Cómo Tratar A Personas Difíciles
Cómo Tratar A Personas Difíciles
Cómo Tratar A Personas Difíciles
Tu objetivo.- En lo referente a los problemas que surgen en el trato con los demás hay
un objetivo prioritario, sobre todo si trabajas a la velocidad de la vida: dar con una
solución rápida y definitiva que cumpla con los objetivos del trabajo y de las
personas involucradas en el problema. Ahora, ya sabes adónde pretendes llegar y
tendrás conciencia de que no habrás tenido éxito hasta que cumplas con la totalidad del
objetivo.
Cambia el enfoque.- Nos molesta y entristece que otras personas no cambien porque
creemos que sí pueden hacerlo. Vemos frustrada nuestra expectativa de conseguir una
persona a nuestra medida. ¿Por qué no probar un enfoque distinto? Lo que sí puedes es
animarles a que modifiquen su comportamiento. Así, si eres una persona ordenada y
te enfrentas a un desordenado, comenta: "Sé que no eres una persona ordenada, pero...
¿Podrías ser una persona desordenada que, de vez en cuando, cuelga las toallas en el
toallero?". Realizar una petición concreta es de gran ayuda, aunque no debes
realizarla más de dos o tres veces. De esta manera, reduces tus expectativas y, al no
esperar que el 100% de las cosas estén ordenadas, te satisfará ver un 75% sí lo está.
Además, la persona se siente aceptada en lo esencial y la petición no le ofende ni crea
resentimiento.
-El enfado justificado: rara vez es un buen método para lograr un objetivo, pero los
humanos cometemos errores. La cuestión es cómo controlar y diluir el enfado lo antes
posible.
Soluciones:
-La persona que se enfada siente que nadie le presta atención. Lo primero que debes
hacer es escuchar lo que tenga que decir.
-Muéstrale que entiendes su punto de vista. Puede que no esté en tu mano el concederle
lo que desea, pero de esta manera demuestra que tomas en cuenta sus sentimientos.
-Una persona que se enfada sólo quiere una cosa: resultados. Así pues, el paso siguiente
es llegar a un acuerdo que lo satisfaga.
-El enfado táctico: en este caso, lo peor que puedes hacer es permitir que se salgan con
la suya, puesto que entonces emplearían la táctica una y otra vez contigo y con otras
personas.
Soluciones:
-Muéstrate seguro de ti mismo y no permitas que nadie te grite o despotrique delante de
ti.
-Abandona la conversación con esa persona si ves que no se calma, amenázala con
abandonar la habitación si no remite.
-Reacciona de igual modo ante futuros enfados hasta que esta persona aprenda a
comunicarse contigo de forma racional y educada.
3. El chantaje emocional
Sin embargo, esta técnica nunca funciona con personas seguras de sí mismas. Quienes
la utilizan reconocen enseguida a las personas seguras de sí mismas y ni se plantean el
emplearla. Así, transmitir seguridad es el mejor antídoto contra esta clase de
manipulación.
Soluciones:
-Procura detectar los chantajes emocionales. Si te sientes culpable por negar algo a
alguien o te incomoda tener que dar una respuesta determinada, hazte la siguiente
pregunta: "¿Estoy sufriendo un chantaje emocional?".
-Si tu interlocutor no siente remordimientos por emplear una táctica tan rastrera, tú
tampoco debes sentirlos por no caer en su trampa.
-Mantente firme. Si insiste, aplica la técnica del disco rallado. No permitas que te haga
sentir mal: es el o ella quien se comporta injustamente, no tú.
Problemas con los superiores.- Los jefes difíciles pertenecen a la categoría de "gente
más conflictiva" con la que puedes tener que tratar. El problema se agrava porque tienen
en su mano tu carrera y, por ello, temes contrariarles.
En los siguientes e-mails vamos a tratar las diferentes tipologías de jefes problemáticos
que existen. El primero de ellos es el siguiente:
-El jefe que nunca te apoya: Suele ser amable y afable y acostumbra a tener un buen
carácter. Pero cuando necesitas que tome una decisión, se escabulle, te ignora o
simplemente desaparece.
Soluciones:
-Si le pides una opinión sincera sobre tu desempeño, no hará ninguna crítica para no
incomodarte. Lo único que lograrás es que te asegure una y mil veces que todo está
bien. Si sospechas que hay algún problema, plantea la pregunta de otro modo: "¿Qué
cree que podría hacer para mejorar mi trabajo?". Contestar a esta pregunta le hará
sentirse útil en lugar de hiriente.
-Si tu jefe te contesta con evasivas, puedes dar por sentado que hay algún
problema. Este tipo de jefe comentará mejor el problema si lo planteas como algo
evidente.
-En el caso de el jefe sea un indeciso que tiende a postergar eternamente la toma de una
decisión, compórtate como si fueses una especie de asesor extra oficial y ayúdale a dar
con la solución. O, si es posible, toma tú la decisión. Comenta el problema y di algo del
estilo: "Es una gran idea. Le diré lo que yo haría...".
-Nunca presiones demasiado a esta clase de jefes. Al sentirse contra las cuerdas,
tienden a tomar una decisión al azar, sin importar si es o no la más indicada, por no
volver a oírte.
Problemas que nacen en tu equipo- Como jefe, seguro que sabes que, por experto que
seas en el trato con personas difíciles, no es posible evitar los conflictos cuando
personas no expertas se relacionan entre ellas. Los conflictos del equipo te conciernen
aunque no formes parte de ellos. Es más, un problema así podría entorpecer el
trabajo de todos y suponer una importante pérdida de tiempo.
Soluciones:
Lo primero es reconocer que en los equipos con un buen líder surgen menos conflictos
que en los mal dirigidos. En ese sentido, cuanto mejor hagas tu trabajo, más sencillo
será mantener la paz. Algunas claves para conseguir que el equipo trabaje contento son
las siguientes:
-Asegúrate de que todos realicen un trabajo que les resulte agradable y se ajuste a su
formación.
-Da un trato cordial a los empleados y hazles saber que pueden hablar contigo si tienen
un problema.
-Comprueba que estén motivados.
-Procura que los miembros de tu equipo conozcan el objetivo de su puesto y del
conjunto del equipo.
-Si un miembro del equipo está estresado, haz lo posible para ayudarle a relajarse.
Todos estos son habilidades esenciales que todo buen jefe posee. Sin embargo, hasta el
mejor equipo sufre, de vez en cuando, un conflicto. Lo que debes hacer entonces es:
-Mantén una conversación distendida e informal sobre el asunto con los empleados
implicados; busca un momento en el que nadie tenga prisa.
-Deja claro desde el principio que tu trabajo consiste en ayudar al equipo a cumplir sus
objetivos con la mayor eficacia posible.
-Pregúntales si te aceptan como mediador y defiende tu convicción de que hablando
llegarán a un entendimiento, pero pídeles que se comprometan a aceptar tu decisión en
el caso de que no lleguen a un acuerdo.
-Intervén lo menos posible en la conversación. A ser posible sólo para recordarles las
reglas.
-No permitas que la reunión termine sin que lleguen a un acuerdo
Existe algo peor que un choque entre personalidades entre dos miembros de un equipo y
es cuando éste se divide en facciones.
-La lucha por el poder: son más difíciles de manejar y en ellas las facciones se agrupan
en torno a dos cabezas bien visibles. Para solucionarlo: esta situación sólo se da si los
dos líderes avanzan en direcciones opuestas, así que debes lograr que vuelvan a
funcionar como un equipo, con metas y objetivos comunes. Procura citar a los dos
líderes para que comenten sus diferencias, pero muéstrate firme y seguro de ti mismo
con ambos y enséñales que el equipo no se habría dividido a no ser por su ambición.
Personas solitarias: ten en cuenta que son poco dadas a trabajar en equipo. Parecen
distantes y eso, a menudo, tiene un efecto negativo sobre el equipo, que se traduce en
una reducción del libre intercambio de ideas.
Soluciones:
-Ten en cuenta que no les vas a cambiar, procura adaptarte a ellas. Concédeles la
intimidad que necesitan.
-Muchas veces, este tipo de personas prefieren rehuir el cara a cara; utiliza siempre que
puedas el teléfono.