Resumen en Grupos, Todos Copian Todo
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2031 La vida moral es un culto espiritual. Ofrecemos nuestros cuerpos “como una
hostia viva, santa, agradable a Dios” (Rm 12, 1) en el seno del Cuerpo de Cristo que
formamos y en comunión con la ofrenda de su Eucaristía. En la liturgia y en la
celebración de los sacramentos, plegaria y enseñanza se conjugan con la gracia de
Cristo para iluminar y alimentar el obrar cristiano. La vida moral, como el conjunto de
la vida cristiana, tiene su fuente y su cumbre en el Sacrificio Eucarístico.
2034 El Romano Pontífice y los obispos como “maestros auténticos por estar dotados
de la autoridad de Cristo [...] predican al pueblo que tienen confiado la fe que hay que
creer y que hay que llevar a la práctica” (LG 25). El magisterio ordinario y universal
del Papa y de los obispos en comunión con él enseña a los fieles la verdad que han de
creer, la caridad que han de practicar, la bienaventuranza que han de esperar.
2037 La ley de Dios, confiada a la Iglesia, es enseñada a los fieles como camino de
vida y de verdad. Los fieles, por tanto, tienen el derecho (cf CIC can. 213) de ser
instruidos en los preceptos divinos salvíficos que purifican el juicio y, con la gracia,
sanan la razón humana herida. Tienen el deber de observar las constituciones y los
decretos promulgados por la autoridad legítima de la Iglesia. Aunque sean
disciplinares, estas determinaciones requieren la docilidad en la caridad.
2040 Así puede desarrollarse entre los cristianos un verdadero espíritu filial con
respecto a la Iglesia. Es el desarrollo normal de la gracia bautismal, que nos engendró
en el seno de la Iglesia y nos hizo miembros del Cuerpo de Cristo. En su solicitud
materna, la Iglesia nos concede la misericordia de Dios que va más allá del simple
perdón de nuestros pecados y actúa especialmente en el sacramento de la
Reconciliación. Como madre previsora, nos prodiga también en su liturgia, día tras
día, el alimento de la Palabra y de la Eucaristía del Señor.
2041 Los mandamientos de la Iglesia se sitúan en la línea de una vida moral referida a
la vida litúrgica y que se alimenta de ella. El carácter obligatorio de estas leyes
positivas promulgadas por la autoridad eclesiástica tiene por fin garantizar a los fieles
el mínimo indispensable en el espíritu de oración y en el esfuerzo moral, en el
crecimiento del amor de Dios y del prójimo.
2042 El primer mandamiento («oír misa entera los domingos y demás fiestas de
precepto y no realizar trabajos serviles») exige a los fieles que santifiquen el día en el
cual se conmemora la Resurrección del Señor y las fiestas litúrgicas principales en
honor de los misterios del Señor, de la Santísima Virgen María y de los santos, en
primer lugar participando en la celebración eucarística en la que se congrega la
comunidad cristiana y descansando de aquellos trabajos y ocupaciones que puedan
impedir esa santificación de esos días (cf CIC can 1246-1248; CCEO can. 881,
1.2.4).
El segundo mandamiento («confesar los pecados al menos una vez al año») asegura la
preparación a la Eucaristía mediante la recepción del sacramento de la Reconciliación,
que continúa la obra de conversión y de perdón del Bautismo (cf CIC can. 989; CCEO
can. 719).
2044 La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del
Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los
hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser
autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. “El mismo testimonio de la
vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural son eficaces para
atraer a los hombres a la fe y a Dios” (AA 6).
2045 Los cristianos, por ser miembros del Cuerpo, cuya Cabeza es Cristo (cf Ef 1,
22), contribuyen a la edificación de la Iglesia mediante la constancia de sus
convicciones y de sus costumbres. La Iglesia aumenta, crece y se desarrolla por la
santidad de sus fieles (cf LG 39), “hasta que lleguemos al estado de hombre perfecto,
a la madurez de la plenitud en Cristo” (Ef 4, 13).
2046 Llevando una vida según Cristo, los cristianos apresuran la venida del Reino de
Dios, “Reino de justicia, de verdad y de paz” (Solemnidad de N. Señor Jesucristo Rey
del Universo, Prefacio: Misal Romano). Esto no significa que abandonen sus tareas
terrenas, sino que, fieles a su Maestro, las cumplen con rectitud, paciencia y amor.
Resumen
2051 La infalibilidad del Magisterio de los pastores se extiende a todos los elementos
de doctrina, comprendida la moral, sin los cuales las verdades salvíficas de la fe no
pueden ser salvaguardadas, expuestas u observadas.