Lesiones Deportivas-Fracturas

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LESIONES DEPORTIVAS

Primera parte:Fracturas
Una fractura es una solución de continuidad de la sustancia ósea. Dicho con otras
palabras: es un cambio en la forma normal del hueso como consecuencia de la aplicación
sobre el mismo de una fuerza superior a la que éste puede resistir. Dentro de la categoría
de fracturas incluimos tanto las fracturas de alta conminución como las pequeñas fisuras
apenas perceptibles.

¿Qué causa una rotura en un hueso?


Las causas para que un hueso se rompa pueden ser muy variadas. Los traumatólogos se
suelen referir a este hecho como mecanismo de producción de la fractura y, aunque
pueden ser innumerables, normalmente se pueden encuadrar dentro de una de estas cuatro
categorías:

• Traumatismo directo: La causa de la rotura es un impacto que incide directamente


sobre el punto fracturado. Ejemplo: un martillazo en un dedo.
• Traumatismo indirecto: La fractura se produce a una cierta distancia de la fuerza
que la origina. Ejemplo: al caer, el individuo apoya la mano, pero se fractura el
hombro.
• Fractura patológica: Se producen por un debilitamiento del hueso debido a alguna
patología, por lo que el hueso se rompe incluso frente a fuerzas leves. Ejemplo:
paciente con cáncer óseo que ve como su estructura esquelética se debilita.
• Fractura por fatiga o estrés: Se originan por fuerzas que actúan sobre el hueso con
mucha frecuencia, pese a que puedan ser de baja intensidad relativa. Ejemplo:
fractura en un dedo del pie cuando un corredor entrena para una maratón.

Tipos de fractura en función de la violencia de la fuerza que las genera


• Fracturas de alta energía: Se producen ante la aplicación de una fuerza intensa y,
generalmente, momentánea. Suelen provocar una gran fragmentación en el hueso y
pueden tener afectación grave en las partes blandas que lo recubren. Ejemplo:
accidente de tráfico.
• Fracturas de baja energía: Se producen ante caídas casuales o gestos inadecuados
o repetitivos. Normalmente acontecen en personas de edad avanzada o mala calidad
ósea. Ejemplo: fractura de cadera por osteoporosis.

Tipos de fractura en función del daño a las partes blandas


• Fracturas cerradas: No existe comunicación entre el hueso y el exterior del cuerpo.
• Fracturas abiertas: Hay comunicación entre el hueso y el exterior; es decir, existe
una perforación de la piel y las partes blandas que llega hasta el hueso. Su severidad
es variable en función del grado de daño y el riesgo de infección es mucho mayor
que en las fracturas cerradas.

Síntomas
• Deformación de la zona.
• Hinchazón, hematoma o sangrado en la zona afectada.
• Entumecimiento y hormigueo.
• Movimiento limitado o incapacitado.
• Fiebre: en algún caso que aparece hematoma o sobreinfección.

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Trazo de una fractura


El trazo de una fractura es el patrón físico que sigue la rotura. Puede haber infinidad de
trazos de fractura, pero los más habituales son los que recogemos en esta imagen.

• Fractura transversa: El trazo es perpendicular al eje mayor del hueso.


• Fractura oblicua: El trazo tiene cierta inclinación sobre el eje mayor del hueso.
• Fractura en ala de mariposa: Es un trazo típico cuando se producen fuerzas de
doblado sobre el hueso. Presentan un fragmento intermedio con forma de cuña.
• Fractura espiroidea: Suelen ser consecuencia de fuerzas torsionales y el trazo va
en espiral alrededor del hueso.
• Fractura segmentaria: Son aquellas en las que un segmento óseo se queda
completamente aislado de los extremos. El mayor riesgo que presentan es la pérdida
de la irrigación sanguínea.
• Fractura conminuta: Cuando la fractura presenta múltiples fragmentos.
• Fractura parcelar: Se trata de roturas de partes no esenciales o estructurales del
hueso. Un ejemplo son las avulsiones, que se producen cuando una fuerza muscular
importante arranca la parte del hueso en que se ancla el músculo.
• Incurvación: No son habituales y se producen en niños. No se trata de una rotura
completa, sino de una deformación plástica del hueso.
• Fractura impactada: Ante una fuerza compresiva (y, sobre todo en zonas de hueso
esponjoso), los fragmentos quedan comprimidos entre ellos.
• Fractura en tallo verde: Propias de los niños, es una fractura incompleta del hueso,
con una forma que recuerda a la de una rama verde a medio romper.

Primeros auxilios
Como ya dijimos, una fractura hace referencia a un hueso quebrado. Esto requiere
atención médica. Si la fractura de un hueso se debe a un traumatismo o a una lesión grave,
llama al 911 o al número local de emergencias.
Además, solicita ayuda de emergencia si sucede lo siguiente:

• La persona no responde, no respira o no se mueve. Comienza a realizar RCP si la


persona no respira o si el corazón no late.

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• La persona tiene un sangrado intenso.


• Incluso aplicar presión suave o realizar movimientos no bruscos causa dolor.
• La extremidad o la articulación está deformada.
• El hueso perforó la piel.
• La extremidad del brazo o de la pierna lesionado, como un dedo del pie o de la mano,
está entumecido o tiene un color azulado.
• Sospechas que se fracturó un hueso del cuello, de la cabeza o de la espalda.

No muevas a la persona, excepto si es necesario para evitar más lesiones. Toma estas
medidas de inmediato mientras esperas ayuda médica:

• Detén cualquier sangrado. Aplica presión en la herida con una venda estéril, un
paño limpio o un pedazo de ropa limpia.
• Inmoviliza la zona lesionada. No intentes volver a alinear el hueso ni empujes hacia
adentro el hueso que se haya salido. Si recibiste capacitación sobre cómo entablillar
un hueso y no hay ayuda profesional disponible de inmediato, coloca una férula en la
zona superior e inferior de la fractura. Utilizar un material acolchado en las férulas
puede ayudar a reducir las molestias.
• Aplica compresas de hielo para limitar la hinchazón y ayudar a aliviar el
dolor. No apliques hielo directamente sobre la piel. Envuélvelo en una toalla, en un
pedazo de tela o en otro material.
• Ayuda a la persona si está en choque. Si la persona se siente mareada o tiene una
respiración entrecortada y rápida, recuéstala con la cabeza en una posición un poco
más baja que el tronco y, si es posible, levántale las piernas.

El papel del médico en el tratamiento de las fracturas

El papel del traumatólogo es colaborar con los procesos naturales buscando que esta
curación se consiga en el menor tiempo y del mejor modo posible. El objetivo final es
que el paciente retome su nivel de actividad anterior al traumatismo, evitando
complicaciones y secuelas.

Para ello, una vez que se ha producido la fractura, el traumatólogo tiene que seguir tres
etapas diferenciadas:

• Reducción: Se manipulan los fragmentos óseos para devolverlos a su posición


original. Puede ser cerrada (sin apertura quirúrgica del foco de fractura) o abierta
(con apertura). La primera tiene la ventaja de ser menos agresiva, si bien muchas
veces no es posible obtener una reducción estable o anatómicamente perfecta. El
abordaje quirúrgico del foco de fractura tiene la desventaja de ser más agresivo, pero
permite una reducción más anatómica y el control de fracturas que, de otro modo, no
se podrían devolver a su posición natural.
• Estabilización: Mantener estable la reducción en el tiempo. La estabilización se
puede obtener por medios no quirúrgicos (yeso o tracción) o quirúrgicos (clavos,
placas, tornillos, fijadores externos…). El método seleccionado depende de múltiples
factores.
• Rehabilitación: Devolver al segmento afectado su función con la mayor eficacia y
rapidez posible.

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Prevención

Mantener los huesos fuertes puede evitar una fractura. Para ello es imprescindible realizar
ejercicio de manera habitual, especialmente aquellos que impliquen saltar o correr. La dieta
también es importante; consumir calcio y vitamina D ayuda al desarrollo de los huesos y a su
fortalecimiento.

También es importante utilizar la equipación adecuada al realizar ejercicio: casco, coderas o


rodilleras pueden evitar que un hueso se rompa al caer o frente a un impacto fuerte.

Los niños corren más riesgo de sufrir una fractura al no tener los huesos completamente
desarrollados, por lo que también es importante que estos se mantengan en un entorno seguro
para evitar caídas que puedan tener consecuencias graves. Sin embargo, los niños tardan mucho
menos tiempo en recuperarse de una fractura que un adulto.

De la misma forma, las personas mayores son más propensas a sufrir una fractura por la
debilitación de sus huesos con el paso de los años. Otras acciones como fumar o consumir
alcohol también pueden afectar a la densidad de los huesos y facilitar su fractura.

El deporte y las fracturas


Las fracturas por sobrecarga son pequeños puntos o rajaduras en el hueso que se producen
por una sobreexigencia continua. Estas fracturas normalmente se suelen producir en el
pie luego de algún entrenamiento de baloncesto o luego de correr, por ejemplo. Los
huesos de la parte central del pie (metatarsianos) de los corredores son particularmente
vulnerables a fracturas por sobrecarga

Sin embargo, aclaramos que los deportes con más posibilidades de que sus deportistas
sufran fracturas, son aquellos deportes de contacto.

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Segunda parte: Vendajes


Los vendajes son los refuerzos o contenciones realizados con un material indicado para
ello, con el fin de envolver una extremidad u otras partes del cuerpo humano lesionadas.
En Primeros Auxilios se usan especialmente en caso de heridas, hemorragias, fracturas,
esguinces y luxaciones. Dicho procedimiento se utiliza para limitar el movimiento de una
articulación afectada, fijar apósitos, fijar férulas para impedir su desplazamiento, aislar
heridas, ejercer presión en una parte del cuerpo, favorecer el retorno venoso, facilitar
sostén a alguna parte del cuerpo, moldear zonas del cuerpo como muñones tras una
amputación, etc. Ahora bien, con respecto al material, se utilizan vendas de distintos
materiales y tamaños, apósito o esparadrapo, tijeras, guantes no estériles y, si fuese
necesario, material de curas, rasuradoras, pomadas, etc.

Con respecto al procedimiento, se prepara el material necesario según el tipo de vendaje


indicado, se realiza la higiene de manos y se colocan los guantes no estériles. Luego, se
identifica al paciente y se le explica el procedimiento que se le va a realizar, tanto a él
como a su familia. Se le pide su colaboración en la medida de lo posible y se le
proporciona la intimidad necesaria. Se comienza colocando la región o miembro a vendar
en una posición funcional con las articulaciones levemente flexionadas, asegurando que
la zona se encuentre limpia y seca. Si hubiera heridas o úlceras que curar antes del
vendaje, se realizan. Si éste es de miembro superior, se retiran anillos y pulseras y se le
indica al paciente que no debe ponérselos hasta la retirada definitiva del vendaje.

Para aplicar el vendaje, el que realiza el vendaje agarra una venda de algodón (a menos
que no esté indicado por la finalidad de la técnica) con una mano y el extremo de ésta con
la otra, empezando a desenrollar siempre por la zona más distal y cara anterior del
miembro. Las personas diestras colocan la venda de izquierda a derecha. Se continúa
vendando de manera homogénea sin ejercer presión y cubriendo bien las prominencias
óseas. A continuación, se aplica la venda elástica desde la zona distal hasta la proximal,
ejerciendo la presión necesaria que requiera el vendaje y realizándolo según el tipo
indicado. Se finaliza el vendaje en una zona alejada de la lesión y se lo fija con
esparadrapo o apósito. Si se trata de cubrir una lesión, el vendaje cubrirá los bordes con
un ancho superior a 5 cm.

Con respecto a los tipos de vendajes, se encuentran los siguientes:

Vendaje circular

• Se utiliza para vendar una zona cilíndrica del cuerpo o fijar el vendaje en sus
extremos Se comienza desenrollando la venda cubriendo la zona, de manera que
cada vuelta vaya cubriendo a la anterior por completo. Nunca se debe iniciar ni
terminar el vendaje sobre una lesión, hay que dejar un margen de al menos 5 cm.
Tiene función de protección y sujeción.

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Vendaje espiral

• Se usa normalmente en las extremidades. Su función es compresiva y protectora.


Se coloca llevando hacia arriba el vendaje en un leve ángulo, de modo que se
cubra la zona que se desea. Las vueltas de venda son paralelas y se superponen a
la misma en unos dos tercios del ancho.

Vendaje de espiga

• Se usa para miembros inferiores y en ocasiones en los superiores. Se realiza igual


que el vendaje en espiral, salvo que se retrocede con la venda, de manera que las
vueltas que se van superponiendo se crucen. Tiene función compresiva y favorece
el retorno venoso.

Vendaje en ocho

• Se utiliza para vendar articulaciones, especialmente manos y pies. Es muy útil en


rodilla y codo. Se inicia el vendaje sujetando la venda bajo la articulación con
varias vueltas espirales. Luego, se realiza una vuelta ascendente que cubre la
articulación y se la asegura con vueltas espirales en la zona superior. Después se
alternan vueltas ascendentes y descendentes que se cruzan entre sí y se van
superponiendo a las anteriores en al menos dos tercios del ancho de la venda,
dibujando la figura del ocho.

Vendaje recurrente

• Se utiliza para realizar capelinas (vendaje de cabeza), vendar dedos y muñones.


Se fija la venda en la zona proximal con dos vueltas circulares, se gira la venda
para que quede perpendicular a las vueltas circulares y se venda la zona distal de
delante a la inversa hasta que quede bien cubierto. Luego se fija con varias vueltas
circulares. Su función es la de proteger, sujetar y comprimir.

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