El Indigenismo Peruano Y La Educación
El Indigenismo Peruano Y La Educación
En 1939 se incorporó a la enseñanza en Sicuani y fue trasladado a Lima en 1942, donde combinó
labores de aula con responsabilidades administrativas en el Ministerio, habiendo permanecido como
profesor efectivo hasta que fue cesado en 1949, aunque al año siguiente fue contratado como jefe de
la Sección Folklore y Bellas Artes del Ministerio de Educación. cuando estuvo comprometido
directamente con la enseñanza escolar y el Ministerio de Educación, Arguedas analizó la
problemática educativa nacional y avanzó ideas sobre la educación rural que resultan de una
sorprendente modernidad. el propósito de este artículo es mostrar la labor de Arguedas como
educador para sostener que se trata de una temprana incursión del indigenismo en el proceso de la
educación nacional.
En 1939 publicó un artículo sobre la angustia del mestizo, atrapado mentalmente entre dos
idiomas: español y quechua. De acuerdo a su parecer, el mestizo piensa en quechua, pero desea
hablar en español, porque sabe que es el idioma del futuro. Arguedas propone una solución para
la angustia vital del mestizo que consiste en apoderarse del español y transformarlo, modificando
su sintaxis e introduciendo nuevos vocablos provenientes de las lenguas indígenas, para lograr un
producto nuevo, un español renovado, capaz de expresar el alma del mestizo serrano. En este
segundo artículo, Arguedas relata que se halla frente a una polémica entre quienes quieren
españolizar a toda la población peruana, imponiendo dicho idioma desde la escuela, y aquellos
que buscan conservar el quechua en las regiones donde es habla mayoritaria.
A partir de entonces, Arguedas escribe para sustentar un nuevo método de enseñanza para los
medios rurales e indígenas. Manifestó que el niño indígena debe ser alfabetizado en su propia
lengua y que posteriormente debe aprender a leer también en su idioma materno. Para ello, era
indispensable, en primer lugar, producir un alfabeto estandarizado y, a continuación, escribir
textos en quechua, pensados en la enseñanza de las primeras letras. Solo cuando el niño
campesino hubiera empezado a leer en su propio idioma concluiría una primera etapa de la
escuela rural. Para leer a lo largo de la vida, es indispensable comprender bien los textos y ello
solo se obtiene aprendiendo a leer primero en la propia lengua materna.
Arguedas sostiene que solamente los imperios opresivos enseñan sin considerar la lengua materna de
los estudiantes, puesto que tratan de cambiar las costumbres de un pueblo derrotado. Por tanto,
Arguedas defiende el «método cultural», que se inspira en la escuela mexicana, el cual había logrado
alfabetizar a los indígenas después del triunfo de la Revolución. Relata el caso de los indios tarascos
que habían aprendido el español masivamente gracias a que previamente fueron alfabetizados en su
propio idioma. Su enseñanza remite a un problema mayor, que es construir una patria en un país tan
desigual y donde las partes se ignoran. En esta época de su vida, Arguedas es optimista y piensa que
una correcta manera de enseñar el español, conservando la lengua quechua, Antes de retirarse de
Sicuani, Arguedas publicó una revista titulada Pumacahua, en la que recogió los trabajos que había
realizado con sus alumnos a lo largo de un año escolar. Esta publicación evidencia el plan de trabajo de
un profesor que se había tomado muy en serio su labor. En esta publicación, Arguedas pregunta a los
alumnos su opinión sobre algunos grandes autores de la literatura peruana que habían sido leídos a lo
largo del año. Se constata que un poeta tan lírico y limeño como José María Eguren había producido
una fuerte impresión en los escolares de Sicuani. Inclusive se publican algunos exámenes que
cumplían dos funciones: servir como modelo de preguntas para otros profesores y mostrar el
razonamiento preciso de los alumnos. A partir de 1947, Arguedas trabajó como conservador general de
Folklore del Ministerio de Educación, A continuación, en 1950, fue nombrado jefe de la Sección
Folklore y Bellas Artes del Ministerio. Desde esa nueva posición, el escritor siguió la contribución de
las artes escénicas andinas a la enseñanza escolar. En un artículo publicado en 1953 analiza la
introducción de las danzas en la escuela andina, rescatando a los inspectores escolares de Junín, Cusco
y Puno, que fomentaron la enseñanza por el arte a través del cultivo de las tradiciones coreográficas
como vehículo complementario de la enseñanza formal.
Arguedas estudió Antropología en San Marcos a partir de 1946, aunque en forma algo intermitente,
en medio de muchas otras obligaciones. Por ello, terminó su carrera en la década de 1950 y el
doctorado comenzando la de 1960. A continuación, fue docente universitario y novelista por el resto
de su vida. No volvería a las aulas escolares, pero siguió siendo maestro, nunca dejó de serlo. El 28
de julio de 1945 se instaló el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero, Bustamante solo
permaneció tres años en el poder, luego fue derrocado por el golpe de Estado de Manuel A. Odría,
quien permaneció ocho años en la conducción del gobierno, A lo largo de esas décadas grises y
monótonas marcadas por la represión y el autoritarismo, la única ruptura ocurrió durante los años de
Bustamante (1945-1948), Durante ese breve interregno, Valcárcel fue ministro de Educación durante
catorce meses y su gestión fue paradigmática de las intenciones y proyectos del indigenismo con
respecto a la educación. el primer gabinete fue presidido por Rafael Belaunde, hermano de Víctor
Andrés y padre de Fernando Belaunde. En ese primer consejo de ministros participó el destacado
historiador Jorge Basadre conduciendo la cartera de Educación. Ese primer consejo de ministros fue
muy breve y duró apenas 70 días, luego de lo cual fue reemplazado por un segundo gabinete, donde
participó Valcárcel reemplazando a Basadre. Según su parecer, este era un ente muy empírico y
sometido a los vaivenes políticos. Basadre argumenta que otras áreas del Estado, como Hacienda y
Fomento, a mediados de la década de 1940 ya habían iniciado el camino de la tecnificación. Como
conclusión de esta idea, Basadre sugiere crear una escuela de alta administración estatal para formar
funcionarios de primer nivel. Basadre evoca la problemática de la educación técnica.
Asimismo, relata sus esfuerzos por ampliar el presupuesto público destinado al Ministerio de Educación.
ambos ministros de educación de Bustamante habrían estado empeñados en tecnificar el Ministerio
ampliando su presupuesto. Se vivía una época de enfrentamientos cotidianos entre el Ejecutivo y el
Legislativo. Con respecto a este punto, Valcárcel realiza un balance descarnado de la gran politización
del Ministerio. Relata las presiones provenientes del APRA para copar los cargos de inspectores
magisteriales y la escasa consideración política por la carrera pública. Valcárcel recuerda este punto
precisando que también los profesores de colegios particulares e incluso religiosos estaban movilizados
por condiciones de trabajo y mejores haberes. la principal política puesta en marcha por Valcárcel como
ministro guardó relación con la cuestión indígena y la escuela. Durante su gestión, el Perú firmó un
convenio con Bolivia para desarrollar un proyecto binacional de educación rural. Este convenio recibió
un financiamiento de largo plazo por parte del gobierno estadounidense, que le permitió gozar de
continuidad por dos décadas, hasta su finalización comenzando la década de 1960.
En este sentido, es la misma idea que habían adelantado varios maestros que estaban trabajando en el
campo, como es el caso de José María Arguedas, quien laboraba en una escuela de Sicuani y proponía
construir la nación empleando la escuela rural como mecanismo para la integración del indio en el
Perú.
La diferencia era que ya no se trataba de una propuesta efectuada por maestros de base. Ahora era
una propuesta oficial, proveniente del Ministerio de Educación. Además, transformada en convenio
internacional y con apoyo económico estadounidense. Por otro lado, el convenio con Bolivia
estipulaba formar redes de colegios en medios rurales. La escuela en el campo no estaría aislada, sino
que se organizaría en grupos estables y permanentes. Se trataba de un colegio matriz que dispondría
de laboratorio y biblioteca, En esas escuelas de base, los maestros enseñarían regularmente a alumnos
provenientes de varios grados distintos, muchas incluso serían unidocentes. Esa autoayuda emanaba
de la tradición rural y comunal, propia del entorno de la escuela campesina que debía poner en
práctica lo mejor de esa sociedad para sí misma. Así, la educación aprendería del campesino. Con
este planteamiento se realizaba un giro radical de enfoque a la educación rural. el propósito dejaba de
ser llevar al indio a la civilización, como había sido el entendimiento hasta entonces. Ese punto
superaba el debate que se había desarrollado entre quienes querían imponer a la fuerza la visión
occidental y quienes trataban de llevar al indio, amablemente y con dulzura, hacia el español.
En efecto, como hemos visto, el proyecto binacional con Bolivia continuó adelante destinando
recursos y personal a la escuela rural y campesina. Es así que terminando el año 1950, cuando
gobernaba Manuel A. Odría, ya convertido en «presidente constitucional», se aprobó el
reglamento de los NEC. Ya no se trataba de la incorporación de la civilización occidental a la
cultura andina, sino que el reglamento sostiene: «crear en el aborigen la aspiración a un nivel
superior de vida
Como puede verse, la meta de la educación rural había sido transformada. La propuesta original de
Valcárcel duró cuatro años y para 1950 se conservaba exclusivamente el impulso de trabajar con
campesinos, pero ya no para rescatar su cultura y comenzar la educación partiendo de ella. . A lo
largo de esas décadas grises y monótonas marcadas por la represión y el autoritarismo, la única
ruptura ocurrió durante los años de Bustamante (1945-1948), cuyo gobierno constituye la
excepción que confirma la regla del predominio oligárquico, exportador de materias primas.
Durante ese breve interregno, Valcárcel fue ministro de Educación durante catorce meses y su
gestión fue paradigmática de las intenciones y proyectos del indigenismo con respecto a la
educación. Al comenzar el gobierno de Bustamante, el primer gabinete fue presidido por Rafael
Belaunde, hermano de Víctor Andrés y padre de Fernando Belaunde. En ese primer consejo de
ministros participó el destacado historiador Jorge Basadre conduciendo la cartera de Educación.
Ese primer consejo de ministros fue muy breve y duró apenas 70 días, luego de lo cual fue
reemplazado por un segundo gabinete, donde participó Valcárcel reemplazando a Basadre
Sostiene que su principal esfuerzo estuvo destinado a colocar el Ministerio de Educación en ese
camino. Define cuáles funciones del Ministerio deberían estar reservadas a funcionarios de carrera
. Basadre sugiere crear una escuela de alta administración estatal para formar funcionarios de
primer nivel. Recordando sus propuestas, el ex ministro de Educación razona desde el Estado en
su conjunto, planteando que la meta es profesionalizar la gestión pública, a través de una
institución especializada de nivel posgrado. Menciona la iniciativa de las Naciones Unidas para
colaborar con el desarrollo, a través de la profesionalización de los cuadros dirigentes de los
Estados . . Se muestra partidario de la educación técnica y seguidor del planteamiento de Manuel
Vicente Villarán. Como conclusión, Basadre pondera el Instituto Politécnico que habría puesto en
marcha en su breve gestión Sin embargo, agradece a algunos congresistas del APRA, empezando
por Manuel Seoane y Ramiro Prialé, por su comprensión del tema de la educación pública. Así,
ambos ministros de educación de Bustamante habrían estado empeñados en tecnificar el
Ministerio ampliando su presupuesto Por otro lado, el convenio con Bolivia estipulaba formar
redes de colegios en medios rurales. La escuela en el campo no estaría aislada, sino que se
organizaría en grupos estables y permanentes. Se trataba de un colegio matriz que dispondría de
laboratorio y biblioteca, así como personal calificado capaz de cooperar con sus colegas de las
escuelas más pequeñas. Estas serían unas diez o quince y orbitarían alrededor de su escuela
madre para realizar una labor educativa en común Por el contrario, como afirmaba el reglamento,
el propósito de la escuela rural debía ser «desarrollar la conciencia de la unidad nacional,
exaltando el fervor patriótico, haciendo del campesino un amante de la paz social». Además de
expresar sus temores como mandatos imperativos, las nuevas autoridades peruanas sostenían
claramente que lo indígena era inferior y que se trataba de conducir la cultura andina hacia la
occidental, concebida además como elemento principal de la unidad nacional y la paz social,
tomadas como objetivos de la educación rural peruana En este contexto, Valcárcel dejó el
Ministerio y durante la década de 1950 ocupó su puesto de profesor universitario en San Marcos.
No obstante, no perdió completamente los contactos con el programa de escuela rural que había
puesto en marcha en 1946. De vez en cuando era consultado y su opinión era considerada incluso
por los partidarios de la obra educativa del general Odría. De este modo, el papel de Valcárcel en
el decenio de 1950 se habría transformado, pero no opacado. Dejó el poder político solo para
adquirir el nuevo estatus de guía ideológico, a quien las más variadas tendencias acudían para
citarlo, tomar alguna de sus ideas y tratar de ponerlo de su lado. Durante la década de 1950,
Valcárcel fue un imán que atrajo diverso tipo de partículas metálicas. Este artículo es una segunda
versión de una sección de un estudio mayor sobre la educación en el periodo 1930-1956, que
aparecerá próximamente como parte de una enciclopedia sobre el pensamiento educativo que ha
de publicar la Derrama Magisterial, a la cual agradezco especialmente por haber promovido una
obra de vasto alcance para la educación nacional.