ordenamiento jurídico, clasificó las
distintas formas de las sociedades y organizó la institución de la quiebra.
El nuevo código se aprecian tres características principales.

En primer lugar, no realiza una reforma de fondo, sino una consolidación u ordenación de
normas preexistentes. Se habla de una codificación del derecho vigente, llevada por una
comisión administrativa, no legislativa, la Comisión Superior de Codificación. (Tal vez sea
de interés más investigación sobre el concepto). Menos ambiosoa que una reforma de
fondo, la codificación del derecho vigente es realista, habida cuenta de la amplitud del
trabajo, pues ha de tener en cuenta todas las leyes dictadas desde el año 1807.

Sin embargo, no por ello esta fórmula de codificación es sencilla, pues implica una ardua
tarea: se necesita hacer inventario de las disposiciones del pasado, dar coherencia y
establecer una jerarquía entre las normas todavía en vigor, así como, al mismo tiempo,
prever el futuro, para permitir la adaptación del nuevo código a las circunstancias que vaya
ofreciendo la vida económica, que requiere regularmente reformas del derecho mercantil.
No es fácil codificar un Derecho, como el mercantil, que está en perpetuo movimiento,
siendo una realidad el que la ley va siempre por detrás del proceso económico.
El derecho Comercial en Nuestro Territorio

Derecho comercial nace, como rama separada del Derecho Civil, en la segunda mitad de la
Edad Media (baja Edad Media) - como un Derecho separado, elaborado por los
comerciantes y para los comerciantes. Los comerciantes fueron formando su propio
Derecho, basado en las prácticas y costumbres.
En las corporaciones se crearon tribunales especiales para dirimir las controversias que se
suscitaban entre sus agremiados. La justicia era aplicada por los cónsules, con recursos ante
supe cónsules y, en algunos casos, ante la asamblea. Desde luego, todos eran comerciantes,
no versados en Derecho, pero, como para resolver las controversias se aplicaban los usos y
costumbres formados en la práctica del comercio, estos jueces comerciantes estaban en
condiciones de fallar.
En los años de la colonia la República Dominicana regía la legislación de las indias y la
metrópolis española.
Nuestra isla en los años 1605 y 1606 empieza a cambiar la política fiscal que imperaba
debido a varias razones: a las devastaciones, el empobrecimiento del reino de España y la
fuerza que el reino de Francia mostraba. Se declaran varios Puertos Libres en la isla.
Los Puertos Libres, declarados en la isla, que ya en las primeras décadas del siglo XVI
presentaba signos de decadencia total, eran puertos donde solo se podía comerciar
productos básicos, como el cuero y las maderas preciosas, a cambio de productos
elaborados, lo que implicaba un no desarrollo de la actividad artesanal, ni mucho menos la
industrial, y por consiguiente de la elaboración de productos.
La actividad comercial se vio teniendo el privilegio casi exclusivo de la casa de
contratación de Sevilla, a la par con esta el consulado de mercaderes de Sevilla, encargado
de supervisar y vigilar los seguros marítimos para las naves que realizaban las travesías
transatlánticas entre las metrópolis y sus colonias.
La ordenanza de Luis XIV, se trata de una compilación de usos y estatutos locales que
tienden a regular la actividad comercial de manera particular y al margen del derecho
común. En esta se encuentra el germen de todas las nuevas instituciones que habrán de ser
reguladas por el Código De Comercio, como la letra de cambio. Esta ordenanza ha de
redundar en beneficio de la actividad comercial, y con ella el impulso para el desarrollo
industrial y comercial que experimentaba el reino francés, el cual ante la posibilidad de
beneficiarse directamente de los territorios americanos, encontró por medio del derecho
internacional lo que estaba vedado con las colonias españolas de ultramar, la forma de
Enriquecerse mediante la satisfacción de deseos banales de los españoles, tales como
perfumes, la producción de telas y modas, zapatos y pelucas, y otros bienes ostentosos que
la España medieval no estaba en condiciones de producir .
Las sucesivas guerras en las que se vio España y posteriormente su derrota, al igual que la
corriente liberal de la colonia francesa en el ámbito comercial, propiciaron que se
modificara el esquema comercial colonialista español, y así y en las primeras décadas del
siglo XVIII, se pone fin al régimen monopólico imperante hasta ese momento. Por el
tratado de Utrecht, en 1713, España se vio obligada a conceder a la corona inglesa, el
derecho del tráfico limitado de mercancías y de esclavos negros, para los barcos
matriculados en España, con sus colonias americanas. En 1756, producto de una asociación
entre la corona española y comerciantes barceloneses, se crea la sociedad comercial (Real
Compañía de Cataluña), autorizada a realizar comercio entre España y la islas de Santo
Domingo Puerto Rico y Margarita, resquebrajando con ello el monopolio de la Casa de
Contratación de Sevilla.

Se debe destacar el aporte que indirectamente hicieran las denominadas cofradías al


desarrollo de la institución del derecho comercial. En estas los hombres se agrupaban según
la actividad económica que ejercían que, al tener un patrón común, se daban leyes internas
que pautaban una asociación, a manera de sindicatos modernos, y con ellas la regulación de
su actividad.
En 1756, y por Real Cédula, se abrieron al comercio internacional los pueblos de Santo
Domingo, Cuba, trinidad e Islas Margarita, permitiéndose por demás, que las colonias
pudieses comerciar libremente entre sí
Para 1845 luego de la separación de Haití entró a regir otra vez el código francés hasta que
en 1861 producto de la anexión a España entró en vigencia el código español

En 1878, cambia nuevamente al Código Francés y en 1884 se introduce el código


dominicano el cual es traducción de código francés con casi todas las reformas realizadas
en Francia que las cámaras legislatoria.

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