MONOGRAFIA Erik Erikson

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“AÑO DEL FORTALECIMIENTO

DE LA SOBERANIA NACIONAL”
UNIVERSIDAD PERUANA LOS
ANDES
FACULTAD DE CIANCIAS DE LA SALUD

ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGIA

REGIÓN JUNIN

TEORIAS DE LA PERSONALIDAD
DE ERIK ERIKSON

MONOGRAFÍA
PRESENTA
- Chuquillanqui Jimenez Anyelo
- Córdova Lados Liz Karen
- De la Cruz Huamán Hairo Jefer
- Estrella Astuñaupa Olga Marluz

ASESORA
Román Bravo Mary

ASIGNATURA
Psicología del Desarrollo I
Huancayo, 29 de diciembre de 2022
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE ERIK ERIKSON
Datos personales de Erik Erikson
La formulación de la teoría
Los procesos de organización antropológica
El principio epigenético
Estadío psicosocial
Crisis
CAPÍTULO II
LOS ESTADÍOS PSICOSOCIALES
Estadío: confianza versus desconfianza – esperanza
Estadío: autonomía versus vergüenza y duda – Autonomía
Estadío: iniciativa versus culpa y miedo – propósito
Estadío: industria versus inferioridad – competencia
Estadío: identidad versus confusión de roles – fidelidad y fe
Estadío: intimidad versus aislamiento – amor
Estadío: generatividad versus estancamiento – cuidado y celo
Estadío: integridad versus desespero – sabiduría
CONCLUSIONES
INTRODUCCIÓN

Este trabajo relata aspectos esenciales de la teoría sobre las Fases de la


Personalidad de Erik Erikson, quien nació en Alemania el 15 de junio de 1902. Estudió
psicoanálisis con Freud y se volvió psicoanalista infantil.

En 1933, emigró a los Estados Unidos, donde continuó sus estudios y presentó la
teoría de desarrollo psicosocial. Fue miembro de la Clínica Psicológica de Harvard y de otros
Institutos. Murió el 12 de mayo de 1994, a los 92 años de edad.

Su principal trabajo fue extender los estudios del contexto del psicoanálisis del
desarrollo psicosexual hacia el contexto del desarrollo psicosocial del ciclo de vida completo de
la persona, atribuyendo para cada estadío una crisis dialéctica con cualidades sintónicas y
distónicas de acuerdo al desarrollo psicosocial de la persona. También reconoce la importancia
de la presencia de personas significativas, como elemento cultural en la formación de vida de
las personas, bien como una representación de la jerarquización de los principios relacionados
de Orden Social que interactúan en la formación cultural de la persona. El principio organísmico
e la epigénesis fue fundamental para comprender el proceso biológico - psicosexual y formular
su teoría de desarrollo psicosocial.
CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN A LA TEORÍA DE ERIK ERIKSON

Datos personales de Erik Erikson

Erik Homburger Erikson nació en Kalrsruhe Alemania, el día 15 de junio de 1902.


En su juventud estudió arte, terminando como profesor en una escuela de Viena que atendía
los hijos de los pacientes de Freud, hecho que lo hizo aproximarse a los niños y al psicoanálisis.
En este período conoció a Joan Serson, psicoanalista, con quien se casó. Estudió psicoanálisis en
el Instituto Psicoanalítico de Viena, llegando a ser psicoanalista infantil. (CLONINGER, 1999).

En 1933, emigró a los Estados Unidos donde, como profesor de la Universidad de


Harvard, presentó la teoría del desarrollo psicosocial que abarca el ciclo vital completo de la
persona, reconstruyendo las ideas de Freud a partir de la Antropología Cultural. Fue miembro
de la Clínica Psicológica de Harvard y de otros Institutos, donde realizó sus investigaciones.
Murió el 12 de mayo de 1994, a los 92 años de edad. (LINDZEY, 1994).

La formulación de la teoría

Erikson reinterpretó las fases psicosexuales elaboradas por Freud 4,5 y enfatizó,
según Engler los aspectos sociales de cada una de ellas en cuatro aspectos principales: a)
incrementó el entendimiento del ‘yo’ como una fuerza intensa, vital y positiva, como una
capacidad organizadora del individuo con poder de reconciliar las fuerzas sintónicas y las
distónicas, así como de solucionar las crisis que surgen del contexto genético, cultural e
histórico de cada individuo. b) explicitó profundamente las etapas de desarrollo psicosexual de
Freud, integrando la dimensión social y el desarrollo psicosocial. c) extendió el concepto de
desarrollo de la personalidad para el ciclo completo de la vida, de la infancia a la vejez. d)
exploró el impacto de la cultura, de la sociedad y de la historia en el desarrollo de la
personalidad, intentando ilustrar este estudio como una presentación de historias de personas
importantes. (ERIKSON, 1971).
En la formulación de la teoría del desarrollo psicosocial de Erikson, Cloninger,
destaca los siguientes aspectos: a) Diferencias individuales: los individuos difieren en cuanto a
las fuerzas internas; hombres y mujeres presentan diferencias de la personalidad debidas a las
diferencias biológicas. b) Adaptación y ajustamiento: un ‘yo’ fuerte es la llave para la salud
mental; deriva de una buena resolución de las ocho fases de desarrollo del ‘yo’, con
predominancia de las fuerzas positivas sobre las negativas (confianza sobre desconfianza, etc.)
c) Procesos cognitivos: el inconsciente es una fuerza importante en la formación de la
personalidad; la experiencia es influenciada por modalidades biológicas que se expresan por
medio de símbolos y juegos. d) Sociedad: modela la forma con que las personas se
desenvuelven (de ahí el término ‘desarrollo psicosocial’); las instituciones culturales dan
soporte a las fuerzas del ‘yo’ (la religión da sustentación a la confianza y a la esperanza, etc.). e)
Influencias biológicas: los factores biológicos son determinantes en la formación de la
personalidad; las diferencias de sexo en la personalidad son fuertemente influenciadas por las
diferencias del ‘aparato genital’. f) Desarrollo del niño: se hace a lo largo de cuatro fases
psicosociales, cada una de ellas contiene una crisis que desarrolla una fuerza específica del ‘yo’.
g) Desarrollo del adulto: los adolescentes y los adultos se desarrollan a lo largo de otras cuatro
fases psicosociales; también ahí cada fase envuelve una crisis y desarrolla una fuerza específica
del ‘yo’. (ERIKSON, 1987).

Los procesos de organización antropológica

Basado en la experiencia humana y en los estudios antropológicos, Erikson7 dice


que la existencia de un ser humano depende, en todos los momentos, de tres procesos de
organización complementarios: a) el proceso biológico: que envuelve la organización jerárquica
de los sistemas biológicos, orgánicos y el desarrollo fisiológico – el soma; b) el proceso psíquico:
que envuelve las experiencias individuales en síntesis del ‘yo’, los procesos psíquicos y la
experiencia personal y relacional – la psique; c) el proceso ético-social: que envuelve la
organización cultural, ética y espiritual de las personas y de la sociedad, expresadas en
principios y valores de orden social – el ethos. En cualquier abordaje clínico, formativo o
educacional, estos procesos están integrados unos con otros, facilitando que por diferentes
métodos puedan ser estudiados como tensión somática, psíquica o social”. (ERIKSON, 1998).
El principio epigenético

El principio epigenético afirma que “todo ser vivo tiene un plano básico de
desarrollo, y es a partir de este plano que se agregan las partes, teniendo cada una de ellas su
propio tiempo de ascensión, maduración y ejercicio, hasta que todas hayan surgido para formar
un todo en funcionamiento”. (ERIKSON, s.f)

Este principio según el autor10-11 se aplica en los tres procesos


complementarios: a) en el proceso biológico de la organización de los sistemas de órganos que
constituyen un cuerpo (soma); b) en el proceso psíquico que organiza la experiencia individual a
través de la síntesis del yo (psique); c) en el proceso social de la organización cultural e
interdependencia de las personas (ethos). Más adelante, el principio epigenético presupone
que la persona se desarrolla de acuerdo con etapas estructuralmente organizadas y conforme a
sus disposiciones y capacidades internas; y la sociedad interactúa en la formación de la
personalidad en cuanto a los aspectos de las relaciones sociales significativas, así como en los
principios relacionados de orden social y en las ritualizaciones vinculantes o desvinculantes.
(CLONINGER, s.f).

Estadío psicosocial

La perspectiva de Erikson fue organizar una visión del desarrollo del ciclo
completo de la vida de la persona humana, -extendiéndolo en el tiempo, de la infancia a la
vejez, y en los contenidos, el psicosexual y el psicosocial-, organizados en ocho estadíos. Cada
estadío integra el nivel somático, psíquico y ético-social y el principio epigenético; comprende
un conjunto integrado de estructuras operacionales que constituyen los procesos psicosexuales
y psicosociales de una persona en un momento dado. (ERIKSON, s.f).

Los estadíos son jerárquicos, esto es, integran las cualidades y las limitaciones de
los estadíos anteriores; el modelo epigenético de Erikson es también un modelo ontogenético.
Los estadíos son procesales y en continuo desarrollo, implicando la transformación de las
estructuras operacionales como un todo, en la dirección de la mayor diferenciación interna,
complejidad, flexibilidad y estabilidad. (ERIKSON, s.f).
Crisis

La crisis según Erikson comprende el paso de un estadío a otro, como un proceso


progresivo de cambio de las estructuras operacionales, o un proceso de estancamiento (o
regresivo) en el mismo, manteniendo las estructuras operacionales. Comprende, también, la
relación dialéctica entre las fuerzas sintónicas (virtudes o potencialidades) y las distónicas
(defectos o vulnerabilidad) de cada estadío. De la resolución positiva de la crisis dialéctica
emerge una fuerza, virtud o potencialidad, específica para aquella fase. De su no resolución
emerge una patología, un defecto o fragilidad específica para aquel estadío. (ERIKSON, s.f).

Las fuerzas sintónicas y distónicas pasan a hacer parte de la vida de la persona,


influenciando la formación de los principios de orden social y las ritualizaciones (vinculantes o
desvinculantes) así como todos los contenidos y procesos afectivos, cognitivos y
comportamentales de la persona, asociados a su interacción social y profesional. (ERIKSON, s.f).
CAPÍTULO II

LOS ESTADÍOS PSICOSOCIALES

Estadío: confianza versus desconfianza – esperanza

El modo psicosexual del niño comprende la asimilación de los patrones


somáticos, mentales y sociales por el sistema sensorio motor, oral y respiratorio, mediante los
cuales el niño aprende a recibir y a aceptar lo que le es dado para conseguir ser donante. La
confianza básica como fuerza fundamental de esta etapa, nace de la certeza interior y de la
sensación de bienestar en lo físico (sistema digestivo, respiratorio y circulatorio), en el psíquico
(ser acogido, recibido y amado) que nace de la uniformidad, fidelidad y cualidad en el
abastecimiento de la alimentación, atención y afecto proporcionados principalmente por la
madre. La desconfianza básica se desarrolla en la medida en que no encuentra respuestas a las
anteriores necesidades, dándole una sensación de abandono, aislamiento, separación y
confusión existencial sobre si, sobre los otros y sobre el significado de la vida. (ERIKSON, s.f)

Cierta desconfianza es inevitable y significativa desde el punto de vista personal y


social de la niñez, para la formación de la prudencia y de la actitud crítica. De la resolución
positiva de la antítesis de la confianza versus desconfianza emerge la esperanza, como sentido y
significado para la continuidad de la vida. Esta fuerza de la esperanza es el fundamento
ontogenético que nutre la niñez de una confianza interior de que la vida tiene sentido y que
puede enfrentarla: “Yo soy la esperanza de tener y de dar”. La consistencia, la cualidad y la
fidelidad de los ritos, de los gestos, de las rutinas diarias y de los tiempos (ritualizaciones)
proporcionarán, más adelante un significado físico y afectivo, un significado de trascendencia
personal, filantrópico-social y espiritual de la vida, sentimiento básico para la formación de la
experiencia religiosa. (ERIKSON, s.f)

Estadío: autonomía versus vergüenza y duda – Autonomía Infancia

Es este el período de la maduración muscular – aprendizaje de la autonomía


física; del aprendizaje higiénico – del sistema retentivo y eliminativo; y del aprendizaje de la
verbalización – de la capacidad de expresión oral. El ejercicio de estos aprendizajes se vuelve la
fuente ontogenética para el desarrollo de la autonomía, esto es, de la auto-expresión de la
libertad física, de locomoción y verbal; bien como de la heteronimia, esto es, de la capacidad de
recibir orientación y ayuda de los otros. Mientras tanto, un excesivo sentimiento de
autoconfianza y la pérdida del autocontrol pueden hacer surgir la vergüenza y la duda, como
imposibilidad de ejercitarse en su desarrollo psicomotor, entrenamiento higiénico y
verbalización; y sentirse desprotegida, incapaz e insegura de sí y de sus cualidades y
competencias. (ERIKSON, s.f)

El justo equilibrio de estas fuerzas es importante para la formación de la


consciencia moral, del sentido de justicia, de la ley y del orden, además de un sabio equilibrio
entre las experiencias de amor u odio, cooperación o aislamiento, autonomía o heteronomía;
de los comportamientos solidarios, altruistas o egocéntricos hostiles y compulsivos. La virtud
que nace de la resolución positiva de la dialéctica autonomía versus vergüenza y duda son la
voluntad de aprender, de discernir y decidir, en términos de autonomía física, cognitiva y
afectiva, de tal forma que el contenido de esta experiencia puede ser expresada como: “Yo soy
lo que puedo querer libremente”. La presencia de los padres (padre y madre) es fundamental
en esta etapa para el ejercicio del aprendizaje de la autonomía y de la auto-expresión para la
superación de la vergüenza, de la duda y del legalismo, en la formación del deseo y del sentido
de la ley y del orden. Este período de ritualización de la infancia corresponde, dentro del ciclo
vital, a la formación del proceso judiciario – de la justicia, de la ley y del orden. El ritualismo
desvirtuado, tanto permisivo como rígido, conduce al legalismo, tanto permisivo como rígido.
(ERIKSON, s.f)

Estadío: iniciativa versus culpa y miedo - propósito Edad Preescolar.

La dimensión psicosexual de la edad preescolar corresponde al descubrimiento y


al aprendizaje sexual (masculino y femenino), la mayor capacidad locomotora y el
perfeccionamiento del lenguaje. Estas capacidades predisponen al niño para iniciarse en la
realidad o en la fantasía, en el aprendizaje psicosexual (identidad de género y respectivas
funciones sociales y complejo de Edipo), en el aprendizaje cognitivo (forma lógica pre
operacional y comportamental) y afectivo (expresión de sentimientos). La fuerza distónica de
esta etapa es el sentimiento de culpa que nace del fracaso en el aprendizaje psicosexual,
cognitivo y comportamental; y el miedo de enfrentarse a los otros en el aprendizaje
psicosexual, psicomotor, escolar o en otra actividad. El justo equilibrio entre la fuerza sintónica
de la iniciativa y la culpa y el miedo es significativo para la formación de la consciencia moral, a
partir de los principios y valores internalizados en los procesos de aprendizaje, en la iniciación
del aprendizaje escolar, de la inserción social, a través de los prototipos ideales representados
por sus padres, adultos significativos y la sociedad. (ERIKSON, s.f)

Ahora la presencia de la tríada familiar es necesaria para la formación de la


capacidad de separación afectiva, de dar y recibir afecto a una tercera persona, incluyendo la
resolución del Complejo de Edipo. La virtud que surge de la resolución positiva de esta crisis es
el propósito, el deseo de ser, de hacer y de convivir, sintetizado en la expresión: “Yo soy lo que
puedo imaginar que seré”. El arte dramático y el jugar se vuelven el palco de las ritualizaciones
de las experiencias existenciales de la niñez, en los roles y funciones sociales, bien como del
aprendizaje de los significados dialécticos de las crisis psicosociales para la formación de su
consciencia moral. El moralismo será la palabra para designar la internalización de las normas
sociales cuando es la forma inhibidora y culposa. Esta ritualización se expresa en tres niveles
diferentes en la expresión de jugar: en la autoesfera: esto es las sensaciones del propio cuerpo;
en la microesfera: aquello que corresponde a la esfera de los juguetes y en la macroesfera: los
actos que corresponden a las relaciones con los otros. (ERIKSON, s.f)

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