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Es necesario aclarar que un evento no es por sí mismo traumático, que lo sea dependerá de
condiciones subjetivas y personales del afectado. Por ende, se puede afirmar que algunas
situaciones son “traumatogénicas” (potencialmente traumáticas); es decir, que por sus
características pueden provocar efectos adversos permanentes en la salud psicofísica de las
personas.
Estado de crisis: Para Slaikeu (1988) se puede definir una crisis como un estado temporal
de trastorno y desorganización generado por un evento vital externo que sobrepasa la
capacidad de respuesta de la persona; en otras palabras, sus mecanismos de afrontamiento
le resultan insuficientes y se produce un desequilibrio e inadaptación psicológica.
Una crisis puede manifestarse a través una serie de reacciones físicas (cansancio,
taquicardia, sudoración, etc.), cognitivas (confusión, falta de concentración, rumiación,
etc.), emocionales (tristeza, culpa, irritabilidad, etc.) y de comportamiento (aislamiento,
hiperactividad, alteraciones del sueño etc.). A esas reacciones iniciales se las considera
“normales”, lo que se presenta como “anormal” es el evento vivido. Es por ello que en las
intervenciones que se realizan en las primeras etapas de las crisis no se habla de “pacientes”
sino de “afectados”
Urgencia: Se muestra como un suceso que solo afecta a una o pocas personas, sin
impacto a un nivel de comunidad y los recursos sociales son los suficientes como
para que la persona afectada sea atendida adecuadamente. (ej. Un accidente de
construcción de base donde pocos son los afectados).
Emergencia: Es una situación en la que las personas que son afectadas es mayor,
llega a tener un impacto social pero los recursos locales de asistencias alcanzan para
cubrir las necesidades de atención adecuada. (ej. Un choque de dos ómnibus de
pasajeros).
Desastre: Es una situación causada por sucesos naturales o que el hombre
interviene, que provoca alteraciones intensas e involucra a gran parte de la
población y en que se van acotando las estructuras de asistencias para las personas
afectadas. Incluye múltiples emergencias. (ej. Incendios de bosques o inundaciones
de una región).
Catástrofes: Se llega a presentar como una situación que afecta a la colectividad de
una forma global, por esa razón no se podrá contar con ayudad institucional. Se
requerida de ayuda externa fuera del lugar para sobre llevar la situación. (ej.
Terremoto en Haití).
Los desastres y las catástrofes, a diferencia de las urgencias y emergencias, constituyen las
situaciones que ocasionan mayor nivel de estrés colectivo al implicar a una gran cantidad
de personas afectadas, así como el desborde de las infraestructuras destinadas a la
asistencia.
R: Los momentos de la intervención de una crisis son antes, durante y después, de la misma
manera, se puede entender que los momentos de una intervención de una crisis se dividen
en dos que son:
Intervención en primer orden: Son aquellas que se tienen que brindar inmediatamente
después de acontecido el evento traumático, dentro de las 72 horas pasando el tiempo la
situación llega a ser más fuerte el trauma para la persona.
De igual manera la intervención de primer orden puede ser dirigida por personas que no
necesariamente sean profesionales de la salud.
Algunos autores, como ser Taylor, W y Frazer, G en 1981, refieren un sexto nivel de
víctimas, integrado por aquellos que podrían haber sido víctimas de primer nivel y no lo
fueron por distintos motivos, por ejemplo, perdieron el vuelo que sufrió el accidente.
En algunos casos de este nivel se corroboró que la situación referida les provocó
sentimientos intensos de remordimientos o culpa.
R: Tomando una parte de la definición que Beckman hizo en 1984, una mala noticia es:
“cualquier noticia que altere drástica y negativamente la visión que una persona tiene de sí
misma y de su futuro”. De acuerdo con el Departamento de Salud, Servicios Sociales y
Seguridad Pública de Belfast (2003) “malas noticias pueden tener diferente significado para
diferentes personas”.
Para Bor, Millar, Goldman y Scher (1993) “situaciones en que existe una sensación de falta
de esperanza, una amenaza al bienestar mental y físico, un riesgo de alteración del estilo de
vida, o cuando un mensaje transmite una disminución de las opciones sobre la vida”.
Las personas que realizan los primeros auxilios emocionales son las encargadas de
comunicar a los afectados y sus familiares “malas noticias”. Esta situación implica una
carga emocional tanto para quien debe dar la información como para el que la recibe,
puesto que es un derecho de las personas recibir toda la información que se encuentre
disponible.
R: Las etapas de duelo mencionadas en el texto son las de la autora Elizabeth Kubler Ross
(1975), que fueron descritas para acompañar y entender las 5 fases por las cuales atraviesa
una persona ante una perdida, son las siguientes:
Etapa de negación, shock:
Es una reacción que se produce inmediatamente, con frecuencia aparejada a un
estado de shock o embotamiento emocional e incluso cognitivo. “No lo puedo
creer”. “Todavía no caigo”.
Es una de las respuestas inmediatas a la recepción de la noticia, constituyendo una
de las maneras posibles que permiten amortiguar el impacto de la misma. La
información es imposible de ser aceptada por lo que se niega la realidad de la
noticia devastadora, si bien en los inicios del duelo es una respuesta normal,
permanecer en ella es perjudicial, ya que impide la aceptación de lo sucedido.
Etapa de rabia, explosión:
En esta etapa la persona reconoce lo sucedido, pero no lo acepta, presenta un
comportamiento hostil con el ambiente, dicha frustración conlleva a su vez la
aparición de enfado y de ira con la situación, que es vivida como injusta.
Etapa de la negociación:
Se desarrolla una aceptación parcial de lo sucedido, pero necesitando algo a cambio.
En la fase de negociación la persona guarda la esperanza de que nada cambie y de
que puede influir de algún modo en la situación. Un ejemplo típico es personas que
creen que podrán volver con su pareja si empiezan a comportarse de otra manera.
Etapa de depresión:
La cuarta etapa del modelo de Kübler-Ross sobre el duelo es la de depresión. En
este periodo la persona empieza a asumir de forma definitiva la realidad de la
pérdida, y ello genera sentimientos de tristeza y de desesperanza junto con otros
síntomas típicos de los estados depresivos, como el aislamiento social o la falta de
motivación.
En esta etapa se comprende y acepta lo sucedido con profundo dolor. Son frecuentes
síntomas de desinterés, apatía, desánimo.
Etapa de aceptación:
Después de las fases de negación, ira, negociación y depresión llega la
aceptación de la pérdida y la llegada de un estado de calma asociado a la
comprensión de que la muerte y otras pérdidas son fenómenos naturales en la vida
humana, comprendiendo que tarea de esta etapa es la resignificación de lo sucedido
como parte de la trama de la vida, aprender a vivir con ello, la persona vuelve a
conectarse con sus rutinas.