Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad - CTS 1668-0030

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Revista Iberoamericana de Ciencia,

Tecnología y Sociedad - CTS


ISSN: 1668-0030
[email protected]
Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y
Educación Superior
Argentina

Yánez, Raiza M.; Zavarce, Carlos


Desarrollo sustentable, universidad y gestión del conocimiento desde la perspectiva luhmaniana
Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad - CTS, vol. 6, núm. 17, abril, 2011, pp.
105-138
Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior
Buenos Aires, Argentina

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=92422634005

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Desarrollo sustentable, universidad y gestión del
conocimiento desde la perspectiva luhmaniana

Sustainable development, university and knowledge


management from a luhmannian perspective

Raiza M. Yánez y Carlos Zavarce*

En atención a la evidente crisis socioambiental que se gesta a nivel planetario y local,


hemos preparado el presente articulo, cuyo objetivo es plantear la construcción de
nuevas bases teóricas, metodológicas y epistémicas que permitan orientar y fortalecer
la producción científica en las universidades autónomas venezolanas (UAV), en función
del Desarrollo Sustentable (DS) y con el fin de contribuir a alcanzar un mayor
compromiso con el bienestar colectivo, la inclusión, la equidad, la conservación
ambiental y la paz en el planeta, utilizando como instrumento la Gestión del
Conocimiento (GC). En consecuencia, y reportando los hallazgos producto de una
investigación de tipo documental y de campo inspirada en la teoría de la complejidad y
los sistemas sociales de Nicklas Luhmann, se infiere que el DS no está considerado en
las políticas y prioridades de investigación en las universidades autónomas
venezolanas, por lo que los resultados en esta materia son dispersos, de tipo
disciplinario, cortoplacista y mayormente en el área de las ciencias de la naturaleza.

Palabras clave: desarrollo sustentable, gestión del conocimiento, investigación, 105


universidades

In response to the obvious social and environmental crisis that exists nowadays, both at
a global and at a local level, this article aims at raising the construction of a new
theoretical, methodological and epistemic perspective to guide and strengthen the
scientific production in Venezuela’s autonomous universities, according to the standards
set by what is known as Sustainable Development (SD), and to contribute to a greater
commitment to achieve collective well-being, inclusion, equity, environmental
conservation and peace in the world, by use of Knowledge Management (GC). As a
result, and inspired by the complexity theory and social systems of Nicklas Luhmann, this
paper concludes that DS is not considered as a policy and research priority within
Venezuelan autonomous universities. This leaves, as a result, a scattered amount of
knowledge that is only of the disciplinary type, of a very short-term point of view and
mostly related to the area of natural sciences.

Key words: sustainable development, knowledge management (KM), research,


universities

* Raiza Yánez es doctora en Gerencia, magíster scientiarum en Ciencias Administrativas, mención Gerencia
General, ingeniera Industrial, profesora asociada al Departamento de Sistemas Industriales, Escuela de
Ingeniería y Ciencias Aplicadas, Universidad de Oriente, Barcelona, Venezuela. Correo electrónico:
[email protected]. Carlos Zavarce es doctor en Ciencias Sociales, magíster scientiarum en Ciencias
Administrativas, mención Informática, licenciado en Administración, profesor titular, adscrito al posgrado en
Ciencias Administrativas, Universidad Central de Venezuela, Caracas, Venezuela. Correo electrónico:
[email protected]. Este trabajo es producto del proyecto nº CI-3-020603-1524-08, financiado por el Consejo
de Investigación de la Universidad de Oriente, Barcelona, Venezuela. Los autores agradecen la colaboración
del Dr. Miguel A. Briceño y Dr. Alex Fergusson, de la Universidad Central de Venezuela.

Revista CTS, nº 17, vol. 6, Abril de 2011 (pág. 105-138)


Raiza M. Yánez y Carlos Zavarce

Introducción

No es ninguna novedad afirmar que el actual esquema de desarrollo es insostenible,


debido a las implicaciones devastadoras de los modos de producción y consumo
vigentes, en los cuales el predominio de la visión cortoplacista, la explosión
demográfica y el predominio de intereses económicos a los socioambientales han
incrementado la degradación del ambiente, pérdida de la biodiversidad,
desertificación, aumento del hambre en el mundo y las asimetrías socioeconómicas,
teniéndose paradójicamente, a su vez, un incremento de la actividad científico-
tecnológica orientada principalmente a las necesidades del mercado (Yánez, 2008).

Desafortunadamente, el siglo XXI se ha iniciado con una crisis mundial y local que
se torna cada vez más incontrolable e impredecible:

“Se trata de una crisis compleja y multidimensional que afecta a


todos los aspectos de nuestras vidas; la salud y el sustento, la
calidad del medio ambiente y la relación con nuestros semejantes,
la economía la política y la tecnología. La crisis tiene dimensiones
políticas, intelectuales morales y espirituales. La amplitud y la
urgencia de la situación no tienen precedente en la historia de la
humanidad. Por primera vez, el hombre ha de enfrentarse a la
posibilidad amenazadora y real de extinguirse de la tierra junto con
la vida vegetal y animal” (Capra, 1992: 21).

106
Esto ha originado el cuestionamiento de los valores de la sociedad industrial de
consumo, impulsando la gestación de procesos de cambios socioculturales,
económicos y tecnológicos. Tal situación, a su vez, ha conllevado a organizaciones
internacionales, estatales y no gubernamentales a realizar pronunciamientos y
convocatorias para avocarse a contribuir en dar soluciones, convirtiéndose este tema
en polémico y hasta mediático. En consecuencia, nos encontramos en una
encrucijada en la que convergen diversas posiciones políticas y epistémicas, ante lo
cual se demanda que sean las universidades el epicentro del debate, al ser éstas, al
menos en teoría, los centros de producción y generación de conocimiento por
excelencia.

A pesar de este panorama, la investigación en las universidades se ha mantenido


un tanto distante y poco comprometida con los retos que implica el Desarrollo
Sustentable (DS), amparándose más en el ámbito académico. En este sentido, la
“relación de las universidades ha sido marginal, y plantea desafíos” acordes a la
evolución del rol de estas instituciones y a la complejidad de la problemática de los
sistemas socioambientales (Gligo, 2006: 27).

Ante estos planteamientos, es necesario incorporar a la reflexión la información del


informe titulado “El Estado del Futuro 2008”, de la Federación Mundial de las
Asociaciones de las Naciones Unidas, en el cual se destaca que en estos tiempos la
mitad del mundo es vulnerable a inestabilidad social y violencia, debido a diversos
factores entre los que resaltan la duplicación de los precios de los alimentos básicos
en todo el mundo, el uso indiscriminado y desigual de la energía, la reducción del

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suministro y calidad del agua y el aumento de las migraciones en búsqueda de


mejores condiciones de vida. Asimismo, recalca esta fuente, las emisiones de CO2 se
siguen incrementando cada día. Lo que es peor aún: se estima que la demanda de
energía podría duplicarse en los próximos 20 años, siendo el 81% de la energía
primaria suministrada por combustible fósil.

Lamentablemente, a lo anterior habría que añadir como consecuencias de la crisis


el problema del hambre en el mundo, que es uno de los flagelos más alarmantes y
que, no obstante, no es el que ocupa más espacio mediático. Según la Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en el 2009 ya
había aproximadamente 1020 millones de personas en el mundo que padecen de
hambre, lo que representa un incremento de 11% a nivel mundial y de 9%, en
Latinoamérica y el Caribe (53 millones de personas). Según las estadísticas, una de
cada seis personas en el mundo padece hambre, lo que representa un riesgo para la
seguridad y paz mundial.

En contraposición a lo antes expuesto, la crisis ambiental se difunde cada vez más.


Ha sido incorporada en el discurso gerencial, tanto en el sector público como privado,
debido a la complejidad de los problemas que atañe, así como también como por las
amenazas actuales y potenciales originadas por la acción depredadora del hombre en
la naturaleza. Dicho en otras palabras, “iniciamos el siglo XXI con una deuda
ambiental y social que se requiere disminuir” (Leff, 2000: 33).

Ahora bien, al contrastar este debate se enfatiza que los “productos de la docencia
y la investigación no parecen ser del todo útiles para enfrentar los problemas 107
económicos y sociales” (Fergusson, 2003a). Es decir, se hace necesario recapacitar
sobre la utilidad de los conocimientos desarrollados en las universidades para hacerlo
más acordes a los nuevos escenarios internacionales, nacionales y locales. De allí
que, ante este escenario, se haya considerado que el objetivo de este articulo apunte
en la dirección de indagar la existencia o ausencia de vínculos entre la investigación
científica con el DS, utilizando para ello como hilo conductor elementos discursivos
asociados a la Gestión del Conocimiento (GC), con miras a propiciar e impulsar, más
allá del discurso, la incorporación del debate sobre la insostenibilidad del desarrollo
en la producción de conocimiento en las universidades venezolanas, de forma de
contribuir a la estructuración de la agenda pública en pos de la conservación de la
vida en el planeta.

1. Metodología

Para el desarrollo de la investigación que da origen a las ideas aquí expuestas, se


elaboró una estructura metodológica basada en la línea interpretativa-crítica,
utilizando el Paradigma de la Complejidad de Edgar Morin (1998, 2005) como
metateoría, así como también la Teoría de los Sistemas Sociales de Nicklas Luhmann
(1998), realizando las adaptaciones necesarias, pues no se pretendió realizar un
estudio sociológico detallado. En consecuencia, mostramos lo que a nuestro juicio
representa un aporte teórico-metodológico, en función del objetivo planteado, sobre
la base de la necesidad expuesta de reflexionar en torno a una perspectiva

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epistémica de mayor apertura a las posturas tradicionales en lo referente a los


cuestionamientos y requerimientos del conocimiento científico, los procesos de
transformación social, la complejidad de la crisis global y local vigente, así como
también considerar en el análisis la incertidumbre, las contradicciones, la diversidad,
la coexistencia orden/desorden y la inestabilidad propias de la época actual (Figura
1).

Figura 1. Estructura metodológica desarrollada

Sociedad -Universidad -Desarrollo Sustentable -Gestión del Conocimiento

Metateoría
Revisión documental Nuevas interrogantes,
Teoría de la Complejidad y horizontes a explorar
Morin, E. (1998) (2005)
Depuración e integración información

Reflexiones, a
Premisas y distinciones manera de
conclusión

Metodología multimétodo
Referentes Teóricos
Sistemas Sociales Ajuste y
Luhmann, N (1998 ) aproximaciones
Recopilación, procesamiento sucesivas
de información

108
Análisis y contraste hallazgos

Reflexiones, autocríticas
comentarios, sugerencias

En consecuencia, la estructura metodológica se ideó en función de construir nuevos


modos de abordar la investigación científica en las universidades venezolanas, en
función de los ejes temáticos (Desarrollo Sustentable y Gestión del Conocimiento), de
acuerdo a los retos planteados y los fundamentos epistémicos relacionados, entre los
cuales se destacan la característica cíclica del proceso de construcción reflexiva, el
uso de distinciones como posibilidad de conocer y la aceptación de lo inacabado del
conocimiento como expresión de la complejidad, lo que trasciende en nuevas
interrogantes y horizontes a explorar.

2. Desarrollo sustentable y universidad: utopía o esperanza

La crisis socioambiental no es reciente ha sido proyectada desde mediados del siglo


XX, en la década del 60, por la influencia del movimiento ecologista, el cual contribuyó
a generar en la sociedad una mayor conciencia de la problemática ambiental y
propició la convocatoria internacional a la reflexión, lo que dio origen a documentos

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que marcaron pauta para iniciar la discusión, entre ellos el Informe Meadows para el
Club de Roma, titulado “Los límites del crecimiento” (1972), el cual expone la
existencia de límites físicos al crecimiento económico incontrolado.

De este modo, la concepción de crecimiento económico como solución a los


problemas sociales se cuestiona a partir de la inquietud por la degradación del medio
ambiente y la consiguiente reducción de la calidad de vida. Posteriormente, se dio
continuidad a este tema con el Informe de Brundtland (1987), la Agenda 21 generada
en la Cumbre de Río (1992), Compromisos por el Desarrollo Social en Copenhague
(1995) y el Protocolo de Kyoto (1999). Además, se incrementaron en el mundo los
organismos y las funciones públicas para introducir la dimensión ambiental en los
diferentes sectores, así como también se fortaleció el marco legal y se aumentaron
los eventos internacionales, acuerdos, investigaciones y publicaciones, y se
incorporaron en la educación formal materias relacionadas con el ambiente. Sin
embargo, pese a todo ello, las conclusiones de eventos más recientes como la I
Conferencia Mundial de los Pueblos por el cambio Climático (2010), la Conferencia
de Johannesburgo (2002,2009), Copenhague (2009), la Conferencia sobre Cambio
Climático (2005) y el IV Foro Mundial del Agua (2006) señalan que se acentuaron los
problemas ambientales, lo que evidencia una contradicción entre la teoría y la praxis.
Ejemplo de esto es el incremento, en los últimos 40 años, de los niveles de sustancias
y factores contaminantes de 200% a 2000% (Fergusson, 2008a: 2).

Todo ello origina nuevos retos y oportunidades, aunados a los ya planteados a nivel
mundial, en los cuales se encuentra como aspectos de coincidencia la crisis del
modelo de producción capitalista, que conlleva a la insostenibilidad ambiental y 109
económica y a la inequidad social, ante lo cual surgen nuevas condiciones para
emprender rumbos antes ignorados o subestimados, tanto a nivel de Estado como de
las organizaciones públicas, privadas y la sociedad en general:

“Hay pues un conjunto de tendencias que sirven de fundamento


para la esperanza. Pero su aprovechamiento efectivo dependerá
de cuan profundamente comprendamos el potencial específicos y
las características del nuevo paradigma, así como la disposición
colectiva a la acción creativa en el nuevo contexto” (Pérez, 1999: 4).

En una interpretación de la citada autora, la base de esa esperanza y del nuevo


paradigma es el Desarrollo Sustentable o Desarrollo Sostenible, el cual requiere para
convertirse en realidad la comprensión y acción consciente y consecuente en función
de sus principios, así como un “nuevo sentido común”, que supere los perjuicios y
criterios del “actual sentido común”, caracterizado por el uso intensivo de materiales,
sobreexplotación y degradación de la naturaleza, centralización política y económica
y utilización del recurso humano, entre otros.1

1. Tanto para Treviño, Sánchez y García (2004) como para Nieto (2005), lo importante es la propuesta que
subyace en estos términos: Desarrollo Sustentable o Desarrollo Sostenible. La diferencia entre una y otra
denominación es la traducción que se hizo del termino “sustainable development”.

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Frente al panorama antes descrito, se destaca la complejidad que entraña el


abordaje de este tema, manifiesta en la diversidad de definiciones y pluralidad de
elementos y perspectivas con las que puede relacionarse, pues desde sus inicios es
un concepto polémico y cuestionado, e inclusive se le ha llegado a ver con
indiferencia. Sin embargo, las evidencias cada vez mayores de la crisis mundial y
local llevan a considerar este planteamiento como inspiración para pasar del
escepticismo al entusiasmo, con la esperanza de un futuro mejor (Yánez y Zavarce,
2010).

Con relación al Desarrollo Sustentable o Desarrollo Sostenible (DS), para el 2003


se tenían más de 300 definiciones de este término (Lobera, 2008), por lo que aún no
tiene un significado concreto ni definitivo. Es un término inacabado, en construcción.
A pesar de esto, ya tiene como puntos de coincidencia básica las dimensiones social,
ambiental, económica, y la visión de largo plazo:

“El Desarrollo Sustentable tiene como premisa el conocimiento más


profundo de las interacciones entre el sistema económico y los
sistemas biofísicos, que fundamentan las decisiones acordes a
criterios de carácter ecológico y de viabilidad a largo plazo...esto se
soporta con cuadros académicos y de investigación, así como de
profesionales capacitados, que logren articular el quehacer de las
universidades, centros de investigación, colegios de profesionales
y asociaciones empresariales con las necesidades de la
reconversión de la industria, los servicios y las actividades primaria”
(Briceño, 1998: 39-40).
110

En la actualidad, paradójicamente, aun cuando el DS se ha convertido en el referente


obligado en la mayoría de los discursos de las naciones y sus gobiernos, así como
también en los sectores académicos, empresariales y comerciales, por lo general se
utiliza ignorando el alcance de su significado e inclusive no se demuestra verdadero
interés en hacerlo realidad (Treviño, Sánchez y García, 2004).

La temática del DS ha sido abordada a nivel internacional por las universidades en


distintas oportunidades, siendo retomada y discutida en el debate convocado por la
UNESCO como parte de los compromisos de la Conferencia Mundial Sobre
Educación Superior (1998) y ratificada en la reciente “Conferencia Mundial de
Educación Superior 2009: las Nuevas Dinámicas de la Educación Superior para el
Cambio Social y el Desarrollo”, organizada por la misma institución en Paris. En esta
última conferencia, se manifestó de manera explícita la actual relevancia de los
pronunciamientos realizados en 1998, la brecha existente entre los países
desarrollados y subdesarrollados y los retos vigentes: “Los eventos de la década
pasada ponen en evidencia que la educación superior y la investigación contribuyen
a la erradicación de la pobreza, al Desarrollo Sustentable y al progreso en el alcance
de las metas de desarrollo consensuadas en el ámbito internacional, tales como los
Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y Educación para Todos (EPT). La agenda
educativa global debería reflejar estas realidades”.

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Además de reflejar una serie de desafíos y compromisos para las universidades


venezolanas, lo antes indicado representa un llamado de alerta, pues
desdichadamente existe una brecha entre el discurso, la teoría y la acción. Como dice
Morin (1999), las contradicciones entre las funciones de la universidad,
primordialmente académicas, y su forma de percibir la realidad restringen la
capacidad de comprensión y reflexión de los problemas complejos, en especial en lo
que tiene que ver con incluir perspectivas de mediano y largo plazo.

Asimismo, la sociedad no puede continuar indefinidamente en el periodo de


reflexión iniciado desde hace casi 40 años. Se tiene la exigencia de “cómo hacer
operativa la noción de Desarrollo Sustentable y transitar a una sociedad sustentable”
(Borrayo, 2002: 7), por lo que las universidades como instituciones sociales
dedicadas a la formación e investigación científica se encuentran ante un período de
inminente cuestionamiento de su rol y aporte a los procesos de cambio, hoy
reiterados como una necesidad ante la encrucijada de cambiar o continuar indiferente
ante la destrucción ambiental y el deterioro socioeconómico del planeta, dos procesos
tristemente cada vez más acentuados.

Para Briceño (1998, 2003) y Gallopin (2003), entre otros, la investigación no está
respondiendo a los compromisos que plantea el DS, entre otras razones por el apego
a las prácticas disciplinarias y reduccionistas tradicionales, que no se adaptan a la
complejidad de los sistemas involucrados, en los cuales se integran factores
económicos, sociales, culturales, políticos, técnicos y ambientales de manera
dinámica.
111
Lo anteriormente expuesto enfatiza el rol de las universidades en la generación o
desarrollo de conocimiento, así como también de su gestión. La Agenda 21, en su
Capítulo 31, hace un llamado directo a este respecto, cuando “se exhorta a los
sectores de la economía, la investigación y la tecnología a proponer estrategias para
un Desarrollo Sustentable y a colaborar en su instrumentación”. Pese al incremento
de actividades y pronunciamientos relacionados con esta materia que se han llevado
a cabo en el sector universitario en décadas recientes, no se han obtenido los
resultados esperados, pues todavía pareciera que no se ha apreciado la magnitud y
prioridad que representa el compromiso con el DS: “el alcance y significado del
concepto de Desarrollo Sustentable permanece como un tema de exclusivo interés
académico cuya conversión en práctica social y económica sigue tan lejana como
cuando fue planteada por la Comisión Brundtland en 1987” (Fergusson y Lanz, 2001:
105). Es decir, la inclusión en el discurso y la sobreexposición del tema en el ámbito
público y privado todavía no obedece a un avance en la materia.

3. Gestión del conocimiento en las universidades: oasis o espejismo

Cada vez es mayor el número de publicaciones, investigaciones, autores y


organizaciones nacionales e internacionales que presentan argumentos afirmando
como base del éxito organizacional la capacidad de aprendizaje y el conocimiento.
Sin embargo, el conocimiento por sí mismo no es garantía de mejores resultados, de
allí la importancia de su gestión.

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Por esta razón la universidad, como principal centro generador de conocimiento, no


sólo está llamada a integrar la denominada sociedad del conocimiento, sino que debe
prepararse para liderar y asumir los procesos de cambios requeridos para permitir la
compresión de la complejidad de la sociedad actual, porque “de lo contrario se
produciría confusión o rechazo de los problemas” (Morin, 2005: 123). No obstante,
sería insuficiente y simplista abordar la universidad como “productora de
conocimiento”, por lo que es inevitable reflexionar sobre su pertinencia.

La problemática contemporánea no es de cantidad, sino de tipo y utilidad de los


conocimientos en función del bienestar social. Ante esta situación, se hace necesario
considerar algunos interrogantes relacionados con los procesos de gestión del
conocimiento en la investigación científica de las universidades y su vinculación con
el DS, tema que ha sido poco tratado hasta ahora.

En las fuentes consultadas se tiene una nutrida y creciente diversidad de


perspectivas y taxonomías para la clasificación de modelos, fases (Figura 2) y
conceptualización de la Gestión del Conocimiento (GC), por lo que, sin pretender ser
exhaustivos, los autores utilizan como referencia la siguiente noción:

“Proceso de identificar, agrupar, ordenar y compartir continuamente


conocimiento de todo tipo para satisfacer necesidades presentes y
futuras, para identificar y explotar recursos de conocimientos, tanto
existentes, como adquiridos y desarrollar nuevas oportunidades”
(Laity y Velásquez, 2008).
112

Ahora bien, para el caso de las universidades no se trata simplemente de presentar


las diferentes nociones, modelos y fases de la GC, sino más bien considerar la
complejidad de los elementos involucrados, institucionales, psicosociales y técnicos,
entre otros, los cuales se caracterizan por ser multidimensionales, interrelacionados
y dinámicos, así como también la diversidad de actores que interactúan y la
coexistencia orden/desorden en la cotidianidad de estas organizaciones, lo que hace
necesario recurrir a otros enfoques que faciliten la comprensión de la red de
situaciones y problemas desde una perspectiva transdisciplinaria. En atención a lo
anterior, es importante señalar la cita que Edgar Morin hace de Pascal:

“Todas las cosas siendo causadas y causantes, ayudadas y


ayudantes, mediatas e inmediatas y todas sostenidas por una unión
natural e insensible que liga las más alejadas y las diferentes, creo
imposible conocer las partes sin conocer el todo y tampoco conocer
el todo sin conocer particularmente las partes” (Morin, 2000: 41).

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Figura 2. Fases de la Gestión del Conocimiento

Grant (2000)
Wiigh (1997)
• Generación
• Generación • Aplicación
• Codificación, Almacenamiento -Identificación
o Integración -Medición
• Transferencia -Almacenamiento
• Utilización -Transferencia
Bahtt (2000)
Davenport y Prusak (2001)
• Creación
• Distribución • Generación
• Adopción • Codificación
• Revisión • Coordinación
• Transferencia

Bueno y su equipo (2005) Pelulfo y Contreras (2002)


Crear y capturar
• Diagnóstico
Distribuir y Compartir
Wenskeley y Verwij Ò • Definición Objetivos
Asimilar e incorporar
´Sulliverma (2000) • Producción
Aplicar
• Almacenamiento
Renovar • Generación
• Circulación
• Codificación
• Medición
• Refinamiento
• Transmisión

113
Lo que se pretende es enfatizar la complejidad de las temáticas y características de
esta época tan convulsionada y contradictoria, que requiere de conocimientos que
incluyan una reflexión intelectual, afectiva y ética. Por esta razón, no es suficiente
considerar la GC como una opción teórica, sino relacionarla con el contexto,
características de las organizaciones y la pertinencia de los conocimientos que se
generan, difunden y transfieren.

En cuanto al conocimiento científico, fue concebido durante mucho tiempo, y aún lo


es a menudo, teniendo por misión disipar la aparente complejidad de los fenómenos,
a fin de revelar el orden simple al que obedecen: “(...) lo propiamente científico era,
hasta el presente, eliminar la imprecisión, la ambigüedad, la contradicción. Pero hace
falta cierta imprecisión y una imprecisión cierta” (Morin, 2005: 60). Esta situación
conlleva a una reforma profunda no sólo de las instituciones sino de las formas de
pensar, al estar involucrados factores epistémicos, culturales, téorico-metodológicos,
organizacionales, psicosociales e inclusive económicos (Carrizo: 2004), lo cual
implica a su vez obstáculos asociados a cada uno de ellos.

Los aspectos antes mencionados representan un gran compromiso para las


universidades ante la actual crisis de la insostenibilidad que afecta a todo el planeta.
Al parecer, se está viviendo el “síndrome de la rana hervida”, que, al estar sumergida
en el agua, no reacciona al aumento progresivo de la temperatura y recién percibe el
peligro cuando ya es demasiado tarde.

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A pesar de esto, resulta evidente que las universidades están inmersas en un


período de reformas y reinvención de sus funciones, procesos y misión. Los conflictos
y retos socioambientales, así como las brechas originadas por los escenarios
emergentes de la sociedad del conocimiento, plantean trabajar arduamente para dar
respuestas satisfactorias a los requerimientos surgidos por la crisis mundial. En este
sentido, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en
su informe Educación Universitaria para la Sociedad del Conocimiento, producto del
análisis en 24 países, durante el período 2004-2008, enfatizan la necesidad de
aumentar y redimensionar la investigación en la educación universitaria como un
factor de evolución, dejando de centrarse en la cantidad y dándole mayor relevancia
a la calidad.

Asimismo, los pronunciamientos en diferentes eventos en esta materia, tales como


los realizados en la Declaración de la Conferencia Regional de Educación Superior
(CRES), Cartagena de Indias, Junio de 2008, hacen un llamado a la revisión integral
de las universidades y la toma de conciencia para afrontar los nuevos escenarios,
destacando que dado que el conocimiento y la ciencia son elementos de primer orden
en el mundo:

“El desarrollo y fortalecimiento de la Educación Superior constituye


un elemento insustituible para el avance social, generación de
riqueza, el fortalecimiento de las identidades culturales, la cohesión
social, la lucha contra la pobreza y el hambre, la prevención del
cambio climático y la crisis energética, así como la promoción de
114 una cultura de paz” (p.3).

Este rol de las universidades asume especial relevancia en el ámbito de la


investigación, en el que se crea, difunde y transmite el conocimiento científico, así
como en las políticas que la orientan. En este sentido, en Venezuela es importante
señalar, la aprobación de la reciente Ley Orgánica de Educación (2009), en la cual se
plantea el redimensionamiento del Sistema de Educación con una nueva perspectiva
del desarrollo de las actividades de este sector y su relación con la sociedad, como
se puede interpretar en sus principios rectores:

“(...) la responsabilidad social, la equidad, la igualdad entre todos


los ciudadanos y ciudadanas sin discriminaciones de ninguna
índole, la formación para la independencia, la libertad, y la
emancipación, la valoración defensa de la soberanía, la formación
de la cultura de la paz, la justicia social, el respeto a los derechos
humanos, la práctica de la equidad y la inclusión; la sustentabilidad
del desarrollo, el derecho a la igualdad, de genero, el
fortalecimiento de la identidad nacional (...)”.

Por ello, aun cuando por mucho tiempo la universidad venezolana ha sido objeto de
estudio desde diferentes perspectiva y temáticas, hoy en día se enfrenta a desafíos
epistemológicos en su rol de producción y difusión de conocimientos, así como de su
compromiso con la sociedad (Fergusson, 2003a), dados los nuevos escenarios y

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procesos de transformación sociopolíticos y económico, por lo que la situación


sobrepasa los clásicas interrogantes y espacios disciplinarios de las ciencias,
representando un escenario atractivo, fértil y, a su vez, complejo a investigar.

Todo lo anterior conlleva a que en la actualidad se acentúen las aristas de conflictos


e incertidumbre en los espacios de debate, debido a las dinámicas implícitas y
prioridades, así como por la diversidad de actores e intereses en juego, situación a la
que no está exenta la investigación científica y particularmente en la relacionada con
las temáticas socioambientales, en la cual se ha desarrollado un:

“Proceso contradictorio avance/retroceso de las ciencias, de


conocimientos/desconocimientos de ciertos procesos materiales;
se ha generado un proceso diferenciado de resignificación de
nociones y conceptos, de obstáculos y estímulos en el progreso del
saber, por el efecto de los intereses opuestos de clases, grupos,
culturas y naciones” (Leff, 2000: 36).

Estos señalamientos y cuestionamientos son compartidos y complementados por


otros autores como Briceño (1998, 2003), Floriani (2002), Fergusson (2008a) y Capra
(1992), quienes señalan la limitada percepción de la elite académica para entender
los principales problemas de nuestro tiempo, así como también las restricciones
metodológicas y epistémicas basadas en disciplinas aisladas y la escasa vinculación
con la sociedad. Ante este panorama, Vessuri et al (2008) expresa que la ciencia se
ve obligada a insertarse en la vida económica y social en búsqueda de apoyar el DS 115
y de hacer posibles los cambios necesarios para su concreción, lamentablemente, el
panorama no es optimista ante la resistencia de países, organizaciones y actores
sociales de asumir compromisos en esta materia, debido a “intereses financieros,
grupos económicos que continúan con sus mismos modelos de producción y se
limitan a cumplir con su cuota de responsabilidad ante la sociedad” (Plaz y Vessuri,
2007).

Desafortunadamente, esta situación persiste en actualidad y se evidenció en la


reciente Cumbre de Kyoto (Diciembre, 2009), en la cual los países desarrollados y en
vías de desarrollo se aliaron para “no establecer límites vinculantes a la disminución
de la emisión de los gases invernaderos” (Caster, 2009: 1-17), aun cuando deben
presentar sus metas y medidas para reducir la contaminación global, lo que puede
interpretarse como una acción netamente de “buena voluntad”.

Ante esta situación surge la interrogante de si puede considerarse la GC como una


herramienta suficiente para afrontar los grandes retos y desafíos de la producción de
conocimiento pertinente en la actualidad, o si es necesario incluir las dimensiones
sociopolíticas propias del ámbito universitario que dirigen el quehacer de sus
funciones básicas, incluyendo la investigación científica.

Los aspectos antes mencionados colocan a las universidades en el centro de


atención como instancia para promover y participar en los procesos de transformación
social, por lo que resulta de interés, más allá de lo académico, el estudio del área de

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investigación en cuanto a sus características y las condiciones o factores que pueden


considerarse como facilitadores u obstaculizadores en estas organizaciones para
asumir el compromiso del DS.

4. Los Sistemas Sociales de Nicklas Luhmann

El estudio de los Sistemas Sociales surge en el ámbito de la sociología desde la


perspectiva transdisciplinaria. Parte de la afirmación “existen sistemas”, cuestionando
la “interpretación estrecha de que la teoría de sistemas es un mero método de análisis
de la realidad” (Luhmann: 1998, 37), y promulga la teoría de la comunicación, al
considerarla como la estructura más básica de la sociedad.

De acuerdo a lo anteriormente señalado, resulta evidente que uno de los pilares


fundamentales de la teoría de Luhmann es el concepto de sistema, el cual se
construye destacando la diferencia entre sistema y entorno. En este sentido, indica
como punto de partida de cualquier análisis teórico-sistémico, la diferencia entre estos
dos conceptos, distinción que el propio sistema introduce, siendo para cada sistema
más complejo el entorno que el sistema mismo (op cit: 19):

“Los sistemas están estructuralmente orientados al entorno, y sin él


no podrá existir por lo tanto, no se trata de un contacto ocasional ni
tampoco de una mera adaptación. Los sistemas se constituyen y se
mantienen mediante la creación y la conservación de la diferencia
116 con el entorno, y utilizan sus límites para regular dicha diferencia.
Sin la diferencia con respecto al entorno no habría autorreferencia
ya que la diferencia es la premisa para la función de todas las
operaciones autorreferenciales. En este sentido, la conservación
de los límites es la conservación del sistema” (op cit: 40).

Adicionalmente, otro aspecto importante de la tesis luhmaniana es la diferencia


constitutiva entre “elemento y relación, así como no hay sistemas sin entornos, o
entornos sin sistemas, tampoco hay elementos sin una vinculación relacional o
relaciones sin elementos” (op cit: 44). Los elementos pueden asignarse al sistema o
al entorno; las relaciones en cambio pueden acontecer entre sistemas y entorno. A
este respecto, los límites del sistema tienen una doble función de separación y unión
entre sistema y entorno y contribuyen con la distinción entre elemento y relación, pues
separan elementos, pero no relaciones; separan acontecimientos, pero dejan fluir los
efectos causales.

Desde esta perspectiva, se produce una sacudida a los tradicionales enfoques


epistémicos al destacar que:

“(...) la sociedad no es un objeto, sino la instancia en la que toda


observación muestra su poder constructivo (...) Describirla es
también construirla (...) la realidad no sólo es lo que es (compresión
ontológica), sino además lo que la observación le añade como

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construcción (construcción constructivista) (...) La sociedad es la


operación que acoge todo lo dispar (lo bueno y lo malo, lo fáctico y
lo utópico, el status quo y la revolución), la instancia, en fin que
distribuye sus instancias sociales para que se hagan cargo,
mediante un manejo más diferenciado del principio utilitario
(economía), del principio de trascendencia (religión), del principio
de justicia (derecho), del principio de participación en el poder
(política)” (op cit: 22)

Este planteamiento ofrece una revolución epistemológica del binomio sujeto-objeto, a


través de una comprensión más compleja de la observación del mundo,
concibiéndose la observación como “operar con distinciones, por lo tanto el observar
es una operación fundamental del comprender, el cual se realiza cuando se realiza
una distinción determinada a saber del sistema y entorno” (op cit: 89). Por esta razón,
de acuerdo a su ubicación y las distinciones utilizadas, distintos observadores podrán
observar lo mismo de distinta manera.

La teoría de los Sistemas Sociales brinda una alternativa para comprender el


funcionamiento, las características y los procesos que definen a la sociedad como
entidad compleja, a través del análisis de sus sistemas funcionales especializados
(Arriaga, 2003), en los que la comunicación interna se convierte en el elemento
definidor y autorregulador y es la que hace a los sistemas y los diferencia.

Para Luhmann (1998), en cuanto a los sistemas sociales, “no se trata de diferentes
campos de vida”, político, económico, legal, cultural, educación, religión, científico, 117
medicina, intimidad, medios. Su identificación está orientada a su formación de
estructura, a la relación con la unidad del sistema y la estructura de expectativa (op
cit: 272). Es decir, los sistemas sociales se tipifican y regeneran por la información
especializada que procesan, que les permite realizar intercambios con el entorno y los
otros sistemas, así como también responder y adaptarse al entorno complejo, siendo
para cada subsistema el entorno más complejo que el sistema mismo, aun cuando se
mantiene una unidad indisoluble.

Cada sistema social crea su propia identidad mediante un código binario específico
con valores asimétricos o dicotómicos, que funciona como esquema o filtros de la
realidad y que determina la inclusión o exclusión en el sistema, por lo que se
considera tanto el consenso (opción positiva) como el discenso (rechazo) (Vásquez,
2007).

De acuerdo con Luhmann la sociedad está integrada por sistemas parciales o


subsistemas, entre los cuales se encuentran el “sistema ciencia”, que a su vez es el
único con “exigencia de teoría y método como referencia” de las distinciones en que
basa su operatividad funcional (Luhmann, 1998: 300), para lo cual es fundamental el
“sistema comunicaciones”, pues es la instancia establecida en la comunidad científica
para la observación externa y por ende de su aceptación, divulgación o negación.

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4.1. La investigación científica desde la perspectiva de Luhmann

En el caso que nos ocupa, considerando que la “ciencia” se asume como


conocimiento o como los procesos mediante los cuales se generan conocimientos
que cumplen determinadas condiciones de acuerdo a requerimientos específicos, y
considerando también que la investigación científica es la indagación sistemática,
planificada y autocrítica que se halla sometida a juicio y a comprobaciones empíricas
a partir de las cuales puede decidirse su adecuación con la finalidad de generar
conocimientos científicos (Rudduck y Hopkins, 1993, citado por Chacín y Briceño,
2001: 15), se abordó la investigación científica de las universidades, como una
expresión del sistema o subsistema ciencia de la teoría de Luhmann, en el cual se
considera la ciencia como un nivel de abstracción teórico-conceptual mediante el cual
se puede “descubrir y tematizar estructuras y funciones latentes no accesibles a otros
sistemas” (Luhmann,1998: 38).

Las premisas que fundamentan esta afirmación tienen como referencia a Vásquez
(2007) en lo que respecta a tres aspectos básicos: a) Modo de operación: la
comunicación científica en sus diferentes expresiones, principalmente las
publicaciones; b) Operaciones de Observación: realizadas por la comunidad científica
y condicionadas por las teorías, metodologías y el código operativo Verdadero/No
verdadero; y c) Sistema Operativamente Cerrado: manifiesto en la selectividad,
mediante la cual se excluye la participación externa en las decisiones operativas (o
sea, si cumple o no cumple) relacionadas con los criterios establecidos con las
temáticas, teorías y métodos aceptados.
118
A su vez existe una dinámica de recursividad, que hace posible que el sistema se
reproduzca a sí mismo. Es decir, las publicaciones producto de las investigaciones
son a su vez utilizadas en otras investigaciones como referencia, para apoyarlas,
complementarlas, debatirlas o refutarlas, generando nuevas publicaciones que
podrán ser utilizadas en el estado del arte de otras investigaciones y publicaciones.

Aun cuando generalmente se utiliza sólo el “subsistema ciencia” para la


comprensión y análisis de la investigación científica en el sector universitario, tal es el
caso de Vásquez (2007), se consideró necesario para este artículo incluir los
subsistemas comunicación, político, y legal, debido a su inherencia en la dinámica
investigativa de las UAV y el carácter sociopolítico del DS, que trasciende al
“subsistema ciencia”. Los aspectos antes mencionados se ilustran en la Figura 3.

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Figura 3. La investigación en las universidades venezolanas desde


la perspectiva Luhmaniana

Sociedad

Subsistema
Ciencia

UAV

reguladores
Organismos

Sociedad
Organismos
Sociedad

reguladores

Subsistema Investigación Subsistema


Legal Científica Político

Subsistema
Comunicación

Comunidad Científica

Sociedad

119

Por lo anteriormente expuesto, luce interesante el abordaje de la universidad


venezolana como un eje de comprensión al tema hasta aquí tratado, toda vez que ella
encarna un sistema social complejo, el cual tiene un conjunto de elementos
interrelacionados, agrupados y autoorganizados de acuerdo a autorreferencias
(misión, visión, políticas, estructuras, planes, metas, normativas, procedimientos y
procesos internos) e interrelaciones con el entorno/sociedad a través de sus vínculos
con los organismos reguladores, realizando sus procesos básicos de manera
recursiva, sobre los que fundamenta su organización y a su vez crea los subsistemas
(docencia, investigación, extensión). De allí que en función de los objetivos de este
trabajo, se focalizó la atención en el ámbito de la investigación, siendo en este caso
la comunicación, el factor fundamental en la organización y dinámica de los procesos
involucrados, desde la creación, difusión hasta la transferencia de resultados.

Por estas y otras razones, entre ellas lo diverso e ilimitado de las posibilidades de
realizar la investigación se consideró necesario establecer la delimitación dada por la
distinción: Promueve el Desarrollo Sustentable (DS) y/o la Gestión del
Conocimiento(GC) / No Promueve el Desarrollo Sustentable (DS) y/o la Gestión del
Conocimiento (GC), teniendo como ámbito de estudio las cinco universidades
autónomas venezolanas, Universidad de los Andes (ULA), Universidad Central de
Venezuela (UCV), Universidad del Zulia (LUZ), Universidad de Carabobo (UC),

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Universidad de Oriente (UDO), por ser pilares fundamentales de la educación


universitaria, basada en su larga trayectoria y reconocimiento, entre otras razones por
la oferta de estudios de pregrado y postgrado, así como también por su destacada
representación en el ámbito de la investigación, pues ocupan los primeros seis
lugares en el Programa de Promoción al Investigador (PPI), desde hace mas de una
década.

Para finalizar, es importante destacar algunas características de las Universidades


Autónomas Venezolanas (UAV), según Morles, Medina y Álvarez (2003). Entre las
más resaltantes se encuentran su complejidad por el tamaño, su heterogeneidad de
programas, su burocracia administrativa basada en el sistema colegiado de
decisiones y el crecimiento de los servicios que ofrece, todo esto aunado a la
convivencia de distintos gremios y asociaciones con variadas ideologías políticas.
Asimismo, se puede destacar que estas universidades se han caracterizado por
“gozar de muchos privilegios: libertad para dictar sus normas internas de organización
y funcionamiento; autonomía académica para planificar, organizar y realizar sus
programas de investigación, docencia y de extensión”. Esto se refleja, a su vez, en la
gestión de los procesos de investigación, lo que da rasgos distintos a cada
universidad. En la actualidad, de acuerdo a lo establecido en el Artículo 34 de la Ley
Orgánica de Educación (2009), se mantiene la concepción de autonomía mediante “el
ejercicio de la libertad intelectual, la actividad teórica-práctica y la investigación
científica, humanística y tecnológica, con el fin de crear y desarrollar el conocimiento
y los valores culturales”. Se asigna entre las funciones de las UAV la:

120
“(...) atención a las áreas estratégicas de acuerdo con el Plan de
Desarrollo Económico y Social de la Nación y las potencialidades y
necesidades prioritarias del país, para el logro de la soberanía
científica y tecnológica y el pleno desarrollo de los seres humanos”.

Aquí subyace lo que Fergusson (2003a: 21), denomina “autonomía responsable”. Es


decir, ser responsables no sólo de la rendición de cuentas presupuestarias ante el
Estado, sino también ante la sociedad por los resultados de las actividades de
docencia, investigación y extensión.

5. Desarrollo sustentable y gestión del conocimiento en universidades


autónomas venezolanas (UAV): intentos y experiencias

Los resultados presentados corresponden al análisis documental, complementado y


contrastado con la información obtenida en el ámbito de las UAV en el período de
Junio 2008-Noviembre 2009, considerando los siguientes eventos:

• Resultados de la convocatoria al Programa de Promoción al Investigador (PPI)


2008, publicados por el Observatorio Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación
(ONCTI).
• Consultas a sitios web.
• Entrevistas a informantes calificados.

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Los hallazgos obtenidos en la investigación se presentan de acuerdo a los


subsistemas expuestos en la figura anterior.

5.1. “Subsistema ciencia”

En la universidad este subsistema se centra en la investigación y está representado


en el aporte de conocimientos de acuerdo a los criterios establecidos por la
comunidad científica quienes discriminan su validez (Verdadero/No verdadero), de
acuerdo a la rigurosidad metodológica, referentes teóricos y aportes realizados,
estando condicionado su reconocimiento público por la difusión de los resultados,
principalmente la elaboración de productos publicados en medios acreditados en la
materia (artículos científicos), por ello su estrecha interacción con el subsistema
comunicación o medios.

En la investigación realizada se constató que la información más destacada y


común a todas las universidades es de tipo cuantitativo, producto del acoplamiento
estructural a los requerimientos de información del entorno, dado por los organismos
reguladores y evaluadores. Estos son los llamados indicadores emblemáticos de la
gestión de investigación en nuestro país: proyectos financiados por las comisiones de
investigación y profesores acreditados en el PPI.. De este modo se combinan dos
tipos de datos que están más orientados a satisfacer necesidades de información de
tipo político (interno y externo) y económico (presupuestario), que a la gestión misma
del conocimiento, en cuanto a los aportes obtenidos y su relevancia social.

En la Tabla 1, a manera ilustrativa se presenta la información actualmente más 121


difundida, con la cual puede hacerse un ejercicio de especulación en cuanto a la
tendencia de los datos. Sin embargo, es importante destacar que en estas cifras no
se hace distinción entre las diferentes modalidades de proyectos de acuerdo a la
clasificación de cada universidad, aun cuando todas coinciden en tipificarlos en
proyectos individuales y grupales, y estos a su vez se subdividen en otras categorías
de acuerdo a los lineamientos propios de cada institución, lo que conlleva a una
variación en la magnitud, alcance y monto del financiamiento. Sin embargo, el énfasis
en el aspecto cuantitativo conlleva a la reflexionar si, más allá de las cifras absolutas,
se están considerando con la prioridad necesaria fundamentos y criterios de
sustentabilidad en las investigaciones en las universidades venezolanas, en función
a la crisis socioambiental planteada.

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Tabla 1. Investigadores y proyectos de las UAV

Renglón ULA UCV LUZ UC UDO


Proyectos financiados 2006: 651 224 158 7 57
por la Comisión de 2007: 561 289 143 3 53
Investigación CDCH 2008: 451 236 130 3 149

Investigadores acreditados PPI 2006: 877 793 951 224 220


2007: 987 859 1059 260 250
2008: 1070 925 1198 313 293

Fuente: Portales y consejos de investigación de las UAV, MPPES (2008), PPI-ONCTI (2009a)

Para hacer factible esta indagación, considerando el alcance del trabajo, la variedad
de categorías posibles de estos elementos en el ámbito de la investigación científica,
expresadas en un amplísimo abanico de opciones que oscilan de una gran
especificidad a una acentuada complejidad de los conocimientos, y la diversidad de
interpretaciones que puede surgir en ello, fue necesario idear un método basado en
una referencia reconocida y aceptada a nivel nacional en el ámbito de investigación,
como lo es el PPI.
122
El método diseñado por los autores, consistió en utilizar la Base de Datos de los
resultados de la convocatoria 2008 del PPI, suministrados por la ONCTI, disponible
en el portal del PPI-ONCTI (2009b), seleccionando la opción “Consulta Avanzada de
Investigadores del PPI” a nivel de institución, y usando como palabras claves las
expresiones sugeridas por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), con
las modificaciones sugeridas por los autores, en cuanto a la incorporación de ocho
términos:

a) Desarrollo Sostenible o Desarrollo Sustentable


b) Ambiente
c) Contaminación
d) Ecología,
e) Uso racional del agua
f) Población y desarrollo
g) Producción y consumo sostenible
h) Justicia Social

También se consideró necesario cambiar las expresiones “Urbanización y


Sostenibilidad” por “Urbanismo y Sostenibilidad”; y “Gobernanza Universal” por
“Gobernabilidad”, para hacerlos más acordes a los términos utilizados en nuestro país
y darle mayor flexibilidad y cobertura a la búsqueda.

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Los resultados obtenidos fueron los siguientes: “Ecología” (35,17%), “Ambiente”


(27,59%), “Contaminación” (11,27%) y “Biodiversidad” (8,74%) concentran la mayor
proporción de los registros, al mismo tiempo que se nota una modesta presencia en
lo concerniente a “Derechos Humanos” (5,52%), “Desarrollo Sostenible o Desarrollo
Sustentable” (4,14%), “Sostenibilidad” (3,21%), “Población y Desarrollo” (1,61%),
“Gobernabilidad” (1,38%).

Es decir, las áreas temáticas y líneas de investigación vinculadas a las ciencias de


la naturaleza o ciencias ambientales son las de mayor representación cuantitativa en
los datos consultados (74,03%), esto sin incluir a los investigadores no acreditados en
el PPI que trabajan en estas áreas temáticas y líneas de investigación. Inicialmente
estas cifras pueden considerarse como evidencia de que las UAV realizan
investigación relacionada con el DS de las más diversas maneras y enfoques de
acuerdo a la interpretación que se hace del término. Sin embargo, se abre un espacio
para la reflexión sobre la situación de las áreas de conocimiento, disciplina o
especialidad con presencia nula, es decir con cero datos registrados o aquellas con
un porcentaje muy bajo menor al uno por ciento, ambos casos suman 20 renglones
(de un total de 29). Entre ellos se destacan “Educación para la Sostenibilidad”,
“Tecnologías para la Sostenibilidad”, “Producción y Consumo Sostenible”, “Cambios
climáticos” y “Agotamiento de recursos”, todos de vital importancia en la investigación
para la sustentabilidad. En este punto surge la pregunta en relación a la articulación
de los esfuerzos realizados en el área de sostenibilidad, así como la finalidad y
aplicación de las investigaciones y publicaciones realizada.

En esta situación, vale la pena citar los resultados obtenidos en algunos estudios 123
realizados en este ámbito por investigadores de las UAV. Tal es el caso de Fuentes et
al (2008), cuyo trabajo tuvo como objetivo analizar la GC ambiental desde la
Universidad de Zulia (LUZ) hacia el entorno social. Se concluyó que hay debilidades
en los mecanismos de transferencia de conocimiento y que los “resultados obtenidos
sugieren que existe poca pertinencia social del conocimiento generado en las
unidades de investigación y esto puede deberse a la indefinición de unas políticas
institucionales”. Asimismo, con relación a la Universidad Central de Venezuela (UCV),
Mercado (2005) destaca que la estructura actual de esta casa de estudios,
tradicionalmente caracterizada por una cultura disciplinaria tradicional, no es capaz
de responder a los requerimientos actuales de transdiciplinariedad y de pertinencia
social del conocimiento, así como también indica que:

“(...) una revisión exhaustiva de los contenidos de los proyectos de


investigación y desarrollo de la UCV, evidenciaría que son muy
pocos los proyectos cuyos resultados pueden tener un impacto que
vaya más allá de la legitimación y el reconocimiento en la
comunidad científica a través de los mecanismos tradicionalmente
establecidos (Publicaciones científicas, congresos, seminarios,
etc.)” (Mercado, 2005: 39).

Concluye el citado autor que las universidades venezolanas parecieran no estar


reconociendo la importancia de la degradación socioambiental.

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Frente al panorama antes descrito, y con la finalidad de enriquecer y contrastar


opiniones, se realizó una entrevista a un informante calificado en la materia, el Dr.
Alex Fergusson Laguna, investigador en el área de Ecología Social, del Instituto de
Zoología Tropical de la UCV, quien señaló diferentes características de la
investigación y su vinculación con la sustentabilidad.2 A este respecto se presenta a
manera de resumen la categorización realizada de la información suministrada por
este destacado investigador, a partir de la cual se quiso ilustrar la relación entre ellas,
resultando una compleja red de retroalimentación, en la cual se destaca lo
multifactorial, diverso y contratantes de los elementos involucrados (Figura 4).

Figura 4. Relación de las características de la investigación


y el Desarrollo Sustentable en las UAV

Predominio cultura Falta de visión y proyección de


antropocéntrica la magnitud de la crisis planetaria

Limitaciones en la comprensión Poca reflexión sobre el propósito


y vinculación al término sustentabilidad y/o alcance de la sustentabilidad

Se subestima la dimensión Falta de integración con


sociopolítica del DS las comunidades organizadas

No hay una agenda de Énfasis en la producción bibliográfica


124 investigación sistemática más que resultados prácticos que
sean transferidos

No están definidas prioridades ni políticas,


en las universidades ni el gobierno
relacionadas con el DS

Contradicción entre el discurso del Estado venezolano


y el respaldo al DS para su puesta en practica

No obstante, a pesar del panorama antes descrito, existen algunas experiencias de


investigación en materia de DS importantes de señalar en las UAV. Tal es el caso del
Centro Integral para el Desarrollo Integral Sustentable (CIDIS) de la Universidad de
Los Andes (ULA), extensión Trujillo, a la cual está adscrita la Maestría en Desarrollo
Regional. En la UCV opera el Grupo Interuniversitario, Interdisciplinario e

2. El Dr. Fergusson es miembro del Centro de Investigaciones Postdoctorales (CIPOST), Facultad de Ciencias
Económicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela. También es miembro del Observatorio de
Reformas Universitarias, Capítulo Venezuela y el Caribe (ORUS-VE) y ORUS-Internacional. Escribió 12 libros
y 24 publicaciones, y se ha desempeñado como co-redactor de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela.

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Internacional de Investigación y Desarrollo de Tecnologías Viables a la


Sustentabilidad y al Desarrollo Integrado Local (Tech/SUDIL), el cual trabaja en
proyectos de desarrollo fundamentados en el ecoaprovechamiento del potencial
natural y humano de las localidades, la disposición y el conocimiento local, y aporta
beneficios comunes y ventajas para las comunidades, las universidades, los
gobiernos locales y los investigadores implicados en el proceso (Briceño y Medina,
2004). También se encuentra el Laboratorio de Sociecología, en el área de Ecología
Humana, avocado a las investigaciones de la interacción sociedad-naturaleza,
incluyendo la ecología política y economía ecológica. Por su parte, la Universidad de
Oriente (UDO), orientado más a la temática ambiental, cuenta con el Centro de
Investigación Ecológicas Guayacán-Núcleo Sucre (CIEG), el Centro Regional de
Investigaciones Ambientales-Núcleo Nueva Esparta (CRIA) y el Centro de Estudios
Ambientales- Núcleo Anzoátegui (CEA), entre otros.

5.2. “Subsistema comunicación”

Este subsistema en las universidades se manifiesta en la variedad comunicativa para


publicar información de interés en el área de investigación que facilite la creación,
adquisición y difusión del conocimiento científico. En este caso se centró la atención
en las revistas electrónicas arbitradas, financiadas por los consejos de investigación,
el sitio web y las plataformas digitales de los sistemas de información desarrollados
por las universidades, como recurso facilitador del “subsistema comunicación” y de la
GC, debido al auge y potencial de Internet.

Las revistas científicas avalan los conocimientos generados a través de los árbitros 125
calificados en áreas específicas, quienes le dan el visado para su publicación de
acuerdo con los requisitos establecidos desde el punto de vista teórico y metodológico
y el cumplimiento de las normas del comité editor.

Las UAV generan un importante número y variedad de publicaciones científicas,


siendo la ULA la de mayor producción (51), seguida por la UCV (30), la LUZ (28), la
UC (23) y la UDO (5). Cada revista puede considerarse a su vez como un subsistema
que tiene su propia autoorganización, expresada en pautas de su organización y
funcionamiento, temáticas que aborda, normas para autores y frecuencia de
publicación. En cuanto a las áreas temáticas, en términos generales se ofrece una
gran diversidad de opciones, tanto para conocimientos muy específicos o
disciplinarios (agronomía, botánica, geología, medicina, derecho entre otros) como
para alternativas multidisciplinarias. Ejemplos de esto último: Revista
Multidisciplinaria (LUZ), Saber (UDO) y Episteme (UCV). En este punto merece
destacarse que no se encontró ninguna revista especialmente dedicada al Desarrollo
Sustentable, aun cuando se tienen varias publicaciones que podrían desarrollar el
tema como eje transversal (tal es el caso de las ciencias sociales, económicas y
ambientales, así como también de las publicaciones de innovación tecnológica e
ingeniería).

Por último, para indagar en materia de los procesos de la GC y el uso de Internet


como medio para adquirir, compartir, difundir y relacionar contenidos por
hipervínculos, así como también almacenar conocimiento en el área de investigación

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de forma masiva y global, se utilizó la información del Ranking de Universidades


Venezolanas en la web, realizado por el laboratorio de cibermetría del Centro de
Información y Documentación Científica de España (CINDOC).3 Para el segundo
semestre del 2009, de las UAV la ULA es la más destacada en la utilización del
potencial de Internet como recurso en su gestión de la información, seguida por la
UCV. Luego vienen la UC y la LUZ, y por último la UDO, entre otras, de un total de
dieciséis universidades evaluadas en nuestro país.

5.3. “Subsistema político”

Las UAV se caracterizan por la pluralidad de matices y tendencias políticas de las


autoridades y de los representantes gremiales y estudiantiles de libre elección de la
comunidad universitaria, en la que se desarrolla el diálogo, inclusive en el disenso, en
las instancias encargadas de la toma de decisiones.

En este sentido, los denominados consejos de escuela o facultades, núcleo,


universitario, investigación, son los andamiajes para presentar, impulsar y debatir, a
través de las reuniones o sesiones de trabajo, las propuestas que en ellos se
presentan y se legitiman como una decisión institucional (avalada/no avalada), la cual
es comunicada a la organización como resoluciones, siendo utilizada como referencia
o justificación en las posteriores toma de decisiones. No obstante, a lo anterior hay
que agregar una nueva figura propuesta en el subsistema político de las
universidades, el “Consejo Contralor”, de acuerdo con el Artículo 34, numeral 3, de la
Ley Orgánica de Educación (2009), el cual estará conformado por integrantes de la
126 comunidad universitaria.

A su vez, la dinámica universitaria se caracteriza por la incertidumbre y las


perturbaciones; su lógica de actuación se fundamenta en la normativa institucional
propia de cada universidad, así como la vigente en el sector universitario a nivel
nacional. Sin embargo, por el incremento de la complejidad de los temas tratados y
sus implicaciones, así como por las limitaciones presupuestarias surgen situaciones
donde los vacíos o ambigüedad de las políticas, procedimientos y normativas
propician que la habilidad del manejo político y del poder de decisión de las mayorías
incline la balanza a favor/contra de los planteamientos realizados.

Este subsistema fue estudiado a través del análisis documental de informes de


reuniones de los Consejos Universitarios y de los Consejos de Investigación, en los
cuales se incluyen información relevante relacionada con el compromiso y aval
institucional de las experiencias e intentos realizados en las UAV vinculados con la
GC y el DS.

3. La cibermetría, o también denominada “webometría”, es una disciplina emergente en el área de la


informática y está dedicada al análisis cuantitativo de Internet y los contenidos de la Red, especialmente
aquellos relacionados con los procesos de generación y difusión del conocimiento científico.

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En este sentido, la única universidad que tiene como lineamiento de su Plan


Estratégico la GC es la UCV, con su proyecto “Gestión del Conocimiento en la UCV”
(GdeC-UCV) iniciado en el 2005, a cargo de los investigadores Edgar Cotte, Luís
Germán Rodríguez e Iván de La Vega, promovido y respaldado por el Vicerrectorado
Académico, con la finalidad de “institucionalizar la Gestión del Conocimiento como
motor para potenciar la I+D+i en la UCV y también como estrategia de apoyo a los
procesos organizativos, de fortalecimiento, modernización institucional y transferencia
de sus resultados al interior de la Institución a través de las instancias
organizacionales adecuadas”.4 5

Este proyecto está a cargo de la Gerencia de Información, Conocimiento y


Proyectos Especiales, y la Gerencia de Gestión del Conocimiento Organizacional del
Vicerrectorado Académico, responsables de cumplir con las funciones y actividades
contempladas en la planificación.

Los aspectos antes presentados son sin lugar a dudas alentadores. Sin embargo,
Fergusson (2008) reflexiona en cuanto a esta propuesta de “Gestión del
Conocimiento en la UCV”, considerando otros factores condicionantes al indicar que
representa:

“(...) la posibilidad de establecer un modo de proceder sistemático


para identificar, organizar y promover el uso compartido del
conocimiento que se produce, concebido como bien social y que
permita convertir esos espacios productivos de investigación, en
conjuntos de activos de conocimientos e innovaciones al servicio 127
de la Nación..... No obstante, en ausencia de una Política de
Investigación Institucional, esta propuesta solo es posible si los
propios investigadores la asumen como suya”.

Ante estos planteamientos, se entrevistó a Fergusson en julio de 2009. El motivo de


la entrevista estuvo basado en su trayectoria y en sus aportes en los procesos de
transformación universitaria, en relación a la GC y la investigación científica en las
UAV, tanto en la UCV como a nivel nacional. En resumen, una vez procesada la
información, se obtuvieron los siguientes señalamientos de la temática consultada:

• Ausencia de políticas para establecer áreas o líneas de investigación


prioritarias:,no se sabe con seguridad la dirección que se pretende tomar, por lo que
los profesores establecen sus líneas de investigación de acuerdo a sus
preferencias e intereses personales, la mayoría de las veces sin un proceso crítico
y evaluativo previo.
• La gestión de la investigación se fundamenta primordialmente en la búsqueda y
administración de recursos: esto debido a las restricciones presupuestaria, así

4. Dan, M. y Luque H. (2009): “UCV, Avance de noticias de la gestión rectoral, Nº 6. Innovación es el reto del
plan Estratégico de la UCV”, El Nacional, p. 3.
5. Universidad Central de Venezuela (UCV), Consejo Universitario, 22 de Abril de 2009.

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Raiza M. Yánez y Carlos Zavarce

como también la ausencia de políticas y definición de áreas prioritarias, que


orienten y justifiquen criterios de decisión, de modo que se le dé preferencia a los
proyectos que están en estas áreas, y una vez revisados estos, se financia el resto,
para respetar y dar libertad de elegir en que investigar, considerando también las
posibilidades de financiamiento de fuentes externas a la universidad.
• Predomina la investigación individualista: el 90% o la mayor parte de la
investigación que se hace es producto de la voluntad individual del investigador. Las
líneas de investigación las establece cada profesor, quien define de manera
individual qué investigar, hasta cuándo y cómo, en una línea de trabajo que puede
ser muy amplia o muy especifica, y trabaja en ello si obtiene el financiamiento y
publica resultados.

Concluyó Fergusson que, ante la ausencia de mecanismos para orientar y gestionar


la investigación de acuerdo a prioridades, políticas y planes, la gestión en las
universidades públicas es difícil, y por ello la gestión de la investigación la hace cada
profesor y se reduce a encontrar recursos, publicar o difundir sus resultados en
revistas especializadas con arbitraje, y cumplir con los procedimientos administrativos
establecidos por la instancia que lo financia, por lo cual considera que nada en la
estructura y dinámica de las universidades pública actualmente apoya las propuestas
de GC.

Por su parte la LUZ, aun cuando no ha promulgado políticas orientadas a la gestión


de la información y el conocimiento, así como tampoco se ha pronunciado en cuanto
a la consolidación de programas de acción y propuestas para la implantación de la
128 misma, tal como lo indica la investigación realizada por Portillo de Hernández y
Ortega (2004), en el 2006 inició por decisión del Consejo Universitario un proceso de
revisión y adaptación del “Reglamento General de Investigación y la Normativa
CONDES”, en el cual se contemplan aspectos vinculados con esta materia.

En el caso de la ULA, una de las universidades con mayor prestigio y


reconocimiento a nivel nacional, por sus actividades de investigación, ha manifestado
su preocupación no sólo por mantener tal posición, sino por superarse en esta área,
tal como es expresado en el informe “El CDCHT y la investigación en la ULA:
tendencias recientes y algunas reformas necesarias” (Gutiérrez, 2009), en el que se
presenta la reflexión-discusión en relación a la necesidad de iniciar en esa institución
la revisión y reformulación de políticas, estrategias y normas vigentes:

“Es necesario y urgente introducir las reformas que sean


necesarias, salvo que nos resignemos a continuar haciendo lo que
hemos hecho en el pasado, e ignorar algunas tendencias negativas
y los cambios que se producen a nivel planetario y en nuestro
entorno inmediato” (op cit, p. 14)

Como ejemplo, señala entre las debilidades a superar la ausencia de análisis


estratégico y prospectivo, lo que hace difícil visualizar hacia dónde se dirige la
institución. Hay poca relación con el entorno, así como también escasa difusión de
resultados y de logros relacionados con las actividades de investigación, por lo que

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se planteó entre los objetivos y acciones urgentes iniciar un proceso de discusión en


la ULA sobre la relación universidad, investigación y desarrollo tecnológico en la
Sociedad del Conocimiento, con el objetivo de definir una nueva política de
investigación.

Pese a todo ello, la ULA se presenta como una institución proactiva e interesada en
trabajar e incorporar los cambios necesarios para ajustar su quehacer a la nueva
realidad. Muestra de esto es que actualmente contempla dos proyectos relacionados
con la GC, presentados al Ministerio del Poder Popular de Educación Superior, para
su “Memoria y Cuenta 2008”, los cuales son identificados como el “Proyecto 04:
Generación, Divulgación y Aplicación del Conocimiento” y “Proyecto 05: Intercambio
del Conocimiento con la Sociedad”, en los cuales se plantea cómo se vincula con los
objetivos estratégicos nacionales del “Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2005-
2030” del Ministerio del Poder Popular de Ciencia, Tecnología e Industrias
Intermedias (MPPCTII), y los objetivos, estrategias y políticas institucionales
desarrolladas para su consolidación en la ULA.

En cuanto a la Universidad de Carabobo (UC), esta institución también ha realizado


jornadas de análisis de la gestión de investigación en relación a su calidad y
pertinencia social. Ejemplo de esta iniciativa es el coloquio de los directores de las
ocho facultades de investigación de esa casa de estudio realizado en el 2008, con la
finalidad de emprender mejoras y asumir nuevos retos. En ese contexto se reconoció,
tal como lo indica Hurtado (2008), que “hay un problema importante en la
organización de la investigación universitaria”, así como también se destacan los
estatutos no adecuados al proceso investigativo, que son elementos desmotivadores 129
del proceso de investigación y agudizan los obstáculos y la “torpeza burocrática”. Una
metáfora muy ilustrativa de ello es “la investigación universitaria es un océano de no,
con algunas islas de sí” (Moreno, citado en op cit).

Finalmente, en la UDO no se encontraron evidencias en cuanto a la GC en el área


de investigación, aun cuando se tiene una experiencia que pudieran relacionarse con
un intento de algo parecido en esta materia. Se trata del programa experimental
iniciado en el núcleo Bolívar, patrocinado en 2007 por el Vicerrectorado Académico,
para estimular la calidad académica y productividad científica, el cual tuvo como
objetivo incrementar la cantidad de PPI de 250 a 270 en tres años, teniendo como
referencia comparativa los resultados del PPI-2007 de la UC, que para ese año era
264 (Albornoz y Jiménez, 2008). Los resultados obtenidos todavía son incipientes,
teniendo como obstáculos la cultura de la institución, que opera como una comunidad
no integrada, caracterizada por un énfasis más burocrático que académico.
Adicionalmente “los niveles de exigencia son laxos y los profesores no están
habituados a esfuerzos y rendimiento extra intensivo, para entrar en la carrera
competitiva del PPI” (op cit:101).

Pese a todo ello, algunas autoridades han declarado su interés en aspectos


vinculados con esta temática, tanto en entrevistas realizadas como en los
señalamientos en medios de comunicación. Tal es el caso del Vicerrector Académico
de la UDO, Prof. Jesús Martínez Yépez, cuando expresa que es necesario:

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“(...) darle especial importancia al establecimiento de líneas de


investigación muy bien definidas y al desarrollo de una
investigación con pertinencia social que permita a la institución dar
respuesta a los problemas que le plantean las comunidades de su
región de enclave geográfico”.6

Esta posición es compartida por el Coordinador Científico Prof. Francisco J. Rosa al


expresar la necesidad de “establecer líneas estratégicas de acción, que permitan
definir líneas de investigación fundamentales para la universidad, pero en
concordancia con la realidad del país”.7 Sin embargo, no se ha realizado un
pronunciamiento oficial ni planes institucionales en esta materia.

Se puede concluir que desafortunadamente, en relación a las UAV y el DS, más allá
de su eventual inclusión en el discurso debido a su importancia en el marco de crisis
actual, no se han planteado lineamientos de acción en este ámbito, considerando que
éste debe hacerse extensivo, explícito y recurrente en toda la organización.

5.4. “Subsistema legal”

Este subsistema regula y sanciona las operaciones y actividades de investigación de


acuerdo al código operativo “Cumple/No cumple”, en función de lo establecido por las
leyes nacionales y las resoluciones internas de cada universidad, reglamentos,
normativas, procedimientos y disposiciones oficiales del consejo universitario y de las
130 unidades de investigación (institutos, centros, grupos).

Actualmente, la operación de este sistema hace énfasis en dos aspectos básicos


del área de investigación: el primero, de carácter administrativo, está relacionado con
la solicitud, la aprobación, la asignación y el control del financiamiento del proyecto
de investigación, que permite a su vez servir de referencia o aval para solicitar otros
financiamientos; el segundo aspecto está vinculado con las pautas de creación,
clasificación y funcionamiento de las unidades de investigación, así como también
con lo concerniente a los requisitos y escalafón de los investigadores.

No obstante, recientemente uno de los temas que retoma mayor importancia y


prioridad en materia normativa es la actualización de los reglamentos de investigación
de los consejos de investigación en las UAV, a la luz de la aprobación de la nueva Ley
Orgánica de Educación Superior (2009), la cual considera un nuevo escenario de
transformación en el ámbito de las universidades venezolanas, en particular en el
área de investigación.

En esta materia, la LUZ ha tomado previsiones para responder a los cambios antes
mencionados y concluyó su proceso de discusión y consenso para el nuevo

6. Pradas, M (2006): “Investigación que desarrolla la UDO debe tener pertinencia Social”, La Antorcha, p. 4.
7. Mata, V. (s/f): “Investigación y postrado se guían por pertinencia social”, Oriente Universitario Digital, edición
182. Consultado el 15 de mayo de 2009.

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“Reglamento de Investigación y del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y


Tecnológico (CONDES)”, en marzo de 2009, con el aval del consejo universitario.
Entre los aspectos incorporados que destacan en este documento se encuentran los
objetivos de la investigación (Artículo 3), correspondientes a los numerales que se
indican a continuación: 1) “Producir conocimiento que permita avanzar en la
resolución de problemas locales, regionales, nacionales, continentales y universales”;
8) “Promover la creación de redes de investigación transdiciplinarias con otros entes,
de investigación nacionales e internacionales”; y 9) “Estimular la investigación con
pertinencia social de acuerdo con los planes de la Nación sobre Ciencia, Tecnología
e Innovación”. Es importante, a su vez, mencionar el Artículo 4, en el cual se
establece que la investigación universitaria se basará en políticas y planes que
permitirán el logro de sus objetivos y el uso eficiente de los recursos asignados,
estando los planes de investigación soportados en las líneas de investigación de las
diferentes facultades y núcleos, las cuales serán elaboradas de manera conjunta con
el CONDES (Artículo 5).

Sin embargo, en relación con la vinculación de la investigación científica de las


universidades con el DS, es difícil (por no decir imposible) relacionar este subsistema
con otro tipo de lineamiento institucional en el área de investigación, y mucho menos
considerar algún tipo de sanción por su no cumplimiento, pues el DS se trata como
un tema deseable y hasta necesario en la investigación, pero sin embargo hasta el
momento no prioritario.

6. Reflexiones de los hallazgos. Características de la Investigación en las UAV: 131


¿Facilitadotas u obstaculizadoras para el DS y la GC?

Los resultados obtenidos ponen de manifiesto el débil vínculo entre la investigación


científica realizada en las UAV y el DS, a pesar de las abundantes manifestaciones y
consecuencias de la crisis socioambiental y de la disponibilidad de información
bibliográfica que respalda la cientificidad de tal situación.

En este sentido, en los centros de educación universitaria el DS es todavía un tema


de poco interés para los investigadores, quizás porque es visto como el refugio y la
esperanza de intelectuales y ecologistas, en particular referido a las ciencias de la
naturaleza o ciencias biológicas, por ello a pesar de la situación actual no se ha
tomado como compromiso en estas organizaciones. Por el contrario, tiene una
discreta figuración que es puramente discursiva en algunos elementos estratégicos,
tales como la visión y la misión, sin haberse promulgado ninguna acción o estrategia
para establecer su incorporación a la función de investigación.

Por lo anteriormente expuesto, es necesario destacar cuáles de las características


y condiciones de la investigación en las UAV pueden ser consideradas como
facilitadoras u obstaculizadoras para la vinculación con el DS y la GC. La Figura 5
presenta de manera resumida los hallazgos obtenidos en la investigación.

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Figura 5. Características de la Investigación Científica en las


Universidades Autónomas Venezolanas, el DS y la GC

Ciencia
Indefinición de áreas prioritarias

Ausencia de Políticas Diversidad comprensión DS

Falta de una agenda sistemática Contradicción discurso - acción


Subestimación dimensión sociopolítica Visión Cortoplacista
Burocracia Predominio Gestión investigación
Académica búsqueda y administración
Administrativa cuantitativo
de recursos

No tiene un referente interno UAV Confrontación Gobierno/oposición

Político
vinculante DS-Investigación Investigación Nueva figura Consejo
Legal

Científica Contralor
Brecha entre reglamentos Ausencia de políticas
internos de investigación áreas prioritarias
Énfasis en la producción
y contexto legal
bibliográfica (cantidad) Débil vínculo DS
con la misión
Incremento uso y mejora plataforma digital
y visión
y sitio WEB
Debilidad en la transferencia de resultados

Incremento variedad y opciones comunicación

Comunicación

132

Como se puede apreciar, ninguna de las características puede interpretarse como


facilitadora, por lo que lamentablemente se plantean retos de gran complejidad en
este sentido. El DS es, entre otras razones, incompatible con la visión antropocéntrica
y cortoplacista, sin vinculación social, y además carece de políticas que lo respalden.
Aunado a la ausencia de áreas prioritarias de investigación, este vacío no permite
orientar o vincular a nivel institucional los planes, proyectos y toma de decisiones
hacia esta área de investigación en las UAV, lo que trae como consecuencia que se
tenga. Ausencias de áreas temáticas, disciplinas y líneas de investigación prioritarias
en la investigación para la sostenibilidad, tal es el caso de tecnologías para la
sostenibilidad, producción, consumo sostenible, educación para la sostenibilidad
entre otras.

La indagación realizada a su vez destaca que no se observó la discusión de la


problemática de la insostenibilidad como parte de la agenda de las UAV, siendo este
concepto utilizado escasamente en el discurso y en algunos elementos estratégicos,
obviándolo como eje del debate conceptual y metodológico necesario para afrontar el
compromiso de transformación en los procesos de generación de conocimiento con
pertinencia social.

En cuanto a la GC, escasamente sólo dos características o condiciones en las UAV


impulsan la investigación, ambas vinculadas al uso de la plataforma tecnológica. Ellas

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son: el incremento en la variedad y opciones de difusión de conocimiento,


principalmente en las revistas electrónicas patrocinadas por los Consejos de
Investigación Científicos y Humanísticos, y el nivel de desarrollo de la plataforma
digital de los sistemas de información y los sitios WEB de dichas universidades.

Ante este escenario resulta osado y hasta contradictorio relacionar la DS y la GC,


pues es todavía un tema novedoso en el ámbito universitario, prevaleciendo en la
actualidad el énfasis en la disponibilidad y uso de los recursos tecnológicos como una
representación de la misma, sin tenerse proyectos institucionales que avalen el
compromiso, alcance y proyección de tales iniciativas, y exceptuando el caso de la
UCV, que inició desde el 2005 un proyecto con la finalidad de institucionalizarla, el
cual se encuentra todavía en ejecución.

No obstante, surge la interrogante de si ante la crisis actual y el cuestionamiento de


la pertinencia de la investigación de las UAV es suficiente considerar sólo la GC e
invocar a sus postulados teóricos y facilidades tecnológicas para contribuir a los
procesos de transformación científico-tecnológica necesarios e impulsar la necesaria
evolución del país y la sociedad hacia el nuevo horizonte que representa el DS,
obviando la reforma de los fundamentos epistémicos que hagan posible superar la
visión disciplinaria que limita y aísla la generación de conocimientos y su transferencia
y aplicación en la sociedad.

En este sentido, dado el proceso de transformación sociopolítica que se gesta en


la universidad de hoy en tiempo real y la preocupación ambiental tanto a nivel
nacional como internacional, se exige que las UAV emprendan la revisión y el 133
redimensionamiento de la investigación científica. Resulta indispensable, por lo tanto,
que consideren las actuales circunstancias del entorno social (complejidad,
incertidumbre, contradicciones, diversidad, reflexión crítica) como una oportunidad de
evolución conjunta, en función de lo que Morgan (1998) denomina la conveniencia de
la “sensatez sistémica” de las organizaciones ante los cambios externos. Es decir:
establecer una relación de coexistencia y autonomía con el entorno, sin crear una
lucha contra él.

El desafío para la universidad venezolana es comprender cómo “cambiar y


transformarse a sí misma, a lo largo del tiempo con su entorno” (op cit). Estos
planteamientos toman particular importancia debido a las transformaciones
sociopolíticas y económicas de la última década y a la polarización ideológica,
filosófica y hasta doctrinaria surgida a lo largo de los últimos años, lo cual radicaliza
las posiciones cuando se analizan las propuestas de cambios.

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Revista CTS, nº 17, vol. 6, Abril de 2011 (pág. 105-138)

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