Da Orden, María Liliana (2005) - Socialismo y Peronismo en La Provincia de Buenos Aires. La Empresa Periodística Como Estrategia Partid (... )

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X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia.

Escuela de Historia de la
Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional del Rosario.
Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias de la Educación,
Universidad Nacional del Litoral, Rosario, 2005.

Socialismo y peronismo en la
Provincia de Buenos Aires. La
empresa periodística como
estrategia partidaria: el diario El
Trabajo de Mar del Plata,
1946-1951.

Da Orden, María Liliana.

Cita:
Da Orden, María Liliana (2005). Socialismo y peronismo en la Provincia
de Buenos Aires. La empresa periodística como estrategia partidaria: el
diario El Trabajo de Mar del Plata, 1946-1951. X Jornadas
Interescuelas/Departamentos de Historia. Escuela de Historia de la
Facultad de Humanidades y Artes, Universidad Nacional del Rosario.
Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias de la Educación,
Universidad Nacional del Litoral, Rosario.

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Xº JORNADAS INTERESCUELAS / DEPARTAMENTOS DE HISTORIA

Rosario, 20 al 23 de septiembre de 2005

Título:

Socialismo y peronismo en la Provincia de Buenos Aires.


La empresa periodística como estrategia partidaria: el diario El Trabajo de Mar
del Plata, 1946-1951.

Mesa Temática Abierta Nº 76: "Socialistas y comunistas ante la realidad social, política,
intelectual y cultural de la Argentina, 1890-1960”

Pertenencia institucional: Universidad Nacional de Mar del Plata, Facultad de


Humanidades, Centro de Estudios Históricos: Grupo Movimientos Sociales y Sistema
Político en la Argentina Moderna.

Autora: Dra. María Liliana Da Orden, Prof. Regular Adjunta.

Dirección: Facultad de Humanidades, UNMDP. Funes 3350. 7600 Mar del Plata.

Tel.-Fax: 0223 475 2277

Correo electrónico: [email protected]

En un editorial posterior a las elecciones que en 1948 normalizaron la vida política del
partido de General Pueyrredón y los demás distritos provinciales, el diario El Trabajo
buscaba explicar el triunfo peronista en una comuna de marcada tradición socialista.
Así señalaba,

“Otro factor: el periodismo. Los periódicos locales se entregaron totalmente. Les


faltó sentido del deber. Se dejaron absorber por razones ajenas al bien público.
Desentendidos de la ecuanimidad y la equidistancia doblaron sus piernas y
bajaron sus brazos para dejarse estar y dejar hacer a la depredación oficial que
se cebó en ellos con impudicia; y se ceba todavía dándose notoriedad
publicitaria con anonimatos que lucen sus nulidades en tipos de imprenta. Y el
dinero. Fue mucho. No hubo conciencia comerciable que no se haya
comprado.”1

El periodismo aparece aquí como el elemento que explica, luego del manejo electoral
oficialista y la fallida actuación del resto de los partidos políticos, un resultado adverso
al partido cuyas ideas defendía este diario. Dos aspectos nos interesa señalar aquí: 1)

1
“Panorámica” en El Trabajo, Mar del Plata, 16 de marzo de 1948 p. 3 [en adelante ET]
1
el papel de la prensa en el sistema democrático –expresado en el acto comicial- tendría
una importancia análoga a la de los partidos políticos sólo que de naturaleza diferente:
su función debería trascender el partidismo con miras al resguardo del bien común. En
éste y en otros artículos del diario –editoriales, comentarios, noticias-, está presente
una concepción liberal de la prensa que atribuye a ese “cuarto poder” un rol
prescindente frente a los intereses de las distintas parcialidades. 2) El reconocimiento
de una relación entre oficialismo y periodismo bien diferente de la que se atribuye a la
época peronista. Aquí la censura del gobierno no aparece como la nota principal de
dicho vínculo.2 Antes bien sería la propia prensa la que asume un papel que privilegia
su carácter de empresa económica susceptible de ser cooptada por las influencias del
gobierno.
Ahora bien, sabido es que la lo largo del siglo XIX y aún a principios del XX la
prensa estuvo lejos de la mencionada prescindencia. Por el contrario el faccionalismo
político se hallaba en la base misma de los distintos y variados emprendimientos. La
aparición de un periodismo de tipo comercial, a la manera norteamericana, no dejó de
asumir posicionamientos políticos, como bien se ha mostrado para el caso de diarios
como Crítica o La Nación.3 Por lo demás los estudios sociológicos y lingüísticos han
puesto en evidencia que la información, un bien escaso que no circula en forma
igualitaria ni homogénea, no puede acercarse a un grado cero que la presente
desprovista de toda intencionalidad, tal como supone la concepción clásica. La
selección y elaboración que implica la noticia, junto a la que realizan los propios
receptores, convierten la pretendida objetividad de la formulación liberal en una
operación de distanciamiento y neutralización que supone en sí misma una forma de
ideologización. Así, el éxito de la prédica liberal se pone en evidencia en el hecho
mismo de la naturalización de la idea de que pueda existir una prensa “libre”,
“independiente” o “comercial” –aunque tales términos no sean equiparables. Frente a
esta concepción se ha señalado, sin embargo, que tal vez sólo informaciones como el
parte meteorológico o la lista de farmacias de turno, constituyen noticias básicamente
fácticas.4 La naturalización del discurso decimonónico requiere entonces de un análisis
que permita trascender la aparente objetividad de la noticia, una operación que no

2
Sirvén, P. Perón y los medios de comunicación (1943-1955), Bs. As., CEAL, 1984; Plotkin, M. Mañana
es San Perón. Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (1946-1955). Bs. As.,
1993.
3
Saítta, S. Regueros de tinta. El diario CRÍTICA en la década de 1920. Bs. As., Sudamericana, 1998;
Sidicaro, R. La política mirada desde arriba. Las ideas del diario La Nación, 1909-1989. Bs. As.,
Sudamericana, 1993.
4
Seguimos aquí a P. Charaudeau El discurso de la información. La construcción del espejo social.
Barcelona, Gedisa, 2003. También P. Bourdieu La distinción. Criterio y bases sociales del gusto. Madrid,
Taurus, 1988, pp. 407-476.
2
siempre, ni suficientemente, es tenida en cuenta por quienes utilizamos este medio
como fuente de estudio. El contexto generado durante los gobiernos peronistas, por la
celeridad de los cambios y la fuerte intervención del Estado, pone particularmente a
prueba la noción liberal de la prensa, una fuente de información insoslayable para los
estudiosos del período, que se vio atravesada por la polarización que avanzó sobre
buena parte de la sociedad.
En este ensayo nos proponemos analizar un tramo del período en que apareció El
Trabajo, diario del socialismo marplatense, durante el primer peronismo. Para ello
tomaremos como eje las dos perspectivas indicadas. Por un lado la función que
cumplió como actor en una escena política fuertemente disruptiva como la que generó
el nuevo movimiento partidario, específicamente en el ámbito donde circulaba. El
segundo de los ejes, no divorciado del primero, considera a este medio ya no sólo
como órgano partidario, sino también como empresa. En tal sentido, con las
particularidades que el contexto político imponía, indagaremos en qué medida la
necesidad de competir en un campo periodístico ya constituido por su finalidad
empresarial incidió en el carácter básicamente partidista de este diario.
Como único medio impreso de la oposición en el ámbito local a la vez que
vocero de un partido que desde el comienzo del régimen, y aún antes, nutrió buena
parte de los argumentos del antiperonismo radicalizado,5 la parcialidad en la
información parece estar dada antemano. Sin embargo nos interesa abordar aquí las
modalidades concretas utilizadas desde la práctica periodística para llevar a cabo tal
oposición. Más aún cuando se trata de un órgano que, a diferencia de la prensa del
ámbito nacional, no vio seriamente restringida su aparición durante este período.

El Trabajo a través de El Trabajo.

Para la época de las elecciones de 1946, este diario ya había cumplido algo más de
tres décadas como órgano del socialismo marplatense. Iniciado como semanario en
diciembre de 1915, pasó a editarse diariamente una vez llegado al poder municipal tras
una corta intervención del gobierno provincial. Durante toda la década del veinte se
constituyó en vocero de una gestión socialista que por su duración no tuvo
antecedentes en otros distritos de la provincia ni del interior. Sólo el peso del socialismo

5
Ver Altamirano, J. C. Bajo el signo de las masas, 1943-1973. Bs. As., Planeta, 2002; García Sebastiani,
M. “El Partido Socialista en la Argentina peronista: oposición y crisis de representación política (1946-
1951)” en Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, vol. 13, Nº 12, jul.-dic., 2002, “The
other side of Peronist Argentina: radicals and socialists in the political opposition to Perón (1946-1955)”
Journal of Latin American Studies, 2003, v. 35, Nº 2.
3
en la Capital Federal, y esto en la rama legislativa, podía comparársele.6 El diario
acompañó la administración de la comuna a la par que se consolidó como medio de
difusión, de modo tal que la intervención radical del municipio, el golpe militar posterior
y los gobiernos conservadores, no interrumpieron su aparición. De acuerdo con la
opción parlamentaria que había tomado el partido desde su fundación, El Trabajo
acompañó las campañas electorales del socialismo a la vez que priorizó los intereses
del municipio. La defensa de la República Española y de la democracia frente al
avance del fascismo que signara la vida política nacional desde mediados de los
treinta, incidió en este órgano y lo convirtió en vocero de dicha causa en el orden local.7
De hecho, la perspectiva desde la cual consideró los gobiernos emergentes del golpe
del ’43 y el propio peronismo estuvo fuertemente marcada, como en el caso de la
cúpula partidaria, por dicha experiencia.
Ahora bien, para la época que consideramos, la ciudad superaba los cien mil
habitantes, muchos de ellos inmigrantes o hijos de inmigrantes de la oleada masiva a
los que se habían ido incorporando nuevos pobladores provenientes de otras zonas de
la provincia. Ante este fenómeno, ¿cómo se definía El Trabajo frente a la salida
electoral luego de tres años de gobiernos de facto y de una década de fraude? Más allá
de una alusión de índole social, su denominación aparecía sin ninguna aclaración que
permitiera identificarlo –a diferencia de otros periódicos socialistas, la identificación
como órgano partidario fue dejada de lado cuando dicha agrupación accedió al poder
comunal. Así, si los artículos acerca de la vida partidaria, tanto en el orden local como
en el provincial y nacional, lo identifican claramente, también es posible percibir un
cierto distanciamiento. De este modo, mientras que los editoriales y comentarios lo
asimilan claramente con el “nosotros” a la acción socialista, los artículos informativos
sobre las actividades del centro local aparecen invariablemente presentados en tercera
persona. Pero también es posible rastrear algunas definiciones. Los editoriales que
conmemoran cada año el aniversario de su aparición, además de la ratificación de una
legitimidad dada por la trayectoria y permanencia, lo presentan como un órgano de
“combate” que, sin embargo, dice representar a un sector más amplio que el de los
afiliados, amigos o simpatizantes del partido. Antes bien, busca posicionarse como

6
Da Orden, M. L. "¿Prácticas tradicionales en un partido moderno? Socialismo y poder local, Mar del
Plata 1916-1930" en Devoto, Fernando y M. Ferrari (comps.) La construcción de las democracias
rioplatenses: proyectos institucionales y prácticas políticas, 1900-1930. Bs.As., Biblos, 1994; "Los
socialistas en el poder. Higienismo, consumo y cultura popular: continuidad y cambio en las Intendencias
de Mar del Plata, 1920-1929" en Anuario del IHES Nº 6. Walter, R. The Socialist Party of Argentina
(1890-1930). Austin, University of Texas Press, 1977.
7
Entrevista a Luis N. Fabrizio (ex Diputado Nacional e Intendente Municipal), Mar del Plata, III-2005.
4
“vocero del pueblo”, de “la ciudadanía libre” y también, esto con menor grado de
intencionalidad, como un diario que apunta “a todos los gustos”.8
La amplitud que pretende, se ve reforzada por la apelación y el diálogo con órganos
periodísticos que lo legitimarían en el ámbito de la prensa comercial. En efecto, El
Trabajo registra cada uno de los periódicos que lo aluden, bien para adherir a su
posición, bien para atacarla. Es el caso del semanario El Puerto o el diario La Capital –
la empresa de mayor antigüedad y peso en la ciudad- y, más elusivamente, de El
Atlántico.9 El tratamiento de “colega” dado a estos periódicos, supone el
reconocimiento de quienes considera como pares. También las referencias a la
profesión y la ética periodísticas que asume su director –uno de los dirigentes más
activos del centro-, evidencian un intento por trascender el carácter partidario de este
órgano que, como los medios “comerciales”, fundamenta sus informaciones apelando a
distintas fuentes que dan cuenta de su “objetividad”.10 Aparecen así indicios de una
ambigüedad discursiva que sin apartar al diario de su evidente filiación ideológica
proponen un distanciamiento que supone también una inclusión en el campo
periodístico local.

Variaciones de un discurso político opositor.


Democracia y “naziperonsimo”.

A principios de 1946, como el resto de la prensa de la época, El Trabajo veía en la


Unión Democrática una fuerza imbatible frente al totalitarismo o el naziperonismo,
como calificaba a la oposición. De acuerdo con el aire triunfal que desplegaba la
campaña de las fuerzas “democráticas”, el diario daba como un hecho la derrota del
“continuismo” representado por la candidatura de Perón. Pese a la moderación que
debía suponer un discurso que se declaraba reflexivo y principista, los calificativos
utilizados para mencionar al candidato opositor y a su partido daban cuenta del tono
emocional de la campaña. Perón, a quien casi no se nombraba, era el “coronel en
descanso” o el “coronel en retirada”, y no se dudaba en tildar de “colaboracionistas” al
“conglomerado” político que postulaba su candidatura, en un claro desplazamiento de
las campañas que la Acción Democrática llevara a cabo a principios de los cuarenta.
En contraposición, los más altos dirigentes demócratas que desfilaban por Mar del
Plata, habida cuenta del vasto y potencial electorado que congregaba la temporada
8
ET. 10-I-1946; 20-IX y 7-XII- 1947.
9
La Capital y El Atlántico, aparecidos en 1905 y 1940 respectivamente, eran junto con El Trabajo, los
órganos de aparición diaria de la ciudad en esta época.
10
“Los fueros del periodismo y el Comisionado” [por M. Guglielmotti, director], ET 24-I-1947 y 19-II-1947.
5
veraniega, encontraban en el diario un medio incondicional de difusión.11 Así, frente a
los miles de asistentes a estos actos, los peronistas solo eran capaces de utilizar sus
altavoces en las calles para congregar a unos pocos seguidores. Los extensos
discursos que aparecen en letra pequeña ocupando la primera página del diario y a
veces también su interior, se arraigan en la conocida posición intelectualista que
caracterizaba al partido desde su origen. También las instrucciones sobre la forma de
votar una lista que sólo en la fórmula presidencial aparecía unificada, era parte del
clásico estilo pedagógico. Sin embargo no eran estos tradicionales recursos los únicos
empleados. Las fotografías de los actos y sobre todo los grandes titulares,
evidenciaban el tono elevado de la campaña. El ejemplo más acabado del dramatismo
que se imprimía al momento tal vez lo constituya el uso dado al Libro Azul que
publicara la embajada norteamericana. Además de los comentarios a que da lugar,
días antes de la elección El Trabajo publica en el centro de la primera página una foto
en primer plano que muestra un soldado custodiando la salida de Hitler de un edificio.
Al pie se señala,
“He aquí el frente de la cancillería germana, en Berlín, en cuyo marco aparecen
las siniestras figuras de Hitler y de Himmler, acompañados de otros jerarcas del
partido en la que fueron encontrados los documentos que prueban las relaciones
del gobierno argentino con los nazis, y que han sido dadas a publicidad en
Washington.”

Un argumento que nada agregaba desde el punto de vista informativo, pero que
buscaba reforzar el impacto emocional que ejercía imagen. Efecto subrayado por un
destacado titular, ubicado en la parte superior de la imagen, donde se afirmaba
“Concretan Denuncias Sobre Parcialidad Gubernamental en la Campaña Electoral.”12
Como los diarios de circulación nacional, El Trabajo se vio intensamente afectado por
el triunfo de la fórmula laborista. Durante todo el mes de marzo y parte de abril la
primera plana fue ocupada por los resultados electorales, como si de ello dependiera la
posibilidad de un vuelco de los resultados. El esfuerzo por rescatar al socialismo, lleva
a privilegiar los votos de la sección quinta, a la que pertenecía Mar del Plata en un
intento que, más allá del interés por lo local, parece fruto de la incredulidad y la
persistente negación. ¿Cuáles fueron los argumentos con los que se buscaba justificar
los resultados? Del mismo modo que las autoridades de la cúpula partidaria, en este
caso apenas se vislumbra la autocrítica. Todo había sido el resultado del engaño de

11
Figuras como Alfredo Palacios, Nicolás Repetto, Américo Ghioldi, Carlos Sánchez Viamonte, pero
también Crisólogo Larralde (UCR) y Paulino González Alberdi (PC.). ET 20-I-1946 y 19-II-1946, p. 1.
12
ET, 19-II-1946. También el editorial “Copados”, ET 17-II-1946.
6
que fuera objeto el pueblo trabajador y de la actuación de los partidos que no
estuvieron a la altura del momento, pese a que el socialismo “había dado todo”.13
Es esta falta de autocrítica, como se ha señalado, la que llevó al partido a insistir en
sus clásicas estrategias: el refuerzo de la militancia, la labor pedagógica y con ello
también la difusión periodística. Así, a través de El Trabajo pueden seguirse la
multiplicidad de actos públicos, conferencias y acciones dirigidas a la juventud a lo
largo del período. Ahora bien, ¿qué características tuvo el discurso político habida
cuenta de la trayectoria exitosa que había tenido el socialismo en la esfera municipal?
A esta altura debemos aclarar que El Trabajo constituyó el único diario de la ciudad que
mantuvo su oposición al nuevo gobierno elegido en los comicios de febrero hasta su
derrocamiento. El resto de la prensa local fue modificando su inicial oposición hacia
una visión favorable que culminó en abierto oficialismo.14 En nuestro caso, sin
embargo, la tensión que marcó la campaña electoral no se alivió después de los
comicios. Así, el tratamiento de la información referida al gobierno nacional estaba lejos
de caracterizarse por el tono reflexivo y racional que el socialismo y este diario
esgrimían como propio. La asunción del mando presidencial constituye un ejemplo. A
continuación de un titular destacado aunque de tono distante, los aspectos fácticos del
hecho son relatados con aparente objetividad seguidos de la repercusión que el acto
tuvo en Mar del Plata. Si la noticia ocupaba la parte superior de la primera página
donde habitualmente el diario colocaba las informaciones más importantes, en conjunto
el espacio que se le dedicaba sólo cubría el 13% de la superficie de la hoja. Fuera de
ello, además de un pequeño artículo que informaba la ausencia en la Asamblea
Legislativa de los diputados radicales, en el ángulo izquierdo un comentario con el título
“Día gris de frío y pausa” jugaba con las características climáticas y el acontecimiento
citado. En contraste cerca de las tres cuartas partes de la primera plana estaban
ocupadas por noticias internacionales –debajo de la aludida asunción, tan sólo un titular
contrario al gobierno de Franco abarca un espacio análogo.15
Un tratamiento similar recibe la información económica y social que interesa al
gobierno. En este caso no sólo el discurso verbal, sino también la selección y ubicación
de la información que el diario constituye en noticia forman parte del procedimiento. Tal
el caso de la caída del peso en la Bolsa de Nueva York, un artículo breve en recuadro
posicionado simétricamente frente a otro que anuncia un decreto sobre el aumento del

13
Estos argumentos aparecieron en editoriales como “El vuelco”, ET 5-III-1946.
14
Un análisis de La Capital en Quiroga, N. “La prensa local y la organización del Partido Peronista en
Mar del Plata, 1945-1955”, V Jornadas de Investigadores del Departamento de Historia, UNMDP, Mar del
Plata 2 y 3 de septiembre de 2004.
15
ET 5-VI-1946.
7
arroz, en plena campaña del gobierno contra la carestía. En el centro el artículo que
enmarcan ambas notas: el agasajo que Bronzini, dirigente marplatense ya electo
diputado provincial, recibe de las más altas autoridades del socialismo en la ciudad de
La Plata.16 Sobre epígrafes que subrayan problemas sociales como la falta de vivienda
que afecta a las familias, en clara actitud de pose, fotos grupales aparecidas en primera
plana ilustran las penurias de la gente los días próximos al 17 de octubre.17
No sólo la información sino también la selección y ubicación de la misma constituían
recursos que implicaban un tratamiento fuertemente expresivo dirigido a las emociones
del presunto lector. El Trabajo no permanecía ajeno entonces a las estrategias que ya
en los años veinte singularizaban a diarios como Crítica, que tantos cuestionamientos
había merecido de parte de la prensa “seria” del ámbito nacional. En la trayectoria de
este diario se ponía distancia frente al tono racionalista que mantuviera durante aquélla
década.
La comparación con uno de los diarios de la ciudad ofrece, en negativo, una imagen de
esta estrategia. La Capital, el órgano “comercial” de más larga trayectoria, pone en
evidencia el contraste existente en la formulación de la noticia. Así, la adquisición de
los ferrocarriles británicos, un hecho de alto contenido simbólico, fue conmemorado por
ese diario -a esta altura favorable al peronismo-, con un número especial de veinte
páginas que, con un contenido laudatorio, duplicaba su extensión habitual. Por el
contrario, la información de El Trabajo se ubicaba en la portada debajo de una nota
sobre la campaña que el socialismo realizaba con motivo de las próximas elecciones
municipales y se reducía a un breve artículo de dos columnas –menos del 10% del
espacio.18 Aunque los dos órganos recogen la información y la convierten en noticia,
parece clara la intencionalidad que en ambos casos impregna su tratamiento. ¿Hasta
qué punto, entonces, el diario socialista se sustrajo a la manipulación de la que
acusaba al resto de la prensa y particularmente al periodismo oficialista? La acción
frente a la política comunal permite aportar otros elementos a esta cuestión.

La política municipal.
A menos de un mes de realizadas las elecciones del 24 febrero, el diario planteó la
cuestión de la normalización de las autoridades municipales cuya elección había sido

16
ET 2-VI-1948.
17
ET 16 y 17-X-1947, p. 1. También las imágenes de Mar del Plata con el título “Una de las colas” y
“Producir, producir y esperar” en ET 19 y 20-IX-1947, p. 1.
18
El número de La Capital ocupa la primera página con notas y fotografías referidas a los actos de
Buenos Aires y Mar del Plata por la compra de los ferrocarriles, que continúan en su interior. La Capital,
Mar del Plata, 1-III-1948; ET, 2-III-1948.
8
postergada en esta instancia. El reclamo, cuando aún no había terminado el recuento
de votos parece querer mostrar la integridad del espíritu de lucha frente al inesperado
revés electoral. La sucesión de artículos muestra un partido que en el orden local
aparece confiado en sus votos y sobre todo en la trayectoria a la que apela: la gestión
del gobierno municipal durante casi una década en los años veinte. Tanto por tratarse
de un órgano local como por la trayectoria del partido que representa, como es de
esperar, es este el ámbito que despierta mayor interés. No obstante, otras dimensiones
de la vida pública del lugar llaman su atención en los dos primeros años del gobierno
peronista.
El relieve que cobra la lucha sindical en Mar del Plata hace de ésta una información de
tratamiento obligado. Hacia 1946 la fuerte tradición sindical de la ciudad se manifestaba
a través de la Unión Obrera Local (UOL) y el Sindicato Obrero de la Construcción –de
orientación anarco-sindicalista y comunista respectivamente-, que emprendieron una
activa resistencia a la acción de la Secretaría de Trabajo y Previsión que contaba con
una delegación regional. A pesar de la escasa incidencia del socialismo en este
movimiento, grandes titulares y notas que ocupan toda la primera página del diario
ponen de relieve las huelgas que emprendieron estas entidades, en particular la UOL
entre junio de 1946 y diciembre de 1947. Uno de sus dirigentes, el anarquista Luis
Wollands, en otros tiempos como blanco de ataques, encuentra ahora en El Trabajo un
espacio para sus colaboraciones,19 incluida la primera plana.20 Ahora bien, más allá de
los hechos que, al menos por las repercusiones prácticas que tenían, debían interesar
a los habitantes de la ciudad, el espacio dedicado durante meses a este conflicto
contrasta con la relativa atención que se le brinda a la clausura de la Casa del Pueblo.
Se trataba de un artículo de información en el ángulo inferior izquierdo –no más del
10% de la superficie de la hoja-, en una portada encabezada por titulares del ámbito
internacional. Si este hecho, que equivalía a la derrota del gremialismo no oficialista
recibía ese tratamiento –aunque posteriormente fuera retomado por el diario-21, ¿hasta
qué punto las noticias gremiales no constituían, entonces, una de las modalidades que

19
Las colaboraciones del dirigente anarquista aparecen a lo largo de 1946 y culminan con una “Carta
abierta.- Al vicegobernador de la provincia” en diciembre de 1947 con motivo de la clausura la Casa del
Pueblo donde funcionaban los gremios adheridos a la UOL. ET, 15-VI; 19-VII; 28-VIII-46 y 24-XII-47.
20
Ese no fue el caso de la dirigencia comunista dado el acercamiento al oficialismo que, luego del
fracaso de la Unión Democrática, denunciara El Trabajo y sirviera como fundamento de sus ataques.
Claro que esta era la política que había adoptado el PS en relación con el enfrentamiento entre las dos
Internacionales. De hecho, numerosos artículos de fondo contra la política llevada a cabo en la Unión
Soviética que publica este diario, en especial a partir de 1949.
21
Tanto Bronzini en la Cámara de Diputados, como los socialistas en el Concejo Deliberante, formulan
reclamos para la apertura de la Casa del Pueblo, aunque su argumentación se centra en la función
cultural que cumple como biblioteca. La posición que el socialismo había tenido en el pasado ante la
UOL dan cierto peso a nuestra impresión. ET 6-X-1949.
9
asumía la posición antiperonista del diario, como también evidencia la difusión que sólo
se da a los gremios que se mantenían disidentes?
Pero, como señalamos, donde el diario marplatense centraba todo su interés era en la
vida política municipal. Así estaba llamado a ser no sólo por la posición municipalista
del programa partidario, sino por el propio origen de este órgano en un distrito que se
había visto tradicionalmente afectado por las intervenciones de la provincia. La
reacción frente a los Comisionados del Poder Ejecutivo había signado el origen de El
Trabajo en 1915. Luego de nueve años de gobierno autónomo, la intervención y el
fraude dejaron escaso margen a la autonomía municipal. De este modo, desde 1940 la
comuna se hallaba intervenida por gobiernos de distintos signos. El movimiento militar
del ’43 agravó este fenómeno con el continuo reemplazo de los comisionados, hecho
que Mercante no interrumpió. Así, ante la dificultad de constituir un peronismo local,
durante su larga gestión en la provincia las autoridades surgidas de los comicios
permanecieron sólo dos años en funciones –abril de 1948 / marzo de 1950. En ese
contexto se inserta la oposición a los comisionados provinciales, una de las banderas
del diario socialista y de otros órganos locales, mucho antes de la época peronista.
Además del reclamo de normalización municipal –diferida en toda la provincia-, el
cotidiano denuncia la pesada carga que supone una forma de gobierno que, dado su
origen, no podía administrar adecuadamente la comuna. Editoriales y comentarios se
refieren casi diariamente a la “parálisis” en que ésta se encuentra. Frente a la cuestión,
El Trabajo señala una continuidad distinta a la que atribuye al peronismo. Si aquél se
remonta a la revolución militar de junio y entronca con los gobiernos totalitarios, el
problema se desplaza aquí más atrás en el tiempo e involucra a radicales y
conservadores.22 A medida que el gobierno bonaerense reproduce esta práctica, la
oposición se torna más virulenta y desemboca en el enfrentamiento con el comisionado
23
de turno. Es así que surge el debate directo entre El Trabajo y el interventor, una
práctica que legitimaba al diario y, más allá de la fortaleza de estos funcionarios frente
a los problemas del peronismo local, evidenciaba cierta apertura de Mercante que lo
distanciaba del gobierno nacional. Sobre todo si tenemos en cuenta el discurso del
diario socialista que, además de una argumentación pormenorizada de las falencias
administrativas de cada gestión, agregaba una buena cuota de dramatismo a través de
la inclusión de imágenes de la ciudad fuertemente tendenciosas.

22
ET 17-III y 26-VII-1946.
23
“Los fueros del periodismo y el comisionado” por M. Guglielmotti ET 24-I-1947; “Nuestra contestación
al Comisionado” y “Carta abierta al Comisionado”. ET 5 y 11/8/1947. Esta práctica, en un tono más
virulento, continuó durante la gestión contemporánea a la gobernación de Aloé. ET 23-VIII y 9-XII-1952.
10
El tono emocional del discurso, sin dejar de estar presente, parece aminorarse cuando
las autoridades legalmente constituidas se hicieron cargo de la comuna. La breve
intendencia de Juan Pereda, con un concejo polarizado –siete peronistas, seis
socialistas y un radical- cuyo sector oficialista estaba además dividido, recibe un
tratamiento distinto del que tuvieran las administraciones previas. De hecho, ante el
desacuerdo del peronismo los concejales socialistas dieron su voto al intendente con el
fin de evitar la acefalía. Más allá de los comentarios incisivos acerca de esta falta de
apoyo y del esperable relieve que los grandes titulares daban a la actuación de los
socialistas en la rama legislativa,24 aquí se acentúa el tono intelectualista del discurso.
Extensas transcripciones de las sesiones del concejo ocupan toda la primera página
del diario y continúan en su interior –un tratamiento similar al que recibe la actuación de
Bronzini en la Cámara de Diputados provincial. Como evidencia la actuación de
diputado en la legislatura,25 El Trabajo prioriza la tarea cotidiana que implica la
administración de la comuna antes que el antiperonismo radicalizado que lo caracteriza
frente al gobierno nacional. El análisis de este diario sugiere entonces que la
intervención en la práctica política concreta ofrece el espacio para un tratamiento de la
información ideológicamente menos saturado. El trato directo con otros dirigentes si
bien podía acentuar el conflicto, como ocurría en ocasiones, también exigía una
capacidad de maniobra que hiciera posible en este caso la vigencia de la autonomía
municipal.

La empresa periodística como estrategia partidaria.

Según este análisis, ¿hasta qué punto puede sostenerse la ambigüedad discursiva que
señalamos al comienzo? Hasta aquí sólo tuvimos en cuenta una de las dimensiones de
las que se ocupa el diario. Sin embargo, su contenido estaba muy lejos de agotarse en
la información y el comentario de la vida política local o nacional. Así, si consideramos
este órgano de prensa en su conjunto aparece una imagen bastante más diversificada.
De hecho, fuera de los números especiales, cada ejemplar tenía una extensión que
oscilaba según los años entre seis y ocho páginas, de las cuales sólo la primera y la
tercera –la más visible de su interior- estaban referidas a la temática aquí tratada.
También el tamaño de las hojas fue variando a lo largo del período, un aspecto crucial

24
Frente a la asunción presidencial, la constitución de las autoridades municipales ocupó la totalidad de
la primera página –ambos artículos representaban el 19% y el 4% de la superficie de la hoja
respectivamente-. ET 2-V-1948.
25
Da Orden, M. L. “Socialismo y peronismo en la Provincia de Buenos Aires: discurso y práctica
legislativa durante el gobierno de Mercante, 1948-1952” en V Jornadas de Investigadores … cit.
11
habida cuenta de la escasez y el manejo del papel que hacía el gobierno aunque en
este caso no tuviera el mismo alcance.26 Tales modificaciones nos llamaron la atención
sobre aspectos de El Trabajo que en el caso de la prensa comercial, por su carácter de
empresas, parecen más evidentes. En efecto ¿cuál era la forma de producción de este
diario?, ¿cómo se distribuía? Y al fin, un aspecto mucho más problemático, ¿entre
quiénes circulaba? Como se ha puesto en evidencia desde la Historia Cultural, bien
que más abocada a otro tipo de textos, no son estos interrogantes menores a la hora
de considerar una obra de este tipo.
La información directa, por cierto escasa, que el diario brinda, cruzada con fuentes
orales nos permite aproximarnos a estas cuestiones. En enero de 1946, el diario
amplía su superficie y, a juzgar por la agilidad informativa que promete, también
refuerza otros aspectos de su forma de producción. Al año siguiente vuelve a
producirse otro cambio por el uso de una mayor variedad tipográfica y de espacios en
blanco que se traducen en el diseño mismo del título y tienden a hacerlo más dinámico
y atractivo. Modificaciones que en ambos casos fueron señaladas por la dirección del
diario. Pero lo más importante, aunque sólo por un año, este órgano vespertino pasa a
aparecer por la mañana en un esfuerzo por competir con la prensa comercial de mayor
gravitación en la ciudad.
Parece claro que estas transformaciones forman parte de la estrategia partidaria del
socialismo local que en un caso se ve fuertemente impelido por la campaña electoral
de la Unión Democrática y en otro por la necesidad de reforzar su penetración en la
ciudad ante la próxima normalización institucional. Los resultados de febrero del ´46,
más allá de la repercusión nacional, debieron haber causado un fuerte impacto en el
socialismo marplatense acostumbrado a ser la primera fuerza en elecciones libres, aún
cuando se trataba de cargos provinciales. Por primera vez, en ese año, aparece no
sólo detrás de una fuerza totalmente nueva, sino también del radicalismo –si
consideramos a unionistas y renovadores en conjunto-, un competidor que no había
ganado en la ciudad ni aún durante las gestiones presidenciales de ese partido. Esta
debió ser una de las mayores y desagradables sorpresas para el socialismo local. Su
confianza en la militancia y la propaganda debieron incidir también en estos cambios.
Que esta era la visión de la máxima dirigencia parece demostrarlo el salto cualitativo
que se realiza en la forma de producción. Así, la impresión que anteriormente se
contrataba en una imprenta, a partir de 1947 pasa a realizarse en los propios talleres.
26
Entre 1946 y 1947 el formato de El Trabajo era tipo sábana: 43.8 cms por 57 cms, con ocho
columnas. En ese último año el número de páginas aumentó de seis a ocho, para reducirlas a seis y
a cuatro en 1948-50 y 1951 respectivamente. En esos años el tamaño de la hoja también se redujo:
40 cms. por 58.5 cms.
12
Se constituye entonces la empresa Poligráfica Marplatense S.R.L. que pertenecía a
Teodoro Bronzini, Rufino Inda –los referentes máximos del socialismo desde la década
del ’20- y Miguel Egózcue, un hacendado que se había acercado al partido más
tardíamente. La adquisición de la imprenta, antigua en la ciudad, supuso la
incorporación de sus empleados a los que se sumaron afiliados socialistas en la
administración. Aparte de dos redactores y un director que trabajaban en otras oficinas,
en total unos doce individuos en condición de asalariados.27 Aunque pequeña, se
trataba de una empresa que suponía exigencias diferentes a las afrontadas hasta el
momento. Si anteriormente los redactores, todos afiliados y en su mayoría dirigentes,
podían resignar su salario cuando la caja del partido no podía hacerle frente –ese era el
caso Miguel Guglielmotti, cuya única ocupación era la dirección del diario desde fines
de los años veinte-, las exigencias ahora eran bien distintas. De ahí que buscaran
diversificar los ingresos tanto desde la imprenta –que realizaba otros trabajos además
de funcionar comercialmente como librería y papelería que fue incorporando nuevas
secciones-, como desde el mismo diario.
Los avisos publicitarios dan cuenta de estas exigencias. Aunque El Trabajo siempre
contó con publicidad, el cambio de formato implicó también el aumento de la misma.
Así, si en 1946 los avisos comerciales y los clasificados representaban algo más del
40% de la superficie de cada ejemplar, la proporción aumentó en un 10% en 1947 –la
mitad de cada número. De hecho el diario contaba con un corredor que levantaba y
promocionaba publicidad en las empresas, además de difundir el costo de los edictos
judiciales y los clasificados, que podían hacerse telefónicamente. Aunque menor, dado
el número de páginas, este porcentaje era análogo al del órgano más importante de la
ciudad. Por lo demás, La Capital contaba con anunciantes que utilizaban también El
Trabajo como medio de difusión. Era el caso de varias casas de remate y corralones
así como grandes tiendas de ropa que ofrecían sus liquidaciones de temporada o
academias que publicitaban sus cursos al comienzo del año escolar. Este indicador,
además de dar cuenta del alcance de la circulación, plantea un interrogante sobre el
carácter de este diario. En efecto, a esta altura ¿hasta qué punto puede considerarse
que el diario socialista era un órgano única y básicamente político?
El funcionamiento de la empresa periodística, como parte de una estrategia política,
parece haber incidido entonces en la modalidad del diario. La temática considerada
apunta en el mismo sentido. Aunque desde los años veinte, como parte de una
posición partidaria que pretendía la formación integral del ciudadano, el deporte, la
27
Según Fabrizio, ocho o nueve empleados trabajaban en el taller, tres en la venta comercial y uno en la
administración. La empresa tenía también un corredor de avisos y varios repartidores de diarios.
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cultura y las actividades sociales estaban incluidas en la información que suministraba,
ahora estas secciones adquieren mayor importancia. Toda la última plana del diario
estaba dedicada a los deportes, principalmente fútbol, pero también carreras de
automovilismo –Gálvez y también Fangio-, básquet, atletismo y todas las actividades
que contaban con equipos locales. Los comentarios de box, un deporte que para el
socialismo de otros tiempos habría parecido inadecuado para su ideal de ciudadano,
merecen la exaltación del “heroísmo y valentía del marplatense Juan Carreño” cuando
pelea en el Luna Park. También la sección sociales logró similar autonomía junto con
las notas policiales.
Si los fragmentos literarios y la poesía conservan características de una cultura
tradicional, moralista y a veces ideológicamente contradictoria –Clemenceau o Sartre
aparecen junto a Unamuno y Kempis-, la gráfica del cine y el entretenimiento incorpora
dimensiones mucho más innovadoras. Era el caso de las tiras de cómics –tres distintas
en los ejemplares de 1947-28 y los dibujos con “sugestiones de la moda” ofrecidas
Ninete, así como las fotografías de los actores –de Rita Hayworth a Mirtha Legrand. La
relación entre los sexos y en general con el cuerpo que muestran estas imágenes
ofrece un costado teñido de erotismo que se hallaba bien lejos de la posición de otros
tiempos y de la que aún se insistía en mantener a través del mensaje escrito.
Las informaciones de índole práctico también presentan a este diario como un
“producto múltiple”. Avisos sobre profesionales, farmacias de guardia, servicio
meteorológico, “direcciones útiles” o programas de cine, entre otros. Todo ello sugiere
que el “blanco” al que apuntaba el diario era bastante más amplio que el de los
simpatizantes o afiliados del socialismo –en ese entonces unos 250 individuos. La
diversidad de la información da la idea de una concepción del público que incluía a
jóvenes y adultos de ambos sexos, pertenecientes a los sectores medios, pero también
a los populares, cuya filiación política, si es que la tenían, podía muy bien no coincidir
con la de este órgano de prensa.
Esto nos acerca a la última cuestión que planteamos al inicio de este apartado.
¿Quiénes y cuántos eran los receptores de este diario? Como siempre en estos casos,
la respuesta es ciertamente problemática. Aún indicadores directos como el tiraje
comparten esa dificultad. Sabemos que el diario editaba entre 900 y 1.000 ejemplares
cifra que, por su forma de producción –la imprenta contaba sólo con una impresora
“plana”- constituía un tope más allá de la demanda. El número en sí parece limitado,

28
Se trataba de “Abrojo un hombre duro” por Destué, “Luzbelito” por Toño Gallo; “Chill el ingenioso” por
Cortinas y el humor campero de Mezzada en “Quien lo hubiera creído” o el urbano y picaresco de
“Divúlguelo”. ETl 20-IX-1947.
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aún si sólo consideramos a la población masculina adulta que vivía en la ciudad –algo
menos de 40.000 individuos. Sin embargo, como la amplitud del blanco al que
apuntaba da a entender, cada ejemplar debía ser objeto de varios actos de lectura en
el ámbito de una misma familia. Desde esa perspectiva, por qué no pensar que los
matrimonios, las defunciones o bien el sorteo de ciudadanos que debían prestar
servicio militar –que cada año ocupaba la primera plana del diario- merecerían entre los
receptores una atención análoga o incluso mayor de la que obtenía la información
propia de un órgano partidario. De ser así, es viable suponer un interés por parte del
público donde lo político fuera tan sólo uno de los aspectos a tener en cuenta. De
hecho, el precio –la mitad que el de diarios como La Capital-, podía constituir un
estímulo adicional entre quienes no habían seguido su trayectoria.
Pero además, aunque El Trabajo tenía una identidad bien definida, esto no impedía
que su mensaje fuera susceptible de diversas interpretaciones por parte del público. Si
para el militante o el receptor con un marcado interés político, las sesiones del Concejo
o de la Cámara donde participaba Bronzini podían llamar la atención, difícilmente este
fuera el caso de lectores menos politizados. Ahora bien, a medida que la prensa y
también la radio se tornaba uniformemente peronista, la circulación de mano en mano o
tan sólo el comentario debió ampliar el número de receptores entre aquellos que
buscaban una voz diferente. Así la información política –más amplia de la que
consideramos, dada la importancia concedida al ámbito internacional- debió recibir la
atención de sectores que se unificaban en la oposición a medida que las pasiones
ganaban terreno y la sociedad se polarizaba. Entre otros aspectos, así parece sugerirlo
la condena que le hiciera el Concejo Deliberante en 1952. El planteo y la
argumentación de la declaración de repudio de que es objeto El Trabajo, fundada
exclusivamente en su posición hacia la política municipal, ofrece una idea de la
incidencia de tenía este órgano en la ciudad, al menos en la percepción de estos
dirigentes. Por lo demás, independientemente del contenido del discurso, el
apasionamiento que transmite el debate en el recinto da cuenta de un clima al que el
órgano del socialismo no había dejado de contribuir desde los inicios del gobierno
peronista.
Más allá de estas declaraciones, las medidas que se tomaban a través del correo y
algún incidente menor, lo cierto es que este diario pudo circular durante todo el período
que duró el gobierno peronista. ¿Por qué motivo no se ejerció en este caso la censura
que la oposición denunciaba y las versiones clásicas retoman? La pregunta excede
nuestro análisis, centrado en la gestión de Mercante. No obstante, la clausura de la

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imprenta de La Vanguardia y otros órganos entre los que destaca La Prensa durante el
primer gobierno de Perón, hacen viable este planteo. Es cierto que el espacio de
circulación de este órgano lo hacía menos vulnerable, sobre todo en una provincia cuyo
gobierno distanciaba sus prácticas políticas de las del Ejecutivo Nacional.29 La
debilidad que caracterizaba al partido peronista en la comuna, atravesado por
divisiones, también debió favorecerlo sobre todo si tenemos en cuenta una tradición en
la ciudad que trascendía su posición política. Pero además la forma de producción de
El Trabajo no fue ajena a este fenómeno. En efecto, si bien el diario se manejaba por
suscripciones y una buena parte circulaba en forma gratuita, la empresa se hacía cargo
de la distribución en cada sector de la ciudad y también en los kioscos de reventa a
través de su propio personal. La suspensión de los envíos por correo incidía pues de
forma muy limitada en su circulación, más allá de los argumentos esgrimidos por el
órgano. Tampoco el problema del papel que afectaba a la mayoría de la prensa tenía
aquí consecuencias directas -la imprenta compraba los restos no utilizables que
quedaban en las bobinas. Así, la falta de modernización de la imprenta no dejó de
constituir una ventaja.
¿Esta relativa autonomía de El Trabajo era parte de una estrategia para sustraerlo del
control del gobierno? De ser así, esto sólo era posible en un órgano de características
locales. Lo cierto es que al menos en este período el control de la prensa parece haber
sido bastante más laxo de lo que se pretendía. La impresión “clandestina” de números
de La Vanguardia en estos talleres y la publicidad que se le daba refuerzan este
supuesto.30 Todo conduce a la necesidad de considerar con más detalle la relación
entre prensa y política durante el gobierno peronista.

Algunas conclusiones.

Pese al clásico intelectualismo que imponía a sus artículos, el contenido emocional que
se desprende del análisis de los titulares, el diseño y el uso de la imagen, además de la
intencionalidad de los artículos políticos, ponen en evidencia que la neutralidad de la
prensa según la tradición liberal que El Trabajo defendía formaba parte de un discurso
que no se condecía con otras prácticas. Este dramatismo, cuya novedad habría que
rastrear, contribuyó a elevar el tono de la confrontación inmediatamente después de
realizadas las elecciones de febrero del ´46. En un tiempo político cada vez más

29
Ver los avisos de la Delegación Regional de la Secretaría de Trabajo y Previsión y la publicación de
los balances municipales. ET 16-I y 1-XII-1947; 1-XII-1948.
30
“Llegó La Vanguardia”, aviso publicitario aparecido en la página deportiva. ET 29-IX-1948.
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signado por las pasiones, la prensa no pudo sustraerse a una influencia que, a la luz de
este caso, parece haber invertido los términos. Si, como se ha demostrado y el mismo
diario da cuenta, los órganos comerciales de Mar del Plata asumieron una posición
uniformemente política, este diario de partido adoptó un formato muy próximo al de la
prensa comercial que le permitía ampliar el circuito de su franca oposición. Ese sería
también uno de los aspectos disruptivos que caracterizaron este tiempo político.
Este análisis sugiere que más allá de su evidente filiación partidaria, El Trabajo se hizo
eco de las transformaciones de una ciudad cada vez más afectada por las necesidades
de la sociedad de masas. A la lógica política se sumaron otras lógicas que buscaban
incluir a un público más amplio y diversificado. La estrategia tradicional que reforzó el
PS para superar su fracaso en las urnas, con la gestión de El Trabajo recibió un nuevo
giro. Más allá del peso que ello pudo haber tenido en las elecciones, con el lugar y el
tratamiento que asumieron secciones que antes no gozaban de autonomía, este diario
da cuenta de una posición del socialismo local bastante más renovada que la que
asumiera la cúpula partidaria. La lógica periodística a la que lo llevó su actuación
concreta en la arena política generó desde el propio diario una apertura que incluyó
dimensiones mucho más próximas a la vida cotidiana de los sectores medios y
populares.

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