Desafío FitMom

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#FITMOM

#FITMOM

En este mes empezaremos una serie que he entitulado #fitmom, fit en


inglés quiere decir estar en forma o estar en una buena condición física
por causa de hacer ejercicio frecuentemente. Alguna vez escuché que
la vida cristiana no es una carrera corta sino un maratón. Y es verdad, el
apóstol Pablo nos deja la imagen de una carrera, y mira lo que nos dice:

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.
(1 Cor 9:4). Lo importante no es simplemente iniciar nuestra carrera de
fe, todos anhelamos culminar esta carrera en victoria. Creo que toda
madre entiende que la maternidad no es simplemente dar a luz y ya...
sabemos que el día que llega un hijo al hogar es donde verdaderamente
empieza nuestra gran tarea. Pero, ¿cómo correr este maratón? ¿Cómo
fortalecer nuestros músculos espirituales? ¿Cómo crecer en nuestras
habilidad de resistir? Y, sobre todo, ¿cómo llegar a la gran meta que
tenemos por delante? En este desafío vamos a aprender principios que
quedaron plasmados por uno de los grandes atletas en la fe, el apóstol
Pedro.

Recuerdo algunos años atrás, cuando estaba entrenando en danzas. Te-


níamos que pasar por diferentes procesos para trabajar y crecer en el
físico. La danza es un arte que demanda mucha disciplina, y como yo
inicié ya estando en mi adolescencia, que en danzas se considera muy
tarde, me tocó esforzarme el doble. Algunas de las áreas que debíamos
trabajar era nuestro cardio y así mejorar el estado físico para lograr ha-
cer algunas de las presentaciones que eran bastante exigentes. Tuve la
oportunidad de entrenar por algún tiempo con una excelente maestra, y
ella nos llevó también a crecer y trabajar en la flexibilidad. Este proceso
era lento, doloroso y de mucha disciplina para ver un progreso. Y nos
llevó a fortalecer mucho el ‘centro’ con metodologías como pilates y
clases técnicas de ballet. Recuerdo quedar adolorida por muchos días
después de entrenar con esta maestra. Después de algún tiempo em-
pecé a notar muchos cambios, no solo físicamente en la tonificación de
algunos músculos, sino también en la fuerza interna, producía una gran
satisfacción ver el progreso.

No sé cómo te sientas en este momento en cuanto a tu fuerza espiri-


tual. Tal vez sientes que estás corriendo esta carrera de fe con mucho
peso extra, o tal vez te sientes estática, sin ver progreso alguno. Bue-
no, te motivo a que en este mes separes un tiempo cada semana para
aprender y aplicar estos principios. Sé que tienes una carrera que correr
por delante, pero lo mejor de todo es que tienes al mejor entrenador,
al Espíritu Santo. A través de Su Palabra Él te guiará (a veces por cosas
dolorosas, pero recuerda, en el dolor está el crecimiento), y a veces por
cosas que no entiendes en su momento. Pero el entrenador de entrena-
dores te llevará a que seas esa mujer que culmine la carrera en victoria.
Así que, ¿estás lista?
28 días para ponerte en forma

¿Qué aprenderemos este mes?

Cada semana nos enfocaremos en un área específica:

1. Fuerza espiritual.

2. Formar hábitos diarios para llevar una vida de disciplina.

3.Aprenderemos por qué la paciencia y la piedad son esenciales en esta carrera.

4. Recordaremos la gran meta que tenemos y cómo mantener el enfoque.


El punto de partida: La fe
Uno de los mayores regalos que el Señor Jesús da a sus hijos es la fe; la
capacidad de creer en Su Palabra. Vemos el ejemplo de Abraham: Dios lo
escoge, Dios le revela su plan, y aunque todo parecía ser imposible, y las
circunstancias gritaban a todo pulmón todo lo contrario a la promesa divi-
na, Abraham, al colocar su mirada en las promesas de Dios recibió uno de
los mayores regalos que un ser humano pueda tener: la Fe. Creo que parte
de su gran logro fue que pudo tener el corazón como el de un niño. Y no
sé si has observado algo en particular que tienen los niños: ellos son como
esponjas. Tienen la capacidad de retener y guardar en el corazón cosas que
escuchan y reciben especialmente de personas que admiran. Así que Abra-
ham logró conocer a Dios de una manera íntima, de una manera real y esto
lo llevó a afianzar su confianza absoluta en su creador.

Cuando estaba meditando en este pasaje, pensaba en la vida de un joven


que inició su carrera de fe a una muy temprana edad, tal vez ya conozcas su
historia, hablo de José. Al inicio de su carrera, la Palabra nos dice que José
soñó un sueño (Gen 37:5-11). Fue ahí donde inició su carrera y donde la fe
nació en su corazón a través de este sueño. Creo que en medio de su vida,
que pasó por momentos muy duros, lo que hizo que él no desistiera de su
carrera fue este sueño, o esta promesa que Dios le había dado. Te quiero
motivar a que vuelvas a soñar en grande, pero deja que estos sueños nazcan
de la Palabra de Dios. Es la mejor fuente para alimentar nuestra fe.

Mira lo que dice 2 Pedro 1:4


Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que
ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los
malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina. Dios nos habla
hoy por medio de sus promesas. Él revela sus planes en Su Palabra.

Lo más importante es aferrarnos a cada promesa. Estas promesas nos llevan


a tener parte de su naturaleza divina, a ser uno con Cristo.

¡Wow!.
Y en estas promesas, Dios nos ha concedido todo lo que necesitamos para
hacer Su voluntad. El punto de partida es la fe:

Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento (2 Pe 1:5)

Pero para ver un progreso, debes esforzarte por:

“Añadir a su fe,
virtud;
a su virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia;
a la paciencia, piedad o devoción a Dios;
a la devoción a Dios, afecto fraternal;
y al afecto fraternal, amor.

Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el cono-


cimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e impro-
ductivos.”

“No os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro


Señor Jesucristo.” (2 Pe 1:5-8)

La fe es nuestro punto de partida.


Es esencial para correr nuestra carrera. Por eso, te motivo a que busques y
plasmes 4 promesas que Dios te haya dado. Si quieres, puedes hacer una
promesa por cada área de tu vida, por ejemplo:

Personal
Familiar
En tu llamado
Empresarial
Las promesas de Dios no son para guardarlas en un baúl, Dios nos las da
para que por medio de ellas aprendamos a librar batallas espirituales, a per-
severar, y guardar lo más hermoso que tenemos: nuestra fe. Y así como José,
qué tal si te pones en evidencia con las promesas que Dios te ha dado. Com-
pártelas con los que están en casa, habla de ellas a tus hijos. ¡Esto hará que
la fe se active en tu vida!

¿Cómo llevar tu progreso?


Mi anhelo es darte herramientas para que tu puedas poner en práctica des-
de este mismo mes. Así que si quieres llevar tu progreso, es muy sencillo,
descarga la guía semanal y si puedes imprímela para que cada semana to-
mes un tiempo para reflexionar y meditar en lo que has aprendido. ¡Será un
mes para ponerte en forma!
Semana 1
¿Cómo desarrollar fuerza espiritual?

Tenemos la gran meta de ponernos en forma para poder cumplir la misión


que Dios estableció para cada uno de nosotros.

Hemos estado hablando que el punto de partida es la fe. El apóstol Pedro


nos asegura que por medio de las promesas podemos ser partícipes de la
naturaleza divina. En otras palabras, podremos cada día parecernos y ser
más como Él.

Sin embargo, la fe es probada, y de la misma manera en nuestra carrera de


fe vamos a encontrar varios desafíos y obstáculos que si lo tomamos de la
manera correcta harán que nuestra fe se fortalezca. En esta semana estare-
mos hablando de principios sencillos para poder desarrollar nuestra fuerza
espiritual. Es importante entender que la fuerza espiritual no es igual a la
fuerza que tal vez las personas en el mundo muestran. La definición de la
fuerza espiritual la encontramos en Romanos 15:1, mira lo que dice: “así que,
los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no
agradarnos a nosotros mismos”. Creo que la naturaleza humana anhela tener
las respuestas, ser fuerte en nuestra propia habilidad y experiencia, pero eso
no demanda mucha fuerza espiritual. En cambio, el soportar las flaquezas de
los débiles si demanda mucha fuerza espiritual.

El espíritu de este mundo nos dice todo lo contrario: que el débil se cuide a
sí mismo, cada uno tome para sí lo que pueda tomar, y todo está muy cen-
tralizado en el yo.

Sin embargo, a medida que caminamos sobre las promesas de Dios estare-
mos “huyendo de la corrupción del mundo.” o, en otras palabras, cada vez
nos parecemos más a Cristo (participaremos de su naturaleza) y cada vez
nos parecemos menos a las personas que están bajo la corrupción por cau-
sa del pecado. Los primeros creyentes eran personas con una gran fuerza
espiritual, ellos eran los que cuidaban a los débiles, a los enfermos, a los
necesitados. Las personas de esa época no entendían cómo y porque ellos
hacían esto. Hay un libro que habla de todo el impacto que ha tenido el
cristianismo en el mundo, “How christianity changed the world” (Cómo el
cristianismo cambió el mundo). La razón por la cual lograron cambiarlo es
que ellos no se hicieron ciegos ni sordos a la necesidad de otros.

Estamos en una carrera


“Poniendo toda diligencia, añadid a vuestra fe virtud...”
“toda diligencia” nos habla que no hay tiempo que perder. En una carrera
que importante es el arranque. Qué importante es aprovechar cada mo-
mento.

Y hoy es una oportunidad para:

Despojarnos de todo peso: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derre-


dor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del
pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos
por delante”.

Cada vez que vives en el lamento, el porqué yo, porqué a mí... estás perdien-
do el tiempo. Estás estancándote. Despójate de toda culpabilidad, de todo
temor, y añade a la fe que ya está en tu corazón virtud.

Ejemplo: Elizabeth Scatlif


Escuchaba la historia de Elizabeth Scatlif, nacida en Inglaterra en 1705. Me
impacta la manera en que ella logró demostrar su fuerza espiritual. Aunque
vivió tan solo 27 años, ella logró cumplir su misión en esta tierra. Junto con
su esposo, John, tuvieron un hijo que también llamaron John. Fue el úni-
co hijo de ellos. John (papá) por causa de trabajo permaneció viajando la
mayoría del tiempo. Esto hizo que el hijo creciera siendo muy cercano a su
madre. Como muchos en su época, Elizabeth sufría de tuberculosis, la en-
fermedad que acabaría con su vida, y entre muchos de los síntomas de esta
enfermedad, la fatiga crónica era una que hacía que ella estuviera ligada a
una cama la mayoría parte de su tiempo. Aunque Elizabeth no pudo estar al
cien por ciento, como le hubiera gustado, ella no dejó que esta enfermedad
le hiciera desperdiciar sus días. Al contrario, como sabía que tenía pocos días
con su hijo, se determinó a sacar el mayor provecho a cada uno. Tomó el rol
de maestra en casa, y pasó muchas horas con John cada día. Ella era diligen-
te, y tenía un estudiante con muchas ganas de aprender.

Aunque ella falleció cuando su hijo tenía solo 7 años, Elizabeth logró sembrar
semillas que darían fruto. Más adelante, John dijo de su madre: “Ella llenó mi
memoria con muchas piezas valiosas, porciones de la escritura, himnos y
poemas.” Aunque Elizabeth estuvo gravemente enferma durante el mayor
tiempo de la infancia de John, ella no permitió que su condición le impidiera
cumplir la misión que Dios le había dado.

Ella usó la poca fuerza que tenía para expresar el amor profundo que tenía
por su hijo. Le enseñó acerca de la existencia de Dios, Su santidad, dejó en su
corazón canciones que quedarían en su mente y en todo su ser hasta el día
de su muerte. Le enseñó a honrar la Biblia y a buscarla para adquirir cono-
cimiento y fuerza espiritual. Ella le enseñó el evangelio, que la salvación era
por gracia a través de la fe en Jesús. Su hijo, John Newton, aunque tuvo que
pasar por muchas dificultades, se convertiría en un gran predicador, compo-
sitor y abolicionista que diría su propia historia y la historia de todo cristiano
en su famosa canción: “Amazing Grace”.

De este ejemplo, podemos aprender que nuestra fuerza espiritual no nece-


sariamente depende de nuestra fuerza física, o de nuestras circunstancias.
“Cuando soy débil entonces soy fuerte…”
Aplicación
Después de tener una fe sólida, debemos añadirle virtud. La palabra griega
que tradujeron como virtud es areté y no significa únicamente “excelencia
moral”, sino excelencia de manera general; por ejemplo, el areté de un ca-
ballo es correr rápido. Cuando el apóstol Pedro nos llama a tener virtud, no
se refiere simplemente a una cualidad interna, sino que debemos ser exce-
lentes en todo lo que hagamos.

Alguna vez le escuche decir a Derek Prince que si alguien era un maestro
antes de ser cristiano, y luego se convierte, esta persona debe, después de
su conversión, ser aún mejor maestro. Si alguien era administrador y cono-
ce a Cristo, esta persona debe dar ejemplo en ser esforzado y confiable. El
cristianismo no es excusa para ser mediocres o perezosos. Algo que me ha
motivado mucho es leer biografías de grandes hombres y mujeres de Dios
que lograron marcar la historia. Nos muestran cómo en medio de debilidad
y muchos desafíos, lograron cambiar su mundo; correr su carrera y termi-
narla en victoria. Un común denominador que encuentro en ellos es que
eran personas esforzadas.

DESCARGA SEMANA 1
Semana de Fortalecimiento
Escribe acá lo que aprendiste
en tu desafío diario

1
Promesa 1:

Promesa 2:

Promesa3:

Promesa 4:

2
3
Área 1:

Área 2:

Área 3:

Área 4:

4
5

6
1.

2.

3.

4.

5.
7

Mis objetivos son:

1.

2.

3.

4.
#FITMOM
#FITMOM

En este mes empezaremos una serie que he entitulado #fitmom, fit en


inglés quiere decir estar en forma o estar en una buena condición física
por causa de hacer ejercicio frecuentemente. Alguna vez escuché que
la vida cristiana no es una carrera corta sino un maratón. Y es verdad, el
apóstol Pablo nos deja la imagen de una carrera, y mira lo que nos dice:

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.
(1 Cor 9:4). Lo importante no es simplemente iniciar nuestra carrera de
fe, todos anhelamos culminar esta carrera en victoria. Creo que toda
madre entiende que la maternidad no es simplemente dar a luz y ya...
sabemos que el día que llega un hijo al hogar es donde verdaderamente
empieza nuestra gran tarea. Pero, ¿cómo correr este maratón? ¿Cómo
fortalecer nuestros músculos espirituales? ¿Cómo crecer en nuestras
habilidad de resistir? Y, sobre todo, ¿cómo llegar a la gran meta que
tenemos por delante? En este desafío vamos a aprender principios que
quedaron plasmados por uno de los grandes atletas en la fe, el apóstol
Pedro.

Recuerdo algunos años atrás, cuando estaba entrenando en danzas. Te-


níamos que pasar por diferentes procesos para trabajar y crecer en el
físico. La danza es un arte que demanda mucha disciplina, y como yo
inicié ya estando en mi adolescencia, que en danzas se considera muy
tarde, me tocó esforzarme el doble. Algunas de las áreas que debíamos
trabajar era nuestro cardio y así mejorar el estado físico para lograr ha-
cer algunas de las presentaciones que eran bastante exigentes. Tuve la
oportunidad de entrenar por algún tiempo con una excelente maestra, y
ella nos llevó también a crecer y trabajar en la flexibilidad. Este proceso
era lento, doloroso y de mucha disciplina para ver un progreso. Y nos
llevó a fortalecer mucho el ‘centro’ con metodologías como pilates y
clases técnicas de ballet. Recuerdo quedar adolorida por muchos días
después de entrenar con esta maestra. Después de algún tiempo em-
pecé a notar muchos cambios, no solo físicamente en la tonificación de
algunos músculos, sino también en la fuerza interna, producía una gran
satisfacción ver el progreso.

No sé cómo te sientas en este momento en cuanto a tu fuerza espiri-


tual. Tal vez sientes que estás corriendo esta carrera de fe con mucho
peso extra, o tal vez te sientes estática, sin ver progreso alguno. Bue-
no, te motivo a que en este mes separes un tiempo cada semana para
aprender y aplicar estos principios. Sé que tienes una carrera que correr
por delante, pero lo mejor de todo es que tienes al mejor entrenador,
al Espíritu Santo. A través de Su Palabra Él te guiará (a veces por cosas
dolorosas, pero recuerda, en el dolor está el crecimiento), y a veces por
cosas que no entiendes en su momento. Pero el entrenador de entrena-
dores te llevará a que seas esa mujer que culmine la carrera en victoria.
Así que, ¿estás lista?
28 días para ponerte en forma

¿Qué aprenderemos este mes?

Cada semana nos enfocaremos en un área específica:

1. Fuerza espiritual.

2. Formar hábitos diarios para llevar una vida de disciplina.

3.Aprenderemos por qué la paciencia y la piedad son esenciales en esta carrera.

4. Recordaremos la gran meta que tenemos y cómo mantener el enfoque.


El punto de partida: La fe
Uno de los mayores regalos que el Señor Jesús da a sus hijos es la fe; la
capacidad de creer en Su Palabra. Vemos el ejemplo de Abraham: Dios lo
escoge, Dios le revela su plan, y aunque todo parecía ser imposible, y las
circunstancias gritaban a todo pulmón todo lo contrario a la promesa divi-
na, Abraham, al colocar su mirada en las promesas de Dios recibió uno de
los mayores regalos que un ser humano pueda tener: la Fe. Creo que parte
de su gran logro fue que pudo tener el corazón como el de un niño. Y no
sé si has observado algo en particular que tienen los niños: ellos son como
esponjas. Tienen la capacidad de retener y guardar en el corazón cosas que
escuchan y reciben especialmente de personas que admiran. Así que Abra-
ham logró conocer a Dios de una manera íntima, de una manera real y esto
lo llevó a afianzar su confianza absoluta en su creador.

Cuando estaba meditando en este pasaje, pensaba en la vida de un joven


que inició su carrera de fe a una muy temprana edad, tal vez ya conozcas su
historia, hablo de José. Al inicio de su carrera, la Palabra nos dice que José
soñó un sueño (Gen 37:5-11). Fue ahí donde inició su carrera y donde la fe
nació en su corazón a través de este sueño. Creo que en medio de su vida,
que pasó por momentos muy duros, lo que hizo que él no desistiera de su
carrera fue este sueño, o esta promesa que Dios le había dado. Te quiero
motivar a que vuelvas a soñar en grande, pero deja que estos sueños nazcan
de la Palabra de Dios. Es la mejor fuente para alimentar nuestra fe.

Mira lo que dice 2 Pedro 1:4


Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que
ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los
malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina. Dios nos habla
hoy por medio de sus promesas. Él revela sus planes en Su Palabra.

Lo más importante es aferrarnos a cada promesa. Estas promesas nos llevan


a tener parte de su naturaleza divina, a ser uno con Cristo.

¡Wow!.
Y en estas promesas, Dios nos ha concedido todo lo que necesitamos para
hacer Su voluntad. El punto de partida es la fe:

Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento (2 Pe 1:5)

Pero para ver un progreso, debes esforzarte por:

“Añadir a su fe,
virtud;
a su virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia;
a la paciencia, piedad o devoción a Dios;
a la devoción a Dios, afecto fraternal;
y al afecto fraternal, amor.

Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el cono-


cimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e impro-
ductivos.”

“No os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro


Señor Jesucristo.” (2 Pe 1:5-8)

La fe es nuestro punto de partida.


Es esencial para correr nuestra carrera. Por eso, te motivo a que busques y
plasmes 4 promesas que Dios te haya dado. Si quieres, puedes hacer una
promesa por cada área de tu vida, por ejemplo:

Personal
Familiar
En tu llamado
Empresarial
Las promesas de Dios no son para guardarlas en un baúl, Dios nos las da
para que por medio de ellas aprendamos a librar batallas espirituales, a per-
severar, y guardar lo más hermoso que tenemos: nuestra fe. Y así como José,
qué tal si te pones en evidencia con las promesas que Dios te ha dado. Com-
pártelas con los que están en casa, habla de ellas a tus hijos. ¡Esto hará que
la fe se active en tu vida!

¿Cómo llevar tu progreso?


Mi anhelo es darte herramientas para que tu puedas poner en práctica des-
de este mismo mes. Así que si quieres llevar tu progreso, es muy sencillo,
descarga la guía semanal y si puedes imprímela para que cada semana to-
mes un tiempo para reflexionar y meditar en lo que has aprendido. ¡Será un
mes para ponerte en forma!
Semana 2
¿Cómo formar hábitos espirituales?

Seguimos en nuestro estudio de 2 Pedro 1, donde hemos aprendido princi-


pios espirituales que nos llevarán a florecer en nuestra vida de fe.

La semana pasada hablamos de que todo inicia con la fe, es el punto de par-
tida. Sin embargo, a esa fe debemos añadirle la virtud o excelencia. Aprendi-
mos que la excelencia nos lleva a dar lo mejor de nosotros a aquellas respon-
sabilidades que Dios nos ha confiado, sean pequeñas o grandes.

Hoy seguiremos hablando de otros dos principios: el conocimiento y el do-


minio propio. El enfoque de esta segunda etapa es alcanzar una vida de dis-
ciplina y como sabemos, la disciplina consiste en los hábitos, o las pequeñas
cosas que hago día a día. ¿Estás lista?

“Añadir a tu fe, virtud; a tu virtud, conocimiento;


al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia;
a la paciencia, piedad o devoción a Dios;
a la devoción a Dios, afecto fraternal;
y al afecto fraternal, amor.”

El conocimiento es...

Así como vimos que la fuerza espiritual no tiene nada que ver con lo que el
mundo define como “fuerza”. De la misma manera este conocimiento es espi-
ritual. No se encierra a lo que se aprende en una universidad, en unos libros,
o aun en estudios teológicos.

Al respecto, el apóstol Pablo enseña lo siguiente:


“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más
y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin
de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos
de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”.
(Filipenses 1:9-11)

Este conocimiento espiritual:

Te llevará a discernir la voluntad de Dios para tu vida.


Es progresivo, cada vez aumentará en tu vida.
Te llevará a dar resultados (fruto) que dará la gloria a Dios.

La pregunta es, ¿dónde encontramos este conocimiento? Creo que tú ya


sabes la respuesta, en la Palabra de Dios, en la Biblia. Por eso, la Palabra de
Dios debe ser el centro principal, el fundamento de nuestras vidas.

¿Cuál es el resultado?

Miremos la vida de Eunice, conocida como la mamá de Timoteo, el gran dis-


cípulo de Pablo y pionero del Cristianismo. Eunice fue una mujer que buscó
adquirir este conocimiento espiritual por encima de todas las cosas. En el
momento en que el apóstol Pablo conoció a Timoteo, de inmediato lo reclu-
tó para ser uno de sus discípulos. Al instante de conocerlo, pudo ver la ma-
durez, el enfoque y la capacidad que este joven tenía. (Hechos 16:1-2) Pablo
no solo lo reclutó a que trabajara y empezara viajes misioneros con él, sino
que también le empezó a confiar grandes responsabilidades de liderazgo.

Mas, ¿a qué se debió este enfoque y madurez en la vida de Timoteo? ¿A su


excelente educación en las mejores instituciones? O, ¿a que su padre tenía
el dinero suficiente para ayudarle en su crecimiento?

La Biblia le da el crédito a la fe genuina de Eunice (mama de timoteo) y a


la abuela de Timoteo. En otras palabras, Timoteo tuvo el privilegio de crecer
en un hogar cristiano. Sin embargo, esa frase “hogar cristiano” es algo que
escuchamos tan a menudo que creo que se ha borrado un poco el concepto
o la esencia de lo que en sí es. Me gusta de cómo el apóstol Pablo lo descri-
be:

Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién


has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las
cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús
(2 Timoteo. 3:14-15).

Si notamos lo que significa crecer en un hogar cristiano, no es simplemente


ser simpatizantes de la Palabra o lo que la Biblia dice. Es un compromiso to-
tal con las Escrituras. Un hogar cristiano es aquel que toma la Palabra como
la base para todas las decisiones dentro del hogar. También es un hogar que
constantemente aviva la fe por medio de la Palabra de Dios. Pablo acá nos
muestra la manera en que Timoteo pudo de manera genuina adquirir cono-
cimiento.

Timoteo creció amando, valorando, y obedeciendo las Escrituras, porque fue


educado por una mamá que amaba, valoraba, y obedecía las Escrituras; y
esa es la base de todo conocimiento espiritual. Y ahora nos preguntamos,
¿cómo desarrollar hábitos espirituales que reflejan un amor y pasión por la
Palabra de Dios? El fundador de Navegantes enfatiza en 5 hábitos que todo
creyente debe desarrollar si en verdad quiere ser una persona de la Palabra,
son los siguientes:

1. Oír la palabra. El fundamento de la vida cristiana es oír a Dios.


Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen. Juan 10:27. Tierra, tie-
rra, tierra! oye la palabra de Jehová. (Jeremías 22:29).
2. Leer la palabra. Es diferente a estudiar la palabra. La puedes leer en voz
alta, la puedes leer de recorrido, etc. Rick Warren tiene algunos métodos de
como hacerlo.

Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y
guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. (Apo.1:3).

3. Estudiar la palabra: profundizar, escribir, excavar, excavar, excavar.

Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no


tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad. (2 Timoteo
2:15).

4. Memorizar.
En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti. (Salmo 119:11)

5. Meditar: meditar es repasar una y otra vez el pasaje hasta que la mente
esté llena de Su Palabra.

Sino que en la ley de Jehová está su delicia,


Y en su ley medita de día y de noche.
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará. (Salmos 1:2-3)

Este conocimiento, en la vida de Eunice fue fruto de una vida llena de dis-
ciplinas espirituales que la llevó a levantar una familia no como la sociedad
decía que lo debía hacer, sino fundamentada en la Roca que es Cristo. De la
misma manera, si anhelas el conocer la voluntad de Dios para tu vida y para
tu hogar, no puedes depender simplemente de ser ‘simpatizante’ de la Pa-
labra. Con la Biblia abierta en el Salmo 91 todo el año en la mesa de tu sala,
simplemente como un adorno.

Alguna vez le escuche decir al pastor John Haggee algo muy cierto:

“Aquellos que tienen una Biblia que se está rompiendo en pedazos, no tienen
una vida que se está rompiendo en pedazos. Apóyate y refugiate en la Pala-
bra de Dios.”

Del conocimiento a la disciplina

El apóstol Pedro nos instruye que a este conocimiento espiritual debemos


agregarle el dominio propio. Y, ¿que es el dominio propio?
Se refiere a la manera en que cada persona responde a la gracia y misericor-
dia que Dios ha demostrado para sus hijos.

Esta semana leía un pasaje que me impactó:

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para
conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia
de Dios conmigo” (1 Corintios 15:10).

Hace poco tuvimos las olimpiadas y es increíble ver la disciplina, y lo que


logra alguien con una meta en el corazón. Todos los que compiten lo hacen
para recibir un premio, en este caso una medalla, pero el apóstol Pablo tam-
bién nos dice que estamos en una carrera, y también hay un premio para los
que corren con disciplina y determinación. Sin embargo, para alcanzar ese
premio necesitamos entrenar o como Pablo lo dijo, “trabajar más que todos.”
Hay 3 áreas que todo creyente debe constantemente enfocarse:

1. El área física (alimentación y ejercicio).


Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun
ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo;
el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su
vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. (Fil 3:18:19)

2. Los pensamientos
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros co-
razones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. 8 Por lo demás, herma-
nos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo
digno de alabanza, en esto pensad. (Fil. 4:7-9)

3. Las palabras
Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que
engaña su corazón, la religión del tal es vana. (Santiago 1:26)

DESCARGA SEMANA 2
Escribe acá lo que aprendiste
en tu desafío diario

Reflexión de 2 Timoteo 3:14-15 :

¿Qué legado quiero transmitir a mis hijos?


1
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inc
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2
2
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Princ

Principio 3

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cipio
4

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5
3

4
5
1.

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5.

6.

7.

8.

6
Día 1:

Día 2:

Día 3:

Día 4:

Día 5:

Día 6:
7

Mis objetivos son:

1.

2.

3.

4.
#FITMOM
#FITMOM

En este mes empezaremos una serie que he entitulado #fitmom, fit en


inglés quiere decir estar en forma o estar en una buena condición física
por causa de hacer ejercicio frecuentemente. Alguna vez escuché que
la vida cristiana no es una carrera corta sino un maratón. Y es verdad, el
apóstol Pablo nos deja la imagen de una carrera, y mira lo que nos dice:

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis”.
(1 Cor 9:4). Lo importante no es simplemente iniciar nuestra carrera de
fe, todos anhelamos culminar esta carrera en victoria. Creo que toda
madre entiende que la maternidad no es simplemente dar a luz y ya...
sabemos que el día que llega un hijo al hogar es donde verdaderamente
empieza nuestra gran tarea. Pero, ¿cómo correr este maratón? ¿Cómo
fortalecer nuestros músculos espirituales? ¿Cómo crecer en nuestras
habilidad de resistir? Y, sobre todo, ¿cómo llegar a la gran meta que
tenemos por delante? En este desafío vamos a aprender principios que
quedaron plasmados por uno de los grandes atletas en la fe, el apóstol
Pedro.

Recuerdo algunos años atrás, cuando estaba entrenando en danzas. Te-


níamos que pasar por diferentes procesos para trabajar y crecer en el
físico. La danza es un arte que demanda mucha disciplina, y como yo
inicié ya estando en mi adolescencia, que en danzas se considera muy
tarde, me tocó esforzarme el doble. Algunas de las áreas que debíamos
trabajar era nuestro cardio y así mejorar el estado físico para lograr ha-
cer algunas de las presentaciones que eran bastante exigentes. Tuve la
oportunidad de entrenar por algún tiempo con una excelente maestra, y
ella nos llevó también a crecer y trabajar en la flexibilidad. Este proceso
era lento, doloroso y de mucha disciplina para ver un progreso. Y nos
llevó a fortalecer mucho el ‘centro’ con metodologías como pilates y
clases técnicas de ballet. Recuerdo quedar adolorida por muchos días
después de entrenar con esta maestra. Después de algún tiempo em-
pecé a notar muchos cambios, no solo físicamente en la tonificación de
algunos músculos, sino también en la fuerza interna, producía una gran
satisfacción ver el progreso.

No sé cómo te sientas en este momento en cuanto a tu fuerza espiri-


tual. Tal vez sientes que estás corriendo esta carrera de fe con mucho
peso extra, o tal vez te sientes estática, sin ver progreso alguno. Bue-
no, te motivo a que en este mes separes un tiempo cada semana para
aprender y aplicar estos principios. Sé que tienes una carrera que correr
por delante, pero lo mejor de todo es que tienes al mejor entrenador,
al Espíritu Santo. A través de Su Palabra Él te guiará (a veces por cosas
dolorosas, pero recuerda, en el dolor está el crecimiento), y a veces por
cosas que no entiendes en su momento. Pero el entrenador de entrena-
dores te llevará a que seas esa mujer que culmine la carrera en victoria.
Así que, ¿estás lista?
28 días para ponerte en forma

¿Qué aprenderemos este mes?

Cada semana nos enfocaremos en un área específica:

1. Fuerza espiritual.

2. Formar hábitos diarios para llevar una vida de disciplina.

3.Aprenderemos por qué la paciencia y la piedad son esenciales en esta carrera.

4. Recordaremos la gran meta que tenemos y cómo mantener el enfoque.


El punto de partida: La fe
Uno de los mayores regalos que el Señor Jesús da a sus hijos es la fe; la
capacidad de creer en Su Palabra. Vemos el ejemplo de Abraham: Dios lo
escoge, Dios le revela su plan, y aunque todo parecía ser imposible, y las
circunstancias gritaban a todo pulmón todo lo contrario a la promesa divi-
na, Abraham, al colocar su mirada en las promesas de Dios recibió uno de
los mayores regalos que un ser humano pueda tener: la Fe. Creo que parte
de su gran logro fue que pudo tener el corazón como el de un niño. Y no
sé si has observado algo en particular que tienen los niños: ellos son como
esponjas. Tienen la capacidad de retener y guardar en el corazón cosas que
escuchan y reciben especialmente de personas que admiran. Así que Abra-
ham logró conocer a Dios de una manera íntima, de una manera real y esto
lo llevó a afianzar su confianza absoluta en su creador.

Cuando estaba meditando en este pasaje, pensaba en la vida de un joven


que inició su carrera de fe a una muy temprana edad, tal vez ya conozcas su
historia, hablo de José. Al inicio de su carrera, la Palabra nos dice que José
soñó un sueño (Gen 37:5-11). Fue ahí donde inició su carrera y donde la fe
nació en su corazón a través de este sueño. Creo que en medio de su vida,
que pasó por momentos muy duros, lo que hizo que él no desistiera de su
carrera fue este sueño, o esta promesa que Dios le había dado. Te quiero
motivar a que vuelvas a soñar en grande, pero deja que estos sueños nazcan
de la Palabra de Dios. Es la mejor fuente para alimentar nuestra fe.

Mira lo que dice 2 Pedro 1:4


Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que
ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los
malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina. Dios nos habla
hoy por medio de sus promesas. Él revela sus planes en Su Palabra.

Lo más importante es aferrarnos a cada promesa. Estas promesas nos llevan


a tener parte de su naturaleza divina, a ser uno con Cristo.

¡Wow!.
Y en estas promesas, Dios nos ha concedido todo lo que necesitamos para
hacer Su voluntad. El punto de partida es la fe:

Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra
fe virtud; a la virtud, conocimiento (2 Pe 1:5)

Pero para ver un progreso, debes esforzarte por:

“Añadir a su fe,
virtud;
a su virtud, conocimiento;
al conocimiento, dominio propio;
al dominio propio, paciencia;
a la paciencia, piedad o devoción a Dios;
a la devoción a Dios, afecto fraternal;
y al afecto fraternal, amor.

Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el cono-


cimiento de nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que sean inútiles e impro-
ductivos.”

“No os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro


Señor Jesucristo.” (2 Pe 1:5-8)

La fe es nuestro punto de partida.


Es esencial para correr nuestra carrera. Por eso, te motivo a que busques y
plasmes 4 promesas que Dios te haya dado. Si quieres, puedes hacer una
promesa por cada área de tu vida, por ejemplo:

Personal
Familiar
En tu llamado
Empresarial
Las promesas de Dios no son para guardarlas en un baúl, Dios nos las da
para que por medio de ellas aprendamos a librar batallas espirituales, a per-
severar, y guardar lo más hermoso que tenemos: nuestra fe. Y así como José,
qué tal si te pones en evidencia con las promesas que Dios te ha dado. Com-
pártelas con los que están en casa, habla de ellas a tus hijos. ¡Esto hará que
la fe se active en tu vida!

¿Cómo llevar tu progreso?


Mi anhelo es darte herramientas para que tu puedas poner en práctica des-
de este mismo mes. Así que si quieres llevar tu progreso, es muy sencillo,
descarga la guía semanal y si puedes imprímela para que cada semana to-
mes un tiempo para reflexionar y meditar en lo que has aprendido. ¡Será un
mes para ponerte en forma!
Semana 3
Resistencia

Seguimos nuestro tema de #fitmom en el que veremos algunos principios


que nos llevarán no solo a correr nuestra carrera de fe, sino a terminarla con
éxito.

En esta serie hemos estado hablando de que el punto de partida es la fe. Si no


tienes fe, debes tomar tiempo para estar frente a la palabra de Dios, porque
la fe puede llegar a ti cuando oyes Su palabra. A esa fe debemos añadirle ex-
celencia, y es poder dar lo mejor de nosotras en lo que Dios nos ha confiado.
Hay un principio bíblico que dice, si eres fiel en lo poco Dios te pondrá en lo
mucho. El apóstol Pedro, nos dice que esa excelencia debe ir acompañada de
un conocimiento, al conocimiento debemos añadirle dominio propio.

Hoy estaremos hablando de otros dos principios que nos llevarán a resistir en
medio de las circunstancias o dificultades: la paciencia y la piedad.

Un ejemplo de Resistencia

La palabra paciencia también encierra el principio del resistir.. de no darse


por vencido.

Escuchaba el ejemplo de Betsy, una mujer que tuvo que poner en práctica
este principio de resistencia. Al inicio de su matrimonio aparentemente todo
estaba muy bien. Edwin, su esposo, un hombre responsable, trabajador dedi-
cado a su esposa y a sus hijos. Sin embargo, Edwin cae en el vicio del alcohol
y esto hizo que el empezara a malgastar sus bienes, a endeudarse bastan-
te, hasta el punto en que tuvo que pedir prestado para conseguir una casa
muy pequeña. En estos primeros años de matrimonio, las deudas siguieron
incrementando, aunque aparentemente seguían siendo felices. Sin embar-
go, llegó el día malo para Betsy y su casa, en 1841 cuando Edwin murió de
repente de un ataque al corazón. En ese momento Betsy tenía 7 hijos y
estaba embarazada de gemelos, así que de un día para otro, Betsy quedó
madre soltera de nueve hijos y todos menores de 14 años.

Al instante, llegaron los acreedores a la casa de Betsy y se llevaron absolu-


tamente todo lo que tenían, hasta la madera que tenían guardada. Sin mise-
ricordia, los acreedores empezaron a demandar a Betsy a que pagara todas
las deudas. Los familiares y amigos le decían constantemente a Betsy que
tenía que separar la familia, y que debía enviar a sus hijos con diferentes
familiares. Sin embargo Betsy RESISTIÓ. No se dio por vencida. Se mantuvo
firme en que ella podría levantar a su casa.

La necesidad tan grande de proveer para su casa la llevó a trabajar largas


horas al día. Ella decidió trabajar en todo lo que pudiese. Desde sembrar y
plantar cultivos, hasta ayudar a familias cercanas. En su casa, Betsy hacía
la ropa para cada uno de sus hijos. y aunque muchos días pareciera que
no hubiese lo suficiente, Betsy decidió poner su confianza en Dios. “Confía
en Dios” fue su creencia continua, y ella en verdad confiaba en que Dios le
daría la fuerza para salir adelante.

Betsy, tuvo que enfrentar muchas dificultades, pero en medio de todo ella
no desistió-- y más adelante, uno de sus hijos, el gran evangelista y predi-
cador D.L Moody diría de ella en el día de su funeral: “Cuando todo estaba
en contra de ella, esto era a lo que ella se aferraba, “Mi confianza esta en
Dios. Mi confianza esta en Dios.” y cuando los vecinos le decían que saca-
ra a sus hijos, ella decía: mientras tenga estas dos manos, nunca me daré
por vencida en cuanto a mis hijos.” Muchos le decían que si continuaba así,
sus hijos terminarían o en la cárcel o con una cuerda en el cuello. Pero hoy
les testifico, que fruto de su esfuerzo, ninguno de nosotros fue a la cárcel,
ninguno terminó con una cuerda en el cuello.. es más si todos en el mundo
tuvieran una mama como la mama que tuve, si el mundo fuera cuidado por
esta clase de madres, no habría necesidad de cárceles.”
Que gran reto para todas nosotras. Que importante aprender la lección de
esta gran mujer de Dios. La resistencia proviene de una fe y confianza abso-
luta en aquel que nos creó. Entender que siempre hay alguien por encima de
nuestra vida, nuestra circunstancias, y que Dios es un arquitecto, El se encar-
ga de poner todo en orden si confiamos y no desistimos. Dwight L. Moody, el
cuarto hijo de Edwin y Betsy, se convertiría en uno de los grandes hombres
de fe, cual fue su legado, anqué en su época no había internet, televisión o
radio, Moody predicó a más de 100 millones de personas; y aunque no fue a
la universidad, fundó dos escuelas y un instituto bíblico que existe hasta el
día de hoy.

Romanos 5:3-5 (NTV)

También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos


que nos ayudan a desarrollar resistencia. 4 Y la resistencia desarrolla firmeza
de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. 5
Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura
nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro cora-
zón con su amor.

Pablo nos enseña que el sufrimiento es necesario para llegar a la resistencia.


Tal vez la naturaleza humana frente a las pruebas es hacer la pregunta, ¿por
qué? ¿Por qué vivir esto? Pero a la luz de este pasaje vemos que si tenemos
la reacción correcta frente a las pruebas, estas producirán el bien que Dios
quiere que produzcan en nosotros, y no el mal que el enemigo quiere produ-
cir. Así que la resistencia va muy unida a la actitud, a la determinación.. “mi
confianza esta en Dios,” “todo obra para bien a los que aman a Dios.”
Y esto nos lleva al siguiente escalón en la escuela de Dios: la piedad.
El maestro Derek Prince define la piedad como una vida que no tendría
sentido si no hubiera Dios o una vida que es un recordatorio continuo de la
realidad de Dios.

“Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan
y entre los que se pierden.” (2 cor.2:15)

Cada persona lleva una fragancia, lleva una aroma, algunos llevan el aroma
del ‘EGO’ todo va en torno a ellos, otros llevan la aroma del ‘POBRECITA
YO’ otros llevan el aroma de la ‘sensualidad..” pero la piedad es llevar el
aroma como lo dijo pablo, de Cristo.

Un ejemplo de la piedad
Hace algunos años leí la biografía de una mujer que en verdad impactó
mucho mi vida, de hecho es uno de mis libros preferidos, Cita en Jerusalén.
(Appointment in Jerusalem), Lydia fue una mujer que:
Logró cumplir su propósito en esta tierra
Toda su vida reflejaba a Cristo
Su vida fue emocionante, fue una aventura marcada por la osadía y el gozo
frente a los desafíos que enfrentaba.

Derek Prince, quien se convirtió en su esposo dijo esto de ella:

“En su casa conocí al Espíritu santo, no como una persona de la doctrina


de la trinidad, sino como una presente y diaria realidad. Varias veces vi a
Lydia colocar platos en su mesa donde no había comida para esos platos,
sabiendo que, en el momento de sentarse a comer, Dios iba a proveer para
esa cena. La vi muchas veces reprender la enfermedad en los niños y como
resultado la enfermedad salía. Sobre todo, vi cómo el Espíritu Santo la nutrió,
dirigió y la soportó todo el día, todos los días, a través de las páginas de la
Biblia. En 30 años de matrimonio he aprendido de Lydia que la oración que
sale de esta clase de intimidad con la biblia no es algo subjetivo, sino una
fuerza en este mundo— la fuerza más poderosa que existe.”

Cuando leemos estas palabras escritas por la persona que mas la conocía, su
propio esposo, podemos claramente ver que clase de fragancia tenia Lydia.
Toda su casa estaba impregnada de la presencia de Dios, de lo sobrenatural,
y de una paz en medio de diferentes circunstancias adversas.

No te conformes con una fragancia barata- el mundo y todo lo que el mundo


ofrece es superficial. Lydia Prince fue una mujer que estaba cansada de esta
clase de fragancia. Aparentemente llevaba una vida exitosa: profesional, ga-
naba bien, se había destacado, pero por dentro completamente vacía. Esto
la llevó a buscar respuestas al verdadero significado de vivir.

Empezó a leer la Biblia no como un acto religioso, sino como un acto de


necesidad- tenía hambre por la verdad, por Jesús. Después de unos cuantos
meses, ella cuenta cómo tuvo una experiencia sobrenatural con el Verbo de
Dios. Y logró ver a Jesús. Esto llenó todo lo que ella estaba buscando.

Ahí fue cuando empezó su travesía de fe. Su osadía a obedecer la voz de


Dios por encima de todas las cosas. Esto la llevó a renunciar a su país, a su
profesión, y aun a su familia—y embarcó su viaje a Jerusalén, el lugar donde
Dios la había llamado.

En el transcurso de varios años la fragancia de Lydia empezó a inundar las


calles de Jerusalén. A su hogar empezaron a llegar niñas que no tenían pa-
dres porque sabían que Lydia era una mujer que transmitía el amor de Dios.
De tener una niña pasó a tener más de 70 niñas bajo su cuidado, de las
cuales adoptó a 8 como sus hijas. A diferencia de otros orfanatos, Lydia se
encargó de hacer un verdadero hogar y a amar a cada niña como si fuera
su hija. En su Aventura de fe, Dios trajo a su esposo a su propio hogar- un
guapo británico, tal vez lo hayas escuchado- el gran maestro Derek Prince
y levantó junto a él un gran ministerio que alcanzó los cinco continentes.

¿Sabes qué fue lo que llevó a Lydia a reflejar esta fragancia? Su relación ín-
tima y personal que tenía con Dios a diario. De esto depende todo. Por eso
quería mujer que me escuchas, te motive a que anheles no solo conocer de
Dios, sino conocer a Dios de manera íntima y personal.

Y anhela que a donde quiera que vayas tú puedas esparcir la dulce fragan-
cia de nuestro señor Jesucristo. Que a medida que sirvas a tus hijos, ellos
no te vean a ti, sino vean a cristo. Que tu esposo, vea la vida de cristo activa
dentro de ti.

Una persona piadosa, dijo Derek Prince:

1. Saca todo de Dios (todos confiando en la gracia y el poder de Dios)


una vida que se apoya en Dios. la fragancia llega cuando nos apoya-
mos en el amado.

2. Remite todo a Dios: nunca toma una decisión por su propia voluntad
o fuerza. Dios, ¿es ésta tu voluntad?

3. Ve a Dios en todo. no comienza a quejarse. No, sino que dice, puede


que no lo entienda, pero Dios está en esto.

DESCARGA SEMANA 3
Semana de Resistencia
SEMANA DE #FITMOM
RESISTENCIA

Día 1 Día 2 Día 3

¿En qué áreas Escribe los 5 Estudia Romanos


Dios te está principios que 5:3-5 y Santiago
llevando a resistir hemos aprendido 1:2-3.
en este tiempo? de 2 Pedro 1:
¿Cómo estos
¿A qué palabra o El punto de pasajes cambian
promesa te estás partida: ______ tu perspectiva de
aferrando para no las pruebas?
desmayar en esa A la fe debes
área? añadirle:
E_______
C_______
D_______
P_______
P_______

Día 4 Día 5 Día 6 Día 7

Hasta el día de De la vida de


hoy, ¿qué fragan- Lydia Prince,
cia has llevado a ¿que puedes
los que están aprender?
cerca de ti?
¿Qué cambios
puedes empezar
a hacer?
Escribe acá lo que aprendiste
en tu desafío diario

1
¿En qué áreas Dios te está llevando a resistir en este tiempo?

¿A qué palabra o promesa te estás aferrando para no desmayar


en esa área?
2
1.

2.

3.

4.

5.

El punto de partida:

A la fe debes añadirle:

P
3

4
5

De la vida de Lydia Prince, ¿que puedes aprender?

¿Qué cambios puedes empezar a hacer?


6

1.

2.

3.

¿Como esto se ve reflejado en tu propia vida?


7

Mis objetivos son:

1.

2.

3.

4.

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