Cuadernillo Diagnostico Redes Culturales

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REDES CULTURALES II

Etapa Diagnóstica

Equipo docente: Alicia Alessandra,


Estela Di Lorenzo, Pablo Doti y Graciela
Romano

2023
1
La Mitología griega está formada por un conjunto de relatos que provienen de la religión
de esta antigua civilización del Mediterráneo oriental.

Los dioses del panteón griego adoptaban figuras humanas y personificaban las fuerzas del
Universo; al igual que los hombres, los dioses helenos eran impredecibles, por eso unas
veces tenían un estricto sentido de la justicia y otras eran crueles y vengativos; su favor se
alcanzaba por medio de los sacrificios y de la piedad, pero estos procedimientos no eran
siempre efectivos puesto que los dioses eran muy volubles.

Esta Mitología comparte una estrecha similitud con la mitología romana, en cuanto a los
nombres de varios dioses y personajes de importancia. También se relacionan en
cuanto a la parte mitológica de la religión; creencias, tradiciones y todo lo ligado o
referente a Mitología.

Te proponemos compartir un mito:

Atalanta e Hipómenes , los leones del carro de Cibeles.

Atalanta era hija de Clímene y dependiendo de la versión, de Yaso o de Esqueneo. Cuando


era una niña, fue abandonada por su padre en las montañas, ya que deseaba un hijo
varón. Fue criada por unos cazadores y la amamantó una osa. Se educó rodeada de la
naturaleza, por lo que consiguió desarrollar grandes habilidades físicas,
especialmente una gran velocidad en las carreras y una notable habilidad para la caza.
Gracias a estas aptitudes conseguía huir de los centauros que la perseguían e incluso logró
herir al jabalí de Calidón.

2
Cuando creció y se convirtió en una mujer, se volvió una seguidora de Diana, la diosa del
mundo salvaje y la naturaleza. Prefería vivir sola y por eso recorría feliz los umbrosos
bosques y los campos soleados. El dios Apolo estaba de acuerdo con la forma que Atalanta
había escogido.
-Nunca deberías casarte-le dijo un día. Si lo haces, seguramente perderás tu identidad. A
pesar de su decisión de nunca contraer matrimonio, muchos pretendientes intentaron
conquistarla, porque cuando los hombres la veían correr por los campos y florestas,
quedaban impresionados por su belleza y su gracia, pero ella mostraba poco interés en
el matrimonio. Este temor se acrecentaba debido a que un oráculo le había asegurado
que si se casaba tendría un final funesto. Disgustada por las molestias que los
hombres le causaban, ideó un plan para alejarlos.
-¡Desafío a competir en una carrera a quien quiera casarse conmigo!-anunció al diario
tropel que la acosaba-.
Su padre no dejaba de presionarla, así que accedió a casarse con aquel que le ganase en
una carrera, ya que estaba segura de que nadie podría vencerla.
Sin embargo, el padre de Atalanta le había ocultado que había prometido a todo el que
participara que a quien no lo consiguiese le mataría. Muchos fallecieron en el intento, algo
que amedrentó a muchos pretendientes.

3
Sin embargo, surgió un joven extranjero que decidió aceptar el reto. Era Hipómenes,
descendiente del dios Poseidón. Este planeó una estrategia para conseguir desposarla.
Llegó a un acuerdo con Afrodita, que le consiguió tres manzanas del jardín de las
Hespérides, que eran doradas.

Cuando comenzó la carrera, cada vez que Atalanta conseguía adelantarle, le arrojaba una
manzana. Ella, asombrada por su encanto, se detenía para recogerla y admirarla,
oportunidad que aprovechaba Hipómenes para adelantarla. Tras hacer esto tres
veces, consiguió ganar la carrera. Finalmente contrajeron matrimonio. De hecho, Atalanta se
entregó a su esposo de buen grado, ya que había quedado impresionada por la
gran inteligencia de su pretendiente.

Habiendo ganado a Atalanta como esposa, Hipómenes cometió un terrible error: olvidó
ofrecer a Afrodita dádivas como agradecimiento por haberle ayudado. Enfurecida por
su ingratitud, la diosa del amor y la belleza llamó en su ayuda a Artemisa, la diosa de la
luna, y le pidió que castigara a los jóvenes.

Una vez casados, decidieron unirse carnalmente en un templo. Según la versión, el dios
difiere. Una teoría dice que fue en el templo de Zeus, y que éste decidió cumplir el
augurio del oráculo. La otra versión dice que fue en el de Deméter, también
conocida como Ceres o Cibeles, y que esta decidió castigarles por el
atrevimiento.

Fue así que esa misma noche sus cuerpos comenzaron a experimentar grandes cambios y
se transformaron lentamente en dos poderosos leones.

Cuando se despertaron a la madrugada, comenzaron a rugir y no tuvieron más remedio


que salir a cazar para poder subsistir. A partir de entonces, Atalanta e Hipómenes vivieron
juntos para siempre en las profundidades del bosque convertidos en leones y dominados

4
por la luna y fueron condenados a tirar del carro de Cibeles, diosa de la
agricultura, por toda la eternidad.

Adaptación basada en M.P.Osborne, Los Mitos Griegos (Bogotá, Colombia, Ed.Norma S.A.,
1985).

Actividades:

1- Preguntas de apertura:

1.1- ¿Qué rasgos llaman la atención en el carácter de


Atalanta?

1.2-¿Qué situaciones te parecen extrañas en el relato?

2- Preguntas de seguimiento:

2.1-¿Cómo era la vida de Atalanta y de Hipómenes antes de conocerse?

2.2- ¿Cuál era el verdadero motivo por el cual la joven se atrevía a

desafiar a los varones en las carreras?


2.3- Observá la etimología del término y luego explicá qué les
sucedió a los jóvenes ante el desagradecimiento que provocó una ofensa
en la diosa.

Gracias: palabra que usamos a diario en señal de buena educación, proviene del vocablo
latino gratia, que originalmente significaba “honra o alabanza dedicada a otro sin más
razón”. Luego pasó a emplearse para expresar reconocimiento por un favor recibido.
3- Comentarios de cierre:

3.1- Investigá la relación entre este mito y la fuente de la Cibeles ubicada en


Madrid.

3.2- Elaborá un cuadro comparativo donde señales semejanzas y


diferencias entre Atalanta y la diosa Diana, con quien la comparan.

3.3- Elegí dos de los conceptos presentes en el texto y justificá:

cambios de identidad – espíritu conquistador–agradecimiento e ingratitud – premio y

castigo –orgullo, vanidad y destreza - astucia -independencia femenina -

enamoramiento.

5
La FLOR DE LIROLAY

El cacique1 Kunchu estaba desolado.


Ya no podía admirar los colores del atardecer que tanto le gustaban. Tampoco le
era ya posible descubrir, por el tono del río, si ese verano iba a crecer enfurecido o
simplemente se quedaría ahí, en su cauce, echado como un niño con sueño. Desde
que había perdido la vista, nada valía la pena para él. Nada, salvo sus tres hijos: Jhomis,
Menate y Lecko, que ya eran mozos.

El accidente no había tenido características extravagantes. Una mañana, Kunchu se


despertó con sed. Fue hasta el arroyo para lavarse la cara y tomar agua, pero perdió el
equilibrio antes de pisar la orilla y se cayó. Al ponerse de pie, y sin haber experimentado
ningún tipo de dolor, notó que las cosas del mundo se le apagaban como si una nube gris se
las hubiera tragado. Los colores y los bordes de las plantas, la luz del cielo y las formas de las
piedras, todo se le fue desdibujando hasta que sus ojos quedaron totalmente a oscuras.
Gritó pidiendo ayuda. Jhomis y Menate, que eran gemelos, no lo oyeron, porque
todavía dormían; pero Lecko, su hijo menor, que siempre estaba alerta, escuchó el
llamado y corrió hasta el arroyo. Pasando el brazo del cacique por sobre su hombro,
se dio maña para conducirlo de vuelta a casa.

—¿Es verdad que se ha vuelto negro el día, hijo? —preguntó Kunchu.


Lecko, más desconcertado que su padre, le respondió que no, que únicamente
él lo veía todo sin luz. Con enorme pena, el cacique comprendió que aquello debía
ser obra de un hechizo… A pesar de que él era equitativo y bueno con su pueblo,
ya tenía edad suficiente como para saber que en el corazón de algunos nunca faltan
las envidias ni los rencores.

Pasaron los días. El anciano cacique se sentía inútil y torpe. Y le pesaba el temor de
que su gente se hallara a la deriva por causa de esa penosa ceguera.
Una tarde, un sabio chamán2 que andaba errando por los caminos del Chaco,3 se
acercó a la casa de Kunchu y le dijo:
—Sé que estás ciego, señor, y sé también qué es lo que puede devolverte la vista.
Al cacique se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Hay una flor milagrosa —siguió el chamán—. Es la flor de lirolay. Blanca como las
nubes que ya no ves, señor, y con pétalos largos como el número de tus días.
—¿Y dónde puedo encontrarla? —preguntó Kunchu.

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—Eso te será imposible, porque estás ciego, señor. Incluso al que tenga vista le costará
encontrarla. Solo puedo decirte que esa flor crece al norte, allí donde un río
abandonó el rumbo y otro río se lo robó —fue la enigmática respuesta.

Kunchu sabía que en su pueblo no había jóvenes más valientes ni más fuertes que
sus tres hijos. Les pidió, entonces, que fueran hacia el norte en busca de la flor de
lirolay, con la promesa de que haría cacique al que fuera capaz de traérsela.
Jhomis y Menate se entusiasmaron, más por la posibilidad de quedarse con el
poder de Kunchu que por la de devolverle la vista. Lecko, en cambio, partió lleno de
esperanzas de encontrar el remedio para su padre.
Los tres hermanos caminaron día y noche, sin éxito. Atravesaron pueblos,
vadearon ríos, soportaron lluvias persistentes y un sol que a veces parecía puro fuego.
Al cabo de varias jornadas, Jhomis y Menate se sintieron agotados y,
aprovechando que justo pasaban por un caserío bastante poblado, decidieron
quedarse un par de días para descansar… Total, tenían tiempo de sobra. Lecko no se
opuso a la decisión de sus hermanos mayores; pero él prefirió seguir camino.
—Voy a volver a buscarlos —les dijo—. No se preocupen por mí.
El más joven de los hijos de Kunchu no podía esperar ni un minuto sabiendo que su
padre estaba triste hasta lo más hondodel alma y cada día que pasaba era un martirio
para él.

Unos kilómetros más al norte, antes de llegar a una aguada,4Lecko se encontró con
una vieja que lloraba recostada contra un tronco seco.
—¿Qué pasa, señora? ¿Por qué siente pena? —le preguntó.
—Es que no puedo cruzar la aguada —murmuró ella—. Antes era joven y podía;
pero ahora ya no me dan las fuerzas,
¿has visto?
Sin pensarlo ni un instante, el joven alzó a la mujer y la llevó en brazos hasta la otra
orilla.
En cuanto pisaron tierra firme, la vieja le dijo:
—Vos sos Lecko y yo voy a darte la flor de lirolay… Porque sos bueno y querés a tu
padre más que a tu propia vida.
Él la miró lleno de desconcierto.
Entonces, la vieja sacó de entre sus ropas una bolsa tejidacon lanas de muchos
colores. Y metiendo la mano en la bolsaextrajo una flor blanca, de pétalos alargados, y
se la entregó. Sin dar tiempo a que el muchacho le preguntara quién era o qué hacía allí,
la mujer desapareció.
Aunque estaba sorprendido por lo que le había pasado, Lecko no perdió tiempo
en tratar de encontrar explicaciones. Se puso la flor en el cinto y se dirigió de vuelta al
poblado en donde habían quedado sus hermanos, para darles la buena nueva.
Cuando llegó, encontró a Jhomis y Menate borrachos, echados a la vera del camino.

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—Volvamos a casa —les dijo—. Ya tengo lo que veníamos a buscar.

Los gemelos intercambiaron miradas de desconfianza. Pero en cuanto Lecko sacó


de su cinto la flor, los dos comprendieron que el muchacho no mentía.
Se alejaron de él recelosos. Jhomis le dijo a Menate:
—No es justo, hermano, nosotros somos los mayores. La flor debería ser nuestra
y no de ese tonto. Además, ¿te das cuenta de que, si él es quien la lleva, va a heredar
todo? ¿Sabés lo que eso significaría para nosotros?
Menate, a quien la cabeza le daba vueltas como un molinete, solo atinó a
responder:
—Sí, mejor se la robamos.
—No —dijo el otro—. Si se la robamos, tarde o temprano le va a ir con el cuento al
viejo. Hay que matarlo a Lecko, si queremos salirnos con la nuestra.
A los gemelos no les costó demasiado reducir a Lecko y sacarle la flor de lirolay.
Le pegaron un golpe en la cabeza y lo enterraron en medio de un monte5 lo
suficientemente alejado de cualquier caserío. Ni siquiera le pusieron una pila de piedras
para saber dónde estaba sepultado. Así de malos eran Jhomis y Menate.

Nadie puede imaginar lo grande que fue la tristeza de Kunchu al enterarse de que solo
dos de sus hijos volvían de la expedición. Y, aunque —tal como le había dicho el
chamán— efectivamente recuperó la vista al frotarse los ojos con la flor de lirolay, no
podía hallar consuelo pensando que a su querido Lecko lo había matado el
yaguareté.6 Porque esa fue la mentira que le habían hecho creer los dos mayores.
Mientras tanto, Jhomis y Menate, en su nuevo papel de amos y señores del
pueblo, hacían y deshacían asuntos a su puro gusto. La gente estaba cada vez más
descontenta; pero a Kunchu, más que eso, le dolía la ausencia de Lecko, el único que
siempre lo había comprendido y ayudado.

Una tarde, lejos de ahí, en el corazón del monte, un hachero, cansado de tanto
trabajar, se echó a dormir debajo de un mistol.7 Cosa rara en esos lados, se levantó
una brisa suave que parecía una música… Y cosa más sorprendente todavía, las ramas
del mistol, al moverse, se pusieron a cantar:

No te duermas hacherito ni me quieras cortar…


¡Lo que hicieron mis hermanos por la flor de lirolay!

El hachero pegó un salto y corrió a contarle a su esposa lo que le había pasado.

Y esa misma nochecita, cuando la mujer del hachero fue por agua al río, se lo contó
a una vecina.

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Y la vecina se lo contó a las comadres junto al fogón.
Y las comadres se lo contaron a otras personas, y esas personas a otras, de modo
que a las pocas semanas, todo el mundo sabía lo que cantaba el mistol.
Fue así como la noticia llegó hasta Kunchu, que enseguida se dio cuenta de lo que
pasaba, porque siempre en su corazón había sabido que la historia del yaguareté era
una tremenda mentira.
Con una gran comitiva, el cacique fue hasta la casa del hachero y le pidió que lo
guiara al monte, para buscar el mistol que cantaba.
Y cuando estuvieron frente al hermoso árbol, nuevamente se levantó la brisa
como por arte de magia, y todos escucharon lo que cantaban las ramas del mistol:

Padre mío, has llegado, pena en mi pecho hay…


¡Lo que hicieron mis hermanos por la flor de lirolay!

Kunchu, que a esta altura ya estaba convencido de que su hijo menor no había
muerto, ordenó a sus sirvientes que cavaran un pozo en el mismo lugar en donde se
levantaba el árbol cantor. Y, en cuanto la tierra se abrió bajo las palas, descubrieron
que Lecko estaba vivo y en perfecto estado de salud, solo que un poco embarrado.

La vuelta al pueblo estuvo llena de festejos, y Kunchu abrazó a su hijo durante todo
el trayecto. Se organizaron celebraciones en homenaje al valiente y generoso Lecko,
que desde el día en que pisó de nuevo su viejo pueblo, fue nombrado cacique con todos
los honores.
Jhomis y Menate, que aguardaban temerosos la llegada de su hermano, se
acobardaron creyendo que Lecko iba a vengarse de ellos… Se ve que no lo conocían bien:
Lecko era noble y bueno y, lejos de castigar a los gemelos, les dio riquezas y tranqui-
lidad para que pudieran vivir felices y sin problemas el resto de sus vidas.
Y así fue como, además de la vista, Kunchu recuperó su propia felicidad y la de
todo su pueblo.

1 Cacique: persona de mayor autoridad en una comunidad aborigen.


2 Chamán: hechicero al que se supone dotado de poderes sobrenaturales para sanar a
los enfermos, adivinar, invocar a los espíritus, etcétera.
3 Chaco: aquí, referido al Chaco salteño, extensa región que abarca parte de las
provincias de Salta, Jujuy, Formosa, Santiago del Estero, Chaco, Tucumán y Santa Fe.
4 Aguada: extensión de aguas que inunda total o parcialmente las labores de un campo.
5 Monte: tierra sin cultivar, cubierta de árboles, arbustos y matorrales.
6 Yaguareté: felino americano de hasta dos metros de longitud y unos 80 cm de alzada,
pelaje de color amarillo dorado con manchas en forma de anillos negros, y garganta y vientre
blanquecinos.
7 Mistol: árbol cuyo tronco alcanza los 15 metros de altura, posee ramas muy abundantes,
rígidas y espinosas, flores pequeñas y un fruto castaño con el que se suele elaborar arrope y
otros alimentos. Se utiliza también con fines medicinales.

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Comprobación de lectura
Lean las acciones de la lista y luego numérenlas del 1 al 12 según el orden que
tienen en la leyenda.

• La mujer del hachero le cuenta a una vecina lo que le pasó a su marido.


• Lecko encuentra a Jhomis y Menate borrachos.
• Lecko ayuda a la anciana a cruzar la aguada.
• Kunchu recupera la vista.
• Los hijos de Kunchu parten rumbo al norte en busca de la flor
de lirolay.
• El hachero escucha el canto de las ramas del mistol.
• Lecko perdona a sus hermanos.
• Kunchu sufre una caída y queda ciego.
• La anciana le da a Lecko la flor de lirolay.
• Kunchu manda cavar un pozo al pie del mistol y allí encuentra
a Lecko.
• Jhomis y Menate deciden matar a Lecko para sacarle la flor de lirolay.
• Un chamán le revela a Kunchu que la flor de lirolay lo curará
de la ceguera.

Actividades de comprensión y análisis

Las acciones de una narración se estructuran en tres momentos principales:


la situación inicial, en la que se presenta a los personajes, el lugar y el
momento en que sucede la historia; el conflicto o nudo, momento en el cual
se plantea y se desarrolla un problema; y el desenlace, que es la parte del
relato en la que se resuelve el conflicto.

a) Marquen en la leyenda las tres partes que conforman su estructura.


b) Propongan un criterio para subdividir el conflicto o nudo en distintos momentos.

En las tradiciones rurales, se reconocen diversas hierbas con pro-


piedades medicinales. Averigüen el nombre de por lo menos cinco
plantas medicinales conocidas en el lugar donde ustedes viven y
completen el cuadro escribiendo en una columna el nombre de la planta
y, en otra, las propiedades que posee, en la tercera columna hagan un
dibujo de la planta o peguen una foto. Además, completen la columna
de propiedades del Tilo. Por ejemplo:

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Planta Propiedades ¿Cómo es?

Manzanilla favorece la digestión

Tilo

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Inventamos un mito
Aunque parece que la ciencia y los avances tecnológicos ya pueden explicarlo todo, te
proponemos que dejes volar tu imaginación y que inventes, a la manera de los pueblos de la
antigüedad, una historia mítica -en la que intervengan dioses, héroes y seres fabulosos-
sobre el origen de algún elemento.

UN PLAN DE ESCRITURA
1. Elegí uno de estos elementos: el sol, un río,
las estrellas, las estaciones, o cualquier otro
que quieras y anótalo

2. Decidí qué divinidad de la antigüedad clásica


o aborigen puede haber intervenido en la Nombre de la divinidad: ………………………………
creación del elemento que elegiste
Pueblo al que protege: ……………………………….

Datos de la familia, si la posee: ……………………..

 Con la información que encuentres ………………………………………………………….


en una enciclopedia o en internet,
completá los otros datos de la ficha. Lugar donde reside: …………………………………..

Características físicas: ……………………………….

Poderes especiales: ………………………………….

Cosas que le gustan o le agradan: …………………

………………………………………………………….

Cosas que sus seguidores hacen para obtener su

protección: ……………………………………………

3. Explicá las razones por las que fue


creado el elemento que elegiste
y completá. El dios / la diosa …………………… creó…………….

……….. porque ………………………………………


4. ¡Ahora, a escribir el mito! Imaginá cómo será
y porque……………………………………………….
tu historia y redactá primero un borrador,
incorporando todos los datos que ya
………………. . También para que ………………….
buscaste.
…………………………………………………………..
 Releé muy bien esta primera versión,
corregí la ortografía y la puntuación y
cambiá todo lo que quieras para …………………………………………………………..
mejorarla.

5. Intercambiá la historia con tus compañeros


para que te den sus opiniones y, después,
ya podés pasarla a limpio

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