Cuáles Son Los Tipos de Estrategia
Cuáles Son Los Tipos de Estrategia
Cuáles Son Los Tipos de Estrategia
La planeación administrativa es el proceso por el que se deciden los cursos de acción con los que las
organizaciones alcanzarán sus objetivos, es un instrumento que les permite concebir qué hacer para
llegar al fin deseado óptimamente, además de facilitarles su adaptación al cambio y el moldeado de su
futuro
Entendida de esta manera, la planeación es una herramienta esencial que cimienta las bases del éxito de una
organización, ya que provee a su administración de orientación, propósito y sentido. Una empresa que
desconoce hacia dónde se dirige o por qué, no sabe qué camino tomar ni puede enfilar sus operaciones a la
obtención de objetivos.
Se concibe la planeación, entonces, como la etapa del proceso administrativo que se lleva a cabo con el fin de
alcanzar una futura situación deseada, haciendo el uso más eficiente, eficaz y efectivo de los recursos de los
que dispone una organización. En consecuencia, no se trata de una función por la cual se toman decisiones
futuras, sino de una que se ocupa del alcance futuro de las decisiones tomadas en el presente.
1. Precisión. A objetivos imprecisos, medios y acciones ineficaces. En otras palabras, en cuanta mayor
precisión se haga en lo planeado, menor será el espacio para la improvisación, con lo cual se
desaprovecharán menos recursos.
2. Flexibilidad. Como se trata de una función orientada al futuro, debe ser capaz de anticiparse a posibles
eventualidades. Asimismo, al estar ligada al cambiante entorno organizacional ha de adaptarse a factores
como la competencia y la alta velocidad del flujo de información.
3. Unidad. Cada uno de los planes de las divisiones organizacionales, ventas, producción, finanzas, etc., estará
coordinado con el plan administrativo general, de otra manera, cada área desconocería hacia dónde dirigir sus
esfuerzos y no podría contribuir al logro de los objetivos comunes.
4. Consistencia. Amplificando el principio de unidad, el de consistencia busca la integración conjunta de
recursos, funciones y actividades, de tal modo que interactúen efectivamente en función de las metas
organizacionales.
5. Rentabilidad. La propuesta del plan ha de estar cuantificada de tal modo que se haga evidente que los
resultados de emprenderlo serán mayores que los costos en que se incurra para ejecutarlo. Esto es así aún
en los casos en los que se trate de organizaciones sin ánimo de lucro, ya que los beneficios sociales a los que
apunta también deberán ser mayores que los gastos e insumos empleados.
6. Participación. La formulación de planes en grupos y equipos asegura que se contemplen los puntos de vista
de quienes están directamente implicados en su
ejecución y, en virtud de ella, se acentúan los
demás principios. Por ejemplo, la perspectiva
técnica permitirá un mayor grado de precisión en
cuánto a las metas de producción, en tanto que
incrementará la flexibilidad del plan para
adelantarse a posibles contingencias del día a día
de la planta. Se abre una brecha inconveniente
cuando, al elaborar los planes, no se valoran los
conceptos, conocimientos y experiencias de
quienes conforman la empresa. Por ello, es
recomendable promover que todos los miembros
de la organización tengan la posibilidad de dar
forma a los cursos de acción propuestos, lo cual
tiende a incrementar la motivación y el
compromiso.
La importancia de la planeación administrativa radica en que mediante su formalización se traza el camino por
el que transita la empresa con rumbo a la situación futura deseada, por ello es la función raíz del proceso
administrativo.ⓘ
De acuerdo con Zabala (p. 24), existen tres motivaciones principales por las cuales se planifica en
administración, a saber:
1. La preocupación por los resultados. Se desea conocer los resultados que se alcanzarán, cómo
lograrlos y si se van a conseguir o no las metas.
2. La escasez de recursos. La dificultad de acceso a los recursos fomenta su mejor aprovechamiento,
para lo cual resulta útil establecer de antemano y con precisión lo que se va a requerir.
3. La complejidad del trabajo. Se pretende proporcionar sencillez a las tareas, acciones y estructuras
de tal manera que se establezcan procesos de trabajo sistematizados y enfocados en los fines
organizacionales.
Si se aúnan estas razones, es posible inferir que, en resumen, los gerentes planifican para lograr la
eficiencia en la organización y, a través de ella, cimentar su desarrollo sostenible, es decir, garantizar su
sobrevivencia, competitividad y desempeño en el largo plazo.
Algunos de los objetivos que procura la planificación y que le confieren gran importancia
como función en la gestión de organizaciones son:
a) Aportar orden. Una adecuada planeación previene la improvisación, lo cual, a su vez, repercute en
mayor productividad y eficiencia, se hace evidente en, por ejemplo, el cumplimiento de cronogramas y
la ejecución de actividades dentro del presupuesto.
b) Favorecer la coordinación. La planeación administrativa estimula la armonía entre las diferentes
áreas y departamentos de la organización, al proveerles de unidad, de tal manera que todas trabajan
en pro de la meta por alcanzar.
c) Reducir la incertidumbre. Al apoyarse en funciones como la previsión y la prospectiva, permite
identificar posibles dificultades y así elaborar estrategias que permitan asimilarlas y sortearlas. Aun así,
se ha de entender que ni la más cuidadosa planeación tiene 100 % de predictibilidad y que siempre es
preferible otorgar cierto porcentaje de probabilidad a lo inesperado.
d) Proporcionar sentido de dirección. Contar con objetivos claros y precisos incrementa la motivación
de las personas en la organización, además, promueve el avance determinado hacia la consecución
de estos.
e) Racionalizar los recursos. La planeación administrativa ayuda a consolidar las metas por alcanzar,
así impulsa la priorización de las actividades clave, con lo cual induce al uso eficiente de los limitados
recursos organizacionales.
f) Guiar la toma de decisiones. Las decisiones se tomarán respondiendo a preguntas como ¿cuáles
son las metas organizacionales?, o ¿esta acción aproxima o aleja a la organización de su meta? De
este modo se previenen las decisiones impulsivas basadas en presentimientos u otro tipo de artificios.
g) Sentar las bases del control. Los objetivos del plan son los parámetros por medio de los cuales se
evalúan los avances, de tal manera que las desviaciones detectadas permitan modificar el plan y
emprender los correctivos necesarios para que el logro de la meta no se afecte.
En pocas palabras, de acuerdo con Bateman y Snell (p. 132), la importancia de la planeación administrativa
estriba en que ofrece el marco de referencia, el enfoque y la dirección requeridos para una iniciativa
significativa. Sin la planeación, cualquier mejora en la innovación, en la rapidez, en la calidad, en el servicio y
en los costos de la organización será meramente accidental, si es que ocurre.
La planeación administrativa cuenta con algunos elementos esenciales cuya correcta gestación y formulación
aumenta sus posibilidades de éxito, aunque no lo garantiza. Son estos, pues:
Objetivos. Representan los fines o resultados que se desean alcanzar. En cuanto a su efectividad, han de ser
conocidos por cada integrante de la organización (consensuados, idealmente), deben ser priorizados y contar
con el apoyo de la dirección. En adición, se sugiere, que cumplan con las características SMART, es decir, ser
específicos, Medibles, Alcanzables (pero desafiantes), Relevantes y Temporalmente determinados.
Políticas. Son declaraciones amplias originadas en el nivel corporativo que guían y orientan el pensamiento
organizacional y la toma de decisiones en todos los niveles.
Programas. Representan la relación entre las actividades que habrán de ejecutarse y los tiempos en que van
a ser ejecutadas. Pueden plasmarse haciendo uso de herramientas tan simples como una agenda o tan
complejas como algunas interfaces computarizadas de análisis de datos.
Procedimientos. Constituyen una guía específica de acción. Es decir, detallan la forma precisa bajo la cual
deben cumplirse ciertas actividades con el objetivo de que el trabajo se efectúe con eficacia.
Proyectos. Esquemas temporales mediante los que se analiza la factibilidad de nuevas ideas o inversiones y
se les proporciona de la estructura necesaria para llevarlas a la práctica.
Reglas. Fijan límites y se erigen en un mecanismo de coordinación que unifica el comportamiento de los
integrantes de la organización.
Estrategias: para Chandler (2003), la estrategia es la determinación de las metas y objetivos de una
empresa a largo plazo, las acciones a emprender y la asignación de recursos necesarios para el logro
de dichas metas.
Presupuestos. Útiles para cuantificar y asignar los recursos a las actividades específicas. Mediante su diseño
y análisis se incrementan las probabilidades de mejorar la toma de decisiones. Además, son idóneos a la hora
de controlar lo ejecutado.
Esta tipología está vinculada con el alcance de la planeación, en este caso la estratégica es la más amplia,
comprendiendo a toda la organización y sus interacciones externas, la táctica es más acotada, abarca un área
funcional y sus interacciones con las demás, mientras que la operacional incluye tareas, funciones o
actividades específicas independientemente.
Asimismo, esta categorización corresponde con el nivel jerárquico de quien, se supone, formula el plan. O
sea, la planeación estratégica es realizada por la dirección y se le denomina también planeación
corporativa, la planeación táctica por los mandos medios, asimismo conocida como planeación de
negocios y la planeación operativa por los empleados, además llamada planeación funcional.
También se relacionan con su extensión temporal, siendo la estratégica, la planeación de largo plazo, la
táctica planeación de mediano plazo y la operativa planeación de corto plazo.
Los antes mencionados principios que guían la planeación administrativa tienen como propósito, entre otros,
evitar su ineficacia, aun así, algunas de las razones por las que se presentan procesos de planeación fallidos
son:
Conceder demasiada importancia a la planeación en sí misma. Poner al plan por encima del entorno, las
personas, los procesos o los resultados, significa renunciar a llevar a cabo posibles acciones, no planificadas,
que permitan enfrentar contratiempos o aprovechar oportunidades, de modo que se incurre en costos
adicionales y se deja de obtener beneficios.
Prever que el futuro será como el pasado. Los planes se basan en información del accionar pasado del
negocio y su entorno, de este modo se perfilan tendencias y se construyen modelos del porvenir. Pero cuando
esa fundamentación es demasiado rigurosa, puede impedir que se aprecien oportunidades o que se
reconozcan amenazas. El caso Xerox PARC es un ejemplo de esto.
Valorar más el resultado que el proceso. Se da cuando la meta se puntualiza correctamente, pero no el
camino que lleva a ella. En otras palabras, la planeación administrativa cae en la trampa de creer que basta
con fijar el rumbo y que cualquier camino conducirá a él. De ello resulta que el plan no refleja los pormenores
de las acciones que llevarán al logro de los objetivos.
Formalizar en exceso. Una planeación administrativa restrictiva que no deja espacio a las nuevas iniciativas,
al pensamiento creativo ni a la agilidad operativa, puede instar a la inacción por miedo al error o a causa de la
burocracia, además, difícilmente consiga la implicación de las personas en la organización. Mientras que una
planificación progresiva alienta a los integrantes de la organización a pensar en el futuro de forma creativa, de
tal manera que la innovación tenga los nutrientes necesarios para florecer.
Limitar la planeación a hacer planes. Si la función planeación se limita a la mera formulación de
documentos, entonces, se estará olvidando de que su verdadero propósito consiste en incidir
intencionalmente, y de manera favorable, en el futuro de la organización y su entorno mediante decisiones
tomadas en el presente que movilicen a la organización y sus integrantes a la acción.
Dejar de un lado la incertidumbre. Olvidar que para planificar solo se cuenta con información incompleta es
pretender que se puede leer el futuro sin margen de error y que cualesquiera que sean las acciones que se
emprendan, siempre van a producir un resultado positivo. En este sentido, se restará capacidad de reacción
ante posibles eventualidades, será mejor generar espacios en los que sean las probabilidades y no las
certezas absolutas las que conduzcan la toma de decisiones.
Ser víctima de su propio éxito. Obtener excelentes resultados durante un periodo prolongado de tiempo
puede generar excesiva confianza en la organización hasta el punto de dormirse en sus laureles. En
consecuencia, es factible que, por ejemplo, no se adelanten los análisis necesarios para una apropiada toma
de decisiones, lo cual puede desencadenar en que la tendencia positiva se rompa.
Politica empresarial
Las políticas son enunciados o interpretaciones generales que orientan el pensamiento de los
administradores en la toma de decisiones. Su propósito es asegurar que las decisiones no rebasen ciertos
límites.
Ensayo
Elaboración
Organización
Control de la comprensión
Planificación
Regulación y Supervisión
Evaluación
Apoyo o afectivas
Estrategia Empresarial
Esta es quizás la que le interese profundizar, pues resuelve aquello que pondrá su empresa por encima de las
demás. Consiste en el direccionamiento de la organización a través de ideas, planes o perspectivas que se
plasman en la Misión, Visión empresarial y los Valores, que responde a las preguntas ¿Qué hago? ¿Cómo lo
hago? ¿A dónde quiero llegar? ¿Cuál será mi valor agregado? ¿Cuáles son mis recursos?, pero sobre todo
¿qué ventaja competitiva me dará?
La estrategia corporativa o empresarial se puede clasificar de la siguiente manera:
Según su campo de acción (áreas funcionales)
Estrategia Operativa
El proceso de las operaciones consiste en la transformación de unas entradas (materias primas,
información o mano de obra) en productos finalizados con valor agregado que tienen demanda en el
mercado. En ese sentido, la Estrategia Operativa se dirige hacia la competitividad en los procesos
industriales de manufactura y en el caso de las organizaciones de servicios, hacia la mejora de todos
sus procesos e intangibles.
Estrategia de Marketing
Es el plan dirigido a la promoción y venta de un producto o un servicio. Las estrategias de marketing
más exitosas contienen tres elementos centrales: conocimiento profundo del cliente, una marca con
distintos mensajes, y análisis de mercado.
Frente a los consumidores se debe saber: ¿qué quieren? ¿qué les duele? ¿en dónde están buscando la
solución? y ¿cómo llegar a ellos? Una vez tenga claro quién es su cliente ideal, puede usar esos datos
para crear una marca sólida y una propuesta de valor que atraiga a la audiencia adecuada. Su
propuesta de valor está directamente vinculada a los beneficios que ofrece a los clientes y lo que lo
distingue de sus competidores. Finalmente, un análisis de mercado le permitirá identificar los riesgos y
las oportunidades.
Algunas de los elementos más usados para construir esta estrategia son:
Email Marketing.
Pop-ups, banners y anuncios en páginas web.
Marketing de Afiliación.
Marketing de Contenidos o Content Marketing.
Posicionamiento en Buscadores.
Marketing de Participación.
Publicidad en Redes Sociales.
Videomarketing.
Telemarketing.
Publicidad Impresa.
Publicidad televisión o radio.
Endomarketing.
Inbound marketig.
Neuromarketing.
Estrategia Directiva
Es la que define el rumbo de la organización en sus aspectos generales. Consiste en tener claro un
concepto de negocio y crear una visión que dirija diariamente el camino de la organización. Asimismo,
el concepto de negocio crea una misión que se debe transformar en objetivos específicos de resultado.
Se realiza a largo plazo e implica la visión, la misión y los valores corporativos.
Estrategia de Negocio
Son las medidas que dan la ventaja competitiva en el mercado frente a otros competidores, como las
siguientes:
Según su objetivo central
Andrea Ovans en su artículo titulado "What Is Strategy, Again?" del Harvard Business Review realiza la
siguiente clasificación:
Las estrategias que tienen por principio “hacer algo nuevo”.
En 1999, Chan Kim y Renée Mauborgne, en el artículo titulado “Creación de nuevos espacios de mercados”
del Harvard Business Review describieron un modelo de "innovación de valor” en el que las empresas debían
mirar más allá de sus paradigmas actuales para encontrar nuevas propuestas de valor. Posteriormente, en el
año 2005, desarrollaron sus ideas en el libro “La estrategia del Oceano Azul”. Asimismo, en 2007, Alvin Roth
escribe “El arte de diseñar mercados”; y Clay Christensen, Henning Kagermann, y Mark Johnson la estrategia
"Reinventando su modelo de negocios ". También se exponen las estrategias de transformación basadas en
la reconsideración de su empresa o su cadena de valor de la industria, en donde se incluye "Descubriendo
nuevos puntos de diferenciación" de Rita McGrath. Todos las estrategias mencionadas tienen como eje
transversal la búsqueda de oportunidades en espacios que no han sido utilizados o explotados, es decir la
diferenciación.
Las estrategias que se basan en lo hecho y parten de ahí.
Con base en lo que ya se hace bien están las estrategias: "Encontrar su próximo negocio principal",
del consultor de Bain Chris Zook y "Crecimiento fuera del núcleo" (sobre movimientos de adyacencia)
de Zook y su colega James Allen; así como el clásico " Compitiendo en los recursos ", por David Collis
y Cynthia Montgomery. También en esta categoría se encuentran la gran cantidad de artículos sobre
respuestas competitivas, que incluyen "Hardball: cinco estrategias asesinas para derrotar a la
competencia" de Rob Lachenauer y George Stalk, y su compañero "Curveball: estrategias para
engañar a la competencia". Artículos sobre cómo defenderse contra los disruptores, como "El imperio
contraataca: estrategias contrarrevolucionarias para líderes de la industria" de Richard D'Aveni, y
"Sobrevivir a la disrupción", en el que Clay Christensen y Max Wessel detallan una forma sistemática
para determinar cuándo es demasiado pronto abandonar su negocio por un disruptor.
Las estrategias oportunistas ante las posibilidades emergentes.
Es tentador pensar que esta tercera clasificación representa el pensamiento más reciente del campo
de la estrategia empresarial. Pero, de hecho, el trabajo de McGrath y McMillan en la planificación
basada en el descubrimiento se introdujo por primera vez hace 20 años, y este campamento incluye
otras piezas clásicas de flexibilidad como estrategia que datan de la década de 1990, incluida la
"Estrategia como una cartera de opciones reales" de Tim Luehrman. y la "Estrategia de Judo" de David
Yoffie y Michael Cusomano. Esta clasificación también incluye los más recientes escritos "Detener la
toma de decisiones: Comience a tomar decisiones" de Michael Mankins y Richard Steel, que
defendieron los ciclos continuos de planificación estratégica. Y, por último, incluye varios enfoques
para dirigir empresas establecidas como si fueran nuevas empresas, como el "Por qué la Lean Start-
Up cambia todo" de Steven Blank del año pasado. Todas ellas forman parte de las estrategias
oportunistas.
En una planeación estratégica, es indispensable conocer los diversos niveles de estrategias que se pueden
presentar en una organización, se debe considerar el alineamiento de objetivos entre los individuos que la
integran y la propia organización. En la medida que estos se interrelacionen de la mejor manera, más efectiva
será la planeación y podrá adecuarse lo mejor posible a su ambiente.
Es importante considerar que estas estrategias producen acciones financieras determinadas, como los precios
de transferencia.
Referencias