Novena A La Virgen Del Carmen

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NOVENA A LA VIRGEN DEL CARMEN

Oración para todos los días

¡Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra,


¡Reina y Hermosura del Carmelo!, gracias por
regalarnos el signo de tu protección, tu Santo
Escapulario. Te llamamos Bienaventurada porque el
Todopoderoso ha hecho maravillas en tu humildad de
sierva del Señor. Intercede por nosotros, pecadores,
para que no nos falte nunca la misericordia de
Jesucristo, Hijo de Dios e Hijo tuyo, que murió y resucitó
para la salvación de todos. Oh Dulce Madre, gracias por
visitarnos con la alegría de la salvación. Madre de
Misericordia, gracias por recibirnos a la hora gloriosa de
la Cruz, como tus hijos. Vuelve a nosotros tus ojos e
intercede ante tu Hijo para que nos alcance de su Padre
y nuestro Padre, la gracia de ser obedientes al Espíritu
de Amor, y podamos cantar eternamente sus
misericordias. Por eso te saludamos diciendo: (Ave
María)
PRIMER DÍA

Frutos de virtudes y buenas obras

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste


figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de
Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia
fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima
fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo
Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te
ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas
lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes
frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que
sirviéndole con perfección en esta vida, merezca
gozarle en la eterna.
GOZOS A LA VIRGEN DEL CARMEN

Pues sois de nuestro consuelo el medio más poderoso,

R/ Sed nuestro amparo amoroso Madre del Dios del


Carmelo.

1. Desde que en la nubecilla quien sin mancha os figuró, de


Virgen Madre adoró Elías la maravilla, a vuestro culto
Capilla Erigió el primer modelo.

2. Tan primeros para Vos los hijos de Elías fueron que por
timbre merecieron ser de la Madre de Dios: Es titulo que
por Vos les dio su heredado anhelo.

3. Por ellos Vos honras tantas Señora, al Carmelo hicisteis


que viviendo le asististeis, mil veces con vuestras plantas:
con vuestras pláticas santas doblasteis su antiguo celo.

4. Del Carmelo descendieron de Elías los sucesores y en la


iglesia Coadjutores de los apóstoles fueron: del evangelio
esparcieron la verdad por todo el suelo.

5. A San Simón, general, el escapulario disteis, insignia que


nos pusisteis de hijos para señal: contra el incendio
infernal es defensivo consuelo.
ORACIÓN FINAL

Te suplicamos, Señor, que nos asista con su


intercesión poderosa la Santísima Virgen María,
Madre y reina del Carmelo, para que, guiados por
su ejemplo y protección, lleguemos hasta la cima
del monte de la perfección que es Cristo que vive
y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, y
es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
SEGUNDO DÍA

Luz para conocer su infinita bondad y amarle con


toda mi alma

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu


singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu
familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las
luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente
gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial
protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz
para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi
alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber
cómo debo comportarme a fin de servirle con toda
perfección; y para que mi trato y conversación sean
siempre para su mayor honra y gloria y edificación de
mis prójimos.
TERCER DÍA

El habite siempre amado, adorado y alabado por mi

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te


dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de
los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los
primeros que en tu honor edificaron un templo en el
Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte
culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi
alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de
todas las virtudes, donde El habite siempre amado,
adorado y alabado por mí, sin que jamás le ocupen los
afectos desordenados de lo temporal y terreno.
CUARTO DÍA

Dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para


mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les
honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos
tuyos, alentando con tan singular favor su confianza,
para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio,
el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y
aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas
virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa
Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que
dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y
que mi nombre sea inscrito en el libro de la
predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi
Señor Jesucristo.
QUINTO DÍA

Con quietud y paz viva siempre en el santo servicio


de Dios

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que, para


defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se
intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen,
mostrando siempre el amor y singular predilección con
que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio
III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto,
dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu
divino Hijo, la repentina muerte de dos que
especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me
defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo,
para que con quietud y paz viva siempre en el santo
servicio de Dios y tuyo.
SEXTO DÍA

Vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade


amante del santo escapulario

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que, para


señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los
enriqueciste con la singular prenda del santo
escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores
para con los que devotamente lo visten y cumpliendo
con sus obligaciones, procuran vivir de manera que,
imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te
ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre
como verdadero cristiano y cofrade amante del santo
escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de
esta hermosa devoción.
SÉPTIMO DÍA

Encontrar la seguridad en las tribulaciones y


peligros

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu


santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten,
un firmísimo escudo para defenderse de todos los
peligros de este mundo y de las asechanzas del
demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan
singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi
defensa poderosa en esta vida mortal, para que en
todas las tribulaciones y peligros encuentre la
seguridad, y en las tentaciones salga con victoria,
logrando siempre tu especial asistencia para
conseguirlo.
OCTAVO DÍA

Ampares y consueles en la hora de mi muerte

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces


tu especial protección en la hora de la muerte para con
los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin
de que logren por medio de la verdadera penitencia salir
de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas
del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y
consueles en la hora de mi muerte, y me alcances
verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis
pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de
verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni
condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de
la gloria.
NOVENO DÍA

Cumplir con mis obligaciones de cristiano y la


devoción del santo escapulario

¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que,


extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después
de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten
tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando
están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues
salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar
de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora,
me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las
obligaciones de cristiano y la devoción del santo
escapulario, de modo que logre este singularísimo
favor.
CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN

"'Oh María, Reina y Madre del Carmelo!


Vengo hoy a consagrarme a Ti,
pues toda mi vida es
como un pequeño tributo
por tantas gracias y beneficios
como he recibido de Dios a través de tus manos.

Y porque Tú miras con ojos de particular benevolencia


a los que visten tu escapulario,
te ruego que sostengas con tu fortaleza mi fragilidad,
ilumines con tu sabiduría las tinieblas de mi mente
y aumentes en mi la fe, la esperanza y la caridad,
para que cada día pueda rendirle el tributo de mi humilde homenaje.

El santo escapulario atraiga sobre mi


tus miradas misericordiosas,
sea para mí prenda de tu particular protección en luchas de cada día y
constantemente me recuerdes el deber de pensar en Ti y revestirme
de tus virtudes.

De hoy en adelante me esforzaré por vivir


en suave unión con tu espíritu,
ofrecerlo todo a Jesús por tu medio
y convertir mi vida en imagen
de tu humildad, caridad, paciencia, mansedumbre y espíritu de
oración.

¡Oh, Madre amabilísima!


Sostenme con tu amor indefectible,
a fin de que, a mí, pecador indigno,
me sea concedido un día cambiar tu escapulario
por el eterno vestido nupcial
y habitar contigo y con los santos del Carmelo
en el reino de tu Hijo". Amén

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