010 Empresa
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unidad, con sus propios activos y pasivos, el derecho parte de ignorar esa realidad. Se
establece como principio general que todos los bienes de un sujeto están afectados al
cumplimiento de todas sus obligaciones (CCC, art. 242). Por dicho motivo, uno de los
temas que más preocupa al momento de organizar una empresa es la limitación de
responsabilidad del empresario solamente a los bienes que se destinan a la
actividad empresaria y no a los demás bienes que integran su patrimonio.
El sistema legal tuvo una importante evolución en las soluciones que fue dando para
cumplir este objetivo que consiste en limitar responsabilidades, arriesgando
solamente el capital invertido en un negocio, sin afectar los demás bienes que
integran el patrimonio.
Para la actividad empresarial que se proyecta desarrollar en forma conjunta por dos
o más personas, la primera opción legal que se presenta para conseguir mayor
seguridad, es la de recurrir a constituir una de los tipos de sociedad que permita
limitar la responsabilidad de los empresarios. Remarcamos que ello solamente se
permitía por la ley cuando el negocio se hacía con la participación de dos o más
personas ya que de otra manera no podía haber sociedad.
La prohibición legal se elude recurriendo a las llamadas “sociedades de cómodo” (*),
en las que la pluralidad de sujetos es en realidad inexistente (se recurre a un amigo,
familiar, prestanombres o al cónyuge, para incluirlos como socio ficticio y cumplir con
la exigencia legal).
La limitación de responsabilidad es lo que ha determinado que, los tipos sociales
más utilizados, sean las sociedades de responsabilidad limitada (*) (SRL) y las
sociedades anónimas (*) (SA). Se suelen adoptar estos tipos sociales sin considerar
realmente cuál es el más adecuado al emprendimiento que se realiza.
La constitución de una sociedad de uno de los tipos que permite limitar
responsabilidad, permite acotar los riesgos empresarios ya que, como regla general,
ni las obligaciones comerciales, laborales y tributarias de la sociedad, ni su quiebra,
se transmiten al socio mientras se cumplan todos los requisitos legales.
A partir de las modificaciones que se aprobaron a la Ley General de Sociedades,
junto con el nuevo Código y, en especial, las introducidas posteriormente por la ley
27290 (publicada en el B.O. el 18-11-2016), el sistema legal permite, de una manera
sencilla, limitar la responsabilidad del empresario unipersonal (persona humana).
Para superar las anteriores restricciones se regularon las sociedades integradas por
una sola persona o unipersonales, que permitieran limitar responsabilidad sin
necesidad de recurrir a simular un socio.
La última modificación a la Ley General de Sociedades permite las sociedades
unipersonales para las pequeñas y medianas empresas puesto que pueden
constituirse con un solo director y un solo síndico. Si el único director es el socio y se
designa como síndico al contador de la empresa, no habría prácticamente una
variación de los costos, por lo que se abre una nueva opción muy importante.
La constitución de una sociedad unipersonal, con el actual régimen societario,
resulta una opción muy aceptable para las pequeñas y medianas empresas, lo cual
seguramente hará disminuir el número de sociedades de cómodo.
Las sociedades de responsabilidad limitada han sido diseñadas para organizar
pequeñas y medianas empresas en las que la participación personal y la calidad
personal de los socios se encuentran especialmente valoradas. La sociedad
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Es una figura que se utiliza para los más variados negocios como la construcción de
proyectos inmobiliarios, obra pública, construcción de infraestructura, salvataje de
entidades deportivas, sistema de garantía de depósitos bancarios, securitización de
créditos existentes, garantías crediticias, etc.
Se utiliza para proyectos limitados en el tiempo (la duración no puede superar 30
años) y que en general tienen un final previsto, como la finalización de la
construcción de un edificio. Ampliaremos sobre la figura al analizar con más
extensión el contrato de fideicomiso.
No está mencionado el fideicomiso en el art. 320, lo cual no significa que no se
aplican estas reglas al fiduciario. Si en su actuación al frente del patrimonio
fiduciario, realiza alguna de las actividades allí mencionadas deberá llevar
contabilidad en la forma prevista por la ley.
Si el fiduciario es una persona jurídica, estará obligado a llevar la contabilidad
correspondiente a los negocios fiduciarios de manera diferenciada del resto de sus
actividades.
Y si el fiduciario es una persona humana, que se desempeña personalmente como
empresario individual, el criterio a aplicar es el mismo, manteniéndose la
independencia de patrimonios y con registros contables diferenciados.
b) Contratos asociativos o de colaboración
A partir del art, 1442, el Código regula sobre algunos contratos asociativos en los
que participan dos o más personas pero que no son sociedades. Se los coloca en la
categoría de contrato de colaboración o asociativos porque tienen por objeto acordar
una organización para la obtención de una finalidad común o beneficios comunes.
Se los distingue de la otra categoría, los contratos de cambio, que son aquellos que
tienen por finalidad la transferencia o intercambio de bienes.
A estos contratos de colaboración no se les aplican las normas sobre sociedades.
No son, ni por medio de ellos se constituyen, personas jurídicas, sociedades ni
sujetos de derecho. La ley señala en cada caso, las cláusulas esenciales que deben
contener cada uno (salvo para el negocio en participación que puede tener cualquier
contenido). Señala asimismo este artículo 1442, en su última parte, que a las
comuniones de derechos reales y a la indivisión hereditaria no se les aplican las
disposiciones sobre contratos asociativos ni las disposiciones de las sociedades.
Los contratos asociativos regulados por el Código que pueden servir como forma de
organizar una empresa son sintéticamente:
A) Negocio en participación:
Se da cuando una o más personas hacen aportes que entregan a un gestor para
realizar una o más operaciones perfectamente determinadas. El gestor se encarga
de administrar y disponer de esos aportes actuando a su nombre.
El gestor responde en forma ilimitada frente a los terceros con quienes se vincule
(CCC, art. 1449) Los partícipes, que se mantienen ocultos en las relaciones con
terceros, limitan su responsabilidad solamente a los aportes comprometidos (CCC,
arts. 1448 y 1452). La regulación efectuada disminuye los riesgos de que este
negocio sea tratado como una sociedad irregular y se responsabilice en forma
ilimitada a los partícipes.
Ejemplo de negocio en participación: dos personas se ponen de acuerdo para
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aportar dinero, con la finalidad de comprar una máquina y luego revenderla por otro
precio mayor, repartiéndose los beneficios. Quien se encarga de comprar y vender la
máquina a su nombre actúa como gestor. Luego el gestor participa a los inversores
en los resultados del negocio. Los inversores o partícipes en el negocio se
mantienen ocultos respecto a terceros. Como la ley prevé expresamente la limitación
de responsabilidad de los partícipes a los aportes comprometidos.
B) Agrupaciones de colaboración
Son acuerdos que se realizan para obtener mayor eficiencia en los procesos
productivos. Se admiten también para otras actividades como por ejemplo para la
comercialización o la prestación de servicios. No tienen por objeto la obtención de
ganancias ya que ellas corresponderán a cada miembro de la agrupación (CCC,
arts. 1553 y 1454).
Rivera da unos buenos ejemplos de las finalidades de estos contratos, como la
generación de un centro común para el control de calidad de autopartes adquiridas
por más de una empresa automotriz, centros de investigación o ensayo comunes a
más de un laboratorio, oficinas comunes de venta o promoción de productos o
servicios; o varios sanatorios o empresas de prestación de servicios médicos
compran en común un aparato de alta tecnología para ser utilizado en la atención de
sus pacientes, etc..
Los participantes en este caso responden ilimitada y solidariamente respecto de
terceros por las obligaciones que sus representantes asuman en nombre de la
agrupación (CCC, art. 1459). Aunque este contrato no tiene por finalidad contratar
con terceros, como sí sucede en las uniones transitorias.
C) Uniones transitorias
Definidas en el art. 1463 del Código, el que en su primera parte dice que hay
contrato de unión transitoria cuando las partes se reúnen para el desarrollo o
ejecución de obras, servicios o suministros concretos. Se originaron principalmente
para la realización conjunta de una obra pública para cuya contratación y ejecución
se sumaban varias empresas actuando en conjunto. Los partícipes se unen para
contratar con terceros.
En estos casos todas las empresas actúan en conjunto presumiendo que se obligan
de manera simplemente mancomunada (conf. CCC, art. 1467 que dispone que que
no se presume la solidaridad de los miembros). No están destinadas a prolongarse
en el tiempo más allá de la finalización de la obra para la que se han unido los
participantes.
D) Consorcios de cooperación:
Señala el Código que hay contrato de consorcio de cooperación cuando las partes
establecen una organización común para facilitar, desarrollar, incrementar o
concretar operaciones relacionadas con la actividad económica de sus miembros a
fin de mejorar o acrecentar sus resultados (CCC, art. 1470).
A falta de indicación expresa, los miembros del consorcio responden solidariamente
frente a terceros (CCC, art. 1470). Se pueden utilizar en negocios como la unión de
varias empresas para realizar negocios de comercio exterior. Precisamente se
originan en las prácticas denominadas consorcios de exportación para unir en su
operatoria habitual a exportadores de los mismos productos. Si fuera una sola
operación de exportación la figura apropiada sería una unión transitoria de
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empresas.
c) Contratos de mutuo y locación
Algunos contratos de cambio también pueden combinarse con contratos asociativos,
permitiendo algunas organizaciones empresarias elementales y, fundamentalmente,
dar ciertas garantías en cuanto a la posibilidad de recuperar los aportes y limitación
de responsabilidad.
Así tenemos que el art. 1531 del Código prevé expresamente la aplicación de las
reglas del contrato de mutuo o préstamo de consumo, aunque el contrato tenga
cláusulas que establezcan que:
a) la tasa de interés consiste en una parte o un porcentaje de las utilidades de un
negocio o actividad, o se calcula a una tasa variable de acuerdo con ellos;
b) el mutuante tiene derecho a percibir intereses o a recuperar su capital sólo de las
utilidades o ingresos resultantes de un negocio o actividad, sin derecho a cobrarse
de otros bienes del mutuario; y
c) el mutuario debe dar a los fondos un destino determinado.
El único riesgo asumido por el prestamista en estos casos, será la pérdida del dinero
entregado al mutuario; lo cual guarda similitud de quien hace aportes a una sociedad
con responsabilidad limitada y los termina perdiendo por la insolvencia y quiebra de
ésta.
También puede utilizarse a los fines de organizar la empresa el contrato de
locación, aprovechando la extensión del plazo máximo de duración permitido por la
ley a 20 años para las locaciones con destino habitacional y 50 años para las que
tienen otro destino (CCC, art. 1197).
La utilización de esta figura posibilitaría por ejemplo aportar el uso de un inmueble a
un negocio, sin poner en riesgo la propiedad del mismo y sin comprometerse
personalmente en el resultado del negocio gestionado por otra persona.
d) Condominio y comunidad de bienes
El Código regula el condominio (CCC, art. 1983) y la comunidad de bienes (CCC,
art. 1984). Si bien se trata de figuras naturalmente precarias (ya que como regla
general se puede pedir la división del condominio en cualquier momento), la ley
permite limitar el derecho de los condóminos a pedir la división hasta por 10 años
(CCC, art. 2000).
Estos convenios de indivisión pueden utilizarse para organizar la explotación de un
bien determinado como un inmueble, una patente o una marca. La decisión de
explotación común debe ser unánime ya que, en caso de no estar de acuerdo,
cualquiera puede pedir la división o partición (CCC, art. 1997).
La ley ha organizado la explotación común mediante la toma de decisiones por los
comuneros reunidos en asamblea (CCC, arts. 1993 y 1994). Todas las decisiones
posteriores al convenio de indivisión se deben tomar por mayoría absoluta
computada según el valor de las partes indivisas (CCC, art 1994) lo cual puede
generar algunas complicaciones operativas. Para dar mayor seguridad y hacerlo
oponible a terceros, se prevé la inscripción del convenio cuando se inscriban en el
registro de la propiedad respectivo (CCC, art. 2003 que se aplica a las cosas
registrables).
Derecho Privado - Capítulo 10 - Derecho Comercial - Empresario 13
La exigencia surge de los arts. 321 y siguientes del Código. Consiste en: 1°
Registrar todas las operaciones; 2° Organizar su contabilidad sobre un sistema
uniforme para todos sus registros; 3° Reflejar en su contabilidad un cuadro verídico
de sus negocios; 4° Los registros deberán hacerse en los libros y con las
formalidades que establece la ley; 5° Todos los asientos contables deberán estar
respaldados por la documentación respectiva. Así la registración de una venta,
deberá ser respaldada con su correspondiente factura.
b) Sistema legal de los libros contables
En algunos países se deja libre a los comerciantes determinar qué libros llevar
(Inglaterra). En otros países se establecen en forma especial cuáles son los libros y
los requisitos que deben cumplir (Francia e Italia).
Nuestro país establece un sistema mixto en el artículo 322 del Código. Para describir
adecuadamente el sistema, siguiendo a la ley, distinguimos entre;
1°) Libros indispensables:
Así son denominados porque no pueden ser omitidos para cumplir legalmente con la
obligación de llevar contabilidad. La ley ha distinguido tres clases de libros
indispensables.
En una primera categoría encuadramos a los registros indispensables generales o
esenciales, que son aquéllos que no pueden faltar en ningún caso. Son dos: el libro
diario (CCC, art. 322, inc. A) y el libro de inventarios y balances (CCC, art. 322, inc.
B).
En una segunda categoría de libros indispensables se encuentran los registros que
solamente son obligatorios sólo para algunos empresarios, dependiendo de la
importancia y naturaleza de sus actividades, de acuerdo a dictamen contable. Es
decir que, de acuerdo a cada situación, para algunos empresarios será suficiente
para cumplir con la ley, llevar los libros, diario y de inventarios y balances. En
cambio, para otros, además de esos dos libros esenciales, será obligatorio llevar
otros más. A estos libros obligatorios la ley los ha identificado en el art. 327 como
“diarios auxiliares”. En la práctica contable los denomina también sub-diarios, en la
medida que son complemento e integran el libro diario. Por lo tanto, frente a un giro
comercial importante, el Libro Diario pasa a ser un libro de resúmenes periódicos,
semanales, quincenales o aún mensuales, de todo lo que se registra en los sub-
diarios.
También se comprenden como libros indispensables los que se exigen para algunos
casos especiales, como es el de los corredores y martilleros (ley 20.266), los
almacenes generales autorizados a emitir warrants (ley 9643, art. 6) y las
sociedades (ley 19.550, art. 73). En esta categoría se comprende la remisión
efectuada por el art. 322 inc. D.
2°) Libros auxiliares o facultativos:
Son aquellos que complementan el libro diario y que el empresario decide llevar aún
cuando no resultan obligatorios. La ley permite libremente llevarlos integrando el
sistema con los demás libros. Alguno es mencionado expresamente por la ley como
el Libro Caja y deben cumplir las mismas formalidades que los libros de las otras
clases (CCC, art. 327).
Para llevar los libros mencionados, se exige sólo utilizar una base contable uniforme
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Existen otros casos en que se puede requerir la exhibición general de libros, aunque no
pertenecen a la regulación del derecho comercial, como sucede con la ley de
procedimiento fiscal 11.683, en la que se faculta a la AFIP a pedirlo, o en las causas
penales.
2°) La exhibición parcial de libros, en cambio, se da sólo en los juicios en que un
empresario sea parte y se la llama así por cuanto se limita exclusivamente a los
asientos que tengan relación con la cuestión que se está ventilando en el juicio y no
otros (CCC, art. 330).
En estos casos la obligación de exhibirlos no es compulsiva. Esto significa que no se
puede reclamar la intervención de la fuerza pública para obtener la exhibición ni se
pueden obtener con una orden judicial de allanamiento. Sin embargo, para el caso
de no cumplirse con esta carga, se prevé como sanción para el incumplidor, que la
prueba del caso se juzgará sobre la base de los libros presentados por el adversario
(art. 330). Aunque siempre quedará un margen de apreciación de otras pruebas por
parte del juez.
Esta es la única consecuencia adversa que sufriría hoy el empresario individual no
cumpla con la carga de llevar libros de contabilidad. Recordamos que la situación se
presenta diferente para las personas jurídicas, en las que los administradores rinden
cuentas a través de los estados contables, por lo que allí es ya una verdadera
obligación, con graves sanciones para el incumplidor.
e) Conservación de los libros y documentación comercial
A pesar que un comerciante cesa en el ejercicio del comercio, la ley le impone la
obligación de conservar los libros y la documentación comercial por diez años (CCC,
art. 328), aunque el plazo se cuenta diferente. Los libros deben conservarse hasta
diez años después del cese de su actividad. La documentación comercial, durante
diez años contados desde su fecha. El plazo fijado para esta obligación que se
continúa para los herederos a quienes se trasmite la carga legal..
8. Agentes auxiliares y representación mercantil
Para desarrollar actividad empresarial se necesita cooperación y colaboración de
diversas personas, que pueden formar parte del propio personal bajo relación de
dependencia del empresario (agentes auxiliares dependientes) o cumplir sus funciones
en forma independiente (corredores, martilleros, despachantes de aduana, etc.).
Una organización empresarial, aún elemental, hace imposible que el empresario se
ocupe de todas las relaciones que entabla con otras personas, razón por la cual
necesita que alguien lo reemplace o sustituya.
Hacerse representar por otra persona está permitido para la realización de todo acto
entre vivos (salvo contadas excepciones), distinguiéndose en nuestra ley tres clases de
representación: legal, voluntaria y orgánica.
Señala el Código que la representación es voluntaria cuando resulta de un acto
jurídico, es legal cuando resulta de una regla de derecho y es orgánica cuando resulta
del estatuto de una persona jurídica (CCC, art. 358).
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Hay una serie de situaciones en las que estos colaboradores o “agentes auxiliares
del comercio” (*) como eran denominados por el viejo Código de Comercio, actúan
en nombre del empresario y lo representan, es decir, ese sujeto (persona humana o
jurídica) queda vinculado directamente con otra persona a través de su colaborador.
Para que exista representación (*) se exigen los siguientes requisitos: 1°) Que medie
una autorización o poder para actuar en nombre del representado; 2°) Que quien
realiza el acto le haga conocer al tercero con quien se relaciona, que está actuando
en representación de otra persona (CCC, art. 366); 3°) Que el acto que realice se
encuentre dentro de los límites de la autorización o poder (CCC, arts. 360 y 361).
Si no se conjugan estos tres requisitos, no existe representación. Determinar en qué
casos una persona representa o no a un empresario resulta de particular
importancia, ya que si no existe tal representación, el empresario no se verá
obligado por los actos y contratos que realiza otra persona en su nombre. Y en caso
de existir representación, aparece el efecto más importante que genera la misma, es
decir, queda vinculado directamente el representado con el tercero (CCC, art. 359);
o en otras palabras, se considera jurídicamente como si el mismo empresario
hubiera sido quien realizó ese acto y no su representante.
Pasamos a tratar a continuación la actuación de algunos de estos agentes
auxiliares, refiriéndonos a las funciones que cumplen y si están dotados de algún
grado de representación para la realización de negocios mercantiles en nombre del
empresario.
8.1. Factor o gerente
La persona que el empresario o comerciante (el “principal”) coloca al frente de su
establecimiento comercial es el factor o gerente. Este agente auxiliar representa en
forma amplia al comerciante en todas las situaciones (incluso anormales), a las que
la actividad mercantil pueda dar ocasión. No son empresarios, puesto que si bien
ejercen la actividad no lo hacen en nombre propio, ni son titulares de una empresa
conforme lo exige el art. 320 del Código.
La palabra “factor” proviene de los estatutos medievales, utilizándose actualmente
en su reemplazo “gerente” (en la práctica también se lo denomina “encargado”). No
es el mismo gerente que regula de la ley de sociedades (en las sociedades de
responsabilidad limitada es un órgano de administración a cargo de los socios o de
terceros).
La relación entre el gerente y el principal se denominaba “preposición institoria” o
“contrato institorio” y se encuentra regulada principalmente por el Derecho Laboral.
Sólo interesa a los fines del derecho privado y de estas notas, los alcances de la
representación que tiene el gerente y que es muy amplia. Es decir, aquí nos interesa
en qué situaciones el gerente vinculará al empresario directamente con terceros, en
los negocios que realice en cumplimiento de sus funciones.
El Código contempla la representación del gerente como representación aparente
por lo que la existencia del poder está presumida por la ley. Dispone el art. 367 que
se titula “representación aparente”, que se presume que quien de manera notoria
tiene la administración de un establecimiento abierto al público es apoderado para
todos los actos propios de la gestión ordinaria de éste (CCC, art. 367, inciso A).
A pesar de la amplitud de las facultades que tiene el gerente, algunos consideran
que no se encuentran autorizados para emitir títulos de crédito, posición con la no
Derecho Privado - Capítulo 10 - Derecho Comercial - Empresario 19
estamos de acuerdo en razón de los términos literales de la ley (conf. decr. ley
5965/63, art. 9, ap. 2).
8.2. Otros dependientes
Los demás dependientes, al igual que el gerente, están vinculados por un contrato
de trabajo y tienen relación de dependencia con el empresario. Pero a diferencia del
caso anterior, se invierte la regla general que se aplica a la actuación del factor y su
representación del principal.
Se establece como regla general que los demás dependientes no pueden contratar
ni obligarse por el principal. Si el empresario quisiera autorizarlos, necesita hacerlo
en forma expresa.
Para los dependientes que se desempeñan en el establecimiento, se presume que
están facultados para todos los actos que ordinariamente corresponden a las
funciones que realizan (CCC, art. 367, inciso B). Un vendedor puede concretar una
venta y un cajero está facultado para cobrar. Y en forma consiguiente, estos
dependientes no están facultados para representar al principal en funciones que no
son propias de sus funciones.
Para los dependientes encargados de entregar mercaderías fuera del
establecimiento, la ley presume que están facultados a percibir su precio otorgando
el pertinente recibo (CCC, art. 367, inciso C).
Un caso especial es el de los dependientes que cumplen tareas fuera del
establecimiento, que se dedican a concluir negocios o procurar clientela para el
comerciante y cuya retribución está constituida en todo o en parte por una comisión,
calculada sobre las operaciones que realice, para los que rige la ley 14.546 de
viajantes de comercio (*). Cuando estos dependientes actúan en nombre del
comerciante, lo representan, admitiendo la ley que puedan representar inclusive a
varios comerciantes.
8.3. Corredores
Se trata de un oficio público que se ejerce bajo control del estado (Siburu), que
consiste en actuar como intermediario en un negocio entre dos personas, a quienes
el corredor vincula, para que terminen las tratativas y ellos mismos concluyan el
negocio.
El corretaje se diferencia del mandato en que el corredor no representa a ninguna de
las partes, ni concluye el negocio en nombre propio o ajeno, sino que sólo aproxima
a los intervinientes para que sean estos quienes celebren el contrato respectivo. El
mandatario –en cambio- se identifica y defiende los intereses de una sola de las
partes del negocio y él mismo celebra el contrato en interés de su mandante. El
corredor, por el contrario, debe ser imparcial.
Para desempeñarse como corredor público se exige profesionalidad, ya que no
pueden realizar las tareas quienes no sean corredores, e idoneidad puesto que se
exigen conocimientos específicos, acreditados mediante título universitario (conf. ley
20266 con las modificaciones de la ley 25028).
Como regla general, estos intermediarios no concluyen el negocio sino sólo acercan a
las partes (ley 20266, art. 34, inc. A). Se encuentra regulado en el Código el contrato
de corretaje (CCC, arts. 1345 y siguientes) y en la ley 20266 los aspectos personales
del corredor (arts. 34 y 35).
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Para poder ejercer su profesión los corredores deben matricularse (art. 33) y están
obligados a llevar un libro especial de registro de todas las operaciones en que
intervengan (ley 20266, art. 35). que servirá luego de prueba a las partes
Este libro va a cumplir una función muy importante que es la de servir de prueba a las
partes que perfeccionaron el negocio con la intervención del corredor. Si bien este libro
no es un instrumento público como las constancias de los registros notariales, tiene
casi el mismo valor probatorio en juicio para las partes que realizaron el negocio por
intermedio del corredor.
Por su gestión, los corredores reciben una comisión, sólo en caso de perfeccionarse el
negocio, estando obligado a pagarla incluso la parte que no requirió sus servicios
(CCC, art. 1350). La falta de inscripción en la matrícula, hace que quien realice esta
actividad de intermediación no tenga derecho a retribución (al igual que todo el que
ejerce una profesión sin título habilitante), no considerándose concluido el contrato
(CCC, art. 1346).
8.4. Martilleros
Su actuación está regulada también por la ley 20266, interviniendo en la subasta,
remate o almoneda en la que se opera la venta de bienes, efectuada al mejor postor,
previa invitación y públicamente (Romero).
El ejercicio de esta profesión requiere condiciones habilitantes e inscripción en el
Registro Público de Comercio, similares a las del corredor. Debe llevar libros
especiales exigidos por la ley: diario de entradas, diario de salidas y cuentas de
gestión (ley 20266, art. 17).
En oportunidad de la subasta, el martillero actúa por cuenta de su comitente (quien
le encargó la venta en subasta). En dicho acto puede actuar en presencia y en
nombre del vendedor, en cuyo caso existe representación de éste. No existe dicha
representación en caso contrario, es decir, cuando no actúa en nombre del
comitente, sino que lo hace en nombre propio, al igual que frente a un mandato sin
representación (ley 20266, art. 10).
Puntualizamos que la ley 20266 regula sobre el remate comercial y no sobre el
remate judicial. Este último se rige por las leyes procesales provinciales y es el que
ordenan los jueces en los procesos judiciales.
8.5. Despachantes de aduana
Son las personas humanas que realizan, en nombre de otros, ante el servicio
aduanero, trámites y diligencias relativos a la importación, la exportación y demás
operaciones aduaneras (Cód. Aduanero, ley 22415, art. 36).
Sólo podrán gestionar ante las aduanas el despacho y la destinación de la
mercadería quienes revistieren la calidad de despachantes de aduana, salvo las
excepciones que prevé la ley (ley 22415, art. 37, inc. 1).
Se sienta también, respecto a este auxiliar del comerciante, el principio de
profesionalidad, en la medida que únicamente pueden realizar estas actividades los
despachantes de aduana habilitados. También se requiere idoneidad, al exigirse
conocimientos específicos, comprobados por medio de un examen teórico-práctico
que toma la Aduana. También debe acreditar solvencia y constituir una garantía en
seguridad del cumplimiento de sus obligaciones (art. 41, inc. e).
Derecho Privado - Capítulo 10 - Derecho Comercial - Empresario 21
Deben llevar libros igual que todo comerciante más uno especial rubricado por
Aduana en el cual se hará constar el detalle de todas sus operaciones, obligaciones
tributarias pagadas o pendientes de pago, importe de sus retribuciones percibidas, y
cualquiera otra anotación que exigiere la Administración Nacional de Aduanas (ley
22415, art. 55).
8.6. Productor asesor de seguro
También existen disposiciones especiales que regulan la actuación de quienes
hacen de su profesión a la intermediación en la concertación de contratos de
seguros, promoviendo la concreción de dichos contratos, asesorando a asegurados
y asegurables. Así está definido por la ley el productor asesor de seguros (ley
22400, art. 1).
También se sienta a su respecto el principio de profesionalidad e idoneidad y la
exigencia de inscripción para poder ejercer esta profesión, ante la Superintendencia
de Seguros de la Nación (ley citada, art. 4) que es el ente de control y
reglamentación de la actividad y de las empresas de seguros.
Estos auxiliares como regla no actúan en representación de las partes. Aunque la
ley les permite cobrar las primas de seguro, cuando lo autorice para ello la entidad
aseguradora respectiva (ley 22400, art. 10 inc. F).
8.7. Administradores de casas de depósito
Existe una regulación especial para los empresarios titulares almacenes generales o
casas de depósitos que se encuentran autorizadas a emitir certificados de depósito y
warrants.
Se encuentran considerada esta actividad principalmente por la ley 9643 (también la
ley 928 para los depósitos aduaneros), la cual exige para que funcionen, la previa
autorización del Poder Ejecutivo Nacional. Estudiaremos los warrants y certificados
de depósito que también se encuentran regulados en dicha ley, en el capítulo donde
se tratan los títulos de crédito, ya que estos documentos pertenecen a este género.
(*) Ver glosario.
Bibliografía:
CURÁ, José María (director) y otros: Código Civil y Comercial de la Nación
Comentado, Orientado a contadores, La Ley Bs. As., 2014.
FAVIER DUBOIS, Eduardo M. (h): Panorama del Derecho Comercial en el nuevo
Código Civil y Comercial de la Nación, en Código Civil y Comercial de la Nación,
Errepar, Bs.As. 2015.
FUSHIMI, Jorge F. (Director) y otros: Manual de Derecho Comercial y Contratos, Asoc.
Cooperadora Facultad de Ciencias Económicas, U.N.C., Córdoba, 2016.
RIVERA, Julio C., MEDINA, Graciela (directores) y otros: Código Civil y Comercial de
la Nación comentado, La Ley, Bs. As. 2014.
Glosario
Banco: En sentido amplio: Entidad financiera. Institución cuya actividad es la
intermediación habitual entre la oferta y la demanda de crédito o recursos financieros
22 Derecho Privado - Capítulo 10 - Derecho Comercial - Empresario
(conf. ley 21526, art. 1). En sentido estricto: Clase de entidad financiera que se
distingue de las otras por las operaciones que puede realizar según la ley. La ley
21526 distingue entre dos tipos de entidades: los Bancos y las Entidades Financieras
No Bancarias. La competencia más amplia, corresponde a los Bancos Comerciales
que están autorizados a realizar todo tipo de operaciones, salvo las prohibidas.
Además de los Bancos Comerciales, existen otras dos clases: Bancos de Inversión y
Bancos Hipotecarios. Entre las Entidades Financieras No Bancarias, también hay tres
tipos, que se distinguen por su distinta competencia: Compañías Financieras,
Sociedades de Ahorro y Préstamo para la Vivienda y Cajas de Crédito.
Beneficio de inventario: Principio del Derecho Sucesorio, que limita la
responsabilidad del heredero manteniendo la herencia separada de su patrimonio. El
heredero responde por las deudas y cargas exclusivamente con los bienes recibidos
del causante y no con los propios. Se encuentra reconocido como una regla general
(CCC, art. 2317).
Bolsas y mercados de valores: Centros de contratación en los que se reúnen
periódicamente los comerciantes y agentes de cambio para traficar sobre productos
determinados o sobre valores (Fernández). Se denomina también de esta manera al
lugar donde se reúnen las personas a negociar, al conjunto de operaciones allí
realizadas y también a las sociedades que se constituyen para organizar estas
reuniones (Romero). Se suelen utilizar las palabras “bolsa” y “mercado” como
equivalentes.
Carga: Cuando nos referimos a la exigencia de llevar una contabilidad organizada
distinguimos las cargas de las obligaciones. Se utiliza la palabra carga para describir
los actos o conductas que el sistema legal le impone al empresario, que técnicamente
no importan una "obligación" (ver capítulo 5), pero que su realización le aporta un
beneficio o le evita un perjuicio. La única carga impuesta por el Código que deriva de la
calidad de empresario es llevar libros contables con las formalidades legales.
Corredor de comercio: La persona que habitualmente realiza actos de mediación
entre la oferta y la demanda de bienes, buscando interesados para la realización
operaciones que no son para sí, sino para un comitente determinado que la celebrará
(Romero). El derecho a cobrar retribución por parte del corredor, está subordinado a la
conclusión del negocio y que la gestión del intermediario hubiera sido útil.
Concurso: Procedimientos legales para eliminar el estado de insolvencia de una
persona. El procedimiento clásico es la quiebra, que tiene por finalidad la liquidación
del patrimonio del deudor, para distribuir el producido proporcionalmente entre sus
acreedores. En los últimos años se ha generalizado el concurso preventivo, que tiende
a evitar la quiebra mediante un acuerdo entre el deudor y sus acreedores (ley 24522).
Empresa: Coordinación de los elementos capital, naturaleza y trabajo, destinados al
trueque (Vivante). Unidad económica organizada mediante la cual el empresario actúa
en el mercado (Raisch). Este elemento, o sea la presentación de una unidad
económica en el mercado, hace que algunos intenten convertirla en centro de
relaciones jurídicas y sostengan la teoría de la empresa como sujeto de derecho. En la
Ley de Contrato de Trabajo, se la ha definido como “la organización instrumental de
medios personales, materiales e inmateriales ordenados bajo una misma dirección
para el logro de fines económicos o benéficos” (ley 20744, art. 5).
Fideicomiso: Institución compleja y dúctil, que se produce con la transmisión de la
propiedad fiduciaria de bienes determinados, por parte de una persona llamada
Derecho Privado - Capítulo 10 - Derecho Comercial - Empresario 23