Poder Y Estrategia: Elementos para La Supervivencia Del Estado
Poder Y Estrategia: Elementos para La Supervivencia Del Estado
Elementos para la
supervivencia del Estado
Poder y estrategia: elementos para la supervivencia del Estado / Editor Luis Alexander Montero Moncada - Bogotá : Editorial
ESDEG, ESMIC Sello Editorial, 2022.
301 páginas : ilustraciones, mapas y gráficas ; 24 cm.
Incluye bibliografía al final de cada capítulo
1.Estado -- Colombia 2.Geografía militar -- Política y Gobierno 3.Relaciones poder civil poder militar -- Colombia i.Montero
Moncada, Luis Alexander (editor - autor) ii.Salamanca Rodríguez, Edgar Alexander, Brigadier General (prefacio) iii.Acosta Muñoz,
Andrés Fernando, Teniente Coronel (prólogo) iv.Pereira Pardo, Karol Tatiana, Teniente (autora) v.Mejía Rosas, Jorge Luis, Coronel
(R) (autor) vi.Pérez Galeano, Andrés, Teniente Coronel (autor) vii.Díaz Jaimes, Jesús María, Teniente Coronel (autor) viii.Plata
Otálora, Felipe Alfonso, Teniente Coronel (autor) ix.González Martínez, Miguel Antonio (autor) x.Toro Ramírez, Alexander, Teniente
Coronel (autor) xi.Sierra-Zamora , Paola Alexandra (autora) xii.Salgado Luzia, Ilmar Ubiratán, Teniente Coronel (autor) xiii.Parra
Hernández, Nelson, Capitán de Fragata (R) (autor) xiv.Silva Balaguera, Jhon William, Teniente Coronel (autor) xv.Reyes Pulido,
Óscar Leonardo, Mayor (R) (autor) xvi.Franco Durán, Davis, Teniente Coronel (autor) xvii.Jiménez Almeira, Gabriel Andrés (autor)
xviii.Marcucci Hernández, Luis Iván, Teniente Coronel (autor) xix.Domínguez Areco, Rubén Darío, Mayor, (autor) xx.Rodríguez
Álvarez, Felipe Eduardo, Teniente Coronel (autor) xxi.Cortés Castillo, Darío Enrique, Coronel (R) (autor)
Libro resultado de investigación de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”,
publicado en coedición con la Escuela Militar de Cadetes “General José María Córdova”.
El contenido de este libro corresponde exclusivamente al pensamiento de los autores y es de su absoluta respon-
sabilidad. Las posturas y aseveraciones aquí presentadas son resultado de un ejercicio académico e investigativo
que no representa necesariamente la posición oficial ni institucional de las instituciones participantes, la Escuela
Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”, la Escuela Militar de Cadetes “General José María Córdova, las
Fuerzas Militares de Colombia y el Ministerio de Defensa Nacional.
Los libros publicados por el Sello Editorial ESDEG y el Sello Editorial ESMIC son de acceso abier-
to bajo una licencia Creative Commons: Reconocimiento-NoComercial-SinObrasDerivadas.
https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/
Brigadier General
Edgar Alexander Salamanca Rodríguez
SUBDIrector
Teniente Coronel
Andrés Eduardo Fernández Osorio
Jefe Sello Editorial ESDEG
Prefacio 9-10
BG Edgar Alexander Salamanca Rodríguez
Prólogo 11-12
TC Andrés Fernando Acosta Muñoz
Capítulo 1
Estrategia y Estado 13-47
Karol Tatiana Pereira Pardo
Jorge Luis Mejía Rosas
Capítulo 2
Intereses nacionales y estrategia de Estado 49-73
Andrés Pérez Galeano
Jesús María Díaz Jaimes
Capítulo 3
Escenarios de poder y estrategia en Colombia 75-96
Felipe Alfonso Plata Otálora
Miguel Antonio González Martínez
Capítulo 4
Colombia: la disuasión como herramienta estratégica del poder 97-125
Alexander Toro Ramírez
Darío Enrique Cortés Castillo
Paola Alexandra Sierra-Zamora
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Capítulo 5
Posibilidades de empleo de la estrategia de negación de área
por parte de Colombia 127-172
Ilmar Ubiratán Salgado Luzia
Nelson Parra Hernández
Capítulo 6
La contención como política exterior de Colombia 173-206
Jhon William Silva Balaguera
Óscar Leonardo Reyes Pulido
Capítulo 7
Obligación, constructivismo y drones: de la amenaza a la acción 207-232
Davis Franco Durán
Gabriel Andrés Jiménez Almeira
Capítulo 8
La intervención como herramienta de poder estratégico 233-276
Luis Iván Marcucci Hernández
Rubén Darío Domínguez Areco
Capítulo 9
Operaciones de interferencia en ciberseguridad y ciberdefensa:
herramienta estratégica para la supervivencia de los Estados 277-301
Felipe Eduardo Rodríguez Álvarez
Luis Alexander Montero Moncada
8
Prefacio
Brigadier General Edgar Alexander Salamanca Rodríguez
Subdirector de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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Prólogo
Teniente Coronel Andrés Fernando Acosta Muñoz
Jefe Departamento Ejército de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”
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Poder y estrategia
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como el poder. Para ello, se analiza una serie de herramientas de poder estraté-
gico de los Estados como son la negación de área, la contención, la obligación,
la intervención y, por último, la interferencia. La aproximación escogida es a su
vez teórica como aplicada en algunos casos de estudio donde pueden verse las
posibilidades de cada una de estas herramientas como medios de generación,
acumulación y proyección de poder del Estado.
No cabe duda de que las discusiones contenidas en esta obra no solo cum-
plen un papel pedagógico claramente direccionado a saberes como lógica estra-
tégica, inteligencia estratégica o política exterior, sino que sirven para alimentar y
construir políticas públicas nacionales y, en último sentido, para el fortalecimien-
to de Colombia y el bienestar de sus ciudadanos.
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Capítulo 1
Estrategia y Estado*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.01
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “Poder y Estrategia. Fundamentos para la su-
pervivencia del Estado” del grupo de investigación “Centro de Gravedad” de la Escuela Superior de Guerra “General
Rafael Reyes Prieto”, categorizado en A por MinCiencias y con código de registro COL0104976. Los puntos de vista
pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los de las instituciones participantes.
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Citación APA: Pereira Pardo, K. T. & Mejía Rosas, J. L. (2022). Estrategia y Estado. En A.
Montero Moncada (Ed), Poder y estrategia. Elementos para la supervivencia del Estado
(pp. 13-47). Sello Editorial ESDEG. https://doi.org/10.25062/9786289530483.01
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
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Estrategia y Estado
Introducción
El término estrategia se origina en la forma griega strategus, traducida como el co-
mandante o líder de un ejército, un general. De acuerdo con Jomini (2007), el teórico
más importante después de las guerras napoleónicas, la estrategia es el arte de
llevar fuerzas militares al campo de batalla. En este contexto, se relaciona con
la geografía, pues se considera que el propósito de las operaciones militares es
conquistar y mantener puntos geográficos vitales que puedan servir de apoyo a
un ataque o a una defensa (dependiendo de la misión de un ejército), aportando
ventajas que pongan fin a la guerra de forma victoriosa.
Por esta razón, el concepto se introduce en el campo académico en 1944,
con la teoría de los juegos de Neumann y Morgenstern, fundamentado en dife-
rentes perspectivas de la antigüedad, que argumentan que la estrategia se redu-
ce a la mera gestión de la guerra como competencia para derrotar al enemigo y
que está directamente relacionada con las tácticas o una serie de batallas que
componen dicha guerra. Sin embargo, estas definiciones de larga data no de-
muestran una diferenciación entre estrategia y política; además, los logros es-
tratégicos se miden solo en términos políticos (Pupo, 2004)
Para Clausewitz (2014), el arte de la guerra atañe en tiempos antiguos solo a
la preparación de las fuerzas militares. Sin embargo, las numerosas reflexiones
a lo largo del tiempo demuestran la necesidad de una teoría que establezca su
conducción por medio de principios o reglas básicas para poner fin a la misma.
La mayor dificultad se evidenció al entender las particularidades que determi-
nan los orígenes de las acciones bélicas. La estrategia tiene una definición más
amplia que no solo es aplicable al campo de batalla (nivel táctico) y al ámbito
de guerra (nivel de campaña/operativo). Su concepción moderna adopta una
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Por otro lado, Russell y Tokatlian (2013) afirman que las estrategias de los
Estados latinoamericanos se han diseñado, en primer lugar, para los desafíos y
amenazas locales; una ventana de oportunidad para aplicar a la autonomía de
estrategias con el mundo haciendo hincapié en las relaciones con EE. UU. En
otras palabras, la estrategia de los países latinoamericanos apunta principal-
mente a aplicar estrategias autónomas en sus relaciones extrarregionales.
Ahora bien, el mundo contemporáneo no se enfrenta a una etapa poses-
tratégica en el que los principios básicos y las verdades tradicionales de la
geoestrategia son totalmente inaplicables o incluso irrelevantes. Este siglo
se encuadra en una era marcada por la comunicación global sin precedentes,
agentes transnacionales y amenazas no estatales. A pesar de estos cambios,
la comprensión tradicional de la estrategia en Colombia (como la dirección
geográfica de la política exterior de un Estado) necesita ser direccionada co-
rrectamente en las explicaciones del mundo actual. Para el caso de nuestros
país, es importante destacar que la literatura vinculada al pensamiento estra-
tégico es escasa, razón por la cual el presente documento ofrece un análisis de
la visión actualizada del comportamiento e inclusión del concepto estratégico
en la política exterior del Estado colombiano.
Un concepto vinculante con esta temática es el término política exterior,
definido o entendido de varias maneras. Según Modelski y Thompson (1996)
es un sistema de actividades que desarrollan las comunidades para cambiar el
comportamiento de otros Estados y ajustar sus propias actividades al entorno
internacional. La política exterior es una de las ruedas con que opera el proceso
de la política internacional y consiste en la búsqueda de intereses nacionales
que deben ser fomentados en relación con otros Estados para la construcción
de la estrategia.
Después de todo, los diferentes aportes han permitido una evolución de
su definición debido a su pertinencia e importancia en el análisis del concep-
to de estrategia para tener un nivel superior conocido como la Gran Estrategia.
Conceptualizada como una relación entre medios y fines, tiene como objetivo
principal asignar recursos al servicio internacional, los cuales se encuentran es-
tipulados en los intereses, las amenazas, los recursos y las políticas en la bús-
queda de crear una cohesión en términos de gobernanza global para ser agentes
en la construcción de su propio destino y no solo tener un papel de receptor. En
varios Estados, la política doméstica ocupa mayor interés que las ambiciones
globales y la interpretación del ejercicio del poder militar se ha concentrado en
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interés del Gobierno en explotar el petróleo presente en esta región. Sin embargo,
grupos de forajidos también han concentrado allí sus actividades delictivas, por
lo que se requiere que la estatalidad tenga control total de estas áreas evitando
también que sus vecinos quieran aprovechar esos posibles vacíos para cumplir
sus ideales expansionistas.
Teniendo en cuenta que la modernización de las Fuerzas Militares (FF. MM.)
en varios países ha sido marcada por una transformación generada por nuevos
desafíos para la defensa y seguridad de la nación, Colombia ha venido trabajan-
do en una alineación con los estándares internacionales militares, específica-
mente con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pues su alta
participación en el conflicto interno proporciona capacidades, dominio y reco-
nocimiento en el contexto internacional que les permiten ser consideradas unas
fuerzas interoperables con otros Ejércitos del mundo.
Es así como el plan de transformación emplea una metodología de “desarro-
llo de capacidades” que integra áreas fundamentales que potencializan el poder
de combate. Estas están enmarcadas en la doctrina, la organización, el material
y equipo tecnológico, el talento humano, la infraestructura, la logística, el entre-
namiento, así como los procesos de mantenimiento en la sostenibilidad que pro-
yectará a las FF. MM. para ser capaces de responder a varias responsabilidades,
roles y misiones; la intención es prepararse y entrenarse para la consolidación de
la paz y para apoyar el desarrollo del país (Chamorro. s.f).
Asimismo, el contexto geopolítico colombiano presenta una inestabilidad
y vulnerabilidad en las zonas de frontera, sobre todo las que comparte con
Estados débiles en sus ámbitos internos, donde confluyen diferentes fenómenos
transnacionales que se convierten en la atención global de diferentes agentes
del sistema internacional que buscan soluciones para mitigar estas amenazas
y desafían el rol de las FF. MM. y la Policía Nacional en la participación de ope-
raciones de seguridad interna, así como el desarrollo de herramientas interna-
cionales y marcos jurídicos. Por esta razón, el componente militar, desde hace
algunos años, se encuentra en un proceso de transformación para continuar
adquiriendo destrezas y técnicas de defensa y soberanía de la nación frente a
las diferentes amenazas.
Hasta ahora, la esencia de la estrategia colombiana ha estado direccionada
más hacia lo interno que lo externo. El Gobierno tiene una deuda histórica con
las fronteras; por años ha demostrado una baja o nula presencia institucional
en una zona con grandes vacíos que reflejan el incumplimiento a la protección
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otro lado, como impulso para continuar con la consolidación del territorio en
temáticas como monitoreo del cumplimiento de los diferentes tratados o conve-
nios y acciones de sanción por incumplimiento a lo adoptado.
Es importante precisar que la ubicación de Colombia en la región cuenta con
un factor determinante en su rol e incidencia en el Caribe, el cual no ha sido apro-
vechado en su totalidad. Este análisis nos permite evidenciar que se requiere de
un fortalecimiento en la defensa estratégica que busca proyectar los imperativos
geopolíticos y fines del Estado modificando de esta manera las lógicas (debili-
dad-limitación) geopolíticas heredadas de la Corona española.
En resumen, desde sus orígenes, la estrategia está vinculada directamente al
campo militar, debido a la gran contextualización que se ha venido desarrollando
en la historiografía de las grandes batallas a la luz del realismo ofensivo y es-
tructural en la lucha de los Estados, el cual permite obtener y mantener su poder
estatal generado por la necesidad de maximizar su propio poder relativo, una
capacidad que representa la suma total de una serie de atributos nacionales.
La esencia del poder estaría enmarcada en el campo militar basado en el
tamaño y la capacidad de sus FF. MM. en comparación con otros, y esto depen-
derá en gran medida de los términos socioeconómicos, de la riqueza que posea
y el tamaño de su población, es decir, que los Estados operan con la premisa de
la estructura del sistema internacional, el cual explica su comportamiento en la
búsqueda del poder y las consecuencias que se generan en la política interna-
cional. Por esta razón, la Gran Estrategia debe estar enfocada en las distintas
formas, habilidades de empleo del poder y la garantía del cumplimiento de sus
intereses nacionales enmarcados en salvaguardar la defensa y seguridad de su
territorio (Álvarez & Fernández, 2018).
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GEOGRAFÍA
GE
OG
GIA
RA
E
FÍA
AT R
HIS
ST
OE
TÓ
RIC
GE
ESTRATEGIA HISTORIA
HISTORIA DIPLOMÁTICA
La figura 1 muestra la triada geopolítica que debe ser adoptada por los
Estados para el cumplimiento del interés nacional, desde tres conceptos inte-
rrelacionados que hacen parte de los insumos para la construcción de la Gran
Estrategia y se requiere que trabajen en sinergia. Por lo general, los académicos
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los bosques y las carreteras, todo lo cual podía influir en las actividades mili-
tares; y la oferta, incluida la cantidad dada, el tamaño de la fuerza, los medios
para asegurarla y las fuentes. (p. 25)
ESTUDIOS
ESTRATÉGICOS
RELACIONES
INTERNACIONALES
COMPONENTE
MILITAR
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varias aristas. La analogía que mejor explica esta sinergia la determina Buzan
(1991) cuando afirma que desvincular estos dos conceptos no resultaría en un
análisis real y caería en el equivocado postulado de interpretación; asimismo, es
interesante que el objeto de estudio lo compone la estrategia militar.
El concepto de globalización puede interpretarse desde dos visiones y estas
a su vez pueden integrar los puntos de vista de los diferentes campos del poder;
para unos, es una apuesta que vincula un mundo mejor y más pacífico; para
otros, un caos total. En efecto, el concepto se documenta al final del siglo XX y
tiene una fuerte influencia para cambiar el mundo debido a la reorganización a
que los Estados se fueron sometiendo con relación a sus necesidades internas
en una búsqueda continua de evolución de las relaciones sociales.
De hecho, la globalización ha sido el medio por el cual se ha creado un nuevo
orden, una nueva geopolítica donde las relaciones políticas, sociales y económi-
cas se transforman al nacimiento de un Estado transnacional, el cual ocasiona
que el individuo ocupe el centro del análisis y deje de pertenecer solo a un Estado
para convivir en uno o varios Estados extranjeros que producen una mezcla de
culturas en una nueva cultura. A esto se le conoce como Estado contendor, aquel
que coloca fin al Estado nacional, concepto apropiado para definir un Estado
influenciado por otros en un mundo inevitablemente globalizado (Flores, 2016).
En general, la relación entre la geografía y la estrategia es compleja. Sin em-
bargo, es claro que el pensador estratégico debe asegurarse de que la estructura
geográfica del campo en el que se ejerce el poder militar siga siendo lo más
favorable posible al tiempo que se garantiza que los enemigos, potenciales o
no, estén en desventaja con respecto a la geografía en la que deben operar. En
la actualidad, existe un factor que determina en muchos casos la derrota o la
victoria geográfica de los Estados en las guerras contemporáneas: el poder de
las nuevas tecnologías de la comunicación.
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FINES
ESTUDIOS
ESTRATÉGICOS
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Doctrina o visión ideológica que consagró a Colombia con una posición de subordinación respeto de
EE. UU.
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hasta una reciente asociación que vincula a los Gobiernos de ambas naciones
en torno a varias cuestiones clave; esto incluye las luchas contra el comunismo
y las drogas y la amenaza del terrorismo, enmarcada en contrarrestar el crimen
organizado, debido a los ataques del 11S.
Como se ha descrito, es imposible separar el efecto de la autonomía de América
del Sur de la geoestrategia de EE. UU. Antes de la más reciente ola de regionalismo
sudamericano, Brzezinski (1997) identificó el fortalecimiento de las posiciones eco-
nómicas y militares de ocupación e influencia en tres penínsulas claves de Eurasia:
Europa, la península arábiga y el sudeste asiático, como un gran imperativo geopo-
lítico de EE. UU.
El marco teórico en el cual se estableció Colombia fue, y sigue siendo, poco
claro. Es decir, un agente importante como el Gobierno dejó de lado las cons-
trucciones teóricas que se venían dando en el sistema internacional, razón por
la cual no se logra evidenciar si se perfilaron por un pensamiento realista, que
consolidaba su ejercicio en el poder de la fuerza o si lo hizo con base en las or-
ganizaciones internacionales enmarcado en una visión neoliberal de las RR. II.
(debido a la ausencia de moral en consideraciones de tipo internacional).
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Defensa y
Estrategia Poder Interno - Estrategia
Dirección Presidente seguridad
nacional nacional externo nacional
nacional
Estrategia
Teatro de la Plan de
militar Conducción COGFM FF. MM. La guerra
guerra guerra
general
Estrategia Comandante
Fuerza Teatro de Plan de
militar Ejecución teatro de La campaña
asignada operaciones campaña
ocupacional operaciones
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Conclusiones
Es importante resaltar que el concepto de estrategia no se encuentra ligado a
un solo campo de investigación, una disciplina exacta ni a la práctica, ya que su
definición se enmarca en la interpretación que brindan los académicos y toma-
dores de decisiones, debido a los probables cambios en el marco de una mayor
globalización que se espera en el futuro (tecnológico, económico y social).
Colombia es un aliado clave de EE. UU. en la región; con relaciones di-
plomáticas iniciadas en el siglo XIX tras la independencia de Colombia de
España, los países han disfrutado de estrechos y fuertes lazos. Como es bien
sabido, la fuerte influencia de EE. UU. en nuestros país no está aislada de
las tendencias políticas latinoamericanas. Una vez finalizada la Guerra Fría,
América Latina se mantuvo como una región donde la influencia norteame-
ricana permaneció en gran parte sin ser cuestionada. De forma semejante,
Colombia ha tenido una estrecha relación con esta potencia vencedora que
ha influenciado fuertemente sus políticas internas, para la construcción de
una política exterior lineal a la suya, que se destaca como una de las tenden-
cias históricas de sus RR. II.
Ante todo, Colombia y EE. UU. mantienen unos vínculos que se han fortale-
cido de manera exponencial, llegando al punto de trabajar bajo el marco de la
cooperación bilateral y triangular, desarrollada por ambos países para la inter-
vención en otras partes del mundo. Puesto que nuestra nación ha demostrado
ser un socio activo de EE. UU., a lo largo del tiempo ha adquirido un reconoci-
miento en la región por su trabajo en fortalecer sus políticas para contrarrestar
los diferentes fenómenos que afectan al país, generando de esta manera que ya
no se constituya una amenaza para la seguridad nacional o regional, elaborando
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Poder y estrategia
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acuerdos para desarrollar la asistencia a los países afectados por el crimen or-
ganizado transnacional (COT).
Respecto del caso de estudio, se identificaron los intereses geopolíticos de
Colombia para el siglo XXI y los lineamientos geoestratégicos de acuerdo con las
transformaciones en la política exterior. En consonancia, se logró consultar de ma-
nera precisa el área de interés no solo desde su perspectiva teórica, sino la integra-
ción práctica en el caso colombiano según los intereses nacionales y regionales.
Se abordó, así mismo, un esquema de análisis en el campo de la creación
e implementación de la estrategia que Colombia ha seguido para adquirir su
estatus y reconcomiendo internacional, con miras a contribuir a la operación
historiográfica describiendo cómo funciona la práctica y la escritura de la histo-
ria militar, analizando de esta manera el discurso histórico, el cual tiene un lugar
de producción, por cuanto los académicos tienen la necesidad de reconocer su
presente, los preceptos teóricos y los límites de la construcción del texto, con el
fin de obtener una creación, validación y divulgación de un arte literario.
La literatura que analiza una definición parcialmente exacta del concepto de
estrategia y su rol en los campos del poder nacional es escasa; los documentos
gruesos y construidos más rigurosamente de que disponemos a la fecha evi-
dencian, para el caso colombiano, una estrategia creada desde el campo militar
según los tres niveles: táctico, operativo y estratégico, los cuales deben articu-
larse con la Gran Estrategia formulada por el alto nivel de política construida a
partir de la necesidades internas del campo político, económico, social, cultural,
geográfico y medioambiental, entre otros que permiten continuar la dinámica
activa del sistema.
No obstante, la construcción de la estrategia nacional tiene una fuerte ali-
neación con la política internacional estadounidense debido a la cercanía que
se mantiene en el marco de los escenarios internacionales, los cuales se en-
cuentran liderados por el Gobierno de EE. UU. Hasta la fecha, esta nación ha
proporcionado grandes apoyos económicos y técnicos, generando una fuerte
dependencia con su país donante para continuar con estos acuerdos sin perder
lo que ya se ha conseguido, sobre todo en lo que se refiere a contrarrestar el COT
y su conexión con el conflicto armado que ha perdurado por décadas y tanto mal
le ha generado a Colombia, lo que a su vez ha distanciado de cierta manera el
interés de Europa por nuestro país.
A nivel metodológico, durante la construcción del documento se evidenció
que gran parte de la literatura examinada asume el concepto de estrategia según
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Poder y estrategia
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Poder y estrategia
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Capítulo 2
Intereses nacionales
y estrategia de Estado*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.02
Resumen: El presente capítulo pretende hacer un análisis de la relación que existe entre
los intereses nacionales y la alta estrategia nacional. Para ello, el capítulo emplea de for-
ma estructural la definición de intereses nacionales, la cual se mueve entre corrientes
de pensamiento de las relaciones internacionales; cambiando y evolucionando, según
el momento histórico y el paradigma empleado. Las distintas formas de definir los inte-
reses nacionales no pueden clasificarse en buenos o malos, sino simplemente en dis-
tintos, adaptándose a la percepción que tienen los Estados y los teóricos sobre estas
definiciones. Así mismo, se propone llegar a una estrategia para impulsar a Colombia y
posicionarla en la región como un Estado en ascenso y que pueda, mediante esta activi-
dad, cumplir con el estado deseado para la nación: ser un Estado de bienestar común. La
estrategia estaría sustentada en las posibilidades reales y estructuradas en aspectos de
poder y conciencia neorrealista.
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “Poder y Estrategia. Fundamentos para la su-
pervivencia del Estado” del grupo de investigación “Centro de Gravedad” de la Escuela Superior de Guerra “General
Rafael Reyes Prieto”, categorizado en A por Minciencias y con código de registro COL0104976. Los puntos de vista
pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los de las instituciones participantes.
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Citación APA: Perez Galeano, A. & Díaz Jaimes, J. M. (2022). Intereses nacio-
nales y estrategia de Estado. En A. Montero Moncada (Ed), Poder y estrategia.
Elementos para la supervivencia del Estado (pp. 49-73). Sello Editorial ESDEG.
https://doi.org/10.25062/9786289530483.02
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
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Intereses nacionales
y estrategia de Estado
Introducción
Con el nacimiento de los Estados, la humanidad define una de sus principales
preocupaciones y le da un contexto formal a una actividad que deriva del carác-
ter evolutivo de los hombres. Es la consolidación de fines colectivos que buscan
la protección de sus miembros, asegurando la supervivencia de ellos mismos.
Puede que entender esto nos lleve a concretar la primera idea de la aparición
de los Estados: garantizar la supervivencia del colectivo, y, como consecuencia,
la permanencia del Estado en el espacio y en el tiempo es el gran objetivo por
cumplir.
Para esta actividad en la que se compite con otros colectivos (Estados),
la idea puede resultar más compleja de como se plantea en estas líneas. Sin
embargo, muestra la importancia de la situación. Para poder asumir esta com-
petencia por la supervivencia se utilizan herramientas que van dirigidas a un ele-
mento constitutivo de los Estados: el poder. Mediante el poder, el Estado puede
influir sobre las demás unidades con que compite para acomodar la situación y
su entorno a sus aspiraciones.
La consolidación de un fin es la máxima para diseñar y consolidar planes en
que los Estados cifren sus esfuerzos; toda la capacidad del Estado se concentra
en el cumplimiento del fin. Y es así como desde la teoría realista de las relaciones
internacionales, podemos definir que la razón del Estado es su supervivencia y,
por ende, la supervivencia de los miembros del colectivo, del pueblo. “La proble-
mática de estudio está centrada en la seguridad nacional. La supervivencia del
Estado en un medio hostil, en el que la amenaza es constante y militar cons-
tituye el problema por definición” (Baber, 1995, p. 62). Pero a medida que las
teorías de las RR. II. evolucionan a lo largo de la historia, en especial el siglo XX,
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nuestro alcance y sería inoficioso respecto del objeto que nos atañe, pues no
podemos desistir de ninguna de las teorías que existen, sino, por el contrario,
recolectamos herramientas de ellas en pro de adelantar nuestro escrito de la
forma más acertada posible y presentar un verdadero análisis desde un punto
de vista juicioso y disciplinado.
Buscamos entender las condiciones del empleo del interés nacional y la es-
trategia de Estado, como herramientas para la proyección de su poder en el ma-
nejo de las RR. II. en pro de las condiciones a las que el Estado desee estar para
el bien de la nación.
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Elementos para la supervivencia del Estado
económico y político. Sin embargo, para los idealistas no interesa a quién perte-
nece ese Estado, entonces este fin último que se percibe es común a todos los
hombres, sin importar a qué Estado pertenezca.
La única manera de mantener la paz entre los Estados es sacrificar, como lo
hacen los individuos, su salvaje libertad sin freno y reducirse a públicas leyes
coactivas, constituyendo así un Estado de naciones que aumentando sin ce-
sar, llegue por fin a contener en su seno los pueblos de la tierra. (Kant, citado
por Maldonado, 2017, p. 108)
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Elementos para la supervivencia del Estado
no es concebido para adquirir poder, sino que es una herramienta para adquirir
el Estado al que queremos llegar como nación. Con este postulado, desmiente
las premisas de los realistas que ven el poder por el poder y, en consecuencia,
la acumulación de este. Para determinar los intereses, se determina entonces
que estos son propios de cada Estado, subjetivos y caducos en el tiempo. Waltz
(2003) nos ilustra al respecto:
Si uno acepta la segunda idea, definirá el interés nacional en términos de po-
der, porque los hombres, por naturaleza, buscan el poder, pero esta vez por-
que en ciertas condiciones, el poder es el medio necesario para asegurar los
objetivos del Estado. En la primera instancia, el poder es un fin; en la otra, un
instrumento. (p. 40)
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En la premisa anterior hay varios aspectos que han sido de clara brújula para
seguir respecto de cómo Colombia enfrenta la relación con otros países, en su
esfera regional y mundial, amenazas riesgos y oportunidades. Es claro que para
realizar una política exterior y, por ende, definir unos intereses nacionales, tiene
que existir una energía que haga germinar esta actividad en los países, pero esto
no quiere decir que estén dirigidos hacia el interior de la nación. Esta confusión
se presenta en la necesidad de entender cómo el interés nacional funciona pues,
como ya se vio, no obedece a una realidad científica o no es el resultado de una
ecuación matemática; por el contrario, es una decisión racional que establece el
estadista para justificar las acciones de su política exterior; definir los intereses
nacionales hacia el interior de la nación ignora de golpe la existencia de los de-
más Estados y asume que Colombia es el único Estado que existe.
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INTERESES NACIONALES
Estrategia Nacional
de Seguridad
(D) VULNERABILIDADES Política, Económica, Defensa ALIADOS
(A) AMENAZAS NACIONES AMIGAS
(F) DESAFÍOS ORGANIZACIONES
(O) OPORTUNIDADES Estrategia Nacional INTERNACIONALES
Militar
VALORACIÓN
de deficiencias & riesgos
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Intereses nacionales
y estrategia de Estado
la meta a que queremos llegar, mediante la aplicación del poder en pro de los
intereses nacionales.
La estrategia de seguridad nacional hace parte importante de la construc-
ción de una estrategia general del Estado colombiano. No puede desligarse, por-
que en el mundo actual entender los aspectos de seguridad y defensa plantea la
posibilidad de ejecutar los planes que el estadista o el director del Gobierno haya
presentado. “La ciencia política y las relaciones internacionales, con énfasis en
los asuntos estratégicos, es decir, la paz, la seguridad, los conflictos y la defensa”
(Torrijos, 2009, p. 13).
Colombia se encuentra en una región volátil por las amenazas existentes a
su alrededor, razón por la cual encontrar la solución en una estrategia cooperati-
va con los países vecinos sería un error, pues estos son los primeros que tienen
intereses en mermar la capacidad geopolítica de nuestro país para así ellos mis-
mos sumar poder, mediante el retroceso en la posición colombiana en la región.
La posibilidad de crear una estrategia en la que Colombia no se apoye en los
demás países de la región puede ser importante porque implica para el Estado
colombiano determinar su propio destino y crear una política exterior confiable y
enfocada en las verdaderas amenazas para él. No por eso debe dejarse de lado
la posibilidad de encontrar en una potencia regional la posibilidad de crecimiento
geopolítico.
En estos asuntos estatales, medios, intereses nacionales y estrategia, hace fal-
ta un factor determinante en la capacidad de los Estados o las unidades del siste-
ma internacional y es la aptitud que tenemos de influenciar: el poder. Este elemento
determinará las capacidades de realizar: “el poder del yo es la causa que ocasiona
una determinada conducta en el otro contra su voluntad” (Han, 2016, p. 5).
Para esta construcción puede apoyarse el Estado en el concepto de poder
inteligente, una amalgama entre el poder suave y el poder duro. Desde una pers-
pectiva sistémica, existe una amplia familiaridad con el poder duro. Los aspec-
tos militares y económicos a menudo pueden hacer que otras unidades cambien
de posición. Por lo tanto, el poder duro puede basarse en incentivos (zanahorias)
o amenazas (garrotes) (Nye, 2004, p. 18).
El universo del manejo del poder puede limitarse en estas dos definiciones,
la aplicación debe ser una decisión del estadista para direccionar al Estado hacia
ese objetivo; las variantes que presenta y la complejidad del tema exigen una
gran habilidad, primero, para entender el ambiente del Estado en la actualidad y,
segundo, para aplicar los procedimientos.
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Elementos para la supervivencia del Estado
La Amazonía
Región claramente delimitada en América del Sur, con gran potencial medioam-
biental. “De igual manera, la extensión de bosques que se encuentra en el
Amazonas representa el 86 % de la biomasa del planeta y alberga a más del
50 % de las especies de flora, fauna y el 20 % del agua de la tierra” (Ortiz, 2015,
p. 15). La importancia que adquiere la Amazonía en estos momentos está sujeta
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El Caribe
La situación del caribe tiene varias aristas que le imprimen el valor geopolítico
que posee, por su geografía, composición y actores. En la geografía, el Caribe
tiene influencia directa sobre una de las rutas comerciales más importantes del
mundo, el canal de Panamá, sumado a su cercanía con la costa sur de EE. UU.,
claramente el hegemon del sistema internacional en este momento. No es ex-
traño que se convierta en la zona de influencia de este hegemon y las acciones
que se lleven a cabo en este sector implicarían una observación importante por
parte de EE. UU.
Destaca la importancia geográfica del área su posición estratégica, en el
centro del continente americano y desde donde pueden alcanzarse con los
armamentos nucleares todos los países americanos; además, estando en el
camino de las comunicaciones aéreas y marítimas con el hemisferio sur, de
allí pueden difundirse las influencias sociales y políticas en todas direcciones.
(Ruiz, 1982, p. 2).
El Pacifico
El acceso de Colombia a la costa Pacífica y la posibilidad de tener una platafor-
ma continental le representa tener una ruta marítima directa con Asia, dejando a
un lado la navegación por estrechos o canales, mejorando las comunicaciones
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Elementos para la supervivencia del Estado
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Intereses nacionales
y estrategia de Estado
Conclusiones
Con el entendimiento académico de los intereses nacionales se marca una hoja
de ruta para la consecución del fin al que toda nación desea llegar: un Estado de
bienestar en que las personas puedan desarrollarse de manera acertada, mejo-
rando su calidad de vida y aumentando su proyección como personas.
La definición de intereses nacionales muestra varias aristas, pero se decide
que la más práctica para conseguir ese estado deseado es aquella que apunta
directamente a esta consecución; la definición desde el neorrealismo abre la po-
sibilidad de entender y aplicar la teoría a la práctica confiando en la ciencia y el
estudio académico como base de soporte.
Aunque se examinó desde otros puntos de vista según las teorías, la visión
neorrealista no satisface totalmente las expectativas del autor, por su carencia
de argumentos prácticos y su tendencia a creer en el comportamiento positivo
de los hombres, hecho que refutado por la historia de los Estados. Desde la gue-
rra del Peloponeso hasta los conflictos del Oriente Medio más recientes, la perse-
cución del poder y del dominio ha marcado la historia de las RR. II.
Según los intereses nacionales, puede definirse la estrategia general que nos
brinde el apoyo para la consecución de los fines, dejando a un lado la visión del
poder por el poder y aplicando la premisa del poder para el fin deseado. La es-
trategia se construye a partir del entendimiento completo de la situación y del
ambiente al que se enfrenta cada Estado, sus limitaciones, ventajas, desventa-
jas, amenazas y retos.
Poder determinar los pasos por seguir es la directriz que se desprende de la
concepción misma de la estrategia general. Sin embargo, la construcción de una
estrategia de seguridad y defensa nacional es la prioridad de la construcción de
un proyecto de Estado que se centre en sus intereses nacionales; para poder
mantener las capacidades del Estado y adelantar los planes es crucial mante-
nerse a salvo de amenazas internas y externas.
Para determinar la forma como Colombia tiene que asumir la priorización de
sus intereses nacionales y, en consecuencia, la estrategia por seguir, se apela al
neorrealismo, encontrando en esta teoría la dirección según las circunstancias
a las que está sometido el Estado colombiano. Los retos no son fáciles y se es-
tima, derivado de esto, que las soluciones y los planteamientos tienen que ser
firmes para afrontarlos.
71
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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Capítulo 3
Escenarios de poder
y estrategia en Colombia*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.03
Palabras clave: Estado; estrategia; poder duro; poder inteligente; poder suave.
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “Poder y Estrategia. Fundamentos para la su-
pervivencia del Estado” del grupo de investigación “Centro de Gravedad” de la Escuela Superior de Guerra “General
Rafael Reyes Prieto”, categorizado en A por Minciencias y con código de registro COL0104976. Los puntos de vista
pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los de las instituciones participantes.
75
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
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Escenarios de poder
y estrategia en Colombia
Introducción
En el presente capítulo se relaciona el poder y la estrategia, como el binomio que
direcciona y proyecta al Estado. Se estudia así qué es el poder y su importancia
aplicada a la estrategia; así mismo, se determina cómo el Estado colombiano
proyecta el poder en su entorno estratégico mediante los conceptos de soft, hard
y smart power. Finalmente, se identifica el poder militar como componente del
poder del Estado y la proyección del poder dentro de la estrategia nacional de
Colombia.
Los componentes del análisis muestran, primero, las dinámicas entre el po-
der y el Estado a partir de las diversas variables, correlacionándolas como un
mecanismo de supervivencia para el Estado, y, a su vez, analiza cómo las poten-
cias mundiales emplean el poder suave, duro e inteligente. Como segundo punto,
se hace énfasis en el poder militar y se resalta en aras de la proyección de poder
del Estado, identificando casos exitosos de empleo del poder militar como herra-
mienta para proyectar el poder del Estado. Finalmente, se examina la proyección
del poder dentro de la estrategia nacional de Colombia, la tradición del país en
el empleo del soft, hard y smart power y el empleo del poder frente al panorama
general de las amenazas en Colombia.
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Escenarios de poder
y estrategia en Colombia
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Elementos para la supervivencia del Estado
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Escenarios de poder
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
A largo plazo, sin embargo, no siempre resulta más conveniente para una na-
ción emplear poder duro si tiene un efecto inverso en la ejecución de poder blando,
que es más difícil ganar y en el cual se requiere de más tiempo para capitalizarlo.
Un ejemplo es lo sucedido a EE. UU. con la intervención en Iraq: para 2003
solo una pequeña coalición de países apoyó a los norteamericanos para ir a la
guerra tras la búsqueda armas de destrucción masiva que albergaría el grupo
terrorista Al Qaeda en el país islámico. Al término del despliegue militar, con la
presión de la comunidad internacional tras los ataques y no encontrar las armas
de destrucción masiva, se vio injustificada su intervención, por lo que su imagen
positiva decayó solo logrando rechazo, oposiciones y resentimiento internacio-
nal. Esta lección aprendida arroja que debe cuidarse en detalle los usos en deter-
minadas circunstancias del poder (Lobato, 2009, p. 5).
En contraste, una lección de cómo EE. UU. procuró recuperar el soft power,
puede interpretarse en otro pasaje de la política internacional de la administra-
ción George W. Bush (2001- 2009):
Alinear a EE. UU. con las aspiraciones a largo plazo de los pueblos pobres en
África y de todo el mundo mediante su iniciativa “Desafío del Milenio”, que
promete incrementar la ayuda a aquellos Estados que se comprometan a rea-
lizar reformas, así como a incrementar sus esfuerzos para combatir el sida y
otras enfermedades infecciosas. El éxito en la implementación de estos pro-
gramas representará una inversión significativa en poder blando. La asesora
de Seguridad Nacional Condoleezza Rice ha dicho: “EE. UU. es un país que
realmente tiene que estar comprometido con los valores y con la mejora en
las condiciones de vida de la gente alrededor del mundo… no es solo la espa-
da, es la rama de olivo la que comunica esas intenciones”. (Nye, 2010, p.136)
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Escenarios de poder
y estrategia en Colombia
El poder de Colombia
Al igual que en otros países, en nuestro país el hard power se desarrolla en la
conservación de las FF. AA. y de los pactos de asistencia militar, como sucedió
hace ya más de quince años con lo referente a las armas.
En Latinoamérica, se apoya a Colombia en la lucha contra los grupos insur-
gentes, bajo la bandera del Plan Colombia y de la alianza que existe entre
ambos países, con el fin de ser un aliado estratégico en la región y de acabar
tanto con el terrorismo presente en el país como con el narcotráfico. (Boada,
2018, p.43)
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
También hay huellas del desarrollo del poder blando, como potencial de la
nación tal y como lo nombra el estadista Fernando Carrillo (2014):
Esta sociedad colombiana en crecimiento en lo cultural, en lo político, en lo
económico y demás ámbitos se vuelve en un generador de buenas noticias,
de triunfos, de oportunidades y en general de atracción de intereses hacia
elementos positivos. El soft power o poder blando de Colombia empieza a
irrumpir en escena con mayor fuerza. Este poder blando que hace parte de
la denominada “Nueva Diplomacia Pública” está estrechamente ligado con la
sinergia entre la situación interna de Colombia con el exterior. (p. 6)
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Escenarios de poder
y estrategia en Colombia
Operación Jaque
Ocurrida el 2 de julio de 2008 en las selvas del Guaviare, planeada estratégica-
mente por el CGFM y ejecutada por el Ejército Nacional, fue autorizada por el
entonces presidente Álvaro Uribe Vélez. Dejó como saldo el rescate de quince
secuestrados en poder de las FARC y la captura de dos cabecillas guerrilleros,
sin bajas debido a la abstención del uso de las armas de fuego. Por medio de
una inteligencia, Jaque inició con la infiltración al secretariado y a la cuadrilla que
tenía a los secuestrados. Mediante la estrategia, se logró la concentración de
los quince secuestrados con el propósito de llevarlos ante el nuevo comandan-
te de la guerrilla alias “Alfonso Cano”, para un futuro escenario de intercambio
humanitario.
El grupo de liberados estaba conformado por la excandidata presidencial
Ingrid Betancourt, tres contratistas estadounidenses, siete militares y cuatro po-
licías. Las capturas correspondieron a los cabecillas alias “Cesar” y alias “Gafas”.
Las FF. MM. solo emplearon doce personas en la operación y dos helicópteros
rusos MI-17 que pintaron de blanco y rojo para cambiar su apariencia, aunque
se creó el logo de una ONG falsa. La mayor polémica se suscitó por el uso de un
chaleco de la Cruz Roja por parte de un militar durante la operación. Sin embar-
go, la Comisión Internacional no interpuso denuncia contra Colombia. Era evi-
dente que el éxito de la operación, por su costo en beneficio, proyectó a la nación
como referente militar del momento. La operación Jaque es reconocida a nivel
mundial como muestra del poder del Estado colombiano y punto de inflexión a
esta amenaza causada por las FARC.
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Operación Odiseo
Esta operación militar se ejecutó durante el mandato del entonces presidente Juan
Manuel Santos. Es un ejemplo del éxito en la conjuntez de las capacidades milita-
res más la coordinación con la Ponal en la infiltración a la organización criminal.
La operación sucedió en la vereda Chirriadera, de Suárez Cauca, desde la mañana
del 4 de noviembre de 2011, y se extendió por cerca de cuarenta horas, con el des-
pliegue de mil hombres de las FF. MM. La Fuerza Aérea inicio con el bombardeo,
seguido por desembarcos de tropas que cerraron el cerco al jefe guerrillero y, tras
combates con su primer anillo de seguridad, fue encontrado sin vida Guillermo
Sáenz Vargas, alias “Alfonso Cano”, máximo cabecilla de las FARC. También se
neutralizó a alias “el Zorro”, de su esquema de seguridad y alias “Jénifer”, la en-
fermera del comandante guerrillero. Adicionalmente, se logró la captura de su jefe
de seguridad y otros tres guerrilleros. Este saldo justificó esta gran operación ca-
racterizada por la integración del poder aéreo en conjunto con la fuerza terrestre.
A raíz de este duro golpe a las FARC, después de la caída de alias “Raúl Reyes”
y alias “Mono Jojoy”, su siguiente líder Timoleón Jiménez, alias “Timochenko”, a
partir del siguiente año, buscó negociaciones de paz con el Gobierno colombiano
que, debido al empleo de su componente militar, logró con la aceptación de los
acuerdos de paz el cese de las hostilidades en las zonas de frontera agrícola na-
cional donde clásicamente se ha desarrollado el conflicto armado en Colombia,
mejorando la calidad de vida de estos pobladores.
El éxito fue total. Militarmente se había golpeado a la comandancia del grupo
subversivo que sumaba otro revés. Después de poco más de un año del daño
que les causó a las FARC la operación Sodoma, la noticia produjo reacciones in-
ternas y externas a favor del Estado colombiano, por su muestra de poder, como
lo registró en su tiempo la prensa nacional
Más acorraladas que nunca, y por ahora acéfalas, las FARC, 47 años después
de haber sido fundadas, están en un punto de no retorno. Nuevamente su-
fren un revés militar que confirma que poco les queda del oxígeno de otros
tiempos. La impecable operación de las Fuerzas Armadas acabó con la égida
criminal de Alfonso Cano. (El Espectador, 2011, p. 8)
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Corrupción fenomenología
interna.
Indicadores sociales
críticos de pobreza
multidimensional.
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Objetivos estratégicos
1. Garantizar la soberanía, la independencia y la integridad territorial.
2. Proteger la población y contribuir a su bienestar.
3. Lograr el control institucional del territorio.
4. Preservar y defender el agua, la biodiversidad y los recursos naturales
como activos estratégicos de la nación e interés nacional.
5. Consolidar la seguridad para la legalidad y contribuir al emprendimiento
y el logro de la equidad.
6. Innovar, transformar y fortalecer el sector Defensa y Seguridad.
7. Garantizar la protección, profesionalización y bienestar de los miembros
de las FF. MM., la Ponal y sus familias.
La Presidencia de la República de Colombia, en la PDS, traza los objetivos
para alcanzar mediante acciones determinadas en las líneas de política, las cua-
les focalizan la intervención del aparato estatal para neutralizar y mitigar la ame-
naza en los siguientes campos:
Líneas de política
1. Disuasión y diplomacia para la defensa y seguridad.
2. Protección de la población y seguridad ciudadana.
3. Acción Unificada.
4. Sustituir la economía ilícita por lícita.
5. Inteligencia, contrainteligencia, investigación criminal.
6. Fortalecimiento institucional, eficiencia y bienestar.
7. Comunicación estratégica (Presidencia República de Colombia, 2019,
p. 47).
Para cumplir el propósito de la PDS, se destacan dos conceptos enla-
zados y dependientes entre sí, para su propio éxito: el tercer objetivo (lo-
grar el control institucional del territorio) y la tercera línea de política (Acción
Unificada) como la estrategia del Estado para proyectar su poder. Cuando
el Estado logra pasar del control militar del territorio con el empleo del hard
power para neutralizar grupos ilegales, al control institucional del territorio,
que es el uso del poder blando, para neutralizar las economías ilícitas, está
cerrando la brecha de la ilegalidad y, de este modo, estaría empleando el
smart power de la nación.
El fin de esta política es responder a las amenazas y desafíos de la seguridad,
dando como misión a las FF. MM. la defensa de la soberanía, la independencia, la
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Escenarios de poder
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Conclusiones
El presente trabajo se ha hilado mediante conceptos clave de la estrategia de
seguridad nacional y el uso del poder para alcanzar los fines fundamentales del
Estado y lograr la cohesión social del territorio. Se han analizado los conceptos
de poder usados en función con la estrategia del Estado colombiano, llevando
a concluir que, si bien se ha cimentado una política de Gobierno que contiene
las líneas de acción estratégicas fundamentales, es imperante la formulación e
implementación de una política de seguridad y defensa nacional de Estado que
ampare en el tiempo los lineamientos establecidos y los cursos de acción nece-
sarios para la contención efectiva de las amenazas.
Cada vez estas operaciones conjuntas tienen mayor connotación mediante
la Acción Unificada, la cual es conducida por comandantes de la Fuerza Conjunta
con la orientación y dirección del presidente, el ministro de Defensa y el coman-
dante general de las Fuerzas Militares. Sobre este nuevo concepto debe gravitar
la integración y sincronía de las FF.MM con las organizaciones públicas y priva-
das para el alcance de los objetivos en común, siempre en bien del desarrollo y
progreso de los colombianos. Un ejemplo fue lo visto durante la primera fase
del plan San Roque, durante 2020, cuando se evidenció en el territorio nacional,
el liderazgo de las FF. AA. con el sector público y privado para llevar ayudas ali-
mentarias a comunidades vulnerables ante la crisis sanitaria. Este evento acre-
centó la confianza y credibilidad del Estado y su Fuerza Pública con el pueblo
colombiano y marcó un hito como estrategia estatal para proyectar su poder
inteligente.
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Escenarios de poder
y estrategia en Colombia
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Capítulo 4
Colombia:
la disuasión como herramienta
estratégica del poder*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.04
Resumen: El propósito del presente capítulo es analizar la disuasión como una herramien-
ta útil para la proyección del poder colombiano, fundamentalmente en un contexto regio-
nal. Para ello, se ahonda en la comprensión inicial de la defensa y los intereses vitales de
la nación, los cuales constituyen el eje de la conducción de los Estados hacia su preser-
vación, existencia y proyección. De esta manera, una vez identificadas y caracterizadas
las amenazas actuales y potenciales, junto con sus capacidades, corresponde al Estado
confrontarlas, mediante la aplicación de herramientas estratégicas como la disuasión.
El capítulo concluye que en circunstancias de seguridad multidimensional, la disuasión,
como una herramienta estratégica de Colombia, ha sido considerada de manera reitera-
tiva. Sin embargo, las realidades económicas y las prioridades del orden social limitan su
posibilidad de empleo.
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “La guerra asimétrica, híbrida e irrestricta:
Retos, amenazas y desafíos para los Estados, la seguridad y defensa regional”, del grupo de investigación “Masa
Crítica”, de la Escuela Superior de Guerra “General Rafael Reyes Prieto”, categorizado como A1 por MinCiencias y
con código de registro COL0123247. Los puntos de vista pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los
de las instituciones participantes.
97
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Citación APA: Toro Ramírez, A., Cortes Castillo, D. E. & Sierra Zamora, P. A. (2022).
Colombia: la disuasión como herramienta estratégica del poder. En A. Montero
Moncada (Ed), Poder y estrategia. Elementos para la supervivencia del Estado (pp.
97-125). Sello Editorial ESDEG. https://doi.org/10.25062/9786289530483.04
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
98
Colombia: la disuasión
como herramienta estratégica del poder
Introducción
La supervivencia de los Estados y su proyección sobre los demás ha ocasiona-
do que el juego de intereses produzca situaciones de riesgo que obligan a los
Gobiernos a utilizar las herramientas estratégicas como la disuasión, que, apli-
cada de diversa forma, conduzca al adversario que pretende imponer su volun-
tad sobre la propia a desistir de su intención. Por esto, como lo expone Chinchilla
(2018), partiendo de la disuasión, como la situación en que quien pretende lanzar
un ataque de cualquier naturaleza no lo hace por temor a las represalias que
pueden causar más daño, el presente capítulo de manera cualitativa y descrip-
tiva, haciendo uso del análisis de las herramientas estratégicas y del estudio de
caso por resolver, intenta responder a la pregunta: ¿De qué manera se aplica
la disuasión y cómo el Estado colombiano ha hecho uso de ella? Para esto, se
abordarán inicialmente los fundamentos teóricos de la disuasión, su alcance y
formas de aplicación, continuando con el estudio de cómo la OTAN y Rusia han
hecho uso de la disuasión como herramienta de poder y, desde este análisis,
abordar la forma como el Estado colombiano ha considerado la disuasión en sus
políticas de seguridad y defensa, para, finalmente, examinar las condiciones de
empleo idóneo de la disuasión en una estrategia nacional en Colombia.
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Poder y estrategia
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Colombia: la disuasión
como herramienta estratégica del poder
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Poder y estrategia
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Colombia: la disuasión
como herramienta estratégica del poder
Disuasión focalizada
Este modo de disuasión surgió en EE. UU., a raíz del incremento de la violen-
cia y otras afectaciones contra la comunidad, originadas por pandillas juveniles
y bandas del crimen organizado que condujeron al Gobierno a adoptar nuevas
estrategias disuasivas que superaran la general por una más específica y foca-
lizada. Según Nagin (2019), en esta modalidad de disuasión orientada contra las
organizaciones del crimen, el Gobierno, por intermedio de las fuerzas policiales
especializadas, direcciona la atención de los problemas y riegos a la aplicación
de las actividades de seguridad por espacios geográficos, modalidades de delito
y tipo de personas sobre los que se emplean de manera específica la evidencia
científica, la efectividad de las actuaciones y la evaluación de los resultados, per-
mitiendo reducir la criminalidad objetiva y subjetiva, al verificarse la certeza de
las actuaciones policiales, en vez de la severidad de las penas.
Desde esta nueva modalidad de disuasión, se les advirtió a los delincuentes
actuales y potenciales que de continuar con sus acciones serían objeto de me-
didas administrativas colectivas, como la notificación de grupos fraccionados,
indicando que sus áreas de influencia están bajo vigilancia y que la Policía posee
la capacidad y voluntad de hacer cumplir la ley, además que si no cambian sus
prácticas delictivas, serán blanco de una fuerte represión y retiro de beneficios
sociales que se logran para quienes así lo decidan, cambiar su vida, como opor-
tunidades laborales y asistencia social, entre otros (Netto, 2020).
De esta manera, las estrategias enfocadas en la disuasión focalizada tra-
bajan en favor de prevenir la violencia, evitar la reincidencia de delitos, más co-
nocidas en EE. UU. como palancas de arrastre. Otro factor que se atribuye es la
comunicación que se les brinda a los delincuentes para que estén informados
de que están siendo vigilados y serán castigados implacablemente si no acatan
las políticas del programa. La disuasión significa evitar el delito cuando los de-
lincuentes perciben que los costos de cometer el delito superan los beneficios
(Netto, 2020).
103
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Disuasión graduada
Suele denominarse al tipo de armas determinadas para uso específico, en con-
traposición a los bombardeos estratégicos utilizados a manera de disuasión en
la Segunda Guerra Mundial. Desde esta tesis, la disuasión se considera como el
hecho de inducir una estabilidad, desde la cual emerge “la habilidad para consi-
derar el daño que ambos pueden infringirse” (Ganga, 1984, p. 3).
Disuasión nuclear
Con el advenimiento del uso de las armas nucleares en la Segunda Guerra
Mundial, se desarrolló por parte del Gobierno de EE. UU., la estrategia nuclear
con la cual, fundamentada en la amenaza de empleo del arma nuclear, disuadie-
ra a sus adversarios de agredir a la potencia o a sus aliados. Sin embargo, los
acontecimientos de 1950 en Corea demostraron las falencias de dicha estra-
tegia fundamentada en las capacidades nucleares y que no fue suficiente para
evitar la crisis (Izquierdo & Davara, 1993).
Posteriormente, con los avances termonucleares de los soviéticos, demos-
trados en agosto de 1953, que aproximaron a las potencias al equilibrio estra-
tégico, a partir de esa fecha se fortaleció la teoría del uso de las capacidades
nucleares de teatro o estratégicas como herramienta de la disuasión sobre la
teoría de la destrucción mutua asegurada (Izquierdo & Davara, 1993).
La ciberdisuasión
Recientemente, en el mundo ha tenido auge el concepto de guerra cibernética, el
cual se basa en vulnerar la seguridad digital de otro Estado, con el fin de conocer la
información confidencial y las operaciones militares emprendidas por dicho país.
Como ejemplo, ocurrió una actividad maliciosa en el ciberespacio durante las
acciones militares rusas en Crimea. Las operaciones comenzaron con la incau-
tación de las oficinas de Ukrtelecom y el corte físico de los cables de teléfono e
internet. Grupos como Op Russia y Russian Cyber Command, que se oponían a la
anexión, llevaron a cabo ataques de denegación de servicio (DDos) contra sitios
rusos, mientras CyberBerkut –pro ruso– estaba activo contra la OTAN, en particu-
lar dirigiéndose a su sitio web público principal antes de la votación de Crimea, en
marzo de 2014, para separarse de Ucrania y unirse a Rusia (Barrera, 2019).
Ante este tipo de situaciones, es pertinente analizar si las estrategias tradi-
cionales de la disuasión son competentes para derrotar a los actores maliciosos
104
Colombia: la disuasión
como herramienta estratégica del poder
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Carta de las Naciones Unidas que reitera el “derecho inherente de los estados in-
dependientes a la defensa individual y colectiva” (Caramés, 2000, p. 9), en 1949,
en la ciudad de Washington, firmaron el Tratado del Atlántico Norte, que bajo la
premisa de seguridad mutua definió como objetivo primordial la defensa de sus
integrantes frente a la posibilidad de un ataque originado por las políticas y la
creciente capacidad militar de la otrora Unión Soviética (Caramés, 2000).
Con la firma del Tratado y con el propósito de garantizar la estabilidad global
de Europa en el marco de una mayor cooperación entre los países miembros,
la política de seguridad de la Alianza, en 1952 emitió en Lisboa la Política de
Disuasión, que consistió en “hacer ver a cualquier posible agresor de la OTAN
que una guerra no sería rentable para él”. La estrategia basada principalmente
en la capacidad nuclear de EE. UU., en “amenazar o disuadir con dicha superio-
ridad a cualquier posible agresor” (Pena, 2000, p.35), permitió mantener alejada
cualquier intención de agresión, mientras se fortalecían las tropas convenciona-
les de los Estados miembros de la OTAN (Pena, 2000).
En este contexto, con el logro de las capacidades termonucleares por par-
te de la extinta Union Soviética, en 1952, los estudios sobre las consecuencias
destructivas que produciría un escenario de confrontación atómico, en el que
se advertía que el control de las operaciones tan solo se podría mantener en los
primeros minutos de la batalla, porque posteriormente la situación se haría im-
previsible, condujo de manera progresiva a comprender que las armas nucleares
no se constituían en un medio de combate y que su rol por el contrario se ubica-
ba en impedir los enfrentamientos armados (Beaufre, 1973). De esta manera, se
abrió paso a la disuasión como una herramienta estratégica del poder.
A partir de este postulado, en 1957, la OTAN ajustó el concepto estratégico,
el MC 14/2, que basado en la doctrina de la represalia masiva (Adán, 2019) con la
cual las potencias poseedoras de las capacidades nucleares adecuaron sus es-
trategias defensivas (Pena 2000), siendo una de ellas la política MC70, con la que
EE. UU., con el fin de evitar una incursión o invasión masiva por parte de la Unión
Soviética a países europeos, les suministró medios nucleares tácticos. Con esta
política, se logró alcanzar una capacidad defensiva directa que permitiera di-
suadir la agresión clásica y desescalar la adopción apocalíptica de la disuasión
estratégica (Beaufre, 1973).
Respecto de la disuasión estratégica, el temor por el empleo de los medios
atómicos por alguno de los adversarios condujo a la adopción de medidas pre-
ventivas que permitieran detectar oportunamente aun cuando fuera por pocos
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Colombia: la disuasión
como herramienta estratégica del poder
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
De otra parte, las fuerzas del Pacto de Varsovia constituidas en fuerzas con-
vencionales, químicas o nucleares del teatro para asumir una guerra relámpago
por parte de la OTAN se prepararon bajo la concepción de la ofensiva coordi-
nada; mientras que las fuerzas estratégicas soviéticas, haciendo las veces de
disuasión, mantienen capacidades para efectuar, si se considera necesario,
ataques de destrucción sobre territorio europeo o norteamericano, las fuerzas
convencionales con capacidades atómicas del teatro alcanzaban objetivos en la
Europa central. De acuerdo con Martín (1980):
La estrategia nuclear soviética, en su lucha contra la OTAN, exige ataques
atómicos masivos contra los objetivos militares del teatro de operaciones,
seguidos inmediatamente por una explotación mediante veloces fuerzas te-
rrestres acorazadas a lo largo de múltiples ejes de avance. (p. 12)
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Colombia: la disuasión
como herramienta estratégica del poder
multimisión, lo que permitirá resolver con efectividad amenazas simples como de-
safíos múltiples y complejos (CGFM, 2015). En síntesis:
Las Fuerzas Militares de 2030, en el marco de la normatividad, son una institu-
ción íntegra, con hombres y mujeres idóneos, entrenados, capacitados y actua-
lizados. Fortalecidas en el trabajo conjunto, coordinado, interagencial y com-
binado (CCIC). Moderna en equipos y tecnología, con capacidad disuasiva,
interoperable y exitosa en más de un escenario en forma simultánea; contri-
buyendo con sus capacidades al crecimiento de la nación y siendo referentes
internacionales en el mantenimiento de la paz global. (CGFM, 2015, p.18)
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Seguridad cooperativa
En materia de seguridad, el Estado usa la disuasión diplomática en aras de po-
tencializar la defensa de Colombia y establecer como propósito fundamental la
cooperación de la nación a nivel internacional, establecer excelentes relaciones
con países aliados que sostienen intereses en común, a fin de mantener la segu-
ridad como eje de conexión, estrategia y alianza.
Colombia se encuentra en un momento adecuado para desarrollar iniciati-
vas y tareas que, basadas en dicho concepto, le permitan desplegar un liderazgo
legítimo, consensuado y esperanzador; influir decisivamente en la estabilización
y prosperidad hemisférica, y contribuir a consolidar un modelo continental ba-
sado en las virtudes de la democracia, en desalentar los extremismos y en el
sometimiento de las amenazas transregionales (MDN, 2019, p. 37).
En la línea tecnológica, gestionar el riesgo de manera asertiva es una tarea
en conjunto. Lo ideal es establecer vínculos y responsabilidades compartidas
con otros países y enlazar los intereses individuales, en intereses particulares
para debilitar el cibercrimen.
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Colombia: la disuasión
como herramienta estratégica del poder
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“Son espacios del territorio con ausencia o déficit de legalidad; vacíos de institucionalidad o con una
precaria presencia estatal; ricos en recursos hídricos, biodiversidad y medioambiente que están en
alto riesgo o franjas de frontera, lo cual les otorga un carácter estratégico” (PDS, 2019, p. 38).
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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como herramienta estratégica del poder
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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124
Colombia: la disuasión
como herramienta estratégica del poder
125
Capítulo 5
Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación
de área por parte de Colombia*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.05
Resumen: El objeto del presente capítulo es estudiar la posibilidad del empleo de la he-
rramienta de negación de área -como herramienta de poder estratégico- por parte de
Colombia. Aparte de la cuestión que involucra a EE. UU. y a sus adversarios en el escena-
rio internacional, el surgimiento del concepto de negación de área trajo a la luz una serie
términos teóricos estratégicos que pueden ser utilizados por los países que los quieran
emplear para defender sus áreas de interés. En tal sentido, el presente capítulo se en-
marca -desde una perspectiva realista del empleo del poder- en la tarea de formular las
condiciones de empleo más idóneas de la negación de área de que dispone Colombia
para posicionar el interés nacional y construir o proyectar su poder. El capítulo concluye
en la apreciación y evaluación de los escenarios y condiciones idóneas para que el país
pueda desarrollar esta herramienta.
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “Poder y Estrategia. Fundamentos para la su-
pervivencia del Estado” del grupo de investigación “Centro de Gravedad” de la Escuela Superior de Guerra “General
Rafael Reyes Prieto”, categorizado en A por Minciencias y con código de registro COL0104976. Los puntos de vista
pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los de las instituciones participantes.
127
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Citación APA: Uribatán Salgado Luzia, I. & Parra Hernandez, N. (2022). Posibilidades
de empleo de la estrategia de negación de área por parte de Colombia. En A. Montero
Moncada (Ed), Poder y estrategia. Elementos para la supervivencia del Estado (pp.
127-172). Sello Editorial ESDEG. https://doi.org/10.25062/9786289530483.05
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
128
Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Introducción
El presente trabajo busca analizar la estrategia de negación de área, sus an-
tecedentes, definición, medios utilizados y consecuencias de su empleo en el
ámbito internacional, con miras a extraer conceptos útiles para la formulación
de una estrategia colombiana ante los nuevos desafíos a la seguridad y defensa
nacionales.
La estrategia de negación de área y la estrategia antiacceso, a la cual suele
venir referenciada, son actualmente unos de los principales retos para las inten-
ciones hegemónicas de EE. UU. de garantizar su capacidad de proyección de
poder y de acceso a todas las regiones de interés.
El trabajo inicia con el análisis de la definición del término negación de área a
fin de determinar, con una definición comprehensiva, el alcance de la estrategia
por formular. Enseguida, el trabajo examina la forma en que la estrategia en es-
tudio favorece el poder de los Estados. Después el texto analiza casos exitosos
de utilización de la estrategia en países de Latinoamérica con miras a identificar
ejemplos de estrategias que pueden ser utilizadas por Colombia. Finalmente,
formula una estrategia de negación de área dimensionada para las posibilidades
presupuestarias, las condiciones político-diplomáticas, las amenazas y los fac-
tores de inestabilidad de Colombia.
129
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Para eso, antes de la guerra, es necesario estar listo para esperarlo en buenas
condiciones. Esta situación, se convierte en la principal ventaja de una defensiva,
pues mientras espera, el defensor elige el mejor lugar y prepara continuamente
su defensa, interponiendo varias etapas de resistencia, antes de llegar al centro
de la posición y, si esta preparación impide que el atacante ingrese al teatro de
operaciones, se está logrando el propósito de la defensa, aunque el combate no
se lleve a cabo (Tangredi, 2013).
A lo largo de la historia, algunos países han empleado medios con el fin de
afianzar la inexpugnabilidad de sus territorios. Los medios utilizados para ga-
rantizar dicha han cambiado según las innovaciones tecnológicas, las tácticas y
los tipos de guerra existentes en cada época. Durante muchos siglos, China ha
construido grandes murallas para la protección de su imperio, pero esa estrate-
gia defensiva se mostró inocua a mediados del siglo XIX. Después de la Primera
Guerra Mundial, Francia construyó la línea Maginot1 que se imaginaba inexpug-
nable hasta que los alemanes la pugnaron con cierta facilidad en la Segunda
Guerra Mundial con su Guerra Relámpago.
EE. UU., por su parte, vislumbra en su Gran Estrategia, la necesidad de acce-
so a todas las regiones estratégicas de interés para garantizar su capacidad de
acción militar en estas áreas y posibilitar su potencial hegemónico y la coope-
ración con sus aliados en el escenario internacional. En ese sentido, las estra-
tegias defensivas que China y Rusia, entre otros países, han desarrollado en las
últimas décadas han puesto a prueba las capacidades de proyección de poder
de estadunidense. Esos países han desarrollado mecanismos para negar áreas
a potencias extranjeras que, esencialmente, utilizan la densidad y la contun-
dencia de las armas desplegadas en sus territorios para disuadir la penetración
(Departamento de Defensa, 2012).
Debido a la necesidad de garantizar la capacidad de proyectar poder, los
americanos vieron la efectividad en la realización de esta tarea amenazada por
el desarrollo de la capacidad, de potenciales adversarios, para negar el acceso
a sus territorios. De ese modo, EE. UU. llamó al conjunto de capacidades defen-
sivas de sus adversarios estrategia antiacceso y de negación de área (en inglés
anti-access/area denial, de donde viene el acrónimo A2/AD) (Tangredi, 2013),
para enseguida pasar a desarrollar la estrategia que garantice este acceso. Así,
1 “De hecho, la Línea Maginot no fue otra cosa que un sistema de trincheras con sus planes de fuego de
ametralladoras y sus casamatas de artillería fundidas en el hormigón, y reforzada por gruesos fuertes,
dotados de cañones automáticos, de lanzagranadas, de armas anticarro de tiro rápido que ayudarán
a proteger los puntos neurálgicos” (Anthérieu, 1962).
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
2 “La intención de Air-Sea Battle es mejorar la integración de las fuerzas aéreas, terrestres, navales, es-
paciales y ciberespaciales para proporcionar a los comandantes combatientes las capacidades nece-
sarias para disuadir y, si es necesario, derrotar a un adversario que emplea capacidades sofisticadas
contra el A2/AD” (Departamento de Defensa, 2012).
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Submarinos nucleares y
Submarinos convencionales, lan-
buques convencionales de
Operaciones chas rápidas pequeñas y medianas y
superficie (armados con
navales embarcaciones armadas con misiles
misiles de crucero, antibuque
antibuque, minas navales.
o antiaéreos).
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Posibilidades de empleo
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Recurso
Tipo Naturaleza Ejecutores
necesario
Poderes revisionistas con intenciones
de cambio del statu quo.
Potencias con capacidad de proyec-
Directa Militar Unilateral
ción como herramienta de protección
de sus fuerzas.
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Poder y estrategia
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Estrategia de Rusia
Los documentos oficiales de política exterior y de defensa de Rusia destacan
la importancia del Exterior Cercano, es decir, el espacio de la antigua Unión
Soviética con la excepción de las repúblicas bálticas, para la defensa de Rusia.
En este sentido, el mar Negro, el Cáucaso, Asia central y otros países de la región
son percibidos como áreas esenciales para la defensa nacional. Por esta razón,
los intentos de expandir la OTAN a estas áreas se consideran amenazas a la
seguridad nacional rusa (Cepik, 2013).
Para lograr sus objetivos y disuadir la penetración de fuerzas en su territorio y
en su área de interés, Rusia demuestra comúnmente sus capacidades de defensa
aérea y explota las potencialidades de las “burbujas” de A2/AD, que algunos autores
argumentan tratarse tan solamente de un mito para sembrar dudas entre los aliados
de la OTAN. Al hacerlo, el Kremlin utiliza inseguridades occidentales para garantizar
el acceso a su ventaja y alimenta la percepción de que la OTAN no puede operar efi-
cazmente en un entorno disputado. Así, el debate en curso se convierte en una ame-
naza psicológica autoconstruida que refleja las inseguridades occidentales hacia
Rusia. Envalentonado por esta respuesta, Moscú sigue expandiendo sus burbujas
A2/AD y su dominio de la escalada, en el flanco oriental de la OTAN (Boulegue, 2019).
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Nota. Los círculos representan los alcances de los misiles antibuque y antiaéreos lanzados
del mar y de la tierra.
Fuente: Williams (2017)
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Con relación a los medios utilizados, puede dividirse el esfuerzo ruso en las
defensas de costa, aérea y antiaérea y terrestre. La doctrina rusa de defensa de la
costa prevé el uso de sistemas de armas, navales y terrestres, que complemen-
tarían y serían coordinados por un sistema de mando y control eficaz. Además de
minas, sensores, submarinos y torpederos, también emplearía artillería costera,
misiles y aviones de patrulla terrestres (Tangredi, 2013).
Algunas armas no nucleares han cobrado relevancia en los debates de
geopolítica y RR. II. como equipo capaz de cambiar el paisaje de una región.
Entre estas armas, los sistemas de misiles rusos antiaéreos S-300 han sido
elevados a esta categoría en las últimas dos décadas. La adquisición de estos
sistemas ha provocado problemas consecutivos en las relaciones regionales. A
pesar de su carácter defensivo, estas armas han sido objeto de discusiones en
el Consejo de Seguridad, con resoluciones de la ONU y una serie de complica-
ciones para las relaciones entre los países vecinos y los miembros de alianzas
militares. Si bien los aliados de EE. UU. han adquirido estos modernos sistemas
de misiles rusos, algunos de los clientes actuales se oponen a sus intereses y a
los de aliados cercanos (Ferreira, 2018). La elección de las armas rusas se debe
a la disponibilidad de sistemas avanzados para los clientes que no podrían ac-
ceder a equipos similares de origen occidental. Esta disponibilidad permite a los
Estados considerados marginales por la política estadounidense utilizar estas
armas para contener el impulso de este poder y aumentar su poder de negocia-
ción (Teixeira, 2020).
Siendo las primeras armas en ser capaces de unir el largo alcance de la de-
tección de misiles utilizados para crear zonas A2/AD, combinadas con la gran
movilidad de los más pequeños, los S-300 tuvieron su origen a finales de la dé-
cada de 1960, con entrada en servicio a finales de la década de 1970. La apa-
rición del sistema S-300 ha aumentado las capacidades A2/AD de la antigua
URSS, haciendo difícil o incluso imposible proyectar el poder aéreo en un área
que defendían (Teixeira, 2020).
Un ejemplo de la utilización de las potencialidades de los armamentos en
la negación de área es Venezuela. Entre 2000 y 2018, Rusia no solo participó
activamente en el proceso de reconstrucción de las capacidades militares con-
vencionales de Venezuela, sino que fue indispensable para la modernización de
las fuerzas armadas del país. Además, uno de los principales logros en el ámbito
militar es el robusto sistema de defensa aérea establecido en los últimos años
que, aunque no es un sistema A2/AD como el sistema ruso, exhibe un importan-
te potencial de negación (Júnior et al., 2020).
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Estrategia de China
La República Popular China es la potencia más reciente del sistema internacio-
nal. El crecimiento sin precedentes de sus capacidades militares, principalmente
en armamento convencional de corto y mediano alcance, se guio por una estra-
tegia asimétrica de A2/AD (Cepik, 2013).
Resultado de la visión realista del dilema de la seguridad, por el que el creci-
miento económico lleva a un aumento de intereses nacionales que conlleva un
desarrollo del poder militar relacionado a una postura de intransigencia crecien-
te, la emergencia de un país de la talla de China requiere una reestructuración y
acomodación de la arquitectura de seguridad global, provocando una quiebra
del equilibrio que, si no es eficientemente gestionada, puede desembocar en un
conflicto entre los diferentes Estados que buscan una posición ventajosa en el
nuevo sistema. Esa visión es favorecida por el reequilibrio estratégico de EE. UU.
en la región Asia-Pacífico, que se caracteriza por esforzarse en contener la in-
fluencia china. Eso queda evidenciado por una postura china que parece sepa-
rarse del postulado del “desarrollo pacífico” y busca el refuerzo de una posición
de ventaja en los mares adyacentes (Sánchez, 2016).
China aspira el dominio del mar de China. Igual que otras potencias a lo largo de
la historia, los chinos han tratado de controlar los mares situados en sus proximida-
des. Para ampliar este control marítimo, China ha construido islas artificiales a partir
de pequeños islotes en el mar del Sur de China que, al convertirse en fortalezas, po-
sibilitan que China reclame áreas próximas a Corea, Japón y Filipinas (Robles, 2021).
En ese sentido, la estrategia de inexpugnabilidad del país se basa en su fé-
rrea postura de defensa, en su capacidad de movilización de recursos nacio-
nales, materializada en la Guerra Popular, y en la disuasión generada por estos
factores. Este proceso es el resultado de la incorporación por parte de China de
tecnologías complejas (radares y supercomputadoras), anteriormente solo dis-
ponibles para un grupo restringido de países, pero más fácilmente difundidas en
la era de la digitalización (Santos, 2015).
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de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
3
Una RMA es un cambio en la forma de combatir que, motivado por la explotación de nuevos sistemas
de armas, conceptos operativos, doctrinas de empleo de la fuerza o maneras de organizar y adminis-
trar los medios materiales, convierte en obsoleto el estilo militar anterior (Colom, 2015).
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Se puede inferir con base en los ejemplos de Rusia y China que el A2/AD de-
sarrollado por los países ha ocasionado inestabilidad en las RR. II. y la búsqueda
continua de estrategias para contrarrestarlas. Hay una clara carrera tecnológica,
así como una búsqueda por alianzas regionales entre los Estados que apuntan a
equilibrar (o desequilibrar) el balance de fuerzas en sus entornos regionales y en
los de sus adversarios. Esa competencia ha profundizado las inestabilidades en la
mayor parte de Asia y Europa con destaque para el mar de China, el Oriente Medio
y el Este Europeo, pero ya tiene consecuencias para Latinoamérica como es el
caso de Venezuela que exploraremos enseguida. Sin embargo, es obvia la nece-
sidad de búsqueda de obtención de estas capacidades en la estrategia militar y
en la Gran Estrategia actuales del escenario internacional, tanto por países que
se oponen a la hegemonía americana como por los aliados de EE. UU. sean ellos
de la OTAN o no. Al parecer, la búsqueda de inexpugnabilidad es la garantía bá-
sica que los Estados necesitan para el desarrollo de sus grandes estrategias con
la reducción de la amenaza constante de intervención extranjera.
4
El proceso de obtención de productos, servicios y aplicaciones, o fuerzas, o equipos, o material de
organizaciones que no están desplegadas hacia adelante (Departamento de Defensa, 2012).
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Estrategia de Brasil
Brasil tiene fronteras con diez de los doce países de América del Sur, es decir, to-
dos con excepción de Chile y Ecuador, en un total de 16.885,7 km. Eso hace que
sea difícil el monitoreo aéreo, fluvial y terrestre de toda la frontera con los países
vecinos. Además, Brasil posee un vasto litoral y un enorme territorio marítimo. Así,
Brasil ha comenzado a manifestar la implementación de estrategias de negación
de área en su Estrategia de Defensa Nacional (2008). A partir de considerar las ex-
tensiones amplias que tienen que defender tanto en tierra (la Amazonía Verde), en
el mar (la Amazonía Azul), en el aire, y, más recientemente, en el ciberespacio, han
optado por estudiar qué aspectos de estas estrategias le resultan convenientes.
Con esta premisa, los brasileños han percibido la necesidad de un sistema de de-
tección y alerta aérea, marítima y terrestre para todo su territorio. Con la óptica del
A2/AD, esos sistemas pueden ser considerados como una primera capa de con-
ciencia situacional que permite que los tomadores de decisiones sean alertados y
puedan intervenir oportunamente para contrarrestar las amenazas a la soberanía
y a los intereses nacionales en tiempo de paz y en tiempo de guerra.
Para posibilitar ese monitoreo en la región amazónica, fue desarrollado el
SIPAM (Sistema de Protección de la Amazonía). Tratase de una organización
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Elementos para la supervivencia del Estado
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
del litoral brasileiro. Fue proyectado para tornarse el principal sistema de mando
y control de la Marina y prevé la gestión de las actividades al mar que involucren
vigilancia, monitoreo, prevención de la polución y recursos naturales, entre otros.
Durante su proceso de implantación, el programa SISFRON, dentro de su
alcance y finalidad, permite al Ejército mantener, puntualmente, algunas áreas de
fronteras monitoreadas y en condiciones de responder a una amenaza o agre-
sión y contribuir para que las demás agencias y órganos federales lo hagan,
en un ambiente de operaciones interagenciales. Sin embargo, se debe tener en
cuenta que esta tarea es muy difícil y compleja cuando se visualizan los cerca de
17.000 kilómetros de fronteras terrestres, especialmente en la región Amazónica.
Bajo la responsabilidad del Comando de la Aeronáutica, el SISCEAB tiene
como órgano central el Departamento de Controle del Espacio Aéreo (DECEA), a
quien cabe suministrar los medios necesarios para el gerenciamiento y control
del espacio aéreo. El SISCEAB emplea recursos humanos y equipajes de nave-
gación, telecomunicaciones y vigilancia, además de vasta infraestructura, distri-
buidos por todo el territorio de Brasil. El SISDABRA (Sistema de Defensa Aérea
Brasileira) utiliza la misma infraestructura de vigilancia y telecomunicaciones
empleada por el SISCEAB. De ese modo, la Fuerza Aérea de Brasil asegura el
ejercicio de la soberanía en el espacio aéreo por intermedio del control y, si es
necesario, de la ejecución de acciones de interferencia contra el movimiento de
aeronaves que puedan configurarse como amenazas a los intereses nacionales.
Para la defensa aérea de la Amazonía, Brasil posee bases aéreas que operan ae-
ronaves de reconocimiento y ataque supertucano, cazas y aeronaves equipadas
con radares para alerta anticipada y control R-99A y de detección remota R-99B
que complementan el monitoreo aéreo en el ámbito del SISDABRA (Quint, 2016).
Es importante destacar que estos sistemas solamente serán totalmente
efectivos cuando permitieren el flujo de dados, su análisis y la producción de
conocimientos confiables y anticipados además de su total integración.
El pensamiento estratégico brasilero señala que ante la posibilidad de líneas
de comunicación y de transporte más congestionadas en el Atlántico Sur, evitar
bloqueos o proteger de manera efectiva los activos nacionales frente a una si-
tuación de crisis es una excelente razón para incorporar en el plano militar las
lógicas de la negación de área. La negación del uso del mar consiste en dificultar
al enemigo el estabelecimiento, la exploración del control de alguna área ma-
rítima o simplemente su uso. La negación del uso del mar puede incluir, entre
otras medidas, la destrucción de buques de guerra o mercantes del enemigo, y
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Estrategia de Perú
La estrategia de defensa de Perú es defensiva-disuasiva. La acción militar, mediante
las Fuerzas Armadas, es el recurso final que empleará el Estado peruano para actuar
exclusivamente en su defensa. Las Fuerzas Militares están regidas por valores mo-
rales y éticos; son modernas, efectivas, flexibles, eficaces y de acción conjunta, con
plena capacidad para enfrentar las amenazas (Ministerio de Defensa, 2006).
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de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
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de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Estrategia de Venezuela
Por su parte, Venezuela ha realizado un extenso proceso de modernización de
todo su instrumento militar, con distintas razones que van desde la renovación
de material obsoleto y reforzar su alianza con los distintos sectores de las FF.
AA., hasta la preocupación por las explotaciones petroleras off-shore que la lle-
van a tener tensiones con Colombia y Guyana, en zonas que se encuentran bajo
reclamaciones territoriales, como lo que sucede en el Esequivo o la región del
Maracaibo. Además, se agrega las percepciones de conflicto por los recursos
con EE. UU. lo cual llevó a tomar la decisión de reforzar su fuerza de submarinos
a efectos de incrementar los costos operativos de una agresión, bloqueo o dis-
rupción por parte de una fuerza militar superior (Battaleme, 2015).
Rusia, el mayor proveedor de armas de Venezuela en los últimos veinte años, ha
sido fundamental en la recomposición de los recursos militares del país sudame-
ricano, con impactos significativos en la creación de un incipiente sistema de A2/
AD venezolano, fuertemente basado en la defensa aérea y antiaérea (Júnior, 2019).
De esta manera, se decidió sumar a los dos submarinos alemanes T-209A una
fuerza futura de seis submarinos rusos clase Kilo mejorada T-636, con uno de los
sistemas de propulsión convencional AIP lo cual los transforma en unidades más si-
lenciosas y con mayor tiempo de operación bajo el agua. Asimismo, se incorporaron
aviones de combate SU-27 y misiles tierra-aire S-300 Thor para la defensa aérea,
todos sistemas orientados a la negación de área y al antiacceso (Battaleme, 2015).
La operación de los sistemas de defensa antiaérea rusos, con el objetivo
de negar el acceso a su territorio por parte del enemigo, han demostrado ser
eficientes, dados los diversos informes y problemas diplomáticos presentados.
Aunque estos sistemas no han entrado efectivamente en combate, su presencia
en los teatros de operaciones ha inhibido las actividades enemigas, lo que en sí
mismo representa el éxito de estos equipos.
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
país. Ante esta apreciación, sería necesario afirmar que, en lugar de estructurar
un sistema A2/AD, Caracas adopta un modelo similar al ruso: “Burbujas A2/AD”
(Júnior, 2020).
Venezuela ha desarrollado desde la última década el concepto de un coman-
do unificado de defensa aérea, con una fuerza independiente compuesta por
personal militar de las tres ramas principales de las fuerzas armadas. Similar
al modelo ruso, el país construyó un CODAI (Comando Integral de Defensa
Aeroespacial), responsable de la defensa antiaérea nacional, estructurado con
grupos de monitoreo, combate y apoyo material. Estas unidades, dedicadas al
monitoreo y vigilancia del espacio aéreo, están equipadas con radares móviles
de largo alcance chinos, y las unidades de combate están equipadas con una
grande variedad de misiles rusos, israelíes, suecos y franceses (Júnior, 2020).
También en la primera década del siglo XXI, la Fuerza Aérea Venezolana se
reforzó con la adquisición de 24 cazas Sukhoi Su-30MK2 y una serie de misiles
aire-aire y aire-superficie, ya que EE. UU. había embargado la compra de repues-
tos para el F-16A Fighting Falcon, dejándolos limitados operativamente (Júnior,
2020).
Considerando que las capacidades A2/AD están directamente relacionadas
con las amenazas a las cuales se pretende negar el acceso, puede inferirse que
no existe un sistema A2/AD en Venezuela lleno de capacidades frente a la ame-
naza estadounidense. Sin embargo, frente a las amenazas regionales, el sistema
venezolano se considera lo suficientemente robusto para neutralizar cualquier
acción ofensiva aérea y marina (Júnior, 2020).
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
diseñada para evitar que una fuerza enemiga avance dentro de un área, mientras
que la negación de área es la acción, actividad o habilidad, generalmente de corto
alcance, pudiendo ser militar o político-diplomática, proyectada para limitar la liber-
tad de acción de una fuerza enemiga en un área, todo eso en los múltiples dominios.
Las amenazas más probables de Colombia son las de tipo tradicional,
derivadas de interferencias o conflictos sobre derechos o pretensiones de
derechos, entre Estados nacionales; de movimientos subversivos que no se
acogen al ordenamiento constitucional y buscan el poder por medio de las
armas; terroristas de variada procedencia; derivadas de la delincuencia orga-
nizada transnacional basada en negocios criminales; derivadas de prácticas
comerciales desleales y del contrabando; cibernéticas y los fraudes financie-
ros; típicas de los posconflictos que envuelven muchas de las mencionadas, y
la elevación de los índices de violencia social derivados de la permanencia de
“mercados de violencia” (incluyen excombatientes que no se reinsertan ni se
adaptan a la situación nueva, armas que permanecen en los circuitos del mer-
cado negro, negocios generadores de ilegalidad, etc.) (Mansilla, 2017).
Sin embargo, percibimos que la mayoría de esas amenazas se aleja del con-
cepto a partir del cual se desarrolló originalmente la estrategia A2/AD, es decir,
normalmente esa ha sido una estrategia asimétrica defensiva de un país más
débil que busca evitar la proyección de poder de un país más fuerte.
Pero, como hemos visto, en una concepción holística, la estrategia puede
ser empleada en contra de actores no estatales como de hecho ya lo es. Lo que
se puede llamar “cerramiento cooperativo de los espacios comunes” apunta a
limitar y anular el uso de los espacios por parte de grupos terroristas, actores
criminales, etc., de manera cooperativa para permitir que los ciudadanos puedan
utilizar los mismos espacios de manera segura.
En ese sentido, las estrategias que utiliza la Acción Unificada para contra-
rrestar las amenazas, además de los acuerdos de cooperación internacional para
combatir a las llamadas amenazas asimétricas no estatales como la piratería,
los transportes ilegales y los distintos tráficos, son ejemplos de iniciativas que
buscan evitar las amenazas negándoles los espacios de actuación o sus corre-
dores estratégicos (Battaleme, 2015). El concepto de espacios, en este caso, es
más complejo que en los casos estudiados pues muchas de esas amenazas son
internas y poseen acceso a todo el territorio de manera disimulada, haciendo
que las medidas de seguridad necesarias para negación de área lleguen hasta
la protección de infraestructuras críticas y de instalaciones político-militares. En
160
Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
consecuencia, este trabajo enfocará las fronteras como el espacio donde puede
aplicarse la estrategia A2/AD de forma objetiva y efectiva en contra de actores
estatales y no estatales. De la misma forma, el trabajo enfocará las amenazas de
tipo tradicional con énfasis en la región suramericana y del Caribe.
Ámbito político-diplomático
Colombia es socio global de la OTAN, siendo el único país de Latinoamérica que
tiene esa condición, lo que le confiere ventaja estratégica en los ámbitos diplo-
mático y militar. A esto se suma el hecho de que Colombia es el principal aliado
estratégico de EE. UU. en Latinoamérica. Esa alianza suministra también una
gran ventaja disuasoria en el nivel político-diplomático en la región, así como a
nivel global. Además, Colombia es miembro de la OEA lo que le proporciona los
beneficios del Tratado Interamericano de Ayuda Recíproca.
Los tratados de seguridad colectiva y la condición de aliado estratégico de
EE. UU. componen una eficiente capa de antiacceso y negación de área en el
ámbito político-diplomático, quizá la mejor de los países de Latinoamérica. Sin
embargo, es importante destacar que Colombia no puede confiar en esa capa
al punto de olvidarse de la importancia de las otras. La actual velocidad de los
cambios en el orden mundial puede cobrar su precio y un Estado no puede dele-
gar a otros países u organizaciones la responsabilidad precipua de garantizar su
soberanía. De ese modo, las alianzas de las cuales Colombia hace parte tienen
que ser factor motivador para que el país desarrolle capacidades militares de
negación de área que disuadan a los adversarios de cualquier intento invasor.
Fronteras terrestres
Colombia ha tenido, a lo largo de su historia, unas fronteras internacionales per-
meables e inseguras, que son resultado de la ausencia de una política de Estado
sostenible, permanente y de alcance estratégico con respecto al perímetro na-
cional; ello se ha visto reflejado en las pérdidas del territorio patrio heredado
de España. Varias publicaciones y análisis afirman que hay un estimado de un
millón de km² en pérdidas de territorio en los 211 años de vida independiente
(Calderón et al., 2017).
Colombia posee fronteras terrestres con cinco países siendo 2.219 km
de frontera terrestre con Venezuela; 1.645 km de frontera terrestre con Brasil,
1.626 km de frontera terrestre con Perú; 586 km de frontera terrestre con Ecuador;
y 266 km de frontera terrestre con Panamá (Calderón et al., 2017). Las fronteras
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
con Brasil, Perú, Panamá y Ecuador están ubicadas en regiones de selva que,
por un lado, sirven como obstáculo natural al movimiento de los actores ilegales
y, por otro, dificultan la presencia del Estado en esas regiones, haciendo que la
tarea de negar el área sea compleja y, muchas veces, ineficaz.
El Tapón del Darién, en la frontera colombo-panameña, es una de las regio-
nes más complejas de controlar para el Estado, por su clima tropical, selva inex-
pugnable y ausencia de carreteras. Esas condiciones, sin embargo, lo convierten
en una “autopista” natural para grupos dedicados al comercio de armas, droga,
oro y migrantes.
En el Pacífico nace también una de las rutas más importantes para el comer-
cio de drogas, atravesando el centro del país hasta el norte por los Santanderes,
surtiendo las plazas de microtráfico en los espacios vacíos urbanos del triángulo
de oro de Colombia, en ciudades como Cali, Medellín, Bogotá y Bucaramanga. En
la frontera de La Guajira, al tráfico de cocaína lo acompaña el de migrantes, pero
es el contrabando el que le da su particularidad a esta frontera, caracterizada
por la desigualdad social y el abandono total del Estado. El fenómeno también
se da al sur del territorio colombiano, donde los departamentos de Amazonas,
Putumayo y Nariño se encuentran con Brasil, Perú y Ecuador (Calderón, 2017).
La fiscalización del transporte de mercancías está enfocada en las principales
vías de acceso en las fronteras por donde, a pesar de los esfuerzos estatales, pa-
san grandes cantidades de cargas ilícitas en virtud de las estrategias utilizadas
por la delincuencia organizada transnacional.
Las estrategias criminosas incluyen el transporte de materiales ilícitos por vía
aérea con vuelos clandestinos; uso de sumergibles para transporte por el mar, y
disimulación de las cargas ilegales en contenedores y de las cargas en camiones
comerciales, entre otras. Una estrategia defensiva basada en capas se hace difícil
en esos casos pues, una vez pasada la frontera, los actores ilegales tienen libertad
de acción para moverse en el territorio. Hay otros puntos de fiscalización distribui-
dos en el interior del país, pero no siguen la lógica de capas de protección.
El estudio del caso brasilero nos presenta la estrategia del sistema de mo-
nitoreo de fronteras con el empleo de diversos medios tecnológicos y pelotones
de frontera de forma integrada con el objetivo de negar el acceso al territorio
brasilero por los actores ilegales. Por el contrario, a pesar del éxito obtenido en la
región amazónica, esa estrategia aún no ha tenido los resultados esperados en
términos de negación de área a los actores ilegales en virtud de la porosidad de
las fronteras, especialmente las de Paraguay y Bolivia.
162
Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Territorio marítimo
Colombia es un país que posee acceso a dos océanos además de ser el país
que tiene mayor dominancia hacia el mar Caribe. Esos hechos hacen que el
país tenga el reto de ser capaz de negar el uso del mar a sus adversarios. En
virtud del combate al narcotráfico, la Armada Nacional ha desarrollado la capa-
cidad de ejercer vigilancia y defensa de las aguas marinas colombianas; por lo
tanto, se encarga de controlar el tráfico de las embarcaciones y proteger los bu-
ques para reprimir el contrabando de acuerdo con el derecho internacional. Así,
la Armada cumple una importante función de seguridad marítima al reprimir el
delito con la interdicción mediante la negación del uso del mar para la comisión
de delitos y violaciones de la seguridad y la vida humana en el mar (Parra, 2019).
Sin embargo, las mismas capacidades de vigilancia e interdicción de la
Armada pueden ser efectivamente utilizadas para la negación del uso del mar
a una amenaza tradicional estatal. La Armada Nacional sigue desarrollando
sus capacidades navales con el objetivo de incrementar su presencia en el mar
Caribe y en el Pacífico. Por ejemplo, después del fallo de La Haya del 19 de no-
viembre de 2012, San Andrés se ha transformado para la Armada en un área
estratégica (Mancuso, 2017).
Para el desarrollo de la estrategia de negación de área en el territorio marí-
timo, Colombia necesita considerar el aumento de su flota de submarinos. Los
submarinos, a diferencia de los buques de superficie, son diseñados específica-
mente para no ser detectados. Por el solo hecho de estar presente en el inven-
tario de materiales de las fuerzas armadas de un país, los submarinos represen-
tan una capacidad por tenerse presente ante un posible enemigo, pues inspiran
respeto y representan un reto o amenaza para los buques de superficie u otros
submarinos. Los submarinos son armas de negación de área y, como tales, tal
vez las más representativas de esas estrategias en el dominio marítimo. Son
163
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Espacio aéreo
Colombia posee capacidad de control del espacio aéreo con detección de rada-
res en el territorio nacional a pesar de los retos generados por su geografía. Esa
capacidad proporciona una capa de negación de área de conciencia situacional
en el dominio aéreo, pero es necesario más que eso para negar, de hecho, el ac-
ceso a las amenazas estatales.
Colombia no tiene artillería antiaérea capaz de disuadir ataques aéreos ene-
migos al territorio. Para esto, el país tendría que adquirir material de defensa an-
tiaérea basado en misiles de largo alcance, como Venezuela con los S-300 y los
demás sistemas de misiles y alerta temprana. Como consecuencia, es necesaria
la adquisición de un sistema de defensa antiaéreo de mediana altura para que
Colombia pueda llevar a cabo una estrategia de negación de área en el dominio
aéreo del territorio nacional. A pesar de que los S-300 son el armamento que po-
see la mejor relación coste beneficio en su categoría en el mundo, por motivos
político-diplomáticos, su adquisición por Colombia es inviable, lo que le obligaría a
la compra de armamento occidental más caro y menos eficiente.
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
Territorio terrestre
Colombia no posee tropas blindadas con capacidad de contrarrestar las amena-
zas regionales. Las tropas que posee, basadas en carros de combate Cascabel
pueden apoyar un movimiento retrogrado, pero no son capaces de detener,
por ejemplo, las tropas blindadas venezolanas. Por otro lado, el territorio de
Colombia, a excepción de algunas regiones, posee relieve de difícil acceso para
tropas blindadas. Las principales ciudades de Colombia y su capital están ubi-
cadas en la cordillera de los Andes, relativamente protegidas por estrechas ave-
nidas de acceso para los blindados adonde estos se cambian en blancos fáciles
para tropas armadas con armamento antitanque como el misil Spike, empleado
por el Ejército y la Fuerza Aérea de Colombia.
Asimismo, la experiencia ganada por el Ejército de Colombia en el combate
a las guerrillas en su territorio puede ser aprovechada en una estrategia de gue-
rra híbrida donde tropas armadas con misiles antitanque niegan el acceso a las
principales regiones estratégicas del país.
Considerando el caso peruano, hay que tener en cuenta que Colombia nece-
sita de tropas blindadas para la defensa del país, pues las regiones de La Guajira
y la Orinoquía son vulnerables a ataques blindados. Las Fuerzas Militares deben
ser capaces de defender todo el territorio del país, porque de lo contrario, par-
te del territorio, incluidas regiones de importancia estratégica podrían caer en
poder extranjero. Al no tener el presupuesto para compra de blindados de alto
nivel, Perú ha optado por una estrategia de estructuración de capacidades an-
titanque basadas en compañías antitanque distribuidas por las brigadas y bajo
165
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Dominio cibernético
Como vimos, la negación de área estratégica ocurre por medio del ataque a las in-
fraestructuras de suministro de servicios como los cables, los satélites, los puntos
de intercambio de internet nacionales y los servidores de internet (Russell, 2015).
La figura 4 presenta la red de cables submarinos de internet de Colombia y región.
Una acción coordinada para destrucción de los cables y de los servidores puede
dejar a una nación prácticamente aislada de su conectividad internacional de modo
que colapsen sus sistemas. En ese sentido, es importante tener en cuenta la posibili-
dad de empleo de esa estrategia por otros países y la importancia de la redundancia
de medios de conectividad para mantenimiento de la resiliencia de la red, pues la
defensa de esas estructuras es una tarea de difícil ejecución.
El uso del dominio cibernético contiene un dilema entre la seguridad de la
red en contraposición a la privacidad de los usuarios, la libertad de expresión y el
libre flujo de informaciones. Algunos países han decidido imponer restricciones
en diferentes niveles para reforzar la seguridad de la red de acuerdo con los inte-
reses nacionales. Sin embargo, la mayoría de los países democráticos privilegia
la libertad relativa en la red, haciendo que los sistemas y las comunicaciones
estratégicas sean vulnerables a las acciones de las amenazas informacionales y
5
Los componentes de capacidad —abreviados en la sigla DOMPILEM— son aquellos aspectos que deben
observarse en el planeamiento por capacidades, tanto en las soluciones materiales como en las no ma-
teriales, ante los requerimientos de la fuerza para afrontar los retos presentes y futuros (EJC, 2017).
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Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
los ataques cibernéticos. Hoy por hoy, es difícil pensar en una internet indepen-
diente para Colombia como ocurre en la estrategia rusa, así como es difícil limi-
tar el empleo de la desinformación y de las fake news. Así las cosas, el espacio
cibernético, incluidos la deep web6 y la dark web7 son ambientes casi anárquicos
donde la negación de área puede ser hecha de forma muy específica y limitada
en determinados sitios de internet, sistemas o dominios.
Por otro lado, Colombia puede considerar el empleo de esa estrategia para
negar el acceso cibernético a otro país por medio del rompimiento coordinado
de sus cables submarinos y otras infraestructuras para colapsar sus sistemas
cibernéticos militares. Países como Brasil, han optado por tener un satélite es-
pecífico para el suministro de internet para las Fuerzas Militares a fin de evitar
la dependencia de las otras infraestructuras, pues esas infraestructuras pueden
ser utilizadas también para el monitoreo de las comunicaciones. Por el contrario,
la mayoría de los países no posee esa opción, quedándose dependientes de los
cables mismos en el ámbito militar.
6
Deep web es una porción de internet intencionalmente oculta a los motores de búsqueda, con di-
recciones IP enmascaradas y que son accesibles solo con un navegador web especial (Calderón &
Zambrano, 2017).
7
Dark web es el contenido que puede encontrarse en diferentes Darknets, que son cada una de las
redes a las que solo se puede acceder con programas específicos; entre los Darknet, la más popular
ha sido TOR, pero también están Freenet, I2P o ZeroNet (Calderón & Zambrano, 2017).
167
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Conclusiones
De lo expuesto, puede inferirse que cada estrategia A2/AD es dimensionada
para las amenazas a las cuales se busca la negación en los diferentes dominios.
Al desarrollarlas, los Estados tendrán respuestas estratégicas de sus adversa-
rios para contrarrestarlas. Las consecuencias para las RR. II. serán tanto más
desestabilizadoras cuanto fueran los impactos de las tecnologías empleadas
para ponerlas en práctica y las cuestiones diplomáticas no resueltas entre los
Estados. Así las cosas, Colombia necesita considerar las amenazas del entorno
americano y las estrategias exitosas de países de la región para desarrollar ca-
pacidades de A2/AD que le permitan lograr los objetivos nacionales y generar la
inexpugnabilidad relativa de su territorio y la garantía de su soberanía.
La disuasión y la capacidad son conceptos vacíos sin un contrapunto para
determinar el nivel en que se quiere alcanzar cada uno de estos propósitos.
Para definir el diseño de las Fuerzas su poder de combate deben identificarse ame-
nazas concretas y, en su ausencia, desarrollar escenarios para visualizar amenazas
potenciales. Nadie puede garantizar que no habrá un conflicto militar con otro
Estado en cinco, diez o más años, porque hoy no hay litigios graves. Como
puede ocurrir un conflicto, las Fuerzas Armadas deben prepararse desde ayer,
porque la defensa no improvisa. Tener fuerzas armadas disuasorias, al costo
correspondiente, no está justificado si no pueden disuadir o enfrentar conflic-
tos incluso con las potencias superiores (Gheller et al., 2015).
Como vimos, en el ámbito político-diplomático, Colombia posee relativa ven-
taja en el escenario latinoamericano, lo que debe ser bien aprovechado por el
Estado en la elaboración de su estrategia de negación de área. Sin embargo, esa
ventaja no puede hacer que el país disminuya la importancia de tener la capaci-
dad de negar área en el nivel estratégico-militar.
En ese orden de ideas, queda evidente la necesidad colombiana de la rees-
tructuración y modernización de su defensa aérea, antiaérea y terrestre. Colombia
necesita tener brigadas blindadas, compañías antitanque, cazas de quinta gene-
ración, artillería antiaérea de largo alcance, además del incremento de las ca-
pacidades de la Armada si el país pretende tener la capacidad de negar área a
un enemigo estatal en el escenario Latinoamericano y del Caribe. Destacamos
aquí los materiales y tecnologías necesarios, pero, por supuesto, cada una de las
capacidades decurrentes exige el estudio necesario del DOMPILEM para su im-
plementación, lo que hace todavía mayor el desafío para el Estado colombiano.
168
Posibilidades de empleo
de la estrategia de negación de área por parte de Colombia
169
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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172
Capítulo 6
La contención
como política exterior
de Colombia*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.06
Resumen: El presente capítulo analiza por analogía la posibilidad de que Colombia proyec-
te una genuina estrategia de contención, labor que se desarrolla teniendo en cuenta fac-
tores como la situación de su seguridad pública interna y el impacto negativo del socia-
lismo en varios países de la región. Para ello, el capítulo emplea un enfoque comparado e
histórico para llegar a una evaluación de la pertinencia y empleo de esta herramienta. En
tal sentido, existe una amplia evidencia aportada por diferentes medios de comunicación
e investigaciones académicas que demuestran que existe una potencial amenaza para
el Estado colombiano a partir de visiones multidimensionales que deben ser enfrentadas
mediante una adecuada contención. La investigación se soporta, además, en el análi-
sis de las repercusiones que ha generado la implementación del socialismo en América
Latina y el esfuerzo de contención que el Estado colombiano ha representado frente a
este fenómeno sociopolítico en el continente.
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “Poder y Estrategia. Fundamentos para la su-
pervivencia del Estado” del grupo de investigación “Centro de Gravedad” de la Escuela Superior de Guerra “General
Rafael Reyes Prieto”, categorizado en A por Minciencias y con código de registro COL0104976. Los puntos de vista
pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los de las instituciones participantes.
173
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Citación APA: Silva Balaguera, J. W. & Reyes Pulido, O.L. (2022). La contención
como política exterior de Colombia. En A. Montero Moncada (Ed), Poder y estra-
tegia. Elementos para la supervivencia del Estado (pp. 173-206). Sello Editorial
ESDEG. https://doi.org/10.25062/9786289530483.06
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
174
La contención
como política exterior de Colombia
Introducción
La seguridad y defensa, como asuntos de primer orden en la agenda de los
Estados, requieren por parte de estos sus mayores y constantes esfuerzos, pues
en este campo se disputa con suma relevancia la posibilidad de salvaguardar
sus intereses. En este contexto, la presente investigación toma como objeto de
estudio al Estado colombiano con respecto a sus RR. II. De forma concreta, en lo
atinente a la posibilidad de que este país implemente una estrategia de conten-
ción con el enfoque planteado por George Kennan en el marco de la Guerra Fría
para contener la expansión soviética. Cabe resaltar que esta doctrina de conten-
ción ha sido implementada en diferentes momentos y por diferentes presidentes
estadounidenses, hecho que indica cierta dificultad para definirla o determinar
los métodos con los que, desde esta, se procede de forma unívoca en pro de
mitigar las amenazas de un contexto determinado. Aun así, es posible identificar,
a partir del estudio sobre el caso de EE. UU., que, como denominador común
al implementar esta doctrina, se evidencian amenazas y se pone en marcha la
estrategia en pro de los intereses del Estado, los cuales hacen mayoritariamente
visible una amenaza de carácter ideológico asociada al socialismo.
Entendiendo entonces, que aquí se abordará el estudio sobre la posibilidad
de implementar una estrategia de contención por parte de Colombia, que pro-
yecte el éxito de la implementada por EE. UU., es necesario recordar el impacto
del comunismo en la extinta Unión Soviética y sus consecuencias que como
influencia ideológica tuvo en el marco de la Guerra Fría, y aun posteriormente
en América, en países como Cuba, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela. Pues el
reconocimiento de este impacto y la acertada identificación del contexto que
lo hizo posible, dan cuenta por extensión, de la importancia de la estrategia de
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
contención implementada por EE. UU. al contrarrestar de forma efectiva los al-
cances negativos de este enfoque ideológico. Por otra parte, es también rele-
vante reconocer que Colombia, al estar alineada históricamente con EE. UU. en
varias dimensiones (ideológicas y económicas, entre otras), ha coadyuvado al
desarrollo de la estrategia de contención de esa nación; esto bajo la compren-
sión de que tras la fortaleza de sus relaciones hay intereses en común.
La estrategia de contención de EE. UU. muestra una forma de contrarrestar, no
solo la amenaza ideológica en otros hemisferios, sino también la que tenga lugar a
nivel regional. Este hecho permite observar la estrategia en cuestión en el contexto
en que confluyen los intereses de Colombia, brindando elementos que en el desa-
rrollo del presente capítulo no se pierden de vista. De tal forma, para el logro del
objetivo propuesto: determinar cómo debe emplearse la estrategia de contención
por parte de Colombia para construir o proyectar su poder estratégico y contener
la amenaza del socialismo; la investigación se desarrolla mediante tres apartados.
En la primera parte, La contención como estrategia, se exponen los elementos
que, producto del análisis del caso de la política exterior de EE. UU., han constituido
y caracterizado su política de contención como estrategia. Además, propende por
la definición conceptual de esta estrategia, con el fin de hacerla visible e identifica-
ble, para posteriormente, mediante un análisis comparativo brindar los elementos
que den base al análisis del caso de Colombia en esta dimensión.
La segunda parte, El socialismo como amenaza actual al Estado colom-
biano, parte de reconocer los elementos concluyentes de la primera parte, para
posteriormente identificar en el contexto actual de Colombia las amenazas que
en el ámbito internacional inherente a este Estado se alinean con el objetivo y
alcance de una estrategia de contención con el perfil de la implementada por EE.
UU. Todo sin perder de vista las implicaciones visiblemente negativas que el so-
cialismo, como enfoque ideológico, ha dejado en diferentes Estados del mundo.
La tercera parte, Características de una estrategia de contención en Colombia,
desarrolla, partiendo de las amenazas identificadas en la parte dos, un análisis
que de igual forma recoge el enfoque decisivo de la estrategia de contención
expuesta en la primera parte, con el fin de exponer por medio del análisis y la
comparación, las características de una estrategia de contención que Colombia,
en su contexto actual en el ámbito internacional, podría implementar para pro-
yectar su poder como Estado.
En última instancia, se presenta un apartado de conclusiones que expone los
obstáculos a los que se enfrentó la investigación en su desarrollo respecto del
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La contención
como política exterior de Colombia
acceso a información; los hallazgos más significativos; los retos que presentó
el logro del objetivo propuesto, y algunas consideraciones finales que ponen en
perspectiva el alcance de la investigación y sus aportes a investigaciones futu-
ras con el mismo objeto de estudio.
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como política exterior de Colombia
de líderes individuales, como el de Hitler, no tiene prisa para lograr sus intereses
expansionistas. El plan del socialismo es un plan a largo plazo que tiene como
objetivo la desaparición total del mundo capitalista.
Su acción política es un arroyo fluido que se mueve constantemente, hacia
donde se le permita moverse hasta llegar a una meta determinada. Su interés
principal es asegurarse de haber llenado hasta el último rincón, la última grie-
ta de la cuenca y del poder mundial. (Kennan, 1988, p. 145)
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Tal postura, respaldada además por diferentes obras del autor, da cuenta de
que realmente se usó una fachada para hacer ver a la Alemania nazi como una
nación que desde el capitalismo impulsaba el logro de sus intereses, cuando
realmente lo que tenía lugar era un socialismo que degeneraría (como poste-
riormente también lo haría) en una dictadura totalitaria. Lo particular del caso
de Alemania y de su oculto socialismo fue la inteligente estrategia para llevarlo
a cabo:
Respecto de los nazis, generalmente no tenían que matar para incautarse de
la propiedad de otros alemanes que no fueran judíos. Esto pasó porque, como
hemos visto, establecieron el socialismo furtivamente, mediante controles de
precios, que servían para mantener el disfraz externo y apariencia de propie-
dad privada. Los propietarios privados se veían así desprovistos de su pro-
piedad sin saberlo y por lo tanto no sentían la necesidad de defenderla por la
fuerza. (Reisman, 2005)
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apoyo popular y carente de fiabilidad dada su vulneración frontal de los DD. HH.
y las instituciones democráticas, por lo que la mejor estrategia sigue siendo un
fortalecimiento institucional y una mayor presencia en los territorios por parte
del Estado colombiano.
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mediante las armas— y, posterior a la firma del Acuerdo Final de 2016, la apari-
ción de grupos disidentes de las FARC.
Como se mencionó en el capítulo anterior, un Gobierno totalitario y dictato-
rial, que es la consecuencia final del socialismo como modelo político, va direc-
tamente en contra del ordenamiento constitucional de la República de Colombia,
por lo que la alianza estratégica con el Gobierno de EE. UU. y el reconocimiento
de sus políticas y estrategias de contención frente al socialismo cobra gran im-
portancia. La implementación base del modelo estratégico de Kennan adaptado
al contexto nacional y a las necesidades específicas del país puede ser un buen
punto de partida para el fortalecimiento de la doctrina de contención.
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combatir a los grupos armados ilegales que aprovechan las carencias institucio-
nales y la falta de presencia gubernamental para hacerse con el control de gran-
des extensiones de tierra, principalmente —aunque no de manera exclusiva— a
lo largo de la frontera con Venezuela.
A nivel internacional, el panorama es, por lo menos, complejo. La militari-
zación de la frontera podría jugar en contra de la estrategia del Gobierno co-
lombiano, al interpretarse como una provocación o amenaza para la dictadura
venezolana, pero la presencia del Estado en el territorio es una necesidad con-
creta para el fortalecimiento de la identidad nacional, la cultura, la sociedad y la
resistencia a la influencia de las políticas y ambiciones del país vecino.
Si bien lo más probable es que la tensión entre Colombia y Venezuela no es-
cale, es claro que uno de los objetivos principales que se buscan con la influencia
de EE. UU., actualmente en Latinoamérica, es la caída del régimen de Maduro.
Esta situación hipotética beneficiaría en gran medida tanto a la nación venezola-
na como a Colombia, pues permitiría una reconstrucción de la nación hermana a
nivel económico, social e institucional, tal y como sucedió en los casos de Japón
y Alemania tras la Segunda Guerra Mundial, que se convirtieron en aliados es-
tratégicos del Gobierno estadounidense hasta nuestros días. Parente-Rodríguez
lo menciona así:
El modelo Kennan se basaba en el artificio estratégico de, primero parar las
agresiones allí donde se produzcan utilizando, no solo los medios militares,
sino también políticos, económicos y culturales. Esta estrategia se lleva a la
práctica consiguiendo atraer a los diversos países que puedan verse afec-
tados en cada zona del conflicto. Para ello se les ofrece participar en la re-
construcción del país destruido, tales han sido los casos de Pakistán con la
guerra de Afganistán o Jordania en la posguerra con Irak. En ambos países
se ha mostrado la fiereza de la resistencia precisamente por el apoyo que
dieron a EE. UU. De esta forma la estrategia del modelo Kennan que implicó
claramente, primero vencer y destruir a los regímenes enemigos de Alemania
y Japón, para luego convencer y reconstruir a los regímenes de la posguerra
que pasarían a convertirse en fieles y dóciles aliados posteriormente, continúa
siendo válida y útil. (Parente-Rodríguez, 2005)
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3. Último recurso: ¿Se han explorado todas las opciones no militares para ha-
cer frente a la amenaza en cuestión, con motivos razonables para creer que
otras medidas no tendrán éxito?
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Conclusiones
Es evidente que EE. UU. ha desarrollado un robusto y complejo aparato de po-
líticas públicas y avances militares a partir de la doctrina de contención, inicial-
mente teorizada por George Kennan durante la época posterior a la Segunda
Guerra Mundial. Esta doctrina, pensada como una metodología operacional para
la protección de los intereses del Estado mismo, no solo ha permitido a la nación
norteamericana defender intereses concretos en materia económica, política y
territorial, sino que además ha evolucionado con el paso de la historia, modifi-
cando su esfera de acción, enfoque y objetivos.
La doctrina de contención reconoce el socialismo marxista como una ame-
naza directa a los intereses de la nación estadounidense y, al mismo tiempo,
analiza los principios bajo los cuales han proliferado y han actuado los grupos
socialistas a nivel histórico, llegando a la conclusión de que tanto la toma del
poder por medio de las armas y la inevitable tendencia al totalitarismo que deriva
de esta corriente ideológica, apuntan directamente en contra de los valores que
sustentan tanto el Estado de derecho como la democracia, la libertad y el modo
de vida capitalista.
Por lo tanto, puede afirmarse que, desde el inicio, el objetivo de dicha doctrina
ha sido defender la institucionalidad, la estabilidad cultural y las diversas formas
de empresa, expresión y habitabilidad de los ciudadanos estadounidenses y, como
algunos de sus muchos logros directos en esta área, pueden señalarse, en pri-
mer lugar, la autoridad internacional de la nación norteamericana, derivada de su
profundo respeto a los DD. HH., los tratados internacionales, la fortaleza de sus
instituciones y su economía, y su rechazo a las violaciones de la libertad, proven-
gan estas de donde provengan. En segundo lugar, puede evidenciarse el profundo
sentido de pertenencia de la población con la identidad nacional, y el respeto por
los valores constitucionales de los Estados. Finalmente, como tercer ejemplo, es-
tán los logros a nivel militar y de control territorial que ha podido ejercer la nación
estadounidense en su condición de superpotencia, permitiéndole, por medio de
acciones directas o indirectas, la defensa de sus intereses respecto a una zona, un
Gobierno o una acción extranjera determinada.
Estas acciones por parte de EE. UU. y sus resultados pueden rastrearse en
acontecimientos que van desde la caída de la Unión Soviética hasta la construc-
ción progresiva de todo un aparato cultural —y contracultural— que ha permitido
a la nación norteamericana erigirse como una superpotencia de enorme capa-
cidad de acción.
203
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Tras el final de la Guerra Fría, determinado por la caída del Muro de Berlín y
la disolución de la Unión Soviética, la doctrina de contención atravesó su más
grande cambio de prioridades, abandonando la confrontación directa con la
superpotencia socialista para enfocarse en la defensa de sus intereses a nivel
mundial. Esto implicó la defensa frente a sistemas avanzados de armamento,
nuclear o no; la promoción o censura de Gobiernos a nivel mundial de acuerdo
a su posición frente a la nación estadounidense, lo que tuvo como consecuen-
cia una diversificación de los modos del conflicto, tanto por parte de los movi-
mientos radicales marxistas como del lado de la institucionalidad democrática
capitalista en respuesta, fenómeno que encontró su apogeo durante los años
1960 en Latinoamérica, con dos acontecimientos de gran magnitud: la caída de
Salvador Allende y la toma del poder del general Augusto Pinochet en Chile y el
surgimiento y fortalecimiento de las guerrillas marxistas-leninistas en Colombia.
Aunque estos dos fenómenos pueden parecer aislados, son manifestaciones
distintas de los vestigios de la Guerra Fría, y de cómo el proyecto expansionista
soviético encontraba nuevos intereses y nuevas formas de desarrollarse en el
territorio latinoamericano.
El caso de las dictaduras de Chile y Argentina durante esta época dista de ser
un ejemplo de éxito y se acerca más a una muestra de experiencia de una serie
de políticas en torno a la doctrina de contención que resultó muy mal implemen-
tada con consecuencias catastróficas. Estas consecuencias van desde las más
graves, como las violaciones a los DD. HH. y a los tratados internacionales, hasta
consecuencias que se sienten hasta hoy en día de pérdida de confianza en la ins-
titucionalidad, en la fortaleza del sistema democrático y el fortalecimiento, en un
sector de la población, de las ideas radicales en contraposición a las políticas de
violencia y represión que cometieron dichos Gobiernos en sus territorios, bajo la
bandera de la doctrina de contención y con el apoyo documentado y la asesoría
de algunas organizaciones estadounidenses.
De esta misma forma se implementaron variantes de la doctrina, como la
contención dual que trataron de sostener los Gobiernos de Clinton y Bush con
respecto a las naciones de Irán e Irak, consideradas como amenazas directas
para la seguridad de EE. UU. Dicha forma de contención no logró afianzarse
como una política exitosa y tuvo graves consecuencias financieras y diplomáti-
cas para la nación norteamericana.
Teniendo en cuenta la realidad histórica de Colombia en cuanto a la ame-
naza interna provocada por el conflicto armado, el Estado se encuentra en la
204
La contención
como política exterior de Colombia
205
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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206
Capítulo 7
Obligación, constructivismo
y drones: de la amenaza
a la acción*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.07
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “Poder y Estrategia. Fundamentos para la su-
pervivencia del Estado” del grupo de investigación “Centro de Gravedad” de la Escuela Superior de Guerra “General
Rafael Reyes Prieto”, categorizado en A por Minciencias y con código de registro COL0104976. Los puntos de vista
pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los de las instituciones participantes.
207
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Citación APA: Franco Durán, D. & Jiménez Almeira, G. A. (2022). Obligación, cons-
tructivismo y drones: de la amenaza a la acción. En A. Montero Moncada (Ed), Poder
y estrategia. Elementos para la supervivencia del Estado (pp. 207-232). Sello Editorial
ESDEG. https://doi.org/10.25062/9786289530483.07
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
208
Obligación, constructivismo y drones:
de la amenaza a la acción
Introducción
Con el fin de la Guerra Fría, los dos bloques antagónicos resultantes de la Segunda
Guerra Mundial establecieron e impusieron la doctrina y, sobre todo, la práctica
de cómo debía desarrollarse un conflicto armado. Luego de los hechos del 11S,
esta forma de afrontar la amenaza cambió y es así como estos hechos genera-
ron que EE. UU. lanzara las operaciones militares enmarcadas en la guerra global
contra el terrorismo, considerada como el primer conflicto posmoderno.
Los conflictos posmodernos tienen unas características particulares que los
hacen guerras de cuarta1, quinta2 y sexta generación3, en las que los avances
tecnológicos cobran una especial importancia, en especial, el dron como herra-
mienta con una alta tasa de efectividad en la lucha contra las amenazas asimé-
tricas e híbridas conceptualizadas dentro de las guerras asimétricas4.
Los drones, considerados como sistemas de armas de alta tecnología,
son altamente adaptables al campo de batalla posmoderno, donde las tres
1
Guerra de cuarta generación: denominación dentro de la doctrina militar estadounidense que com-
prende las guerras de guerrillas, asimétrica, de baja intensidad, sucia, popular, civil, el terrorismo de
Estado u operaciones similares y encubiertas, el terrorismo y el contraterrorismo, además de la propa-
ganda, en combinación con estrategias no convencionales de combate que incluyen la cibernética, la
población civil y la política (Lind, 1989).
2
Guerra de quinta generación: aquellas particularmente enfocadas en la lucha en escenarios cognitivos
como internet, redes sociales, ciberespacio etc., nuevos escenarios donde deben enfrentarse las fuer-
zas militares (Álvarez, 2020).
3
Guerra de sexta generación o guerra difusa: busca la destrucción total del orden jurídico internacional
y la destrucción de los Estados-nación mediante el ataque económico, político, social, ambiental, tec-
nológico, mediático y financiero (Grimau, 2015).
4
Guerra asimétrica: conflicto violento en que se constata una abismal diferencia cuantitativa y cualita-
tiva entre los recursos militares, políticos y mediáticos de los contendientes comprometidos y que, por
lo tanto, obliga a los bandos a utilizar tácticas atípicas que rebasan el manido marco de la tradición
militar recurrente (Lind, 1989).
209
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Aproximación metodológica
El presente texto se basa en el análisis de conceptos y teorías dentro de un en-
foque cualitativo, con recolección y análisis de variables sociales e información
de diferentes autores en el área de las Relaciones Internaciones (RR. II.) de los
Estados, mediante un tipo de investigación de análisis descriptivo-explicativo
de escenarios y fenómenos presentes en el desarrollo de la investigación. La
recolección de información se basa en fuentes primarias, como libros y escritos
de las teorías expuestas, y fuentes segundarias encontradas en blogs, revistas
actuales sobre estrategia y artículos acerca de la aplicación y uso de las herra-
mientas tecnológicas o sistemas inteligentes como drones y su uso como poder
del Estado para atacar las amenazas.
La estrategia de la obligación
En las últimas décadas, en el contexto de la seguridad nacional, han aparecido y
evolucionado nuevas amenazas y riesgos que se retroalimentan por diferentes
factores nacionales y trasnacionales, afectando particularmente la defensa na-
cional de los países independientemente de su alineación política.
Por ello es necesario considerar las herramientas del poder estratégico,
como la disuasión, la intervención y la compellence, término este acuñado por
Thomas Schelling, como corolario conceptual de la disuasión, que se refiere al
significado normativo del poder coactivo: conseguir que alguien haga algo con-
tra su voluntad. Por ello, también llega a ser casi sinónimo de la obligación, del
forzamiento y de la imposición. Al contrastarlo con la disuasión, se prueban fá-
cilmente sus causas y efectos. La obligación es más difícil de aceptar, ya que las
naciones y sus líderes buscan evitar que se muestre públicamente una debilidad
en su reputación como nación. Cuando uno se siente obligado, es difícil olvidar.
210
Obligación, constructivismo y drones:
de la amenaza a la acción
Ellos pueden buscar revertir la acción que los obligó o pueden luchar para no ser
obligados otra vez.
Muchas facetas para distinguir la disuasión de la obligación fueron anali-
zadas por Thomas Schelling en Brazos e influencia (2020). El capítulo que se
sugiere para lectura sigue siendo una exposición clásica de las dificultades que
se encuentran cuando se emprenden actividades coactivas ofensivas. Algunos
de los ejemplos pueden ser anticuados, pero los conceptos son tan relevantes
como lo han sido siempre.
Para los estrategas norteamericanos, el uso de la fuerza militar para obligar
o compeler a un adversario a hacer algo en busca de los intereses de EE. UU. se
ha estrechado recientemente al preguntarse si el poder aéreo puede lograrlo por
sí solo. Como lo describe Karl Mueller al principio de su ensayo Las estrategias
coercitivas contra objetivos militares: amenazando lo que valora el enemigo: “los
líderes de EE. UU. han vuelto la mirada hacia el poder basado en operaciones
aéreas que se originan en tierra o mar, como el instrumento favorito para cam-
biar el comportamiento de adversarios internacionales”. Estas estrategias se
han convertido en el “gran garrote” al que siempre se refirió Theodore Roosevelt
en su conferencia marcada por la doctrina Monroe “América para los america-
nos”, con el uso de la gran flota Blanca, muestra de su considerable fuerza naval
(Collin, 1998). Después de analizar algunas de las teorías y prácticas del poder
coactivo, concluye recomendando una “estrategia de ataque punitivo contra ob-
jetivos militares” como una “estrategia alternativa que deben considerar los le-
gisladores; particularmente, una clase de acción coercitiva que busca reorientar
una actitud limitadamente” y que al parecer dominará la agenda de la seguridad
de EE. UU. en los años venideros.
Desde inicios de la década de 2000, nuestro país inició un proceso de ac-
tualización y modernización doctrinal de sus FF. AA., para adaptarlas a las
amenazas o factores criminalizantes de un mundo globalizado. Además de la
capacidad humana de adaptación al cambio, se hizo necesario sincronizar y
homogenizar nuestras capacidades operativas con la realidad actual, siendo
los avances tecnológicos fundamentales en el contexto de la seguridad y de-
fensa nacionales.
Es preciso señalar que enmarcado en los conceptos de seguridad multidi-
mensional o hemisférica, nuestro país debió efectuar profundos esfuerzos pre-
supuestarios con el fin de adquirir los elementos tecnológicos requeridos para
afrontar las amenazas. Dentro del material adquirido, se dotó a las FF. MM. y a
211
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
la Ponal de drones que le imprimen una mayor movilidad y, sobre todo, control a
las operaciones militares de largo alcance y de sostenimiento.
Para un adecuado acercamiento doctrinal, en el presente artículo analiza-
mos la llamada estrategia de la obligación, también conocida como estrategia
de la humillación. En concordancia con la política de relaciones internaciona-
les respice polum, nuestro país, desde inicios del siglo XX, procedió a alinear su
suerte con los designios de EE. UU., con quien el presidente de entonces, Marco
Fidel Suárez, estrechó relaciones tanto políticas como económicas.
Theodore Roosevelt, quien diseñó e implementó una nueva forma de relacio-
narse con los países al sur del río Bravo, la política conocida como del Gran ga-
rrote, tenía como premisa “habla suavemente pero siempre lleva un gran garrote,
así llegaras lejos” (speak softly and carry a big stick, you will go far) (Roosevelt,
1901). Podemos, en consecuencia, considerar la política del gran garrote como
una de las estrategias de la obligación aplicada a los países latinoamericanos,
toda vez que EE. UU. se creía con el derecho de presionarlos y amedrentarlos con
una intervención armada en caso de no seguir sus instrucciones.
La teoría de la obligación o humillación siempre ha sido uno de los principa-
les instrumentos de política internacional de las naciones consideradas como
potencia mundial, toda vez que sus características de “imperialismo o superio-
ridad” crean las condiciones económicas, políticas o militares para la interven-
ción en países en vía de desarrollo, con el fin de defender sus propios intereses.
Hay dos ejemplos puntuales de la teoría de la obligación: el primero, la doctrina
Monroe, de EE. UU., y, la segunda, la política de dominio colonial del Reino Unido
en África y Asia a finales del siglo XIX e inicios del XX.
La estrategia de la obligación tiene unas características particulares, toda
vez que está diseñada para avergonzar, postrar, degradar, doblegar y, sobre todo,
imponer la superioridad de un país sobre otro, con el fin de establecer, en unos
casos, relaciones de subordinación y, en otros, lo que es más grave, de vasallaje,
creando la “obligación”, por parte de la nación subordinada de seguir las políticas
emitidas por el poder superior, contra su voluntad.
Las potencias mundiales que dentro de su política exterior adoptan la
estrategia de la obligación tienen la capacidad de proyectar su poder militar,
económico, tecnológico y político a escala global y no temen embarcarse en
conflictos de baja intensidad, con el fin de evitar una muestra de debilidad y
disminución de su poder, lo cual debilitaría su prestigio internacional. El pres-
tigio internacional de una nación es el que le permite conductas tales como
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Obligación, constructivismo y drones:
de la amenaza a la acción
exigir, forzar, coaccionar, sojuzgar y “obligar” a una nación más débil a acatar
sus decisiones o designios.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, el mundo se dividió en dos bloques
capitaneados por las dos potencias vencedoras del conflicto: EE. UU., adalides
del capitalismo y la URSS, la nación más visible del bloque comunista. Debido a
su potencial militar, económico, demográfico e ideológico, ambas naciones es-
tablecieron que un enfrentamiento directo entre ellas sería catastrófico para la
humanidad y, por ende, en palabras de Thomas Schelling (1996) se llamó a esto
teoría de la disuasión, íntimamente ligada a la de la obligación, toda vez que se
basa en el arte de la coacción, con la cual un Estado amedrenta a otro con el fin
de infligir un daño letal a otro o usar el poder duro si fuera necesario. La teoría de
la disuasión hace referencia a la capacidad de una nación de infringir daño a otra,
usando este daño como herramienta de negociación, lo cual es no solo aplicado
en el ámbito militar, sino también en el político y, especialmente, en el económico
(organismos multilaterales de crédito). Aplicada, la teoría de la obligación posee
las siguientes características:
• No obtiene la victoria por sí misma, ya que debe combinarse con otro
tipo de política o sanción.
• Siempre se emplea como amenaza, no como un medio para obtener un
objetivo.
• Siempre afecta a la población civil, por lo cual siempre tiene una percep-
ción negativa ante la comunidad internacional.
• Siempre disminuye la voluntad de lucha del adversario.
Para un mejor entendimiento de la doctrina de la obligación, se precisa una
corta introducción de los conflictos de cuarta, quinta y sexta generación, donde
los conceptos tradicionales de la guerra y el combate entre ejércitos legalmente
constituidos pasan a un segundo plano, debido a que el enfrentamiento no mili-
tar cobra una importancia mayor que el militar. Así, los conflictos posmodernos
presentan tres dimensiones: 1. Militar; 2. No militar, y 3. Transmilitar, siendo en
estas dos últimas (con 95 % aproximadamente) donde más se lucha.
A raíz del el 11S y aplicando las teorías de disuasión y de obligación, EE. UU.
lanzó la primera operación de guerra posmoderna, una de cuyas características
fundamentales es que tiene como actores a los Estado-nación vs actores no
estatales que tienen la capacidad de enfrentar a los Estados casi en igualdad
de condiciones, aplicando métodos como la guerra hibrida, asimétrica o guerra
sin restricciones. Uno de los rasgos distintivos de este tipo de conflictos es la
213
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Elementos para la supervivencia del Estado
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Obligación, constructivismo y drones:
de la amenaza a la acción
Disuasión vs compellence
La compelencia (compellence, en inglés) es un término relativamente nuevo
en las RR. II. y la estrategia militar, toda vez que nace como una evolución de la
teoría o doctrina de la disuasión, cuya característica es que una vez el oponente
ha iniciado acciones en el campo armado y no armado, se procede a ejecutar
acciones militares y, sobre todo, no militares coercitivas, con el fin de que el ad-
versario u oponente cambie su accionar y se pliegue a nuestros intereses.
Ejemplo de este tipo de teoría o doctrina es la guerra global contra el terroris-
mo, lanzada por EE. UU., a raíz de los sucesos del 11S, cuando un actor no esta-
tal (Al Qaeda) atacó a un Estado-nación (EE. UU.), con el fin de generar un estado
de opinión favorable a sus intereses (abandono de EE. UU. de Oriente Próximo).
Como consecuencia, el presidente George W. Bush ordenó a sus organismos de
inteligencia que se determinara la autoría intelectual de los ataques a las Torres
Gemelas y el Pentágono, con el fin de atacarlos en el lugar del mundo donde se
encontraran. Así, se determinó que Al Qaeda era la perpetradora de los ataques;
que el ciudadano saudí Osama Bin Laden era el cabecilla de dicha organización
y que la misma se ubicaba en la Afganistán de los talibanes.
Por tal motivo, se compele al régimen afgano a que entregue a Osama Bin Laden
y a toda la organización Al Qaeda, a lo cual los talibanes piden que se les suministre
las pruebas de que ese grupo tuvo participación directa en los hechos y que, en
caso contrario, no los entregaría. Ante la respuesta de los talibanes, EE. UU. esta-
blece alianzas con los señores de la guerra afganos, con el fin de lanzar una ofen-
siva militar, ya no solo contra los integrantes de Al Qaeda, sino también contra los
talibanes. La ofensiva militar obtuvo la victoria en menos de noventa días, lo cual
dio como resultado el establecimiento de un nuevo Gobierno, afín a los intereses
norteamericanos y que se convirtió en aliado en la lucha contra las organizaciones
fundamentalistas islámicas. Este ejemplo muestra clara y precisamente la teoría o
doctrina de la compellence, toda vez que mediante acciones militares, se logró que
un Estado-nación cambie su política e interés, con el fin de plegarse a los intereses
de otra potencia.
Ahora bien, podríamos citar como un antecedente de la teoría de la disuasión
nuclear de Thomas Schelling, aunque aplicada a los conflictos convencionales,
la circunnavegación al orbe de la Gran Flota Blanca, ocurrida entre el 16 de di-
ciembre de 1907 y el 22 de febrero de 1909, luego de que el presidente de EE. UU.
le solicitara al Congreso autorización para usar una flota de 16 acorazados con
sus respectivas escoltas, divididos en dos escuadras (Crawford, 2008).
215
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Elementos para la supervivencia del Estado
Una característica de esta flota es que las naves estaban completamente pin-
tadas de blanco, lo cual se realizó con el fin publicitario de demostrar las intencio-
nes pacíficas de los mencionados navíos en las ciudades y puertos por visitar; las
verdaderas intenciones de este crucero de circunnavegación, no obstante, era de-
mostrarles a las potencias mundiales de la época (Reino Unido, Francia, Alemania,
Austria-Hungría y Rusia) el potencial militar y naval de EE. UU. y, sobre todo, su
férrea voluntad de hacer respetar los tratados comerciales y territoriales que die-
ron fin a la guerra hispano-estadunidense de finales del siglo XIX, en los que se
le asignaba a la potencia norteamericana territorios insulares en el Caribe, sudeste
asiático y océano Índico (Puerto Rico, Cuba, Filipinas y Guam), lo que permite con-
cluir que el poder naval de EE. UU. y, sobre todo, su voluntad de utilizarlo “disuadió”
a otras potencias de inmiscuirse en los asuntos norteamericanos.
Luego de la Segunda Guerra Mundial, EE. UU. y la URRS emergieron como
potencias victoriosas, lo que trajo un subsiguiente enfrentamiento político, eco-
nómico y, especialmente, ideológico que, en palabras de Thomas Schelling, iba a
repercutir en los diferentes países ubicados en sus respectivas zonas de influen-
cia, los cuales iban a verse implicados en guerras de baja intensidad, con unas
características particulares que las convertían en las llamadas guerras proxi o
guerras subsidiarias. Estas estaban enmarcadas dentro de la doctrina de la di-
suasión nuclear, la cual puede también ser usada en los conflictos de guerra
de índole irregular o regular donde se trata de motivar al adversario a que no
emprenda acciones en nuestra contra, toda vez que la condiciones de hacer-
lo serían nefastas para este adversario. La disuasión tiene unas características
particulares que dependen del tipo de acción que el oponente realice y estas
pueden ser de índole militar y no militar.
La compelencia tiene unas características similares a la disuasión, pero es
totalmente diferente, toda vez que esta se aplica cuando ya el oponente ha ini-
ciado acciones en nuestra contra y lo que busca es que comprenda que de se-
guir con ese tipo de acciones esto será contraproducente para este oponente. La
compelencia se caracteriza por la aplicación de una estrategia coercitiva como
el castigo, el riesgo, la negación y la decapitación.
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drones, los ataques terroristas aumentaban de igual manera, algo que ocurre,
principalmente, porque los ataques con drones destruyen zonas en las que ade-
más de los grupos ilegales, también se encontraban civiles y, con estos ataques,
se destruían las pocas posesiones de estos y se generaba más furia, lo que a
su vez aumentaba el número de ataques terroristas llevados a cabo contra los
actores gubernamentales (Walsh, 2013).
El uso de drones se popularizó rápidamente en los contextos de conflicto
en zonas muy específicas del mundo, debido a la facilidad y rapidez con que
podían llegar a estas zonas, junto con el relativo bajo costo que presentaba para
el presupuesto militar enviar algunos drones a llevar a cabo acciones militares,
frente a lo que sería enviar un batallón o un equipo especial para las acciones
que el dron hace con más demostración de poder. La economía de fondos con
el uso de drones es una de las razones principales por las cuales estos han sido
empujados al frente de las herramientas que llevan a cabo tareas militares, con
continuas actualizaciones, tratando de volverlos más efectivos, más rápidos o
incluso completamente automatizados y con energía nuclear, que permitiría que
un dron permaneciera en el aire, viajando constantemente hasta el momento
en que reciba una señal para llevar a cabo una misión. Esto podría ser posible
debido a la falta de legislación acerca de si los países poseen el ambiente aéreo
sobre ellos. Debido a esto, si el dron es capaz de estar lo suficiente alto, puede
recorrer el mundo y solo los radares de los países que los establecen como parte
de su defensa podrían trazar su curso y, de ser necesario, protegerse de estos
(Rinehart, 2016).
El continuo uso y la normalización de los drones como parte necesaria de la
estrategia de seguridad y defensa de un país y su posición como uno de los me-
dios de ataque favorito en los conflictos actuales, debido al costo y la posibilidad
de que estos eviten muertes de miembros de las milicias de los Estados, gene-
raron una rápida legislación acerca de estos y de su uso apropiado dependiendo
del contexto del conflicto.
Esto por cuanto el uso inadecuado y la falta de control sobre las operaciones
que llevan a cabo causa un aumento en los daños colaterales que un conflicto
presenta, lo cual, a su vez, origina un aumento en la agresividad y el nivel de vio-
lencia del conflicto y podría también significar la entrada y continua participación
de otros actores del sistema internacional a dicho, con el objetivo de controlar la
situación causada por los continuos ataques con drones en el territorio, lo que
podría, a su vez, complicar las dinámicas del conflicto y truncar cualquier intento
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de resolución del mismo por medio de los actores originales (Dyndal & Redse-
Johansen, 2017).
Actores poderosos del sistema internacional, especialmente EE. UU., han de-
cidido que enviar tropas a un lugar en conflicto es poco efectivo y políticamente
mal visto, por lo cual elimina la amenaza desde el cielo, haciendo uso de vehícu-
los aéreos, comúnmente drones, para llevar a cabo misiones rápidas de ataque a
un objetivo específico. Los drones son herramientas útiles tácticamente, ya que
su triple posibilidad de atacantes, reconocedores y almacenadores de inteligen-
cia los hace extremadamente útiles en una situación de conflicto.
Sin embargo, en una situación de conflicto con actores ilegales que usan
estrategias terroristas para avanzar sus objetivos, la superioridad táctica que
un dron posee no será suficiente, si no es utilizado de manera estratégica en las
diferentes etapas del conflicto.
En las situaciones actuales, el uso de los drones parece liderar la manera es-
tratégica en la que se verá la situación, en vez de ser usados para llevar a cabo la
estrategia del conflicto, lo que impide una situación en la que los pensamientos
e intereses políticos del Estado se vean positivamente por parte del territorio al
que se encuentran atacando (Cronin, 2013).
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entre los Estados, toda vez que la simple mención de la suspensión de la ayuda
militar o las preferencias arancelarias tendrían el efecto inmediato de que un
Estado deba plegarse a los intereses de los EE. UU. de forma inmediata.
No es nuevo que uno de los retos en seguridad y defensa ha sido la capaci-
dad real que tiene el Estado colombiano en términos de gasto para mantener la
ofensiva contra grupos al margen de la ley. Este ha sido uno de los principales
elementos que históricamente han configurado la prospectiva; no obstante, es
necesario indicar que los estudios de prospectiva en el país no han sido nume-
rosos y más bien se han dado como esfuerzos aislados de algunos ministerios
que han reflexionado sobre las necesidades coyunturales, por lo que elementos
como el gasto siempre saldrán a relucir en estos análisis, pero el mismo no es
más que una variable de la prospectiva propiamente (Jaramillo, 2012).
A pesar de que el país tiene deficiencias en cuanto a la prospectiva, dentro
de la PDS se han incluido ítems de prevención y prospectiva, tal vez con el
error de reducir esta última a técnicas y no a estudios reales y completos en
el ámbito de la seguridad nacional, sin caer en la lógica de diagnósticos futuros
sobre situaciones desconocidas. Por ejemplo, en la actual PDS, la prospectiva
se entiende como el uso de herramientas y alertas tempranas y técnicas para
la prevención que el Estado debe realizar en el ejercicio de control institucional
del territorio para dificultar y, en lo posible, impedir el surgimiento de nuevas
áreas de cultivo o de extracción ilícita.
En este sentido, la anticipación se considera indispensable para impedir
áreas de expansión de cultivos, corredores de movilidad del narcotráfico y zonas
para el procesamiento de pasta de coca y obtención de clorhidrato de cocaí-
na. Igualmente, se prevé que la comunidad de inteligencia evolucione hacia una
doctrina y métodos para desarrollar capacidades de inteligencia preventiva, pre-
dictiva y proactiva, lo que en otras palabras se traduce en la necesidad de inteli-
gencia prospectiva que identifique y evalúe los escenarios de riesgo y amenaza,
señalando así las causas, consecuencias y alternativas de posibles acciones en
pro de tales escenarios de riesgo (MDN, 2019).
Según lo mencionamos anteriormente, hay que darle un realce a la inmer-
sión de la aplicación de la disuasión, afinándola a la diplomacia para la defensa
nacional, siendo esta el campo de acción número uno en el desarrollo de los
principios de la PDS estimada dentro del cuatrienio presidencial, dándole a la di-
suasión la relevancia de una aplicación creíble que inhiba, impida y haga desistir
factores que atenten contra la soberanía nacional (MDN, 2019).
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Capítulo 8
La intervención
como herramienta
de poder estratégico*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.08
Resumen: El este artículo se realiza una revisión bibliográfica de la intervención como he-
rramienta de poder estratégico. El trabajo contiene tres apartes. En el primero, se plantean
definiciones y conceptos sobre la intervención, lo que incluye aspectos como el poder
nacional, la intervención bajo la óptica de las relaciones internacionales y de la estrategia
militar, así como la tesis de la intervención por invitación y el consentimiento del Estado.
En el segundo, se analiza la intervención de EE. UU. en Irak y, en el tercero, se abordan
las posibilidades del empleo de la intervención en Colombia. Las conclusiones muestran
que la intervención ha sido una herramienta históricamente empleada para ejercer poder
en situaciones estratégicas, especialmente por parte de las grandes potencias que son
las que cuentan con los recursos que demanda la financiación de equipos, tecnología y
hombres.
Palabras clave: EE. UU.; intervención; Irak; poder estratégico; relaciones internacionales.
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “Poder y Estrategia. Fundamentos para la su-
pervivencia del Estado” del grupo de investigación “Centro de Gravedad” de la Escuela Superior de Guerra “General
Rafael Reyes Prieto”, categorizado en A por Minciencias y con código de registro COL0104976. Los puntos de vista
pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los de las instituciones participantes.
233
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
234
La intervención
como herramienta de poder estratégico
Introducción
Llegada a su fin la Guerra Fría (1947-1991), el ordenamiento mundial basa-
do en la bipolaridad quedó como un fundamento arcaico, obsoleto; la nueva
era exigía la aparición de novedosos principios, normas y reglas formales e
informales, ajustadas a las nuevas estrategias que dieran respuesta a sus
exigencias y a las insuficiencias de estructuras de seguridad colectiva, con lo
que incorpora la idea de seguridad nacional y las necesidades de la seguridad
humana (Kaldor, 2008; García & Rodrigo, 2008). Este enfoque le da cabida al
rol protagónico de la ONU y de las demás instituciones multilaterales en las
decisiones sobre el uso de la fuerza y en la conducción de las operaciones hu-
manitarias y armadas (Huguet, 2001; Avilés & Sepúlveda, 2010).
La intervención se constituyó en una herramienta de poder que busca
cambios trascendentales en comportamientos y políticas adoptadas por un
Gobierno dentro de un país y obedece a una decisión política del Estado, grupos
de Estados u organizaciones que la ponen en ejecución, con lo que obedecen a
un planeamiento estratégico de alto nivel como respuesta a las agresiones, atro-
pellos e infracciones a los DD. HH. y al DIH por parte de Gobiernos autoritarios y
dictatoriales.
La concepción estratégica de la intervención como herramienta de poder
se fundamenta en los campos de las RR. II. y el militar, para lo cual desarrolla
actividades enmarcadas dentro del soft power y el hard power sin dejar de lado
el smart power.
Acorde con la nueva situación con implicación e impacto en las RR. II.,
se desarrollaron investigaciones argumentativas por parte de la Comisión
Internacional sobre Intervención y Soberanía de los Estados (ICISS, por sus
siglas en inglés) aspecto que aún es analizado, estudiado y contemplado de
235
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
manera tímida en la teoría de las RR. II. y con íntima relación entre el poder hege-
mónico y el ordenamiento mundial. Al respecto deben medirse los alcances de la
definición conocida de la intervención:
La interferencia por parte de un Estado soberano, un grupo de Estados o una
organización internacional, que involucra la amenaza o el uso de la fuerza o de
algún otro medio de presión, en la jurisdicción doméstica de un Estado indepen-
diente en contra de la voluntad o los deseos de su Gobierno. (Bull 1948, p. 1).
236
La intervención
como herramienta de poder estratégico
El poder nacional
De acuerdo con el análisis de Gioffreda (2019), la contextualización de lo que
es el poder nacional ha sido ejercicio académico de amplio debate, a pesar de
que su introducción en el ámbito internacionalista es reciente (años 1970) y su
injerencia impacta los diferentes escalones de la política a nivel regional y global;
algunos de sus estudiosos llegan afirmar que la política y el poder nacional se
complementan y que no pueden llegar a su desarrollo sin su acorde estructura-
ción e integración.
Para los efectos de la comprensión cabal de por qué la intervención es una
herramienta de poder, es imprescindible tener claridad sobre lo que es y repre-
senta el poder nacional, lo que se sustenta en algunos de los conceptos emitidos
por los estudiosos del tema. Para los politólogos internacionalistas Stephens y
Baker (2006), los Estados formulan y ejecutan sus estrategias mediante la su-
matoria de sus capacidades y de la voluntad política de su gobernante; común-
mente este instrumento se conoce como poder nacional. Al analizar el concepto,
es de entender que en el diseño de los objetivos e intereses nacionales existen
dos elementos fundamentales: 1. Las capacidades del Estado como un todo y 2.
La voluntad o decisión política, con lo que plasma el poder nacional.
En términos generales, el poder es la facultad, habilidad, capacidad o autori-
zación para acometer una determinada acción que permita obtener unos efec-
tos deseados, con arreglo a la voluntad de quien lo detenta (Reveron & Cook,
2013). Es claro para los tratadistas que el poder conlleva una serie de acciones
propias de quien lo ejerce como conductor político, con base en herramientas
como los mecanismos legales, para el caso de las democracias, la Constitución
y la ley que se plasman en variantes como las facultades del ejercicio del cargo,
las habilidades y capacidades políticas.
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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La intervención
como herramienta de poder estratégico
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Elementos para la supervivencia del Estado
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La intervención
como herramienta de poder estratégico
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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La intervención
como herramienta de poder estratégico
Recep Tayyip Erdoğan informó sobre su intervención activa en Libia como respuesta
a la petición de apoyo del Gobierno de Trípoli, con el fin de respaldar y colaborar mili-
tarmente contra las operaciones ofensivas de los rebeldes (Ynfante, 2020).
Son pocos los países que se solidarizan y que respaldan decididamente al
Gobierno libio; son Turquía y Catar los únicos reconocidos por Naciones Unidas,
situación que, según los opositores, se trata de un Gobierno impuesto por ese
organismo. El país entró en crisis desde 2014, tras la muerte de Gadafi, producto
de las intenciones y acciones separatistas del general Jalifa Hafter, quien pretende
apoderarse de la parte oriental del país. Hafter no tiene ninguna legitimidad inter-
nacional, es escasa su aceptación y se sabe que cuenta con la ayuda y amparo de
mercenarios rusos y la asistencia clandestina que proveen Egipto y los Emiratos
Árabes (Ghotme & Ripoll, 2018).
243
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
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La intervención
como herramienta de poder estratégico
245
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
EE. UU. tiene una historia de uso de la fuerza militar para diversos fines y de
intentar justificarla en nombre del avance de la democracia, particularmente en
América Central, durante la década de 1980. Tendencias recientes en la conduc-
ta y el discurso sobre la intervención humanitaria basada en la práctica estatal
se presentaron durante la Guerra Fría y la década de 1990; sin embargo, puede
interpretarse como una concesión de credibilidad al argumento de la adminis-
tración Bush, de que el recurso a la fuerza en Irak puede justificarse por motivos
de DD. HH. (Ridruejo, 2017).
La guerra en Irak se ajusta a varias normas internacionales legales o de otro
tipo, invocadas previamente por académicos y Gobiernos para justificar inter-
venciones humanitarias pasadas. Así, aunque ambiguo, el marco legal normati-
vo emergente relevante para la intervención humanitaria sirve para otorgar cierta
legitimidad, al menos en abstracto, a la guerra de Irak como una intervención
humanitaria justificable. El hecho de que la invasión a Irak mantenga una especie
de aceptabilidad normativa abstracta como intervención humanitaria hizo que la
preocupación de HRW y otros fuera aún más urgente, ya que afecta fundamen-
talmente lo que se percibe como el uso legítimo de la fuerza militar en las RR. II.
Antes del 11S, las normas sobre intervención humanitaria se desarrollaron y
aplicaron en un entorno de seguridad internacional en el que había menos pre-
ocupación por la posibilidad de que una justificación humanitaria para la fuerza
militar pudiera proporcionar cobertura para campañas militares no humanita-
rias, como las asociadas con la guerra contra el terror (Shearman, 2017). Como
tal, el desarrollo normativo de las reglas sobre la intervención humanitaria, por
más informales que estas reglas puedan ser, surgió prestando notoria atención
a lo que se aprendió de experiencias previas con intervenciones humanitarias.
Hasta la guerra de Irak, la instancia más controvertida de fuerza militar de la
época fue probablemente la intervención de Kosovo en 1999, que posteriormen-
te influyó en las discusiones sobre cómo gobernar mejor la intervención humani-
taria y sobre cómo encontrar formas de llevarla a cabo en caso de que el Consejo
de Seguridad de la ONU no actúe (Hlatky & Massie, 2019).
Debido a la urgencia de lograr que los Estados actúen contra los perpetra-
dores de violaciones graves de los DD. HH., gran parte del discurso sobre la in-
tervención humanitaria después de Kosovo hasta antes del 11S llegó a ser tal,
que la autorización del Consejo de Seguridad se consideró menos importante.
La intervención se consideró permisible y para algunos, los motivos incluso se
descartaron (King, 2020).
246
La intervención
como herramienta de poder estratégico
Parecía evidente que, a menos que las reglas sobre el uso de la fuerza se
relajaran un poco, la intervención humanitaria nunca ocurriría cuando y don-
de se necesitaba con más urgencia. Esta fue la lección de Ruanda, donde el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estaba paralizado y ningún Estado
poderoso tenía un interés de seguridad urgente qué intervenir y dónde; en última
instancia, casi un millón de personas fueron masacradas (Dunford & Neu, 2019).
Sin embargo, en la era del terrorismo global, aligerar los requisitos por lo que se
considera el uso aceptable de la fuerza, incluso si es para dar cabida a interven-
ciones humanitarias bien intencionadas, tiene consecuencias y es muy posible
que se estén presenciando aun actualmente en Irak (Waldman, 2018).
La incertidumbre que siguió a las intervenciones humanitarias del decenio
de 1990, en particular en Kosovo, mostró la necesidad de realizar esfuerzos por
lograr un consenso para llegar a un terreno común sobre las condiciones en
las que la intervención humanitaria debería considerarse permisible. El más im-
portante de estos esfuerzos fue la creación de la Comisión Internacional sobre
Intervención y Soberanía del Estado (ICISS), una comisión internacional de ex-
pertos patrocinada por el Gobierno canadiense bajo los auspicios de la ONU que
emitió un informe al secretario general en 2001 (Barelli, 2018).
El citado informe de ICISS sugiere seis criterios principales para lo que debe
considerarse una intervención humanitaria legítima, que, según los críticos, des-
cartaría la guerra de Irak de 2003 como tal. Sin ningún orden en particular, es-
tos son: motivos correctos (primacía del propósito humanitario); causa justa (el
nivel de violencia debe ser a gran escala); la fuerza debe ser el último recurso;
perspectivas razonables de éxito; proporcionalidad (la fuerza no debe hacer más
daño que bien y debe cumplir con el derecho humanitario), y la autoridad correc-
ta (la fuerza debe ser legitimada por algún marco multilateral).
A continuación, se analiza si los principios defendidos por la ICISS, junto con
otros discursos prevalentes sobre la práctica estatal pasada de la intervención
humanitaria, presentan credibilidad al argumento de que la guerra de Irak puede
justificarse por motivos humanitarios como algo que se aproxima al uso legítimo
de la fuerza militar.
247
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
(King, 2020). Sobre la base de la retórica que condujo a la guerra, llevar la demo-
cracia a Irak se consideró de importancia derivada para la Administración Bush, al
menos retóricamente. Cuando el exsecretario de Estado Colin Powell defendió la
guerra ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en febrero de 2003, sus
comentarios se centraron principalmente en la supuesta posesión de armas de des-
trucción en masa por parte de Irak, refiriéndose solo tangencialmente a la crueldad
de Sadam hacia su propio pueblo (Yetiv, 2018). La retórica, por supuesto, cambió
después de que no pudo encontrarse evidencia de tales armas.
Sin embargo, en la práctica anterior de la intervención humanitaria, el criterio
del motivo se ha aplicado, en el mejor de los casos, de manera inconsistente.
Por ejemplo, la intervención de India en Pakistán Oriental durante la guerra de
Bangladesh de 1971, a menudo ha sido citada por los juristas como un ejemplo
de intervención humanitaria legítima, a pesar de que la principal justificación de
India para el uso de la fuerza fue la prevención de la entrada de refugiados ben-
galíes en India (Kusano, 2017).
Dio la casualidad de que, en ese caso, la derrota militar de Pakistán por par-
te de India ayudó a poner fin a la brutalidad de Pakistán contra los bengalíes.
Se han planteado argumentos similares sobre el derrocamiento por Vietnam
del régimen asesino de los Khmer Rouge de Pol Pot, en Camboya en 1979. Al
explicar sus acciones, Vietnam defendió su uso de la fuerza contra Camboya
como autodefensa y sostuvo que Pol Pot había sido derrocado por un levanta-
miento interno (Raymond, 2020). A pesar de que Vietnam en ningún momento
invocó una justificación humanitaria para su uso de la fuerza, la intervención se
consideró defendible tanto por motivos de autodefensa como humanitarios. De
acuerdo con Shearman (2017), esta intervención fue objetivamente justificada
por motivos humanitarios.
Como resultado de la confusión sobre la cuestión de tener el motivo correc-
to en la práctica de la intervención humanitaria, los académicos comenzaron a
percibir cada vez más que este criterio era menos relevante (Dembinski et al.,
2019). Se ha producido un debate académico sobre esta cuestión, con el punto
de vista convencional que requiere que las preocupaciones humanitarias sean la
justificación principal, aunque no exclusiva, para intervenir.
En un influyente estudio sobre la intervención humanitaria, sin embargo,
Pohlmann (2018) expuso el argumento de que se necesita no considerar los moti-
vos de los intervinientes al juzgar la legitimidad de una intervención, sino más bien
si la intervención logró o no un resultado humanitario positivo. Pohlmann sugiere
248
La intervención
como herramienta de poder estratégico
que la preocupación por los motivos de los intervinientes toma al Estado intervi-
niente como el objeto de referencia para el análisis, en lugar de las víctimas que
son rescatadas como consecuencia del uso de la fuerza. De acuerdo con este
pensamiento, colocar a las víctimas en el centro del análisis, en contraposición a
los intervinientes, lleva a un énfasis diferente en la importancia de los motivos a la
hora de juzgar las credenciales humanitarias de los intervinientes (Ran & Huang,
2020).
Lo que importa, entonces, es si la intervención de hecho promueve DD. HH.
o si el recurso a la fuerza fue motivado por el deseo de hacerlo. Tesón (2018)
busca igualmente extender la función legitimadora del argumento humanitario
para incluir intervenciones cuyas principales justificaciones no son humanita-
rias, pero que aún producen resultados humanitarios positivos.
La guerra contra el terrorismo abre ahora la posibilidad real de que las inter-
venciones militares puedan utilizarse para promover tanto el contraterrorismo
como los DD. HH. La amenaza del terror global parece haber proporcionado lo
que faltaba en las intervenciones humanitarias que tuvieron lugar en la década
de 1990: un interés persuasivo de seguridad para motivar a los Estados a to-
mar en serio represiones como las perpetradas por los talibanes en Afganistán y
Sadam Husein en Irak (Dijkzeul & Sandvik, 2019).
Este marco analítico para evaluar la invasión de Irak sirve para dar credi-
bilidad a las afirmaciones de la administración Bush de que la guerra en Irak
se justificó por motivos humanitarios, a pesar de que su motivo principal no
fue humanitario. Con esta formulación del criterio del motivo, que académicos
como Wheeler han empleado para legitimar las intervenciones de India, Vietnam
y Tanzania, la guerra de Irak puede considerarse de manera similar como una
intervención humanitaria legítima, ya que eliminó de manera efectiva el princi-
pal obstáculo para la realización de unos genuinos DD. HH.: el régimen baazista
(Kadić, 2020). Aunque el disfrute de los DD. HH. está lejos de ser parte de la vida
cotidiana en Irak hoy, ciertos logros, como el establecimiento de una prensa libre,
elecciones democráticas y la redacción de una constitución por una convención
representativa, sugieren que, de hecho, la guerra en Irak contribuyó a mejorar las
condiciones de los DD. HH.
249
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
con fines humanitarios solo puede utilizarse en los casos más extremos y ex-
cepcionales de genocidio o matanza masiva (Kleczkowska, 2020).
El razonamiento aquí es doble. Primero, no resulta deseable que se usara la
fuerza militar en casos de abusos menores o en pequeña escala, por el simple
hecho de que el daño causado por la intervención eclipsaría el daño que buscaba
evitar. Segundo, se desea reservar la opción militar solo para aquellos casos extre-
mos y excepcionales como genocidio o masacre, a fin de evitar crear una excusa
para hacer la guerra cada vez que hay un régimen desagradable que demuestra
algo menos que el complemento ideal de DD. HH.
Bajo este criterio, la intervención en Irak no se consideraría permisible ya
que el alcance del asesinato del Gobierno iraquí en marzo de 2003 no fue de
esta magnitud. En resumen, no alcanzó el umbral de sufrimiento humano que
sería suficiente para desencadenar una intervención humanitaria. Si bien es-
tas atrocidades a gran escala se cometieron en varias ocasiones durante el
Gobierno de Sadam Husein, la intervención humanitaria no es una herramien-
ta para el castigo post facto, como sostiene Kenneth Roth, de Human Rights
Watch, sino para la prevención, y, por lo tanto, sería injustificada en el caso de
Iraq (HRW, 2004).
Los críticos como Roth señalan que las intervenciones humanitarias, en
cierto nivel, tienen la intención de ser anticipatorias; es decir, se esfuerzan por
detener o evitar las atrocidades que están en curso o que sean inminentes.
Puesto que nadie tiene un conocimiento perfecto del futuro, las intervenciones
humanitarias anticipatorias se basan necesariamente en la especulación y la
probabilidad de que una atrocidad a gran escala sea inminente; la intervención
de 1999 en Kosovo fue un acontecimiento de este tipo.
Sobre la base del hecho de que Slobodan Milosevic estaba profundamente
resentido con los kosovares, había abusado de ellos en el pasado y había lle-
vado a cabo atrocidades a gran escala contra musulmanes que vivían en otras
partes de la antigua Yugoslavia, la OTAN apostaba por una atrocidad a gran
escala en Kosovo, a menos que actuara. De hecho, el evento que desencadenó
la decisión de la OTAN de amenazar con la fuerza a Serbia y que finalmente
condujo a la campaña de bombardeos fue el asesinato de unos 45 albane-
ses en la aldea de Racak, en enero de 1999; ese fue un evento sin duda atroz,
aunque probablemente no deba catalogarse como un genocidio, y lamenta-
blemente tampoco es excepcional para los estándares actuales. Asimismo, en
Irak, Sadam Husein estaba participando en un genocidio o matanza masiva en
250
La intervención
como herramienta de poder estratégico
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
252
La intervención
como herramienta de poder estratégico
Proporcionalidad
La evaluación del criterio de proporcionalidad es difícil, aunque no imposible. En
términos generales, la proporcionalidad requiere que los intervinientes eviten cau-
sar más destrucción de la necesaria para lograr el objetivo militar y que dichos
medios estén en consonancia con la provocación original (González, 2018). Al mo-
mento de sopesar esto con el daño que potencialmente se produciría incluso des-
pués de una intervención, no se sabe con absoluta certeza qué habría sucedido si
la intervención no hubiera tenido lugar. Respecto de Irak, se desconoce si la guerra
hizo más para promover los DD. HH. que para ponerlos en peligro.
Pocos cuestionan que haya sido bueno que Sadam Husein ya no esté en el
poder allí, y esto proporciona una buena razón para creer que una cantidad sus-
tancial de beneficios saldrá de esta guerra si un Gobierno representativo estable
se afianzaba en Irak. Aunque hay una serie de escenarios que podrían alterar
esta esperanza, era demasiado pronto para saber si el derrocamiento de Sadam
Husein y la guerra en sí dejarían a Irak mejor que antes en términos de disfrute
de los DD. HH. (Saleh, 2018).
Es cierto, no obstante, que cualquier uso de la fuerza, ya sea una intervención
humanitaria o de otro tipo, debe cumplir con el derecho humanitario pertinente,
253
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
254
La intervención
como herramienta de poder estratégico
Autoridad correcta
La autoridad internacional bajo cuyo mandato tienen lugar las intervenciones
militares es un componente legitimador importante de cualquier uso transfron-
terizo de la fuerza militar. Según el ICISS, el Consejo de Seguridad de la ONU sería
idealmente el organismo apropiado para otorgar legitimidad a una intervención
humanitaria, ya que implica el uso de la fuerza militar fuera de la autodefensa,
aunque el informe del ICISS sugiere que esto es preferido y no necesariamente
requerido (Mingst & Arrguín, 2018). Como cuestión técnica jurídica, la invasión
de Irak fue ilegal ya que el Consejo de Seguridad no la aprobó explícitamente, ya
fuera una intervención humanitaria o no.
Sin embargo, por la misma razón, también lo fue la intervención de la OTAN
en Kosovo. Pero esa intervención fue percibida por la mayoría de los Gobiernos
democráticos y numerosos académicos como una intervención humanitaria le-
gítima, incluso si era ilegal como cuestión técnica, ya que tampoco fue autoriza-
da por el Consejo de Seguridad (Peak, 2020). Por lo tanto, en la medida en que
la intervención de Kosovo es una prueba de la práctica estatal hacia la creación
de una norma legal consuetudinaria que permita la intervención humanitaria sin
la aprobación de la ONU, entonces la guerra de Irak también podría constituir
tal práctica estatal en camino de convertirse en algo parecido a una conducta
internacional legal.
Lo que ayudó a defender la intervención de Kosovo fue que se trató de una
intervención verdaderamente multilateral realizada por una coalición razonable-
mente cohesiva de democracias aliadas en una organización multilateral for-
mal (King, 2020). Si bien, un informe encargado por el Gobierno danés establece
que la intervención humanitaria de un Estado aún puede considerarse legítima
si la emergencia humanitaria es aparente, pero ningún otro Estado que no sea
255
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
256
La intervención
como herramienta de poder estratégico
efectúa EE. UU. De todas maneras, Colombia está bastante ligada con la política
de Norteamérica y sus vínculos se han robustecido por siglos, pese a que EE. UU.
participara de manera directa en la separación de Panamá.
Colombia ha formado parte de las guerras que ha enfrentado EE. UU. me-
diante alistamiento de tropas. En la actualidad, se encuentran vinculadas estas
dos naciones en el combate a las drogas, el terrorismo y el comunismo.
De acuerdo con Betancourt y Simmonds (2013), los propósitos que tiene
la política exterior de Colombia es lograr beneficios mediante la armonización
de la política de seguridad de Norteamérica, que después del 11S se trans-
formó para EE. UU. como base fundamental sobre la cual se tendrían que dar
los vínculos políticos de dicho Estado a nivel internacional, aún al menos co-
menzando la primera década del siglo XXI, lo cual generó una perspectiva en
el mundo de una fragmentación entre quienes apoyan o van en contra de la
democracia y la libertad.
Los ataques del 11S posicionan esencialmente a EE. UU. como un Estado
sacudido por el terrorismo; así mismo lo venía experimentando Colombia con
las acciones terroristas de las FARC y otros grupos ilegales, así como por el
narcotráfico. Con dichos atentados, se genera una concientización a nivel
mundial de fomentar una ofensiva contra los grupos terroristas, dejando ver
el peligro que producen las acciones terroristas, a causa de lo cual la agenda
y el objetivo que buscaba Colombia concuerdan con la agenda a nivel mun-
dial, dirigida por EE. UU.
Para los norteamericanos, Colombia constituye un territorio geográfico es-
tratégico, ya que estiman que comprende la zona más esencial de la región:
Venezuela, la zona amazónica, Centroamérica y el canal de Panamá, hasta llegar
al sur de México. El conflicto interno en Colombia y la producción y comercializa-
ción de narcóticos respaldan la presencia de soldados, bases, radares y equipos
de comunicación en este país. El abastecimiento de apoyo bélico a Colombia
está por encima de lo que los norteamericanos le han brindado al resto de la
zona, conforma el tercer país que ha recibido más apoyo militar y policial des-
pués de Egipto e Israel (Niño et al., 2017).
El robustecimiento del vínculo entre Colombia y EE. UU. se dio con el Plan
Colombia en 1999, además de la identificación de la presencia de dificultades
comunes. La ayuda, tanto militar como económica, brindada por EE. UU. con
el Plan Colombia I y el Plan Colombia II, determinó el camino de enfrentamien-
tos que siguieron las dos naciones para confrontar las problemáticas comunes.
257
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Desde febrero de 2016, ese plan pasa a ser llamado Paz Colombia, que con el
soporte de EE. UU. se sostiene, pero dentro de un entorno de proceso de paz, de
tal forma, que los recursos económicos brindados por EE. UU. están enfocados
para actividades de posconflicto. Tal como lo narra Monroy (2015), con la pro-
mulgación del Plan Colombia se abarcó el adiestramiento de tropas dentro del
territorio de Colombia y esto trajo el acomodamiento de bases militares para
tropas extranjeras.
Las dificultades que trae este asentamiento de bases militares tienen que
ver realmente con el hecho de determinar cuáles son los cometidos que tengan
esas fuerzas armadas en dichas bases, así como el mensaje que brindan tanto
para Colombia como para otros países de la región. Puesto que eso señala que
EE. UU. replicará con armas frente a cualquier dificultad, provocando tanto po-
breza para Colombia, como tensiones bilaterales.
Lo que señala el Departamento de Estado con relación a esas bases milita-
res es que son para contrarrestar el narcotráfico y que deben observarse como
tal solamente; aunque el Gobierno de Colombia define un alcance más amplio. El
Pentágono estadounidense busca implementar tanto logística, aleccionamiento
y operaciones de contingencia para enviar aeronaves que no han sido usadas
contra el narcotráfico en la base aérea de Palanquero (Niño et al., 2017).
Esto permite observar que la existencia de dichas tropas, así como tecno-
logía, radares y armamento de EE. UU., simbolizan, en efecto, un peligro para la
región. Por lo tanto, cuando en esta clase de acuerdos no existe una total trans-
parencia en todos los puntos, cabe la duda y la desconfianza, frente a lo cual,
todos los Estados poseen el total derecho de formular reclamos, como lo han
realizado con Colombia.
Después de que el Gobierno socialista de Rafael Correa pidiera que se retira-
ran las tropas norteamericanas de la base de Manta en Ecuador en 1999, EE. UU.
buscó sustituirlas mediante bases militares ubicadas en Colombia. Un acuerdo
con Colombia le habría permitido ubicar siete bases militares que posibilitaban
operaciones contra el narcotráfico y el terrorismo, pero las críticas y protestas
de casi todos los países del continente contra el establecimiento de dichas ba-
ses diluyeron dicho asentamiento. De acuerdo con Enciso (2019), el único país
que señaló que los Estados contaban con el derecho de establecer los acuer-
dos que consideraran aptos, fue Perú. Con el mencionado acuerdo, se buscaba
establecer siete bases militares estratégicas por parte del Gobierno de EE. UU.,
las cuales afectaban y molestaban a toda la región. La base esencial era la de
258
La intervención
como herramienta de poder estratégico
Palanquero, desde la que EE. UU. contaba con una cobertura militar sin recargarse
de combustible hacia todo el continente. Estas bases fueron rechazadas no sola-
mente a nivel exterior, sino por gran parte de la población de Colombia; opositores
de izquierda, que tienen relación con los movimientos castrochavistas en la zona,
presentaron sus puntos de vista de rechazo total a dicho acuerdo, recurriendo a la
pérdida de soberanía colombiana, además de que aducían hechos de impunidad
en la transgresión de la ley por parte de los norteamericanos en el momento en
que estuvieron presentes en la evolución del Plan Colombia (Niño et al., 2017).
De igual manera, existieron denuncias que se formularon por parte de otros
países con presencia militar de EE. UU. Estos tratados abarcaban a su vez la
inmunidad para los nacionales americanos, lo cual acarreó el surgimiento de im-
punidad y falta de soberanía en cuanto al uso exclusivo de las armas y la justicia
por parte de los Estados. A causa de que no hubo cumplimiento en cuanto a los
caminos constitucionales señalados, el acuerdo para establecer las siete bases
militares en territorio colombiano, suscrito en 2009, quedó sin vigencia.
EE. UU. fundamenta la ubicación de bases militares para la seguridad a nivel
global con el fin de vencer el terrorismo en el mundo, pero con ello busca prote-
gerse a sí mismo de factibles ataques externos antes de que lleguen a su territo-
rio; a causa concretamente del ataque que recibieron el 11S las Torres Gemelas,
EE. UU. busca robustecer su deseo expansionista de fuerza militar, estrategia
que busca no solo la seguridad ciudadana mediante el acondicionamiento de las
bases militares, sino adoptar una postura de dominio.
La prioridad y enfoque de estas acciones están dirigidos básicamente a paí-
ses que, como Colombia, poseen materias primas fundamentales y enormes
recursos energéticos y cuya posición es verdaderamente decisiva. Después de
que logra acceder a los países, debido a que es el dueño de la moneda domi-
nante y porque implanta restricciones económicas con relación a la intervención
de ese Estado, realiza pactos e influencias sobre el Gobierno, buscando estar
seguro de que las políticas que adopta dicho Estado no van a tener injerencia en
los intereses de EE. UU., y logran el acceso a establecer asentamientos militares.
Haber sido víctima de un ataque como el perpetrado el 11S por grupos terroris-
tas de sectores del Oriente Medio, dio la justificación para realizar acciones directas
contra el terrorismo en ubicaciones globales estratégicas para su guerra, en aras
de lo cual presionan a los Gobiernos que no tengan la misma ideología. En América
del Sur, no ha habido una aprobación de estas posturas ideológicas, ni tampoco
con relación a acciones o asentamientos militares tácticos (Niño et al., 2017).
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Elementos para la supervivencia del Estado
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La intervención
como herramienta de poder estratégico
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La intervención
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
y combatir el enemigo interno que, según EE. UU., simbolizaba el mayor peligro
para el continente y la seguridad en el mundo.
El momento más determinante en la colaboración con EE. UU. durante
la Guerra Fría, aparte de la participación tanto en la OEA como en el Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), fue la determinación por parte
de Colombia de enviar tropas para enfrentar la Guerra en Corea atendiendo al
llamado de EE. UU. Este esfuerzo militar generó consecuencias para Colombia,
en cuanto a que fue el único país del área que envió tropas para combatir al
comunismo en Asia y usó ese hecho para persuadir a EE. UU. del aumento del
respaldo militar en el país para alcanzar otras armas para combatir a las gue-
rrillas (Meléndez, 2015). Con esta colaboración, Colombia usó la subordinación
estratégica para alcanzar ganancias a nivel militar y político y, acudiendo a la
doctrina anticomunista de EE. UU., pudo también alcanzar legitimidad política
para enfrentar a las guerrillas internas y combatir para respaldar el statu quo
desde Colombia.
Hay, así mismo, una sucesión de hechos que fueron secundados para com-
batir la guerrilla en Colombia con el apoyo de EE. UU. y que han posicionado a
este país frente a otros de Latinoamérica como imperialista y que lo han obser-
vado como un actor principal dentro de su comprensión del conflicto armado.
Todas estas luchas contra la guerrilla y el narcotráfico generaron que se comen-
zara el proceso de negociaciones de paz con la guerrilla.
La redacción del Plan Colombia se efectuó en inglés entre funcionarios de
Colombia y consultores de Norteamérica, lo cual señala que no se incluía el pun-
to de vista del pueblo de Colombia, ni tampoco sus congresistas ni ninguna en-
tidad del Estado (Rojas, 2015). Esto revela que ese Plan Colombia estaba más
enfocado como un plan elaborado por EE. UU. para Colombia, que en un plan
elaborado con Colombia (Seyersted, 2019).
De esta manera, puede observarse que la diplomacia de la subordinación
estratégica de Colombia, mediante la cual se recurre a los intereses de política
exterior de EE. UU., sirve para alcanzar su respaldo y así cumplir con su propósito
interno.
Este Plan Colombia se justificó como un requerimiento para combatir al nar-
cotráfico, pero estas ofensivas casi siempre estaban enfocadas hacia las gue-
rrillas. De acuerdo con Petras (2001), el Plan Colombia constituía ciertamente
una prolongación y una intensificación de una táctica que se había utilizado para
Colombia con anterioridad.
268
La intervención
como herramienta de poder estratégico
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
acceder a bases tanto militares como aéreas donde pueden realizar sus tácticas
hacia el continente, aspectos totalmente conocidos por todos los países vecinos
y que, al generar reservas, van a afectar sus relaciones con Colombia.
Ante a todas las dificultades suscitadas en los Estados por el terrorismo,
el narcotráfico y el crimen organizado, se requiere ejecutar acciones en común
de los Estados que se puedan ver perjudicados, pero estas acciones deben ser
ajustadas y realizadas desde las propias áreas, aunque en determinados casos
se necesitan acciones que abarquen bases militares transnacionales. Esta nece-
sidad es cierta, pero lo que se cuestiona es cómo se realiza y las intenciones que
esto busca. Con la instauración de estas bases militares se transgrede de todas
formas la soberanía tanto del país donde se ubican, como los otros Estados que
se encuentran a su alrededor, ya que esto genera daños en los vínculos entre
naciones y se transgrede además el uso de la fuerza dentro del poder del Estado.
La implantación de una base militar dentro de una nación perjudica a toda la
región que termina sintiéndose en peligro a causa de la presencia tanto de los
escuadrones como del armamento extranjero.
Aunque el establecimiento de bases militares de EE. UU. en Colombia se pien-
se con criterios de respaldo militar y estratégico, esta intervención plantea un ries-
go tanto para nuestro país como para los países que lo circundan, ya que repercu-
te en las relaciones que Colombia pueda tener no solo con los países de la región,
sino con el mundo entero, puesto que para las naciones vecinas ese respaldo de
EE. UU. a Colombia se considera como un peligro, ya que lo ven como una inter-
vención camuflada que puede ser el permiso de acceso a una intervención militar
hacia todo el territorio aledaño. Por lo tanto, no es aconsejable que exista una total
intervención por parte de los norteamericanos dentro del territorio colombiano.
Conclusiones
Gestar un trabajo académico en que se involucran temas de alto nivel estra-
tégico como el poder y la intervención constituye un reto que genera grandes
expectativas, si se tiene en cuenta que la evolución de las RR. II. ha mostrado
que el país se encuentra ante un mundo lleno de contradicciones y de transfor-
maciones, donde el poder se convierte en el centro de gravedad y la intervención
se constituye en herramienta con la que se plasma ese poder.
La intervención como herramienta de poder no debe ser analizada como
la resultante de una situación de pugna como las que tuvieron su acontecer
270
La intervención
como herramienta de poder estratégico
durante la Guerra Fría; resulta oportuno recordar a Buzan (2004) cuando afirma
que los cambios se despliegan mucho más profundamente y afectan las propias
fuentes de poder en las que descansa el orden internacional.
La discusión aumenta ante la polarización ideológica que generan los dife-
rentes análisis y puntos de vista. En efecto, la intervención como herramienta de
poder es un tema que genera controversia por su impacto en las RR. II. y en lo
que se conoce como orden mundial.
La ONU ha perdido espacio en el ámbito de la influencia internacional, con lo
que cedido su papel natural a determinaciones unilaterales y a alianzas, ha dado
paso a la conformación de coaliciones que gravitan en pilares históricos como el
militar, el económico y el diplomático.
El concepto de seguridad humana le da participación activa a la ONU y a las
demás instituciones multilaterales en las decisiones que atañen al uso de la fuer-
za y en planeamiento y ejecución de las operaciones humanitarias y armadas.
La intervención se constituye en una herramienta de poder proveniente de
la decisión política del más alto nivel. Mediante su implementación se preten-
de realizar cambios trascendentales en las actuaciones y políticas adoptadas
por un Gobierno dentro de un país; obedece a una determinación política de un
Estado, grupos de Estados u organizaciones que la ponen en ejecución, bajo la
premisa de un planeamiento estratégico de alto nivel como respuesta a las agre-
siones, atropellos y las infracciones a los DD. HH. y al DIH por parte de Gobiernos
autoritarios y dictatoriales.
Acorde con lo expuesto, la intervención como herramienta de poder ocupa
un lugar preponderante de la agenda internacional; sigue siendo un argumento
temático de la actividad dinámica de la política mundial.
A pesar de la controversia que genera cuando se ejecuta, los teóricos de las
RR. II. se ocupan poco de su estudio y enfocan su investigación y análisis como
un tema de soberanía de los Estados y de injerencia en asuntos internos.
Desde el punto de vista del Estado moderno, estos están con el deber moral
y ético de propender por la vida, la libertad, la seguridad, el bienestar y los dere-
chos fundamentales de sus ciudadanos; ante el incumplimiento de un Estado
con esta obligación fundamental, los actores internacionales con reconocimien-
to se toman el derecho de protección y vigilancia, lo que se conoce como el giro
humanitario de la soberanía.
En lo referente a las posibilidades de empleo de la intervención por Colombia
en función de sus amenazas, el Estado colombiano en su devenir histórico ha
271
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
272
La intervención
como herramienta de poder estratégico
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La intervención
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276
Capítulo 9
Operaciones de interferencia
en ciberseguridad y
ciberdefensa: herramienta
estratégica para la
supervivencia de los Estados*
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483.09
* Este capítulo presenta los resultados del proyecto de investigación “Poder y Estrategia. Fundamentos para la su-
pervivencia del Estado” del grupo de investigación “Centro de Gravedad” de la Escuela Superior de Guerra “General
Rafael Reyes Prieto”, categorizado en A por Minciencias y con código de registro COL0104976. Los puntos de vista
pertenecen a los autores y no reflejan necesariamente los de las instituciones participantes.
277
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
PODER Y ESTRATEGIA.
ELEMENTOS PARA LA SUPERVIVENCIA DEL ESTADO
ISBN impreso: 978-958-53778-9-9
ISBN digital: 978-628-95304-8-3
DOI: https://doi.org/10.25062/9786289530483
278
Operaciones de interferencia en ciberseguridad y ciberdefensa:
herramienta estratégica para la supervivencia de los Estados
Introducción
La supervivencia es una de las necesidades prioritarias que tienen las naciones a
nivel mundial (Knorr, 1981) y, por lo tanto, debe enfocarse en utilizar estrategias,
tareas y capacidades óptimas para eliminar, bloquear y neutralizar cualquier tipo
de riesgo nacional. No obstante, en el escenario actual, donde nacen nuevos es-
tilos de guerra, los altos mandos nacionales deben establecer actividades y ope-
raciones en pro de la seguridad y defensa nacional. Para ser considerados terri-
torios soberanos, con límites y representación política internacional, los Estados
deben ajustarse a la carrera cosmopolita por el poder, siendo este factor el que
incita la exploración de herramientas de contención, reacción y protección de
acuerdo a sus intereses.
Para que la supervivencia consiga un nivel de protección y mantenimiento
constante, es necesario contar con las capacidades humanas, técnicas y cien-
tíficas que concurren hoy en día, beneficiando las actividades del poder de los
Estados y su constante evolución dentro de las exigencias del orden interna-
cional (Noya, 2005). El desarrollo de la tecnología, la evolución de las ideas y
la presión constante por sobrevivir han obligado a las sociedades a constituir
destrezas que permitan la no materialización de riesgos que atenten contra la
institucionalidad e integridad estatal.
Las estrategias y capacidades con mayor intervención y eficacia para soste-
ner la constitucionalidad e integridad de las naciones son el tridente estratégico,
la base operativa para la estabilidad nacional (Algaba et al., 2005). Esta consiste
en la unión de capacidades ejecutantes de las FF. EE., soportados por la recolec-
ción de datos de la inteligencia y protegidos por las barreras de la ciberdefensa,
enfocados en minimizar los riesgos y la no materialización de amenazas en am-
bientes tanto bélicos como de diplomacia (Gruer, 2013). Al llevar a cabo actos de
279
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Marco conceptual
Seguridad y defensa nacional
Para precisar la definición de seguridad y defensa nacional como un todo, es ne-
cesario examinar sus componentes de forma individual. Seguridad nacional es
aquel requisito esencial de todos los ámbitos de la vida pública, así como las ne-
cesidades básicas de todos los sistemas naturales y sociales (Almazán, (2015).
Como parte constituyente del mandato del Estado democrático, es la base para
la acción y la planificación de las políticas públicas, donde se enfrentan enormes
desafíos no solo en la defensa contra peligros potenciales extremos como el te-
rrorismo o las catástrofes, sino con diferentes fenómenos que atentan contra la
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Operaciones de interferencia en ciberseguridad y ciberdefensa:
herramienta estratégica para la supervivencia de los Estados
Operaciones encubiertas
Ante las circunstancias que prosperan en los términos de seguridad y defensa, exis-
ten herramientas operacionales que intervienen en la recolección de datos y que,
en su mayoría, garantizan un adecuado procesamiento para convertirlos en infor-
mación de alto valor para la protección de los Estados. Entre estas acciones, las
operaciones encubiertas son una de las capacidades que aun siendo de alto riesgo,
generan resultados de alto impacto para la toma de decisiones (Almaraz, 2016:
Una operación encubierta es aquella acción de investigación que ejecuta la
autoridad con el propósito de hacer creer a los delincuentes que se está ac-
tuando a la par de ellos, es decir, que también los que actúan en la operación
encubierta, que son los agentes de policía infiltrados, lo hacen ilícitamente,
sin pensar los miembros de la organización delictiva, que es una farsa, un
engaño, con el objeto de hacer creer que igual que ellos se está actuando
impunemente. (p. 149)
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Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
Inteligencia estratégica
Es un proceso de recopilación, procesamiento, análisis y difusión de inteligen-
cia crucial en la formulación de políticas (Liebowitz, 2006). Puede ser vista en
perspectiva y es una herramienta para que una organización pueda proyectar
su funcionamiento y su entorno, entre otros. Esto se logra mediante el diseño de
estrategias adecuadas, alineadas con la visión y misión de la organización. La
inteligencia estratégica es una combinación de diferentes tipos de inteligencia,
como inteligencia comercial y competitiva inteligencia que crea una sinergia en
la inteligencia y el conocimiento de una organización, facilitando la adquisición
de información valiosa en la decisión organizativa.
Por otro lado, la inteligencia estratégica es información que se necesita para
formular políticas y planes militares en los niveles de política nacional e interna-
cional (Sainz de la Peña, 2012). Gracias a ello, la inteligencia táctica está destina-
da principalmente a responder a las necesidades de los comandantes de campo
militares para que puedan planificar y, si es necesario, realizar operaciones de
combate. Esencialmente, la inteligencia táctica y la inteligencia estratégica solo
difieren en el alcance, el punto de vista y el nivel de empleo.
Inteligencia militar
La recolección de información debe desarrollarse bajo los conceptos actual-
mente avalados, entre ellos, la inteligencia (Jasso, 2017). Esta incluye las divisio-
nes y clasificaciones acatadas por los organismos internacionales, generando
protagonismo a los actos establecidos por las instituciones militares. Por ello,
la inteligencia militar es expuesta como aquella capacidad que incluye todas las
disciplinas dedicadas a la recopilación, análisis y difusión de información para
unidades militares y tomadores de decisión (Mendoza, 2020).
Según el Manual Fundamental del Ejército, MFE, 2-0 (2017), la inteligencia
militar se divide en Contrainteligencia (CI); Inteligencia Humana (HUMINT, por
su sigla en inglés); Inteligencia Geoespacial (GEOINT, por su sigla en inglés);
Inteligencia de Señales (SIGINT, por su sigla en inglés); Inteligencia Técnica
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Operaciones de interferencia en ciberseguridad y ciberdefensa:
herramienta estratégica para la supervivencia de los Estados
la inteligencia, la cual suele aliarse con las habilidades humanas que concurren
en las estrategias de FF. EE., que pueden generar algunos requisitos de inteligen-
cia, en sus guías de estudio de área, antes de la implementación (Rodríguez &
Jordán, 2015).
En otros casos, las agencias nacionales de inteligencia pueden mantener
al día a las unidades de operaciones especiales haciendo lo que siempre han
hecho y en cómo han llevado a cabo las operaciones en el pasado (Gómez,
2004). Para las unidades de FF. EE. desplegadas en actos de interferencia, la
protección de la fuerza es un factor extremadamente importante en la seguri-
dad general de la misión (Jordán, 2016). Aquí, las redes de inteligencia locales
deben organizarse y dotarse de recursos, donde pueden adaptarse a la misión
y al área operativa. Por ello, las FF. EE. tienen personal excepcionalmente ca-
pacitado, ya que logran detectar, evaluar, desarrollar y reclutar fuentes de bajo
nivel para los requisitos de protección de las naciones (Rodríguez, 2016). Estas
operaciones son extremadamente importantes en las áreas operativas de pro-
tección de la fuerza y alerta temprana.
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Operaciones de interferencia en ciberseguridad y ciberdefensa:
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Israel y EE. UU. no generaron sorpresa alguna por la larga historia de es-
trecha cooperación de inteligencia, ya que concurren en varios momentos his-
tóricos como aliados de orden estratégico. Aparte de la provisión regular de
inteligencia estratégica y política útil, las guerras de Israel contra los ejércitos
árabes entrenados y armados por los soviéticos proporcionaron información in-
valuable sobre la doctrina militar y los sistemas de armas soviéticos (Pastor,
2017). A finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, Israel hizo una
contribución única y particularmente valiosa al arrojar nueva luz sobre los misi-
les balísticos intercontinentales equipados con armas nucleares de Moscú que
amenazan a EE. UU.
Esta operación tuvo información recibida de la inteligencia israelita, en que
se estableció que Irán se consolidaba como una amenaza de orden nuclear
(Anabalón & Donders, 2014). En efecto, se activó entonces la creación de un
arma de protección conocida como Stuxnet, un gusano informático de 500 ki-
lobytes que se infiltraba en numerosos sistemas informáticos. Este virus operó
en tres pasos: 1. Analizó y apuntó a redes y sistemas informáticos de Windows.
2. Habiéndose infiltrado en estas máquinas, el gusano comenzó a replicarse
continuamente, lo que 3. Permitió la intervención en el software Siemens Step
basado en Windows, entendiendo que este software prevalecía y, sigue preva-
leciendo, en las redes informáticas industriales, como las instalaciones de enri-
quecimiento nuclear (Medero, 2012).
Al comprometer al software Step, el gusano obtuvo acceso a los contro-
ladores lógicos del programa industrial, dando paso al acceso de información
respecto de datos industriales cruciales, y les dio la capacidad de operar varias
máquinas en los sitios industriales individuales (Fernández, 2018). La efectividad
del gusano permitió que más de quince instalaciones iraníes fueran atacadas e
infiltradas, y se cree que este ataque fue iniciado por la unidad USB de un traba-
jador al azar, teniendo instalaciones industriales afectadas como la instalación
nuclear de Natanz (Uzal, 2012).
El primer indicio de que existía un problema en el sistema informático de
la instalación nuclear fue detectado en 2010. Los inspectores de la agencia in-
ternacional de energía atómica visitaron la instalación de Natanz y observaron
que una extraña cantidad de centrifugadoras de enriquecimiento de uranio se
estaba rompiendo y que la causa de estos fallos se desconocía en ese momento.
Más tarde, técnicos de Irán contrataron especialistas en seguridad informática
en Bielorrusia para examinar sus sistemas informáticos, descubriendo varios
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Conclusiones
La actual revolución de la tecnología y la información y la globalización han po-
sicionado la inteligencia como un factor importante para lograr una seguridad
nacional adecuada frente a las amenazas militares y terroristas, entendiendo
que la inteligencia es el centro de gravedad de las operaciones de interferencia.
El conocimiento de alta calidad de las capacidades e intenciones de los rivales
es un factor importante para lograr unos resultados equilibrados, generando así
capacidades de disuasión significativas y éxito en situaciones de guerra tanto
internas como externas.
Por otro lado, es importante resaltar que la aplicación de operaciones de
interferencia permite obtener la superioridad de la información, situación que
depende de forma prioritaria ante la calidad del capital humano. En efecto, las
características del capital humano, la innovación y el pensamiento innovador
son los factores clave para el éxito y la eficacia de las actividades de interferen-
cia. Además, la mayor parte de la inteligencia relevante no puede comprarse,
295
Poder y estrategia
Elementos para la supervivencia del Estado
más bien, tiene que ser de fabricación casera, ya que se relaciona con los rivales
y las necesidades particulares del país. Por lo tanto, cada país tiene que invertir
sus propios recursos para acceder al conocimiento necesario para operaciones
efectivas, es decir, cada Estado tiene que formar y proyectar sus capacidades
internas para recolectar, analizar y distribuir los datos necesarios en el momento
relevante.
Finalmente, es posible afirmar que los principales beneficios de las ope-
raciones de interferencia pueden clasificarse en tres puntos principales: 1. El
efecto de evaluación; 2. El efecto operativo, y 3. El efecto relativo. Estos tres
puntos, en primer lugar, logran ajustarse cuando un formulador de políticas
planifica su presupuesto nacional y su capacidad bélica en función de su eva-
luación de las capacidades e intenciones del rival, lo que permite algunos már-
genes de nivel de confianza. Ante ello, la aplicación de las tareas de interferen-
cia reduce el nivel de incertidumbre al evaluar las capacidades e intenciones
tácticas y estratégicas del rival. Es probable que un conocimiento más preciso
de la capacidad y las intenciones del rival conduzca a un proceso más eficiente
de planificación y desarrollo de la propia capacidad del país y, por lo tanto, a un
mayor nivel de seguridad.
296
Operaciones de interferencia en ciberseguridad y ciberdefensa:
herramienta estratégica para la supervivencia de los Estados
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