2400 Artículo 2232 1 10 20160406

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INFLUENCIAS Y EVOLUCIÓN

DEL PENSAMIENTO POLÍTICO


1
DE FRAY SERVANDO TERESA DE MIER

Rafael D I E G O FERNÁNDEZ
El Colegio de México

A l a m e m o r i a d e E d m u n d o O ' G o r m a n (1906-1996)

E l e m p e r a d o r C a r l o s V f o r m ó u n p a c t o c o n los
descubridores, conquistadores y pobladores de
A m é r i c a , q u e c o m o d i c e G u e r r a , es n u e s t r o c o n -
t r a t o social.
2
S i m ó n BOLÍVAR

Libertad
L a l i b e r t a d sola, u n a l i b e r t a d e n t e r a , l a i n d e p e n -
d e n c i a a b s o l u t a es s ó l o d i g n a d e n u e s t r o s trabajos
y d e nuestros p e l i g r o s . ¡ Q u é d i g o ! , e l l a n o s p e r t e -
3
nece ya.

LIBERARSE E INDEPENDIZARSE DEFINITIVAMENTE de cualquier tipo de


autoridad peninsular que, bajo cualquier pretexto, pre-

1
U n a p r i m e r a v e r s i ó n d e este trabajo se p r e s e n t ó e n e l s e m i n a r i o "His-
t o r i s c h e u n d geschriebene Verfassungen i n d e r a l t e n u n d n e u e n weit. Das
P r o b l e m d e r R e p r ä s e n t a t i o n " , o r g a n i z a d o p o r e l I n s t i t u t f ü r Politische Wis-
senschaft, d e l a U n i v e r s i t ä t W ü r z b u r g , y l a A k a d e m i e f ü r P o l i t i s c h e B i l -
d u n g , T u t z i n g , d e l 28 al 30 d e o c t u b r e d e 1996. A é l a s i s t í gracias a l ge-
n e r o s o a p o y o d e las a u t o r i d a d e s d e E l C o l e g i o d e M é x i c o .
2
C i t a d o p o r GÓNGORA, 1980, p . 172.
3
Las n o t a s a este c a p í t u l o h a c e n r e f e r e n c i a a l a o b r a d e l a Historia de
la revolución de Nueva España, M I E R , 1990. Las ú n i c a s e x c e p c i o n e s s o n
aquellas d o n d e e x p r e s a m e n t e se m e n c i o n a q u e las citas p r o v i e n e n d e
Cartas de un americano, M I E R , 1987.

HMex, XLVIII: 1, 1998 3


4 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

tendiera sujetar bajo su yugo al pueblo de América fue el


motivo para que surgiera la necesidad de buscar un mode-
lo político que asegurase una larga y sana vida indepen-
diente. Estas metas habrían de ser el norte y el motor de la
tenaz vocación política que a partir de ese momento abra-
zó para siempre, Servando Teresa de Mier, y que tan céle-
bre lo haría con el paso del tiempo.
Sin lugar a dudas, de entre todos los dominicos que por
derecho propio brillaron, el más propiamente novohispa-
no y combatiente de todos ellos, con el que se identifica
plenamente, tomándolo como su guía e inspiración, es fray
Bartolomé de Las Casas. Se sabe que si alguien cuestionó
y combatió la legitimidad de la conquista castellana sobre
las Indias lo fue este incansable fraile sevillano. Pues bien,
Mier sabe perfectamente que el único medio de legitimar
la independencia de América es con argumentos que cues-
tionen la autoridad de España sobre ella, de suerte que des-
de su primera aparición el debate político público —en sus
Cartas de un americano—, aborda el tema.
Sobre la independencia y su vínculo con los justos títu-
los y, por tanto, con el padre Las Casas, tenemos clara-
mente definida la postura de Mier en estos términos:

Pero por fortuna en América sabemos todo [sic, por todos]


desde la cuna, que su conquista fue inicua, y su posesión es
una continua y tirana usurpación como fundada en la otra
usurpación sabida de los papas a los reyes. Todos saben decir
con Marmontel, que la bula de la donación de las Indias es el
4
mayor de los crímenes del español Borja.

Por lo que a la libertad se refiere, tenemos expuesto aquí


su pensamiento, donde es interesante notar cómo se refie-
re a toda América, y no exclusivamente al caso de la Nue-
va España:

Nunca fueron, señor, las Américas españolas colonias en el sen-


tido de la Europa moderna. Desde la reina católica doña Isa-

4
V é a s e M I E R , 1987, p. 69.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 5

bel fueron inseparablemente incorporadas y unidas a su corona


de Castilla, mandándose en las leyes de Indias borrar todo tí-
tulo, nombre e idea de conquista, declarándose los indios tan
libres y vasallos del rey como los castellanos y los criollos o hi-
jos d e L conquistadores y pobladores, y c o c e á n d o l e s ce¬
lebrar cortes en que se les dio voto a las ciudades de México,
Tlaxcala, el Cuzco, etc. Es verdad que el despotismo había
hollado enteramente estas leyes [...]*

Si por una parte cuestiona los justos títulos, y por el


otro demuestra que las Indias nunca fueron colonias, su
verdadero sentimiento no podía resultar más evidente, ya
que consideraba que el único obstáculo para lograr la jus-
ticia que ampara a las Américas está en los españoles, el
enemigo a vencer:

Entre los americanos no hay división alguna sobre el fin:


todos desean zafarse de las uñas de los españoles, que los
han üranizado tres siglos. Éstos son los que bajo la añagaza
de su imaginario Fernando ponen en obr'a la fuerza, el ardid
y los anatemas de la religión para mantenerse con la presa.
Que la suelten, y verán a los americanos constituirse en una
6
paz octaviaría.

Ya en estos momentos queda definida, en sustancia, la


postura de fray Servando, que luego h a b r á de desarrollar
a lo largo de su vida y obra escrita, tanto en teoría como en
práctica y que va a constituir uno de los pilares ideológicos
del movimiento de independencia de la Nueva España, con
repercusiones en toda el área hispanoamericana aunque
éste es u n tema sobre el que a ú n hay que profundizar más.
Una vez definida claramente su posición en la Carta con-
tra los aducidos, por los españoles, justos títulos que legiti-
maban su presencia en América; una vez que insistió en
que las Indias no eran colonias, y que hubo de una vez por
todas, señalado el enemigo a vencer, o sea los propios espa-
ñoles peninsulares, fray Servando se decidió a presentar,

5
MIER, 1 9 8 7 , p. 72.
6
MIER, 1 9 8 7 , p. 6 5 .
6 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

con lujo de detalle, su pensamiento político, para lo cual


e m p r e n d i ó una obra de la envergadura de la Historia de la
revolución de Nueva España, donde desarrolló plenamente
cada uno de estos puntos, agregó algunos más, y conformó
lo que podríamos definir como su decálogo político, que se
7
compone de los siguientes puntos:

/. En un principio existió un pacto expreso que ligó al rey,


de manera individual, con los conquistadores, indígenas,
negros y castas

Lo primero que se debe tener en cuenta es el fundamento


j u r í d i c o con el que Mier afianza los privilegios de los habi-
tantes del Nuevo Mundo.

Yo examinaré después la bondad de la Constitución de las


Cortes; pero como preveo que ella misma no ha de susbsistir
por esos mismos títulos de autoridad que ha tomado de Rous-
seau, como considero el pacto social de éste lo mismo que Vol¬
taire, quien lo llamaba contrato antisocial, y como escribo en
una nación que detesta como revolucionarios esos principios,
que, despúes de haberla ensangrentado a ella en tiempo de
los Carlos, estrellaron la Francia, han perdido a Caracas, y pre-
cipitarán a todo reyno que se dexe seducir de aquel texido de
sofismas, dorados con el brillo de la elocuencia encantadora
del filósofo de Ginebra, recurro para fixar el estado de la ques-

^ ^ ^ ^ ^ ^ ^
que celebraron los americanos eolios Reyes de España, que
más claro no lo hizo jamás nación alguna, y está autenticado
8
en el mismo código de sus leyes. Ésta es nuestra magna carta.

7
E l o b j e t o d e p r e s e n t a r este d é c a l o g o r a d i c a e n e x p o n e r , d e l a
m a n e r a m á s n í t i d a , las ideas centrales d e M i e r e n e l c o m i e n z o d e su
c a r r e r a p o l í t i c a , p a r a a s í c o n t a r c o n l a clave d e i n t e r p r e t a c i ó n i n d i s -
p e n s a b l e p a r a descifrar t a n t o e l o r i g e n c o m o l a e v o l u c i ó n d e su pensa-
miento político.
8
A p a r t i r d e a q u í , las referencias q u e se h a g a n h a n sido t o m a d a s d e
M I E R , 1 9 9 0 . Para l a p r e s e n t e cita, v é a n s e p p . 4 7 5 - 4 7 6 .
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 7

De dicho pacto se desprendió una serie de leyes "remu-


neratorias", que quedaron indeleblemente anexas, de
manera inalterable, ya que los primeros conquistadores las
9
habían conseguido a partir de pactos onerosos. La natu-
raleza de las leyes que garantizaban las preeminencias de
los conquistadores y primeros pobladores, así como de sus
descendientes, q u e d í perfectamente definida por fray Ser-
vando cuando asegura que: "No son éstos, repito, privile-
gios, sino leyes anexas al pacto sanado con la sanere y
L ú d a l e s de los padres de l¿s americanos, y esencialísimos
a la administración de justicia y felicidad de los habitantes
10
de América."
Por lo que se refiere a los pactos con los indígenas, el
autor se refiere a su naturaleza en los siguientes términos:

En lo demás el Rey no cesa de repetir en sus cédulas y orde-


nanzas que quiere sean tratados los indios como hombres
libres y vasallos suyos de Castilla pues lo son. Pero como no lo
son, ni pueden serlo, sino por su consentimiento, mediante
los pactos, alianzas y leyes que los indemnizan de la pérdidad
y más
ZSS^T
A continuación habla del caso de los negros, de quienes
establece que:

Hasta los negros que son libres lo comenzaron a ser por pac-
to celebrado en 1557 por su Rey, Bayano, con el Virey mar-

9
M I E R , 1990, p . 488.
1 0
M I E R , 1990, p . 4 8 9 . Desde C o l ó n se d i s c u t i ó s i e m p r e sobre l a n a t u -
raleza de los d e r e c h o s c e d i d o s p o r l a c o r o n a a los p a r t i c u l a r e s . L o s des-
c u b r i d o r e s , c o n q u i s t a d o r e s y c o l o n i z a d o r e s s o s t e n í a n q u e se t r a t a b a de
verdaderos contratos que o b l i g a b a n j u r í d i c a m e n t e a la corona, en tan-
to q u e los fiscales d e é s t a , cada vez q u e s u r g í a u n c o n f l i c t o , a d u c í a n q u e
se t r a t a b a d e graciosas m e r c e d e s , p o r l o q u e los reyes p o d í a n r e t i r a r l a s
c u a n d o a s í les c o m p l a c i e r a o les p a r e c i e r a ne c e sa rio.
1 1
M I E R , 1990, p . 4 9 6 . C o n esto M i e r c e r r a b a e l c a n d a d o , p u e s p o r los
dos lados — e l e s p a ñ o l e i n d í g e n a — los m e x i c a n o s r e s u l t a b a n d u e ñ o s y
s e ñ o r e s d e su p a t r i a .
8 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

en adelante de la esclavitud los que quiseren [...] Ya proba-


mos en el Libro VII que los negros acompañaron a los con-
quistadores, y los ayudaron, como hoy mismo los están
ayudando [...]«

Finalmente, sostiene que los mulatos justamente por ser


hijos de los españoles o de los indios, quedan incluidos o
amparados por los pactos de sus padres, siempre que
gocen de la libertad, según derecho " [ . . . ] y más sabiéndo-
se la iniquidad con que los negros han sido arrancados
13
de su patria". " [ . . . ] son también ciudadanos las castas de
América, según expresan las mismas leyes de Indias, y com-
14
prehendidos en el pacto social de los americanos."

//. La organización política pactada para América


fue la de reinos independientes

Una vez que se ha definido el sustento jurídico de las


Indias, aborda el tema del fundamento que definió la cali-
dad y categoría de los habitantes de América dentro del
conglomerado de reinos hispánicos. "Pero lo principal es
demostrar que los Reyes de España establecieron las Amé-
ricas independientes de ella si no es por medio de su Rey,
15
como Rey de Castilla."
Y más adelante, dice al respecto que:

Por lo demás los Reyes no llamaron a las Indias colonias, sino


sus reynos, de que mandaron añadirse el título, por ley expre¬
sa; y ¿ o q u e e l n c e s lo e „ de Porcug,,, F.ancL, I . á k L ,
r a

en sus monedas gravaron de las Españas y las Indias como lo


principal en todo, y dos partes iguales, pero que no se in-
cluían. Aun se leen algunas cédulas de Felipe I I en que se titu-

1 2
M I E R , 1 9 9 0 . R e c u é r d e s e q u e e n esos m o m e n t o s e n E s p a ñ a se nega-
b a e l d e r e c h o d e r e p r e s e n t a t i v i d a d a las castas.
1 3
MIER, 1 9 9 0 , p. 4 9 6 .
1 4
M I E R , 1 9 9 0 , p . 5 0 0 . Ya h a b l a d e " c i u d a d a n í a " al referirse a las leyes
de Indias.
1 5
MIER, 1 9 9 0 , p. 500.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 9

laba Emperador de las Indias. Establecieron, no factores sino


Vireyes con la denominación amplísima de alter eso, que no
tenían en España; Audiencias y Cnancillerías con las mismas
preminencias que las más privilegiadas de España, esto es,
Valladolid y Crinada, y c o n f o r t s facultades^ Arzobispos y
Obispos independientes de España, y aun casi entre sí; Comi-
sarios generales de órdenes mendicantes como el de San Fran-
cisco, independientes del general; universidades como las de
México y l i n a con >„ privilegios de la de Sa,a a„ca; igua¬
s s m

les tribunales; ayuntamientos iguales a los principales de Cas-


tilla (como el de México al de Burgos, capital de aquélla) y
con honores de Grandes de España. A sus ciudades y villas les
16
dieron honrosos escudos y armas como en Castilla.

III. Las Cortes de Cádiz se encargaron de anular


el pacto originario que unía América con España

Tanto los sustentos jurídicos como los políticos conforman


lo que Mier denomina Carta Magna.

En fin ese Congreso de Cádiz, que no es nacional ni consti-


tucional, arrollando la constitución no menos de España
que de Indias, ha abolido ambos Consejos y de un golpe des-
truido el pacto, los derechos, la legislación de las Indias, y
destrozado su magna carta, para que en todo estén sujetas a
17
España.

IV. Roto el pacto la soberanía revierte al pueblo, quien puede


organizarse como mejor le plazca

El siguiente paso que da fray Servando, es declarar que la


soberanía ha revertido al pueblo americano:

1 6
M I E R , 1 9 9 0 , p p . 5 0 6 - 5 0 7 . L a f u e n t e p a r a d o c u m e n t a r s e e n este
i m p o r t a n t e a p a r t a d o l o es SOLÓRZANO Y PEREYRA, 1 9 7 2 .
1 7
MIER, 1 9 9 0 , p . 5 0 9 . Sobre el f u n d a m e n t a l tema de la c o n s t i t u c i ó n
h i s t ó r i c a o carta m a g n a c o n s ú l t e s e a GÓNGORA, 1 9 8 0 , BRADINC, 1 9 7 9 y l a
i n t r o d u c c i ó n a l a Historia de la revolución de la Nueva España, M I E R , 1 9 9 0 .
10 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

En nuestro pacto invariable no hay otro Soberano que el Rey.


Si falta, la soberanía retrcvierte al pueblo americano, que ni
por sus leyes ni por las declaraciones de ese mismo Congreso
es súbdito de España sino su igual, y puede hacer lo que le
parezca paca g o L n a n e confcLe L l e n g a a - c o i c a -
ción y felicidad, que es la suprema ley imprescriptible, y el fin
de tolda sociedadVlíticia, c'omo a s i e V c o n ra^ón la misma
18
nueva Constitución española.

V. De ninguna manera puede contemplarse


como una posibilidad de nueva organización
política restablecer vínculos con España

Una vez que declara que la soberanía reside en el pueblo


americano, considera las diversas posibilidades o alternati-
vas políticas que se presentan.
Así, luego de u n minucioso repaso de todos los males
padecidos en América a lo largo de 300 años de gobierno
español, en un momento en que diversas voces p r o p o n í a n
que la única salida era establecer monarquías en América
ofreciendo los tronos a miembros de la casa real española,
Mier contundente considera que ya no es posible dar mar-
cha atrás por n i n g ú n motivo:

¡Qué!, después de ver nuestras ciudades abrasadas, nuestras


campiñas destruidas, nuestras familias cayendo baxo el cuchi-
llo y las horcas, ¡habíamos de contratar con sus verdugos para
pedirles nuevas cadenas y cimentar nosotros mismos el edifi-
cio de nuestra esclavitud! ¡Sería a la luz de los incendios y
sobre las tumbas de nuestros padres, hijos, mugeres y ami-
gos que firmaríamos un tratado con nuestros opresores y sufri-
ríamos que, estando todos salpicados con nuestra sangre, nos
dixesen que se dignaban perdonarnos! ¡Ah!, entonces no se-
ríamos sino un vil objeto de espanto para la Europa, de

1 8
M I E R , 1990. L a p a r a d o j a d e l a C o n s t i t u c i ó n d e C á d i z r a d i c a e n q u e
sus d e t r a c t o r e s , c o m o M i e r , se a p r o v e c h a b a n de e l l a c u a n d o les c o n v e -
n í a , e n t a n t o q u e las a u t o r i d a d e s e s p a ñ o l a s l a i n c u m p l í a n cada vez q u e
p o d í a n , l l e g a n d o a l e x t r e m o d e F e r n a n d o V I I q u e l a p u s o f u e r a d e cir-
c u l a c i ó n e n 1814, y s ó l o hasta 1820 se v i o f o r z a d o a v o l v e r l a a sancionar.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 11

indignación para la América, de menosprecio para nuestros


19
enemigos.

VI. Las Cortes de Cádiz de ninguna manera


representan a los americanos

La única salida que considera Mier seriamente radica en


el rompimiento definitivo con la metrópoli. Y no es que el
padre Mier se haya molestado por una mera falta de for-
malidad jurídica al no resultar equitativa la convocatoria de
los americanos a las Cortes de Cádiz; en realidad se trata-
ba de u n problema de fondo:

Diez y seis millones de almas, decía el Ayuntamiento de San-


ta Fe a lajunta Central, con distintas necesidades, en distintas
circunstancias, baxo de diversos climas, necesitan de distin-
tas leyes. Vosotros no las podéis hacer, nosotros nos las debe-
20
mos dar.

A lo que cabría a ú n agregar la convicción que fray Ser-


vando tenía de las oscuras intenciones de los diputados
españoles:

¡Ah, desengañémonos, no se piensa en variar de sistema para


las América; colonias han de ser para ser sacrificadas a solos
los intereses de la metrópoli. Los españoles europeos saben
bien que sus intereses son contrarios a los nuestros, que un
mundo separado por un océano de millares de leguas y par¬
te integrante de España es una quimera contrariad las^yes
de la naturaleza, y así no mudan sino de hombres, con los
quales la mayor parte de los hombres se alucina y se con-
21
tenta.

1 9
M I E R , 1990, p. 578.
2 0
M I E R , 1990, p. 562.
2 1
M I E R , 1990, p. 550.
12 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

VIL Carente de toda legitimidad


la Constitución Gaditana de 1812

Si declara a las Cortes carentes de la representatividad ame-


ricana, ya p o d r á uno imaginarse lo que opina de la Cons-
titución emanada de ellas:

Si las Cortes iban a formar una Constitución para un pueblo


soberano, debían dar parte proporcional en su formación a
todos los individuos de este pueblo, y mucho más a los que se
hallaban libres de franceses, como sucedía a las provincias de
ultramar. Ahora bien, o el pueblo español goza de doble sobe¬
rania „„e el p„e ,o a e "ca„„, „ e L ú l í ™ „„ « , á obliga¬
b m ri

do a recibir la Constitución que han votado 133 diputados


españoles y sólo 51 americanos; de los quales muchos están
recusados positivamente por los mismos pueblos a cuyo nom-
? ? 7
bre firman^

VIII. Falsos los argumentos empleados por los españoles


para justificar las bondades del vínculo
que unía a la Península con las Indias

En la última parte del libro X I V fray Servando se dedica a


rebatir y a echar por tierra todos los argumentos que en ese
entonces se sacaban a relucir por parte de los españoles,
para justificar el bien acarreado a las Indias gracias al
descubrimiento y conquista: cultura, religión, productos
naturales, etc. Así, por cancelar cualquier argumento que
pudiera ser esgrimido en cuanto a las bondades de man-
tener el vínculo con la llamada "madre patria".

IX. El único camino: independencia y libertad


absoluta para América

No resulta difícil adivinar hacia d ó n d e se encaminaban sus


propuestas.

2 2
M I E R , 1 9 9 0 , p. 474.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 13

El pueblo americano no tenía más lazas con el español que la


soberanía que había reconocido en los Reyes conquistadores
de aquellos países. Mudadas por las Cortes las bases de la
sociedad espínela, y despojado's ios Reyes de . , s e b e r a neq

exercían quando conquistaron aquellos reynos, la asociación


de estos pueblos con los de España para formar un pueblo
soberano es absolutamente voluntaria, y no hay título alguno
23
para forzarlos a ella.

Y de manera contundente, más adelante, al glosar una


ley de Partida que se refiere a los tiranos, con toda violen-
cia proclama:

¡Notable ley!, ¡retrato el más perfecto que podía hacerse de los


mismo Reyes de España respecto de las América, aun quando
hubiesen sido su, Lñores í e , i o s , y mucho á s precio
gí m m

todavía respecto de los nuevos gobiernos y de las Cortes que


,e han ne/ado , concedernos funias, C o L r c i o , y a f . A s
empleos de los regnícolas! todos son tiranos, su derecho se ha

las armas como nuestros mayores e intimar que nos separamos


de su obediencia y Señorío como ellos decían, sino declarar
para siempre rotos los vínculos que nos unían con España. Si
el Rey, según la Consitución, ha perdido la corona por sólo
ausentarse o casarse sin licencia de las Cortes, ¿qué será sien-
24
do tirano, y tirano en todas las acepciones de esta palabra?

De la firmeza de sus convicciones al respecto, no deja la


menor duda, como puede apreciarse a continuación: "Si
amamos nuesto país, si amamos nuestros hijos, separémonos:
leyes y libertad es la herencia que debemos dexarles. Esta
sola causa puede recompensarnos dignamente nuestros
25
tesoros y nuestra sangre."

2 3
M I E R , 1 9 9 0 , pp. 474-475.
2 4
M I E R , 1 9 9 0 , p. 573.
2 5
M I E R , 1 9 9 0 , p. 578.
14 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

X. La fórmula de la felicidad para los pueblos americanos:


constitución y gobierno propios

Rotos definitivamente los lazos con España, y declarada la


libertad y la independencia absolutas, había que pensar de
inmediato en organizarse p o l í t i c a m e n t e para conjurar,
de una vez por todas, las amenazas que se presentaran de
volver a la sumisión. Así urge a los americanos:
Unios, formad vuestra constitución y gobierno y no perdáis el
momento. Una vez escapado no vuelve más, y se recibe el cas-
tigo de la inadvertencia con siglos de esclavitud o de anarquía.
No demos lugar a que nuestros descendientes, arrastrándose
algún día cargados de cadenas sobre nuestros sepulcros, mal-
digan nuestras cenizas con justas imprecaciones por nuestra
pusilanimidad, imprudencia y divisiones pueriles*

A partir de este decálogo o plataforma política, fray Ser-


vando se dedicó a discurrir sobre la forma de gobierno que
sería necesario adoptar, para garantizar y asegurar esa paz
y felicidad al pueblo americano. A lo largo del tiempo fue
madurando la idea, luego de años de lecturas, viajes y dis-
cusiones. A continuación se hablará de ello.

27
INDEPENDENCIA

Congreso, Congreso, Congreso, luego, luego,


l u e g o . É s t e es el t a l i s m á n q u e h a d e r e p a r a r nues-
tros males, y a t r a e r n o s e l a u x i l i o y e l r e c o n o c i -
m i e n t o necesarios d e las p o t e n c i a s p a r a q u e
n o s o t r o s l l e g u e m o s a ser u n a .

Sin lugar a dudas, los argumentos de fray Servando en


favor de la libertad y la independencia absolutas de Amé-
rica respecto a España, anunciadas ya en sus Cartas de un

2 6
M I E R , 1990, p. 579.
2 7
Salvo m e n c i ó n e n c o n t r a r i o , las citas de este c a p í t u l o e s t á n t o m a -
das d e fray S e r v a n d o T e r e s a de M i e r , " ¿ P u e d e ser l i b r e l a N u e v a Espa-
ñ a ? " , e n M I E R , 1988, v o i . iv, p p . 95-106.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 15

americano y desarrolladas con lujo de detalles en su Historia


de la revolución de Nueva España —obra que alcanzó impor-
tante repercusión en esos tiempos según se puede ver en
los escritos de Simón Bolívar (véase el epígrafe a este tra-
bajo)—, mucho tuvieron que ver en el desarrollo de los
acontecimientos que derivaron en la consumación de la
independencia de diversas repúblicas americanas. Sin em-
bargo, continuaba pendiente el caso que más le preocu-
paba a Mier: el novohispano. ¿Cómo era posible que la
Nueva España siguiera sin poder independizarse? En esta
nueva etapa fray Servando se aplicó a fondo para tratar de
entender d ó n d e estaba la falla —porque sin duda que algo,
y muy importante debía de estar fallando Como era sú
costumbre, después de detectar la causa, propuso los reme-
dios que estimó convenientes, y de eso precisamente tra-
tará el presente apartado.
Hasta ahora mucho han lucubrado los autores en torno
al supuesto apego de fray Servando al sistema m o n á r q u i c o
inglés. Por lo tanto, después de su estancia en Estados Uni-
dos escribió su Memoria Política, de inmediato se habló de
su radical conversión del sistema monárquico al republi-
cano, y de ahí surgió una serie de consideraciones en tor-
no a las paradojas y cambios de opinión tan violentos en el
autor, su falta de consistencia, su adaptación a nuevas rea-
lidades, etcétera.
U n buen ejemplo en este sentido lo ofrece Jaime E.
Rodríguez, responsable del tomo IV de las obras completas
de fray Servando, quien ya no sólo h a b l ó de la admira-
ción de Mier por las instituciones inglesas, "en particular
por la m o n a r q u í a constitucional", sino que aseguró que:
"La contribución original del padre Mier a este debate fue
su idea de que una constitución histórica garantizaba a
México una m o n a r q u í a constitucional".
Como consecuencia de este supuesto se dio una inter-
pretación a la Memoria político-instuctiva que no le corres-
ponde. Dice que se trata de

[...] un documento de enorme importancia, ya que señala un


momento decisivo fundamental en el desarrollo intelectual de
16 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

Mier. Tan sólo un año antes -agrega Rodríguez- el padre


había animado a los mexicanos a adoptar una monarquía al
estilo inglés. Sin embargo, en 1821, cuando la independencia
era de hecho una realidad, abrazo el republicanismo y pro-
puso un nuevo modelo: los Estados Unidos. Éste fue m á s que
28
un cambio meramente superficial.

El historiador David Brading, quien ha estudiado con


mucha atención las ideas políticas de Mier en relación
con su supuesta admiración por la monarquía inglesa, ano-
ta después de un cuidadoso estudio que en uno de sus
escritos, donde puede suponerse que están plasmadas estas
ideas, se advierte que su recomendación se limitaba a una
forma de gobierno unitario fuerte, con una legislatura bi-
cameral, evitando cualquier m e n c i ó n de " m o n a r q u í a " .
El profesor de Cambridge atinadamente sostiene que: "El
padre Mier era mucho más consistente y tenaz en sus opi-
29
niones de lo que algunos comentaristas han sugerido".
Como bien lo advirtió Brading, lo medular en el pensa-
miento político de Mier no es la idea de establecer una
m o n a r q u í a constitucional —por el contrario, no cesa de
despotricar, con menor a mayor vehemencia según pasa el
tiempo, contra la m o n a r q u í a y los monarcas—, sino un
gobierno unitario fuerte.
En este sentido, más representativo del sentir y de la con-
cepción política de Mier que la conversión de un supues-
to monarquismo hacia un republicanismo —aspecto sobre
el cual se entrará en detalle en el siguiente apartado—,
resulta su insistencia en el tema de establecer un ó r g a n o
político representativo, centralizado y fuerte. Ésta es, para
él, la única salida posible para cualquier nación en conflic-

2 8
V é a s e l a i n t r o d u c c i ó n d e la o b r a c i t a d a .
2 9
V é a s e BRADING, 1 9 7 3 , p . 1 1 1 . E n este m i s m o s e n t i d o , e n l a i n t r o -
d u c c i ó n a l a b i e n d o c u m e n t a d a Historia de la revolución de la Nueva Espa-
ña, q u e d e m a n e r a n o t a b l e r e a l i z ó , u n e q u i p o d e i n v e s t i g a d o r e s
franceses se p u e d e l e e r l o s i g u i e n t e : " E n r e s u m i d a s cuentas, basta este
e x a m e n i n c o m p l e t o d e l a o b r a d e M i e r p o s t e r i o r a la Historia p a r a dar-
se c u e n t a d e l a u n i d a d d e su i d e a r i o p o l í t i c o . Fray S e r v a n d o e r a m u c h o
m á s c o h e r e n t e de l o q u e se h a p r e t e n d i d o " , MIER, 1 9 9 0 , p p . xciv-xcv.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 17

to, y en ese entonces lo estaban muchas. Con esta fórmula


se evitaban muchos males, especialmente el derramamien-
to de sangre, la guerra civil, la invasión o dependencia de
otras naciones, la sujeción política, etcétera.
El derecho internacional mostraba muy claramente el
camino a seguir. La fórmula no p o d í a resultar, en teoría,
más simple: la elección de u n congreso que represente a la
nación; la designación de u n gobierno legítimo; la crea-
ción de una constitución; un ejército leal y respetuoso de
las instituciones civiles; el nombramiento de ministros ple-
nipotenciarios ante las principales naciones; el reconoci-
miento internacional; el ejercicio pleno de la soberanía; la
paz y la prosperidad.
En la práctica se contaba con algunos buenos ejemplos
de la importancia del reconocimiento internacional. Esta-
dos Unidos no hubiera logrado su independencia de Ingla-
terra sin el apoyo de Francia; España y Portugal no se
hubieran sacudido la invasión napoleónica sin el apoyo de
Inglaterra; América jamás lograría ver realizado su sueño
de constituirse en naciones independientes si no lograba el
apoyo y reconocimiento de las naciones europeas.
Mier se desesperaba de la lentitud con que marchaban las
cosas en la Nueva España; los años pasaban y aquello pare-
cía más estancado que nunca, y esto lo manifestó al finali-
zar ya la segunda década del convulsivo siglo X I X . No se tra-
taba de la tiranía y maldad de los españoles que gozaban con
el sufrimiento de los inocentes americanos; eso ya lo dejó
atrás. Entonces dirigía la crítica precisamente a esos desor-
ganizados, ineficientes y ambiciosos caudillos de la inde-
pendencia. España había dejado de ser el cruel tirano que
con su látigo azota las magras carnes del criollo, del indíge-
na y de las castas, por el puro placer de oírlos lamentarse.
Es más, ahora la imagen que nos da de España no deja de
ser lastimera. Sus míseros pueblos, el hambre, la postración, la
anarquía, la desorganización, sus deplorables monarcas, más
que compasión arrancan verdaderos lamentos de desespera-
ción en fray Servando; ; c ó m o es posible que la rica, fuerte,
poderosa, noble, joven, vigorosa sana, predestinada Nueva
España, que supera en todos y cada uno de los renglones im-
18 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

portantes a la abatida metrópoli —población, riqueza, ubi-


cación geográfica, preferencia celestial, etc.— no pueda sa-
cudirse, de una vez por todas, las cadenas de la opresión y
de la injusticia de tan bellaca tirana?
Con realismo y valentía, Mier deja de considerar que el
problema radique en España, y aborda la situación con-
creta de su patria. Si antes se culpaba absolutamente de
todo a España y a los españoles, ahora, con el paso de los
años, intenta hacer un ajuste de cuentas más que necesa¬
rio, y trata de comprender q u é es lo que está pasando de
este lado del océano. Ahora, Mier ubica el problema en
México. Con todo a su favor, si la Nueva España seguía tan
sujeta a la metrópoli como siempre lo estuvo, era porque
algo no estaba funcionando.
Precisamente en u n texto escrito en 1820, al cual intitu-
la con el significativo nombre ¿Puede ser libre la Nueva Espa-
ña?, el padre Mier expone sus ideas e inquietudes en este
30
sentido. De entrada advierte que en realidad, el problema
no ha de plantearse en los términos por él empleados en el
título, sino más bien en éstos: "¿por q u é no ha sido ya libre
la Nueva España desde 1808 en el absoluto trastorno que pa-
deció la monarquía, y se fue a pique la antigua España?".
Con lucidez y claridad plasma Mier su diagnóstico, y
anuncia cuál es el verdadero padecimiento de la nación,
y cuál el único remedio aplicable:

¡Por qué no lo está —libre— la [América] del Norte? Por la


ignorancia, inexperiencia y ambición de los que se han pues-
to a la cabeza del movimiento. Ellos no han conoado" que
para salvar un Estado es absolutamente necesario establecer
un centro de poder supremo; que este poder ha de ser un
cuerpo civil para que represente a la nación; y que es menes-

tres cosas la libertad no se consigue, se sella la servidumbre, se


31
desuela la patria.

3 0
M I E R , 1988, t. iv, p p . 9 5 - 1 0 6 .
3 1
M I E R , 1988, t. w, p . 95. S i n e l m e n o r e m p a c h o , fray Servando le pasa
la f a c t u r a d e l a desgracia n a c i o n a l n a d a m e n o s q u e al m i s m í s i m o M o r e -
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 19

Ahora bien, se pregunta fray Servando, ¿cómo elegir ese


centro de poder, quiénes le han de dar la sanción, cómo
hacer que los jefes militares lo reconozcan y que los pue-
blos lo obedezcan? La única respuesta posible es la de reu-
nir u n congreso, ya que constituye el gobierno natural de
toda asociación; el órgano nato de la voluntad general. El
congreso legitima la lucha de los insurgentes frente al res-
to de las naciones ya que, sin este requisito, resulta que los
militares que pelean sin u n cuerpo civil o nacional que
los autorice - a f i r m a M i e r — se conocen como piratas si
combaten por mar, y si lo hacen por tierra, asesinos, salte-
adores, facciosos y rebeldes.
En consecuencia, fray Servando recurre al ejemplo ofre-
cido por la nación de la cual buscaba independizarse, caso
que conocía a la perfección pues fue testigo presencial de
los momentos decisivos de España después de la invasión
francesa. ¿Qué fue lo que pasó? Por principio —y como
sucedía en la Nueva E s p a ñ a - , que el pueblo no estaba dis-
puesto a soportar el régimen impuesto. En seguida se suce¬
den levantamientos populares que cristalizan en Juntas
Soberanas en cada una de las provincias. Dichas Juntas Pro-
vinciales se funden en una Junta Central, que a su vez deri-
va en una Regencia, misma que convoca a Cortes, de
donde resulta el Congreso del que emana la Constitución
de Cádiz En resumen la unidad del pueblo depositada en
un congreso resplandece en la legitimidad de sus institu-
ciones y en el reconocimiento internacional.
En este punto, es importante señalar que otro de los
cambios significativos en el pensamiento político de fray
Servando lo encontramos en este escrito donde abandona,
de una vez por todas, el concepto de constitución históri-

los: " E l C o n g r e s o fue l o p r i n c i p a l q u e d i o a M o r e l o s l a p r e p o n d e r a n c i a ,


a pesar d e los Rayones, u n a e s t i m a c i ó n q u e n o se h a p e r d i d o e n e l sepul-
c r o y u n n o m b r e e s c l a r e c i d o e n t r e las p o t e n c i a s e x t r a n j e r a s . ¡ O j a l á q u e
é l h u b i e s e t a m b i é n o b e d e c i d o al C o n g r e s o e n n o p o n e r s e a c o m b a t i r
c o n l a t r o p a de C o n c h a ! H o y e s t a r í a l i b r e l a p a t r i a , y é l g o z a n d o de
la g r a t i t u d y los p r e m i o s c o r r e s p o n d i e n t e s c o m o e l p r i m e r h o m b r e de l a
n a c i ó n " , p p . 103-104.
20 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

32
ca americana o carta magna, y sostiene que: " [ . . . ] hare-
mos una Constitución o mejoraremos la que hizo el Con-
33
greso Mexicano cuyas bases eran muy buenas".
Aunque duda de los principios dogmáticos, termina por
comprender que la nación quiere y requiere una constitu-
ción escrita, por lo que, finalmente, se hace a la idea. Así,
sin más preámbulos, Mier da un gran paso. Si algún cambio
definitivo hemos de reconocer en Mier entre el periodo
europeo y el americano es precisamente éste.
A diferencia de lo sucedido en la Península, en la Nue-
va España la mediación propuesta por Inglaterra en 1812,
a pedido de la diputación novohispana, no prosperó por
falta de unidad y por tanto, por la carencia de un congre-
so que constituía el supuesto básico para lograr todo lo que
ya se había ganado en España, y a ú n en varias repúblicas
sudamericanas.
La urgencia de Mier por la conformación de un con-
greso provenía de una serie de ramificaciones que deriva-
ban de su instalación. En primer lugar, legitimar la lucha
armada; en segundo, someter la ambición y el desorden de
los militares; en tercero, contar con u n gobierno recono¬
cido y respetado; en cuarto, elaborar la constitución que
habría de regir los destinos de la nación, y por último, pero
no de m e n o í importancia, nombrar ministros plenipoten-
ciarios que de inmediato gestionaran, ante las potencias
más importantes y con la plena representación nacional, el
reconocimiento y apoyo sin el cual jamás se lograría hacer
34
realidad el sueño de independencia.

3 2
S o b r e este t e m a h a b í a v u e l t o a p u b l i c a r e n 1 8 2 1 , p a r t e de l o q u e
h a b í a s i d o e l l i b r o xiv de su Historia de la revolución. V é a s e M I E R , 1988,
p p . 33-80.
3 3
M I E R , 1988, p . 103.
3 4
Es c u r i o s o el g r a d o de d e t a l l e a q u e l l e g a M i e r , al e x p l i c a r l a f o r m a
c o m o se d e b e d e s i g n a r al p l e n i p o t e n c i a r i o . Es t a l su m i n u c i o s i d a d , q u e
t e r m i n a p o r d i s e ñ a r el l o g o t i p o d e l E s c u d o N a c i o n a l : " E l p o d e r ejecu-
t i v o , o p r e s i d e n t e , es el q u e e x p i d e este n o m b r a m i e n t o sellado y a u t o -
r i z a d o p o r el secretario o m i n i s t r o d e las r e l a c i o n e s extranjeras. E l sello
es e l n o p a l sobre la p i e d r a y e n c i m a e l á g u i l a c o n l a c u l e b r a a los pies.
D o s l a u r e l e s enlazados c i e r r a n t o d o " , M I E R , 1988, p . 104.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 21

Otro aspecto en donde se puede hablar de una verda-


dera conversión de Mier después de su estancia en Estados
Unidos — m á s que en el abandono del modelo m o n á r -
quico inglés—, es en la potencia que habría de sacar a la
Nueva España de su esclavitud política. La verdad es que
durante los largos años pasados en Inglaterra, Mier llegó a
apreciar esta nación por la solidez de sus instituciones, por
la generosidad con que había recibido a los rebeldes ame-
ricanos y por su decidido apoyo a los movimientos de inde-
pendencia. De ahí que pensara siempre en esta nación
como el centro al cual habrían de dirigirse todas las demás
sedientas de independencia para lograr el reconocimiento
internacional - c l a r o que previa comprobación de haber
llenado ciertos requisitos que exigía el derecho interna-
cional como estar respaldada la petición de independen-
cia por u n gobierno legítimamente constituido y, por
tanto, representativo de la soberana voluntad popular
Este primer sentir de Mier se resume muy bien en la
siguiente cita:
H e a q u í la i n s t r u c c i ó n c o m p e n d i o s a q u e el j e f e de la oposi-
c i ó n e n I n g l a t e r r a d i o a M i n a al d e s p e d i r l o p a r a M é x i c o : u n
congreso, u n ejército que lo obedezca y u n ministro a L o n -
dres, y e s t á r e c o n o c i d a la i n d e p e n d e n c i a de M é x i c o y reco-
3 5
n o c e r l a I n g l a t e r r a es r e c o n o c e r l a l a E u r o p a entera.

Sin embargo, al llegar a Estados Unidos comprende, de


inmediato, que esta poderosa nación es la verdadera tabla
de salvación para México. El padre Mier sabía bien de lo
que hablaba, y de manera por demás sucinta diio que: "El
Congreso se r e ú n e de noviembre a marzo cada a ñ o en
Washington, y allí está siempre el Presidente con los minis-
tros. El banco nacional está cerca en Filadelfia, como tam-
36
bién están muy cerca Baltimore y Nueva York".
En este punto podemos considerar a Mier algo así como
el profeta del destino político de México, pues claramente

3 5
M I E R , 1988, p . 1 0 1 . R e c u é r d e s e q u e M i e r se u n i ó c o n p l e n a c o n -
v i c c i ó n e n l a e x p e d i c i ó n de M i n a .
3 6
M I E R , 1988, p. 105.
22 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

percibió la estrecha dependencia que se tendría de Estados


Unidos; concretamente de su capital política, Washington:
de la financiera, Nueva York especialmente Filadelfia,
sede del Banco Central.

¡Mexicanos! —clamaba— del norte nos ha de venir el reme-


dio: por acá es donde se ha de trabajar para tener un puerto,
mantener comunicación y recibir socorros. Todo cuanto se
haga por el sur es perdido. El Profeta decía a los judíos que del
norte les vendría todo el mal, porque por allí quedaban sus
enemigos. A nosotros del norte nos ha de venir todo el bien,
37
porque por allí quedan nuesUos amigos naturales.

3 8
REPÚBLICA

¿ Q u é es l a h i s t o r i a de los reyes, d e c í a u n g r a n d e
O b i s p o , s i n o el m a r t i r o l o g i o d e las naciones?

Siguiendo el proceso de evolución del pensamiento políti-


co de fray Servando, se ve con q u é da un nuevo paso ade-
lante en lo hasta entonces andado. Después de haberse
concentrado en proporcionar a sus paisanos la fórmula
para ser independientes —un Congreso que, tras una serie
de medidas, termine enviando un plenipotenciario a Es-
tados Unidos para asegurar la independencia-, enfrenta
el delicado tema de régimen de gobierno que convendría

3 7
M I E R , 1988, p . 106. A d e m á s , si a l g u n a vez se b u r l ó sin p i e d a d fray
S e r v a n d o d e los c a u d i l l o s y estrategas q u e e n c a b e z a b a n e l m o v i m i e n t o
de i n d e p e n d e n c i a , fue p r e c i s a m e n t e al v e r los a ñ o s d e esfuerzo, los
sacrificios m a t e r i a l e s y el d e r r a m a m i e n t o de sangre q u e h a b í a d e j a d o el
q u e p a r e c í a ser e l o b j e t i v o c e n t r a l de l a p l a n a m a y o r , p r e c i s a m e n t e al
r n a n d o d e M o r e l o s : l a costa d e l m a r d e l Sur. ¡ T a n t o sacrificio p o r c o n -
t r o l a r O a x a c a y A c a p u l c o ! Esta estrategia n o le p r o d u c e a fray S e r v a n d o
sino l a m á s i n c l e m e n t e b u r l a : " H e d i c h o los m e d i o s d e salvar l a p a t r i a .
P e r o n o alcanzo c u á l e s h a n sido los q u e m i s paisanos se h a n p r o p u e s t o
t e n e r p o r el m a r d e l S u r h a c i e n d o de a q u e l l a d o l a g u e r r a y t o m a n d o
p u e r t o s . ¿ A g u a r d a n a u x i l i o s d e l e m p e r a d o r de C h i n a ? S o n los ú n i c o s
q u e p o r allí les p o d r í a n v e n i r " .
3 8
Las notas a este c a p í t u l o , salvo m e n c i ó n expresa, e s t á n t o m a d a s de
la " M e m o r i a p o l í t i c a - i n s t r u c t i v a " e n M I E R , 1988, t. iv, p p . 151-209.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 23

adoptar. Mier se entera en Estados Unidos del Plan de


Iguala de Iturbide y su propósito de constituir la nación en
monarquía, ante lo cual reacciona con rapidez.
Para empezar, precisamente en la Memoria político-ins-
tructiva es donde manifiesta su contradicción ante tan sor-
prendente noticia. En este famoso documento es donde,
supuestamente, abjura del monarquismo y se convierte en
incondicional defensor del republicanismo, según se ha
advertido ya en el apartado anterior. En realidad Mier
siempre cuestionó las bondades de la monarquía, y máxi-
me cuando se asociaban con gobernantes de origen espa-
ñol, lo cual representaba una combinación realmente
intolerable para su fina sensibilidad política.
De ahí que cuando aparece Iturbide con su peregrina
idea —por lo menos para fray Servando— de fundar un
régimen m o n á r q u i c o en México, entonces sí que ya no
aguanta más y suelta todo el odio que siente por tan ingra-
ta institución para las naciones.
Tan nefasta le resulta la monarquía que la culpa de la des-
graciada suerte que corrió la Nueva España bajo su férula,
pues si bien, asegura, existió —gracias a fray Bartolomé de
Las Casas, a mediados del siglo X V I — , una constitución o
carta magna, lo cierto es que ésta, que constituía en realidad
la garantía de las libertades de los americanos frente a la tira-
nía de los monarcas, había nacido muerta a causa del siste-
ma monárquico entonces imperante: "Pero de la cuna pasó
nuestra constitución al sepulcro, luego que el despotismo
enterró las de España. Y lo mismo será siempre que tenga-
39
mos monarcas".
Las críticas de la prensa le calaron profundo —según tes-
timonio propio— cuando en Estados Unidos se comentó el
Plan de Iguala.

Vine a los Estados Unidos, y hallé una desaprobación general


del tal plan. Los periódicos decían, que era el colmo de la
imbecilidad, o el desenredo digno del entremés miserable,
que después de once años estaba representando la América

3 9
M I E R , 1988, p . 179.
24 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

española, sin haber mostrado conocimiento, dignidad, carácter


ni resolución, como ya se había deplorado en las discusiones
40
respectivas a nuestra causa en el Congreso de Washington.

Fray Servando coincide plenamente con las críticas de la


prensa americana, y le parece el colmo de la necedad pro-
clamar, para liberarse del régimen que según considera
había oprimido por tres siglos a la Nueva España, exac-
tamente la fórmula de gobierno que había sido la causan-
te de todos esos males: la m o n a r q u í a .
Al sospechar que sus preferencias políticas no iban a
hacer cambiar de parecer a Iturbide, recurrió a argumen-
tos más contundentes. Aunque en un primer momento
había sostenido la vuelta a la constitución histórica o carta
magna, hemos visto ya cómo dejó eso atrás para volver la
vista y su beneplácito hacia el Congreso de Chilpancingo y
la Constitución de Apatzingán. Pues bien, ahora vuelve
sobre el tema, y lejos de convertir en cuestión de opinión
entre él e Iturbide el tema del tipo de gobierno que se
adoptaría, recurrió a argumentos de más peso y sostuvo
que México contaba ya con un sistema político legítima-
mente establecido sobre el cual Iturbide no tenía n i n g ú n
poder para alterarlo:

[...] el Congreso de Chilpantzingo [advierte], que no era


menos legítimo que el de Cádiz para los españoles [...], decla-
ró nuestra emancipación y la independencia de México des-
de 6 de noviembre de 1813, y dio una Constitución
republicana, que aunque la hayan censurado los necios inqui-
sidores u otros satélites del despotismo, y en realidad peque
por fanática lejos de ser irreligiosa, sus bases son republicanas
y muy buenas. Desde entonces data la libertad de Anáhuac, y
la independencia de la república Anahuacense. A ningún par-
ticular le es lícito variar el pacto social decretado por un Con-
greso constituyente, y menos, quando lo hemos estado
rubricando con nuestra sangre nueve años los ciudadanos a
41
centenares de miles. Y está consagrado.a

4 0
M I E R , 1988, p. 167.
4 1
M I E R , 1988, p . 169.
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 25

Con su singular claridad y arrojo Mier, una vez fijada su


postura sobre un punto tan delicado como el que supuso la
adopción del régimen m o n á r q u i c o en el Plan de Iguala, se
lanza al combate. En pocas palabras, de una vez y en defi-
nitiva, como ya estaba acostumbrado a hacerlo, declara su
guerra particular contra los que detentaban el poder. Si ya
antes se había enfrentado a obispos e inquisidores; virreyes
y oidores; monarcas y funcionarios de todos los rangos, aho-
ra, en el momento decisivo, cuando su amada patria p ó r fin
lograba la anhelada independencia y se debatía la clase de
gobierno que se adoptaría, ahora era cuando tenía que lan-
zarse una vez más al campo de batalla —en su caso un cam-
po de ideas y convicciones políticas— v vérselas nada menos
que con Agustín I , emperador de México.

4 2
FEDERACIÓN

T a n t i r a n o p u e d e ser e l p u e b l o c o m o u n m o n a r -
ca; y m u c h o m á s v i o l e n t o , p r e c i p i t a d o y sanguina-
rio [...]

Esta etapa de la vida de Mier resulta interesante y de espe-


cial importancia porque ha dejado de estar en la oposición,
desde donde a todas luces resultaba más fácil —aunque no
c ó m o d o n i seguro, y desde donde el valor, la fe y la firme-
za de convicciones lo p o n í a n a toda p r u e b a - criticar el
proyecto que no convence. Sin lugar a dudas hay ciertos
rasgos que lo llevaron a actuar como u n guía moral para su
patria, y se distingue con toda claridad, sin mezclar unos
asuntos con otros, q u é era lo que en realidad ya no fun-
cionaba en el modelo político que imperaba en la Nueva
España, y cuál era el rumbo a seguir —tarea nada fácil en
aquellos tiempos en que un mar de teorías de toda índole,
especialmente provenientes de Francia confundían la
convicciones de muchos.

4 2
Salvo m e n c i ó n expresa, las n o t a s a este c a p í t u l o p r o v i e n e n d e la
" P r o f e c í a d e l d o c t o r M i e r s o b r e la f e d e r a c i ó n m e x i c a n a " , e n Antología,
1945, p p . 125-168.
26 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

A partir de una serie de postulados de los cuales nunca


d u d ó , y con un grupo de fuentes básicas, se dedicó en cuer-
po y alma al debate político; m a d u r ó sus ideas y conviccio-
nes a partir de sus viajes; sus lecturas, el contacto con otros
pensadores y las noticias que recibía de América y concre-
tamente de México.
Los postulados que se encuentran en la raíz de su pensa-
miento político son los que m a d u r ó en Cádiz, después de su
traumática experiencia en las Cortes de esa ciudad, a causa
de la negativa, de parte de la delegación española, de que
América contara con una justa, digna y equitativa represen-
tación en la elaboración de la constitución que habría de re-
gir sus destinos y en las decisiones que tanto le afectaban.
Desde entonces, fray Servando, completamente con-
vencido de esto, no paró de luchar por hacer comprender
a sus compatriotas, y a todos los americanos, que aquello
no era más que una farsa, pues los españoles estaban ple-
namente conscientes de que la población de América
superaba por mucho a la de España y que, si se llegara a
adoptar un régimen efectivamente representativo, el con-
trol político quedaría en manos de los americanos. Así de
claro percibía el problema Teresa de Mier. Por tanto, la
única salida posible, a menos que se quisiera permanecer
eternamente bajo el yugo español, era la independencia.
Ahora bien, ante la serie de propuestas que empezaban a
surgir en torno a una independencia "moderada", con un
monarca de la familia real española al frente, Mier se defi-
nió desde un principio y sostuvo que ho había solución que
no fuera la independencia absoluta.
La escuela española que en esos años volvía los ojos
atrás, hacia los tiempos del "pactismo" y de las "constitu-
ciones históricas". Mier, en cambio, de manera por demás
original, le da el sesgo "mexicano", y acude a la historia
propia para demostrar que legal y legítimamente corres-
Donde, por derecho propio, al pueblo de Anáhuac, como
a él gustaba llamarle, la soberanía política, y por tanto ele-
gir el tipo de gobierno que más se acomode' a sus intereses.
Entonces Mier e m p e z ó a plantear los medios necesarios
para alcanzar dicha meta. Lo primero que hizo fue debatir
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 27

con Blanco White para demostrar que la única salida po-


sible era la independencia absoluta. El siguiente paso fue
definir la escuela teórica a la que se incorporaría para de-
fender su postura. Como ya se ha mencionado, se sintió
atraído por la escuela "tradicional-liberal" española, que
renegaba de los 300 años de tiranía que había sufrido el
pueblo, a partir de la llegada de los Habsburgo al poder y
43
íras la derrota de los comuneros. Con los matices nece-
sarios para "novohispanizar" la tesis, Mier se sumó de una
vez por todas a esta corriente, y así surgió su teoría de la
"constitución histórica" o "carta magna"
Como los años pasaban y la independencia de la Nueva
España más que acercarse parecía alejarse cada vez más
como una posibilidad de realización, Mier enderezó sus crí-
ticas, y se dio cuenta de que si antes, en los tiempos de las
Cortes y de la Constitución de Cádiz, todas las desgracias de
los americanos se debían a los "siniestros" peninsulares,
ahora que España ya no era nada, y que la mayoría de las
naciones del sur de América empezaban a figurar por dere-
cho propio en el concierto internacional, el problema era
interno. Así, de inmediato trató de definir - c o m o le gus-
taba hacerlo— cuál era el verdadero problema, paso previo
necesario en la búsqueda de toda posible solución.
De este modo Mier e n c o n t r ó el origen del problema de
la no consumación de la independencia de México en el
propio desorden imperante entre los caudillos de la inde-
pendencia. La ambición, la falta de un verdadero liderazgo
y de estrategias adecuadas habían hecho que, a diferencia
de la mayoría de los pueblos americanos el novohispano
siguiera empantanado en una guerra y en una situación so-
ciopolítica que no tenía para cuando terminar. Simple y
sencillamente opinaba que si no fuera por Morelos otra se-
ría la realidad. La solución, ya lo mencionamos, consistía
en aplicar una fórmula infalible proveniente del derecho
internacional: congreso + gobierno + constitución + ejér-
cito institucionalizado + plenipotenciario en Estados Uni-
dos = independencia.

A l r e s p e c t o p u e d e consultarse GUERRA, 1993.


28 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

Lo único que restaba era tomar las armas y luchar por


la independencia. Ya una vez lo había intentado cuando se
e m b a r c ó con Mina en Inglaterra en 1816, y llegó en 1817
a Soto la Marina. Sin embargo, la historia de ese descala-
bro es bien conocida, y de entonces a la consumación de
la independencia Mier se la pasaría literalmente de cárcel
en cárcel.
Finalmente, en una más de sus novelescas fugas, llegó a
Estados Unidos en 1821, donde conoció el plan con el que
Iturbide, finalmente, alcanzó la tan deseada independen-
cia. Sin embargo, fray Servando, lejos de congratularse por
el hecho, se angustió terriblemente porque él desde el
principio sostuvo que la única independencia posible era la
absoluta, y con horror c o m p r o b ó c ó m o Iturbide represen-
taba una independencia relativa, frágil y sumamente peli-
grosa, ya que no fue otra la salida propuesta que la del
L t a b l e c i m i e n t o de la monarquía.
Después de tantos años de luchar por sacudirse el yugo
de 300 años de despotismo m o n á r q u i c o , Mier no estuvo
por n i n g ú n motivo dispuesto a aceptar una componenda
tan costosa como la propuesta por Iturbide —aunque en
esos momentos muchos consideraran que, después de tan-
tos años de lucha, era la única solución posible. Tomando
una segunda alternativa, iray Servando empleó toda su
e n e r g í f en demostrar que, precisamente, el problema de
la infelicidad de los pueblas no era otro que el sistema
m o n á r q u i c o . En esos años las bibliotecas de los liberales
contaban con textos llenos de ejemplos, citas y toda suerte
de propuestas al respecto - r e c u é r d e s e que precisamen-
te la chispa que e n c e n d i ó la revolución francesa fue la de
terminar de una vez por todas con la monarquía e imponer
la república. Así es como fray Servando atacó encarniza-
damente a los monárquicos con el argumento de que el
único régimen posible y aceptable tanto teórica como
prácticamente - y a que era el único que al final toleraría
Estados U n i d o s - era el republicano
En ese tiempo regresó a la ciudad de México, después de
21 años fuera, y se incorporó al Congreso Constituyente
como diputado por Nuevo León, aunque esto de ningún
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 29

modo permitía suponer que formara ya parte de la corpo-


ración, pues se puso a la cabeza de la oposición que com-
batió, sin darle tregua alguna al emperador Iturbide. Sin
lugar a dudas uno de los motivos que obligaron a Iturbide
a abdicar fue la decidida oposición de fray Servando quien,
aunque prácticamente pasó en la cárcel durante todo el
reinado de don Agustín, contaba con gran apoyo popular
debido a que su combate no era contra el individuo, sino
44
contra el sistema adoptado. Así demostró claramente que
no había nada personal en su oposición, sino que se man-
tenía del todo de acuerdo con lo que había sostenido des-
de los lejanos años de Cádiz.
Después del desastre que resultó su efímero imperio,
Iturbide se vio obligado a reinstalar de nueva cuenta el
Congreso —7 de marzo de 1823—, y no le q u e d ó más
remedio que abdicar a las pocas semanas —19 de mayo.
Triunfante regresó fray S e ñ a n d o a ocupar su curul, sólo
que esta vez tampoco logró estar con la mayoría y, sin per-
der n i el á n i m o n i la fe, se topó con un nuevo obstáculo en
el camino de la felicidad de la nación. El enemigo esta vez
contaba con profundas raíces en los más recónditos rinco-
nes del país, por lo que no resultaría fácil vencerlo. Éste era
el federalismo, y fue el que lo obligó a salir por última vez
al campo de batalla de las ideas políticas.
Este nuevo reto le planteó a fray Servando problemas
doctrinales y prácticos muy complejos. En cuanto a los pri-
meros lo cierto es que había sostenido, con todo ahínco, el
régimen republicano adoptado por Estados Unidos, y aho¬
ra no p e n s ó en echarse atrás ante la primera dificultad.
Otra vez le se ha malinterpretado, y de ahí que en muchos
trabajos se lea que fray Servando, al final de su vida, se vol-
vió centralista. Aunque no bastó la explicación en contra,
que Mier nos dejó en cuanto a sus más firmes convicciones
federalistas, afortunadamente los trabajos de Edmundo
45 46
O'Gorman, y más recientemente de Andrés L i r a , han

4 4
C o n s ú l t e s e ALAMÁN, 1 9 8 9 .
4 5
Antología, 1 9 4 5 .
4 6
LIRA, 1 9 9 4 .
30 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

echado por tierra estas falsas interpretaciones, y han deja-


do bien claro lo sólido de las convicciones federalistas del
diputado por Nuevo León.
Algunos problemas que a b o r d ó en su célebre "discurso
de las profecías" fueron los de las grandes diferencias que
existían entre Estados Unidos y México. Una cosa era adop-
tar el modelo republicano y federal que a ellos tan magní-
ficos resultados les dio, y otra ignora? la historia particular
de los dos pueblos; y si algo distinguió y salvó a Mier fue
tener presente la historia. En un tiempo en que lo bien vis-
to era adoptar las modas extranjeras, especialmente las
relacionadas con ideas políticas, fray Servando se mantuvo
siempre fiel a sus raíces históricas, y sólo aceptó de fuera
aquello que consideraba compatible y benéfico para el
país. Así a d o p t ó la escuela histórica española de la carta
magna, pues la pudo traducir perfectamente a la realidad
mexicana. De esa suerte, si se dejó seducir por el modelo
político estadounidense fue porque estaba convencido de
Q uera el único eme avudaría a consolidar la independen-
e

cia muy probablemente motivado por los sorprendentes


resultados obtenidos en la vecina nación del norte.
Sin embargo, ya como integrante del segundo Congre-
so Constituyente, tuvo que enfrentarse con los problemas
de ambición, necedad, miseria e ignorancia de muchos
flamantes caudillos políticos provincianos, que en un mal
momento para el país —la espada de la intervención ex-
tranjera surgía como una terrible amenaza sobre la recién
nacida nación mexicana—y en los peores términos, recla-
maban una a u t o n o m í a y una fórmula constitucional que
sin duda acabaría por sepultar en una fosa bien profunda
a la nueva nación.
Era cierto que por fin se había logrado la independencia,
pero no por esto fray Servando iba a tolerar n i la adopción
de un sistema m o n á r q u i c o que tan nefastos resultados ha-
bía arrojado en los últimos tiempos, n i menos su contrario
—un federalismo a ultranza y fuera de lugar—, que depo-
sitara el cetro de la tiranía en manos del voluble, ignoran-
te y manipulable pueblo. Aplicando el mismo m é t o d o que
hasta entonces tan excelentes resultados le había brindado,
PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 31

cada vez que algo no funcionaba ante cada problema polí-


tico que surgía, Mier aplicaba la fórmula exacta de identi-
ficar primero el verdadero problema y luego plantear la so-
lución adecuada para su pronta y correcta solución. En el
caso presente parecía bastante obvio: el problema era que
en todas parteé estaba surgiendo una serie de demagogos y
politiqueros pueblerinos que, sin mayor preparación n i
conocimiento de causa, estaban azuzando a la masa a deman¬
dar una desproporcionada a u t o n o m í a , que lejos de re-
dundar en beneficio alguno, aseguraba la ruina de la nación.
Una vez alcanzada la independencia, después de tantos
años de lucha y tanta sangre derramada, había llegado el
momento de asegurarla mediante el único medio que creía
posible: la unidad nacional —lo cual a todas luces resulta-
ba una utopía, pues primero había que crearla. ; C ó m o era
posible que en esos momentos tan decisivos, distintos sec-
tores de la provincia amenazaran, de manera por demás
irresponsable y egoísta, con el rompimiento, si no se cum-
plía a carta cabal con sus exageradas demandas? Identifi-
cado el problema, Mier expuso la solución: establecer, eso
sí, el federalismo-cualquier otra propuesta en esos mo-
mentos hubiera causado la cólera de los estados y hubiera
resultado más dañina que provechosa—, pero no cualquier
tipo de federalismo. Los ignorantes no lo sabían, pero
había muchas modalidades
Un problema práctico que en esos momentos afloró fue
que los diputados no sabían bien a quién representaban.
Muchos insistían en que a sus electores locales; Mier se
esmeró por dejarles bien claro que un diputado al Con-
greso Constituyente, una vez que ha llegado, no represen-
ta los intereses de nadie más que de la nación. Lo cierto es
que la inexperiencia política imperante obligaba a fray Ser-
vando a actuar como maestro de escuela, p í e s su trayecto-
ria política de tantos años, teórica y práctica, en Europa y
en Estados Unidos, lo colocaban por derecho propio como
titular de esta cátedra en el flamante escenario político
mexicano.
El último problema que a t e n d i ó fue el del estado de la
nación; para ello realizó un retrato de la situación de Méxi-
32 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

co a partir de un claroscuro frente a la imagen de Estados


Unidos para resaltar los contrastes y así delinear más níti-
damente los perfiles nacionales. Esto es interesante, ya que
la imagen que entonces imperaba todavía era la cautivan-
te pintura que había realizado Humboldt. Este análisis iba
dedicado a los que, aturdidos de optimismo por la recién
lograda independencia, creían ver en la poderosa nación
del norte el retrato de lo que sería México con el fácil
recurso de imitar al pie de la letra sus instituciones polí-
ticas. En plan de aguafiestas se presentó Mier, un conoci-
do admirador del ¡istema político estadounidense, para
advertir los peligros que se cernían sobre México si pre-
tendía mirarse en el eipejo de Estados Unidos. La realidad
mexicana, recurriendo al viejo y sabio expediente de la his-
toria patria arroia una imagen muv distinta de la del veci-
no del norte:

La prosperidad de esta república vecina ha sido, y está siendo,


el disparador de nuestra América porque no se ha ponderado
bastante la inmensa distancia que media entre ellos y nosotros.
Ellos eran ya Estados separados e independientes unos de
otros, y se federaron para unirse contra la opresión de la In-
glaterra; federarnos nosotros estando unidos, es dividirnos y
atraernos los males que ellos procuraron remediar con esa
federación. Ellos habían vivido bajo una constitución que con
sólo suprimir el nombre de rey es la de una república: noso-
tros encorvados 300 años bajo el yugo de un monarca absolu-
to, apenas acertamos a dar un paso sin tropiezo en el estudio
desconocido de la libertad. Somos como niños a quienes poco
ha se han quitado las faias, o como esclavos que acabamos de
larg» J L . inveJada, A uél e , „„" pueblo nuevo,
q r

homogéneo, industrioso, laborioso, ilustrado y lleno de virtu-


des sociales, como educado por una nación libre; nosotros
somos un pueblo viejo, heterogéneo, sin industria, enemigos
S
de. trabajo; auerijdo vi™ d e r r e o s corno lo. e p a „ „ L ,
e s

tan ignorante en la masa general como nuestros padres, y car-

Z^Ti^SS^^nLií, y cada uno tiene los


PENSAMIENTO POLÍTICO DE FRAY SERVANDO 33

puertos necesarios a su comercio; entre nosotros sólo en algu-


nas provincias hay algunos puertos o fondeaderos, y la natu-
47
raleza misma, por decirlo así, nos ha centralizado.

EPÍLOGO

El modo usual de abordar este periodo histórico —sobre-


todo en el campo de las ideas políticas— ha sido median-
te el pensamiento y la acción de los grandes pensadores y
líderes europeos, ya sea actuando en Europa o en la propia
América. Sin embargo, son contadas las oportunidades de
gozar de un guía netamente americano para transitar por
esos fascinantes ámbitos, donde el pensamiento y la acción
se encuentran tan estrechamente ligados, y donde la suer-
te de tantos millones de personas d e p e n d í a de las acciones
de sus líderes.
Hasta aquí se ha hecho un repaso del pensamiento políti-
co de fray Servando que ha evolucionado desde una posición
exclusivamente libertaria, a una federalista moderada, des-
pués de pasar por las etapas previas necesarias de inde-
pendentista y republicano Cada una de estas etapas estuvo
ligada a distintas experiencias políticas que le tocó en suer-
te vivir al padre Mier, después de su destierro de la Nueva
España. El periplo c o m p r e n d i ó lugares tan decisivos en la
historia política de Europa y A m é r k a como lo serían Espa-
ña, Francia, Portugal, Italia, Inglaterra y Estados Unidos
En cada uno de estos lugares recibiría distintas y decisi-
vas influencias de grandes pensadores políticos, como Jove-
llanos y Martínez Marina, en España; el obispo de Blois, en
Francia; Blanco White y Burke, en Inglaterra; Paine, en Es-
tados Unidos, y el abate Pradt, en San Juan de Ulúa. A estas
influencias sumaría las de Bartolomé de Las Casas, Juan de
Solórzano y Pereyra y Humboldt, tan sólo por mencionar
las más decisivas.
Es interesante ver cómo, según fue madurando su pen-
samiento político, fue mudando el individuo particular del

4 7
L I R A , 1994, p. 1 2 7 .
34 RAFAEL DIEGO FERNÁNDEZ

cual se ocupaba en sus escritos. Efectivamente, en un pri-


mer momento, durante la polémica en Londres con Blan-
co White, Mier tenía en la cabeza, como protagonista de
sus alegatos, al "criollo". Ya en su Historia habla genérica-
mente de los "americanos". Unos años después del fracaso
de la expedición de Mina, se desesperó por la lentitud de
los avances de la campaña y escribió ya pensando específi-
camente en los "novohispanos" y su incapacidad para
lograr la independencia. En un momento posterior su
Memoria político-instructiva, preparada en Filadelfia en agos-
to de 1821, la dirigió en particular a los "gefes indepen-
dientes del Anáhuac" - y se refería concretamente a la
república Anahuacense. Finalmente, en su calidad de di-
putado constituyente, nos encontramos con que matizó
perfectamente, y sus sentimientos resultaron muy encon-
trados según se refirió a los habitantes de los estados de
Jalisco, Yucatán, Puebla o Veracruz.
En fin, el hilo' conductor del proceso de maduración po-
lítica en Mier estaba íntimamente vinculado con el protago-
nista de sus alegatos, que pasa de ser, en un primer momen-
to, criollo —o europeo americano— a ser propiamente
americano, para de ahí pasar a referirse exclusivamente al
novohispano, luego específicamente al mexicano —o ha-
bitante de A n á h u a c — y, finalmente, al ciudadano de los
distintos estados de la república - o a x a q u e ñ o , poblano, mi-
choacano, etcétera.

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