Completa
Completa
Completa
Sáb
8 Abr
Homilía de Vigilia
Pascual
Año litúrgico 2022 - 2023 - (Ciclo A)
“”
Introducción
Pendiente de publicación
Lecturas
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 1, 1 — 2, 2
Al principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo,
mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Dijo Dios: «Exista la luz». Y la luz existió. Vio Dios que la
luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche». Pasó una tarde,
pasó una mañana: el día primero. Y dijo Dios: «Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas». E
hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento. Y así fue.
Llamó Dios al firmamento «cielo». Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo. Dijo Dios: «Júntense las aguas de
debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco». Y así fue. Llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de las
aguas llamó «mar». Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: «Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre
semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra». Y así fue. La tierra brotó
hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y
vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero. Dijo Dios: «Existan lumbreras en el firmamento
del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, y sirvan de lumbreras en el
firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra». Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para
regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la
tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno. Pasó una tarde, pasó una
mañana: el día cuarto. Dijo Dios: «Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al
firmamento del cielo». Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron
produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Luego los bendijo
Dios, diciendo: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra». Pasó
una tarde, pasó una mañana: el día quinto. Dijo Dios: «Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados,
reptiles y fieras según sus especies». Y así fue. E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus
especies y los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y
semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra». Y creó Dios al
hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó. Dios los bendijo; y les dijo Dios: «Sed fecundos y
multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se
mueven sobre la tierra». Y dijo Dios: «Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la
tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento. Y la hierba verde servirá de alimento a
todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira». Y así fue.
Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto. Así quedaron
concluidos el cielo, la tierra y todo el universo. Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el
día séptimo de toda la obra que había hecho. SALMO: Sal 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 13-14. 24 y 35c R/. Envía tu espíritu,
Señor, y repuebla la faz de la tierra. V/. Bendice, alma mía, al Señor: ¡Dios mío, qué grande eres! Te vistes de belleza y
majestad, la luz te envuelve como un manto. R/. V/. Asentaste la tierra sobre sus cimientos, y no vacilará jamás; la
cubriste con el manto del océano, y las aguas se posaron sobre las montañas. R/. V/. De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes; junto a ellos habitan las aves del cielo, y entre las frondas se oye su canto. R/. V/.
Desde tu morada riegas los montes, y la tierra se sacia de tu acción fecunda; haces brotar hierba para los ganados, y
forraje para los que sirven al hombre. Él saca pan de los campos. R/. V/. Cuántas son tus obras, Señor, y todas las hiciste
con sabiduría; la tierra está llena de tus criaturas. ¡Bendice, alma mía, al Señor! R/.
Salmo
Lectura del libro del Génesis 22, 1-18
En aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán. Le dijo: «¡Abrahán!». El respondió: «Aquí estoy». Dios dijo: «Toma a tu
hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los monte que yo te
indicaré». Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el
holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. Al tercer día levantó Abrahán los ojos y divisó el sitio desde
lejos. Abrahán dijo a sus criados: «Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después
volveremos con vosotros». Abrahán tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el
cuchillo. Los dos caminaban juntos. Isaac dijo a Abrahán, su padre: «Padre». Él respondió: «Aquí estoy, hijo mío». El
muchacho dijo: «Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el holocausto?». Abrahán contestó: «Dios
proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío». Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al sitio que le había
dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.
Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:
«¡Abrahán, Abrahán!». Él contestó: «Aquí estoy». El ángel le ordenó: «No alargues la mano contra el muchacho ni le
hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo». Abrahán
levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en
holocausto en lugar de su hijo. Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «En el monte el Señor
es visto». El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo: «Juro por mí mismo, oráculo del
Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus
descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de
sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».
SALMO Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11 R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. R/. Por eso se me alegra el
corazón, se gozan mis entrañas, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me abandonarás en la región de los
muertos ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/.
Segunda lectura
Lectura del libro del Éxodo 14, 15 — 15, 1a
En aquellos días, el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en
marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen por medio del
mar, por lo seco. Yo haré que los egipcios se obstinen y entren detrás de vosotros, y me cubriré de gloria a costa del
faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus jinetes. Así sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya
cubierto de gloria a costa del faraón, de sus carros y de sus jinetes». Se puso en marcha el ángel del Señor, que iba al
frente del ejército de Israel, y pasó a retaguardia. También la columna de nube, que iba delante de ellos, se desplazó y se
colocó detrás, poniéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel. La nube era tenebrosa y
transcurrió toda la noche sin que los ejércitos pudieran aproximarse el uno al otro. Moisés extendió su mano sobre el mar
y el Señor hizo retirarse el mar con un fuerte viento del este que sopló toda la noche; el mar se secó y se dividieron las
aguas. Los hijos de Israel entraron en medio del mar, en lo seco, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda.
Los egipcios los persiguieron y entraron tras ellos, en medio del mar: todos los caballos del faraón, sus carros y sus
jinetes. Era ya la vigilia matutina cuando el Señor miró desde la columna de fuego y humo hacia el ejército de los egipcios
y sembró el pánico en el ejército egipcio. Trabó las ruedas de sus carros, haciéndolos avanzar pesadamente. Los
egipcios dijeron: «Huyamos ante Israel, porque el Señor lucha por él contra Egipto». Luego dijo el Señor a Moisés:
«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes». Moisés extendió su
mano sobre el mar; y al despuntar el día el mar recobró su estado natural, de modo que los egipcios, en su huida, toparon
con las aguas. Así precipitó el Señor a los egipcios en medio del mar. Las aguas volvieron y cubrieron los carros, los
jinetes y todo el ejército del faraón, que había entrado en el mar. Ni uno solo se salvó. Mas los hijos de Israel pasaron en
seco por medio del mar, mientras las aguas hacían de muralla a derecha e izquierda. Aquel día salvó el Señor a Israel del
poder de Egipto, e Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Vio, pues, Israel la mano potente que el Señor
había desplegado contra los egipcios, y temió el pueblo al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo. Entonces
Moisés y los hijos de Israel entonaron este canto al Señor: SALMO Salmo responsorial Ex 15, 1b-2. 3-4. 5-6. 17-18 R/.
Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria. V/. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria, caballos y carros ha arrojado en el
mar. Mi fuerza y mi poder es el Señor, El fue mi salvación. Él es mi Dios: yo lo alabaré; el Dios de mis padres: yo lo
ensalzaré. R/. V/. El Señor es un guerrero, su nombre es “El Señor”. Los carros del faraón los lanzó al mar, ahogó en el
mar Rojo a sus mejores capitanes. R/. V/. Las olas los cubrieron, bajaron hasta el fondo como piedras. Tu diestra, Señor,
es magnífica en poder, tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R/. V/. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor; santuario, Señor, que fundaron tus manos. El Señor reina por siempre jamás. R/.
Tercera lectura
Lectura del libro de Isaías 54, 5-14
Quien te desposa es tu Hacedor: su nombre es Señor todopoderoso. Tu libertador es el Santo de Israel: se llama «Dios
de toda la tierra». Como a mujer abandonada y abatida te llama el Señor; como a esposa de juventud, repudiada —dice tu
Dios—. Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira, por un instante te escondí mi
rostro, pero con amor eterno te quiero —dice el Señor, tu libertador—. Me sucede como en los días de Noé: juré que las
aguas de Noé no volverían a cubrir la tierra; así juro no irritarme contra ti ni amenazarte. Aunque los montes cambiasen y
vacilaran las colinas, no cambiaría mi amor, ni vacilaría mi alianza de paz —dice el Señor que te quiere—. ¡Ciudad
afligida, azotada por el viento, a quien nadie consuela! Mira, yo mismo asiento tus piedras sobre azabaches, tus cimientos
sobre zafiros; haré tus almenas de rubí, tus puertas de esmeralda, y de piedras preciosas tus bastiones. Tus hijos serán
discípulos del Señor, gozarán de gran prosperidad tus constructores. Tendrás tu fundamento en la justicia: lejos de la
opresión, no tendrás que temer; lejos del terror, que no se acercará. SALMO Salmo responsorial Sal 29, 2 y 4. 5-6. 11 y
12a y 13b R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado. V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has
dejado que mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo, y me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa.
R/. V/. Tañed para el Señor, fieles suyos, celebrad el recuerdo de su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad,
de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo. R/. V/. Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor,
socórreme. Cambiaste mi luto en danzas. Señor Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.
Cuarta lectura
Lectura del libro de Isaías 55, 1-11
Esto dice el Señor: «Sedientos todos, acudid por agua; venid, también los que no tenéis dinero: comprad trigo y comed,
venid y comprad, sin dinero y de balde, vino y leche. ¿Por qué gastar dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que
no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad vuestro oído, venid a mí:
escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros una alianza perpetua, las misericordias firmes hechas a David: lo hice mi
testigo para los pueblos, guía y soberano de naciones. Tú llamarás a un pueblo desconocido, un pueblo que no te conocía
correrá hacia ti; porque el Señor tu Dios, el Santo de Israel te glorifica. Buscad al Señor mientras se deja encontrar,
invocadlo mientras está cerca. Que el malvado abandone su camino, y el malhechor sus planes; que se convierta al
Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios, que es rico en perdón. Porque mis planes no son vuestros planes, vuestros
caminos no son mis caminos —oráculo del Señor—. Cuanto dista el cielo de la tierra, así distan mis caminos de los
vuestros, y mis planes de vuestros planes. Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, y no vuelven allá sino después
de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi
palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, sino que cumplirá mi deseo y llevará a cabo mi encargo». SALMO
Salmo responsorial Is 12, 2-3. 4bcde. 5-6 R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación V/. «Él es mi Dios y
Salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación». Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/. V/. «Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso». R/. V/. Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad
jubilosos, habitantes de Sión, porque es grande es en medio de ti el Santo de Israel. R/.
Quinta lectura
Lectura del libro de Baruc 3, 9-15. 32-4, 4
Escucha, Israel, mandatos de vida; presta oído y aprende prudencia. ¿Cuál es la razón, Israel, de que sigas en país
enemigo, envejeciendo en tierra extranjera; de que te crean un ser contaminado, un muerto habitante del Abismo?
¡Abandonaste la fuente de la sabiduría! Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre. Aprende
dónde está la prudencia, dónde el valor y la inteligencia, dónde una larga vida, la luz de los ojos y la paz. ¿Quién encontró
su lugar o tuvo acceso a sus tesoros? El que todo lo sabe la conoce, la ha examinado y la penetra; el que creó la tierra
para siempre y la llenó de animales cuadrúpedos; el que envía la luz y le obedece, la llama y acude temblorosa; a los
astros que velan gozosos arriba en sus puestos de guardia, los llama, y responden: «Presentes», y brillan gozosos para
su Creador. Este es nuestro Dios, y no hay quien se le pueda comparar; rastreó el camino de la inteligencia y se lo
enseñó a su hijo, Jacob, se lo mostró a su amado, Israel. Después apareció en el mundo y vivió en medio de los hombres.
Es el libro de los mandatos de Dios, la ley de validez eterna: los que la guarden vivirán; los que la abandonen morirán.
Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina al resplandor de su luz; no entregues a otros tu gloria, ni tu dignidad a un pueblo
extranjero. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que agrada al Señor! SALMO Salmo responsorial Sal 18, 8. 9.
10. 11 R/. Señor, tú tienes palabras de vida eterna V/. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto
del Señor es fiel e instruye a los ignorantes. R/. V/. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del
Señor es límpida y da luz a los ojos. R/. V/. El temor del Señor es puro y eternamente estable; los mandamientos del
Señor son verdaderos y eternamente justos. R/. V/. Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulce que la miel
de un panal que destila. R/.
Sexta lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel 36, 16-28
Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de hombre, la casa de Israel profanó con su conducta y sus acciones la tierra en
que habitaba. Me enfurecí contra ellos, por la sangre que habían derramado en el país, y por haberlo profanado con sus
ídolos. Los dispersé por las naciones, y anduvieron dispersos por diversos países. Los he juzgado según su conducta y
sus acciones. Al llegar a las diversas naciones, profanaron mi santo nombre, ya que de ellos se decía: “Estos son el
pueblo del Señor y han debido abandonar su tierra”. Así que tuve que defender mi santo nombre, profanado por la casa
de Israel entre las naciones adonde había ido. Por eso, di a la casa de Israel: “Esto dice el Señor Dios: No hago esto por
vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por vosotros en las naciones a las que fuisteis. Manifestaré
la santidad de mi gran nombre, profanado entre los gentiles, porque vosotros lo habéis profanado en medio de ellos.
Reconocerán las naciones que yo soy el Señor —oráculo del Señor Dios—, cuando por medio de vosotros les haga ver mi
santidad. Os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre
vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un
corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de
carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y
habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo, y yo seré vuestro Dios”». SALMO Salmo
responsorial Sal 41, 3. 5bcd; 42, 3. 4 R/. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío V/.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/. V/. Cómo entraba en el recinto
santo, cómo avanzaba hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. R/. V/. Envía tu
luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R/. V/. Me acercaré al altar
de Dios, al Dios de mi alegría; y te daré gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R/.
Séptima lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 6, 3-11
Hermanos: Cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte. Por el bautismo fuimos
sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así
también nosotros andemos en una vida nueva. Pues si hemos sido incorporados a él en una muerte como la suya, lo
seremos también en una resurrección como la suya; sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para
que fuera destruido el cuerpo de pecado, y, de este modo, nosotros dejáramos de servir al pecado; porque quien muere
ha quedado libre del pecado. Si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él; pues sabemos que
Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más; la muerte ya no tiene dominio sobre él. Porque quien
ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive, vive para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos
muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús. SALMO Salmo responsorial Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23 R/. Aleluya,
aleluya, aleluya V/. Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia. Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/. V/. «La diestra del Señor es poderosa, la diestra del Señor es excelsa». No he de morir,
viviré para contar las hazañas del Señor. R/. V/. La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es
el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. R/.
Comentario bíblico
Las lecturas que la Iglesia proclama en la Vigilia Pascual, podernos distribuirlas, por razones pedagógicas, en tres
bloques: a) Creación e historia de la salvación; b) anuncios proféticos del futuro glorioso; c) cumplimiento de las
Escrituras en Cristo.
Reflexiones
1. ¡El origen del mundo y del hombre: primer acto salvífico de Dios!
La creación está orientada hacia el hombre, que es su centro y meta. Israel contempló a su Dios, en primer lugar, como
su libertador y como el guía que le dirigía hacia la salvación. La historia de la salvación es el cañamazo de toda la
revelación. Elohim es el único Dios eterno que en el principio ha creado al mundo de la nada; ninguna criatura pudo venir
a la existencia sin la palabra omnipotente del Creador. La vida ha tenido un inicio en el tiempo, por lo tanto, hubo un
momento en que no existía. Coronándolo todo -como imagen de la divinidad- aparece el hombre, que teniendo un
elemento terreno, tiene otro componente divino que le ennoblece y lo abre siempre a la trascendencia. Todo es bueno; el
hombre muy bueno, correspondiendo así al plan del Creador. A este punto inicial se llega mediante una reflexión
progresiva de la historia de la salvación. La creación es el primer acto salvífico en el tiempo, aunque posterior en el
conocimiento. Es el modelo de acciones salvíficas posteriores; es gratuita y parte de la iniciativa divina. Por tanto, por la
interrelación Dios Salvador- Dios Creador; cada acto salvífico se considerará una nueva creación, sobre todo en lo que se
refiere a la salvación definitiva. Dios creó al hombre para la vida, para la felicidad y para la libertad en el marco de su
mandamiento que es de vida. El hombre será feliz en la comunión con su Creador (más tarde se le revelará al hombre
como Padre) y en la cooperación estrecha con Él por la puesta a contribución de su industria y posibilidades recibidas
(sentido auténtico del trabajo humano y humanizador). El hombre disfrutará de una vida sin límites, sin muerte, si come
solo de aquello que gratuita y generosamente se le ofrece: de todos los árboles del jardín (simbolismo para expresar el
ancho campo de la libertad de acción del hombre). Dios hizo al hombre para la vida interminable. Será libre frente a otros
como él; pero siempre será dependiente de su Creador, raíz y origen de su libertad.
Dios colocó al hombre en el jardín (oasis en medio del desierto) que había creado para que lo cultivara. Dios asocia al
hombre, «al que había hecho poco inferior a los ángeles y que había coronado de gloria y dignidad», en la obra de la
creación. La tarea humana, el trabajo humano está en el proyecto original de Dios sobre el hombre. No es un castigo
como consecuencia del pecado. Colaborar en la creación con su Creador es un don, es una oportunidad de realización
del hombre como obra del amor de Dios y la acción del Espíritu. La significación global del jardín de Edén es teológica, y
no geográfica. Es la dramatización de algunas verdades fundamentales: significa el bienestar por excelencia, es símbolo
de la felicidad, es imagen plástica de la comunión misteriosa del hombre con Dios. En él se cultivan árboles de toda
especie que el hombre puede disfrutar: dramatización de todos los bienes que proporcionan al hombre su bienestar. Pero
hay un árbol singular: el de la ciencia del bien y del mal. Expresión plástica de una realidad teológica también: sólo Dios
es el soberano, Él se reserva la autoridad de decidir y determinar el bien y el mal. El hombre ya ha recibido con el don del
Espíritu creador la capacidad de ser libre en sus decisiones. Puede elegir el bien o el mal, decidir sobre lo que es bueno y
malo se lo reserva Dios.
Reflexiones
1) ¡Interrogantes de Abrahán!
Dios ha llamado a Abrahán para una misión universal: todas las naciones serán bendecidas en él; le promete una tierra y
una descendencia. Isaac es el fruto de esta promesa y manifestación del poder' de Dios, porque Abrahán es anciano y
Sara estéril. En la línea humana, las cosas se desarrollan con normalidad. Pero Dios tiene un proyecto más universal.
Este relato, que originariamente invitaba a suprimir los sacrificios humanos, se convierte en el mejor ejemplo de la fe de
Abrahán. El lector sabe que se trata de una prueba ¿lo entendió así también Abrahán? En la vocación, Miraban es
invitado a abandonar su pasado politeísta para dejarse guiar por el Dios que le llama. Ahora, debe estar' dispuesto a
renunciar al futuro. Y se interroga ¿Cómo se hará realidad la posesión de una tierra para siempre y una descendencia
como las arenas del ciclo si Dios me pide el sacrificio del hijo que está llamado a garantizar las dos cosas? Ciertamente
Abrahán se encuentra con un doloroso dilema: debe elegir entre las promesas de Dios (necesarias para un nómada como
él) o el Dios de las promesas (necesario porque es quien le llama y le garantiza lo prometido). La fuerza de este relato y la
razón básica de su presencia en la Vigilia Pascual está en estas palabras: Toma a tu hijo único, a tu querido Isaac, ve a la
región de Moria, y ofrécemelo allí en holocausto, en un monte que yo te indicaré... (Gn 22,2). Isaac es tipo de Jesús el
Unigénito, el Hijo Único y muy querido del Padre (Jn 1,14.18; 3,16ss; Rm 8,32).
La promesa a los patriarcas posee un doble contenido: la posesión del país de Canaán y la descendencia innumerable.
Es frecuente hallarlas juntas, como si fueran una fórmula fija. Esta promesa doble es antiquísima. El alcance y el
momento cronológico del cumplimiento de la promesa recibieron una reinterpretación muchos siglos después. Dios no
solo prometió a los padres un país y una posteridad; también les prometió ser su Dios y el de sus descendientes,
poniéndoles así ante la perspectiva de una relación particular consigo mismo. La historia de los patriarcas, en su
redacción actual, ha de interpretarse como una disposición particular de Yahvé mediante la cual llama a la existencia al
pueblo de Israel y por esto toda ella apunta a una meta superior que la trasciende: con su promesa anuncia, en primer
lugar, la constitución del pueblo, luego la relación especial de este pueblo con Yahvé, que le fue otorgada en el Sinaí y
Finalmente el don salvífico por excelencia, la posesión definitiva de la tierra de Canaán. Gn 12-50 considera toda la
época patriarcal como el tiempo de la promesa.
Estas narraciones patriarcales no solo se interesan de la promesa y la guía divina en cuanto tales, sino también
concentran su mirada sobre todo cuanto haya de humano en el destinatario, en cuyas reacciones y conflictos se refleja la
promesa. El narrador hace que el lector mismo experimente y suba las mismas situaciones donde fue probado el sujeto
de la promesa. No cabe la menor duda de que en el fondo de estas narraciones sobre Abrahán se oculta el problema de
la fe, aunque el término «fe» solo aparece una vez. Creer significa en hebreo «apoyarse en Yahvé», adherirse al Dios
personal y fiarse de El. Pero el objeto hacia el cual Abrahán orienta su fe es, como casi siempre ocurre en el AT, una
realidad futura. Yahvé expuso su plan histórico a Abraham (Gn 15,5), éste la aceptó como una cosa real y en ella «se
apoyó». En esto consistió su fe. Esta respuesta de Abrahán tuvo su cristalización en la historia a través de una serie de
etapas: primera, la aceptación inicial mediante la ruptura con su pasado (Gn 12,4); segunda, las vicisitudes de su fe (Gn
12,10-20; Gn 16,1-6; Gn 21, 8-21). Tercera, la reiteración de la promesa y alianza (Gn 15,1-17); justificación por la fe (Gn
15,6). Cuarta, la insistencia correctiva de Dios (Gn 17,1-17). Quinta, primer cumplimiento de la promesa: el hijo (Gn 21,1-
6). Sexta, prueba de la fe de Abrahán en el cumplimiento de la promesa: el sacrificio de Isaac (Gn 22). Su significado
podría ser que el hombre debe ser capaz de «devolver» a Dios su promesa reconociendo la absoluta libertad e
independencia de Dios. Radical prueba de obediencia. Sus consecuencias: confirmación absoluta de la promesa,
lanzándola hacia Cristo (v.18). Séptima, segundo cumplimiento de la promesa: la tierra (Gn 23,1-20). Octava, la
prolongación inmediata de la promesa en el designio de Dios: casamiento de Isaac, camino hacia la fecunda
descendencia de Abrahán fruto de la promesa (Gn 24). Novena, muerte de Abrahán con la promesa cumplida: sus hijos y
su sepultura. La existencia de los patriarcas ante Dios, como la presentan las historias patriarcales, posee un carácter
único en la historia de la salvación: describe en ellas una relación peculiar e irrepetible con Dios.
Reflexiones
Realmente ¿la liberación de Egipto fue el resultado de una huida o de una expulsión? Es posible que lo mismo que hubo
varias entradas en Egipto, ha podido haber varios éxodos. En este caso se podría entender que algunos grupos fueron
expulsados mientras que otros grupos huyeron. El relato actual nos habla de dos presentaciones del milagro del mar:
primera, Moisés debe levantar su bastón, extender la mano sobre el mar y dividirlo en dos, con el fin de que los israelitas
pasen a pie enjuto (Ex 14,16); Moisés lo hace, las aguas se dividen y los israelitas pasan; los carros egipcios se lanzan
en su persecución; Yahvé ordena a Moisés extender su mano para que las aguas refluyan sobre los egipcios; esto es lo
que hace Moisés; los egipcios son sumergidos y los israelitas se salvan. Segunda, a los israelitas que son perseguidos,
que se creen perdidos y que se enfrentan a Moisés, éste les ordena quedarse donde están y mirar la columna de nube
que los protege y que se coloca entre ellos y los egipcios; durante la noche, Yahvé levanta un viento fuerte del este que
seca el mar de madrugada y hace cundir el pánico entre los egipcios trabando las ruedas de sus carros; a la aurora, las
aguas refluyen y Yahvé anega a los egipcios (v.30). En el primer relato, es Moisés el que obra. Yahvé ordena a Moisés
extender su bastón y divide el mar. En el segundo relato es Yahvé el que obra; durante la noche, hace soplar el viento y
seca el mar; hace cundir el pánico entre los egipcios y anega a los egipcios en el mar. Se trata de un relato épico para
exaltar el poder de Dios a favor de su pueblo en el momento más angustioso de su historia. Este acto salvífico, confirmó
su fe en Yahvé (Ex 14,31). Y se convirtió en un artículo fundamental de fe para todos los que se vincularon al yavismo (Dt
11,4; Jos 24,7; Dt 6,21-22; 26,7-8).
Reflexiones
El que te hizo te tomará por esposa... como a mujer abandonada y abatida te vuelve a llamar el Señor. En la Escritura
observamos que la imagen del esposo y la esposa para expresar las relaciones de Dios con su pueblo aparece con
frecuencia. Especialmente en Oseas (cf. cap. 2,3,1 1), el que más intensamente utiliza este recurso, y Ezequiel o
Jeremías. Dios es Santo en medio de su pueblo, no un hombre. Quiere decir que sus compromisos los mantiene por
encima de todo. Que su sí es definitivo por su parte. Y que la ternura y el cariño no se apaga a pesar de las infidelidades.
Esta es una forma sorprendente de expresar la historia de la salvación y de interpretar las cláusulas de la alianza. En
Israel la fidelidad matrimonial era considerada, de un modo singular e intenso, como una realidad sagrada. Cualquier
infidelidad grave era severamente castigada. Dios tiene poder para llevar adelante su proyecto. Es fiel y mantiene su
palabra. Es incansable en las solicitaciones a su pueblo, para que entre en las relaciones firmes y seguras que se deben
dar entre soberano y vasallo ratificadas por una solemne alianza.
Dios no se vuelve atrás. Utiliza una paciente pedagogía para atraer a su pueblo.
Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré. En un arrebato de ira te escondí un instante mi rostro, pero
con misericordia eterna te quiero. El profeta-poeta entra en la intimidad de unas relaciones que comenzaron con un
enamoramiento total. Las traiciones de su pueblo no le apartan ni enfrían el amor primero de Dios. La misericordia de
Dios es eterna. La imagen del Dios de Israel como un Dios misericordioso se extiende por toda la Escritura. Incluso
cuando castiga, sigue amando. El autor de la Carta a los Hebreos ha interpretado esta actitud de Dios haciendo una
comparación con los padres de este mundo (Kb 12,4ss). Dios es como un padre que corrige a quienes ama. Los castigos
son una pedagogía animada por el amor y la misericordia, porque en Dios no cabe la venganza y el castigo como
desahogo de su ira. Porque es Santo en medio de Israel y no un hombre. Dios manifiesta su misericordia de dos maneras:
perdonando sinceramente las faltas, pecados y errores (janun) y acogiendo con ternísimo afecto a los desvalidos, a los
necesitados y a los que sufren (ja.num). Esta última expresión encuentra su mejor sentido en la imagen de una madre a la
que se le conmueven las entrañas por los fallos, fracasos y sufrimientos de sus hijos.
La fidelidad de Dios para con su pueblo se hará visible y concreta en que en el futuro seguirá protegiendo a su pueblo,
tendrá firme asiento en la justicia y no tendrá que temen. La seguridad que el soberano se compromete a ofrecer a su
vasallo se mantendrá firme; la fidelidad inquebrantable de un esposo fiel será firme; la misericordia de Dios será eterna.
Estos tres rasgos subrayados por el profeta-poeta aseguran y dan firmeza a la esperanza. Hoy como ayer toda esta
simbología y todas estas expresiones de la misericordia y la fidelidad de Dios porque es Santo siguen teniendo valor y
vigencia. Nuestro mundo necesita evangelizadores y testigos que le hablen del amor de Dios vivido en la fidelidad.
Necesita que los creyentes en Jesús seamos creíbles y convincentes de esta experiencia que solo la encuentra el
hombre en la comunión con su Dios. Y esto lo ha ofrecido al mundo, de forma definitiva, en su Hijo muerto y resucitado
cuyo «memorial» estarnos celebrando en esta liturgia solemne.
Reflexiones
Como bajan la lluvia v la nieve desde el cielo... Esta imagen fluye con toda naturalidad en un medio ambiente en el que
las cosechas dependen de la lluvia porque se da muy poco el regadío a través de canales. Cuando el deuteronomista
describe las bondades de la tierra prometida afirma que Dios la riega él mismo y no es necesario el duro trabajo de llevar
el agua para regarla. Se subraya en esta imagen por una parte la gratuidad procedente de lo alto y por otra la necesidad
de la lluvia para que la tierra germine y produzca sus frutos. Recuérdese que en Palestina sólo llueve durante seis meses
al año (época de lluvias) y no llueve durante otros seis meses (época de no lluvias) y es muy escasa en ríos. Así como la
lluvia empapa la tierra y la fecunda por sí misma así también la palabra de Dios es eficaz por sí misma porque lleva en su
propia entraña la fuerza de vida y de liberación. En la comprensión hebrea de la palabra ésta es creadora de vida y
acción, más que un vehículo de conocimiento. La palabra es eficaz por sí misma y transmite toda la fuerza creadora y
regeneradora del Dios de donde procede. Este sentido dinámico y fecundo de la palabra es una característica singular del
pensamiento y experiencia de fe del mundo hebreo. La palabra de Dios será eficaz incluso contra todas las resistencias.
Desde siempre la palabra de Dios no vuelve a él vacía. «Cumple su encargo» quiere decir que siempre realiza el
proyecto, ya cuando se trata de denuncias proféticas, ya cuando se trata de una palabra consoladora.
Que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad, a nuestro Dios
que es rico en perdón. Los profetas insistían en la necesidad de rectificación, cambio de actitudes frente a Dios y frente a
los hombres más concordes con la alianza del Sinaí y sus exigencias. Es necesario revisar la comprensión que tenemos
del Dios que se ha revelado y ha actuado en la primera etapa de la historia de la salvación recogida y narrada en el
Antiguo Testamento; principalmente es considerado como el Dios fiel y misericordioso. Acaso fuera suficiente este texto
para convencernos: Moisés invocó el nombre de Yahvé. Yahvé pasó por delante de él v exclamó: «Yalzvé, Yahvé, Dios
misericordioso y clemente, tardo a la cólera y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por millares, que perdona la
iniquidad, la rebeldía y el pecado, pero no los deja impunes» (Ex 34, 6-7). Esta comprensión de Dios como benigno y
misericordioso está presente a lo largo de toda la Escritura. Por eso, el hombre tiene la seguridad de encontrar a Dios a
su favor, dispuesto al perdón y a la indulgencia, si rectifica siempre.
Reflexiones
Si hubieras seguido el camino de Dios, habitarías en paz para siempre... así aprenderás dónde se encuentra la vida larga,
la luz de los ojos y la-paz... Estos pensamientos están en sintonía con las enseñanzas sapienciales sobre la Sabiduría.
Baruc es más sapiencial que profético. Para encontrar la paz es necesaria la adquisición de la Sabiduría que procede de
Dios, creador del universo. Sabernos que la paz es la suma de todos los bienes y el resultado de una fidelidad
inquebrantable a la voluntad de Dios manifestada en sus mandamientos. Los exiliados están en tierra extranjera porque
quebrantaron la alianza con su Dios soberano y protector. Es necesario volver al encuentro con ese Dios que garantiza la
justicia y la libertad fundamentos de una paz estable y duradera. En esta Vigilia Pascual, la Iglesia quiere que nos
detengamos en esta experiencia histórica de Israel para entrar más plenamente en lo que significa el misterio pascual
como liberador y garante de la paz entre los hombres y de los hombres con Dios.
Vuélvete, Jacob, a recibirla, camina a la claridad de su esplendor.. ¡Dichosos nosotros, Israel, que conocemos lo que
agrada al Señor! El profeta-sabio nos invita a dirigir la mirada en tres direcciones: en primer lugar, la evocación de la
enseñanza profética de Isaías cuando se refiere a la peregrinación de las gentes al monte Sión de donde sale la ley y la
luz. En segundo lugar, el profeta recuerda que la gloria de Israel es su Dios y su vocación como signo ante las gentes.
Israel debe mantener su dignidad de pueblo elegido como signo para los pueblos; por tanto, no puede entregar su gloria y
su dignidad a otros. La gloria es una realidad que ha recibido de Dios mismo. Es una herencia. Es un tesoro al que Israel
no puede renunciar porque es el sentido de su propia historia. En tercer lugar, una bienaventuranza: el pueblo de Dios ha
sido llamado a una misión singular y para realizarla ha recibido una palabra que alumbra e ilumina su camino. Leemos en
el Deuteronomio: Pues el precepto que yo te prescribo hoy no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. No
está en el cielo para que digas: «¿Quién subirá al cielo a buscarlo para que nos lo dé a conocer y lo pongamos en
práctica?» Tampoco está más allá de los mares para que digas: «¿Quién pasará al otro lado de los mares a buscarlo
para que nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?» Pues la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu
corazón., para que la cumplas (Dt 30,11-14).
Reflexiones
Cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la profanó con su conducta... por haberlo profanado con sus idolatrías...
En la predicación profética aparece insistentemente el pecado original de Israel: su inclinación a la idolatría. Ya apareció
en el desierto al salir de Egipto con la fabricación del becerro de oro. La idolatría atenta contra la primera cláusula de la
alianza. La alianza es la base del pueblo de Dios (soberano) entendido como su vasallo, Dios es el soberano que se
dignó ofrecer a Israel una alianza que le comprometía para siempre. Por la alianza, Dios sale garante y defensor de su
pueblo contra los enemigos. Pero el pueblo, a su vez, se había comprometido a ser fiel y guardar la alianza. En aquel
momento Dios pronunció estas palabras: Yo soy el Señor, tu Dios, el que te sacó de Egipto, de aquel lugar de esclavitud.
No tendrás otro Dios fuera de mí... (Ex 20,1-6). Mediante esta alianza y su aceptación Israel es el pueblo de Dios, pueblo
de su propiedad y Dios se compromete a defenderlo y liberarlo. El profeta explica la razón de por qué el pueblo está en el
exilio: porque se ha vuelto a los ídolos (que no salvan) y ha abandonado y ha dado la espalda a Dios (que siempre lo ha
protegido y le dio la tierra). Los creyentes en medio del mundo son enviados para recordar que solo hay un Dios que ama,
salva y libera al hombre.
Si la dispersión fue el resultado de la infidelidad del pueblo expresada en la idolatría, la reunificación del mismo es el
resultado de la intervención del Dios fiel. El profeta recoge ahora tres ternas importantes en la predicación profética y en
la esperanza del futuro: en primer lugar, la reunificación del pueblo de Dios pasó a ser una promesa de esperanza para el
futuro. Cuando Dios realice plenamente su proyecto salvador tendrá lugar la reunificación. En segundo lugar, la promesa
de un espíritu nuevo evoca la primera creación por obra del Espíritu de Dios. En el capítulo 37 lo desarrolla Ezequiel con
la visión de los huesos secos que cubren el valle y que recobran la vida como fruto del soplo del Espíritu. En la Escritura
encontramos sólo tres veces la misma expresión: en la creación del hombre (Gn 2,7), en esta profecía de Ezequiel y en el
relato joánico de Cristo resucitado soplando sobre los apóstoles y dándoles la misión de hacer posible la nueva creación
(In 20, 23ss). El espíritu nuevo es una promesa de futuro que se cumple en la Pascua y en Pentecostés. En tercer lugar,
el resultado es la vuelta a la tierra prometida donde Dios ejerce su soberanía sobre su pueblo. Esta tierra que prometió a
los patriarcas.
Sin embargo, la fiesta de la pascua no sólo estaba orientada al pasado, sino también al futuro. El pasado es la prenda del
futuro y garantía de firmeza en la esperanza de Israel. Parece que el carácter escatológico de la pascua se iba
intensificando y concretando, cada vez más, en los últimos siglos precristianos. Y dirigiendo tanto el pasado como el
futuro está la fidelidad y la misericordia de Dios como un presente siempre vivo, En cierto modo podía decirse que la
pascua es como un sacramento de Israel. En el targum palestinense se nos ha conservado una preciosa referencia a un
poema que habla de cuatro noches: La primera noche: cuando se apareció Yahvé sobre el mundo para crearlo. La
segunda noche: nacimiento de Isaac y mandato de Dios de sacrificarlo. Sustitución por un carnero. La tercera noche:
liberación de la esclavitud de Egipto. La cuarta noche: cuando llegue el mundo a su fin para ser redimido. El cumplimiento
escatológico. Este poema agrupa 4 ternas principales que constituyen el contenido de la Fiesta de Pascua: creación;
alianza con Abraham y sacrificio de Isaac; la liberación de Egipto; la perspectiva escatológica. Esta noche pascual tiene el
carácter doble del zikkaron. bíblico: el hombre se acuerda para agradecer y esperar; Dios se acuerda para intervenir en
razón de su Alianza indefectible.
3. Según las Escrituras: Cumplimiento en Cristo
Primera Lectura: (Romanos 6,3-11)
Marco: El contexto es la sección dedicada por Pablo a la salvación y la vida. Hoy somos invitados a contemplar cómo en
Cristo, y sólo en él, se encuentra la verdadera vida.
Reflexiones
Los que por el bautismo nos incorporamos a Cristo, luimos incorporados a su muerte. Por el bautismo fuimos sepultados
con él en la muerte. Detrás de esta imagen, y sustentando su significación, está el sentido de la personalidad
corporativa''". Según esta comprensión, muy propia de la cultura antigua que participan también los hebreos, una persona
individual asume la responsabilidad que corresponde a todos. Y aún más en el fondo está la realidad abordada en el
capítulo 5 sobre el viejo y el nuevo Adán. Todos los hombres participan, a través de la generación natural, del destino del
primer Adán que conduce inexorablemente a la muerte, El sentido de solidaridad que existe en la conciencia de los que
forman un mismo clan y una misma familia era más fuerte y profundo que en nuestra mentalidad. Esta realidad
proporciona a Pablo una de sus más atrevidas afirmaciones: en Cristo somos un solo cuerpo y para ello es necesario
entrar por el camino de su muerte que abre esperanzas de nueva y real vida para los hombres. Igualmente Pablo, evoca y
acude al modo de practicar el bautismo en los primeros siglos de las Iglesia, es decir; mediante la inmersión en la fuente
(piscina) bautismal. En este gesto sacramental todos los signos adquieren especial importancia y significación: comunión
real-sacramental en la muerte y resurrección de Jesús con el don del Espíritu regenerador. ¡Esta noche renovamos
solemnemente el Bautismo!
Esta llamada a una leal y comprometida solidaridad alcanza también a los discípulos de Jesús en este mundo que nos ha
cabido en suerte vivir. O mejor; ha querido la providencia que nos viéramos inmersos en este mundo. Para un creyente,
hay un plan previsto por Dios. Hoy, quizá más que en otros tiempos, urge un testimonio vivo y coherente de solidaridad
que sepa enraizarse en la que Cristo nos ofrece mediante el bautismo y que debe manifestarse en hechos concretos
entre los hombres. Sólo así se hará cada día más creíble el Evangelio de Jesús. Todo esto estaría en sintonía con los
anhelos de tantos hombres y mujeres que entregan su vida para conseguir una mayor comunión, igualdad y dignidad
entre todos los hombres. Uno de los términos más adecuados para traducir hoy lo que es la Buena Noticia acaso sea la
solidaridad real, consciente, responsable y comprometida con Cristo por un lado y con los hombres por otro. Los
creyentes encontrarnos en Jesús la razón más convincente y más exigente a la vez que más consoladora.
Reflexiones
Vieron que la piedra estaba corrida... Los cuatro relatos coinciden en que encontraron el sepulcro vacío. Es un dato firme
de la tradición evangélica. Cada evangelista redactó este acontecimiento de modo diferente. Mateo lo acompaña con la
presencia de signos apocalípticos: terremotos, etc. La comprobación de que el sepulcro estaba vacío es creíble y fiable.
En Jerusalén se decía que en aquel sepulcro había estado el Señor: Sin embargo, esta comprobación no basta para la fe
en la Resurrección de Jesús. Sobre este acontecimiento descansa la fe de la Iglesia y el destino de la humanidad. Por lo
tanto, es necesaria la máxima seguridad y certeza. Pero es un signo que acompaña a la fe y proporciona la posibilidad de
explicar el acontecimiento como algo que atañe a Jesús en su totalidad. El relato del sepulcro vatio expresa la realidad de
la Resurrección, pero no es la fuente primera de la fe en el acontecimiento. Es una condición que acompaña a la certeza
de la vuelta a la vida acaecida en Jesús. Contribuye a entrar en el realismo de la Resurrección. Es necesario otro recurso
para que el sepulcro vacío adquiera todo su sentido: la experiencia personal y comunitaria del Cristo vivo y la revelación
de lo alto que les permite identificar al Resucitado con el Crucificado.
En la Escritura el testimonio de dos o tres es válido. Mientras Marcos recuerda que se trata de un joven y Mateo habla de
un ángel, Lucas habla de dos hombres. Lucas quiere indicar a sus lectores la firmeza y la importancia de lo que va a
anunciarles puesto que hace concurrir a dos testigos válidos. Las mujeres que acuden al sepulcro quedan
desconcertadas al encontrarlo abierto y vacío y el temor y el espanto les alcanza. Es la reacción normal ante la presencia
de lo divino. Así podemos comprobarlo por todos los relatos de anunciación de algún acontecimiento extraordinario en la
historia de la salvación: anuncio del nacimiento de Sansón; anuncio de la misión de Gedeón; etc. Esto invita al lector a
superar los signos externos. Muestra que está ocurriendo algo de singular importancia. Este dato prepara la proclamación
del mensaje central hacia el que convergen todos los detalles narrativos. Este relato es una dramatización* cristológica de
singular importancia. La atención debe centrarse en el contenido y en la explicación de por qué el sepulcro estaba vacío.
3) ¡Ha resucitado!
Él les dijo: No os asustéis: ¿Buscáis a Jesús el nazareno, el crucificado? Los cuatro evangelistas coinciden en afirmar
que la explicación de que el sepulcro estaba vacío se cimentaba en el acontecimiento sorprendente de la Resurrección.
Lucas añade la expresión interrogativa ¿por qué buscáis entre los muertos al viviente? Quiere hacer comprensible a sus
lectores, de habla y cultura griegas, el contenido esencial del mensaje. Para un hebreo la resurrección lo es todo para que
alguien pueda expresarse, vivir y comunicarse. Jesús entregó en la cruz todo su ser humano para la salvación del
mundo. Y todo su ser humano vuelve a la vida en su totalidad. La Resurrección de Cristo no se limita a una reanimación
de un cadáver (aunque la incluye), como por ejemplo la resurrección del hijo de la viuda de Naím, o de Lázaro, o la hija de
Jairo. La Resurrección de Jesús es mucho más. Es la vuelta a la vida para siempre, en un estado totalmente nuevo,
trascendente. Lo que llamamos una resurrección escatológica. Incluye la vuelta a la vida del ser total de Jesús en cuanto
hombre según la antropología hebrea que contempla al hombre de una manera monista, es decir, no cuenta con las
categorías griegas del hombre compuesto de alma y cuerpo. El hombre es carne (ser humano perecedero, capaz de
comunicación y de identificación); el hombre es alma (ser vivo), es decir; el hombre es entendido de manera monista no
dualista. Y el acontecimiento de la resurrección ocurre al tercer día. Con esta expresión se quiere indicar, más allá de la
cronología, que se trata de una Resurrección del final de los tiempos, trascendente y para toda la humanidad.
El signo que los enviados de lo alto ofrecen a las mujeres es la referencia a un anuncio hecho por Jesús cuando aún
estaban en Galilea. Marcos y Mateo indican que el signo es el sepulcro vacío, el lugar donde le habían puesto. Lucas nos
recuerda que después del tercer anuncio de la pasión y resurrección los discípulos no entendieron nada, no captaron lo
que quería decirles, no alcanzaban a comprender el sentido de lo que Jesús les decía. Es la última parte del relato de
anuncio: la ejecución. Así lo hicieron las mujeres acudiendo a donde estaban los Once y los demás para anunciarles el
mensaje que habían recibido de lo alto. Y estos no las creyeron. El acontecimiento desborda todas las previsiones y
planes de los Apóstoles. La actuación de Dios en el momento central de la salvación ha sido de singular importancia. La
Resurrección es la nueva creación que enlaza con el proyecto original de Dios. Se trata de algo de singular importancia
para la humanidad. No era fácil entrar en el misterio, en la maravilla de las maravillas del poder de Dios. Hoy como ayer;
este mensaje sigue teniendo toda su validez. Es la respuesta definitiva al gran enigma que pesa sobre la humanidad:
¿qué sentido tiene la muerte? ¿Qué le espera al hombre después de la muerte? Jesús había contestado en su
enseñanza a la pregunta que le plantearon la última semana de su ministerio; había avanzado unas primicias en las
resurrecciones que había realizado. Pero ahora da la respuesta definitiva: después de la muerte espera a la humanidad
una vida sin fin, feliz, para siempre y para todos.
El sepulcro vacio
Mateo 28, 1-10
Descarga la imagen en el tamaño que quieras:Normal Grande
Evangelio
En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María la Magdalena y la otra María a ver el
sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrío la
piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de
miedo y quedaron como muertos. El ángel habló a las mujeres: -Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el
crucificado. No está aquí: Ha resucitado, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus
discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo vereis". Mirad, os lo he
anunciado. Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro: impresionadas y llenas de alegría corrieron a anunciarlo a los
discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: -Alegraos. Ellas se acercaron, se postraron ante él y le
abrazon los pies. Jesús les dijo: -No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.
Explicación
Con las luces del alba del primer día de la semana fueron algunas mujeres a ver el sepulcro. Pero un ángel del cielo
estaba sentado encima de la piedra que lo cerraba y les dijo a las mujeres: -Ha resucitado . No temáis ya sé que buscáis
al crucificado. Va por delante a Galilea decídselo a los discípulos. Y ellas corrieron alegres a decirlo. Nosotros también
tenemos que estar hoy alegres pues es el día más grande de todo el año: el día de la RESURRECCIÓN.