Animales

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La emergencia de nuevos

imaginarios socio-ambientales.
Críticas y alternativas al especismo
institucionalizado

Anahí Méndez1 A. Méndez


Taller

Recibido:
10/03/2016
Aceptado:
28/04/2016

Con mayor relevancia desde la década de 1970, presenciamos un tiempo en


nuestras sociedades donde se producen tensiones y conflictos ambientales
que han generado condiciones de posibilidad para la emergencia de actores
que se movilizan en defensa de la naturaleza. Al mismo tiempo, y con ma-
yor impulso en los últimos quince años, el vertiginoso avance de las tecno-
logías digitales2 desempeña hoy en día un rol destacado en la comunicación
e interpelación de las sociedades masivas contemporáneas, convirtiéndose
en un espacio más (espacio online) para la creación, divulgación e inter-
cambio de saberes, imaginarios y experiencias.
El objetivo de este artículo es analizar las relaciones entre los seres huma-
nos y los no humanos, estudio que forma parte de una investigación más
amplia en curso enmarcada en la tesis de maestría de la autora. Se aborda
el tema a partir del análisis de la emergencia de un tipo de organizaciones
socio-ambientales que centran su objetivo social en la lucha por la libe-
ración animal y la crítica al especismo institucionalizado (Aboglio 2011)
desde una ética desafiante de los presupuestos que delimitan la esencia de apuntes
CECYP
lo humano “y desbarata su forma misma a partir de una inestabilidad fi-
gurativa que problematiza la definición de lo humano como evidencia y
como ontología” (Giorgi 2014: 15). Son organizaciones que buscan generar 27
cambios en el imaginario socio-ambiental, enfocándose especialmente en
lo que atañe a la relación humano - no humano, a través de la transmisión
de información y de la concientización sobre la existencia de formas alter- PÁG I N A

1. IIGG-UBA.
2. En el contexto de este trabajo se entiende por tecnologías digitales a Internet,
computadoras de escritorio, notebooks, netbooks, ultrabooks, tablets, celulares
159
GSM, smartphones, filmadoras digitales, cámaras de fotos digitales.
Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
nativas que destituyan las dicotomías clásicas occidentales y los sistemas
de clasificación binarios de naturaleza/cultura, hombre/animal, persona/
no persona, e instituyan otro tipo de relaciones basadas en la empatía y la
justicia (recurriendo a su vocabulario) entre los animales humanos y los
animales no humanos.
Para ello, se retoman los principales hallazgos de investigaciones previas
(Méndez 2014; 2015) donde se ha detectado que la emergencia de este tipo
de organizaciones socio-ambientales se relaciona, por un lado, con el ecoci-
dio del ambiente ejercido por la sociedad humana y su modo de desarrollo
y, a su vez, con la apropiación intensiva que realizan las organizaciones
animalistas de las tecnologías digitales en general. Merece la pena rescatar
esta dimensión comunicativa e informacional de la acción porque se ha
convertido en un eje central en sus formas organizativas y toma de decisio-
nes, en la creación de vínculos entre los miembros, en el reclutamiento, en
la coordinación de acciones conjuntas que forja una red internacional de
organizaciones animalistas, y en las estrategias de difusión de información,
de acciones localizadas y de sus objetivos antiespecistas. Se ha indagado,
además, que la apropiación de Internet ha gestado una identidad glocal
entendida como articulación consciente entre los asuntos globales y las
problemáticas específicas de cada territorio, siendo esta una característica
identitaria no sólo de las organizaciones animalistas, sino de muchos otros
movimientos contemporáneos (Lago Martínez, Marotias y Movia 2006).
Para este artículo las unidades de observación son las organizaciones ani-
malistas de Argentina Especismo Cero, Asociación Animalista Libera! y
#SinZoo, de las cuales se realiza un recorte en sus nodos de Buenos Aires.
La organización Especismo Cero fue creada en el año 2008 en la provincia
argentina San Juan con una fuerte influencia de la organización animalista
española Igualdad Animal. Se define como una organización dedicada a
trabajar en la defensa de todos los animales en pos de un mundo más justo
e inclusivo. Respecto a Libera! surge en el año 2010 como un nodo de la
Asociación Animalista Libera! de Barcelona, España. Su misión es “pro-
mover el desarrollo sustentable de la sociedad en donde nos desarrollamos
mediante la generación de políticas públicas que atiendan problemáticas
socio-culturales y mitiguen la subordinación de los derechos humanos, y
de los demás animales”3. Y finalmente, en el 2014 se origina #SinZoo como
apuntes una organización sin fines de lucro que lucha por abolir el cautiverio en los
CECYP

zoológicos y que trabaja para concientizar sobre el daño que padecen los
animales cautivos.
27
En la investigación se recurre a una metodología cualitativa: análisis de
entrevistas semiestructuradas a referentes, observación participante de sus
intervenciones en espacios urbanos, y del ciberespacio (sus webs, redes so-
PÁG I N A
ciales virtuales y blogs). Además se analizan textos y documentos, comple-

160 mentando con imágenes y material audiovisual obrante en Internet.

3. Obtenido de https://es-la.facebook.com/libera.buenosaires el 10/03/2016.


Antes de finalizar esta introducción y pasar al abordaje del tema propuesto,
es preciso dejar en claro algunos conceptos.
En primera instancia quien escribe ha optado por estudiar la temática que
podemos asociar ampliamente como a “hombre-naturaleza” desde una
perspectiva crítica y social del asunto. Esto quiere decir que conceptual-
mente se construye una crítica a la visión clásica y economicista de la na-
turaleza donde ésta es entendida como mera fuente de recursos naturales
apropiables y a disposición del hombre. Se comprende la “dupla” hom-
bre-naturaleza no desde una perspectiva individualista y mercantil (y espe-
cista, como veremos aquí), sino como una compleja relación en donde las
intervenciones que producen (y han producido a lo largo de su historia) las
sociedades sobre la naturaleza, la modifican y, al mismo tiempo, estas mo-
dificaciones cambian las estructuras e imaginarios de las sociedades huma-
nas. Se retoma el planteo de Antonio Brailovsky y Dina Foguelman sobre A. Méndez
la historia ecológica donde dicen: “el desarrollo de las sociedades humanas Taller
genera cambios en el medio ambiente en el que están insertos. Y a su vez,
los cambios en los ecosistemas condicionan modificaciones en el modo de
vida de los seres humanos” (2006: 6). Se pone el acento en la co-evolu-
ción naturaleza y sociedad. Vale decir, desde esta mirada, el análisis de la
sociedad es indisociable de la naturaleza, y viceversa. La relación socie-
dad-naturaleza se da en interrelaciones entre las sociedades humanas y el
ambiente, es recíproca, y se trata de una interacción situada en el tiempo y
el espacio generacional vinculada con el modo de desarrollo de cada etapa
histórica-social. Más concretamente, “los estilos de desarrollo elegidos o
impuestos por los países de la región han determinado y se han expresado a
través de diversas formas de interacción sociedad-naturaleza” (Brailovsky
y Foguelman 2011: 16).
Siguiendo lo anterior, para quitarle un dejo de ambigüedad o sentido co-
mún al concepto de ambiente, se lo entenderá desde la óptica del geógrafo
Carlos Reboratti quien acuerda en que el ambiente “engloba a todos los
elementos y relaciones que se encuentran dentro de la biosfera, tanto los
que son estrictamente naturales como los que han sido producto, en mayor
o menor grado, de la intervención humana” (2012: 12). Si bien dentro de
la amplia temática sociedad-naturaleza los términos “naturaleza”, “medio
ambiente” y “ambiente” parecen ser intercambiables, se prefiere usar el de
“ambiente”. En el primer caso, la noción de naturaleza simboliza el “mundo
apuntes
CECYP

virgen” que parece dejar al ser humano fuera de él, su significado nos remi-
te a los espacios del planeta inalterados por el humano. Esto genera algu-
nas controversias relacionadas con los límites entre lo natural y lo humano,
27
como por ejemplo situar el momento en que el ser humano comenzó a dejar
de ser parte de “lo natural” o, desde otro punto de vista, si nunca dejó de ser
parte y es un elemento más de la naturaleza. En el segundo caso, a la hora PÁG I N A

161
de abordar la temática se tiene presente que el término “medio ambiente”
es, en realidad, una reiteración de la idea de ambiente ya que “medio” y
“ambiente” significan lo mismo. Por eso mismo, al espacio concreto donde

Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
el humano desarrolla sus actividades y constituye sus relaciones, estruc-
turas, identidades e imaginarios, lo denominaremos ambiente, el cual por
supuesto es habitado y compartido por los animales no humanos y las plan-
tas, y formado por muchos otros elementos como el agua, la tierra, el suelo,
la luz, el aire, en suma, la biosfera o ecósfera del Planeta Tierra.
A partir de esta acepción del ambiente, es decir, como el conjunto de ele-
mentos e interrelaciones de la biosfera en el que la sociedad es parte, se
construye el significado de organizaciones socio-ambientales. Entendemos
por ellas a todos los grupos sociales que sostienen una relación en el tiempo
y comparten la característica de organizar su acción, su identidad, su ob-
jetivo social y su antagonista o enemigo, en vinculación con la defensa del
ambiente y de la vida que lo habita. Sin embargo, al abordar el estudio de
este tipo de sujeto social hay que tener en cuenta una de las características
actuales: su gran heterogeneidad, su amplitud y ambigüedad lo que los con-
vierte en un objeto de estudio complejo (Castells 1999; Reboratti 2012), las
organizaciones socio-ambientales están compuestas por una amplia gama
de actores y colectivos diferenciables sólo en el trabajo metodológico4. Den-
tro de ellas, se incluyen a las organizaciones animalistas o antiespecistas
que focalizan sus objetivos en la lucha por la liberación de los animales y la
abolición de las diferentes esferas de explotación y maltrato animal donde
se manifiesta la cultura especista, como se verá luego.
Retomando la categorización realizada por Ilse Scherer-Warren acerca de
las acciones colectivas contemporáneas, las organizaciones socio-ambien-
tales animalistas forman parte de los colectivos en red. Se ha descubierto
en los estudios realizados previamente que su composición se basa en “co-
nexiones entre organizaciones empíricamente localizables (…) Esos colec-
tivos pueden convertirse en segmentos de una red más amplia de movi-
mientos sociales, que se caracteriza por ser una red de redes”5 (2012: 21).
El siguiente cuadro ejemplifica este entretejido de conexiones y su contem-
poraneidad a la masificación de las tecnologías digitales:

apuntes
CECYP

4. Otros dos tipos de organizaciones socio-ambientales que se diferencian en


27 varios aspectos de las animalistas o antiespecistas son las ecologistas y las
ambientalistas, que a su vez se distinguen en algunas características referentes
al tipo de acción y objetivo socio-ambiental. Uno de los objetivos de la tesis de
maestría en curso es construir una tipología acerca de las organizaciones socio-
ambientales, ya que a partir de investigaciones exploratorias que la autora viene
PÁG I N A llevando a cabo se ha detectado que cada una de ellas se diferencia de las otras,

162
por lo tanto, es un error englobar bajo el ecologismo o ecologistas a todos los
colectivos y movimientos “verdes”. A su vez, cada organización socio-ambiental
se distingue en su interior coexistiendo varios estilos de antiespecismo, o de
ecologismo, o de ambientalismo.
5. La traducción es propia.
Tabla 1: Nodos locales, nacionales, regionales e internacionales de las
organizaciones animalistas en red Argentinas

Nodos
Origen Nodo Nodos Nodos
Organiza- Regionales
(Año y Local Nacionales Interna- Vínculos
ción (América
Lugar) (Prov.) (Argentina) cionales
Latina)

Buenos Aires,
EligeVeganismo,
Córdoba,
Especismo 2008 San Acción Antiespecista,
Jujuy, Misiones, Chile, Perú España
Cero Argentina Juan Equanimal/Igualdad
Rosario, San
Animal
Luis, El Calafate

Protectoras: El Paraíso
de los Animales,
Sociedad Protectora
Chile,
Asociación 2010 Tucumán, de Animales de Zárate,
Buenos México, España,
Animalista Rosario, El Campito, Sociedad
España Aires Ecuador, Suiza A. Méndez
Libera! Córdoba Protectora de Animales
Venezuela
de Las Flores, entre
Taller
otras; Fundación Franz
Weber
Mendoza,
Animal Libre, Dignidad
Trelew, Rawson,
Animal, Patitas
2014 Puerto Madryn,
Buenos Estados Rawsenses, Patas y SOS,
#SinZoo San Rafael, Brasil
Argentina Aires Unidos APAM, ONG Cultura
La Rioja, San
Animal, Ánima, entre
Clemente del
otras.
Tuyú

Fuente: Elaboración propia.

A su vez, comparten una serie de características que atraviesan a los movi-


mientos sociales de América Latina. Se retoman los rasgos propuestos por
Maristella Svampa (2012) para analizar a diferentes movimientos latinoa-
mericanos, entre ellos, los socio-ambientales. A saber: la territorialidad, las
formas de acción directa y de democracia asamblearia, la multiescalaridad
del conflicto y el carácter intersectorial de su composición son dimensiones
que también definen a las organizaciones aquí abordadas. A esto debemos
especificar que el perfil socioeconómico de los activistas que participan,
sean miembros formales o autoconvocados, pertenecen a los sectores me-
dios de la población argentina, urbanos y, por lo general, se trata de sujetos
altamente calificados con estudios secundarios finalizados y con acceso a
apuntes
la educación superior (de grado y de posgrado). Varios combinan el acti- CECYP

vismo por la liberación animal y sus trabajos profesionales6. No son sólo


jóvenes ya que sus edades varían de entre los 20 a los 50 años y en algunos 27
casos aún mayores En relación a la composición de género, si bien en fu-
turas investigaciones se busca profundizar sobre esta dimensión, se puede
esbozar la hipótesis que la mayor parte de los activistas que componen es-
tas organizaciones son mujeres, sin desestimar que los varones también PÁG I N A

participan y que los referentes ideológicos son hombres (Ryder, Reagan,


6. Por ejemplo, la fundadora de Especismo Cero es bióloga e investigadora y la
coordinadora de Libera! Buenos Aires es becaria doctoral CONICET en la rama de
163
las Letras y la Filosofía.
Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
Singer, Francione), de todos modos acentuamos aquí que esta dimensión
social requiere aún mayor estudio. En cuanto al tipo de financiamiento, son
organizaciones sin fines de lucro que sostienen sus gastos mediante dona-
ciones, aportes de los propios miembros y a través de la venta de comida
vegana y de merchandising (remeras, bolsos ecológicos, tazas estampadas,
stickers, pines, etc.). Ninguno de los tres casos empíricos recibe aportes de
entidades políticas o gubernamentales. Vemos que se organizan en forma
de redes y de este modo articulan las intervenciones realizadas entre las
diferentes escalas territoriales (multiescalaridad): lo local, lo regional y lo
global atraviesa constantemente la forma que adquieren las distintas accio-
nes que llevan a cabo.
Por supuesto que la existencia de Internet y la intensa apropiación que ha-
cen los actores que componen las diferentes organizaciones animalistas de
esta tecnología, posibilita este tipo de articulación además de dinamizar el
intercambio de opiniones, saberes, experiencias y decisiones al interior y
al exterior de cada organización. La configuración en red y la apropiación
de Internet como instrumento para la expansión, la difusión y la lucha,
conforma tendencias autónomas y descentralizadas. Habilita la organiza-
ción de actividades a través de estructuras más horizontales, en reemplazo
del verticalismo característico de los movimientos y partidos políticos del
siglo XX. Como se analiza en lo subsiguiente, el alcance de esta apropiación
adquiere una importancia fundamental para el devenir de las organizacio-
nes animalistas en el contexto de las sociedades informacionales en las que
vivimos hoy en día.
Luego de la presente introducción, el artículo se organiza en tres apartados.
En el primero se desarrolla una breve contextualización sobre la emergen-
cia de las organizaciones animalistas en red, aquí se focaliza en dos dimen-
siones de la realidad social contemporánea que se consideran relevantes
para la comprensión del objeto de estudio: la ambiental y la informacional.
En el segundo, el análisis se centra en los fundamentos del especismo insti-
tucionalizado y en las críticas que el pensamiento animalista muestra para
generar otro tipo de ética, de costumbres, valores y prácticas instituyentes
de relaciones alternativas entre los seres humanos y los no humanos. Para
finalizar, cierran el artículo algunas reflexiones que lejos de concluir y brin-
dar un cierre definitivo al tema, buscan realizar un aporte sociológico nece-
sario para comprender las nuevas identidades e imaginarios que emergen
apuntes en la sociedad actual.
CECYP

27 La emergencia de las organizaciones socio-


ambientales animalistas en red
La historia de lo que puede denominarse como “ética VEG”7 en la que las
PÁG I N A
organizaciones animalistas apoyan su perspectiva sobre las relaciones en-

164 7. Refiere a la actitud ética caracterizada por el rechazo a la explotación de


otros seres sensibles como mercancía, herramientas o productos de consumo. El
término “VEG” sintetiza al vegetarianismo y al veganismo.
tre humanos y no humanos, se remonta al siglo VI a. C. con los consejos de
Pitágoras a favor de una dieta exenta de carne animal, entre otros filósofos
y pensadores de la época. Hasta finales del siglo XVIII el rechazo de los
alimentos de origen animal se justificaba con argumentos religiosos y me-
tafísicos. Sin embargo, es a partir de principios del siglo XIX (contexto de
creciente interés por la salud y una mayor influencia de las ciencias en la
sociedad) que se comienzan a formular razonamientos fisiológicos a favor
de no consumir alimentos de origen animal (Leyton 2010). En el mundo
greco-romano el vegetarianismo empezó a presentarse como una crítica a
la moral ortodoxa y a las suposiciones culturales (Lira 2003).
Durante esta época se desarrolló una de las ideas que sentó algunas bases
para repensar la relación entre la sociedad y el ambiente. El romanticismo,
como corriente de pensamiento crítica a las ideas mecanicistas y antropo-
céntricas del Iluminismo que instrumentaron a la naturaleza, planteó la A. Méndez
necesidad de una vuelta a ella creando un imaginario social sobre lo digno Taller
a ser protegido. Como indica Carlos Reboratti: “Los animales también son
vistos como bellos, fuertes y nobles, y el resultado directo es la aparición en
Europa de las primeras Sociedades Protectoras de Animales” (2012: 145).
En 1847 se realizó la primera reunión de la Sociedad Vegetariana del Reino
Unido en Londres, en donde se planteó la creación de un movimiento para
la divulgación y la defensa del vegetarianismo como dieta y como estilo
de vida. No obstante, es importante destacar que no fue hasta el 1º de no-
viembre de 1944 cuando Donald Watson y Elsie Shrigley fundan la Vegan
Society en Leicester, Reino Unido, junto a los miembros disidentes de la
Sociedad Vegetariana, que el veganismo comienza a pensarse como:
una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y
crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida. En
la práctica se aplica siguiendo una dieta vegetariana pura y anima el
uso de alternativas para todas las materias derivadas totalmente de
animales (The Vegan News, Nº 1, 1944).
Desde aquel momento, todos los 1º de noviembre las múltiples organiza-
ciones animalistas celebran mundialmente el Día Internacional del Vega-
nismo llevando a cabo acciones de protesta y de concientización sobre la
problemática especista. En Argentina, los espacios urbanos de diferentes
puntos del país son los escogidos para desplegar toda una serie de perfor- apuntes
mances, teatralizaciones y manifestaciones no violentas plasmadas de un CECYP

alto contenido lúdico y simbólico (Méndez 2015).


¿Pero qué ha ocurrido para que recién durante los últimos años el antiespe- 27
cismo, personificado en sujetos vegetarianos y veganos y en organizaciones
animalistas en red, comience a emerger como una nueva cultura? Para res-
ponder a esta pregunta, nos centraremos en describir dos dimensiones que PÁG I N A

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pueden aportar a comprender el fenómeno: la relacionada con el contexto
ambiental, y la vinculada al modo de desarrollo informacional.

Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
Dimensión ambiental

A lo largo de su historia, el ser humano se fue transformando cada vez más


en un agente activo de modificación del ambiente mediante distintos proce-
sos como son la alteración, la simplificación, la eliminación, y la extinción,
los cuales se combinan paralelamente con la domesticación, la diversifica-
ción y la conservación de especies. Es evidente para el estado del conoci-
miento de nuestras sociedades que esta cualidad, junto a la composición de
sistemas lingüísticos complejos y la escritura, es una de las características
que diferencian a la especie humana de los otros seres que viven en este
planeta. De ser un cazador-recolector, luego se asentó en determinados te-
rritorios al crear la agricultura dando, así, origen al desarrollo de sus gran-
des civilizaciones y a diversos cambios ambientales como la desertificación
y la destrucción de los bosques. Luego, cuando descubrió la técnica que le
permitió surcar los mares y océanos, impulsó el intercambio mundial de
especies (animales, vegetales y humanas). Y hacia principios del siglo XIX,
en razón de 200 años, desarrolló una novedosa forma de elaboración y ob-
tención de materias que revolucionó lo conocido previamente, acelerando
los tiempos de extracción, de producción, de elaboración y de circulación
de mercancías a lo largo y ancho del mundo, asunto que no siempre va de
la mano con los tiempos de resilencia de los ecosistemas8.
Podemos decir que el modelo de la modernidad, del capitalismo, del mate-
rialismo y del consumismo ha alcanzado un punto álgido de incompatibili-
dad con la sustentabilidad del Planeta Tierra en lo que respecta al paradig-
ma productivo extractivo (Galafassi 2010; Giarracca y Teubal 2013; Harvey
2004; Svampa 2010). En el presente, la acumulación originaria -teorizada
por Marx en el Capítulo XXIV de El Capital- se complejiza adoptando un
renovado y amplificado proceso de mercantilización (Seoane 2013), orga-
nizándose principalmente alrededor del énfasis en los derechos de propie-
dad intelectual, la biopiratería y el saqueo del stock mundial de recursos
genéticos en beneficio de unas pocas grandes empresas multinacionales, la
depredación de los bienes ambientales globales, la proliferación de la de-
gradación ambiental, y la corporativización y privatización de los servicios
públicos.
Todas estas características exacerbadas en el modelo actual constituyen
apuntes “una nueva ola de cercamiento de los bienes comunes” (Harvey 2004: 115).
CECYP En suma,
la revolución industrial destruye las últimas barreras técnicas que li-
27 mitaban el uso indiscriminado de los productos naturales y, en apa-
riencia, la humanidad se lanza a una explotación desordenada y des-
tructiva de la Naturaleza, que solamente encontrará un control no en
las limitaciones económicas y técnicas (que parecieran no existir),
PÁG I N A
sino en las morales, éticas y sociales, que se irán construyendo lenta-

166
mente (Reboratti 2012: 131).
8. Entendida como capacidad ecosistémica del ambiente para renovarse a sí
mismo de las modificaciones o perturbaciones, refiere a la capacidad natural de
autorregeneración.
En este sentido, la emergencia de la “ética VEG” puede considerarse como
un fenómeno de las sociedades modernas con una influencia creciente des-
de Estados Unidos y Europa. Salvando las diferencias, uno de los antece-
dentes para destacar, no sólo del animalismo sino también del ecologismo
y ambientalismo en general, es el conservacionismo surgido a fines del si-
glo XIX como resultado no buscado de la sobrecaza colonial, la extinción
de especies y los desequilibrios ecosistémicos. Este primer exponente de
lo que sería el futuro del ecologismo proteccionista y conservacionista y de
los primeros movimientos que se interesaron por el impacto de la actividad
humana sobre la biosfera, fue el creador de las primeras reservas naturales
a nivel mundial hacia 1880 en adelante.
En un primer momento, estas eran exclusivamente reservas de caza y so-
lamente para algunas especies “nobles” que debían protegerse (y cazarse
“deportivamente”) y otras especies que se denominaban “plagas” y que se A. Méndez
podían matar libremente. El resultado fue un ecosistema seriamente des- Taller
equilibrado, con cadenas tróficas alteradas y pirámides de especies inver-
tidas, lo que llevaba a la desaparición de las especies nobles por falta de
alimento (¡lo que justificaba su matanza!) (…) Estas reservas fueron la base
para la posterior formación de los Parques Nacionales (Reboratti 2012:
166).
Ya durante las décadas de 1970 y 1980 afloran mundialmente nuevos ac-
tores sociales preocupados por los efectos de la actividad humana sobre el
ambiente: nacen en estos años los heterogéneos, amplios y multifacéticos
movimientos ambientalistas, ecologistas radicales y los animalistas o, lo
que se dio a llamar también, el movimiento en defensa de los derechos de
los animales. En este caso, siguiendo la historización realizada por Luciana
Lira es “en la década de 1970 que se da la eclosión del movimiento por los
derechos de los animales a partir de los cuestionamientos de un grupo de
filósofos y pensadores de la Universidad de Oxford utilizando los argumen-
tos de Bentham y Salt”9 (2013: 73). Mientras que ya en los años ’80 (y la
actualidad) el movimiento incorpora un tipo singular de acción directa, de
mayor intervención y repercusión social:
Esas acciones van desde la pacífica panfleteada, pasando por perfor-
mances de impacto, boicots a las empresas que usan animales para su
producción, hasta las invasiones y ataques a las industrias para dañar apuntes
su capital o registrar las condiciones y malos tratos sufridos en dife- CECYP

rentes contextos (74).


Estamos situándolo en una coyuntura en la cual el capitalismo reconfigura 27
su modo de desarrollo, y los impactos del industrialismo, la urbanización,
los nuevos métodos en la agroindustria, el desarrollo de la energía nuclear
y el ambiente de Guerra Fría, y los primeros desastres socio-ambientales PÁG I N A

167
como las formas de contaminación y el calentamiento global empiezan a
ser cada vez más notorios. A su vez, las influencias político-ideológicas del
Mayo del ’68, la contracultura hippie y la lucha por derechos de las mino-
9. La traducción es propia.
Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
rías étnicas y el feminismo, abren un nuevo horizonte para repensar las
prácticas sociales sobre el ambiente, las relaciones de poder y el rol de la
cultura en las sociedades masivas. Junto a estas cuestiones de índole ma-
crosociales, no podemos desestimar que la creciente incorporación y parti-
cipación de los animales domésticos en la vida cotidiana, particularmente
en las familias urbanas, puede haber ejercido una influencia sobre la sensi-
bilidad y estimación de la vida animal no humana.
A este contexto se suma la popularización de una serie de obras que diri-
gieron la atención de la opinión pública hacia los temas socio-ambientales.
Por cuestiones de espacio no ahondaremos en cada una, sólo se enume-
ran cronológicamente para aproximar a los lectores y lectoras a la biblio-
grafía: en 1962 Primavera silenciosa de Rachel Carson, en 1968 La bomba
demográfica de Paul Ehrlich, en 1972 Los límites del crecimiento de Do-
nella Meadows en coautoría con una serie de autores del MIT (Instituto
Tecnológico de Massachusetts), en 1972 Animales, Hombres y Moral: Una
Investigación sobre el Maltrato de los No Humanos de Richard Ryder, en
1975 Liberación Animal de Peter Singer, en 1979 Gaia, una nueva visión de
la vida sobre la Tierra de James Lovelock, y en 1987 Nuestro futuro común
o Informe Brundtland como base para la Reunión de las Naciones Unidas
sobre el Ambiente y el Desarrollo llevada a cabo en Río de Janeiro de 1992.
Debemos incorporar a esta rápida descripción sobre el panorama so-
cio-ambiental en el que emergen las organizaciones animalistas en red,
el perfeccionamiento técnico-científico en la manipulación genética y las
tecnologías de punta destinadas a la explotación intensiva de la biosfera,
ambas prácticas llevadas a cabo hoy en día por grandes corporaciones que
monopolizan el desarrollo de la biogenética y las industrias agroalimenta-
rias, farmacéuticas, cosmetológicas y bélicas. Estas entidades empresaria-
les10 disponen de millones de animales no humanos (perros, gatos, conejos,
hámsters, pollos, vacas, cerdos, ratas, peces, caballos, patos, simios, la lista
es extensa) en condiciones de “vida” inhumanas y sometidos a toda una
serie de prácticas dolorosas, atormentadoras, mortificadoras y de tortura
sea para la experimentación o la fabricación de alimentos y manufacturas
destinadas a la satisfacción del consumo y del estilo de vida signado por la
cultura especista institucionalizada.

apuntes Como indicamos anteriormente, el ecocidio ya difícilmente invisible, del


CECYP
que cualquier ciudadano medianamente informado puede brindar alguna
apreciación, ha motivado a que la cuestión ambiental se haya convertido
27 10. Algunas de las corporaciones denunciadas por las organizaciones socio-
ambientales animalistas son: Unilever, Procter&Gamble (P&G), L’Oreal, Reckitt
Benckinser, Johnson & Johnson, Estee Lauder, Colgate-Palmolive, GlaxoSmithKline,
Laboratorio Beiersdorf, Ariel, Fairy, Ace, Don Limpio, Viakal, Oral-B, Fluocaril,
PÁG I N A
Kukident, Pringles, Eukanuba, lams. Las empresas que experimentan y testean

168
en animales y los productos que fabrican se clasifican bajo el rótulo de “Marcas
Crueles o Macabras”. Se puede consultar mayor información navegando en las
siguientes webs: http://www.prensanimalista.cl/web/; http://www.peta.org/;
http://ecomaltratoanimal.blogspot.com.ar/; http://www.animanaturalis.org/
home/ar ; http://www.liberaong.org/old/viviseccion.php Consultado 8/03/2016.
en un eje presente en las reivindicaciones de algunos movimientos sociales
contemporáneos representados por el ecologismo, el ambientalismo y el
animalismo, abocándose el artículo a este último. En el trabajo de cam-
po realizado hasta el momento, se ha descubierto que las organizaciones
animalistas analizadas para el caso Argentino tienen origen durante la se-
gunda década de los años 2000: Especismo Cero data del 2008, Libera!
Argentina del 2010 y #SinZoo del 2014, lo que supone que el movimiento
animalista argentino es un actor social reciente en el territorio y en la dis-
puta sobre la cuestión animal.

Dimensión informacional

Para comprender la relevancia que adquiere la apropiación tecnológica11 A. Méndez


hecha por las organizaciones animalistas en red es preciso analizar la di-
Taller
mensión informacional en la que se enmarcan sus estrategias y formas de
acción. Internet en particular ha sido y es un artefacto técnico que ha posi-
bilitado el surgimiento y la articulación de redes entre activistas. Podemos
decir esto porque en las entrevistas que se han llevado a cabo los referentes
asignan al uso de Internet un rol fundamental para el movimiento anima-
lista.
Para analizar este fenómeno, hay que tener en cuenta que desde finales del
siglo XX y comienzos del XXI hasta la actualidad, se ha configurado una
imbricación particular entre las prácticas sociales y las tecnologías propia
de la cultura digital (Lago Martínez 2012). En el modo de desarrollo capi-
talista contemporáneo la tecnología se convierte en eje de una nueva con-
figuración social donde el conocimiento y la información desempeñan un
papel central para la creación de valor, la circulación de bienes y saberes.
Retomando aquí el análisis de Manuel Castells (1995), desde la década de
1970, producto del reordenamiento del sistema capitalista, prima un nue-
vo modo de desarrollo. Esto no quiere decir que los modos de desarrollo
anteriores –agrario e industrial- hayan desaparecido, por supuesto que no,
pero sí que en la actualidad es el informacional el que predomina. En pala-
bras del autor:
mientras que en los modelos de desarrollo pre-industriales el cono-
cimiento se utiliza para organizar la movilización de mayores canti- apuntes
CECYP
dades de trabajo y medios de producción y en el modo de desarrollo
industrial el conocimiento se utiliza para proveer nuevas fuentes de
energía y para de forma correspondiente reorganizar la producción, 27
en el modo informacional de desarrollo el conocimiento moviliza la
generación de nuevo conocimiento como fuente clave de la producti-
vidad a través de su impacto sobre los otros elementos del proceso de
producción así como sobre sus relaciones (1995: 33). PÁG I N A

11. Por el concepto de apropiación tecnológica se entiende que “apropiarse


no supondría solamente uso o consumo, sino también apropiarse del objeto
tecnológico y de los significados que el objeto transfiere, posibilita o desencadena”
169
(Lago Martínez, 2015: 275).
Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
Ya a partir del nuevo milenio, la centralidad que estas tecnologías ocupan
en los procesos económicos, políticos, sociales y culturales tiene un anclaje
en la construcción que han hecho los países más ricos del mundo, las Na-
ciones Unidas, la OCDE, la Comunidad Europea y los sectores hegemóni-
cos de los países del Tercer Mundo acerca del Proyecto de la Sociedad de la
Información (Valderrama 2012). Una consecuencia de este plan estratégico
es que el conocimiento, la comunicación, la información y la construcción
de significados desempeñan un rol vertebral en el ejercicio del poder, y
también de su contraparte, el contrapoder. En relación a ello, Scott Lash
(2005) señala que para entender a la sociedad de la información hay que
tener en cuenta las cualidades primarias de la propia información, siendo
estas: el flujo, el desarraigo, la compresión espacial y temporal y las rela-
ciones en tiempo real.
Estos factores son de suma importancia ya que, como sabemos, los mo-
dos de desarrollo hegemónicos de cada época estructuran las relaciones
sociales de la sociedad en cuestión. La revolución tecnológica del período
mencionado ha generado un nuevo modelo de organización socio-técnica
caracterizada fundamentalmente por la transformación de las dimensiones
espacio-temporales de la vida humana. La ampliación de la penetración
de las telecomunicaciones y la masificación del acceso a las tecnologías di-
gitales ha producido cambios en las formas en que circulan los discursos,
los saberes, las informaciones, los bienes y las formas en que se relacionan
los sujetos. El mensaje y los símbolos contenidos en él cuando se transfor-
man en bytes se convierten en “medios para” con la capacidad de proliferar
anárquicamente, por ello, dice Lash acerca de las relaciones de poder ge-
neradas a partir del desorden informacional de estas sociedades que “por
un lado, el poder y conocimiento inmediato de los bytes de información, y
por otro, el reordenamiento de la información en categorías de propiedad
intelectual” (2005: 26).
No entraremos en detalle sobre las diferentes estrategias que el capitalismo
crea para generar valor sobre este tipo de bienes informacionales (Zuker-
feld 2010) y las implicancias políticas y económicas que los cercamientos
artificiales contraen, pero sí diremos aquí que cuando circulan en el cibe-
respacio adoptan la forma de bytes, se comprimen, perdiendo en ese mo-
mento la clásica limitación espacial y temporal. Esto, a su vez, posibilita
apuntes su replicabilidad veloz tendiente a un costo de 0 y transversal en todos los
CECYP
niveles territoriales hasta donde la Red llegue (local, regional, global). In-
ternet, en especial, tiene la capacidad de transmitir rápidamente mensajes
27 y de organizar una acción en común trascendiendo la relación ‘cara a cara’
propia del espacio físico. No obstante, no significa que estemos frente al fin
de los encuentros presenciales, sino que el ciberespacio se convierte en un
PÁG I N A campo posibilitador para la socialización de imaginarios y para la organi-

170
zación de acciones colectivas deslocalizadas en tiempo real. En términos de
Castells (2001), las relaciones sociales actualmente están atravesadas por
las tecnologías de comunicación, e Internet es ya un medio de comunica-
ción, de interacción y de organización social.
Siguiendo el análisis de Carlos Valderrama (2008) sobre la relación entre
los movimientos sociales y las tecnologías, se toman sus categorías para
caracterizar las prácticas de las organizaciones animalistas en red. Como
otros movimientos y colectivos de la era digital, ellas exhiben en sus prác-
ticas rasgos que tensionan las formas de saber hacer previas, mostrando
quiebres en tres aspectos: los movimientos de la sociedad informacional
se organizan y movilizan en torno a valores culturales modificando el ca-
rácter de lucha de clases del pasado; proponen una organización basada
en formas horizontales y autoorganizadas frente a las tradicionales de tipo
verticalista; y sus mensajes asumen un carácter global a través del uso de
las tecnologías digitales trascendiendo la frontera local o regional. Para
constatar esta caracterización y lo dicho hasta el momento, cuando se pre-
gunta por el surgimiento de la organización los referentes entrevistados
comentan sobre la importancia que ha tenido Internet para poder generar A. Méndez
contacto con otros activistas del movimiento. Se cita a continuación un ex-
Taller
tracto claro:
Porque digamos hay que tener en cuenta que esto [refiriéndose al
especismo] en las universidades no se ve, en la televisión no se ve,
no es una temática que ves en la escuela, en la universidad, en los
medios de comunicación, libros hay muy pocos, o sea, no tenés ac-
ceso a eso. Entonces la manera de tomar contacto era por Internet
digamos. Entonces en esa época estaba el tema de los Fotolog, bueno
después surge esto un poco más de Facebook (…) la cadena empieza
por un activista de Igualdad Animal que nos contacta a través de un
Fotolog que teníamos. Que en realidad era un Fotolog que me acuer-
do que le puse el nombre de la organización “Por la defensa del medio
ambiente”, entonces yo había puesto alguna información respecto de
veganismo (…) yo había dejado el correo de las personas que eran de
esa organización, y este chico, este activista, comenta que él es vega-
no, que quería contactar con algunos veganos de acá, y bueno, estos
amigos de esta organización ambientalista me dicen: “sí, hay una
chica que es vegana, mirá, le hemos pasado...”, y yo tomo contacto
con este activista y desde ahí empezamos a hablar. Todo esto surge
por un Fotolog. (Fundadora de Especismo Cero).
Además de su uso como espacio comunicativo, Internet les resulta un me-
dio idóneo y efectivo para informar acerca de realidades ignoradas que apuntes
CECYP
coexisten en el mismo mundo, y cuestionar mediante recursos visuales y
discursivos las prácticas sociales instituidas que suscriben la relación espe-
cista entre humanos y no humanos. Estos métodos promueven el debate e 27
interacción entre activistas y personas que se aproximan mediante la Red a
la temática, desconocida o ignorada por lo general. En relación, las entre-
vistadas de #SinZoo y de Asociación Animalista Libera! comentaron: PÁG I N A

Para mi es fundamental [la entrevistada se está refiriendo al uso de


Internet], porque a partir de ahí yo empecé a tener conocimiento
también de lo que es veganismo, yo empecé vía Facebook por ejem-
171
Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
plo, pero había grupos Yahoo y ahí me fui informando en todo. Aho-
ra es mucho más accesible, hay videos que muestran cómo son los
mataderos, muestran la verdad de lo que les imponemos a los que
no se pueden defender de nosotros. Por ejemplo, hay un video que
se puede encontrar poniendo ‘miralatierra.com’ y bueno, ahí vas a
tener bastante para poder concientizarse sobre la problemática (Ac-
tivista de #SinZoo).
Siempre esto pasa por redes sociales, estamos muy activos en redes
sociales, publicamos todos los días, tratamos de estar muy presentes
en el ámbito de las redes sociales porque es un medio muy efectivo
para nosotros (…) En general el movimiento animalista es el movi-
miento, ¡no Libera eh!, sino todo lo que es el movimiento animalis-
ta, es el movimiento con más presencia en redes sociales hoy en día
que existe en el mundo, o sea, en las redes sociales nos tienen pavor
(…) en redes sociales somos como una avalancha, por eso cuando se
convoca un twixtor por tal tema con tal hashtag barremos, en veinte
minutos somos el twit premier (Coordinadora Libera! Buenos Aires).
Por lo tanto podemos pensar para este caso que el uso de las tecnologías di-
gitales en articulación con los objetivos y prácticas de los actores animalis-
tas que se apropian de ellas, permite que la “ética VEG” pueda prolongarse
creando un efecto multiplicador y de adhesión en el país, pero también en
las sociedades de distintos lugares del mundo. Por ejemplo, el 4 de marzo
de 2014, en su muro de Facebook, Especismo Cero publicó un mensaje re-
cibido a su casilla que decía así:
Realmente les felicito por esa página tan hermosa y llena de infor-
mación. Gracias porque realmente nos hacen ver cosas que antes no
veíamos o no teníamos la conciencia, por ignorancia, por falta de
educación, por muchas razones, nada de esto sabía de niña y menos
me enseñaron, pero hoy con tanta información y páginas como la de
uds, entre otras, siento que no es tarde para cambiar nuestra forma
de pensar y actuar (Extraído de Facebook Especismo Cero, 2016).
Internet resulta una tecnología fructuosa porque disminuye costos y tiempos
en la comunicación y producción conectando a más sujetos y colectivos, y
además al compartirse el mensaje se abre un espacio para la participación y
el intercambio. Apropiarse del ciberespacio de esta manera, favorece y faci-
apuntes lita la vinculación entre la misma como entre múltiples causas coexistentes.
CECYP
Llegado a este punto, no se puede obviar el papel determinante que desem-
peña la brecha digital respecto a la inclusión digital de un país (Gendler,
27 Lago Martínez y Méndez 2015). La limitación que encuentran las organiza-
ciones animalistas argentinas para su crecimiento y efecto concientizador
es, en primera instancia, la brecha de acceso en tanto restringe su capaci-
dad de llegada a las poblaciones sin acceso al espacio online. Esto tenien-
PÁG I N A
do en cuenta que cuando actúan en el espacio offline (espacio físico de la

172 acción) resultan ser grupos pocos numerosos de activistas y ciudadanos


autoconvocados (Méndez 2014). Y en segunda instancia, la brecha de co-
nocimiento parece influir también en sus estrategias de difusión, ya que
con la masificación de la web 2.0 los usuarios tienden a hacer un uso mayor
de redes sociales, en Argentina principalmente Facebook, generándose un
recorte de acceso al conocimiento, en tanto, se recorta al tipo de uso y con-
sumo tecnológico en relación al algoritmo propio de esta página web.12 De
todos modos, visto el contexto informacional de nuestras sociedades, del
que Argentina no está exenta,13 es central que estas organizaciones realicen
la apropiación tecnológica.
En síntesis, la esfera tecnológica en Argentina con énfasis en la Ciudad de
Buenos Aires, tiene una importancia creciente en la sociabilización de los
sujetos contemporáneos y en las prácticas de la vida cotidiana. Además,
se está construyendo un imaginario social que valora a las computadoras,
los dispositivos móviles y la conectividad como necesarias para el acceso
al conocimiento y a las competencias escolares y laborales (Lago Martínez
2015). Y las organizaciones animalistas, claro está, no están al margen de A. Méndez
esta mediatización y digitalización de la vida, influyendo en sus estrate- Taller
gias y formas organizativas14, más aún cuando perciben que apropiarse de
las tecnologías digitales resulta en la práctica concreta un elemento funda-
mental para contra-informar y cumplir con su objetivo social: luchar por
la defensa de todos los animales y abolir el especismo institucionalizado.

12. EdgeRank es el algoritmo de Facebook que se encarga de definir la relevancia


de las publicaciones, y por lo tanto, el orden en el que aparecen en el muro (News
Feed) de los usuarios y en los resultados de búsqueda. Este algoritmo es el
encargado de decidir qué es lo más interesante para el usuario en cada momento
(López y Ciuffoli, 2012: 23).
13. Concretamente, si vemos los datos publicados por la Encuesta Nacional
de Consumos Culturales y Entorno Digital de Argentina (2013), el 71% de los
argentinos tiene PC, el 68% es usuario, el 65% se conecta a Internet y el 60% tiene
conexión en su casa. Aquí se suma que el 24% de la población se conecta a Internet
a través de los smartphones. Y con respecto a los contenidos que se consumen
en Internet, las redes sociales se ubican primero con un 57% de usuarios, luego
le siguen chequear e-mails (54%) e informarse a través de diarios (37%), medios
alternativos (36%) y blogs (24%). Es importante destacar que los datos para la
población de Buenos Aires -donde para este artículo se han recortado los casos
empíricos- son muy superiores: la tenencia de PC y dispositivos inalámbricos
están cerca de la cobertura total, y el acceso a Internet sube al 84 %. La ENCCyED
fue realizada durante el primer semestre de 2013. Se aplicó a población de 12
años y más residente en localidades de más de 30.000 habitantes de todo el
apuntes
CECYP
país. Se realizó a través de entrevistas domiciliarias y de aplicación personal, el
formato adoptado fue semiestructurado, con predominio de preguntas cerradas,
y la extensión alcanzó alrededor de 128 preguntas aproximadamente. El diseño
muestral contempló la estratificación según las 6 regiones del país (AMBA,
27
NOA, NEA, Centro, Cuyo y Patagonia). Al interior de cada estrato se realizó una
selección aleatoria (con probabilidad proporcional al tamaño) de radios censales
y manzanas de viviendas; la selección final del entrevistado al interior del hogar se
realizó con cuotas de sexo y edad ajustadas a parámetros censales. El tamaño de PÁG I N A

173
la muestra fue de 3.574 casos efectivos, sobre un total de 3.600 casos planificados
inicialmente.
14. Para mayores detalles sobre la relación entre las tecnologías digitales y las
formas de acción y organización del movimiento animalista en Argentina ver
Méndez (2014).
Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
El especismo institucionalizado y las críticas de la
visión animalista
Cuando nos referimos al especismo estamos hablando de un tipo de discri-
minación basada en la especie fundamentada en tradiciones culturales que
asociaron al animal con una falla constitutiva, según Gabriel Giorgi, defini-
da en su contraposición a la vida humana, social y tecnológica a través de
una serie de distinciones y oposiciones encargadas de ordenar y clasificar
cuerpos y formas de vida, éticas y políticas: “natural/cultural, salvaje/civi-
lizado, biológico/tecnológico, irracional/racional, viviente/hablante, orgá-
nico/mecánico, deseo/instinto, individual/colectivo, etc.” (2014: 13). Es en
la práctica una consideración arbitraria y despreciativa a quienes se consi-
deran seres inferiores por no ser humanos. Esencialmente, “el especismo
es un prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los miembros
de nuestra propia especie y en contra de los de otras” (Singer 1999: 42).
También “significa dañar a otros porque son miembros de otra especie”
(Aboglio 2011: 42).
De forma similar que el sexismo y el racismo, el especismo opera en el ima-
ginario social de nuestras sociedades, por eso resulta imperceptible para el
sentido común ya que se introyecta en la conciencia colectiva desde el mo-
mento en que los individuos se convierten en sujetos mediante el proceso
de socialización durante los primeros años de vida. Existe ya naturalizado
e instituido. Recordemos el pensamiento de Cornelius Castoriadis (1993)
acerca de la sociedad y la formación de su imaginario. Si el imaginario re-
mite a lo simbólico, a aquello que otorga sentido, y si la sociedad existe
constituyendo cada vez su orden simbólico (constitución que no es libre de
lo que ya se encuentra allí, de lo que ya existe, de la historia), el imaginario
social preexistente resulta ser el dador de sentido de la sociedad. En este
proceso, la sociedad constituye un simbolismo tomando aspectos de lo na-
tural y de lo histórico. A su vez, este simbolismo, por un lado, determina los
aspectos de la vida y de la sociedad, y por otro, está lleno de intersticios y
de grados de libertad. Esta concepción de lo social, como un histórico-so-
cial constituido cada vez por los sujetos y por el imaginario heredado tiene
suma relevancia a la hora de pensar un cambio en los imaginarios en los
que se funda la sociedad, más adelante se retoma esta idea.
apuntes
CECYP Mientras tanto se explicará que el especismo es el resultado de los valores,
los estilos de vida y las costumbres que los humanos edificaron histórica y
27 socialmente respecto los no humanos. Es decir, “las relaciones que los seres
humanos establecen con los animales derivan de las representaciones que
construyen acerca de ellos” (Navarro 2012: 4 y 5). Y es mediante el proce-
so de socialización que transfiere generación a generación el simbolismo
PÁG I N A
heredado, cómo ese tipo de representaciones y relaciones establecidas asu-

174 men la forma de universal, se cristalizan, no se cuestionan, y terminan por


institucionalizarse. Asumen, así, la apariencia de naturales y eternas. En
términos de Judith Butler (2010), son marcos de inteligibilidad que defi-
nen la pertenencia o exclusión a una vida humana, a ser considerado una
persona o no-persona, y en este caso, lo animal inferiorizado a lo humano.
Comprendemos, entonces, al especismo institucionalizado como una cons-
trucción imaginaria de tipo socio-ambiental que
opera como un concepto previo, un modelo con determinados códigos
culturales, tempranos aprendizajes y prejuicios varios, imbricados to-
dos en la llamada carga teórica de la percepción: esas ideas subyacen-
tes, invisibles pero fuertemente determinantes. Son significantes que
están antes de la percepción, afectando la manera en que se percibe la
realidad. Internalizado desde la infancia, el especismo domina nuestra
percepción estableciendo criterios de valoración (Aboglio 2011: 47).
Decimos que es un tipo de imaginario socio-ambiental, porque signa la re-
lación que establecen los seres humanos con los no humanos al instituir en
A. Méndez
el imaginario social, por un lado, la explotación de la biomasa para la ob-
tención de mercancías, convirtiendo a seres vivos en fuentes, herramientas Taller

y productos para el consumo. Esta instrumentalización de los no humanos


se manifiesta en los diferentes ámbitos de explotación y maltrato animal.
Se trata de esferas sociales y económicas abocadas a la experimentación,
la alimentación, el entretenimiento, la vestimenta y los trabajos involun-
tarios, comprometidas directamente con el desarrollo del sistema agroali-
mentario, el farmacéutico, el bélico, el cosmetológico, el comercio peletero,
de los circos, los acuarios, los zoológicos, los animales de compañía y do-
mésticos, la caza deportiva, la tracción a sangre y la zoofilia.
Y también, se manifiesta en determinadas expresiones del lenguaje utiliza-
das para desvalorizar o rotular características negativas de los humanos:
“decir por ejemplo es un cerdo para referirse a alguien sucio, rata a alguien
tacaño, gallina al cobarde, víbora al mal intencionado. Pero los cerdos evi-
tan ensuciar su vivienda y ciertamente no tienden a comer de más” (2011:
43). Además de apoyarse en fundamentos especistas, éstos resultan por
completo falsos ya que en sí ni las ratas son tacañas, ni las serpientes por-
tan malas intenciones en su forma de vida, y las gallinas son defensoras de
sus nidos. Cuando se reflexiona sobre estas cuestiones, se comienza a des-
enmascarar el especismo institucionalizado que se despliega en un lengua-
je peyorativo, ya que “sin el especismo de fondo, estos términos no serían
degradantes” (2011: 44). apuntes
CECYP
Por consiguiente, el especismo institucionalizado es una construcción his-
tórica y social imaginaria sobre lo que los seres humanos percibimos, pen-
samos y conceptualizamos acerca de los animales no humanos. Como indi- 27
ca Alexandra Navarro (2012), es una mirada instrumental donde el animal
se configura como un ser “en relación a”, “en función de”, “viviente para”,
“al servicio de”, “mejor que”, por lo que siempre sus usos están en relación PÁG I N A
con las consideraciones y conceptualizaciones humanas. Ya Max Horkhei-
mer y Theodor Adorno (1969) plantearon que la idea del hombre se con-
forma en el mundo occidental respecto su diferenciación del animal. Esta
separación basada en la posesión o no posesión de la razón y la palabra,
175
Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
justifica hasta nuestros días el trato desventajoso y la discriminación hacia
los no humanos. En palabras de los autores:
Esta antítesis ha sido predicada con tal constancia y unanimidad por
todos los antepasados del pensamiento burgués –antiguos judíos, es-
toicos y padres de la Iglesia-, y luego a través de la Edad Media y la
Edad Moderna, que pertenece ya como pocas otras ideas al fondo ina-
lienable de la antropología occidental (…) Al hombre lo caracteriza la
razón de la evolución despiadada; el animal, del que extrae sus san-
guinarias conclusiones, no tiene más que el terror irracional, el instin-
to de la fuga que le es impedida (1969: 288).
La construcción simbólica sobre lo que pensamos acerca de los animales no
humanos es lo que termina otorgándoles una identidad parcial, es decir, a
cada especie se le ha asignado una razón de ser: la vaca nos da leche y carne,
el perro es compañero y leal, el elefante sirve a nuestro entretenimiento, las
palomas son plaga, los loros son divertidos, los delfines son inteligentes, los
cerdos son asquerosos pero su carne es más sana, y así podríamos seguir
enumerando ejemplos demostrativos de las percepciones que los humanos
hemos construido acerca de los no humanos. La concepción que atraviesa
a cada uno es que a cada animal le corresponde un uso para con la especie
humana, especie que se autopercibe como detentora de un derecho natural,
que nada tiene de ello pues, como venimos analizando, es el resultado de
una construcción histórica-social, y por lo tanto, producto del pensamiento
y las prácticas humanas.
Según Ana María Aboglio (2011), existe una serie de proposiciones alega-
das que justifican el especismo institucionalizado: las contempladas dentro
de justificaciones filosóficas y religiosas provenientes de la filosofía tradi-
cional y las creencias religiosas, y otras llamadas justificaciones oídas ha-
bitualmente vinculadas a las enunciaciones oídas cotidianamente sin base
lógica. Nos detendremos brevemente en cada una de ellas.
Dentro de las primeras, se encuentran las justificaciones basadas en:
1. el animal autómata proveniente de la filosofía de René Descartes (1596-
1650) que supone que los animales no sienten y no tienen intereses,
esto, por ende, despoja al ser humano de obligaciones morales para con
ellos. “Partiendo de la dicotomía mente-cuerpo presente en el huma-
apuntes no, convirtió al animal en cuerpo-máquina, pues carente de conciencia,
CECYP
quedaba desprovisto de alma, insensible como un objeto que hace rui-
do cuando se lo despedaza, pero no por sentir dolor” (2011: 34).
27 2. la carencia de mente humana justifica la infravaloración desde la no-
ción de la carencia que entiende a los humanos como seres superiores
por poseer capacidades que los animales no. Se los inferioriza “porque
PÁG I N A no tendrían la capacidad para razonar, porque les falta lenguaje, por-

176
que no pueden ser agentes morales al no poder formular juicios éticos
o porque no son autoconscientes” (2011: 34). Así, la propia especie hu-
mana se autoriza al uso y la destrucción de los no humanos.
3. la responsabilidad es de Dios tiene su fundamento en lectura realiza-
da de la Biblia impuesta por la Iglesia Católica a partir de donde se
ha entendido que los animales fueron dados al hombre por Dios como
fuente de alimento y la naturaleza como fuente de recursos. Bajo esta
interpretación, el sentido construido es que “los animales no tienen im-
portancia moral y que son espíritus inferiores que están simplemente
para servicio del humano” (2011: 36). La institución de este imaginario
influyó notablemente en Occidente reforzando la interpretación jerár-
quica, aristotélico-tomista de la Biblia.
Respecto al segundo tipo de justificaciones se incluyen las siguientes:
1. lo tradicional o natural del uso se sostiene, simplemente, en la percep-
ción social que justifica la(s) discriminación(es) por factores tradicio-
nales, por la costumbre y los valores arraigados. La repetición de este-
A. Méndez
reotipos y prácticas heredadas generación tras generación asumen en
el sentido común la impresión de ser naturales, es decir, de ser intrín- Taller

secas a la biología humana. “La esclavitud humana fue racionalmente


aceptada porque devenía de la “natural” inferioridad de los prisioneros
o la gente de color. Y esto es tan “natural” como crear animales transgé-
nicos o clonarlos” (2011: 39).
2. la comida como cuestión personal justifica la apropiación que hacemos
de los otros no humanos para el beneficio de nuestra especie en lo que
respecta al ámbito alimentario. En la actualidad, los métodos de encie-
rro a los que son sometidos los millones de animales destinados a la
alimentación humana, pero también no humana (principalmente, para
la elaboración de alimentos envasados para alimentar a los animales
domésticos urbanos) son crueles, dañinos y nocivos del ambiente, cues-
tión que compromete la ética y moral de nuestras sociedades.
3. la violencia entre especies se utiliza comúnmente para explicar por qué
los humanos violentan a otras especies desde una posición que iguala
las conductas de supervivencia. Esta justificación encuentra una con-
tradicción intrínseca en el razonamiento especista: si por un lado el ser
humano se concibe superior a los demás seres del Planeta y no actua-
mos por meros instintos como ellos, por otro, si los animales matan
para comer y para sobrevivir entonces esto justificaría que también lo
hagamos ya que somos también seres de la misma naturaleza. Son “ra- apuntes
CECYP
zonamientos contrapuestos, ambos erróneos, para justificar la esclavi-
tud animal” (2011: 40).
4. el omnivorismo como determinante defiende la visión de que como so-
27
mos una especie que puede digerir una amplia diversidad de alimentos,
esto significaría que debemos comer otros animales para poder gozar
de una buena salud. Pero la estructura del cuerpo humano muestra que PÁG I N A

177
estamos mejor preparados para masticar, digerir y procesar vegeta-
les en lugar de alimentos de origen animal. Nuestros dientes caninos
son pequeños, nuestra saliva tiene enzimas para digerir carbohidra-

Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
tos, nuestra acidez estomacal es leve a diferencia de los carnívoros, y
nuestros intestinos son más similares a los de los herbívoros por su
longitud. Los carnívoros poseen intestinos cortos ya que la carne una
vez hecha cadáver para no ser tóxica debe digerirse rápidamente. Esto
no ocurre en nuestros largos intestinos: una vez consumida la carne,
la putrefacción (detenida por la cadena de frío de las heladeras) esta-
lla apenas es ingerida en nuestro cuerpo prolongándose el tiempo que
permanece su toxicidad ya que no contamos con los intestinos de los
animales carnívoros.
5. la matanza de los vegetales cuestiona la idea vegana de no consumir
ningún tipo de producto de origen animal, pero sí vegetal. El sentido
común cuestiona ¿y las plantas acaso no son vida?, o ¿por qué comer
animales está mal y comer plantas no? Es evidente que las plantas for-
man parte de los seres vivientes de este planeta, siendo ellos sus más
antiguos pobladores junto con los seres microscópicos. Sin embargo,
no cuentan con un sistema nervioso central, un cerebro, receptores
para la sensación de dolor, endorfinas para calmarlo, como sí los ani-
males o seres sintientes. “Su percepción de tipo energético y químico no
remite a un self que “sienta”, pero los hace capaz de reaccionar según
lo que sea más conveniente para la continuidad de su vida” (2011: 41).
Un feed-lot, un matadero o un laboratorio de vivisección por dentro
muestran ya esta diferencia cuando se ven los rostros fóbicos y se oyen
los alaridos del horror no humano.
Frente a este imaginario socio-ambiental, recurriendo a la denuncia, la
protesta de alto contenido simbólico y la concientización (Méndez 2014;
2015), la visión animalista plantea un cambio radical en las prácticas que
definen la relación humano - no humano. Trae consigo una puesta en mo-
vimiento de los lugares del animal redefiniendo los límites de las configu-
raciones binarias modernas de la sociedad occidental (Giorgi 2014). Como
expresa la abogada y activista por los derechos animales,
el veganismo no es una práctica que se divulga como mera opción in-
dividual: es la línea de base innegociable de una postura que aspira
a pervertir la trama de dominio que se ejerce sobre los no humanos,
develándola, exponiéndola, sacándola a la luz. Trama hecha de domi-
apuntes nación, opresión y explotación (Aboglio 2013: 55).
CECYP
Es importante destacar que el antiespecismo no privilegia a una especie
sobre otra, ningún trato desventajoso es aceptado. Esta idea se refleja, por
27 ejemplo, en el discurso de los entrevistados:
Nadie tiene derecho a tomar vidas ajenas para entretenerse un do-
mingo, a nosotros no nos gustaría, es una cuestión de empatía, hay
PÁG I N A que pensar lo que nosotros no querríamos para nosotros y de ahí en

178
más no hacérselo a nadie (Activista de #SinZoo).
Cuando uno ya empieza a hablar de especismo dejamos en claro que
no solamente vamos a defender a los perros y a los gatos, o sea, que
el movimiento de derechos de los animales no se trata solamente de
perros y gatos (…) defendemos a todos los animales (…) Es decir, el es-
pecismo no es solamente discriminar a los demás animales por igual,
sino que quizá algunos los discriminamos más o no les otorgamos de-
terminados derechos y a otros sí (Fundadora de Especismo Cero).
Es una corriente de pensamiento contracultural (Rodríguez González 2006)
para la cual ninguna especie goza de un derecho natural que justifique el
sometimiento de una por sobre otras. Concibe al especismo, contra el que lu-
cha, como la infravaloración de la especie humana hacia los demás animales,
y también, como el trato desventajoso que ejerce la especie humana entre los
no humanos: por qué un perro tendría más derecho a vivir y ser amado que
una vaca, o viceversa, por qué una vaca puede ser sagrada y un perro puede
ser comido; los fundamentos son construcciones sociales. Este es el cues-
tionamiento de fondo que las organizaciones animalistas hacen al especis- A. Méndez
mo, su base no natural. Como postula Gabriel Giorgi siguiendo a Espósito, Taller
la vida animal es una zona de indiscernibilidad entre bios y zoé, “ya no se
puede trazar esa distinción o donde la distinción misma se revela incom-
prensible para nuestra época” (2014: 39). Luciana Lira (2013) plantea que
la disputa contemporánea en torno a la clasificación de especies animales se
da entre un discurso hegemónico expresado en el valor instrumental basa-
do en las oposiciones binarias entre naturaleza y cultura de las dicotomías
clásicas occidentales, y entre un contradiscurso que busca ampliar las bases
de clasificación e inclusión de especies a la comunidad moral. La moralidad
antiespecista, según la autora, expresa una perspectiva integradora de la re-
lación entre naturaleza y cultura, “procura situar a los animales humanos y
no humanos en un mismo plano de consideración moral” (2013: 69).
En este punto volvemos al planteo de Castoriadis (1993). Los significantes
e imaginarios sobre los que se edifica la sociedad y sus instituciones no son
fijos, no son definiciones cerradas, no son de una vez para siempre. Siguien-
do su perspectiva, la emergencia de nuevas instituciones y maneras de vivir
es siempre una construcción activa de los sujetos. La humanidad, por ende,
existe definiéndose cada vez. Estas definiciones, por un lado, salen del ser
humano mismo, las inventa y al hacerlo se hace a sí mismo y a su ambien-
te, y por otro, ninguna definición sea racional, natural o histórica permite
fijarlas de una vez por todas. Por lo tanto, no hay imaginarios inmutables
o eternos. El antiespecismo, como nuevo imaginario socio-ambiental, con-
apuntes
CECYP

lleva en sí mismo el germen para transgredir la heteronomía instituida del


especismo. Los sujetos pueden “encontrar o crear medios sociales de una
expresión pública original y contribuir a la autoalteración del mundo so-
27
cial” (Castoriadis 2008: 2). Pese al poder que ejerce este imaginario, puede
ocurrir también la puesta en duda de las significaciones instituidas y de la
ruptura con la heteronomía especista. PÁG I N A

De lo que se pretende dar cuenta es que no hay una realidad última ya


hecha, sino que la sociedad es una construcción histórica-social en perma-
nente tensión entre la sociedad instituyente -el potencial de cambio - y la
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Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
instituida –lo que es-, entre la historia hecha y la historia que se hace, entre
el pasado, el presente y el futuro. Aquí la reflexión de la entrevistada de
Libera! Buenos Aires ilustra:
el veganismo es la postura ética más completa que existe, porque
protege a los animales, respeta a los animales, respeta a los seres
humanos más pobres y miserables de este mundo, respeta al Planeta
(…) Es integral, el veganismo es la mayor revolución de la historia de
la humanidad, es lo que nos toca ahora. Y es un poder muy fuerte que
tenemos, y yo creo que poco a poco vamos siendo más fuertes, hay un
crecimiento de la población vegana muy grande (…) estamos siendo
una fuerza de choque, y eso es una buena noticia [sonríe] (Coordina-
dora Libera! Buenos Aires).
Sostiene el respeto hacia la vida y apela por la abolición de toda esfera de
explotación y maltrato animal a través de acciones concretas que modifi-
can la relación entre sociedad y ambiente. Abandonar todo el consumo de
animales ya abre una vía para construir un cambio, y no sólo aplica a la
esfera alimentaria de nuestras vidas, también erradica el consumo animal
destinado al entretenimiento -circos, zoológicos, acuarios, crianza, compra
y venta de animales de compañía, la zoofilia, caza, jineteadas, tauromaquia,
riñas, carreras, etc.-, a la experimentación -industrias farmacológicas, cos-
metológicas, armamentísticas y tabaqueras que testean con no humanos-,
a la vestimenta –uso de cueros y pieles fabricados por la industria pele-
tera-, y a la tracción de transportes y carros por sangre. Contra el marco
de la norma de lo humano (individuo neoliberal, capitalista, propietario)
el antiespecismo y la problematización de la cuestión animal oponen otra
política de lo viviente (Giorgi 2014). Siguiendo a este autor, la cultura en-
saya modos alternativos de percibir y significar lo animal, al proponer una
distinción central en los mecanismos ordenadores de los imaginarios civi-
lizatorios modernos.
Esta contracultura contemporánea disputa al especismo institucionalizado
el imaginario social que se ha constituido sobre la relación humanos – no
humanos al mostrar el velo especista operante en nuestras tradiciones y
estilos de vida, y concientizar acerca de la representación de la alteridad
como vida sintiente que debe ser respetada (Navarro 2012; Lira 2013). En
apuntes un planeta compuesto de una vasta biodiversidad que atraviesa un contex-
CECYP
to ambiental crítico, el pensamiento antiespecista crea un medio alternati-
vo para pensar una forma diferente de (co)evolución del Planeta Tierra. La
27 noción de terráqueos, en contraposición al antropocentrismo que determi-
na las dicotomías clásicas naturaleza/sociedad y hombre/animal, reposi-
ciona al humano en el ámbito de la naturaleza y plantea a la vida como un
proceso de codependencia basado en el principio de vida y existencia de los
PÁG I N A
habitantes de La Tierra.

180
Reflexiones finales
La emergencia de las organizaciones animalistas en red en Argentina su-
pone una reconfiguración en los imaginarios socio-ambientales, implica la
aparición de nuevas políticas y retóricas de lo viviente donde la forma-ani-
mal pierde fuerza formal en tanto “se pone en cuestión la noción misma de
especie” (Giorgi 2014: 35). A nivel global, desde sus orígenes en la década
de 1940, su conformación como movimiento por la liberación animal du-
rante los ‘70 y ’80, y su cada vez más notoria presencia y expansión geográ-
fica desde los años 2000 hasta hoy, ha ido construyendo una perspectiva
novedosa para repensar las formas en que la sociedad interactúa con el
resto del Planeta. El antiespecismo como contracultura, como vimos, ejer-
ce una profunda crítica a las costumbres, valores y modos de vida a través
de las que se ha edificado y se reproduce el especismo institucionalizado. A. Méndez
Develando la trama social de opresión y esclavitud que somete a los anima- Taller
les no humanos, pone en cuestión los cimientos histórico-sociales de esta
discriminación encubierta, y así, desnaturaliza el especismo.
Actualmente, para obrar en pos de estos cambios las tecnologías digitales
son para las organizaciones animalistas analizadas medios fundamentales.
Durante el trabajo de campo se ha recabado que tanto su expansión como
sus estrategias organizativas, sus métodos de convocatoria, reclutamiento
y difusión se encuentran mediados por las ellas, con énfasis de Internet
ya que se ha convertido en el soporte interactivo para construir una red
de redes y trascender los canales de comunicación tradicionales donde la
temática aún se encuentra expulsada. En este caso, el ciberespacio como
espacio para la divulgación de información juega un papel muy importante,
ya que ésta es considerada como una de las estrategias principales de com-
bate contra el especismo institucionalizado.
La visión antiespecista es un llamado a la reflexión en favor de la empatía y
justicia entre la sociedad y el ambiente en su conjunto. Como nuevo actor
social tiene la capacidad de ejercer su contrapoder para transformar la he-
teronomía especista de la formación social instituida y las significaciones
imaginarias en el que ésta se fundamenta. En este sentido, parafraseando
a Manuel Castells (2012), siempre que exista un poder aparecerá un con-
trapoder con el objetivo social de contrarrestarlo, en tanto, se trata de la
apuntes
capacidad de los actores sociales para desafiar al poder incorporado en las CECYP

instituciones de la sociedad y reclamar la representación de sus propios


valores e intereses. La capacidad del contrapoder animalista es, entonces,
desafiar y poner en cuestión la explotación de la biomasa, en particular, de
27
los animales no humanos llevada a cabo por el modelo de desarrollo actual,
en pos de un cambio socio-cultural en los valores, los estilos de vida, y en el
modo de producción de la sociedad que redirecciona los consumos acorde PÁG I N A

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a su lógica capitalista recreando una interrelación entre la sociedad y el
ambiente de tipo especista.

Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814
Estudiar la tensión entre hombre/animal o humanos/no humanos conju-
gada en las reivindicaciones y la lucha de las organizaciones animalistas
resignifica la relación sociedad-ambiente. En términos de Gabriel Giorgi,
es una propuesta para analizar la “multiplicación de zonas de vecindad y
de intercambio que no se dejan capturar bajo los modelos previos de ‘vida
animal’ y ‘vida humana’” (2014: 35).
Las posturas más radicalizadas de esta corriente plantean profundos cam-
bios en todos los niveles de la vida social, que no está exenta sino se corre-
laciona con el ambiente donde existe y con los seres que en él viven. En el
Manifiesto por el Abolicionismo Radical, refiriéndose al movimiento por
los animales no humanos, Steve Best concluye que:
Debemos enlazar la liberación de los otros animales a la liberación
humana y de la Tierra y construir un movimiento revolucionario su-
ficiente para vencer la hegemonía capitalista y rehacer la sociedad sin
los imanes del antropocentrismo, el especismo, patriarquía, racismo,
clasismo, estatismo, heterosexismo, ableísmo y cualquier otra perni-
ciosa forma de dominación jerárquica (2009: 7).
Como indica Brian Dominick (1997) el sistema utiliza muchas formas de
opresión, a saber: clasismo (opresión económica), estatismo (opresión
por la autoridad política), sexismo y patriarcado (opresiones basadas en
el sexo), racismo (opresión etnocentrista), etarismo (dominio por la edad),
“y, finalmente, las opresiones resultantes del antropocentrismo, a saber,
el especismo y la destrucción del ambiente” (1997: 2). Justamente uno de
los desafíos con los que se enfrenta el movimiento animalista es la libera-
ción humano-animal, teniendo en cuenta que la raíz de todas las formas de
opresión de la época se vinculan al orden social instituido. Construir nue-
vas representaciones sobre los animales como seres sintientes con otras
conductas y códigos comunicativos como las señales y mensajes sonoros,
infrasónicos, de ecolocación, las señales químicas, olfativas, gestuales y vi-
suales, pone en cuestión la inferioridad animal en la escala evolutiva, cier-
tamente, noción que es construida cada vez histórica-socialmente, al igual
que lo es el racismo, el clasismo y toda forma de discriminación y opresión.
Finalmente, se dejan planteadas algunas preguntas posibles para conti-
nuar investigando el fenómeno: ¿las redes de organizaciones animalistas
pueden convertirse en un contrapoder que logre modificar la cadena de
apuntes producción-distribución-cambio-consumo que organiza el sistema de pro-
CECYP
ducción?, ¿de qué manera las organizaciones animalistas argentinas arti-
culan las luchas económicas, sociales, políticas, culturales y ambientales?,
27 ¿es el antiespecismo en Argentina el germen de un nuevo imaginario so-
cio-ambiental?, ¿se constituye una nueva cultura en este proceso?, ¿qué
otras perspectivas emergen para entender la relación humano – no huma-
PÁG I N A no? Al abordar su análisis es preciso tener en cuenta que este tipo de orga-

182
nizaciones y actores sociales no son estáticos, sino que se caracterizan por
estar en un continuo proceso de autorreflexión, reelaboración, consolida-
ción y superación lo que los convierte en objetos de estudio complejos por
su grado de heterogeneidad y dinamismo.
El estudio sociológico de las identidades emergentes abocadas al cuestio-
namiento de la cultura especista y a la problematización del trato desventa-
joso que reciben los no humanos por ser seres diferentes a nuestra especie,
busca ser un aporte para la construcción de visiones alternativas y nuevos
marcos de significación sociocultural acerca de la compleja interacción que
se da cada vez entre la sociedad y el ambiente.

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Apuntes de Investigación del CECYP, 2016, (27):158-185. ISSN 0329-2142 // ISSNe 1851-9814

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