Apuntes Nuevo Poder Estatal

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La conquista y transformación del poder como condición para cambios

revolucionarios. Aproximaciones históricas desde la Unidad Popular.


Oscar Azocar, sociólogo

introducción.

El 11 de septiembre de este año se cumplirán cincuenta años del golpe de estado que derrocó
al gobierno constitucional de Salvador Allende. Personalidades y organizaciones políticas y
sociales de Chile y de otros países, incluido el gobierno chileno, están llamando a realizar
actividades conmemorativas durante todo el año. El presidente de México, Manuel Lopez
Obrador, anunció que visitará Chile en septiembre para participar en la conmemoración.
Peter Kornbluh, Director de Chile del Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad
George Washington y autor del libro “Pinochet File”, dijo que “El 50° aniversario del golpe es
la oportunidad final para que salgan todos los secretos que quedan”. 1 Otras voces piden que
las actividades tengan un tono de moderación y reconciliación, recurso habitual de la derecha
para ocultar las violaciones a los derechos humanos y para falsear las causas del golpe de
estado.

Los convocantes chilenos anuncian actividades en liceos, sindicatos, organizaciones


poblacionales, culturales, en todas las comunas y regiones del país, para mostrar la
consecuencia y lealtad del gobierno de la Unidad Popular con el programa prometido al
pueblo, la envergadura de las transformaciones en beneficio de los sectores populares y su
impacto en el desarrollo nacional, la desestabilización impulsada por el gobierno de Estados
Unidos y la derecha que condujo al golpe de estado, y el análisis crítico y autocrítico sobre las
insuficiencias de la Unidad Popular en la defensa del proceso por el pueblo.

Este 50° aniversario cursa en el ciclo político generado por el estallido social del 18-O de 2019,
luego del cual se inició un proceso constituyente y se conquistó un gobierno que despierta
sueños y esperanzas de cambios, pero que trae al mismo tiempo problemas y desafíos, algunos
similares a los del periodo de la UP. Entre ellos la confrontación con la derecha y
ultraderecha, la disputa con la ex Concertación -aquella que se incorporó al gobierno y la que
navega en aguas opositoras-, y un primer año de gobierno con avances y también retrocesos
debido a los amarres de la derecha, las propias insuficiencias e incapacidades, la crisis
económica y los efectos de la pandemia y de las políticas antipopulares del gobierno de Piñera.

Durante del estallido, el gobierno de Piñera descargó la represión contra el pueblo, y se


cometieron atroces violaciones a los derechos humanos: asesinatos, mutilaciones,
encarcelamientos y torturas. Al asumir el gobierno de Gabriel Boric se indultaron 12 presos
del estallido después de varios meses, pero continúan otros encarcelados y los responsables de
estos crímenes no han recibido castigo, por el contrario, la derecha y sus medios ensalzan y
elogian la represión. La Corte Suprema ha debido admitir un recurso contra la Ministra del
Interior y el general Director de Carabineros por no retirar los cuadros de los integrantes de la
Junta Militar, evidenciando que la represión policial está enraizada en la dictadura.

El proceso constituyente vive una segunda etapa después del Rechazo en el plebiscito del 4 de
septiembre de 2022, que inauguró una correlación de fuerzas abusada por la derecha, a pesar
que en ese 62% hubo importantes sectores que estaban y siguen estando por una nueva
Constitución. Pero se impuso la manipulación de los medios, y el resultado obligó a conversar
1
Entrevista en diario La Tercera, enero 2023. La edición chilena de su libro será publicada este año por Catalonia.
1
con todos los partidos y derivó en un acuerdo insatisfactorio para las fuerzas de izquierda y
progresistas, pero que permitió seguir con el proceso constituyente.

¿Cómo avanzar en estas condiciones en el cumplimiento del programa de gobierno, en la


realización de las reformas estructurales y en satisfacer las urgentes necesidades de los
sectores populares? El alza del costo de la vida impacta fuertemente a los sectores populares.
Subió un 9% la matrícula y la mensualidad en las salas cuna y jardines infantiles, aumentó en
27% el costo de la canasta básica de alimentos, casi 70% de los trabajadores no han tenido
reajuste de sus salarios, crece la ocupación informal. Ramón Cavieres, Director de Activa
Research, afirma que Chile es un país caro en alimentación, arriendos, valor de propiedad, en
función de los ingresos promedios, y el 65% de los chilenos tienen dificultades para llegar a fin
de mes en los gastos del hogar.

Otra interrogante política estratégica crucial, ¿cómo de aquí al nuevo plebiscito de salida en
diciembre, el desempeño del gobierno en favor del pueblo ayuda a aprobar una nueva
Constitución en el plebiscito de fin de año?

Cualquiera sea el desarrollo venidero de los acontecimientos, en la medida que avancen las
reformas y cambios progresistas crecerá la oposición de los sostenedores del modelo, y la
movilización popular será lo único que podrá inclinar la balanza en favor de los cambios.

¿Se repetirá el desenlace trágico del 73? Ello es absolutamente evitable si se asume que el
éxito de las transformaciones pasa por avanzar desde la conquista del gobierno -que es sólo
una parte del Estado- a una mayor incidencia en el conjunto de las instituciones de poder.

¿Fue demasiado radical la estrategia política de la UP con vistas a la revolución y al


socialismo?, ¿es posible volver a impulsar un proceso de transformaciones con vistas al
socialismo?, ¿cómo superar los obstáculos y derrotar a los enemigos y adversarios de las
transformaciones?

Enunciamos algunas afirmaciones iniciales que argumentamos más adelante.

1.- El proyecto de la Unidad Popular era viable, su radicalidad tenía sintonía con su tiempo y
con las necesidades del desarrollo nacional, y coincidía con las tendencias ideológicas y
políticas predominantes en el mundo y con las peculiaridades históricas del movimiento
popular.

2.- La izquierda llegó al gobierno en Chile a través de elecciones, con un programa que se
proponía avanzar al socialismo por una vía institucional, con pluripartidismo, distintas áreas
de propiedad, respeto a los derechos humanos y a la oposición política, poniendo en jaque el
sistema de dominación mundial de Estados Unidos al constituirse en ejemplo para otros
países, como Italia y Francia, en los que cursaban procesos políticos que tenían similitudes
con Chile. Por eso el gobierno de Estados Unidos decidió acabar con el gobierno de Allende a
través del golpe de estado.

3.- El gobierno de Estados Unidos y la derecha fueron los principales protagonistas del golpe
de estado, pero éste no se hubiera desencadenado sin la participación democratacristiana. Tal
como afirma Renán Fuentealba, el acuerdo de la Cámara de Diputados de agosto de 1973 que
declaró la inconstitucionalidad del gobierno de Allende, significó dar “luz verde” al golpe.
2
4.- El golpe de estado pudo evitarse. A pesar que la Unidad Popular cometió errores, su
accionar respetó la legalidad e institucionalidad existente, y se esforzó por realizar su
programa en acuerdos y entendimientos con la Democracia Cristiana, alcanzando notables
resultados cuando ese partido era encabezado por una directiva progresista.

5.- La vía institucional de la Unidad Popular no requería una alianza formal con la
Democracia Cristiana, bastaba dar continuidad a los entendimientos UP-DC existentes. Pero
esa posibilidad fue bloqueada por el sectarismo de un sector de la UP, por el rechazo del sector
conservador de la DC y por la conspiración del gobierno de Estados Unidos.

6.- La Unidad Popular precisaba encontrar las formas de avanzar en la conquista de mayores
posiciones de poder en el marco de la vía institucional, pero no se exploraron ni agotaron esas
posibilidades. La historia de los últimos 50 años enseña que no basta ganar el gobierno para
llevar adelante transformaciones revolucionarias, es imprescindible avanzar en la conquista
del poder global del Estado.

7.- Después del fin de la dictadura en 1989, la conquista de una democracia real se frustró por
décadas debido al diseño de la transición pactada con Pinochet bajo la presión del gobierno de
Estados Unidos, que impuso como condiciones la mantención de la Constitución pinochetista,
la exclusión del PCCh y la impunidad para Pinochet y sus secuaces, lo cual fue aceptado por
democratacristianos y socialistas en las conversaciones iniciadas a partir de 1984 y 1985.

8.- El ascenso de la lucha popular y de la izquierda y de la unidad de los sectores democráticos


y progresistas, el cuestionamiento de los pilares del modelo neoliberal, incluida la
constitución pinochetista, y los avances del multipolarismo en el mundo, pueden contribuir a
un desenlace positivo de este nuevo tiempo. La movilización popular es la clave para los
avances progresistas. El fin de la exclusión del Parlamento de los comunistas el 2009 después
de 36 años y el aumento de la convergencia opositora democrática que culminó en la victoria
de la Nueva Mayoría en las elecciones presidenciales de 2013, la tuvo como factor
determinante. Años más tarde, la rebelión popular de octubre de 2019 fue el telón de fondo
del inicio de un proceso constituyente y de la victoria de Gabriel Boric en diciembre de 2021.

9.- Después de transcurridos 50 años del golpe, tiene más vigencia que nunca el proyecto de la
Unidad Popular de transformaciones anticapitalistas con vistas al socialismo de la Unidad
Popular.

La Unidad Popular, un proyecto en sintonía con su tiempo.

El intelectual Tomás Moulian afirma que el proyecto de la Unidad Popular era inviable porque
se propuso un programa demasiado avanzado, que necesitaba una alianza estratégica con la
Democracia Cristiana para su realización, pero la radicalización política de la época
conspiraba contra esa alianza.

A nuestro juicio, la Unidad Popular fue un proyecto en sintonía con su tiempo, con las
necesidades de desarrollo del país, con las tendencias ideológicas y políticas predominantes
en el mundo, y con las peculiaridades históricas del movimiento popular.
Fue resultado de una poderosa corriente anticapitalista que se propagó a vastos sectores y
creó hegemonía en torno a sus concepciones. Irradió a sectores medios; a cristianos que
3
compartían la aspiración a la justicia social; a integrantes de las Fuerzas Armadas que
respetaron la institucionalidad vigente y reivindicaron la soberanía “geoeconómica” 2 del país;
al Partido Demócrata Cristiano, donde se expresó como socialismo comunitario o vía no
capitalista de desarrollo, corriente predominante que instaló una directiva progresista,
defenestrada después por el sector conservador dependiente de la Democracia Cristiana
Internacional, que respondía a la estrategia del gobierno de Estados Unidos.

Creció en la lucha social de décadas, en las huelgas y paros nacionales, las tomas de terrenos
de pobladores sin casa, las luchas campesinas, las movilizaciones juveniles y estudiantiles, y se
potenció con el desencanto ante las promesas incumplidas de la “revolución en libertad” del
gobierno democratacristiano de Eduardo Frei Montalva.

Una amplia mayoría ciudadana respaldaba las transformaciones, y ello se expresó en las
elecciones presidenciales como suma del 36% de la votación alcanzada por Allende y el 28%
de Tomic -abanderado de la “vía no capitalista de desarrollo”-, y poco después en el
crecimiento electoral de la UP, desde el 36,5% obtenido el 4 de septiembre de 1970, a más del
50% en las elecciones municipales de abril de 1971, y después en el 48,6% en la elección
complementaria de un diputado en Valparaíso en julio de 1971, finalmente en el 44% de las
elecciones parlamentarias de marzo de 1973, en plena escalada de desestabilización y
conspiración golpista.

El aumento de votación de la Unidad Popular en medio de la desestabilización y la


conspiración golpista, contrasta con la disminución de las votaciones de la DC, desde el éxito
electoral de 1965 -43,6% de la votación y 55,8% de los escaños en el Parlamento- a un 29,8%
en 1969, en un periodo durante el cual el gobierno de Frei Montalva tuvo el total respaldo
político, económico y financiero de Estados Unidos y de importantes países europeos.

Pero además de una correlación de fuerzas electoral, se requería unidad y disposición a los
acuerdos, fuerza organizativa y de movilización de los trabajadores y sectores populares,
capacidad de convertir esa influencia en conciencia política y en la construcción de un poder
popular que defendiera al gobierno. La Unidad Popular pudo desarrollar algunas de estas
capacidades, y se quedó atrás en relación a otras.

El carácter avanzado de la Unidad Popular se explica también por las peculiaridades del
movimiento popular chileno, con gran incidencia del movimiento obrero. Tanto el Partido
Obrero Socialista como la FOCH, fundados por Luis Emilio Recabarren, tuvieron el socialismo
como objetivo estratégico. La vocación de poder de la izquierda se expresó tempranamente en
la institucionalidad estatal. Tan solo 13 años después de la fundación del Partido Obrero
Socialista, la Convención Nacional de Asalariados -“una especie de Frente Popular (…)
precursor del Frente Popular y la Unidad Popular”-, 3 obtuvo un 28,46% en las elecciones
presidenciales. En los años 30 vinieron acontecimientos trascendentales para el movimiento
popular. En 1931 se produjo el derrocamiento de la dictadura de Ibañez y la sublevación de la

2
Memorias. Testimonio de un soldado. Carlos Prats. Pehuén, 1985
3
Hernán Ramirez Necochea, citado en El gobierno de Salvador Allende, Luis Corvalán l. Era una coalición electoral conformada en octubre de 1925 por el
Partido Comunista de Chile, la Federación Obrera de Chile, la Federación Obrera Ferroviaria, la Asociación General de Profesores, la Liga de
Comerciantes Industriales, la Liga de Arrendatarios y otros sectores, levantó como candidato a las elecciones presidenciales de ese año al Dr. José Santos
Salas, oficial médico del Ejército de ideas de izquierda. En las elecciones parlamentarias realizadas poco después, se agregó a la Alianza Nacional de
Asalariados el Partido Demócrata, eligiendo la coalición 21 diputados y 3 senadores, de los cuales 7 diputados y 2 senadores correspondieron al PCCh,
aunque después los comunistas debieron enfrentar la represión y la demagogia de la dictadura de Ibañez.

4
marinería, en junio de 1932 se constituyó la República Socialista, y en 1933 se fundó el Partido
Socialista de Chile, que se vino a sumar a las fuerzas que luchaban por el socialismo. En la
misma década emergió el Frente Popular, que triunfó en las elecciones presidenciales de 1938
con Pedro Aguirre Cerda.

El derrocamiento de Ibañez fue resultado del impacto de la Gran Depresión de 1929, de la


inestabilidad política y de las protestas populares de los estudiantes, médicos, profesores y
otros gremios, que obligaron a Ibañez a dejar el poder en julio de 1931.

Entre el 31 de agosto y el 7 de septiembre del mismo año se sublevó la Escuadra Naval, en


protesta por la disminución del 25% de los salarios de los suboficiales y de la marinería. Su
petitorio incluía dividir las tierras productivas, suspender el pago de la deuda externa,
redistribuir parte de los capitales de las Cajas de Crédito, las Agencias Fiscales, las Mutuales
de la Armada y del Ejército, para invertirlos en industrias productivas y así dar trabajo a los
desocupados, y manifestaban su deseo de que el movimiento adquiriera características de
revolución social.

La Junta instalada por la República Socialista clausuró el Congreso Termal instalado por
Ibañez, suspendió los lanzamientos de los deudores habitacionales, devolvió los dineros
prestados por la Caja de Crédito Popular –la “Tía Rica”-, amnistió a los procesados y
condenados por delitos políticos y sociales. Su manifiesto anunciaba que se proponían
“organizar técnicamente la fuerza productora bajo el control del Estado, establecer
ampliamente la justicia social y asegurar a todos los chilenos el derecho a la vida y al trabajo
(...) iniciar la construcción de una sociedad mejor que la actual (…) para evitar la injusticia que
significa la desigual repartición de la riqueza, se modificará el sistema tributario, gravando las
grandes rentas”.4

Jorge Arrate y Eduardo Rojas establecen que el Partido Socialista nació como alternativa
popular al PCCh, en oposición a su “rigidez doctrinaria y estrategia internacionalista”, y al
sectarismo de la política "de clase contra clase" orientada por la Internacional Comunista a los
partidos comunistas en el mundo.5 Confluyeron pequeñas organizaciones de inspiración
socialista; algunos oficiales jóvenes del Ejército insatisfechos con la situación del país, cuya
figura descollante era el coronel Marmaduke Grove, principal protagonista de la República
Socialista en 1932; y segmentos de la masonería que comenzaban a identificarse con las ideas
socialistas y seguían atentamente los acontecimientos derivados de la revolución rusa.

El hecho más significativo de este periodo histórico fue la fundación del Frente Popular el 26
de marzo de 1936, integrado por representantes de los Partidos Socialista, Comunista y
Radical Socialista. Luego se incorporó el Partido Radical y la Confederación de Trabajadores
de Chile, la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, y el movimiento mapuche
organizado en el Frente Único Araucano, sumando también a intelectuales, artistas y
escritores como Gabriela Mistral y Pablo Neruda, entre otros. En 1938 el Frente Popular eligió
como presidente al radical Pedro Aguirre Cerda, con un programa de gobierno basado en el
fomento estatal a la industrialización, la protección de los trabajadores y la extensión de la
cobertura educacional bajo el lema "Gobernar es Educar". El gobierno creó la Corporación de
Fomento de la Producción (CORFO), que fomentó la producción industrial y la modernización
del sector agrícola, la construcción de infraestructura y la instalación de industrias básicas
4
Consultado en www.socialismo-chileno.org/PS. Partido Socialista de Chile, Biblioteca Clodomiro Almeyda.
5
Memoria de la Izquierda Chilena (1850-2000)
5
como la generación de energía eléctrica, el refinado de combustibles derivados del petróleo y
la producción de acero. Asimismo, llevó a cabo un ambicioso programa educacional dirigido a
construir más de 1.000 escuelas básicas y abrir 3.000 plazas para nuevos maestros. El
gobierno del Frente Popular fue el intento más audaz de modernización económica y social
que ningún gobierno burgués había llevado a cabo hasta ese momento, y que paradojalmente
lo llevó a cabo una coalición que integró a la izquierda y a los comunistas, aunque éstos
últimos no se incorporaron al gobierno.

En las décadas del 40 y 50 continuaron creciendo las fuerzas de izquierda, en un


contradictorio proceso preñado de disputas entre comunistas y socialistas, pero siempre con
avances unitarios. Aumentó la influencia electoral de la izquierda, en las elecciones
parlamentarias de marzo de 1945 el PC obtuvo cinco senadores y quince diputados, y en las
elecciones municipales de 1947, obtuvo un 17% de los votos. Esta fue una de las razones de la
proscripción de los comunistas luego que los expulsaran del gobierno de Gabriel Gonzalez
Videla (1946-1952), proscripción que duró hasta 1958, cuando el Bloque de Saneamiento
Democrático derogó la mal llamada “Ley de Defensa de la Democracia”.

Antes de las elecciones presidenciales de 1952, el Partido Socialista Popular -surgido de la


división socialista generada por el apoyo de algunos dirigentes a la “Ley de Defensa de la
Democracia” que proscribió al PCCh- acordó la candidatura presidencial de Ibañez, pero un
sector del PSP, en el que estaban Salvador Allende y José Tohá, rechazó el acuerdo y renunció
al partido, y tras depurar el Partido Socialista de Chile de los sectores anticomunistas, se alió
con el PCCh y constituyó el Frente del Pueblo, cuyo candidato en las presidenciales de 1952
fue Salvador Allende. Luego surgió el Frente de Acción Popular (FRAP), que en 1958 postuló
por segunda vez a Allende ganando casi la presidencia. La izquierda continuó fortaleciéndose
y en 1969 dio vida a la Unidad Popular, que ganó las elecciones presidenciales de 1970.

Realizaciones del gobierno popular.

El gobierno de la Unidad Popular fue el más realizador de la historia de Chile. Ejecutó las
principales transformaciones de su programa, incorporando como valor político el
cumplimiento de lo prometido a la ciudadanía, a diferencia de la habitual demagogia, engaño
y posibilismo de políticos y gobiernos, entre ellos los gobiernos de la Concertación posteriores.

En medio de la desestabilización promovida por la reacción y el imperialismo, realizó


transformaciones profundas para convertir a Chile en una nación soberana, superar el atraso
y la injusticia social y avanzar en la perspectiva del socialismo, varias de las cuales
contribuyeron decisivamente al desarrollo futuro del país y permanecen plenamente vigentes.

La nacionalización del cobre permitió controlar inmensos recursos financieros y destinarlos al


desarrollo nacional, y desde ese momento todos los gobiernos dispusieron de esos recursos.

La “chilenización” del gobierno de Eduardo Frei M. había sido muy insuficiente, perjudicando
el interés nacional en beneficio de las empresas norteamericanas. A la Anaconda se le pagó
175 millones de dólares por el 51% de las acciones, aunque el valor de toda la empresa era 181
millones de dólares. La administración continuó siendo de los norteamericanos a pesar del
51% del Estado chileno, y para aumentar su rentabilidad, las empresas explotaron
irracionalmente los yacimientos, obteniendo entre 1965-1970 más utilidades que antes de la
chilenización.
6
El 11 de julio de 1971, el Congreso Nacional aprobó la enmienda constitucional que hizo
posible la nacionalización total del cobre, caratulada como Ley Nº 17.450. Ese día, en una
multitudinaria concentración en Rancagua, el presidente Salvador Allende señaló: "Chile va
nacionalizar el cobre en virtud de un acto soberano. Acto soberano que incluso está
consagrado en las resoluciones de las Naciones Unidas, que establecen que los países tienen
derecho a nacionalizar sus riquezas básicas".

El programa de la UP decía: “El proceso de transformación de nuestra economía se inicia con


una política destinada a constituir un área estatal dominante, formada por las empresas que
actualmente posee el Estado más las empresas que se expropien. Como primera medida se
nacionalizarán aquellas riquezas básicas, como la gran minería del cobre, hierro, salitre y
otras, que están en poder de capitales extranjeros y de los monopolios internos”. La idea era
nacionalizar la gran minería, recuperar para el Estado la propiedad de la riqueza minera que
solo entregaría en concesión, y convertir el cobre en elemento articulador de la economía
chilena y factor principal en la generación de divisas y en la construcción y funcionamiento de
un gran polo de desarrollo que incluyera refinación, industrialización, utilización de
subproductos, tecnología aplicada, investigación, e industrias asociadas (proveedores de
insumos, construcción de maquinarias, etc.).

A pesar que la propiedad estatal de los yacimientos mineros se mantuvo en la actual


Constitución (“El Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo, inalienable, e imprescriptible
de todas las minas, comprendiéndose en éstas, las covaderas, las arenas metalíferas, los
salares, los depósitos de carbón e hidrocarburos y las demás sustancias fósiles...”); Pinochet
entregó en “concesión plena” nuestras reservas al capital transnacional, convirtiéndolas en su
virtual propiedad, que pueden comprar y vender, exigir al Estado el pago total del valor
comercial de las reservas en caso de renacionalización, explotar sin límite y pagando casi nada
en renta e impuestos, además del 10% de las ventas a favor de las FF.AA., que sólo grava a
Codelco.

Usando estas normas inmodificadas por los gobiernos de la Concertación, las transnacionales
se apoderaron de los nuevos yacimientos que debieron ser de reposición de Codelco, y
pasaron a controlar 2/3 de la producción de cobre, exportando mineral concentrado. Durante
años, la caída del precio del cobre tuvo origen en la sobreproducción mundial creada desde
Chile por las transnacionales, a las que no afectaba el bajo precio pues forman parte de
conglomerados internacionales que al mismo tiempo refinan e industrializan el cobre fuera de
Chile, y además su tributación es casi nula y el pago por la concesión de la explotación
prácticamente inexistente.

La profundización de la reforma agraria terminó con el latifundio, sentando las bases del
desarrollo intensivo de la producción frutícola y vitivinícola.

Frei Montalva había expropiado 220.000 hectáreas, mientras que el gobierno de la UP -en
menos tiempo- expropió 439.480 hectáreas. Se creó la Empresa Nacional de Semillas para la
venta y distribución de semillas, y se establecieron poderes compradores del Estado para
evitar estafas a los productores y asegurar precio justo, a través de la Empresa de Comercio
Agrícola (ECA), CORFO y Sociedad Comercializadora del Agro (SOCOAGRO).

7
Pasaron al área social alrededor de 91 empresas monopólicas estratégicas; 16 de los 18 bancos
privados existentes, con lo cual se democratizó el crédito y se llegó a controlar el 90% del
comercio exterior y el 60% del comercio de importación, usando la legislación existente.

Por primera vez en la historia se redistribuyó radicalmente los ingresos, aumentando los
sueldos, salarios y pensiones. Entre 1970 y 1973, más del 60% del ingreso nacional lo
percibían los asalariados; en 1971 y 1972 los ingresos mínimos aumentaron 74,41% por
encima del valor de la canasta básica, el diario El Mercurio reconoció que el salario mínimo
real de 1973 “fue 3 veces superior al de 1988” 6, esta mayor capacidad adquisitiva del pueblo
amplió el mercado interno haciendo crecer la industria nacional. Se limitó a un máximo de
20% de las remuneraciones los pagos de dividendos de la deuda hipotecaria. En contraste,
“para 2011 el 10,1% del ingreso total de Chile se lo estaba apropiando el 0,01% de la población
-1.200 personas-, mientras el 0,1% y 1% de la población lo hacía, respectivamente, del 17,6% y
del 30,5% del total del ingreso”.7

Uno de cada tres consultorios de salud atendía día y noche, para lo cual se contrató a todos los
médicos recién egresados y a los alumnos del último curso de las escuelas de medicina. La
Escuela de Medicina de la Universidad de Chile abrió carreras vespertinas de médicos y
enfermeras universitarias. Un Tren de la Salud recorrió todo Chile dando atención médica y
dental a campesinos, mapuches y pobladores de lugares apartados. La educación era gratuita
en la enseñanza básica, media y superior. Más de 2.500 trabajadores con enseñanza media se
incorporaron a diversas carreras de la educación superior a través del convenio firmado entre
la Universidad Técnica del Estado y la Central Unica de Trabajadores. Se otorgó la beca René
Schneider a hijos de campesinos, obreros, mapuches, soldados.

El Gobierno Popular recogió las inquietudes y clamores del pueblo mapuche, aprobando una
Ley indígena centrada en la defensa y recuperación de la tierra, y el desarrollo de la cultura y
el gobierno de sus asuntos por los propios mapuches.

Varias de las 40 medidas del Gobierno Popular estuvieron dirigidas a mejorar las bajas
pensiones y dar previsión a los que no la tenían, a proteger a la familia y al niño creando el
Ministerio de la Familia, igualando las asignaciones familiares, desarrollando un programa de
emergencia de vivienda, agua y luz eléctrica, otorgando matrícula, útiles escolares, desayunos
y almuerzos gratuitos a los niños de la educación básica, atendiendo los problemas de
seguridad en las poblaciones frente a la delincuencia y generando instancias que permitieran
a los más pobres tener un mejor acceso a la justicia, elevando la probidad de las autoridades y
la honestidad administrativa para hacer de la gestión pública un verdadero servicio a la
comunidad.

Se suministró gratuitamente medicamentos y exámenes, se creó centros materno-infantiles en


cada población. El gobierno de la Unidad Popular entregó medio litro de leche diario para
cada niño, para lo cual se invirtió el 10% del presupuesto de salud y 1,6% del presupuesto
nacional, completando 1.500 millones de litros de leche distribuidos en los 3 años de
gobierno. Hubo acceso masivo a diversas expresiones de la cultura, un ejemplo fueron las
ediciones baratas de millones de libros de la Editorial Quimantú. Surgieron campamentos de
verano y muchas otras iniciativas de descanso y recreación para los sectores populares.
6
El Mercurio, 24 septiembre 1989.
7
R. Lopez, E. Figueroa y P. Gutierrez. La parte del león: nuevas estimaciones de la participación de los superricos en el ingreso de Chile. Santiago,
Universidad de Chile, Facultad de Economía, marzo de 2013.
8
La política exterior fue independiente y soberana y puso énfasis en la integración con América
Latina y el Caribe. Se amplió como nunca la democracia y la participación del pueblo. La
sindicalización aumentó en 1971 a un millón de trabajadores, y éstos participaron en la
dirección de las empresas estratégicas a través de los Consejos de Administración y los
Comités de Vigilancia de la producción. Se crearon los Consejos Campesinos para que
participaran los trabajadores del campo en el proceso de Reforma Agraria, y las Juntas de
Abastecimiento y Precios para combatir la especulación y el acaparamiento de los productos.
Se amplió la organización y participación de los pobladores a través de las Juntas de Vecinos,
Centros de Madres y organismos culturales. La juventud y otros sectores se integraron al
Movimiento Nacional de Trabajos Voluntarios, participando en la batalla por la producción,
en la alfabetización, en el Movimiento Nacional de los Innovadores.

La vía chilena al socialismo.

Durante décadas la izquierda chilena siguió una vía político-institucional para ganar el
gobierno, lo que respondía a la historia y características del movimiento popular chileno: un
movimiento obrero clasista desde principios del siglo XX, alto nivel de unidad y conciencia
política del pueblo, influyentes partidos marxistas, amplias libertades y derechos ciudadanos y
gran participación popular. Estos rasgos le permitieron a la izquierda tener representación en
los Municipios, en el Parlamento y en algunos gobiernos. El sistema electoral era
proporcional, y la legislación incorporaba avances significativos en los derechos de los
trabajadores, de las mujeres, y del pueblo en general, el Estado tenía tuición sobre
importantes empresas, hizo gratuitas la salud y la educación, avanzó en la previsión.

La Unidad Popular era una coalición plural, que al constituirse en 1969 integró al Partido
Socialista, Partido Comunista, Movimiento de Acción Popular Unitario (Mapu), Partido
Radical, Partido Socialdemócrata (encabezado por Esteban Leyton), Acción Popular
Independiente (dirigido por Rafael Tarud). En 1971 se incorporaron la Izquierda
Cristiana (IC) y el Partido de Izquierda Radical (PIR).

Desde su asunción, el gobierno de Salvador Allende buscó el entendimiento con la DC, la


realización de su programa lo ameritaba. Que era posible, lo demostró la mayoría UP-DC que
ratificó a Allende en el Congreso Nacional, el apoyo DC a la nacionalización del cobre, a la
aceleración de la reforma agraria, al fin del monopolio telefónico de la ITT. La DC aceptó la
socialización de la banca, aunque en vez de la estatización proponía la cooperativización.
Concordó en expandir los jardines infantiles, mejorar las pensiones, el salario mínimo y las
asignaciones familiares. También en fortalecer la CUT y la organización sindical, las
negociaciones colectivas tripartitas y la administración de las Cajas de Previsión por sus
imponentes.

La mayoría de los militantes y simpatizantes democratacristianos habían salido a la calle a


defender la victoria de Allende y respaldaban la posición de Radomiro Tomic, quien
proclamaba que el capitalismo era incapaz de resolver los problemas del país y de los países
latinoamericanos.
Antes del triunfo de 1970, varios sostuvieron, incluyendo la mayoría progresista de la DC, que
era posible lograr una alianza formal UP-DC para asegurar la viabilidad del proyecto de
transformaciones.

9
Con alguna similitud, también hoy surgieron propuestas para generar una sola coalición de
gobierno con Apruebo Dignidad y Socialismo Democrático, luego que en la segunda vuelta de
las elecciones presidenciales de diciembre de 2021 triunfó Apruebo Dignidad, y el presidente
Boric y Apruebo Dignidad incorporaron al gobierno a integrantes de Socialismo Democrático
que se comprometieron con el programa. El senador socialista José Miguel Insulza propuso
en el primer cónclave oficialista (25 de marzo de 2022) la idea de una sola coalición, y la
propuesta se reiteró en una reunión del presidente con el PS realizada en julio según el
senador del PS Gastón Saavedra, porque “existe la necesidad de tener una sola alianza (…)
para que sostenga políticamente al gobierno”. Hace poco, el ex senador socialista Ricardo
Nuñez opinó que “el presidente tiene más claro que nunca que son las personas del Socialismo
Democrático las que le permiten gobernar”.

Al respecto, importa reiterar que la incorporación de ese sector se realizó a partir de su


compromiso con el programa de Apruebo Dignidad, y que la gobernabilidad y trascendencia
estratégica de este gobierno se sostiene en la lealtad con su programa y con las demandas de
las movilizaciones populares iniciadas el 18-O. Lo que hoy corresponde es consolidar el
entendimiento en base a la realización de la reforma tributaria y previsional, la constitución
de la Empresa Nacional del Litio y demás medidas programáticas.

En la época de la UP se interponían obstáculos no menores para una alianza UP-DC. Al


interior de la DC las definiciones anticomunistas venían desde temprano, y se hicieron más
patentes a medida que la DC crecía, mezcladas con la tesis del camino propio. En 1958,
Patricio Aylwin había afirmado la “absoluta incompatibilidad y contradictoria relación de los
fines de la DC con los de la derecha y el marxismo”. La “guerra fría” impuesta por el gobierno
de Estados Unidos agudizó el anticomunismo durante la Alianza para el Progreso, estrategia
yanqui en América Latina para contener el comunismo después de la Revolución Cubana. El
gobierno de Eduardo Frei Montalva, aunque realizó algunas medidas positivas para el
desarrollo del movimiento popular, estuvo marcado por políticas procapitalistas,
antipopulares y represivas. Durante la UP, la DC dejó de lado el camino propio y se alió con la
derecha para derrocar al gobierno de Salvador Allende, y posteriormente, en la segunda mitad
de los años 80, conformó la Concertación bajo el diseño de exclusión del PCCh.

La incidencia del anticomunismo en la política chilena está vinculada a la intervención del


gobierno de Estados Unidos, agudizada a partir de los años 60.

A mediados de 1971 se produjo el asesinato de Edmundo Perez Zujovic, crimen parecido al de


Aldo Moro, dirigente DC italiano partidario del “compromiso histórico” con los comunistas 8,
respecto del cual “hoy sabemos (…) que detrás del asesinato de Aldo Moro en 1976 aparecen
tentáculos que conducen hacia un compañero de partido –Giulio Andreotti-, contrario a un
acuerdo con el PC de Italia” 9, tentáculos que también conducían a los servicios de inteligencia
norteamericanos.10

8
Parecido en cuanto a quienes lo impulsaron. Edmundo Perez Zujovic fue ministro del Interior de E. Frei M., del sector conservador de la DC.
9
Intervención de Joan Garcés en el acto de homenaje a Salvador Allende el 8 de septiembre de 1993, en la Casa América de Madrid, España, en el que
participaron además Joaquín Leguina, Presidente de la Comunidad de Madrid, Luis Maira, Secretario General del Partido Socialista de Chile, e Inocencio
Arias, Secretario de Estado para la Cooperación Iberoamericana. En ocasión del Seminario del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz “A 25 años del
golpe”, Joan Garcés actualizó dicha intervención y la envió como ponencia al seminario del ICAL, y está publicada en la edición especial de la revista
Alternativa “A 30 años de la Unidad Popular. El imperativo de la memoria”, de septiembre del 2000.
10
La viuda de Aldo Moro relató después del crimen que, durante su viaje en 1976 a Estados Unidos, Kissinger le había advertido a Moro que abandonara
su posición favorable a la convergencia con los comunistas o lo pagaría caro. Tomado de Allende. La biografía, de Mario Amorós.
10
Durante las negociaciones UP-DC acerca de las áreas de propiedad de la economía, la Unidad
Popular estuvo dispuesta a conceder prácticamente la totalidad de las exigencias de la DC,
pero el acuerdo fracasó por el veto de Frei y los yanquis.

Joan Garcés, asesor del presidente Allende, es categórico en afirmar que “el problema es que
en octubre de 1970 la dirección del Partido Demócrata Cristiano que firma un acuerdo con
Allende, y le vota Presidente en el Congreso, es una Dirección Nacional que responde a los
intereses nacionales, y tres años después la dirección DC está en manos de personas que
responden a (…) intereses estratégicos ajenos a los chilenos (…) los intereses de un sector de la
DC italiana integrado en el sistema de poder norteamericano en Europa, que era común al
sistema de poder sobre América Latina.11 “La decisión de acabar con el gobierno de Allende en
1973 es una decisión que afectaba sin duda a los chilenos, pero que buscaba hacer un
escarmiento con efectos mucho más allá de Chile, para que fuera leído por aquellos que en
Europa y América Latina pensaban entonces que tenían la libertad para elegir libremente su
forma de gobierno”.12 Un acuerdo en Chile hubiera tenido efectos en todo el mundo, en primer
lugar en Francia e Italia. Francois Mitterand había estado en Chile en diciembre de 1971 para
estudiar el proceso de la Unidad Popular, y el Partido Socialista que él fundó en Francia a
comienzos de 1971 estaba en parte inspirado en la experiencia unitaria chilena.

Con todo, la DC siempre albergó sectores progresistas. En 1939 la Falange firmó “un apoyo
parlamentario al programa de reconstrucción del Frente Popular después del terremoto de ese
año y apoya al asediado gobierno de Pedro Aguirre Cerda, entrando a un pacto parlamentario
con el Frente Popular el que no perduró”. 13 En 1946, su presidente, Pedro Rodriguez, ponía de
ejemplos a Bélgica, Italia, Austria, y Alemania, donde “partidos católicos integran gobiernos
con partidos comunistas, sin mengua de su doctrina”, y en 1948, se opuso a la proscripción del
PC. En los años sesenta cobró fuerza la “vía no capitalista de desarrollo”. La Junta Nacional
del 2 de mayo de 1969 discutió que decisión adoptar en las elecciones presidenciales de 1970,
ganando por estrecho margen la tesis del camino propio, después que el propio Frei se vio
obligado a intervenir para derrotar la posición favorable a la alianza electoral con la izquierda,
y “se impuso la tesis de pronunciarse por un candidato propio y un programa netamente
democratacristiano para la elección presidencial de 1970. En cambio, la posición de la mesa
directiva que presidía Fuentealba, apoyada por rebeldes, terceristas y tomicistas, propiciaba la
unidad con los partidos de izquierda, con un abanderado que no necesariamente tenía que
pertenecer al partido. Tomic no aceptó ser nominado de inmediato como candidato, pese al
clamor de la asamblea, que se lo pedía. Indicó, apasionadamente, que si aceptaba en ese
momento una candidatura, estaría ofendiendo a los partidos populares, ya que significaría
imponerse como cabeza de una posible unidad popular”.14

De otra parte, socialistas y comunistas pensaban distinto sobre los entendimientos con
sectores de centro.
El PS en el Congreso de Chillán en 1967 ratificó su oposición a toda alianza “con sectores
burgueses”, y durante el gobierno de la Unidad Popular mantuvo ese rechazo, bloqueando los
acuerdos en más de una oportunidad.

11
Idem intervención J. Garcés.
12
Soberanos e Intervenidos. Estrategias globales, Americanos y Españoles. Joan Garcés, Siglo XXI Editores, Tercera edición, marzo de 2008.
13
Augusto Varas, Prólogo de “El Partido Comunista de Chile. Una historia presente”, Catalonia, 2010. Al hablar del “largo desencuentro DC-PC”, señala
que esta tendencia fue rota por el proceso de convergencia Concertación-PCCh inaugurado en el año 2008. Sus comentarios sobre la tendencia al camino
propio se basan en citas de la obra El Partido Demócrata Cristiano Chileno, de George Greyson, Editorial Francisco de Aguirre, 1968.
14
Renán Fuentealba. En la génesis de la Concertación. Ignacio Gonzalez Camus, Catalonia, 2007.
11
Cuando Radomiro Tomic propuso el apoyo de la Unidad Popular a un candidato DC en una
elección complementaria para dar “mayoría institucional” al gobierno, “no para transar el
programa” de la UP, sino para “facilitar su cumplimiento en términos aceptables para ambos“
(UP y DC)15, Allende estuvo de acuerdo, pero la Unidad Popular decidió levantar la
candidatura del socialista Hernán del Canto, que fue derrotada por estrecho margen al
enfrentar al centro y la derecha unidos.

En lo que sí concordaban Allende, el PS y el PC, era en prevenir el peligro reformista después


de las malas experiencias históricas con el ibañismo y con Gonzalez Videla, y entonces, para
garantizar dentro de la Unidad Popular la hegemonía de los partidarios de transformaciones
revolucionarias, apostaron al éxito de la coalición tal como quedó conformada en 1969, y la
victoria alcanzada en 1970 les dio la razón.

En concordancia con ello, cuando en 1969 se buscaba el candidato común de la Unidad


Popular y se rumoreó que el candidato que los comunistas preferían era Radomiro Tomic,
Luis Corvalán declaró públicamente: “Con Tomic ni a misa”, formulación que explicó de la
siguiente manera: “Lo cierto y lo concreto es que se habían ahondado las diferencias y
desacuerdos con el gobierno de Frei Montalva y su Partido, se había radicalizado el
pensamiento político del pueblo, la Unidad Popular había crecido y las condiciones le eran a
ella de tal manera favorables que habría sido absurdo que levantara o apoyara un candidato
que no fuera de sus filas”.16

La conspiración golpista y sus protagonistas.

Los golpistas alegan que salvaron a Chile del marxismo, del caos y de una dictadura, y que
todos habríamos sido responsables del golpe. La verdad es que la Unidad Popular respetó la
diversidad de ideas y creencias políticas y religiosas, tuvo una relación cordial con la Iglesia, y
reconoció a la oposición política. Hubo oficiales de todas las ramas de las FF.AA. que
participaron en las tareas de gobierno, incluso como ministros. Existió libertad de expresión,
no hubo ningún detenido desaparecido, torturado, ejecutado. Funcionó libremente el
Parlamento y el Poder Judicial, y las organizaciones sociales tuvieron plenos derechos.

El informe del Senado norteamericano prueba que el desabastecimiento, los atentados y


sabotajes terroristas, la guerra psicológica y la violencia, fueron provocados por
organizaciones de derecha financiadas por multinacionales norteamericanas, con el objetivo
de crear caos interno, inestabilidad, desorden e impotencia del gobierno, de manera que se
justificara el golpe. Uno de sus párrafos señala que “El compromiso encubierto de los Estados
Unidos en Chile, en la década entre 1963 y 1973, fue extenso y continuo. La Agencia Central de
Inteligencia gastó tres millones de dólares para influenciar los resultados de las elecciones
presidenciales de 1964. Ocho millones de dólares fueron gastados, encubiertamente, en los
tres años entre 1970 y el golpe militar de septiembre de 1973”. Los norteamericanos contaban
con la influencia alcanzada en las FF.AA. chilenas mediante la existencia de un Pacto de
Ayuda Militar, tenían una misión que funcionaba en el propio Ministerio de Defensa con
acceso a todas las unidades militares, y la instrucción a la oficialidad estaba basada en la
Doctrina de la Seguridad Nacional en escuelas en los EE.UU. y en el Canal de Panamá.
15
Citado de Jorge Donoso Pacheco, “Tomic. Testimonios”. Emisión, Santiago, 1988; por Mario Amorós, en “Allende. La biografía”. Ediciones B, Agosto
2013.
16
El gobierno de Salvador Allende. Luis Corvalán. Lom Ediciones, 2003.
12
Bajo la dirección de la CIA se creó Patria y Libertad, organización terrorista de corte fascista
fundada en septiembre de 1970 por el abogado Pablo Rodríguez, que participó en el asesinato
del general Schneider; y los Comandos Rolando Matus, integrados por militantes de la
juventud del Partido Nacional y que dirigía el presidente de esa organización, el abogado Juan
Luis Ossa Bulnes. Esos grupos paramilitares atentaron contra militantes y dirigentes de la UP,
atacaron a la policía, sabotearon con bombas el tendido eléctrico, vías ferroviarias, oleoductos,
etc. Su objetivo era crear una situación de ingobernabilidad. Patria y Libertad logro cierta
influencia en oficiales medios del Ejército y de la Aviación, fueron los organizadores del
alzamiento del Regimiento de Blindados en junio de 1973. La actividad de estos grupos
aumentó luego de las elecciones de marzo de 1973, en agosto de ese año se realizaron en
Santiago un promedio de 60 atentados diarios con bombas.

Hitos significativos de la desestabilización fueron:

a) El asesinato de Edmundo Pérez Zujovic. La CIA intrumentalizó a la VOP, un grupo de


ultraizquierda sin influencia de masas ni significación política, que asaltaba supermercados y
pequeños comercios. En septiembre de 1970, cuando se negociaba entre la UP y la DC la
votación del Congreso Pleno, habían asaltado un banco dejando a un policía muerto y a un
cliente herido. La VOP entró en contacto con un grupo de exiliados panameños opositores a
Torrijos expulsados de su país que llegaron a Chile en 1969 reclutados por la CIA y
encabezados por un médico de apellido Rola, que indujeron en junio de 1971 al jefe de la VOP,
Ronald Rivera, a asesinar a Pérez Zujovic, ex Ministro del Interior de Frei. La derecha y la
mayoría de la DC acusaron al gobierno del crimen, cayó la mesa de la Cámara de Diputados,
compartida por la UP y la DC, y ésta inició el acercamiento a la derecha.

b) La marcha de las cacerolas en noviembre de 1971, organizada en el barrio alto de Santiago,


fue la primera manifestación de masas de la gran burguesía y arrastró a algunos sectores
medios. Se caracterizó por su violencia y agresividad, y por la actitud contemplativa del
gobierno al permitirla e impedir a sus partidarios el boycot a su realización manifestándose en
las calles.

c) Consolidación de la alianza de la DC y la derecha que les permite ganar dos elecciones


complementarias en el verano de 1972.

d) Paro patronal de octubre de 1972. Con recursos económicos proporcionados por la CIA, se
logró arrastrar al paro a la mayor parte de las organizaciones que agrupaban a las capas
medias: camioneros, transporte urbano, pequeño y mediano comercio, colegios profesionales
de médicos, ingenieros y abogados. Fracasaron en paralizar el país porque los trabajadores se
hicieron cargo de las empresas, mantuvieron la producción, y resolvieron los problemas de
abastecimiento. Se constituyó un gabinete ministerial que en la práctica implicaba una alianza
entre el gobierno de la UP y las FF.AA. dirigidas por el general Prats, quién asumió como
Ministro del Interior. El intento sedicioso de la reacción fue, en ese momento, derrotado.

e) El imperialismo y la reacción, derrotados en octubre, se orientaron a ganar los dos tercios


del Parlamento en la elección de marzo de 1973 para destituir al Presidente Allende. La UP
obtuvo el 44% de los sufragios y la maniobra fracaso. De ahí en adelante, coordinados por la
CIA, se encaminaron a crear las condiciones que posibilitaran el golpe de estado.

13
El 29 de junio de 1973 se alzó el Regimiento Blindados N° 2. Luego, esposas de oficiales
organizaran una manifestación contra el general Prats, obligándolo a renunciar el 23 de
agosto. El 26 de julio un comando terrorista protegido por los servicios de inteligencia de la
Armada asesinó al Edecán Naval, Comandante Araya, todos los participantes fueron
identificados, y algunos que estaban detenidos antes del 11 de septiembre fueron liberados por
la dictadura. En agosto se desencadenó un nuevo paro patronal financiado por la CIA.

Las violaciones a los derechos humanos fueron investigadas y reconocidas con múltiples
antecedentes por la Comisión Rettig, integrada por personalidades que no eran de izquierda.
Previamente, la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas y la Asamblea General
de ese organismo, en todos sus periodos de sesiones durante la dictadura, habían constatado y
condenado estos crímenes, entre ellos el del general Carlos Prats, ex Comandante en Jefe del
Ejército, que fue mandado a asesinar en Buenos Aires. Recientemente, un grupo de expertos
internacionales ha ratificado que el poeta y Premio Nobel Pablo Neruda fue asesinado por la
dictadura de Pinochet.

El gobierno de Estados Unidos.

Un actor político principal en Chile y en otros países, ha sido y es el gobierno de Estados


Unidos, aunque su injerencia normalmente no es reconocida. Luis Corvalán Marquez
consigna que la historiografía local le presta escasa atención a los documentos desclasificados
que revelan esa intervención, sobre los cuales “ha caído un sospechoso silencio”. 17

La intervención norteamericana fue determinante en la fascistización de la derecha. La


creación de Patria y Libertad y sus acciones, entre ellas el asesinato del Comandante en Jefe
del Ejército, René Schneider, no hubieran sido posibles sin la dirección y apoyo operativo del
gobierno norteamericano y sin el entramado de relaciones con las Fuerzas Armadas.

La derecha chilena se había alineado desde el comienzo de la guerra fría 18 con Estados Unidos,
y las FF.AA. asimilaron desde la década de 1940, y con renovado rigor tras la Revolución
Cubana, la doctrina de seguridad nacional y de contrainsurgencia inculcada en el continente
por el establishment militar estadounidense.19

Al cumplirse 200 años de la formulación de la Doctrina Monroe por el gobierno de Estados


Unidos, han sido incontables las anexiones, invasiones militares, golpes de estado, control
sobre las FF.AA. de los países latinoamericanos, operaciones de intoxicación comunicacional y
guerra psicológica, dictaduras terroristas, mecanismos represivos continentales como la
Operación Cóndor, el Plan Colombia, etc. Hace poco John Bolton, consejero de Seguridad
Nacional de Trump y embajador de USA en la ONU con George W. Bush, confesó
públicamente haber estado involucrado en los golpes de estado en varios países.

En varias ocasiones, la injerencia norteamericana se desplegó contra gobiernos y políticos que


no eran de izquierda, como lo revelan el asesinato en 1948 del candidato liberal favorito a las
elecciones presidenciales de Colombia, Jorge Eliecer Gaetán; el derrocamiento en 1954 del

17
La secreta obscenidad de la historia de Chile contemporáneo. Lo que dicen los documentos norteamericanos y otras fuentes documentales. 1962-1976.
Luis Corvalán Marquez. Editorial Ceibo, 2012
18
La guerra fría fue la política de “contención del comunismo” iniciada por Harry Truman al fallecer el presidente Roosevelt en abril de 1945
contra la URSS.
19
La guerra fría en Chile, Alfredo Riquelme. Chile y la guerra fría global, 2014
14
gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala; los golpes de estado contra Joao Goulart en Brasil
en 1964 y contra el gobierno de Juan Bosch en República Dominicana en 1963, y la
subsiguiente invasión militar norteamericana a ese país en 1965.

Una de los instrumentos injerencistas del gobierno estadounidense es la United States Agency
International Development (USAID), creado en la época de la Alianza para el Progreso para
subordinar a las fuerzas políticas y los gobiernos de los países del Tercer Mundo. En abril de
2012, este organismo financió una cumbre de la derecha internacional realizada en Argentina,
y el año pasado se realizó otra del mismo carácter en México.

Entre marzo y mayo de 1947, Estados Unidos accionó para echar abajo los gobiernos de
coalición nacional que se establecieron en Italia, Francia, Bélgica, expulsando de ellos a los
comunistas, que habían sido una fuerza determinante en la resistencia al fascismo, así como
reaccionaron violentamente contra los gobiernos de unidad nacional con presencia de
comunistas en Grecia, Checoslovaquia y Chile.

Sobre la intervención norteamericana previa a los años 60: “En 1947 (Chile fue) (…) enrolado
(…) en la Coalición contra la Unión Soviética (…) mediante el control de hecho sobre el jefe del
Estado”. El presidente Juan Antonio Ríos se reunió con el presidente Truman en octubre de
1945, y “aceptó someter Chile a la estrategia político-militar de Washington en un tratado
multilateral”, y además, mediante un tratado militar bilateral, se inició la penetración de las
FF.AA. de EE.UU. dentro de las FF.AA. chilenas. 20

Las comunicaciones de la embajada norteamericana entregaban detallada información acerca


de militantes comunistas.21 Estados Unidos actuaba así porque se sentía amenazado por el
crecimiento electoral de los comunistas. “En las elecciones de diputados de 1941 (…) obtuvo
“el mayor crecimiento de votos en relación con los otros partidos, tanto en términos
cuantitativos como porcentuales”, aumentó “en un 210% respecto a las parlamentarias
anteriores”. En las elecciones de diputados de 1945, la derecha recuperó el terreno perdido en
1941, sin embargo “el PCCh será uno de los menos afectados (…) al retener parte importante
de su votación de 1941, incluso crecer más de los esperado en las áreas urbanas”. Luego, en
“las elecciones municipales de 1947 (…) obtiene uno de los resultados más importantes de su
trayectoria electoral, el 16,5% de los votos nacionales, y un incremento de sus fuerzas del 110%
respecto de las municipales de 1944”.22

La “traición” de Gabriel Gonzalez Videla marcó fuertemente a la izquierda y al PCCh. Elegido


presidente en 1946 gracias al aporte de los comunistas, a poco de asumir archivó el programa
electoral y persiguió e ilegalizó a los comunistas. Para justificar la proscripción, Gonzalez
Videla pretextó en 1948 -igual que el Plan Zeta- que la URSS, Checoslovaquia y Yugoslavia
fraguaban una revolución en Chile, rompiendo relaciones con esos países.

20
Soberanos e Intervenidos. Págs. 87, 91, 92. El tratado multilateral en referencia es el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, TIAR, que fue
firmado en 1947, que significó la aceptación del sometimiento de Chile a la estrategia político-militar de Washington en la región.
21
Por ejemplo, “el informe del embajador Bowers al secretario de Estado y al director del FBI de 4 de marzo de 1947, con 45 páginas rellanas de nombres
de miembros del Partido Comunista en Valparaíso, sus domicilios, número de documento de identidad, puesto de trabajo, cargo, dirección del lugar de
trabajo, directorios, organizaciones locales, etc. El director del FBI reenviaba el listado, a su vez, al Departamento de Estado, al jefe de Inteligencia Naval,
al Director de Inteligencia. Calibrar el fin y alcance de tales identificaciones requeriría su contraste con la lista de cuadros políticos perseguidos,
encarcelados en Valparaíso o desterrados meses después”. Soberanos e Intervenidos, Joan Garcés.
22
Visión cuantitativa de la trayectoria electoral del Partido Comunista de Chile: 1903-1973. Luis Durán B. Este trabajo es parte de la compilación El
Partido Comunista de Chile. Una historia presente. Editores Augusto Varas, Alfredo Riquelme, Marcelo Casals. Catalonia, 2010
15
“De la campaña de intoxicación se responsabilizó, como en todas las operaciones contra la
izquierda anteriores y posteriores, la empresa editora del diario El Mercurio”, que publicó un
“Manifiesto” que “pedía que el PCCh fuera declarado fuera de la ley”. En este esquema encajó
bien la creación de “una organización secreta para combatir el comunismo en Chile (…) la
llamada Acción Chilena Anticomunista, que usó la “desinformación” y “propaganda negra”
propias de las “campañas de terror psicológico”, con ayuda estadounidense. 23

El embajador de Estados Unidos en Chile entre 1967 y 1971, Edward Korry, afirma en sus
memorias que la Casa Blanca siguió el guion aplicado en Italia en las elecciones de 1948,
cuando el Frente Democrático Popular, integrado por el PCI y el PSI, obtuvo un 31% de la
votación y fue derrotado por el DC Alcide De Gasperi, que obtuvo un 48%.

Vinculado con ello, el dirigente socialista Ricardo Nuñez dice del pensamiento político de
Eduardo Frei Montalva: “La matriz identitaria de la Democracia Cristiana estaba en el legado
de la Falange Nacional, es decir, de la lucha que esta desplegó en contra de las fuerzas
conservadoras de la época y, además, del aporte de sus parientes extranjeros, especialmente
de dos experiencias demócrata cristianas europeas que, a mi juicio, poco tenían que ver con
Chile. Me refiero a la Democracia Cristiana alemana e italiana. Las democracias cristianas de
esos países eran organizaciones que estaban en disputa abierta y declarada con la izquierda,
comunista y no comunista. Esas experiencias, creo yo, influyeron demasiado en Frei”. 24

La Comisión Church reveló las reuniones después del 4 de septiembre de 1970 entre Nixon,
Kissinger, la CIA, directivos de ITT y otras empresas, en que se planificó y decidió el golpe de
estado, la asistencia financiera para medios de comunicación, partidos y dirigentes políticos,
la organización de actividades terroristas, el respaldo al paro de transportistas, las represalias
económicas, el bloqueo de créditos, etc. En la reunión realizada el 14 de septiembre participó
Agustín Edwards -propietario de la cadena El Mercurio y amigo personal de Donald Kendall,
presidente de Pepsicola y financista de las campañas de Nixon- para reclamar el golpe.

En la Junta Nacional del PDC de mayo de 1969, Renán Fuentealba comentó que Edward
Korry opinaba que el PDC debía ceder el paso en las elecciones de 1970 a la candidatura de
Jorge Alessandri, quien gobernaría un corto periodo para que luego la DC retornara al
gobierno. A fines de noviembre, Fuentealba denunciaba en el Senado que el gobierno
norteamericano y la CIA preparaban un golpe de estado.25

El juez Juan Guzmán, que investigó las violaciones a los derechos humanos de la dictadura y
la conexión entre ésta y la Operación Cóndor, afirma que: “Los estadounidenses no solo
prepararon todo -formaron, entrenaron y equiparon a nuestros militares- sino que, además,
introdujeron en nuestros soldados el odio al socialismo. Un odio visceral que fue el origen de
todas las crueldades. Estados Unidos introdujo en nuestras mentes una auténtica paranoia.
Fíjese en cómo reaccionó la Junta Militar: con método y empeño. Como si hubiera que
erradicar un mal. Como si hubieran eliminado una enfermedad, un peligro que amenazaba a
nuestras familias. Nunca se dirá lo suficiente sobre la responsabilidad de Estados Unidos en
aquella carnicería, en todos los niveles del golpe de estado y la represión posterior (…) De

23
Soberanos e Intervenidos. Págs. 112, 113, 114, 118.
24
Ricardo Nuñez. Trayectoria de un socialista de nuestros tiempos. Editorial Universidad Finis Terrae, 2013, Pág. 61.
25
Renán Fuentealba. En la génesis de la Concertación. Ignacio Gonzalez Camus. Catalonia, 2007.
16
hecho, Kissinger está citado para declarar en varios de mis expedientes, sobre todo el relativo
a la Operación Cóndor, pero Washington nos ha contestado que no vendrá”. 26

La derecha.

En los años sesenta culminó un proceso de crisis y reformulación de la derecha. Después que
sus partidos, Liberal y Conservador, disminuyeron su votación desde el 40% que tuvieron en
1941, al 12,9% obtenido en 1965, esta derecha oligárquica “parió” la nueva derecha política,
emergiendo simultáneamente en 1966 el Partido Nacional y el Movimiento Gremial de la
Universidad Católica.

“La derecha política que existió hasta 1965 … era la heredera de los partidos oligárquicos del
siglo XIX, los cuales mantuvieron lo esencial de sus principios en el siglo XX. La inexistencia
de un proyecto modernizador en ella, por ende, no era una carencia, sino un producto
inevitable del tipo de derecha (…) La derecha de los sesenta (…) era una derecha moderna (…)
que se nutría de varios proyectos alternativos a los existentes (…) ninguno de ellos logró para
1973 articular un proyecto global, compartido por todos los segmentos a los que miraba y
esperaba representar, pero se lograron algunos consensos fundamentales”. 27

El Partido Nacional fusionó los dos antiguos partidos, sumando a grupos nacionalistas, y al
mismo tiempo “representó un intento de renovación política e ideológica, tratando de dar
respuesta a las inquietudes de los grupos sociales que pretendía representar, mediante una
mixtura entre corporativismo y liberalismo”.28 En 1967 levantó la idea de un “gobierno fuerte,
impersonal y nacional”; en 1969 apoyó subrepticiamente el tacnazo; y en 1970 respaldó la
candidatura presidencial de Jorge Alessandri, difundiendo durante la campaña su documento
“La Nueva República”, que calificaba el orden institucional vigente como “peligrosamente
inadecuado para la época actual” y hacía recaer en las FF.AA. la responsabilidad de salvar el
Estado.

El Movimiento Gremial de la Universidad Católica nació en la Universidad Católica, con


rasgos de catolicismo integrista y un acendrado anticomunismo y defendiendo ardorosamente
la propiedad privada. Su líder, Jaime Guzmán, había sido miembro de Fiducia, movimiento
católico-integrista y antimarxista nacido en 1963 y acérrimo enemigo de la Reforma Agraria.
Gran admirador de Franco y del franquismo –“régimen nuevo y magnífico (…) he palpado que
el Generalísimo es el salvador de España”-,29 participó activamente de la lucha contra la
Unidad Popular, entre otras cosas escribiendo artículos que alimentaban la “campaña del
terror”. Movimiento contradictorio, pues a la par que esta anacrónica influencia, un sector de
los gremialistas fue la base de los Chicago Boys al formarse en el neoliberalismo en la
Universidad de Chicago mediante el intercambio, desde los años 50, entre esa universidad
norteamericana y la Escuela de Economía de la Universidad Católica de Santiago. A juicio de
Verónica Valdivia, al Movimiento Gremial se le podría aplicar la categoría de “modernismo
reaccionario” que en su momento fue creada para referirse al nazismo. 30

26
Entrevista en El País semanal, 19 octubre 2003. Citado en el libro Después de la lluvia. Chile, la memoria herida. Mario Amorós. Editorial Cuarto
Propio, 2004
27
Nacionales y Gremialistas. El “parto” de la nueva derecha política chilena, 1964-1973. Verónica Valdivia Ortiz de Zárate, LOM Ediciones, 2008.
28
Nacionales y Gremialistas …
29
Rosario Guzmán Errázuriz, Mi hermano Jaime.
30
Nacionales y Gremialistas…
17
Cuando el movimiento popular se perfiló con posibilidades de ganar el gobierno, la derecha
agudizó su anticomunismo y su fascistización, estimulados por la intervención de Estados
Unidos entre 1962 y 1973.

Durante la dictadura, a mediados de los años setenta, los sectores neoliberales alcanzaron la
hegemonía en el ámbito económico y las ideologías gremialista y neoliberal se fusionaron
progresivamente. Luego, la reactivación de un poderoso movimiento de masas antidictatorial
a partir de 1983, obligó a la derecha a reorganizarse, en 1979 se había formado el grupo
“Nueva Democracia”, y el 25 de septiembre de 1983 se constituyó la UDI. 31

La UDI “nació bajo el alero del régimen militar encabezado por el general Augusto Pinochet,
convirtiéndose en el heredero del proyecto de modernización puesto en vigencia bajo su
égida”. Las limitaciones que imponía la dictadura al accionar político de los partidos de la
izquierda entre las masas, fue convenientemente aprovechado por la UDI para irradiar y
crecer en su influencia.

En noviembre de 1983 también nace el Movimiento de Unión Nacional (MUN), compuesto


por ex militantes del Partido Nacional, algunos de cuyos dirigentes fueron Andrés Allamand,
Juan Luis Ossa y Fernando Maturana. El crecimiento de la lucha antidictatorial entre 1983 y
1986 aceleró la salida pactada con la dictadura y también desató una crisis al interior de la
derecha. En febrero de 1987 el MUN llamó a la unificación de las organizaciones políticas de
la derecha, y se constituyó el partido Renovación Nacional, con Ricardo Rivadeneira como
presidente. El Partido Nacional liderado por Carmen Saenz desechó la propuesta
cuestionando a la UDI como responsable de “los más graves errores cometidos por el gobierno
militar”.

Al interior de RN se configuraron dos tendencias, la que sostenía una crítica a la dictadura y


postulaba la independencia del partido respecto de ella, y la otra liderada por Jaime Guzmán,
imbuida de fuerte autoritarismo y reivindicando el liderazgo de Pinochet. Rivadeneira era uno
de los más críticos al régimen, se pronunciaba a favor de elecciones libres y de un plebiscito
con candidato distinto a Pinochet. Ocho meses después del nacimiento de RN, el 9 de
diciembre de 1987, Rivadeneira renunció y se desató una crisis que culminó en el quiebre del
partido en abril de 1988.

La Democracia Cristiana.

El golpe de estado podía haberse evitado si la Democracia Cristiana no se hubiera sumado a la


derecha en la escalada desestabilizadora y golpista.

Radomiro Tomic afirmó después del golpe que: “la DC no puede pedir para sí el papel de
Poncio Pilatos en el desastre institucional. La gravitación de lo que se hace o deja de hacer
cuando se controla el 40% del Congreso Nacional, el 30% del electorado nacional, el 32% de
los trabajadores organizados en la CUT, el 40% del campesinado y las organizaciones
juveniles chilenas, diarios, radios y TV, 5 de las 8 universidades del país, la gravitación –digo-
de una fuerza de tal envergadura, tiene efectos positivos por sus acciones o por sus
omisiones”.32
31
Derecha regimental y coyuntura plebiscitaria. Los casos de RN y la UDI, Karina Berrier, diciembre 1989.
32
Del dossier de la Revista Chile-América Nº 4, 1975, citado por Luis Corvalán Marquez en La secreta obscenidad de la historia de Chile contemporáneo.
Lo que dicen los documentos norteamericanos y otras fuentes documentales. 1962-1976. Editorial Ceibo, 2012
18
La directiva y parte del Partido Demócrata Cristiano apoyaron el golpe de estado pensando
que vendría una “restauración democrática cuasi inmediata” en la que retomarían el gobierno.
Son coherentes con esta idea la declaración oficial de la directiva democratacristiana y la carta
de Eduardo Frei Montalva a Mariano Rumor, presidente de la Democracia Cristiana
Internacional, que avalan las fabulaciones de un supuesto “Plan Zeta”, un “ejército paralelo” y
la preparación de una “dictadura comunista”. Ambos documentos afirman que la Unidad
Popular fue un gobierno minoritario y estuvo cerrado al diálogo, mientras que la DC estuvo
siempre abierta a llegar a acuerdos.

Nada más lejos de la verdad. Allende buscó y logró el acuerdo de la DC, que era encabezada en
ese entonces por una directiva progresista y cuyo candidato presidencial, Radomiro Tomic,
coincidía con la izquierda en varias propuestas programáticas. Al sumar su 28% de los votos a
la votación de la UP, era muy claro que en 1970 se había expresado una contundente mayoría
electoral por los cambios. El 5 y 6 de octubre de 1970 se realizó la Junta Nacional del PDC
para decidir el voto DC en el Congreso Pleno, el resultado fue el respaldo a la propuesta de
apoyo que presentó Benjamín Prado: 271 contra 191, y 91 abstenciones.

La UP y Allende buscaban resolver el conflicto político por la vía democrática, en ese marco se
insertaba la idea del plebiscito que se iba a proponer el 11 de septiembre. Mientras la directiva
progresista democratacristiana tuvo respaldo en su partido, se pudo conversar y llegar a
acuerdos. Bernardo Leighton recuerda la solución del conflicto del canal 9 de TV, el reintegro
al trabajo de los empleados y obreros de El Teniente, el término del impasse entre la Comisión
de Relaciones Exteriores del Senado y el Ministerio de Relaciones Exteriores acerca de las
designaciones del personal en las representaciones en el extranjero; la resolución de las
dificultades en la distribución de alimentos, adelantado por conversaciones entre el Ministro
de Economía y dirigentes DC; las concordancias entre los diputados de la DC y de la UP para
despachar los proyectos de ley sobre creación del Ministerio de la Familia y de reajuste de las
rentas del profesorado.33 Leighton concluía que “Todo podrá alegarse, en consecuencia, menos
que el Presidente Allende permanecía cerrado al intento de procurar caminos pacíficos y
parlamentarios para salvar la situación del país”.34

Hubo grandes esfuerzos por llegar a un acuerdo en torno a que áreas de propiedad existirían y
que empresas importantes deberían pasar a cada una. De hecho, el Congreso sancionó una
Reforma Constitucional que estableció que por ley se determinarán “las empresas de
producción de bienes y servicios que integrarán las áreas social y mixta de la economía”, y “las
empresas cuya administración corresponderá únicamente a los trabajadores que laboren en
ellas en forma permanente, cualquiera que sea el área que integren dichas empresas”.
Finalmente, a mediados de 1972 se había llegado a un acuerdo sobre el Area de Propiedad
Social, incluyendo el traspaso a ella o al área mixta de 80 empresas nacionales y extranjeras.

“Pero ese acuerdo entre el gobierno de Allende y la dirección del PDC, en el día que se reunía
el Senado para ratificarlo, fue saboteado mediante una llamada telefónica que Eduardo Frei
hizo desde Europa, donde se encontraba, ordenando a los senadores Rafael Moreno y Juan
Hamilton romper la disciplina del PDC e impedir que hubiera quorum en el Senado para votar
el acuerdo suscrito (…) Frei y la Internacional DC lo desahuciaron, y el PDC se negó a
proseguir las conversaciones”.35
33
Hermano Bernardo, Otto Boye
34
Idem
35
Intervención de Joan Garcés ya citada en el acto de homenaje a Salvador Allende el 8 de septiembre de 1993, en la Casa América de Madrid, España.
19
El 8 de septiembre de 1970, cuando todavía era Presidente de la República, Frei convocó a los
comandantes de las 3 ramas de las FF.AA., al Director General de Carabineros y al general
Carlos Prats, para relatarles su encuentro con Allende y señalarles que se implantaría un
régimen marxista en el país. El general Prats en sus memorias consigna que Frei dibujó un
cuadro de caos económico, indicando como síntomas que el día anterior se habían retirado de
los bancos 200 millones de escudos y otros 500 millones de las sociedades de ahorro y
préstamo, y la Bolsa de Santiago había caído un 60%. Expresó su temor a la congelación de las
inversiones, la suspensión de la venta de bienes de consumo, la paralización de las siembras
agrícolas y la caída de la producción industrial. El 23 de septiembre, su ministro de Hacienda,
Andrés Zaldívar, repitió lo mismo en un discurso transmitido por cadena de radio y
televisión.36

Frei se reunió además en Viña del Mar con John Richardson, Secretario de Estado Adjunto
para Educación y Cultura de EE.UU., y el Embajador Korry, y pidió transmitir a Nixon que
“Las probabilidades son de cincuenta a uno de que la presidencia de Allende significará en
Chile un gobierno como el que hay en Cuba”. Korry, que hacía de traductor y tomaba notas de
la reunión, le preguntó si estaba solicitando que se hiciera “algún tipo de acción”. Frei se
limitó a responder que tan sólo “propaganda”, pero Korry concluyó que quería que
“hiciéramos el trabajo sucio”.37

El general Prats cuenta que una semana después de las elecciones recibió insistentes
presiones de militares en retiro para encabezar un golpe de estado, y el 25 de septiembre un
destacado dirigente del PDC le planteó sin ambages que, ante la actitud legalista del general
Schneider, el presidente Frei aceptaría que él encabezara un movimiento militar que
derrocara y enviara al extranjero a Allende para impedir el acceso de “los comunistas” al
poder político y, una vez “normalizada” la situación, volverían a convocarse elecciones. 38

En esa época, Bernardo Leighton le envió una carta a Frei en esa época en que le reprocha su
intransigencia frente a la Unidad Popular señalando que a la DC no le correspondía ser una
“alternativa al marxismo” sino una “alternativa al capitalismo”, palabras similares a las que
pronunció más tarde Mariano Ruiz-Esquide: “la DC no es un partido de centro, ni fu ni fa,
sino un partido de avanzada social, de centroizquierda, que quiere cambiar el sistema
económico chileno a como dé lugar”. 39

Un mes después del golpe, Patricio Aylwin se reunió con la Junta Militar, transmitiéndole:
“reconocimiento de la aptitud de la Junta; disposición de los demócratas cristianos a cooperar
individualmente en la tarea de la Junta; interpretación del pronunciamiento militar del 11 de
septiembre como de legítima defensa; interés en que la Junta de Gobierno tenga éxito”. 40 La
DC actuaba de acuerdo al requerimiento que le había hecho el gobierno de Estados Unidos de
apoyar a la dictadura y ayudar a limpiar su imagen en el exterior. Así, asumieron cargos en la
dictadura muchos de sus profesionales, entre ellos los juristas Alejandro Silva Bascuñán y
Enrique Evans de la Cuadra, que participaron hasta 1977 de la Comisión Ortuzar que elaboró
el anteproyecto de la Constitución del 80. En octubre de 1973 varios dirigentes realizaron
giras al exterior, que según Jack Kubich, miembro del Comité 40, fueron financiadas por la
36
Los antecedentes citados están contenidos en Allende. La biografía. Mario Amorós
37
La Tercera, 2 febrero 2003, extracto de la entrevista a Korry en 1996. Citado en la obra citada de Amorós.
38
Memorias. Testimonio de un soldado. Carlos Prats. Pehuén, 1985
39
La Segunda, 23 octubre 2012
40
Del Archivo Chile América, citado por Luis Corvalán Marquez en obra citada
20
CIA. Esta colaboración continuó hasta fines de 1976, a pesar de la clausura de Radio
Balmaceda –de propiedad del PDC-, de las detenciones y expulsiones posteriores del país de
Claudio Huepe, Renán Fuentealba, Jaime Castillo, el intento de asesinato de Bernardo
Leighton en Roma, la clausura de la revista teórica Política y Espíritu, el simulacro de
atentado contra Frei.

El documento de los militantes democratacristianos Waldo Chacón y Juan Miguel Jara, 41


afirma que después de la caída de la directiva progresista de la DC presidida por Renán
Fuentealba, “el peso de la elaboración intelectual y programática demócrata cristiana
recayó en los sectores más centristas o menos radicales (…) escuchamos con fuerza voces
que sostenían las ventajas de un modelo económico “moderadamente” liberal, se oyeron tesis
que respaldaban “en principio” las privatizaciones masivas de empresas públicas que
implementó el Régimen Militar, y tantos otros argumentos que diferían solamente en grado
de los planteados por los economistas y burócratas de la Dictadura (…) Las negociaciones
para la Reforma a la Constitución en 1989 significaron una serie de concesiones mutuas
entre el Régimen de Pinochet y sus opositores representados por la Concertación de Partidos
por la Democracia (…) [La transición chilena] “se caracterizó por la opción consciente de
desmovilizar a los grupos sociales organizados que desestabilizaron a la Dictadura (...) se
adoptó, por parte del Gobierno del camarada Patricio Aylwin Azócar, una serie de acciones
que se dieron en llamar ‘Política de los Acuerdos’ (…) se llamaba a no agudizar los conflictos
con quienes respaldaron y sustentaron el Régimen Militar (el empresariado y las Fuerzas
Armadas), y a no fomentar las demandas sociales”.

Aylwin en sus memorias calificó la declaración de 1973 de la directiva DC como “pecado de


ingenuidad”. El 9 de septiembre de 2013, su hermano, Andrés Aylwin, dijo: “Patricio
equivocadamente aceptó el golpe”. Andrés Zaldívar declaró que la declaración de los 13 tenía
más sentido político que la oficial. 42 Renán Fuentealba señaló que “los militares no querían
dar el golpe si la democracia cristiana no les daba luz verde y la luz verde fue el acuerdo de la
Cámara de Diputados (…) [la sesión de agosto de 1973 que declaró la inconstitucionalidad del
gobierno de Allende] (…) estaba la frase de Aylwin (Patricio) que dijo que hay que pasar de las
palabras a los hechos y no hay que dejarles pasar ninguna más. Yo me pregunté esa vez, si
nosotros habíamos hecho todo, que significa eso de pasar de las palabras a los hechos. Era
bastante claro el asunto, había que pasar al golpe militar y al derrocamiento de Allende”. 43

Un sector de la DC propició una salida democrática a la crisis, contaba con el Cardenal Silva
Henríquez, confiaba en los militares leales a la Constitución, y más tarde condenó
públicamente el golpe. Pero, las diferencias políticas en la DC eran tan profundas que
mientras unos dirigentes como Bernardo Leighton, Radomiro Tomic, Renán Fuentealba y
otros se opusieron desde el primer día a la dictadura, y por eso fueron perseguidos; otros, en
cambio, contribuyeron activamente a la conspiración como Juan de Dios Carmona, Luis
Thayer Ojeda, Sergio Ossa Pretot, Jorge Cauas y Alvaro Bardon.

En la Junta Nacional de agosto de 2013 de la DC, la llamada “declaración de los 13” fue
incluida en el voto político, e inspirada en ella apareció públicamente la declaración
“Lecciones de la historia y desafíos para un tiempo fecundo. La Democracia Cristiana a 40
41
Una mirada a la historia del progresismo del PDC. www.chascones.cl. Consultado el 4 de abril de 2013. Waldo Chacón es cientista político de la
Universidad Católica, y Juan Miguel Jara es cientista político de la Universidad de Chile.
42
El Mercurio, 7 septiembre 2013
43
Entrevista de Renán Fuentealba en diario El Día (región de Coquimbo), 11 septiembre 2013
21
años del golpe de estado en Chile”. Entre las ideas principales del documento se plantea la
necesidad de una nueva Constitución que surja de una Asamblea Constituyente, “que es lo
que la mayoría del país desea”; que se avance al reconocimiento pleno de los derechos
ciudadanos y a una sociedad más justa e igualitaria priorizando la salud, la educación y la
previsión social; que se redistribuya el ingreso mediante reformas tributarias progresivas, se
restablezca la potestad de Chile sobre sus riquezas y recursos nacionales, se fortalezca la
capacidad negociadora de los sindicatos y se impulse la participación ciudadana. Para llevar a
cabo estos desafíos se releva el papel del próximo gobierno de Nueva Mayoría, “que debe
trascender y prolongarse más allá del año 2020”, y se llama al debate de cara al Sexto
Congreso de la Democracia Cristiana que se realizará el año 2014.44

El golpe de estado podía evitarse.

En ocasión de los 40 años del golpe de estado, cuando en el PDC hubo quienes pidieron que la
“declaración de los 13” que condenó el golpe de estado, se adoptara como la posición oficial de
la DC, los firmantes de la declaración lo rechazaron. Belisario Velasco dijo: “Hubo un antes,
un durante y un después. En el antes hubo una directiva que presidía Renán Fuentealba, el
vicepresidente Bernardo Leighton y yo era secretario nacional. Esa directiva perdió la junta
nacional y por ende la conducción del partido, en mayo de 1973, con un 45%. Entonces,
éramos muchos más que los 13, representábamos a muchos (...) La historia no se puede
reescribir: la posición mayoritaria de la DC fue la de apoyar el golpe. Ni con el acuerdo de las
partes se puede cambiar la historia”. 45

Los golpistas aducen que la UP quebrantó la legalidad y violó los derechos humanos. Si bien
hubo sectores que intentaron sobrepasar la via institucional, el accionar de la Unidad Popular
y de las autoridades del gobierno se ciñó al programa y a la estrategia de la UP, y respetó la
legalidad e institucionalidad existente, sin que hubiera violaciones a los derechos humanos.
La prensa tampoco tuvo limitaciones, por el contrario, la mayoría de los medios de
comunicación, que eran de propiedad de los grandes monopolios, se comprometieron con la
conspiración golpista y recibieron financiamiento para ello del gobierno de Estados Unidos y
otras entidades, en primer lugar, el diario El Mercurio. Por ello es que ha sido de toda justicia
la resolución reciente del Tribunal de Etica y Disciplina del Colegio de Periodistas, de expulsar
de la orden a Agustín Edwards Eastman.

Para Moulian,46 una de las causas del golpe de estado fue la “radicalización política” de los
años 60, que impidió las alianzas y entendimientos con el centro. Del “reformismo
antioligárquico global” de Frei se pasó al proyecto de “tránsito institucional al socialismo”.
Desaparecieron los partidos Liberal y Conservador y emergió una derecha agresiva y golpista
con el Partido Nacional y el Movimiento Gremialista, que dió a luz a los “Chicago Boys”. En la
izquierda, el Partido Socialista había adoptado en 1957 su tesis del Frente de Trabajadores, y
en los años 60 reivindicó la combinación de formas de lucha. La Unidad Popular señalaba que
se proponía iniciar el tránsito institucional al socialismo. Su conclusión es que en 1964 ya no
había condiciones para la colaboración entre el centro y la izquierda: existía una izquierda
maximalista, partidaria del socialismo o, por lo menos, del aceleramiento de la “revolución
democrática”, y un centro antialiancista que se esforzaba por desplazar a la izquierda. En vez
que se moderara el programa inicial de la izquierda; sucedió por el contrario que la UP aplicó
44
La Nación, 6 septiembre 2013.
45
Entrevista a Belisario Velasco. La Tercera, 1º de septiembre 2013.
46
Antes del Chile Actual. La década del sesenta. Tomás Moulián, Mutante Editores, 2014.
22
una “estrategia de reformas no negociadas”, hubo un progresivo “vaciamiento” del centro, se
fortaleció la línea del “polo revolucionario” dentro de la UP, y se produjo el triunfo electoral de
la izquierda en marzo de 1973, todo lo cual favoreció la polarización. Hasta aquí el análisis de
Moulian.

No compartimos la connotación negativa que Moulián le otorga a la “radicalización” de los


años 60. En Chile y en el mundo cursaba un intenso proceso de politización de las masas
populares; crecían su organización, su unidad y sus luchas, y eso se reflejaba en altos niveles
de participación ciudadana en los asuntos públicos.

La aspiración a desarrollar un proceso revolucionario antiimperialista y antioligárquico con


vistas al socialismo se correspondía con el avance de la izquierda en Chile y de las fuerzas
progresistas en el mundo. Gran parte de la humanidad simpatizaba con el socialismo, existía
un bloque de países en torno a la URSS que contribuía a contener los afanes agresivos del
imperialismo, en América Latina había triunfado la Revolución Cubana, se desarrollaba un
movimiento internacional de solidaridad con el pueblo de Vietnam en su lucha contra la
agresión norteamericana, en 1968 París era conmocionada por la revuelta estudiantil y obrera,
Martín Luther King encabezaba grandes combates contra el racismo en Estados Unidos,
procesos de liberación nacional desintegraban el colonialismo y entraba a incidir en los
destinos del mundo el Movimiento de los Países No Alineados, la Iglesia Católica impulsaba
procesos renovadores que habían sido resueltos por el histórico Concilio Vaticano II.

El Chile de los 60 era atravesado por grandes movilizaciones obreras, campesinas, de


pobladores, estudiantes, académicos, intelectuales y trabajadores de la cultura, que habían
alcanzado un alto grado de organización y unidad, y la bandera de cambios estructurales
había irradiado a vastos sectores como resultado del accionar de las fuerzas de izquierda a lo
largo de muchos años. En mayo de 1972 Chile fue sede del primer congreso del Movimiento
Latinoamericano Cristianos por el Socialismo, cuyas resoluciones perseguían “impactar la
conciencia latinoamericana y mundial, contribuyendo a destruir la aparente legitimidad del
capitalismo a que están acostumbrados la mayoría de los países del Tercer Mundo”. Al mismo
tiempo, la jerarquía de la Iglesia Católica y el cardenal Raúl Silva Henríquez mostraban una
posición amistosa y de simpatía hacia el gobierno de Allende y sus transformaciones.

En los años previos a la conformación de la Unidad Popular, se habían fortalecido las


posiciones de izquierda en el Partido Radical, partido que continuaba siendo influyente en los
sectores medios, como lo probaban sus votaciones. En 1961, el PR había elegido 39 diputados;
en 1965 eligió 20; y en 1969, en pleno auge democratacristiano, eligió 24. Dirigentes radicales
como Alberto Baltra, Hugo Miranda, Anselmo Sule, Carlos Morales, Orlando Cantuarias y
Aníbal Palma, se esforzaban para que su partido se integrara a la izquierda, y algunos, como
su precandidato presidencial, Alberto Baltra, manifestaban sus simpatías por el socialismo.

En su libro “Tres países del mundo socialista”, Alberto Baltra afirmaba que: “el mundo
marcha inevitablemente hacia el socialismo (…) es perfectamente concebible una alternativa
viable lo suficientemente socializada como para permitir una planificación eficaz, preparar el
cambio del sistema capitalista, extirpar los monopolios, debilitar la influencia imperialista y
facilitar la acumulación y movilización de los cuantiosos recursos que se necesitan para
acrecentar la capitalización nacional y, por ende, el ritmo de desarrollo en Chile”. 47

47
Del libro ya citado de Luis Corvalán L.
23
En los años previos, aunque las transformaciones estructurales no eran prioridad del gobierno
de Frei, éste avanzó en la reforma agraria y la sindicalización campesina, chilenizó el cobre,
impulsó la organización poblacional, creó el impuesto patrimonial a las grandes fortunas,
condenó la intervención militar norteamericana en Santo Domingo. La Juventud Demócrata
Cristiana participó de conjunto con las de izquierda en la marcha en solidaridad con el pueblo
de Vietnam, en la lucha por la reforma universitaria, y en otras iniciativas. Hubo una corriente
democratacristiana que levantó la bandera de cambios estructurales denominado socialismo
comunitario, el cual se expresó en 1970 en la candidatura presidencial de Radomiro Tomic.

Entonces, es más preciso decir que el clima político obligó a la DC y otros sectores a
diferenciarse de los planteamientos conservadores, que afirmar que la izquierda estuvo
obligada a diferenciarse del centro político. En vez de una “estrategia de reformas no
negociadas”, el gobierno de la Unidad Popular puso en práctica una estrategia permanente de
entendimientos con la Democracia Cristiana, como lo prueban los acuerdos alcanzados.

Simultáneamente, para superar los obstáculos de la derecha al avance del programa, se


recurrió también a algunas normas de la legislación chilena promulgadas en épocas históricas
anteriores en materias como las intervenciones estatales de empresas, que también fueron
parte de las conversaciones con la DC sobre la legislación respecto de las áreas de propiedad
en la economía, llegándose a acuerdos que lamentablemente luego fueron abortados por el
sector conservador de ese partido.

Si no se avanzó más en los entendimientos con la DC fue porque tal estrategia tuvo la férrea
oposición de un sector del PS, del freismo democratacristiano, la DC internacional y el
gobierno de Estados Unidos.

La transición pactada.

Estrechamente vinculada con los orígenes del golpe y el carácter de la salida a la dictadura se
encuentra la transición pactada a la democracia. Políticos derechistas y concertacionistas
alaban su índole “ejemplar”. Para Enrique Correa, ex ministro socialista del Presidente
Patricio Aylwin, es “una de las transiciones más exitosas del mundo”, equiparándola con la de
Sudáfrica. Mala comparación, ya que Sudáfrica, después de terminar con el régimen del
apartheid, elaboró una nueva Constitución que fue aprobada por una Asamblea Constituyente
el 11 de octubre de 1996, y en Chile aún estamos en el proceso.

Esta alabada “transición”, a partir de 1984 y 1985, fue negociada y pactada con Pinochet por
los partidos de la Concertación y la derecha, con participación protagónica del gobierno de
Estados Unidos. Coordinaron las reuniones bilaterales y colectivas que se realizaron
delegados designados por el cardenal Francisco Fresno de la Iglesia Católica. A Pinochet y a la
derecha les hicieron todo tipo de concesiones, mientras que a los comunistas y a la izquierda
se les continuó excluyendo por 20 años más, aunque fueron una fuerza decisiva para echar
abajo la dictadura.

La transición frustró el advenimiento de la democracia al mantener los cimientos del régimen


institucional diseñado por Jaime Guzmán, entre ellos la Constitución pinochetista, y el
antidemocrático sistema electoral binominal, con el cual recién se terminó en 2015. La
Constitución de 1980, antidemocrática por su origen y por el contenido de sus disposiciones
fundamentales, la elaboró un reducido grupo derechista designado por el dictador, a espaldas
24
de la ciudadanía, y fue aprobada en una consulta fraudulenta, sin discusión ni libre
participación. Su sistema de quórum calificado constituye un derecho a veto de la derecha
ante cualquier iniciativa de cambio. Concede amplia autonomía a las Fuerzas Armadas, al
Banco Central y al Tribunal Constitucional. No garantiza el ejercicio efectivo de los derechos
económicos, sociales y culturales fundamentales, entre ellos el derecho a la educación, a la
salud, a la vivienda, a pensiones justas y dignas, a un medio ambiente sano. Consagra un
régimen laboral que anula, en la práctica, los derechos a huelga, a sindicalización, a
negociación colectiva. No establece la soberanía, la propiedad, el usufructo, ni la
administración común de los recursos naturales, al servicio del país.

La neutralidad e independencia de las FF.AA. del poder democrático es defendida a ultranza


por la derecha, reacia a cualquier medida que la pueda poner en peligro, como lo demuestra la
reacción a la iniciativa de la Subsecretaría de las FF.AA. del actual gobierno, de unificar
criterios sobre la educación en los institutos armados, y mejorar los incentivos a la
conscripción militar a través de un Foro Ciudadano.

Se debió avanzar en desmantelar la institucionalidad dictatorial con el empuje del


movimiento de masas, pero en lugar de ello los gobiernos de la Concertación se ciñeron a los
compromisos contraídos con la dictadura y los norteamericanos, blanqueando a la derecha y
cogobernando con ella, lo que posibilitó a la larga que ésta reasumiera el gobierno en 2010.

El 5 de octubre de 2011 la Concertación reconoció parcialmente su responsabilidad política en


la frustrada transición pactada a la democracia, al declarar que hay cambios pendientes tras
20 años de gobiernos de la Concertación, porque “nuestra acción política no se opuso con
suficiente determinación al veto de los poderes fácticos y de una parte importante de la
derecha”. Al mismo tiempo se pronunció por un proyecto de futuro que debe contener “una
nueva Constitución para Chile (…) un acuerdo social para terminar con las desigualdades y los
abusos de la sociedad chilena”, y eso requiere “la conformación de una nueva mayoría social y
política”, por lo que “los partidos de la Concertación declaramos nuestra voluntad de
concurrir a la conformación de una nueva mayoría para cambiar Chile junto a otros actores
sociales y políticos del centro y la izquierda con quiénes lleguemos a concordar un proyecto de
país”.48

El dirigente democratacristiano Edgardo Boeninger, uno de los “artífices” de la transición


pactada, en una carta enviada a los dirigentes de su partido, señalaba que la transición a la
democracia exigía la exclusión del PC, argumentando que los comunistas eran partidarios de
la lucha armada, y añadía que “aunque renunciara explícita y formalmente a dichas posiciones
al PC no se le puede dar cabida en los acuerdos políticos de sustentación democrática o de
gobierno futuro ni en la mesa de negociaciones con las FF.AA. Su presencia es absolutamente
inaceptable para éstas, lo que constituye un factor decisivo en la política chilena actual. La
credibilidad de la alternativa democrática entre los sectores militares no continuistas y el
grueso sector de orden y pasivo de la ciudadanía, está directamente vinculada a la nítida
separación entre las fuerzas democráticas y el Partido Comunista”. 49

48
Declaración de los presidentes de los partidos de la Concertación del 5 de octubre de 2011.
49
Carta de Edgardo Boeninger a dirigentes del PDC, 13 octubre 1986, Archivo Corporación Justicia y Democracia, citada por Alfredo Riquelme en “Rojo
Atardecer. El comunismo chileno entre dictadura y democracia”, Ediciones DIBAM, 2009.
25
El inicio de las protestas nacionales en 1983 agudizó la preocupación de los norteamericanos,
la cual comenzó a manifestarse desde los años 1984 y 1985 a través de variadas formas de
presión y declaraciones públicas.

Carlos Portales50, un estudioso de las relaciones de Estados Unidos y Chile, consigna que el 30
de octubre de 1984 el Departamento de Estado anunció que estaban revisando “como los
acontecimientos recientes (en Chile) podrían afectar los intereses norteamericanos” 51 después
de las protestas de 1983. Ya al día siguiente de la declaración de estado de sitio en Chile, el 7
de noviembre de 1984, el Departamento de Estado criticó “el creciente ciclo de violencia por
parte de la extrema izquierda y las medidas represivas del gobierno” e instó “tanto al gobierno
como a las fuerzas democráticas fuera del gobierno, a que superen sus diferencias y avancen
hacia un consenso sobre la transición hacia la democracia”. 52 El 26 de noviembre, el vocero de
la Casa Blanca Larry Speakes dijo que los Estados Unidos habían expresado al gobierno
militar que “quisiéramos verlos moverse hacia un ordenado retorno a la democracia”. 53 El 28
de noviembre, el vocero del Departamento de Estado John Hughes hizo un llamado a “las
fuerzas que favorecen el retorno a la democracia a renovar esfuerzos para abrir discusiones
sobre calendario y procedimientos para devolver la democracia a Chile”. 54 El 30 de noviembre
visitó Chile el Secretario Asistente Alterno para Asuntos Latinoamericanos del Departamento
de Estado, James Michel, quien exploró las posibilidades de acuerdo entre gobierno y
oposición, reuniéndose con el ministro Jarpa y con varios dirigentes de la oposición. 55 Luego
viajó a Chile Langhorne Motley, Secretario de Estado Adjunto del gobierno de EE.UU.,
reuniéndose también con el cardenal Juan Francisco Fresno, y al salir de Santiago, declaró
que “el destino de Chile está en manos de los chilenos, y está en buenas manos”. 56 Tanto Harry
Barnes, nuevo embajador de Estados Unidos en Chile designado en octubre de 1985 57, como
Eliott Abrams, coincidían en apurar el diálogo entre las “fuerzas democráticas”, para evitar
que “prospere la izquierda radical, no democrática”. 58

Según los recuerdos de Luis Corvalán L. 59, a mediados de 1985 se realizaron por iniciativa del
cardenal Fresno varias reuniones con la presencia del Partido Demócrata Cristiano, Partido
Socialista de Briones, Partido Radical, Partido Radical Social Demócrata, Unión Nacional
(Andrés Allamand), Partido Liberal, Partido Republicano, Renovación Nacional de Carmen
Saenz, para buscar una salida pactada a la dictadura, al término de las cuales suscribieron el
“Acuerdo Nacional para la Transición a la Plena Democracia”, cuyo texto fue enviado a
Pinochet y publicado en La Segunda el 26 de agosto de 1985. Diez años después, el vespertino
La Segunda publicó una separata en la que José Zabala, uno de los 3 coordinadores del
acuerdo -los otros 2 eran Sergio Molina y Fernando Leniz- describe en detalle como éste se
fraguó.60
50
Director de la revista Cono Sur de Flacso, publicación de análisis de Estados Unidos y sus relaciones con América Latina.
51
New York Times, 31 de octubre de 1984. Citado por Carlos Portales en “Democracia y relaciones EE.UU.-Chile: Discurso y Realidad, revista Cono Sur
abril, mayo, junio 1985
52
El Mercurio, 8 de noviembre de 1984. Idem
53
Cable AP, 26 de noviembre de 1984. Idem
54
El Mercurio, 29 de noviembre de 1984. Idem
55
El Mercurio, 1º diciembre 1984. Idem.
56
El Mercurio, 21 de febrero de 1985. Idem.
57
El Mercurio, 23 abril 1985. Citado por Carlos Portales
58
Idem
59
Luis Corvalán publica estos recuerdos en “De lo vivido y lo peleado. Memorias”, LOM Ediciones, 1997. La referencia a la separata de La Segunda
también la hace Rafael Otano en Crónica de la Transición, Editorial Planeta, 1995.
60
A nuestro juicio, antes que empezaran las conversaciones y reuniones formales en febrero de 1985, que son recordadas por Luis Corvalán, tienen que
haber existido reuniones y conversaciones previas, probablemente en 1984.
26
El 19 de febrero de 1985, el cardenal Fresno, acompañado del obispo Valech y del vicario
Precht, recibió en su casa a Langhorne Motley, junto a James Theberge, Embajador de
EE.UU. en Chile, y el Encargado de la Oficina de Chile del Departamento de Estado. Zabala
cuenta que Motley le dijo a Fresno que “quizás la Constitución del 80 no sea perfecta, pero
que no se podía iniciar el diálogo dudando de la legitimidad de la persona que estaba en La
Moneda”, que “también era necesario que se fijara una clara línea frente al comunismo, lo
cual no solo tranquilizaría a Pinochet, sino también a muchos otros en Chile, ya que se había
comprobado que cuando se jugaba con fuego, al desaparecer la humareda, sólo quedaban
dominando los comunistas”.

Posteriormente los 3 asesores del Cardenal se reunieron, a partir del 15 de marzo, primero
separadamente, con Patricio Aylwin, Carlos Briones, Francisco Bulnes, Enrique Silva Cimma,
Pedro Correa, Andrés Allamand y René Abeliuk, y más tarde con Hugo Zepeda “para cubrir un
sector de derecha no considerado”, y luego con Luis Maira, “por sugerencia de Briones, quien
sentía la necesidad de verse acompañado por alguien tanto o más de izquierda que él”. El 22
de julio se hizo la primera reunión de conjunto, y Zabala resumió las “opiniones que habían
resultado coincidentes o similares en las reuniones tenidas con cada uno de ellos por
separado”. Todos coincidían en buscar y sellar un “indispensable acuerdo con las Fuerzas
Armadas –con o a pesar de Pinochet-, siendo básico para ello: 1. la exclusión, aunque no la
proscripción, del Partido Comunista, a pesar de que renuncie a la vía violenta”, 2. la búsqueda
de “reformas básicas a la Constitución de 1980, más que su repudio”, y 3. “asegurar que,
respetando la justicia no habrá venganza, ni tribunales especiales para los delitos cometidos”.

El 26 de diciembre de 1985, un grupo de personalidades, entre las que se encontraban Ricardo


Lagos, Sergio Bitar, Fernando Castillo Velasco, Andrés Palma, Osvaldo Puccio, Enrique
Correa, Manfred Max Neef, Moy de Tohá, Nemesio Antunez y Tomás Moulián, en una carta al
Coordinador del Acuerdo Nacional, Sergio Molina, plantearon la “inclusión de todos los
sectores relevantes del país. Todo intento de exclusión debilita a las fuerzas democráticas y
crea condiciones que favorecen la perpetuación de la dictadura”. Renán Fuentealba planteó
por su parte “Entendámonos ahora con las fuerzas políticas de todos los sectores, incluyendo
a los derechistas que quieran estar. Pero privilegiemos a las fuerzas populares, a las
organizaciones sociales y a los partidos políticos que representan a los partidos populares”. Al
preguntarle si eso incluía al Partido Comunista y al MIR, su respuesta fue: “Con todos hay que
concertarse (…) puedo hacer gobierno con el PC para un programa completo de realizaciones
políticas, económicas y sociales. Puedo hacerlo por determinado número de años”. 61

Al realizarse el Paro Nacional del 2 y 3 de julio de 1986, las conversaciones habían avanzado y
la presión norteamericana se había hecho más fuerte. Tal magnitud tuvo ese paro que la DC,
temiendo una salida popular de masas a la dictadura, se apartó de la movilización y junto a la
derecha y a los norteamericanos, aceleraron las negociaciones para la salida pactada con la
dictadura.

El 4 de julio de 1986, menos de 24 horas después del Paro, llegó a Santiago el Subsecretario
Adjunto para Asuntos Latinoamericanos del Departamento de Estado, Robert Gelbard, quien
conversó “con un amplio espectro de chilenos influyentes de diversos campos”, incluidos
ministros y altos funcionarios del régimen y dirigentes de la oposición. A los líderes de la
oposición los llamó a retirarse de la Asamblea Nacional de la Civilidad y a desistir de todo

61
Revista Análisis Nº 130, abril de 1986
27
acuerdo con los comunistas. “El gobierno de los Estados Unidos –dijo al terminar su visita de
inspección- apoya los esfuerzos de los verdaderos demócratas de Chile para edificar un amplio
consenso y entablar un diálogo significativo”, y agregó: “No puede esperarse que grupos tales
como el Partido Comunista, que hoy favorecen los medios violentos para lograr sus fines
políticos, vayan a someterse mañana a las reglas democráticas. Aquellos que otorgan
legitimidad a los comunistas y a otros extremistas, no están contribuyendo a un Chile estable
y democrático”.

En la oposición, los principales voceros de la tendencia conciliadora eran Edgardo Boeninger


y José Joaquín Brunner, que instaban a la “oposición democrática” a separarse del MDP y a
buscar “una salida negociada con las Fuerzas Armadas”, reconociendo explícitamente que tal
salida “no puede encontrarse al margen de la Constitución de 1980”. Mientras tanto, amplios
sectores pedían la acción unida de todos los opositores. Surgió el “Manifiesto del Movimiento
Democracia y Liberación”, firmada por 215 personas, entre ellas sacerdotes, religiosas,
profesionales, artistas, y los dirigentes democratacristianos Radomiro Tomic, Fernando
Castillo Velasco y Renán Fuentealba.

Antes de regresar a su país el 26 de noviembre de 1988, el embajador de EE.UU. Harry Barnes


habló con la prensa, y le preguntaron si consideraba que los comunistas debían quedar fuera
de una alianza de oposición. Respondió: “Es lo lógico si la oposición quiere ganar las próximas
elecciones. Otra cosa es el derecho de cualquier ciudadano a participar en la vida de su país".
Pregunta: Embajador, antes de partir, ¿por qué no revela de dónde sacó el rumor que
transmitió el (o al) Departamento de Estado respecto de que el plebiscito no se iba a efectuar?
Respuesta: “Fue más que un rumor. Los antecedentes llegaron a la embajada y a nuestros
funcionarios en Washington una semana o diez días antes del plebiscito”. Pregunta: ¿Se trata
de antecedentes confiables? Respuesta: “Sí. Pero son reservados”.

En octubre de 1987, el PCCh llamó a inscribirse en los registros electorales y a votar por el NO.
Explicaron que la demora en llamar a inscribirse en los registros electorales se debía a que
habían transcurrido más de 14 años bajo la dictadura de Pinochet, en condiciones de dura
clandestinidad y brutal represión, luchando intensamente para empujar hasta el límite las
posibilidades de una salida democrática consecuente -no pactada- de la dictadura. Entonces,
al llegar el momento en que se hacía necesario hacer un viraje en las formas de lucha y asumir
la participación en la lucha electoral, la preocupación prioritaria fue lograr que el núcleo más
consecuente en la lucha antidictatorial, y los sectores populares, comprendieran y asumieran
el viraje.

Insuficiencias de la Unidad Popular.

Los protagonistas del golpe y de la salida pactada dañaron profundamente y por largo tiempo
el futuro democrático del país. Recurrieron para ello a la exclusión, el freno a la lucha popular,
el cogobierno entre derecha y Concertación, los llamados a la reconciliación. Sin embargo,
también incidieron las insuficiencias en la estrategia de la Unidad Popular.

La UP no aquilató la incidencia que tuvo la intervención norteamericana en el cuadro político,


y no priorizaron la movilización popular en defensa de la nación frente al asedio de una
potencia extranjera.62 Faltó también un análisis más riguroso del distanciamiento del Partido

62
Allende y la experiencia chilena. Las armas de la política. Joan Garcés. Ediciones BAT, 1991.
28
Socialista, que terminó por influir al sector más cercano al PCCh, el Partido Socialista de
Almeyda. En cuanto a la DC, desde comienzos de la dictadura, la DC rechazó
sistemáticamente los llamados unitarios del PCCh hechos entre 1973 y 1978 para constituir un
frente antifascista que terminara con la dictadura. Así lo subraya Augusto Varas 63.

Luis Corvalán L. recuerda que las propuestas hechas en 1979 contemplaban la posibilidad de
no participar directamente en el gobierno de unidad al que se accediera, pero no fueron
acogidas por los democratacristianos. Recién en octubre de 1977 el PDC dio a conocer el
documento “Una patria para todos”, que planteó la oposición a la dictadura y la unidad de
todo el pueblo para crear “un movimiento nacional de restauración democrática”. El rechazo
al entendimiento con los comunistas se mantuvo hasta el pacto de omisión PC-Concertación
de 2008 en algunas comunas, y el pacto general del 2009 que reincorporó a los comunistas al
Parlamento. Hoy, en un nuevo retroceso histórico, la DC rechaza una sola lista de las fuerzas
no derechistas para el proceso constituyente, igual que Lagos, quien aduce como pretexto para
listas separadas el violentismo de Apruebo Dignidad.

El pilar mediático del modelo.64

Un pilar principal del dominio oligárquico y neoliberal desde la Unidad Popular hasta hoy es
su poderío mediático, provisto por el férreo control del gran capital sobre el 95% de los
principales holdings comunicacionales, la concentración de la propiedad de medios de
comunicación más alta de América Latina. Los detentores del poder abusan de esa propiedad
monopólica, desinformando y tergiversando la realidad, fabricando encuestas, generando
polarización social, inventando falsas acusaciones, inflando mediáticamente las acciones de
grupos opositores.

Para ello recurren a los medios tradicionales, y a las redes sociales, como lo denuncia Ignacio
Ramonet en su libro “La era del conspiracionismo”, 65 definiendo la era descrita como la de las
redes sociales y su influencia mental y psicológica, como nunca antes la tuvieron la prensa
escrita, radio, cine o TV, un universo donde los memes y la posverdad dificultan la distinción
entre la realidad y la ficción, lo auténtico de lo manipulado, lo seguro de lo probable, lo
objetivo de lo subjetivo.

En este marco se inscriben las escandalosas relaciones entre el dinero y la política


descubiertas a partir de la investigación de “boletas ideológicamente falsas” de la empresa
Penta, Soquimich y otras, usadas para las campañas electorales de políticos derechistas y
algunos de Nueva Mayoría.

El rico patrimonio político, social, ideológico y cultural acumulado en nuestra historia


nacional, que aportó un movimiento sindical clasista, una izquierda temprana, artistas e
intelectuales comprometidos con las luchas del pueblo como Gabriela Mistral, Pablo Neruda,
Violeta Parra, Margot Loyola, Víctor Jara, Roberto Matta, José Balmes, Gracia Barrios, Raúl
Ruiz, y muchos otros, los gobiernos del Frente Popular y el de la Unidad Popular, fue
destruido por el golpe de estado y la dictadura, pero mantuvo el carácter oligárquico-

63
Prólogo de El Partido Comunista de Chile. Una historia presente. Augusto Varas
64
Parte de las reflexiones de este capítulo se basan en el artículo “Acerca del retroceso ideológico cultural”, Oscar Azócar, publicado en la revista
Alternativa Nº 21, del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz.
65
Recientemente presentado en la Feria Internacional del Libro de La Habana
29
patriarcal del desarrollo capitalista y su conservadurismo político y cultural, que explican la
tendencia de quienes dominan a frenar y morigerar los cambios sociales y políticos. 66

Chile fue pionero de la contrarrevolución neoliberal, erigiendo una institucionalidad


antidemocrática y de exclusión en base a la Constitución pinochetista de 1980. Se instaló la
flexibilización laboral extrema, elevando la desprotección e incertidumbre laboral, y el ritmo,
intensidad y duración de la jornada de trabajo, lo cual condujo a una drástica disminución de
los trabajadores sindicalizados. Ha existido un esfuerzo permanente para ocultar, falsear y
reescribir la historia, para el modelo son recuerdos inconvenientes los de la epopeya
transformadora del gobierno de la Unidad Popular, así como los de la dictadura. La distorsión
histórica ha permitido tragarse cuentos como el “capitalismo eterno”, el “fin de la historia”,
“las revoluciones solo estimulan los golpes de estado”.

Las identidades colectivas perdieron la consistencia del pasado, ganando preeminencia


nuevos mecanismos de identidad como la televisión, que generan cohesión rápida pero volátil.
La lógica invasiva del consumo moldea las identidades sociales o culturales, y ofrece nuevos
espacios para la relación de las personas, los días de la madre, el padre, el amor; los malls, los
eventos de promoción y marketing, etc.67

Se desarrolló un tipo de representación política de baja intensidad clasista, una de cuyas


expresiones es la desafiliación política izquierdista del PS, y la derechización del PDC, antes
partidario de la justicia social y del comunitarismo, ideología de la cual existen apenas
vestigios después de haber sido penetrada por el sistema. 68

Acerca de las transformaciones ocurridas en los medios de comunicación, Francisco


Herreros69 hace un recorrido histórico desde el golpe de estado, mostrando la creciente
concentración de propiedad y la degradación de los contenidos.

El bando N° 11 de la dictadura, dictado el mismo 11 de septiembre de 1973, dispuso la


inmediata clausura de los diarios El Siglo, El Clarín, Noticias de Ultima Hora y Puro Chile; las
revistas Mayoría, Paloma, Hechos Mundiales, Onda, Saber Para Todos, El Manque, Chile Hoy,
Ramona y Punto Final; las agencias informativas Prensa Latina de Cuba y CTK de
Checoslovaquia; las radios Magallanes, Corporación, Luis Emilio Recabarren, Nacional y
Candelaria, cuyas antenas de transmisión fueron además bombardeadas; e impuso la censura
previa al diario La Prensa, a las revistas Ercilla y Mensaje y a la radio Balmaceda. Quedó el
campo libre para que dos empresas periodísticas, El Mercurio SAP y el Consorcio Copesa se
constituyeran en oligopolios de la comunicación y en dueños exclusivos de la información y la
opinión, mientras que simultáneamente la dictadura ejercía un férreo control de la televisión.

Durante el ascenso de las luchas sociales contra la dictadura, fueron surgiendo revistas
opositoras. Fue el caso de las revistas Hoy, APSI, Análisis, Cauce y La Bicicleta, seguidas
después por los diarios Fortín Mapocho y La Época, publicaciones todas vinculadas directa o
indirectamente a partidos que integraron la Concertación; y en las postrimerías de la
dictadura, de los semanarios o quincenarios Pluma y Pincel y El Siglo, pertenecientes al
Partido Comunista; y Página Abierta y Punto Final, vinculados a distintas fracciones del MIR.
66
Tesis de Doctorado del Dr. en Sociología René Leal.
67
Nuevos ciudadanos, nuevos electores. La sociedad que surgió en los ’90 (algunos rasgos). Pablo Halpern. Mayo de 2001.
68
Seminario sobre cambios en la estructura y representación de clases, Tomás Moulián, año 2000.
69
Lo planteado aquí se basa en la intervención de Francisco Herreros en la XIX Escuela de Verano del Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz
30
Fue entonces cuando Enrique Correa, Ministro Secretario General de Gobierno del Presidente
Patricio Aylwin, y Eugenio Tironi, desde la Secretaría de Comunicación y Cultura,
proclamaron que la mejor política de comunicaciones consiste en no tenerla, pues para eso
está la mano invisible del mercado. El balance neto de tal política fue la desaparición de casi
todos esos medios, y el incremento en la concentración de la propiedad de los medios de
comunicación en una proporción que supera a los estándares de la dictadura.

La conclusión de Herreros es que los medios de comunicación desempeñan hoy claramente su


papel de productores y reproductores de ideología. Citando a Armand Mattelart, “los medios
de comunicación de masas pertenecen a la esfera de una ideología de clase dominante y
constituyen los soportes de la ideología llamada generalmente burguesa. Por tanto,
reflejarán la visión del mundo, un punto de vista coherente y unitario acerca del conjunto de
la realidad, que tiene esta clase y que ella desea hacer aceptar como la única razonable, la
única objetiva, y por tanto, la única universal. En la medida en que esta clase monopoliza los
medios de producción y domina la estructura del poder de la información, será su visión
particular del mundo la que tenderá a imponerse como visión general de ese mismo mundo”.

Sostenemos que es posible y necesario superar el retroceso ideológico-cultural. Todo proceso


de cambios ha sido precedido de la crítica y el cuestionamiento de las ideas dominantes, y de
la irradiación de las nuevas ideas que expresan los intereses y aspiraciones de las mayorías
postergadas. Sin organización y lucha, no hay posibilidad de avanzar en la generación de
conciencia, es en la actividad colectiva que surge más fácilmente la disposición a “escuchar”
ideas nuevas, y en situaciones de actividad política intensa de las masas, se crean todas las
condiciones para “adoptar” esas ideas. El proceso de toma de conciencia se desarrolla en la
experiencia directa y tiene carácter emocional.

A pesar que el neoliberalismo logró irradiar fuertemente sus ideas, valores y actitudes, han
subsistido rasgos de identidad y conciencia popular, los movimientos sociales tienden a
politizarse al vincular la solución de sus reivindicaciones con la demanda de políticas públicas.
En ese sentido, la lucha reivindicativa permite avanzar en acumular fuerzas para los cambios,
siempre y cuando su plataforma se vincule a las demandas democráticas generales y a los
partidos antisistémicos, a nuevas ideas y valores, y desarrolle formas orgánicas y de lucha
adecuadas.

Los movimientos sociales pueden desarrollar luchas potentes y lograr ciertos triunfos, pero a
pesar de su masividad y combatividad, hasta ahora no han logrado conformar nuevos
gobiernos populares. Eso prueba que no basta la iniciativa creadora de las masas para lograr
victorias más significativas, estas vendrán solo si se aborda el asunto central de toda
transformación de fondo, que es el problema del poder del Estado.

La experiencia muestra que no existe antagonismo entre movimientos sociales y partidos


políticos de izquierda; la contraposición se establece más bien entre movimientos sociales y
partidos políticos que encaran la lucha con una perspectiva revolucionaria, y movimientos y
partidos que solo pretenden “maquillar” el neoliberalismo.

Acerca del poder estatal y el gobierno.

La principal insuficiencia de la estrategia de la UP tuvo que ver con las limitaciones de su


concepción acerca del poder estatal.
31
En los años 70, el gobierno era el núcleo hegemónico y más dinámico del Estado. Asumir la
Presidencia de la República permitía capacidad de intervención económica, de dirección y
gestión administrativa, de definición política y de uso del aparato coercitivo. De aquí
arrancaba la Unidad Popular para aplicar su programa dentro de los límites del sistema
institucional y legal, que esperaba transformar gradualmente, apoyándose en los
entendimientos con la DC y en la movilización de los trabajadores y sectores populares para ir
construyendo nuevas instituciones de poder popular, como los organismos de participación de
los trabajadores en las empresas, las JAP, las coordinaciones territoriales de trabajadores.

Sobre las JAP, Patricio Palma, Director de la Dirección de Industria y Comercio (Dirinco)
durante el gobierno del presidente Allende, recuerda que cuando a fines de 1971 se agudizó el
problema del desabastecimiento de alimentos, surgió la propuesta de utilizar algunas
facultades legales que tenía la Dirinco para organizar a los consumidores en las Juntas de
Abastecimiento y Precios, que provenían del Decreto Ley Nº 520. 70 La idea se anunció en una
reunión con miles de pobladores y trabajadores en el Estadio Chile, y fue acogida con gran
entusiasmo. El gobierno hacía uso del control que tenía de la producción y el comercio
exterior para hacer llegar el abastecimiento al comercio, y había que asegurar que el almacén
del barrio estuviera vinculado a las JAP y el comerciante vendiera a precio justo. En esa época
prácticamente todo el comercio estaba a cargo de distribuidores minoristas y medianos, por lo
cual había que tener cuidado para no lesionar sus intereses.

Lo inédito es que las JAP surgían no para requerir a la autoridad la solución de un problema,
sino como una organización popular con atribuciones para resolver el desabastecimiento,
constituyéndose así en un organismo naciente de poder popular que contribuiría a cambiar el
carácter del Estado, concitando por lo mismo el fuerte odio de la derecha. 71

Este tipo de participación popular le permitió a la UP enfrentar los 26 días del paro de octubre
de 1972, momento en el que el gobierno requisó camiones y los hizo circular junto a los
camioneros organizados en el “Movimiento Patriótico de Recuperación Gremial” (MOPARE),
y los trabajadores asumieron el control de la mayor parte de las empresas paralizadas,
mientras miles de voluntarios actuaban para normalizar el comercio y hacer funcionar el país.
En ese momento se vislumbró el embrión de un poder popular alternativo, y se logró una gran
victoria popular.

Sin embargo, no era fácil comprender la dialéctica de las transformaciones institucionales


impulsadas por la UP.

Mientras Estados Unidos y la derecha seguían una vía insurreccional orientada al golpe y a la
guerra civil, provocando hechos de violencia para arrastrar al gobierno a acciones de fuerza; la
Unidad Popular necesitaba evitar la confrontación, y su fortaleza disuasiva dependía de la
cohesión del movimiento popular y de su capacidad para desarrollar la movilización y
mantener los entendimientos con la Democracia Cristiana.

70
Extraído de entrevista de Frank Gaudichaud a Patricio Palma titulada “El naciente poder popular en el gobierno de Allende”. El DFL 520 era la base de
la operación del “Comisariato de Subsistencias y Precios”, creado durante los tumultuosos días de la “República Socialista” y del golpe de Dávila, en
1932.  El abogado Eduardo Novoa (quién fuera asesor de Allende, Pte. del Consejo de Estado y figura clave en el texto de la ley de nacionalización del
cobre) fue uno de los expertos que examinó en detalle la posibilidad de aplicación de ese decreto.
71
Las JAP y el naciente Poder Popular durante el Gobierno de Allende, exposición de Patricio Palma en el Foro del Instituto del Consumidor de la
República Bolivariana de Venezuela, abril de 2008
32
Pero iba quedando de manifiesto que el gobierno no resolvía los obstáculos que el estado
burgués oponía al proceso: su estructura burocrática no estaba capacitada para satisfacer las
necesidades más apremiantes del pueblo, el aparato represivo no aseguraba protección al
proceso productivo permanentemente saboteado por el enemigo, y la legislación vigente no
permitía combatir con eficacia el mercado negro y el acaparamiento. En esas condiciones era
difícil mantener una línea político-institucional. Se precisaba destruir la herencia dictatorial,
democratizar la justicia, los medios de comunicación de masas, desplegar la participación
popular construyendo un nuevo Poder, elaborar una nueva Constitución. En su primer
mensaje presidencial, Allende había dicho que “la Constitución Política de Chile franquea la
posibilidad de dictar una nueva Constitución distinta a la actual, y este es un camino que
también utilizaremos”.

Amoldarse a los cauces legales ponía freno a la acción y movilización de las masas y a la
elevación de su conciencia política, ya que exigía respeto por una institucionalidad y legalidad
que era necesario eliminar y reemplazar. En la reunión de los partidos de la Unidad Popular
en febrero de 1972, una de las principales preocupaciones fue la desmovilización existente y la
falta de protagonismo de las masas en el proceso de cambios. En el seno de la Unidad Popular
hubo diferencias respecto de estos temas, y no se logró estructurar una concepción vertebrada
y coherente, que ganara la conducción del proceso.

La UP ni siquiera hizo uso de todas las posibilidades que ofrecía el marco institucional. Se
pudo haber utilizado mecanismos existentes en el orden jurídico y legal para defender al
gobierno popular de la embestida reaccionaria, como la Ley de Defensa Civil de 1945, que
contemplaba la posibilidad de actuación conjunta de las FF.AA. y organismos civiles,
organizaciones sociales y sindicales, para prevenir o actuar en situaciones de emergencia o
que encerraran peligro para la nación.72

Dado que existió un sector constitucionalista en el Alto Mando de las FF.AA., que tenía
expresión en los demás escalafones de las instituciones armadas, se pudo haber desarrollado
un accionar popular más decisivo en defensa del proceso, aumentando la disuasión contra las
acciones insurreccionales del imperialismo y la derecha, y si no las evitaba, podría haber
facilitado la reconversión del movimiento popular. O sea, aceptar que la vía institucional
podía desembocar, aún contra la voluntad de la UP, en un enfrentamiento armado, y estar
preparados para resistirlo.

Los partidos de la UP desconocían “la política militar antiinsurreccional (…) y antigolpe de


estado”, y había confusión en relación a la “táctica político-institucional” y la “táctica

72
La Ley de Defensa Civil (Ley Nº 8.059), publicada en el Diario Oficial el 16 de febrero de 1945, establecía en sus párrafos principales:
Art. 1: Crease una Corporación de Derecho Público que, con el nombre de Defensa Civil de Chile, tendrá a su cargo la misión de prevenir,
evitar, reducir y reparar los efectos de cualquier catástrofe sea que provenga de conflictos armados o de fenómenos sísmicos, incendios,
inundaciones u otros siniestros y calamidades públicas. Art. 2º El Jefe Superior de la Defensa Civil de Chile será el Ministro de Defensa
Nacional, quien podrá delegar las atribuciones que le confiere esta ley en el Director General. El Ministro de Defensa Nacional será asesorado
por el Consejo Nacional de Defensa Civil, compuesto por: el Director General; un representante del Ministerior del Interior; uno del de
Educación y uno del de Salubridad; un representante de cada una de las tres ramas de la Defensa Nacional; un representante de cada una de
las siguientes instituciones: Cuerpo de Carabineros; Cuerpos de Bomberos y Cruz Roja de Chile; un representante de los Boy-Scouts de Chile;
un representante de cada una de las siguientes profesiones: Médicos, Ingenieros y Arquitectos; un representante de las Municipalidades; dos
representantes femeninas que deberán ser Visitadoras Sociales diplomadas; uno de la Confederación de Trabajadores de Chile, otros de las
Asociaciones Mutualistas y hasta cinco Consejeros de libre elección. Todos los integrantes del Consejo Nacional serán nombrados por el
Presidente de la República en la forma que lo determine el Reglamento. Presidirá este Consejo el Ministro de Defensa Nacional. Art. 4º
Créanse Comités Locales de la Defensa Civil que funcionarán en aquellos centros de población que acuerde el Consejo y serán presididos por
los Intendentes, Gobernadores, Alcaldes o Jefes de Carabineros, según el caso. Art. 6º En tiempos normales integrarán la Defensa Civil de
Chile todas aquellas personas naturales o jurídicas que deseen ingresar a ella …]
33
insurreccional”.73 Un sector no aquilataba la importancia de que la DC continuara bajo la
dirección del sector partidario de los entendimientos con la UP. Nunca se resolvió ni discutió
en la UP si el proceso debía orientarse hacia una insurrección popular o a prevenir la
insurrección burguesa, y la razón principal eran las distintas estrategias que coexistían en la
UP. Las fuerzas políticas dominantes dentro de la UP pensaban en evitar o retrasar un
enfrentamiento armado, pero no tenían claro cómo hacerle frente; la concepción
predominante en los partidos de la UP y las organizaciones obreras para hacer frente a un
golpe de estado era la huelga general con toma de industrias, que se había demostrado
impotente para atajar el camino a las dictaduras de corte fascista en Italia en los años 20, y en
Alemania y España en los años 30.

En marzo de 1973, minimizando el papel de las FFAA constitucionalistas, un sector de la


coalición de gobierno exigió al Presidente prescindir de ellas en los Ministerios, y como
resultado, hubo un cambio de Gabinete que reemplazó los Oficiales que habían ingresado en
noviembre del 72, entre ellos el propio General Prats.

Luego que se frustró el “tancazo” del 29 de junio de 1973, gracias al accionar del sector
constitucionalista de las FF.AA. y la movilización popular, era el momento para haber
destituido a los golpistas, que estaban identificados, pero la decisión fue negociar con la DC y
llamar al plebiscito.

Otro hubiera sido el desenlace si se hubiese construido un poder político y militar que, en los
momentos decisivos, articulando pueblo, gobierno y militares constitucionalistas, defendiera
el proceso. La historia muestra que los golpes de estado no son infalibles. En Venezuela se
derrotó el intento de golpe de estado en abril de 2002, que duró cuatro días y secuestró al
presidente Hugo Chavez. El golpe fracasó gracias a la movilización popular, que liberó al
presidente y lo repuso en el gobierno. Hoy en Perú, las ininterrumpidas protestas populares
no han permitido que se afiance el golpe de estado oligárquico para derrocar a Castillo. En
Brasil y Bolivia, poco después de los golpes de estado se restablecieron gobiernos de izquierda.

Para una estrategia política democrática, la formulación de la Política de la Rebelión Popular


de Masas por el PC durante la dictadura -reconocida por diversos sectores como decisiva para
abrir los caminos de una lucha antidictatorial más amplia, multitudinaria y decidida- significó
también enriquecer la concepción de poder de la izquierda al naturalizar el componente
militar como parte integrante de una política revolucionaria, ya que un proceso transformador
anticapitalista debe estar preparado para defenderse. Los acontecimientos mostraban que
llegaría el momento en que serían inevitables enfrentamientos más decisivos con la burguesía,
que estaba empeñada a fondo en la desestabilización, por más que las fuerzas revolucionarias
respetaran la legalidad. Y era claro que estas confrontaciones incorporarían cada vez más el
componente militar.

La engañosa alternancia en el gobierno.

Otra insuficiencia de la concepción de poder de la izquierda, que hasta hoy sigue pesando, es
la percepción de que la alternancia en el gobierno entre distintas fuerzas políticas insertas en
el sistema, constituye la panacea de la democracia, ignorando que un cambio de gobierno no
altera necesariamente los “poderes fácticos”, es decir, el poder del gran empresariado, el
sistema comunicacional a su servicio, las instituciones de justicia y las propias FF.AA.
73

34
Ello ha conducido a que en la mayoría de los países en que la izquierda asumió electoralmente
el gobierno, o bien no logró acumular fuerzas para mantenerse en el gobierno, o abandonó su
programa, o fue derribada por golpes de estado impulsados por el gobierno de Estados
Unidos.

Los neoliberales presentan como un propósito totalitario el objetivo de la izquierda de avanzar


en la conquista del poder, mientras usualmente ellos detentan el control del gobierno, del
Parlamento, de los órganos de justicia, de las FF.AA. y de los medios de comunicación.
Avanzar en la conquista de todo el poder del Estado significa en rigor la consecución de un
objetivo absolutamente democrático: que el pueblo dirija el gobierno, sea mayoría en el
Parlamento y esté presente en la generación, composición y funcionamiento de todos los
organismos e instituciones del Estado, comprendidos los tribunales de justicia y las fuerzas
armadas y policiales.

Se convirtió también en una dificultad que los cambios institucionales promovidos por la UP
no tuvieron suficiente tiempo para ser asimilados por los sectores populares, aunque
constituían un eje principal del Programa de la Unidad Popular. Este señalaba: "las
transformaciones revolucionarias que el país necesita sólo podrán realizarse si el pueblo
chileno toma en sus manos el poder y lo ejerce real y efectivamente (...) las fuerzas populares
no se han unido para luchar por la simple sustitución de un Presidente de la República por
otro, ni para reemplazar a un Partido por otros en el gobierno, sino para llevar cabo los
cambios de fondo que la situación nacional exige sobre la base del traspaso del poder de los
antiguos grupos dominantes a los trabajadores, al campesinado y sectores progresistas de las
capas medias de la ciudad y el campo (…) Una nueva Constitución Política institucionalizará la
incorporación masiva del pueblo al poder estatal". Los Comités de Unidad Popular "deben ir
convirtiéndose en el curso de la campaña en expresiones germinales del poder popular (...)
serán intérpretes y combatientes de las reivindicaciones inmediatas de las masas, y sobre
todo, se prepararán para ejercer el Poder Popular (…) Las organizaciones sindicales y sociales
(...) serán llamadas a intervenir en el rango que les corresponda en las decisiones de los
órganos de poder”. Se afirmaba el "afianzamiento del carácter nacional de todas las ramas de
las Fuerzas Armadas, y el rechazo de cualquier empleo de ellas para reprimir al pueblo o
participar en acciones que interesen a potencias extranjeras (…) la policía debe ser
reorganizada a fin de que no pueda volver a emplearse como organismo de represión contra el
pueblo".

Acerca de la estructura del estado, puntualizaba que " el Gobierno Popular iniciará una real
descentralización administrativa, conjugada con una planificación democrática y eficiente que
elimine el centralismo burocrático y lo reemplace por la coordinación de todos los organismos
estatales (...) se modernizará la estructura de las municipalidades (...) y se tenderá a
transformarlas en los órganos locales de la nueva organización política, dotándolas de
financiamiento y atribuciones adecuadas (...)".

La dinámica política impidió que varias de estas medidas se llevaran a la práctica. Aunque es
un tema que necesita mayor desarrollo, solo digamos que la aspiración del programa de la UP
en cuanto a convertir las municipalidades “en los órganos locales de la nueva organización
política, dotándolas de financiamiento y atribuciones adecuadas (...)", encuentra hoy una
vigorosa expresión en las iniciativas innovadoras del Municipio de Recoleta, incluyendo la
creación de propiedad pública democrática, entre las que se destacan los programas de
35
educación y salud, Farmacia y Optica Popular, las iniciativas culturales como la Librería y la
Editorial Popular, Inmobiliaria Popular, todas ellas ampliando el acceso de los sectores
populares a la educación, salud, cultura, vivienda.

Poulantzas y la vía institucional.74

Algunos planteamientos de Nicos Poulantzas tienen plena validez para el análisis de la vía
institucional porque, además de sus referencias explícitas a la Unidad Popular, son
formulaciones propias de la concepción de socialismo de la izquierda chilena, vinculada a la
ampliación y desarrollo creciente de la democracia participativa, tal como Marx lo anticipara
al hablar de la extinción del Estado. Al mismo tiempo implican, encajando bien en la
experiencia chilena, la conquista no solo del gobierno sino del conjunto del poder del Estado
como condición para el éxito de la vía institucional.

Poulantzas, al igual que Gramsci, subraya que el Estado capitalista no se limita al ejercicio de
la represión, sino también organiza la ideología dominante mediante los aparatos ideológicos
del Estado, que elaboran, inculcan y reproducen esa ideología: la Iglesia (aparato religioso), el
sistema educativo, el entramado oficial comunicacional, el aparato cultural, y por cierto, los
aparatos en los que recae principalmente el ejercicio de la violencia física legítima (ejército,
policía, justicia-prisiones, administración). Por tanto, el acceso de las masas populares y sus
organizaciones políticas al poder, en una perspectiva de transición al socialismo, no puede
detenerse en la toma del poder estatal, debe extenderse a la transformación de los aparatos
del Estado.

Ocupar el gobierno no significa, ni forzosa ni automáticamente, que la izquierda controle los


aparatos estatales, y ni siquiera algunos de ellos, pues la organización institucional del Estado
permite a la burguesía, en el caso que las masas populares lleguen al poder, permutar los
lugares del poder real y del poder formal, y permutar el papel dominante de un aparato a otro
si la izquierda llega a controlar el aparato que hasta ese momento desempeñaba el papel
dominante. Repentinamente aparatos-instituciones cuya función hasta ese momento había
sido secundaria comienzan a jugar un papel principal, como los tribunales que de pronto
descubren vocaciones irresistibles de garantía de la “legalidad”, como en la Unidad Popular, o
como en otras experiencias.

Las conductas políticas de las diversas fracciones del capital frente a las clases populares no
siempre son idénticas. Las diferencias de táctica, o incluso de estrategia política, en una
coyuntura dada o a más largo plazo, constituyen uno de los factores primordiales de división
en el seno del propio bloque en el poder. Si bien existe un acuerdo de fondo entre las clases y
fracciones dominantes en cuanto al mantenimiento y la reproducción de la dominación y de la
explotación de clase, no es un acuerdo sobre una política unívoca, en todo momento, frente a
las masas populares. Las contradicciones en el bloque en el poder conciernen tanto a los
problemas relativamente secundarios como a las grandes opciones políticas, incluidas las
formas mismas del Estado que hay que instaurar frente a las masas populares: formas de
Estado de excepción (de guerra abierta contra las masas populares: fascismos, dictaduras
militares, bonapartismos), y formas de “democracia parlamentaria”, o entre estas últimas
(regímenes clásicos de derecha o regímenes socialdemócratas).
74
Sociólogo político marxista greco-francés. Estado, Poder y Socialismo. Nicos Poulantzas. Siglo Veintiuno Editores, 8ª ed. Español 1991, 1ª ed. Francés
1978

36
Este punto es relevante en las condiciones actuales de crecimiento de la ultraderecha en Chile
y el mundo. Viene al caso lo que decía el filósofo húngaro György Lukacs: “el poder militar del
fascismo ha sido aniquilado en la guerra. Sin embargo (…) su destrucción política,
organizativa y, sobre todo, ideológica, es mucho más lenta y difícil de lo que muchos
pensaban. Políticamente, porque algunos hombres de Estado, que acostumbran llamarse
enfáticamente democráticos, consideran a los fascistas como una reserva, los cuidan y hasta
los apoyan”.75

La historia muestra que las dictaduras fascistas surgen como una forma de estado de
excepción salvar la dominación de clase de la burguesía cuando ésta se encuentra amenazada
por una crisis política y por el auge de la lucha popular. Hoy la ultraderecha toma fuerza en
América Latina a pesar de la existencia de los gobiernos de izquierda y progresistas, en
noviembre pasado en México realizaron un cónclave convocado por la Conferencia Política de
Acción Conservadora. Hoy, el ciclo político post octubre de 2019, trae de vuelta el peligro del
resurgimiento del fascismo, la ultraderecha actúa violentamente contra las movilizaciones
populares, hace política apoyándose en el espionaje, las provocaciones, el amedrentamiento,
los llamados a las FF.AA. a que salven a Chile, el control mediático y la defensa a toda costa de
la Constitución pinochetista.

Poulantzas agrega que emprender una transformación radical del Estado articulando la
ampliación y la profundización de las instituciones de la democracia representativa y de las
libertades con el despliegue de las formas de democracia directa de base y el enjambre de los
focos autogestionarios, aquí está el problema esencial de una vía democrática al socialismo y
de un socialismo democrático. Tomar el poder significa desarrollar una lucha de masas tal que
modifique la relación de fuerzas interna en los aparatos del Estado, que son el campo
estratégico de las luchas políticas. En una vía democrática al socialismo ello consiste,
esencialmente, en desarrollar, reforzar, coordinar y dirigir los centros de resistencias difusos
de que las masas siempre disponen en el seno de las redes estatales, creando y desarrollando
otros nuevos, de tal forma que estos centros se conviertan, en el terreno estratégico que es el
Estado, en los centros efectivos del poder real.

Esta estrategia de toma del poder remite directamente a la cuestión de las transformaciones
del Estado en una vía democrática al socialismo. Sólo una articulación entre dos procesos, el
de la transformación de la democracia representativa y el del desarrollo de las formas de
democracia directa de base o movimiento autogestionario, puede evitar el estatismo
autoritario. Una transformación orientada hacia la extinción del Estado sólo puede apoyarse
en una intervención creciente de las masas populares por medio de sus representaciones
sindicales y políticas, pero también por el despliegue de sus iniciativas propias en el seno
mismo del Estado.

Esto hace surgir el peligro de la reacción de la burguesía frente al desarrollo y extensión de las
libertades y de la democracia representativa, que ofrece mayores posibilidades al adversario,
bien para boycotear una experiencia de socialismo democrático, o para intervenir brutalmente
a fin de ponerle término. No se puede afrontar este peligro más que apoyándose activamente
en el movimiento popular de masas, apoyado en amplias alianzas populares. Este amplio

75
Testamento Político y otros escritos sobre política y filosofía. György Lukács. Ediciones Herramienta, 2003.

37
movimiento popular constituye una garantía frente a la reacción del adversario, aun cuando
no sea suficiente y deba ir siempre unido a transformaciones radicales del Estado.

Esta es la doble lección que podemos sacar de Chile, dice Poulantzas: el fin de la experiencia
de Allende no se debió solamente a la ausencia de estas transformaciones, sino también a que
la reacción de la burguesía fue posible por la ruptura de las alianzas entre clases populares
(clase obrera-pequeña burguesía principalmente), lo que había previamente roto el impulso a
favor del gobierno de la Unidad Popular.

El proceso global de reconfiguración geopolítica.

La inédita experiencia de la Unidad Popular mostró que era factible que una coalición política
con un programa de transformaciones antiimperialistas y anti oligárquicas que proclamaba el
socialismo como su objetivo, accediera al gobierno a través de las elecciones. Pero también
evidenció que la burguesía y el imperialismo no trepidan en recurrir al genocidio y la
destrucción de la institucionalidad democrática para detener las transformaciones.
Actualmente, varios gobiernos latinoamericanos, incluido el nuestro, recorren nuevamente la
vía institucional para llevar a cabo reformas progresistas, por tanto, resultan relevantes las
reconfiguraciones geopolíticas que están ocurriendo en el mundo.

América Latina ha sido escenario en las últimas décadas de dos oleadas de gobiernos
progresistas y de izquierda, que acometen reformas de carácter democrático y antiimperialista
por medio de la vía político-institucional. Ambas tienen características diferentes, y un rasgo
común es la fuerte oposición desestabilizadora que enfrentan de parte de los enemigos de los
cambios.

Valter Pomar76 señala que: “la derrota de experiencias como la de la Unidad Popular (…) no
permite concluir la inviabilidad de un camino estratégico; permite apenas concluir que,
actuando bajo determinadas condiciones históricas y con determinadas opciones, la izquierda
fue derrotada”. El dirigente petista afirma además que “es posible transformar victorias
electorales en gobiernos que acumulen fuerzas en dirección al socialismo, y como parte
integrante de una vía de toma del poder diferente de la insurrección y de la guerra popular”.

En su opinión, si bien la situación histórica es distinta de la existente en 1970‐1973, las


cuestiones fundamentales siguen siendo: a) la composición y el programa de un bloque
histórico popular; b) la combinación entre la presencia en el aparato del Estado y la
construcción de un contrapoder, especialmente en el caso de las fuerzas armadas; c) cómo
lidiar con la actitud de las clases dominantes, que frente a amenazas a su propiedad y a su
poder, quiebran la legalidad y empujan el proceso hacia situaciones de ruptura. La novedad,
concluye Pomar, es la constitución, entre 1998 y 2009, de una correlación de fuerzas en
América Latina que permite limitar la injerencia externa. Mientras exista esta situación, será
posible especular teórica y prácticamente acerca de una vía de toma del poder que, aunque
también revolucionaria, sea diferente de la insurrección y de la guerra popular.
Luego de la avasalladora marea neoliberal que subsumió a una parte de la izquierda después
del derrumbe de la URSS, el capitalismo neoliberal, en un breve lapso histórico, agotó sus
posibilidades de desarrollo y vive la mayor crisis sistémica desde la Gran Depresión. Junto
76
“Las diferentes estrategias de las izquierdas latinoamericanas”, Valter Pomar, Secretario de Relaciones Internacionales del Partido de
los Trabajadores (PT) de Brasil, como parte de la compilación: América Latina hoy ¿reforma o revolución?, coordinada por Germán
Rodas y Roberto Regalado, Ocean Sur, 2009.
38
con ello, el año 2022 ha sido calificado como el año de la reconfiguración global del mundo y
el cambio de la correlación de fuerzas internacional.

El gobierno de Estados Unidos, con todo su poderío militar y financiero, ya no tiene la fuerza
política para imponer su dominio en la región. Los pueblos latinoamericanos se levantan
contra la política neoliberal instalada por las dictaduras en Chile y otros países. La
consolidación de un bloque progresista junto a Cuba, Nicaragua y Venezuela, con gobiernos
de izquierda y progresistas en México, Bolivia, Honduras, Chile, Argentina, Colombia y Brasil,
marcan la región con un sello de independencia del gobierno de Estados Unidos. Agreguemos
que en Ecuador están en desarrollo multitudinarias protestas sociales, y en las recientes
elecciones avanzaron las fuerzas de la Revolución Ciudadana, o correismo.

También a escala mundial transcurren grandes cambios geopolíticos, tecnológicos y en el


sistema de relaciones internacionales, que incluyen nuevos centros económicos, con sus
propias instituciones políticas y modelos de crecimiento.

China y Rusia desempeñan hoy un rol importante en la lucha por un mundo “multipolar”. Tal
como dijo Fidel, “hoy es posible la sólida alianza entre los pueblos de la Federación Rusa y el
Estado de más rápido avance económico del mundo: la República Popular China; ambos
países con su estrecha cooperación, su avanzada ciencia y sus poderosos ejércitos y valientes
soldados constituyen un escudo poderoso de la paz y la seguridad mundial, a fin de que la vida
de nuestra especie pueda preservarse”.77

El grupo de países BRICS –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-, constituido hace más de
una década, al cual Argentina, Irán, Egipto, Turquía, Arabia Saudita, Nigeria, Argelia, tienen
interés de ingresar, representa hoy en el mundo el 25% del PIB, el 30% del territorio, el 40%
de la población y el 18% del comercio, y está creando instituciones nuevas de carácter
financiero: banco, moneda común (Foro Empresarial BRICS, 22 de junio 2022).

Simultáneamente, cobra fuerza la configuración de un polo euroasiático como eje de la


economía planetaria, del que forman parte la Unión Económica Euroasiática (UEEA) y la
Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), integrada actualmente por ocho Estados
miembros (China, India, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Pakistán, Tayikistán y Uzbekistán),
cuatro Estados observadores interesados en adherirse como miembros de pleno derecho
(Afganistán, Belarús, Irán y Mongolia) y seis “Asociados en el Diálogo” (Armenia, Azerbaiyán,
Camboya, Nepal, Sri Lanka y Turquía). Cursa asimismo el repliegue de Occidente en Medio
Oriente debido a levantamientos y resistencias populares que relativizan su dominio sobre la
zona, y los intentos infructuosos de Estados Unidos de agrupar países en torno a estructuras
como el G7, la UE y la OTAN, y la plataforma económica Indo-Pacífico.

Se desarrollan importantes avances económicos y tecnológicos de China que colocan al


gigante asiático a la par con Estados Unidos. Crece la presencia de China y Rusia en México,
Argentina, Chile, Brasil y otros países latinoamericanos, contrarrestando el hegemonismo
norteamericano.
Pero quizá el hecho más trascendente, que significa un giro radical en la geopolítica mundial,
es la guerra ruso-ucraniana iniciada hace un año, en rigor, la guerra entre la OTAN y Rusia.
Definida por Rusia como una “operación militar especial” en defensa y protección de las

77
Fidel Castro Ruz, 8 mayo 2015.
39
repúblicas populares de Donetsk y Lugansk que se autonomizaron de Ucrania y que han sido
sometidas a un genocidio de años por el gobierno ucraniano, tiene también como causa el
corrimiento creciente de las fuerzas militares de la OTAN y del gobierno de Estados Unidos
hacia las fronteras con Rusia, utilizando como punta de lanza a Ucrania, cuyo gobierno y
FF.AA. están controlados por fuerzas políticas y militares declaradamente nazis. 78

Como parte de los cambios internacionales, todo indica que la era del mundo unipolar llegó a
su fin, realidad que las élites occidentales subordinadas al gobierno de Estados Unidos se
niegan a reconocer y tratan de revertir. La economía de la Unión Europea se debilita cada vez
más como consecuencia de las sanciones impuestas a Rusia, encareciendo los precios de los
alimentos, la electricidad y la gasolina. Sin embargo, el descenso de la actividad empresarial,
el aumento del desempleo, la escasez de materias primas y componentes, la crisis alimentaria,
el crecimiento de la inflación debido a las emisiones descontroladas de dinero y la
acumulación de deudas no garantizadas, son todos procesos anteriores y agudizados con la
pandemia del coronavirus.

Que el avance al multipolarismo es un proceso objetivo e irreversible, lo reconocen políticos


neoliberales. Henry Kissinger no oculta su percepción de que los tiempos están cambiando, y
que "estamos entrando en un periodo muy difícil". Ahora Europa y Estados Unidos se
enfrentan a "grandes problemas" en sus relaciones con Oriente Medio y Asia. Occidente debe
tener en cuenta los intereses de Moscú para evitar que Rusia se convierta en "un puesto de
avanzada de China en Europa" (…) “una guerra contra Rusia” podría alterar el equilibrio de
poderes en Europa. En el Foro Económico Mundial en Davos, Kissinger instó a que Moscú y
Kiev vuelvan a la mesa de negociaciones para evitar que la crisis se agrave aún más, afirmando
que Ucrania tendrá que ceder parte de sus territorios a Rusia.

El ex primer ministro laborista de Gran Bretaña (1997-2007), Tony Blair, quien fue en su
momento uno de los impulsores de la fracasada Tercera Via (Anthony Giddens, “La Tercera
Vía. La renovación de la socialdemocracia”, 1998), dice que “estamos llegando al final del
dominio político y económico de Occidente. El mundo va a ser al menos bipolar y
posiblemente multipolar (…) el mayor cambio geopolítico de este siglo vendrá de China, no de
Rusia (…) ya es la segunda superpotencia del mundo (…) primera vez en la historia moderna
que Oriente puede estar en igualdad de condiciones con Occidente”.

El Secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, ha dicho que “el resultado de la guerra
en Ucrania ayudará a determinar el rumbo de la seguridad global en este siglo (…) la
estabilidad y prosperidad a ambos lados del Atlántico están en peligro”. Por su parte,
Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, señala que “más que una escalada de la guerra, el
mayor riesgo es que gane Putin”.

Vigencia del proyecto de la Unidad Popular.

Al inicio de este análisis formulamos algunas interrogantes que hemos tratado de responder.
Recapitulando, a 50 años del golpe de estado, el proyecto de la Unidad Popular de
78
Así lo plantea muy certeramente Migual Lawner en su columna “Ucrania, los fascistas de ayer y de hoy”, Diario U Chile, 27 febrero 2023, develando
además los nexos con los fascistas chilenos.
40
transformaciones revolucionarias en dirección al socialismo mantiene plena vigencia, en
primer lugar, porque al igual que en la época de la UP, Chile y su pueblo necesitan avanzar en
una senda de desarrollo nacional que resuelva las urgentes demandas de igualdad y justicia
social que hoy siguen sin ser resueltas, entre ellas enfrentar la pobreza y el alza del costo de la
vida, mediante el aumento de salarios, pensiones y vivienda dignas, educación y salud al
alcance de todos, a pesar que al mismo tiempo el país dispone de los recursos para ello si se
llevan a cabo las reformas tributaria, de pensiones y otras, si se constituye la Empresa
Nacional del Litio, y se fortalece el rol del Estado en el desarrollo económico y social de Chile.

La UP fue la máxima creación histórica del movimiento popular chileno. En su tiempo hizo
avanzar considerablemente al país, y dejó logros que aportaron al futuro económico y social
de Chile. Había una sólida mayoría popular que respaldaba las transformaciones. Los
entendimientos con amplios sectores políticos, sociales y militares que se desarrollaban
mostraron que no era fatal el golpe de estado.

Está plenamente vigente la concepción de la Unidad Popular de avanzar al socialismo por una
vía institucional, con pluripartidismo, distintas áreas de propiedad, respeto a los derechos
humanos y a la oposición política, con pluripartidismo, con respeto a la oposición política,
distintas áreas de propiedad en la economía.

La derrota del proceso de la UP no era posible en una dinámica democrática. Solo fue posible
derrotarla mediante la desestabilización y conspiración golpista del gobierno de Estados
Unidos y la derecha, usando la violencia y el terrorismo de estado.

La UP mostró que la organización, la lucha y la unidad de la izquierda y los sectores


progresistas, es la condición para el éxito. El estallido del 18-O del 2019 muestra que la
movilización popular no ha desaparecido, el proceso constituyente y el gobierno actual son
logros de este nuevo ciclo.

Hoy es posible reemprender un proceso de transformaciones revolucionarias con vistas al


socialismo. Es que las raíces profundas del nuevo tiempo político se vinculan a la lucha
persistente del PCCh y otros sectores de izquierda por la revolución y el socialismo; a la crítica
y oposición intransigente a la transición pactada y al posibilismo político; a la organización de
la lucha social y a la búsqueda incesante de la unidad de la izquierda y los sectores
democráticos. Ocupando la expresión de Marx, todo estos combates, pequeños y grandes,
fueron parte del arduo y a veces silencioso trabajo del topo que abrió este nuevo ciclo.

Al morir Gladys Marín, el historiador Gabriel Salazar calificó despectivamente la inédita


masividad de sus funerales como “respeto por el pasado”, y el diario La Nación publicó que “el
PC ya cumplió su rol dejándonos un legado”. El desarrollo político y social posterior
contradijo esas aseveraciones. La vuelta de los comunistas al Parlamento, el triunfo de la
Nueva Mayoría –con participación del PC- en las elecciones presidenciales de 2013, el inicio
de un proceso constituyente y la victoria de Apruebo Dignidad –también con participación
comunista- en las elecciones presidenciales de 2021, confirman que, a pesar de los agoreros,
los comunistas continúan jugando su rol en la política nacional en favor de los trabajadores y
sectores populares.

Bibliografìa.

41
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Verónica Valdivia, Rolando Alvarez, Julio Pinto, Karen Donoso, Sebastián Leiva. LOM
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Valdivia. LOM Ediciones, 2008
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