CCSS La Primera Guerra Mundial
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La paz armada
(1871-1914) fue un periodo de la historia política de Europa que se extiende desde el fin de la guerra franco-
prusiana hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial y que se caracteriza por el fuerte desarrollo de la industria
bélica de las potencias y por la creciente tensión en las relaciones internacionales. Esta carrera armamentística
entre las potencias europeas, ayudadas por el crecimiento de la Belle Époque de finales del siglo XIX y principios
del siglo XX, fue una de las causas más notorias de la Primera Guerra Mundial. Las continuas tensiones entre
Estados a causa de conflictos tanto nacionalistas como imperialistas dieron lugar a que cada Estado destinara
gran cantidad del capital estatal a la inversión de la industria de armamento y al fortalecimiento del ejército,
todo este excesivo gasto militar desembocaría a la larga en quiebras nacionales. La política de la época se
basaba en la idea expresada por la ley latina, «Si vis pacem, para bellum» que significa: Si quieres la paz,
prepárate para la guerra.
Todo ello dio lugar a un complejo, reinstaurado, sistema de alianzas en las que las naciones se hallaban en
conflicto sin estar en guerra.
Origen
A mediados del siglo XIX Gran Bretaña era el país más poderoso del mundo. En cuanto a economía y poderío
militar se refiere a su posición, no tenía una competencia que en ese momento amenazara su situación. Un
posible competidor era Francia, sin embargo el tamaño de la economía británica era mayor que el de la
economía francesa, de la misma manera en el terreno militar Gran Bretaña tenía una clara ventaja, otras
potencias como Rusia, Austria y Prusia no suponían una amenaza a la supremacía industrial y militar de Gran
Bretaña.
En el año 1866 Prusia derrota de forma contundente a Austria en la Guerra austro-prusiana y aplasta a Francia
en 1870 durante la Guerra franco-prusiana para finalmente unificarse con otros estados alemanes y formar
el Imperio alemán, cambiando sustancialmente el equilibrio de poder que existía en Europa. El tamaño de la
economía alemana, que tuvo un crecimiento sostenido y rápido durante el último tercio del siglo XIX, ya era la
segunda economía de Europa y amenazaba con superar a la británica. También en cuanto a poderío militar el
ejército y la marina de Alemania habían tenido un fuerte crecimiento convirtiendo al ejército de ese país en el
más fuerte de Europa continental, todos estos cambios geopolíticos habían provocado una rivalidad política,
económica y estratégica con Gran Bretaña que desembocó en una feroz carrera armamentista llevada a cabo
por ambos países y sus aliados.
Consecuencias
Todas estas hostilidades entre Estados y gobiernos avanzados que siempre pierden porque ellos decidían el acto
tanto por conflictos nacionalistas como por conflictos coloniales se vieron reforzadas por conflictos
hegemónicos. Gran Bretaña se había convertido en la primera potencia mundial durante la Primera revolución
industrial y Alemania iba a la delantera en la Segunda ocupando el segundo lugar después de Estados
Unidos como potencia industrial emergente, mientras que en Europa, Alemania era el país con el mayor
crecimiento económico. Además, tras el retiro político de Otto von Bismarck en 1890, el nuevo emperador
alemán Guillermo II había descartado la política bismarckiana de evitar implicar a Alemania en conflictos con
Rusia o Gran Bretaña, limitándose a impedir un excesivo poderío de Francia. La nueva política alemana empezó
a desarrollar una flota naval tan poderosa como la Royal Navy británica, a buscar insistentemente colonias
ultramarinas y apoyar las ambiciones de Austria-Hungría contra el Imperio Ruso, lo cual trajo varios conflictos.
Esta situación de hostilidad mutua entre Estados creó a partir de fines del siglo XIX un complejo sistema de
alianzas que al final dividió Europa en dos grupos de potencias rivales muy marcados: la Triple Entente, formada
en principio por Francia, Gran Bretaña y Rusia; y la Triple Alianza, formada por Alemania, el Imperio Austro-
húngaro e Italia.
Guerra de trincheras
La guerra de trincheras, guerra de posiciones1 o guerra de fuertes es un tipo de guerra terrestre que utiliza
líneas ocupadas que comprenden principalmente trincheras militares, en las que las tropas están bien
protegidas del fuego de armas pequeñas del enemigo y están sustancialmente protegidas de la artillería. Surgió
a partir de una revolución en las armas de fuego. La guerra de trincheras se asocia típicamente con la Primera
Guerra Mundial (1914-1918), cuando la «carrera del mar» expandió rápidamente el uso de trincheras en
el frente occidental a partir de septiembre de 1914.2 Otros conflictos destacables en los que se dieron guerra de
trincheras fueron la guerra de Secesión (1861-1865), la guerra ruso-japonesa (1904-1905) o la guerra entre Irán
e Irak (1980-1988).
La guerra de posiciones proliferó cuando una revolución en la potencia de fuego no fue acompañada por
avances similares en la movilidad, lo que resultó en una forma de guerra extenuante en la que el defensor tenía
la ventaja.3 En el frente occidental en 1914-1918, ambos bandos construyeron elaborados sistemas de
trincheras, subterráneos y refugios opuestos entre sí a lo largo de un frente, protegidos del asalto por alambre
de púas. El área entre líneas de trincheras opuestas (conocida como «tierra de nadie») estaba totalmente
expuesta al fuego de artillería de ambos lados. Los ataques, incluso si tenían éxito, a menudo sufrieron graves
bajas.
El desarrollo de la guerra blindada y las tácticas de armas combinadas permitió eludir y derrotar las líneas
estáticas, lo que en general provocó el declive de la guerra de posiciones después de la Primera Guerra Mundial.
Después de la Primera Guerra Mundial, la «guerra de trincheras» se convirtió en sinónimo de
estancamiento, guerra de desgaste, asedios y ataques inútiles en los conflictos. 4
Inicio
Edificios fuertes son casi tan viejos como la propia guerra. Sin embargo, debido al tamaño relativamente
pequeño de los ejércitos y al poco alcance de las armas, tradicionalmente no era posible defender más que una
distancia corta o una fortaleza aislada. Las grandes fortificaciones del mundo antiguo, tales como la Gran
Muralla China o la Muralla de Adriano, eran excepciones a la regla general y en cualquier caso no se habían
diseñado para evitar completamente que el enemigo cruzase al otro lado, sino para hacer de frontera que
establecía el momento en el que el enemigo había cruzado el límite. También servían para evitar o entorpecer
su huida.
Aunque avanzaron grandemente tanto el diseño de fortificaciones como el de armas en la segunda mitad del
segundo milenio, la invención del arco largo, la aparición del mosquete e incluso la de la artillería no cambiaron
substancialmente la regla de que una fortificación necesitaba de una gran cantidad de tropas para defenderla.
Un pequeño número de tropas simplemente no podían mantener un volumen de fuego suficiente como para
repeler un ataque decidido.
Versalles
Versalles (en francés: Versailles, [vɛʁ.sɑj] versái) es una ciudad de la región Isla de Francia, ubicada en los
suburbios occidentales de París, 17,1 km al oeste del centro de París. Es la prefectura (capital) del departamento
de Yvelines. Fue la capital del reino de Francia, desde finales del siglo XVII y durante casi todo el siglo XVIII.
Actualmente es un elegante suburbio de París y un importante centro administrativo y judicial. En el 2008, la
población de la ciudad era de 86 400 habitantes (según estimaciones), por debajo del máximo de 94 145
habitantes, alcanzados en 1975.