Mov1 Trans1 Long2
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La Tierra da una vuelta sobre su eje cada 24 horas, girando de oeste a este. Esto se
conoce como movimiento de rotación. Aun cuando no sentimos que la Tierra se mueva
porque lo hace de manera suave, nos damos cuenta porque observamos el movimiento
aparente de los astros a su alrededor, y sabemos que nuestro planeta gira sobre su eje,
porque suceden el día y la noche, los cuerpos al caer se desvían hacia el este, los
vientos y las corrientes marinas se desvían hacia la derecha de su punto de partida en el
hemisferio norte hacia la izquierda en el hemisferio sur, y porque no todos los lugares
del mundo tienen la misma hora.
El día y la noche
Por convención se dice que son las 12 del día cuando el Sol pasa aproximadamente por
el cenit del observador, o sea el punto del espacio que está exactamente por encima de
nuestra cabeza.
Debido a que el paso del Sol por el cenit del observador se repite cada 24 horas, el día
se define con base en este suceso cotidiano. Sin embargo, en la vida diaria contamos el
día a partir de las 0 horas o medianoche y no desde el mediodía.
Husos horarios
Ahora bien, si un observador sigue la trayectoria del Sol en el transcurso del día, tendrá
la impresión de que el astro recorre la bóveda celeste de este a oeste, cuando en
realidad es la Tierra la que se mueve de oeste a este. Conforme el Sol recorre
aparentemente la bóveda celeste, transcurren las horas del día.
El meridiano de Greenwich sirve de referencia para medir los tiempos y las posiciones
de los diferentes lugares del planeta. México está a 90º al oeste de Greenwich, es decir,
que aquí estamos 6 horas más temprano que allá.
Al movimiento que realiza la Tierra alrededor del Sol se le conoce como movimiento
de traslación, y tarda en dar una vuelta completa 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46
segundos. A este lapso se le conoce como año trópico y comienza el 21 de marzo. Sin
embargo, nosotros utilizamos en nuestra vida cotidiana el año civil, que principia el 1
de enero y tiene 365 días en los años regulares y 366 en los años bisiestos.
Como el año trópico dura 5 horas, 48 minutos y 46 segundos más que el año civil, si
sumamos ese tiempo cada cuatro años, obtenemos un día más, que es el que se agrega
al mes de febrero en los años bisiestos.
Debido a que la Tierra, además de girar sobre su eje, se traslada en torno al Sol a lo
largo del año, el aspecto del cielo nocturno cambia, pues las estrellas que observamos
durante el mes de abril son distintas a las que vemos en octubre. Así las constelaciones
que observamos también nos indican la época del año en la que nos encontramos.
La órbita de la Tierra no es un círculo perfecto sino una elipse. Cuando estamos más
cerca del Sol estamos en perihelio y al estar más lejos nos encontramos en afelio
(Fig.1).
Otro efecto de la traslación terrestre es la sucesión de las estaciones del año. Los ejes
de rotación de los planetas tienen distintas inclinaciones con respecto al plano de su
órbita y siempre apuntan hacia la misma dirección.
Esta inclinación es la responsable de que haya estaciones, entre más inclinados estén
los ejes las estaciones serán más notables.
Por ejemplo, en Urano, donde las estaciones son muy extremas, hay épocas en que el
Polo Norte está apuntando directamente al Sol, de tal manera que los rayos solares
inciden directamente sobre él, mientras que al Polo Sur no le llega luz. Cuando
Urano está en la posición opuesta de su órbita, toda la luz llega al Polo Sur y el Polo
Norte permanece en total oscuridad.
El día y la noche. Desde Galileo, y Copérnico antes que él (el primer astrónomo
moderno que defendió esa idea), todo mundo está de acuerdo: la Tierra gira sobre sí
misma respecto al Sol y las estrellas. Ese movimiento (Rotación) produce la alternancia
del día y la noche. Una mitad de la Tierra está alumbrada por el Sol y es de día; la otra
mitad no está alumbrada y es de noche. Como la Tierra gira alrededor del eje que se
forma entre los polos, un punto dado de la superficie terrestre pasa sucesivamente de la
luz a la sombra.
La Tierra gira sobre sí misma en 24 horas desde el punto de vista del Sol, que son 86 400
segundos. Sin embargo, eso es un promedio. De hecho, la duración del día solar puede
variar en más de un milisegundo. ¿Realmente es tan grave un milisegundo? Sí, si
pensamos que la Tierra tiene una masa de 6 x 1027 toneladas, ¡se necesitan buenas
razones para acelerarla o detenerla! Las buenas razones son las corrientes estacionales en
la atmósfera y en los océanos, que proporcionan variaciones anuales regulares, además de
los movimientos de magma bajo la corteza terrestre, los sismos y los fenómenos
meteorológicos de gran amplitud, como el famoso Niño. En efecto, los movimientos de la
atmósfera y de los océanos modifican la repartición de la materia terrestre, lo que acelera
o detiene la rotación de la Tierra, exactamente como un patinador puede hacerlo
extendiendo o encogiendo los brazos.
El trompo Tierra
En resumen, la Tierra gira sobre sí misma, respecto al Sol y respecto a las estrellas, y no
siempre de manera muy precisa. Gira alrededor del eje de los polos, cuyo lado norte apunta
casi exactamente en dirección de la Estrella Polar. El eje de rotación de la Tierra, no es
perpendicular al plano sobre el que gira, sino inclinado 23° 27´(alrededor de un cuarto de
ángulo recto).
Es muy raro que un trompo gire “derecho”…Conforme el trompo gira, su eje traza
lentamente un cono: es el movimiento de Precesión. Resulta entonces que el eje de
rotación de la Tierra no apunta siempre en la misma dirección del cielo: la dirección del
polo norte describe un círculo en el cielo a lo largo de 26 000 años.
No conforme con girar sobre sí misma como un trompo tambaleante, nuestra Tierra gira
alrededor del Sol. Por fortuna, pues de otra manera no habría estaciones, y no sólo por eso
las hay: también hace falta que el eje de rotación esté inclinado respecto a la Eclíptica (el
plano de la órbita terrestre alrededor del Sol). La trayectoria (la órbita) de la Tierra es una
elipse con el Sol en uno de sus focos. Una elipse muy poco elongada, que difiere de un
círculo perfecto sólo en un pequeño porcentaje. El punto más alejado del Sol se llama
Afelio (el 5 de julio); la Tierra está más cerca del Sol en el Perihelio (el 3 de enero). El frío
invernal del hemisferio norte no se debe a que el Sol esté más lejos de nosotros (de hecho,
está más cerca) sino a que sus rayos llegan más inclinados al suelo y lo calientan con menos
eficiencia (y durante ese tiempo, pues el día es más corto).
Cuando la Tierra está más cerca del Sol (en el perihelio) va más rápido, y cuando está más
lejos del Sol va más lento (como quiera que sea, su velocidad media es de 108 000 km/h).
Cada estación ocupa exactamente un cuarto de la órbita terrestre, pero ese cuarto de órbita
no es recorrido en un cuarto de año exactamente. ¿cuántos días hay en cada estación?
Así el verano es la estación más larga. Es normal pues es cuando la Tierra se desplaza más
lentamente. Por supuesto que en el hemisferio sur la situación se invierte ¡y el invierno es la
estación más larga!
La trayectoria de la Tierra alrededor del Sol, su rotación en torno al eje de los polos: ¡algo
sólido y firme! Sin embargo, esos dos movimientos de la Tierra se ven perturbados
constantemente por la presencia de los demás planetas y la Luna. Como resultado, la órbita
de nuestro planeta y su movimiento de rotación varían de manera lenta pero segura
conforme pasa el tiempo.
Esas perturbaciones son el origen de las grandes variaciones en el clima. Ya hablamos de la
precesión de los equinoccios, ese movimiento del eje de los polos que describe un cono en
26 000 años y provoca una lenta deriva de las estaciones.
Por ejemplo, consideremos el paso de la Tierra por el perihelio. Actualmente sucede
durante el invierno del hemisferio norte, cuando el polo norte está en una noche perpetua.
Por eso los inviernos del hemisferio norte son relativamente leves, pues la distancia Tierra-
Sol es mínima. Dentro de 13 000 años el eje de los polos apuntará en la dirección opuesta:
los veranos del hemisferio norte serán entonces más calientes y sus inviernos más fríos.
La forma de la órbita terrestre varía también siguiendo un ciclo de 100 000 año: la elipse es
más o menos elongada. Para terminar, la inclinación del eje de los polos no siempre es de
23° 27´, sino que cambia levemente con un ciclo de 41 000 años.
La combinación de esos fenómenos explica en parte los grandes periodos glaciares que ha
vivido nuestro planeta. Imaginemos que cuando es invierno en el hemisferio norte, la Tierra
está lo más alejada posible del Sol, su órbita es muy elongada y la inclinación del eje es
máxima: ¡es muy probable que el invierno sea extremadamente frío! El hemisferio norte,
que es el que tiene la mayoría de los continentes, desarrollará un casquete polar enorme, y
la Tierra entrará en una era glaciar.