El Mensaje de Fátima

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“El Mensaje de

Fátima”
Los secretos.
Los secretos como los reveló la hermana Lucía en
1942 fueron: Una visión de la realidad del
infierno, acompañada por este mensaje de
Nuestra Señora:

1. "Ustedes han visto el infierno donde van las almas de los


pobres  pecadores. Para salvarles, Dios desea establecer en el
mundo devoción a mi Inmaculado Corazón."

2. "La Primera Guerra mundial terminara pronto. Sin embargo, si la humanidad no deja de ofender a Dios,
otra guerra peor surgirá en el Reino del Papa Pío XI. Cuando ustedes vean una noche iluminada por una luz
desconocida, sepan que éste es el gran signo que Dios les da, porque él va a castigar el mundo por sus
crímenes a través de las guerras, el hambre, la persecución de la Iglesia y del Santo Padre. Para impedir esto,
Yo vendré a pedir la consagración de Rusia a muy Inmaculado Corazón y la comunión de reparación de los
Primeros Sábados.
Si mi petición es acatada, Rusia se convertirá, y habrá paz. Si no, Rusia transmitirá sus errores a través del
mundo, promoviendo guerras y la persecución de la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre
tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas; en el final mi Inmaculado Corazón triunfará. El
santo Padre consagrara Rusia a mi la cual se convertirá, y algún tiempo de paz se le dará al mundo."

3. El tercer secreto fue revelado solamente a los papas después de 1960. Se creía que contenía predicciones
apocalípticas y causó mucho interés a todos los fieles de Fátima.
El día trece de Mayo del 2000, el día de la canonización de los dos pastorcitos Jacinta y Francisco, el
Cardenal Angelo Sodano reveló con autorización del Santo Padre Juan Pablo II que el secreto estaba
relacionado con la visión de un atento de asesinato a un Obispo vestido de blanco quien reza por todos los
fieles, quien también fue recientemente confirmado por la Hermana Lucia, como el Santo Padre.
Mientras el se acerca con grandes esfuerzos hacia la cruz, en medio de cadáveres de aquellos que murieron
mártires (Obispos, sacerdotes, hombres y mujeres religiosas y también muchas personas seglares), el
también cae al suelo, aparentemente muerto por causa de un disparo.
Después del atentado de asesinato del 13 de Mayo de 1981, le pareció muy evidente a su Santidad el Papa
Juan Pablo II que fue “la mano maternal de la Virgen María la que guío la dirección de la bala”, permitiendo
sobreviviera este atentado contra su vida.

El mensaje de Fátima confirma el amor maternal y el interés de nuestra Madre Celestial, quien desea la
salvación de todos sus hijos. “La insistente invitación de María Santísima a la penitencia no es nada más
que su preocupación maternal por el destino de la familia humana, en necesidad de conversión y perdón”
(Papa Juan Pablo II, Mensaje para 1997, Día Mundial de los enfermos).
Tenemos que propagar el mensaje de Fátima, que nos llama a rezar el Rosario y a enmendar nuestras vidas.
A menos que nos arrepintamos, todos pereceremos (Juan 2:5) .
Las profecías de Fátima se cumplieron.
SI LA IGLESIA ACEPTÓ EL MENSAJE DE FÁTIMA ES PORQUE CONTIENE LA MISMA VERDAD Y EL
MISMO LLAMAMIENTO QUE EL DEL EVANGELIO. Juan Pablo II
El 13 de mayo de 1981, festividad de la Virgen de Fátima, el Papa Juan Pablo II sufrió un atentado en Roma. Desde
entonces la imagen de la Virgen de Fátima tiene en su corona la bala que fue extraída del vientre de Juan Pablo II. El 13 de
junio de 1994 el Papa, reunido en Roma con los Cardenales de todo el mundo, dijo: «A mí se me ha dado comprender, de
modo especial, el mensaje de la Virgen de Fátima la primera vez el 13 de mayo de 1981 en el momento del atentado a
mi vida, y después de nuevo hacia final de la década de los ochenta con ocasión del hundimiento del comunismo en los
países del bloque soviético. Pienso que se trata de una experiencia bastante transparente para todos».
Roma, 13 de mayo de 1981, 5 horas 19 minutos p.m.
Juan Pablo II el Grande por muchos motivos, subido en el papamóvil, recorría la plaza de San Pedro, saludando y
bendiciendo a una multitud de veinte mil personas que le aclamaban. De pronto, cuatro disparos de Gemelli, donde
llegó en estado gravísimo. El homicida, el turco Alí Agca, fue detenido con las manos en la masa.

El 14 de mayo, tras una intervención quirúrgica de cinco horas y veinte minutos en el Gemelli, su secretario y
amigo Stanislaw Dziwisz velaba a la cabecera de su cama. Un día antes, le había dado al Papa la Unción de los
Enfermos. Sabía que la vida de Juan Pablo II pendía de un hilo.
Cuando recobró el conocimiento, don Stanislaw le hizo el relato de los acontecimientos de la víspera, y subrayó el
hecho de que la fecha coincidiera con la primera aparición de la Virgen en Fátima, Portugal, el 13 de mayo de
1917, o sea 64 años exactos antes. Inmediatamente, el Papa pidió que le trajeran al hospital toda la documentación
referente a las apariciones de la Virgen de Fátima.
El cardenal Eduardo Pironio visitó a Juan Pablo II en el Gemelli, y lo vio rodeado de dossiers referentes a Fátima.
Juan Pablo II consiguió leer toda aquella documentación los días que estuvo internado y amplia información sobre
detalles históricos de las apariciones. Quizá fue instruido de palabra por don Stanislaw, su secretario, o por
Monseñor Paúl Hnilinca, eslovaco, condenado por los comunistas a trabajos forzados, y después de su liberación
había seguido con gran interés y esperanza la historia de Fátima y sus apariciones. A ellos se debe que el Papa
haya estado muy bien informado esos días.

LÚCIA DE JESUS
La principal protagonista de las apariciones, nació el 22 de marzo de 1907. En Aljustrel, perteneciente a la parroquia de
Fátima. Las circunstancias familiares, obligaron a que Lucía comenzase muy
pronto a tomar cuenta del rebaño de la familia. Durante las Apariciones, Lucía
tuvo un papel crucial, porque Nuestra Señora la escogió como intermediaria y
le dio un mensaje que debía ser revelado más tarde. Después de las
Apariciones y obedeciendo el pedido de Nuestra Señora, Lucía frecuentó la
escuela primaria de Fátima.El día 17 de junio de 1921 ingresó en el Asilo de
Vilar (Porte), dirigido por las religiosas de Santa Dorotea. Después fue para Tuy,
donde tomó el hábito y le pusieron el nombre de María Lucía de Los Dolores.
Hizo su profesión religiosa de votos temporales el 3 de octubre de 1928 y el 3 de octubre 1934 los perpetuos. En el día 24 de marzo de
1948 ingresó en el Carmelo de Santa Teresa en Coimbra, tomando el nombre de Hermana María Lucía del Corazón Inmaculado. En el día
1 de mayo de 1949 hizo sus votos solemnes.
La Hermana Lucía vino a Fátima varias veces: el 22 de mayo de 1946; el 13 de mayo de 1967; en 1981 para dirigir en el Carmelo de
Fátima un trabajo de pintura sobre las apariciones; el 13 de mayo de 1982 y el 13 de mayo de 1991. Y 13 de Mayo de 2000, fecha de la
Beatificación de sus primos Francisco y Jacinta, por el Papa Juan Pablo II. La Hermana Lucía nos dejó sus maravillosas “Memorias”, que
ya se encuentran publicadas en varias lenguas. Ella escribió también, más tarde, un libro titulado: “Llamadas del Mensaje de Fátima”. La
Hermana Lucía falleció el 13 de Febrero de 2005, a los 97 años, en su convento Carmelita, en Coimbra. Participaron en su funeral
millares de personas.

 FRANCISCO MARTO.
Francisco Marto nació el 11 de Junio de 1908, en Aljustrel, parroquia de Fátima. Nueve días más tarde, fue
bautizado en la Iglesia parroquial de Fátima. Su padre y también padre de Jacinta, era Manuel Pedro Marto
(1873-1957), un hombre serio, piadoso y respetuoso de la ley de Dios. Su madre y madre de Jacinta, era Olimpia
de Jesús (1870-1956), una mujer simple y devota, hermana del padre de Lucía.
Cayó víctima de la neumonía en Diciembre de 1918 y falleció en Aljustrel a las 22 horas del día 4 de Abril de
1919.
Sus restos mortales quedaron sepultados en el cementerio parroquial de Fátima hasta el día 13 de marzo de
1952, fecha en que fueron trasladados para la Basílica de Cova da Iria (lado derecho según se entra). Su gran
preocupación era la de “consolar a Nuestro Señor”. El Espíritu de amor y reparación para con Dios ofendido,
fueron notables en su vida tan corta. Pasaba horas “pensando en Dios”. Según su historia, el pequeño Francisco
pasaba largas horas "pensando en Dios", por lo que siempre fue considerado como un contemplativo. Su precoz vocación de eremita fue
reconocida en el decreto de heroicidad de virtudes, según el que después de las apariciones se escondía detrás de los árboles para rezar
solo; otras veces subía a los lugares más elevados y solitarios y ahí se entregaba a la oración tan intensamente que no oía las voces de
los que lo llamaban.
JACINTA MARTO.
Nació en Aljustrel, Fátima, el 11 de Marzo de 1910. Fue bautizada el 19 de Marzo de 1910. Víctima de
la neumonía cayó enferma en Diciembre de 1918. Estuvo internada en el Hospital de Villa Nueva de
Ourém y por fin en Lisboa, en el hospital de D. Estefanía donde murió a las 22.30 horas del día 20 de
Febrero de 1920.
Del 21 de Enero al 2 de Febrero de 1920, estuvo en el Orfanato de Nuestra Señora de los Milagros, en
la Calle de Estrella, en Lisboa, casa fundada por la D. María Godinho, a quien Jacinta llamaba
"Madrina". Fue celebrada la Misa de cuerpo presente en la Iglesia de Nuestra
Señora de los Ángeles, en Lisboa, donde su cuerpo estuvo depositado hasta el día 24, día en que fue
transportada a una urna para el cementerio de Villa Nueva de Ourém. Fue trasladada para el cementerio de Fátima el 12 de
Septiembre de 1935, fecha en que la urna fue abierta. El 1 de Mayo de 1951 fue finalmente trasladada a la Basílica del
Santuario. Más allá de las 5 Apariciones de la Cova de Iría y 1 de los Ángeles, Nuestra Señora se le apareció a Jacinta 4 veces
más en casa durante la enfermedad, 1 en la Iglesia Parroquial en un jueves de la Ascensión, y aún en Lisboa en el Orfanato y
en el hospital. Su vida fue caracterizada por el Espíritu de sacrificio, el amor al Corazón de María, al Santo Padre y a los
pecadores. Llevada por la preocupación de la salvación de los pecadores y del desagravio al Corazón Inmaculado de María,
de todo ofrecía un sacrificio a Dios, como les recomendará el Ángel, diciendo siempre la oración que Nuestra Señora les
enseñará: “Oh Jesús, es por nuestro amor, por la conversión de los pecadores (y acrecentada, por el Santo Padre) y en
reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María".

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