HISTORIA DE ESPAÑA 2º Bachillerato ANTONIO MIGUEL CAPDEVILA GÓMEZ (Dpto. de Geografía-Historia Del I.E.S. EL TABLERO - Córdoba-)
HISTORIA DE ESPAÑA 2º Bachillerato ANTONIO MIGUEL CAPDEVILA GÓMEZ (Dpto. de Geografía-Historia Del I.E.S. EL TABLERO - Córdoba-)
HISTORIA DE ESPAÑA 2º Bachillerato ANTONIO MIGUEL CAPDEVILA GÓMEZ (Dpto. de Geografía-Historia Del I.E.S. EL TABLERO - Córdoba-)
ANTONIO MIGUEL CAPDEVILA GÓMEZ (Dpto. de Geografía-Historia del I.E.S. EL TABLERO –Córdoba-)
HISTORIA DE ESPAÑA 2º Bachillerato
ANTONIO MIGUEL CAPDEVILA GÓMEZ (Dpto. de Geografía-Historia del I.E.S. EL TABLERO –Córdoba-)
HISTORIA DE ESPAÑA 2º Bachillerato
ANTONIO MIGUEL CAPDEVILA GÓMEZ (Dpto. de Geografía-Historia del I.E.S. EL TABLERO –Córdoba-)
Carlos Manuel de Céspedes
El Grito de Yara
“Al rebelarnos contra la tiranía española queremos manifestar al mundo los motivos de nuestra resolución.
España nos gobierna a hierro y sangre; nos impone a su antojo contribuciones y tributos; nos priva de toda libertad
política, civil y religiosa; nos tiene sometidos en tiempos de paz a comisiones militares que prenden, destierran y ajustician
sin sujeción a trámites ni leyes; prohíbe que nos reunamos, si no es bajo la presidencia de jefes militares; y declara rebeldes a
los que imploran remedio para tantos males.
HISTORIA DE ESPAÑA 2º Bachillerato
ANTONIO MIGUEL CAPDEVILA GÓMEZ (Dpto. de Geografía-Historia del I.E.S. EL TABLERO –Córdoba-)
España nos carga de empleados hambrientos que viven de nuestro patrimonio y consumen el producto de nuestro trabajo.
Para que no conozcamos nuestros derechos nos mantiene en la ignorancia; y para que no aprendamos a ejercerla nos aleja de
la administración de la cosa pública. Sin que nadie nos amenace, y sin razón que lo justifique, nos fuerza a sustentar una
escuadra y un costosísimo ejército, cuyo único empleo es oprimirnos y vejarnos. Su sistema de aduana es tan perverso que ya
hubiéramos perecido en la miseria a no ser tan extraordinaria la feracidad de nuestro suelo y tan subido el precio de sus frutos.
Opone cuantos obstáculos son imaginables al fomento de nuestra población blanca. Nos coarta el uso de la palabra; nos
impide escribir, gracias que nos deja pensar, y se resiste a que participemos del progreso intelectual de otros países. Varias veces ha
prometido mejorar nuestra condición, otras tantas nos ha engañado, y no nos queda más recurso que apelar a las armas para
defender nuestras propiedades, para proteger nuestras vidas y para salvar nuestra honra.
Al Dios de nuestras conciencias apelamos, y al fallo de las naciones civilizadas. Aspiramos a la soberanía popular y
al sufragio universal. Queremos disfrutar de la libertad para cuyo uso creó Dios al hombre. Profesamos sinceramente el
dogma de la fraternidad, de la tolerancia y de la justicia, y considerando iguales a todos los hombres, a ninguno excluimos de
sus beneficios; ni aun a los españoles, si están dispuestos a vivir en paz con nosotros. Queremos que el pueblo intervenga en
la formación de las leyes, y en el reparto e inversión de las contribuciones. Queremos abolir la esclavitud indemnizando a los que
resulten perjudicados. Queremos libertad de reunión, libertad de imprenta y libertad de conciencia; y pedimos religioso respeto
a los derechos inalienables del hombre, base de la independencia y de la grandeza de los pueblos.
Queremos sacudir para siempre el yugo de España y constituirnos en nación libre e independiente.
Si España reconoce nuestros derechos, tendrá en Cuba una hija cariñosa; si persiste en subyugarnos, estamos
resueltos a morir antes que someternos a su dominación. Hemos elegido un jefe a quien conferimos plenas facultades para dirigir la
guerra. Hemos autorizado a los que provisionalmente han de recaudar contribuciones y atender a las necesidades de la
administración. Cuando Cuba sea libre se constituirá en la forma y de la manera que crea más conveniente.”
Exportaciones cubanas
Destino Precio en dólares %
Estados Unidos 58.557.641 82,93
España 8.121.814 11,50
América Británica (Canadá,…) 995.890 1,41
Francia 733.851 1,03
Alemania 657.068 0,93
Gran Bretaña 394.616 0,55
Manifiesto de Montecristi
“La guerra no es contra el español que, en el seguro de sus hijos y en el acatamiento a la patria que se ganen, podrá goza
Montecristi, Santo Domingo, 25-03-1895. José Martí y Máximo Gómez.
Hundimiento de acorazado
“Considerando que el aborrecible estado de cosas que ha existido en Cuba durante los tres últimos años, en isla tan
próxima a nuestro territorio, ha herido el sentido moral del pueblo de los Estados Unidos, ha sido un desdora para la
civilización cristiana y ha llegado a su periodo crítico con la destrucción de un barco de guerra norteamericano y con la
muerte de 266 de entre sus oficiales y tripulantes, cuando el buque visitaba amistosamente el puerto de la Habana; el Senado y la
Cámara de Representantes, reunidos en Congreso, acuerdan:
1º.- Que el pueblo de Cuba es y debe ser libre e independiente.
2º.- Que es deber de los Estados Unidos exigir que el gobierno español renuncie inmediatamente a su autoridad y
gobierno en la isla de Cuba y retire sus fuerzas de las tierras y mares de la isla.
3º.- Que se autoriza al Presidente de los Estados Unidos, y se le encarga y ordena, que utilice todas las fuerzas
militares de los Estados Unidos para llevar a efecto estos acuerdos.
4º.- Que los Estados Unidos, por la presente, niegan que tengan ningún deseo ni intención de ejercer jurisdicción ni
soberanía, ni intervenir en el gobierno de Cuba, si no es para su pacificación, y afirman su propósito de dejar el dominio y
gobierno de la isla al pueblo de esta, una vez realizada dicha pacificación (…)
Si a la hora del mediodía del sábado próximo, 23 de abril, no ha sido comunicada a este Gobierno por el de España una
completa y satisfactoria respuesta a la Resolución en tales términos que la paz de Cuba quede asegurada, el presidente
procederá sin ulterior aviso a usar del poder y autorización ordenados y conferidos a él, tan extensamente como sea necesario."
Ultimátum del Congreso de los EE.UU. a España, 20 de abril de 1898.
Los supervivientes del destacamento de Baler fotografiados en el patio del cuartel Jaime I de Barcelona (2/IX/189
Estados Unidos pagarán a España la suma de veinte millones de dólares dentro de los tres meses después del canje de
ratificaciones del presente Tratado (…)
Art. 5º. Los Estados Unidos, al ser firmado el presente tratado, transportarán a España, a su costa, a los soldados españoles que
hicieron prisioneros de guerra las fuerzas americanas al ser capturada Manila.
Art. 9º. Los súbditos españoles podrán permanecer en dicho territorio o marcharse de él, conservando en uno u otro caso, todos
los derechos de propiedad (…)”
“La teoría tradicional sobre el 98 viene a caracterizarlo como una reacción resentida y pesimista, nostálgica y autoritaria, en la
inteligencia de que la, decisión y desarrollo de la guerra constituyó el fracaso de un gobierno y unos políticos que habrían
arrastrado al país, de forma "quijotesca" (Bafour), a una confrontación "numantina", descabellada. Pero lo cierto es que la
verdad está más cerca de lo contrario. Precisamente debido a que la guerra del 98 fue calculada, casi cínicamente impuesta
por casi todos a casi todos, y perdida de forma abrumadora y rápida, la percepción de la misma no consistió en atribuirla a la
voluntad de un gobierno, sino en entenderla como "problema nacional". De este modo el 98 español, más que como resaca
nostálgica del imperio perdido, se manifestó como un revulsivo nacional que llegaba hasta reclamar se borrase 'el
funestísimo nombre de Colón" (Marenco a Polavieja) y se renunciase 'a colonia alguna" (Cervera a Spottorno).
VARELA ORTEGA, J.: "La España política de fin de siglo", en Revista de Occidente, III-1998.
“Sin embargo, a pesar de la envergadura del desastre y su significado simbólico, no pareció que, en su momento,
cambiara nada a nivel institucional. Pese a todos los temores y sufrimientos que produjo el desastre, no
“Fácil no es adelantar que las grietas que iban abriéndose en el sistema tradicional se ahondaron hasta producir una especie de
seísmo en 1898, es decir, cuando el Estado español pasó por el trance de perder los restos de su imperio colonial. 1898 sirve de
punto de referencia para fijar la crisis que se abre. Crisis que es evidente en lo que se refiere al sistema colonial sobre el que
todavía se apoyaba gran parte de la vieja España, de donde procede un
«saneado» sector de la acumulación primitiva del capitalismo español; pero también la permanencia de aquellas colonias
galvanizaba la “ideología de consolación” que daba una falsa conciencia de dominadores y «civilizadores» cuando en realidad se
estaba en una situación marginal a la Europa de entonces.
La crisis era también del sistema político de la Restauración, en cuanto a él incumbía la responsabilidad de haber
dirigido el país durante un cuarto de siglo. Las catástrofes navales de Cavite y Santiago, el armisticio de agosto de 1898, el
tratado de París de diciembre del mismo año, son como el fulminante que transforma la crisis potencial en crisis efectiva y
abierta. Dicho de otro modo: la crisis estructural existente (crisis latente, como son siempre las estructurales) se transformaba
en crisis abierta, en coyuntura conflictiva, al aplicársele el «detonador» de los acontecimientos de 1898. El 98 marca, pues, un
punto de ruptura, sobre todo en dos aspectos esenciales:
a) El dominio colonial
b) La hegemonía ideológica de la oligarquía.
He aquí dos hechos históricos que cesarán de tener vigencia a partir de aquella coyuntura”.
TUÑÓN DE LARA, MANUEL, España: la quiebra de 1898, Madrid, SARPE,1986, p. 25-26.
“No es, no es nuestra forma de gobierno un régimen parlamentario, viciado por corruptelas y abusos, según es uso
entender, sino, al contrario, un régimen oligárquico, servido, que no moderado, por instituciones aparentemente
parlamentarias. O, dicho de otro modo, no es el régimen parlamentario la regla, y excepción de ella los vicios y las corruptelas
denunciadas en la prensa y en el Parlamento mismo durante sesenta años; al revés, eso que llamamos desviaciones y corruptelas
constituyen el régimen, son la misma regla (…)
Oligarcas y caciques constituyen lo que solemos denominar clase directora o gobernante, distribuida o encasillada en
"partidos". Pero aunque se lo llamemos, no lo es; si lo fuese, formaría parte integrante de la Nación, sería orgánica
representación de ella, y no es sino un cuerpo extraño, como pudiera serlo una facción de extranjeros apoderados por la fuerza
de los Ministerios, Capitanías, telégrafos, ferrocarriles, baterías y fortalezas para imponer tributos y cobrarlos.
Contener el movimiento de retroceso y africanización absoluta y relativa que nos arrastra cada vez más lejos, fuera de la órbita
en que gira y se desenvuelve la civilización europea; llevar a cabo una total refundición del Estado español sobre el patrón
europeo, que nos ha dado la historia y a cuyo empuje hemos sucumbido... o, dicho de otro modo, fundar improvisadamente en la
Península una España nueva, es decir, una España rica y que coma, una España culta y que piense, una España libre y que
gobierne (…)”
Joaquín Costa, en ‘Oligarquía y Caciquismo como la forma actual de gobierno en España’ -1901-.