Desafío FitMom
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#FITMOM
“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.
(1 Cor 9:4). Lo importante no es simplemente iniciar nuestra carrera de
fe, todos anhelamos culminar esta carrera en victoria. Creo que toda
madre entiende que la maternidad no es simplemente dar a luz y ya...
sabemos que el día que llega un hijo al hogar es donde verdaderamente
empieza nuestra gran tarea. Pero, ¿cómo correr este maratón? ¿Cómo
fortalecer nuestros músculos espirituales? ¿Cómo crecer en nuestras
habilidad de resistir? Y, sobre todo, ¿cómo llegar a la gran meta que
tenemos por delante? En este desafío vamos a aprender principios que
quedaron plasmados por uno de los grandes atletas en la fe, el apóstol
Pedro.
1. Fuerza espiritual.
¡Wow!.
Y en estas promesas, Dios nos ha concedido todo lo que necesitamos para
hacer Su voluntad. El punto de partida es la fe:
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento (2 Pe 1:5)
“Añadir a su fe,
virtud;
a su virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia;
a la paciencia, piedad o devoción a Dios;
a la devoción a Dios, afecto fraternal;
y al afecto fraternal, amor.
Personal
Familiar
En tu llamado
Empresarial
Las promesas de Dios no son para guardarlas en un baúl, Dios nos las da
para que por medio de ellas aprendamos a librar batallas espirituales, a per-
severar, y guardar lo más hermoso que tenemos: nuestra fe. Y así como José,
qué tal si te pones en evidencia con las promesas que Dios te ha dado. Com-
pártelas con los que están en casa, habla de ellas a tus hijos. ¡Esto hará que
la fe se active en tu vida!
El espíritu de este mundo nos dice todo lo contrario: que el débil se cuide a
sí mismo, cada uno tome para sí lo que pueda tomar, y todo está muy cen-
tralizado en el yo.
Sin embargo, a medida que caminamos sobre las promesas de Dios estare-
mos “huyendo de la corrupción del mundo.” o, en otras palabras, cada vez
nos parecemos más a Cristo (participaremos de su naturaleza) y cada vez
nos parecemos menos a las personas que están bajo la corrupción por cau-
sa del pecado. Los primeros creyentes eran personas con una gran fuerza
espiritual, ellos eran los que cuidaban a los débiles, a los enfermos, a los
necesitados. Las personas de esa época no entendían cómo y porque ellos
hacían esto. Hay un libro que habla de todo el impacto que ha tenido el
cristianismo en el mundo, “How christianity changed the world” (Cómo el
cristianismo cambió el mundo). La razón por la cual lograron cambiarlo es
que ellos no se hicieron ciegos ni sordos a la necesidad de otros.
Cada vez que vives en el lamento, el porqué yo, porqué a mí... estás perdien-
do el tiempo. Estás estancándote. Despójate de toda culpabilidad, de todo
temor, y añade a la fe que ya está en tu corazón virtud.
Aunque ella falleció cuando su hijo tenía solo 7 años, Elizabeth logró sembrar
semillas que darían fruto. Más adelante, John dijo de su madre: “Ella llenó mi
memoria con muchas piezas valiosas, porciones de la escritura, himnos y
poemas.” Aunque Elizabeth estuvo gravemente enferma durante el mayor
tiempo de la infancia de John, ella no permitió que su condición le impidiera
cumplir la misión que Dios le había dado.
Ella usó la poca fuerza que tenía para expresar el amor profundo que tenía
por su hijo. Le enseñó acerca de la existencia de Dios, Su santidad, dejó en su
corazón canciones que quedarían en su mente y en todo su ser hasta el día
de su muerte. Le enseñó a honrar la Biblia y a buscarla para adquirir cono-
cimiento y fuerza espiritual. Ella le enseñó el evangelio, que la salvación era
por gracia a través de la fe en Jesús. Su hijo, John Newton, aunque tuvo que
pasar por muchas dificultades, se convertiría en un gran predicador, compo-
sitor y abolicionista que diría su propia historia y la historia de todo cristiano
en su famosa canción: “Amazing Grace”.
Alguna vez le escuche decir a Derek Prince que si alguien era un maestro
antes de ser cristiano, y luego se convierte, esta persona debe, después de
su conversión, ser aún mejor maestro. Si alguien era administrador y cono-
ce a Cristo, esta persona debe dar ejemplo en ser esforzado y confiable. El
cristianismo no es excusa para ser mediocres o perezosos. Algo que me ha
motivado mucho es leer biografías de grandes hombres y mujeres de Dios
que lograron marcar la historia. Nos muestran cómo en medio de debilidad
y muchos desafíos, lograron cambiar su mundo; correr su carrera y termi-
narla en victoria. Un común denominador que encuentro en ellos es que
eran personas esforzadas.
DESCARGA SEMANA 1
Semana de Fortalecimiento
Escribe acá lo que aprendiste
en tu desafío diario
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Promesa 1:
Promesa 2:
Promesa3:
Promesa 4:
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Área 1:
Área 2:
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Área 4:
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“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.
(1 Cor 9:4). Lo importante no es simplemente iniciar nuestra carrera de
fe, todos anhelamos culminar esta carrera en victoria. Creo que toda
madre entiende que la maternidad no es simplemente dar a luz y ya...
sabemos que el día que llega un hijo al hogar es donde verdaderamente
empieza nuestra gran tarea. Pero, ¿cómo correr este maratón? ¿Cómo
fortalecer nuestros músculos espirituales? ¿Cómo crecer en nuestras
habilidad de resistir? Y, sobre todo, ¿cómo llegar a la gran meta que
tenemos por delante? En este desafío vamos a aprender principios que
quedaron plasmados por uno de los grandes atletas en la fe, el apóstol
Pedro.
1. Fuerza espiritual.
¡Wow!.
Y en estas promesas, Dios nos ha concedido todo lo que necesitamos para
hacer Su voluntad. El punto de partida es la fe:
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento (2 Pe 1:5)
“Añadir a su fe,
virtud;
a su virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia;
a la paciencia, piedad o devoción a Dios;
a la devoción a Dios, afecto fraternal;
y al afecto fraternal, amor.
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Las promesas de Dios no son para guardarlas en un baúl, Dios nos las da
para que por medio de ellas aprendamos a librar batallas espirituales, a per-
severar, y guardar lo más hermoso que tenemos: nuestra fe. Y así como José,
qué tal si te pones en evidencia con las promesas que Dios te ha dado. Com-
pártelas con los que están en casa, habla de ellas a tus hijos. ¡Esto hará que
la fe se active en tu vida!
La semana pasada hablamos de que todo inicia con la fe, es el punto de par-
tida. Sin embargo, a esa fe debemos añadirle la virtud o excelencia. Aprendi-
mos que la excelencia nos lleva a dar lo mejor de nosotros a aquellas respon-
sabilidades que Dios nos ha confiado, sean pequeñas o grandes.
El conocimiento es...
Así como vimos que la fuerza espiritual no tiene nada que ver con lo que el
mundo define como “fuerza”. De la misma manera este conocimiento es espi-
ritual. No se encierra a lo que se aprende en una universidad, en unos libros,
o aun en estudios teológicos.
¿Cuál es el resultado?
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y
guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. (Apo.1:3).
4. Memorizar.
En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. (Salmo 119:11)
5. Meditar: meditar es repasar una y otra vez el pasaje hasta que la mente
esté llena de Su Palabra.
Este conocimiento, en la vida de Eunice fue fruto de una vida llena de dis-
ciplinas espirituales que la llevó a levantar una familia no como la sociedad
decía que lo debía hacer, sino fundamentada en la Roca que es Cristo. De la
misma manera, si anhelas el conocer la voluntad de Dios para tu vida y para
tu hogar, no puedes depender simplemente de ser ‘simpatizante’ de la Pa-
labra. Con la Biblia abierta en el Salmo 91 todo el año en la mesa de tu sala,
simplemente como un adorno.
Alguna vez le escuche decir al pastor John Haggee algo muy cierto:
“Aquellos que tienen una Biblia que se está rompiendo en pedazos, no tienen
una vida que se está rompiendo en pedazos. Apóyate y refugiate en la Pala-
bra de Dios.”
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para
conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia
de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10).
2. Los pensamientos
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros co-
razones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 Por lo demás, herma-
nos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo
digno de alabanza, en esto pensad. (Fil. 4:7-9)
3. Las palabras
Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que
engaña su corazón, la religión del tal es vana. (Santiago 1:26)
DESCARGA SEMANA 2
Escribe acá lo que aprendiste
en tu desafío diario
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“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.
(1 Cor 9:4). Lo importante no es simplemente iniciar nuestra carrera de
fe, todos anhelamos culminar esta carrera en victoria. Creo que toda
madre entiende que la maternidad no es simplemente dar a luz y ya...
sabemos que el día que llega un hijo al hogar es donde verdaderamente
empieza nuestra gran tarea. Pero, ¿cómo correr este maratón? ¿Cómo
fortalecer nuestros músculos espirituales? ¿Cómo crecer en nuestras
habilidad de resistir? Y, sobre todo, ¿cómo llegar a la gran meta que
tenemos por delante? En este desafío vamos a aprender principios que
quedaron plasmados por uno de los grandes atletas en la fe, el apóstol
Pedro.
1. Fuerza espiritual.
¡Wow!.
Y en estas promesas, Dios nos ha concedido todo lo que necesitamos para
hacer Su voluntad. El punto de partida es la fe:
Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento (2 Pe 1:5)
“Añadir a su fe,
virtud;
a su virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia;
a la paciencia, piedad o devoción a Dios;
a la devoción a Dios, afecto fraternal;
y al afecto fraternal, amor.
Personal
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Las promesas de Dios no son para guardarlas en un baúl, Dios nos las da
para que por medio de ellas aprendamos a librar batallas espirituales, a per-
severar, y guardar lo más hermoso que tenemos: nuestra fe. Y así como José,
qué tal si te pones en evidencia con las promesas que Dios te ha dado. Com-
pártelas con los que están en casa, habla de ellas a tus hijos. ¡Esto hará que
la fe se active en tu vida!
Hoy estaremos hablando de otros dos principios que nos llevarán a resistir en
medio de las circunstancias o dificultades: la paciencia y la piedad.
Un ejemplo de Resistencia
Escuchaba el ejemplo de Betsy, una mujer que tuvo que poner en práctica
este principio de resistencia. Al inicio de su matrimonio aparentemente todo
estaba muy bien. Edwin, su esposo, un hombre responsable, trabajador dedi-
cado a su esposa y a sus hijos. Sin embargo, Edwin cae en el vicio del alcohol
y esto hizo que el empezara a malgastar sus bienes, a endeudarse bastan-
te, hasta el punto en que tuvo que pedir prestado para conseguir una casa
muy pequeña. En estos primeros años de matrimonio, las deudas siguieron
incrementando, aunque aparentemente seguían siendo felices. Sin embar-
go, llegó el día malo para Betsy y su casa, en 1841 cuando Edwin murió de
repente de un ataque al corazón. En ese momento Betsy tenía 7 hijos y
estaba embarazada de gemelos, así que de un día para otro, Betsy quedó
madre soltera de nueve hijos y todos menores de 14 años.
Betsy, tuvo que enfrentar muchas dificultades, pero en medio de todo ella
no desistió-- y más adelante, uno de sus hijos, el gran evangelista y predi-
cador D.L Moody diría de ella en el día de su funeral: “Cuando todo estaba
en contra de ella, esto era a lo que ella se aferraba, “Mi confianza esta en
Dios. Mi confianza esta en Dios.” y cuando los vecinos le decían que saca-
ra a sus hijos, ella decía: mientras tenga estas dos manos, nunca me daré
por vencida en cuanto a mis hijos.” Muchos le decían que si continuaba así,
sus hijos terminarían o en la cárcel o con una cuerda en el cuello. Pero hoy
les testifico, que fruto de su esfuerzo, ninguno de nosotros fue a la cárcel,
ninguno terminó con una cuerda en el cuello.. es más si todos en el mundo
tuvieran una mama como la mama que tuve, si el mundo fuera cuidado por
esta clase de madres, no habría necesidad de cárceles.”
Que gran reto para todas nosotras. Que importante aprender la lección de
esta gran mujer de Dios. La resistencia proviene de una fe y confianza abso-
luta en aquel que nos creó. Entender que siempre hay alguien por encima de
nuestra vida, nuestra circunstancias, y que Dios es un arquitecto, El se encar-
ga de poner todo en orden si confiamos y no desistimos. Dwight L. Moody, el
cuarto hijo de Edwin y Betsy, se convertiría en uno de los grandes hombres
de fe, cual fue su legado, anqué en su época no había internet, televisión o
radio, Moody predicó a más de 100 millones de personas; y aunque no fue a
la universidad, fundó dos escuelas y un instituto bíblico que existe hasta el
día de hoy.
“Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan
y entre los que se pierden.” (2 cor.2:15)
Cada persona lleva una fragancia, lleva una aroma, algunos llevan el aroma
del ‘EGO’ todo va en torno a ellos, otros llevan la aroma del ‘POBRECITA
YO’ otros llevan el aroma de la ‘sensualidad..” pero la piedad es llevar el
aroma como lo dijo pablo, de Cristo.
Un ejemplo de la piedad
Hace algunos años leí la biografía de una mujer que en verdad impactó
mucho mi vida, de hecho es uno de mis libros preferidos, Cita en Jerusalén.
(Appointment in Jerusalem), Lydia fue una mujer que:
Logró cumplir su propósito en esta tierra
Toda su vida reflejaba a Cristo
Su vida fue emocionante, fue una aventura marcada por la osadía y el gozo
frente a los desafíos que enfrentaba.
Cuando leemos estas palabras escritas por la persona que mas la conocía, su
propio esposo, podemos claramente ver que clase de fragancia tenia Lydia.
Toda su casa estaba impregnada de la presencia de Dios, de lo sobrenatural,
y de una paz en medio de diferentes circunstancias adversas.
¿Sabes qué fue lo que llevó a Lydia a reflejar esta fragancia? Su relación ín-
tima y personal que tenía con Dios a diario. De esto depende todo. Por eso
quería mujer que me escuchas, te motive a que anheles no solo conocer de
Dios, sino conocer a Dios de manera íntima y personal.
Y anhela que a donde quiera que vayas tú puedas esparcir la dulce fragan-
cia de nuestro señor Jesucristo. Que a medida que sirvas a tus hijos, ellos
no te vean a ti, sino vean a cristo. Que tu esposo, vea la vida de cristo activa
dentro de ti.
2. Remite todo a Dios: nunca toma una decisión por su propia voluntad
o fuerza. Dios, ¿es ésta tu voluntad?
DESCARGA SEMANA 3
Semana de Resistencia
SEMANA DE #FITMOM
RESISTENCIA
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¿En qué áreas Dios te está llevando a resistir en este tiempo?
2.
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5.
El punto de partida:
A la fe debes añadirle:
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