Dios Está Con Nosotros en Todo Momento

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

Dios está con nosotros en todo momento, y si bien es cierto que a lo largo

de la vida se nos presentan muchos problemas o situaciones que al enfrentarlos


nos quitan la paz y nos llenan de mucha angustia, por ello nos desesperamos y
esto nos lleva a tomar decisiones y hacer cosas de las que luego nos
arrepentimos porque en el momento no hallábamos una salida, pero Dios nos
llena de fortaleza en esos momentos difíciles por medio de su palabra. «Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda
oración y ruego, con acción de gracias». Filipenses 4:6

El Evangelismo personal como tal, no es un proceso mecánico, por el cual se


pretende llevar el mensaje de Cristo a las almas de la misma forma. Al contrario,
el Evangelismo personal, es un proceso dinámico, en donde el acto de
evangelizar a una persona, difiere de una a otra.
Así que te daré a conocer 2 métodos o guías prácticas y correctas para hacerlo
con efectividad. El primer método, es para evangelizar a personas que no
profesan ningún tipo de religión o afinidad religiosa. El segundo método es para
evangelizar a personas que pertenecen o se sienten identificadas con una religión
o movimiento religioso.
Antes de continuar te quiero decir lo siguiente: «Debido a que el Evangelismo es
una actividad de carácter espiritual, debemos de prepararnos en oración, antes de
presentar el mensaje de Salvación a otros.

En la Biblia, la palabra salvación significa liberación espiritual. Dios nos libera del
poder del pecado y de la muerte eterna cuando nos arrepentimos ante él de las
faltas que hemos cometido y aceptamos por fe a Jesús como nuestro Señor y
Salvador.

En el proceso de salvación hay alguien que ofrece la salvación y alguien dispuesto


a recibirla. Dios nos ofrece la salvación por medio de Jesucristo y nosotros
debemos aceptarla. Es como cuando uno necesita ayuda para hacer algo: no
basta con que te ofrezcan la ayuda. Tú debes permitir que te ayuden y recibir la
ayuda para poder disfrutar del resultado. De lo contrario, no te servirá de mucho.
Así que, no basta con saber que podemos ser salvos a través del sacrificio de
Jesús en la cruz. Debemos aceptarlo.

Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de
ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.
(Efesios 2:8-9)

La salvación de Dios se hizo posible gracias a Jesús, Dios encarnado. Jesús es el


puente que nos acerca a Dios. Tenemos acceso al Padre gracias a la obra de
Jesucristo en la cruz. En el libro de Tito, en el Nuevo Testamento, se nos explica
el estado del ser humano sin Jesús y el cambio maravilloso, accesible a todos por
medio de él. ¡La misericordia de Dios nos alcanza y nos transforma!
En otro tiempo también nosotros éramos necios y desobedientes. Estábamos
descarriados y éramos esclavos de todo género de pasiones y placeres. Vivíamos
en la malicia y en la envidia. Éramos detestables y nos odiábamos unos a otros.
Pero, cuando se manifestaron la bondad y el amor de Dios nuestro Salvador, él
nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos
salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu
Santo, el cual fue derramado abundantemente sobre nosotros por medio de
Jesucristo nuestro Salvador. Así lo hizo para que, justificados por su gracia,
llegáramos a ser herederos que abrigan la esperanza de recibir la vida eterna.
(Tito 3:3-7)

Aún cuando las pasiones y el pecado reinaban en nuestra vida, Dios envió a


Jesús por iniciativa propia. Lo hizo como muestra de su bondad y de su amor por
nosotros, para salvarnos y liberarnos del poder del pecado. Jesús despejó el
camino para que disfrutemos de la vida eterna con él. ¡Esa es nuestra herencia!

Parece ser un concepto muy sencillo, pero es uno con el que luchan muchas
personas. «¿Cómo es posible que yo no tenga que hacer nada más?», se
preguntan muchos. Otros se cuestionan que Jesús sea el único camino, la única
vía válida para poder ser salvos, como leemos en Juan 14:6. Pero al final de
cuentas, todo es cuestión de fe. Creer que Jesucristo sí es suficiente. Su obra en
la cruz fue suficiente y es por medio de él que somos salvos.

Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha


llegado a ser la piedra angular”. De hecho, en ningún otro hay salvación, porque
no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos
ser salvos.
(Hechos 4:11-12)

¿Qué debemos hacer para ser salvos? Lo cierto es que no es nada complicado,
pero es vital. Lo primero es reconocer que necesitamos salvación. Debemos
reconocer que hay maldad en nuestros corazones y que por nuestros propios
medios no podemos quitarla.

Romanos 3:23-24 dice que «todos han pecado y están privados de la gloria de
Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que
Cristo Jesús efectuó». Si somos sinceros, tenemos que reconocer que todos
hemos hecho cosas de las que nos avergonzamos, cosas que sabemos que están
mal. Reconocer esto sin excusas es el primer paso.

Luego, necesitamos aceptar por fe la gracia de Dios que nos ha redimido a través


del sacrificio de Jesús en la cruz. Jesús nos rescató, nos liberó de la esclavitud del
pecado y nos libró del castigo que merecíamos por las cosas malas que hemos
hecho. Necesitamos aceptar por fe ese inmenso regalo.
A como dije antes, el Evangelismo personal es una tarea admirable, debido a que
quien lo ejerce debe de estar comprometido con la misión de la Iglesia en la tierra,
la cual consiste en compartir las buenas nuevas de salvación.

El Evangelismo personal es una obra dinámica, y pues su desarrollo varía en


dependencia de la persona, sus necesidades y creencias.

También podría gustarte