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ANTROPOLOGIA

Este documento discute varios conceptos clave relacionados con la antropología y la cultura. Explica que la cultura es lo que distingue a los humanos de otros animales y que todos los seres humanos tienen cultura. También señala que no existe una jerarquía entre culturas y que todas las culturas son mezclas de otras influencias culturales.

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ANTROPOLOGIA

Este documento discute varios conceptos clave relacionados con la antropología y la cultura. Explica que la cultura es lo que distingue a los humanos de otros animales y que todos los seres humanos tienen cultura. También señala que no existe una jerarquía entre culturas y que todas las culturas son mezclas de otras influencias culturales.

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ANTROPOLOGÍA

Naturaleza y cultura – Lischetti


Al referirse a la presencia de similitudes entre monos antropoides y hombre, Lévi-Strauss señala el hecho del
esbozo elemental de esos comportamientos en los animales y se sorprende ante la situación de que, a pesar
de que no haya impedimento de tipo anatómico para articular lenguaje en el mono, este no logre atribuir sentido
a los sonidos. Concluye, de la observación y análisis de la vida animal, que no solo el comportamiento del
individuo es inconstante, sino que tampoco en el comportamiento colectivo puede encontrarse ninguna
regularidad.
La regla es construida por la sociedad. En todas partes donde se presenta la regla sabemos con certeza que
estamos en el estadio de la cultura.
Todo lo que es universal en el hombre corresponde al orden de la naturaleza y se caracteriza por la
espontaneidad, mientras que todo lo que esté sujeto a una norma pertenece a la cultura y presenta los atributos

OM
de lo relativo y de lo particular. La prohibición del incesto comparte esas características de universalidad y
normatividad, hecho que pertenecería a ambos estados, el de la naturaleza y el de la cultura. Este hecho marca
el pasaje de la naturaleza a la cultura, en la naturaleza humana. Es una regla, pero universal; está presente en
todas las sociedades. Esta regla es la regla fundante de la sociedad, en tanto prescribe las relaciones sociales
que deben establecerse entre los miembros del grupo.
El hombre crea una nueva dimensión entre él y la naturaleza, para adaptarse a ella transformándola, y esta
actuación es necesariamente social. La dimensión social pasa a ser así condición de su propia supervivencia

.C
biológica, y presiona selectivamente en la dirección de los cambios más favorables para asegurar su adaptación
y reproducción.
Las transformaciones producidas y acumuladas por el hombre en el curso de la historia se fijan bajo la forma
de fenómenos externos de la cultura, que se transmiten de generación en generación merced a una capacidad
DD
exclusiva del hombre: el lenguaje simbólico.
Cada generación comienza a vivir en un mundo de objetos y fenómenos creados por las generaciones
precedentes, las que le transmiten ese mundo de significados y objetos culturales, cuya asimilación le permitirá
adquirir aptitudes y propiedades específicamente humanas. Pero esta asimilación depende a su vez de una
premisa biológica: el cerebro humano.
LA

El cerebro responde a una ley biológica de la especie (genéticamente heredado), pero tiene la capacidad de
producir situaciones de carácter funcional (conexiones neuronales estables) que se establecen según las
experiencias que el sujeto va realizando en y con el medio social, durante su proceso de asimilación a la cultura.
Esta asimilación es un proceso de actividad transformadora por el que se van formando los procesos internos
de una vida mental, de la conciencia, de la subjetividad.
FI

Todo sujeto orgánicamente sano nace con la capacidad de organizar y reorganizar tales conexiones neuronales,
pero si no hay contacto con un medio social del cual nutrirse para formar las imágenes psíquicas, la capacidad
del cerebro no despliega su potencialidad. El medio socio-cultural no es captado por el sujeto de manera directa,
sino a través de la intermediación humana. La cultura le es transmitida por otros hombres en el marco de las
relaciones que establece con ellos desde su nacimiento.


A diferencia del animal, el hombre puede evocar los objetos ausentes alejados en el tiempo y espacio, a través
de la puesta en marcha de diversos sustitutos, ejemplo: retratos, imágenes mentales, símbolos. Se reemplaza
la experimentación efectiva sobre los objetos por la experimentación verbal o mental sobre los signos. Esto se
produce por medio de la función simbólica o representativa.
En cuanto a la distinción entre el lenguaje animal y el lenguaje humano, en un caso, el aprendizaje se efectúa
por conexiones consolidadas en virtud de la práctica y de refuerzos ajenos a la comprensión de la relación entre
el estímulo y la respuesta. En el otro, la operación consiste justamente en comprender tal relación.
Si bien todas las especies se comunican de alguna manera, esto es, utilizan signos para transmitir y recibir
información; en ninguna de ellas se presenta el caso de que los signos que utilizan puedan connotarse con el
significado de otros que han sido acumulados en un sistema cultural, producido históricamente. El lenguaje
humano es algo más que una simple respuesta a los estímulos inmediatos del entorno.

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Cinco ideas falsas sobre “la cultura” – Krotz
La cultura es el elemento que distingue a la especie humana de todas las demás especies.

Primera idea falsa: se puede tener y no tener cultura > todos los seres humanos, por definición, tienen cultura.
Ser parte de la especie humana significa ser un ser cultural. En la medida que alguien pertenece a cualquier
tipo de “comunidad” humana, participa en la cultura de este y solo así es ser humano. No tiene sentido afirmar
que alguien no tiene cultura.
Cuando se dije, por ejemplo: Valentina es una persona sin cultura, hay un malentendido que se produce por un
uso muy restringido del significado de la palaba “cultura”. En muchos idiomas, “cultura” significa algo así como
“buena educación”. A menudo se identifican con “cultura” ciertas actividades artísticas consagradas y los
resultados de estas, ejemplo: la música clásica. Pero la cultura es mucho más que estas partes. Lo único que
se puede decir es que ciertas personas no poseen tales conocimientos, gustos, etc., pero no que “no tienen

OM
cultura.

Segunda idea falsa: hay una jerarquía natural entre culturas (y entre subculturas) > la cultura humana no es
una, es tan polifacética y variada como la humanidad misma. Como siempre, cuando hay multiplicidad, surge
el impulso de comparar y agrupar. Una forma frecuente de agrupar es aplicar criterios jerarquizados, es decir,
ciertas culturas son más valiosas que otras.
La misma clase de ideas se encuentra con respecto a ciertas áreas de la cultura o fenómenos culturales

.C
específicos, encontrándose la cultura calificada de “inferior” casi siempre al borde de la descalificación completa
como cultura, ejemplo: hay amantes de la música clásica que la consideran superior al rock, afirmando que este
no es cultura.
No existe ningún criterio objetivo, y menos científico, para establecer este tipo de jerarquías. Lo único que se
DD
puede decir es que a uno le gusta más esta expresión cultural y a otro más aquella.
Al interior de una sociedad, esta jerarquización de subculturas y de expresiones culturales va casi siempre a la
par de la estratificación cultural: las clases ricas y poderosas determinan lo que debe ser llamado “alta” cultura
y lo que es solamente cultura “baja”.
LA

Tercera idea falsa: hay culturas “puras” y “mezcladas” > esta idea fue utilizada durante la Colonia como pauta
para la organización de la sociedad, y en consecuencia se afianzó la concepción del mestizaje biológico y
cultural como algo esencialmente negativo y hasta peligroso y, en todo caso, inferior a la pureza de la piel
blanca, los apellidos españoles y la procedencia peninsular.
Pero, cuando los españoles iniciaron la conquista americana acababan de termina con varios siglos de dominio
FI

árabe en sus tierras, pero sin poder borrar, hasta el día de hoy, la influencia cultural de este.
Se suele perder de vista el carácter de mezcla de todas las culturas.

Cuarta idea falsa: los recintos propios de la cultura son los museos, teatros y bibliotecas > lo que tienen en
común los tres tipos de “hogar” de la cultura es que se trata de lugares a los que solo un muy pequeño porcentaje


de la población suele acudir. Sin embargo, la mayor parte de la vida cultural se realiza, conserva, reproduce y
transforma fuera de ellos. La vida cultural es más amplia y rica de lo que se reúne, colecciona y exhibe en los
solemnes espacios especiales destinados a su conservación.

Quinta idea equivocada: la existencia de la cultura depende del Estado > los Estados han tenido siempre interés
en intervenir en la creación cultural y la conservación del patrimonio cultural porque de esta manera controlan,
y a veces incluso crean un importante factor de cohesión social. Sin embargo, por más que las fronteras
“nacionales” sean delimitaciones territoriales claramente definidas, no so fronteras culturales (y algo semejante
vale para las subculturas al interior de un país). El ámbito de creación y reproducción cultural es mucho más
amplio que el ámbito de las instituciones estatales.

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La oposición entre la cultura propia y la cultura impuesta > en todas las culturas y en todos los tiempos se han
documentado influencias de unas culturas sobre otras. El problema no radica en la existencia de tales
influencias, sino en que si los seres humanos pertenecientes a una cultura pueden decidir libremente si quieren
aceptar tales influencias y, en dado caso, cuáles y cómo. Poder escoger entre alternativas presupone conocer
alternativas, y reconocer una influencia concreta como una alternativa entre otras posibles.
La opción por una influencia cultural con alternativas culturales tiene que ver con la identidad colectiva de una
población, o sea, de cómo esta ve la vida y quiere vivirla, y qué sentido encuentra en ella. Pero esto remite
enseguida a la estructura del poder vigente en el seno de esta población: ¿quién tiene la capacidad de reconocer
alternativas? ¿Quién puede decidir sobre cuál se acepta o no? Y, en dado caso, ¿cómo?

En todos los tiempos, regiones y pueblos se han generado y se siguen generando elementos culturales que
apoyan y reproducen estructuras de dominación y otros que abren caminos de liberación. El estudio científico

OM
de la cultura puede contribuir al fomento de cualquiera de ambos. Una aportación significativa a la segunda
perspectiva mencionada consiste en combatir las ideas erróneas que siguen existiendo y difundiéndose sobre
los fenómenos culturales.

Cerbatanas y lanzas: la significación social de las elecciones tecnológicas de los huaorani – Rival
Los huaorani son un grupo de cazadores-recolectores de la Amazonia. Sus técnicas de caza se basan en un
profundo conocimiento de la vida animal, y generan relaciones sociales específicas e identidades sociales

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distintivas.
La elección de las cerbatanas y lanzas como armas, profundamente arraigadas en las relaciones sociales,
podría haber sido dictada por criterios distintos de la eficiencia técnica.
Se caracterizan por su intención consciente de evitar la inserción en redes regionales y escapar a las alianzas
DD
políticas concomitantes. Ese aislamiento corresponde a un sistema altamente endogámico, aunque
suficientemente flexible como para incluir variaciones demográficas relativamente amplias.
En momentos de estabilidad demográfica, la población general se divide en redes dispersas de malocas que se
casan entre ellas, separadas por vastas extensiones de selva no ocupada. Para más seguridad y autonomía,
los grupos residenciales tienden a aislarse de la mayoría de los otros grupos. Existe un grado mayor de
LA

solidaridad entre las malocas que intercambian cónyuges. Esos grupos débilmente constituidos mantienen
relaciones de hostilidad latente con todos los demás grupos. Sin embargo, las relaciones personales entre
parientes que viven en malocas no aliadas permiten una renovación periódica de las alianzas entre grupos
“enemigos” (huaranis), sin lo cual la sociedad huaorani no podría seguir existiendo como entidad sepaada. Si
la necesidad de mantener abiertas las alianzas con huaranis asegura la cohesión general de la tribu, lo que
FI

estructura los grupos huaomonis es la preferencia cultural por las alianzas de hermano y hermana. Los
hermanos de distinto sexo se agrupan en pares desde edad temprana, y tratan de mantenerse cultural y
espacialmente cerca durante toda la vida. Aún después de casarse siguen unidos por vínculos fuertes y
duraderos. El matrimonio es uxorilocal. La mayoría de los matrimonios se da entre primos cruzados. Entonces,
la preferencia cultural es que hermano y hermana permanezcan dentro del mismo grupo huaomoni y casen a


algunos de sus hijos entre ellos.


Los grupos de cazas se desplazan regularmente entre sus malocas y una serie de residencias secundarias y
abrigos de caza. En cuanto a la dieta, hay una clara preferencia por la fruta. Sus presas favoritas son las aves
y los monos.
Antes de la introducción de las armas de fuego (aprox. 1970), aves y monos se cazaban exclusivamente con
cerbatana y lanzas. No había ninguna otra arma, y casi todas las otras especies animales eran tabú.
Con excepción de los niños, que cazan en bandas, los cazadores generalmente persiguen solos pequeñas
especies. Por lo menos un miembro de la maloca sale a cazar cada día. Las presas cazadas se reparten,
cocinan y consumen de inmediato. La carne es tan apreciada como la fruta.

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Tanto las mujeres como los hombres tienen un gran conocimiento de los hábitos, hábitats y sitios de
alimentación de la mayoría de las especies arbóreas. Con el desarrollo de habilidades sensoriales sienten la
presencia de animales y anticipan su siguiente movimiento.
Su conocimiento detallado de las diferencias entre especies y dentro de ellas incluye un auténtico interés por la
dinámica poblacional humana y animal. Cuando los asentamientos humanos llegan a ser demasiado grandes o
se sedentarizan demasiado, los animales arbóreos huyen. Es preciso mantener cierto equilibrio entre los grupos
humanos y los animales que cazan. Los recursos alimenticios (en particular la fruta) son conscientemente
compartidos con las especies cazadas.
El conocimiento de los animales es guiado principalmente por la relación directa (en este caso, la caza), y
también es conformado por la elección cultural de relacionarse más o menos con determinadas especies.

Las armas de los huaoranis son eficientes, funcionales y bien adaptadas. Han hecho una elección de tecnología,

OM
producto de la selección cultural; es funcional no solo físicamente, sino también socialmente.
A diferencia de la cerbatana, que se hace para usarla una y otra vez, la lanza se hace para matar a un solo
animal.
Los cazadores pueden dedicar semanas a la fabricación de una cerbatana, mientras que las lanzas no son tan
difíciles de hacer.
Las cerbatanas son todas muy similares, pero las lanzas son objetos individualizados. Los patrones decorativos
y la forma de las muescas son marcadores distintivos por los cuales es posible identificar sin duda alguna a sus

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propietarios.
Las cerbatanas se usan para impulsar flechas o dardos con la punta impregnada de curare (veneno). Los
cazadores pueden preparar fácilmente cuarenta flechas o más en un día. Prepararlas es una ocupación popular.
Cada uno hace su propio curare, nunca es objeto de comercio o intercambio. Su preparación, que no lleva más
DD
de unas cuantas horas, es fácil y sencilla. Además, el veneno se conserva por varios meses si se guarda en un
lugar seco y relativamente fresco.
La lanza, a diferencia de las cerbatanas, no tiene limitada su producción por un proceso de manufactura muy
elaborado, lo que la limita es la escasez de la madera de tehue. La palmera se cultiva por su fruto. Normalmente
solo se utilizan para hacer lanzas los árboles muy viejos que no producen fruta. Derribar palmeras jóvenes (cosa
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que ocurre comúnmente en tiempos de guerra) es visto como una amenaza potencial al orden social.
Mientras que las cerbatanas son fabricadas por los hombres cuando ellos quieren, o cuando necesitan una, la
fabricación de lanzas es “colectiva”, en el sentido de que tienden a hacerlas todos al mismo tiempo, trabajando
cada hombre en la suya.
Las cerbatanas permanecen erguidas verticales en el centro de la maloca, al alcance de cualquiera que las
FI

necesite. Se prestan generosamente a los parientes, sin embargo, en ningún caso se comercian.
Los buenos fabricantes de cerbatanas son muy admirados, por su habilidad y sentido de las proporciones y la
estética. Las cerbatanas más grandes y pesadas son técnicamente más eficientes (más seguras contra falsos
movimientos, están diseñadas para apuntar a monos desde el suelo) y también más “sociales”. Su tamaño y
peso se asocian con la edad adulta plena, y porque encarnan cualidades sociales importantes: la madurez


plenamente alcanzada, la fuerza controlada, el sentido artístico y el del equilibrio.


Las cerbatanas pueden ser utilizadas por otro, aparte de su dueño, mientras que cada lanza solo puede ser
empuñada por el que la hizo.
Aunque hoy raramente se usan, las lanzas todavía se fabrican colectivamente y se ofrecen como regalo a los
forasteros. Los homicidios son raros, pero todavía se llevan a cabo con lanza: jamás se usa un arma de fuego
para matar a un enemigo.
Usar una cerbatana y hacerla es un aprendizaje que niños y niñas aprenden. Empiezan con modelos pequeños.
A medida que se les entregan cerbatanas cada vez más grandes y pesadas, gradualmente van aprendiendo
los movimientos apropiados y ejecutándolos en forma cada vez más precisa, coordinada y controlada, hasta
alcanzar la plena eficacia.

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Cazar animales arbóreos con cerbatana es ir a soplar. Solo los jaguares y las águilas arpías matan animales
arbóreos, los huaoranis, los verdaderos seres humanos, los soplan (las fechas se disparan soplando en la
cerbatana).
Matar al enemigo, con el cual no puede haber ninguna relación personal, es una empresa colectiva, requiere el
esfuerzo y la participación de todos los miembros del grupo.

La forma en la que la cerbatana y la lanza se incorporan al discurso mítico es una demostración ulterior de su
significado social. En el mito, igual que en la realidad, las dos armas son utilizadas para estructurar dos
relaciones sociales contrastantes, que, según creo, representan dos respuestas complementarias al problema
del intercambio y la alianza. Sin embargo, en el mito funcionan más como mecanismos regulatorios que como
armas, y median entre humanos, antes que entre humanos y animales.
Un mito popular expone con claridad el dilema que enfrenta esta sociedad endogámica y uxorilocal: solo uno

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de los hermanos puede permanecer cerca de su hermana y casarse dentro del nexo endogámico. El matrimonio
de primos cruzados, tal como lo practican los huaoranis, refuerza los lazos entre hermanos y hermanas, pero
fomenta la enemistad entre los hermanos. La dispersión y el alejamiento de los hijos que se casan afecta
principalmente a la madre: sus hijas casadas se quedan en casa, pero los hijos deben irse cuando se casan.
Por otro lado, el mito ilustra bien el peligro potencial que contiene la relación entre hermano y hermana. Estos
son animados a formar parejas desde edad muy temprana, a mantenerse cercanos y a intercambiar sus hijos
en matrimonio. Pero si están demasiado cerca pueden llegar al incesto. Esto amenaza el orden social. La tercera

.C
lección de mito es que la cerbatana vigila la distancia social entre los parientes. Su acción en la caza de monos
es el opuesto exacto de su efecto en el mito. En un caso, un animal no tan lejano es aproximado espacial y
socialmente. En el otro, un pariente que estaba demasiado cerca es enviado a una distancia insalvable, tanto
social como físicamente.
DD
La cerbatana, que es capaz tanto de acercar como de alejar, es un instrumento poderoso para vigilar la distancia
social. Pone a los hombres en una posición de control, como defensores de las relaciones endogámicas.
Hay otro mito que incluye el uso de lanzas para resolver conflictos interétnicos, y es paralelo al mito de la
cerbatana como medio para resolver problemas familiares. En ambos casos encontramos a la imaginación
huaorani utilizando armas de caza para regular la distancia social. Pero mientras que la cerbatana vincula o
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disocia a parientes cercanos que viven en la misma maloca, la lanza asocia a personas huaorani con personas
no huaorani. La lanza es un instrumento violento y poderoso que traza fronteras sociales entre “nosotros” y
“otros”, así como entre “verdaderos humanos” y “caníbales”.
La caza con cerbatana representa la elección de una relación cercana y no agresiva con las especies arbóreas
cuyo epítome es el mono lanudo. Las lanzas, por el contrario, son instrumentos que marcan fronteras y
FI

defienden el lado de adentro del exterior rapaz. La caza con lanza es asunto de derramar sangre y aniquilar a
los enemigos. Las lanzas están destinadas a masacrar a aquellos con quienes no es posible hacer alianzas.

La idea de progreso
El SXIX está vinculado con la idea de progreso: idea del avance gradual de la civilización desde el pasado hacia


el presente.
La idea de progreso no aparece hasta que se conciba que la civilización está destinada a avanzar
indefinidamente en el futuro, lo que en el pensamiento occidental ocurrirá a partir del SXVIII.
Esta noción no supone solamente mejora material y bienestar social, sino que implica también el desarrollo de
la vida individual, de las facultades propias de cada hombre, de los sentimientos y de las ideas.
A mediados del SXIX ya no estaba en discusión la posibilidad de progresar y menos aún que la civilización era
el grado máximo de progreso que había logrado la humanidad hasta el momento. En lo que no había acuerdo
absoluto era sobre la cuestión del progreso continuo, por un lado, e indefinido, por el otro.
Los pensadores que sostenían que la meta final era conocida (o sea, determinado estado de cosas al cual se
llegaría relativamente pronto) eran aquellos que sostenían la idea de progreso continuo, y quienes apoyaban la
hipótesis opuesta, es decir, la idea de que la meta era desconocida y el desarrollo sin fin, son los que hablaban

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de progreso indefinida. Comte es el exponente más importante de la tesis de la continuidad. Eran los pensadores
del SXVIII quienes se acercaban a la idea del progreso indefinido.
A medida que la ciencia contribuyó a mejorar el progreso material que se hizo evidente desde mediados del
SXIX, sin detenerse desde entonces, la creencia en el progreso se generalizó. La relación establecida entre
progreso científico, progreso material y, por ende, progreso de la civilización, constituye la base fundamental
por la cual la noción de progreso se asocia vulgarmente a la técnica.
Esta ilusión de que el avance científico implica necesariamente avance material y social, es la que contribuyó a
consolidar la idea de progreso indefinido.
El problema central con el que se encontraron los pensadores del SXIX fue que hasta el SXVII la idea de
progreso no había sido examinada a fondo, sino que se la daba por sentada. El afán de encontrar las leyes que
rigen la naturaleza humana los llevó a suponer e investigar que la existencia de una ley del progreso debía
existir.

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Esta vía desembocó en Spencer, quien intentó, desde la teoría evolucionista de Darwin en el plano biológico,
establecer la ley general del progreso humano a partir de las leyes biológicas de la selección natural, la
supervivencia del más apto, y de la cultura como producto de la herencia biológica. En tal sentido, la civilización
representa las adaptaciones que ya se han llevado a cabo y el progreso se revela como la serie de pasos
sucesivos en ese proceso. Por lo tanto, el progreso no es un accidente sino una necesidad. El progreso humano
aparece como una secuela del movimiento cósmico general, del cual los sujetos solo forman parte del camino
predeterminado.

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Las consecuencias político-ideológicas de esta teoría es que los pueblos considerados inferiores, lo son por ley
natural y no hay cambio histórico posible.
La paradoja de Spencer se sintetiza al señalar que las virtudes que él señalaba como indicadores del progreso
de una generación a otra, constituyen procesos de adquisición cultural en distintos contextos históricos. La
DD
diversidad cultural no está atrapada en una serie de genes hereditarios y prefijados en el sistema nervioso, sino
que por el contrario refleja la capacidad humana de aprender y de transmitir experiencias distintas en situaciones
distintas.
Todas estas concepciones tuvieron como consecuencia que la idea del progreso se convirtiera en un artículo
de fe para la humanidad con lo cual perdió gran parte de su validez científica.
LA

La ilusión del progreso podría decirse que representa nuevamente otra ilusión característica del capitalismo
industrial, que expone el progreso de una cultura y de una clase social como si fuera el progreso de la humanidad
entera. Homogeneización que, como se dijo, es consecuencia de la expansión planetaria de Europa.

La búsqueda de leyes y el afán de explicar la naturaleza humana como tal, llevó a los pensadores del SXVIII a
FI

bucear en las ciencias naturales. La ley de gravedad cumplía las expectativas de los pensadores sociales, que
intentaban establecer leyes similares para el comportamiento humano. Esta influencia se reflejó en lo que se
denominó el mecanicismo de las ciencias sociales. Sin embargo, el desarrollo de la Física en el SXIX, se apartó
del modelo mecánico de Newton, sin negarlo, para investigar otros aspectos. La imagen materialista del
universo, basada en las leyes de la Mecánica, ha madurado: la naturaleza se presenta como un sistema de


movimientos, de energías, de magnitudes mensurables.


Este cambio, desde la Física Mecánica hasta la Física Cuántica influyó en las demás ciencias. La consecuencia
más importante fue que las leyes de la naturaleza no tienen un carácter tan estricto como en la Física Clásica;
no se da un determinismo riguroso de los fenómenos, sino simplemente leyes de probabilidad. La estadística
social sería la gran heredera de este nuevo modo de pensar la realidad.
La biología, la otra gran ciencia que admiraban los científicos sociales por su rigurosidad, también tomó parte
en este cambio de actitud, rompiendo con el supuesto fijismo de las especies.
La ambición que caracteriza a la ciencia del SXIX tiene como fundamento la fe en un progreso científico capaz
de reunir a todas las ciencias en un solo saber de base matemática que explicaría el universo y las galaxias, el
hombre pensante y aún Dios. Con este espíritu, las ciencias del hombre buscaron las leyes generales de un
determinismo humano. Los exponentes más claros y paradigmáticos de esta transición fueron Spencer y
Darwin.

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El esfuerzo de Spencer por probar que la naturaleza humana, como todo lo demás en el universo, era un
producto de la evolución, abrió el camino al determinismo racional.
La diversidad de la conducta y de la cultura humanas se incluyen, por lo tanto, en esta ley universal. La
consecuencia más radical de este pensamiento consistió en la sobreestimación de los factores hereditarios
como elementos causales de la conducta humana. El SXIX es el autor y responsable de la discriminación racial.
Por otro lado, Darwin en su obra “El origen de las especies” reafirmaba la existencia de leyes de la naturaleza,
la inevitabilidad del progreso y la justicia del sistema de la lucha, sin la cual no se puede alcanzar el progreso.
Aunque en esta obra no se hace mención a la evolución humana, se deduce que ella obedece a las mismas
reglas que la evolución animal.
El aporte fundamental de esta obra lo recogen las ciencias naturales al debilitar para siempre el argumento
teológico sobre la creación del mundo y, por lo tanto, también la imagen del hombre como criatura privilegiada
de Dios. Somos una especie más de entre las miles de especies que pueblan el planeta, tan sujetos a las leyes

OM
naturales como los animales y las plantas.
La idea evolucionista de seres inferiores biológica y culturalmente legitimaría el avance industrial y la
proletarización de estos pueblos.

Naturaleza y cultura – Lischetti


La antropología se plantea como problema el origen, el desarrollo y las cualidades de la naturaleza humana.
Con Darwin, la evolución natural deja de ser una idea para pasar a ser una teoría científica, construida con la

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apoyatura de la verificación de los hechos. Desde ese momento, los seres humanos dejamos de ser criaturas
creadas a imagen y semejanza de Dios, y empezamos a ser animales, para el conocimiento de la ciencia
occidental.
En 1885, Topinard plantea la necesidad de una dicotomía entre una antropología zoológica, que se ocupe del
DD
estudio de la especie humana y de todas sus variedades, y, por otra parte, una etnografía, que se ocupe de los
diversos pueblos de la tierra, dejando de lado toda consideración anatómica y fisiológica. Desde ese momento,
se hace evidente una división de trabajo dentro de la antropología, entre una ciencia natural de la especie
humana y una ciencia cultural de los pueblos y civilizaciones.
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La conmoción que supuso la publicación de la obra de Darwin implicó que los enunciados de la teoría de la
evolución enfrentaran a los enunciados de la teología, e inician una lucha entre instituciones por el poder de un
determinado conocimiento acerca de la vida del hombre.
Desde el primer momento a esta teoría no se la circunscribe al campo estrictamente biológico, sino que se la
relaciona con la teología, la sociedad y la política.
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Los argumentos que se oponen a la teoría en ese momento son de dos tipos, los que se refieren a cuestiones
puramente teológicas, y los que le cuestionan deficiencias técnico-metodológicas.
En cuanto al primer tipo de argumentos, la obra de Darwin tiende al materialismo y al ateísmo: el pensamiento
evolucionista es visto como un pensamiento destinado a terminar con una serie de ideas religiosas. El debate
se entabla entre los creacionistas y los evolucionistas.


En la actualidad, los teólogos reconocen como error de aquella época el haber tomado a la Biblia como un libro
de ciencias naturales, y las relaciones entre ciencia y religión son de mutuo respeto.
La teoría de la evolución se inscribe en esa corriente ideológica, que unida a la revolución industrial y a las
revoluciones políticas, a partir del SXVIII, va a hacer cambiar los intereses científicos, dando origen a una serie
de teorías que amenazaban el orden existente. Teorías que van a dejar atrás el pensamiento dualista cartesiano
que distinguía, por un lado, al hombre como “res Cogitans”, dotado de alma y/o razón; y por el otro, veían al
hombre como “res extensa”, mensurable y cuantificable en su aspecto físico-anatómico.
A fines del SXVIII y principios del SXIX, una serie de hechos científicos y sociológicos convergen hacia una
concepción unitaria del hombre, en la que tanto la anatomía y la fisiología como la psicología y la moral son
consideradas partes de un mismo saber; el saber sobre el hombre, saber que va a consistir en pensarlo como
emparentado con los animales, colocándolo dentro del medio natural y dentro de una historicidad con tiempo y
leyes humanas.

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Además, la teoría de la evolución va a dar lugar a la polémica que va a enfrentar lo natural con lo histórico o
cultural en el hombre. Se trata de la interpretación de sus comportamientos, atribuyéndolos bien a la biología o
bien a la historia, en forma exclusiva. En base a esto, se van a poder construir distintos tipos de sociedades,
según pensemos que los comportamientos de los hombres están determinados biológicamente, significando
con esto su fijismo, o bien que pensemos que dichos comportamientos se arman a partir de la vida social de los
hombres, significando con esto la posibilidad de transformarlos.
La teoría que postula el progreso de la sociedad a través de la lucha lleva el nombre de “darwinismo social”.
Haciendo pensar que es la teoría de Darwin, Spencer elabora una teoría con esos contenidos para explicar el
funcionamiento de la sociedad.
La falsa idea de que el mundo animal se caracteriza por una feroz lucha por la existencia y que la sociedad
humana descendiente directa de ese mundo animal, se caracteriza por la lucha, la hostilidad, la competencia
desaforada y la agresividad, van a dominar la escena. La selección natural va a ser mal expuesta, mal

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interpretada, hasta el extremo de alejarla de su intención original.

La sociobiología – Chiriguini
Wilson intenta explicar el comportamiento social de los invertebrados hasta los primates, pero, a su vez, su libro
es el manifiesto de una teoría que se propone explicar la vida social de los animales, incluyendo al hombre.
Define a la sociobiología como el estudio sistemático de la base biológica de todo comportamiento social.
En otras palabras, esto significa interpretar la conducta social de los animales y del hombre, como emergente

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de su historia evolutiva biológica y sujeta a las mismas leyes que rigen todo lo viviente.
Se pretende estudiar, en consecuencia, la medida en que el comportamiento social humano es determinado
por genes ancestrales que fueron escogidos y preservados por la selección natural.
Su mensaje sugiere que el comportamiento humano, en toda su complejidad, puede ser explicado cabalmente
DD
por la biología. Argumenta que la naturaleza, por medio de la evolución, no solamente diseñó nuestros rasgos,
sino, además, nuestro comportamiento. Este sería la expresión de esquemas innatos para la supervivencia de
la especie.
Por otro lado, siguiendo esta línea de pensamiento, se afirma una correspondencia entre la conducta
genéticamente adaptada de los individuos y las características de las instituciones sociales que conforman la
LA

sociedad. La guerra entre grupos, tribus y naciones sería una expresión de tendencias agresivas innatas.
Desde una perspectiva diferente que incluye la cultura como dimensión exclusiva de la sociedad humana, puede
sostenerse que el comportamiento de los hombres no puede ser interpretado sin tener presente la función
transformadora de aquella, que en tanto ámbito de significados otorga sentido a dicho comportamiento.
El conocimiento histórico y antropológico nos señala y alerta sobre las diferentes motivaciones que empujan a
FI

los hombres a luchar entre sí; idealismo, venganza, amor a la patria, etc. Las razones por las cuales luchan los
individuos no son las razones por las que se producen las guerras.
Otro aspecto importante del pensamiento sociobiológico está relacionado con el recurso de explicar la condición
humana observando el comportamiento animal.
Evidentemente, la naturaleza humana no puede desvincularse de su base biológica, pero tampoco está


encadenada a ella. Y al mismo tiempo, no es infinitamente maleable por el medio ambiente y la educación.
La interpretación desde el biologismo tiene consecuencias sociales y políticas: si la organización social es un
resultado de la herencia biológica, entonces nada que altere el orden social puede ser modificado. Precisamente
por esto, la permanencia del statu quo es desde este modelo inevitable. Por lo tanto, la mejor adaptación de la
especie es el modo de organización social y económico vigente en el mundo contemporáneo: el capitalismo.
También puede decirse que la sociobiología nos justifica. Su gran atractivo se debe a que es exculpatorio.Si los
empresarios explotan a los obreros es porque la evolución ha desarrollado en nosotros los genes para la
actividad empresarial.

Fundamentos científicos de la sociobiología: la etología > marco teórico opuesto a las teorías conductistas, que
sostienen que el comportamiento es el resultado de hábitos aprendidos y después convertidos en automáticos.

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La etología, en cambio, sostiene la existencia de instintos de carácter innato y sus investigaciones son el
resultado de observaciones en su hábitat natural.
La etología es definida como el estudio comparativo de los patrones de comportamiento, entendiendo el
comportamiento como un programa rígido, resultado de adaptaciones filogenéticas.
En la medida que la etología interpreta el comportamiento como filogenéticamente heredado, incorpora a sus
análisis el estudio del comportamiento social del hombre regido, según los etólogos, por el mismo proceso
evolutivo.
Estos patrones heredados de comportamiento (instintos), conducen las acciones del animal en su medio.
La etología va a afirmar que los instintos se desarrollaron en el proceso de evolución de manera similar a la
evolución de los rasgos morfológicos que identifican a cada especie. Por este motivo, a cada especie, de
acuerdo a una sinergia nerviosa que la caracteriza, corresponde la misma dotación instintiva.
Entonces, los instintos son pautas fijas de comportamiento emergentes del proceso de evolución y de la

OM
selección natural, es decir, innatos. Idénticos en los animales de una misma especie y semejantes en especies
cercanas.
El carácter innato de los mismos le otorga la característica de inmodificables y compulsivos (una vez
desencadenadas, se desarrollan aun ante la desaparición del estímulo). Además, cumplen la función de
asegurar la perpetuidad de la especie.
Además, una reacción puede ser innata y a pesar de ello no aparecer hasta que el animal sea adulto. Por otra
parte, la aparición gradual de una actividad durante un período lento y prolongado de desarrollo no indica que

.C
sea aprendida.
Los comportamientos instintivos se inician a partir de estímulos desencadenantes inscriptos genéticamente.
Para algunos, los desencadenantes son siempre internos, de ahí que puedan producirse sin la presencia de
estímulos exteriores. Para otros etólogos, los instintos pueden ser desencadenados por estímulos de orden
DD
externo que actuarían como disparadores.
Generalmente, las reacciones no son iniciadas únicamente por señales externas, sino que requieren
simultáneamente del estímulo interno.
Una pregunta que se han formulado los etólogos instintivistas está referida a la posibilidad de alguna instancia
de aprendizaje dentro de un programa de comportamiento tan cerrado. Se ha respondido que el aprendizaje
LA

solamente se produce de acuerdo a mecanismos fijos de comportamiento.


El descubrimiento de pautas innatas de aprendizaje permitió desarrollar el concepto de impronta o troquelado.
En el animal existen determinados períodos en los que puede aprender, generalmente en la etapa precoz de
su existencia.
Los etólogos al abordar el carácter filogenético de los instintos y la importancia del estudio comparativo, han
FI

echado mano al uso de homologías, que permiten establecer la existencia de un probable parentesco. La
búsqueda de conductas homólogas ha orientado a los etólogos a trazar la evolución de un comportamiento a
través de diferentes especies.
En pocas especies de animales, el comportamiento instintivo los programa totalmente. En cambio, en especies
con un desarrollo más complejo del sistema nervioso, el comportamiento innato deja un espacio al aprendizaje.


El reconocimiento a la posibilidad de lo aprendido en muchas especies, ha llevado a abandonar la noción de un


esquema rígido en la conducta animal y estudiarla como resultante de estrategias alternativas seleccionadas
en el curso de la evolución y que responden a objetivos adaptativos precisos.
Los atributos de abnegación pueden persistir porque estos animales cooperan en la reproducción de parientes
cercanos. En la medida que se comparten genes con otros, la selección favorecerá la colaboración altruista en
la supervivencia y en el éxito reproductivo (la adecuación inclusiva). Son los genes egoístas los que regulan,
por medio del altruismo (el sacrificio de unos pocos en beneficio del resto), la contribución genética en la
generación siguiente.
El concepto de adecuación inclusiva ha permitido describir los comportamientos aparentemente no adaptados
de los animales y hombres, como la homosexualidad o el incesto, en manos de los genes.
El parentesco para los sociobiólogos cumple el requerimiento biológico de maximizar el éxito reproductivo de
los genes del mismo modo en los animales que en el hombre.

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Los estudios antropológicos han puesto en evidencia que el parentesco es, en muchas sociedades, la estructura
dominante que comprende no solamente la esfera doméstica sino, además, la dimensión económica, política y
ritual. Si bien su función manifiesta es la reproducción y el ordenamiento de la sociedad en parientes y no
parientes, en algunas culturas regula todas las relaciones sociales.
Por relaciones de parentesco se entienden las reglas construidas socialmente que definen las formas de
matrimonio, de filiación y de residencia en las sociedades. Esto supone que una familia no puede reproducirse
independientemente de otras familias. La interdependencia viene impuesta por la existencia universal del tabú
del incesto y de la regla de la exogamia, cualquiera sea la forma que adopten, estableciendo relaciones de
consanguinidad, de intercambio o de alianza entre los grupos sociales que trascienden el ámbito de lo biológico.
En el estudio de las sociedades no occidentales se observa que una de las condiciones para ser considerado
pariente es la elección de la residencia marital. La pertenencia a un grupo doméstico es condición suficiente de
identidad social, independientemente del grado de consanguinidad.

OM
En la medida que las relaciones de parentesco culturalmente organizadas rigen el proceso de cooperación,
alianza o intercambio, parten de un principio ordenador de la reproducción biológica, social y cultural de los
seres humanos completamente distinto del previsto en la selección por parentesco.
El parentesco en la sociedad humana tiene como uno de sus atributos distintivos su emancipación respecto a
las relaciones biológicas naturales. Ejemplo: adopción. Los niños adoptados son considerados la misma cosa
respecto a los hijos naturales de la casa.

.C
El tabú del incesto > los biólogos interpretan la universalidad del tabú de incesto por requerimientos biológicos.
Según este punto de vista, el tabú existe en todas las sociedades por el hecho de permitir una nueva
combinación de genes.
En primer lugar, para indicar su origen biológico, los sociobiólogos tendrían que demostrar que la elección
DD
exogámica es genética. En segundo término, ese supuesto carácter biológico no tiene explicación frente a las
transgresiones de la regla.

La homosexualidad > la teoría de la selección por parentesco interpreta la persistencia de la homosexualidad


como una más de las conductas altruistas seleccionadas en el proceso de evolución. Sostiene que la
LA

predisposición para la homosexualidad puede ser genética.


En primer lugar, no hay evidencia de que la homosexualidad tenga base genética. Identificar un gen como
responsable de un comportamiento es un absurdo biológico. Los genes no actúan individualmente y todo
comportamiento es expresión del organismo en relación a un ambiente social y cultural que lo estructura.
En segundo lugar, no hay evidencia de que la homosexualidad sea una conducta que compense la pérdida de
FI

no dejar descendencia, en beneficio de parientes cercanos. No se puede afirmar que estos parientes obtuviesen
tasas más elevadas de supervivencia y reproducción.

Sabemos que el hombre es producto de la selección natural, igual que todo lo viviente. Pero, también el
resultado de la evolución cultural. La característica principal de nuestro comportamiento es la de ser moldeado


por la sociedad en la que transcurre nuestra vida.


El error fundamental de los sociobiólogos es suponer que todo el comportamiento social puede ser explicado
en términos de selección y adaptación.
Desde otro determinismo, el cultural, se sugiere que la biología se detiene en el momento que nacemos y de
allí en más, somos infinitamente maleables por la acción de aquélla.
La respuesta no está en que optemos entre lo innato y lo adquirido, lo biológico y lo cultural, sino, más bien, que
consideremos a la naturaleza humana estructurada tanto biológica como culturalmente.
El hombre no es innatamente nada, en los hombres no se desata automáticamente ningún comportamiento; la
probabilidad de su aparición, como todas las conductas sociales, está mediada por el ambiente social y cultural.
El hombre es la única especie animal que puede trascender el ámbito de lo biológico por medio de la cultura.
La capacidad de crear cultura determina en su naturaleza atributos nuevos que le son inherentes y específicos.

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Estos constituyen una dimensión diferente, transformando su entorno y a ellos mismos en un proceso de
retroalimentación que modificará su naturaleza biológica anterior.

Violencia y sociedad en el fin de siglo – Monsalve


La calificación de violencia dependerá de los juicios de valor sobre los que se fundan los criterios de asignación.
La agresividad como tal no existe, es un concepto de valor. Por lo tanto, la violencia no puede pensarse como
una categoría en sí misma sino como una idea teórica que comprende las formas de acción u omisión que
podemos juzgar como peligrosas para el desarrollo de la subsistencia humana.
Con la puesta en escena de la violencia, aparece una serie de explicaciones científicas provenientes de las
ciencias biológicas y sociales tendientes a establecer causas y contribuir al control social. Acoplándose, en
general, a las necesidades del poder, legitiman y reprueban, según el caso, reforzando en la medida de sus
alcances la generación del consenso necesario para el mantenimiento del proyecto social en el que se insertan.

OM
Las racionalizaciones acerca de la violencia como fundada por razones biológicas comienzan a desarrollarse
en el Iluminismo, vinculadas a la concepción del hombre como ser provisto de Razón. Con el predominio de la
idea de Razón se establecían criterios normativos igualitarios, pero al mismo tiempo se elaboraban distinciones
que posibilitaban asociar grados de raciocinio con la presencia o ausencia de la violencia. Los menos educados,
las mujeres y los niños tenían menos raciocinio y por lo tanto caían más frecuentemente en situaciones de
violencia impropias de los hombres “civilizados”.
El conductismo enfocaba la violencia como desencadenada a partir de frustraciones de la más variada índole,

.C
que concluía fijándose en mecanismos neurobiológicos solo reversibles por reeducación mediante estímulos y
respuestas apropiadas. Negaban el peso de lo instintivo en beneficio de lo adquirido.
Al establecer esta relación entre violencia y frustración, quedaba planteado el prejuicio que circunscribe lo
violento a lo desviado. Por eso los ámbitos en donde se busca la violencia ya están prejuzgados: cárceles,
DD
psiquiátricos.
Ante este panorama, Lorenz plantea, desde un punto de vista etológico, que la especie en su conjunto se
beneficia con la cuota de agresión necesaria para la supervivencia, tal como está filogenéticamente
determinado. Básicamente, son ciertos mecanismos instintivos los que llevan a definir la agresión y no los juicios
de valor. Estos estímulos son desencadenados por estímulos internos y externos, propios de la especie y
LA

específicos en cuanto a su acción.


Nada de esto está presente en la conducta; ni las acciones son compulsivas, ni son iguales para todos los
individuos de la especie, ni el hombre está a merced de tales estímulos.
Dawkins postula la existencia de estrategias individuales con carácter de adaptaciones evolutivas. La conducta
violenta es un mecanismo en disponibilidad que ignora sus propios objetivos, que son aquellos de la
FI

supervivencia de sus propios genes.


En este caso, la violencia sigue circunscripta al reducto inmodificable y eterno de la naturaleza, y como si fuera
poco hasta se reduce a lo individual.
Los discursos de violencia revelan el contexto social que los produce. No debe extrañarnos, entonces, el énfasis
puesto en desentrañar y mostrar sin pudor los hechos de violencia protagonizados por quienes pertenecen a


los sectores más pauperizados de nuestras sociedades, en donde según el consenso dominante, se concentran
los delitos más terribles. Esto nos oculta al mismo tiempo otras violencias. De esta manera, se sigue reforzando
una descalificación necesaria para la reproducción de las relaciones de poder, legitimando marginaciones
sociales, cuya producción la sociedad desconoce como propia. Así se generan los estereotipos.

Poder, racismo y exclusión – Mazettelle y Sabarots


Es a través del universo simbólico de representaciones de sí mismo y de los demás como los grupos humanos
construyen históricamente sus interrelaciones sociales cargadas de identidades y de oposiciones, de
solidaridades y de rupturas violentas.
Periódicamente cada cultura se afirma como la única valedera y digna de ser vivida; ignora las otras, las niega
incluso como culturas. En estos términos, los “otros” serán calificados con términos peyorativos, que los

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diferencian de “nosotros”, los hombres. Pero esas actitudes etnocéntricas no implican necesariamente el
rechazo o la búsqueda de destrucción de otros pueblos.
La noción del mundo y de los grupos humanos que lo habitaban fue limitada para los europeos del SXV.
Comienzan las polémicas sobre la naturaleza de esos hombres “bárbaros” e “incultos” que en 1537 por medio
de una bula papal son declarados “hombres verdaderos”, pero comparables a niños que necesita orientación y
amparo.
A lo largo de esta expansión de cuatro siglos, Europa irá constituyendo su propio mito, se inventará a sí misma
como Europa la conquistadora, cuna de la civilización. El europocentrismo, la forma acentuada de un
etnocentrismo “a la europea” llevará a lo largo de los siglos a la construcción de una historia universal, una
versión de la historia que se conformará en función de los intereses de las potencias europeas.
Se va conformando una visión de los pueblos no europeos en la que lo que prima es la simplificación y los
estereotipos. El hombre europeo tendrá la carga de “humanizarlos”, “convertirlos”, y el derecho de usufructuar

OM
sus tierras y su trabajo.

Las actividades económicas encaradas por los europeos en diferentes áreas de América requerían contar con
trabajadores. Ante la falta de mano de obra libre europea, se buscó por distintos medios, en general
compulsivos, contar con trabajadores indígenas. En algunas regiones de América esto fue imposible dado que
los aborígenes se rebelaban o huían favorecidos por su conocimiento de territorio, o bien se había producido
un verdadero genocidio de las poblaciones nativas, ya sea por haber muerto en las luchas cintra los invasores

.C
o debido a las condiciones de trabajo, enfermedades, desarraigo. Por ende, se recurrió a la trata de esclavos,
abastecida principalmente por África.
Los africanos puestos en venta eran, teóricamente, prisioneros de guerra, criminales o indígenas que habían
vendido su libertad. Estas cómodas excusas liberaban a los europeos de toda responsabilidad moral, y los
DD
defensores del comercio de esclavos presumían incluso de liberar a sus víctimas de la muerte. La realidad era
que fueron tratados como mercancías pues despersonalizar al otro, reducirlo a la condición de cosa, fue
condición de este redituable comercio.
Para el comprador, los esclavos no constituían más que instrumentos de producción, a los cuales había que
someter a una dirección, control, disciplina y prácticas paternalistas, pues los negros eran considerados seres
LA

inferiores carentes de inteligencia, perezosos e infantiles.


No hubo una aceptación pasiva de la situación.
El trato inhumano dado a los esclavos, unidos a los principios igualitarios popularizados por la revolución
francesa y norteamericana, así como una serie de circunstancias político-económicas que desestructuraron el
sistema de producción basado en el uso de mano de obra esclava, favorecieron, en el transcurso del SXIX, la
FI

abolición de la esclavitud en diferentes países.


El esclavismo dejará una marca; la marca del color que dio lugar a que el negro se convierta en símbolo de
sujeción, de inferioridad radical.

En el SXVIII se desarrolló el movimiento filosófico-cultural conocido como Ilustración. Para sus pensadores, la


razón, el impulso a la crítica, la libertad espiritual y la tolerancia religiosa debían sustituir a la tradición. Presentan
una actitud negativa frente al orden político-social existente, pues a su juicio, ahogada las posibilidades de
construir un orden social más “racional”, que permitiese un desarrollo pleno de las potencialidades del hombre.
Condenaron los crímenes de los conquistadores y el comercio atroz de esclavos, pero siempre dentro de una
actitud que puede ser calificada como reformismo humanitario, tolerante, el cual presenta una alta carga de
europocentrismo: asimilar e incorporar a los pueblos “salvajes” debe ser el objetivo de una política racional,
pues estos pueblos son vistos como los retardatarios en el camino de la razón y la civilización. Se debía sustituir
una colonización a través de la violencia por una política de asimilación, que sería redituable en súbditos leales
y en rentas de la inversión económica que representan los establecimientos coloniales.
En el seno de estos discursos filosóficos no emerge una concepción que busque explicar la diversidad
sociocultural basándose en factores biológicos hereditarios. Las explicaciones en cuanto a la diversidad son
referidas a factores ambientales, principalmente el clima y otros factores geográficos y también aspectos tales

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como la dieta, el modo de vida y las enfermedades. La perfección de la raza blanca como habitante de los
climas templados. Un hombre europeo que, a diferencia de los “salvajes” aceptó el reto de la naturaleza y la
dominó.
Para Buffón solo hay dos posibilidades: degenerar o perfeccionarse. La degeneración se produce como
consecuencia de una serie de factores: clima, enfermedades epidémicas, variaciones que se trasmiten
hereditariamente o motivos culturales. El hombre americano representaba un ejemplo de esta degeneración, la
cual le había impedido doblegar a la naturaleza. Pero para Buffón, la colonización europea y su influencia
civilizadora permitiría remediar esa situación, pues con un adecuado control del medio todas las formas
contemporáneas del hombre podían perfeccionarse.

Posición creacionista-monogenista > la humanidad entera tenía a los mismos descendientes de Adán y Eva
como antepasados comunes. Las razas humanas habían sido producto de la “degeneración” que sucedió a la

OM
perfección del paraíso. Esta degeneración habría varado según las razas: fue menos para los blancos y mayor
para los negros. El proceso de degeneración sería consecuencia de una serie de factores, principalmente el
clima. Dentro de los degeneracionistas hubo dos posiciones: aquellos que sostuvieron que las diferencias se
debieron a un desarrollo gradual por influencia del clima, pero se habían fijado y eran irreversibles; y por otro
lado, los que plantearon que debido al desarrollo gradual se podía revertir el proceso creando un entorno
adecuado.
Posición poligenista > atribuyen las diferencias raciales a actos de creación separados. Agassiz era un teórico

.C
que, por medio de una apreciación prejuiciosa de las personalidades y aptitudes de cada raza, planteó como
óptima la implantación de una educación diferencial de acuerdo a las habilidades supuestamente innatas de
cada grupo racial: los negros debían adaptarse al trabajo manual y los blancos al intelectual. Por su parte,
Morton se dedicaba a acumular datos. Su objetivo era demostrar su opinión sobre la existencia de una jerarquía
DD
entre las razas basándose principalmente en el tamaño del cerebro. Sus resultados coincidieron con los
prejuicios de todo buen yanqui: blancos arriba, indios en el medio y negros abajo. Por último, Gobineau. Planteó
que las bases del desarrollo o retroceso social dependían de factores raciales. Negó cualquier explicación socio-
política o geográfica. Postuló que la conquista de un pueblo por otro de raza superior llevaba a la decadencia
racial y cultural de los conquistadores debido a que generalmente se mezclaban con los conquistadores
LA

En el SXVIII predominó en el ámbito intelectual la interpretación evolucionista y ambientalista, lo cual favoreció


la adscripción a la postura monogenista, especialmente aquella que postulaba la reversibilidad de la situación.

Darwinismo social > SXIX. Spencer y Summer. El pensamiento de Spencer planteaba una no injerencia del
Estado ante los problemas de la pobreza y ante las consecuencias genocidas y etnocidas de la expansión
FI

colonial, pues allí se libraría una lucha por la existencia en la que solo perdurarían los pueblos y los sectores de
la sociedad capaces por sí mismos de sobrevivir, los biológicamente superiores.
Se iba imponiendo una opinión en la cual los pobres eran pobres porque eran biológicamente inferiores, los
negros esclavos como resultado de una selección natural que ya les había asignado un lugar adecuado para
ellos. Así, cualquier intento de violentar la “naturaleza” solo podía debilitar a la raza superior favoreciendo a


pueblos inferiores.

Monogenismo evolucionista y racista > unidad humana, pero con probadas diferencias intelectuales y morales
entre las razas, las clases sociales y los sexos. Las pruebas eran aportadas por diferentes corrientes científicas
y servían de justificación al orden social vigente y al colonialismo.
Uno de los principales argumentos sostenidos fue que el valor de los individuos y grupos puede determinarse a
través de la medida de la inteligencia como cantidad aislada.
La inteligencia se define como un conjunto de capacidades humanas prodigiosamente complejo y multifacético.
Para medirla simplemente la transformaron en una “cosa” separada, una entidad innata heredable y localizable
y con un substrato físico, el cerebro; se la constituyó en una propiedad del cerebro. Además, se presentó la
medición como una operación totalmente objetivo, sin embargo, cuando la descripción y definición de los

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fenómenos objetos de medida están influenciadas por valores morales y éticos, como ocurre en el caso de las
características humanas, la medida y las características también se verán influenciadas.
El objetivo perseguido era hacer un estudio del volumen de los cerebros, a fin de establecer una correlación
entre estos y los distintos grupos humanos.
Hoy en día se ha desechado la creencia de una correlación causal positiva entre tamaño del cerebro e
inteligencia, además de remarcarse una serie de factores que inciden en el tamaño del cerebro.

Teoría de la recapitulación > los diferentes individuos atraviesan una serie de estadios que corresponden a las
diferentes formas adultas de sus antepasados.
Los grupos inferiores fueron comparados a niños varones blancos, pues los adultos de los grupos inferiores
eran considerados como los niños de los grupos superiores. Reaparece el viejo argumento paternalista y
justificador.

OM
Con Lombroso surge una teoría científica de la criminalidad. Consideraba que un 40% de los criminales actuaba
por compulsión hereditaria. Eran vistos como seres que mantenían caracteres de un pasado ancestral, por lo
que les era innato comportarse como un “salvaje normal”, pero en la sociedad occidental esto era considerado
criminal.
El criminal nato se podía reconocer por su anatomía tomando en cuenta caracteres tales como falta de simetría,
tamaño pequeño de la cabeza, tamaño exagerado del rostro, frente baja y estrecha, orejas gracias, ausencia

.C
de calvicie, piel más oscura, epilepsia, o aspectos tales como no sonrojarse.
Se construían argumentos manejando la información para que acordase con sus prejuicios.

La eugenesia > el talento era fundamentalmente hereditario. Olvidó tomar en cuenta la influencia del medio
DD
sociocultural, la herencia económica y las redes de conexiones sociales que permiten un mejor acceso a todo
tipo de beneficios.
Consideraba que los incompetentes, enfermizos y desesperados tendían a tener muchos que heredaban esas
características. Por ende, se los debía persuadir y obligar a tener menos hijos, en tanto la gente de clases
superiores debían tener más hijos a los fines de lograr una mejora de la raza.
LA

Se definió como “desviada” a toda conducta considerada socialmente molesta, dañina o peligrosa.

En 1905 Binet publicó un test de inteligencia. Su objetivo era diagnosticar qué estudiantes necesitaban de
escolarización especial. Sostenía que la inteligencia era demasiado compleja para poder representarla en un
solo dato numérico pues no era una simple magnitud escalonada.
FI

Los principios en que se basaba su test y su aplicación eran sencillos: 1) los niños mayores debían ser capaces
de llevar a cabo tareas mentales que los niños de menor edad no podían efectuar; 2) la inteligencia de un niño
dependía de la relación entre su edad cronológica y su edad mental; 3) se debían someter al test niños que
compartían antecedentes culturales similares.
Binet bregó porque solo se aplicase a los niños ligeramente retrasados y con problemas de aprendizaje a fin de


darles una asistencia especial con el objetivo de incrementar las potencialidades del niño. Recalcó la
importancia de enseñarles a “aprender a aprender”. La inteligencia la entendía como una potencialidad que
puede desarrollarse con una educación adecuada. Temía que fueran utilizados como un rótulo indeleble, que
condicionase el comportamiento futuro de los niños o bien que se constituyese en una “excusa cómoda” para
los maestros, a fin de deshacerse de los niños que causan problemas. Otro de sus temores era que se utilizase
para clasificar jerárquicamente a los alumnos de acuerdo a sus valores intelectuales.
Al morir Binet, se comienza a realizar un uso incorrecto de dicho test. Se supuso que la inteligencia era en gran
parte heredada, y se confundió las diferencias culturales con las propiedades innatas. Por otra parte, se suele
identificar heredable con inevitable, es decir, fijo e invariable. Pero los biólogos han demostrado que los genes
no fabrican las partes y componentes específicos del cuerpo, sino que codifican unas formas que pueden variar
según las disposiciones ambientales. Es decir, la intervención del ambiente puede modificar los efectos
heredados que presentan determinados rasgos.

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Burt desarrolló investigaciones sobre cociente de inteligencia. Realizó estudios sobre parejas de gemelos
univitelinos (genes idénticos) criados en ambientes distintos. Utilizaba un parámetro estadístico: el coeficiente
de correlación.
Los resultados arrojados demostraban una correlación muy elevada entre el C.I. de gemelos criados en
ambientes distintos. Sus conclusiones fueron utilizadas por otros hereditaristas a los fines de demostrar la
validez del carácter hereditario de la inteligencia.
Sus trabajos fueron seriamente cuestionados: se señaló la imposibilidad estadística de que variando el número
de casos las correlaciones permaneciesen milagrosamente constantes; tampoco Burt presentó ninguna
descripción de cómo, cuándo o dónde había obtenido sus datos, así como tampoco se pudo localizar a sus
presuntas colaboradoras en la investigación.

Posiciones eugenésicas y de darwinismo social se habían extendido en algunos círculos sociales de Alemania

OM
desde fines del SXIX, pero recién con la derrota de Alemania en la 1GM dichas posturas lograron una mayor
repercusión. A partir de allí empezó a tener más peso la idea de que era necesaria una depuración biológica
para que Alemania pudiera recuperar su “gloria nacional”, encontrando eco en una opinión pública sensibilizada
por la derrota y los graves problemas económicos.
Dentro de la plataforma electoral nacional-socialista, un punto ideológico fundamental era el postulado de
resguardar una “raza superior”, caracterizada por una salud y vigor supremo.
Al llegar los nazis al poder se concretó esa idea de manera contundente. El resultado fue la instauración de una

.C
violencia institucionalizada, que desde el Estado propulsó el exterminio de aquellos considerados política, racial,
étnica y económicamente inferiores.
La llamada solución final al problema judío formó parte de un proceso más amplio cuyo objetivo fue el exterminio
masivo o la esterilización obligatoria de los considerados desviados, degenerados, enfermos, minusválidos o
DD
trastornados. Se debía impedir la propagación de material humano genéticamente inferior.

Al finalizar la 2GM, el horror de los experimentos y el genocidio llevado a cabo por los nazis generaron una
actitud social muy poco proclive al desarrollo de discursos biologicistas orientados a la interpretación de los
problemas sociales.
LA

Durante la década del ’70 comenzarán a revitalizarse los discursos biologicistas, en corrientes de pensamiento
que llevan implícita una posición ideológica que busca debilitar las demandas de los distintos movimientos
sociales, negándole legitimidad.

¿Qué es la raza?
FI

A partir de la aceptación de la teoría de la evolución de Darwin, los biólogos comenzaron a utilizar el concepto
de raza de un modo distinto, pasó a significar “clase”, un tipo diferente de organismo identificable dentro de una
especie, ejemplo: raza de ratones de vientre claro u oscuro. Estas razas eran definidas básicamente sobre la
base de caracteres observables.
Las clasificaciones tradicionales de las razas humanas se inspiraron en los criterios de los científicos


naturalistas, coincidiendo en líneas generales con lo que el sentido común parecía dictar; la existencia de, por
lo menos, tres grandes razas: blanca, negra y amarilla.
Esta clasificación ha sido criticada ya que la noción de raza no tiene demasiado sentido en biología.

Los científicos que defienden la noción de raza en la especie humana, consideran que la especie Homo Sapiens
es una más entre las otras, y que puede ser estudiada con criterios similares a los aplicados al estudio de las
otras especies. Consideran que las razas humanas son agrupaciones naturales de hombres que presentan un
conjunto de caracteres físicos hereditarios comunes cualesquiera sean, además, sus lenguas, costumbres,
nacionalidades.
Vallois distinguía cuatro grandes grupos raciales: primitivo, negroide, europoide y mongoloide. Esta clasificación
se basó en la descripción de una asociación de ciertos caracteres morfológicos tales como el color de piel, la
forma del cabello y la forma de la nariz. Así, las razas negras son caracterizadas como de piel oscura, cabellos

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crespos o muy ondulados y nariz casi siempre ancha; las razas blancas, de piel clara o morena, cabello rizado
u ondulado y nariz generalmente delgada; las razas amarillas, con piel de fondo amarillento, cabello lacio o
apenas rizado y nariz de ancho variable; y las razas primitivas, con disposiciones anatómicas poco
especializadas respecto de las otras.
Los individuos que componen cada raza serían biológicamente muy similares, en tanto serían muy diferentes
de los de otras razas. Pero en realidad las poblaciones no son homogéneas y los individuos considerados
“típicos” son muy escasos.
Vallois considera que cada raza ocuparía o habría ocupado un área geográfica determinada: Europa para las
razas blancas; África, India y Oceanía para las razas negras; Asia y América para las razas amarillas.
Las críticas realizadas fueron que: 1) las grandes razas, a pesar de lo que las “apariencias” parecen indicar, no
constituyen entidades naturales, sino que son categorías construidas conceptualmente, o sea, arbitrarias; 2) las
diferencias biológicas entre poblaciones “negras”, “blancas” y “amarillas” son mínimas, por ende, no permiten

OM
mantener la idea de la existencia de grandes razas.
Las evidencias demuestran que si se quiere abarcar la diversidad humana, habría que multiplicar el número de
razas. En la actualidad, hay algunas clasificaciones que distinguen cientos de razas y algunos científicos
postulan que se podía distinguir hasta un millón.

Alrededor de 1940, muchos biólogos modificaron profundamente su concepción de la raza. Los diferentes
experimentos sobre la genética demostraron que había una gran variación genética incluso entre los individuos

.C
de una misma familia, y mucho más en una población.
El nuevo concepto de raza geográfica sería: una población de individuos diversos que se emparejan libremente
entre sí, pero diferente de otras poblaciones, en cuanto a las proporciones medias de diversos genes.
Esto provocó que el concepto de miembro típico de una raza perdió por completo sentido, puesto que se
DD
demostró que cada población tenía una amplia variabilidad interna; y dado que cada población se diferencia
escasamente por término medio de cualquier otra, todas las poblaciones locales que procrean entre sí son
razas, por ende, el concepto de raza pierde relevancia.

Del estudio de unas 150 proteínas diferentes, se pudo establecer que el 75% de los distintos tipos de proteínas
LA

son idénticas en todos los individuos examinados, independientemente de la población, salvo alguna mutación
ocasional. Son las proteínas monomórficas que demuestran que la especie es fundamentalmente uniforme en
cuanto a los genes que la codifican. En cambio, el otro 25% son proteínas polimórficas, estas presentan dos o
más formas alternativas de proteínas, codificadas por formas alternativas en un gen, que son comunes pero
que tienen frecuencias variables en la especie humana. Se llegó a la conclusión de que no hay ningún gen
FI

conocido que sea cien por cien de una forma en una raza y cien por cien de una forma diferente en otra raza.
Por otra parte, hay genes que varían mucho de individuo a individuo y no presentan en absoluto ninguna
diferencia media entre las grandes razas.

Ninguna población humana ha estado tanto tiempo aislada de otras para dar lugar a una raza. Ha habido un


alto grado de mestizaje desde la emergencia de Homo Sapiens. No existen hombres de raza pura.
Los resultados de estas investigaciones deberían haber dado fin a las posturas en torno a la superioridad de
unas razas por otras, sin embargo, siguen subsistiendo. El por qué de esta persistencia no encuentra respuesta
en lo biológico, sino que es una problemática sociocultural.

El racismo como problemática científica


El racismo no se fundamenta en relaciones sociales simétricas e igualitarias, más bien se trata de relaciones
basadas en la desigualdad, la injusticia y la explotación en las que los grupos hegemónicos articulan
mecanismos ideológicos de consenso combinados con el uso directo de la fuerza.
Una visión funcionalista y organicista de la sociedad veía a los conflictos como enfermedades sociales, y en
particular, al problema de las minorías raciales o étnicas como un asunto de integración y asimilación a la
corriente principal de una sociedad basada en el consenso.

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En las sociedades llamadas complejas, multiétnicas y estratificadas, la diversidad y entrecruzamiento de los
grupos, sumado a problemáticas sociales insolubles, que se agravan en las grandes concentraciones urbanas,
generan conflictos de identidad, de anonimato y alienación que potencian la producción de imaginarios sociales
plagados de prejuicios que tienen su origen sobre todo en las crecientes desigualdades de acceso a los
servicios, al trabajo y al consumo.
Tal como se presenta comúnmente el prejuicio racial en lo cotidiano, resulta dificultoso separarlo de una
constelación mayor de valores que refieren a otras distinciones e identidades sociales.

Etnocentrismo > todas las culturas suelen tener una muy buena opinión de sí mismas, en comparación con las
sociedades vecinas. La actitud hacia los “otros” puede ir desde un desinterés e ignorancia manifiesta, una
curiosidad ingenua por conocer otras costumbres, hasta el afán de hacer la guerra, vencerlos y apropiarse de
las personas y los bienes.

OM
Lo universal es considerarse el “ombligo del mundo”, creer que las costumbres y cosmovisión propias son las
únicas válidas, o por lo menos las mejores que definen la Humanidad.
Todo fenómeno racista supone claramente etnocentrismo. Por el contrario, no todo etnocentrismo involucra el
racismo.

Tanto el etnocentrismo como el racismo tienen como condición necesaria la puesta en contacto entre grupos
diferentes, que se potencia por el fenómeno de las migraciones.

.C
Las migraciones pueden ser violentas, cuando revisten el carácter de una expansión, que puede ser rápida en
el caso de conquistas militares, en las que el victorioso establece un dominio sobre las poblaciones nativas, o
o graduales, en los casos en los que hay un progresivo avance de las fronteras de un grupo, exterminando y
arrinconando a las poblaciones aborígenes. Otra variante violenta de migraciones es la introducción forzada de
DD
grupos étnicos en un país para conformar un estrato servil y también, la expulsión violenta de personas de un
país por motivos políticos.
También se presentan aquellas migraciones que no revisten una violencia manifiesta o desatada como las
anteriores. Son aquellas sometidas a fuertes presiones en su entorno sociocultural de origen, sean estas de
carácter económico, político o cultural, y que suponen otras tantas formas de violencia.
LA

Se incluyen aquí las llamadas migraciones internas, o sea los movimientos poblaciones dentro de un país.
Ejemplo: pobladores preferentemente rurales expulsados por la falta de trabajo y atraídos por las grandes
ciudades que brindan mayores alternativas y posibilidades. Estos procesos han influido en la construcción de
prejuicios y expresiones concretas de discriminación y marginación en ciudades.
Como se dijo anteriormente, no toda conformación poliétnica de un estado-Nación supone el dominio del
FI

racismo. Ha de intervenir otra constelación de circunstancias: factores económicos, políticos y corrientes de


pensamiento.

Los prejuicios en general son sistemas de valores, juicios totalizadores más o menos coherentes que tienden a
dar sentido a la acción humana de una manera simple y generalizadora, favoreciendo la creación de


estereotipos sociales. Están relacionados a esferas afectivas de los individuos, siendo más una materia de fe,
de creencia, que una evaluación objetiva del entorno. Por ello, una vez adquiridos en el proceso de socialización,
se convierten en juicios cristalizados y poco susceptibles de modificación, aun cuando la experiencia concreta
y/o críticas fundamentadas señalen su carácter de falsa interpretación de la realidad. Nuestro sentido común
que organiza y guía nuestra vida cotidiana está, en menor o mayor medida, permeado por perjuicios. Su
influencia en nuestro sistema de valores y en nuestra conducta depende del contexto sociocultural, solemos
asimilarlos simplemente de nuestro ambiente. No obstante, los individuos no reflejan mecánicamente los valores
de su sociedad. Los prejuicios, por muy generalizados y difundidos que se encuentren, son en alguna medida
materia de elección por parte del individuo.
Los prejuicios no se construyen en las sociedades de manera azarosa, sino que responden a conflictos e
intereses de grupos, haciéndose más agudos y complejos en las sociedades estratificadas. En estas, los
sectores hegemónicos de la sociedad, a partir de su mayor control sobre los recursos, procuran generalizar su

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ideología como garantía del mantenimiento de su poder político. Así, estigmatizan a los sectores subordinados,
adscribiéndoles atributos negativos sintetizados en categorías sociales acusatorias.
Ahora bien, los prejuicios se generan no solo a partir de los sectores dominantes en función de su pretensión
hegemónica, sino que dentro de los diferentes grupos subalternos esos prejuicios son reinterpretados e incluso
se generan otros en función de identificarse con los “sectores superiores” y diferenciarse de los “inferiores y
pobres”.
Dentro de la amplia gama de los prejuicios, el racismo sería un tipo particular en el que la marca identificatoria
definida socialmente son los rasgos físicos que sitúan a los grupos involucrados en un sistema de estratificación
dominado por imaginarios colectivos de dominación-sumisión, legitimados por supuestas diferencias
genealógicas que determinarían desiguales aptitudes y capacidades individuales y sociales.
En cuanto a las unidades que interactúan, si estamos tratando fenómenos de racismo, se supone que los
involucrados son “razas”, entendiendo por tales, grupos humanos que se autodefinen y/o son definidos por otros

OM
grupos como diferentes de los demás en función de un criterio dominante basado en supuestas características
físicas innatas e inamovibles. Se trata, por lo tanto, de grupos definidos socialmente.
Una expresión muy difundida y que se ha impuesto en las ciencias sociales en las últimas décadas, en algunos
casos como sustituto de raza, es el concepto de etnia o grupo étnico y sus correlativos etnicidad y relaciones
interétnicas. Si bien este concepto nos permite prescindir del término “raza” y su connotado lastre racista
incrustado en las ciencias, generalmente deja un espacio para los factores físicos. Cuando los antropólogos se
refieren a una etnia, están considerando una serie de elementos socioculturales que la definen y la diferencian,

.C
que pueden o no coincidir con determinadas características físicas distintivas.
Los atributos que definen un grupo étnico serían: 1) un grupo social capaz de reproducirse biológicamente; 2)
cuyos miembros se identifican entre sí y por diferenciación con otros grupos del mismo tipo; 3) por reconocer
un origen común; 4) por compartir ciertos elementos culturales entre los que se destaca una lengua común.
DD
La definición del racismo del Diccionario de la Lengua Española, del año 1970, dice: “exacerbación del sentido
racial de un grupo étnico, especialmente cuando convive con otro u otros”. La definición relaciona el grupo
étnico, entendido como organización social, con el sentido racial, en tanto ideología del grupo.
No son las diferencias físicas observables entre grupos humanos las que crean por sí las nociones populares
de raza en una determinada sociedad, sino la aceptación social, más o menos consensuada y consiente, de
LA

que tales diferencias son socialmente relevantes. A partir de ello se legitima, formal o informalmente, una
jerarquización social que puede transformarse en algunas sociedades en un criterio básico de estratificación
social.
El componente político de tales relaciones es evidente desde el momento que se trata de competencia por el
control de los recursos valiosos de una sociedad.
FI

Los ejemplos actuales de países constituidos históricamente bajo el signo del racismo dan claras muestras de
que las etnias y otros grupos oprimidos no soportan mansamente su condición.
Wieviorka propone la existencia de distintos niveles del racismo. La gradación iría desde un infrarracismo,
caracterizado por expresiones larvadas y menores de racismo que se presenta de manea desarticulada que lo
acercan al rechazo xenófobo. Sus características lo vinculan más a identidades comunitarias que a


verdaderamente raciales. La violencia, cuando aparece, es difusa o muy localizada y no articulada al accionar
de ideólogos. Aquí, la segregación de los individuos los afecta tanto en su condición de pobres como de grupo
racializado. Se encuentra una discriminación institucional en la creación de estigmatizaciones.
Continuando en un sentido creciente, habla de un racismo fragmentario, que sería más preciso y cuantificable.
La segregación o discriminación son más evidentes y perceptibles en los distintos ámbitos de la vida social y se
inscriben en el espacio. La violencia dirigida es más frecuente y el accionar doctrinario racista está más
articulado.
Posteriormente, habla de un tercer nivel que se presenta cuando al pasar al campo político aparece unificado,
siendo principio de acción de una fuerza política o para-política, capitalizando las opiniones y los prejuicios de
la población, y al mismo tiempo orientándolos y favoreciendo su desarrollo, reclamando medidas
discriminatorias o la concreción de proyectos de segregación racial. El racismo se hace política, creando un

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contexto favorable de toma del poder. Se inscribe o inicia una tradición ideológica, se rodea de intelectuales
orgánicos.
Para concluir, menciona un racismo total donde el Estado se organiza en base a una ideología racista,
fusionando todas las dinámicas sociales, canalizando e institucionalizando los prejuicios para materializar sus
proyectos racistas, desarrollando programas de exclusión, de destrucción o de discriminación masiva.

En Estados Unidos se han producido transformaciones a nivel económico, dando lugar a una segregación total,
espacial y social de crecientes sectores de la población como producto de transiciones que reorganizan, entre
otras cosas, el mercado de trabajo formal, que demanda una mayor calificación y deja fuera de la competencia
a una masa marginal. Aquí funcionan mecanismos de exclusión social inherentes a las estructuras económicas
donde ya no hacen falta los anteriores mecanismos de segregación racial. El sistema expulsa a todos aquellos
que, por carencias de educación y capacitación, no pueden aspirar a ningún puesto de trabajo estable, más allá

OM
de su color de piel o su origen étnico. Este proceso es posible gracias a la segregación y discriminación racial
precedente, produciendo una dualización de la sociedad norteamericana.
Los estallidos de violencia no pueden ser caracterizados en la actualidad como disturbios raciales. Se deben
sumar las situaciones de miseria y desempleo de los barrios suburbanos marginales.
En el terreno del consumo, la participación de los individuos se ha convertido de un criterio de selección social,
consumir determinadas cosas implica ser reconocidos como ciudadanos “decentes y de primera”. Hay toda una
gama de violencias que son el único medio de procurarse dinero o bienes de consumo sin los cuales no hay

.C
posibilidad alguna de existir socialmente.
Podemos concluir que estos tipos de violencia constituyen una reacción sociológica ante una violencia
institucionalizada, violencia impuesta desde arriba, que se manifiesta a través de un conjunto de cambios
económicos y políticos que afectan fundamentalmente a los sectores más desfavorecidos de la población, y que
DD
en muchos casos se agravan por una serie de discriminaciones sociales y étnico-raciales, estableciéndose
auténticos abismos entre las clases pobres y las clases de mayores recursos de la sociedad.

Para Park, las relaciones raciales se establecen cuando hay conciencia de raza. Ellas se producen entre pueblos
con marcas distintivas de origen racial, particularmente cuando tales diferencias raciales penetran en la
LA

conciencia de los individuos así identificados, determinando de este modo la concepción que cada individuo
tiene de sí mismo como de su estatus dentro de la comunidad.

En gran medida, el racismo descansa en fantasías y en un mundo imaginario que en ocasiones poco tiene que
ver con las características objetivas del grupo acusado.
FI

La teoría del prejuicio es un acercamiento psicosocial del racismo. Los portadores de prejuicios tienen
dificultades individuales y sociales en la formación de la personalidad, que generan tensiones derivadas de
privaciones y frustraciones de la infancia y de la vida adulta que se resuelven en una agresividad que no puede
descargarse en su grupo de pertenencia. La misma tomará cuerpo en otro lugar donde una tradición de


prejuicios lo autorice. Es el denominado “chivo expiatorio”, el grupo depositario de todo lo negativo y de todos
los males de la sociedad.
Luego de la 2GM, en EEUU se tiene el objetivo de erradicar el racismo desde su mismo origen: cuando se
moldea la personalidad. En tal sentido, se profundizó una tendencia a considerar y analizar el racismo a partir
del agente racista, como un ingrediente de un tipo de personalidad. Se buscaba determinar por qué algunos
individuos son más proclives que otros a adoptar el ideario racista. Adorno se ocupó de demostrar cómo las
convicciones de un individuo forman un todo coherente, un “patrón” que expresa las tendencias más profundas
de la personalidad.
Para Adorno y sus discípulos, el tipo de personalidad genera disposiciones que pueden ser activadas o no de
acuerdo al contexto social. La importancia del entorno sociocultural era puesta de manifiesto sobre todo en el
proceso de socialización y en la educación formal gestoras de un tipo de personalidad autoritaria.

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Memmi plantea la existencia de un comportamiento bastante extendido entre los diferentes grupos humanos
que consistiría en que cada vez que se hallan ante otro ser individual o colectivo diferente o al que conocen
mal, el individuo o el grupo reaccionará con actitudes de inquietud o desconfianza, con un gesto de rechazo
agresivo. Estas conductas se basarían en el miedo y en la competencia por recursos materiales o simbólicos.
Estas actitudes no excluyen otros sentimientos diferentes que representarían una ambivalencia en relación con
los anteriores.
Al comportamiento de rechazo agresivo y aterrorizado del prójimo lo va a denominar heterofobia, lo que no
constituye racismo. El discurso racista utilizará esta actitud potencial encauzándola hacia una clase de
heterofobia que se valdría del miedo a la diferencia biológica y racial para justificar agresiones y privilegios.
Define al racismo como la valoración generalizada y definitiva de las diferencias biológicas, reales o imaginarias,
en beneficio del acusador y en detrimento de su víctima, con el fin de justificar una agresión. En función de una
supuesta superioridad biológica, un grupo humano se considera autorizado a utilizar la violencia. El racismo es

OM
un mecanismo ideológico que se constituye con una coartada para la dominación y la expoliación. Enlaza sus
orígenes con la expansión y colonialismo europeo, la trata de negros y el antisemitismo.
Jalloun resume en una breve frase la sustancia del racismo: la naturaleza ha creado diferencias. Esas
diferencias la sociedad las ha convertido en desigualdades. Se evaluará al otro por la piel, sustituyendo la
diversidad de valores, por la ficción de una jerarquía en la calidad de los seres.
El racista no ve al otro, no quiere mirarle, le niega su humanidad, pero paradójicamente, le otorga una presencia
molesta que le hace responsable de todos los males.

.C
Según Arendt, el racismo como doctrina teórica solo se convierte en ideología en el pleno sentido de la palabra
cuando trasciende el campo político, cuando pasa a ser un conjunto de ideas bien vistas por el público en
general a ser la guía ideológica nuclear de las decisiones y la acción política.
Otro enfoque del racismo es el que lo considera como una ideología fruto de la modernidad. Dumond coloca en
DD
el centro del debate el pasaje del tipo de sociedad holística y jerarquizada a la sociedad individualista e igualitaria
en la cual se gestan los valores e ideas fundamentales de la modernidad. El individuo gana el centro de la
escena social y el imaginario colectivo, sobreponiéndose a los intereses comunitarios y a la sociedad como un
todo. La combinación de manera conflictiva y alternada de holismo e individualismo, da lugar al racismo.
Polyakov ve el racismo como una representación del origen. Se define un origen por diferenciación y oposición
LA

a otro. Encentra en los mitos de origen denominadores comunes que integran y sintetizan en una sola imagen
diversos elementos culturales de una nación, que favorecen su unidad y su diferenciación, reforzadas por
supuestos proyectos demoníacos y actitudes conspirativas atribuidas a ciertos grupos humanos.
Foucault plantea que la guerra es una relación social permanente, la base de las instituciones y las relaciones
de poder. La invasión es el acontecimiento inaugural de las sociedades. La raza no aparece aquí, en los SXVI
FI

y SXVII, ligada a un sentido biológico, sino a dos grupos que no tienen un mismo origen local, ni la misma
lengua, y a veces ni siquiera la misma religión (etnias). Son dos grupos que han formado una unidad y un todo
político solo a través de guerras.
Posteriormente, la lucha entre razas será desarrollado en dos direcciones: la lucha de clases y la lucha de razas.
Para esta última, se reserva el término racismo.


La biopolítica trata fenómenos colectivos, que individualmente son aleatorios, pero que a nivel de masas
presentan constantes. Es una tecnología que busca controlar y modificar las probabilidades y compensar sus
efectos.
Foucault va a decir que, si bien el racismo existía desde tiempo atrás, en el SXIX la emergencia de un biopoder
brindó las condiciones de existencia para la inscripción del racismo como un mecanismo de Estado. El racismo
planteará que la muerte del otro, de la mala raza, de la raza inferior, es lo que hará que se viva más, se sea
más fuerte y se prolifere.
Desde el momento en el que Estado funciona sobre la base del biopoder, el accionar homicida del Estado solo
puede ser asegurado por el racismo.
La guerra se concibe en términos de supervivencia de los más fuertes, más sanos, más cuerdos, más arios. No
son concebidos como adversarios políticos, sino como peligros internos y externos para la población.

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Wieviorka propone un racismo desigualitario y otro diferenciador. El primero apunta a relaciones de dominación
y a su legitimación ideológica, mientras que el segundo se dirige a la ruptura, tiende a la segregación, la
expulsión o el exterminio del otro. La preeminencia de este racismo diferenciador supone la acción concertada
contra grupos determinados e implica necesariamente la complicidad de las instituciones del Estado. El racismo
parcial sería predominantemente desigualitario, y el racismo total, predominantemente diferenciador.
La debilidad, descomposición o ausencia de movimientos sociales influye considerablemente, aunque de forma
indirecta, sobre el racismo. Esto genera una vuelta y reafirmación de otras identidades basadas en lo étnico, lo
religioso, así como el reforzamiento y renovación de identidades nacionales, regionales y culturales.

En busca de respeto. Vendiendo crack en Harlem – Bourgois


El consumo de drogas en las zonas urbanas es solamente un síntoma de una dinámica profunda de alienación
y marginación social.

OM
La inmensa economía subterránea permite que cientos de miles de neoyorquinos vecinos de barrios como East
Harlem logren subsistir, aunque sea con el mínimo de las facilidades que los estadounidenses perciben como
sus necesidades básicas. La venta de crack y cocaína, seguidos por la heroína y la marihuana, representaban
si no la única fuente de empleo igualitario para la población masculina de Harlem. La venta de drogas continúa
superando cualquier otra fuente de generación de ingresos. ¿Por qué esperar que estos jóvenes estén
dispuestos a tomar el tren todos los días para ir a trabajar a las oficinas del distrito financiero para ganar salarios
mínimos, cuando pueden ganar mucho más dinero vendiendo drogas en la esquina o en el patio escolar?

.C
Resulta complicado determinar el volumen de la economía subterránea, por no mencionar el narcotráfico. El
censo, por definición, no proporciona datos sobre el tema.

Cuando se aventuran fuera de su vecindario, los jóvenes de El Barrio a menudo enfrentan un ataque cultural
DD
que agrava la angustia de nacer y crecer pobres en la ciudad más rica del mundo. Esto ha producido una red
compleja y conflictiva de creencias, símbolos, formas de interacción, valores e ideologías que ha ido tomando
forma como una respuesta a la exclusión de la sociedad convencional; la cultura de la calle. Esta no es un
universo consciente o coherente de oposición política. Por el contrario, es un conjunto espontáneo de prácticas
rebeldes que se ha forjado paulatinamente como un modo, un estilo, de oposición. Irónicamente, a través del
LA

mercado de la música, la moda, el cine y la televisión, la sociedad convencional suele absorber estos estilos
antagónicos, y los recicla como “cultura popular”, ejemplo: las expresiones cool, hip.
La búsqueda de los medios necesarios para hacer uso y abuso de narcóticos configura la base material de la
cultura callejera contemporánea. El comercio ilegal que ella supone, sin embargo, arrastra a la mayoría de sus
participantes hacia una vida de violencia y adicción. Por lo tanto, y paradójicamente, la cultura callejera de
FI

resistencia interioriza la rabia y organiza la destrucción de sus participantes y de la comunidad que los acoge.
En otras palabras, pese a que la cultura callejera surge de una búsqueda de dignidad y del rechazo del racismo
y la opresión, a la larga se convierte en un factor activo de degradación y ruina, tanto personal como de la
comunidad.
Debe destacarse que la mayoría de los residentes de El Barrio se mantiene al margen de las drogas. El


problema es que los ciudadanos que obedecen las leyes han perdido el control del espacio público.

Una persona social, cultual y económicamente subordinada suele mantener relaciones negativas con la
sociedad dominante y desconfiar de los representantes de dicha sociedad. Los adictos y traficantes jamás le
admitirían al encargado de una encuesta los detalles íntimos acerca de su consumo de drogas, por no
mencionar sus actividades delictivas. Como resultado, las encuentras epidemiológicas sobre el delito y el
consumo de narcóticos recopilan un sinnúmero de falsedades.
Las técnicas etnográficas de observación participante han demostrado ser más adecuadas que las
metodologías cuantitativas para documentar la vida de los individuos marginados por una sociedad hostil. Por
lo general, los etnógrafos viven en las comunidades que estudian y cultivan vínculos estrechos de larga duración
con las personas que describen. Para reunir datos precisos, se involucran de manera íntima con las personas
que estudian.

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Sin embargo, los etnógrafos suelen impedir que sus sujetos de estudio luzcan repulsivos o desagradables. La
obsesión con el determinismo racial y con el concepto de mérito personal ha terminado por traumatizar a los
intelectuales, menoscabando su capacidad para discutir temas como la pobreza, la discriminación étnica y la
inmigración.

En el contexto neoyorquino de los puertorriqueños, los actos autodestructivos de las personas que buscan la
supervivencia en las calles deben situarse en una larga historia de hostilidad interétnica y de dislocaciones
sociales.
Hay una gama de estrategias ideadas por los pobres urbanos para eludir las estructuras de segregación y
marginación que los encierran, incluso algunas que los llevan a infligirse sufrimiento a sí mismos.

La brega legal: humillación y oposición en el trabajo

OM
Todos los miembros de la red de Ray poseen amplia experiencia en trabajos honrados. Casi todos ingresaron
al mercado laboral legal a edades excepcionalmente tempranas. Sin embargo, al alcanzar los 21, ninguno de
ellos había cumplido el sueño de encontrar un empleo estable bien remunerado.
El problema es estructural. Los puertorriqueños asentados en zonas urbanas estaban atrapados en el rincón
más vulnerable de la economía estadounidense.
Con la insólita expansión del sector de finanzas, seguros y bienes raíces en Nueva York, los trabajos de oficina
del distrito financiero se han convertido en la opción predilecta para los jóvenes ambiciosos de la inner city que

.C
aspiran a mejorar su situación socioeconómica. Una vez allí, es común que sostengan un penoso
enfrentamiento con el mundo de la clase media alta. Las normas culturales dominantes en los rascacielos
neoyorkinos chocan frontalmente con las definiciones de dignidad personal que defiende la cultura callejera.
DD
Los vendedores de drogas no se retiran por completo de la economía legal. Los puestos que logran conseguir
son invariablemente los menos apetecidos.
La mayor parte de estos intentos de ingresar al mercado laboral legal acabó en el despido, pero ellos concebían
el retorno al narcotráfico como un acto de resistencia voluntaria y un triunfo del libre albedrío.
LA

Ninguno de los miembros del círculo de Ray se consideraba una víctima. El nicho que ocupaban e la economía
clandestina les impedía reconocer que la sociedad dominante los juzgaba social y económicamente superfluos.
Los rechazos en el mercado laboral legal hacían caer su confianza, lo que intensificaba su consumo de drogas.
Se acaba por interiorizar la marginación estructural, entrando en pánico y cayendo en la depresión mental.
Cuando intentan establecer su propia empresa, veían como esta se convertía en un foro de humillación racista.
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Las pocas veces que lograban encontrarse cara a cara con sus clientes, enfrentaban más obstáculos
estereotipados.
No todos los fracasos empresariales eran impuestos por clientes desconfiados o racistas. Parte de su
incapacidad para administrar un negocio legal y lucrativo surgía de sus propias definiciones del decoro y de la
obligación recíproca entre amigos y parientes. Por ejemplo, cuando mi madre le pidió que revisara un equipo


de sonido descompuesto, Primo faltó a varias citas en el departamento de ella. Yo le insistí para que fuera y por
fin una noche fue conmigo. Semanas después admitió que le había parecido inapropiado visitar sin compañía
el hogar de una mujer desconocida. Finalmente, reparó el equipo, pero no sabía cuánto cobrar porque la cliente
era mi madre, quien además nos preparó la cena mientras él arreglaba el aparato.
En la adolescencia temprana, todos abandonaron la escuela para solicitar trabajo en fábricas locales. En un
plazo de uno a dos años desde su contratación, las plantas en las que trabajaban fueron clausuradas, a medida
que los empresarios comenzaban a marcharse en busca de mano de obra más barata. Entonces empezaron a
migrar de un trabajo mal pago a otro, carentes de la educación y las aptitudes que les habrían permitido escapar
del enclave industrial que atrapó por completo a su círculo de amigos y parientes.
En estos círculos se contrapone la dignidad del trabajo duro a la aparente inutilidad de la educación. Para un
adolescente de bajos recursos, renunciar a la escuela y transformarse en obrero marginal era un cambio
atractivo.

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En el trabajo industrial, los desertores escolares instruidos en los duros estilos de la calle suelen funcionar con
eficacia, ya que ser rudo y macho tiene un alto valor cultural. Por el contrario, una identidad callejera antagónica
es desastrosa en el sector de servicios, nueva fuente de la mayor parte de los empleos básicos potencialmente
estables. La cultura callejera entra en total contradicción con las formas dóciles y humildes de interacción servil
esenciales para prosperar en los trabajos de oficina.
La capacidad de comunicación y sociabilidad de estos trabajadores suele ser aún más inadecuada que sus
aptitudes profesionales. Ignoran cómo mirar a sus compañeros y supervisores sin transmitir un aire de amenaza.
No pueden caminar por el pasillo sin mover los brazos agresivamente como si estuvieran patrullando el territorio.
Las barreras sexuales son otro terreno todavía más tenso y cargado de complejos matices culturales.
Reiteradamente les llaman la atención por ofender a las compañeras con comportamientos que ellas interpretan
como agresión sexual.
Los jóvenes no aceptan pasivamente estas circunstancias, sino que recurren a la economía ilegal y a la cultura

OM
callejera como respuesta a la marginación. Ello los destruye a ellos y a la comunidad que los ampara.
Los jóvenes no pueden ni quieren traicionar su identidad callejera imitando las formas de interacción profesional
para ganarse el respeto de sus jefes. Precisamente, circunstancias como esta son las que permiten advertir la
institucionalización del racismo en el sector de servicios, lo que corrobora que el capital cultural de la clase
media es requisito implícito del trabajo de oficina.
El machismo generalizado acentúa la sensación de agravio que padecen los hombres, ya que la mayoría de los
supervisores en las oficinas son mujeres. Las desigualdades económicas y jerarquías de poder agravan la

.C
sensación de ultraje racista y sexista que suscitan los trabajos de salario mínimo.
La extraordinaria rentabilidad de las empresas financieras les permite a los gerentes otorgar bonificaciones
arbitrariamente a todos los miembros de la fuerza laboral, incluso a los que se encuentran en el escalón más
bajo de la jerarquía. Dicha práctica aplaca cualquier espíritu de resistencia o solidaridad, ya que incita a los
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trabajadores a usar su energía contra sí mismos y a competir celosamente por las propinas y regalías.
En las industrias menos establecidas del sector de servicios, las disputas entre un supervisor y un empleado de
menor nivel acaban en el despido.
Las identidades desafiantes de la cultura callejera manifiestan tanto un rechazo triunfal de la subordinación
social como una renuencia defensiva, en ocasiones aterrorizada, a reconocer las vulnerabilidades propias. La
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vestimenta de trabajo es un terreno útil para comprender está dinámica, pues es una de los ámbitos donde el
conflicto simbólico y cultura se encarna d manera perceptible.
El problema es más profundo que la falta de dinero para comprar ropa. El racismo y otros indicadores más
sutiles de poder simbólico se manifiestan en la indumentaria y el lenguaje corporal. Los jóvenes desconocen el
tipo de ropa adecuado para trabajar, y temen lucir como payasos al hacer el intento de vestirse bien.
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El aislamiento en la cultura callejera es una estrategia para evitar las experiencias denigrantes que se deben
soportar cuando dejan su círculo social en busca de empleos legítimos.
Pese a la sucesión de malas experiencias que atravesaban en los márgenes de la economía legal, todos
aseguraban que el mayor deseo de sus vidas era encontrar trabajo y asociarse a un sindicato.
Todo joven de la inner city que desee tener éxito en el sector de servicios debe ser bicultural: acatar “las leyes


de la mujer blanca” en el distrito financiero y regresar a casa y ser capaz de restituir su personalidad callejera.
A menudo los jóvenes exitosos deben soportar que amigos y vecinos menos afortunados los acusen de
traicionar a su etnia o de albergar un racismo internalizado.
La cuerda floja de etnia y clase no es tan fácil de transitar en este nuevo mundo de ascenso social, gobernado
por una forma de racismo hondamente institucionalizada.

Las propuestas contra la pobreza y el consumo de narcóticos en la inner city planteadas en términos de políticas
públicas suelen pecar de ingenuidad o de idealismo absurdo.
La droga no representa la raíz de los problemas, sino que es un medio por el cual las personas en estado de
desesperación interiorizan sus frustraciones, su resistencia y su sensación de impotencia.
Remediar el “problema de las drogas” requiere equilibrar la balanza entre las virtudes de la economía legal y
los enormes beneficios de la economía clandestina. La estrategia debe tener dos metas principales: 1) reducir

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el vigor económico del mercado de las drogas, y 2) acabar con la fragilidad y hostilidad de los puestos de nivel
básico en el mercado laboral legal.
En lo que toca a las políticas públicas de corto plazo, la manera más sencilla y económica de eliminar las bases
materiales de esta dimensión altamente violenta y delictiva de la cultura callejera es restringir su rentabilidad
mediante la despenalización de las drogas.
Despenalizar las drogas no sería suficiente para reducir la violencia y la autodestrucción en la inner city
estadounidense en tanto el país no elimine los obstáculos que, en la práctica, impiden que las personas sin
estudios secundarios o universitarios completos busquen el sustento por medios legales dignos. Asimismo, es
necesario desmantelar la hostilidad del laberinto burocrático al que las personas de bajos recursos deben
enfrentarse cuando pasan a trabajar de manera legal. Esto quiere decir que las subvenciones públicas dirigidas
a cubrir necesidades básicas como la salud, la vivienda, la educación y la nutrición no deben penalizarse cuando
un hogar de bajos recursos pasa a percibir ingresos legales suplementarios.

OM
Las exigencias económicas no son las únicas que los impulsan a vender crack. Para ellos, al igual que para la
mayoría de los seres humanos, la búsqueda del sentido de dignidad y de realización personal es igual de
importante que el sustento físico.

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