Unidad Vii Garantias Constitucionales en El Proceso Penal
Unidad Vii Garantias Constitucionales en El Proceso Penal
Unidad Vii Garantias Constitucionales en El Proceso Penal
PROCESO PENAL.-
En esta Unidad vamos a analizar las garantías constitucionales que
nuestra Carta Magna ha diseñado a los fines de que una persona
sometida a proceso, pueda arribar a una sentencia, a una decisión justa
e imparcial.-
De alguna manera, la Constitución Nacional al estructurar estas
garantías para las personas lo que busca es atenuar o restringir el
poder punitivo del Estado, y encarrilar la función de Administrar
Justicia, sobre todo en el proceso penal, de una manera legal, ajustada
a reglas que resultan indispensables para evitar posibles abusos en el
uso de esa fuerza punitiva.-
En este sentido, en esta Unidad se estudiarán y analizarán las
garantías constitucionales reseñadas en nuestras normas
constitucionales y como el proceso judicial penal debe estructurarse
para el respeto irrestricto de las mismas, de manera tal que el
resultado-sentencia sea la consecuencia razonable y motivada de un
debido y legal proceso previo.-
Corolario
No es necesario ahondar aquí sobre lo descripto en puntos
anteriores. Sólo vale recordar la importancia de los principios de
reserva y legalidad para el desarrollo de los individuos, y así evitar la
arbitrariedad estatal.-
Son claros los límites para los Estados. Sin embargo muchas
veces han sido violados por gobiernos autoritarios y totalitarios que se
adueñaron de las instituciones y las vidas de las personas, en distintas
partes del mundo.-
Debemos estar atentos frente a la posible vulneración de estos
principios incluso durante la vigencia de Estados de Derecho
Democráticos y respetuosos de derechos, garantías y principios,
porque de manera sutil (no burda como en una dictadura) pueden
también ser violados.-
Para cerrar estas líneas deseo indicar que la explicación del
origen normativo de los principios de reserva y de legalidad se ha
realizado desde una idea “clásica” basada en la Constitución Nacional
como fuente de principios, derechos y garantías mínimos que debe
respetar el resto del ordenamiento jurídico.-
Sin embargo, en el sistema internacional de Derechos Humanos
es posible encontrar también un sólido bloque normativo donde se
encuentran contemplados estos y otros principios (basta pensar en la
Convención Americana de Derechos Humanos, o el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ambos con jerarquía
constitucional, tal como surge del artículo 75 inciso 22 de la
Constitución Nacional argentina).
En el mismo sentido el Pacto de San José de Costa Rica añade
que "nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el
momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho
aplicable. Tampoco se puede imponer una pena más grave que la
aplicable en el momento de la comisión del delito" (art, 9).-
Vale decir que como base del principio de legalidad en materia
penal, lo primero que vamos a requerir es una ley previa al hecho que
de origen al proceso, que establezca que conductas (ya se por acción u
omisión) resultan prohibidas.-
B) JUICIO PREVIO.-
"Nadie puede ser condenado sin juicio previo" reza el art.
18 de la CN. La ubicación de esta frase dentro de las derechos y
garantías constitucionales del proceso penal previstas en el art. 18 de
la Constitución Nacional le otorga una singular y fundamental
importancia a la garantía de juicio previo.- Pero, ¿Cuál es el
significado de esta oración? ¿Cuál es el contenido y la función de esta
garantía?
Bien se ha dicho que refiere a la exigencia de una
sentencia previa, en el sentido de que no podrá haber una condena que
no sea el resultado lógico, racional, expresado en una sentencia
debidamente fundada.
Sin embargo, la sentencia no es sino la conclusión
necesaria de un proceso.-
Para llegar al dictado de una sentencia debe haber una
serie de pasos procesales previos que le dan fundamento a esa
sentencia, puesto que esta se fundara por un lado en el derecho, al
subsumir una conducta a un tipo penal, y, por el otro, intentará
determinar o no la autoría de un hecho delictivo basada en las pruebas
recolectadas en el proceso penal.-
La idea del juicio previo nos remite a la idea de un poder
limitado del Estado en tanto que éste no puede castigar a ninguna
persona sin la existencia de este juicio previo. Desde muy antiguo, se
instaló la idea de que el poder del Estado en el ejercicio del poder
penal debía ser limitado por la existencia de un "juicio previo".
Esto nos señala que esta garantía se vincula con dos
aspectos o dimensiones básicas:
POR UN LADO, que la imposición de un castigo o pena, es decir, el
ejercicio del poder punitivo del Estado, esta limitado por una forma.
Esta forma está determinada por nuestra Constitución Nacional que
establece un contenido preciso.- En este sentido JUICIO significa
juicio oral y público y por jurados. De la misma manera, así como el
juicio requerirá de contenidos precisos, también debe existir un
proceso que conduzca al juicio. Cuando la garantía constitucional aquí
tratada nos habla de juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso, no solo nos habla de que ley se debe utilizar para juzgar el
caso, sino que, asimismo, nos indica que debe existir necesariamente
un proceso y que ese proceso se rige por la ley anterior al hecho que
es su objeto. Significa además que así como el juicio termina
necesariamente en una sentencia, el proceso debe conducir al juicio.
POR OTRO LADO para que tengamos juicio previo deberemos
tener la existencia de un juez. La Constitución coloca al juicio previo
en la órbita del Poder Judicial, es decir, en manos de los jueces, que
serán los encargados de llevar a cabo el proceso penal. En otras
palabras, el juicio previo es el realizado por jueces y no por otra
autoridad. La idea deviene de antiguo. Ya en las monarquías se fijaba
un límite al poder penal del Estado en la idea de que no podía ser el
mismo rey el que juzgara las causas ni un delegado de éste que
pudiera obedecer sus órdenes, sino que se requería la existencia de un
juez independiente del poder central e imparcial.-
La misma constitución Nacional reafirma esta idea al prohibir
que cualquier autoridad que no sea la judicial pueda arrogarse
facultades de juzgamiento y de aplicación de penas.- Queda claro
entonces, que para que tengamos JUICIO PREVIO deberemos tener
NECESARIAMENTE LA EXISTENCIA DE UN JUEZ.-
Esta garantía tiene por objeto servir como herramienta para la
defensa en juicio de las personas, permitiéndoles confiar en que las
normas penales se aplicarán con el respeto absoluto de los derechos
procesales constitucionalizados.-
Con este espíritu el Articulo 18 de la Constitución Nacional no
solo exige el cumplimiento, con antelación a la conducta originante
del proceso, del principio de legalidad para la aplicación de una pena,
sino el "juicio previo" que reglamenta como se debe llegar a una
sanción.-
Esta garantía se conecta necesariamente con todas las demás:
que el proceso judicial sea sustanciado por ante un juez natural,
imparcial, competente e independiente, garantizando al acusado su
derecho de defensa; que se le notifique previamente al acusado los
cargos en su contra; que éste pueda designar y comunicarse
privadamente con su abogado defensor particular de confianza o su
defensor de oficio proveído por el Estado; que se le posibilite refutar
la acusación, ofrecer pruebas de descargo, controlar la producción de
la prueba tanto de cargo como de descargo, alegar sobre el mérito de
la prueba producida en plena igualdad de condiciones con la parte
acusadora e inclusive, optar por no declarar y hasta hacerlo
omitiendo decir la verdad, sin que esto puede ser tomado como una
presunción en su contra; que la sentencia de condena sea fundada en
las constancias probatorias de la causa (motivada) recurrible ante una
instancia superior y, por último, terminado y firme la sentencia de
absolución o condena, no pueda ser reabierto un nuevo proceso por el
mismo hecho.-
Se observa entonces que el juicio previo integra la totalidad del
proceso, es decir, el trámite judicial completo, inclusive el control de
la sentencia (recursos) y el proceso de ejecución de condena.-
Resulta obvio pues que dentro de un proceso penal esta garantía
requiere la presencia de un magistrado, ya que si se sustancia ante otra
autoridad, por más que se conserve alguna de sus formas, no hay
juicio previo propiamente dicho.- Recordemos al respecto que el
artículo 109 de la Constitución Nacional prohíbe al Poder Ejecutivo
Nacional "arrogarse el conocimiento de causas pendientes o
restablecer las fenecidas".-
Existen formas de violar la garantía del juicio previo. Hay
algunas muy burdas propias de los períodos dictatoriales, como la de
someter a civiles a la jurisdicción de Tribunales Militares como
ocurría con los denominados "Consejos de Guerra Estables", en la
etapa de la última dictadura militar.-
Sin embargo, hay otras formas más sutiles y a veces más
aceptadas, de violar esta garantía. Por ejemplo, cuando no se respeta
la forma del proceso o juicio y en este sentido, cuando el juicio se
desarrolla de forma escrita se está violando el diseño constitucional
del Juicio Previo.
El juicio escrito no es un juicio en el sentido estricto de la
palabra toda vez que es una manifestación del sistema inquisitivo en
dónde no hay un verdadero juicio puesto que no hay inmediación y no
existe una verdadera y profunda controversia.
Para que comprendamos mejor y no pase de ser esta explicación
una mera formulación teórica, diremos que el juicio escrito se
desarrolla generalmente de la siguiente forma: 1)El fiscal presenta una
acusación; 2) el Defensor la contesta; 3) se fija un período o lapso de
tiempo para producir la prueba, 4) Durante la producción de la prueba
se transcriben en actas las declaraciones de los testigos, de los peritos,
se incorporan documentos, etc, etc; 5) Fenecido el plazo de prueba, o
producida la misma, se corre traslado a las partes para que aleguen por
escrito sobre el mérito de la prueba; 6) El juez dicta sentencia previo
estudio del caso.- Decimos que no hay inmediación, porque el Juez
solo lee el expediente, no conoce a las partes, no escucha a los testigos
(en contadas ocasiones tiene contacto personal con el imputado) y
además desde que lee las actuaciones hasta que dicta la sentencia hay
una evidente ruptura de continuidad, de manera tal que en el medio el
juez se ocupa de otros casos, sigue firmando su despacho y, además,
en muchas ocasiones ni siquiera lee el expediente, sino que revisa un
proyecto de sentencia preparado por su secretario o por un funcionario
o empleado de rango menor. Además no existe una verdadera
controversia o contradicción entre las partes puesto que en el proceso
escrito no se plasma el verdadero diálogo que permite la
contradicción; las partes prácticamente no se cruzan en un mismo acto
procesal. Afortunadamente, este tipo de procedimiento se encuentra en
Latinoamérica en franca retirada.-
Otra forma de violar esta garantía del juicio previo es la de
incorporar en el debate oral por lectura actuaciones de la etapa de
investigación o instrucción de la causa.- Decimos ello porque la forma
en que los elementos colectados en la parte de instrucción o de
preparación del juicio no constituyen prueba solo hasta que sean
producidas en el debate oral del juicio.-
Al existir normas muy laxas de introducción de pruebas
producidas durante el sumario, en el juicio se desnaturaliza el juicio
mismo, ya que en ese acto no habrá ni inmediatez, ni contradicción, ni
forma alguna en la que las partes y sobre todo el acusado, puedan
controlar o contradecir la misma.-
Por supuesto, que hay diligencias que solo pueden producirse en
la inmediatez del hecho, por ejemplo la recolección de rastros y de
huellas, las autopsias, el testimonio de un testigo que se está por
morir, es decir, aquellas que son definitivas e irreproducibles en el
juicio.-
C) JUEZ NATURAL:-
La garantía del juez natural se dirige a enfrentar una posible
actuación arbitraria del poder punitivo del Estado (para perjudicar al
acusado), que podría facilitarse mediante la designación de un juez,
especialmente para el caso (ad hoc), con posterioridad a los hechos en
presunta infracción a lo que determina el art. 18 que dice que
"ningún habitante de la Nación puede ser juzgado por comisiones
especiales o sacado de los jueces designados por la ley antes del
hecho de la causa"
La legislación penal internacional incorporada con jerarquía
constitucional estableció idéntico principio
Así el art. 8 de la CADH o Pacto de San José de Costa Rica
prescribe que "Toda persona tiene derecho a ser oída ...por un juez o
tribunal competente, independiente e imparcial establecido con
anterioridad por la ley"
En el debido proceso, se erige como determinante la “Garantía
del Juez Natural” y el contenido exigible se encuentra determinado
a la luz del art. 18 de la C.N cuando este dice "...ni juzgado por
comisiones especiales, ni sacado de los jueces designados por la ley
antes del hecho de la causa...".- Desde la doctrina, se ha señalado,
que la misma, se distingue por tres elementos: a) Institucionalización
legislativa previa al hecho, b) designación legal y c) competencia para
intervenir en el proceso, según la ley previa al hecho.
El derecho a un juez legal, o predeterminado por la ley significa
que el órgano judicial haya sido designado previamente al hecho que
motiva el proceso, de acuerdo al mecanismo constitucional para su
nombramiento. Existe entonces imposibilidad de constituirlo post-
factum, por que el principio del juez natural que capta nuestro
ordenamiento constitucional, exige la constitución del tribunal y la
designación del juez competente, de conformidad con la ley vigente,
previa a la existencia del hecho que configura el conflicto entre la
sociedad y el individuo. Así el art. 18 de la C.N., brinda como
garantías, entre otras, reprobándolo por resultar contrario a sus
disposiciones, el “ser sacado de los jueces designados por la ley antes
del hecho de la causa”.
El art. 1 del Código Procesal Penal de la Provincia de
Catamarca, establece....”nadie podrá ser ... juzgado por otros jueces
que los designados de acuerdo a la Constitución de la Provincia y
competentes según las leyes reglamentarias...”, con la primera parte
de la cláusula, se estableció el principio, de que nadie puede ser
juzgado por comisiones especiales al margen del Poder Judicial; con
la segunda; se ha reforzado el principio, eliminando la posibilidad de
que se viole indirectamente esta prohibición, mediante la remisión de
un caso particular, al conocimiento de Tribunales a quienes la ley, no
les ha conferido jurisdicción para conocer “en general”, de la materia
de la que versa. -
En el mismo sentido el Código Procesal Penal de la Provincia de
Santa Fé establece en su artículo 4to, que: " Jueces naturales y
jurados.- Nadie podrá ser juzgado por otros jueces que los
designados de acuerdo a la Constitución e instituidos con
anterioridad al hecho objeto del proceso. En los casos en que sea
procedente la conformación del jurado se regirá por las normas que
establezca una ley especial."
A partir de la Reforma de la Constitución operada en el año
1994, la selección de los Magistrados, ha sido colocada en cabeza del
Consejo de la Magistratura (art. 114 de la C,N.), que ostenta entre sus
atribuciones la de seleccionar mediante concursos públicos los
postulantes a las magistraturas inferiores y dictar los reglamentos
relacionados con la organización judicial y todos aquellos, que sean
necesarios para asegurar la independencia de los jueces y la eficaz
prestación de los servicios de justicia.
D) LA GARANTIA DE LA IMPARCIALIDAD
JUDICIAL.-
Una de las nociones más importantes y difundidas en la
Modernidad, es la garantía de imparcialidad judicial (derecho a un
tribunal imparcial).
Que entendemos pues por imparcialidad.?
Un juez actúa con imparcialidad cuando es un "tercero
neutral" en la controversia, cuando esta desvinculado con las partes,
vale decir que no tiene con ninguna de ellas un grado de amistad,
enemistad, afinidad o cercanía, ni interés alguno que pueda influir en
sus decisiones.
La imparcialidad radica entonces, en que el Juez debe
mantener equidistancia durante el desarrollo del proceso y debe,
asimismo, asegurar la igualdad de posibilidades de los sujetos
procesales intervinientes en un proceso.-
El fundamento de dicha garantía es procurar que la
decisión de fuerza que adopte el Estado a través del dictado de
sentencias sea percibido por los ciudadanos y habitantes como un acto
de poder legítimo.-
El juez debe tener plena libertad para decidir el caso,
estando sometido solamente a la ley y a las constancias probatorias de
la causa.-
En este punto vale aclarar que existen, a mi juicio, dos
tipos de imparcialidad:
a) La imparcialidad Personal; b ) La imparcialidad funcional.-
La imparcialidad personal significa que el juez esté
desvinculado de las partes; definiéndole desde un punto de vista
negativo significa que el juez NO TENGA lazos de amistad,
enemistad, parentezco, negocios, etc; con ninguna de las partes, de
manera tal que no se vea afectada su objetividad al momento de
decidir un caso ni en la sentencia final ni en el desarrollo de un
proceso judicial.-
La imparcialidad funcional exige que las facultades de
investigar, acusar y deducir la pretensión jurídica penal, estén
disociadas de la facultad de juzgar acerca del fundamento o no de
dicha pretensión.-
Vale decir que esta imparcialidad funcional estará garantizada en la
medida en que el juez no deba asumir la función de investigar y
probar un ilícito, sobre el que luego deberá juzgar, puesto que la
función de requerir el proceso penal, de establecer su tipicidad y de
acusar y probar los elementos de la acusación deben ser facultades del
Ministerio Público Fiscal y no del juez.-
En los modelos procesales inquisitivos en dónde es el juez
quién investiga, quién instruye la causa y recepta la prueba, el juez se
contamina al realizar dicha tarea y al momento de juzgar o tomar
decisiones, su juicio está probablemente contaminado por la tarea
investigativa previa que debió llevar a cabo.-
Se ha expresado que la exigencia de imparcialidad del
tribunal es una noción universal.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, las
democracias occidentales afirmaron en tratados internacionales los
valores morales comunes: entre ellos estuvo el derecho a un juicio
ante un tribunal imparcial.
Actualmente, esta garantía se encuentra reconocida en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (art. 10),
Declaración Americana de los Derechos del Hombre (art. 26, 2),
Convención Americana de Derechos Humanos (art. 8, 1), Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 14, 1), Convenio
Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y Libertades
Fundamentales (art.6, 1), etc.-
En particular, la garantía de imparcialidad ha sido
entendida por numerosa doctrina y jurisprudencia, como salvaguarda a
un tribunal (profesional o popular) de carácter imparcial; es decir,
ligada al afianzamiento de una cualidad del juez, muchas veces
asimilada a lo objetivo, equitativo o neutral.
E) PRESUNCION DE INOCENCIA:
Si bien es cierto que el Artículo 18 de la Constitución
Nacional (cuya redacción pertenece a la Constitución Primaria de
1853/1860) no estableció expresamente esta presunción en sus
manifestaciones, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
establecido en su doctrina jurisprudencial que se trata de una
derivación implícita del derecho de defensa en juicio ( art. 18 de la
C.N.) y del principio de legalidad (art. 19 segunda parte CN); y que
además podía ser entendida como una garantía constitucional no
enumerada conforme el art. 33 de la Constitución Nacional.-
Luego de la reforma constitucional de 1994, al receptar
ésta por imperio del art. 75 inciso 22 de la CN una serie de Tratados
Internacionales de Derechos Humanos y otorgarle Jerarquía
Constitucional, la garantía de presunción de inocencia pasa a tener
expresa receptividad en la Constitución.
Así, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre establece en su art. XXV que " Se presume que todo
acusado es inocente, hasta que se pruebe que es culpable...".-
Del mismo modo, la Declaración Universal de Derechos
Humanos reza en su artículo 11 inciso 1° que "toda persona acusada
de delito tiene derecho a que presuma su inocencia mientras no se
pruebe su culpabilidad, conforme a ley y en juicio público en el que se
hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa".-
La Convención Americana de Derechos Humanos o Pacto
de San José de Costa Rica, estipula en su art. 8° de Garantías
Judiciales que : "inciso 2° Toda persona inculpada de delito tiene
derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca
legalmente su culpabilidad ..."
En extremada síntesis, presunción de inocencia significa
que "toda persona que es acusada o imputada de la comisión de un
delito criminal debe ser considerada inocente mientras no se pruebe
legalmente su culpabilidad, en un proceso judicial llevado a cabo
con todas las garantías procesales para su defensa".- En este
sentido, el imputado no tiene la obligación o el cargo de probar su
inocencia, pero si el derecho de hacerlo mediante la introducción de
elementos de descargo que favorezcan su situación procesal.-
La presunción de inocencia se destruye legalmente cuando
se arriba a una sentencia condenatoria (firme) que sea consecuencia de
una decisión racional de un juez, el que deberá subsumir la conducta
investigada en una norma penal previa que establezca su prohibición,
y asimismo, deberá adoptar su decisión arribando a la declaración de
certeza de culpabilidad basándose en las pruebas objetivas de cargo
legalmente obtenidas, vale decir que entonces tendremos una
sentencia debidamente motivada, fundamentada.-
Esta presunción de inocencia, tiene muchas aristas y
consecuencias. Una de ellas es que para arribar a una decisión de
culpabilidad el juzgado o Tribunal deberá contar con la certeza
jurídica de autoría, puesto que si no contará con dicha certeza, deberá
absolver al acusado al aplicarse el principio de que en caso de duda
deberá estarse a lo más favorable al acusado ( principio de "in dubio
pro reo").-
Otra arista de esta garantía de presunción de inocencia, es
que si el imputado fuera absuelto y dicha sentencia quedará firme no
podrá ser nuevamente perseguido por el mismo hecho ( "non bis in
idem")
Una particular dificultad sobre los límites y alcances de
esta presunción de inocencia lo constituye la limitación o privación de
la libertad ambulatoria durante la tramitación del proceso penal.-
G) REFORMATIO IN PEIUS.- .
El principio jurídico procesal de non reformatio in peius
consiste en que el Juez de segundo grado no puede agravar la
situación jurídica del quejoso, como apelante, cuando el Ministerio
Público se conforma con la sentencia de primer grado, esto es, que no
interpone el medio impugnatorio de la apelación ni expresa agravios.
El ámbito de la prohibición de la reformatio in peius, se traduce
en que la resolución recurrida no debe ser "modificada en disfavor del
reo", pues lo peor que le puede ocurrir al recurrente es que se conserve
la resolución impugnada. Si quienes hacen valer el recurso de
apelación pudieran correr el peligro de encontrar lo contrario de la
ayuda esperada, es seguro que nunca haría valer su protesta respecto
del fallo de primera instancia, pues, por el contrario, se conformarían
con frecuencia, desgraciadamente, con resoluciones injustas.
Por tanto, existe siempre reformatio in peius, si el nuevo fallo es
más gravoso que el antiguo. Por otra parte, no se agrava la situación
jurídica del acusado, cuando la pena señalada en el fallo de segundo
grado es igual a la que fijo el Juez del conocimiento en su resolución.
Consiste pues, en una prohibición al juez superior de empeorar
la situación del apelante en los casos en que no ha mediado recurso de
su adversario.-
La reformatio in peius es considerada por nuestro máximo
Tribunal como una garantía constitucional cuya inobservancia vulnera
al debido proceso y lesiona el derecho de defensa en juicio del
acusado.
El fundamento de esta afectación está dado por el carácter
sorpresivo que provocaría un fallo más adverso que el recurrido,
cuando el acusador mantuvo silencio, y la jurisdicción del tribunal
revisor sólo fue promovida por el imputado o por otra persona a su
favor, pues de ser así, el fallo perjudicial habría sido dictado sin
jurisdicción, afectando de manera ilegítima la situación de la que
gozaba por derecho el imputado merced a la sentencia.
Es que, cabe concluir que “...resultaría ilógico concederle al
imputado la facultad de impugnación, y, al mismo tiempo, exponerlo
al riesgo de que por el ejercicio de esta potestad –en ausencia de
recurso de la parte acusadora– su situación procesal se vea
empeorada, puesto que de esta manera se lo colocaría en la
disyuntiva de correr ese riesgo o consentir una sentencia que
considera injusta” ( CSJN, “Oscar Rafael Lanci y otros”, Fallos
307- 2236).-
En similar sentido nuestra Corte Suprema de Justicia ha
señalado en numerosos precedentes, entre ellos los fallos “Alvarez”
(CSJN fallo, “Alvarez, Rafael L.”, 22/09/94, LL, 1995-E, 149.) y
“Phillips” ( CSJN, “Phillips, Carlos”,Fallos 318-1072), que, “la
prohibición de la reformatio in peius cuando no media recurso
acusatorio tiene jerarquía constitucional, razón por la cual la
sentencia que ignora este principio es inválida, toda vez que el
tribunal que la dictó carece de jurisdicción. Además, violenta el art.
18 de la Constitución Nacional, pues afecta ilegítimamente la
situación obtenida por el encausado a raíz del consentimiento de la
sentencia por el Ministerio Público”.
El sustento constitucional deviene como derivado de la
inviolabilidad de la defensa en juicio –art. 18 de la CN–, otorgado por
nuestra Corte Suprema a la prohibición de la reformatio in peius.-.
Cabe aclarar que dicho Tribunal no siempre ha sido consecuente con
dicho criterio, evidenciándose ello en los alcances que le ha asignado
a la garantía en alguna de sus decisiones.
Tal es así que en ciertos precedentes ha convalidado que el
tribunal revisor agrave la situación del imputado más allá de lo
pretendido por el recurso acusatorio interpuesto.
En este sentido la Corte Suprema de Justicia ha entendido que,
“...toda vez que existe un recurso acusatorio, el tribunal asume plena
jurisdicción, aun para superar la pretensión punitiva expresada en ese
recurso”(20).
Como vemos no se advierte a nivel jurisprudencial un criterio
invariable, sostenido en el tiempo, en cuanto a los rectos alcances que
debe asignarse a la garantía de prohibición de la reformatio in peius.
Volveremos sobre ello más adelante.
Teorías de la irretroactividad.
En la tesis de la irretroactividad se distingue una versión
absoluta y otra relativa:
- Absoluta o estricta: sostiene que el delincuente debe ser juzgado
SIEMPRE por la ley en vigencia al momento de realizarse el hecho,
sin importarse leyes posteriores, ya que fue durante su vigencia
cuando quedó establecida la relación jurídico-penal.
- Relativa: se aplica siempre la ley en vigencia en el momento del
hecho, salvo que la ley posterior sea más benigna para el imputado.
Ley intermedia.-
Es la que , entrando en vigencia después de realizado el hecho,
resulta derogada antes de que recaiga sentencia en el proceso,
consagrando mayores beneficios en la situación jurídica del imputado,
tanto con referencia a aquélla como a ésta. Razones de equidad
justifican la consideración de la ley intermedia y su eventual
aplicación como la más benigna, ya que el imputado no puede ser
perjudicado por la demora del proceso.
Puede suceder que entre la época de comisión del delito y la de
la sentencia se hayan sucedido tres o más leyes, es decir, una ley en el
momento de comisión del delito, otra en el intermedio y otra en la
sentencia. El Código penal en el art. 2 resuelve claramente este
problema estableciendo que si la ley vigente al tiempo de comisión del
delito fuere distinta de la que exista al pronunciarse el fallo o en el
tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna.
I) PROHIBICION DE ANALOGIA
El principio de legalidad conlleva como consecuencia para
el juez la prohibición de castigar aquellas conductas que no estén
estrictamente contenidas en la ley penal.
Como consecuencia de ello, el juez penal no puede utilizar
la analogía para considerar una conducta constitutiva de delito. La
analogía consiste en aplicar una norma jurídica a un caso que no está
incluido en el tenor literal de la norma pero que resulta muy similar a
los que si están previstos en ella, de forma que se le da el mismo
tratamiento jurídico. Mientras que en otras ramas del
ordenamiento jurídico la analogía es utilizada por el juez como
método de integración del Derecho para completar las lagunas legales,
en Derecho Penal la analogía está prohibida.
Del principio de legalidad penal solo se deduce la
prohibición de la analogía cuando se use para condenar o agravar la
responsabilidad penal, lo que se conoce como “prohibición de la
analogía in malam partem” o “prohibición de generalización”. Pero no
se opone, sin embargo, al principio de legalidad el uso de la analogía
favorable al reo, es decir, para excluir o atenuar su responsabilidad
(analogía in bonam partem), pues ello no viola ninguna garantía del
ciudadano.
PRUEBA.-
La prueba es el material sobre el que se debe basar la
sentencia, tanto para condenar como para absolver.-
En un sistema acusatorio, la prueba es la base sobre la que
debe apoyarse no solo la sentencia, sino también todos los autos y
resoluciones que se adopten a lo largo del proceso judicial.-
De esta forma, para llamar a un imputado a prestar
declaración de imputado, se requerirá un cierto grado de sospecha
basado en la prueba liminar que se haya recabado en el sumario; para
dictar un procesamiento o un auto de elevación a juicio se requerirá
una cierta carga de prueba que justifique la semiplenitud acerca de la
existencia del delito y su autoría y para condenar se exigirá una
plenitud probatoria (certeza jurídica) acerca de la existencia del delito
y de su autoría.-
Por otra parte, la recepción, producción e incorporación de
la prueba en el proceso, debe respetar las garantías constitucionales y
determinados estándares, que faciliten la contradicción e igualdad de
las partes en el proceso, y que la recepción no se produzca de manera
inconstitucional e ilegal, y que el imputado y su defensor puedan
controlar, sobre en la etapa instructoria o de investigación, la
recepción de la misma.-
Por los principios que venimos analizando en este
trabajo, queda claro que está prohibido recolectar prueba de manera
ilegal (aún cuando se lo haga con las mejores intenciones) porque
sería una contradicción que para velar por el cumplimiento de la ley y
restablecer la paz social con la represión de las conductas delictivas,
deba recurrirse a la violación de la ley y de la Constitución.-
SENTENCIA: La sentencia como corolario del proceso
penal debe ser la consecuencia lógica de los elementos anteriores:
ACUSACION, DEFENSA y PRUEBA. Es decir que debe existir una
acusación concreta basada en una imputación penal precisa y
determinada en una ley penal anterior al hecho, esa acusación debe
precisar las pruebas en que se basa dicha acusación y la misma debe
ser conocida y controvertida por la defensa que tiene la facultad a su
vez de proponer y realizar prueba de descargo. De dicha contradicción
y de la actividad de estos dos actores principales (FISCAL Y
DEFENSOR), devenirá la producción legal de las pruebas de cargo y
de descargo, y será el JUEZ o TRIBUNAL como tercero imparcial el
que deberá decidir fundadamente en la SENTENCIA si el acusado
deber ser condenado o absuelto.-
Lo dicho en los párrafos anteriores, engloba estas
garantías que enunciamos a continuación, algunas de las cuáles ya las
hemos explicitado ut supra, pero que constituyen garantías
fundamentales del proceso:
1) Derecho de acceso a la Jurisdicción: debe garantizarse que
todas las personas puedan acceder a la administración de justicia
conforme al principio de igualdad ante la ley. Desde la óptica del
imputado, procesado, acusado o condenado, conlleva a que pueda
efectivamente defender sus derechos o su posición procesal frente a la
acusación que se le formula, para lo que deberá contar con un abogado
defensor que defienda sus derechos y, si no tiene dinero para contratar
uno, es obligación del Estado proveerle un defensor oficial para que
no quede en estado de indefensión y pueda ejercer efectivamente su
derecho de defensa y su derecho a la jurisdicción.-
Ahora que la víctima comienza a tener más reconocimiento
acerca de que sus derechos en el proceso penal también deben ser
garantizados, por lo menos en el nuevo discurso jurídico procesal
penal, se discute si el Estado, al igual que lo garantiza por el
imputado, debe garantizar el acceso al derecho a la jurisdicción a la
víctima, puesto que muchas veces ésta no puede constituirse como
parte (querellante - particular damnificado) por carecer de los recursos
para acceder a un patrocinio jurídico de un letrado que garantice su
efectivo ejercicio de su derecho de acceso a la jurisdicción.
Tímidamente, han empezado a aparecer algunos patrocinios estatales,
de organismos de gobierno, de Universidades Públicas Nacionales,
que patrocinan a la víctima en forma gratuita en los procesos penales.-
En los Códigos de Procedimientos Penales se han ido
incorporando la figura del querellante particular, de la acción civil de
daños en el proceso penal, la del particular damnificado, que prevén la
actuación de la víctima como parte en el proceso cuando ésta decide
constituirse como tal (no de manera automática).-
Considero que la fórmula correcta sería que la Procuración
General, tanto a nivel nacional como en los órdenes provinciales,
pudiera organizar un cuerpo que podría denominarse defensoría
pública de los derechos de las víctimas, a los fines de que las víctimas
de delito. cuenten con debido patrocinio jurídico para defender sus
derechos en el proceso penal, previo acreditar su falta de recursos.-
De antiguo se decía que en realidad a la víctima la defiende el
Fiscal, manifestación que es errónea puesto que el Ministerio Público
Fiscal ejerce una representación más general de la sociedad ofendida
por la comisión de un ilícito penal.-
2) Derecho a ser juzgado por el juez natural de la causa:
Como ya hemos visto el juicio previo (que hace al debido proceso)
debe ser conducido por el juez natural de la causa, garantizándose la
independencia judicial, la imparcialidad, la prontitud en la realización
del proceso, el respeto a las formas debidas del proceso y el dictado de
una sentencia justa, motivada en derecho y en la prueba producida en
el juicio.- Ello, solo puede ser llevado a cabo por la persona designada
conforme a las procedimientos constitucionales y legales en la
designación de los magistrados, y que tenga la competencia material y
territorial correspondiente a los fines de evitar que la persona
sospechada de la comisión de un ilicito sea sometida a jurisdicciones
extrañas o a comisiones especiales en el juzgamiento de su conducta.-
3) Derecho a conocer en detalle la acusación.- Es presupuesto
fundamental del debido proceso que aquél que es acusado de la
comisión de un delito, tenga el derecho de conocer con detalle de que
delito se lo acusa y cuáles son los elementos y pruebas que obran en
su contra. .-
Este derecho debe estar presente en todo momento del proceso y
no sólo en la etapa de juicio.-
B) ALLANAMIENTO DE MORADA.-
Sabemos positivamente que la Constitución establece en su art.
18 la inviolabilidad del domicilio, agregando la citada disposición que
una Ley debe establecer en qué casos y con qué requisitos o
justificativos puede procederse a su allanamiento y ocupación.-
La constitución establece como regla que el domicilio de las
personas es inviolable y que solo en los casos en que una ley lo
establezca puede allanarse el domicilio.-
La Constitución remite a la ley para establecer en que casos se
puede proceder a un allanamiento de morada.
En el marco de una investigación criminal hay situaciones en
que resulta imperioso, para constatar la comisión de un delito o
averiguar la verdad histórica de lo sucedido, ordenar el allanamiento
de una morada o propiedad.-
Es general en todas las legislaciones procesales que para allanar
una morada se necesitará: 1) Motivo suficiente para presumir que en
el lugar a allanar existen cosas vinculadas a la investigación del delito
o que puede efectuarse la detención del imputado o de alguna persona
evadida o sospechada de criminalidad; 2) El auto que dispone el
allanamiento debe ser fundado; 3) La orden de allanamiento de
morada, locales, etc; debe emanar de autoridad competente, es decir,
del juez natural de la causa; 4) El auto debe contener la identificación
precisa de la causa en que se libra, la indicación precisa y concreta del
lugar o lugares a allanar; la finalidad con que se practicará el mismo y
la autoridad que lo llevara a cabo (Policía, Fiscal, etc); 5) Si se trata de
un lugar habitado generalmente se establece que la diligencia solo
puede realizarse de día y no en horas nocturnas.-
Solo en casos de extrema urgencia el allanamiento puede ser
efectuado por fuerzas de seguridad sin orden judicial cuando, por
ejemplo el art. 222 del Código Procesal Penal de la Provincia de
Buenos Aires establece que:"... la Policía podrá proceder al
allanamiento de morada sin previa orden judicial cuando: 1.- Se
denunciare que alguna persona ha sido vista mientras se introducía
en una casa o local, con indicios manifiestos de cometer un delito.-
2.- Se introduzca en una casa o local algún imputado de delito a
quien se persigue para su aprehensión.- 3.- Voces provenientes de
una casa o local advirtieren que allí se está cometiendo un delito o
pidieren socorro.".-
Asimismo, el art. 170 del Código Procesal Penal de Santa Fé
establece que: "Allanamiento sin orden.- No será necesaria la orden
de allanamiento cuando la medida se deba realizar mediando
urgencia que se justifique por: 1) incendio, inundación u otra causa
semejante que pusiera en peligro la vida o los bienes de los
habitantes; 2) la búsqueda de personas extrañas que hubieran sido
vistas mientras se introducían en un local o casa, con indicios
manifiestos de cometer un delito; 3) la persecución de un imputado
de delito que se hubiera introducido en un local o casa; 4) indicios
de que en el interior de una casa o local se estuviera cometiendo un
delito, o desde ella se solicitara socorro".-
Siendo la inviolabilidad del domicilio un derecho constitucional
no solo previsto en la redacción primaria de la constitución en 1853,
sino que además esta prevista en las Convenciones de Derechos
Humanos constitucionalizados a partir de 1994, su protección no solo
alcanza estrictamente al domicilio.-
"Un proceso penal fundado en ideas garantizadoras no sólo se
preocupa por proteger al individuo directamente de la posible
arbitrariedad en la aplicación del poder penal del Estado, sino
también procura proteger aquellos ámbitos directamente ligados con
su intimidad. En consecuencia, encontramos dos dimensiones,
estrechamente ligadas con el imputado, que están protegidas por el
proceso penal: por una parte, el domicilio; por la otra, la
correspondencia y los papeles privados. Si uno y otros están
protegidos es porque tanto el uno como los otros pueden ser
afectados, tal como ha sucedido a lo largo de la historia. La
protección que ofrece al respecto el proceso penal es una protección
de segundo nivel. Ya no se trata de una protección absoluta que
impida por completo la búsqueda de información en el domicilio de
una persona o entre sus papeles personales. La protección que
ofrece el proceso radica en que no será posible buscar información
en tales fuentes si no media una autorización expresa de un juez.
Por "domicilio" se debe entender aquel lugar donde la persona
desarrolla sus actividades primarias en un sentido amplio; puede
tratarse tanto de la vivienda particular como de las oficinas donde
desempeña sus negocios o su trabajo, siempre que se trate de un
ámbito de desarrollo de su actividad personal. En general, debe
aplicarse el criterio más amplio posible. Por ejemplo, también
estaría protegido por esta norma el escritorio de un empleado,
aunque ese mueble específico de ese empleado es su escritorio y, por
lo tanto, para revisar sus cajones también se necesitaría una orden
de registro emitida formalmente por un juez. Lo mismo se debe
entender respecto de un automóvil, donde la persona pasa una parte
de su vida; también el registro interior de un automóvil requeriría de
una orden de registro." (Alberto M. Binder Introducción al Derecho
Procesal Penal, Segunda Edición 1999, Editorial Astrea, págs.
186/187)
La protección de los ámbitos de intimidad donde una
persona desarrolla su vida debe entenderse del modo más amplio
posible.
Por tanto, la búsqueda de información en estos ámbitos de
intimidad o de desarrollo personal sólo es admisible si se cuenta con
una orden de allanamiento o de registro, esto es, una autorización
formal, precisa y circunstanciada del juez —y de ninguna otra
autoridad— que permite, en el caso concreto, la violación de tales
ámbitos protegidos.
Como ya estableciéramos, la orden de allanamiento nunca
puede ser una orden genérica, ni en cuanto al tiempo ni en cuanto al
lugar ni en cuanto al modo y sus alcances. Debe estar circunscrita
temporalmente. (Esto no significa que deba ser necesariamente
expedida para un día determinado, pero tampoco puede ser una orden
"abierta", de validez permanente.) Por otra parte, debe determinar con
precisión y expresamente el lugar que puede y debe ser registrado.
No sólo debe ser una orden circunscrita espacial y
temporalmente, sino que, además, debe ser una orden
"circunstanciada". Esto significa que debe contener una referencia
expresa al proceso en el cual ha sido ordenada (no pueden existir
allanamientos "por fuera" de un proceso) y, además, debe indicar qué
es lo que se busca. En modo alguno se trata de una orden genérica que
habilita para violar el domicilio de una persona; es la orden específica
de buscar determinados objetos, relacionados con una determinada
investigación, en un ámbito específico. Toda orden de allanamiento
que no cumpla con estos requisitos y toda la información que sea
recolectada por medio de ella o sin contar con una autorización
judicial, es una información ilícita que, por lo tanto, no puede ingresar
al proceso penal.
Eso último nos lleva al tratamiento del siguiente punto que
es la regla de exclusión probatoria.-
D) PROHIBICION DE AUTOINCRIMINACION.-
Ya hemos visto al tratar el derecho constitucional de la
"inviolabilidad de la defensa en juicio" que el derecho a declarar del
imputado es el acto procesal por excelencia por el medio del cuál el
imputado realiza su defensa material.-
La declaración del imputado en tanto es un derecho de éste,
implica, valga la redundancia, un derecho y no un deber del imputado
a declarar.-
En los viejos sistemas inquisitivos procesales se buscaba sobre
todo, obtener en la declaración del imputado (indagatoria) una
confesión como uno de los objetivos del proceso.-
En el sistema acusatorio, la declaración del imputado en tanto
integra su derecho de defensa material no puede ser analizado como
un acto para averiguar la verdad, no puede perseguir la confesión de
éste, sino que, por el contrario, puede inferirse que en tanto derecho
del imputado éste no puede ser obligado a declarar en su contra.-
Este derecho de declarar implica que el imputado puede negarse
a declarar, guardando silencio, sin que ello pueda ser tomado como
una presunción de culpabilidad en su contra. Puede, si lo desea
declarar, y, en ese caso, no tiene obligación alguna de decir verdad,
puede incluso mentir toda vez que, a diferencia de un testigo, no tiene
obligación alguna de decir la verdad.-
El imputado puede declarar cuantas veces quiera a lo largo del
proceso.-
En línea con lo hasta aquí afirmado, puede concluirse que
cualquier actividad o mecanismo del Estado que en el marco de un
proceso penal tienda a obtener una declaración del imputado en contra
de sí mismo, será ilícita e inconstitucional puesto que viola en forma
flagrante la garantía-derecho de defensa en juicio del inculpado.-
Se ha discutido en doctrina si el término declaración solo se
refiere concretamente al acto de la declaración del imputado o puede
comprender otros actos procesales como aquéllos en los que el
imputado actúa como "objeto de prueba". Veamos por ejemplo el caso
de reconocimiento del imputado en rueda de personas; ¿ Es necesario
el consentimiento del imputado o el acto puede ser llevado a cabo en
contra de su voluntad? ¿ Se violaría la garantía de no declarar en
contra de si mismo si el acto se realiza en contra de la voluntad del
imputado?.-
La doctrina resuelve la cuestión diciendo que el imputado está
protegido por el derecho a no declarar en contra de sí mismo respecto
de toda información que, como sujeto, pueda realizar Ahora bien, en
el caso del reconocimiento de personas la información es ingresada
por el testigo que lo reconoce en la rueda de reconocimiento y no por
el imputado.- En suma, habrá que atender al criterio de quien es el
sujeto que ingresa la información para determinar los casos en que el
imputado está amparado por la garantía y los casos en que no lo está.-
Esta garantía de no autoincriminación debe regir en todas las
fases y etapas del proceso penal, tanto en sus fases iniciales como en
el desarrollo del sumario de investigación como en el juicio.-
El sentido constitucional de esta garantía es que imputado pueda
efectivamente defenderse, fortalecer su posición defensista y evitar
que la confesión pueda ser visualizada como uno de los objetivos del
proceso penal.-
Finalmente, debemos reseñar que esta garantía se encuentra
plasmada en el art. 18 de la CN cuando la citada disposición
constitucional afirma que " Nadie puede ser obligado a declarar
contra sí mismo" y que esta garantía se ha reafirmado aún más con la
incorporación de los Tratados Internacionales de Derechos Humanos
al plexo normativo constitucional con la reforma constitucional de
1994 y por imperio del art. 75 inciso 22 de nuestra carta magna.-
Así el art. 8.2 punto g) habla sobre el derecho del
inculpado a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse
culpable.-