Escrito de Taller
Escrito de Taller
Escrito de Taller
Se puede decir que los libros fueron parte de mi vida desde que tengo noción de memoria. Me
crié en una familia donde leer era un hobby común, mi mamá estudiaba una carrera donde leer
era parte de su día a día, mientras que mi papá era un coleccionista de libros muy apasionado,
teniendo en su biblioteca desde relatos para niños hasta libros de economía. Debieron estar
muy felices cuando notaron que su hijo primogénito comparte este hobby, tristemente yo no lo
tuve, o al menos no por los primeros doce años de mi vida
Para mi suerte, este pensamiento que tenia tuvo su fin a mis doce años. Un día como
cualquier otro mi tío con mis primos estaban de paso por mi casa. Mi prima Luján y yo nos
fuimos a la terraza a jugar, en ese momento estaba de moda hacer slime así que cada vez que
nos veíamos tratábamos de hacerlo; fue ahí que me contó que estaba leyendo una historia
sobre sirenas y, después de insistir un rato, me dijo que leyera el primer capítulo y si me
gustaba, me lo iba a prestar así podíamos hablar del libro juntas cuando lo terminará. Y así fue.
No fue hasta que termine el libro que entendí por qué a mi prima también le gustaba
leer. Me sorprendió que en unas hojas se pudiera contar algo tan distinto a la realidad que yo
vivía. Definitivamente, los libros que mi familia tenía no eran tan interesantes como ese que me
presto Luján.