Tema 8. Revolución Rusa y Urss

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HISTORIA DEL MUNDO CONTEMPORÁNEO. 1º BACHILLERATO.

RECUPERACIÓN DE PENDIENTES.

TEMA 8: LA REVOLUCIÓN RUSA Y LA URSS

Índice de contenidos:

1. La Rusia zarista a comienzos del siglo XX.


2. La Revolución de Febrero de 1917.
3. La Revolución de Octubre y el nacimiento de la URSS.
4. La lucha por el poder y el triunfo de Stalin.
5. La URSS bajo la dictadura estalinista.

1. LA RUSIA ZARISTA A COMIENZOS DEL SIGLO XX.

Rusia era en 1900 un inmenso imperio que abarcaba desde el Mar Báltico
(por el oeste) hasta el Océano
Pacífico (por el este). Contaba con
más de 140.000.000 de habitantes
y con una gran diversidad de
pueblos. En cuanto a la política,
tenía uno de los regímenes más
autoritarios del mundo: el
zarismo.

La economía y la sociedad rusas estaban muy atrasadas en


comparación con otras zonas de Europa. Su sistema
político, el Zarismo, se basaba en el poder absoluto del zar
y en tres pilares fundamentales: la nobleza (poseía las
tierras), los altos cargos de la administración y el ejército (y

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la policía secreta, “okhrana”, que ejercía la censura y el control político) y la Iglesia
ortodoxa (cuyo jefe supremo era el mismo zar).

Era tal el atraso y autoritarismo que, a finales del siglo XIX, el zar Alejandro II intentó
hacer algunas reformas que suavizaran el sistema sin cambiar sus bases. Para ello, se
abolió la servidumbre campesina en 1861. En teoría, los siervos lograron la libertad, pero
tuvieron que pagar fuertes sumas a los antiguos señores por las tierras que hasta entonces
cultivaban. Así pues, esta medida apenas cambió la situación de los campesinos, que
seguían viviendo en una pobreza extrema y agobiados por las deudas. En 1881, el zar
Alejandro II vivió un atentado y sus sucesores Alejandro III y Nicolás II volvieron al
inmovilismo, paralizaron las reformas y se reprimió a toda la oposición con gran dureza.
Paralelamente a esta situación, se fue produciendo, aunque con limitaciones, un proceso
de industrialización en algunas ciudades rusas que trajo consigo numerosos cambios
sociales: en los núcleos urbanos surgieron nuevas clases medias y obreras que
protagonizarían futuros cambios políticos y fuertes movimientos de oposición al zarismo.

¿Qué grupos integraron esa oposición al zarismo? En primer lugar, surgieron los
populistas a finales del siglo XIX: consideraban al campesinado la fuerza revolucionaria
por excelencia para destruir al zarismo y pedían la colectivización de la tierra. Su
organización era “Tierra y Libertad” y con ella planeaban actos terroristas. Sin embargo,
el populismo fracasó y se fracturó en los anarquistas (los responsables del asesinato del
zar Alejandro II en 1881) y en otros grupos socialistas revolucionarios. Destacaron varios:

a) El Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR): inspirado en los


principios revolucionarios marxistas. En él destacó la figura de Lenin (Vladimir
Ilich Ulianov). Este partido se escindió en dos
grandes grupos: los mencheviques y los
bolcheviques. Por un lado, los mencheviques
(“minoritarios”) defendían que Rusia debía
pasar por una revolución burguesa y
desarrollar una economía capitalista antes de
emprender la revolución socialista. Por otro
lado, los bolcheviques (“mayoritarios”) tenían como objetivo derrocar al zarismo
y establecer una “dictadura del proletariado y del campesinado” a través de la
revolución.

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b) Partido Socialista Revolucionario: fue el heredero de los populistas y eran
partidarios de una revolución, pero desarrollando previamente el capitalismo.
c) Partido Constitucional Demócrata: formado por la burguesía liberal. Pretendía
transformar el régimen absoluto zarista en otro constitucional en el que se
respetasen los derechos individuales.

Esta situación de descontento y empobrecimiento del campesinado ruso, el descontento


social por el fracaso de las reformas y las duras condiciones de vida de los obreros rusos
empezaron a provocar atentados y agitaciones. A todo ello, se le sumaron las derrotas
rusas en 1905 en la guerra frente a Japón. El descrédito del zar era total. Este descontento
se expresó en una serie de huelgas en San Petersburgo. En enero de 1905 una
manifestación pacífica de los obreros ante el Palacio de Invierno (residencia del zar)
terminó trágicamente: la guardia del zar abrió fuego contra los manifestantes pacíficos,
causó centenares de muertos y heridos y recibió el nombre de “Domingo Sangriento”.
La dureza de la represión provocó la condena internacional y fue el detonante de un
movimiento revolucionario. La agitación social y política se generalizó en una oleada de
huelgas, levantamientos y motines. En ellos, los campesinos exigían el fin de los abusos
de los terratenientes; los obreros organizaron comités de huelga y consejos obreros
llamados “sóviets” (“asamblea”: fueron organismos clave en la revolución. El más
importante fue de San Petersburgo liderado por Trotski) y en el Motín del acorazado
Potemkin (cuya tripulación se rebeló cuando regresaba desde Extremo Oriente).

Ante tantas agitaciones, el zar anunció en el Manifiesto de Octubre una


serie de medidas de carácter liberal, destacaron un conjunto de libertades civiles (libertad
de expresión, de reunión…) y la creación de un régimen representativo con un Parlamento
(“Duma”), elegida por amplio sufragio y con poderes legislativos. Este Manifiesto calmó
a la oposición liberal y permitió a Nicolás II sofocar la revuelta, arrestando a los dirigentes
del sóviet de San Petersburgo y del sóviet de Moscú.

Esta Revolución de 1905 creó expectativas de profundas reformas: los obreros pensaron
que sus condiciones de vida y de trabajo mejorarían, los campesinos creían en una reforma
agraria más justa, los liberales en el establecimiento de un sistema democrático… Sin
embargo, las reformas fueron muy limitadas y el poder absoluto del zar disminuyó poco.
La Duma tenía un poder muy limitado ya que el zar se atribuyó el derecho de veto de
cualquier ley. Fracasó la reforma agraria, retornó pronto la represión política y el
descrédito del zar (sobre todo con la elevada influencia de Rasputín). A todo ello, se le

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sumó un empeoramiento generalizado y repentino con el estallido de la Primera Guerra
Mundial en 1914. Este último hecho sería el detonante de la Revolución de 1917.

2. LA REVOLUCIÓN DE FEBRERO DE 1917.

Las derrotas de Rusia en la Primera Guerra Mundial y las elevadas


pérdidas humanas y territoriales generaron enormes dificultades económicas y un
profundo malestar social. Para 1917 la desmoralización y las deserciones en el ejército
ruso alcanzaron su clímax.

En febrero de 1917 estalló una huelga en la fábrica de armamentos de Putilov. A partir de


aquí se inició una revolución espontánea en Petrogrado (nuevo nombre de San
Petersburgo desde 1914) y una huelga general que paralizó la ciudad. Las huelgas y
manifestaciones contra la guerra y las pésimas condiciones de vida siguieron y se
extendieron por otras ciudades como Moscú. En un principio fueron duramente
reprimidas, pero, con el tiempo, las tropas se unieron a los huelguistas. El zar Nicolás II
se quedó sin apoyos y abdicó y, al día siguiente, se formó un gobierno provisional
presidido por Lvov y cuyos miembros procedían en su mayoría de los cadetes liberales).
Este gobierno provisional estuvo en el poder de marzo a octubre de 1917 y abordó
varias reformas: reconoció libertades civiles, disolvió a la policía zarista, prometió
entregar las tierras de los terratenientes a los campesinos, comenzó a preparar la elección
por sufragio universal de una Asamblea Constituyente como paso previo a una futura
república parlamentaria. Sin embargo, el gobierno provisional continuó en la guerra y
pospuso las reformas básicas hasta el final del conflicto y se sucedieron numerosas crisis
internas. En esta situación se produjo la crisis de abril, cuando Lenin expuso en las “Tesis
de Abril” la línea política de los bolcheviques, el más radical de los partidos
revolucionarios. Planteaba la ruptura con el gobierno provisional y la necesidad de darle
el poder a los sóviets e iniciar la revolución socialista. En julio de 1917, los bolcheviques
organizaron una manifestación armada para hacerse con el poder. El gobierno provisional
ordenó a las tropas que disolvieran la manifestación y el Partido Bolchevique fue
declarado ilegal. Lenin huyó a Filandia y Trotski fue encarcelado. La formación de un
nuevo gobierno presidido por Kerenski se enfrentó a una nueva crisis con el intento de
golpe de Estado de Kornilov e impulsó la revolución de octubre.

3. LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE Y EL NACIMIENTO DE LA URSS.

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Entre septiembre y octubre los bolcheviques se convirtieron en la alternativa más popular
al gobierno provisional. Además, las condiciones de vida en Rusia empeoraron
notablemente a causa del desabastecimiento y del caos administrativo. Lenin aprovechó
ese caos para tomar el poder inmediatamente: en octubre regresó de forma clandestina a
Petrogrado desde su exilio y convenció a sus compañeros del Partido Bolchevique para
que adoptasen el principio de insurrección armada.

Es así como en la noche del 24 al 25 de octubre, las tropas leales a los bolcheviques y a
la Guardia Roja (grupos armados de obreros rusos creados en las fábricas para defender
la revolución) ocuparon los bancos, las centrales telefónicas y las estaciones de
ferrocarril. El día 25 asaltaron el Palacio de Invierno (sede del gobierno provisional) y los
miembros del gobierno fueron detenidos. Lenin y Trotski formaron un nuevo gobierno al
que se dio el nombre de “Consejo de Comisarios del Pueblo”: presidido por Lenin e
integrado por Trotski y Stalin, entre otros miembros.

Las primeras medidas tomadas por el Congreso de los Sóviets iban encaminadas a formar
un Estado socialista soviético. Lenin firmó dos decretos de gran importancia en octubre
de 1917:

Decreto sobre la paz: se invitó a los gobiernos en guerra a una paz justa y
democrática, sin anexiones ni indemnizaciones. El abandono de la guerra era una
de las principales demandas populares.
Decreto sobre la tierra: se anunció a la expropiación de la tierra a los grandes
terratenientes, de la Corona y de la Iglesia y su entrega a los sóviets de
campesinos. Se abolió, a su vez, el derecho de propiedad privada sobre la tierra.
Se concedió a los sóviets obreros el control de fábricas y minas.
Se estableció la jornada laboral de ocho horas.
Se declaró la igualdad de todos los pueblos y se reconoció el derecho de
autodeterminación de las nacionalidades.
Se prometió la convocatoria de una Asamblea Constituyente que se encargaría de
elaborar una Constitución.
Decreto sobre la prensa: autorizaba a Lenin a clausurar todo periódico que opinara
en contra del II Congreso de los Sóviets.
Creación de la policía política o Checa: diciembre de 1917, se encargó de
controlar y eliminar a todos los opositores.

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Firma del Tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918: Rusia salía de la guerra
pero con condiciones: Polonia y las tres repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y
Lituania) se disgregaron (y quedaron bajo control alemán) y se independizaron
Georgia, Ucrania y Finlandia.

En noviembre de 1917 se celebraron elecciones más o menos democráticas a la Asamblea


Constituyente pero los resultados no fueron favorables a los bolcheviques. La Asamblea
solo celebró una reunión y fue disuelta. Se organizó un III Congreso de los Sóviets y se
aprobó una Constitución en la que se definía al nuevo Estado como una dictadura del
proletario bajo el control del partido único: el Partido Comunista de Rusia.

La evidencia de que los bolcheviques pretendían instaurar un sistema


totalitario despertó una fuerte oposición. La más destacada fue la del Ejército Blanco:
tropas organizadas por antiguos oficiales zaristas que protagonizaron la resistencia
armada y provocaron el estallido de la guerra civil rusa en 1918. Este Ejército Blanco
contó con el apoyo de Reino Unido, Francia y Estados Unidos, quienes aportaron
capitales, tropas y armamento. El objetivo de estos era evitar la expansión revolucionaria
por Europa. Por otro lado, se formó el Ejército Rojo organizado por Trotski. Durante la
guerra civil, el zar y su familia fueron ejecutados para evitar que fuesen liberados por los
“blancos”. Finalmente, el Ejército Rojo se acabó imponiendo y ganando la guerra en
1922. No obstante, durante la guerra se impuso el comunismo de guerra, una política
económica que constituyó un auténtico fracaso: el Estado pasó a controlar la economía
con dos objetivos: tener recursos suficientes para ganar la guerra y acelerar la
construcción del socialismo suprimiendo la propiedad privada. Se suprimió el derecho de
huelga, se combinó con una dura represión y hubo una fuerte hambruna en 1921 en la que
murieron dos millones de personas.

Para paliar los efectos del comunismo de guerra, Lenin anunció la Nueva Política
Económica (NEP) que se mantuvo hasta 1928. La NEP era una solución transitoria a la
crisis en la que Rusia debía retornar temporalmente a una economía de mercado. Se
admitió la propiedad privada en el campo, se reactivó la economía monetaria y el Estado
mantuvo el control sobre la banca, la industria pesada y el comercio exterior.
Inicialmente, los resultados fueron positivos pero también provocó la aparición de un
campesinado próspero, los kulaks, y al enriquecimiento de comerciantes y empresarios.

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La NEP no detuvo la formación de la URSS en 1922: la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas. Se la dotó de una Constitución, aunque el
Partido Comunista era el partido único y tenía todo el
poder. El ejército y la policía política eran los garantes
de la dictadura comunista, deteniendo y aplastando toda
oposición y encarcelando a los intelectuales críticos.

4. LA LUCHA POR EL PODER Y EL TRIUNFO DE STALIN.

Entre los años 1923 y 1924, cuando se agravó la enfermedad que Lenin padecía,
comenzaron las disputas entre los principales dirigentes bolcheviques para hacerse con el
poder de la URSS. En esta lucha rivalizaron sobre todo Trotski y Stalin:

a) Trotski: había mostrado capacidad política y buena


mano con la construcción y organización del Ejército
Rojo. Sin embargo, se le consideró siempre un recién
llegado al partido. Era partidario de quitarle poder al
secretario general, de abandonar la NEP, acudir a las
colectivizaciones y de extender la revolución en
Europa a la par que en la URSS.
b) Stalin: ocupaba el cargo de secretario general del Partido Comunista de la Unión
Soviética (PCUS) desde 1922 y, por lo tanto, controlaba
todos los resortes del partido en un momento clave. Su
objetivo era aislar a Trotski. Defendía su teoría del
“socialismo en un solo país”, es decir, que la URSS
debía construir una sociedad socialista sin necesidad de
esperar el triunfo de una revolución socialista mundial.
También era partidario de abandonar la NEP y acelerar
la construcción de una sociedad socialista.

Lenin, poco antes de su muerte, dictó una carta conocida como su “Testamento Político”
donde expresaba su preocupación por el inmenso poder acumulado por Stalin y proponía
que le sustituyera otra persona “más tolerante”. Sin embargo, cuando murió en 1924 este
documento no fue dado a conocer hasta después de la elección de Stalin. Finalmente, a
partir de 1929, Trotski fue expulsado de la URSS y se refugió en México donde en 1940
fue asesinado por agentes de Stalin.

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5. LA URSS BAJO LA DICTADURA ESTALINISTA.

Hacia 1929, Stalin había eliminado a todos los posibles competidores por
el poder. Así, el secretario general logró el dominio absoluto del Estado Soviético,
imponiendo una dictadura totalitaria basada en el terror. La dictadura de Stalin se
caracterizó por:

❖ El culto a la personalidad del líder: era considerado infalible y gozaba de poder


absoluto.
❖ Represión y eliminación de toda disidencia: Stalin acabó con cualquier oposición
en el seno del PCUS y colocó en la dirección del partido a personas que consideró
fieles a él y con una férrea vigilancia.

En 1936 se adoptó una Constitución que de hecho legalizaba la dictadura. La URSS quedó
integrada por once repúblicas y veinte regiones autónomas. En teoría reconocía el
sufragio universal de hombres y mujeres mayores de 18 años, pero, en la realidad, nunca
hubo elecciones libres.

En 1934, Stalin creó una nueva policía política, la NKVD (Comité del Pueblo para
Asuntos Internos) que fue el instrumento ejecutor de la represión. La política del terror se
aplicó por medio de los programas de purgas que alcanzaron al PCUS, al ejército y al
conjunto de la sociedad. Las purgas eran campañas de encarcelamiento y asesinato de
opositores políticos. El punto culminante de las purgas tuvo lugar entre 1936 y 1939 con
los procesos de Moscú: se eliminó a los opositores de izquierda y de derecha acusados
de intentar acabar con Stalin y se desató una brutal campaña de represión dentro y fuera
del partido. Según las cifras oficiales en dos años
se ejecutó a unas 700.000 personas. Asimismo,
ocho millones de personas fueron enviadas a los
campos de trabajos forzados conocidos como
Gulag: donde muchos murieron. Muchos de ellos
se encontraban en las regiones más inhóspitos del
Ártico, Siberia y Asia Central. El trato cruel, la
falta de alimentos, la dureza del clima y las
pésimas condiciones de vida produjeron una elevada mortalidad en los campos, aunque
estos no eran considerados campos de exterminio.

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En cuanto a la economía, Stalin abandonó su apoyo a la NEP y se inclinó
por la planificación y el control de la economía por parte del Estado. También Stalin
colectivizó la agricultura, se ordenó acabar con la propiedad privada en el campo y forzar
a los campesinos a integrarse en granjas colectivas (Koljoses) o en granjas del Estado
(Sovjoses). Sin embargo, la mala organización y la desmoralización provocaron que
muchas granjas resultaran ineficaces y
hubiera hambrunas que causaron millones
de víctimas. El régimen culpó a los
campesinos que aún eran propietarios (los
kulaks), a los que se acusó de sabotear la
colectivización y desató una brutal
represión contra ellos. El balance de la
colectivización fue negativo y la industria
siempre fue el sector prioritario.

En cuanto a la política industrial, Stalin tenía dos propósitos: crear una


potente industria pesada capaz de sobrepasar a la de los países capitalistas más avanzados
y lograr la independencia económica, tecnológica y militar. Para lograrlos, el Gobierno
diseñaba los planes quinquenales con unos objetivos que tenían que ser cumplidos cada
cinco años. El resultado de estos planes quinquenales fue un espectacular desarrollo de la
industria pesada y militar, pero a costa del nivel de vida de la población, ya que las
industrias de bienes de
consumo apenas
avanzaron.

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