Cuadernillo Diagnostico Redes Culturales
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Etapa Diagnóstica
2023
1
La Mitología griega está formada por un conjunto de relatos que provienen de la religión
de esta antigua civilización del Mediterráneo oriental.
Los dioses del panteón griego adoptaban figuras humanas y personificaban las fuerzas del
Universo; al igual que los hombres, los dioses helenos eran impredecibles, por eso unas
veces tenían un estricto sentido de la justicia y otras eran crueles y vengativos; su favor se
alcanzaba por medio de los sacrificios y de la piedad, pero estos procedimientos no eran
siempre efectivos puesto que los dioses eran muy volubles.
Esta Mitología comparte una estrecha similitud con la mitología romana, en cuanto a los
nombres de varios dioses y personajes de importancia. También se relacionan en
cuanto a la parte mitológica de la religión; creencias, tradiciones y todo lo ligado o
referente a Mitología.
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Cuando creció y se convirtió en una mujer, se volvió una seguidora de Diana, la diosa del
mundo salvaje y la naturaleza. Prefería vivir sola y por eso recorría feliz los umbrosos
bosques y los campos soleados. El dios Apolo estaba de acuerdo con la forma que Atalanta
había escogido.
-Nunca deberías casarte-le dijo un día. Si lo haces, seguramente perderás tu identidad. A
pesar de su decisión de nunca contraer matrimonio, muchos pretendientes intentaron
conquistarla, porque cuando los hombres la veían correr por los campos y florestas,
quedaban impresionados por su belleza y su gracia, pero ella mostraba poco interés en
el matrimonio. Este temor se acrecentaba debido a que un oráculo le había asegurado
que si se casaba tendría un final funesto. Disgustada por las molestias que los
hombres le causaban, ideó un plan para alejarlos.
-¡Desafío a competir en una carrera a quien quiera casarse conmigo!-anunció al diario
tropel que la acosaba-.
Su padre no dejaba de presionarla, así que accedió a casarse con aquel que le ganase en
una carrera, ya que estaba segura de que nadie podría vencerla.
Sin embargo, el padre de Atalanta le había ocultado que había prometido a todo el que
participara que a quien no lo consiguiese le mataría. Muchos fallecieron en el intento, algo
que amedrentó a muchos pretendientes.
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Sin embargo, surgió un joven extranjero que decidió aceptar el reto. Era Hipómenes,
descendiente del dios Poseidón. Este planeó una estrategia para conseguir desposarla.
Llegó a un acuerdo con Afrodita, que le consiguió tres manzanas del jardín de las
Hespérides, que eran doradas.
Cuando comenzó la carrera, cada vez que Atalanta conseguía adelantarle, le arrojaba una
manzana. Ella, asombrada por su encanto, se detenía para recogerla y admirarla,
oportunidad que aprovechaba Hipómenes para adelantarla. Tras hacer esto tres
veces, consiguió ganar la carrera. Finalmente contrajeron matrimonio. De hecho, Atalanta se
entregó a su esposo de buen grado, ya que había quedado impresionada por la
gran inteligencia de su pretendiente.
Habiendo ganado a Atalanta como esposa, Hipómenes cometió un terrible error: olvidó
ofrecer a Afrodita dádivas como agradecimiento por haberle ayudado. Enfurecida por
su ingratitud, la diosa del amor y la belleza llamó en su ayuda a Artemisa, la diosa de la
luna, y le pidió que castigara a los jóvenes.
Una vez casados, decidieron unirse carnalmente en un templo. Según la versión, el dios
difiere. Una teoría dice que fue en el templo de Zeus, y que éste decidió cumplir el
augurio del oráculo. La otra versión dice que fue en el de Deméter, también
conocida como Ceres o Cibeles, y que esta decidió castigarles por el
atrevimiento.
Fue así que esa misma noche sus cuerpos comenzaron a experimentar grandes cambios y
se transformaron lentamente en dos poderosos leones.
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por la luna y fueron condenados a tirar del carro de Cibeles, diosa de la
agricultura, por toda la eternidad.
Adaptación basada en M.P.Osborne, Los Mitos Griegos (Bogotá, Colombia, Ed.Norma S.A.,
1985).
Actividades:
1- Preguntas de apertura:
2- Preguntas de seguimiento:
Gracias: palabra que usamos a diario en señal de buena educación, proviene del vocablo
latino gratia, que originalmente significaba “honra o alabanza dedicada a otro sin más
razón”. Luego pasó a emplearse para expresar reconocimiento por un favor recibido.
3- Comentarios de cierre:
enamoramiento.
5
La FLOR DE LIROLAY
Pasaron los días. El anciano cacique se sentía inútil y torpe. Y le pesaba el temor de
que su gente se hallara a la deriva por causa de esa penosa ceguera.
Una tarde, un sabio chamán2 que andaba errando por los caminos del Chaco,3 se
acercó a la casa de Kunchu y le dijo:
—Sé que estás ciego, señor, y sé también qué es lo que puede devolverte la vista.
Al cacique se le llenaron los ojos de lágrimas.
—Hay una flor milagrosa —siguió el chamán—. Es la flor de lirolay. Blanca como las
nubes que ya no ves, señor, y con pétalos largos como el número de tus días.
—¿Y dónde puedo encontrarla? —preguntó Kunchu.
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—Eso te será imposible, porque estás ciego, señor. Incluso al que tenga vista le costará
encontrarla. Solo puedo decirte que esa flor crece al norte, allí donde un río
abandonó el rumbo y otro río se lo robó —fue la enigmática respuesta.
Kunchu sabía que en su pueblo no había jóvenes más valientes ni más fuertes que
sus tres hijos. Les pidió, entonces, que fueran hacia el norte en busca de la flor de
lirolay, con la promesa de que haría cacique al que fuera capaz de traérsela.
Jhomis y Menate se entusiasmaron, más por la posibilidad de quedarse con el
poder de Kunchu que por la de devolverle la vista. Lecko, en cambio, partió lleno de
esperanzas de encontrar el remedio para su padre.
Los tres hermanos caminaron día y noche, sin éxito. Atravesaron pueblos,
vadearon ríos, soportaron lluvias persistentes y un sol que a veces parecía puro fuego.
Al cabo de varias jornadas, Jhomis y Menate se sintieron agotados y,
aprovechando que justo pasaban por un caserío bastante poblado, decidieron
quedarse un par de días para descansar… Total, tenían tiempo de sobra. Lecko no se
opuso a la decisión de sus hermanos mayores; pero él prefirió seguir camino.
—Voy a volver a buscarlos —les dijo—. No se preocupen por mí.
El más joven de los hijos de Kunchu no podía esperar ni un minuto sabiendo que su
padre estaba triste hasta lo más hondodel alma y cada día que pasaba era un martirio
para él.
Unos kilómetros más al norte, antes de llegar a una aguada,4Lecko se encontró con
una vieja que lloraba recostada contra un tronco seco.
—¿Qué pasa, señora? ¿Por qué siente pena? —le preguntó.
—Es que no puedo cruzar la aguada —murmuró ella—. Antes era joven y podía;
pero ahora ya no me dan las fuerzas,
¿has visto?
Sin pensarlo ni un instante, el joven alzó a la mujer y la llevó en brazos hasta la otra
orilla.
En cuanto pisaron tierra firme, la vieja le dijo:
—Vos sos Lecko y yo voy a darte la flor de lirolay… Porque sos bueno y querés a tu
padre más que a tu propia vida.
Él la miró lleno de desconcierto.
Entonces, la vieja sacó de entre sus ropas una bolsa tejidacon lanas de muchos
colores. Y metiendo la mano en la bolsaextrajo una flor blanca, de pétalos alargados, y
se la entregó. Sin dar tiempo a que el muchacho le preguntara quién era o qué hacía allí,
la mujer desapareció.
Aunque estaba sorprendido por lo que le había pasado, Lecko no perdió tiempo
en tratar de encontrar explicaciones. Se puso la flor en el cinto y se dirigió de vuelta al
poblado en donde habían quedado sus hermanos, para darles la buena nueva.
Cuando llegó, encontró a Jhomis y Menate borrachos, echados a la vera del camino.
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—Volvamos a casa —les dijo—. Ya tengo lo que veníamos a buscar.
Nadie puede imaginar lo grande que fue la tristeza de Kunchu al enterarse de que solo
dos de sus hijos volvían de la expedición. Y, aunque —tal como le había dicho el
chamán— efectivamente recuperó la vista al frotarse los ojos con la flor de lirolay, no
podía hallar consuelo pensando que a su querido Lecko lo había matado el
yaguareté.6 Porque esa fue la mentira que le habían hecho creer los dos mayores.
Mientras tanto, Jhomis y Menate, en su nuevo papel de amos y señores del
pueblo, hacían y deshacían asuntos a su puro gusto. La gente estaba cada vez más
descontenta; pero a Kunchu, más que eso, le dolía la ausencia de Lecko, el único que
siempre lo había comprendido y ayudado.
Una tarde, lejos de ahí, en el corazón del monte, un hachero, cansado de tanto
trabajar, se echó a dormir debajo de un mistol.7 Cosa rara en esos lados, se levantó
una brisa suave que parecía una música… Y cosa más sorprendente todavía, las ramas
del mistol, al moverse, se pusieron a cantar:
Y esa misma nochecita, cuando la mujer del hachero fue por agua al río, se lo contó
a una vecina.
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Y la vecina se lo contó a las comadres junto al fogón.
Y las comadres se lo contaron a otras personas, y esas personas a otras, de modo
que a las pocas semanas, todo el mundo sabía lo que cantaba el mistol.
Fue así como la noticia llegó hasta Kunchu, que enseguida se dio cuenta de lo que
pasaba, porque siempre en su corazón había sabido que la historia del yaguareté era
una tremenda mentira.
Con una gran comitiva, el cacique fue hasta la casa del hachero y le pidió que lo
guiara al monte, para buscar el mistol que cantaba.
Y cuando estuvieron frente al hermoso árbol, nuevamente se levantó la brisa
como por arte de magia, y todos escucharon lo que cantaban las ramas del mistol:
Kunchu, que a esta altura ya estaba convencido de que su hijo menor no había
muerto, ordenó a sus sirvientes que cavaran un pozo en el mismo lugar en donde se
levantaba el árbol cantor. Y, en cuanto la tierra se abrió bajo las palas, descubrieron
que Lecko estaba vivo y en perfecto estado de salud, solo que un poco embarrado.
La vuelta al pueblo estuvo llena de festejos, y Kunchu abrazó a su hijo durante todo
el trayecto. Se organizaron celebraciones en homenaje al valiente y generoso Lecko,
que desde el día en que pisó de nuevo su viejo pueblo, fue nombrado cacique con todos
los honores.
Jhomis y Menate, que aguardaban temerosos la llegada de su hermano, se
acobardaron creyendo que Lecko iba a vengarse de ellos… Se ve que no lo conocían bien:
Lecko era noble y bueno y, lejos de castigar a los gemelos, les dio riquezas y tranqui-
lidad para que pudieran vivir felices y sin problemas el resto de sus vidas.
Y así fue como, además de la vista, Kunchu recuperó su propia felicidad y la de
todo su pueblo.
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Comprobación de lectura
Lean las acciones de la lista y luego numérenlas del 1 al 12 según el orden que
tienen en la leyenda.
10
Planta Propiedades ¿Cómo es?
Tilo
11
Inventamos un mito
Aunque parece que la ciencia y los avances tecnológicos ya pueden explicarlo todo, te
proponemos que dejes volar tu imaginación y que inventes, a la manera de los pueblos de la
antigüedad, una historia mítica -en la que intervengan dioses, héroes y seres fabulosos-
sobre el origen de algún elemento.
UN PLAN DE ESCRITURA
1. Elegí uno de estos elementos: el sol, un río,
las estrellas, las estaciones, o cualquier otro
que quieras y anótalo
………………………………………………………….
protección: ……………………………………………
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