Antologia de Poesia Universal 1 1

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Literatura Universal Antología de poesía universal

1. Homero (VIII a.C.), Canto XXIII. Ulises reconocido por Penélope, v. 209-284, de La
Odisea.

—No te enojes conmigo, Odiseo, ya que


eres en todo el más circunspecto de los
hombres y las deidades nos enviaron la
desgracia y no quisieron que gozásemos
juntos de nuestra mocedad, ni que juntos
llegáramos al umbral de la vejez. Pero no te
enfades conmigo, ni te irrites si no te
abracé, como ahora tan pronto como
estuviste en mi presencia; que mi ánimo
acá dentro del pecho, temía horrorizado
que viniese algún hombre a engañarme con sus palabras, pues son muchos los que traman
perversas astucias. La argiva [1] Helena [2], hija de Zeus, no se hubiera juntado nunca en amor
y cama con un extraño, si hubiese sabido que los belicosos aqueos habían de traerle
nuevamente a su casa y a su patria tierra. Algún dios debió incitarla a ejecutar aquella
vergonzosa acción; pues antes nunca había pensado cometer la deplorable falta que fue el
origen de nuestras penas. Ahora, como acabas de referirme las señales evidentes de nuestra
cama, que no vio mortal alguno sino solos tú y yo, y una esclava, Atoris, que me había dado mi
padre al venirme acá y custodiaba la puerta de nuestra sólida estancia, has logrado dar el
convencimiento a mi ánimo, con tenerlo yo tan obstinado.

Diciendo de esta guisa, acrecentóle el deseo de sollozar; y Odiseo lloraba, abrazado a su dulce
y honesta esposa. Así como la tierra aparece grata a los que vienen nadando porque Poseidón
les hundió en el ponto [3] la bien construida embarcación, haciéndola juguete del viento y del
gran oleaje; y unos pocos, que consiguieron salir nadando del espumoso mar al continente,
lleno el cuerpo de suciedad, pisan la tierra muy alegres porque se ven libres de aquel
infortunio: pues de igual manera le era agradable a Penélope la vista del esposo y no le
quitaba del cuello los níveos [4] brazos. Llorando los [5]hallara Eos de rosáceos dedos, si
Atenea, la deidad de ojos de lechuza, no hubiese ordenado otra cosa; alargó la noche, cuando
ya tocaba a su término, y detuvo en el Océano a Eos de áureo trono no permitiéndole uncir los
caballos de pies ligeros que traen la luz a los hombres, Lampo y Faetonte, que son los corceles
que conducen a Eos.

Y entonces dijo a su mujer el ingenioso Odiseo:

—¡Mujer! Aun no hemos llegado al fin de todos los trabajos, pues falta otra empresa muy
grande, larga y difícil, que he de llevar a cumplimiento. Así me lo vaticinó el alma de Tiresias [6]
el día que bajé a la morada de Hades procurando la vuelta de mis compañeros y la mía propia.
Mas, vámonos a la cama para que, acostándonos, nos regalemos con el dulce sueño.

Respondióle la discreta Penélope:

—El lecho lo tendrás cuando a tu ánimo le parezca bien, ya que los dioses te hicieron tornar a
tu casa bien construida y a tu patria tierra. Mas, puesto que pensaste en ese trabajo, por
haberte sugerido su memoria alguna deidad, explícame en qué consiste; me figuro que más
tarde lo tengo de saber y no será malo que me entere desde ahora.

1
Respondióle el ingenioso Odiseo:

—¡Desdichada! ¿Por qué me incitas tanto, con tus súplicas, a que te lo explique? Voy a
declarártelo sin omitir cosa alguna. No se alegrará tu ánimo de saberlo, como yo no me alegro
tampoco, pues Tiresias me ordenó que recorriera muchísimas ciudades, llevando en la mano
un remo, hasta llegar a aquellos hombres que nunca vieron el mar, ni comen manjares
sazonados con sal, ni conocen las naves de purpúreos flancos, ni tienen noticia de los remos
que son como las alas de los bajeles. Para ello me dio una señal muy manifiesta, que no te
quiero ocultar. Me mandó que, cuando encuentre otro caminante y me diga que voy con un
bieldo [7] sobre el gallardo hombro, clave en tierra el remo, haga al soberano Poseidón
hermosos sacrificios de un carnero, un toro y un verraco [8], y vuelva a esta casa donde
ofreceré sagradas hecatombes a los inmortales dioses que poseen el anchuroso cielo, a todos
por su orden. Me vendrá más adelante, y lejos del mar, una muy suave muerte, que me quitará
la vida cuando esté abrumado por placentera vejez y a mi alrededor los ciudadanos serán
dichosos. Todas estas cosas aseguró Tiresias que habían de cumplirse.
[1] argiva, natural de Argos o de la Argólida.

[2] Helena es un personaje de la mitología griega. Considerada hija de Zeus y pretendida por muchos
héroes debido a su gran belleza, fue seducida o raptada por Paris, príncipe de Troya, lo que dio origen a
la Guerra de Troya.

[3] ponto, [poético] 'mar', masa de agua salada en el planeta terrestre.

[4] níveo, [poético] de nieve, o semejante a ella.

[5] Eos, en la mitología griega era la diosa de la aurora, que salía de su hogar al borde del océano para
anunciar a su hermano Helios, el Sol.

[6] Tiresias, en la mitología griega, fue un adivino ciego de la ciudad de Tebas. Aparece este adivino en el
Canto XI de la Odisea: Odiseo, con el fin de averiguar las circunstancias en que se desarrollará su regreso
a Ítaca, viaja al Hades para consultar a Tiresias.

[7] bieldo, instrumento para beldar, es decir, para aventar las mieses, legumbres, etc., trilladas, para
separar del grano la paja.

[8] verraco, 'cerdo'.

2. Safo (650-580 a.C.), Cantos. Libro primero, v. 1-28.

LIBRO I
Inmortal Afrodita de colorido trono,
hija de Zeus, artificiosa, te suplico,
que no sometas a infortunios ni dolores,
oh, Soberana, mi corazón.

Y ven, como otras veces


que abandonaste la casa de tu padre
cuando a lo lejos mi voz oías,
luego que tu dorada

carroza preparabas: te conducían hermosas


ágiles aves cruzando la tierra oscura,

2
batiendo fuertemente sus alas en medio
de los cielos y del éter.

De inmediato llegaban. Y tú, dichosa,


con tu rostro inmortal sonriendo,
preguntabas con qué sentimiento ahora sufría,
la causa porque te invocaba,

qué anhelaba por sobre todo


mi enloquecido ser: "¿A quién deseas ahora
que mi persuasión atraiga hacia tu amor? ¿Quién,
oh, Safo, te atormenta?

Haré que pronto te siga, si te huye;


que si tus regalos rechaza, él te los ofrezca,
y que de inmediato te ame, si no ama,
aunque no lo desee".

Ven también ahora para librarme del peso


de mis penas; todo cuanto satisfacer
mi ser anhela, cúmplelo: oh, mi aliada,
sé tú misma.

2. Horacio (65 a.C.), Epodos II, Palabras de Alfio, v. 1-70.

Feliz aquel que, ajeno a los negocios,


como los primitivos,
labra tierra paterna con sus bueyes
libre de toda usura;
que no oye el agrio son de la corneta,
ni teme el mar airado,
y evita el Foro y las soberbias puertas
de los más poderosos;
y los largos sarmientos de las vides
une a los altos álamos,
o contempla de lejos su vacada
en un valle apartado;
y, las ramas inútiles podando,
injerta otras más fértiles,
o guarda espesa miel en limpias ánforas,
o esquila sus ovejas.
O, cuando Otoño adorna su cabeza
de fruta sazonada,
cómo goza coger peras de injerto
y las uvas de púrpura,
que a ti, Príapo, da y a ti, Silvano,
que cuidas de las lindes.
Grato es yacer bajo una vieja encina

3
o sobre espeso prado.
Mientras, fluye el arroyo por su cauce,
trina el ave en el bosque
y hay un rumor de fuentes manantiales
que invita a sueños leves.
Pero, en invierno, cuando Jove envía
lluvias y nieves juntas,
acosa al jabalí con su jauría
a las abiertas trampas,
o extiende redes ralas con un palo,
engaños para tordos,
y la liebre y la grulla coge a lazo,
presas muy agradables.
Ante estos goces, ¿quién no olvidaría
las penas que Amor trae?
Mas si una mujer fiel cuida en su parte
de la casa y los hijos,
como una de Sabina o bien de Apulia
por soles abrasada,
apila en el lar sacro leña seca
para su hombre cansado,
y, llevando al redil la grey alegre,
ordeña las ovejas,
y saca del barril vino del año
e improvisa una cena,
no me placieran más ostras lucrinas,
o escaro o rodaballo,
si el invierno en las olas orientales
en este mar los vierte.
Ni ave africana, ni faisán de Jonia
descienden en mi vientre
con más gusto que olivas escogidas
en las ramas del árbol,
o la acedera, amante de los prados,
y las salubres malvas,
o un cabrito salvado de los lobos,
o un cordero en las fiestas.
En la mesa, qué bien ver las ovejas
recogerse de prisa,
ver los bueyes exhaustos arrastrando
la reja, el cuello flojo,
ver esclavos nacidos en la casa
en torno de los lares.”

Esto enunciado, el usurero Alfio,


campesino futuro,
cobró en los Idus todo su dinero
y lo presta en Calendas.

4
Versión Fray Luis de León

Dichoso el que de pleitos alejado,


cual los del tiempo antigo,
labra sus heredades, no obligado
al logrero enemigo.

Ni la arma en los reales le despierta,


ni tiembla en la mar brava;
huye la plaza y la soberbia puerta
de la ambición esclava.

Su gusto es, oponer la vid crecida


al álamo ajuntada,
o contemplar cuál pace, desparcida,
al valle su vacada.

Ya poda el ramo inútil, o ya ingiere


en su vez el extraño;
castra sus colmenas, o si quiere
trasquila su rebaño.

Pues cuando el padre Otoño muestra fuera


la su frente galana,
con cuánto gozo coge la alta pera,
las uvas como grana,

y a ti, sacro Silvano, las presenta,


que guardas el ejido,
debajo de un roble antiguo ya se sienta,
ya en el prado florido.

El agua en las acequias corre, y cantan


los pájaros sin dueño;
las fuentes al murmullo que levantan,
despiertan dulce sueño.

Y ya que el año cubre campos y cerros


con nieve y con heladas,
o lanza el jabalí con muchos perros
en las redes paradas;

o los golosos tordos, o con liga


o con red engañosa,
o la extranjera grulla en lazo obliga,
que es presa deleitosa.

5
Con esto, ¿quién del pecho no desprende
cuanto en amor se pasa?
¿Pues qué, si la mujer honesta atiende
los hijos y la casa?

Cual hace la sabina o la calabresa


de andar al sol tostada,
y ya que viene el amo enciende apriesa
la leña no mojada.

Y ataja entre los zarzos los ganados,


y los ordeña luego,
y pone mil manjares no comprados,
y el vino como fuego.

No me serán los rombos más sabrosos,


ni las ostras, ni el mero,
si algunos con levantes furiosos
nos da el invierno fiero.

4. Carmina Burana (segles XII i XIII): "Oh, fortuna", de Canciones de Beuern.

FORTUNA, EMPERATRIZ DEL MUNDO

Oh, Fortuna
Oh, Fortuna,
como la luna
de condición variable,
siempre creces
o decreces.
La detestable vida
primero embota
y después estimula,
como juego, la agudeza de la mente.
La pobreza y
el poder
los disuelve como al hielo.

Suerte cruel
e inútil,
tú eres una rueda voluble
de mala condición;
vana salud,
siempre disoluble,
cubierta de sombras
y velada

6
brillas también para mí;
ahora, por el juego
de tu maldad,
llevo la espalda desnuda.

La suerte de la salud
y de la virtud
ahora me es contraria;
los afectos
y las carencias
vienen siempre
como cosa impuesta.
En esta hora,
sin demora,
impulsad los latidos del corazón,
el cual, por azar,
hace caer al fuerte;
¡llorad todos conmigo!

5. Bernart de Ventadorn (segle XII), XVIII “No es maravilla si mi canto”.

Non es meravelha s'eu chan

Non es meravelha s’eu chan


Melhs de nul autre chantador,
Que plus me tra.l cors vas amor
E melhs sui faihz a so coman.
Cor e cors e saber e sen
E fors’ e poder i ai mes.
Si.m tira vas amor lo fres
Que vas autra part no.m aten.

Ben es mortz qui d’amor no sen


Al cor cal que dousa sabor !
E que val viure ses amor
Mas per enoi far a la gen
Ja Domnedeus no.m azir tan
Qu’eu ja pois viva jorn ni mes.
Pois que d’enoi serai mespres
Ni d’amor non aurai talan.

Per bona fe e ses enjan


Am la plus bel’ e la melhor.
Del cor sospir e dels olhs plor,
Car tan l’am eu, per que i ai dan.
Eu que.n posc mais, s’Amors me pren,
E las charcers en que m’a mes,
No pot claus obrir mas merces,

7
E de merce no.i trop nien

Aquest’ amors me fer tan gen


Al cor d’una dousa sabor :
Cen vetz mor lo jorn de dolor
E reviu de joi autras cen.
Ben es mos mals de bel semblan,
Que mais val mos mals qu’autre bes !
E pois mos mals aitan bos m’es,
Bos er lo bes apres l’afan.

Ai Deus car se fosson trian


D’entrels faus li fin amador,
E.lh lauzenger e.lh trichador
Portesson corns el fron denan
Tot l’aur del mon e tot l’argen
I volgr’aver dat, s’eu l’agues,
Sol que ma domna conogues
Aissi com eu l’am finamen.

Cant eu la vei, be m’es parven


Als olhs, al vis, a la color,
Car aissi tremble de paor
Com fa la folha contra.l ven.
Non ai de sen per un efan,
Aissi sui d’amor entrepres !
E d’ome qu’es aissi conques,
Pot domn’ aver almorna gran.

Bona domna, re no.us deman


Mas que.m prendatz per servidor,
Qu’e.us servirai com bo senhor,
Cossi que del gazardo m’an.
Ve.us m’al vostre comandamen,
Francs cors umils, gais e cortes
Ors ni leos non etz vos ges,
Que.m aucizatz, s’a vos me ren.

A Mo Cortes, lai on ilh es,


Tramet lo vers, e ja no.lh pes
Car n’ai estat tan lonjamen.

No es maravilla si mi canto
vale más que el de ningún poeta,
pues a mi corazón lo gana el amor,
y a su poder, fiel permanece.
Corazón, cuerpo, saber y entendimiento,
coraje y fuerza, yo tengo más.

8
Distinto al amor no me atrae nada,
ningún envite no me es conveniente.

Bien muerto debe estar quien el amor no entiende


o del corazón no tiene ningún dulce sabor.
Pues, ¿qué vale vivir sin valor
sino para entristecer a la gente?
Que Dios no me deje vivir, cuando
del desamor sintiera el peso,
o en mi señora no estuviera bien sometido
a mi amor siempre anhelante.

De la más bella, sediento


y con fe leal busco el favor.
Lloro y suspiro. ¡Qué temor
me priva de amarla tanto!
¿Qué más puedo hacer si el amor me enciende
y de esta cárcel donde estoy preso,
no puedo salir, sino gracias
a piedad que ella no siente?

De este amor estoy muy sufriente,


pero es tan dulce su sabor
que cien veces muero de dolor
y gozoso revivo otras cien.
Mi mal tiene muy bello rostro
y vale igual que un bien preciado,
pues si me hiere, me deja ileso
para saberlo ir sirviendo.

¡Ah, si pudiera ver todo amando,


ser discernido de falseadores,
y el lisonjero y el traidor
llevaran cuernos delante!
Todo el oro del mundo y toda la plata,
yo les daría, gustoso después,
si conmigo, que soy de amor prendado,
mi señora quisiera ser benevolente.

Cuando yo la veo, mi tormento


me sale por los ojos y el color,
pues así tiemblo de conmoción
como hace la hoja contra el viento.
No tengo más juicio que un niño,
tanto mi amor me tiene loco.
Pues si mi señora así me ha deslumbrado,
¿por qué no escucha más mi llanto?

9
Dama gentil, solo os pido
que me aceptéis como servidor.
Os serviré como buen señor.
Ningún galardón esperaré.
Estoy a vuestro mandato
con corazón humilde, servidor y cortés;
no soy león ni oso montés
porque me amanso como ellos, de igual modo.

Allí donde se encuentra mi amor Cortés


este verso mío será enviado.
Si estoy tan lejos, no será un problema.

6. Dante Alighieri (1265), Infierno I (v.1-9, 61-63, 79-84), Infierno V (v. 100-141), Paraíso XXXII
(v. 88-96)

Divina Comedia. Infierno.


CANTO I (vv.1-9)
A mitad del camino de la vida,
en una selva oscura me encontraba
porque mi ruta había extraviado. 3

¡Cuán dura cosa es decir cuál era


esta salvaje selva, áspera y fuerte
que me vuelve el temor al pensamiento! 6

Es tan amarga casi cual la muerte;


mas por tratar del bien que allí encontré,
de otras cosas diré que me ocurrieron. 9

CANTO I (vv.61--63)
Mientras que yo bajaba por la cuesta,
se me mostró delante de los ojos
alguien que, en su silencio, creí mudo. 63

CANTO I (vv.79-84)
«¿Eres Virgilio, pues, y aquella fuente
de quien mana tal río de elocuencia?
‑ respondí yo con frente avergonzada‑ . 81

Oh luz y honor de todos los poetas,


válgame el gran amor y el gran trabajo
que me han hecho estudiar tu gran volumen. 84

CANTO V (vv.100-141)
Amor, que al noble corazón se agarra,
a éste prendió de la bella persona
que me quitaron; aún me ofende el modo. 102

10
Amor, que a todo amado a amar le obliga,
prendió por éste en mí pasión tan fuerte
que, como ves, aún no me abandona. 105

El Amor nos condujo a morir juntos,


y a aquel que nos mató Caína espera.»
Estas palabras ellos nos dijeron. 108

Cuando escuché a las almas doloridas


bajé el rostro y tan bajo lo tenía,
que el poeta me dijo al fin: «tQué piensas?» 111

Al responderle comencé: «Qué pena,


cuánto dulce pensar, cuánto deseo,
a éstos condujo a paso tan dañoso.» 114

Después me volví a ellos y les dije,


y comencé: «Francesca, tus pesares
llorar me hacen triste y compasivo; 117

dime, en la edad de los dulces suspiros


¿cómo o por qué el Amor os concedió
que conocieses tan turbios deseos?» 120

Y repuso: «Ningún dolor más grande


que el de acordarse del tiempo dichoso
en la desgracia; y tu guía lo sabe. 123

Mas si saber la primera raíz


de nuestro amor deseas de tal modo,
hablaré como aquel que llora y habla: 126

Leíamos un día por deleite,


cómo hería el amor a Lanzarote;
solos los dos y sin recelo alguno. 129

Muchas veces los ojos suspendieron


la lectura, y el rostro emblanquecía,
pero tan sólo nos venció un pasaje. 132

Al leer que la risa deseada


era besada por tan gran amante,
éste, que de mí nunca ha de apartarse, 135

la boca me besó, todo él temblando.


Galeotto fue el libro y quien lo hizo;
no seguimos leyendo ya ese día.» 138

Y mientras un espíritu así hablaba,


lloraba el otro, tal que de piedad
desfallecí como si me muriese; 141

11
Paraíso - Canto XXXII

Yo vi que tanto gozo le llovía,


llevada por aquellas santas mentes
creadas a volar por esa altura, 90

que todo lo que había contemplado,


no me colmó de tanta admiración,
ni de Dios me mostró tanto semblante; 93

y aquel amor que allí bajara antes


cantando: «Ave María, gratia plena»
ante ella sus alas desplegaba. 96

Respondió a la divina cancioncilla


por todas partes la beata corte,
y todos parecieron más radiantes. 99

Inferno - Canto I (vv.1-9)

1. 1 Nel mezzo del cammin di nostra vita


1. 2 mi ritrovai per una selva oscura
1. 3 ché la diritta via era smarrita.

1. 4 Ahi quanto a dir qual era è cosa dura


1. 5 esta selva selvaggia e aspra e forte
1. 6 che nel pensier rinova la paura!

1. 7 Tant'è amara che poco è più morte;


1. 8 ma per trattar del ben ch'i' vi trovai,
1. 9 dirò de l'altre cose ch'i' v'ho scorte.

Inferno - Canto I (vv.61-)

1. 61 Mentre ch'i' rovinava in basso loco,


1. 62 dinanzi a li occhi mi si fu offerto
1. 63 chi per lungo silenzio parea fioco.

Inferno - Canto I (vv.79-84)

1. 79 «Or se' tu quel Virgilio e quella fonte


1. 80 che spandi di parlar sì largo fiume?»,
1. 81 rispuos'io lui con vergognosa fronte.

1. 82 «O de li altri poeti onore e lume


1. 83 vagliami 'l lungo studio e 'l grande amore
1. 84 che m'ha fatto cercar lo tuo volume.

12
Inferno - Canto V (100-141)

5.100 Amor, ch'al cor gentil ratto s'apprende


5.101 prese costui de la bella persona
5.102 che mi fu tolta; e 'l modo ancor m'offende.

5.103 Amor, ch'a nullo amato amar perdona,


5.104 mi prese del costui piacer sì forte,
5.105 che, come vedi, ancor non m'abbandona.

5.106 Amor condusse noi ad una morte:


5.107 Caina attende chi a vita ci spense».
5.108 Queste parole da lor ci fuor porte.

5.109 Quand'io intesi quell'anime offense,


5.110 china' il viso e tanto il tenni basso,
5.111 fin che 'l poeta mi disse: «Che pense?».

5.112 Quando rispuosi, cominciai: «Oh lasso,


5.113 quanti dolci pensier, quanto disio
5.114 menò costoro al doloroso passo!».

5.115 Poi mi rivolsi a loro e parla' io,


5.116 e cominciai: «Francesca, i tuoi martìri
5.117 a lagrimar mi fanno tristo e pio.

5.118 Ma dimmi: al tempo de' dolci sospiri,


5.119 a che e come concedette amore
5.120 che conosceste i dubbiosi disiri?».

5.121 E quella a me: «Nessun maggior dolore


5.122 che ricordarsi del tempo felice
5.123 ne la miseria; e ciò sa 'l tuo dottore.

5.124 Ma s'a conoscer la prima radice


5.125 del nostro amor tu hai cotanto affetto,
5.126 dirò come colui che piange e dice.

5.127 Noi leggiavamo un giorno per diletto


5.128 di Lancialotto come amor lo strinse;
5.129 soli eravamo e sanza alcun sospetto.

5.130 Per più fiate li occhi ci sospinse


5.131 quella lettura, e scolorocci il viso;
5.132 ma solo un punto fu quel che ci vinse.

5.133 Quando leggemmo il disiato riso


5.134 esser basciato da cotanto amante,
5.135 questi, che mai da me non fia diviso,

5.136 la bocca mi basciò tutto tremante


5.137 Galeotto fu 'l libro e chi lo scrisse:

13
5.138 quel giorno più non vi leggemmo avante».

5.139 Mentre che l'uno spirto questo disse,


5.140 l'altro piangea; sì che di pietade
5.141 io venni men così com'io morisse

Paraíso - Canto XXXII (vv. 88-96)

Paríso - Canto XXXII

32. 88 Io vidi sopra lei tanta allegrezza


32. 89 piover, portata ne le menti sante
32. 90 create a trasvolar per quella altezza,

32. 91 che quantunque io avea visto davante,


32. 92 di tanta ammirazion non mi sospese,
32. 93 né mi mostrò di Dio tanto sembiante;

32. 94 e quello amor che primo lì discese,


32. 95 cantando "*Ave, Maria, gratia plena*",
32. 96 dinanzi a lei le sue ali distese.

7. Francesco Petrarca (1304), I " Los que escucháis en rimas el desvelo ", de Cancionero

Los que escucháis en rimas el desvelo


del suspirar que al corazón nutriera
al primer yerro de la edad primera,
cuando era en parte otro del que hoy suelo;

del vario estilo con que hablo y celo,


entre el dolor y la esperanza huera,
de aquel que, porque amó, de Amor supiera,
no ya perdón, sino piedad anhelo.

Mas ya del vulgo veo cómo en boca


fábula fui gran tiempo en que a menudo
de mí mismo conmigo me sonrojo;

y que es el fruto que mi furia toca,


vergüenza porque entiendo ya y no dudo
que es breve sueño todo humano antojo.

8. Francesco Petrarca (1304), CCLXVII "¡Ay, bello gesto, ay,


plácida mirada,", de Cancionero.

¡Ay, bello gesto, ay, plácida mirada,


ay, siempre grave andar bello y ligero!
¡Ay, voz que hacía genio áspero y fiero
humilde, y gente vil aun respetada!

14
¡Ay, risa donde flecha fue arrojada
por que otro bien que muerte ya no espero!
¡Alma digna a más alto reino y fuero,
si no fueses aquí tan tarde enviada!

Por vos yo ardo y aun en vos respiro;


que yo fui vuestro; y, si ya más no os veo,
ningún otro dolor más me penetra.

Cuando partí de vos en cruel retiro,


de esperanza me llenasteis y deseo;
mas en el viento se escribió la letra.

9. Ausiàs March (1400), “Veles e vents han mos desig complir”.

1 Veles e vents han mos desigs complir,


2 ffahent camins duptosos per la mar.
3 Mestre y ponent contra d’ells veig armar;
4 xaloch, levant los deuen subvenir
5 ab lurs amichs lo grech e lo migjorn,
6 ffent humils prechs al vent tremuntanal
7 qu’en son bufar los sia parcial
8 e que tots cinch complesquen mon retorn.

9 Bullira·l mar com la caçola ’n forn,


10 mudant color e l’estat natural,
11 e mostrara voler tota res mal
12 que sobre si atur hun punt al jorn;
13 grans e pochs peixs a recors correran
14 e cerquaran amaguatalls secrets:
15 ffugint al mar, hon son nudrits e fets,
16 per gran remey en terra exiran.

17 Los pelegrins tots ensemps votaran


18 e prometran molts dons de cera fets;
19 la gran paor traura·l lum los secrets
20 que al confes descuberts no seran.
21 En lo perill no·m caureu de l’esment,
22 ans votare hal Deu qui·ns ha ligats,
23 de no minvar mes fermes voluntats
24 e que tots temps me sereu de present.

25 Yo tem la mort per no sser vos absent,


26 per que Amor per mort es anullats;
27 mas yo no creu que mon voler sobrats
28 pusqua esser per tal departiment.
29 Yo so gelos de vostr’escas voler,
30 que, yo morint, no meta mi ’n oblit;

15
31 sol est penssar me tol del mon delit
32 —car nos vivint, no creu se pusqua fer—:

33 apres ma mort, d’amar perdau poder,


34 e sia tots en ira convertit,
35 e, yo forçat d’aquest mon ser exit,
36 tot lo meu mal sera vos no veher.
37 O Deu!, per que terme no y a ’n amor,
38 car prop d’aquell yo·m trobara tot sol?
39 Vostre voler sabera quant me vol,
40 tement, fiant de tot l’avenidor.

41 Yo son aquell pus estrem amador,


42 apres d’aquell a qui Deu vida tol:
43 puys yo son viu, mon cor no mostra dol
44 tant com la mort per sa strema dolor.
45 A be o mal d’amor yo so dispost,
46 mas per mon fat Fortuna cas no·m porta;
47 tot esvetlat, ab desbarrada porta,
48 me trobara faent humil respost.

49 Yo desig ço que·m pora sser gran cost,


50 y aquest esper de molts mals m’aconorta;
51 a mi no plau ma vida sser estorta
52 d’un cas molt fer, qual prech Deu sia tost.
53 Ladonchs les gents no·ls calrra donar fe
54 al que Amor fora mi obrara;
55 lo seu poder en acte·s mostrara
56 e los meus dits ab los fets provare.

57 Amor, de vos yo·n sent mes que no·n se,


58 de que la part pijor me·n romandra;
59 e de vos sab lo qui sens vos esta.
60 A joch de daus vos acomparare.

Ed. Pere Bohigas: Ausiàs March, Poesies, rev. Amadeu Soberanas e Noemi Espinàs, Barcelona,
Barcino («ENC»), 2000. Pagès XLVI.

10. Garcilaso de la Vega (1501), “A Dafne ya los brazos le crecían”

Soneto XIII

A Dafne ya los brazos le crecían


y en luengos ramos vueltos se mostraban;
en verdes hojas vi que se tornaban
los cabellos qu'el oro escurecían;

de áspera corteza se cubrían

16
los tiernos miembros que aun bullendo 'staban;
los blancos pies en tierra se hincaban
y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,


a fuerza de llorar, crecer hacía
este árbol, que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,


que con llorarla crezca cada día
la causa y la razón por que lloraba!

11. Pierre de Ronsard (1524), “Cuando seas anciana” , de


Las rosas de Ronsard, Segundo libro de los sonetos para
Elena.

Soneto para Elena

Cuando seas anciana, de noche, junto a la vela


hilando y devanando, sentada junto al fuego,

17
dirás maravillada, mientras cantas mis versos:
«Ronsard me celebraba, cuando yo era hermosa»,

Ya no tendrás sirvienta que tales nuevas oiga


y que medio dormida ya por la labor
se despierte al oír el sonido de mi nombre,
bendiciendo el tuyo con inmortal alabanza.

Yo estaré bajo tierra, y fantasma sin huesos


reposaré junto a la sombra de los mirtos,
y tú serás una anciana junto al hogar encogida.

Lamentando mi amor y tu desdén altivo


Vive, créeme, no aguardes a mañana:
Coge desde hoy las rosas de la vida.

Sonnet à Hélène

Quand vous serez bien vieille, au soir, à la chandelle,


Assise auprès du feu, devidant et filant,
Direz, chantant mes vers, et vous esmerveillant :
Ronsard me celebroit du temps que j'estois belle.

Lors vous n'aurez servante oyant telle nouvelle,


Desja sous le labeur à demy sommeillant,
Qui, au bruit de Ronsard, ne s'aille réveillant,
Benissant vostre nom de louange immortelle.

Je seray sous la terre, et, fantosme sans os,


Par les ombres myrteux je prendray mon repos;
Vous serez au fouyer une vieille accroupie,

Regrettant mon amour et vostre fier desdain.


Vivez, si m'en croyez, n'attendez à demain ;
Cueillez dés aujourd'huy les roses de la vie.

12. William Shakespeare (1564), I " De los hermosos el retoño ansiamos”

Soneto I

De los hermosos el retoño ansiamos


para que su rosal no muera nunca,
pues cuando el tiempo su esplendor marchite

18
guardará su memoria su heredero.

Pero tú, que tus propios ojos amas,


para nutrir la luz, tu esencia quemas
y hambre produces en donde hay hartura,
demasiado cruel y hostil contigo.

Tú que eres hoy del mundo fresco adorno,


pregón de la radiante primavera,
sepultas tu poder en el capullo,
dulce egoísta que malgasta ahorrando.

Del mundo ten piedad: que tú y la tumba,


ávidos, lo que es suyo no devoren.

Versión de Manuel Mujica Láinez

De los seres hermosos deseamos grana,


que así la rosa de hermosura nunca muera,
mas según sale de sazón la más temprana,
lleve en sí su memoria su tierna heredera.

Mas tú, a tus propios claros ojos reducido,


tu llama en pasto de tu mismo ser renuevas,
trayendo el hambre al silo más abastecido,
tú tu enemigo, que en tu dulce ti te cebas.

Tú que eres hoy la fresca gala de las tierras


y heraldo solo de los ledos meses verdes,
en tu propio capullo tu linaje entierras
y, tierno avaro, escatimándote te pierdes.

Duélate el mundo, o bien tal ansia en ti confiesa


que trague el bien del mundo en ti y tu sola huesa.

1 Traducción al castellano de Agustín García Calvo. Publicado por la editorial Anagrama.

13. William Shakespeare (1564), CXXXVII, “"Amor, ciego estúpido, qué le has hecho a mis
ojos"

Soneto CXXXVII
¿Amor, ciego estúpido, qué le has hecho a mis ojos
que miran pero que no ven lo que ven?

19
Saben lo que es la belleza, ven dónde se encuentra,
y sin embargo, confunden lo peor con lo mejor.

¿Si los ojos, corruptos por miradas seductoras,


están anclados en la bahía donde todos los hombres cabalgan,
por qué has forjado garfios sobre la falsedad de una mirada
a los que el juicio de mi corazón está atado?

Por qué mi corazón concibe un coto


allí donde él mismo sabe que todos los hombres tienen acceso
¿O, por qué mis ojos, al ver esto, no lo niegan
e insisten en proyectar la belleza en tan desagradable rostro?

Con aquello verdadero y recto mi corazón y mis ojos han errado,


y a esta plaga de falsedad están dedicados.

Soneto CXXXVII
Thou blind fool, Love, what dost thou to mine eyes,
That they behold, and see not what they see?
They know what beauty is, see where it lies,
Yet what the best is take the worst to be.

If eyes corrupt by over-partial looks


Be anchor'd in the bay where all men ride,
Why of eyes' falsehood hast thou forged hooks,
Whereto the judgment of my heart is tied?

Why should my heart think that a several plot


Which my heart knows the wide world's common place?
Or mine eyes seeing this, say this is not,
To put fair truth upon so foul a face?

In things right true my heart and eyes have erred,


And to this false plague are they now transferr'd.

20
14. John Donne (1572-1631), " Muerte, no te envanezcas, aunque algunos te llamen
poderosa, pues no lo eres ", de Sonetos

Muerte, no te envanezcas, aunque algunos


te llamen poderosa, pues no lo eres;
los que creíste derribar no mueren,
pobre muerte, ni tú puedes matarme.

El reposo y el sueño, tus imágenes,


dan placer, luego más debes tú darlo;
y los mejores pronto van contigo,
descanso de sus huesos, dación de alma.

Sierva de reyes y desesperados,


vives de guerras, males y venenos;
hechizo y droga pueden bien dormirnos,
y mejor que tu golpe, ¿por qué te inflas?

Pasado un corto sueño, despertamos,


y no habrá muerte ya. Te mueres, muerte.

Death, be not proud, though some have called thee


Mighty and dreadful, for thou art not so;
For those whom thou think'st thou dost overthrow
Die not, poor Death, nor yet canst thou kill me.

From rest and sleep, which but thy pictures be,


Much pleasure; then from thee much more must flow,
And soonest our best men with thee do go,
Rest of their bones, and soul's delivery.

Thou art slave to fate, chance, kings, and desperate men,


And dost with poison, war, and sickness dwell,
And poppy or charms can make us sleep as well

And better than thy stroke; why swell'st thou then?


One short sleep past, we wake eternally
And death shall be no more; Death, thou shalt die.

15. William Blake (1757), “Londres”

Vago sin fin por las censadas calles,


junto a la orilla del censado Támesis,
y en cada rostro que me mira advierto
señales de impotencia, de infortunio.

21
En cada grito humano,
en cada chillido infantil de miedo,
en cada voz, en cada prohibición,
escucho las cadenas forjadas por la mente:

y escucho cómo el grito del deshollinador


hace palidecer las oscuras iglesias,
y el dolor del soldado infortunado
ensangrienta los muros de palacio.

Pero, al fin, en las calles de medianoche escucho


cómo la maldición de la joven ramera
deseca el llanto del recién nacido,
y asola la carroza fúnebre de los novios.

Trad. Jordi Doce

I wander thro' each charter'd street,


Near where the charter'd Thames does flow.
And mark in every face I meet
Marks of weakness, marks of woe.

In every cry of every Man,


In every Infants cry of fear,
In every voice: in every ban,
The mind-forg'd manacles I hear

How the Chimney-sweepers cry


Every blackning Church appalls,
And the hapless Soldiers sigh
Runs in blood down Palace walls

But most thro' midnight streets I hear


How the youthful Harlots curse
Blasts the new-born Infants tear
And blights with plagues the Marriage hearse

16. William Wordsworth (1770-1850), “Nocturno” , de La


Abadía de Tintern

El cielo está nublado


de una vasta y espesa nube,
pesada y triste, blanca de la luna,

22
que, borrosa, tras el velo se muestra,
ceñido círculo mortecino, con luz tan débil,
que ni una sombra entrevía el suelo de tierra
-sea de roca o planta, de árbol o torre.
De repente, un relampagueo maravilloso
sorprende al peatón que, solitario,
medita en el camino, la mirada distraída
en tierra; levanta los ojos -la nube
rasga- y voz en alto, encima suyo,
la luna clara, y el esplendor del cielo.
Navega por la oscura bóveda azul,
seguida de miles de estrellas que, vivas,
pequeñas, brillantes, el oscuro abismo creen
con ella; ¡que raudos se hacen allá,
sin desvanecerse! El viento suena el árbol,
pero ellos callan, hacen su camino,
inmensurablemente distantes; la vuelta,
andamio con estas nubes blancas,
enormes, ahondando su fondo inescrutable.
Al final se cierra la visión,
y la mente, no insensible a tal delicia
que poco a poco en calma sosiega,
se recoge en la escena gloriosa.
1798

—The sky is overcast


With a continuous cloud of texture close,
Heavy and wan, all whitened by the Moon,
Which through that veil is indistinctly seen,
A dull, contracted circle, yielding light
So feebly spread that not a shadow falls,
Chequering the ground-from rock, plant, tree, or tower.
At length a pleasant instantaneous gleam
Startles the pensive traveller while he treads
His lonesome path, with unobserving eye
Bent earthwards; he looks up-the clouds are split
Asunder, —and above his head he sees
The clear Moon, and the glory of the heavens.
There in a black-blue vault she sails along,
Followed by multitudes of stars, that, small
And sharp, and bright, along the dark abyss
Drive as she drives: how fast they wheel away,
Yet vanish not! —the wind is in the tree,
But they are silent; —still they roll along
Immeasurably distant; and the vault,
Built round by those white clouds, enormous clouds,
Still deepens its unfathomable depth.
At length the Vision closes; and the mind,

23
Not undisturbed by the delight is feels,
Which slowly settles into peaceful calm,
Is left to muse upon the solemn scene.

17. Friedrich Hölderlin (1770), " Canto del destino de Hiperión", de Siete poemas de
Hölderlin

Vagáis arriba en la luz,


en blando suelo, ¡genios felices!
brisas de Dios, radiantes,
suaves os rozan
como los dedos de la artista
las cuerdas santas.

Sin sino, como infantes


que duermen, respiran los dioses;
resplandecen
en casto capullo guardados
sus espíritus
eternamente.
Y en sus ojos beatos
brilla tranquilo
fulgor perpetuo.

Mas no nos es dado


en sitio alguno posar.
Vacilan y caen
los hombres sufrientes,
ciegos, de una
hora en la otra,
como aguas de roca
en roca lanzados,
eternamente, hacia lo incierto.

Versión de Otto de Greiff

“Hyperions Schicksalslied”

Ihr wandelt droben im Licht


Auf weichem Boden, selige Genien!
Glänzende Götterlüfte
Rühren euch leicht,
Wie die Finger der Künstlerin
Heilige Saiten.

Schicksallos, wie der schlafende


Säugling, atmen die Himmlischen;
Keusch bewahrt

24
In bescheidener Knospe,
Blühet ewig
Ihnen der Geist,
Und die seligen Augen
Blicken in stiller
Ewiger Klarheit.

Doch uns ist gegeben,


Auf keiner Stätte zu ruhn,
Es schwinden, es fallen
Die leidenden Menschen
Blindlings von einer
Stunde zur andern,
Wie Wasser von Klippe
Zu Klippe geworfen,
Jahr lang ins Ungewisse hinab.

Friedrich Hölderlin

Poema traducido al inglés:

“Hyperion’s Song Of Destiny”

Holy spirits, you walk up there


in the light, on soft earth.
Shining god-like breezes
touch upon you gently,
as a woman’s fingers
play music on holy strings.

Like sleeping infants the gods


breathe without any plan;
the spirit flourishes continually
in them, chastely kept,
as in a small bud,
and their holy eyes
look out in still
eternal clearness.

A place to rest
isn’t given to us.
Suffering humans
decline and blindly fall
from one hour to the next,
like water thrown
from cliff to cliff,
year after year,
down into the Unknown.

25
“Hyperion’s Song Of Destiny”

Holy spirits, you walk up there


in the light, on soft earth.
Shining god-like breezes
touch upon you gently,
as a woman’s fingers
play music on holy strings.
Like sleeping infants the gods
breathe without any plan;
the spirit flourishes continually
in them, chastely kept,
as in a small bud,
and their holy eyes
look out in still
eternal clearness.
A place to rest
isn’t given to us.
Suffering humans
decline and blindly fall
from one hour to the next,
like water thrown
from cliff to cliff,
year after year,
down into the Unknown.

18. Novalis (1772), " Descendamos al seno de la Tierra ", v. 1-60, de Himnos a la noche

VI
Descendamos al seno de la Tierra,
dejemos los imperios de la luz;
el golpe y el furor de los dolores
son la alegre señal de la partida.
Veloces, en angosta embarcación,
a la orilla del cielo llegaremos.

Loada sea la noche eterna;


sea loado el sueño sin fin.
El día, con su sol, nos calentó,
una larga aflicción nos marchitó.
Dejó ya de atraernos lo lejano,
queremos ir a la casa del Padre.

¿Qué haremos, pues, en este mundo,


llenos de Amor y de fidelidad?
El hombre abandonó todo lo viejo;
ahora va a estar solo y afligido.

26
Quien amó con piedad el mundo pasado
no sabrá ya qué hacer en este mundo.

Los tiempos en que aún nuestros sentidos


ardían luminosos como llamas;
los tiempos en que el hombre conocía
el rostro y la mano de su padre;
en que algunos, sencillos y profundos,
conservaban la impronta de la Imagen.

Los tiempos en que aún, ricos en flores,


resplandecían antiguos linajes;
los tiempos en que niños, por el Cielo,
buscaban los tormentos y la muerte;
y aunque reinara también la alegría,
algún corazón se rompía de Amor.

Tiempos en que, en ardor de juventud,


el mismo Dios se revelaba al hombre
y consagraba con Amor y arrojo
su dulce vida a una temprana muerte,
sin rechazar angustias y dolores,
tan sólo por estar a nuestro lado.

Medrosos y nostálgicos los vemos,


velados por las sombras de la noche;
jamás en este mundo temporal
se calmará la sed que nos abrasa.
Debemos regresar a nuestra patria,
allí encontraremos este bendito tiempo.

¿Qué es lo que nos retiene aún aquí?


Los amados descansan hace tiempo.
En su tumba termina nuestra vida;
miedo y dolor invaden nuestra alma.
Ya no tenemos nada que buscar
–harto está el corazón–, vacío el mundo.

De un modo misterioso e infinito,


un dulce escalofrío nos anega,
como si de profundas lejanías
llegara el eco de nuestra tristeza:
¿Será que los amados nos recuerdan
y nos mandan su aliento de añoranza?

Bajemos a encontrar la dulce amada,


a Jesús, el Amado, descendamos.
No temáis ya: el crepúsculo florece

27
para todos los que aman, para los afligidos.
Un sueño rompe nuestras ataduras
y nos sumerge en el seno del Padre.

19. Lord Byron (1788), “Islas de Grecia, islas de Grecia”, v. 1-30. Don Juan, canto III,

Islas de Grecia, islas de Grecia


cuando la ardiente Safo amaba y cantaba,
donde crecían las artes de la guerra y la paz,
donde Delos se alzaba y Febo tensaba su arco,
un verano eterno las dora aún
porque todo se ha puesto menos el sol.
La Musa de Quíos y Teos,
el arpa del héroe, el laúd del amador
encontraron la fama que vuestras orillas le negaron.
Su lugar de nacimiento ha enmudecido solo
a unos sones que repite un poniente más allá
de vuestros hombres: "Isla de la Felicidad".
Se abren ante Maratón las montañas
y Maratón se abre ante el mar.
Y meditando allí una hora entera,
soñé que Grecia podía ser libre aún,
pues resistiendo a la destrucción persa
no podría calificarme de esclavo.
Un rey sentado en un acantilado rocoso
que contempla Salamina nacida del mar
y miles de barcos bajo sus pies,
gentes y ejércitos todos suyos,
así él los contaba al clarear el día
y, ¿dónde quedaron ya puesto el sol?
¿Dónde están ahora? ¿Y dónde estás tú,
patria mía? ¡En la orilla silenciosa,
enmudecido ahora el canto heroico,
donde ya no late ningún corazón así!
¿Y tu lira tan divina habrá
de fallecer en manos como las mías?
Hay algo en la ausencia de fama,
aunque vinculado con una raza de cadenas,
que provoca al fin el oprobio del patriota
y hasta, si canto, el rubor de mis mejillas,
¿pues qué ha dejado el poeta aquí?

Sonrojo para los griegos y lágrimas para Grecia.


¿Habremos de llorar tiempos mejores?
¿Ruborizarnos sólo? Nuestros mayores fallecieron.
¡Tierra, retorna de tu seno los restos
de nuestros cadáveres espartanos!
¡Concédenos sólo tres, de los trescientos

28
para forjar unas nuevas Termópilas!
¿Qué, y aún callan? ¿Todos callados?
¡Ah no, las voces de los muertos suenan
como la catarata distante de un torrente
que responde: " Dejad que viva una cabeza"!,
una tan sólo. "Vamos, vamos."
Son los vivos los que callan. […]

The isles of Greece, the isles of Greece!


Where burning Sappho loved and sung,
Where grew the arts of war and peace,
Where Delos rose, and Phoebus sprung,
Eternal summer gilds them yet,
But all, except their sun, is set.
The Scian and the Teian muse,
The hero’s harp, the lover’s lute,
Have found the fame your shores refuse;
Their place of birth alone is mute
To sounds which echo further west
Than your sires’ “Islands of the Blest.”
The mountains look on Marathon
And Marathon looks on the sea;
And musing there an hour alone,
I dream’d that Greece might still be free,
For standing on the Persians’ grave,
I could not deem myself a slave.
A king sate on the rocky brow
Which looks o’er sea-born Salamis;
And ships, by thousands, lay below,
And men in nations; – all were his!
He counted them at break of day,
And when the sun set where were they?
And where are they? and where art thou,
My country? On thy voiceless shore
The heroic lay is tuneless now,
The heroic bosom beats no more!
And must thy lyre, so long divine,
Degenerate into hands like mine?
‘ Tis something in the dearth of fame,
Though linked among a fettered race,
To feel at least a patriot’s shame,
Even as I sing, suffuse my face.
For what is left the poet here?
For Greeks a blush, for Greece a tear.
Must we but weep o’er days more blest?
Must we but blush? Our fathers bled.
Earth! render back from out thy breast
A remnant of our Spartan dead!

29
Of the three hundred grant but three,
To make a new Thermopylae.
What, silent still? And silent all?
Ah no! The voices of the dead
Sound like a distant torrent’s fall,
And answer, “Let one living head,
But one arise, – we come, we come!”
‘ Tis but the living who are dumb. [...]

20. P.B. Shelley (1792), "Adonais. Elegía a la muerte de John Keats” XXXIX, XL, XLI, XLIII.

XXXIX
Callad, que no está muerto ni dormido;
despertó ya del sueño de la vida.
Perdidos en visiones tempestuosas
y armados contra espectros sostenemos
contienda estéril y en delirio loco
el puñal del espíritu clavamos
en el vacío invulnerable. Si,
cruel despojos sepultos decaemos,
el temor y la angustia día a día
nos crispan y consumen, y esperanzas
friolentas cual gusanos hormiguean
en la entraña del barro que vivimos.

XL
Ascendió más allá de las tinieblas
de nuestra noche; envidia ni calumnia,
odio, dolor, ni esta inquietud que el hombre
llama placer le tocan ni le hieren;
se libró del contagio de esta lenta
mancha del mundo, y no podrá ya nunca
gemir en vano cuando el tiempo torne
helado el corazón, gris la cabeza,
ni al dejar de arder el alma misma
llenarán sus cenizas sin fulgor.
urna desamparada por el llanto.

XLI
Vive, vela. No lloréis por Adonais.
La muerte murió, no él. Tú, joven
amanecer, enciende tu rocío,
no se ha ido el espíritu que lloras;
vosotras, grutas, selvas, no gimáis,
ni vosotras, flores y fuentes lánguidas.
Y tú, aire, que extiendes como un velo
de dolor tu cendal sobre la tierra
desolada, desnúdala hasta el alto

30
fulgor en que sonríen los alegres

XLIII
Parte es de la belleza que otros días
hizo más bella; está con el espíritu
cuya potencia plástica recorre
la entraña del espeso mundo inerte
y crea desde allí todas las formas
que revisten las nuevas sucesiones,
y tortura a la escoria en rebeldía
que se resiste al vuelo que la encumbra
a su alta identidad, según la masa
la comparte, y estalla esplendorosa
en todo su vigor y su belleza
desde el árbol, las bestias y los hombres
hasta la luz del cielo

XXXIX
Peace, peace! he is not dead, he doth not sleep,
He hath awaken'd from the dream of life;
'Tis we, who lost in stormy visions, keep
With phantoms an unprofitable strife,
And in mad trance, strike with our spirit's knife
Invulnerable nothings. We decay
Like corpses in a charnel; fear and grief
Convulse us and consume us day by day,
And cold hopes swarm like worms within our living clay.

XL
He has outsoar'd the shadow of our night;
Envy and calumny and hate and pain,
And that unrest which men miscall delight,
Can touch him not and torture not again;
From the contagion of the world's slow stain
He is secure, and now can never mourn
A heart grown cold, a head grown gray in vain;
Nor, when the spirit's self has ceas'd to burn,
With sparkless ashes load an unlamented urn.

XLI
He lives, he wakes--'tis Death is dead, not he;
Mourn not for Adonais. Thou young Dawn,
Turn all thy dew to splendour, for from thee
The spirit thou lamentest is not gone;
Ye caverns and ye forests, cease to moan!
Cease, ye faint flowers and fountains, and thou Air,
Which like a mourning veil thy scarf hadst thrown
O'er the abandon'd Earth, now leave it bare

31
Even to the joyous stars which smile on its despair!

XLII
He is made one with Nature: there is heard
His voice in all her music, from the moan
Of thunder, to the song of night's sweet bird;
He is a presence to be felt and known
In darkness and in light, from herb and stone,
Spreading itself where'er that Power may move
Which has withdrawn his being to its own;
Which wields the world with never-wearied love,
Sustains it from beneath, and kindles it above.

XLIII
He is a portion of the loveliness
Which once he made more lovely: he doth bear
His part, while the one Spirit's plastic stress
Sweeps through the dull dense world, compelling there
All new successions to the forms they wear;
Torturing th' unwilling dross that checks its flight
To its own likeness, as each mass may bear;
And bursting in its beauty and its might
From trees and beasts and men into the Heaven's light.

21. John Keats (1795), " Oda al otoño"

Estación de las nieblas y fecundas sazones,


colaboradora íntima de un sol que ya madura,
conspirando con él cómo llenar de fruto
y bendecir las viñas que corren por las bardas,
encorvar con manzanas los árboles del huerto
y colmar todo fruto de madurez profunda;
la calabaza hinchas y engordas avellanas
con un dulce interior; haces brotar tardías
y numerosas flores hasta que las abejas
los días calurosos creen interminables
pues rebosa el estío de sus celdas viscosas.

¿Quién no te ha visto en medio de tus bienes?


Quienquiera que te busque ha de encontrarte
sentada con descuido en un granero
aventado el cabello dulcemente,
o en surco no segado sumida en hondo sueño
aspirando amapolas, mientras tu hoz respeta
la próxima gavilla de entrelazadas flores;
o te mantienes firme como una espigadora
cargada la cabeza al cruzar un arroyo,
o al lado de un lagar con paciente mirada

32
ves rezumar la última sidra hora tras hora.

¿En dónde con sus cantos está la primavera?


No pienses más en ellos sino en tu propia música.
Cuando el día entre nubes desmaya floreciendo
y tiñe los rastrojos de un matiz rosado,
cual lastimero coro los mosquitos se quejan
en los sauces del río, alzados, descendiendo
conforme el leve viento se reaviva o muere;
y los corderos balan allá por las colinas,
los grillos en el seto cantan, y el petirrojo
con dulce voz de tiple silba en alguna huerta
y trinan por los cielos bandos de golondrinas.

"To Autumn"
Season of mists and mellow fruitfulness,
Close bosom-friend of the maturing sun;
Conspiring with him how to load and bless
With fruit the vines that round the thatch-eves run;
To bend with apples the moss’d cottage-trees,
And fill all fruit with ripeness to the core;
To swell the gourd, and plump the hazel shells
With a sweet kernel; to set budding more,
And still more, later flowers for the bees,
Until they think warm days will never cease,
For Summer has o’er-brimm’d their clammy cells.

Who hath not seen thee oft amid thy store?


Sometimes whoever seeks abroad may find
Thee sitting careless on a granary floor,
Thy hair soft-lifted by the winnowing wind;
Or on a half-reap’d furrow sound asleep,
Drows’d with the fume of poppies, while thy hook
Spares the next swath and all its twined flowers:
And sometimes like a gleaner thou dost keep
Steady thy laden head across a brook;
Or by a cyder-press, with patient look,
Thou watchest the last oozings hours by hours.

Where are the songs of Spring? Ay, where are they?


Think not of them, thou hast thy music too,—
While barred clouds bloom the soft-dying day,
And touch the stubble plains with rosy hue;
Then in a wailful choir the small gnats mourn
Among the river sallows, borne aloft
Or sinking as the light wind lives or dies;
And full-grown lambs loud bleat from hilly bourn;

33
Hedge-crickets sing; and now with treble soft
The red-breast whistles from a garden-croft;
And gathering swallows twitter in the skies.

22. Giacomo Leopardi (1798), " El infinito", de Cantos.

Amé siempre esta colina,


y el cerco que me impide ver
más allá del horizonte.
Mirando a lo lejos los espacios ilimitados,
los sobrehumanos silencios y su profunda quietud,
me encuentro con mis pensamientos,
y mi corazón no se asusta.

Escucho los silbidos del viento sobre los campos,


y en medio del infinito silencio tanteo mi voz:
me subyuga lo eterno, las estaciones muertas,
la realidad presente y todos sus sonidos.
Así, a través de esta inmensidad se ahoga mi pensamiento:
y naufrago dulcemente en este mar.

23. Victor Hugo (1802), "La Historia"

ODE DEUXIÈME. L'HISTOIRE. 1823


Ferrea vox.
Virgile.

I
Le sort des nations, comme une mer profunde,
A ses écueils cachés et ses gouffres mouvants.
Aveugle qui ne voit, dans les destins du monde,
Que le combat des flots sous la lutte des vents!

Un souffle immense et fort domine ces tempêtes.


Un rayon du ciel plonge à travers cette nuit.
Quand l'homme aux cris de mort mele le cri des fêtes,
Une secrète voix parle dans ce vain bruit.

Les siècles tour a tour, ces gigantesques frères,


Différents par leur sort, semblables dans leurs voeux,
Trouvent un but pareil par des routes contraires,
Et leurs fanaux divers brillent des mêmes feux.

II
Muse! il n'est point de temps que les regards n'embrassent;
Tu suis dans l'avenir leur cercle solennel;
Car les jours, et les ans, et les siècles ne tracent
Qu'un sillon passager dans le fleuve eternel.

34
Bourreaux, n'en doutez pas ; n'en doutez pas, victimes!
Elle porte en tous lieux son immortel flambeau,
Plane au sommet des monts, plonge au fond des almes,
Et souvent fonde un temple où manquait un tombeau.

Elle apporte leur palme aux héros qui succombent ,


Du char des conquérants brise le frêle essieu ,
Marche en rêvant au bruit des empires qui tombent ,
Et dans tous les chemins montre les pas de Dieu !

Du vieux palais des temps eile pose le faîte ;


Les siecles à sa voix viennent se réunir ;
Sa main, comme un captif honteux de sa défaite,
Traine tout le passé jusque dans l'avenir.

Recueillant les débris du monde en ses naufrages ,


Son oeil de mers en mers suit le vaste vaisseau ,
Et sait voir tout ensemble, aux deux bornes des âges,
Et la première tombe et le dernier berceau !
…….
El destino de las naciones, como un mar profundo,
A sus trampas ocultas y sus simas móviles.
¡Ciego que no ve, en los destinos del mundo,
la lucha de las olas bajo la lucha de los vientos!

Un aliento inmenso y fuerte domina estas tormentas.


Un rayo del cielo se zambulle a través de esta noche.
Cuando los gritos de la muerte se mezclan con el grito de las fiestas,
Una voz secreta habla en este vano ruido.

Siglos y siglos, estos hermanos gigantescos,


Diferentes por su destino, similares en sus deseos,
Encuentra un objetivo como este por caminos contrarios,
Y sus diversas luces brillan desde los mismos fuegos.

II
¡Musa!, no hay tiempo para que los ojos se abracen;
Está en el futuro su círculo solemne;
Porque los días, y los años, y los siglos, no se trazan.
sino por un surco que pasa en el río eterno.

Verdugos, no lo dudéis; ¡no lo dudéis, víctimas!


Ella lleva en todas partes su antorcha inmortal,
la cumbre en la cima de las montañas, se hunde en el fondo de abismos,
Y a menudo funda un templo donde faltaba una tumba.

Ella lleva su palma a los héroes que sucumben,

35
En el carro de los conquistadores rompe el frágil eje,
Camina soñando con el sonido de los imperios que caen,
¡Y en todos los sentidos muestra los pasos de Dios!

Desde el antiguo palacio de los tiempos, se alza la cumbre;


Los siglos a su voz se juntan;
Su mano, como un cautivo avergonzado de su derrota,
encaja todo el pasado hasta el futuro.

Recogiendo los escombros del mundo en sus naufragios,


Su ojo de mares a mares guía la vasta nave,
Y sabe verlo todo junto, en los dos límites de las edades,
¡En las primeras caídas y en la última cuna!

24. Emily Brontë (1818), “Recuerdo”

Frío en la tierra, y la nieve apilada sobre ti,


Lejos, muy lejos, el frío en la tumba triste.
¿Me he olvidado de amarte, mi único amor,
cortada al fin por la implacable ruptura del Tiempo?

Ahora, en soledad, ¿mis pensamientos ya no flotan


Sobre los montes, en esa orilla del norte,
Descansando sus alas en las hojas de helecho
que cubren tu noble corazón eternamente?

Frío en la tierra, y quince diciembres salvajes


Desde los cerros marrones se han derretido en primavera;
¡Fiel, de hecho, es el espíritu que recuerda
después de esos años de cambio y sufrimiento!

Dulce amor de la juventud, perdonad, si me olvido de ti,


Mientras la marea del mundo me arrastra hacia adelante;
Otros deseos y esperanzas me atormentan,
¡Las esperanzas que oscurecen, pero no pueden borrarte!

Ninguna luz tardía ha iluminado mi cielo,


Ninguna mañana ha vuelto a resplandecer para mí;
Toda mi felicidad vino de tu vida,
Toda mi felicidad yace en la tumba contigo.

Pero cuando los días de sueños dorados perecieron,


E incluso la desesperación fue impotente para destruir,
Aprendí como la existencia podía ser apreciada,
Fortalecida, alimentada sin la ayuda del placer.

Entonces probé las lágrimas de una pasión inútil;


Destetada mi joven alma de tu anhelo póstumo;

36
Severamente negó su ardiente deseo de acelerar
El descenso hacia esa tumba que será mía.

Y, aun así, no me atrevo a dejarlo languidecer,


No me atrevo a caer en el dolor entusiasta de la memoria;
Una vez bebida profundamente la divina angustia,
¿Cómo podría anhelar el mundo vacío otra vez?

Remembrance

Cold in the earth—and the deep snow piled above thee,


Far, far removed, cold in the dreary grave!
Have I forgot, my only Love, to love thee,
Severed at last by Time's all-severing wave?

Now, when alone, do my thoughts no longer hover


Over the mountains, on that northern shore,
Resting their wings where heath and fern-leaves cover
Thy noble heart forever, ever more?

Cold in the earth—and fifteen wild Decembers,


From those brown hills, have melted into spring:
Faithful, indeed, is the spirit that remembers
After such years of change and suffering!

Sweet Love of youth, forgive, if I forget thee,


While the world's tide is bearing me along;
Other desires and other hopes beset me,
Hopes which obscure, but cannot do thee wrong!

No later light has lightened up my heaven,


No second morn has ever shone for me;
All my life's bliss from thy dear life was given,
All my life's bliss is in the grave with thee.

But, when the days of golden dreams had perished,


And even Despair was powerless to destroy,
Then did I learn how existence could be cherished,
Strengthened, and fed without the aid of joy.

Then did I check the tears of useless passion—


Weaned my young soul from yearning after thine;
Sternly denied its burning wish to hasten
Down to that tomb already more than mine.

And, even yet, I dare not let it languish,


Dare not indulge in memory's rapturous pain;
Once drinking deep of that divinest anguish,

37
How could I seek the empty world again?

25. Walt Whitman (1819), " Lleno de vida ahora "

Lleno de vida ahora, concreto, visible.


Yo, de cuarenta años de edad, en el año octogésimo tercero de los Estados,
A quien viva dentro de un siglo, dentro de cualquier cifra de siglos,
A ti, que no has nacido aún, a ti te buscan estos cantos.
Cuando los leas, yo que era visible seré invisible,
Ahora eres tú, concreto, visible, el que los lee, el que los busca,
Imaginando lo feliz que serías si yo estuviera a tu lado y fuera tu amigo;
Sé tan feliz como si yo estuviera a tu lado. (No estés demasiado seguro de que no esté
contigo).

Full of life now, compact, visible,


I, forty years old the eighty-third year of the States,
To one a century hence or any number of centuries hence,
To you yet unborn these, seeking you.
When you read these I that was visible am become invisible,
Now it is you, compact, visible, realizing my poems, seeking me,
Fancying how happy you were if I could be with you and become your comrade;
Be it as if I were with you. (Be not too certain but I am now with you).

26. Charles Baudelaire (1821), "El albatros"

EL ALBATROS
A veces, por divertirse, los hombres de la tripulación
capturan albatros, grandes pájaros del mar,
que siguen, indolentes compañeros de viaje,
al barco que se desliza sobre abismos amargos.

Apenas los han situado en cubierta,

38
esos reyes del éter, torpes y avergonzados,
dejan piadosamente sus grandes alas blancas
como remos colgar de sus flancos.

¡El gran viajero alado, ahora tontón y apático!


¡Él, tan hermoso antes, ahora cómico y feo!
¡Uno irrita su pico con la pipa encendida,
y el otro, renqueando, imita al volador que anda!

El poeta es similar a ese príncipe de las nubes


que ríe de la tempestad y ríe del arquero;
exilado en la tierra entre burdos silbidos
sus alas de gigante le estorban en el suelo.

Traducción: Luís Antonio de Villena

Souvent, pour s’amuser, les hommes d’équipage


Prennent des albatros, vastes oiseaux des mers,
Qui suivent, indolents compagnons de voyage,
Le navire glissant sur les gouffres amers.

A peine les ont-ils déposés sur les planches,


Que ces rois de l’azur, maladroits et honteux,
Laissent piteusement leurs grandes ailes blanches
Comme des avirons traîner à côté d’eux.

Ce voyageur ailé, comme il est gauche et veule !


Lui, naguère si beau, qu’il est comique et laid !
L’un agace son bec avec un brûle-gueule,
L’autre mime, en boitant, l’infirme qui volait !

Le Poète est semblable au prince des nuées


Qui hante la tempête et se rit de l’archer ;
Exilé sur le sol au milieu des huées,
Ses ailes de géant l’empêchent de marcher.

27. Emily Dickinson (1830), " No es que el morir nos duela tanto "

No es que el morir nos duela tanto


Es el vivir – lo que nos duele más
Pero el Morir – es un camino distinto
Una variedad detrás de la Puerta
La Costumbre Sureña - del Pájaro
Que antes de que lleguen las heladas
Acepta una Latitud mejor
Nosotras – somos los Pájaros – que se quedan.
Las Ateridas en torno a las puertas del Campesino
Por cuya miga reacia

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Pactamos, hasta que las nieves compasivas
Persuadan a nuestras plumas a Casa.

28. Christina Rossetti (1830), “Cuando esté muerta, mi amor”

Traducción 1
Cuando esté muerta, mi amor,
No cantes tristes canciones para mí,
No plantes rosas en mi cabeza
Ni sombríos cipreses:
Sé la hierba verde sobre mí,
Con rocíos y gotas mójame;
Y si te marchitas, recuerda;
Y si te marchitas, olvida.

Ya no veré las sombras,


No sentiré la lluvia,
No escucharé al ruiseñor
Cantando su dolor:
Y soñando a través del crepúsculo
Que no crece ni desciende,
Felizmente podría recordar,
Y felizmente podría olvidar.

When I am dead, my dearest,


Sing no sad songs for me;
Plant thou no roses at my head,
Nor shady cypress tree:
Be the green grass above me
With showers and dewdrops wet;
And if thou wilt, remember,
And if thou wilt, forget.

I shall not see the shadows,


I shall not feel the rain;
I shall not hear the nightingale
Sing on, as if in pain:
And dreaming through the twilight
That doth not rise nor set,
Haply I may remember,
And haply may forget.

29. Stéphane Mallarmé (1842), Don del poema

Traducción 1
Aquí te traigo el niño de una noche idumea.
Negra y sangrienta el ala, quemada por la tea

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Que en un vaso de aromas y de oros ardía,
Por los vidrios helados, hay, tristes todavía,
Sobre el candil angélico la aurora se arrojó,
¡Palmas! y cuando ella su reliquia mostró
A ese padre que intenta sonreír con enfado,
La soledad azul y estéril ha temblado.
Oh la canción de cuna, con tu hija y la inocencia
De los pies fríos, toma una horrible presencia
Y tu voz que recuerda a viola y clavecín,
¿Apretarás el seno con el dedo marchito
Por donde la blancura va en sibilino rito
hacia labios sedientos en el azur sin fin?

Don du poème
Je t'apporte l'enfant d'une nuit d'Idumée !
Noire, à l'aile saignante et pâle, déplumée,
Par le verre brûlé d'aromates et d'or,
Par les carreaux glacés, hélas ! mornes encor
L'aurore se jeta sur la lampe angélique,
Palmes ! et quand elle a montré cette relique
A ce père essayant un sourire ennemi,
La solitude bleue et stérile a frémi.

Ô la berceuse, avec ta fille et l'innocence


De vos pieds froids, accueille une horrible naissance
Et ta voix rappelant viole et clavecin,
Avec le doigt fané presseras-tu le sein
Par qui coule en blancheur sibylline la femme
Pour des lèvres que l'air du vierge azur affame ?

30. Paul Verlaine (1844), " Mi sueño familiar "

Tengo a menudo un sueño extraño y penetrante:


Una desconocida que amo y que me ama,
Y que en cada ocasión no es por entero ella
Ni es por entero otra, y me ama y me comprende.

Porque ella me comprende, y así mi corazón,


Claro para ella sola, ya no es un enigma,
Para ella sola, ay, y el sudor de mi rostro,
Ella sola lo sabe enjugar mientras llora.

¿Es rubia, pelirroja, morena? No lo sé.


¿Su nombre? Mi recuerdo es que es dulce y sonoro
Como la de mis amados que desterró la Vida.

Sus ojos se parecen a los de las estatuas,


Y su voz, que es serena, lejana y grave, tiene

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La inflexión de otras voces queridas que han callado.
(Poèmes saturniens, 1866.)

" Mon rêve familer"


Je fais souvent ce rêve étrange et pénétrant
D'une femme inconnue, et que j'aime, et qui m'aime,
Et qui n'est, chaque fois, ni tout à fait la même
Ni tout à fait une autre, et m'aime et me comprend.
Car elle me comprend, et mon coeur transparent
Pour elle seule, hélas! cesse d'être un problème
Pour elle seule, et les moiteurs de mon front blême,
Elle seule les sait rafraîchir, en pleurant.
Est-elle brune, blonde ou rousse? Je l'ignore.
Son nom? Je me souviens qu'il est doux et sonore,
Comme ceux des aimés que la vie exila.
Son regard est pareil au regard des statues,
Et, pour sa voix, lointaine, et calme, et grave, elle a
L'inflexion des voix chères qui se sont tues.
Paul Verlaine (Poèmes saturniens)

31. Arthur Rimbaud (1854), Vocales

La canción de las vocales


A negro, E blanco, I rojo, U verde, O azul: vocales
algún día diré vuestro nacer latente:
negro corsé velludo de moscas deslumbrantes,
A, al zumbar en tomo a atroces pestilencias,

calas de umbría; E, candor de pabellones


y naves, hielo altivo, reyes blancos, ombelas
que tiemblan. I, escupida sangre, risa de ira
en labio bello, en labio ebrio de penitencia;

U, ciclos, vibraciones divinas, verdes mares,


paz de pastos sembrados de animales, de surcos
que la alquimia ha grabado en las frentes que estudian.

O, Clarín sobrehumano preñado de estridencias


extrañas y silencios que cruzan Mundos y Ángeles:
O, Omega, fulgor violeta de Sus Ojos.

"Le chant de les voyelles"


A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu : voyelles,
Je dirai quelque jour vos naissances latentes :
A, noir corset velu des mouches éclatantes
Qui bombinent autour des puanteurs cruelles,
Golfes d'ombre ; E, candeur des vapeurs et des tentes,
Lances des glaciers fiers, rois blancs, frissons d'ombelles ;
I, pourpres, sang craché, rire des lèvres belles

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Dans la colère ou les ivresses pénitentes ;
U, cycles, vibrements divins des mers virides,
Paix des pâtis semés d'animaux, paix des rides
Que l'alchimie imprime aux grands fronts studieux ;
O, suprême Clairon plein des strideurs étranges,
Silences traversés des Mondes et des Anges :
- O l'Oméga, rayon violet de Ses Yeux ! -

32. Konstantinos Kavafis (1863), La ciudad

Traducción 1"La ciudad"

Dijiste: "Iré a otra tierra, iré a otro mar.


Otra ciudad habrá de hallarse mejor que ésta.
Cada esfuerzo mío es una condena escrita;
y está mi corazón -como un muerto- sepultado.
Mi mente hasta cuándo permanecerá en este abatimiento.
Donde quiera que vuelva mis ojos, donde quiera que mire
las negras ruinas de mi vida veo aquí,
donde tantos años pasé y devasté y arruiné."

Nuevos lugares no hallarás, no hallarás otros mares.


La ciudad te seguirá. Por las calles vagarás,
por las mismas. Y en los mismos barrios envejecerás;
y en estas mismas casas encanecerás.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otro lugar -no esperes-
no hay barco para ti, no hay camino.
Así como tu vida la arruinaste aquí
en este rincón pequeño, en toda la tierra la destruiste.

Traducción 2
La ciudad
Dijiste, "Me iré a otra tierra, me iré a otro mar.
Encontraré otra ciudad, mejor que esta.
Todos mis esfuerzos son una condena del destino;
y mi corazón está –como un cadáver– enterrado.
Cómo podría permanecer mi mente en esta tierra baldía.
A donde vuelvo los ojos, dondequiera que mire
veo las ruinas negras de mi vida aquí,
donde pasé tantos años destruyendo y malgastando".

No encontrarás nuevas tierras, no encontrarás otros mares.


La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas
calles. Y envejecerás en los mismos barrios;
y te volverás gris en las mismas casas.
Siempre llegarás a esta ciudad. –No esperes otra–.
No hay un barco para ti, ni hay camino.
Así como has destruido tu vida aquí
en esta pequeña esquina, la has arruinado en el mundo entero.

43
Konstantinos Kavafis: Obra escogida. Barcelona: Teorema, 1984.

You said, "I will go to another land, I will go to another sea.


Another city will be found, a better one than this.
Every effort of mine is a condemnation of fate;
and my heart is –like a corpse– buried.
How long will my mind remain in this wasteland.
Wherever I turn my eyes, wherever I may look
I see black ruins of my life here,
where I spent so many years destroying and wasting
You will find no new lands, you will find no other seas.
The city will follow you. You will roam the same
streets. And you will age in the same neighborhoods;
and you will grow gray in these same houses.
Always you will arrive in this city. Do not hope for any other–
There is no ship for you, there is no road.
As you have destroyed your life here
in this little corner, you have ruined it in the entire world.

33. William Butler Yeats (1865), “La máscara"

"Quítate esa máscara de oro en llamas


con ojos de esmeralda”.
“Oh, no, querido, te atreves tanto
para ver si es sabio o salvaje el corazón
Y no es frío sin embargo”.
“Solo quiero encontrar lo que allí hay,
Si el amor o el engaño”.
“Fue la máscara lo que ocupó tu mente
Y puso a latir tu corazón después,
no lo que hay tras ella”.
“Pero a menos que seas mi enemiga,
yo debo indagar”.

“Oh, no, querido, olvida todo eso.


¿Qué importa que haya solo fuego
en ti, en mí?”
William Butler Yeats (Irlanda, 1865-1939)

34. Paul Valéry (1871), El cementerio marino, estrofas 1, 5, 12,


13, 16, 18, 19, 22, 24

Cementerio marino

Bóveda estanca –vuelo de palomas-,


entre pinos palpita, entre las tumbas;
el fuego enciende un cenit exacto,
¡el mar, el mar, recomenzado siempre!

44
¡Oh recompensa, acallar la mente
y contemplar la calma de los dioses!

¡Qué obra pura consume de destellos


plural diamante de la leve espuma,
y cuánta paz puede concebirse!
Cuando sobre el abismo un sol reposa,
labores puras de una eterna causa,
titila el tiempo y es sueño la ciencia.

Tesoro quieto, templo de Minerva,


masa de calma, circunspecta vista,
agua de párpados, Ojo que guardas
reposo inmenso tras velo flamígero,
¡silencio mío!… ¡edificio en el alma
áureo de tejas desbordadas, Bóveda!

Templo del Tiempo, que un suspiro cifra,


asgo ese punto puro y me acostumbro,
todo arropado en mi mirar marino;
y como a dioses la suprema ofrenda,
el titilar sereno va sembrando
sobre la altura desdén soberano.

Y como el fruto se funde en deleite,


como en delicia tórnase su ausencia
en boca donde de su forma muere,
aspiro anticipada la humareda,
y el cielo canta al alma consumida
el tornarse en rumor de las riberas.

¡Cielo bello, veraz, tornarme mira!


Después de tanta soberbia y de extraño
ocio, pero armado de poderes,
yo me abandono al brillante espacio,
sobre casas de muertos va mi sombra
que me acostumbra a su paso quedo.

El alma expuesta a teas del solsticio,


¡yo te sostengo, admirable justicia
de la luz con armas de impiedad!
Pura te vuelvo al sitio genesíaco,
¡mírate bien!… Mas regresar la luz
supone umbrío un costado atroz.

Para mí solo, a mí solo, en mí mismo,


un corazón, en fuentes del poema,
entre el abismo y el suceso puro,

45
aguardo el eco de mi grandeza íntima,
amarga, endrina, sonora cisterna,
un son del alma: horadación futura.

Sabes, falso cautivo de follajes,


golfo devorador de magras rejas,
en mis ojos cerrados, deslumbrantes
secretos, ¿qué cuerpo a su fin me arrastra,
qué frente capta a la ósea tierra?
Un destello allí pienso en mis ausentes.

Prieto, sacro, pleno de fuego etéreo,


trozo de tierra ofrecido a la luz,
me gusta este lugar, sitial de antorchas,
hecho de oro y piedra y turbios árboles,
mármoles trémulos bajo tanta sombra;
¡el mar fiel duerme allí entre mis tumbas!

Perra espléndida, ¡expulsa a los idólatras!


Cuando en soledad, pastor, sonrío,
y apaciento carneros misteriosos,
blanco rebaño de mis mansas tumbas,
¡a prudentes palomas de allí aleja,
a sueños vanos, a ángeles curiosos!

Aquí venido, el devenir pereza


es. Insecto nítido rasca el yermo;
todo ardido, deshecho, recibido
yo no sé bien en qué esencia rigurosa…
La vida es vasta, estando ebrio de ausencia,
lo amargo es dulce, límpido el espíritu.

Los muertos están bien en esta tierra,


por su misterio secos, cobijados.
Alto el cenit, cenit sin movimiento,
su yo se piensa y con sí concilíase…
Completa frente, perfecta diadema,
en ti yo soy metamorfosis íntima.

¡Sólo estoy yo para tus angustias!


¡Dudas, pesares y arrepentimientos
míos provienen de tu gran diamante!…
Pero en su noche cargada de mármoles,
un vago pueblo en la raíz del árbol
ha asumido tu causa lentamente.

Se han fundido en una espesa ausencia,


roja arcilla bebió la blanca especie,

46
¡la gracia de vivir pasó a las flores!
¿Dónde de muertos frases familiares,
el arte propio, las almas unívocas?
La larva hila en la matriz del llanto.

Gritos agudos de niñas exaltadas,


ojos, dientes, humectados párpados,
seno embrujado que juega con fuego,
sangre que brilla en labios que se rinden,
últimos dones que dedos defienden,
¡todo enterrado y entrando en el juego!

Y tú, gran alma, ¿un sueño es lo que esperas,


que no tenga colores del engaño
como el oro y las ondas a mis ojos?
¿Evaporada seguirás cantando?
¡Ve! ¡Todo huye! Porosa es mi presencia,
¡también muere la impaciencia sacra!

¡Magra inmortalidad, áurea y negruzca


consolatriz laureada de vergüenza,
que dices que la muerte es nuevo útero,
el bello engaño y la piadosa astucia!
¡Quién no conoce, quién no los rehúsa,
al hueco cráneo y a la risa eterna!

Huecas cabezas y profundos padres,


que bajo el peso de tantas paladas,
la tierra sois y confundís las huellas,
el roedor gusano irrefutable
no es para vosotros los durmientes,
¡de vida vive, a mí no me abandona!

¿Amor tal vez, u odio de mí mismo?


¡Próximo tengo su secreto diente,
que a cualquier nombre puede convenirle!
¡Qué importa! ¡Mira, quiere, sueña, toca!
¡Mi carne gusta y aún en mi lecho
soy viva posesión de ese viviente!

¡Zenón! ¡Cruel Zenón! ¡Zenón Eleata!


¡Me has traspasado con un dardo alado,
que vibra, vuela, pero nunca vuela!
¡El son me engendra, el dardo me asesina!
¡Ah!, el sol… ¡Y qué sombra de tortuga
para el alma, Aquiles grande e inmóvil!

¡No! ¡No! ¡De pie! ¡En la era sucesiva!

47
¡Quiebre mi cuerpo la pensativa forma!
¡Beba mi pecho la génesis del viento!
Una frescura, exhalación marina,
me vuelve el alma… ¡Oh poder salino!
¡Corramos tras las ondas y la vida!

¡Sí!, inmenso mar dotado de delirios,


piel de pantera y clámide horadada
por miríadas de ídolos solares,
hidra absoluta embriagada de carne
azul, que muerdes tu cola fulgente,
en un tumulto símil del silencio.

¡Álzase el viento! ¡Intentemos vivir!


¡Mi libro abre y cierra el aire inmenso,
la ola brota del polvo de las rocas!
¡Todas volad, enceguecidas páginas!
¡Olas romped, romped de aguas de júbilo
la mansa bóveda que hurgan los foques!

Le cimetière marin

Ce toit tranquille, où marchent des colombes,


Entre les pins palpite, entre les tombes ;
Midi le juste y compose de feux
La mer, la mer, toujours recommencée
Ô récompense après une pensée
Qu’un long regard sur le calme des dieux !

Quel pur travail de fins éclairs consume


Maint diamant d’imperceptible écume,
Et quelle paix semble se concevoir !
Quand sur l’abîme un soleil se repose,
Ouvrages purs d’une éternelle cause,
Le Temps scintille et le Songe est savoir.

Stable trésor, temple simple à Minerve,


Masse de calme, et visible réserve,
Eau sourcilleuse, Œil qui gardes en toi
Tant de sommeil sous un voile de flamme,
Ô mon silence !… Édifice dans l’âme,
Mais comble d’or aux mille tuiles, Toit !

Temple du Temps, qu’un seul soupir résume,


À ce point pur je monte et m’accoutume,
Tout entouré de mon regard marin ;
Et comme aux dieux mon offrande suprême,

48
La scintillation sereine sème
Sur l’altitude un dédain souverain.

Comme le fruit se fond en jouissance,


Comme en délice il change son absence
Dans une bouche où sa forme se meurt,
Je hume ici ma future fumée,
Et le ciel chante à l’âme consumée
Le changement des rives en rumeur.

Beau ciel, vrai ciel, regarde-moi qui change !


Après tant d’orgueil, après tant d’étrange
Oisiveté, mais pleine de pouvoir,
Je m’abandonne à ce brillant espace,
Sur les maisons des morts mon ombre passe
Qui m’apprivoise à son frêle mouvoir.

L’âme exposée aux torches du solstice,


Je te soutiens, admirable justice
De la lumière aux armes sans pitié !
Je te tends pure à ta place première,
Regarde-toi !… Mais rendre la lumière
Suppose d’ombre une morne moitié.

Ô pour moi seul, à moi seul, en moi-même,


Auprès d’un cœur, aux sources du poème,
Entre le vide et l’événement pur,
J’attends l’écho de ma grandeur interne,
Amère, sombre, et sonore citerne,
Sonnant dans l’âme un creux toujours futur !

Sais-tu, fausse captive des feuillages,


Golfe mangeur de ces maigres grillages,
Sur mes yeux clos, secrets éblouissants,
Quel corps me traîne à sa fin paresseuse,
Quel front l’attire à cette terre osseuse ?
Une étincelle y pense à mes absents.

Fermé, sacré, plein d’un feu sans matière,


Fragment terrestre offert à la lumière,
Ce lieu me plaît, dominé de flambeaux,
Composé d’or, de pierre et d’arbres sombres,
Où tant de marbre est tremblant sur tant d’ombres ;
La mer fidèle y dort sur mes tombeaux !

Chienne splendide, écarte l’idolâtre !


Quand solitaire au sourire de pâtre,
Je pais longtemps, moutons mystérieux,

49
Le blanc troupeau de mes tranquilles tombes,
Éloignes-en les prudentes colombes,
Les songes vains, les anges curieux !

Ici venu, l’avenir est paresse.


L’insecte net gratte la sécheresse ;
Tout est brûlé, défait, reçu dans l’air
À je ne sais quelle sévère essence…
La vie est vaste, étant ivre d’absence,
Et l’amertume est douce, et l’esprit clair.

Les morts cachés sont bien dans cette terre


Qui les réchauffe et sèche leur mystère.
Midi là-haut, Midi sans mouvement
En soi se pense et convient à soi-même…
Tête complète et parfait diadème,
Je suis en toi le secret changement.

Tu n’as que moi pour contenir tes craintes !


Mes repentirs, mes doutes, mes contraintes
Sont le défaut de ton grand diamant…
Mais dans leur nuit toute lourde de marbres,
Un peuple vague aux racines des arbres
A pris déjà ton parti lentement.

Ils ont fondu dans une absence épaisse,


L’argile rouge a bu la blanche espèce,
Le don de vivre a passé dans les fleurs !
Où sont des morts les phrases familières,
L’art personnel, les âmes singulières ?
La larve file où se formaient les pleurs.

Les cris aigus des filles chatouillées,


Les yeux, les dents, les paupières mouillées,
Le sein charmant qui joue avec le feu,
Le sang qui brille aux lèvres qui se rendent,
Les derniers dons, les doigts qui les défendent,
Tout va sous terre et rentre dans le jeu !

Et vous, grande âme, espérez-vous un songe


Qui n’aura plus ces couleurs de mensonge
Qu’aux yeux de chair l’onde et l’or font ici ?
Chanterez-vous quand serez vaporeuse ?
Allez ! Tout fuit ! Ma présence est poreuse,
La sainte impatience meurt aussi !

Maigre immortalité noire et dorée,


Consolatrice affreusement laurée,

50
Qui de la mort fais un sein maternel,
Le beau mensonge et la pieuse ruse !
Qui ne connaît, et qui ne les refuse,
Ce crâne vide et ce rire éternel !

Pères profonds, têtes inhabitées,


Qui sous le poids de tant de pelletées,
Êtes la terre et confondez nos pas,
Le vrai rongeur, le ver irréfutable
N’est point pour vous qui dormez sous la table,
Il vit de vie, il ne me quitte pas !

Amour, peut-être, ou de moi-même haine ?


Sa dent secrète est de moi si prochaine
Que tous les noms lui peuvent convenir !
Qu’importe ! Il voit, il veut, il songe, il touche !
Ma chair lui plaît, et jusque sur ma couche,
À ce vivant je vis d’appartenir !

Zénon ! Cruel Zénon ! Zénon d’Êlée !


M’as-tu percé de cette flèche ailée
Qui vibre, vole, et qui ne vole pas !
Le son m’enfante et la flèche me tue !
Ah ! le soleil… Quelle ombre de tortue
Pour l’âme, Achille immobile à grands pas !

Non, non !… Debout ! Dans l’ère successive !


Brisez, mon corps, cette forme pensive !
Buvez, mon sein, la naissance du vent !
Une fraîcheur, de la mer exhalée,
Me rend mon âme… Ô puissance salée !
Courons à l’onde en rejaillir vivant.

Oui ! Grande mer de délires douée,


Peau de panthère et chlamyde trouée,
De mille et mille idoles du soleil,
Hydre absolue, ivre de ta chair bleue,
Qui te remords l’étincelante queue
Dans un tumulte au silence pareil,

Le vent se lève !… Il faut tenter de vivre !


L’air immense ouvre et referme mon livre,
La vague en poudre ose jaillir des rocs !
Envolez-vous, pages tout éblouies !
Rompez, vagues ! Rompez d’eaux réjouies
Ce toit tranquille où picoraient des focs !

51
35. Robert Frost (1874), "Reparando el muro"

Algo hay que no es amigo de los muros,


que hincha la tierra helada y los socava,
que arroja al sol las piedras desde el borde
y abre brechas por donde caben dos.
Los cazadores ya son otra cosa:
he seguido sus pasos, reparando,
donde no han dejado piedra sobre piedra
persiguiendo el conejo en su guarida
por alegrar la jauría. Las otras brechas
nadie las ve formar, ni hay rumor de ellas,
pero ahí están cuando hay que repararlas.
Se lo anuncio al vecino tras la cuesta;
un día, en la línea divisora,
nos encontramos a rehacer el muro.
Lo formamos entre ambos, paso a paso.
A cada cual las piedras que le tocan,
las ovaladas, las bolas tan redondas
que cuesta hechizos fijarlas en su puesto:
"No se muevan hasta vernos las espaldas!"
Se destrozan los dedos con asirlas.
Cierto, es juego campestre, como tantos,
uno contra uno. A más no viene:
donde vivimos no hace falta muro:
lo suyo es pino, lo mío manzanares.
Mis manzanos, le digo, no amenazan
comerse las piñas de sus pinos.
Solo responde, "Buen muro, buen vecino."
La primavera me azuza, y me pregunto
si quizás le penetro el pensamiento:
"Por qué hace buen vecino? No se trata
de donde hay vacas? Pero aquí no hay vacas.
Antes de levantarlo, yo quisiera
saber a quién incluyo, a quién excluyo,
a quién, quizás, ofendo con el muro.
Algo hay que no es amigo de los muros,
que quiere derrumbarlos." Pienso "duendes,"
pero no hay tales duendes, y quisiera
que él le pusiera nombre. Allá lo veo,
con una piedra empuñada en cada mano,
como un salvaje troglodita armado.
La sombra en que se mueve me parece
más que sombra de selvas o de ramas.
No indaga el estribillo de su padre,
y tanto le place haberlo recordado
que repite, "Buen muro, buen vecino."

52
Traducción: Rhina P. Espaillat

"Mending Wall"
Something there is that doesn't love a wall,
That sends the frozen-ground-swell under it,
And spills the upper boulders in the sun,
And makes gaps even two can pass abreast.
The work of hunters is another thing:
I have come after them and made repair
Where they have left not one stone on a stone,
But they would have the rabbit out of hiding,
To please the yelping dogs. The gaps I mean,
No one has seen them made or heard them made,
But at spring mending-time we find them there.
I let my neighbor know beyond the hill;
And on a day we meet to walk the line
And set the wall between us once again.
We keep the wall between us as we go.
To each the boulders that have fallen to each.
And some are loaves and some so nearly balls
We have to use a spell to make them balance:
Stay where you are until our backs are turned!'
We wear our fingers rough with handling them.
Oh, just another kind of out-door game,
One on a side. It comes to little more:
There where it is we do not need the wall:
He is all pine and I am apple orchard.
My apple trees will never get across
And eat the cones under his pines, I tell him.
He only says, 'Good fences make good neighbors'.
Spring is the mischief in me, and I wonder
If I could put a notion in his head:
'Why do they make good neighbors? Isn't it
Where there are cows?
But here there are no cows.
Before I built a wall I'd ask to know
What I was walling in or walling out,
And to whom I was like to give offence.
Something there is that doesn't love a wall,
That wants it down.' I could say 'Elves' to him,
But it's not elves exactly, and I'd rather
He said it for himself. I see him there
Bringing a stone grasped firmly by the top
In each hand, like an old-stone savage armed.
He moves in darkness as it seems to me~
Not of woods only and the shade of trees.
He will not go behind his father's saying,
And he likes having thought of it so well

53
He says again, "Good fences make good neighbors."

36. Gottfried Benn (1886), “Hora azul”

I
Entro en la hora oscuramente azul –
está allí el portal, la cadena se cierra
y ahora en el cuarto un rojo en una boca
y una vasija de rosas tardías – ¡tú!

Ambos sabemos que esas palabras,


tantas veces dichas entre tú y yo y ofrendadas
son ya nada entre nosotros y están fuera de lugar:
esto es todo y es el último tren.

Lo no-dicho hasta ahora se ha extendido


y colma el cuarto y se piensa para sí mismo
la Hora –nada espera y nada lamenta–
con su vasija de rosas tardías – ¡tú!

II
Tu cabeza discurre, es blanca y quiere protegerse,
sin embargo, se amontonan en tu boca
todo el gozo, la púrpura y las flores
de la heredada tierra de tus ancestros.

Eres tan blanca, se piensa que caerás en copos


con toda la nieve, ante todas las deshojadas
rosas blancas mortuorias, miembro a miembro – Corales
sólo en los labios, tal grande y dura herida.

Eres tan suave, traes una especie de hechizo,


la fortuna de abismarse y el peligro de caer
en una azul, oscuramente azul, hora
y cuando ella pasa, nadie sabe si pasó.

III
Yo te pregunto, ¿eres ya de otro?,
¿para qué me traes las rosas tardías?
Tú dices, vuelan los sueños, las horas pasan,
¿qué es todo esto: él y yo y tú?

«Cuanto se eleva, busca también su caída,


cuanto se vive – quién lo sabe con certeza.
La cadena se cierra, calla entre estos muros
y allí donde es ancho, alto y oscuro azul.»

54
Traducción de Carlos Ciro

Blaue Stunde
I
Ich trete in die dunkelblaue Stunde -
da ist der Flur, die Kette schließt sich zu
und nun im Raum ein Rot auf einem Munde
und eine Schale später Rosen – Du!

Wir wissen beide, jene Worte,


die jeder oft zu anderen sprach und trug,
sind zwischen uns wie nichts und fehl am Orte:
dies ist das Ganze und der letzte Zug.

Das Schweigende ist so weit fortgeschritten


und füllt den Raum und denkt sich selber zu
die Stunde – nichts gehofft und nichts gelitten –
mit ihrer Schale später Rosen – Du.

II
Dein Haupt verfließt, ist weiß und will sich hüten,
indessen sammelt sich auf deinem Mund
die ganze Lust, der Purpur und die Blüten
aus deinem angestammten Ahnengrund.

Du bist so weiß, man denkt, du wirst zerfallen


vor lauter Schnee, vor lauter Blütenlos,
totweiße Rosen, Glied für Glied – Korallen
nur auf den Lippen, schwer und wundengroß.

Du bist so weich, du gibst von etwas Kunde,


von einem Glück aus Sinken und Gefahr
in einer blauen, dunkelblauen Stunde
und wenn sie ging, weiß keiner, ob sie war.

III
Ich frage dich, du bist doch eines andern,
was trägst du mir die späten Rosen zu?
Du sagst, die Träume gehn, die Stunden wandern,
was ist das alles: er und ich und du?

«Was sich erhebt, das will auch wieder enden,


was sich erlebt – wer weiß denn das genau,
die Kette schließt, man schweigt in diesen Wänden
und dort die Weite, hoch und dunkelblau.»

37. Rainer Maria Rilke (1875), "Día de otoño"

55
Señor: es hora. Largo fue el verano.
Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.

Haz que sazonen los últimos frutos;


concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y mete
en el vino espeso el postrer dulzor.

No hará casa el que ahora no la tiene,


el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.

Traducción de Ferreiro, Jaime

Herr: es ist Zeit. Der Sommer war sehr gross.


Leg deinen Schatten auf die Sonnenuhren,
und auf den Fluren lass die Winde los.

Befiehl den letzten Früchten voll zu sein;


gib ihnen noch zwei südlichere Tage,
dränge sie zur Vollendung hin und jage
die letzte Süsse in den schweren Wein.

Wer jetzt kein Haus hat, baut sich keines mehr.


Wer jetzt allein ist, wird es lange bleiben,
wird wachen, lesen, lange Briefe schreiben
und wird in den Alleen hin und her
unruhig wandern, wenn die Blätter treiben.

38. La Condesa de Noailles (1876), “El tiempo de vivir”

Le temps de vivre

Déjà la vie ardente incline vers le soir,


Respire ta jeunesse,
Le temps est court qui va de la vigne au pressoir,
De l'aube au jour qui baisse.

Garde ton âme ouverte aux parfums d'alentour,


Aux mouvements de l'onde,
Aime l'effort, l'espoir, l'orgueil, aime l'amour,
C'est la chose profonde ;

Combien s'en sont allés de tous les coeurs vivants


Au séjour solitaire,

56
Sans avoir bu le miel ni respiré le vent
Des matins de la terre,

Combien s'en sont allés qui ce soir sont pareils


Aux racines des ronces,
Et qui n'ont pas goûté la vie où le soleil
Se déploie et s'enfonce !

Ils n'ont pas répandu les essences et l'or


Dont leurs mains étaient pleines,
Les voici maintenant dans cette ombre où l'on dort
Sans rêve et sans haleine.

- Toi, vis, sois innombrable à force de désirs,


De frissons et d'extase,
Penche sur les chemins, où l'homme doit servir,
Ton âme comme un vase ;

Mêlée aux jeux des jours, presse contre ton sein


La vie âpre et farouche ;
Que la joie et l'amour chantent comme un essaim
D'abeilles sur ta bouche.

Et puis regarde fuir, sans regret ni tourment,


Les rives infidèles,
Ayant donné ton coeur et ton consentement
A la nuit éternelle...

39. T.S. Eliot (1888), East Coker, V, de Cuatro cuartetos

V
Aquí estoy, pues, en medio del camino,
después de haber pasado veinte años
-veinte años casi perdidos, los de entreguerras-
intentando aprender a utilizar las palabras;
y es cada intento un comienzo totalmente nuevo
y un fracaso de orden completamente distinto
porque sólo se aprende a dominar las palabras
para decir lo que uno ya no quiere decir
o para decirlo como a uno no le gusta
ya decirlo. Así cada empresa es comenzar
de nuevo; una incursión en lo inarticulado
con mísero equipo que sin cesar
se deteriora en el desarreglo general
del sentimiento impreciso: indisciplinadas
patrullas de la emoción. Y aquello que se trata
de conquistar por la fuerza y el sometimiento
ya lo han descubierto en una o dos, o en varias ocasiones,

57
hombres que uno no puede aspirar a emular;
pero no hay competencia, sólo existe
la lucha por recuperar lo que se ha perdido
y encontrado y vuelto a perder mil veces; y ahora
de nuevo en circunstancias que parecen adversas.
Pero tal vez no haya ni pérdida ni ganancia.
Para nosotros no hay sino el intento.
Lo restante no es de nuestra incumbencia.

El hogar es el punto del que partimos. Vuélvese


más extraño el mundo a medida que envejecemos,
más complicada la trama de muertos y vivos.
No el vívido instante aislado sin después ni antes,
sino el arder constante de una vida,
y no la sola vida de un hombre, sino de viejas
piedras que nadie sabe descifrar. Hay un tiempo
para la noche bajo la luz de las estrellas

y un tiempo para la noche a la luz de la lámpara


(noche del álbum de fotografías).
Es más él mismo el amor cuando aquí
y ahora dejan de importar.
Los viejos deberían ser exploradores,
ahora y aquí no importan,
debemos quedarnos quietos
y movernos hacia otra intensidad
para lograr mayor unión, una comunión más profunda
en la fría desolación oscura,
entre los gritos del viento y la ola, en las aguas inmensas
del petrel y la mariposa. En mi fin
está mi principio.

V
So here I am, in the middle way, having had twenty years—
Twenty years largely wasted, the years of
l'entre deux guerres
Trying to use words, and every attempt
Is a wholly new start, and a different kind of failure
Because one has only learnt
to get the better of words
For the thing one no longer has to say, or the way in which
One is no longer disposed to say it. And so each venture
Is a new beginning, a raid on the inarticulate
With shabby equipment always deteriorating
In the general mess of imprecision of feeling,
Undisciplined squads of emotion. And what there is to conquer
By strength and submission, has already been discovered
Once or twice, or several times, by men whom one cannot hope

58
To emulate—but there is no competition—
There is only the fight to recover what has been lost
And found and lost again and again: and now, under conditions
That seem unpropitious. But perhaps neither gain nor loss.
For us, there is only the trying. The rest is not our business.

Home is where one starts from. As we grow older


The world becomes stranger, the pattern more complicated
Of dead and living. Not the intense moment
Isolated, with no before and after,
But a lifetime burning in every moment
And not the lifetime of one man only
But of old stones
that cannot be deciphered.
There is a time for the evening under starlight,

A time for the evening under lamplight


(The evening with the photograph album).
Love is most nearly itself
When here and now cease to matter.
Old men ought to be explorers
Here or there does not matter
We must be still and still moving
Into another intensity
For a further union, a deeper communion
Through the dark cold and the empty desolation,
The wave cry, the wind cry, the vast waters
Of the petrel and the porpoise. In my end
is my beginning.

40. Fernando Pessoa (1888), " Sabio quien se contenta con el espectáculo del mundo " de
Odas de Ricardo Reis

Sabio quien se contenta con el espectáculo del mundo


Y al beber no recuerda
Que ya bebió en la vida,
Para quien todo es nuevo
E inmarcesible siempre.
Ya lo coronen pámpanos, o yedras, o rosas volátiles,
Él sabe que la vida
Por él pasa, y tanto
Corta a él como a la flor
De Atropo la tijera.
Mas él sabe hacer que el color del vino se lo esconda,
Que su sabor orgiástico
Apague gusto a las horas,
Cual a una voz que llora

59
El pasar de bacantes.
Y él espera, gozoso casi y bebedor tranquilo;
Tan sólo deseando
Con incierto deseo,
Que la ola abominable
No lo moje tan pronto.

Sábio

Sábio é o que se contenta com o espetáculo do mundo,


E ao beber nem recorda
Que já bebeu na vida,
Para quem tudo é novo
E imarcescível sempre.

Coroem-no pâmpanos, ou heras, ou rosas volúteis,


Ele sabe que a vida
Passa por ele e tanto
Corta à flor como a ele
De Átropos a tesoura.

Mas ele sabe fazer que a cor do vinho esconda isto,


Que o seu sabor orgíaco
Apague o gosto às horas,
Como a uma voz chorando
O passar das bacantes.

E ele espera, contente quase e bebedor tranqüilo,


E apenas desejando
Num desejo mal tido
Que a abominável onda
O não molhe tão cedo.

41. Giuseppe Ungaretti (1888), “La Mañana"

"La Mañana"

Me ilumino
de inmensidad

M'illumino
d'immerso
L'Allegria, 1917

60
42. Anna Akhmàtova (1889), "La mujer de Lot”

Pero la esposa de Lot, miró hacia atrás


y se convirtió en un pilar de sal.
Génesis.

Y el hombre justo caminaba detrás del mensajero de Dios


enorme y brillante, por la montaña negra.
Pero una voz insistente le dijo a la mujer:
no es demasiado tarde, todavía puedes mirar
a las torres rojas de tu Sodoma nativa,
a la plaza donde cantabas, al patio donde hilabas,
a las ventanas vacías de las amplias casas
donde diste a luz a los hijos
para tu esposo querido.
Miró - y encadenados al dolor mortal
sus ojos no pudieron ver más;
y el cuerpo se hizo de sal transparente,
y sus piernas veloces se adhirieron a la tierra.

¿Quién llorará por esta mujer?


¿Qué tanto vale esta pérdida?
Sólo mi corazón nunca se olvidará
a la que dio su vida por una sola mirada.

1922-1924

Лотова жена

Жена же Лотова оглянулась позади


его и стала соляным столпом.
Книга Бытия.

И праведник шел за посланником Бога,


Огромный и светлый, по черной горе.
Но громко жене говорила тревога:
Не поздно, ты можешь еще посмотреть
На красные башни родного Содома,
На площадь, где пела, на двор, где пряла,
На окна пустые высокого дома,
Где милому мужу детей родила.
Взглянула – и, скованы смертною болью,
Глаза ее больше смотреть не могли;
И сделалось тело прозрачною солью,

61
И быстрые ноги к земле приросли.

Кто женщину эту оплакивать будет?


Не меньшей ли мнится она из утрат?
Лишь сердце мое никогда не забудет
Отдавшую жизнь за единственный взгляд.

Anna Ajmátova- Rusia


1922-1924

Lot’s Wife
Anna Akhmatova

And the just man trailed God’s shining agent,


over a black mountain, in his giant track,
while a restless voice kept harrying his woman:
“It’s not too late, you can still look back

at the red towers of your native Sodom,


the square where once you sang, the spinning-shed,
at the empty windows set in the tall house
where sons and daughters blessed your marriage-bed.”

A single glance: a sudden dart of pain


stitching her eyes before she made a sound . . .
Her body flaked into transparent salt,
and her swift legs rooted to the ground.

Who will grieve for this woman? Does she not seem
too insignificant for our concern?
Yet in my heart I never will deny her,
who suffered death because she chose to turn.

62

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