Técnica - Economía Fichas

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Instituto de Investigación y Capacitación en Desarrollo Infantil, Huaxyacac

Técnica:
Economía Fichas

Ámbito de Su principal objetivo es motivar al niño

aplicación: en la ejecución de determinados

aprendizajes y también fomentar la

aparición de conductas positivas,

controlando o eliminando las

disruptivas.

Edad: Cambiando los reforzadores y

adecuándolos a la edad evolutiva

correspondiente, podemos utilizarlo en

prácticamente todos los niveles de

edad. Muy útil en Educación Especial y

también en la escuela ordinaria para

conseguir objetivos específicos.

Puntos fuertes: Técnica simple, de fácil comprensión

por los niños y altamente motivante (si

se construye y utiliza adecuadamente).

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Limitaciones: Hay que saber escoger los reforzadores

en función del niño o del grupo. Los

niños que no alcancen el premio

pueden frustrarse o desistir del

método. Hay que asegurar, al menos al

principio, unos primeros éxitos.

La Economía de Fichas en clase supone establecer un sistema reglado, con


unas normas y consecuencias positivas para motivar a los niños en la
ejecución de conductas deseadas. Se denomina "de fichas" ya que para
conseguir el premio final los niños deberán recoger un determinado número
de fichas o puntos.

Hemos comentado que su utilización prioritariamente es colectiva, por tanto,


podemos aplicarla a todo el grupo de una clase o aula. Su objetivo será
conseguir las metas que nos planteamos al inicio.

Cada clase, cada grupo es un mundo y dependerá de sus propias


circunstancias y peculiaridades el marcar unos u otros objetivos. En general
podemos señalar dos grandes ámbitos en los que la Economía de Fichas
pueden ayudarnos:

A. Elevar la motivación del grupo hacia determinados aprendizajes.


B. Aumentar las conductas positivas y tratar de controlar y/o eliminar las
disruptivas.

PASOS A SEGUIR:
a) Conocer al grupo

El paso previo para la instauración de una economía de fichas en el aula pasa


por conocer las peculiaridades de nuestro grupo. La edad, las características
personales de cada niño, sus áreas de interés, su ámbito social, etc, pero
también la propia personalidad del grupo, es decir, si se trata de un grupo
homogéneo o, por contra, es muy heterogéneo y nos encontramos con niños
de diferentes orígenes y culturas. En este último caso puede que sea un poco
más complejo encontrar reforzadores adecuados en especial con los más
mayores.

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Es muy probable que cuando decidamos introducir una economía de fichas


en el aula (en especial cuando se trata de controlar la conducta) lo hagamos
por la necesidad de actuar sobre los niños “problemáticos”. Normalmente en
cada clase hay niños que siempre se portan o trabajan bien y, por tanto, no
necesitan de premios especiales para hacerlo. No obstante, ahora todos
quedan sujetos a los posibles premios en caso de darse las condiciones
marcadas y deberemos estar atentos en asegurar, al menos al inicio, de que el
colectivo que lo tiene más difícil, pueda asegurarse algún pequeño éxito de
entrada. No se trata de regalar premios sino bajar el listón de la demanda al
comenzar el programa para situarlo al alcance de la mayoría de los alumnos e
ir subiéndolo progresivamente.

b) Definir el ámbito de actuación

¿Qué es lo que necesitamos corregir o mejorar en el aula?


Podemos tener necesidad de actuar para fomentar la motivación hacia
ciertas asignaturas y/o actividades o también sobre determinadas
interacciones conductuales desadaptadas entre iguales (peleas, riñas,
desobediencia, negativismo...).

Una vez definidos los objetivos prioritarios, debemos transmitirlos de forma


concreta y entendible para todo el grupo. Por ejemplo, no podemos marcar
como objetivo el conseguir que los alumnos se porten bien ya que esto
supone una valoración subjetiva que puede variar según el observador. Hay
que especificar (si queremos modificar conductas) con frases como: “no
pelearse”; “no contestar al maestro”; “hacer el dictado”...

Si son varias las conductas que hay que modificar, se aconseja crear un
listado de las mismas y un orden de prioridad teniendo en cuenta las
necesidades de la propia escuela o aula. Empezar por la conducta u objetivo
elegido y aplicar el procedimiento hasta que se consiga la mejora adecuada.
Progresivamente pueden irse introduciendo otras. La idea es no intentar un
cambio sobre muchos aspectos a la vez ya que puede tener un efecto
contrario al deseado.

c) Concretar la metodología

¿Cómo lo vamos a hacer?


Este es un aspecto clave. Ahora debemos delimitar las medidas necesarias
para aplicar el procedimiento en la práctica. Esto requiere varios pasos:

1) Especificar la conducta que va a premiarse y el premio: Se explica al


grupo que se van dar unos premios determinados (según edad y
posibilidades) y que para obtener el premio hay que efectuar algún tipo
de actividad (por ejemplo, aprender la tabla del 7) o dejar de hacer otras
(p.e. no pelearse).

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2) Explicar cómo se obtienen o pierden puntos: Los puntos o fichas


pueden darse, según los objetivos, en el mismo momento que se
produce la conducta positiva (se entrega una ficha) o al final del día
haciendo balance individual. En el caso de aulas muy numerosas
pueden suministrarse puntos colectivos exceptuando los casos de niños
que no hayan tenido las conductas esperadas. En caso de mala
conducta sí se le puede retirar uno de los que haya conseguido pero
nunca llegar a puntuaciones negativas.

Por ejemplo, todos los niños que no se han peleado reciben al final de la
jornada un punto.

En niños pequeños o de educación especial es aconsejable utilizar el


refuerzo inmediato, es decir, la entrega inmediata del premio o
reforzador tras la conducta deseada. No funcionará si demoramos
demasiado la entrega del premio final.

3) Crear un registro donde los niños vean el estado de sus puntos: Estos
puntos se van colocando en el registro y al llegar a un determinado
número son canjeables, por ejemplo, por dulces o golosinas. Puede
hacerse coincidir la entrega de premios con el final de la semana, es
decir, el viernes, para todos los niños que hayan tenido puntos positivos
toda la semana (5 puntos = premio).

Los niños que no hayan alcanzado su premio en una semana


determinada pueden ir acumulando puntos para canjearlos el siguiente
viernes si han conseguido sumar 5. Lo que nos interesa es que los niños
no pierdan la motivación.

Recordar que en niños de Educación Especial necesitaremos tiempos


de entrega más cortos si no inmediatos.

4) Dar los premios o reforzadores en los plazos acordados a quienes


consiguen las metas marcadas: El premio puede darse, como se ha
comentado, en un día concreto de la semana (para facilitar las cosas) y
en el que se canjean los puntos o fichas por el premio establecido. A
partir de ese momento, los niños pueden volver a ganarlos. Los que
todavía no han alcanzado el número suficiente guardan sus puntos a la
espera de conseguir más y alcanzar el premio los días siguientes.

Pueden establecerse tiempos más cortos (diarios) según las


necesidades y el perfil de los niños.

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Aplicación y seguimiento

Finalmente debemos poner en marcha el procedimiento en base a los


objetivos y reglas que hemos establecido. Es importante que su
aplicación sea lo más simple posible y que todos los niños tengan claras
las normas de funcionamiento sin contradicciones.

Es muy probable que las cosas no funcionen del todo bien los primeros
días y/o semanas de la implantación del sistema. Debemos de ser
constantes en su aplicación para empezar a obtener resultados
positivos y que los niños se convenzan de que es un sistema con el que
pueden obtener beneficios extra.

A partir de su puesta en marcha, debemos estar abiertos a la


posibilidad de introducir variaciones o modificaciones según
alcancemos o no los objetivos. Suele suceder que los reforzadores
pueden perder interés si siempre son los mismos y, en gran medida, el
éxito va a depender de la creatividad y recursos de que disponga el
profesional que la aplique.

Otro problema con el que nos podemos encontrar es que algunos niños
se frustren de entrada al no conseguir el premio como otros y se
desmotiven.

Por todo ello, la Economía de Fichas ,debe plantearse como un sistema


abierto y susceptible de introducir variaciones o modificaciones sobre
la marcha si se consideran necesarias.

Finalmente apuntar que estas técnicas no pretenden enseñar al grupo


a funcionar siempre a base de premios sino de darle, en un momento
dado, motivos para iniciar un cambio en sus conductas o motivaciones.
Lo que se espera en el futuro es que las conductas adecuadas se
mantengan no por los premios sino por lo que llamamos "reforzadores
naturales".

Por ejemplo, un niño puede empezar a no efectuar determinadas


conductas disruptivas por ganarse el premio, pero este cambio de
comportamiento puede hacer que funcione mejor con sus amigos y
esto convertirse a medio plazo en un reforzador más potente que el
premio inicial. Las conductas pasan a ser controladas por las
consecuencias positivas que se generan en su entorno.

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