La Onerosidad Del Arbitraje Vs El Principio de Gratuidad de La Justicia GM
La Onerosidad Del Arbitraje Vs El Principio de Gratuidad de La Justicia GM
La Onerosidad Del Arbitraje Vs El Principio de Gratuidad de La Justicia GM
El presente artículo trata sobre el trabajo de grado titulado “Análisis del Principio
de Gratuidad de la Justicia establecido en el artículo 26 de la Constitución y su posible
contradicción con los artículos 253 Y 258 referentes al Arbitraje” el cual consiste en un
estudio analítico profundo sobre si la onerosidad del arbitraje como una de sus
características principales puede ser contradictorio al principio de gratuidad de la justicia
que consagra nuestra actual Constitución.
La administración de justicia es uno de los roles principales de un Estado moderno
para solucionar las controversias que puedan surgir entre sus ciudadanos. Un sistema
de justicia fuerte, eficiente e imparcial genera seguridad jurídica y propicia la confianza
entre los gobernantes y sus gobernados en razón de dirimir conflictos y así mantener el
orden social.
La base de todo Estado de Derecho, es una sana administración de este principio,
de forma imparcial, independiente y autónoma ante los demás poderes de la nación. El
acceso a la justicia es un derecho humano, pues en él se concibe la vía correcta para
que el ciudadano pueda hacer valer sus derechos e intereses.
En Venezuela, el derecho al acceso a un órgano de administración de justicia,
está contemplado en el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela (CRBV); el cual consagra que el Estado garantizará una justicia gratuita,
refiriéndose al acceso sin costo a la jurisdicción ordinaria. Esta última entiéndase como
la forma común prevista por el Estado venezolano de administrar justicia dentro del Poder
Judicial, integrado por tribunales, jueces, ministerio público, policías de investigación y la
defensoría del pueblo.
“Artículo 258. La ley organizará la justicia de paz en las comunidades. Los jueces
o juezas de paz serán elegidos o elegidas por votación universal, directa y secreta,
conforme a la ley.
La ley promoverá el arbitraje, la conciliación, la mediación y cualesquiera otros
medios alternativos para la solución de conflictos.”
• Rapidez:
El proceso se instruye en lapsos más cortos y los Árbitros escogidos por las partes
no deben ocuparse de un gran volumen de casos como le ocurre en los Tribunales.
• Especialidad:
Designación de Árbitros especialmente formados en la materia objeto de
controversia.
• Utilización de instrumentos modernos:
Uso común de medios electrónicos en la sustanciación del expediente y
comunicación con los Árbitros y revisión del expediente.
• Economía:
Justicia arbitral es remunerada. Sin embargo, la justicia en corto tiempo comporta
ventajas patrimoniales para los involucrados. Se conoce su costo anticipadamente.
• Descongestión de la justicia ordinaria:
La justicia ordinaria se ocupará de asuntos que no pueden ser sometidos a
arbitraje. Por tanto, el Arbitraje constituye una alternativa.
De la misma forma que nos hicimos la pregunta anterior, viene consigo una
nueva interrogante y es ¿Cuáles son las ventajas entre el arbitraje y el proceso judicial?
Tanto el arbitraje como el proceso judicial tienen como objetivo el dirimir controversias y
velar por la justicia, sin embargo, existen ciertas diferencias de forma y fondo en su
búsqueda de justicia, entre las que destacan:
De esta manera, nuestra LAC impone la onerosidad del arbitraje para todo aquel
que acuda a esta jurisdicción, en la cual, las partes en conflicto deciden que sus
diferencias sean resueltas por árbitros, quienes emitirán un laudo con eficacia de cosa
juzgada, excluyendo así el asunto del conocimiento de los órganos jurisdiccionales.
La existencia de la onerosidad arbitral está directamente relacionada con las
demás características propias del arbitraje, ya mencionadas en el capítulo anterior,
especialmente con (1) la intervención de un tercero, entendiéndose este involucrado
como el o los o árbitros escogidos por las partes, (2) voluntariedad en el sometimiento y
(3) la decisión vinculante del laudo.
De esta forma, se aprecia la necesidad del principio oneroso, en el que las partes
renuncian voluntariamente al acceso gratuito garantizado por el Estado, por una
jurisdicción que no es administrada por él, sino por terceros escogidos.
El abogado Luis Alfredo Araque Benzo en su escrito “La determinación de los
honorarios de los árbitros” publicado por el Centro Empresarial de Conciliación y Arbitraje
(CEDCA), invita a reflexionar sobre el derecho de los árbitros al cobro de los honorarios
y su relación con las diversas figuras contractuales que se perfeccionan como
consecuencia de la cláusula arbitral.
Viendo esta obligación desde el punto de vista de un arbitraje institucional o
independiente, según sea el caso se deberá acudir al artículo 19 de la LAC o bien a lo
dispuesto en los artículos 12 y 13 de la misma, donde se establecen mecanismo para
fijar el monto de los honorarios de los árbitros o, por el contrario, la obligación a los
centros de arbitrajes a ofrecer al público las tarifas de los honorarios de los árbitros y
demás gastos administrativos.
De acuerdo con Araque Benzo, es vital conocer con precisión los costos,
honorarios profesionales, tarifas y posibles gastos administrativos, ya que ellos pueden
influir “(…) en la decisión de pactar una cláusula de arbitraje en un contrato, o en la de
designar un Centro de Arbitraje y no otro, o en la manera de plantear sus pretensiones
en el arbitraje y la cuantificación de los montos que se lleguen a solicitar.”
Se puede concluir que el arbitraje es un órgano jurisdiccional cuyos costos no
están financiados ni establecidos por el Estado, sino por las partes en conflicto que
voluntariamente pactan el acudir a este medio alternativo para dirimir sus controversias
presentes o futuras, por lo que serán las mismas partes quienes deberán responder ante
ellos.
Este órgano jurisdiccional cuenta a su vez con la onerosidad como parte de sus
características esenciales, la cual no podrá ser considerada como violatoria a la garantía
de gratuidad de la justicia promovida por el Estado, pues se cumple con la garantía del
acceso a un órgano de administración de justicia y el de recibir justicia por parte de ellos,
según lo establecen los derechos humanos, pero nuestro contrato social otorga al
venezolano el derecho de libre escogencia dentro del mismo sistema de justicia entre la
jurisdicción que más le favorezca, siendo una gratuita y administrada por el Estado y otra
que ha de ser cubierta por las partes.
Ambas jurisdicciones, están establecidas en la Constitución Nacional, por lo que
son amparadas, garantizadas y promovidas por la República en su función de impartir
justicia, esto quiere decir, que, tanto en las sentencias emanadas por un tribunal, como
en los laudos concebidos en un centro arbitral, surtirán efectos de cosa juzgada y son de
carácter vinculante. A pesar de ser una impartida por la misma Republica, y otra por los
árbitros escocidos por las partes, ambos con base y fundamento en la Constitución y la
ley.
Así mismo, la Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia en la
sentencia número 02080, de fecha 6 de agosto de 2006 referente al caso Tel-Free
Venezuela, C.A. vs. Telecomunicaciones Movilnet, C.A, expediente 2006-0981; ha
reiterado que la no gratuidad del arbitraje no implica de antemano la inconstitucionalidad
del acuerdo o clausula arbitral.
Por ende, las partes al decidir someterse a este medio, deberán prever las
consecuencias de su sometimiento, ya que, el pago de honorarios no es motivo de
excusa para evadir el compromiso arbitral. Por lo tanto, la onerosidad arbitral en
contraposición a la garantía de gratuidad de justicia promovida por el Estado, nace de la
voluntad de las partes al decidir acudir a esta jurisdicción, por sobre la ordinaria.
Por ende, la onerosidad arbitral no es violatoria a la garantía de gratuidad de la
justicia promovida por el Estado, en el artículo 26, pues se cumple con la garantía al
derecho del acceso a un órgano de administración de justicia, deacuerdo a lo establecido
en los derechos humanos. Sin embargo, nuestro contrato social otorga sus subordinados
el derecho de libre escogencia, donde dentro del mismo sistema de justicia puede
acceder a la jurisdicción que más le favorezca, y de acuerdo a su elección esta podrá ser
gratuita y administrada por el Estado, o por el contrario, ha de ser cubierta por las partes
e impartida por terceros.
Otra razón por la cual el carácter oneroso del arbitraje no contradice el principio
de gratuidad, se fundamenta en la voluntariedad del sometimiento de las partes
involucradas a este medio alterno, donde consecuentemente renuncian al acceso
gratuito garantizado por el Estado en la justicia ordinaria.
El acceso a los órganos de administración de justicia, como un derecho humano,
está plenamente garantizado en nuestra Constitución Nacional, a través de los artículos
26 y 253.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Venezuela: Estudios con motivo de los 15 años de la Ley de Arbitraje Comercial.
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● Araque Benzo, L. (2012). La Determinación de los honorarios de los árbitros.
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Editorial Jurídica Venezolana.
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Caracas, Venezuela: LEGIS.
● Duque Corredor, R. (2014). Guía Práctica para la Comprensión y Utilización del
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● Henríquez, R. (2000). El Arbitraje Comercial en Venezuela. Caracas, Venezuela:
Organización Gráfica Capriles La Roche.
● Ley de Arbitraje Comercial de Venezuela. 1998.